El Nombre Propio. Objeto De Estudio Interdisciplinar

13
EL NCMBRE PROPIO ¿OBJETO DE ESTUDIO INTERDISCIPLINAR? .losé R. Morala El nombre propio, y dentro de este grupo muy especial- mente 1os t-opóni.rnos, son objeto de atención desde diversas ciencias o parcelas del saber. A e11os recurren en la búsqueda de datos que apoyen sus hipótesis investigadores de diversas disciplinas como la Historia, Ia Argueologla, 1a_DiatecLologla, 1a GeografÍa, 1a Antropología o la Lin- gqÍstica por citar só1o aquéI1as gue guardan una relación más estrecha con la onomástica. Todas ellas se fundamentan en un único principio: los nombres de lugar se aferran durante siglos a Ia parcela de terreno que identi-fican y son, en este sentido, verdaderos testigos del pasado (1 ). En la toponimia han quedado reflejados desde el aspec- to externo del terreno hasta 1a idiosincrasia particular de los pueblos y culturas que dieron nombre a un lugar. Todo ello pasando por los métodos y formas de cultivo, las formas de reparto y propiedad, el aprovechamj-ento y carac- teristicas del terreno, Ia flora y la fauna del territo- riil, Ia lengua utilizada, 1os hechos históricos ... etc. En definiti-va, en el conjunto de los topónimos de una zona están presentes por tanto datos importantes, únicos en no pocas ocasiones, relativos aI pasado histórico de ese espacio geográfico. E1 interés clel topónj-mo para cada una de las disci- plinas citadas está en re1aci6n, por tanto, con la capaci- dad gue tenga de transmitir una información de Ia gue, en ocasiones, es eI único testimonio accesible hoy día. Se comprende entonces el motivo por el cual en los estudlos de Geografía, Historia, Dialectologia ... etc. se dedica una especial atención, por 10 general en relación i.nversa a la existencia de otras fuentes de información, al análi- sis de la toponimia. Curiosamente esto hace que los topó- nimos rnás importantesr por la infornación que pueden apor- tar, _sean los más antiguos, justo aguellos que suel-en ser tamblén los menos trañsparentes paia e1 inüestigador y t por ende, los que pueden plantear una mayor dj.ficultad en su interpretación. Desde este punto de vista, realmente podemos considerar un corpus toponímico dado coÍ¡o una enorme fuent-e de informaclZnE en palabras muy de nues- tros días, cono una casi lnagotable base de áatos a la que, sin ernbargo, no siempre es fácil acceder. 49

description

Sobre las posibilidades de estudiar nombres propios y toponímicos en diversas áreas del saber

Transcript of El Nombre Propio. Objeto De Estudio Interdisciplinar

  • EL NCMBRE PROPIOOBJETO DE ESTUDIO INTERDISCIPLINAR?

    .los R. Morala

    El nombre propio, y dentro de este grupo muy especial-mente 1os t-opni.rnos, son objeto de atencin desde diversasciencias o parcelas del saber. A e11os recurren en labsqueda de datos que apoyen sus hiptesis investigadoresde diversas disciplinas como la Historia, Ia Argueologla,1a_DiatecLologla, 1a Geografa, 1a Antropologa o la Lin-gqstica por citar s1o aquI1as gue guardan una relacinms estrecha con la onomstica. Todas ellas se fundamentanen un nico principio: los nombres de lugar se aferrandurante siglos a Ia parcela de terreno que identi-fican yson, en este sentido, verdaderos testigos del pasado (1 ).

    En la toponimia han quedado reflejados desde el aspec-to externo del terreno hasta 1a idiosincrasia particularde los pueblos y culturas que dieron nombre a un lugar.Todo ello pasando por los mtodos y formas de cultivo, lasformas de reparto y propiedad, el aprovechamj-ento y carac-teristicas del terreno, Ia flora y la fauna del territo-riil, Ia lengua utilizada, 1os hechos histricos ... etc.En definiti-va, en el conjunto de los topnimos de una zonaestn presentes por tanto datos importantes, nicos en nopocas ocasiones, relativos aI pasado histrico de eseespacio geogrfico.

    E1 inters clel topnj-mo para cada una de las disci-plinas citadas est en re1aci6n, por tanto, con la capaci-dad gue tenga de transmitir una informacin de Ia gue, enocasiones, es eI nico testimonio accesible hoy da. Secomprende entonces el motivo por el cual en los estudlosde Geografa, Historia, Dialectologia ... etc. se dedicauna especial atencin, por 10 general en relacin i.nversaa la existencia de otras fuentes de informacin, al anli-sis de la toponimia. Curiosamente esto hace que los top-nimos rns importantesr por la infornacin que pueden apor-tar, _sean los ms antiguos, justo aguellos que suel-en sertambln los menos trasparentes paia e1 inestigador y tpor ende, los que pueden plantear una mayor dj.ficultad ensu interpretacin. Desde este punto de vista, realmentepodemos considerar un corpus toponmico dado coo unaenorme fuent-e de informaclZnE en palabras muy de nues-tros das, cono una casi lnagotable base de atos a laque, sin ernbargo, no siempre es fcil acceder.

