El Morir-renacer en El Cuento Colombiano Contemporaneo

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cUENTO COLOMBN

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  • EL MORIR-RENACER

    EN EL CUENTO COLOMBIANO CONTEMPORNEO

    0. INTRODUCCIN

    La naturaleza es la primera experiencia vivencial querodea al hombre; ste aparece en la creacin en la bsqueday el encuentro de 'ese espacio'; pero una vez que toma pose-sin de l se interroga, filosficamente, sobre su destino, esdecir, sobre su trayectoria entre el nacer y el morir.

    El propsito de este ensayo, por lo tanto, es indagar sien el cuento colombiano contemporneo se expresa el proce-so cclico del cosmos, desde la perspectiva de la relacinnaturaleza-hombre. No pretendemos presentar una visinpanormica y exhaustiva del desarrollo de esta temtica, peros seguir su evolucin, basndose en un 'corpus' limitado ysignificativo.

    Quiz nuestra sensibilidad esttica, en complicidad conla calidad de los relatos, ha sido la gua para intentar unainterpretacin de los siguientes cuentos, que definen cuatroversiones poticas distintas con una concepcin de unidad.Ellos son: La guitarra de Manuel Meja Vallejo; El da quetermin el verano de Carlos Arturo Truque; Cuando termi-ne la lluvia de Antonio Montaa, e Isabel viendo llover enMacondo de Gabriel Garca Mrquez.

    Aspiramos a penetrar en el mundo inmanente de estoscuentos, con el fin de dar respuesta, implcitamente, sin es-bozar por ahora ninguna teora, a la inquietud de cmoleer un texto.

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    1. LA GUITARRADE MANUEL MEJA VALLEJO

    Los relatos de Manuel Meja Vallejo se caracterizan, ensu primera etapa, por el apego a la tierra perspectiva queno abandonar en su produccin posterior. Esta visinruralista del mundo tiene su origen en su propia tierra, An-tioquia, con una proyeccin continental ya que esta cons-tante se palpa en cualquier lugar de Latinoamrica.

    En algunos de sus cuentos se advierte una relacin entrela naturaleza y el hombre. Ella en su papel protagnico yomnmodo seala el fatum de los seres. l, a su vez, comocreatura suya adopta ante aqulla una actitud de entrega ode desafo. Las fuerzas telricas de la naturaleza condicionanla vida del labriego, segn sean prdigas o hambrientas. Ta-les designios hacen que en el campesino renazca un senti-miento de arraigo o desarraigo a la tierra.

    Esta situacin se condensa, marcadamente, en el cuentoLa guitarra1, en donde la anttesis lluvia-sequa origina di-versos comportamientos, estados de nimo y posturas filos-ficas, entre los personajes. Esta es la realidad inmediata quese capta en la epidermis del relato; pero en su interior, den-tro de su sencillez y primariedad, se nos devela una apro-ximacin a la concepcin cclica del cosmos; en donde larotacin de los fenmenos lluvia-sequa expresa simbli-camente el antagonismo entre el ciclo del renacer y elciclo del morir; aqu reside la poeticidad de este relato.

    Esta concepcin cclica del cosmos se plantea en el de-sarrollo de la secuencia narrativa, a partir del empleo de unrecurso estructural: la alternancia y contraste entre dos pla-nos temporales. El pasado como una evocacin nostlgica delacaecer de la lluvia, representa un perodo de vitalidad. El

    1 Lo guitarra (Maracaibo, abril de 1951) obtuvo el tercer premio en el

    VII Concurso Anual de Cuento en Venezuela, 1952. Dato tomado del libro Tiem-po de seqtiaa, Editora Popular Panamericana, 1963, pg. 133. Este relato est in-cluido en la coleccin Cuentos de zona trrida, Editorial Carpel-Antorcha, Me-delln, 1967. Seguimos esta edicin.

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    presente continuo describe las incidencias de la sequa comoexpresin, esta vez, de un perodo de decadencia. El narra-dor omnisciente, en ambos casos, desde la realidad exteriorpenetra en la interiorizacin del personaje principal.

    El ciclo del renacer recobra existencia en el cuento, ni-camente, a travs de los recuerdos del viejo Agustn, quiensiente la nostalgia del pasado, revive el tiempo de la vidaplena y compartida con sus seres queridos Jesusa, su mu-jer, Ramn, su hijo, y Amarillo, su perro en su espaciovital y natural: la tierra.

    La comunin y convivencia plano evocado delpersonaje principal con su pequeo y entraable ncleo fa-miliar, guarda una estrecha correspondencia con la tierra,llena de prosperidad, abundancia, alegra y esperanza. Es lavida sencilla y plcida que se alimenta de las faenas diariasdel campo que les depara la bienaventuranza del maana:

    Todos Agustn y sus compadres, Ramn y Jesusa gustabanms el placer de ver con el tiempo la flor de los cafetos [... ] Se sen-tan alegres de trabajar por el hecho de enfrentarse a las sementeras,era costumbre, amor puro morir sobre la tierra sin otra compensacinque la de observarla alborozada en las espigas (pg. 157).

    Sus gentes lamentan ahora la prdida de ese espacio,microcosmos arcdico, a cuyo alrededor giraba la vida. Enel siguiente fragmento se sintetiza esta experiencia existencial,por medio de los adverbios de lugar, que ponen el nfasis,precisamente, en un espacio determinado y propio:

    En esas lomas haba frescor y verdura, paz libre sin sofocamien-tos; all el grito saltaba de picacho en picacho, de hondonada enhondonada, el eco sobre el sembrado apacible; all humeaban laschozas trepadas a la cordillera donde perros y gallos despertaban elda (pgs. 157-158). (El subrayado es nuestro).

    El proceso cclico del universo se cumple de manera n-tida e integral en el viejo Agustn. l, por haber vivido ms,est en capacidad de reconstruir su historia y rotacin; porla misma razn, en su filosofar, a travs de la voz narrativa,asume el hecho en forma ms consciente y resignada:

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    [.. .] Fue un ao despus de muerta su primera esposa [ . . . ] .Ms soledad senta en las anochecidas invernosas, ms amargo el pansin compartir, alma y guitarra menos llenas de canciones (pg. 152).

    La iniciacin de este sintagma con puntos suspensivossugiere implcitamente, por medio de la omisin de la anc-dota, un perodo anterior de vitalidad, al que sucedi otrode decadencia en un pasado mediato y lejano, desarrolladomuy brevemente en la secuencia narrativa. Aqu incluso yase dan los indicios de la anttesis propia de cada ciclo com-paa/soledad expresada respectivamente por la presenciao la ausencia de la mujer. As Agustn asocia claramente elciclo de vitalidad con la mujer: "El hombre en el campo ne-cesita su hembra" (pg. 152), que luego se cristaliza y con-creta en el nombre de Mara Jess; ella le posibilita su rein-greso a un perodo de signo positivo:

    Adems, por su costumbre de toparse con Mara Jess Jesusapara l , empez a sentir obligacin de quererla o, a lo menos, deproponerle matrimonio (pg. 152).

    Este nuevo ciclo logra su desarrollo en la cadena discur-siva, en un pasado ms cercano. El ciclo del renacer, en todasu plenitud, coincide con una poca de lluvia. La lluvia, en-tonces, alcanza en el relato la categora de smbolo bismicode la fecundidad, en su unidad mujer-tierra; Mara Jess es-pera un hijo, como la tierra espera reverdecer. El narradordescribe el momento de mayor intensidad de este deseosimultneo:

    La lluvia caa bautizando el deseo de un hijo (pg. 156).Que cayera la lluvia y baara las hojas y mojara la tierra se-

    dienta (pg. 155).

    La espera de estos dos acontecimientos adquiere talfuerza, que lleva a Agustn a anunciarlos con jbilo e impe-tuosidad, puesto que en el vientre de la mujer como en elvientre de la tierra crecern los frutos (hijo-retoos).

