el nodo no puede existir sin la red, pero no

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Ecología, budismo y filosofía CARLOS BARBOSA CEPEDA Columnista RHI A la raíz de la crisis ambiental actual se encuentra una manera de pensar el mundo, una lógica que da primacía a la distinción, la separación, lo individual. No hay esperanza de solucionar la crisis ambiental sin revisar profundamente esa manera de pensar. ¿Pero cómo conciliar el equilibrio de los ecosistemas con el progreso tecnocientífico?, ¿cómo afianzar una sólida conciencia ecológica sin perder de vista nuestra identidad como humanos? Hay pistas para estas preguntas en uno de muchos lugares de encuentro entre el budismo y el pensamiento chino: la escuela Huayen. Se dice que la subjetividad moderna ha sido un gran logro de la humanidad. El énfasis moderno en el carácter único e irrepetible de cada sujeto humano ha permitido formular muy claramente las libertades civiles y los derechos humanos. Le ha dado enorme sustento e impulso a la idea de que la dignidad y el valor de alguien no radica en títulos o privilegios, sino en su carácter humano mismo. Aunque estos asuntos son objeto de mucha discusión filosófica, no cabe duda del impacto positivo del modelo moderno de subjetividad. Pero no podemos pasar por alto que también ha traído mayúsculos problemas. COLUMNA FILOSÓFICA VOL. II COLECCIÓN. C:1 - C13 PUBLICADO 07 febrero2021 54 2.3

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Ecología, budismo y filosofía

CARLOS BARBOSA CEPEDAColumnista RHI

A la raíz de la crisis ambiental actual se encuentra una manera de pensar el mundo, una lógica que daprimacía a la distinción, la separación, lo individual. No hay esperanza de solucionar la crisis ambiental sinrevisar profundamente esa manera de pensar. ¿Pero cómo conciliar el equilibrio de los ecosistemas con elprogreso tecnocientífico?, ¿cómo afianzar una sólida conciencia ecológica sin perder de vista nuestraidentidad como humanos? Hay pistas para estas preguntas en uno de muchos lugares de encuentro entre elbudismo y el pensamiento chino: la escuela Huayen.

Se dice que la subjetividad moderna ha sidoun gran logro de la humanidad. El énfasismoderno en el carácter único e irrepetible decada sujeto humano ha permitido formularmuy claramente las libertades civiles y losderechos humanos. Le ha dado enormesustento e impulso a la idea de que ladignidad y el valor de alguien no radica en

títulos o privilegios, sino en su carácterhumano mismo. Aunque estos asuntos sonobjeto de mucha discusión filosófica, nocabe duda del impacto positivo del modelomoderno de subjetividad. Pero no podemospasar por alto que también ha traídomayúsculos problemas.

COLUMNA FILOSÓFICA

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una profunda transformación de lasubjetividad moderna. Es esta la quealimenta nuestro ánimo consumista y ponesiempre palos en la rueda de nuestrosintentos por ver la tierra no meramentecomo fuente de recursos.

¿Pero acaso podríamos hablar detransformar el sujeto moderno y dejar atrás,a su vez, tan importante sustento para laslibertades civiles, los derechos humanos y ladignidad del individuo? Concuerdo en queno se trata de perder todos esos avances.Aun así, los problemas del modelo modernode subjetividad son tan reales como susfortalezas. No podemos dejarlo como está. Yno tenemos que dejarlo como está. Creo quees posible encontrar insumos para lasuperación de la subjetividad moderna en elbudismo de la China clásica, concretamenteen una de sus escuelas más originales: laHuayen. Los maestros y pensadores de estaescuela desarrollan una cosmovisión basadadesde el principio en la interrelación, pero altiempo encuentran por esa misma vía lamanera de no disolver la individualidad. Enese sentido, no es osado afirmar que elpensamiento Huayen da soporte tanto a laconciencia ecológica como a la subjetividadhumana. Veamos cómo.

Imaginemos una gran red de pescar, que seextiende ilimitadamente. Podemosquedarnos observando un nodo de la red ypensarlo como una cosa particular, inclusivepodemos pensarlo como algo diferenciabledel conjunto. Sin embargo, no podemostomar ese nodo sin tomar toda la red, apesar de que esta no nos cabe en la palmade la mano. Si en un intento de tomarloaisladamente lo cortamos de la red,acabamos destruyéndolo. Así, captamos queel nodo no puede existir sin la red, pero no

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Para proclamarse como único e irrepetible,el sujeto moderno se separa del resto de larealidad, se define en contraposición a ella. Ala escala de la humanidad, esto significa queel género humano se entiende a sí mismocomo separado de las demás cosas: los ríos,las montañas, los árboles, las aves, losbichos, los peces. Todo aquello que sobre lacorteza terrestre cae por fuera del ámbitohumano es puesto en un cajón denominado“naturaleza” (tal tendencia ya se hallaba enlas religiones abrahámicas, se puede alegar,pero sin duda la modernidad la profundiza).Así, el mundo humano y el mundo de lanaturaleza se entienden prácticamentecomo antípodas. Esta manera de pensar hapermitido entonces tratar los animales,plantas y ecosistemas como recursos paranuestra actividad. Cuando llega laindustrialización, el ser humano ve su propioprogreso tecnológico como una batallacontra la naturaleza y sus leyes,esencialmente hostiles a él. La humanidadafianza su visión de la “naturaleza” como unotro al cual debe dominar. Hoy espalmariamente claro que esta manera depensar nos ha conducido a la actual crisisecológica.