    49

  • Hasta aqu tenemos dos hechos objetivos --la exj.sten-cia de nombres de lugar, topnlmos, gu! sirven para iden-tificar un espac.io geoErfico y 1a utilizacn que desdediversas parcelas del saber se hace de esos tc,pnimos-- y,junto a ellos, un principio sobre el que se asienta dichautilizacin: eI topnimo se entiende como Ia suma de unsignifi,cante y un significado, siendo este ltimo el querealmente t.iene valor para las ciencias extraiirrglsticas(2\.

    Ocurre sin embargor eue en la mayor parte de lasocasiones todo ese cmulo de j-nfornacin se nos presentano directamente, sino cj-frado en clave y, s61o si seinterpreta adecuadamente la c1ave, es posible acceder a l.ainformacin que se esconde tras el nombre. En efecto, loque a primera vista encontrarnos en los topnimos es nica-mente una secuencia fnica que sirve para identificar unespacio geogrfico dado. Se trata entonces de un efementolingstj-co y, en cuanto tal, ha de ser analizado desdepresupuestos estrictamenle Iingisti-cos si queremos ex-traer de manera fiable la informacin que dicho elementoencierra.

    Es sta una verdad de Pero Grullo pero en tantasocasj-ones olvidada por qui-enes util-izan Ia toponimia desdeplanteamientos no iing=ticos que a cualquir observadorimparcial puede parecerle que la toponimia es una cala desorpresas de la que se puede sacar todo aquello gue unonecesite y en la nedda, ademsr eue 1e sea necesario (3)"AI hilo de la pregunta planteada en el titulo sobre lainterdisciplinariedad o no de 1a Loponimia como objeto deestudio, parece entonces conveniente efectuar algunasreflexiones sobre este asunto sin ms pretensin, por otrolador.- eue la de intentar fijar, desde una perspectivalingistica, alEunos criterios ti"les para gue el usointerdisciplinar de 1a toponimia no 11egue a convertirseen abuso.

    Una de 1as primeras cuestiones que se plantean esprecisamente el- lntentar definir gu es lo que se entiendeconcrelamente _por nombre propio, concepto 6ste acuado yapor los grantico griqos pero que. n hoyf supone nopocos problemas ter1cos (4). La Real Academia Espaola,por ejernplo, a. pesar de hacer uso en varios apartados desu gramtica de Ia oposicin entre..nombrq-p_r_gp_S y nonbrecomn, reconoce sin enbargo gue "es difci1 fundamentaresta distincin con crit-erios gramaticales, probablementeporque nada tiene que ver con fa Gramtica" (5).

    - En efecto, incluso para ei usuario de 1a lengua esfcil suponer que una serie como Jos, Madrid o Europatiene algo en comn que Ia diferencia de otra com" h-g!.fg,cludad o continente. Esa diferencia gue parece tan obvia,

    50

  • estriba en un criterio de oposicin ms semntico quegramatical. Los primeros son t6rminos vaclos de signj-fi-cado, que no pueden definirse por sus rasgos semnticos yque sirven solamente para i-dentificar una realidad concre-t,a. Los segundos, por el contrario, si tienen unos rasgossemnticos por los que se definen y pueden por tantoaplicarse a cualquier realidad que encaje en esas caracte-rsticas.

