El ojo magico.rtf

download El ojo magico.rtf

If you can't read please download the document

description

El ojo magico

Transcript of El ojo magico.rtf

EL OJO MGICOAlexander Beliaev

Traduccin: Antonio Cusc 1938 by Alexander Beliaev 1967 E.D.H.A.S.A. Edicin digital: Ren Revisin: Sadrac PRLOGO El trasatlntico se llamaba Leviatn y, desde luego, tena derecho a llamarse as. Era una verdadera ciudad flotante con calles, parques, plazas, cines y teatros, salas de conciertos, surtidores y piscinas, campos de deportes y jardines invernaderos con plantas tropicales. Por las mullidas alfombras de los corredores se deslizaban silenciosamente bien adiestrados lacayos de uniforme. En las puertas de los camarotes, paredes y paneles recubiertos de pulida madera roja, relucan los detalles de cobre. Los departamentos ocupados por los viajeros exhalaban un original olor, mezcla de perfumes caros, jabones, cigarros, maletas de cuero y el sutil pero penetrante aliento del ocano. En la cubierta superior descansaban los pasajeros bajo un amplio toldo que los guareca de los candentes rayos del sol. Cmodos sillones de mimbre estaban dispuestos entre palmas y arbustos de almendros en flor. Se oa el murmullo de los surtidores. El profundo azul de la corriente del Gulf-Stream pareca inmvil. Por todas partes se vean rojizas islitas de algas tradas por la corriente desde el mar de los Sargazos. Los peces voladores salan del agua y planeaban al lado de la nave. Brillaban en destellos sus aletas al sol. Se zambullan y de nuevo surgan como si quisieran divertir a los pasajeros. Oh, qu calor! Si al menos soplara un poco de viento dijo respirando con dificultad uno de los pasajeros, un cincuentn gordo y rubicundo. Estaba retrepado en un profundo silln y se abanicaba con un pauelo blanco de seda. Su traje blanco de excelente confeccin, el anillo de oro macizo, la cadena de oro del reloj en el chaleco y las gafas tambin de oro le daban aspecto de un prspero comerciante. De todos modos es admirable! continu, mirando a travs de los prpados semicerrados hacia la radiante, lejana. El Leviatn es un verdadero palacio flotante. Confortable, cmodo y sobre todo, completamente seguro. No es as? Qu puede sucederle a un gigante as? Y el pasajero elev la mirada hacia su vecino, un hombre de edad indeterminada vestido con un traje gris claro. ste era de rostro plido, pecho hundido, grandes ojos negros soadores, espesas cejas y nariz encorvada. Era francs? Espaol? Comisionista? Terrateniente? Difcil de adivinar. En todo caso, no era un millonario... Mirando atentamente los anillos de humo de su cigarro, el vecino se encogi de hombros y respondi con voz apagada: He odo que el Leviatn est asegurado con suma tal que slo con la cuota anual de seguro se podra construir un buen barco de cabotaje. Qu quiere decir con esto? pregunt ponindose en guardia el gordinfln. Usted es comerciante y no le ser difcil llegar a la conclusin: si no hubiera peligro, la compaa naviera no tirara este montn de dinero en el seguro. Los suizos no aseguran sus viviendas contra inundaciones, ni los holandeses contra terremotos... El

hombre de rostro plido se call y el comerciante resopl con ms fuerza. Recuerde la trgica suerte del Titanic prosigui despus de una pausa el pasajero delgado. El Titanic poco se diferenciaba del Leviatn. Y el Pacific? Y el Lusitania? No son pocos los ejemplos que se pueden citar! En el mar de ningn modo se puede garantizar nada. El Lusitania fue hundido por una mina durante la guerra. El Titanic se perdi al chocar contra un iceberg replic el gordo visiblemente molesto. En el Leviatn existe un aparato especial, una especie de aparato de radio que seala el acercamiento de submarinos. En caso de incendio tambin va equipado con una perfecta sealizacin automtica... Pero el barco sin embargo est asegurado no se renda el delgado. Un choque durante la niebla, y tantas y tantas causas... Y adems... Estas palmas, piscinas, salas de concierto..., todo esto est muy bien, pero falta saber: Tiene la nave suficiente cantidad de chalupas y chalecos salvavidas para el caso de una avera? Yo... no lo s respondi el gordo. Pues yo s; las he contado. Bien, y qu? Ms de un tercio de pasajeros se quedara sin lugar en las chalupas contest tranquilamente el flaco. Nada, usted est sencillamente de mal humor hoy, don Jurgs, y quiere estropearme el da a m! exclam el individuo gordo. Qu va! respondi don Jurgs y sonri imperceptiblemente. Lo que pasa es que yo miro las cosas tal como son. Es necesario estar siempre preparado para todo... Sin embargo, por qu le han agitado mis palabras, mister Williams? Tanto teme por su preciosa vida? No slo por la vida respondi enigmtico Williams, mientras se abanicaba la cara con el pauelo. Razonable. Hay valores ms preciados que la propia vida profiri Jurgs tambin enigmticamente. Desde la cubierta del medio llegaban alegres sonidos de jazz. La msica distrajo un poco la atencin del gordo de los tristes pensamientos. Incluso empez a patear el ritmo, pero su rostro continuaba sombro. Usted ha dicho que hay que estar preparados para, todo se dirigi de nuevo a Jurgs. Qu clase de preparacin quiere usted insinuar? Psicolgica? Claro, la psicologa ante todo respondi Jurgs. Aquel que est preparado para cualquier eventualidad no pierde la serenidad en los primeros instantes, no se deja llevar por el pnico, y esto es lo principal. Debemos tener un plan de salvamento preparado para nosotros mismos y para aquellos valores que llevamos. Usted tiene ya su plan? pregunt Williams. S, lo elabor hasta los ms mnimos detalles ya en casa. Creo que lo previne todo: en caso de incendio y tambin de avera... Sera interesante conocer su plan, don Jurgs. Jurgs se encogi de hombros: Difcilmente le servira a usted. Mi equipaje es poco; el de usted no s como es. Cada plan debe ser individual. Mi equipaje! suspir penosamente Williams. El jazz haca locuras. Las jvenes parejas bailaban en medio de la cubierta. Se oan risas, alegres exclamaciones... Los mimados por la suerte se divertan con los embriagadores sonidos del jazz, con la alegra del da, con el azul y lmpido aire del ocano. Y de pronto se sinti un corto choque. Cay uno de los jvenes que bailaban. Se oyeron risas.

Un terremoto... Un maremoto... Dios mo, qu es esto? pronunci rpido Williams. Instantneamente palideci. No habr sido usted con sus...? Williams mir con rencor a Jurgs que fumaba su cigarro tranquilamente. El barco segua como antes hendiendo las aguas del ocano. Empez de nuevo el baile; sin embargo, algunos fueron a informarse de lo que haba sucedido. Atencin! Atencin! reson inesperadamente en los altavoces. Tenemos una pequea avera. No hay el menor, peligro para el navo. Rogamos tranquilidad. El segundo relevo de la tripulacin debe incorporarse inmediatamente al trabajo. Qu ha sucedido? se oy por todos lados. Nadie pudo responder. El jazz retumbaba como antes pero el baile se deshizo. El silln de Williams dio un tirn con tal fuerza que ste temiendo caer se agarr del silln de Jurgs. Muchos pasajeros cayeron. Las mujeres empezaron a chillar y su grito histrico fue acompaado por el de otras. Zafarrancho! reson de nuevo la misma voz en lo altavoces. Hay una avera, pero no es nada serio. Se recomienda a los pasajeros serenidad. Disulvanse por los camarotes. Williams casi dio un salto en el silln y, agitado, empez a correr ante Jurgs. Diablo, la cosa se pone seria! Cree usted que nos vamos a hundir? Jurgs de nuevo se encogi de hombros. El Leviatn tiene tabiques estanques respondi. Si hay una brecha, el agua no pasar del primer tabique. Adems, estamos en una ruta de recorrido habitual, Buenos Aires-Londres. El Leviatn pedir ayuda por radio. Sin embargo, debemos estar preparados para lo peor. El buque aminor sensiblemente la marcha. La popa baj considerablemente. En la nave cundi el pnico. Don Jurgs, nos estamos hundiendo! Nos hundimos! casi chillaba Williams. Hay que estar preparados para todo... Su plan, don Jurgs! Yo no quiero morir! Y yo... Mi equipaje... mi vida... El Ecuador. Veintids aos de penalidades, de trabajo... Los barriles... Las chalupas... Naufragar... y ahora, sin tempestad, a pleno sol... con un mar en calma. Parece un espejismo... Un terrible sueo... Una pesadilla! Se recomienda a los pasajeros vestirse los chalecos salvavidas tron la voz. Dios mo! Dios mo, no me abandones! grit Williams y, cogindose la cabeza, sali corriendo. Jurgs se fue al camarote sin prisas, sac de la maleta una lmina de metal oscuro con una cadenita y un candado unidos a ella, una botella con tapn hermtico y march hacia la proa de la nave. Don Jurgs, est usted aqu? Le estoy buscando por todo el barco le llam Williams. ste tena ya el chaleco puesto. Y por qu no se pone el salvavidas? Es que no entra en su plan? No respondi Jurgs. Un amigo mo, viejo capitn, me dijo que l estaba en contra de los chalecos salvavidas: solo prolongan los sufrimientos de los que se estn ahogando... Sin embargo, esto se refera a los mares fros. Pero qu es lo que ha sucedido con el Leviatn? Nadie sabe nada. Ni el mismo capitn, a no ser que lo oculten... El Leviatn estaba condenado, de esto ya no quedaban dudas. La popa estaba cubierta de agua. Son la orden de bajar las chalupas. Empez el pnico. Cerca de las chalupas se entablaron furiosas luchas por la subsistencia. Jurgs tena razn: no haba chalupas suficientes. Por qu no va a las chalupas? pregunt Jurgs casi extraado. Pues porque he tenido tiempo de trazar mi plan e incluso realizarlo respondi Williams. En su rostro apareci por un instante una sonrisa maliciosa. Mientras no se

retrasen... Oh, el oro impera sobre el hombre mientras vive an. He prometido a los marineros un barril... Pero puede ser que se arregle todo. El radista ya lanz la seal de socorro, y dicen que ya vienen a ayudarnos dos barcos... All estn..., all! Los barcos? No, qu va... Jurgs vio a los marineros que arrastraban los barriles a travs del gento hacia la chalupa que colgaba en la nariz del barco. Suba rpido a la chalupa! grit Williams. An no he cumplido mi plan respondi Jurgs. At la cadenita a uno de los eslabones de la cadena del ncora y cerr el candado. Luego, rpido, escribi una nota, la puso en la botella y la tap hermticamente. A la mirada de asombro de Williams contest breve: ste es mi equipaje. El balance de toda mi vida. Los marineros echaban a los pasajeros y cargaban los barriles en la chalupa. Demasiada carga exclam Jurgs moviendo la cabeza mientras miraba los pesados barriles. No los voy a dejar! dijo Williams. Bajaron la chalupa al agua. Diez marineros, Jurgs, Williams, los barriles con oro, galletas, un barril de agua... La chalupa iba sobrecargada y el agua llegaba a los bordes. Y de ellos se agarraban los que luchaban para no ahogarse. Los marineros golpeaban sin piedad sus manos con remos, cuchillos y a puetazos. Hay que alejarse rpidamente del barco...! murmuraba Williams con labios temblorosos. La chalupa no se alej ms de veinte metros cuando el barco puso la proa en alto y se hundi. En el lugar del desastre se elev una enorme columna de agua, cay pesadamente y se precipit en terrible oleada. La ola lleg a la chalupa. Se acab! chill Williams. Cualquier final puede ser tambin el principio respondi tranquilo Jurgs, mientras arrojaba su botella al agua. Estas fueron sus ltimas palabras. El agua cubri la chalupa y ahog los ltimos gritos de sus tripulantes. Dos horas despus llegaba al lugar de la catstrofe el primer barco que haba acudido a la llamada de socorro. TRAS LA PERCA MARINA Sobre la mesa hay un globo negro de un metro y medio de dimetro. Uno de sus lados est cortado. Una ancha ventana tiene vista al golfo de Kola. Por ella se ven los palos y chimeneas de los barcos pesqueros. Sin embargo, nadie mira a la ventana. Todas las miradas estn fijas en la esfera de la mesa. Veinte komsomoles del crculo de estudios de radiotcnica rodean la mesa. La mayora son estudiantes de la escuela tcnica naval, otros son radista de los barcos pesqueros. Mtia Gnsburg, constructor, inventor e instructor del crculo, radista del pesquero Sergo Ordjoniquidze, dando palmaditas a la negra superficie metlica del globo, pregunt con una sonrisa en los labios: Ven este globo ocular? Los del crculo se rieron: Vaya globo! Qu rbita se necesitar para poner este globo! La rbita ser el mar. De acuerdo? pregunt Mtia. Esto es un radioojo, y con la ayuda del mismo veremos todo lo que pasa en el fondo del mar. Un televisor! grit uno de los que estaban alrededor de la mesa.