    "Por los abriles chillar en la estera y te mamar las ubres,Susa..." (pg. 156).

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    "Saldrn retoos verdes" (pg. 155).

    Recin nacido, Ramn est unido al espacio materno,porque all hay abundancia como en la tierra: "El pequeoescurra vidamente las tetas de Jesusa" (pg. 157); mientrastanto Agustn presencia el espectculo maravilloso de la na-turaleza ante el cual cree rejuvenecer:

    Era callada la alegra de ver mamando a su "nieto" explica-ba que estaba muy viejo para tener un hijo, y mirar las gotas deleche rociando su carita y los senos oscuros (pg. 157).

    El hijo representa la sntesis de todas las energas de lanaturaleza para generar el ciclo vital, en su mxima po-tencialidad:

    El hijo crecera. Hijo de l, de Jesusa, de la tierra, de San IsidroLabrador (pg. 157).

    De acuerdo con el orden lgico del discurso narrativo, seopera el paso de una poca de lluvia a una de sequa, signi-fica el trnsito del ciclo del renacer al ciclo del morir. Ahorase capta una atmsfera de desolacin, miseria y tristeza. Latierra se ha tornado estril y ajena, los personajes experimen-tan "el desgarramiento de la querencia, de esa tierra dolorosaahora entre sus manos" (pg. 159). Este aniquilamiento tienelas proporciones de una diminuta imagen de la destruccindel mundo y de la consiguiente calamidad para sus humildesmoradores, segn la visin del narrador:

    Ni el buen San Isidro los protege. Todo se va fugando, y en losrastrojos algunos aullidos espantan la desolacin. Hasta los recuerdosmarchan por adentro hacia el llanto (pg. 159) 2.

    ' La idea de destruccin se acenta en el cuento Tiempo de sequa: "Abajo,los costillares de algn animal que se sec por dentro; alguna calavera de res,uno de sus cuernos clavado en el polvo, otro sealando con ndice frreamentecurvo al sol" (pg. 71). Incluido tambin en el volumen Cuentos de zona trrida(op. cit., escrito en Guatemala en 1954). En cambio, en el relato Cielo cerradola calamidad ha sido ocasionada por la lluvia que tiene la misma duracin deldiluvio universal: "Cuarenta das. Cuarenta noches" (pg. 48). Escrito en Mede-lln en 1958, aparece en el mismo volumen anteriormente citado.

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    La sequedad de la tierra determina conductas y actitu-des antagnicas por parte de los miembros del ncleo fami-liar; esto ocasiona su propia desintegracin. Mientras Agustny el perro adoptan una postura pasiva al aferrarse a su tierra,Jesusa y el hijo optan por la accin aventurera, se han trans-formado en los personajes dinmicos del relato. En el fondode este comportamiento se plasma una diferente cosmovisin.En todos los personajes se produce "una huida" del presentey una bsqueda de otro espacio. As, Agustn mira nostlgi-camente hacia el pasado e intenta refugiarse en l, a travsde sus recuerdos; Jesusa y Ramn, en cambio, miran hacia elfuturo, experimentan un mpetu por vivir, y acaso entienden,instintivamente, que an pertenecen al ciclo vital.

    Agustn es un personaje introvertido, encerrado en sumutismo aparece ahora en un estado de completo anonada-miento. Le acompaa una guitarra a la que, como reflejo desu postracin ante esa situacin, le va reventando una a una,rabiosamente, las cuerdas. Es su manera de expresar su des-censo hacia el ciclo del morir: "De los dedos, gotas de san-gre resbalan a la guitarra" (pg. 161). Este instrumento hadejado de ser el smbolo de la alegra plano evocado para convertirse en el smbolo de la tristeza, de la desespera-cin y de la aceptacin de un final definitivo.

    Por otra parte, el ciclo de la decadencia se va gestandoparalela y progresivamente en Agustn y en su perro, Ama-rillo. La convivencia del animal con la familia y especial-mente con su amo, ha logrado realzar su figura hasta trans-formarse en la encarnacin de otro ser humano, poseer lasmismas virtudes: la nobleza, la humildad y la solidaridad;por lo tanto se ha hecho acreedor al mismo tratamiento afec-tivo: "Y mirando a su perro, a Mara Jess y a s mismo,reanuda sus evocaciones al comps del cordaje" (pg. 154).Es importante destacar de paso que "la pelambre color ama-rillo enfermo" del perro recoge el color de aquellosparajes durante la sequa, connota adems la decadencia, ca-racterstica de esta poca, por medio de la adjetivacin bi-membre. El autor consigue borrar distancias entre el hombre

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    y el perro; llega a identificarlos hasta tal punto, que formanuna unidad solidaria.

    El cuento se inicia con una imagen que es el preludiode la muerte:

    La miseria toma forma de un viejo recostado contra la puerta, deun perro en el suelo de tierra apisonada (pg. 152).

    Los signos del deterioro y el desfallecimiento se advier-ten en ambos a lo largo de la secuencia narrativa; desprote-gidos y desligados de su espacio habitual la tierra , hanadquirido una contextura rgida y esttica, de completaimpotencia:

    As permanece en actitud de dolo: inmviles las manos sobrela guitarra, quietos los ojos, las rodillas hacia esos rboles esfumadoshacia el firmamento (pg. 160).

    Hasta el perro es ya un armazn con ojos turbios. Pasa el da enun sueo famlico u olisqueando en las huertas (pg. 151).

    Por ltimo, como seres desvalidos, no les queda otro re-curso que la aceptacin y preparacin para su ingreso totalal ciclo del morir, con el reconocimiento de que han sidofieles a su destino. Este es, en nuestro concepto, el mensajedel cuento:

    Fuiste un gran perro, Amarillo pronuncia como si escribie-ra en una lpida. Yo tambin fui un hombre [.. .] (pg. 161).

    Por el contrario, Jesusa, sin meditarlo demasiado, sin re-parar en los lazos familiares, guiada por un impulso instinti-vo, toma la decisin de huir, realmente, de su espacio natu-ral esa tierra y sustituirlo por otro aunque sea incierto,porque en ella existe todava, firmemente, el ansia de vivir;no le cuesta trabajo desprenderse de su entorno afectivo ygeogrfico:

    Estn listos los corotos. Con el alba salimos maana [... ](pg. 158).

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    Desde otro ngulo, el proceso cclico del cosmos se plan-tea en el cuento La guitarra en trminos generacionales, atravs de la polaridad padre-hijo, entre quienes se concretaen su mxima intensidad el morir y el renacer, respectiva-mente. Mientras el primero se resigna a fundirse con las en-traas de la tierra, el segundo se enfrenta a ella porque anposee la energa suficiente para sobrevivir.

    En los dos personajes aparecen las seales premonitoriasdel cambio csmico que se avecina. En uno acta la fuerza delcosmos sobre el sujeto, y en el otro, a la inversa, se imponela fuerza del sujeto sobre el cosmos. A nivel del discursosintagmtico, en ambos se registra idntica seal como sig-nificante, pero distinta como significado. La anttesis semn-tica se deduce por el contexto al que pertenecen los dossintagmas:

    [Agustn] traza con su bordn signos ilegibles en la tierra seca,rayas que interceptan la curva de su trayectoria: una desolacin convoces amargas que de pronto se quiebran en nuevos silencios (pg. 151).

    Dos das antes dos das no ms haba dicho [Ramn] tra-zando tambin signos ilegibles con una vara sobre el polvo:

    "Viejos, me cansa la tierra. Esto no da nada" (pg. 159).

