El Método Histórico Crítico

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EL MÉTODO HISTÓRICO CRÍTICO Por: Mag. HÉCTOR HERNÁN MOLANO CORTÉS INTRODUCCIÓN Acercarse a la Biblia siempre es una tarea fascinante, pues allí se pueden encontrar muchas historias y dichos que muestran el cuidado de Dios por su pueblo; sin embargo, en el intento de entenderla se puede caer en dogmatismo, espiritualismos o simplemente en interpretaciones que quedan lejos de lo que el mismo texto dice. Si bien es cierto, que agotar la riqueza del texto bíblico es casi imposible, también resulta bochornoso escuchar enfoques interpretativos que no tienen un soporte claro. Debido a estas divergencias en la manera de ir a las palabras de la Escritura, a lo largo de la historia se han presentado diversos enfoques, que ayudan a tener algunos parámetros de interpretación. A pesar que en este trabajo no se pretende realizar un recuento histórico completo de la Hermenéutica [1] bíblica, sí es importante mencionar algunos métodos que fueron importantes en su momento histórico y que prepararan el desarrollo de la presentación del Método Histórico Crítico (MHC). Por un lado, la interpretación alegórica que presentaba sus dos líneas a saber, la literal y la propiamente alegórica; se decía que la interpretación literal era para los inmaduros y que los maduros interpretaban alegóricamente. Este método, aunque pivotado en lo literal, siempre podía dar como resultado interpretativo conceptos que no necesariamente estaban en el texto. La llegada de la cuadriga

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EL MÉTODO HISTÓRICO CRÍTICO

Por: Mag. HÉCTOR HERNÁN MOLANO CORTÉS

INTRODUCCIÓN

Acercarse a la Biblia siempre es una tarea fascinante, pues allí se pueden

encontrar muchas historias y dichos que muestran el cuidado de Dios por su

pueblo; sin embargo, en el intento de entenderla se puede caer en

dogmatismo, espiritualismos o simplemente en interpretaciones que quedan

lejos de lo que el mismo texto dice.  Si bien es cierto, que agotar la riqueza del

texto bíblico es casi imposible, también resulta bochornoso escuchar enfoques

interpretativos que no tienen un soporte claro.  Debido a estas divergencias en

la manera de ir a las palabras de la Escritura, a lo largo de la historia se han

presentado diversos enfoques, que ayudan a tener algunos parámetros de

interpretación. 

A pesar que en este trabajo no se pretende realizar un recuento histórico

completo de la Hermenéutica [1] bíblica, sí es importante mencionar algunos

métodos que fueron importantes en su momento histórico y que prepararan el

desarrollo de la presentación del Método Histórico Crítico (MHC).  Por un lado,

la interpretación alegórica que presentaba sus dos líneas a saber, la literal y la

propiamente alegórica; se decía que la interpretación literal era para los

inmaduros y que los maduros interpretaban alegóricamente.  Este método,

aunque pivotado en lo literal, siempre podía dar como resultado interpretativo

conceptos que no necesariamente estaban en el texto.  La llegada de la

cuadriga medieval, que dominó la interpretación bíblica durante la Edad Media,

fue sin duda un aumento de la información obtenida del texto, ya que no sólo

se tenía lo literal y lo alegórico, sino que se añadía lo moral y lo anagógico; el

texto daba para todas estas interpretaciones.  Sólo hasta la Reforma

protestante se dieron cambios significativos.

Con el grito de Sola Escritura, los protestantes pretendieron desligar de la

interpretación bíblica, algunos conceptos que se pudiesen haber entrado; es

sabido que la alegoría fue adoptada por los judíos que adoptaban la filosofía

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griega, y como tal, los reformadores querían evitar esta intervención en el

asunto interpretativo.  Se presentó entonces el método gramático histórico,

esto es, entender el texto en su intención literal con ayuda de la gramática y

del contexto histórico.  No se puede afirmar contundentemente, pero este

avance significativo en la interpretación bíblica, es un paso importante para lo

que es el MHC, ya que en este, se hace necesario considerar esos dos

aspectos, el de la gramática y el de la historia.  Lo más relevante al mencionar

estos pocos métodos interpretativos, es que en este proceso se fue moviendo

el hombre de una “especulación” a una “certeza”, de un quizá a un es, y fue el

MHC una cumbre en el punto de la certeza, pues con este se busca “… el

sentido de los textos bíblicos dentro del contexto de la historia de Israel, en el

caso del Antiguo Testamento, o de la primera tradición cristiana en el Nuevo

Testamento” [2].

