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117 EL MECENAZGO DEL ARZOBISPO COMPOSTELANO DON LOPE DE MENDOZA EN SANTIAGO Y PADRÓN RAMÓN YZQUIERDO PERRÍN INTRODUCCIÓN A lo largo de los siglos la diócesis de Santiago ha tenido entre sus prelados importantes personajes que han desarrollado una fecunda labor de mecenazgo aunque, a veces, resultan poco conocidos. Es lo que ocurre, por ejemplo, con varios arzobispos que ejercieron su episcopado a lo lar- go de los tres últimos siglos medievales, contados a partir de la solemne consagración de la catedral románica en 1211. Es como si la incomparable personalidad de Diego Gelmírez eclipsara a sus sucesores en la sede com- postelana, aunque fueron otros los que se esforzaron y distinguieron en la continuación de obras complementarias de la catedral, tan necesarias y opor- tunas en un centro de peregrinación como Santiago. El final de ese largo período de supuesta inactividad se habría producido con el acceso a la sede compostelana del primero de los miembros de la familia Fonseca en 1460, iniciándose así una “dinastía” episcopal que llegó hasta 1524. Sin embargo, en los doscientos cincuenta años de aparente letargo edificatorio fueron arzobispos de Santiago personajes tan sobresalientes como don Juan Árias, Rodrigo del Padrón, don Berenguel de Landoria, Gómez Manrique, los Moscoso y don Lope de Mendoza, cuyo pontificado compos- telano 1 comenzó en septiembre de 1399 y se prolongó hasta febrero de 1445, por lo que sigue siendo el de mayor duración y es difícil que se supere por la edad habitual de acceso al episcopado y la de jubilación. El desconocimien- to de la actividad edilicia y artística desarrollada por los arzobispos citados ha llevado a atribuir a otros prelados obras que no le corresponden. Sin duda el ejemplo más representativo es el del llamado palacio de Gelmírez, cuyos espléndidos salones góticos se construyeron unos cien años des- pués de su muerte, durante el episcopado de don Juan Árias 2 , quien tuvo como modelo los palacios de las más significativas diócesis francesas 3 .

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EL MECENAZGO DEL ARZOBISPO

COMPOSTELANO DON LOPE DE MENDOZA

EN SANTIAGO Y PADRÓNRAMÓN YZQUIERDO PERRÍN

INTRODUCCIÓN

A lo largo de los siglos la diócesis de Santiago ha tenido entre susprelados importantes personajes que han desarrollado una fecunda laborde mecenazgo aunque, a veces, resultan poco conocidos. Es lo que ocurre,por ejemplo, con varios arzobispos que ejercieron su episcopado a lo lar-go de los tres últimos siglos medievales, contados a partir de la solemneconsagración de la catedral románica en 1211. Es como si la incomparablepersonalidad de Diego Gelmírez eclipsara a sus sucesores en la sede com-postelana, aunque fueron otros los que se esforzaron y distinguieron en lacontinuación de obras complementarias de la catedral, tan necesarias y opor-tunas en un centro de peregrinación como Santiago. El final de ese largoperíodo de supuesta inactividad se habría producido con el acceso a la sedecompostelana del primero de los miembros de la familia Fonseca en 1460,iniciándose así una “dinastía” episcopal que llegó hasta 1524.

Sin embargo, en los doscientos cincuenta años de aparente letargoedificatorio fueron arzobispos de Santiago personajes tan sobresalientescomo don Juan Árias, Rodrigo del Padrón, don Berenguel de Landoria, GómezManrique, los Moscoso y don Lope de Mendoza, cuyo pontificado compos-telano1 comenzó en septiembre de 1399 y se prolongó hasta febrero de 1445,por lo que sigue siendo el de mayor duración y es difícil que se supere por laedad habitual de acceso al episcopado y la de jubilación. El desconocimien-to de la actividad edilicia y artística desarrollada por los arzobispos citadosha llevado a atribuir a otros prelados obras que no le corresponden. Sinduda el ejemplo más representativo es el del llamado palacio de Gelmírez,cuyos espléndidos salones góticos se construyeron unos cien años des-pués de su muerte, durante el episcopado de don Juan Árias2, quien tuvocomo modelo los palacios de las más significativas diócesis francesas3.

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PRIMEROS AÑOS DEL ARZOBISPADO DE DON LOPE DE MENDOZA

Los cuarenta y cinco años largos que duró el arzobispado del sevillanodon Lope de Mendoza en Santiago no fueron, desde luego, un sosegadopasar el tiempo, ni sus actuaciones se limitaron al gobierno y administraciónde su diócesis ya que fue, también, un influyente y activo personaje en lacomplicada política hispana del momento4. Llega a Santiago después dehaber sido obispo de Mondoñedo entre 1393 y 1399, sin que en esta dióce-sis destaque su actividad constructiva o de mecenas5. Entonces, al igual queen sus primeros tiempos compostelanos, quizá sus mayores trabajos e in-quietudes tenían por marco la corte, en la que mantuvo una presencia fre-cuente y activa tanto durante el reinado de Enrique III, como en la regenciaque precedió a la instauración de Juan II, y durante su reinado, actuaciónpolítica que no facilitó su relación con la nobleza gallega, ni con el concejode Santiago6. Su rotundo posicionamiento en unas circunstancias tan agita-das y convulsas tal vez contribuyó a que, posteriormente, se destruyeran omodificaran muchas de sus realizaciones artísticas, como si se pretendieraborrar su memoria a través de tan peculiar “damnatio”. Lo que no puededudarse es que fue uno de los arzobispos compostelanos que más se esfor-zaron por mejorar su catedral, su entorno y algunas de las principales villasde su territorio.

La relativa calma que se vivía en Santiago y su tierra en los primerosaños del siglo XV permitieron a don Lope visitar su nueva diócesis y tomardecisiones ambiciosas para el gobierno de ciertas villas. Según López Ferreiro7

“el primer año de su Pontificado… visitó la villa de Muros, conoció la impor-tancia de este puerto, y…comenzó por mandar reedificar la iglesia de Santa

María, designando procurador de la obra a Lorenzo Afonso”. En el dintel dela puerta norte un epígrafe recoge esta actuación de don Lope, del concejode Muros y del procurador, una vez desarrolladas sus abreviaturas y con lapuntuación ortográfica oportuna dice: “O arcibispo don Lopo a mandou fazeret fezo moitas graças. O concelo de Muro acabou. Lorenzo Afonso a començoue procurou sub anno MCCCC”.

La iglesia, estudiada por el profesor Caamaño8, pertenece a lo que de-nomina “tipo marinero”, es decir ancha nave única con capilla cuadrangularcubriéndose con madera sobre arcos diafragma y bóveda cuatripartita, res-pectivamente. Al final de su estudio recoge en un pequeño párrafo la historiadel edificio: “Santa María del Campo ha de considerarse, en conjunto, del

primer cuarto del XV –los restos románicos redúcense a la puerta principal–.A lo largo del XV y comienzos del XVI se fueron agregando las capillas dellado del evangelio y dos del lado de la epístola. En el XVI, elevada a colegiata,

se construyó la tribuna. A comienzos del XVII, la capilla de San Antonio. Y

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durante el XVIII, se reformaron las capillas del lado del evangelio, se comuni-caron todas ellas, se añadió el baptisterio y se erigió la torre”.

Quizá para cerrar sus actuaciones en Muros el arzobispo don Lope dioa la villa el diecisiete de mayo de 1406 unas ordenanzas para que por ellasse rigiera y acabar así con los desordenes a los que alude en su filosóficaintroducción. Incluso algún detalle que se le había pasado lo subsanó elmismo prelado con un escrito fechado en Pontevedra el seis de julio delmismo año9. Probablemente esta actividad en el territorio diocesano le impi-dió asistir a las cortes celebradas en Toledo a fines de 1406, ni estar presenteen la muerte del rey Enrique III y proclamación de la regencia del futuro JuanII, acontecimientos que la reina viuda, doña Catalina, y el infante don Fer-nando comunican a don Lope por carta10 fechada en Segovia el veinte deenero de 1407, por lo que a comienzos de 1408 don Lope se encuentra, unavez más, en la corte, ahora en Guadalajara. En 1410 participa en la conquis-ta de Antequera, donde fue herido. Entonces debió de retornar a su dióce-sis, en la que permaneció hasta mediados de 1418, ocupándose de la segu-ridad y abastecimientos mas necesarios para la vida de los vecinos deSantiago, para lo que los justicias del cabildo y del concejo11 fijan los preciosde los productos más habituales, así como los salarios de los artesanos elonce de febrero de 1418.

INTERVENCIONES EN SANTIAGO

A su regreso a Santiago de la corte y de su desafortunada intervenciónen la conquista de Antequera acomete don Lope diversas obras, no conser-vadas, a las que alude López Ferreiro12: “obras emprendidas en Santiago,para su mayor lustre, seguridad y abastecimiento, tales como la reparaciónde las murallas y acueductos, el ensanche de la plaza del castillo (hoy delHospital), la construcción de un nuevo rollo, etc.” Preocupación constantepara el arzobispo, así como para el concejo en época tan turbulenta como elsiglo XV fue la adecuada conservación y mantenimiento de la cerca de laciudad, empresa a la que dedicó el concejo una parte significativa de losingresos que proporcionaban ciertas multas13.

Como las casas adosadas a la muralla entorpecían la defensa de deter-minados lugares, el siete de diciembre de 1416 se acuerda derribar unasque se levantaban próximas a la “porta de Maçarelas”, concediendo a algu-no de los perjudicados un solar cercano para rehacerla14. Y es que, lógica-mente, se prestaba especial atención a las puertas, sus cerraduras y herrajes,al tiempo que se abrían unas u otras según lo aconsejaran las circunstan-cias15. Pero, quizá, la reparación más importante que por entonces se em-prendió es la que se acordó realizar el primero de diciembre de 1419, fecha

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en la que determinan: “reparar a sobida do muro do conçello… que estaentre a Porta do Camino e o Postigo da Algara por quanto estava algua partedela derribada e eso meesmo que fesese reparar e correjar outro pedaço dodito muro que jazia caydo e derrocado a par de Valdomar”16.

El abastecimiento de agua a la ciudad era difícil y ya el arzobispoGelmírez lo había solucionado al construir un acueducto, largas canalizacio-nes y arqueta de distribución que llevaba una parte del caudal a la fuenteconstruida ante la portada del Paraíso de la catedral17. Esta conducción to-davía permanecía en servicio a comienzos del siglo XV y don Lope deMendoza tomó una serie de decisiones para garantizar su buen funciona-miento y que el agua llegara por caños y arquetas a las fuentes de Santia-go18. Esta circunstancia permitía que algunos vecinos de la ciudad y de susinmediaciones rompieran los caños para regar huertas y propiedades parti-culares, por lo que no llegaba a la fuente de la plaza del Campo, –hoy deCervantes–, el caudal suficiente para el abastecimiento de la población. Estasituación hace que el once de junio de 1417 el arzobispo don Lope remitauna carta al concejo denunciando la rotura de los caños del agua con talobjeto, por lo que se acuerda castigar con importantes penas, incluso con laincautación de los bienes, tal práctica. Al año siguiente, el primero de julio de1418, el ayuntamiento acepta la propuesta de Mayor Ares, mujer de NunoFernández, que se comprometía a mantener los caños en buen estado acambio de regar con el agua sobrante los huertos que tenía cerca de lapuerta da Mamoa19.

El quince de mayo de 1417 una carta del arzobispo ordena al municipioque construya un rollo en el lugar “que disen Montiooris”, obra en la que loscanteros y carpinteros de la ciudad y su entorno, tanto “os que eran oficiaesda obra da su iglesia, como os outros que non eran”, tenían que trabajardos días gratuitamente. La piedra necesaria, así como los demás gastoscorrerían por cuenta de dicha corporación, quien en junio del mismo año yfebrero del siguiente paga la piedra para su construcción, así como lasescaleras, hechas por el carpintero Lopo Gomes, la cerradura y cerrojocorrespondientes20.

La decisión arzobispal de construir un rollo sugiere que la situaciónsocial no era tan plácida como parecía y no llama la atención que el seis dejulio de 1418, poco tiempo después de acabarse su edificación, el concejo,con el beneplácito del prelado, acuerda ante los robos, homicidios y atracosque se producían “façer hirmandade segundo enna maneira que os señoresreyes de Castela que por los tenpos foron, ordenaron e mandaron”. Dosaños después, el dieciocho de noviembre de 1420, como las cosas noparece que hubieran mejorado se decide mantener la hermandad en lostérminos acordados21.

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Quizá haya que inscribir en este clima de inseguridad la amplia exco-munión decretada por don Lope que motiva que los miembros de la corpo-ración municipal acudan el veintiuno de julio de 1420 a su castillo de la Ro-cha Blanca, cercano a Padrón, para rogarle que la retire, pues se sientenagraviados y maltratados, petición que le reiteraron pocos días después, eltreinta del mismo mes, en su palacio de Santiago, donde se encontraba depaso para la corte22.

Tal vez los descontentos con el arzobispo, encabezados por RuySánchez de Moscoso, fiel de don Álvaro de Luna, aprovecharon su prolon-gada estancia en la corte, a donde había acudido con motivo de la asuncióndel gobierno por parte del rey Juan II, así como ciertos enlaces reales eintrigas que en ella se producían, para mostrar su desagrado y forzar el esta-blecimiento de una nueva hermandad. La situación no favorecía al arzobis-po y en los años siguientes su situación y la del cabildo sufrió tan gravedeterioro que en 1422 envían un memorial al papa Martín V solicitando suprotección23.

A pesar de tales problemas la vida de los habitantes de Santiago semantenía con relativa normalidad y sus horas debía de regirlas el reloj que elveintitrés de enero de 1406 consta que estaba colocado en una de las torresde la catedral, de su funcionamiento y posibles arreglos cuidaba Juan Abar-ca, vecino de la ciudad, por quinientos maravedíes “desta moeda que oraanda contando branca a tres dineiros”. Años después, entre 1417 y 1421, seocupaba del reloj el “clérigo do coro da iglesia de Santiago” Juan Boado,quien percibe del concejo el salario pactado por encargarse de “armar orelogio” de la catedral24.

El mismo año que se restablece la hermandad en Santiago toma donLope una serie de iniciativas que, probablemente, pretendían pacificar a loscompostelanos y ordenar el comercio de los productos de abasto y consu-mo más habituales, aquellos que cada día se vendían en el mercado y for-maban su dieta: pan, carne, pescado y aves; así como aquellos otros queeran imprescindibles para la vida: leña, herraduras, zapatos, botas, controlde pesos y medidas e, incluso, algunas normas que debían de seguirse enlas celebraciones de bodas, bautizos y primeras misas. Estas ordenanzasfueron aprobadas por el municipio25, a instancias del arzobispo, el once defebrero de 1418. Las disposiciones relativas a la prohibición de servir “galiñanen capon nen outra ave” en las celebraciones referidas se reiteran y prego-nan de nuevo el dos de abril del mismo año, bajo pena de “seisçentosmorabetinos e desto que seja a terça parte para o acusador e as duas terçaspartes para os muros do conçello da cidade”, multa que pagaría tanto “aquelque a der como aquel que a comer”26.

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PLATEROS, PLATERÍAS, OTROS GREMIOS Y SUS TIENDAS

En la reunión del dos de abril de 1418 los alcaldes de Santiago mandanpregonar también otras disposiciones adoptadas por el prelado que preten-dían ordenar la elaboración y venta de objetos de plata para evitar los frau-des de que eran objeto los peregrinos, probablemente los clientes más habi-tuales y los más fáciles de engañar. D. Lope manifiesta que acomete talesreformas: “por servicio de Dios et contemplación deste santo Apostolo etutylidad et hornamiento desta cibdad et de la republica et bien comun et porhevitar los dichos engannos et maleficios”.

En realidad tales ordenanzas no eran sino el comienzo de una actua-ción de mayor calado que tuvo en la construcción de nuevas tiendas y urba-nización de la plaza de Platerías su culminación. En primer lugar precisa donLope dónde se ha de elaborar la plata y regula los días que podían cerrar lasplaterías, incluso por festividades religiosas: “manda noso señor o arçobispoque non seja nihuu ousado de lavrar plata de dia en esta çidade de Santiagosalvo ennas tendas da plaça dos oulives e qualquer que o contrario feser quepage por cada ves seisçentos maravedis... Outrosi quaesquer que tee tendasenna dita porta e portal dos Oulives que as non posan teer çarradas salvodous dias santos a par e qualquer que a tever çarrada mais que dous diasenna semana continuus que perga o dereito que ouver enna tenda”, lo que“Domingo Longo por mandado dos ditos alcalles pregoou altas voses ascousas susoditas en Quintaa de Paaços, plaça publica da dita çidade…ediso que asy o pregoaria públicamente por las outras plaças da dita çidade…e lugares acostumados”27.