    La cuestj-n es realmerrte ardua y compleja y hq sidotratada ampliamente desde perspectivas tanto linguisticascomo no Iinqstcas (6). Para 1o aqu tratado, la oposi-cin teric entre nornbre propio y logb.Ie comn, en cuantotaI, carece de val-or operativo. Si son importantes loscriterios 1j-nguisti-cos que diferencian una y otra clase denombres por las consecuenci-as que ello puede tener en e1estudio toponmico. La r,inqistica *oe.r," plantea laoposicin entre noinbres propios y counes con criterj-osms precisos de ro que lo-h;e la-nEl---31 Gutirrez ord-i.ez (7), partiendo de que los primeros tienen en su expre-sin e1 mismo ordenamiento fonolgico que otros elementosde la lengua a gue pertenecen son unidades de Ia primeraarticulacin y pertenecen a Ia categora funcional detsustantivo ya que contraen idnticas relaciones, consideraeste tipo de nombres como un signo lingistico aunque, egos, con ciertas particularidades respecto a Ios demsmiembros de su categora. Tales peculiaridades pueden sert-anto de tipo fo;:nal- como de tipo senntico. Entre laspr:imeras est-n e1 ser invariables respecto af morfema denmero, el carecer de valor morfemtico ]-a presencj-a /ausencia del artcu1o y Ia carencia de un gnero propioexcept.o en el caso de los nombres referidos a seres sexua-dos. Entre las de tipo semntico, fos nombres propioscarecen tanto de e_i.q,n__rqglu4, "el conjunto de notas smi-cas que definen 1as pr:opiedades de una clase de objetos"(B), corno de desiqnatum, "componentes cuyas propiedadesson las de satlsiacr las notas semnticas gue definen 1aclase y Ia posibilidad de ser denotados por tal signo"( 9 ) . S. Gurtirrez considera tambin gue, slo aparente-merrter Do est clara en algunos casos }a lnea divisoriaentre nombre comn y nombre propj-o. Uno de estos casos esel de l-os nombres comunes que se han convertido en nombrespropios o, con una expresi6n muy grfica de P. F. Straw-son, a Ios que "l-es han salido ]etras maysculas" (10).

    Encontramos entonces, y esto es 1o que nos atae deltema, que los topnimos no pueden ser definidos semntica-mente como ocurre con e1 resto de los sustantivos de unalengua. Sl esto fuera as en trminos absolutos, de nadaservirla estudiar la toponimia. el anlisls slo podracei.rse al significante o a algunas particularidades mor-foJ.gicas sin poder entrar para nada en el plano de1

    51

  • slqnificado que, adems tle-la importancia que tiene paraeI estudio propiamente linguisticc, es, en definitiva, ei-rea de niayor inters extralingsti.co por la info::rnacinque hipot6ticamente encierra

    Ocurren sin embargor ge estos planteanient.os seefectan excluslvamente esde una perspectiva sincrnica.Si \emos l.a cuestln desde rrn punto de vista diacrnico,habria que conclui:: mejor que no slo alqunos nombrescomunes se han convetido en nombres propios sino g!,corno hiptesis de trabajo, hay gue peniar gue todo nombrepropi.o procede de un ncnbre comn. Este punto c1e partidaes absolutamente bsico en un estudio de toponimia pujsperrit.e eI anlisis no s1o de1 significanten la secuer:ciafnica medjante Ia que se ciesigna un espacio geogrfico,sino tam]:in del si-gnifjcado con io que 1as hiptesissobre Ia etmologa habrn de adecuar'se necesariamentetanto a uno como al tro plano. Por e1 contrario. partirtlet topnimo como una sesuencia de sonidos vacla de signi.-ficado, no slo sincrn-ica sino tambin diacrnicamente.tendria como consecuencia que el an1isis de tales nombreshabrla cie ceirse exclusivamenteai signifrcante sin quefuera dado pasar de -ln mero juego de hiptesis explicati-vas ajenas, desde luego, a cualquier posible comprobacin,Es entonces en el- proceso de f ija:in gue suf re un romb.recomn daclon hasta convertl:se en lo gue conocemos comonombre propio, donde reside el lnters del est-udio toponi-inico. Si conocemos los rnecanismos de ese proceso !Sfactible efect-uar ei- proceso j-nverso, es decir, partiendode un nombre propi-o actual, tratar de conocer cu1 es suorigen yr por ende, la ::ealidad a que e1 nomb,re comnoriginario hace r:eferencia o, lo que es lo mismo, lairformaci6n gue sdponemos erlcierra ei nombre propio.

    Llegados a este punto resul-ta obtigado introducir Llnadiferenci.acin dentro del campo abarcaclo por el nomlrrepropio. Se t::a.ta de la divi.sin entre los nombres propj,osde-persona, lcs antropnimos, y los nombres propios geo-gr:f icos, los topni-mos, clasiiicacin qlre, ico sea depaso no agota ias difs-rencias gue es posible establ.ecerdentro de la onomstica pero que s cubre los dos aparta-clos s usuales. Estamos en este caso ante una diferencaque rro es propianente l1ngstica pues se basa en elemen-tos extralinEr-risticos co'lo s:n lcs ref erentes r !o un casopersonas y en ot:o lgqq.i,._l--,_. Pese a1 frecuente uso de estadobl-e clasif i.cacin, n(f e5tarnos, sin embargo, ante doscompartimentos estarcos s,'.no que diacrnicamente hay nom-bres geogrficos que han origi-nado nombres de person ( 1 1 )ya a la inversa, un buen rrmero de topnimos, 1os antroto-pnimos, est.n forrnados sobre la onomstica personal to*

    52

  • mando como putlto de partida el nonibre de un propletario of-indador (12i.