El MHC surge como una necesidad de entender adecuadamente el contexto en

el que los textos de la Biblia se dieron a luz.  Algunas obras publicadas en el

siglo XVIII, empezaron a dar ciertos campanazos de alerta dentro de los

dogmáticos, frente a acercamientos que indicaban por ejemplo que lo que se

cuenta de Jesús no es sino un complot de sus seguidores o por otra parte, que

se debería entender la vida de Jesús quitándole todo lo sobrenatural de sus

acciones [3].  Por eso se hace necesario, un estudio concienzudo para

entender, si lo que se dice en el texto es histórico o es fruto del desarrollo

religioso de la comunidad, se debe encontrar lo que está detrás del texto [4].

EL MÉTODO

Antes de presentar los pasos usados para la aplicación del MHC al estudio de la

Biblia, es menester mostrar los principios fundamentales del método:

-         Como su nombre lo indica, el método es histórico.  Se debe considerar que

el texto de estudio es uno que data de la antigüedad y que por lo tanto es

relevante ubicarse, en cuanto sea posible, en el mismo entorno en el que los

textos aparecieron, tanto de los posibles escritores como de los posibles

oyentes [5].

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-         Es crítico.  Con esto se refiere a que el método usa todo los aportes que la

ciencia investigativa ha dado para la comprensión de los textos [6].  Una

definición de crítica dará luces con referencia a este concepto, “‘Crítica’

significa hacer juicios intelectuales acerca de asuntos o preguntas históricos,

literarios, textuales y filológicos que uno debe confrontar cuando se estudia la

Biblia a la luz de toda la evidencia disponible” [7].

En esta parte del presente trabajo se pretende mostrar el método en sí, cuáles

son los pasos a seguir para obtener la interpretación adecuada.  Es pertinente

aclarar, que para algunos estudiosos del tema, el MHC no es único sino que

existen diversos métodos histórico-críticos [8], no obstante otros presentan

estos métodos simplemente como parte de la aplicación del MHC [9].  En este

trabajo se asume la postura que el MHC es uno sólo y que tiene varias partes

que ayudan a interpretar el texto.

      Crítica textual

 Consiste en alcanzar mediante las herramientas disponibles, el mejor texto

basado en los antiguos manuscritos, sean en papiro, pergamino u otro

material.  El propósito principal es recuperar, en la medida de lo posible el

texto origina l[10], hallar las variantes que resultan en cada caso y evaluarlas.

      La constitución del texto [11]

Es claro que para analizar un texto, necesitamos del mismo texto para el

estudio, por eso este paso es muy importante porque se puede decir de dónde

a dónde va el texto a estudiar y se revisa si tiene coherencia y unidad.  La

constitución del texto también se puede llamar crítica literaria [12].

El mismo texto de estudio puede presentar algunas guías que ayudan al

interprete en el proceso de delimitación, por ejemplo las formulas iniciales,

principalmente presentes en los oráculos proféticos “vino a mi palabra del

Señor diciendo”; una formula conclusiva indicando la terminación de una

acción o discurso “y cuando terminó Jesús estas palabras”.  Además de las

consabidas frases de inicio o cambio, también se debe considerar por ejemplo,

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cuando se resuelve el problema planteado en la trama, cuando se inicia o se

introduce una situación nueva, cuando se presentan nuevos personajes o

existen cambios geográficos en el texto.

En lo que tiene que ver con la unidad, que por cierto va muy de la mano con la

delimitación, es relevante mencionar que lo que importa en esta etapa es la

unidad del texto en sí y no si viene de diversas fuentes.  Por ejemplo, una

colección de leyes pudo haber sido extraída de diversas culturas pero en el

texto se sucede en un solo bloque.  Algunas pautas para validar la falta de

unidad de un texto son: - cuando se suceden duplicaciones, no retóricas, que

se presentan injustificadas en el desarrollo del escrito. – cuando existen

tensiones que llevan a contradicción entre lo que se dice. – cuando aparecen

dos o más veces el mismo texto en diferentes unidades. – cuando los géneros

literarios son disímiles. – cuando la sintaxis es truncada o presenta

complicaciones, ejemplo uso de terceras personas cuando se hablaba en

primera. – cuando se den diferencias semánticas, esto es, que se usa un

término con diferente sentido en el texto. – cuando existan fuertes diferencias

estilísticas.- cuando en el texto se vislumbra un fondo religioso, o histórico o

institucional que no sea consistente con el que el texto viene presentando.