Unos años después el arzobispo continuó su ordenación del comerciode los objetos de plata al mejorar las tiendas y prohibir que en ellas se ven-dieran otros productos, para los que también dispuso lugares específicos.López Ferreiro28 resume con claridad las intenciones de don Lope: “abrigabael pensamiento de reedificar y dar mejor forma a todas estas tiendas; pero larevolución que al poco tiempo estalló en Compostela… le impidió llevar porentonces a cabo… tan pronto como pasaron aquellos días turbulentos… sedecidió a poner por obra lo que tenía meditado”. Es posible que la subleva-ción de Ruy Sánchez de Moscoso y los suyos también hubiera afectado alas tiendas existentes ante la fachada sur de la catedral, por lo que el arzo-bispo, recuperada la calma, emprendió a finales de 1422 la remodelación dela zona y efectuó significativas mejoras en las de los plateros, así como enlas de otros mercaderes establecidos en las proximidades.

Esta intervención arquitectónica y urbanística afectaba a algunas ca-sas y tiendas del cabildo y, para compensarle de los alquileres que dejabade percibir, le autoriza, por escritura de veinte de octubre de 1422, quecobre tales cantidades de sus derechos en las ofrendas del altar y tesoro

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de Santiago. La obra se prolongó hasta 1431 y el diez de octubre el arzo-bispo entregó al cabildo las casas y tiendas reedificadas, incluyendo lasque le correspondían a la mesa arzobispal para que con sus rentas cele-braran ciertas fiestas religiosas, igualmente ratificó lo dispuesto en 1418 eincluyó otras mercancías: “non labren plata nin la vendan nin… especiasalgunas nin aljófar, nin corales, nin piedras preciosas en la dicha su cibdadsalvo en los dichos portales et tiendas et botycas de los dichos orives etespecieros”.

Lógicamente la urbanización que don Lope dio a la plaza de las Plate-rías era muy diferente a la actual y lo único que de ella permanece es, preci-samente, la fachada catedralicia de las Platerías; todo lo demás, es poste-rior. Incluso el enorme cubo sobre el que Domingo de Andrade levantó lasoberbia torre del Reloj, solemnemente iniciado29 el veinte de julio de 1468.Con su intervención el prelado pretendía:”acrecentar la plaça et ornato etmagnificencia et honrra de la dicha iglesia catedral”.

López Ferreiro30 reconstituye la plaza de las Platerías al acabarse lasobras realizadas por el arzobispo: “En el solar que hoy ocupa… había enton-ces en dirección de Norte a Sur una manzana de casas que dividía dichosolar en dos calles. La del lado del Este se llamaba la calle del Portal de losOlives, y por un extremo desembocaba en la de la Rúa del Villar y por elopuesto terminaba muy cerca del gran pórtico o portal meridional de la Igle-sia, en donde, según parece, se levantaba un gran pilón de agua sustituidohoy por la fuente de las Platerías. Desde aquí arrancaba transversalmenteotra calle que comunicaba la plaza de la Quintana, en la cual calle estabanlas tiendas de los buhoneros y de los especieros o vendedores de hierbas,especias y otros objetos análogos. La otra calle paralela a la primera, venía aocupar el solar de las actuales platerías de la Catedral. En el extremo de estacalle, colindante con la de la Rúa del Villar, había un gran comercio de espe-cias… Estas casas y tiendas solía arrendarlas el Cabildo por cierto númerode años –ordinariamente el de diez– a los plateros y especieros”.

Como el número de plateros con despacho al público era mayor que elde las tiendas algunos tenían las suyas en rúas cercanas, por ejemplo en lade la “moeda nova”, hoy calle de Gelmírez, zona en la que también estabanlos “cintureiros”, complemento del vestido que no sólo se fabricaba en cue-ro o piel, sino también en seda o tela y que, a veces, se adornaba con diver-sos elementos metálicos. Los buhoneros que menciona el texto anterior sonlas ocho mercerías que también reconstruyó don Lope, “estaban en fila yformaban ángulo con la calle de los olives adelantándose por la plaza de laQuintana hasta llegar cerca de las casas en donde se vendía el pescado”,solares que, probablemente, coinciden con el que ocupó a finales del sigloXVII la Canónica, que cierra el extremo sur de la actual plaza.

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Tan intensa actividad organizativa del arzobispo don Lope probable-mente haya que relacionarla con una de sus actuaciones eclesiásticas mástrascendentes: la implantación de los años santos compostelanos, clara-mente diferenciados del de Roma, ya que su factor determinante no es unperíodo fijo de años, sino la coincidencia de la festividad de Santiago, veinti-cinco de julio, en domingo. Es probable que el primer año santo jacobeo secelebrara en 1428 por concesión del papa Martín V y, desde 1434, “es posi-ble seguir la celebración regular del Año Santo Compostelano, según losintervalos previstos”31.

La implantación de estos años de la gran perdonanza incentivó al pre-lado a proseguir su labor de organizar los gremios y controlar la produccióny venta de los objetos que solían adquirir los peregrinos como recuerdo desu visita a Santiago. Al norte de la catedral, verdadero centro y eje de laciudad medieval, tenían sus establecimientos los mercaderes que, preferen-temente, orientaban su actividad comercial a los peregrinos que llegaban aSantiago por los diversos caminos que confluían en el francés y cuyos gre-mios, como los azabacheros, también fueron objeto de atención por partedel arzobispo don Lope.

El veintisiete de junio de 1443 publicó unas ordenanzas32 que regula-ban su actividad y cuidaban de la calidad del material empleado, de su tra-bajo y de la venta de los objetos, así como de las penas que se impondríanpor los fraudes que se cometieran en su comercio. Quizá la cláusula másllamativa sea la IX, que regulaba el trabajo de la mujer viuda y en el caso deque se casara; en cualquier estado podía seguir desempeñando su oficio siya lo desempeñaba con anterioridad al matrimonio, “ou se casar con homedo dito oficio e que seja confrade”. Sus pequeños talleres se encontraban enla calle que, en un principio, se conocía como de la Moneda Vieja pero quepor la presencia de tales talleres y tiendas acabó por adoptar el deAzabachería, que todavía mantiene.

Al final de esta calle, ante la portada norte de la catedral, también llama-da del Paraíso, “tenían sus tiendas muy pintadas y aderezadas los cambiado-res, que eran la clase aristocrática entre los burgueses de Santiago”. Uno deellos lo nombraba el arzobispo y en 1438 don Lope designó a Gonzalo Abrilel Mozo por fallecimiento de su predecesor. Especial prerrogativa de los cam-biadores era asistir a la apertura de los cepillos de la catedral en los que losperegrinos dejaban sus limosnas para que identificaran y valoraran las mo-nedas que en ellos se encontraban33. Frente a la fachada de la catedral,donde hoy se levanta el ala oeste del monasterio de san Martín Pinario, sealzaba el antiguo hospital de peregrinos fundado por Gelmírez en torno a 1100y que no pudo competir con el Hospital Real fundado por los Reyes Católi-cos, a pesar de los esfuerzos por mantenerlo en un estado aceptable34.

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CONSTRUCCIONES DE DON LOPE EN SU ARZOBISPADO

Además de su intensa actividad en la corte y en poner orden en losgremios implantados en el territorio de su señorío, en especial en la capitalde su diócesis, don Lope tuvo un gran celo constructivo aunque, sorpren-dentemente, ninguno o casi ninguno de sus edificios ha llegado hasta noso-tros, ni siquiera la urbanización que promovió en los alrededores de la cate-dral compostelana, que giraba en torno a las Platerías y calles adyacentes.Aquí no cabe duda de que el vestigio más claro es el topónimo y que en laactual plaza sigan abiertas las platerías que le dan nombre, aunque los pe-queños talleres, –incluso llegaron hasta la segunda mitad del siglo XX–, yadesaparecieron de ella. En rigor, lo único que se mantiene en pie en Santia-go, a pesar de las reformas que experimentó en el siglo XVII, es el cimborriode la catedral que, paradójicamente, suele afirmarse que don Lope se limitóa terminarlo. Fuera de la capital de la diócesis la situación tampoco es mu-cho mejor, aunque sólo la excepcional iglesia de san Martín de Noia, bastapara reconocer el mecenazgo de don Lope de Mendoza.

ROCHA BLANCA

En Iria Flavia no sólo mantenían los arzobispos compostelanos la pro-piedad sobre la iglesia de santa María, sino también sobre lo que debió deser en su origen el antiguo episcopio, que con el paso de los siglos se habíaconvertido en la fortaleza que se conocía como castillo de la Rocha Blanca.Castellá Ferrer35 alude a viejos epígrafes romanos, quizá funerarios, que po-drían haberse reutilizado como materiales de construcción en los edificiosmedievales. De cuando los obispos todavía residían en Iria36 citan algunosautores unas dudosas inscripciones, una de ellas del año 572, relativa al finde la edificación de un palacio episcopal que se acabó entonces, durante elobispado de Andrés.

Casi medio milenio después, en 1069, fue asesinado en la antigua resi-dencia episcopal el obispo Gudesteo, del que la “Historia Compostelana”37,para destacar la maldad de los asesinos, dice que “con impía crueldad, lodespedazaron”; quizá por esta macabra acción se realizaron, pocos añosdespués, importantes obras, pues se dice que: “en Iria había también pala-cios espaciosos y magníficos, edificados por el obispo don Diego Peláez”.En éstos vivió su sucesor, Diego Gelmírez, quien al alcanzar la dignidad ar-zobispal y los problemas con los compostelanos y otros diocesanos se acen-tuaron “se pasó a Padrón y allí fijó su morada” en el palacio que se construyójunto a la iglesia. Villa-amil38 cree que esta intervención de Gelmírez supusoel abandono del antiguo episcopio y no parece equivocado, ya que en elsiglo XIII no se menciona la Rocha Blanca, sino unas “torres de Padrón” que

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el prelado recupera, junto con otras propiedades que le devuelve el infantedon Sancho, el tres de mayo de 1282.

Los graves enfrentamientos que se producen a lo largo del siglo XIVentre los arzobispos compostelanos y sus súbditos devuelven un importanteprotagonismo a la Rocha Blanca, que se menciona reiteradamente en ladocumentación de la época, en especial durante el episcopado de don Be-renguel de Landoria39. Desde fechas tempranas de su largo episcopado donLope de Mendoza acudía a la Rocha Blanca y aquí están fechados algunosdocumentos. Quizá por esta razón hizo en ella importantes obras que resul-ta difícil precisar por haber desaparecido no muchos años después, aunquesobre ellas puede conjeturarse a partir de antiguos testimonios40, en espe-cial de las declaraciones de algunos testigos del pleito Tabera Fonseca, quie-nes manifiestan haber visto la fortaleza antes de su destrucción. Para algunosu derrocamiento sería incentivado, incluso, por el rey Juan II, pero lo ciertoes que no se efectuó hasta años después de su muerte, en torno a 1465, yque la responsabilidad de su destrucción corresponde a los hermandinos.Lo que éstos dejaron en pie se derribó hacia 1600 por decisión de la RealAudiencia que con ello quería evitar que entre sus ruinas encontraran cobijovagabundos y malhechores, como parece que ocurría.

De las numerosas alusiones a la antigua fortaleza de la Rocha Blancaque se encuentran en el citado pleito Tabera-Fonseca41 destaca, entre otras,la que figura en la pregunta quince del interrogatorio propuesto por el doc-tor Pedro de Cisneros, el cinco de enero de 1527, en la que propone sepregunte a los testigos que van a testificar: “Si saven que la dicha RochaBlanca de par de la villa de Padrón…estubo llebantada en pie y era casafuerte y de plazer y la mas hermosa e deleitosa que abía en todo el Reino…e que abía en ella una bara de casa muy alta y muy fremosa con sus sobra-dos y rico aposiento, tellada, almenada y engalanada con sus casas y bar-bacanas alderredor y muchas torres, cubos y baluartes y garatas en la çer-ca todas almenadas y enguirnaldadas y labradas de piedra de grano y consus puertas y conpuertas y ponte lebadizas y dentro y de fuera de la dichacasa abía muchos hedifiçios y aposiento y serbiçio altos y baxos, ricos yfermosos dorados y pintados e ladrillados todo el suelo de azulejos y consus huertas, naranjales, bosque, fuentes y estanques y otras cosas paradeleite y fortaleza y muniçión de la dicha casa e si saben que la dicha casahera muy importante al estado de la dicha Sancta Iglesia para defender susbasallos… y si saven e creen que no se tornaría hazer otra tal por diezquentos de marabedis”.

Uno de los declarantes, el clérigo Gómez de Goyanes, precisa algunosextremos relativos a la fortaleza de la Rocha Blanca, que declara haber vistoen pie, al contestar a la quinta pregunta del interrogatorio del procurador del

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arzobispado de Santiago. Según Gómez de Goyanes dicha fortaleza “heracasa fuerte y de plazer con una bara de casa de omenaje grande y altaaguirnaldada de cantería con çinco o seis o siete torres alderredor de la çerca,guirnaldadas e todas de cantería y dentro tenia en el patio sus naranjos consus azulejos cruzados y ladrillados, lo demas con su agua que benia de fueray se metia dentro de la dicha fortaleza”.

Por su parte fray Bartolomé asegura que estuvo muchas veces dentrode la Rocha Blanca “y que hera una casa fermosa ladrillada por el patio e porcorredores e pintada por dentro algunas partes e encalada por de fuera equestava fecha en cadra con su inçinto e tres torres pequeñas en lashesquinas” y que más tarde fue derrocada por la hermandad. Según el la-brador Pedro de Gallinans la Rocha Blanca era “muy buena e fermosa e…tenia obra de quatro torres”, número que el también labrador Jácome Alonsode Faxilde reduce a tres y añade que “hera de dentro ladrillada por algunaspartes de ladrillos de colores blancos e colorados por el suelo e que… tenianaranjos e una fuente que traían del monte por canales de madera que beniaalta, altura de una lança”. Para Pedro de Castroagudín, labrador como lostestigos anteriores, el número de torres era de tres o cuatro y que, aunque élno había entrado en ella, había oído que “dentro hera una casa muy hermosae que tenía ladrillos de colores unos blancos, colorados e berdes” y que

Fig. 1: Fragmentos de azulejos del palacio de la Rocha Blanca. Museo de la catedral de Santiago.

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dentro tenía naranjos. Finalmente, dado que las descripciones se repiten,cabe resaltar de la declaración del zapatero de Padrón Alonso de Jesús“que de los dichos corredores tomaban las naranjas e que… heran ladrilladospor el suelo de ladrillos de colores berdes e blancos e otros colores… e quehera la mas fremosa casa… que abía en Galizia”.

Varios de los detalles que resaltan las declaraciones que se acaban derecoger serían aplicables, sin variaciones notables, al palacio episcopal deSantiago, en el que don Lope también realizó importantes obras que, comolas de la Rocha Blanca, han desaparecido al efectuarse obras posteriormente,pero permiten suponer que en ambas residencias debió de aplicar unos plan-teamientos similares: patios interiores con naranjos, utilización de azulejos dediferentes colores, y corredores abiertos a los patios en la planta alta de lospalacios.

Cuando en los primeros años del siglo XVII el cardenal Hoyo42 describela villa de Padrón dice que de las dos iglesias que había una está “extramu-ros, como la dézima parte de una legua acia el Norte; es su advocación SantaMaría de Iria… Junto a ella acia Lebante, hay las ruinas de los palacios delobispo. No tienen sino los fundamentos, aunque en partes paresce la paredde altura de una braça de piedra de canto labrada. Dentro del circuito destacasa se sembra pan. Alrededor della hay una muy buena barbacana y parescese entraba por puente lebadiça”.

Quizá la última descripción de las ruinas de la Rocha Blanca es la publi-cada por Villa-Amil y Castro43 en 1893, quien recoge la de Domingo Erosa yFontán, y desde el XVII da la sensación de que habían cambiado pocascosas. Dice: “Queda hoy del famoso castillo un foso de unos ocho metros deancho que, rodea una superficie circular que hemos apreciado en unos 85pasos de diámetro… ocupado por centeno, patatas y hortaliza, excepto untrozo que aun conservaba en el centro, el cual contiene un matorral de reta-mas… y otras plantas que vegetan… en una ligera capa laborable que… seformó sobre otra, bastante espesa, de piedras, tejas y toda clase de escom-bros… en cuyo desmonte hemos visto grandes piezas de cantería primorosa-mente labradas, y otras más pequeñas impregnadas de cal sumamente petri-ficada y conservada, donde aparecen varios azulejos y otros objetos de hierro,también en muy buen estado”.