    Finalmente, la obsesin y decisin de "huida" se extien-de a todos los habitantes de la comarca, porque comprendenque esa tierra empobrecida, irredenta y ajena es el mundodel morir, en donde la vida no puede resurgir; no les quedaotra alternativa que abandonarla, rompindose as la unidadhombre-tierra:

    Abandonaran la tierruca, ya inservible y ajena. Todos se ibanyendo: se march Isaas, el vecino, porque le embargaron la parcela.Se marcharon los hijos de la comadre Teresa porque en las ciudadeshaba fbricas, porque el petrleo llamaba con voz tentacular. SuRamn tambin acaba de marcharse: dos das antes nada ms, dosdas que se le han vuelto un infierno. Hasta las tierras parecen mar-charse con ellos, gastadas, siempre ajenas. Ni el buen San Isidro losprotege (pgs. 158-159)3.

    ' Ante una situacin similar, los habitantes de Tiempo de segua, op. cit.,desesperados, toman igual decisin: "Es tiempo de irnos. Todos se han ido, Se-

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    En sntesis, el cuento La guitarra explora los temas dela lluvia y la sequa, como verdaderos protagonistas de unarealidad latinoamericana, tras de la cual se esconde, en estecaso, el simbolismo del morir-renacer, a partir de la identi-dad o la lucha entre el espacio y el hombre. Sus personajesson, adems, la semblanza de campesinos que cruzan nues-tros caminos, alegres con sus cantos o sumidos en su desespe-ranza y soledad. De ah que el autor recurra a un lenguajesencillo, lleno de poeticidad y de una delicada dosis de ternura.

    2.- EL DA QUE TERMIN EL VERANODE CARLOS ARTURO TRUQUE

    Este relato est dentro de la lnea que nos hemos pro-puesto; forma parte de la coleccin El da que termin elverano y otros cuentos4, en donde el autor se consagra comoun maestro en el arte de narrar, en cualquiera de los temasque aborda: la protesta social, de carcter rural o citadino,la violencia, el amor o la naturaleza.

    El prestigio de este escritor se debe no tanto a la cantidadde cuentos escribi relativamente pocos como a su cali-dad literaria; en verdad, entusiasman, deleitan y captan laatencin del lector, quiz por estar bien escritos, con un len-guaje sobrio, elaborado, cuidadoso, sugestivo, quiz por eltratamiento apasionante del tema, quiz por el conflicto enque se sita al personaje. En general, podemos afirmar que,si bien la naturaleza conserva todava su papel protagnicoy definidor, el narrador desde la tercera persona penetra pro-fundamente en el interior del personaje; en virtud de estatcnica a veces nos queda la impresin de que la voz del

    bastan [ . . . ] " (pg. 72). Pero en este cuento, a diferencia del de La guitarra,la vida renace porque se aproxima la lluvia: "Hoy llover, vecina, porque estvendando en los cerros" (pg. 80).

    CARLOS ARTURO TRUQUE, El da que termin el verano y otros cuentos,Bogot, Instituto Colombiano de Cultura, nm. 99, 1973.

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    narrador se traslada al personaje, para ponernos en contactodirectamente con ste.

    Dicho relato, a partir de su ttulo, sugiere la existencia deun prolongado verano "Hace cuatro meses no llueve",aunque las alusiones a esta circunstancia atmosfrica son es-casas; en cambio, en el desarrollo discursivo se mantieneviva la esperanza en la llegada de la lluvia, hecho que seconstituye en una realidad positiva.

    Desde el punto de vista semntico la anttesis verano-lluvia no guarda una correspondencia absoluta con el morir-renacer; tal connotacin slo alcanza al segundo trmino. Encuanto a los personajes, Jos Mara se introduce en el ciclodel morir, en otro lugar; Pedro y Mercedes, por el contrario,desde el momento de su encuentro se ubican en el ciclodel renacer.

    Jos Mara decide un da huir de esa tierra e irse haciael monte "porque all llovera"; es el personaje emigrantedel cuento. Desaparece casi de inmediato de la intriga, ya nohay noticias de l y slo queda su recuerdo. Pedro, opuestoa Jos Mara, se queda abrazado a su tierra, con esperanza yoptimismo. Es el personaje central, de cuyo mundo interiorconocemos ms, con ocasin de la circunstancia externa elverano. De fuera hacia dentro, lo vemos primero contem-plativo y solitario, a la espera de que llegue la lluvia oel hermano:

    Luego, pasado el calor del medioda, sacaba la mecedora y se sen-taba, en el mismo sitio en que estaba, a mirar unas veces hacia arriba,en busca de augurios de agua; y otras, las ms, hacia el frente, paraver si alguien vena, con la esperanza de ver aparecer el hermano[.. .] (pg. 9).

    Despus observamos que est completamente obsesiona-do por que aparezca una gota de agua; quiere la lluvia paravolver a sembrar porque se es el deseo de su vida. Est tancompenetrado con la lluvia, que su pensamiento, su sueo, suvigilia giran alrededor de ella:

    Estaba sentado, entre el umbral y el patio, pensando en la lluvia.La lluvia! Siempre la lluvia! (pg. 7).

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    Por la noche soaba, casi todas las noches con lluvias buenas quelo mojaban [. . .] (pg. 8).

    De noche me quedaba oyendo el agua correr y me iba quedandodormido (pg. 16).

    Pedro y Jos Mara son seres antagnicos, como lo sonlos lugares en donde cada uno ha decidido vivir, el primeroen la llanura, en tierra prspera; el segundo en "su all", en"los cerros azules", en la tierra donde haba germinado laviolencia, que finalmente acaba con su vida. Por eso su re-torno es imposible. En su lugar llega Mercedes, quien hadejado aquel espacio para quedarse en un mundo apacible.

    Pero Mercedes, en un sentido ms amplio, de acuerdocon el contexto del discurso, es el smbolo de la vitalidadcsmica, en su desdoblamiento lluvia-erotismo. Por ello, en elmomento de su aparicin, renace en Pedro un ansia de vivir,porque su presencia significa el despertar de la pasin5 yesencialmente el anuncio de la llegada de la lluvia, anuncioque en el relato sigue una secuencia reiterativa-intensificativa6:

    Parece que va a llover pronto (pg. 15). Me parece haber sentido llovizna (pg. 15). Creo que va a llover (pg. 19). Pues, para m que va a llover! (pg. 20). No se lo dije? Hombre! Si estn cayendo gotitas! (pg. 20)."Est lloviendo, lloviendo!" (pg. 26).

    Pedro vuelve a sentirse en comunin con la creacin, consu parcela y con su compaera; intuye que la mujer y la llu-via integran la unidad de la naturaleza en su nueva etapadel renacer:

    "Pero ahora no lo atrajo ms el campo a medio arar, ni los surcos amari-llentos, ni la hierba quemada, sino ella, la hembra, y tembl por dentro" (pg. 12).

    * En la terminologa de Bousoo corresponde a una gradacin ascendente:"Consiste la gradacin dice en una enumeracin escalonada de trminos,todos los cuales coinciden en marcar una misma direccin hada el punto expresadopor el ltimo elemento de la serie" (pg. 469). Habla adems de la gradacinascendente (positiva) y descendente (negativa). Vase al respecto: Climax, gra-dacin descendente y exclamacin (pgs. 343-345) y la Gradacin: ascendente ydescendente (pgs. 469-472) (CARLOS BOUSOO, Teora de la expresin potica,t. I, quinta edicin, Editorial Credos, Madrid, 1970.

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    La mujer estaba en un prado, desnuda, revolcndose, ayudndosecon las manos para que el agua la mojara (pg. 27).

    Por lo mismo la fusin lluvia-Mercedes sintetiza la con-notacin de la fecundidad en la naturaleza:

    [... ] porque l estaba sembrando bajo el aguacero que ella habatrado para baarse y para acabar, en esa forma, el largo e impiadosoVERANO (pg. 27).