    No obstente, a fos efectos que,aqui inter:esan --e1anlisis del nombre propio en cuanto ste tierre de revela-dor de un pasado histrlco y de ahi su uso inLerdiscipli-

    "ii-- "l iesulta obligada, Por operativa, fa separacin

    entre la toponimia y la onornstica personal: mientras quelos top6nimos se aferran durante siglos e incluso mileniosal territorlo que designan sobre'j-viendo a la propiacultura qu los ha creado, J-os antropnimos son tan ncv-L-bles y de vida tan eflmera como las personas a 1as gueidentifican. Excepto en el caso de 1os apodos, la onomas*tica personal no est suleta adenis a-la relac-in siqnifi-cante / siqnificado sino gue no es ms que una secuenciade sonidos que sirve para identificar a una persona res-pecto a las de su entorno. Cuando un individuo reciberbitraria y caprichosamente un nombre, Ramn, y no otro,por ejemplo VidI, Ia razn para gue se elija uno de ellosy no el otro se basa exclusivamente en motivos eutonlcost. moda o de saqa familiar' pero en todo caso ese rnotivoes extral.inglstico y el nombre se escoje desconociendocualquler psible aecuacin entre t- y la persona a laque identifcar. En este sentido, nos es indiferente que.*a" u." de origen germnico y semnticamente est enrelaci-n con'conejot y'proteccin' (13) mientras queVidal proceda del latn y-derivara orginarianenLe de vita-;ida' (14). La eleccin del nombre de 1as persorias notiener por 1o general, nada que ver con motj.vacionessemntics y esto hace que, al contrario de 1o-que sucedecon los toinimos, no-nos transmita informacirr directarespecto a la parcela de l-a realidad a la que identifica(15).

    No es ste, sin embargo, el proceso usual en la forma-c1n de nombres geogrficos. Pese a lo que suele creerse'los nombres cle lugar, excepto en casos muy concretos, nose han impuesto por voluntad de una persona y mediante una;;p;;i.- ; 'ibaltizo" sino gue ptocd".t de la fijacrnprgresiva de un nornbre "o*t

    gue alude a una caracterls-Lic lo suficientemente llamativa como para que sirva deidentificacin a un espacio geogrfico. Para ser ms exac-tos anr !o lugar de par+-ir de un nombre comn habrla quehacerlo desde un concepto menos restrictivo. En efecto,con la casi nica excepcin de algunos topnirnos de colo-nizacin (16), 1o que sl une a los nombres de lugar es Iacaracterlstica de qe originariamente constituyan, ms queun nombre comn, una expresin funcionafmerrte equi-valentea un sust.antivo peror en todo casor perfectamente compr:en-sible para el hablante v por tanLo no vaca de signif j-ca-do. Quedan de esta foim incluidos no sfo aqullos gue

    53

  • proceden de un nombre comn propamente dicho (=E! QLe_!-g.,El Cueto, EI tgy") (17) sino tambin muchos de los forma-dos sobre un nombre propio! una expresln como fundus oviIla Aurelianis"r cofl independencia de que incluya unantropnimo Aurgl:lggs o Aurelius carent de cualquiersignificado ya en ese momento, tiene en su origen, para elhablante de la poca, un significado perfectamente cl-arode 'Ia explotacin o vi11a propiedad de una persona 1lama-da Aureliano' .

    En este sentido, la secuencia conjunta y!L]-A + aure-lianj-s no resulta una expresin con un mayor grado dearbitrariedad que la nherente a cualguier otro signolingistico como prgdq, mesa o l_fg. S1o e1 paso de1tiempo har gue laT secuencia vay-progresivamente per-diendo la posibilidad de variaciones formales a 1a parg!r en el plano del siqnificado, se desprende de lossemas que constituan su anliguo significado parar !ltima instancia, dar lugar a una forma fosilizada Oreia-nes ( 1 8 ) que semntcamente carece de cualquier si.gnifi-cacin. Una vez llegados a este punto, Orejanes tiene,para e1 hablante que 1o utifiza, exactamente e] mismovalor --el de ldentificar un espacio geogrfico concreto--que el que tiene cualquier otro topnimo usual- como E1Cueto o Los Oteros (19).