En realidad Mtia no haba inventado nada o casi nada. l haba tenido ocasin de ver fotografas de televisores americanos y alemanes que estaban adaptados para la observacin en las profundidades del mar. Es verdad que estos eran solamente fotografas. Pero el principio de trabajo de los televisores es conocido. Quedaba tan slo resolver algunas particularidades de construccin del televisor submarino. Y pareca que Mtia lo haba logrado: el pequeo televisor de prueba trabajaba bien. Por qu no habra de trabajar tambin ste, el grande? Estaba ya casi terminado. Poner en el agujero cilndrico el objetivo, a su lado las lmparas proyectoras, y ya estaba. En una palabra, unas dos horas de trabajo de montaje, y el televisor se podra bajar a las profundidades del mar. Para mirar lo que pasa en el fondo del mar? pregunt uno del primer curso de la escuela tcnica naval. Precisamente. Para observar cmo viven los cangrejos de mar asinti sonriendo con indulgencia su vecino que se crea ya un lobo de mar. Y qu? Esto tambin es interesante respondi seriamente Gnsburg. Vamos a pescar percas marinas? S, s. Hoy ser la primera prueba. El pesquero saldr a la una en punto. Para esta hora tenemos tiempo de terminarlo respondi Gnsburg y orden: Venga, muchachos, a trabajar! La mayora se marcharon y cinco de ellos se quedaron con Gnsburg y empezaron a trabajar. Y sabis quin va a venir con nosotros en la pesca de prueba? pregunt Mtia a sus camaradas. Blasco Azores, un corresponsal espaol. Ha llegado no hace mucho para ver el nuevo Murmansk. Azores sali del hotel a la medianoche y se dirigi a la base de los pesqueros de arrastre. Blasco se encoga de fro con su abrigo otoal. El helado viento soplaba de cara. Caa nieve mojada. Qu regin ms extraa! iba pensando Azores. Aqu todo es al revs: noches de sol", "das de noche". La gente escoge las habitaciones con ventanas hacia el norte, debido a que el viento norte al pasar sobre las corrientes clidas del Gulf-Stream se calienta, mientras que el viento del sur se enfra al pasar sobre la helada meseta montaosa de la tundra. Ruda regin de severo clima. Pero todo esto no se nota, ni te das cuenta de ello. Tan interesantes son aqu la gente y su trabajo. Abajo lucan las luces de la base. Se elevaban los cuerpos de las secciones de elaboracin de pescado. Retumbaban en el silencio de la noche las cadenas de los cabrestantes. En el embarcadero se vean los pesqueros de arrastre. Unos descargaban, otros se preparaban para zarpar. Iban y venan los transportadores: hacia los almacenes con pesca, desde los almacenes con sal. Azores se dirigi rpidamente al final del embarcadero, hacia un gran pesquero de arrastre. Haba reflujo y la borda de la nave se balanceaba casi al nivel del embarcadero. Azores salt a bordo y subi a la toldilla del capitn. ste le dio la bienvenida y le rog que pasara a su camarote. El camarote del capitn se compona de dos minsculas piezas: el gabinete dormitorio y la sala. En el primero haba una mesita escritorio, sobre la que se apoyaba una enorme lmpara de petrleo para los casos en que se averiaba la iluminacin elctrica, y dos butacas fijadas al suelo con cadenitas (para el caso de balanceo). Ahora las cadenitas estaban flojas y se podan mover las butacas. En el nicho, tras la cortina, la litera, y al lado, la entrada al bao, en el cual deba ser difcil desnudarse. En la sala, un divn vulgar y ante l una mesita con servicio de t, galletas... Madera roja pulida, cobres deslumbrantes, piel estampada, cristal, luz, calor, ventiladores... Haba silencio y confort, como en el cup de un vagn pullman. El capitn daba rdenes. Desde la orilla soltaron las amarras. El barco empez a virar

despacio y con precaucin. Azores miraba hacia la orilla a travs de la gran ventana del camarote. Vea las luces en las embarcaciones y las ventanas iluminadas de la seccin de salado, la elevada orilla del golfo de Kola con sus pequeos abedules... La velocidad aumentaba. No haba balanceo. El capitn dej el mando al ayudante y entr al camarote. Los dos, Azores y el capitn Makvskiy dominaban el ingls. Como amable anfitrin el capitn llen las tazas de t. Se entabl conversacin. Azores de hecho se interesaba por el televisor submarino. Usted ha visto alguna vez percas marinas? pregunt el capitn. Claro. Un pez grande con ojos rojos que le salen de las rbitas respondi Azores. Y por qu son rojos y salen de las rbitas? Azores se encogi de hombros. El capitn sonri y continu: Esto es debido a que la perca marina es un pez muy miedoso; al ser atrapado en la bolsa de arrastre, muere del susto, y debido a esto se le salen los ojos de las rbitas... Esta explicacin la he odo ms de una vez a los viejos pescadores. Se comprende, es un cuento. La perca marina vive a profundidades de muchas decenas de metros. Y slo hace poco ha empezado a ser atrapada en nuestras redes de arrastre, cuando hemos aprendido a bajarlas a grandes profundidades. Y he aqu que cuando la perca es atrapada por la red y subida rpidamente a la superficie, donde la presin es varias veces menor de la que est habituada, sus ojos se inyectan de sangre y salen de sus rbitas. Esto es muy interesante coment Azores, pero qu tiene que ver esto con el televisor? Pues ver... La perca es un pescado sabroso, til, gordo. Pero es difcil encontrarlo a gran profundidad! Nosotros navegamos por la superficie y debajo, en algn lugar no sabemos dnde, pasan inmensos cardmenes de peces, centenares y miles de toneladas. Pero nosotros no vemos estos peces, y despus de muchos das de difcil navegacin a menudo regresamos a la base vacos. Nuestro pueblo espera que le suministremos pescado, y nosotros, fracaso tras fracaso. No se cumple el plan, los jefes se impacientan, los marineros se ponen nerviosos... Pero muchas veces encuentran pescado objet Azores. Yo mismo he visto que algunas veces llegan repletos de estas mismas percas. Esto quiere decir que caen en sus redes... Pero nadie ve las que no caen en la red le interrumpi el capitn. Un pesquero tiene suerte de caer en el banco, otro no. Es un juego de ciega casualidad. Esto no sirve. Hay das en que tiramos decenas de veces las redes de arrastre y subimos slo algas, cangrejos y piedras. Las redes a menudo se enganchaban en el fondo y se rompen en las afiladas piedras. No vemos la superficie del fondo. Pescamos a ciegas. Es verdad, nuestras investigaciones cientficas nos ayudan. El Persey explor el fondo del mar, estudi el paso de la pesca, la temperatura del agua a diferentes profundidades y algunas otras cosas ms. Esto nos ayud, pero no hemos vencido a la ocasin, dependemos de ella. Nosotros vivimos del Gulf-Stream, y ste es caprichoso. Algunas veces cambia un poco la corriente; a veces es ms clida, otras, ms fra el agua. Y la pesca viene a nuestras costas o se va de ella, errando en busca del agua ms templada. All donde el ao pasado se pescaba bien, hoy no hay nada. Y esto slo porque a miles de kilmetros de nosotros, en el golfo de Mjico el verano fue ms fresco que de costumbre, o en Islandia el invierno fue ms riguroso. Hemos pedido ayuda al ecmetro y a la radiosonda. Conoce usted el principio de trabajo del ecmetro? Nosotros, mandamos al fondo una onda sonora, bueno, como si dijramos la explosin de un cartucho o el sonido de una campana. La onda sonora llega al fondo, repercute y vuelve a la superficie del mar. Sabiendo la velocidad del sonido en el agua, se puede calcular la profundidad. Si el sonido regresa pronto significa que la onda sonora no ha repercutido en el fondo sino en una gran acumulacin de pescado. Este mtodo es extraordinariamente productivo y til, pero tiene sus defectos.

La radiosonda, que indica la profundidad por la velocidad de reflexin de la onda radio, al igual que el ecmetro, es ciega. A ellos les es igual en qu repercute la onda o el sonido. Por ejemplo, el ecmetro ha indicado menos profundidad en algn lugar. Piensas: el sonido ha repercutido en un banco de pescado. Tiras las redes de arrastre, y ni un slo pescado. El sonido ha repercutido en una nave hundida o en una pea submarina. Otra cosa ser cuando tengamos posibilidad de ver lo que pasa en las profundidades. Entonces doblaremos e incluso sin grandes dificultades triplicaremos la pesca. Y usted cree que el televisor les ayudar a conseguir esto? Tenemos esperanzas en l. Despus del t el capitn se fue a la toldilla. Azores se qued solo. Empez a ordenar sus anotaciones. El barco empez a balancearse ms fuerte. Salimos al mar abierto pens Azores, se puso el abrigo y sali a cubierta. Fuerte viento, nieve mojada, humedad... El barco se tambalea de un lado a otro. Y as da y noche, en verano y en invierno, en calma y en borrasca, siempre en continua lucha con el mar pens Azores. Parece un trabajo extraordinariamente pesado. Sin embargo, todos estn contentos, sonrientes! Bromas, risas, canciones... El barco cortaba audaz las blancas olas siguiendo el rumbo hacia la isla de los Osos. Los ayudantes de Gnsburg con las pesadas botas marinas, con sus cazadoras de piel, iban y venan desde el globo a la toldilla del capitn comprobando todos los cables, la pantalla del televisor haba sido instalada en la toldilla. Azores se acerc al globo. Parecida a una cabina de un estratostato, pens. En este globo se halla la estacin de radio? pregunt dirigindose a Gnsburg. No respondi ste. La imagen se transmite por cables. En el globo hay la batera de elementos secos, los acumuladores y el mecanismo de relojera. Acumuladores para la lmparas de proyeccin? Slo para el fotoelemento. Los faros de arco voltaico del proyector reciben la energa del barco. O sea, que esto no es exactamente una transmisin por radio? pregunt Azores con cierto desencanto. En absoluto, no tiene nada que ver con la transmisin por radio respondi Gnsburg sonriendo. Por qu? Pues porque el agua absorbe los rayos de la radio. La onda de radio que transmite la imagen se extingue mucho antes de llegar a la superficie del mar. Nosotros pensamos bajar nuestro televisor a profundidades de doscientos a trescientos metros; como mximo a cuatrocientos. A esta distancia no es difcil actuar con cables. Es ms seguro y sencillo. Por fin todos los preparativos haban terminado. El pesado globo fue enganchado cuidadosamente a la gra de vapor y empezaron a bajarlo al agua. Ahora ser mejor observar desde la pantalla del televisor dijo Gnsburg. Azores se fue aprisa hacia la toldilla del capitn. Gnsburg haba colocado la pantalla en una profunda caja para preservarla de la luz, de modo que pudiera verse sin necesidad de apagar la luz elctrica. Gracias a esto el capitn poda estar atento al mismo tiempo a la brjula, al mapa y a la pantalla del televisor. Pero dnde est la pantalla? pregunt con asombro Azores. Tuvo una nueva desilusin cuando el capitn le ense la caja un poco mayor que una caja de cerillas. Qu se le va a hacer dijo el capitn, Gnsburg construy su aparato de artesana. Es un televisor de prueba. Si da los resultados esperados, entonces nuestro radio-laboratorio central construir hermosos aparatos. Si al menos pudiramos ver algo...