En efecto, de la Rocha Blanca proceden una serie de azulejos cuadran-gulares, algunos enteros o casi y otros fragmentados, de poco más de 17centímetros de lado y dos y medio de grosor, que se encuentran en el Museode la Catedral de Santiago, en el de Pontevedra, en el Instituto de Valenciade Don Juan de Madrid y, seguramente, en alguna colección privada. Sucara vista es de color blanco vidriado y presentan una decoración en azul

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que repite dos emblemas: sombrero de peregrino decorado con tres con-chas de vieira y cordones como barbuquejo con fiador al medio que rema-tan en borlas; o bien, un bordón del que cuelga una bolsa de peregrino, quelo oculta casi del todo, con dos conchas de vieira a los lados y una tercerasobre la tapa de aquélla, cuya factura completan unas borlas en las esqui-nas y colgando del cierre. Los laterales del azulejo se ornamentan con untallo ondulante con hojas; las esquinas, con sencillos cuadrifolios geométricosy en la parte superior e inferior unos epígrafes con letras góticas que, en losque presentan un sombrero, dice: “Senthiago”; en los que se decoran con labolsa, arriba: “Don Lope de”, abajo “Mendoza”.

Su procedencia fue ya estudiada a finales del siglo XIX por Villa-amil yCastro44, quien dudaba entre los lugares de la Península en los que se elabo-raban piezas similares, si bien el origen sevillano del prelado y que en Sevillahubiera afamados alfares le inclinaban a pensar en tal origen. Hoy, sin em-bargo, no se duda de su procedencia valenciana y de su elaboración enobradores de Manises en la primera mitad del siglo XV, quizá en fecha tem-prana, cuando el arzobispo mejoraría el viejo castillo. Además de estos azu-lejos, únicos que se conocen, Villa-amil45 dice también “que los pedacitos deazulejo allí encontrados provenían del pavimento del palacio”, y unas líneasmás abajo añade: “además de los pedacitos componentes de los aliceres oalicatados, de forma triangular, cuadrada y cuadrilonga, y de los colores blan-co, verde y castaño o negro, se han recogido pedazos de aliceres propia-mente dichos, de color verde, y forma prismática; destinados a constituir lasaristas de las soleras o antepechos de las ventanas”. De tales piezas y frag-mentos, que formarían los zócalos y alfeizares de las ventanas de ciertosaposentos, se ignora su paradero y sólo se conocen a través de lo escritopor Villa-Amil.

PALACIO ARZOBISPAL DE SANTIAGO

Los testimonios prestados por algunos de los testigos del pleito Tabera-Fonseca, anteriormente citados, afirman que en la Rocha Blanca había jardi-nes con naranjos en patios cuyos suelos eran de variados azulejos, comoconfirman, en parte, los que se conocen. Tales descripciones presentan cier-tas coincidencias con las que hacen otros testigos de los palacios arzobispalesde Santiago, en los que también realizó obras el arzobispo don Lope, aun-que tampoco se conservan y apenas han sido tenidas en cuenta. El palaciode los arzobispos de Santiago, más conocido como palacio de Gelmírez46

por haberlo comenzado este prelado, conoció a lo largo de la Edad Mediauna serie de reformas y ampliaciones que continuaron en los siglos posterio-res, por lo que apenas se conservan las antiguas fábricas47.

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Quizá uno de los arzobispos que más empeño puso en mejorar el viejopalacio arzobispal de Santiago fue, precisamente, don Lope de Mendoza.En 1445, año de su fallecimiento, la documentación menciona los “paaçosvellos”, lo que sugiere que debía de haber otros nuevos que, sin embargo,no se citan hasta 1456, en una escritura del arzobispo Rodrigo de Luna48.Las sospechas que la distinción entre palacios viejos y nuevos suscitan lasaclara lo respondido por el clérigo Gómez de Goyanes, testigo en el pleitoTabera-Fonseca, que afirma que vió “los palaçios que… hizo el arçobispodon Lope, questaban azia San Françisco, donde aora está la huerta de losnaranjos y jardín. Los quales dize que heran quatro quartos de aposentoladrillados y que tenían çiertos edefiçios de aposientos... que vido un buenaposento junto al Hospital Viejo de Santiago, e sus corredores azia el patio denaranjos labrados de madera de olibel muy bueno, y abaxo el patio, entre losnaranjos, con sus azulexos, e que hazia la parte donde hesta el jardín, dize eltestigo que bido una torre muy alta e grande, pero que no hera de grano tangrande como la de la torre de la plaza, pero que casi tamaña y de cantolabrado muy gentil, con su guinalda por ençima e queste testigo la bio cor-tar... por vaxo e la vido poner sobre estacas, e poner unos odres viejos, eponelles fuego para que ardiesen, e la vido derrocar por el pie e caer, pormandado de los deputados de la dicha çiudad de Santiago”49.

Entre otros testimonios destaca el del canónigo compostelano PedroGómez50 para quien el palacio arzobispal “hera una de las mayores casas detodo el Reino de Galizia de aposientos y cosas con sus azulejos toda ella...tenía quatro quartos con una huerta de naranjos… en el patio, y entre losnaranjos… sus carreras de azulejos muy bien puestos y el suelo de los…quartos todos labrados... de azulejos, y con sus corredores por ençima delos dichos azulejos, e pintadas las paredes, e sobre los dichos corredoresabía aposientos de salas y camaras y chamineas, de manera que azia a laparte del Hospital Viejo… abía un aposentamiento, donde agora estan lasbentanas señaladas el qual dicho aposiento hera alto, con sus corredores,con sus salas y chamineas y camaras con su madera alta pintada, que hera lacobertura, y tanbién los pontones del suelo debajo pintados, y debajo deldicho aposiento el establo y caballeriça. Y frontero de aquel, azia la parte delHospital Real nuebo, estaba otro aposiento de la misma manera... en estecarto abía de más un balcón azia la puerta de la Trinidad,... hera de madera ylosados de azulejos, y sobre sus postes de pilares de piedra de canto, y losotros sobre pilares de piedra entera muy largos e que hazia la iglesia nohabía hedefiçio… salbo un corredor… que hera bano e... azia parte de SanFrançisco... hestaba... una torre que llamaban la torre nueba que fizo elarçobispo don Rodrigo… que la derribó la hermandad... por no los abitar losdichos palaçios se cayeron”. Después de precisar otros detalles de las obrasefectuadas con posterioridad a don Lope, asegura que en los palacios “no

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bido ninguna capilla... y le paresçe que la no podiera aber sin quel lo sopiera...por las bezes que en ellos estuvo”.

Por su parte el clérigo Gonzalo García de Baamonde51 añade que lasestancias de los palacios situadas al norte del refectorio estaban cubiertas“de buena madera e que algunas cámaras prinçipales e la capilla hera dora-da la madera dellas”, lo que contradice la ausencia de capilla que decía elcanónigo Pedro Gómez. Reitera la existencia de naranjos en los jardines, depisos de azulejos, y menciona la presencia de pinturas en los salones: “lasparedes de la dicha casa caleadas e pintadas de muchas figuras”.

Aunque imprecisas y, a veces, aparentemente contradictorias, como enel caso de la existencia o no de una capilla en el palacio arzobispal, que sinduda había a juzgar por las imágenes argénteas de su oratorio, las declara-ciones aquí utilizadas arrojan cierta luz sobre la realización de obras en lospalacios durante el pontificado de don Lope y, curiosamente, muchos de losdetalles que destacan los testigos coinciden con lo que decían otros sobrelas obras que había efectuado en la Rocha Blanca: patios con naranjos,corredores con pavimento de azulejos. Estancias abiertas hacia los jardinescon sus muros y techos ricamente decorados. Su disposición hacia el nortedel palacio viejo es, precisamente, donde todavía hoy se encuentra el jardíndel palacio actual. Son rasgos que, quizá, indican una manera de entendersus palacios y de vivir la vida con exquisitez, en sintonía con el retrato litera-rio que hizo de su persona Fernán Pérez de Guzmán52: “Fue este arzobispode Santiago dotor, pero no muy fundado en la sciencia, assaz graçioso e dedulce conversación, muy bien guarnido en su persona e casa e que teníamanificamente su estado ansi en su capilla como en su camara e mesa, evestíase muy preçiosamente, ansi que en guarniçiones e arreos ningundperlado de su tiempo se igualó con él… Fue alto de cuerpo e de asaz buenapersona”.

IMÁGENES DE PLATA DEL ORATORIO DE DON LOPE

Del refinamiento de don Lope son buena prueba las imágenes de plataque, procedentes de su capilla, adquirió el cabildo de Santiago en la almo-neda que se hizo de algunos bienes de su herencia, para completar los dosmil quinientos ducados que le correspondían a la Cámara Apóstólica53. Elarzobispo don Álvaro de Isorna pagó al liquidador, don Lope de Barrientos54,“dous mill e duzentos e cinquoenta ducados de ouro”, por un lote en el quedestacaban unas “ymagees de prata douradas e ben obradas” que repre-sentaban a santa María Magdalena, santo Domingo, san Juan Bautista, sanAndrés, san Antonio, dos ángeles y “hua cruz muy ben obrada. As quaesditas ymagees et cruz eran todas douradas, esmaltadas e ben labradas que

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pesauan cento et treze marquos e cinquo onças e seys rayaas de prata”. Eldeán y cabildo de Santiago compraron a don Álvaro estas piezas el trece demarzo de 1448. “para solempnizar et ornar a dita sua iglesia et para o altarmayor do dito sto. Apostollo” por la cantidad de “cem mill mrs. De moedabranqua contando duas branquas vellas ou tres nouas por mri.” En la compraestuvo presente y tuvo un papel destacado el cardenal compostelano MartínLópez, testamentario de don Lope.

Aunque la escritura de compra por parte del cabildo no menciona másque las figuras citadas, López Ferreiro opina que algunas otras que se en-cuentran en la capilla de las Reliquias de la catedral también podrían haberpertenecido al oratorio de don Lope, como las imágenes de san Pedro, sanPablo y san Francisco, que el prelado habría donado en vida a la catedral,idea que recogió Filgueira55 y que tendría cierto apoyo en la relación de reli-quias que hizo a finales del siglo XVI el agustino Jerónimo Román y cuyosfragmentos conservados publicó López Ferreiro56. En el apartado que dedi-có a “imágenes de sanctos”, entre otras piezas dice que: “Ai dos imágenesde os apostoles sam Pedro i sam Pablo de plata con sus diademas. El samPedro tiene sus llaues en la mano y en la otra un libro; y el sam Pablo con suespada i otro libro i un scudo con las armas de Luna. Pesan veinte i tresmarcos”, igualmente añade mas adelante que “las armas de Luna” las repi-ten las imágenes de san Andrés, la Magdalena y san Antonio, es decir algu-nas de las compradas en la almoneda de don Lope. De todas ellas hoy seencuentran en el relicario catedralicio las correspondientes a san Francisco,santo Domingo, san Juan Bautista, san Pedro y san Andrés.

Todas las imágenes57 tienen una altura en torno a sesenta centímetros,son de plata dorada y repujada con el rostro, manos y pies esmaltados enfrío. Se levantan sobre una corta y trabajada peana en la que, además demotivos propios del gótico del momento, puede aparecer el escudo del pre-lado y alguna inscripción, por ejemplo en la de san Pedro, cuyo nombreaparece en la amplia aureola que orla su cabeza. Además del cuidado trata-miento de rostros y paños, merecen especial mención el minucioso detallede los elementos que completan la iconografía de cada santo, de maneraespecial el pequeño templo gótico que porta en su mano izquierda santoDomingo. La autoría de estas imágenes ha sido objeto de estudio y se hantratado de relacionar con el importante gremio de plateros que entonceshabía en Santiago y al que don Lope benefició mejorando sus tiendas, regla-mento y persiguiendo los fraudes en las ventas de tan valiosos objetos.

Desde el estudio sobre orfebrería gallega publicado por Balsa de laVega58 en 1912 se han distinguido diferentes plateros y se ha tendido a agru-parlas por talleres. Para este autor las mejores eran las correspondientes asan Juan Bautista, san Andrés y santo Domingo, apreciando en éste detalles

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Fig. 2: Figura de san Andrés, procedente del oratorio de don Lope. Capilla de las Reliquias, catedral deSantiago.

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Fig. 3: Detalle de la figura de santo Domingo del oratorio de don Lope. Capilla de las Reliquias, catedral deSantiago.

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foráneos, quizá por no valorar debidamente la presencia de artistas extranje-ros con taller en Santiago, que parece ser la explicación más coherente. Hoyse piensa que san Pedro y san Juan Bautista son piezas compostelanas delprimer cuarto del siglo XV; quizá unos años posteriores son las de los funda-dores de las órdenes mendicantes y por la delicada maqueta de iglesia queporta en su mano izquierda santo Domingo podrían atribuirse al taller deVicente Flamenco; mientras que san Andrés puede ser obra de FrancescoMarino, uno de los plateros que trabajaron para el arzobispo.

La devoción que don Lope de Mendoza tenía por san Antonio le permi-tió realizar un nuevo y valioso encargo a los plateros compostelanos, al tiem-po que en torno a él se generó una curiosa leyenda. Cuenta ésta que un díaque don Lope iba en barca por la ría de Noia se le cayó el anillo que llevaba,sin poder recuperarlo, pero al día siguiente le regalaron unos peces y en elinterior de uno de ellos apareció el anillo perdido. En agradecimiento donLope regaló al convento de san Francisco una imagen de plata de san Anto-nio “que pesaba cerca de media arroba”. Leyenda o realidad lo que sí escierto es que don Lope dotó la celebración de la festividad de san Antonio yestableció que cada año el cabildo de la catedral acudiera procesionalmenteal convento de san Francisco ese día para honrar al santo59.

OBRAS EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO

Durante el largo episcopado de don Lope se terminaron en la catedralalgunas obras que, a pesar de haberse iniciado anteriormente, permanecíaninacabadas, como la capilla de la Virgen Blanca o de los España60, en cuyaconclusión no consta que interviniera.

Mayores dudas presenta, sin embargo, la construcción del cimborriogótico de la iglesia de Santiago donde las referencias documentales puedenprestarse a diferentes interpretaciones. El Calixtino61 al enumerar y situar sustorres dice que hay “otra mayor sobre el crucero en el centro de la iglesia”.Conant62 lo imaginó octogonal, con dos cuerpos de ventanas, dos en cadalado del inferior y, una, en el superior; en las esquinas se levantaban altoscontrafuertes y se cerraba con un tejado piramidal. En 1956 el mismo inves-tigador63 publicó un breve artículo en el que sitúa en el cimborrio la torre delas campanas en la que, según la “Historia Compostelana”64, se refugianGelmírez y la reina Urraca para huir de los sublevados contra ellos, quienesle prenden fuego. El incendio se extiende con facilidad por las “tablas ytamariscos” que cubrían el crucero y maderas de la propia torre. Para Conantel prelado y la reina subieron por una de las escaleras que desde el crucerollevaban a las cubiertas y desde éstas alcanzarían la torre campanario delcrucero. Sobre su bóveda, más alta que la cubierta de las naves, se habrían

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colocado las campanas, cuyo sonido salía por el segundo cuerpo de venta-nas. El tejado piramidal lo soportaba un entramado de madera.

En los primeros años del siglo XIV el arzobispo don Rodrigo del Pa-drón decidió “convertir en fortaleza el cimborrio del crucero, pues presentíaque no habían de estar lejanos los tiempos en que la catedral fuese comba-tida y asaltada”65, premonición profética que sus inmediatos sucesores enla sede debieron de agradecerle. Su intervención se desconoce, pero qui-zá dotó al cimborrio de almenas como las que, reconstruidas en su mayo-ría, rematan el muro sur de las naves catedralicias y, tal vez, disminuyó eltamaño o el número de sus ventanas, aunque sólo cabe imaginarse suintervención. Es posible que los ataques a la catedral durante el siglo XIVafectaran al cimborrio y aconsejaran construir el actual. Su inicio ha origi-nado dos teorías que, paradójicamente, se basan en un epígrafe grabadobajo la ventana abierta frente al altar mayor que contiene una fecha, tenidacomo la del comienzo de la construcción, y un nombre, considerado como

el de su autor: “Esta torre començou Sº. Martis EraMCCCCXXII”. La abreviatura “Sº” se ha desarrolla-do como Suero o Sancho, pero mayores dificulta-des ofrece la presencia de la palabra “era”, puesaunque la mayoría de los autores la interpreta comorelativo a la era hispánica66, lo que les permite afir-mar que se comenzó el año 1384 y atribuir su inicioal arzobispo don Rodrigo de Moscoso, aunque ha-bía fallecido dos años antes, en 1382.

Sin embargo otros investigadores, como Man-so Porto67, creen que a pesar de la presencia de lapalabra “era” la fecha debe de entenderse como año,no como el cómputo hispano, y justifican su presen-cia como un arcaísmo que repiten otros epígrafes deaquella época. Reforzaría esta hipótesis que los es-cudos que aparecen en las trompas del cimborriocorresponden a don Lope de Mendoza, no al arzo-bispo don Rodrigo de Moscoso, fallecido en 1382.Esta interpretación parece lógica y permite atribuir laconstrucción del cimborrio gótico al mecenazgo delarzobispo don Lope de Mendoza quien lo iniciaría en1422 y, quizá se terminaría al fin de su episcopado,en torno a 1445.

