El Mito Del Papa de Hitler

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Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey ISSN: 1405-4167 [email protected] Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey México Ramírez Vargas, José Luis Reseña de "El mito del Papa de Hitler: cómo Pío XII salvó a los judíos de los nazis" de D. G. Dalin. Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, núm. 23, 2007, pp. 219-225 Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Monterrey, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=38402311 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Revista de Humanidades: Tecnolgico deMonterreyISSN: [email protected] Tecnolgico y de Estudios Superioresde MonterreyMxico

    Ramrez Vargas, Jos LuisResea de "El mito del Papa de Hitler: cmo Po XII salv a los judos de los nazis" de D. G. Dalin.

    Revista de Humanidades: Tecnolgico de Monterrey, nm. 23, 2007, pp. 219-225Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey

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  • D. G. Dalin. El mito del Papa de Hitler: cmo Po XII salva los judos de los nazis. Trad. Mario Lamberti. Madrid:Ciudadela Libros, 2005. 238 p. ISBN: 978-84-935173-3-5.

    El discurso histrico presenta una multiplicidad de funciones,vlidas todas desde una determinada perspectiva (Historia, para qu?,1991). Rehusando todo tipo de relativismo, autores como EdmundCarr han hecho hincapi en la estructura de los acontecimientoshistricos y han logrado que volvamos los ojos hacia el presentecomo el factor ms determinante a la hora de contar, reescribir orecomponer la historia (La nueva sociedad, 1979). Si bien es acertadoafirmar tambin que no se puede sacar a la luz un hecho del pasadosin cualificarlo de alguna manera, como deca H. I. Marrou, otro granhistoriador (El conocimiento histrico, 1999), con Michel de Certeau sehan abierto nuevas perspectivas para la interpretacin del discursohistrico, como seran la estrecha relacin ideolgica con lainstitucin a la que se afilia el historiador; el presente como punto departida; las caractersticas de la narracin hagiogrfica, etc. (Laescritura de la historia, 1993).

    Estas teoras y avatares sobre el discurso histrico vienen alespritu al acercarse al libro de Dalin y a la serie de obras que hanabordado, recientemente, el polmico tema del Vaticano ante lapersecucin juda. En efecto, este discurso histrico que intentadesmontar mitos, desvanecer prejuicios y bonificar el camino a laverdad, si bien gira en torno a personajes y acontecimientos dehace ms de seis dcadas, parece tener presente estas teoras primero, implcitamente; luego, de forma explcita en lademostracin de que la Iglesia Catlica no es antisemita ni lo fue enla poca que menciona, y que a los verdaderos antisemitas habraque buscarlos en otra parte.

    Aparecida en ingls hace un par de aos (Regnery, 2005), la obrade David G. Dalin aparece en espaol gracias a ediciones CiudadelaLibros, con lo cual los lectores hispanoparlantes podrn tener accesoa esta importante obra de crtica histrica contempornea. El ttulose inscribe en el contexto de una respuesta a los detractores de lafigura controvertida del Papa Po XII (1876 1958), por su supuestanegligencia para defender a los judos frente a la funesta y criminal

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    solucin final, auspiciada y puesta en marcha por los lderes delnacionalsocialismo alemn durante la Segunda Guerra Mundial.

    El autor del libro, David G. Dalin, es un historiador de origenjudo; es rabino estatus que lo coloca en una postura neutral yprivilegiada con respecto a sus rivales; es licenciado por laUniversidad de California en Berkeley; obtuvo su mster y doctoradopor la Brandeis University y su ordenacin rabnica en el SeminarioTeolgico Judo de Amrica. Actualmente es profesor de Historia yCiencias Polticas en la Ave Maria University de Naples, Florida.Rabbi Dalin es autor o coautor de varios libros, pues ha dedicadolargos aos a la investigacin de asuntos religiosos (Religion and Statein the American Jewish Experience, University of Notre Dame Press, 1997;The Presidents of the United States & the Jews, Jonathan David Publishers,2000; Jews in American Politics, Rowman & Littlefield, 2004). Susartculos y crticas han aparecido en American Jewish History, enConservative Judaism, First Things, The Weekly Standard y en American JewishYear Book.