Azores mir la caja pero no vio nada. Esto significa que no hay peces le consol el capitn. Es posible que vuestro ojo submarino no los vea? pregunt Azores. Es posible respondi el capitn. Pero Gnsburg asegura que l ha visto algo en esta primitiva pantalla. Pasaban minutos angustiosos, largos. Azores no quitaba la vista de la pantalla. De pronto exclam: Mire! Empieza a verse algo! Makvskiy mir y vio en el fondo rojo amarillo de la pantalla unas manchas borrosas, inexpresivas. Se movan en diferentes direcciones, aparecan y desaparecan del campo de vista. Algunas de ellas se destacaban en la pantalla ms oscuras, otras con ms luminosos encuadres. Son peces dijo Makvskiy con tranquilidad, sin darle importancia. Azores clav los ojos en la caja maravillosa. Qu tal? pregunt Gnsburg entrando en la toldilla. Mira t mismo respondi el capitn. Gnsburg mir y dijo alegre: Hay. Pero, por qu tan confuso? pregunt Azores. Es debido a que los peces estn lejos del televisor. Por lo visto estamos en los lmites del contorno. Azores ya haba odo el trmino contorno del banco. Cuando Gnsburg se volvi para dar rdenes por telfono a sus ayudantes, Azores mir de nuevo la pantalla y dio un grito de admiracin y alegra. Acababa de ver los trazos manifiestos del brillante costado de un pez y que haba desaparecido hacia el ngulo izquierdo de la pantalla. Despus del primero apareci otro, luego un tercero, y otro y otro... Lanzar la red de arrastre! Se oyeron unas voces agitadas en la cubierta, ruido, el retumbar de las gras. Los marineros desplegaban la enorme red de arrastre que colgaba del mstil y la soltaban al agua. Esto dur algunos minutos. Empezaba la pesca de arrastre con ayuda de la cmara del televisor. Cuarenta y cinco minutos despus subieron la red. Estaba llena de peces, y por poco se rompe por el peso. Azores y Gnsburg corrieron abajo, a la cubierta. Los marineros gritaban hurra al inventor. Hay que balancearlo! gritaban. En seguida cogieron a Mtia y lo lanzaron al aire. Diablos! Es que no se balancea bastante el barco? Cuidado no me tiris al agua! gritaba el feliz inventor. El capitn par este juego, pero no dijo nada a nadie por la infraccin de la disciplina. Comprenda la alegra de la tripulacin y l tambin se senta alegre. NOTICIAS DEL DESASTRE La pesca segua con excelentes resultados. El ojo submarino cumpla impecable con su trabajo. Algunas veces la pantalla se ennegreca de pronto; el juego de manchas cesaba: significaba que el barco haba salido de los lmites del banco. Empezaba una nueva bsqueda, luego la pantalla se animaba de nuevo. El experto capitn determinaba rpidamente los contornos del banco y ahora podan pescar hasta que las bodegas se llenaran a rebosar. Los pesqueros de arrastre salan de pesca para mucho tiempo y vagaban por el mar durante meses. Ahora el pesquero vidente podra cumplir su tarea en unos das. Qu economa! La gente, olvidando el cansancio y el viento helado del norte, pescaba y rellenaba las

bodegas. La pesca se elaboraba y salaba aqu mismo. El barco pesquero era una verdadera fbrica flotante. Durante el regreso y a pesar de las prisas, Gnsburg pidi al capitn aminorar la marcha para bajar la cmara en lugares poco profundos y ver el fondo. El capitn permiti realizar la prueba y fue bajado el televisor. Gnsburg que estaba atento a la pantalla lanz un grito y palideci. Qu sucede? pregunt el capitn, alarmado. Creo que hemos encontrado uno de nuestros barcos pesqueros hundidos dijo Mtia. Marcha atrs! El capitn mir a la pantalla. S, all se vea claramente la popa del barco que descansaba en el fondo con la quilla hacia arriba. El hierro estaba cubierto de pequeas algas. Por todos lados se vean estrellas de mar de cinco puntas, cangrejos, peces que corran atrados por la luz del proyector... Apareci por un instante la inscripcin Pik... Es el Piksha dijo el capitn. Era un pesquero de arrastre con motores diesel que naufrag junto con el Okun en la borrasca de la vigilia del treinta de diciembre del ao 1931. He aqu donde sucumbi el Piksha! Sin embargo las ltimas seales fueron recibidas casi de la latitud de la isla de los Osos. Puede que fuera arrastrado hacia el sur por las corrientes submarinas conjetur Gnsburg. Triste hallazgo suspir el capitn. l mismo por poco no haba naufragado durante aquella tremenda borrasca. Pero para ti, claro, es un buen hallazgo... Bien, bien, no agites la mano. Ya nos entendemos. Hemos encontrado el pesquero y est a poca profundidad. Los del Eprn lo rescatarn. En el fondo del mar de Barentz hay enterrados muchos barcos pesqueros nuestros, alemanes, noruegos e ingleses. Con ayuda de tu ojo los buscaremos y subiremos otra vez a la superficie. La noticia del hallazgo del Piksha se difundi por el barco. Los marineros recordaban a los camaradas muertos, las tempestades y borrascas. Pero acaso no era toda la vida una lucha? Y despus de entonar con las cabezas descubiertas la marcha fnebre sobre el lugar del desastre, la tripulacin reanud con bro el trabajo interrumpido. Era necesario efectuar el salado y elaboracin del pescado antes de llegar a la base. El radista ya haba comunicado la noticia del xito de la prueba del ojo submarino al jefe del trust en Murmansk, y asimismo a Leningrado y Mosc. El capitn y Gnsburg haban recibido felicitaciones. El tiempo haba mejorado. Verdad que por el mar an se vean grandes olas, pero el viento haba calmado, las nubes haban desaparecido y en el cielo brillaba la luna. Los reflejos plateados de su luz danzaban sobre las olas. Azores se apoy en la borda y, balancendose al tacto, con la embarcacin miraba fijamente a un punto en el mar. Qu es lo que ests mirando? pregunt Gnsburg. Ves?,brilla como una estrellita respondi Azores sealando a lo lejos. S, ya lo veo: es la luna que se refleja en las olas. No, no es la luna respondi Azores. Lo que brilla es una botella. Bien, y qu? Pues que si no se ha hundido es porque ha sido cuidadosamente tapada. En estas botellas se encuentran cartas de personas que han naufragado. Hay que recoger esta botella. Azores fue a ver al capitn. Makvskiy le escuch sin gran inters. Pescar una botella en la que puede no haya nada, es perder tiempo. Por otro lado la tradicin marina obliga: la botella debe ser recogida. Y dio las rdenes pertinentes. El pesquero aminor la

marcha y par. El balanceo aument. Azores estaba muy contento con la nueva aventura. Los marinero discutan cmo pescar la botella. Bajar la red de arrastre no dara resultado: sus mallas eran demasiado grandes y la botella pasara a travs de ellas. Hallaron una pequea red de mallas ms tupidas, y con ella consiguieron atraparla. Azores no se haba equivocado: la botella estaba hermticamente tapada con un tapn de goma y en su interior se vea un papel. Fue llevada al camarote del capitn. Makvskiy la destap con cuidado y sac de su interior un papel enrollado. En la nota haba escrito en ingls: En caso de naufragio del Leviatn, ruego entregar esta nota a la Argentina, Buenos Aires, Litl-strit 344. A Juan Jurgs. Blasco Jurgs. Despus vena un texto cifrado, unas lneas de letras compuestas sin espacios libres escritas a mquina. Al final, despus del cifrado, se agregaba: En la carta hay informacin de extraordinario inters. Ruego que sea urgentemente llevada a domicilio. Los gastos que esto suponga sern pagados en el lugar. Si no es posible llevarla a domicilio, ruego sea transmitida por fototelegrafa. Makvskiy dio varias vueltas al papel y sonri. Algn loco dijo. Piensa que pueden hallarse personas que dejen todos sus quehaceres y vayan por su cuenta y riesgo a Amrica del Sur para buscar y entregar al destinatario la carta, confiando en que le sern abonados los gastos. Y es posible que haya muerto el destinatario, o se haya trasladado a otro domicilio desconocido aadi el piloto. Se puede fotografiar la carta y enviar la fotografa recomend Gnsburg. Azores, que haba escuchado en silencio, dijo de pronto: Para m est claro que Blasco Jurgs, nufrago del clebre Leviatn, deseaba que su carta fuera transmitida sin divulgacin. La carta est cifrada no en vano, y si este cifraje se transmite a travs de muchos pases por telgrafo o teletelgrafo, es natural que van a interesarse en ella la polica secreta y los ministerios de asuntos extranjeros de muchos pases. Los profesionales en claves van a perder el sueo y el apetito hasta que no logren descifrarla. Jurgs por lo visto, estaba convencido de la comprensin y honradez de aquellos en manos de los cuales ira a parar su botella. Tan slo en ltimo extremo pidi que se recurriera al teletelgrafo. La ltima voluntad de una persona desaparecida trgicamente debe ser cumplida. Y si este documento encierra en s un arma contra nosotros, contra la URSS? Qu suceder si Jurgs era un agente de las potencias imperialistas que tramara algn enredo contra nosotros? pregunt el capitn. Todos callaron. Sensatos temores. Todo es posible respondi despus de pensarlo Azores. Sin embargo es poco probable, que el correo diplomtico o los espas tiren al mar botellas con documentos cifrados. Por ingeniosa que sea la clave, siempre se hallar quien la descifre. Bien fueron descifrados los jeroglficos de Egipto. Los Gobiernos siempre tienen posibilidad de enviar documentos secretos por el correo diplomtico. Si en el barco se hubiera perdido un documento de Estado, se hallara su copia en el Ministerio. En lugar de Jurgs se hubiera mandado otra persona, en el caso de que ste fuera correo diplomtico; con esto hubiera terminado todo. Aqu el caso es distinto. Yo supongo que, Jurgs, fuera quien fuera, trabajaba como se acostumbra a decir, por su cuenta y riesgo.