    El ttulo del cuento El da que termin el verano es unanticipo al regocijo que produce la llegada de la lluvia, esun canto potico al esplendor de la naturaleza y al espritualegre de la pareja Pedro-Mercedes que aparece entre la llu-via para iniciar un perodo de vida arcdica. Es un hermosorelato, poseedor de una gran riqueza expresiva, en donde elpersonaje masculino tiene una visin positiva y alentadoradel mundo, y en donde el personaje femenino adquiere unanueva dimensin, como encarnacin del ciclo vital del uni-verso. Este cuento, en nuestro concepto, es la creacin msperfecta entre los que componen el volumen.

    3. CUANDO TERMINE LA LLUVIADE ANTONIO MONTAA

    Del libro de cuentos de Antonio Montaa, precisamenteanalizaremos el relato Cuando termine la lluvia7, ttulo dela coleccin, porque nos presenta una versin diferente de lapoetizacin de la naturaleza, dentro de una pluralidad se-mntica profunda, de carcter mtico-onrico. La lluvia, apar-te de ser un fenmeno atmosfrico, se convierte en "algoms" porque encierra una concepcin del proceso cclico delcosmos. Es un cuento de ndole literario-filosfica, que posi-bilita, en el lector, mayores perspectivas de interpretacin.

    7 ANTONIO MONTAA, Cuando termine a lluvia, Ediciones Tercer Mundo,

    Bogot, 1963. Consta de doce relatos, escritos entre 1956 y 1962, algunos de loscuales han sido premiados en concursos de Colombia y Mxico.

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    Si seguimos el orden sintagmtico del discurso, adverti-mos que, a medida que avanza el tiempo de la lluvia, se vanproduciendo alteraciones fsico-psicolgicas en el personaje. Aunque el autor no sigue estrictamente la cronologa,porque a veces emplea una tcnica retrospectiva. En nues-tra introspeccin hacia el cuento, descubrimos que el fenme-no telrico de la lluvia, en s mismo, importa menos que suefecto en el hombre, el cual llega a extremos increbles yfascinantes. Anotamos a continuacin las secuencias ms im-portantes de esta metamorfosis; esto nos servir de base parapenetrar luego en el nivel semntico del texto, mediante unalectura de orden paradigmtico:

    El chubasco comenz un mircoles a la madrugada. El negro tu-vo un sueo (pg. 85).

    Ese da y el siguiente trabajaron bajo la lluvia escogiendo unastrozas. Al tercero se hundieron tanto en el barro que tuvieron queregresar al rancho y sentarse a esperar el sol (pg. 86).

    Ya no pensaban en nada. Tendidos en la hamaca o indolente-mente recostados contra el barandal, dejaban pasar el tiempo (pg. 87).

    Coman poco y casi por obligacin. No tan slo porque les faltabael apetito, sino porque casi desde el comienzo de las lluvias la comidahaba adquirido un extrao sabor (pg. 87).

    Al dcimo da se call [el negro]. Estuvo acurrucado en la puertadel cuarto y carraqueando. No era necesario ponerle un termmetropara saber que tena fiebre (pg. 88).

    El negro haba comenzado a delirar (pg. 89).El negro estaba agonizando. Ya ni siquiera poda levantarse a

    vomitar (pg. 91).Se despertaron muchas veces sobresaltados en el filo de la cats-

    trofe a preguntar: "Llueve?"; a responder: "S, todava" (pg. 96).Cuando Gabriel abri los ojos, ya el sol se haba alzado sobre un

    mar azul, [ . . .] (pg. 96).

    Despus de seguir, en detalle, el proceso de la lluvia, nospercatamos de su poder diablico y maravilloso. La lluvia esrealmente la protagonista de los cambios que se operan enlos personajes; Gabriel y Surez quedan atrapados, adorme-cidos y envueltos por el manto de la tormenta, mientras eltercero, el negro, acaba siendo devorado por ella.

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    Esta mutacin, naturalmente, es gradual. Primero, la tor-menta aisla a los personajes de su realidad cotidiana y de suentorno habitual: "Ya no miraban llover. Cerraban los ojosen la hamaca o recostados contra la balaustrada, oan las r-fagas de aguacero estrellarse contra la casa" (pg. 84). Lue-go, los aprisiona en sus redes y en sus secretos y, finalmente,los incorpora a otro estadio, la realidad fantasmagrica, endonde el ser pierde la nocin de espacialidad y de tempora-lidad. Los personajes ingresan ahora a la regin onrica ymtica, navegan entre la alucinacin y la pesadilla, entre elsueo y el delirio. Desde esta segunda realidad, se le develaal personaje su destino y el de la humanidad y la raznfilosfico-religiosa del ser. Este proceso lleva indudablementea un cambio de significacin textual, desde dos niveles: eldenotativo y el simblico.

    1. En un primer nivel, el denotativo, el cuentista nospresenta un cuadro sobre los desastres causados por la lluvia,por medio de una serie de signos: la invasin de animalesvoraces, dainos y destructores: zancudos, alacranes, gavila-nes, etc.: "Entonces se dio cuenta de que los alacranes, comolos zancudos, haban invadido la casa" (pg. 89). La atms-fera es desolada, pestilente y putrefacta: "Era como si todoestuviera tocado de muerto" (pg. 87). La desaparicin deun animal es otro indicio de arrasamiento y calamidad:"Conde no regres. Pensaron: se lo debi llevar la corrientesi trat de pasar la quebrada" (pg. 87).

    Por ltimo, la duracin de la lluvia es un elemento quecontribuye a destacar la idea de acabamiento, de decadencia,de larga espera, de incertidumbre y de terror:

    Diecinueve das de lluvia, diecinueve noches de lluvia, zancudosy alacranes (pg. 93).

    S dijo Gabriel. Tengo un miedo del demonio y debemosponernos a rezar. Hace veinte das que llueve y maana puede es-campar (pg. 94).

    En las dos ltimas citas se alude explcitamente a losdas de duracin de la lluvia lenguaje denotativo , perosubyacentemente lenguaje connotativo se sugiere la idea

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    del diluvio bblico. La aproximacin entre la duracin de latormenta en el relato y la del diluvio bblico se relacionanumricamente por medio de un submltiplo. Estas frasesactan en el discurso narrativo como un puente hacia otronivel de significacin.

    2. El nivel simblico (onrico-mtico). La apertura ha-cia el nivel onrico la constituyen los dos sueos uno pro-piamente sueo y otro pesadilla que tiene el negro en eltranscurso del crecimiento de la tormenta, cuyas seales yanuncios descifra el sujeto soador, inconscientemente (van-se pgs. 85 y 89), en un doble contexto, individual y colectivo.

    La tormenta, entonces, le concede al negro el 'don' dela premonicin, es el 'profeta' del relato. En principio ejerceesta funcin en su propia persona, predice su muerte que,desde su yo, tiene un sentido apocalptico:

    "Cuando bajen los gavilanes es porque yo me muero" (pg. 92).

    Pero luego, tambin desde su perspectiva, igualmenteapocalptica, la tormenta es el anuncio del diluvio bblico:

    "Esto va a ser el diluvio universal, dijo el negro. Yo s lo queles digo" (pg. 84).

    Como vidente, es quien descubre el significado de la tor-menta, que, desde una concepcin cristiana, asocia y contra-pone las figuras del Diablo y del Seor:

    " [ . . . ] Esto es cosa del Diablo y cuando deje de llover comienzael Juicio Final" (pg. 86).

    Gabrielito dijo el negro de pronto , igame que yo s loque digo: cuando escampe es porque lleg el fin del mundo; prepresebien porque el Seor nos est esperando en una barca roja en la puer-ta de la baha (pg. 93).

    En nuestro concepto, en la ltima cita se encuentra unsmbolo bimembre; por un lado nos remite al mito griego deCaronte, una de las divinidades de la muerte en la mitologa

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    griega8; por otra parte, es la imagen cristiana de la salvaciny de la resurreccin del hombre: "la barca roja en la puertade la baha" puede interpretarse, metafricamente, como eltraslado de las almas al Paraso.