    La figura de un Papa condescendiente con la poltica antisemitadel nacionalsocialismo es el resultado de la difusin de la obra teatralEl Vicario, escrita en 1963 por Ralf Hochhunt, misma que sent lasbases de una particular visin sobre Eugenio Pacelli, quien, en 1939,fue elegido Papa con el nombre de Po XII. Segn el anlisishistoriogrfico de Dalin, todas las voces crticas parten de esta basecomn, pues lo que resulta extrao argumenta el autor y ademssignificativo, desde el punto de vista de la produccin historiogrfica,es que no se conocen antecedentes de la obra de Hochhunt, y que setuvo que esperar ms de tres dcadas para que, en nuestros das,John Cornwell publicara un ttulo similar, El Papa de Hitler (HitlersPope, Penguin 1999), y otros tres aos ms para que Daniel Goldhagenpublicara otro ttulo, por dems agresivo, en torno a la temtica dela postura de la Iglesia durante el Holocausto judo (A Moral Reckoning:the role of the Catholic Church in the Holocaust and its unfulfilled duty of

    repair, Random House 2002), que bien podra traducirse como: unamoral de clculos o una moral de ajuste de cuentas. Ambos autoresmostraron enfoques crticos sobre el papel desempeado por el Papa.Por otra parte, el filme Amen, de Constantin Costa-Gavras (2004), sebas tambin en la obra de Hochhunt.

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    Ya en 1967, otro historiador judo, Pinchas Lapide, confirmabacmo la Santa Sede, los nuncios y la Iglesia Catlica haban salvadode la muerte a entre 740.000 y 850.000 judos. De esta manera, laversin de un Papa encubridor de los nazis y casi en contuberniocon esa ideologa, al menos de acuerdo con las publicaciones, pareceser un lugar comn de la memoria histrica reciente. Estos crticossuelen insistir principalmente en la funcin del Nuncio del Vaticanoen Alemania, que ejerci, durante unos aos, el entonces CardenalPacelli. Suelen presentar como apoyo a su teora la imagen donde elcardenal Pacelli, luego de su encuentro con el presidente Paul vonHindenburg, en 1927, es saludado por soldados de la Repblica deWeimar; y desde luego su supuesto silencio o nula denuncia, yacomo Papa, del rgimen criminal nazi. En el extremo opuesto sesituara la postura poltico-diplomtica de su predecesor, el PapaPo XI (1857 1939) autor de la segunda encclica social en la historiade la Doctrina Social de la Iglesia Quadragessimo anno (1931) por suencclica Mit brennender Sorge, en 1937 (Con ardientepreocupacin), en donde condenaba abiertamente al rgimen nazi,su neopaganismo, la exaltacin de una raza y la cuasi deificacin delEstado. Sin embargo, ninguno de los crticos, afirma contundenteDalin, menciona que, detrs de esta encclica, estuvieron las plumasdel Cardenal Arzobispo de Mnich y del propio cardenal Pacelli,futuro Po XII.

    A este respecto, Dalin parece desconocer, al menos hasta antes deeditar su libro, la obra del historiador italiano Giovanni Sale quien,en 2005, haba dado a conocer los resultados de una minuciosainvestigacin en el Archivo Vaticano en torno a esta mismaproblemtica, pesquisas que fueron publicadas en la revista CiviltCattolica. No de menor trascendencia fue su respuesta, publicada enel peridico lAvvenire, al polmico artculo de D. J. Goldhagen,aparecido en Il Corriere della Sera ese mismo ao. Giovanni Sale hacahincapi en las distintas intervenciones del Papa Po XII en favor delos judos, as como en el tipo de informacin con que se contaba enesa poca en el Vaticano, la cantidad de testimonios judos deagradecimiento al Papa por su apoyo o por haberles salvado la vida,etc. El centro de inters de este historiador ha sido siempre la

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    actuacin de la Iglesia Catlica ante las dictaduras, gobiernos eideologas del pasado siglo XX.