      Crítica de la redacción

Debido a que los textos tuvieron un desarrollo progresivo, quizá iniciando su

proceso por una tradición oral, se pretende con esta parte del método

encontrar las diferentes relaciones que pueden surgir en el proceso de la

composición del texto; el cómo y tal vez en qué orden se dieron las diferentes

redacciones.  Para ello se debe tener en cuenta los propósitos que los

redactores tuvieron para realizar los cambios, además de considerar los

contextos culturales y religiosos en que dichos cambios se dieron.

Es posible distinguir en ésta crítica que el texto es fruto de una recopilación,

que el redactor pudo tomar de diferentes libros o tradiciones orales, y que los

colocó como si fuese una unidad.  Puede darse también el caso que además de

la recopilación haya cierto grado de composición en el texto y por supuesto el

redactor, no sólo puede colocar los textos como si fuesen pedazos de una

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colcha de retazos sino que se adicionan elementos redaccionales para su

presentación.  De igual forma, al tener estas fuentes, el redactor puede darse

el lujo de incluir sus propias apreciaciones con referencia a lo que lee y ponerlo

como parte del texto, así adiciona sus particularidades al texto; en esta misma

línea de pensamiento, el autor puede re-elaborar completamente lo que recibe,

cambiando el orden, resaltando lo que él considere pertinente y añadiendo

interpretaciones.

      Crítica de la transmisión del texto

Esta crítica se refiere específicamente a la transmisión que pudo tener el texto

en una etapa oral.  Si bien es cierto que en este punto ya no estamos en el

texto mismo, sí se piensa sobre el texto.  ¿Cuándo entrar en este difícil campo?

Cuando la propia investigación anterior que se hizo al texto, no arroje las

suficientes luces con respecto a su formación, o cuando por ejemplo, aparece

un relato casi idéntico en lugares diferentes.

Es claro que las tradiciones orales eran propias de los pueblos antiguos (y aún

lo son) y se pueden presentar algunas razones para creerlo así: - la escritura

tenía un alto costo económico, las facilidades para realizarla no estaban al

orden del día; no era fácil ni tener los materiales ni tampoco tener un lugar a

donde capacitar a los escribientes. – en las comunidades cerradas es típico que

se presenten tradiciones orales, con el propósito de mantener vivas ciertas

historias de la misma comunidad y de los miembros que la componen. –

Finalmente, existen ciertos géneros literarios que al ponerlos de forma escrita,

no van a transmitir de igual forma el mensaje que se quiere expresar, como si

lo puede hacer la oralidad.

      Crítica de la forma

Simian-Yofre presenta esta parte con diferencias respecto a otros quienes

típicamente la unen con la crítica de los géneros [13] o con crítica de las

tradiciones [14], dice Simian-Yofre que “… consideramos “la crítica de la

forma” … ligado –sobre todo en el estudio del Nuevo Testamento- a la

determinación de “formas” literarias (pequeñas unidades literarias) originales,

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de las que tomarían su origen los relatos más amplios y complejos”[15]. 

Continua diciendo que esta parte del método tiene que ver con los aspectos

lingüísticos del texto, los cuales él los ubica de la siguiente manera: - ambiente

fonemático, con esto se quiere estudiar la parte sonora del texto estudiando

las unidades mínimas de sonido, los fonemas. – ambiente sintáctico, en este

punto se pretende estudiar las pequeñas unidades lingüísticas como lo son los

morfemas, como se relacionan con las palabras a las que se unen y cómo esos

morfemas se relacionan con otros términos del escrito. Además dentro del

ambiente sintáctico también se estudia el lexema tales como los sustantivos,

adjetivos, adverbios y verbos; igualmente se estudia la relación proposicional

de cada frase – ambiente semántico, aquí se debe estudiar el lexema y la

proposición semánticamente; para esto el interprete se ayuda de diccionarios y

concordancias, sin embargo debe tener en cuenta que hay ciertos giros

idiomáticos al poner una palabra en diferentes proposiciones. – ambiente

estilístico, todo lo que anteriormente se ha estudiado debe estar unido bajo un

estilo, tales como las repeticiones, las enumeraciones, los paralelismos, los

quiasmos, las inclusiones y cualquier otra figura literaria. – el ambiente

estructural, en esta parte el interprete debe revisar cómo se articulan las

diferentes partes de un texto.