El cimborrio gótico de la catedral de Santiagotiene planta octogonal, probablemente como el ante-rior, aunque es posible que se rehicieran las trompas

Fig. 4: Ángel del arranque del cimbo-rrio de la catedral de Santiago y es-cudo de don Lope.

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Fig. 5: Cimborrio gótico de la catedral de Santiago. Dibujo de Vega y Verdugo, 1656-1657. Archivo dela Catedral de Santiago.

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que permiten pasar de la base cuadrada del tramo central del crucero a laoctogonal del cimborrio. Sobre la imposta que ciñe los machones del cruce-ro se alzaron, en las cuatro esquinas, otros tantos ángeles trompeterostenantes, ya que encima de sus cabezas se disponen capiteles de hojas condiferentes tratamientos con cimacios cuadrangulares, y uno ochavado quesostenían las vigas de las que colgaba la polea del botafumeiro68. La decora-ción de las trompas se completa con los citados escudos del arzobispoMendoza, así como de Castilla y León.

El alto tambor del cimborrio alcanza los ocho metros y en cada uno delos lados del octógono, excepto en el orientado al noroeste al que se leadosa por el exterior una escalera de husillo dentro de una estructura cua-drangular, se rasga una ventana de dos tamaños diferentes. Las que se abrenal sur, suroeste y oeste tienen la mitad de la altura de las demás, aunquetodas son de igual anchura y se cierran con arco apuntado perfilado por unachambrana sobre pequeños capiteles. Las más altas alcanzan casi la alturadel tambor y tuvieron al medio un mainel que se suprimió posteriormente69.Éste obligaba a que el arco de la ventana cobijase dos más pequeños conun óculo entre ambos. Es decir que su estructura repetía la de las ventanasabsidales propias de las iglesias de las órdenes mendicantes o, si se prefie-re un ejemplo de una fundación de don Lope, de san Martín de Noia70, obracoetánea del cimborrio compostelano.

Hoy los maineles son, en cierto modo, sugeridos por la estructura debronce que soporta los vidrios de las ventanas. La notable diferencia dealtura de unas ventanas y otras quizá responda a una modificación delproyecto que, en un principio, podría respetar la existencia de un doblecuerpo de ventanas, como se supone que había en el cimborrio románico,luego sustituidas por los grandes ventanales al modo de las iglesias galle-gas del momento. La existencia de una imposta externa que delimita sualtura en los lados indicados parece corroborar esta hipótesis. La supre-sión de los maineles la decidió el cabildo71 el veinticuatro de mayo de 1602:“que las ventanas del cimborio se rasgasen quitando los postesillos y mol-duras que hubiese de piedra y se renovasen las vidrieras, todas claras y sinpintura ninguna, para que todo ayudase a dar mas claridad al coro”. Fue laprimera de las transformaciones que experimentaría la obra a lo largo delsiglo XVII.

Los ángulos interiores del tambor sirven para acoger las finas colum-nas en las que se apoyan los nervios de la bóveda, mediante pequeñoscapiteles con decoración vegetal. Tales nervios tienen una gruesa molduracióny confluyen en una clave central que se decora con un florón, según Villa-amil72. Hoy oculta esta clave un disco de madera en el que se ha pintado untriángulo con el ojo de Dios.

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Por el exterior el cimborrio era de una gran austeridad y destacabansus líneas geométricas. Los prismáticos contrafuertes que se levantan enlas esquinas realzan su verticalidad, potenciada tras las reformas barrocasque los convirtió en pilastras; parte de las ventanas tienen sólo la mitad dela altura del tambor, zona que delimita una imposta lisa; las restantes, sonel doble de altas y una nueva imposta similar a la anterior anilla los contra-fuertes a la altura de sus arcos. Los contrafuertes góticos remataban conpuntiagudos pináculos y entre ellos se tendían almenas, como en los mu-ros de la cabecera de la catedral. Una cubierta prismática, con una figuraen su vértice, que podría ser un ángel, remataba el cimborrio, según eldibujo realizado por el canónigo Vega y Verdugo73 de la cabecera de lacatedral entre 1656 y 1657 para que el cabildo aceptara su propuesta deintervención.

Fig. 6: Interior del cimborrio de la catedral de Santiago.

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CAPILLA FUNERARIA DE DON LOPE

En 1432 y 1433 el rey Juan II concedió a don Lope dos privilegios quevalían, cada uno, 15.000 maravedíes con la condición de no poder cederlosa una sola persona. Hasta 1442 nada se sabe de ellos, pero al no ser promo-vido el prelado de Santiago a la sede de Toledo74, don Lope pide al rey quele permita dedicarlos a fundar y dotar una capilla que pretendía fundar en lacatedral compostelana para que, entre otros usos, albergara su sepultura, alo que accede el monarca el primero de julio del mismo año. No se conoce eldocumento fundacional, aunque en la solicitud enviada a Juan II ya manifes-taba quienes servirían en su capilla: seis capellanes, dos mozos, un sacris-tán y una luminaria75. Don Lope falleció el martes tres de febrero de 1445,según consta en el Tumbo Viejo de Aniversarios, tras cuarenta y seis años alfrente de la diócesis de Santiago, duración que no alcanzó ninguno de sussucesores. La capilla, sin embargo, continuó en obras hasta 1451, año en elque logró terminarla su familiar Martín López, cardenal de Santiago, comodice un epígrafe hoy situado entre las dos puertas que comunican el nártexde la capilla de la comunión con la nave colateral norte de la catedral76.

De la que debió de ser la capilla más sobresaliente de la catedral77

quedan sólo escasos y parciales vestigios, así como antiguas referenciasque ayudan a que nos la imaginemos. Quien proporciona más datos sobreesta desaparecida capilla funeraria es el cardenal Jerónimo del Hoyo78 quela visitó en nombre del arzobispo el primero de agosto de 1605. Dice que lafundó don Lope de Mendoza, que “tomó para el sitio della un pedaço delpatio de las casas arçobispales ques todo el sitio de la dicha capilla y edificólaun criado suyo, cardenal desta Sancta Iglesia, con la hacienda del dicho donLope el año de 1451, como consta de un letrero questá en la dicha capilla enun pilar junto al altar del buen Jesús”. Más adelante describe con ciertodetenimiento el magnífico mausoleo del arzobispo don Lope.

La capilla tenía planta cuadrangular y le servían de muros este y sur losperimetrales del crucero y naves de la catedral románica, al tiempo que sucabecera estaba adosada al muro meridional del palacio arzobispal, enca-jándose entre éste, y la fundación de don Lope un reducido recinto, tambiénrectangular, que servía de sacristía y, quizá, de comunicación con el palacio.La puerta de acceso a la capilla se abría en el segundo tramo, a partir delcentral del crucero, de la nave colateral oeste del brazo norte de éste79, es-pacio que, tras el derribo de la fábrica medieval y construcción de la rotondaneoclásica de la comunión, se habilitó para la imagen ecuestre de Santiago,el popular matamoros, tallada por Gambino. En la parte superior de la facha-da de esta pequeña capilla todavía campea el escudo de don Lope.

En el plano de fray Plácido Camiña de 1768 se representa la antiguacapilla y destaca sólo el altar adosado al muro norte, dedicado a la Virgen

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del Perdón, que era su patronay siempre presidió los retablosque aquí se colocaron80. Sobreel altar había una ventana opequeña tribuna desde la queel prelado y sus familiares po-dían asistir a los oficios religio-sos, o retirarse a orar sin salirdel palacio ni ser vistos al ocul-tarlos una vidriera. Ya Caama-ño81 creía que, en un principio,debió de hacerse también elaltar del Buen Jesús, y Fernán-dez González lo justifica en “laenorme devoción que el conti-nuador de la obra, el cardenal Martín López, tenía por esta imagen”. Másadelante se situarían los retablos dedicados a santa Ana y a santo Tomás82,que completaban los cuatro que tuvo. Del primero procede el magnífico gru-po de santa Ana la Virgen y el Niño, hoy en el Museo de la Catedral. En elmismo retablo había otras imágenes, entre ellas una de san Pedro, que po-dría ser la que mutilada se encuentra en el citado museo.

Completaban la desaparecida capilla de don Lope espacios como lasacristía, situada entre su testero y el palacio arzobispal, de la que apenas seconocen referencias documentales. Fernández González83 publicó que, almenos, desde 1740 se celebraban en ella reuniones del cabildo de la capillay que en el acta de la visita de 1767 se dice “que antes serbía de sacrestía”,lo que parece indicar que había caído en desuso. Sin embargo Zepedano84

se imaginaba lo que no debió de ocurrir cuando escribe que “tiene buenasacristía, por la cual el fundador venía con frecuencia de palacio á haceroración. Aquella entrada se ha tapiado después”, a ella correspondería elestrecho paso visible en un antiguo muro entre la catedral y el palacioepiscopal85. También le afectaría la remodelación del palacio arzobispal ini-ciada a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX por el arzobispo GarcíaCuesta86.

Sobre el vestíbulo de la capilla de la Comunión se encuentra una tribu-na elevada que por su lado sur limita con las ventanas del muro románico dela catedral, correspondientes a los tramos segundo y tercero de la nave co-lateral norte, situadas sobre las puertas de acceso a la capilla de la comu-nión. La tribuna se comunica con ésta a través de un amplio vano, rematadocon un arco rebajado, cuyo hueco cubre una cristalera. Para el citadoFernández González87 aquí debió de estar el coro alto de la capilla medieval,independiente de la tribuna de la cabecera reservada al prelado y a sus

Fig. 7: Planta de la capilla de don Lope en el plano de la catedral defray Plácido Camiña. 1768.

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familiares, mientras que en elcoro alto los capellanes de donLope celebrarían sus rezos co-munitarios. El acceso se efectua-ba a través de la escalera de latorre que se levantaba en el án-gulo formado por el crucero nor-te de la catedral y las naves. Supuerta, tapiada, es visible en elmuro oeste del primer tramo dedicho brazo del crucero.

De los alzados de la capillade don Lope casi nada más sesabe, sólo la alusión a su alturaque proporciona Caamaño88 através de la declaración de unode sus capellanes en el pleitoque mantenían con el cabildo dela catedral tras la construcciónde la capilla de la comunión, fe-chada el quince de enero de1784 en que menciona la “altacúpula”, que interpreta comouna bóveda de crucería. Tal vez

su altura no era muy diferente de la que tiene la cúpula actual, por lo que suremate exterior no figura en los dibujos realizados a mediados del siglo XVIIpor el canónigo Vega y Verdugo.

La capilla de don Lope se utilizó para usos diversos a partir del primertercio del siglo XVI. Ya desde 1526 se guardaban aquí las alhajas de la cate-dral, se celebraban algunos cabildos capitulares y la Universidad de Santia-go confería en ella los grados académicos, tras el examen efectuado en lacapilla de las reliquias. Esta ceremonia, que se acompañaba de toques decampanas y otras solemnidades, cambió de escenario a raíz de la afrentaque unos colegiales de Fonseca infirieron, el primero de agosto de 1731, aunos canónigos de Santiago al no cederles el paso en el Toral, ofensa quese repitió el ocho de julio del año siguiente y determinó que una Real cédulala trasladara a la capilla del colegio de Fonseca89.

Nadie imaginaba entonces que unos años después la capilla gótica dedon Lope, sin demasiada razón, iba a sustituirse por la rotonda neoclásicaactual, intervención que contó con el apoyo del arzobispo Rajoy, quien elveintisiete de enero de 1764 entregó al canónigo fabriquero, don José del

Fig. 8: Puerta que podía comunicar la capilla de don Lope con elpalacio arzobispal.

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Pino90, 15.000 ducados “para reedificar y componer la capilla del IlustrísimoSr. D. Lope”, lo que implicaba retirar el valioso sepulcro de su fundador, loque, probablemente, era lo que se pretendía.

A pesar del apoyo del prelado la empresa no fue fácil y el cabildo noexaminó los proyectos que elaboró, probablemente, Domingo Lois hasta elveintidós de febrero de 1767, y el acuerdo de presentárselos al arzobispo91

no se adoptó hasta el catorce de marzo de 1769. Por entonces se debieronde iniciar las obras de la nueva capilla, cuya primera fase la dirigió el maestrode obras don Tomás del Río y se debió de concluir en 1772, año del falleci-miento de su promotor, don Bartolomé Rajoy, a pesar de lo cual se subastósu continuación, ya que el cabildo quería que la nueva capilla estuviera aca-bada para el año santo de 1784, por lo que, al menos desde marzo de 1780,le imprimió mayor rapidez a la obra y agilizó sus pagos. Por esta razón el 23de febrero de 1783 el cabildo acordó no hacer “tallas en el cimborio de lacapilla de D. Lope” y que, en todo caso, cuando llegue el nuevo arzobispodecida qué se ha de hacer. Así se consiguió que el veintisiete de diciembrede 1783 el obispo auxiliar Varela Fondevila bendijera la nueva capilla y que elmismo día se trasladara al santísimo desde la capilla del Salvador92.

La inauguración de la nueva capilla reavivó los problemas del cabildocon los capellanes de don Lope93. Se quejaban de que la capilla medieval nose comunicaba con las “naves de la Soledad”, en alusión al altar del trascoro,y que, además, era “más grande y magnífica que la de ahora, más segura ycon cuatro altares”, que se había cortado la comunicación con el palacioarzobispal y que tanto la imagen de la patrona, como los restos de don Lopeaún esperaban su traslado al nuevo recinto.

El pleito de los capellanes de don Lope con el deán y cabildo compos-telano se mantuvo hasta los inicios del siglo XIX, casi hasta la invasiónnapoleónica que, con sus tropelías, hizo que se olvidaran estas cuestiones.Finalmente, en 1900 el cabildo construyó en la capilla de la comunión unsobrio monumento funerario de mármol blanco, presidido por una figuraalegórica de la Esperanza, en el que se sepultaron los despojos de don Lopey los del que fue deán de la catedral de Santiago durante cuarenta y tresaños, don Policarpo de Mendoza94. Enfrente, en otro monumento similar queocupa el lugar de la puerta de entrada a la capilla gótica desaparecida ypreside la figura de la Fe, se depositaron los restos del arzobispo Rajoy. Talintervención se inscribe en la remodelación de la capilla acometida por Ra-món Constenla95 entre 1900 y 1905 que comprendió la realización de los dosmonumentos funerarios y un enorme comulgatorio en el mismo mármol blan-co que aquéllos. Por entonces también se trasladó a la capilla de la comu-nión el altar y retablo, atribuido a Lens, que la preside y que en 1908 yaestaba aquí96.

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SEPULCROS DE LA CAPILLA DE DON LOPE

Sepulcro del arzobispo don Lope de Mendoza

Don Lope, según el Tumbo Viejo de Aniversarios de la catedral de San-tiago, falleció el martes tres de febrero de 1445, cuando todavía se construíasu capilla, eventualidad que había previsto al encargar a su sobrino, el deándon Alonso de Carranza, que cuando se concluyera trasladara a ella susrestos97, como así se hizo. En el centro de la capilla se levantó un magníficosepulcro de alabastro, sin paralelo en la escultura funeraria compostelana98.El padre Román, que en 1589 visitó la catedral para buscar datos para escri-bir su historia, destaca en su hoy incompleta obra la capilla y sepulcro dedon Lope en los siguientes términos: “Este perlado está sepultado en la igle-sia de Santiago en una capilla muy principal que mandó labrar… i su sepul-cro es el mexor que ai en esta iglesia porque es muy bien obrado con mu-chas imágenes de media talla i de finisimo mármol puesto sobre diez leonesi esta letra alrededor. In hoc sepulchro manet corpus domini Lupi de Mendoçalegum doctoris Archiepiscopus Compostelanus qui obiit inedie tercia mensisfebruarii. Anno Domini millesimo quadragentesimo quinto. Quiere decir: Eneste sepulcro reposa el cuerpo del señor don Lope de Mendoça doctor enLeyes Arçobispo de Compostela, el qual murió a tres del mes de Hebrero añode mil i cuatrocientos i cuarenta i cinco”99. Es la más antigua referencia alsepulcro de don Lope que, igualmente, despertó el cuidado de otros autoresen los siglos siguientes.

Entre quienes le dedicaron mayor atención destaca el cardenal Hoyo100

en sus memorias de la visita a las iglesias de la diócesis en nombre delprelado, don Maximiliano de Austria, que incluye las capillas de la propiacatedral. Relata que era “un túmulo de alabastro muy grande y muy bienlabrado. Y ensima deste sepulcro está de bulto el dicho arçobispo del mismoalabastro todo muy bien labrado y demás de tener el dicho sepulchro mu-chas figuras de bulto del mismo alabastro está asentado sobre dos leonesdel mismo alabastro y en la de arriba tiene un letrero que dice: In hoc sepulchroiacet corpus domini Lupi de Mendoza, legum doctoris archiepiscopicompostellani qui obdormivit in Domino die tercia februaris anno Dominimillessimo quatersentessimo quadragessimo quinto”.