    Volviendo a la obra de Dalin, resulta sorprendente la cita deagradecimiento de Golda Meir, la Ministra de Relaciones Exterioresde Israel, a Po XII, en el cable enviado al Vaticano con motivo de lamuerte del Papa, en 1958, en donde afirmaba: Lamentamos, hemosperdido un servidor de la paz. La voz del Papa durante el Nazismofue clara y en defensa de las vctimas. En un breve pero concisocaptulo, este rabino hace un recuento historiogrfico de las obraseditadas por los principales detractores del Papa y desvela susverdaderas intenciones crticas que van dirigidas, indirectamente, alas actuales posturas de la Iglesia. En el recuento histrico, DavidDalin pasa en revista una serie de intervenciones papales,documentadas por varios autores, inclusive judos algunos de ellos,para salvaguardar la integridad de miles de hebreos, sin cuya ayudahubieran sido irremediablemente deportados a los campos deconcentracin nazis, sin esperanza de retorno. Una lista de hechoscomprobados es minuciosamente descrita por Dalin; entre otros, eltrgico captulo de la deportacin de los judos de Roma a Auschwitzen 1943, analizado y documentado detalladamente por el autor. Enesa ocasin, el Papa instruy a su Secretario de Estado, el cardenalLuigi Maglione, quien protest ante el Embajador alemn en elVaticano Ernst von Weizsacker, y le pidi expresamente que tratarande salvar a los inocentes que sufren por pertenecer a una razadeterminada. Las estadsticas son un argumento a favor de Po XII,pues de los 5,715 judos de Roma registrados por Alemania para serdeportados, 4,715 fueron literalmente escondidos en 150 institucionescatlicas, de los cuales 477 se internaron en la Ciudad del Vaticano.El Embajador britnico ante el Vaticano ratific este hecho. Graciasa la labor callada del Papa, Roma cont con el mayor porcentajede judos que sobrevivieron en las ciudades ocupadas por los nazis.Ante la peticin del cardenal Maglione, el Embajador alemn diordenes de interrumpir la deportacin; al mismo tiempo, el Papagiraba instrucciones para abrir el Vaticano con el objeto de escondera los judos romanos, los cuales fueron alojados en conventos ymonasterios del Vaticano, segn fuentes orales y escritas.

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    Resulta de particular inters el anlisis que hace Dalin delmemorando enviado al cardenal Angelo Roncalli, nuncio delVaticano en Francia (futuro Papa Juan XXIII), en donde el autordesmonta las incursiones de los adversarios que se apoyan en latraduccin francesa de dicho documento para probar la negligenciade la Iglesia Catlica ante las deportaciones de los judos. El originalitaliano idioma utilizado en la correspondencia con los nuncios-prueba y aclara la intencin del texto: instrucciones relativas a laproteccin de los judos.

    El autor aduce mltiples ejemplos de intervenciones del Papacomo es el caso, similar al anterior, de lo acaecido en Hungra, endonde, por las instrucciones giradas desde Roma, el nuncio apostlicomonseor Angelo Rotta tuvo un papel decisivo a la hora de salvar lavida de 5,000 judos, incluyendo a los de Bulgaria. Asimismo, resaltael rol jugado por otros personajes catlicos que salvaron judos envarias ciudades de Europa oriental y que aseguraron que lo hicieronpor rdenes del Papa. Numerosos son tambin los documentosprovenientes del rgimen nazi, los cuales, aos antes de la guerra,denuncian abiertamente al cardenal Pacelli como amigo de losjudos, as como sus encuentros privados con lderes polticos ydiplomticos en donde expresaba su opinin con respecto al TercerReich. Ya una vez electo Papa, los testimonios de los medios impresoscomo el London Times y el New York Times, de conocida tendenciaanticatlica constituyen, para el historiador, otra fuente deargumentacin a favor de la existencia del apoyo real del Papa a losjudos, ya que varios nmeros de estos diarios aparecidos entre 1940y 1942 dan cuenta de varias alocuciones y sermones de Po XII yalaban sus expresiones en favor de las vctimas de la persecucinnazi.