Es posible que sea uno de aquellos aventureros que descubren minas de oro o algo por el estilo. En sus ltimos momentos decidi confiar el secreto a un familiar, Juan Jurgs, que por lo visto es su hermano, padre o hijo. Azores abarc con la mirada a los marineros. Todos callaban y l continu: Mi plan es el siguiente: la redaccin del peridico en que trabajo me ha propuesto ir a Amrica del Sur. All tienen lugar ahora interesantes acontecimientos. Yo ir all con la carta. Por si acaso haremos una copia, y yo al llegar a Buenos Aires procurar ante todo averiguar con precaucin quin es Jurgs. Si no es de nuestro campo... guardar la carta hasta que descifremos y averigemos si es o no peligrosa para nosotros. La ltima voluntad del muerto debe ser cumplida dijo Gnsburg remedando las palabras de Azores. S, si el muerto no es enemigo replic Azores tranquilo. Yo voy a buscar a Jurgs. Estn de acuerdo conmigo, camaradas? Este asunto no lo podemos decidir nosotros dijo cauteloso el capitn. Se comprende asinti Azores. Yo ir a Mosc y hablar de ello. Pero no somos demasiado mezquinos? Ya que Jurgs al lanzar la botella al mar, saba que ella poda ser llevada por la corriente del Gulf-Stream a las costas del norte de Francia, tambin a las costas occidentales de Inglaterra y a las costas de Noruega, incluso a Nueva Zembla y a las Tierras de Francisco Jos, donde el Gulf-Stream, a propsito, se va a grandes profundidades. Jurgs, si no era tonto (y parece que no lo era) saba que su botella, poda llegar lo mismo a un pas capitalista que a la Unin Sovitica. l saba, claro, que se interesaran por su mensaje cifrado. Sin embargo estaba seguro, por lo visto, de que sin clave su mensaje no podra ser descifrado. Por esto pidi en ltimo extremo transmitirlo por teletelgrafo, finalmente su botella poda perderse en el ocano. Ha sido una casualidad que la hayamos encontrado nosotros y no los noruegos o alemanes. Al fin y al cabo, no le damos demasiada importancia a todo esto? pregunt Gnsburg. Lo que se supone de gran trascendencia para Jurgs, es posible que no valga un comino para nosotros ni para nadie. El corresponsal pleg cuidadosamente la carta y la guard en su bolsillo. De todas maneras al regresar de la Argentina, y puede que antes, les tendr al corriente del asunto. Siempre estamos a tiempo de fotografiar la carta. La embarcacin se meca fuertemente; soplaba el viento. El capitn se fue al puesto de mando. LA VIEJA CIEGA Azores buscaba la calle en que habitaba Jurgs. Gente ceuda miraba con desconfianza a Azores y en silencio indicaban con la mano la direccin, cada vez ms y ms adentro del barrio obrero. Azores estaba un poco inquieto. Qu significa esto? Aquel que haba tirado la botella viajaba en el Leviatn, un barco para gente rica. Qu ligazn poda haber entre este personaje de posicin elevada, muerto trgicamente en el ocano, y la gente de este suburbio? Con gran dificultad, Azores dio por fin con la calle que, buscaba. El lugar no era muy alegre. Cerca del cementerio para los pobres y la nueva prisin. He aqu la casa n 344, si a estas ruinas se les puede llamar casa... Llamar? No hay timbre. La puerta est entreabierta. Llam a la puerta con los nudillos... No responde nadie. Azores llam ms fuerte y, sin esperar respuesta, entr en la habitacin. Un perro viejo y peludo lanz un ronco ladrido y con sus ltimas fuerzas se levant en sus patas delanteras. Las traseras estaban ya paralizadas. Quin hay? grit una voz dura y decrpita. Azores se volvi. En un oscuro rincn estaba sentada una anciana cubierta de harapos. Miraba al vaco con ojos ciegos.

Vaya ambiente!, pens Azores. Dgame, por favor, vive aqu don Jurgs? pregunt acercndose a la anciana. Una sonrisa ensanch su boca desdentada. Su larga nariz aguilea llegaba casi a su severo mentn retorcido hacia arriba. Don! repiti ella con escarnio. Cree usted que los dones viven en estas condiciones? Sin embargo, usted no ha respondido a mi pregunta. Aqu no hay ningn Jurgs mascull con irritacin la vieja. Azores se desanim. Pero, es posible que viviera aqu? Hace mucho que vive usted en esta casa? Setenta y seis aos respondi la anciana. Y nunca ha odo de Jurgs? Puede... En setenta y seis aos se oyen muchas cosas y de mucha gente. Pero quin es usted y qu desea? pregunt ella con desconfianza, y sus fosas nasales se movieron como si con el olfato quisiera suplir la falta de vista. Traigo una carta para Juan Jurgs. Seguramente es de su hermano que pereci en el naufragio del Leviatn. Esta carta fue hallada en una botella que la casualidad puso en mis manos. La anciana escuchaba con inters. Azores estaba atento a la expresin de su rostro. Por lo visto, a pesar de todo, ella conoca a Jurgs. Acrquese, djeme que le toque dijo ella de pronto, despus de un minuto de silencio. Azores accedi a esta extraa peticin. La vieja palp cuidadosamente las mangas de su chaqueta, le oblig a agacharse y rpida pas su mano seca y arrugada por la cara de l desde la frente hasta el mentn. El examen por lo visto la tranquiliz. Estuvo un momento pensativa y dijo: S, usted es espaol. Y ha llegado hace poco... Azores no pudo comprender cmo ella haba llegado a esta conclusin; sin embargo, no se atrevi a preguntrselo. Le aseguro a usted que no la engao y he venido como amigo dijo Azores con vehemencia. Al ver que la anciana empezaba a ceder, decidi arriesgarse y jugar su ltima carta, ya que al parecer poda decidir el juego a su favor. Yo soy corresponsal de un peridico en la URSS. El efecto super sus esperanzas. La anciana se enderez y pregunt con severidad: Usted dice la verdad? Azores vio que iba por buen camino; le fue fcil convencer a la vieja de que l era lo que afirmaba. Le creo dijo la anciana. Azores dio un suspiro de alivio. Tenemos que ser muy prudentes, mucho continu ella moviendo la cabeza sobre todo siendo ciega como soy. A nuestro alrededor todos son espas y traidores. Si a su tiempo yo me hubiera cortado la lengua es posible que Juan Jurgs no estuviera all donde est ahora. La anciana baj la cabeza con afliccin. Por lo visto ella alguna vez se haba ido de la lengua y con ello haba perdido a Jurgs. Pero dnde est l? pregunt Azores. All donde usted difcilmente podr llegar respondi la anciana, indicando la ventana a travs de la cual se vea el tejado de la nueva prisin. Una vez vinieron tambin y me preguntaron: Vive aqu el camarada Jurgs? Y yo, tonta, ca en la palabra camarada. Azores se desconcert. La cosa se complicaba... Aquel a quien buscaba estaba preso...

Dgame, no hay manera de poder verle? Si usted fuera procurador o jefe de la prisin se podran ver cada da, pero as... respondi la anciana moviendo la cabeza. Pero l debe tener amigos! Ellos me podran ayudar. Usted no conoce a ninguno de ellos? La anciana se puso en guardia de nuevo y fij sus blancos ojos ciegos en l, como si quisiera leer sus intenciones a travs de la membrana de sus cataratas. Ya comprendo dijo Azores. Usted teme revelar algn secreto. Pero puedo verlos aqu. O puede concertar la entrevista en otro lugar. Donde quiera. Dgame la hora y el lugar. La anciana estuvo callada unos cinco minutos. Azores ya estaba terminando la paciencia. El domingo a las diez de la noche en el cementerio, cerca de la capilla dijo ella inesperadamente. Azores le dio las gracias, le apret la mano y sali. Luego regres y un poco confuso se dirigi a la anciana: Perdneme por mi deseo de ayudarle y no se lo tome a mal le puso un billete en sus manos. Son veinticinco dlares. Para que no se enfade, los coger, pero no ahora, sino luego, despus de la entrevista. l la comprendi. Este dinero poda ser el precio de la traicin si Azores resultaba ser un espa. La anciana tena razones para ser desconfiada. Azores se march. EN EL CEMENTERIO Azores era joven, fogoso y posea una gran imaginacin. En su mente plane los proyectos ms audaces para ver a Jurgs e incluso para liberarlo. Podra hacerse pasar como sacerdote espaol y as llegar hasta Jurgs con el falso motivo de confesarle? Pero en la prisin tienen sus sacerdotes... Socavar? Azores record algunas historias de clebres evasiones. Su imaginacin volaba. Con estos pensamientos se durmi y vio en sueos tneles oscuros, escalas, rejas... Los das que faltaban hasta la entrevista los emple Azores en recoger material para la redaccin. Pens en muchas cosas, pero en ningn momento olvid a Jurgs. Extrao apellido pensaba. Para los extranjeros suena como si fuera espaol, pero no lo es Jurgs. De dnde ser? Por fin lleg el da de la entrevista. Haba llegado un poco antes y empez a vagar por el cementerio. Los privilegios de clase no terminan con la muerte, pensaba Azores. Ayer tuvo ocasin de estar en el cementerio de los aristcratas y poderosos. Aquello era una ciudad de mrmol: mausoleos, panteones familiares, oratorios, flores, las avenidas cubiertas de arena. Una verdadera exposicin! Aqu, en el cementerio de los desheredados, sencillas cruces de madera tan estrechamente clavadas unas al lado de las otras que es difcil pasar entre ellas. Igual superpoblacin que en los arrabales de las ciudades. El cadver no llega a pudrirse, y ya hay otro encima... Azores consult su reloj. Las diez menos cinco. Con paso rpido se dirigi a la capilla. Anocheca. De una estrecha ventana sala la luz roja, espesa de la candileja. En el cielo brillaba el creciente de la luna nueva. Ola a tierra removida y a humo de las fbricas cercanas. Azores se estremeci: se oan pasos cercanos. Dos hombres iban hacia la capilla. El camarada Azores? pregunt uno de ellos. S, soy yo respondi l.

A juzgar por su indumentaria eran trabajadores. Se estrecharon las manos. Azores repiti su relato y mostr el carnet de la redaccin. Los recin llegados examinaron atentamente el documento. Comprobaron la fotografa con l y se convencieron de su parecido. Terminado con esto pidieron que les enseara la carta. Los trabajadores examinaron concienzudamente la misiva, luego se miraron mutuamente y se la devolvieron a Azores. Uno de ellos dijo: Camarada Azores, le creemos. Procuraremos comunicar a Jurgs sobre esta carta. Vaya a casa de la anciana exactamente dentro de una semana. Pero yo..., estuvo a punto de exclamar Azores. Pero los otros ya se haban ido. Por lo visto tendra que contentarse con actuar pasivamente y esperar noticias. El da fijado Azores fue a casa de la vieja; pero no haba nadie ms que ella con su perro ya un poco menos hurao. La anciana le salud amistosamente con la cabeza y le dio una nota. Es la direccin dijo ella. Vaya a ella. La persona que aqu se indica le explicar todo. Lleve consigo la carta. Azores dio las gracias a la anciana y se despidi. LA MANO DERECHA DE BLASCO JURGS Desde los arrabales tuvo Azores que ir hasta casi el centro. Despus de mucho preguntar encontr por fin el edificio de siete pisos. Entr en el vestbulo envidriado. El portero lo recibi medio dormido. En el perchero slo haba tres sombreros de paja. Dgame, vive aqu mister Kar? pregunt Azores. No vive, sino que trabaja aqu. Sptimo piso, habitacin setecientas treinta y dos respondi secamente el portero. Azores se dirigi al ascensor. No trabaja advirti flemticamente el portero. Tuvo que subir por la escalera. En el rellano entre los pisos cuarto y quinto se cruz con un joven plido, por lo visto un ordenanza. Mir a Azores y se qued extraado, como si dudara de lo que vea, luego se volvi varias veces. Qu le pasar! pens Azores. Ser que no trabajan hoy? Da la impresin de que el edificio ha sido evacuado. Puede que la compaa se haya trasladado? Lleg al sptimo piso. Los pasos de Azores retumbaban en el vaco y largo corredor. Al pasar ech un vistazo a algunas habitaciones que tenan las puertas entreabiertas. Largas mesas en las que haba bobinas, lmparas, acumuladores, tubos de vidrio, aparatos... Seran laboratorios. Todas las habitaciones estaban vacas. Ni una sola persona. En todas las cosas haba una delgada capa de polvo. El corredor giraba a la derecha, otra vez a la derecha. Aqu estaba la habitacin. Azores llam. Tras la puerta se oyeron pasos apresurados, golpes, roces como si alguien pusiera las cosas en orden precipitadamente; luego la puerta se abri y apareci la figura asustada de un hombre de pequea estatura con una barbilla de chivo. Llevaba una vieja bata azul. Podra ver a mister Kar? pregunt Azores. Yo soy Kar. A su disposicin respondi el hombre de la barbilla de chivo y, abriendo ampliamente la puerta dej pasar al visitante. En qu le puedo servir? Yo vengo por el asunto de don Blasco Jurgs. Blasco Jurgs? exclam Kar dando un bote. Sintese, por favor. Y se apresur a acercar una silla al visitante. Blasco! Muri, muri, pobre... Pereci en el preciso momento en que su vida era tan necesaria! Sin embargo, qu asunto le puede traer? Y mir a Azores con inquietud. Azores relat a Kar todo, empezando por la botella que haba encontrado y terminando con la visita a la anciana.