    Desde la perspectiva de los dos compaeros, Gabriely Surez, en el nivel onrico y mtico, en el estado de sopor ysueo infundidos por la tormenta, se les devela, a nuestrojuicio, el mismo mito greco-cristiano sobre el trnsito de lasalmas al "ms all", pero mediante una modificacin sus-tancial, segn la cual la figura del Seor se sustituye en ellospor una figura ms conocida y familiar que no los aterra; porello no relacionan el diluvio con el apocalipsis, sino con laesperanza de quedar a salvo. Es precisamente el negro, redi-mido y mitificado, quien se les presenta en el sueo con ladimensin de un smbolo trismico: el barquero, el Se-or y No.

    Con el barquero, pero en otra faceta, segn el mitogriego: "Por otra parte, Caronte fue castigado luego por ha-ber permitido que un viviente penetrase en el reino de losmuertos; por ello estuvo un ao encadenado" (P. GRIMAL,op. cit., pg. 89). En el cuento no se menciona lo relativo alcastigo; en cambio s podemos identificar a Gabriel y a Su-rez entre los seres vivos que se salvan del diluvio:

    Y de nuevo sumidos en el sopor giraron en la pesadilla navegan-do en el rojo navio, con el negro como tantas veces sonriente yseguro al timn (pg. 96).

    Quiere decir que en el proceso de creatividad del relato,la realidad cotidiana se ha transmutado en una realidadmtico-onrica, en cuanto a los personajes. Pero una vez quedespiertan ya ha calmado la lluvia retornan a su prime-ra realidad, en la que tambin aparece su compaero, des-

    * Caronte. Su misin es pasar las almas a travs de los pantanos del Aque-ronte, hasta la orilla opuesta del ro de los muertos [ . . . ] . Conduce la barcafnebre, pero no rema (P. GRIMAL, Diccionario de mitologa griega y latina,Editorial Labor, S. A., 1965, pg. 89).

  • T H . XL, 1985 EL MORIR-RENACER 565

    mitificado y fuera del estado onrico: "Vamos a enterrar-lo dijo" (pg. 96).

    La relacin semntica con el pasaje bblico, despus deldiluvio, es la del resurgimiento del mundo, una nueva etapadentro de su proceso cclico. En el cuento se expresa en laimagen del despertar de los dos personajes, que es el renacera la vida en su microcosmos (la casa, la selva y el mar). Estavisin se desarrolla desde la ptica del narrador omnisciente,quien al situarse fuera del relato afirma su categora de crea-dor del cuento, a semejanza del Creador del mundo:

    Cuando Gabriel abri los ojos, ya el sol se haba alzado sobre unmar azul, casi transparente; soplaba una fresca brisa y haba cesadode llover. Camin hacia la balaustrada y apoyndose all aspir golo-samente, en una sola inmensa bocanada, la vida: el vuelo reposado delas gaviotas, el sueo de su compaero, el chillido de las bandadasde pericos que saludaban el sol; el picoteo de las gallinas, el rumor dela selva mecida por el viento. No quiso mirar el cuerpo del negro,pero despert a Surez (pg. 96).

    Por ltimo, digamos, a manera de sntesis, que el ttulodel relato Cuando termine la lluvia posee varias connotacio-nes de acuerdo con su contenido: Es el anuncio del diluvioy del apocalipsis, segn la visin del negro. Es la esperanzadel resurgir del mundo, despus del diluvio, para Gabriel ySurez. Finalmente es la concepcin del proceso cclico delcosmos en sus etapas del morir y el renacer.

    4. MONLOGO DE ISABEL VIENDOLLOVER EN MACONDO

    DE GABRIEL GARCA MRQUEZ9

    Este relato surgi de la novela La hojarasca hasta adqui-rir corporeidad ficticia autnoma 10; pero las dos obras con-

    9 Nos guiamos por la edicin: GABRIEL GARCA MRQUEZ, Isabel viendo llover

    en Macando, Editorial Estuario, Buenos Aires, 1969.10

    MARIO VARGAS LLOSA anota al respecto: "No se puede separar este breverelato de IM hojarasca: naci entre los borradores de esta breve novela, se trata de

  • 566 BENIGNO VILA RODRGUEZ T H . XL, 1985

    servan innumerables relaciones. El cuento se puede considerarcomo un fragmento del mundo narrativo de Gabo; al mismotiempo es una creacin con vida propia, un mini-universocon un sentido completo. Es nico dentro de su produccinficticia.

    Ha sido casi olvidado por la crtica, con las interesantesexcepciones de Mario Vargas Llosa y Germn Carrillon.Este motivo, unido a nuestra propia sensibilidad artstica, nosindujo a incluirlo en este artculo, dado su carcter de obramaestra dentro de su gnero, por la sorprendente densidady economa expresivas; responde adems a una cosmovisinde la naturaleza, en una versin muy original y potica. De-seamos, por ahora, analizarlo como un solo 'corpus', aunqueen algunos casos haremos breve referencia a otras novelas delmismo escritor, con el fin de facilitar y ampliar la compren-sin del texto.

    En el cuento se describe la lluvia que cae sobre Macondoentre el domingo y el jueves. Durante este lapso ella se vahaciendo cada vez ms intensa y devastadora hasta alcanzarlas proporciones de una tormenta y, luego, de un diluvio.Dicho tema se constituye en una constante en la novelsticade Gabriel Garca Mrquez 12, no slo como fenmeno at-

    n fragmento que slo puede ser cabalmente entendido si se reintegra al contextodel que fue apartado [ . . . ] . La historia de este aguacero que, luego de sietemeses de verano sofocante, irrumpe sobre Macondo y amenaza desrurlo, es refe-rida por una mujer que monologa, y el sentido ltimo de muchas cosas que diceslo se revela en La hojarasca" (Garca Mrquez: historia de un deicidio, Montevila Editores, pgs. 133 y 234).

    " MARIO VARGAS LLOSA, op. cit., cap. II, Macondo: la visin aristocrtica("Isabel viendo llover en Macondo" y "La hojarasca"), pgs. 233-291. GERMND. CARRILLO, La narrativa de Gabriel Garda Mrquez, Ediciones de Arte y Bi-bliofilia, Madrid, 1975, pgs. 108-110.

    u En La hojarasca y Cien aos de soledad la lluvia tiene el significado de

    una calamidad. Comprense, por ejemplo, las siguientes expresiones, con la visinque se nos presenta en el cuento: "Estoy pensando que lo nico que falta ahoraes que empiece a llover" (pg. 91); "Despus de todas las desgracias que hancado sobre nosotros, lo nico que nos faltaba era este maldito ao bisiesto ydespus el diluvio" (pg. 118) (La hojarasca, Editorial Sudamericana, novenaedicin, Buenos Aires, 1973). Cien aos de soledad inicia as uno de sus captulos el cuento se inicia igualmente con el anuncio de la lluvia: "Llovi cuatroaos, once meses y dos das. Hubo pocas de llovizna en que todo el mundo se

  • T H . XL, 1985 EL MORIR-RENACER 567

    mosfrico sino como una lluvia portadora de un significadoespecial.

    Isabel viendo llover en Macondo 13 posibilita al intrpretepara realizar, por lo menos, una doble lectura: sgnica ysimblica.

    A partir de una lectura sgnica, percibimos de inmediatoun panorama de desolacin, ocasionado por un largo invier-no, materia prima del relato, despus de un largo verano,apenas evocado. Esta metamorfosis atmosfrica guarda unacompleta correspondencia con el movimiento del cosmos ensu renacer-morir-renacer, desde el ngulo de una lectura sim-blica. En virtud de esta segunda realidad, los personajessaludan los albores de la lluvia como una etapa de recupe-racin; pero cuando sta los golpea incesante e inclemente,la identifican con la decadencia y solamente al final logranrevivir, una vez que empieza a escampar.