    Adems de los topnimos de colonizacin ya ctados,existe un pequeo grupo que aparentemente proceden tambinde un nombre propio y, en consecuencia tro serla posibleanafizarfos a primera vlsta, ni siquiera ciiacrnicamente,en el plano del significado. Se trata de topnimos deltipo de Guruq (20) o Triana (21 ). Obviamente se trata enambos casos de designaclones calcadas de dos conocidosnombres de lugar, el primero en Marruecos y el segundo enSevi1la. Estrictamente habl-ando hay gue decir no obstanteeu!r como tafes topni-mos, sl-o de forma indirecta proce-den de1 correspondiente nombre propio. En realidad estamosante un doble prceso: el primer paso 1leva a qlre unnombre propio como Guruq, eI conocido monte de Marruecosal que se asocian episodios sangrientos de 1as querrascoloniales de Espaa en el Norte de Afrj-ca, pase a funcio-nar como apelativo con el significado concreto, entreotros. de 'elevacin, ladera muy pendiente'. E} segundoproceso es el gue conduce a gue ese apelativo se fijeposteriormente de nuevo como nombre de un lugar que res-ponde a esas caractersticas. Algo simllar ocurre en efotro ejemplo, Triana, formado aqu sobre e1 significado de'barrio separado del pueblo'. Parece que queda claro en-tonces gue tampoco en estos casos se parte de forma inme-diata de un nombre propio en sentido estricto, como ocurreen Los topnimos de colonizacln arriba citados, slno de

    54

  • una expres-in a la que la 1engua ha dotado de unos semas vque e1 hablante utiliza co*o un apelativo ms (22).

    Si entendemos que este proceso de fijacin desde unnornbre conn hacia t.,,n no*tre propio es general en latoponimia, hay. que concluir que 1a clave del estudiot.oponr"mlco esta precj_samente en recomponer en sentidoinverso dicho proceso. EI1o obliga no obstante a tene::presentes una serie de premisas previ-as que, quiz preci-samente por su simplicidad, se olvidan con excesiva fre-cuencia: el topnimo es un elemento perteneciente a unalengua concreta, en cuyo sistema .ha de estar plenamenteintegrado. Sincrnicamente esto sIo tiene po. qu afectara1_ plano deI significante pero diacrnicamnte la afirma-cin ha de ser vlida tambin para eI plano de1 signifi_cado -

    En efecto, cualquier topnimo que se utj_lice actual_mente en el rea de1 castellno, poi ejemplo, puede resul-tar completamente carente de sentido para lo- hablantesque 1o utllizan pero estar de hecho integrado en eIsistema fonolgico, respondiendo tanto a1 inventario conoa la distribucj-n de fonenas usuales en esa lengua. Estces v1ido asirnismo diacrnicamente pero en *it" caso,adens, esa integracin en un sistema fingstico-se ex-tiende al plano de1 significado pues, desartado el- "bau_Lizo" arbitrario de los nombres e lugar, cuando eJ_ top-nimo se forma, es obligada una motivacin semntica. porotro lado, esta motivacin semntj-ca suele respontler gene-ra1nente a causas estables y muy escasamente lo hace ahechos puntuales. En otras palabras, los nombres geogrfi_cos hacen referencia a caractersticas orogrfica, culti*vos, tipos de terreno, antiguos lmites, propietarlos ...etc., datos todos ellos por los gue un espacio geogrficose caracteriza a 1o largo de un periodo de tiempo losufj-ciente{rente prolongado como para que de lugar a que }adenominacin se f.ije on valor identificativo entre rcshablantes. Pocas veces hechos histricos de carcterpuntual, como fas socorridas bata11as, 1as acciones deheroes legendari-os ... etc.. perviven fo suficiente en lamemoria colectiva como para terminar dando nombre a lazona en que supuestamente tuvieron lugar.

    Todo el1o oLrliga, al menos, a que J-as hiptesis gue semanejen para expJ-icar Los topnimos den cumplida cuentatanto de fa evolucin sufrida por e1 significante, cornodel sgnificado originario der- apelativ o 1a expresinsobre la que se forma eI nonbre propio. Es preciso dese_char, por principior- cuarquier significado excesivamenterebuscado o poco creble y preferirr por ef contrario, uncriterio de simpricidad en 1a interpretacin semntica. En

    55

  • cuanto at sj-gnificante, 1a evolucin forriral no puede serdiferente, a pi_c_Ei, de Ia que_ conocemos para otros ele-mentos de s[ mismo-si.stema linqstico: Ias evolucionesfonticas que se supongan en un topnimo deben verseconfirmadas por otras que se den en apelativos quepresenten un mismo contexto fnico.