    Como consecuencia de lo anterior, de acuerdo con lasinvestigaciones de Dalin, el silencio del Papa Po XII con respecto alas vctimas del nacionalsocialismo no fue absoluto, como loatestiguan algunas de sus ms clebres intervenciones; sin embargo,para sus bigrafos crticos, el hecho de que aqullas hayan sidoveladas unas, implcitas otras o entre lneas, es motivo paraacusaciones fundadas, arguyen, en favor de un supuesto contuberniosagaz y maquiavlico con el rgimen antisemita. La argumentacin

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    del autor en pro del silencio papal se desarrolla en el plano de lainterpretacin; sin embargo, los casos de obispos y de otros lderesreligiosos, en varios pases de Europa, que se aducen como experienciavivida del silencio o de condena del rgimen, dan cuenta, segn elautor, de la toma de decisin de Po XII: la condena pblica y abierta,o anatema del rgimen, no hubiera logrado nada a favor de losjudos, sino slo ms deportaciones y una mayor masacre deinocentes. La Historia lo confirma?

    Los medios de comunicacin progresistas y la guerra de culturases otro de los captulos a los que Dalin consagra varias pginas de sulibro. El autor hace alarde de sus conocimientos sobre los mediosimpresos y desmonta uno a uno los argumentos de los artculosperiodsticos que, tanto en Estados Unidos como en Europa,declararon la guerra a la propuesta de canonizacin del Papa Po XII.Dicha declaracin de guerra sirvi para que eminentes periodistascatlicos sacaran a la luz acontecimientos poco conocidos, como elintento de secuestro del Papa por instrucciones directas del Fhrer,hecho que no se llevara a cabo gracias a las negociaciones de OttoWolf, comandante de las SS de la Roma ocupada. La hostilidad encontra de Po XII, parece concluir Dalin, no es otra cosa que lahostilidad contra la poltica de la Iglesia Catlica actual, la cual essuscitada por algunos intelectuales de izquierda, entre los cuales seencuentran tanto judos como ateos y cristianos. El campo de batallase extiende hacia la polmica surgida con motivo de la aparicin delfilme de Mel Gibson La pasin de Cristo. Dalin llama a estosdesafortunados encuentros la guerra de las culturas. As:

    mientras la izquierda ataca a los catlicos tradicionalistas, comoGibson, denigra la memoria del Papa Po XII y ejerce el virulentoanticatolicismo que es el antisemitismo de los intelectuales deizquierdas, una verdadera amenaza para los judos (p. 185).

    Tal vez no intencionadamente, el autor proporciona con este captulolas lneas para un cuadro sinptico o mapa conceptual de lastendencias ideolgicas que pueblan la mentalidad contempornea,y en el cual el fundamentalismo islmico, segn l, vendra aconverger exitosamente con las corrientes de izquierda.

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    Dalin finaliza su libro con la denuncia del autntico antisemitismo,el cual habra que buscarlo y, aqu, aparece la identidad tnica delautor, entre los islmicos extremistas y radicales, para lo cual daejemplos concretos de coincidencias entre stos y personajes delrgimen nazi, testimonios fechados entre la dcada de 1930 hastadespus de la Segunda Guerra Mundial. Si bien los datos histricosque aduce Dalin no pueden discutirse, s la interpretacin de losmismos, ya que nadie podra negar, hoy en da, que el antisemitismoproveniente del Islam radical no tena los mismos orgenes ni lasmotivaciones que el antisemitismo en nombre de la raza aria,pregonado por la Alemania nazi. Los brotes antisemitasmusulmanes que se dieron durante la Alta Edad Media no son,desgraciadamente, una prerrogativa de ese grupo religioso, ya quesimilares expresiones antisemitas podran tambin encontrarse endocumentos eclesisticos de la cristiandad medieval. El quid de lacuestin es haber superado las posturas de intolerancia que marcaronesas pocas. Dalin presenta la actitud del Papa Juan Pablo II, durantesus ltimos aos a la cabeza de la Iglesia Catlica, como un ejemploy un esfuerzo de reconciliacin con el mundo religioso judo.

    Sin ser exactas, son varias las coincidencias que seala el autorentre el antisemitismo y el anticatolicismo; recordemos que en unaocasin Hitler haba confiado estas palabras a Martin Bormann,destacado lder del partido: el mayor crimen de los judos ha sido lainvencin del cristianismo.

    Obra polmica, sin duda, es esta aportacin del rabino Dalin, queno dejar indiferentes a sus lectores, los cuales, independientementede su postura ideolgica, terminarn por reconocer su rigor histricoy la amplitud de los conocimientos del autor en torno a estecontrovertido tema.

    Jos Luis Ramrez Vargas

    Tecnolgico de Monterrey

    Campus Monterrey

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