Kar escuchaba, asenta con la cabeza, se meca la barbilla de chivo y repeta sin cesar: S, s... Pobre Blasco! Al final dijo: Juan est preso. Era de esperar. Puedo ver la carta? Azores le dio la carta. Kar se apresur a cogerla, casi la arranc de las manos del visitante y fij sus ojos en el papel. S, s... es suya, su cifrado... Y la clave del cifrado? pregunt Azores. Kar fij su mirada escrutadora en los ojos del visitante: Se poda confiar en l? Su examen pareci decidirle porque exclam a continuacin: Oh, claro, claro! Yo tengo la clave. Est aqu, en este armario donde se guarda el hilo, aisladores y todo los trastos. Es un lugar segursimo! Mejor que en casa ya que este edificio, como ha podido comprobar, est vaco, no viene nadie. S, s. Crisis. Cuando las cosas iban bien la compaa elctrica organiz aqu amplios trabajos de investigacin: lmparas electrnicas, fotoelementos, televisores... Centenares de cientficos, clebres especialistas, inventores... Pero ahora todo el trabajo est parado, los cientficos se han dispersado en busca de trabajo. Y usted? pregunt Azores. Actualmente soy medio asistente de laboratorio, medio guarda respondi Kar con una sonrisa triste. Usted conoca bien a Blasco Jurgs? Que si le conoca! exclam Kar y sus cejas rojas se curvaron. Yo era el primer ayudante de Jurgs! Jurgs! Era un gran inventor. Una gran inteligencia y un gran corazn! Vea, en esta mesa trabajamos durante doce aos. Muchos das y... muchas noches. Azores no hubiera sido un buen reportero si no hubiera intentado sonsacar a Kar todo lo referente a Jurgs. Kar contestaba a todas sus preguntas con sumo placer y Azores se enter de ms cosas de las que esperaba. El padre de Jurgs, Salomn Jurgs, era un hebreo polaco. En su tiempo haba emigrado a los Estados Unidos, pero all no haba tenido suerte y se haba trasladado a Amrica del Sur. Precisamente aqu, en Buenos Aires, tena su taller de reparacin de automviles, bicicletas y motocicletas. Juan Jurgs ayudaba a su padre y, cuando ste muri trabaj en una gran fbrica. Su hermano mayor, Blasco, pudo recibir enseanza tcnica superior y trabaj en el laboratorio de investigacin de la compaa elctrica, que entonces era filial de una compaa de Nueva York. Le tenan en gran estima. l dio a la casa muchos inventos, muchas innovaciones, y cuando se trabajaba en receptores de radio construy un modelo muy acertado para aficionados. Pero su alma no la vendi a la casa dijo Kar significativamente. Qu quiere decir con esto? Viva muy unido con su hermano. En una ocasin, estando yo all, Blasco dijo a Juan: Nosotros vamos hacia l mismo objetivo pero por distintos caminos, y ser mejor que no nos veamos tan a menudo para que tu popularidad revolucionaria no atraiga las sospechas sobre m, y sobre nuestro trabajo revolucionario y l me seal a mi. S, a m repiti Kar con orgullo. Pues nosotros trabajbamos juntos y no tenamos secretos el uno para el otro. Y qu era este trabajo revolucionario? Una revolucin en el dominio de la ciencia y la tcnica respondi Kar. Nosotros somos inventores. Claro, inventaba Blasco y yo le ayudaba. Y cuando... Ah, Blasco, Blasco...! tan precavido en todos sus actos y... Por qu no quisiste escucharme? Sus rojos prpados con pestaas amarillas de nuevo temblaron, pestaearon como si Kar fuera a llorar. Azores dedujo que all se encerraba un gran secreto.

Y qu invento era se en el cual trabajaban? Este invento... Los ojos de Kar se inflamaron con el fuego de la inspiracin, pero ahog este fuego, se fue rpido hacia la puerta, la abri, mir hacia el vaco corredor y, dejando la puerta entreabierta para poder or los pasos si alguien se acercaba, regres a su sitio, se sent cerca de Azores y musit: La piedra filosofal. Kar retuvo la respiracin y sonri en silencio. Se habr vuelto loco este tipo?, pens Azores. Pero aqul continu: S, la piedra filosofal. El sueo de los alquimistas sobre la transformacin de los elementos. En la actualidad, proyectil para la desintegracin del ncleo del tomo. No es solamente una revolucin. Es una nueva poca de la qumica, de la historia de la Humanidad! En su apasionamiento aplaudi con sus secas manos y sonri. Azores se ech atrs en su silla y se qued unos segundos mirando a Kar. S, s, s murmur Kar con ardor, mientras aguantaba la mirada de Azores. No es una ilusin, no es problema ni hiptesis, sino un hecho. Aqu, en esta misma mesa realizamos los ltimos experimentos. Aqu, en este lugar, estaba el aparato, un can de novsima construccin para el bombardeo del ncleo del tomo. Y qu hizo! Qu milagros realiz ante nuestros ojos! Y dnde est este aparato? pregunt Azores sintiendo fro en la espalda y un hormigueo en todo el cuerpo. En ningn sitio. Kar suspir con abatimiento. No poda llevarlo consigo. Era menos peligroso llevarlo en la cabeza. Pero, claro, acaso no puede perderse la cabeza en el camin? Jurgs dispona de mucho dinero y casi todo lo gast en experimentos. Con lo que le quedaba compr billete en el mejor barco, al parecer el ms seguro, el barco de los millonarios, como le llamaban en las dos Amricas, el Leviatn. Pero no hay nave que no pueda naufragar... Jurgs tom todas las precauciones posibles. De todos sus clculos, frmulas, en una palabra, de todo el extracto de su extraordinario descubrimiento hizo dos copias: una en un papel que llevaba siempre consigo en el cinturn... Y la segunda? En una cajita metlica? pregunt impaciente Azores. Jurgs era ms precavido. Qu es una caja? El barco puede hundirse a enorme profundidad y entonces la presin del agua revienta la caja y los papeles se pierden. No, Jurgs actu de otro modo. l grab todas las cifras, frmulas, esquemas y notas en unas delgadas lminas metlicas, despus las junt y sold los bordes. Una solucin inteligente! Kar solt una seca carcajada. Si esta maleta se hunde aunque sea a diez mil metros de profundidad, nada le suceder. Pobre Blasco! Esto significa que has perecido... Hasta hoy yo an tena esperanza continu Kar despus de una pausa y ya en otro tono. Ahora he perdido todas las esperanzas. Fue una equivocacin, un error fatal! Pero en qu consiste su equivocacin? pregunt Azores. Pues en que no me dej ninguna copia. Es que usted no est en condiciones de reconstruir el can sin l? El rostro de Kar expresaba sufrimiento. Qu soy yo? gimi Kar. Yo fui tan slo las manos de Blasco, y l, eso s, me tena en gran estima. Kar mir sus manos cubiertas de pelos rojos. Supongamos qu yo vi cmo se construa el aparato, con mis manos lo hice. Pero... Usted no sabe lo complicado que era! Por las frmulas y esquemas yo lo podra hacer, pero ahora todo yace en el fondo del ocano... No quiso dejar copia y ste fue el error. Claro que era peligroso. Juan, por ejemplo, est preso... Los espas podan tambin interesarse por su hermano, y a pesar de estar muerto exista la posibilidad de que registraran aqu... Sin embargo, qu es lo que ha escrito Jurgs en su carta cifrada? Ahora lo leeremos. Aunque ya s casi seguro lo que pondr.

Kar se levant, abri un gran armario y sac de entre un montn de materiales electrnicos y piezas diversas una delgada lmina de aluminio del mismo formato que la carta. En la lmina haba agujereados en diferente lugares unos cuadraditos del tamao de una letra de mquina de escribir. Kar puso la lmina sobre la carta y ley: En caso de mi muerte notifquese a "URS2" Qu significa esto? pregunt Azores. Querido Blasco! Te reconozco. Incluso en el cifrado recurriste a una frmula murmur Kar con tristeza como si hablara con su amigo muerto. Dirigindose a Azores le pregunt: Es que no lo adivina? U-erre-ese-dos. Esto es URSS. Notificar al gobierno de la URSS que en las profundidades del ocano Atlntico hay un tesoro destinado a l. Pero nos relatar el ocano su secreto? pregunt Kar dirigindose a Azores. Si no me equivoco el Leviatn naufrag en algn lugar cerca de las islas Azores. La cartera de Blasco Jurgs estar a una profundidad de dos o tres mil metros. Es posible descender a esta profundidad? Claro que para hallar la cartera no hace falta entrar en el barco. Blasco fue previsor, ya habl de esto. l pensaba atar las lminas a la cadena del ancla. Pero de todos modos no s si esto facilitar en mucho la tarea. Un buzo creo que no puede descender a ms de trescientos metros, y me temo que el secreto de Jurgs se ha perdido para siempre. Bueno, esto an no se puede decir, respondi Azores. Yo en todo caso voy a cumplir la ltima voluntad del gran cientfico y comunicar al gobierno Sovitico todo lo que s. Ellos que decidan lo que hay que hacer. Muchas gracias, mister Kar... Camarada Kar rectific ste con suave reproche. Camarada Kar... muchas gracias y permtame despedirme. No, espere... se opuso con viveza Kar. Usted debe hacerse cargo de lo que significa para m este asunto. Y adems... Yo puedo serle til. Yo deseara que usted, camarada Azores, me comunicara el resultado de este asunto. No ser fcil tenerle al corriente manifest Azores sonriendo. Usted comprender que sobre estos asuntos no se puede escribir. Para qu escribir? Puede arreglarse de otro modo. Hablaremos. Y hablaremos de manera que nadie ms pueda escucharnos. Kar sonri de nuevo. Esto es tambin uno de los ltimos descubrimientos de Jurgs. No es tan importante como el can, pero es interesante. Me lo regal antes de partir. Una emisora de radio de onda corta. Ella necesita tan poca energa una dcima de vatio que consume menos que una linterna elctrica de bolsillo. La antena tiene cinco centmetros y el alcance es ilimitado. Su principal cualidad es su aguda direccin, lo que garantiza el secreto en la transmisin. Este artificio controla la direccin de la radiacin, registra el ms leve desvo y lo corrige automticamente. Qu le parece? Kar se frot las manos. Yo le dar un aparato receptor-transmisor. O no... Le dar el esquema y algunas explicaciones en un par de hojas de su libreta de notas. En la URSS, claro, habr radistas con experiencia. Por supuesto. Pues bien, as conversaremos. Le entrego mi regalo. Kar hizo rpido el croquis del esquema, escribi algunas notas y se lo entreg a Azores. Pues bien, conversaremos e incluso... nos veremos si queremos. S, s, por televisor. Al medioda en punto yo coger su onda. Adis. Se despidieron. Azores casi corra por la calle. Se encontraba embargado por una gran alegra. Rpido al hotel, y de all, al puerto! SE DECIDE LA SUERTE DE LA EXPEDICIN