      Crítica del género literario

Con la ayuda de la crítica de las formas se llega a descubrir el género literario

que presenta el texto.  La forma es “… el conjunto de los elementos lingüísticos

… que dan a un texto una fisonomía única y precisa” [16] en tanto que el

género literario es “… una abstracción lingüística que permite asociar en una

misma categoría los textos que poseen una forma literaria semejante” [17]. 

Los pasos básicos para encontrar el género literario son: la selección del

material que se intenta comparar.  No se puede decir que este texto tiene un

género tal o cual si no se establece la aparición, por igualdad o contraste, de

esa misma forma en otros lugares.  Por otra parte, se debe revisar la crítica de

las formas de cada uno de los textos comparados para observar similitudes y

diferencias, entre más similitudes se encuentren entre lo que se compara,

existirá mayor seguridad sobre el género del texto.  En este momento de la

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investigación debe ser obvio, que todo estudio debe estar circunscrito a las

circunstancias particulares en que se presentó  el escrito, por lo que el género

literario no puede dejarse a un lado, sólo mediante un estudio social e histórico

se puede entender el porqué un autor usa un género específico.

      Crítica de las tradiciones

En esta parte final del MHC se pretende encontrar las influencias que pudieron

ser ejercidas sobre los autores de los textos, influencias que pueden haber

llegado a ellos por su religión particular, por su cultura, por religiones o

culturas extranjeras.  Se encuentra una tradición, cuando por ejemplo se puede

percibir en textos diferentes los mismos aspectos culturales, o se encuentran

formulaciones similares dentro del texto bíblico y en textos de fuera de la Biblia

[18].  Luego de darse cuenta cuál es la tradición a la que un texto pertenece, se

debe regresar al texto de estudio y analizar el cómo se relaciona con la

tradición que se encontró.

EVALUACIÓN Y LÍMITES DEL METODO

Con el uso del MHC se puede llegar a la pretensión de lograr cobijar todo lo que

el texto tiene que decir, su metodología muy ceñida a la técnica de la ciencia

brinda mucha seguridad al interprete que lo usa, pero puede dejar a un lado

esa fe que tenían las comunidades en las que los textos se presentaron [19].

Caba [20] presenta algunos limitantes al uso del MHC: por un  lado, esa faltante

en el método de comprender la experiencia de la comunidad y sólo centrarse

en el texto, hace que se pierda la religiosidad de la propia comunidad creadora

del texto.  Por otro lado, critica al MHC en que se queda en el pasado, pues “…

no es la fuente la que hace comprender el texto, sino que es el texto el que

articula la fuente”[21], podemos saber las partes en las que está unido el texto,

el estudio filológico de las palabras, pero aún así se puede quedar corto,

puesto que  es en su naturaleza contextual en que se puede entender las

partes y los términos de un texto.  Igualmente por el retorno al pasado, el

lector queda separado del presente, esto es, no crea los puentes necesarios

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con la cultura del lector, no actualiza el texto, por ello se puede llegar a

convertir en un insípido estudio académico.

La parte positiva del MHC radica en que ayuda a entender el texto en su

contexto particular, pues los escritos no son salidos de la nada, sino que las

situaciones circundantes influenciaron a los escritores.  Adicional a esto,

resalta Caba [22] que el MHC va más allá pues pretende conocer las posibles

fuentes que pudieron estar antes del texto o durante la configuración del

mismo.

BIBLIOGRAFÍA

BAENA, Gustavo.  El Método Histórico Crítico.  En: THEOLOGICA JAVERIANA. No. 122 (Abril-Junio 1997); p. 155-179.

BRAVO, Carlos.  Hermenéutica y Método Histórico Crítico.  En: THEOLOGICA JAVERIANA.  No. 1-2 (1976). p. 27-44.

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CABA, José.  Métodos de Estudio del Nuevo Testamento.  En: PONTIFICIA UNIVERSITAS GREGORIANA.  Gregorianum, vol. 73 (1992); p. 611-669.

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MARTINEZ, José.  Hermenéutica Bíblica.  Barcelona: Clie, 1984.  586 p.