López Ferreiro101, a través de las referencias documentales que cono-cía, escribió que: “La obra de escultura más notable,... que se hizo en Santia-go hacia este tiempo, fue el sepulcro del Arzobispo D. Lope de Mendoza,construido por los años 1450, en el centro de la capilla... Según Boán, estesuntuoso sepulcro era ‘de fino alabastro del Incio’ y estaba sostenido pordoce leones, cada uno con su escudo de armas. La estatua yacente estabavestida de pontifical, con báculo en la diestra. A la cabecera tenía un Cristo

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dibujado, y a los lados y piés, los doce Apóstoles y los Evangelistas”. Aunquela comparación de los datos de las diferentes descripciones evidencia cier-tas diferencias, en particular en el número de leones que le servían de basa-mento, todas destacan la calidad del material y de la obra labrada en recuer-do del arzobispo don Lope de Mendoza. Su posición en el centro de sucapilla, todavía a mediados del siglo XVIII, condicionaba “la etiqueta de lasexequias de la capilla”102.

Su emplazamiento fue, a la postre, su principal enemigo y causa prime-ra para su destrucción por las molestias que originaba durante las celebra-ciones religiosas, circunstancia que aprovecharon tanto el cabildo de la ca-tedral como el arzobispo para decidir hacer en el solar de la antigua capillaotra, desembarazada de obstáculos en su espacio central, en la que losperegrinos pudieran recibir la comunión con el debido decoro103. Rajoy nosólo participa de la idea del cabildo, sino que le concede una ayuda de15.000 ducados para las obras. Con su apoyo los canónigos ya podían “mu-dar el panteón o sepulcro que está en medio de la capilla por el embarazoque haze”104.

Veinte años después la capilla de la comunión estaba acabada y ben-decida, pero los capellanes de don Lope, cuyos restos se habían trasladado,mientras duraban las obras, a la “Iglesia vieja”105, o cripta del Pórtico de laGloria, seguían en ella y lamentaban que se hubiera hecho “desbaratando elmagnífico panteón de mármol” que guardaba los huesos del prelado, quepermanecían “en un lugar que se ofende la pluma de nombrarlo, y... en undespreciable cajón de madera de pino”. Claro que tampoco corrieron mejorsuerte, sino incluso peor, los restos de los demás personajes enterrados enla capilla gótica, ya que se ignora su paradero.

Las quejas de nada sirvieron, como tampoco el interminable pleito quemantuvieron, especialmente, por el sepulcro del fundador. Por él se sabeque el dos de marzo de 1805 el “busto y escudos de armas” de dicho sepul-cro, así como otros restos estaban “al pie de una escalera fronteriza a la salacapitular”, y que sus capellanes, lo que consiguieron, fue que se hiciera un“reconocimiento por un perito que eligieron, y con asistencia del canónigoFabriquero… de los fragmentos del panteón del señor fundador, escudos dearmas y busto de mármol que se allaron en la escalera que sube al balcón dela Santa Iglesia desde la Plaza del Real Hospital, quanto que junto a dichaescalera se alla (la) Iglesia Vieja, y seis escudos o lápidas con letras y armasen la misma Plaza del Hospital… de los quales después de limpiados conuna escoba se hicieron diseños por el citado perito”.

Nada más se sabe de los fragmentos del sepulcro que, tal vez, se apro-vecharon en otras intervenciones. Sólo se salvó parte de un pináculo que se

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exhibe en el Museo de la Catedral. Por su tamaño y formato es posible quecobijara una de las esculturas que, según las descripciones anteriores, loadornaban. Está tallado en piedra caliza compacta de grano fino, no parecealabastro, que permite un delicadísimo trabajo en el que diversos elementosarquitectónicos se combinan de manera caprichosa con hojas vueltas sobresí, crean numerosos huecos y así adquiere una extraordinaria ligereza y vis-tosidad. En el fragmento todavía se perciben las huellas de las pequeñasherramientas utilizadas en el tratamiento de sus superficies. Su estructura essimilar a la que presentan los remates que, como caprichosos doseletes, seven sobre las imágenes de los pilares de la capilla del Hospital Real, unosaños posteriores. Lo escrito por quienes vieron el monumento y lo que seintuye y, sobre todo, se imagina a través de este pequeño fragmento hacenlamentable su pérdida.

Fig. 9: Pináculo atribuido al sepulcro de donLope. Museo de la catedral de Santiago.

Fig. 10: Detalle del pináculo atribuido al sepulcro de donLope. Museo de la catedral de Santiago.

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Otros enterramientos en la antigua capilla de don Lope

Además del sepulcro del arzobispo don Lope, razón de ser de la capi-lla, en ella fueron enterradas también otras muchas personas, comenzandopor algunos de sus familiares, colaboradores y servidores así como de dife-rentes procedencias106 cuya vinculación con su fundador era, en la mayoríade los casos, inexistente.

Lauda de un hijo de Alonso de Mendoza

El monumento funerario más antiguo que se conoce corresponde aun hijo de Alonso de Mendoza cuyo nombre figuraba, precisamente, en laesquina de la lauda sepulcral que se rompió, el resto del epígrafe107 dice:“Aquí iaze el virtuoso cavallero I… de Mendoza fijo de Alonso de MendozaAño de CCCCLXVIII”, –1468–, aunque se desconoce el lugar de la capillaen la que estaba108. Esta importante lápida se encontró, según la prensalocal109, el veintiséis de noviem-bre de 1953 al efectuar excava-ciones en la capilla de la comu-nión, y dice que “pertenece alcaballero don Alonso de Mendo-za”, sobrino o bisobrino del ar-zobispo fundador, aunque másrecientemente ha sido atribuidaa Lope Pérez de Mendoza110, hijode Alonso de Mendoza comodice la propia lápida.

La figura yacente tiene a loslados de su cabeza el escudo dedon Lope, salvo la cruz y con-chas de vieira que lo timbraban;el menguante central apenas esvisible y la bordura está, también,borrosa por la erosión sufrida. Elpersonaje viste armadura com-pleta y con ambas manos sujetauna larga espada sobre su cuer-po que le llega hasta los pies.Apoya éstos sobre un lebrel,pero tanto la mitad de éste, comola parte inferior de la pierna de-recha han sido relabrados hasta

Fig. 11: Lauda de un hijo de Alonso de Mendoza. Claustro de lacatedral de Santiago.

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hacerlos desaparecer, quizá para apoyar en este lugar algún objeto, sin quesea posible precisar la causa ni el momento, aunque sería anterior a la des-trucción de la capilla medieval. Tan excepcional lápida, única de este tipo yfecha en la catedral compostelana, pertenece a los fondos de su museolapidario y tiene un acusado parecido con la atribuida a Diego García deUlloa111, fechada hacia 1470, que se encuentra en la iglesia de san Salvadorde Vilar de Donas, –Palas de Rei, Lugo–.

Sepulcro del cardenal Martín López

Pocos años después de la muerte del hijo de Alonso de Mendoza fueenterrado en la capilla de don Lope uno de sus más fieles y directos colabo-radores, el que se esforzó en terminarla y cumplir su deseo de trasladar sushuesos al magnífico sepulcro112 situado en medio de ella, el cardenal deSantiago Martín López. López Ferreiro113 sitúa su sepulcro “en el lienzo depared contiguo al Palacio Arzobispal, bajo tres hornacinas, estaban los se-pulcros del Cardenal Martín López, +1477, del cardenal Alonso Yáñez, +1472y de Pedro Siso, Regidor de Santiago y criado continuo de los Reyes Católi-cos. +1581”. En este caso el historiador compostelano se equivoca, ya quela visita de agosto de 1767 revela que los sepulcros del cardenal Martín Lópezy del regidor Pedro Siso estaban en los muros este y oeste de la capilla:“junto a dicho colacteral del dulze nombre de Jesús se alla un nicho con elretrato de Martín López cardenal de esta santa Iglesia y al lado del ebanjeliodel altar maior otro con un rotulo que dize Pedro Siso rexidor y otro que dije-ron dichos capellanes ser del conde de Mazeda porque cobraban de rentadoze ferrados de zenteno” 114.

Al derribarse la capilla de don Lope el sepulcro de Martín López corrióla misma suerte, se destruyó y debió de quedar como material de rellenobajo el pavimento de la capilla de la Comunión. Cuando en los años inicialesdel siglo XX se levantaron el monumental comulgatorio y los mausoleos dedon Lope y del arzobispo Rajoy, aparecieron, al menos, un par de piezasque se atribuyeron a su enterramiento115, con las que se hizo un simulacrode sepulcro, en el que, seguramente, intervino López Ferreiro, en el extremosureste del crucero de la catedral116, bajo el tímpano llamado de Clavijo.

No se recreó el nicho que cobijaba el sepulcro en su emplazamientooriginal, según las referencias documentales, por lo que el supuesto sepul-cro se adosó al muro románico de la catedral. Para frente del sarcófago seutilizó una larga pieza de granito decorada con tres escudos. El central, conlas siglas IHS representativas del Salvador, alude a la devoción que donMartín profesaba al nombre de Jesús117; en el extremo derecho, figura elescudo del arzobispo don Lope; al otro lado, la concha que utiliza como

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Fig. 12: Sepulcro del cardenal Martín López. Crucero de la catedral de Santiago.

emblema el cabildo compostelano. Tales figuras heráldicas aludirían a suestrecha relación con el arzobispo don Lope y a su pertenencia al cabildo deSantiago. Una cinta enmarca y une con sus sencillos entrelazos los tres es-cudos, solución que evoca formas propias del mundo islámico118. Tanto lacabecera como los pies del supuesto sarcófago son dos lisos sillares que sesitúan tras la yacija.

La estatua yacente, un poco más corta que el supuesto frente del se-pulcro, ha determinado con su anchura la del simulacro de sarcófago y ensus extremos se ve con claridad que la cobijaba un arcosolio. El canónigo-cardenal viste galas litúrgicas. Una holgada alba cubre su cuerpo, deja ver lapunta de sus afilados zapatos, y en ella se forman numerosos pliegues verti-cales, como si estuviera de pie; Por encima, más arriba de los zapatos, aso-man los extremos de la estola. La casulla tiene su borde superior y sobre elpecho una decoración en bajorrelieve: tallo ondulante con hojas; más abajodestacan sus pliegues concéntricos, poco profundos y un tanto acartonados.Encima de ella sujeta con las manos un libro cerrado con botones en lasesquinas de su encuadernación. Del antebrazo izquierdo cuelga el manipu-lo. A los lados del bulto sepulcral, especialmente en el que queda a la vista,se forman simétricos, angulosos y profundos pliegues más propios de obrasanteriores que no de una escultura labrada en torno a 1477, año de su falle-

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cimiento. La cabeza descansa en dos almohadas ribeteadas sobre las quese extienden las ínfulas de la mitra, con motivos geométricos en sus bordes.En su rostro, con la nariz mutilada, destaca la placidez y el naturalismo queapuntan a un afán realista. Para Caamaño119 “bajo cierto geometrismoarcaizante en los pliegues, se deja sentir ya el esfuerzo hispanoflamenco porreflejar las calidades de los paños y la morbidez de las carnes”.

Enterramiento del regidor Pedro Siso

Del sepulcro de Pedro Siso120, “Regidor de Santiago y criado continuode los Reyes Católicos. +1581”, aunque no se ha identificado ningún resto,se dispone de referencias documentales que permiten conocer su situaciónen la desaparecida capilla y algunos otros datos. Los maestros Alonso deGontín y Rodrigo Díaz contrataron su construcción el dos de marzo de 1535y se comprometieron a “abrir en el lyenço de la parede de la capilla delarçobispo don lopo, frontero del altar del nombre de Jesús, vn arco e fazer eldicho arco de ocho pies e medio fasta nueve en largo e en ancho dos pies emedio fasta tres metydo en el gordor de la parede”, quizá el nicho que se veen el muro oeste de la capilla de don Lope en el plano de la catedral realiza-do por fray Plácido Camiña en 1768 corresponda al sepulcro de Pedro Siso.En el contrato también se estipula que su decoración sería a lo “Romano” yse determinan sus motivos: querubines, escudos, festones, etc. Igualmenteenumera cómo quiere que se le represente en la estatua yacente que com-pletaba el sepulcro.

Fig. 13: Detalle del yacente del cardenal Martín López. Crucero de la catedral de Santiago.

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Otros enterramientos

A los enterramientos monumentales del arzobispo don Lope; de su ser-vidor, el cardenal Martín López; y el del regidor Pedro Siso cabe añadir losque pertenecían a “los condes de Maceda, los condes de Gisamonde y losmarqueses de Bendaña, D. Domingo Bermúdez de Castro, el racionero Fruc-tuoso de Fonte, Dª. Beatriz de Venavides, D. Lope Pérez de Mendoza… Loscapellanes que servían la capilla –seis– tenían derecho a enterrarse en ella.Asimismo podían enterrarse los fieles, previo pago del importe de la sepultu-ra a los capellanes”121.

A uno de esos enterramientos debió de pertenecer la probable piezafrontal de un sepulcro decorado con círculos secantes que encierran otros yque generan una decoración geométrica rítmicamente dispuesta a lo largode la yacija122. En su centro, y hacia la mitad de cada lado se superponentres escudos cuyos motivos heráldicos se han querido borrar, aunque toda-vía se ve que el del centro y el de la izquierda del espectador llevan las armasde don Lope de Mendoza; el del otro lado presenta una barra sobre la que,posiblemente, había una concha de vieira y, bajo ella, el menguante de losMendoza; en la bordura debían de encontrarse los veros propios de donLope, aunque han sido borrados con mayor saña. Ceñía tales motivos unbisel con un epígrafe gótico que ha sido retallado hasta hacerlo ilegible,probablemente diría el nombre del personaje al que se dedicaba el monu-mento y el año de su fallecimiento.

En el arte funerario de Santiago de hacia 1500 los frentes de sepulcrocon composiciones a base de círculos se utilizaron en varios de ellos, porejemplo en la colegiata de Sar123 en los de los priores Gómez González doCanabal, fallecido en 1504, y Jácome Álvarez, arzobispo de Tarso y sobrinodel anterior, que murió en 1536. En la catedral tampoco faltan sepulcros contal ornamentación en su frente, así el del arcediano de Reina y provisor de la

Fig. 14: Frente de un sepulcro que pudo estar en la capilla de don Lope. Claustro de la catedral de Santiago.

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Fig. 15: Sepulcro de don Alonso López de Valladolid. Crucero de la catedral de Santiago.

iglesia de Mondoñedo, don Martín de Rianjo124, hermano de don Diego deMuros, que murió en 1520, situado en el muro norte de la capilla de losClérigos de Coro o de Prima125, por la cofradía que en ella establecierondichos clérigos.

Sin embargo, el frente de sepulcro que guarda mayor similitud con elque parece proceder de la capilla de don Lope es el del canónigo cardenalde Santiago don Lopo González de Carballido126, muerto en 1518, que seencuentra bajo un arcosolio en el muro norte del presbiterio de la iglesiacompostelana de san Félix de Solovio127. En este caso no sólo coincide lacomposición geométrica de la yacija, sino que a su alrededor se dispone,en caracteres góticos, la inscripción funeraria y, en el centro, destaca suescudo familiar. Por consiguiente, la maltrecha pieza de la catedral tuvo unorigen funerario, pudo esculpirse en torno a 1515 y podría corresponder aun miembro del cabildo de Santiago emparentado con el fundador de lacapilla.

Mientras familiares, colaboradores y personas sin vínculo con don Lopede Mendoza buscaban ser sepultados en su capilla, otros, como don AlonsoLópez de Valladolid128, familiar suyo que murió como obispo de Ourense en

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1468, mandó que trasladaran su cadáver a Santiago, decisión en la quepudieron influir los muchos y graves problemas que vivió en su sede episcopal,pero fue enterrado en un lucillo del muro que separa la capilla de santaCatalina de la puerta de la Azabachería, sobre los escalones que dan accesoa la fachada norte de la catedral. Cobija el sepulcro un arco carpanel cuyasmolduras le dan aspecto conopial por la forma que adquieren en la clave. Seapoya en unas impostas que funcionan como capiteles corridos al frente eintradós del arco, con hojarasca del momento y una cabeza de cordero en laesquina. Es probable que este arcosolio se hiciera en torno a 1535, una veztrasladados a la capilla de las Reliquias los sepulcros reales que, hasta en-tonces, estaban en la actual capilla de santa Catalina.

El sarcófago, quizá a imitación del de don Lope, va sobre tres peque-ños leones, de los que el de la derecha se ha perdido y los otros dos seencuentran erosionados. El arca funeraria tiene su frente liso, salvo en elcentro en el que una decoración vegetal de notable volumen acompaña yenmarca a su escudo, tomado del de don Lope, al que añade una disposi-ción cortinada para incluir en el campo del blasón las dos veneras que en elde aquél se situaban encima de su borde superior. Este mismo escudo,flanqueado por carneros, se encuentra sobre el arco del lucillo.