    Si todo es entonces tan simple aparentemente por qu6resulta t.an comple3o a veces el estudio de la toponimia?Sin lugar a dudas la razn est bsicamente en eL grado depervivencia gue tienen los nombres qieogrficos. Mientrasque e1 resto de los elementos de una lengua gue es susti-tuida por otra bj-en desaparecen con ella, bien terminanpor integrarse en la segunda, el nombre propio puedemantenerse en uso muchos siglos despus de haber desapare-cido Ia lengua en que se form y en la e!r como esigco, resultaba perfectamente e:

  • te en los topnimos castellanizados gue pertenecen a zonasque originariamente no son casteLlanas.

    La incidencia de cada uno de estos inconvenientessobre un topnimo dado, adems de otros no citados aqul,puede provocar una clara distorsin entre la formaesperable y Ia que realmente nos encontramos hoy. Slo unanlisis minucioso de las formas conocidas del topnimo(antiguas y modernas) as como de Las caractersticas deltrozo de terreno a que se refiere, unido a una buena dosisde cautela a la hora de proponer una hiptesis, puede daralguna }uz sobre los casos ms complejos.

    Esta serie de inconvenientes que presenta el- estudiode la topnimia no es, sin embargo, exclusiva de Ia parce-la de la lengua gue representa la toponimia. Todos y cadauno de esos problemas aparecen tambin en Ia evolucinsufrj-da por otros elementos lingsticos, si bien es ver-dad gue lo hacen con una incidenci.a nucho menor. Lo queaqu interesa destacar es gue tanto las evoluciones espe-rabfes como aquellas otras gue suponen una solucin alte-rada en los cambios fonticos, son en todo caso procesosIingsticg! y, por tanto, analizables slo desde perspec-tj.VaS Ilngu].St1CaS.

    Vol,vamos ahora, teniendo en cuenta los planteamientosanteriores, a la pregunta del titulo: Se puede consideraref nombre propio, y ms concretamente el topnimor tobjeto de estudio de tipo interdisciplinar? La respuesta,pese a gue 1a prctica real indique 1o contrario, ha deser negativa.

    Si el topnimo es un elemento linglstico, si todo elproceso de evoLucin de este tipo de nombres es estudiabledentro de Ia evolucin general de un sistema lingstico,si tanto el origen, como el proceso, como el resultadofinal se enmarcan dentro de los parmetros del objeto deestudo de Ia Lingstica, la toponimia..ha de seranalizada, obviamente, desde presupuestos linguistcos.

    otra cuestin diferente, fuera de toda duda por su-puesto, es gue eI resultado del anlisis Iingstico de fatoponimia sea utilizable por otras disciplinas pero no hayraz6n para confundir la informacin gue da el topnimo conef medj-o por el que sta se transmite. Lo que a esas otrascj-encias les interesa del topnimo son nicamente losdatos que ste conlleva sobre Ia realidad extralingsticapero,_esa realidad no es, sin embargo, objeto del- estudiotingstico. Estamos por tanto ante-dos cmpos que puedenser perfectamente deslindados: por un lado tenemos 1arealidad a gue el topnimo hace referencia yr por otro, elmedio por e} se representa. La pri.merar por su propianaturaleza extralingsticar Do 1e j.nteresa a 1a f,ings-tlca pero s puede aportar informacin interesante para

    57

  • otras disclplinas cientf i-cas. E1 segundo, !tr"r cambj-o, eslo nico a gue atiende Ia Lingstia mientras que 1asotras ciencias, interesadas indirectarnente en 1a toponi-mia, estn supeditadas al medj-o (lingstlco) por e1 qrrese transmi.te Ia informacin que precisan. S1o, por tanto,si se analiza desde presupuestos estrictamente linqisti-cos un elemento Iingstiio como es el topnimo, se-estaren di.sposicin de efectuar, con ciertas garantas, un usointerdiscipllnar de Ia informacin gue ste encierra.