    Sin embargo, el soporte y enlace entre los dos niveles delectura est determinado por la propia estructura del cuento;por ello para el examen de esta dualidad semntica, exami-naremos en detalle y en forma simultnea tanto la composi-cin como el "sentido" del texto.

    El cuento est organizado en seis episodios que coincidencon los seis das del relato, siguiendo una rgida cronologa.Recordamos igualmente que la tormenta empieza el domin-

    puso sus ropas de pontifical y se compuso una cara de convaleciente para cele-brar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas comoanuncios de recrudecimiento. Se desempedraba el cielo en unas tempestades deestropicio, y el norte mandaba unos huracanes que desportillaban techos y derri-baban paredes, y desenterraron de raz las ltimas cepas de las plantaciones"(Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1968, pg. 267). En el Coronel comopersonaje la lluvia se identifica con su mala suerte: "Es el invierno" se repitisin desesperarse . "Todo ser distinto cuando acabe de llover" (El coronel notiene quien le escriba, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974, pg. 46).Vase la interpretacin sobre la lluvia en esta obra segn RAL H. CASTACNINO,"Sentido" y estructura narrativa (Editorial Nova, 1975, pgs. 59-61).

    14 El cuento Monlogo de Isabel viendo llover en Macondo se public inicial-

    mente en Mito, Revista bimestral de Cultura, Bogot, ao I, nm. 4, octubre-diciembre, 1955, pgs. 221-225. La novela La hojarasca se public en EdicionesS. L.B., Bogot, 1955.

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    go y termina el jueves, como indica Vargas Llosa 14. Toda lanarracin la hace Isabel desde la perspectiva del monlogo.El discurso sintagmtico, en la misma estacin el invier-no, presenta una anttesis entre perodos de transicin,ubicados al principio y al final y uno de suma intensidad en laparte intermedia. Esta diferencia se registra por medio dela puntuacin, como recurso estilstico, ya que en el primercaso, los episodios estn separados por punto seguido para noestablecer drsticas rupturas, y en el segundo, por punto yaparte. As acontece en el episodio 1 a 2 domingo a lunes,iniciacin de una etapa lluviosa, y entre el episodio 5 a 6 jueves a viernes, declinar de la lluvia, en contraste conlos cuatro das diluvianos.

    El gnero cuentstico, en su estructura tradicional sigueen orden las siguientes etapas: introduccin, desarrollo, cli-max y desenlace y el relato de Garca Mrquez pertenecea esta lnea, con algunas modificaciones . Existe una ade-cuacin entre el proceso narrativo (significante) y el procesocclico (significado).

    Por lo tanto, fijndonos en este paralelismo, sealamoslas siguientes etapas en donde los das poseen, adems, laconnotacin de tiempos csmicos:

    Episodio 1: domingo; perodo de transicin decadencia-resurgimiento (calor-lluvia).

    Episodio 2: lunes; iniciacin del ciclo decadente es decir,de la lluvia.

    Episodios 3 y 4: martes y mircoles; son episodios simult-neos; intensificacin del proceso destructivo de la tor-menta. Corresponden al climax "in crescendo" en dosdimensiones.

    Episodio 5: jueves; descenso de la lluvia terminacin delciclo de decadencia.

    " "La materia de Isabel viendo llover en Macondo es un pequeo diluvioverosmil: comienza el domingo y el jueves ha pasado" (MARIO VARGAS LLOSA,op. cit., pig. 233).

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    Episodio 6: viernes; iniciacin de un nuevo ciclo, el renacerdel cosmos. El trmino desenlace no sera muy acertadoen este caso.

    Cada episodio conserva una unidad semntico-estructu-ral suficiente para considerarlo como un mini-cuento. Sinembargo, el sentido de la totalidad textual se debe a que elconjunto de episodios, en su cohesin, refleja el proceso ccli-co del cosmos. Hemos numerado los episodios de acuerdocon los das por la absoluta coincidencia. Todo el relato gira,simblicamente, alrededor de este proceso, que obviamenteest regido por la dinmica de la circularidad; el ltimo daes un retorno a otra edad, vivida antes y que no aparece enla ancdota. Las creaturas, a su vez, dependen de la rotacingenerada por los ciclos de vitalidad y decadencia. Dentro deesta orientacin veamos, pormenorizadamente, el comporta-miento naturaleza-personaje.

    EPISODIO 1: DOMINGO

    La idea inicial del pasaje es el contraste entre dos esta-ciones, el cual se enuncia, explcitamente, en el discurso: "Elinvierno se precipit un domingo a la salida de misa [ . . . ] "(pg. 9) " [ . . . ] despus de siete meses de verano intenso"(pg. 10). Dentro de este contexto, los personajes saludan lallegada de la lluvia, en aquella maana dominical, llenos deregocijo y entusiasmo.

    La lluvia empieza a hacer revivir a las plantas de la casa.Todo el ambiente contribuye a destacar el reverdecer de lanaturaleza: "Alegres de que la lluvia revitalizara el romeroy el nardo sedientos en las macetas" (pg. 10), la tierra serefresca, hay olor a vegetacin, el mismo ritmo de la lluviaes una nota de optimismo "como cuando se viaja toda latarde en tren" (pg. 10), porque el universo en su renacersignifica movilidad.

    Paralelamente, en los personajes surge la ilusin de revi-vir, porque aparece la concepcin cclica del universo en superodo del renacer, todava en forma difusa e inconsciente,pero latente; as el padre est "silencioso, con los ojos cerra-

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    dos pero sin dormir, como para creer que soaba despierto"(pg. 10). En la hija, la visin del renacer de la tierra y delhombre, se presenta con suma lucidez, ella es consciente deque el cambio operado es consecuencia del proceso cclicodel cosmos, el que identifica con la fecundidad de la tierray de la mujer. En su anuncio est implcito este doblesimbolismo:

    Y yo lo saba desde antes. Desde cuando salimos del atrio y mesent estremecida por una viscosa sensacin en el vientre (pg. 9).

    Desde luego, la fecundidad asume en este episodio, lin-gsticamente, la forma del indicio. En Isabel el embarazo seconfirma en el siguiente episodio: "Haban transcurrido cin-co meses desde entonces. Ahora yo iba a tener un hijo"(pg. 12). En La hojarasca el nio tiene once aos. Desdeeste punto de vista, la decadencia no es absoluta para Isabel,se salva por su maternidad, que indica vitalidad. Respectoa la tierra, el indicio de la lluvia funciona al revs, ya quees el anuncio de un perodo de completo estancamiento ydeterioro.

    EPISODIO 2: LUNES

    Dentro del proceso cclico del universo, en este episodiose perfila la esperanza de estar viviendo un perodo de re-surgimiento; aunque al mismo tiempo hay escepticismo ytristeza porque el crecimiento de la lluvia atestigua todo locontrario 15. La lluvia, efectivamente, se convierte en una tor-menta. Este cambio atmosfrico se expresa, semntica y esti-lsticamente, por medio de una hiprbole comparativa, su-perpuesta o encadenada:

    Y as lo hicieron mientras la lluvia creca como un rbol inmensosobre los rboles (pg. 11).

    El padre, en su intuicin, parece profetizar el adveni-miento de una etapa diluviana: "Es como si no fuera a es-

    Vase nota 12 sobre la lluvia en Cien aos de soledad.

  • T H . XL, 1985 EL MORIR-RENACER 571

    campar nunca" (pg. 11). Isabel, a su vez, en su filosofar,asimila el recuerdo de los meses de calor signo negativo con el ciclo de desgaste del universo prdida de vitali-dad, segn la siguiente imagen:

    Me acord de las noches de agosto, en cuyo silencio maravilladono se oye nada ms que el ruido milenario que hace la tierra girandoen el eje oxidado y sin aceitar. Sbitamente me sent sobrecogida poruna agobiadora tristeza (pgs. 11-12) 16.