En el yacente del obispo destacan sus formas suaves, los plieguesredondeados de sus ropajes episcopales, en contraposición a las formasangulosas del sepulcro del cardenal Martín López. Su cabeza descansasobre tres almohadas con borlas en las esquinas, el rostro alcanza calidadde retrato y representa a don Alonso sumido en un plácido sueño. Unamitra ricamente trabajada cubre su cabeza. Quizá lo más sorprendente esque el báculo que agarra con su enguantada mano derecha es de broncey presenta tal ejecución en su remate que nada tiene que envidiar a los deplata de la época. La calidad del conjunto permite afirmar con el profesorCaamaño129 que: “desaparecido el sepulcro de don Lope, esta pieza, defines del XV, es la mejor escultura funeraria gótica de la Catedral composte-lana”.

RESTOS DE LA CAPILLA DE DON LOPE

Quizá las discusiones y pleitos que suscitó el derribo de la vieja capi-lla de don Lope no favorecieron la conservación de piezas y restos queserían mudos testigos de una intervención polémica que, en cualquiermomento, podrían reavivar sus capellanes. Al mismo tiempo la reutiliza-ción de sus sillares como materiales de construcción abarataba e impulsa-ba la edificación de la nueva capilla de la comunión. En ésta solamente secolocó una vieja lápida gótica en el nártex que la precede, así como las

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ménsulas y dintel de una de las dos puertas que la comunican con la navecolateral norte de la catedral. Una vez acabada se trasladó a ella la Virgendel Perdón y en otros espacios de la catedral se reubicaron piezas como elsepulcro del cardenal Martín López. Finalmente, algunas más se exhibenen el Museo de la Catedral.

Lápida fundacional

La inscripción aludida estaba colocada “en un pilar junto al altar delBuen Jesús”, según las “Memorias” del cardenal Hoyo, y hoy se encuentraentre las dos puertas que comunican la capilla de la comunión con la cate-dral. Recuerda la fundación de la capilla por don Lope y la continuación desu construcción por el cardenal Martín López130 en los siguientes términos:“Capellam dominus Lupus de Mendoza/ archiep(iscopus) istius sanctaeecclesiae edificari precep/it quam Martinus Lupi cardinalis eiusdem alumnuscons/trui fecit ex eiusdem capellae fructibus quos/ ipsa habet per regisprivilegium ex praedic/to domino obtentum quae fuit expleta anno/ Dominimillesimo quatuor centésimo quinquagesimo primo”, que en castellano dice131:Lope de Mendoza, arzobispo de esta santa iglesia, mandó edificar la capillaque el cardenal Martín López, comensal del mismo, hizo que se construyesecon el producto de los frutos de la propia capilla, frutos que posee por realprivilegio alcanzado por dicho señor. Esta capilla fue concluida en el año delSeñor 1451.

Dintel y mochetas

A pesar de la escasa sensibilidad de los constructores de la capilla dela comunión con los restos de la medieval salvaron, además de la lápidaanterior, el dintel y mochetas de la puerta más occidental de acceso desde lanave de la catedral, abierta en el tercer tramo contado a partir del crucero.En las mochetas que sostienen el dintel se esculpieron sendos jóvenes sen-tados. El de la izquierda, viste amplia túnica que le cubre desde el cuellohasta los pies y sus escasos pliegues, poco profundos, caen verticales. Conlas manos sujeta sobre las rodillas un libro abierto. Su cabeza está erguida,tiene la boca cerrada y una melena corta orla su sereno rostro. La ménsuladerecha es un poco diferente ya que mientras en la anterior su figura se sitúaante un amplio caveto; ahora, lo hace sobre dos. Representa, también, a unjoven sentado en cuya vestimenta se forman pliegues, similares a los vistos,que con sus manos sostiene, cruzada ante el torso, una cartela en la que selee: “Ioanis”, gira su cabeza hacia la nave y parece que una sencilla coronase la ciñe, lo que invita a pensar si pretende rendir un agradecido recuerdoal rey don Juan, que había concedido al arzobispo don Lope aplicar a su

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Fig. 16: Dintel de la antigua capilla de don Lope en una entrada de la capilla de la comunión, catedral deSantiago.

capilla los juros que le había concedido años antes. Bajo sus ropas asomanlas puntas de los calzados pies.

El dintel, cuyos lados menores presentan un inusual escalonamiento,ostenta el escudo de don Lope llevado por dos ángeles que visten largastúnicas que sólo dejan ver los dedos de los pies del situado a la derecha.Sus amplios ropajes son similares a los de la figura de la mocheta izquierday lo mismo ocurre con sus rostros, cabellos y manos. Tienen las alas a laespalda y en ellas se realizó una cuidada labra del plumaje. Sujetan el escu-do con una de sus manos y descansan la otra sobre él.

Según Crespo del Pozo132 el blasón de don Lope tiene “en campo deplata, media luna escacada de oro y sable; bordura de gules, con ochobezantes de oro, cada uno con una panela de gules en el centro”. Sobre él selevanta una cruz de extremos potenzados flanqueada por sendas conchasde vieira, armas que se repiten en los escudos del prelado situados en lastrompas del cimborrio fronteras con el arco de acceso a la capilla mayor dela catedral. Sin embargo, el expuesto en el Museo de la Catedral incluye unavieira sobre el creciente lunar y prescinde del coronamiento anterior, varia-ciones que no parecen demasiado significativas. En la labra de los elemen-tos del dintel destaca su volumen y adecuada modulación que evidencia laintervención de un maestro conocedor de su oficio.

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Fig. 17: Mocheta con una figura identificada como Juan. entrada de la capilla de la comunión, catedral deSantiago.

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Virgen del Perdón

Presidía el altar mayor de la capilla gótica una magnífica imagen de laVirgen del Perdón133, labrada en fino alabastro, que, posiblemente, se salvóporque cuando se derribó aquélla sus capellanes la trasladaron a la criptadel Pórtico de la Gloria, donde continuaron celebrando sus cultos. La restitu-ción de la figura a la nueva capilla fue reclamada por los capellanes134 y en laactualidad se encuentra sobre una repisa neogótica que remata con dosel,hecha en hierro forjado135 y colocada a un lado del nártex de la capilla de lacomunión.

La peana de la imagen, de excepcional desarrollo y forma ochavada,presenta en su zócalo un tallo ondulante con hojas; sobre él, a la izquierda,está arrodillado don Lope, vestido con ropas litúrgicas en las que se formanangulosos pliegues. El prelado junta sus manos y, mirando hacia la Virgen,suplica: “Meme(n)to mey”, –acuerdate de mi–, como se lee en la filacteriaque sale de su pecho. Cubre su cabeza una mitra que, al igual que la partesuperior de su capa, está ricamente decorada. Ante él se encuentra un bá-culo con remate en forma de “tau” con cabezas de animales en sus extre-mos, y la parte superior del astil la cubre un “panisellus”. A la derecha delbáculo se ve un triángulo equilátero, inscrito en un círculo, con sus bisectrices,singular motivo al que a veces se le ha supuesto un carácter emblemático.En el otro chaflán de la peana se encuentra el escudo familiar del prelado,con un tamaño y volumen superiores a los del propio don Lope. Otros moti-vos vegetales completan este excepcional basamento.

La Virgen, en pie, sostiene al Niño sobre su brazo izquierdo, flexionaligeramente la pierna derecha y adquiere un perfil sinuoso que acentúan lospliegues de la túnica que también le tapa los pies. Su rostro lo enmarca unamelena ondulada que cae hacia la espalda y cubre un amplio velo, cuyoborde, como el del manto, perfilan delicadas perlas. Una rica corona realcon numerosas gemas y calados motivos ciñe la cabeza de María. Con sumano derecha, de alargados dedos, recoge el manto y con el índice y elpulgar roza el pie descalzo de su Hijo, que tiene su pierna desnuda. El Niñose vuelve hacia su madre, que le mira amorosamente y esboza una levesonrisa; aquél, con la izquierda, agarra un pajarito, cuidadosamente labra-do, y con la derecha coge el borde del escote de María, gesto que Trens136

interpreta como “una fórmula pudorosa de la representación de la Virgen dela Leche”.

La calidad de la obra y su fino acabado, potenciado por el alabastro,recuerdan modelos marfileños y la convierten en una pieza magnífica. ParaCaamaño presenta “rasgos dominantes del gótico internacional, con... uncierto contrapeso borgoñón”, lo que la aproxima “a la obra escultórica del

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maestro del Arzobispo Anaya, en Salamanca”. Este prelado, que primero fueobispo de esta ciudad, y luego arzobispo de Sevilla, mandó construir en laprimera de sus sedes una capilla funeraria en su catedral con un sepulcro dealabastro. También don Lope era sevillano y, tal vez, tenga el mismo origenla Virgen que presidió su capilla funeraria en la catedral compostelana. Decualquier modo data del segundo cuarto del siglo XV.

Santa Ana, la Virgen y el Niño

Cuando el cardenal Hoyo137 se refiere a la capilla de don Lope dice que“Frutuoso da Fonte, racionero que fue desta Sancta Iglesia, dejó en la capillael retablo y altar de Señora Sancta Ana”, con su correspondiente dotación debienes y misas. Su imagen se cree que es la que hoy se exhibe en el Museode la Catedral. Es una figura esculpida en piedra caliza de fino grano, y conuna brillante policromía carmín con grandes flores doradas, que representaa santa Ana sentada, cubre su cabeza una toca blanca orlada de oro que lecae sobre los hombros y ciñe su rostro, en el que destacan sus sonrosadasmejillas y la dulzura de su introspección. La Virgen se sienta más abajo, tieneun aspecto juvenil, casi de adolescente, que acentúa su larga y onduladamelena rubia, descubierta, que le cae hasta el pecho, y contempla ensimis-mada a su hijo, Su traje es dorado, un cinturón lo ciñe y forma suaves plie-gues sobre el pecho. El amplio y vibrante manto de santa Ana termina porenvolver a madre e hija. Santa Ana coloca su mano izquierda sobre el hom-bro de ésta y con la otra mano sujeta, también por el hombro, al Niño Jesúsque, desnudo y protegido por ambas mujeres, juega con un pajarillo, deca-pitado, y de dorado plumaje, al que sujeta por las alas. Es una santa Anatrinitaria138, iconografía frecuente que aquí refleja un cuadro familiar en elque cada uno está absorto en sus pensamientos. Tal ensimismamiento se haquerido justificar, a veces, como un presentimiento de la futura pasión deJesús que estaría simbolizada por el pajarillo que tiene en sus manos

La disposición de los personajes favorece una composición en triángu-lo isósceles que le proporciona una considerable esbeltez y elegancia. Losamplios ropajes de santa Ana apenas permiten ver lo poco que resta delrespaldo de su asiento, burdamente mutilado, Su manto se desparrama porel suelo y forma numerosos pliegues acartonados, que junto con su disposi-ción, y espléndido colorido son rasgos propios del arte flamenco.

La magnífica escultura ha recuperado en recientes intervenciones supolicromía original, lo que junto con la calidad de la talla lleva a pensar enuna filiación flamenca que, quizá, estaría en relación con los artistasborgoñones y flamencos llegados a Santiago para trabajar en la primeraetapa constructiva del Hospital Real, fundado por los Reyes Católicos a

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Fig. 18: Imagen de santa Ana procedente de la capilla de don Lope. Museo de la catedral de Santiago.

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Fig. 19: Detalle de la imagen de santa Ana procedente de la capilla de don Lope. Museo de la catedralde Santiago.

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finales del siglo XV, y en particular con los que intervinieron en los pilaresdel crucero de su capilla, entre los que destaca Nicolás de Chanterenne139,con el que a veces se ha relacionado. Teniendo en cuenta su decisiva inter-vención en sus esculturas, que se le abonan en 1511, es posible que porentonces acometiera algunas otras obras. La fundación del racionero Fruc-tuoso da Fonte pudo producirse poco después de terminarse la construc-ción de la capilla de don Lope, en torno a 1500 o bien ya en los inicios delsiglo XVI.

Otras imágenes

A la capilla de don Lope también se atribuyen otras imágenes, mutila-das, que se exhiben en una de las salas del Museo de la Catedral140. Laescultura de mayor tamaño representa a un apóstol, identificado con sanPedro141 a pesar de sus importantes deterioros: rota a mitad de los muslos ycarente de la mano derecha en la que, presumiblemente, llevaría las llavesque lo identificarían. Quizá lo que más ha pesado a la hora de atribuirlo a ladesaparecida capilla de don Lope es el material empleado: mármol blanco,que en la catedral compostelana no fue, desde luego, el más usual. La cali-dad de la pieza, su planteamiento y ejecución han llevado a atribuirla a unartista hispanoflamenco de los que en los inicios del si-glo XVI trabajaban en las obras del Hospital Real deSantiago. El apóstol, identificación basada en el libroabierto que porta en su mano izquierda, gira su cabezahacia este lado, tiene espesa barba rizada, boca entre-abierta, ojos abiertos y profundas entradas en el cabe-llo. El brazo derecho estaba doblado al frente, posturaque junto con la del otro lado favorece que se formenprofundos pliegues en sus amplios ropajes propios dela formación de su autor. La policromía, de la que llegana percibirse ligeros vestigios, contribuiría al naturalismode la obra cuyo tamaño sería inferior al natural.

También se atribuye a la derruida capilla medievaluna mutilada imagen de san Sebastián, igualmente es-culpida en mármol que estuvo policromado. Ha perdidolas piernas y se le representa en su martirio con las ma-nos atadas a la espalda, cuerpo desnudo, salvo el pañoque le cubre la parte inferior del vientre y superior de losmuslos, y presenta en su torso y abdomen hasta treceagujeros que representan a otras tantas flechas que lehirieron. A pesar de tal suplicio su rostro corresponde auna persona viva que mira al frente y mantiene su rostro,

Fig. 20: Imagen de san Pedro,quizá procedente de la capilla dedon Lope. Museo de la catedralde Santiago.

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Fig. 22: Imagen de santa Lucía, procedente dela capilla de don Lope. Museo de la catedral deSantiago.

Fig. 21: Imagen de san Sebastián, procedente de lacapilla de don Lope. Museo de la catedral de San-tiago.

imberbe y juvenil, sin signo alguno de dolor físico ni psíquico. Su larga yrizada melena le enmarca el rostro y cae sobre los hombros. Tanto el trabajode su anatomía, cabeza y pliegues del paño permiten pensar en un autorconocedor del arte de los primeros años del siglo XVI.

La última de las imágenes que se atribuye a los altares de la desapare-cida capilla de don Lope representa a santa Lucía, identificación segura alconservar la bandeja con sus ojos, aunque está mutilada a partir de la partesuperior del busto. Está esculpida en la misma piedra caliza de grano finoque el grupo de santa Ana de la misma capilla y, como éste, debió de estar

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NOTAS

1 Para una rápida consulta de los arzobispos compostelanos: Cebrián Franco, J.J.- Obisposde Iria y arzobispos de Santiago de Compostela. Santiago, 1997. Otros datos relativos a donLope de Mendoza en Villa-amil y Castro, J.- Apéndice II al Catálogo de los objetos de Galiciapresentados en la Exposición Histórico-Europea. “Galicia Diplomática”. V. V. Nº. 13 y 14-15. San-tiago, 1893. Pp. 81-83 y 92-95, respectivamente. López Ferreiro, A.- Historia de la Santa A. M.Iglesia de Santiago. T. VII. Santiago, 1904. Pp. 8 y ss.

2 Lampérez y Romea, V.- El antiguo palacio episcopal de Santiago de Compostela. B.S.E.E. T.XXI. Madrid, 1913. Pp. 17-36. Núñez Rodríguez, M.- El refectorio del palacio de Gelmírez. Elespejo moral de un espacio para yantar. Santiago, 1996. Yzquierdo Perrín, R.- Los palaciosarzobispales de Santiago en la historia y el arte. “Instrumentos de corda medievais”. Lugo, 2000.Pp. 19-89. En este último estudio se encuentran otras referencias bibliográficas.

3 Erlande-Brandenburg, A.- La catedral. Madrid, 1993. Pp. 249-265.4 Además de las referencias biográficas de las notas precedentes véase también González

Vázquez, M.- Los arzobispos y el señorío de Santiago en el siglo XV. “Os Capítulos da Irmandade.Peregrinación y conflicto social en la Galicia del siglo XV”. Lugo, 2006. Pp. 241-244.

policromada por los vestigios de pintura que se alcanzan a ver en algunospuntos, especialmente en lo más profundo de los grandes pliegues que for-man sus ropas, que recuerdan a los de la citada santa Ana, por lo que sulabra por alguno de los escultores que en los inicios del 1500 trabajabanpara el Hospital Real y capilla de don Lope es una hipótesis razonable.