En Mosc, Azores inform de todo a una comisin especial. A la reunin fueron especialistas invitados. Su opinin? se dirigi el presidente al acadmico Tffel. La voluminosa figura de Tffel se levant y pronunci en voz un poco apagada: En todo el mundo se lleva a cabo un ataque tenaz, ms exactamente, un verdadero asedio a la fortaleza del ncleo del tomo. La gente trabaja sin ahorrar esfuerzos, medios, energa, y se comprende por qu. Si se logra dominar la energa atmica las consecuencias sern extraordinarias. Nosotros ahora ni podemos imaginarnos lo que ser el mundo cuando tengamos en nuestras manos esta autntica fuerza csmica. Ningn invento, ningn descubrimiento desde que el hombre empez a inventar ni el vapor, ni la electricidad, ni la radio nada puede compararse con esto. Los motores atmicos realizarn una completa revolucin en la tcnica y en la vida. Seremos inmensamente ms fuertes y ricos. Pongamos por ejemplo nuestra red unida de gran voltaje. Cost miles de millones, y su explotacin, millones, decenas de millones. Cables, torres de apoyo, caras y voluminosas dnamos, turbinas... todo esto ser intil o casi intil. Ahorraremos nuestro combustible: carbn, petrleo, madera. Ya no sern combustible. Sern solamente materia prima para la elaboracin qumica de productos de gran valor. La madera servir nicamente para la elaboracin de papel, piezas de seda, azcar y otros productos y mercancas. La sola liberacin de que el carbn y el petrleo y la madera sean brbaramente destruidos en los quemadores ya promete miles de millones de ahorro. En cuanto a la misma energa atmica no hace falta ni hablar. Lo que puede darnos es imposible de calcular, Por qu extendemos nuestras magistrales elctricas a miles de kilmetros? Para transmitir la energa all donde no la hay. El carbn, el petrleo, la madera, el agua los actuales manantiales de energa no siempre los hay all donde se hallan los minerales y otros productos tiles. La energa atmica y los motores atmicos darn ilimitados recursos en energa all donde sea necesaria, sin ningn cuidado, sin voluminosas construcciones. En la tundra y en la taiga, en las montaas y en los desiertos; en cualquier lugar podremos tener centrales elctricas de bolsillo. El transporte se transformar por completo. Las insaciables locomotoras desaparecern. Aparecern nuevos tipos de transporte terrestre, areo, fluvial y martimo. Sern incluso realidad los vuelos a otros planetas. Desaparecern tambin los obstculos para los trabajos de construccin. Podremos cubrir todo el pas de canales. Literalmente podremos mover las montaas. La idea, la inspiracin creadora del actual constructor estaban hasta hoy ligadas, atadas por el lmite energtico. Hoy muchos proyectos ni nos vienen a la cabeza debido a que para su realizacin son necesarios gastos incalculables de energa. La liberacin de los sueos tcnicos ser una realidad. El hombre ser dueo verdadero de la naturaleza. Se puede calcular el valor en dinero de este descubrimiento? Yo creo imposible poder mencionar cifras. Sera necesario calcular no ya en miles de millones sino en trillones. Y si se presentase la ms mnima posibilidad de poseer tal invento, creo que cualquier desembolso por grande que sea sera cubierto en gran escala. El acadmico hizo una pausa y continu: Pero todo esto con una condicin: caso de que la energa atmica obtenida con el aparato de Jurgs no resulte demasiado cara. Nosotros mismos ya sabemos cmo desintegrar el ncleo del tomo, y si no hemos construido un motor atmico experimental ha sido slo porque an es prematuro. Y es prematuro porque la obtencin de la energa atmica cuesta por ahora inmensamente caro, ya que para la desintegracin del tomo utilizamos altas y superaltas tensiones de millones de voltios. Y el resultado de este carsimo ataque desgraciadamente es muy pequeo. Nuestros proyectiles no dan en el blanco. De dos mil disparos slo uno de ellos acierta. El camarada Azores nos ha comunicado que hay un testigo, el ayudante de Jurgs

que afirma el hecho de que aqul desintegraba con xito el ncleo del tomo. Pero la descripcin del gran descubrimiento descansa por ahora en el fondo del mar. Yo no admito mixtificaciones. Sin embargo, quin nos garantiza que Jurgs y su ayudante Kar no sean unos maniticos proyectistas? Acaso los alquimistas no tenan la plena conviccin de que casi haban descubierto el secreto de transformacin de metales innobles en oro? Su conclusin? pregunt el presidente. Mi conclusin es la siguiente: buscar las tablillas de Jurgs si esto es posible tcnicamente y los gastos de esta recuperacin estn dentro de las posibilidades de nuestro Estado. Perdone acadmico le dirigi esta pregunta un economista ya entrado en aos, y la desintegracin del tomo, por as decirlo, en gran escala no conducir... A una catstrofe mundial? pregunt Tffel. No, no lo creo. Como ya he dicho, los tomos se desintegran actualmente casi cada da. Y nada, el mundo sigue entero. He odo ms de una vez manifestaciones de esta clase, pero creo que estos temores no tienen ninguna base. Su opinin, profesor Rinberg? Un aseado viejecito de baja estatura, barbita cnica y largos bigotes canos se levant con agilidad, dirigi su mirada a Tffel, luego al presidente y dijo: Ante todo yo debo sealar un penoso malentendido. Aqu se habl sobre la obtencin de la energa interior durante la desintegracin del ncleo del tomo. Cuando son los novelistas de fantasa quienes escriben esto es an permisible, pero cuando interviene un cientfico con la idea de la obtencin de la inagotable energa interior del tomo, yo como energtico, protesto. Esto es una equivocacin extraordinariamente profunda, penosa e incluso yo dira que perniciosa. Con la desintegracin del ncleo del tomo no obtendremos ninguna energa interior mientras exista y no sea rebatida la segunda ley de la termodinmica. Adems, no era esto lo que Jurgs pretenda, segn yo entiendo. A l le interesaba la misma desintegracin del ncleo del tomo, y no la energa. l abordaba el asunto como fsico, o qumico, pero no como energtico. Y en este aspecto creo que el can de Jurgs es un grandioso descubrimiento, si no es slo un mito. Pero esto que lo determinen los qumicos. Rinberg se sent rpido y tom un sorbo de t. Pero usted cree que debe buscarse? le pregunt el presidente. Si se proponen extraer energa del tomo, creo que no hay necesidad de mojarse penetrando bajo el agua. Hay suficientes quimeras en tierra firme respondi Rinberg sin levantarse, y sin tomar aliento se bebi todo el t que le quedaba. Su palabra, profesor Bagrskiy. Este hombre de complexin atltica con grises bigotes y ojos jvenes se levant sin prisa, apoy las manos en la mesa y empez: Yo, lo mismo que todos nosotros, dispongo en realidad de muy exiguo material para poder juzgar sobre el descubrimiento de Jurgs. Pero lo poco que s de ello por lo que se me ha dado a conocer, es suficiente para sacar la conclusin de que el asunto merece una seria atencin. Yo estoy de acuerdo con el profesor Rinberg: la energtica nada tiene que ver aqu. Rinberg mir victorioso a Tffel. Sin embargo, no por esto pierde importancia el asunto continu Bagrskiy. El camarada Azores me ha contado todo lo que oy de Kar, y mi impresin es que esta persona puede equivocarse como todo el mundo, pero no es propenso, a sabiendas, a inducir a engao a otras. Y lo que ha relatado sobre los experimentos efectuados por el perdido inventor es algo extraordinario. Si el can de Jurgs es capaz de desalojar con tan nfimo consumo de energa tal cantidad de electrones del ncleo del tomo, esto verdaderamente es un descubrimiento de poca. Aqu mismo Pitr Ivnovich record a los novelistas fantsticos. Si yo

perteneciera a los mismos, podra darles una imagen de maravillosas perspectivas. Pero yo no soy un fantaseador ni un novelista. La importancia del problema de la disgregacin del ncleo del tomo ustedes mismos la saben. Y yo puedo decirles slo una cosa: si nosotros logramos recuperar del fondo del mar las llaves del descubrimiento de Jurgs y ste justifica solamente una dcima parte, de nuestras esperanzas, tambin en este caso el coste de la bsqueda del tesoro se cubrir en centenares y miles de veces. El presidente se dirigi al representante del Eprn, el ingeniero Kirllov: Su opinin, camarada? Kirllov, un hombre corpulento de tez bronceada, de mediana edad y vestido con una cazadora marina se levant y sin prisas empez: Nosotros an no sabemos el lugar exacto donde se hundi el Leviatn, y por lo tanto no tenemos absolutamente idea de la profundidad. Todo depende al fin y al cabo de la profundidad. Hasta ahora hemos trabajado a profundidades aproximadas a las veinte o treinta sajen. Camarada Kirllov le interrumpi el presidente la mayora de los aqu reunidos estamos acostumbrados a calcular en metros. El sajen martimo equivale a seis pies, o a un metro ochenta y seis centmetros aclar Kirllov. Bueno, lo transferir a metros. Pues bien, nosotros trabajamos a profundidades de cincuenta a sesenta metros y ms arriba, claro. No ms profundo? La profundidad de cien metros para el buzo con equipo normal se considera ya un rcord. Con los vestidos rgidos americanos se puede descender a doscientos e incluso hasta trescientos metros. Esto por ahora es el lmite para los buzos. Descender a la profundidad de setecientos cincuenta a mil metros se puede nicamente en gndolas especiales de acero que pueden resistir enormes presiones. La lstima es que con tales gndolas solamente se puede observar la vida submarina o fotografiar. Nosotros tenemos que actuar bajo el agua, elevar el barco hundido, o en caso de necesidad buscar en l el tesoro de Jurgs. Resulta que todo se reduce a saber a qu profundidad yace el Leviatn. Ustedes saben que en los ocanos hay profundidades de hasta diez mil metros. O sea que resulta ms fcil de conquistar la estratosfera que la hidrosfera resumi rindose el presidente. S, elevarse sobre la tierra a veinticinco o treinta kilmetros es ms fcil que descender en el ocano a dos o tres kilmetros. La formidable presin del agua guarda los secretos de las grandes profundidades. Yo incluso dudo de que el hombre pueda en el futuro llegar hasta los profundsimos abismos del ocano... Ni con la gndola? Yo creo que ni con ella. Y esto slo para poder observar. Una gndola con personas dentro debe estar fijada a un cable o cadena para poder sacarla del agua. Pero ningn cable de diez kilmetros de largo podra aguantar su propio peso. Esto yo... ya no lo s... pero creo que el cable tendra que tener forma cnica con un enorme dimetro en su base. Sin hablar de que ninguna nave podra elevar este peso, como tampoco creo se puedan construir gras de tal fuerza. Y si se bajara un globo de acero sin tripulacin, pero con aparatos que transmitieran a la tierra las imgenes del mundo de las profundidades? se interes el economista. Kirllov sonri: Usted me hace preguntas que se salen de los lmites de la prctica de los buzos. Esto entra ya en el dominio de la fantasa. Pero supongo que tampoco se lograra nada con este globo. Una esfera con paredes de colosal espesor no ceda el economista. Y el cristal? pregunt Kirllov a su vez. De todos modos su esfera deber tener ventanas a travs de las cuales se pueda iluminar con un proyector el fondo del mar para el trabajo del televisor. Me parece que ni el cristal de cuarzo soportara esta presin.