    El padecimiento de los personajes por los cambios cs-micos se refleja en su malestar fsico, seal de su estado psi-colgico: "Dijo el padre: Debe ser que anoche dorm mal,porque me ha amanecido doliendo el espinazo" (pg. 11).Al personaje principal de El coronel no tiene quien le escribale sucede algo semejante: " [ . . . ] el Coronel experiment lasensacin de que nacan hongos y lirios venenosos en sustripas. Era octubre" (pg. 7).

    EPISODIOS 3-4: MARTES-MIRCOLESEsta unidad est constituida en el texto por los episodios

    3 y 4. Corresponden al climax, en donde el proceso cclicodel cosmos llega a su momento critico por los estragos causa-dos por la tormenta. Los dos episodios conforman una frac-tura entre la linearidad del discurso y la simultaneidad dedos acontecimientos. Es una panormica bi-dimensional quefunciona como un corte transversal (sincrona) en la secuen-cia discursiva (diacrona). La simultaneidad generada porlos dos sucesos, distintos, contribuye a mostrar el impacto dela catstrofe en su totalidad indisoluble. Veamos:

    El episodio 3 presenta una descripcin sobre la muertede una vaca. La imagen impresiona por su realismo, por su

    " La visin de Isabel es similar a la ele Pilar Ternera en Cien aos de soledadrespecto a la familia Buenda aplicable tambin a Macondo. Es, en esencia,la imagen ampliada del cuerno: "Le haba enseado que la historia de la familiaera un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubieraseguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste pro-gresivo e irremediable del eje" (pg. 334).

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    visualizacin y por su significado. Es la imagen pictrica delproceso de derrumbamiento que est ocurriendo en Macondoen el presente. El lenguaje connotativo, concretado en la fi-gura del animal alcanza su mayor grado de poeticidad.Transcribimos el pasaje para intentar su interpretacin, den-tro del 'corpus' del cuento:

    El martes amaneci una vaca en el jardn. Pareca un promon-torio de arcilla en su inmovilidad dura y rebelde, hundidas las pezu-as en el barro y la cabeza doblegada [ . . . ] . Pero la vaca permaneciimperturbable en el jardn, dura, inviolable, todava las pezuas hun-didas en el barro y la enorme cabeza humillada por la lluvia [ . . . ] .Entonces dobl las patas delanteras (levantadas todava en un ltimoesfuerzo agnico las ancas brillantes y oscuras), hundi el babeantehocico en el lodazal y se rindi por fin al peso de su propia materiaen una silenciosa, gradual y digna ceremonia de total derrumbamiento(pgs. 12, 13 y 14).

    La vaca es la unidad del cosmos en el ciclo del morir.Dicha unidad corresponde en la decantacin potica a unsmbolo trismico: el hundimiento de la tierra, el fenecimien-to del mundo animal y el indicio de una catstrofe para laespecie humana.

    En este pasaje la vaca pierde su condicin denota-cin de animal en singular una vaca para conver-tirse en la representacin del fenecimiento del reino animal.La aparicin de la vaca y posteriormente su muerte frente ala casa de Isabel, es el testimonio de las muertes que estnocurriendo en la aldea. Este es su primer smbolo.

    En la bsqueda de otra semiosis, la vaca es el smbolodel derrumbamiento del cosmos, por la manera como vadesapareciendo, fugndose de nuestra vista y por las mismasexpresiones del lenguaje: "promontorio de arcilla", "hundi-das las pezuas en el barro y la cabeza doblegada". Estagigantesca mole es la imagen objetiva del lento y agnicohundimiento del universo en el "lodazal" hasta reducirsea la nada.

    El tercer simbolismo, en nuestra interpretacin, es el delaniquilamiento de la humanidad, puesto que en la actitudcasi humana del animal hay algo de nobleza, de rebelda, de

  • T H . XL, 1985 EL MORIR-RENACER 573

    resignacin ante la fuerza destructora de la tormenta, "la ca-beza humillada por la lluvia"; acepta, con decoro, su rendi-cin "en una silenciosa, gradual y digna ceremonia de totalderrumbamiento"; parece entender que, a travs del "rito dela muerte", se cumple irreversiblemente el hecho de la desa-paricin de los seres en este ciclo csmico.

    El episodio 4, correlato del anterior, ejerce igualmente lafuncin de climax, no obstante que corresponde al da si-guiente, como una exigencia del discurso narrativo. La con-tinuidad de la tormenta borra las nociones de espacialidady de temporalidad. Sin embargo, el argumento principal pa-ra considerar los dos episodios correlativos, incluso sincrni-camente, se basa en los hechos mismos, los "destrozos de unaremota catstrofe, escombros y animales muertos". La noticiaque causa ms impresin, terror y "turbios presentimientos"es la muerte de un ser humano:

    Y se supo entonces que una mujer enferma haba desaparecidode su lecho y haba sido encontrada esa tarde flotando en el patio(Pg. 16).

    Esta muerte connota tambin una catstrofe colectiva. Lasntesis de estos dos sucesos la vaca y la mujer comocomponentes del universo tiene semejanza en cuanto a lainferioridad de ambas frente a la naturaleza, coexisten paraque se consume en ellas el ciclo del morir.

    Segn Mario Vargas Llosa17, la muerte de la vaca sim-boliza la muerte de todo un pueblo como consecuencia de latormenta; aunque su interpretacin no es completa, s es acer-tada por cuanto involucra y sintetiza, implcitamente, en lafigura del animal la unidad del mundo. A nuestro juicio,el crter del relato es doble y paralelo: el episodio de la vacay el episodio de la mujer.

    17 "Esc mismo da provoca una muerte: este episodio es el crter del relato

    [ . . . ] su herosmo es intil; muere y la descripcin de su muerte nos descubre,justamente, el contenido simblico de la tormenta. [Cita el pasaje]. Esto que lesucede a la vaca le est ocurriendo al pueblo entero durante el relato: se esthundiendo, est decayendo, muriendo" (MARIO VARGAS LLOSA, op. cit., pg. 237).

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    Cmo reaccionan los personajes del relato, una vezcondicionados por el ciclo negativo de la cada del cosmos?Se plantea una crisis ontolgica, que coincide precisamentecon el climax. Esta realidad csmica, inminente al cataclis-mo, aterroriza, invade y trastorna la mente de Isabel, porquepresiente, como ser, el final del mundo: "El espectculo meprodujo una terrible sensacin de vaco" (pg. 15).

    Es ms, en Isabel la posibilidad de la finitud del mundoest asociada con la prdida de su propia identidad, con laconversin en materia acuosa, de pobre vegetacin y sumidaen las "tinieblas". Su angustia se expresa en una figura lite-raria, que a nosotros nos parece la imagen de la muerte, peroque es esencialmente el horror de asimilarse a la nada.

    Me senta convertida en una pradera desolada, sembrada de algasy liqenes, de hongos viscosos y blandos, fecundada por la repugnanteora de la humedad y las tinieblas (pg. 15).

    EPISODIO 5: JUEVES

    Es ya el descenso de la lluvia; dentro del proceso cclicodel universo significa la terminacin de un perodo de deca-dencia, para abrir el paso a un perodo de prosperidad. Enel pasaje no ocurre nada destacable, a la espera del prximoda. El espectculo de la tragedia ha desaparecido; aunquealgunos personajes continan en el ciclo del morir, asuntoapenas normal: "Pero mi padre no volvi; se extravi en eltiempo" (pg. 18); otros permanecen an adheridos al "tre-medal del invierno", en un estado de inmovilidad y adorme-cimiento que antecede a un nuevo amanecer. En Isabel secumple el indicio y trnsito hacia un ciclo vital: "Tuveun sueo pacfico, sereno, que se prolong a lo largo de todala noche" (pg. 18).