Por supuesto que no queremos quedarnosen diagnosticar el problema, ya bastantediagnosticado. Queremos soluciones. Sinduda es importante tratar de hacer algo:reciclar más, contaminar menos, disminuirdesechos, reutilizar recursos: estas y muchasotras estrategias son útiles y necesarias. Sinembargo, hagamos lo que hagamos, nohabrá forma de superar la gran pruebaecológica que pasa la humanidad si notransformamos la manera de pensar quesubyace al problema, es decir, si no dejamosde entendernos como separados del resto dela tierra. No hay, pues, manera de esquivar

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Esta es claramente una manera ecológica depensar. Dentro de la gran “red” de lanaturaleza, cada uno de nosotros no es másque un nodo, pero resultaría insensatopensar que por ello la naturaleza nos esesencialmente hostil. Al contrario: lanaturaleza entera nos sostiene. Si nosaislamos de ella, no podemos sinodesintegrarnos. Desde un punto de vistabudista, una profunda conciencia vivida (nosolo pensada) de esta radical interconexiónno puede sino despertar en nosotros unradical ánimo de solidaridad y cooperacióncon todas las existencias: todos los seresestamos indesligablemente imbricados, asíque todos estamos del mismo lado. Esteánimo ecológico nos impide pensar losanimales, plantas y ecosistemas comomeros recursos: cada planta; cada bicho;cada criatura del aire, la tierra o el mar;incluso cada valle, montaña o río tienentanto como nosotros un carácter único eirrepetible, y también una dignidadinalienable. Evidentemente debemos tomarrecursos del medio para sostenernos, pero altiempo debemos cuidarlo. Nos debemos almedio no solo porque nos conviene, sinoporque él y nosotros no somos enteramentediferentes, aunque no seamos enteramentelo mismo.

Esta conciencia ecológica no puede sinoemerger de una manera interrelacional deentender la realidad, tal como la delbudismo Huayen. Cómo desarrollar estaconciencia, no obstante, es un asunto quenaturalmente no puedo acabar de explicaren ninguna cantidad de palabras. Requiereacción. Al menos tiene sentido apuntar algoal respecto aquí: un pensamientointerrelacional impulsa y fortalece todosnuestros esfuerzos ecológicos —reciclarmás, contaminar menos, disminuir

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es a pesar de la red sino gracias a ella que elnodo puede ser el particular individuo quees. De modo análogo podemos pensar larealidad y nuestro lugar en ella. No es encontraposición al mundo exterior que soyquien soy, sino gracias a él. La naturaleza noes esencialmente hostil a mi existencia comoser humano individual: es ella la raíz de miser único e irrepetible.

La imagen aquí expuesta es de origen indio yes tradicionalmente denominada “red deIndra” (aquí la he modificado un poco paramayor claridad). El budismo indio la empleapara vehicular toda una manera de pensar larealidad en términos de interrelación. Lopropiamente original de la escuela Huayenes que la interpreta y articula en términos deuna categoría filosófica de raíz daoísta(taoísta): las cosas/fenómenos existentes (shi事 ) y el principio/ley (li 理 ) que gobierna susurgimiento. En línea tanto con el budismocomo con el daoísmo, el Huayen piensa larelación entre principio y cosas en términosno duales: la ley que gobierna las cosas y lascosas mismas no son lo mismo, perotampoco son enteramente diferentes. Escomo el reflejo de la luna en un estanque: laluz de la luna penetra el agua del estanquesin herirla, y a su vez el pequeño estanque escapaz de contener e irradiar la luz de la granluna. Así, la ley permea todas las cosas perono por ello las obstruye sino, al contrario, espor ello mismo que les da su ser; y cadapequeña cosa, hasta la más minúsculapartícula de polvo, refleja ella misma la granley universal. Visto desde la perspectiva delas cosas mismas, cada cosa particular ayudaa sostener a las demás y al tiempo essostenida por todas ellas. Esto es lo que en elpensamiento Huayen se denomina la nointerferencia (o no obstrucción) entre ley ycosas, y la no interferencia entre cosa y cosa.

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desechos, reutilizar recursos—, y a su vezestos esfuerzos ecológicos impulsan yfortalecen una manera interrelacional depensar. Los dos factores entran en un círculovirtuoso. No es el punto preguntarse quéprecede a qué. Y reconocerlo profundamentees, ello mismo, estar a tono con el pensarinterrelacional y la acción ecológica.