    Universidad de Len

    NOTAS

    (l) Hacer aqu una recopilacin de datos sobre 1a utilizacinconcreta que de 1a toponimia hacen cualquiera de esas disclpli-nas sera excesivo. Sirva como e.jemplo bien conocido 1a i.'npor-tancla que este tena tuvo entre 1os argumentos ut1i,zados porR. Menndez Pidal y C. Snchez Albornoz en su polmica sobre 1apoblacin y/o repoblacin medieval ll.evada a cabo en 1a cuencade1 Duero. Prctlcamente en cualquier libro soble HistoriaMedieval o Antigua o sobre Arquelogia 1as referencias a Latoponimia son obligadas.(2) La utilizacin nicamente de1 significante de1 topnlmocomo dato de t"rabajo se realiza en Dialeco1oga o GeografaLingstica. Se fijan de este modo, por ejempl, 1as isoglosashisrricas de una evolucin fontica cuando no se correspondencon 1a situacin actual.(3) Ejemplos de estudios verdaderarnente disparatados que sebasan en 1a toponimia para justificar cualquier barbaridad oquimera no faltan, antes bien, por desgracia, abundan. En e1diario El Pas (8-IX-1985) A. Sarrra escribe sobre un libro que,tomando como base la toponimia, demuestra ilfeacientemente" queel origen de l-a humanidad Loda hay que buscarlo en las montaasde Santander. El articulist.a califica e1 libro de "disparatecolosaltt y, a juzgar por ,1as citas que intercala, se quedacorto en su juicio. F. Snchez Drag, por su parte, en suGrgoris L Habidis no duda en utilizar la toponimia act-ua1para, una vez convenientemente ttpreparadatt, argumentar teorasfantasiosas que desnerecen poco a 1as de1 anterior ejemplo. Yas un largo etctera. Sin llegar a esos extremos, no es extra-o que en estudios de Historia, por otra parte serios, seintroduzca alguna de esas falacias toponimi.cas que se basan msen 1a intulcln o 1a mera semejanza fontica que en e1 anlisisr aguroso .(4) Los gramticos estoicos separaron, dentro del noma aristo-

    58

  • r1ico, las categoras de nonbre comn y nombre proplo cornoclases independier-rtes de palrbras. Los gramticos posteriores'sin embargo, desecharon esta diferenciacn basada ms en 1aLeica que en 1a Grarntica. R. H. Robins, Breve hj-storia de 1ai,iie=ti.u, Ed . Paraninfo, Madrid, 1.984, p. 39.I:Ineaf Acadeia Espao1a, Es-bozo de una nueva Gramtica 49 1uLengua Espaol-a, Espasa-Ca1pe, I'ladrid, I916, p. 172, n' -5.T6)1 1," efit lcin de 1o que conocemos como "nombre propio" yiodo 1o relacionado con este concepto afecl-a no slo a LaLing,stica Terca sino tanbin a parcelas concrelas de1 es-tudio lrngistico (Semntica, Gramtica) y a otras disciplinascomo la Lgica. Desde cada uno de esos posibles planteamientostericos se ha escril-o abundantemente sobre el tema. Entreotros, ha sido tratado por autores como E. Coseriun U. Eco, S.Ul1mann, J. St. i'Ii11, B. Russe11, K. Buhler, K. Togeby ... etc.(7) S. Gutrrez 0rdez, Lingsti.cg Sernntj-ca, Unlv. de0vieido , 0viedo, 198.1 , pp. t 29-1 33.(8) Id. , p. 123.(9) rbid.(10) Id., p. I32.(1f) AsT Airica, Amric1, son nombres modernos de personas. l1sfrecuente es el caso en los apellidos donde abundan los quedenotan el origen geogrfico de una familia.(12) Iluy exlendido e1 pr:ocedlrniento en todas 1as pocas, haytopnirnos con este origen procedeirtes de 1a Romanizaci6n (1osgenitivos, 1os derivados en -ana...) de 1a Reconquista, de 1aolonizacin de Amrica Y , en fin, de cualquier poca ocultura: recurdense 1os modernos Leningrado o e1 ms cercanoFerrol (de1 Caudillo). Resulta curioso en este sentido e1citado arrlba Amrica que, procedente de un nombre de persona'Amr'ic.o (Vespucio)' pasa a designar un continente y vtrelvedesde aqui a funcionar como nombre de persona.(f3) De origen germnicr:, Ragimundus est formaCo sobre ragirr'consejo' y mund 'proEeccint. G. Dez Melcn, Ape111dos caste-llanoleoneses. Univ. de Granada, Granada, 1957, p. 1. 1. 1..anoleoneses, Univ. de Granada, Granada, 1957 '

    p. 1. 1. 1.. --llanoleoneses

    , "Antroponimia 1atlna", Ifttl-q19-Pe-ql-q LinguisticaHisonica, T. I, Madrid,1960' p.398.CiSl Aunque no pueda aportar lnformacin directa sobre 1arealitlad designada, 1a antroponimia se ha utillzado frecuente-nente con otros fines: determlnar una poca por el tipo denombres que aparezcan en un documento, fljar e1 momenl-o decolonizacin segn 1os nombres que aparezcan en 1a toponimia deuna zona... elc.(1.6) Nos referimos con esta denominacin a 1os topnlmos que seforman partiendo de otro nombre geogrfico y que sueJ en repre-sentar e1 lugar de origen de 1os nuevos pobladores. Esta expli-cacin tenen los Len de l"ljico o Nicaragua en los 9ue, esevidente, nunca debi asentarse una legin romana aunque s 1ohiciera en Len (Espaa), de1 que debieron tomar el nombreaqu11os. En fa misma situacin estn 1os Granada, Sevilla o