A pesar del valor de estas imágenes de la capilla medieval de don Lopey de sus altares, nada alcanzó la fama del sepulcro que el arzobispo dispusopara sí en el centro de su capilla, fue su razón de ser y, paradójicamente,acabó por ser el principal argumento para su sustitución por la de la comu-nión. Cuando el sepulcro desapareció, también lo hizo la capilla y la que lasustituyó, ni siquiera conservó su antigua advocación, a pesar de colocarseen el nartex la espléndida imagen de la Virgen del Perdón.

SIGLAS DE PUBLICACIONES PERIÓDICAS UTILIZADAS EN LAS NOTAS

B.C.P.M.L.: Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Lugo.

B.S.E.A.A.: Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología.

B.S.E.E.: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones.

C.E.G.: Cuadernos de Estudios Gallegos.

E.T.S.A.: Escuela Técnica Superior de Arquitectura.

G.E.G.: Gran Enciclopedia Gallega.

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5 Flórez, E.- España Sagrada. T. XVIII. Madrid, 1764. Pp. 186-188. (3ª edic. Madrid, 2005. Pp.186-187). Sanjurjo y Pardo, R.- Los obispos de Mondoñedo. T. I. Lugo, 1854. Pp. 53-54. CalPardo, E.- Episcopologio mindoniense. Mondoñedo-Ferrol, 2003. Pp. 187-189.

6 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano don Lope de Mendoza (+1445) y susempresas artísticas. B.S.E.A.A. T. XXVI. Valladolid, 1960. Pp. 17-68. Para los aspectos ahoratratados véanse en especial las pp. 21-30.

7 López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. Pp. 9 y 61-62. Taín Guzmán, M.- Dibujos históricos,epigráficos y heráldicos del Archivo de la catedral de Santiago. A Coruña, 2002. Pp. 118-119.

8 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano… Pp. 50-58. Ídem.- Contribución alestudio del gótico en Galicia. (Diócesis de Santiago). Valladolid, 1962. Pp. 115-121. Véase, tam-bién, Artaza Malvarez, R.- Muros. Páginas de su historia. Vigo, (s.a.). Hacia 1921. Pp. 157-174.Departamento de Representación y Teoría Arquitectónicas. E.T.S.A. de A Coruña.- Arquitecturagótica en Galicia. Los templos: Catálogo gráfico. Santiago, 1986. Pp. 98-99.

9 Villa-amil y Castro, J.- D. Lope de Mendoza en su diócesis. Ordenanzas de la villa de Murosdadas por su señor el Arzobispo de Santiago D. Lope de Mendoza, en el año de 1406. “GaliciaDiplomática”. V. V. Nº. 14-15; 23 y 24. Santiago, 1893. Pp. 93-94; 145-147 y 153-154. LópezFerreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 62-65. Más datos sobre la historia de Muros en Artaza Malvarez,R.- Muros. Páginas de su historia cit.

10 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 10-12.11 Neira de Mosquera, A.- Monografías de Santiago y dispersos de temas compostelanos (1844-

1852). Santiago, 1950. Pp. 43-44 y 53-54. López Ferreiro, A.- Fueros municipales de Santiago yde su tierra. T. II. Santiago, 1895. Pp. 39-40.

12 López Ferreiro, A.- Fueros municipales… T. II cit. Pp. 38-39.13 Entre otras aportaciones se destinaban al mantenimiento de la muralla la mitad de las multas

que se imponían por vender aceite con medidas no marcadas en Santiago, lo que se obtenía delas incautaciones de bienes que se practicaban a quienes rompieran los caños de la conducciónde agua a la ciudad, por desabastecimiento provocado para alterar el precio de los productosmás necesarios, y otras multas. Así consta en los acuerdos del concejo tomados entre el 17 defebrero de 1417 y el 17 de marzo de 1421. Véase al respecto: Libro do Concello de Santiago. (1416-1422). Edición de Rodríguez González, A. Santiago, 1992. Pp. IX, 43, 62, 76, 95, 150, 195.

14 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. IX y 29.15 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. IX y 112, 243 y 258.16 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. IX y 199.17 Historia Compostelana, o sea hechos de D. Diego Gelmírez. Edic. de Suárez, M. y Campelo,

J. Santiago, 1950. Pp. 335-337. Para otras ediciones véase Libro segundo, capítulo 54.18 Al final de las disposiciones se lee: “Lo qual se hizo y lo mandó hazer el señor arzobispo don

Lope de buena memoria”. López Ferreiro, A.- Fueros municipales… T. II cit. P. 39.19 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. X, 62-63 y 134-135.20 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. XVIII, 59, 61, 84, 114 y 117. López Ferreiro, A.- Historia… T.

VII cit. P. 74.21 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. XX, XXI, 136-141 y 241.22 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. 220-221.23 Neira de Mosquera, A.- La hermandad de Santiago. 1418. “Semanario Pintoresco Español”.

Nº. 44. Madrid, 2 de noviembre de 1851. Pp. 346-348. Ídem.- Monografías… cit. Pp. 43-58. LópezFerreiro, A.- Fueros municipales… T. II cit. Pp. 40-55. Ídem.- Historia… T. VII cit. Pp. 12-39.

24 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 104-105. Libro do Concello… Edic. cit. Pp. 55, 127,171, 177, 214 y 259. Para los relojeros posteriores: Pérez Costanti, P.- La relojería en Santiagodesde el siglo XVI. “Notas viejas galicianas”. T. II. Vigo, 1925. Pp. 323-331; edición de la Xunta deGalicia, 1993. Pp. 353-357.

25 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. 93-95. Neira de Mosquera, A.- Monografías… cit. Pp. 53-55.Nota 5. López Ferreiro, A.- Fueros municipales… T. II cit. Pp. 39-40. Ídem.- Historia… T. VII cit. P.74.

26 Libro do Concello… Edic. cit. P. 124.27 Libro do Concello… Edic. cit. Pp. 123-124. López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. P. 75.

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28 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 75-78 y 101. Apéndices X, XIII y XIV. Pp. 37-39, 46-50 y 50-55, respectivamente. Ídem.- Fueros municipales… T. II cit. Pp. 87-89.

29 Vázquez Castro, J.- La Berenguela y la Torre del Reloj de la catedral de Santiago. “Cultura,poder y mecenazgo”. Semata nº. 10. Santiago, 1998. Pp. 119 y ss.

30 López Ferreiro, A.-. Historia… T. VII cit. Pp. 75-80 y 101. Apéndice X. P. 38.31 López Alsina, F.- Años Santos Romanos y Años Santos Compostelanos. “Santiago, Roma, Jeru-

salén”. Actas del III Congreso Internacional de Estudios Jacobeos. Santiago, 1999. Pp. 233-237.32 López Ferreiro, A.- Fueros municipales… T. II cit. Pp. 89-94. Ídem.- Historia… T. VII cit. Pp.

81-83.33 López Ferreiro, A.-. Historia… T. VII cit. Pp. 83-85.34 Yzquierdo Perrín, R.- Aproximación a la arquitectura del siglo XV en Galicia. “El Hospital Real

de Santiago de Compostela y la hospitalidad en el camino de peregrinación”. Santiago, 2004. Pp.357-358.

35 Castellá Ferrer, M.- Historia del Apóstol de Iesus Christo Santiago Zebedeo… Madrid, 1610.Fols. 72V-73R.

36 Castellá Ferrer, M.- Ob. cit. Fol. 238V. Zepedano y Carnero, J.Mª.- Historia y descripciónarqueológica de la basílica compostelana. Lugo, 1870. P. 60. Fernández Sánchez, J. M. y FreireBarreiro, F.- Guía de Santiago y sus alrededores. Santiago, 1885. P. 422. Villa-amil y Castro, J.-Apéndices al catálogo de los objetos de Galicia presentados en la Exposición histórico-europea.Elcastillo de la Rocha Blanca. “Galicia Diplomática”. V. V. Nº. 18. Santiago, 1893. Pp. 108-110.Por su parte Flórez, crítico con tales informaciones, manifiesta que “no tengo por legítimo eldocumento”, y un poco más adelante, tras aludir a otra inscripción: “Yo creo que ambas soninventadas por plumas de modernos”. Véase: Flórez, E.- España Sagrada. T. XIX. Madrid, 1792.Pp. 53 y 54. Esta es, también la opinión de López Ferreiro, quien al mencionar tales epígrafesdice que: “La oficina de donde salieron fue la de los famosos hermanos Fernández Boán, loscuales,… no inventaban las inscripciones, sino que las adulteraban y desfiguraban de modo,que no dijeran más que lo que a ellos pluguiese”. López Ferreiro, A.- Historia… cit. T. I. Santia-go, 1898. Pp. 371-374. Véase también: Cebrián Franco, J. J.- Obispos de Iria … cit. P. 43 y nota63 de la misma p.

37 Historia Compostelana… edic. cit. Pp. 28-29, 338. Otras ediciones: Libro I, capítulo 2; Libro II,capítulo 55.

38 Villa-amil y Castro, J.- Apéndices…cit. P. 109. López Ferreiro, A.- Historia… cit. T. V. Santiago,1902. P. 244 y apéndice XLII, pp. 112-113.

39 Hechos de don Berenguel de Landoria, arzobispo de Santiago. Edic. de Díaz y Díaz, M.C. yotros. Santiago, 1983. Otras referencias de entonces: López Ferreiro, A.- Historia… cit. T. VI.Santiago, 1903. Pp. 19 y ss.

40 Villa-amil y Castro, J.- Apéndices… cit. Pp. 109-110. López Ferreiro, A.- Historia. T. VII cit. Pp.68-70. Hoyo, J. del.- Memorias del arzobispado de Santiago. Edición de Rodríguez González, A.y Varela Jácome, B. Santiago, (s.a.). Pp. 151-152.

41 Rodríguez González, A.- Las fortalezas de la mitra compostelana y los “irmandiños”. PleitoTabera-Fonseca. Ts. I y II. A Coruña, 1984. Véanse, en particular las Pp. 26, 47, 58, 216, 229, 233y 241.

42 Hoyo, J. del.- Ob. y edic. cits. Pp. 151-152.43 Villa-amil y Castro, J.- Apéndices… cit. Pp. 109-110.44 Villa-amil y Castro, J.- Apéndices… cit. Nº 21 y 21. Santiago, 1893. Pp. 124-125 y 133-135,

respectivamente. López Ferreiro, A. Historia… T. VII cit. Pp. 68-70. Filgueira Valverde, J.- 279.Carreaux de faince emaillee. “Santiago de Compostela. 1000 Ans de pèlerinage européen”. Gante,1985. P. 320. Casamar, M.- 29. Azulexos. “75 obras para 75 anos. Exposición conmemorativa dafundación do Museo de Pontevedra”. Pontevedra, 2003. P.254. Ambas fichas se completan consendas fotografías de los dos modelos de azulejo. Buenas reproducciones en “Os capítulos daIrmandade”… cit. Pp. 203, y 242-243.

45 Villa-amil y Castro, J.- Apéndices… cit. P. 134.46 Yzquierdo Perrín, R.- Los palacios arzobispales de Santiago en la historia y el arte. “Instru-

mentos de corda medievais”. Lugo, 2000. Pp. 20-89.

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47 Destacan, a partir del siglo XVI, las importantes obras realizadas en los viejos palacios por elarzobispado Alonso III de Fonseca; y en las centurias siguientes los pontificados de los arzobis-pos Gil Taboada, a mediados del XVIII; García Cuesta y Payá y Rico cien años más tarde y, entrelos siglos XIX y XX, el cardenal Martín de Herrera. Sus sucesores se limitaron a reducidas inter-venciones que en el caso de Suquía y Rouco Varela implicaron, también, la recuperación deantiguos elementos y espacios.

48 López Ferreiro, A. Historia… T. VII cit. P. 111. Sobre este arzobispo véase, del mismo autor: D.Rodrigo de Luna. Estudio histórico. Santiago, 1884.

49 Rodríguez González, A.- Las fortalezas de la mitra… T. I cit. P. 46.50 Rodríguez González, A.- Las fortalezas de la mitra… T. I cit. Pp. 64-65.51 Rodríguez González, A.- Las fortalezas de la mitra… T. I cit. Pp. 183-184.52 Citado por: Filgueira Valverde, J.- Sobre la orfebrería del oratorio de don Lope de Mendoza.

C.E.G., T. XIV. Fasc. 44. Santiago, 1959. P. 314. Cebrián Franco, J.J.- Ob. cit. Pp. 151-152.53 Doc. XXI. Año 1448.- Venta de varias imágenes de plata procedentes del Expolio del Arzobis-

po D. Lope de Mendoza. Colección diplomática de “Galicia histórica”. Año I. Santiago, 1901. Pp.90-92. Transcripción de López Ferreiro, A. Filgueira Valverde, J.- Sobre la orfebrería… cit. Pp.313-322 y láms. I-IV.

54 Don fray Lope de Barrientos era entonces obispo de Cuenca, sede en la que, precisamentehabía sucedido a don Álvaro de Isorna. Sobre el episcopado conquense de ambos véase Muñozy Soliva, T.- Noticias de los Ilmos. Señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca…Cuenca, 1860. Pp. 139-141 y 146-156. López Ferreiro dice que Barrientos había sido propuestopara la sede compostelana, por lo que había adelantado los 2250 ducados que le correspondíana la cámara apostólica del expolio del arzobispo Mendoza, pero al renunciar a ella se los reem-bolsó don Álvaro de Isorna. Véase: López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 177-181. Ídem.- Laorfebrería compostelana a principios del siglo XV. “Galicia Histórica”. Año I. Nº. 2. Santiago, 1901.Pp. 99-100. Balsa de la Vega, R.- Orfebrería gallega. B.S.E.E. Año XX. Tercer trimestre. Madrid,1912. Pp. 155-158.

55 Filgueira Valverde, J.- El tesoro de la catedral compostelana. Santiago, 1959. Pp. 64-65.56 Román, J.- Historia de la iglesia de Santiago. Edición de López Ferreiro, A. Galicia Histórica.

Anexo. Santiago, (s.a.). Pp. 14-15.57 Para su descripción y fotografías de cada una véanse: López Ferreiro, A.- Historia… T. VII

cit.Pp. 178-180. Idem.- La orfebrería compostelana… cit. Pp. 100-103. Balsa de la Vega, R.- Art.cit. Pp. 156-159. Filgueira Valverde, J.- El tesoro… cit. Pp. 64-65 y láminas 14-16. Barral Iglesias,A.- 116.- Los fundadores de las órdenes mendicantes. “Galicia no Tempo. Catálogo”. Santiago,1991. P. 224. Ídem.- El museo y el tesoro. “La catedral de Santiago de Compostela”. Laracha,1993. Pp. 519-521. Ídem.- Figuras del oratorio de don Lope. “Cinco siglos de historia universita-ria. Gallaecia fvulget. (1495-1995)”. Santiago, 1995. Pp. 240-242. Ídem.- La orfebrería sagrada enla Compostela medieval. Las donaciones y la devoción a Santiago en los siglos IX-XV. “Pratería eacibeche en Santiago de Compostela”. Santiago, 1998. Pp. 75, 80, 89-92. Ídem.- San Pedro após-tol. San Juan Bautista. San Andrés apóstol. “En olor de santidad. Relicarios de Galicia”. Santiagoy Ourense, 2004. Pp. 175-181. Cruz Valdovinos, J.M.- San Francisco e San Domingos. “Até oconfín do mundo: diálogos entre Santiago e o mar”. Vigo, 2004. P. 207.

58 Balsa de la Vega, R.- Art. cit. Pp. 142-145 y 153-164, correspondientes a lo que denomina“Segunda época” de la orfebrería gallega en la que tienen un lugar destacado las referidas imá-genes.

59 Todos los autores han recogido esta leyenda del manuscrito del padre Castro: “Árbolcronológico de la provincia de Santiago”.Tomo, I, libro 3º. Véase: Villa-amil y Castro, J.- Rúbricasde personajes célebres en la Historia de Galicia. “Galicia Diplomática”. T. I. Nº. 21. Santiago, 26de noviembre de 1882. P. 148. López, A.- Nuevos estudios crítico-históricos acerca de Galicia. T.II. Santiago-Madrid, 1947. Pp. 55-57. Sánchez Rivera, C.- Un milagro de san Antonio. “Notascompostelanas”. Santiago, (s.a.). Pp. 65-69. La imagen generó, más tarde, nuevas leyendas conmotivo de empeñarla el padre guardián del convento. Estuvo colocada en el altar de la iglesiahasta la exclaustración de 1835, entonces la guardó en su poder doña Antonia San Mamed deVerea, que en 1864, al regresar los frailes, se la devolvió junto con otros objetos. Lo que no

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consta es su efectiva vuelta al convento. López Ferreiro, A.- Historia… cit. T. VII. Pp. 101-102 ynota 2 de la primera página.