Adems, no olvide que esta esfera no tendra cables. Por lo visto ella, misma debera tener central elctrica o acumuladores de suficiente fuerza, ms la estacin de radio. Y esto no es todo. Cmo transmitir la imagen sin conductores? Las ondas de radio sern absorbidas por el espesor de diez kilmetros de agua. No, aquello que yace a la profundidad de diez kilmetros es para nosotros completamente inabordable. Por suerte el Leviatn se fue a pique en el ocano Atlntico y no en el Pacfico. Verdad es que tambin en el Atlntico hay hendiduras de varios kilmetros de profundidad, pero hay muchas profundidades que son accesibles para nosotros. Hay tambin cordilleras submarinas cuyas cimas emergen de la superficie del agua creando islas de todos conocidas, por ejemplo el grupo de las Azores y Canarias. En relacin con esto el plan general de la expedicin yo me lo figuro as. En las seales de socorro lanzadas por el Leviatn la vspera del naufragio se mencionan la longitud y la latitud. Este lugar, segn mis clculos, forma una meseta submarina bastante elevada con relieve extraordinariamente cortado. Hay profundos abismos y elevados montes. En los mapas generales todo esto est sealado, como es natural, tan slo aproximadamente. Nosotros no disponemos an de mapas con suficiente fidelidad, en los cuales el relieve de cada kilmetro cuadrado del Atlntico est representado con exactitud. Iremos al lugar de la catstrofe del Leviatn y mediremos cuidadosamente las profundidades. Si llegan a pasar de varios kilmetros, entonces, por triste que esto sea nosotros tendremos que desistir. Tales profundidades sobrepasan las actuales posibilidades tcnicas del Eprn. Otra cosa sera si las instituciones cientficas e investigadoras nos ayudasen y nos facilitaran equipo tcnico para la conquista de tales profundidades. En cualquier caso la expedicin de reconocimiento no costar muy cara. Y si la profundidad fuese menor? pregunt el presidente. Entonces procederamos a la realizacin de la segunda etapa de los trabajos, o sea la bsqueda del barco hundido. Aqu entraran ya los buzos en escena. Si el Leviatn fuese hallado, trabajaramos a continuacin ya segn las tareas que ustedes nos diesen: buscaramos el tesoro en el barco debajo del agua, o lo subiramos a la superficie, lo que naturalmente sera ya ms caro. Azores pidi la palabra. Yo creo que no ser necesario subir el barco dijo. Jurgs fue tan previsor que at, as lo creemos y caso de que tuviese tiempo de hacerlo, sus lminas en la cadena del ncora en la proa del buque. De modo que lo nico que tenemos que hacer es buscar la nave y hallar las lminas en la cadena del ncora. Sin embargo, para hallarlo hay que descender al fondo. Y si ste se halla a mucha profundidad? dijo Kirllov. No hay necesidad de que baje ninguna persona respondi tranquilo Azores. Pero, cmo hallarlo? no se tranquilizaba el del Eprn. Muy sencillo. Yo he trabado conocimiento con los pescadores de Murmansk. He navegado en sus barcos de pesca de arrastre. Y all tuve la suerte de ver un televisor submarino construido por un joven de all, y valindose del mismo los pescadores encuentran muy fcilmente la pesca. Y no solamente peces. Por casualidad encontramos en el fondo del mar de Barentz uno de los barcos de pesca que haba naufragado. Seguramente usted ya sabe algo de esto. Pues bien. No creo que sea tcnicamente muy difcil construir un televisor de mayor tamao y que se pueda bajar aunque sea a una profundidad de mil metros. Con ayuda del televisor sabremos hallar la proa del barco, la cadena del ancla y las lminas all sujetas. Queda slo subirlas. Supongo que los tcnicos soviticos podrn construir unas manos mecnicas capaces de coger con sus dedos de acero las placas y subirlas a la superficie. En verdad que no es mala idea pronunci Kirllov. El radioojo es lo que nos ayudar a encontrar el tesoro de Jurgs termin Azores.

Qu piensa usted de todo eso? pregunt el presidente al ingeniero Brin, un gran inventor en materia de radiotcnica. En lo referente al televisor respondi Brin, esta idea a mi modo de ver es totalmente real. El televisor muy pronto ser introducido prcticamente en el trabajo del buzo. A decir verdad, esto no ser exactamente el radioojo. El estudio de las seales de radio de los submarinos desde las profundidades ha revelado que las ondas de radio son fuertemente absorbidas por el elemento lquido. Por esto las transmisiones desde las profundidades del mar deben dirigirse, no por el camino de las ondas de radio, sino por cables desde el televisor. Pero esto ya es cuestin tcnica. Yo conozco al inventor. No hace mucho vino a verme y me mostr un pequeo televisor. Gustosamente y con su ayuda estudiaremos la construccin de un televisor para grandes profundidades. De esto puedo encargarme yo. En cuanto a las manos mecnicas... Creo que no habr problemas para construirlas. Sin embargo, camaradas, parece que nos hemos olvidado del momento inicial de nuevo tom la palabra Tffel. Todava no sabemos si efectivamente el can de Jurgs representa un tesoro. Bien que no lo sea para los energticos, pero por lo menos para la fsica, la qumica y la industria... Es posible que usted sacara conclusiones ms concretas si pudiera hablar con Kar le interrumpi Azores levantndose. Pero si se encuentra al otro lado del ocano objet Tffel. S, pero es que no podemos hablar con personas que se encuentran al otro lado del ocano? pregunt sonriendo Azores. Convenga sin embargo que el asunto no es de la ndole que se pueda hablar abiertamente de l por telfono o por radio objet nuevamente Tffel, esta vez en tono aleccionador. Nadie escuchar su conversacin respondi Azores. An no les he contado todo, camaradas. Y sacando una pequea cajita Azores cont lo que saba del transmisor de radio de onda corta de Jurgs, al tiempo que lo ofreca como regalo de parte de Kar. Brin se acerc corriendo al aparato y empez a examinarlo con inters mientras susurraba algo para s. Luego levant la cabeza y dijo: Una solucin diablicamente inteligente, y perdonen la expresin. Este Jurgs tena verdaderamente gran ingenio. De modo que hoy podr conversar con Kar. Espero que el camarada Brin nos ayudar a utilizarlo. Dijo Tffel. Este mismo da, cerca de las seis de la tarde, cuando en Buenos Aires era medioda, dos personas separadas por miles de kilmetros pudieron conversar. Kar cont a Tffel todo lo que saba sobre el mtodo de Jurgs de desintegracin del tomo. Tffel comprendi ms de lo que contenan la cabeza y las palabras de Kar. Comprendi la idea y qued maravillado de su originalidad. Verdad es que sin las frmulas y esquemas de Jurgs se necesitara posiblemente varios aos para realizar este invento. Pero tambin aquello que haba adivinado Tffel era un verdadero tesoro. Jurgs propona un nuevo mtodo, un enfoque del problema por un camino completamente nuevo. S, el mismo Tffel ya no tena dudas de que lo que Jurgs llevaba a la URSS era un verdadero tesoro. Y en la siguiente reunin de la comisin, Tffel intervino ya de otro modo, sin vacilaciones, con convencimiento: Hay fundamento para creer en que el descubrimiento de Jurgs ser una valerosa aportacin a la ciencia. l ayudar a resolver el problema de la desintegracin del ncleo del tomo. Estamos obligados a enviar inmediatamente la expedicin al lugar del naufragio del Leviatn cueste lo que cueste! El asunto estaba resuelto y los fondos librados. En los laboratorios de los institutos cientficos herva ya el trabajo.

Gnsburg haba dejado por algn tiempo su pesquero y se haba trasladado al laboratorio de Brin. Trabajaban da y noche olvidndose del sueo y de la comida. Y muy pronto se poda ver en el laboratorio un enorme globo parecido a la gndola de una estrastostato. Aunque ste no iba a servir para dar un salto a las alturas, sino al abismo del ocano. Por cuanto la profundidad no era an conocida, Brin calcul a la mxima profundidad del ocano en la regin del naufragio. La envoltura podra soportar presiones colosales. En la parte superior del globo haba un baln de acero con aire comprimido. Estaba calculado de manera que al ir descendiendo el globo y aumentar la presin exterior, el aire del baln se trasladara automticamente al globo televisor. Esta presin interior suplementaria servira como apoyo neumtico contra la presin exterior. Al subir debera igualmente trasladarse automticamente el aire del globo al baln. Fue necesario hacer clculos exactos de la seccin necesaria del cable en el cual sera descendido el globo, del espesor que debera tener el cristal de cuarzo a travs del cual sera iluminado el mundo submarino con los rayos de los proyectores. Por toda la envoltura del globo se hicieron agujeros redondos pequeos y grandes. A travs de los pequeos pasaran los rayos de luz, y a travs de los grandes las imgenes que recibidas por el fotoelemento llegaran al objetivo. El disco de Nipkow fue remplazado por un cinescopio. La energa para los proyectores se transmitira por las dinamos del barco y la luz se encendera automticamente slo a la presin dada, al ser obtenida la profundidad necesaria. Al mismo tiempo fueron construidas las manos mecnicas. Parecan una araa atada. Las garras articuladas de esta araa estaban hechas de tal manera que agarraban automticamente y retenan tenazmente la presa. Un impulso de corriente elctrica obligaba a la araa a abrir sus garras en caso de que por casualidad cogieran lo que no era necesario. El asalto a la hidrosfera se preparaba con la misma energa que en su tiempo se prepar el asalto a la estratosfera. LA PERSONA MS DESGRACIADA DE LA URSS El hijo del ingeniero, Mischka Brin, pelirrubio y de ojos azules, estudiaba en la universidad y este ao haba pasado al segundo curso. Cuando termin los estudios medios ya haba discutido mucho con sus camaradas sobre la profesin que iban a elegir. Qu vas a ser t?, se preguntaban uno a otro. Casi todos soaban con ser ingenieros o pilotos, algunos, gelogos, mdicos, pedagogos. A Mischka Brin ya no le preguntaban: su destino pareca claro para todos. Hijo de un clebre ingeniero en radio, inventor; claro que no poda ser otra cosa que ingeniero en radio. Y Mischka dej admirados no solamente a sus camaradas, sino tambin a su propio padre, cuando inesperadamente manifest que sera gegrafo. La epopeya de Cheliuskin haba producido en l una gran impresin. No, Mischka no era presuntuoso. A l no le atraan las condecoraciones en s, los honores, el honroso ttulo de Hroe. l quera ser digno de este ttulo y dar a su Patria un provecho real. En una ocasin, poco despus de la epopeya de Cheliuskin, l iba al campo de excursin y en el tren oy como un joven marino contaba a su novia que pronto partira a una navegacin por los hielos. Cmo le envidi Mischka! Haca muchos proyectos. Y sus planes eran muy amplios. Ante todo, saber. Esto nos evita muchas equivocaciones. Por ejemplo Vitia. Estudiaba qumica y ahora es geofsico polar. Cunto tiempo perdido! Mischka ira directamente al grano. Para empezar leer todas las historias de marchas por los hielos polares y viajes martimos. Mischka aprendi en el idioma alemn y muy pronto ley en el idioma original, el alemn antiguo, el Diario de Shteller. Las campaas de los rompehielos soviticos las conoca de memoria. Luego