    EPISODIO 6: VIERNES

    Siguiendo la secuencia narrativa este "da" es el adveni-miento del ciclo del renacer; en este sentido enlaza con elepisodio 1, breve perodo de cierta similitud con este ciclo; es

  • T H . XL, 1985 EL MORIR-RENACER 575

    decir, el relato concluye en una perfecta circularidad. Laidea del renacer se expresa en este episodio como un desper-tar progresivo, en correspondencia con el surgimiento de unnuevo perodo:

    Tan pronto como despert salt a un asiento y permanec inm-vil, porque algo me indicaba que todava una zona de mi concienciano haba despertado por completo (pg. 18).

    La visin del despertar se formula, bsicamente, por me-dio de dos sintagmas ncleos, que indican el retorno al tiem-po primigenio, paradisaco, anterior al del diluvio. Uno per-tenece al micro-cosmos macondiano, otro al personaje narra-dor; los dos son la conciliacin del universo. En el primercaso el tren es el elemento indicador del nuevo ritmo delcosmos, en su proceso de rotacin: "Entonces o el pitodel tren" (pg. 18). En el segundo, Isabel, asombrada ante suresurreccin, se siente muerta por un instante, pero inmedia-tamente anuncia su presencia en la creacin: "Estoy muerta" pens. "Dios. Estoy muerta". Di un salto en la cama.Grit: "Ada, Ada" (pg. 19)18.

    En el ltimo episodio, Isabel es plenamente conscientede la metamorfosis que se ha operado en su persona delsueo a la realidad , del cambio en la naturaleza, el diluvioha concluido y, finalmente, del simbolismo morir-renacer:

    No s cunto tiempo estuve hundida en aquel sonambulismo enque los sentidos perdieron su valor. Slo s que despus de muchashoras incontables o una voz en la pieza vecina (pg. 19).

    Dentro de esta gradacin posee un convencimiento, unaprueba evidente, que la sita en el ciclo de la vitalidadcsmica:

    Slo entonces me di cuenta de que haba escampado y de que entorno a nosotros se extenda un silencio, una tranquilidad, una beati-

    " Segn GERMN CARRILLO, Ada es la abreviatura

  • 576 BENIGNO VILA RODRGUEZ T H . XL, 1985

    tud misteriosa y profunda, un estado perfecto que deba ser muy pa-recido a la muerte (pg. 19).

    En Isabel este acontecimiento, paradjicamente, no es nisiquiera la muerte absoluta, sino que en la rotacin csmica,en el encuentro vida-muerte-vida, ella no establece antago-nismo alguno; como dira Octavio Paz, es la sntesis dialc-tica de los contrarios:

    Eran el mismo rostroDisuelto

    En el mismo mar centelleante 19.

    Por otra parte, el cuento Isabel viendo llover en Macondoes un monlogo de Isabel, desde la perspectiva del sueo,que se contina en el ltimo pasaje, desde la perspectiva dela realidad. Esto nos indica que el relato participa de la rea-lidad y del sueo. "Se va llegando afirma Germn Ca-rrillo casi a un estado de acorralamiento fsico y moralen donde resulta imposible distinguir entre el sueo y larealidad, la lluvia y la pesadilla" (op. cit., pg. 110).

    En la esfera onrica se produce una mutacin de lospersonajes, en la que van perdiendo tal carcter, pasan de laimpotencia a un estado de laxitud hasta descender a la con-dicin de seres fantasmales. Observemos estos dos ejemplos:

    Y yo me volv a mirar y vi en el umbral a la pordiosera de losmartes que vena a travs de la tormenta a pedir la ramita de toron-jil (pg. 14).

    Mi madrastra apareci en el vano de la puerta, con la lmparaen alto y la cabeza erguida. Pareca un fantasma familiar ante el cualyo no senta sobresalto alguno porque yo misma participaba de sucondicin sobrenatural (pg. 16).

    El lenguaje impresionista es otro recurso que nos facilitael descubrimiento de la naturaleza onrica, ya que la "reali-dad" se percibe de manera distinta. En el texto encontramosinnumerables ejemplos:

    19 OCTAVIO PAZ, Ladera Este, Mxico, Ed. J. Mrtiz, 1969, pg. 13.

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    La tierra [... ] se haba convertido durante la noche en una sus-tancia oscura y pastosa, parecida al jabn ordinario (pg. 10).

    Y el cielo fue una sustancia gelatinosa y gris que alete a unacuarta de nuestras cabezas (pg. 9).

    Finalmente, el trnsito entre el sueo y la realidad se ex-plica por la confusin en la nocin del tiempo, efecto tambinde la tormenta. Esto nos lleva a detenernos rpidamente enla dimensin temporal.

    El contraste entre Isabel y su madrastra es palpable; suubicacin en el tiempo obedece a vivencias distintas; mientraspara Isabel son "Las dos y media del viernes" (pg. 19), parala madrastra son "Las dos y media del jueves, hija" (pg. 19).En una primera interpretacin la diferencia de tiempo, pen-samos, se justifica porque el trnsito del dormir al desper-tar del ciclo de decadencia al ciclo de recuperacin esgradual, requiere un perodo de convalecencia para situarsefijamente en la nueva realidad. Este perodo de vitalidad seretrasa en la madrastra y se anticipa en Isabel, como un im-pulso, por ser sujeto del ciclo del renacer.

    Desde otro ngulo, Isabel, como narradora, ha seguidouna secuencia cronolgica, pensando en el lector, para pre-sentarle la rotacin csmica, objetivizable; por ello asume sufuncin de narradora hasta el final, o sea hasta el viernes.

    Por ltimo, el monlogo, desde su interior, aparece est-tico, no ya desde el lector, quien tiene otra visin de larealidad, sino de los acontecimientos narrados en el mismotexto, que giran y giran para quedarse en el mismo punto.Es un tiempo redondo. La idea del tiempo en Isabel no estsujeta al calendario, sino a su concepcin repetimos del proceso cclico del cosmos. En este sentido no le es difcilretornar al tiempo inicial el del domingo, al tiempocircular:

    "Dios mo pens entonces, confundida por el trastorno del tiem-po. Ahora no me sorprendera de que me llamaran para asistir a lamisa del domingo pasado" (pg. 20).

    En resumen, el cuento Isabel viendo llover en Macondotiene un tiempo tridimensional:

  • 578 BENIGNO VILA RODRGUEZ T H . XL, 1985

    a. El tiempo cronolgico del relato, del domingo hasta elviernes, en el cual est incluido el tiempo de la lluvia,del domingo al jueves, desde la percepcin del lector.

    b. El tiempo curvo del sueo, a partir del monlogo deIsabel.

    c. El tiempo metafrico y mtico, como explicacin del pro-ceso cclico del mundo.

    El relato de Gabriel Garca Mrquez supone, segnnuestra ptica de lectores, una verdadera creacin, cuyo temaescondido simblico es el proceso cclico del universo,al fin y al cabo con un mensaje positivo, ya que en conceptode Mircea Eliade20 "lo esencial no es el hecho del Fin, sinola certidumbre de un nuevo comienzo". Nuestro Nobel deLiteratura ha sido el artfice de esta creacin citamos otravez a Eliade: [ . . . ] la cosmogona constituye el mo-delo ejemplar de toda situacin creadora; todo lo que haceel hombre, repite en cierta manera el "hecho" por excelen-cia, el gesto arquetpico del Dios Creador: La Creacindel Mundo.

    BENIGNO VTLA RODRGUEZ

    Universidad Pedaggica y Tecnolgica de ColombiaTunja (Boyac).

    " MIRCEA ELIADE, Mito y realidad, Ed. Guadarrama, 1978, pgs. 81-82 y 38.El subrayado es del autor.

    CampoTexto: THESAURUS. Tomo XL. Nm. 3 (1985). Benigno VILA RODRGUEZ. El morir-renacer ...