    59

  • Valladolid que exist.en repartidos por Hispanoamr.ca o losNueva York, Nuey,a. O_rleans de Norteamri-ca, en este caso con e1arijetivo nuevo que aclara an ms su crgen. Es interesante aeste respecto un estudio coo e1 reali,zado por M. i"{etzeltinsobre e1 proceso de creacin de una nueva toponimia por partede 1os descubridores a medida que se encuentran airte nuevosterritorios (ttLa toponj.mia de los primeros descubrimientos.Contribucin a una Leora de 1a toponimizacn", Actas .Jel ICongreso de Estudios Medlterrn_eos, ed. por i"l . Alvar , liniv . deMIaga, Madrld, L977, pp. 621-634).(17) Tanco estos ejemplos, como algunos de 1os que siguen, sontodos el1os topnlmos menores de 1a comarca de Los Oterc.s, en1a provincia de Len, cuya toponimia estudi en mi Tesi.s deDoctorado.(i8) Designa este topnimo una amplia zona de tierras de laborentre los trminos de Pobladura y Fuentes de los Oteros. Msqlre de un ablativo de Aurelianus, documentado en e1 CIL., esprobable que proceda de un genitivo de 4r:ef:te, declinado stecomo 4ureIia, :ggis por nfluencia germnica.(19) Curiosamente mienti:as que cueto, adems de usarse en 1atoponimia, es apelativo de uso general en e1 habll loca1,9!sr9, pese a dar nombre a 1a comarca, aparece s1o escasamenteen la toponimi.a y es voz desconocida en la actra1idad.(Ztl; Se utiliza este topnimo en los pueblos de Fresno de 1aVega, Corbillos y San Romn de los 0teros. En todos ellosdesigna una ladera bastante pendiente y, tanb'in en 1os tres'e1 topnimo es moderno pues no se registra en e1 Catastro deEnsenada. Formas similares se recogen en tierras aragonesas (J.A. Frago, Toponimia del Carnpo de Boria, Instituto Fernando e1Cat11co , Zaragoza, 1980, pp. 1l 2-I1.3).(2i) E1 Barrio Triana es e1 nombre que recibe un gr:upo de casasalgo separadas de1 casco urbano de Cabreros del Ro. Es, comoen e1 caso anterior, un topnlmo de orj.gen reciente pues noaparece en la documentacin de1 siglo XVIII donde s es fre-cuente ttel Arrabaltt, forma hoy desconocida y a la que segura-mente ha sustituido aqu1.(22) EI proceso no es desde luego extrao y tiene bastante quever con 1a imaginacin popular: en Asturias se registra e1nombre "festivo" de Biesnn (recordando 1a guerra de Vietnam)para un barrio no precisamente tranquilo (X. L1. Garca Arias,Pueblos asE.urianos: ef porqu de sus nombres, Ed . Ayalga,S;TT;, -T1TT, pw Iz-la). El ri"'o .urET6r p"yorativo tiene1a denominacln no oficial de Corea para uno de los barrios de1a ciudad de Len. En todo caso se trata de denominaci.ones que,si bien origlnarianente son un nombre propi.o sin signifcacinposible en castellano, por a1gn motivo se ven dotados decierLa carga semntica que es 1a que en realidrd se utll.iza a1a hora de formar el nuevo topnimo.(23) Estos fenmenos, apoyados por 1o general en 1a semejanzafontica entre e1 topni"mo y un apelativo de significado cono-

    60

  • c j-do, en el. f ondo r'ro son nis r.iue e1 resultado de .La act-itd dealgunos hablantes que iirteatan romper la doble arbitrariedadde1. topnimo para convertirlo en un elemento ms incegrado ensu pr-ogic sislema lingustico. Los ejemplos de etimolr:ga popu-1ar c, como otros prefieren 11arrar1o, asociacin etimolgica,abund.an, aunque dispersos, en cualquier estudio de toponimia.Recienlemente e1 romani,sta K. Baldinger ha publicado un trabajodedlcado al tema ("Etimologa popular y onornstica", J-letresAg.gfifi.aS9s., ne i9, 1986, pp. 1.5-30) y A. Galms ha analizado e1fenmeno en e1 mbito de dos ciominios peninsulares ("Toponimlaba-1 ear y asociacin etimolgicar', Ar_chivum, XXXIII, 1.983, pp.409-420; "Toponimia asturiana y asociacir et.imolgica", !!g-Lres- Asturi.anes, na 19, 1.986, pp. 3I-39).

    61