se puso a estudiar navegacin pilotaje, oceanografa e incluso astronoma. Por extrao que parezca lo que menos le interesaba era la radio. Sacaba apuntes. En su cuaderno haba un captulo: Cmo algunos lograron salir de situaciones apuradsimas. All apuntaba hechos reales y tambin de novelas. Era necesario aprender a ser audaz, resuelto. Pero esto no era todo: tambin es necesario ser fuerte, animoso, resistente. Tener la inteligencia de un cientfico y el cuerpo entrenado como un lobo de mar. El deporte y la cultura fsica componan gran parte del plan de Mischka para su preparacin de hroe. Y aqu precisamente fue donde no tuvo suerte. Pero esto ms adelante. Cuando Mischka empez a estudiar, l miraba crticamente muchos de los sueos de la niez. As, en la escuela le preocupaban en gran manera las reflexiones sobre lo que pasara cuando l fuera hroe. Ahora le interesaba ms el hecho en s. Sin embargo la lnea general de su plan segua lo mismo, y l estudiaba como antes con redoblados esfuerzos las ciencias necesarias y se entrenaba fsicamente: se levantaba temprano, templaba su cuerpo, efectuaba excursiones largas a pie, se dedicaba al deporte, pero ya no haca las tonteras de la edad escolar: ya no se baaba en invierno haciendo un agujero en el hielo y no asustaba a su madre con su completa falta de apetito ella no saba que as l se entrenaba a soportar el sufrimiento del hambre. Cuando su padre le comunic que se preparaba una expedicin al ocano Atlntico para la bsqueda de un barco hundido, todos sus deseos de viajar, sus aspiraciones a pasar aventuras y realizar hazaas se inflamaron con renovada fuerza. Claro que el ocano Atlntico no es lo que los mares polares. Qu aventuras pueden acontecer all? Casi un paseo ordinario. Y no son rompehielos los barcos que all van a ir. Sin embargo en la expedicin podra estudiar prcticamente la construccin de una nave y la navegacin... Y empez a pedir a su padre que hiciera los posibles para incluirlo entre los componentes de la expedicin. Sera en verano, las vacaciones le permitiran hacerlo sin perder los estudios. Regresara al empezar el nuevo ao escolar. Su padre no pudo concretarle nada. Haba que recibir permiso del jefe de la expedicin. Mischka empez a presionar tambin a Gnsburg, con el cual ya haba trabado amistad. Gnsburg le prometi que hablara con Kirllov. En estos das de espera Mischka incluso adelgaz un poco. Y he aqu que una tarde su padre lleg con la buena noticia: haba recibido el permiso. Vamos juntos, Gnsburg...! Mischka cogi a Gnsburg y le dio varias vueltas por la habitacin. Luego corri a su habitacin para hacer los preparativos. Libros, un montn de libretas para notas, bolgrafos, los prismticos, la carabina. Mischka abarc con la mirada la habitacin: qu ms coger? La habitacin reflejaba el plan general de su vida: de las paredes colgaban mapas geogrficos, sobre todo mapas del rtico; en la mesa escritorio un globo, un bargrafo, instrumentos de navegacin... Cuntas veces esta habitacin se converta en camarote y la mesa escritorio en puente de mando! Qu dramticas escenas haban tenido lugar aqu en la lucha con los hielos del rtico! Cuntas averas haba sufrido aqu! Y en el ngulo, en buena armona con los libros, se encontraba todo el inventario deportivo... Ftbol! Maana tendra lugar el partido entre el equipo de su universidad y el del instituto tecnolgico. Con todas estas inquietudes casi se haba olvidado del encuentro. Mischka es el defensa titular. Claro, tiene el deber de jugar... Hay que ganar a los del tecnolgico por ltima vez y luego se marchar. Esta noche Mischka so con peces voladores mezclados con balones de ftbol. Tena que pasar al pez volador como si fuera una pelota, pero no lo lograba de ningn modo. Los peces pasaban por su lado agitando las aletas. Si es el despertador que est llamando! Qu partido! Todo iba estupendamente, pero cuando el juego entr en la fase decisiva sucedi una desgracia. Despus Mischka no pudo recordar cmo aconteci. Los jugadores se lanzaron como

locos tras la pelota... Cayeron formando un montn... Sinti un fuerte dolor en la pierna y cay... El silbato del arbitro... El juego se par... Mischka no pudo levantarse. Trajeron la camilla y se lo llevaron a la enfermera. El mdico del estadio examin la pierna y movi la cabeza. S, esto parece una fractura. Ser necesario guardar cama. Para mucho tiempo? pregunt Mischka. Unos dos o tres meses, posiblemente menos. Veremos qu nos dicen los rayos X. Fue un golpe inesperado. Dos o tres meses! Esto supone que Mischka no podr tomar parte en la expedicin... Cuando lo llevaron a casa y lo tendieron en la cama, Mischka dijo a Gnsburg: Soy la persona ms desventurada de la URSS. El ms desventurado? El hueso se soldar y volvers a dar saltos lo mismo que antes respondi Gnsburg. Te duele mucho? El dolor es lo de menos respondi el futuro hroe. Lo peor es que no podr ir con vosotros. Lleg el padre y tambin empez a tranquilizar a Mischka: No te aflijas. Los jvenes huesos se soldarn rpidamente. Adems que la bsqueda del Leviatn puede durar varios meses. Pero los barcos se marcharn! Las comunicaciones con la expedicin sern mantenidas por nuestros barcos que navegan hacia Amrica y por aviones. Te prometo que en cuanto te pongas bueno de un modo u otro sers llevado al Sergo. El padre era requerido al telfono y sali. Mischka suspir. Te has tranquilizado? pregunt Gnsburg. No respondi Mischka con tristeza. A pesar de todo seguramente no podr ver lo ms interesante. Creo que lo vers todo, absolutamente todo. Pero cmo? T no conoces an las ltimas novedades respondi Gnsburg. Tu padre y yo estamos construyendo unos nuevos aparatos de teletransmisin... Lo s. Televisin para ayuda de los buzos. Esto no es todo Gnsburg se sent. Estamos construyendo tambin un aparato para la televisin directa dicho de otro modo, la transmisin del movimiento de las cosas con luz diurna, y la nochevisin o sea visin, por la noche, televisin en la niebla y bajo el agua. Tu padre ha resuelto el problema esto an nadie lo sabe de la estereovisin en colores. Y tiene en preparacin el telecine... No te muevas y escucha. Tu padre tiene planes grandiosos. l tena intencin de utilizar la expedicin para poner a prueba todos sus novsimos descubrimientos en televisin. La ayuda a los buzos en la bsqueda del barco hundido es slo un detalle. Con tu padre l aqu y yo en el ocano realizaremos un interesantsimo experimento de teletransmisin hasta aqu, a Mosc, hasta el gabinete de tu padre, de todo, absolutamente todo lo que suceder en la expedicin. Nuestros aparatos trabajarn sin interrupcin da y noche a bordo del buque de arrastre y en las profundidades del ocano. Si todas estas pruebas son satisfactorias y yo no tengo ninguna duda de que lo sern, significar una revolucin. Nikolay Petrvich quiere organizar la teletransmisin. La demostracin de los trabajos de la expedicin ser slo la primera prueba. Cuando todo est en marcha, millones de espectadores podrn ver cmo se construye la presa en el Angara, lo que ve desde las alturas un astronauta, cmo van los trabajos en el canal del Volga-Don. Figrate lo que habra sucedido si en el campamento de Schmit hubiera existido un teletransmisor de stos! Qu grandioso espectculo! Seguramente muchos habran comprendido mejor el por qu se condecora con el ttulo de Hroe.

Mischka enrojeci. Acaso Gnsburg se ha dado cuenta de sus sueos y le lanza esta indirecta? Pero Gnsburg continu tranquilamente. Habra cambiado el mismo carcter de la expedicin. Otto lulvich Shmit habra podido dirigir perfectamente la expedicin por los hielos desde su casa. O toma por ejemplo nuestras expediciones de reconocimiento geolgico. Los jvenes andarn por los arenales de Karakm, en la espesura de la taiga, subirn al Pamir mientras nuestros eminentes gelogos vern cada paso de los expedicionarios sin dejar su trabajo en la capital, vern desde aqu las muestras de minerales y podrn al mismo tiempo darles consejos. Recuerda la historia de Jibin. Durante muchos aos el acadmico Fersman tuvo que efectuar cansadsimos viajes y ascensiones por las montaas. Cunto tiempo perdi realmente en excursiones improductivas! Viajes en tren, marchas a pie por la tundra, muchas veces largos das de vagar sin resultados... Algunas veces slo para recorrer un desfiladero en las montaas, aquel hombre cuyo tiempo era de enorme importancia para la ciencia perda varios das, muchos das, y slo para en algunos minutos, incluso segundos determinar la clase de mineral encontrado. Ya s, lo le! se anim Mischka. Ahora las exploraciones primarias las efecta un avin, luego en los lugares interesantes el avin lanza a los gelogos, les provee de tiendas de campaa y productos, y cuando el trabajo termina los recoge y se los lleva otra vez a casa. En lugar de dos o tres meses las expediciones se prolongan ahora dos o tres semanas y cuestan diez veces ms baratas. Pueden resultar an ms baratas continu Gnsburg. Figrate: las expediciones tienen pequeas estaciones de radio y aparatos de televisin. Actualmente el acadmico Fersman est tranquilamente sentado en su gabinete y escribe sus libros. Tiene ante s un aparato de televisin. Que los gelogos han encontrado algo interesante, le llaman por radiotelfono. Conecta el televisor, mira a la pantalla, da sus instrucciones y vuelve de nuevo a su trabajo. nicamente cuando todo ha sido explorado y delimitado el acadmico sube al avin para resumir en el lugar y dar las ltimas instrucciones. Y an esto no ser siempre necesario. Y precisamente es as, amigo mo, como estamos organizando la expedicin para la bsqueda del Leviatn. La administracin y el estado mayor cientfico de la expedicin estar aqu, en Mosc, en esta casa, en el gabinete de tu padre. As ha sido acordado en la ltima reunin del consejo. El rostro de Mischka se ilumin. Yo y Nikolai Petrvich llevaremos ahora tu cama al gabinete y la pondremos frente a la pantalla. Vers todo o casi todo lo que suceda en la expedicin. Hablaremos contigo lo mismo que hemos hablado hasta ahora. En el gabinete se efectuarn las reuniones del estado mayor. El jefe de la expedicin Barkvskiy, Kirllov y tu padre discutirn cada da sobre la marcha de la misma. Regres el padre de Mischka y al or las ltimas palabras de Gnsburg aadi: Y esto no es todo. T tambin tendrs obligaciones. Organizaremos turnos de guardia cerca de la radio y la televisin. En estas guardias t tambin tomars parte. Desde la cama, claro. Como ves t tomars parte activa en la expedicin. Aqu acostado, a miles de kilmetros del Sergo, vers mucho ms de lo que veras en la misma nave si estuvieras acostado en tu camarote sin el ojo prodigioso del televisor. Claro est que... el ingeniero abri los brazos. No podrs aspirar el perfume del ocano. Pero esto podrs sustituirlo con tu imaginacin. VIAJE POR EL MUNDO DEL TOMO Mischka Brin mont la guardia. Ahora ya slo deseaba que la expedicin se pusiera

en camino lo ms pronto posible y se animara la pantalla. Sin embargo, la partida se demoraba. Se efectuaban las ltimas pruebas de las araas de acero. Gnsburg pasaba todo el tiempo en el laboratorio y slo por la noche visitaba a Mischka. Qu haces? Te aburres? pregunt en una ocasin a Mischka. No, Mischka no estaba acostumbrado a perder el tiempo. Ahora senta un nuevo inters hacia la radio y la televisin. Le esperaba un interesante viaje. Y empez a estudiar radiotcnica, la construccin de su elementos, los aparatos de televisin. Y en esta ocasin respondi como desconcertado a la pregunta de Gnsburg: Yo, sabes, he escrito una... fantasa; lo he hecho para aclararme en algunos principios de televisin. Quieres que te lo lea? Lee si no es muy extenso. Y Mischka empez a leer: El profeso