60 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 108-109. Montoto Fijóo, M.- El culto y la capilla desanta María la Blanca en la S. I. catedral de Santiago de Compostela. (Notas para una monogra-fía). C.E.G. T. VII. Santiago, 1947. Pp. 395-441.

61 Liber Sancti Iacobi. Codex Calixtinus. Edición de Moralejo, A., Torres, C. y Feo, J. Santiago,1951. P. 563. Edición de Bravo Lozano, M. Sahagún, 1989 P. 76.

62 Conant, K. J.- Arquitectura románica da catedral de Santiago de Compostela. Santiago, 1983.Fig. 43, entre las pp. 114-115. Caamaño Martínez, J. Mª.- Contribución… cit. P. 237

63 Conant, K. J.- The fire at Santiago de Compostela in 1117: a reconstruction drawing by KennethJohn Conant. “Journal of the Society of Architectural Historians”. V. XV. Nº. 1. University of Virginia,1956. Pp. 3-4. El dibujo con el supuesto cimborrio y las provisionales cubiertas del crucero de lacatedral en llamas lo publicó también Carro Otero, J.- El arquitecto Conant y la catedral de Santia-go. “El Correo gallego”. Santiago, 25 de diciembre de 1994. P. 42. En la publicación inglesa de1956 el dibujo de la catedral es, básicamente, el mismo que el citado en la nota precedente, sinembargo en él Conant imagina también en torno de la cabecera los supuestos edificios de sanPaio de Antealtares y los de los monjes de Pinario alrededor de la Corticela. A la derecha y alfondo representa la puerta de la muralla que, más adelante, se conocería como de la Trinidad.

64 Historia Compostelana. Edic. cit. Pp. 220-221. Libro I. Capítulo 114.65 López Ferreiro, A.- Historia… T. V. Santiago, 1902. P. 341.66 El primero que publicó la fecha de 1384 fue Villa-amil y Castro, J.- Descripción histórico-

artística-arqueológica de la catedral de Santiago. Lugo, 1866. P. 82. Curiosamente este autorsuprime esta referencia en la nueva edición de su obra realizada en Madrid en 1909. Lo escritopor Villa-amil en 1866 lo repitieron, antes de acabar el siglo XIX, Zepedano y Carnero, J. Mª.- Ob.cit. Pp. 99-100; y Barreiro, B.- Efemérides del Reino de Galicia. Santiago, 1877. P. 50. Lecturacompleta del epígrafe: López Ferreiro, A.- Historia… cit. T. VI. Santiago, 1903. Pp. 253-254.Caamaño Martínez, J. Mª.- Contribución… cit. Pp. 236-239. Ídem.- El arzobispo compostelano…cit. Pp. 43-46. Taín Guzmán, M.- Dibujos... de la catedral de Santiago cit. Pp. 109-110.

67 Yzquierdo Perrín, R. y Manso Porto, C.- Galicia. T. XI. Arte medieval II. A Coruña, (1996). Pp. 358-360. La abolición de la era hispánica se produjo en las cortes celebradas en Segovia en 1383.

68 El 24 de mayo de 1602 está datada el acta capitular por la que el cabildo de la catedralacuerda que “el cimborio se limpiase dorase y asease y juntamente se quitasen las bigas delincensario y hiciese algun ingenio como estubiese mas galan y vistoso”. En el cimborrio determi-nan que “se limpiase el polvo, se rayase y escodase el verdor, y después se blanquease muy biencon muchas manos de cal muy bien purgada para que fuese mas durable, y que después sedorase en partes, que es todas las cornisas, molduras y reliebes de la cantería y las figuras quehubiese”. Otras intervenciones se refieren a las ventanas, a las que luego me referiré, y respectoal ingenio para el balanceo del botafumeiro dice: “que se quitasen las traves o vigones grandesque atraviesan el cimborio en que esta puesta la polea para el incensario por que quitan muchaluz al coro y afean el cimborio, y porque no se quitase esta antigualla del incensario ordenaronque en lugar de las traves se hiciese un ingenioso artificio de quatro yerros que saliesen delascuatro esquinas de sobre los capiteles de los cuatro postes principales del crucero, se rematasentodos en obalo en medio dentro del cual estubiese inclusa la polea para el incensario y que todofuese dorado y muy bien labrado y por que costase menos se enviase a labrar alas herrerias deVizcaya”. Para evitar errores se hizo un modelo en el claustro para que todos lo viesen. Finalmen-te, también deciden colocar un balconcillo “de yerro” en el cimborrio “fundado sobre la cornijaque esta debajo de las ventanas donde ahora estriban las traves”. Lopez Ferreiro, A.- Historia…cit. T. VIII. Santiago, 1905. P. 405 y Apéndice LVI. Pp. 218-221.

69 “En el siglo XVII... se picaron las bellas ojivas en que terminaban las ventanas; con lo cualquedaron éstas rectangulares”. López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. P. 104, nota 1. En la páginacitada afirma el canónigo compostelano que “La obra más considerable que se hizo en la Cate-dral en tiempo de D. Lope, fue la terminación de la cúpula, como lo indican las armas de losMendozas de Luna alternando con las Reales en las cuatro trompas. La cúpula,... prescindiendode sus dimensiones, no ofrece cosa digna de mención”.

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70 Tales similitudes fueron ya señalas por Caamaño Martínez, J. Mª.- Contribución… cit. P.238.Ídem.- El arzobispo compostelano… cit. Pp. 44-45.

71 La intervención de Celma en el cimborrio debía de estar acabada el quince de febrero de1603, ya que el cabildo celebrado ese día acuerda pagarle “625.000 maravedises por la obra delcimborio”. López Ferreiro, A.- Historia... T. VIII cit. P. 405, nota 2 y Apéndice LVI. P. 219.

72 Villa-amil y Castro, J.- Descripción histórico-artístico-arqueológica… cit. Lugo, 1866. P.82.73 Vega y Verdugo, J.- Memoria sobre obras en la catedral de Santiago. Edición de Sánchez

Cantón, F. J.- Opúsculos gallegos sobre bellas artes de los siglos XVII y XVIII. Santiago, 1956. Pp.51-52. Carro García, X.- Tres deseños orixinais da catedral de Sant-iago. Asociación españolapara el progreso de las ciencias. XIV congreso. Santiago, 1934. Madrid, 1935. Pp. 7-9 y 15-16.Taín Guzmán, M.- Trazas, planos y proyectos del Archivo de la catedral de Santiago. A Coruña,1999. Pp. 143 y 146. La figura que remataba el tejado del cimborrio, según Taín, “posiblementecorresponda al Apóstol Santiago”, ya que le parece que lleva un bordón de peregrino. Para lasreformas barrocas: Bonet Correa, A.- La arquitectura en Galicia durante el siglo XVII. Madrid,1966. Pp. 300-301.

74 La muerte del arzobispo de Toledo en 1442 hizo concebir a don Lope esperanzas de serpromovido a la sede primada, de la que fue uno de los pretendientes, aunque finalmente senombró al arzobispo de Sevilla, don Gutierre. Entonces comprendió don Lope que moriría comoarzobispo de Santiago, lo que le movió a emprender la construcción de su capilla funeraria.López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. P. 18.

75 López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. P. 112.76 En la antigua capilla gótica este epígrafe se encontraba, según Jerónimo del Hoyo que la vio,

“en un pilar junto al altar del buen Jesús” y, a continuación da su lectura. Aunque ésta varíaligeramente de unas versiones a otras su significado no cambia sustancialmente. Hoyo, J. del.-Ob. y edic. cits. P. 99. La versión de López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. P. 113, dice: “Capellamistam dominus Lupus de Mendoza/ archiepiscopus istius sanctae ecclesie edificari precepit/ quamMartinus Lupi cardinalis eiusdem alumnus/ construi fecit ex eiusdem capellae fructibus,/ quosipsa habet per regis privilegium/ ex predicto domino obtentum,/ que fuit expleta anno Domini millesimoquater/ centesimo quinquagesimo primo”. Es la misma lectura que se encuentra en: CaamañoMartínez, J.Mª.- El arzobispo... cit. Pp. 34-35. Fernández Sánchez, J. Mª. y Freire Barreiro, F.-Santiago, Jerusalén, Roma. Diario de una peregrinación. T. I. Santiago, 1880. P. 87. En esta mismapágina, columna derecha, la nota 1 traduce el epígrafe: “D. Lope de Mendoza, Arzobispo de estaSanta Iglesia, mandó edificar la capilla que el Cardenal Martín López, comensal del mismo, hizoque se construyese con el producto de los frutos de la propia capilla, frutos que ella posee porreal privilegio alcanzado por dicho señor. Esta capilla fue concluida en el año del Señor 1451”.

77 Las capillas funerarias góticas adquirieron especial relevancia en el siglo XV, aunque su pun-to de partida se encuentra en la centuria anterior, especialmente en la de san Ildefonso de lacatedral de Toledo, construida para el cardenal Gil de Albornoz. La de Santiago, también en lacatedral primada, y destinada a don Álvaro de Luna; la del Condestable de Castilla, en la deBurgos; y la de los Vélez, en la de Mucia son los ejemplos más significativos. Quizá a ellos habríaque añadir, de haberse conservado, la de don Lope de Mendoza, en la catedral de Santiago.Excepto en la capilla de los Velez en las demás el personaje a que se dedicaba tenía su sepulcroexento, algo excepcional en Santiago. Sobre las capillas funerarias citadas, salvo la compostela-na, véanse: Gudiol Ricart, J.- La catedral de Toledo. Madrid, (s.a.). Pp. 74-82. Azcárate, J. Mª.-Arte gótico en España. Madrid, 1990. Pp. 115, 194 y 245. Pereda, F. y Rodríguez G. de Ceballos,A.- “Coeli enarrant gloriam Dei”. Arquitectura, iconografía y liturgia en la capilla de los Condesta-bles de la Catedral de Burgos. “Annali di architettura”, 9. 1997. Pp. 17 y ss., en particular p. 18.Belda Navarro, C. y García, C. M.- La catedral de Murcia. Sexto centenario. 1394-1994. Murcia,1994. Pp. 8, 14-15 y 19-22.

78 Hoyo, J. del.- Ob. y edic. cits. Pp. 99-101.79 Tales precisiones son posibles a partir del “Plano de la Apostólica Iglesia de Santiago” firma-

do por fray Plácido Camiña en 1768, aunque no tomó el hábito hasta el 14 de julio de 1770, -véase al respecto: Bouza Brey, F.- La patria de los maestros de obras benedictinos fray Gabriel deCasas y fray Plácido Camiña. B.C.P.M.L. T. II. Nº. 14-15. Lugo, 1945. P. 36. Reeditado en Bouza

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Brey, F.- Artigos xacobeos e composteláns. Edición de Carro Otero. Xunta de Galicia, 1993. P. 20.La mayor recopilación de datos sobre la capilla de don Lope se debe a: Fernández González, A.-La desaparecida capilla de Don Lope de Mendoza: Nuevos datos sobre sus retablos, los sepul-cros, su coro alto y la sacristía. C.E.G. T. LII, nº. 118. Santiago, 2005. Pp. 347-385. Del plano defray Plácido se acaba de publicar un facsímile y comentarios: Pita Galán, P.- El manuscrito de frayBernardo Foyo y el plano de fray Plácido Caamiña (1768). S.l., 2007. Hoja suelta, con el planocitado y p. 46.

80 Para la historia del altar mayor a lo largo de los siglos: Fernández González, A.- Art. cit. Pp.351-357. Taín Guzmán, M.- Trazas, plano y proyectos… cit. Pp. 60-61 y 344-345. Pérez Costanti,P.- Diccionario de artistas… cit. Pp. 67, 69, 161 y 377.López Ferreiro, A.- Historia… T. VIII cit.Apéndice XXXVIII. Pp. 148-149.

81 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo... cit. Pp.35-36. La mayor parte de los datos referen-tes a la desaparecida capilla utilizados por este autor se encuentran en un largo pleito que loscapellanes de don Lope mantuvieron en los inicios del siglo XIX con el deán y cabildo compos-telano al sentirse engañados y perjudicados en sus intereses en la capilla que sustituyó a lamedieval. Véase en el artículo del profesor Caamaño citado más arriba la nota 86. También: VigoTrasancos, A. La catedral de Santiago y la Ilustración. Proyecto clásico y memoria histórica (1757-1808). Madrid, 1999. Pp. 95 y 109, nota 222; en la P. 124, fig. 108. Para el altar del Buen Jesús:Fernández González, A.- Art. cit. Pp. 361-363.

82 Fernández González, A.- Art. cit. Pp. 357-360.83 Fernández González, A.- Art. cit. P. 384.84 Zepedano y Carnero, J.M.- Ob. cit. P. 166.85 Fernández González, A.- Art. cit. P. 383, fig. 19.86 Yzquierdo Perrín, R.- Los palacios… cit. Pp. 84-85.87 Fernández González, A.- Art. cit. Pp. 374-380. En la nota 72 afirma que “en numerosos docu-

mentos este espacio elevado es denominado por los capellanes ‘tribuna’, pero siempre es utiliza-da esta expresión como sinónimo de ‘coro alto’… que… no se corresponde estrictamente con loque se entiende por ‘la tribuna de la capilla de don Lope’,… estancia privada, de carácter seño-rial, desde la que el fundador podía asistir a los oficios religiosos sin ser visto”.

88 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo... cit. P. 35, nota 86.89 Zepedano y Carnero, J. Mª.- Ob. cit. Pp. 164-165. Nota 1. Villa-amil y Castro, J.- Rúbricas de

personajes... cit. P. 148. Cabeza de León, S. y Fernández-Villamil, E.- Historia de la Universidad deSantiago de Compostela. T. I V. II. Santiago, 1946. Pp. 95 y ss. Sánchez Rivera, C.- Ob.cit. Pp. 61-63. Fraguas Fraguas, A.- Historia del Colegio de Fonseca. Santiago, 1956. Pp. 141-146. PérezCostanti, P.- Notas viejas galicianas. Edic. Xunta de Galicia, 1993. Pp. 545-548. Fernández González,A.- Art. cit. P. 349.

90 López Ferreiro, A.- Historia... T. X. Santiago, 1908. P. 117. Según Vigo el fabriquero Pino habíamuerto en 1761, sustituyéndole don Joaquín Ignacio Pardo. Vigo Trasancos, A.- Ob. cit. P. 109.Nota 228.

91 López Ferreiro, A.- Historia... T. X cit. Pp. 243-244. Vigo Trasancos, A.- Ob. cit. P. 96; para lacapilla actual pp. 96-106.

92 López Ferreiro, A.- Historia... T. X cit. Pp. 243-244. Ídem.- Historia... cit. T. XI. Santiago, 1909.Pp. 118-120. Quijada Morandeira, B.J.- Las obras en la catedral de Santiago. Desde 1751 a 1800.Aportación documental. A Coruña, 1997. Pp. 82-84.

93 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano... cit. Pp. 34-35 y notas 83 y 86; y pp.41-42. Vigo Trasancos, A. (coord.).- Fontes escritas para a historia da arquitectura e do urbanismoen Galicia. (Séculos XI-XX). T. II. Santiago, 2000. Doc. 571. P. 962.

94 Portela Pazos, S.- Decanologio de la S.A.M. Iglesia Catedral de Santiago de Compostela.Santiago, 1944. Pp. 380-390.

95 Probablemente entonces se colocaron en las ventanas y óculos del arranque de la cúpulalas vidrieras con motivos jacobeos que en ellos se ven. De la que representa la urna del Apóstol,correspondiente a una de las ventanas, se guarda en el Archivo de la Catedral su dibujo con lasiguiente leyenda: “Talleres de vidriería artística de A. Bolinaza y compañía. León”. Taín Guzmán,M.- Trazas, planos y proyectos... cit. Pp. 353-355 y 361.

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96 El retablo, hasta entonces colocado en la capilla de las reliquias, albergaba la custodiaprocesional de Arfe que posee la catedral y había sido dorado en 1775 por Manuel Árias. LópezFerreiro, A.- Historia... T. X cit. P. 256.

97 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 112 y 114, nota 3 de esta última página.98 Los sarcófagos y sepulcros exentos, son inusuales en Galicia y más frecuentes en Castilla,

como se ve en catedrales e iglesias de Burgos, Ávila, Zamora, Toledo, etc. En Galicia cabe recor-dar, entre otros, el de Fernán Pérez de Andrade, o Bóo, en san Francisco de Betanzos, traslada-do desde su emplazamiento original en el crucero a los pies de la iglesia; o el de Payo GómezCharino y su esposa en el crucero de san Francisco de Pontevedra, cerca de la capilla mayor.

99 Román, Fr. J.- Historia de la Iglesia de Santiago. Edic. cit. P. 60.100 Hoyo, J. del.- Ob. y edic. cits. P. 99.101 López Ferreiro, A.- Galicia en el último tercio del siglo XV. 3ª edic. Vigo, 1968. Pp. 259-260.102 Fernández González, A.- Art. cit. P. 365.103 Singul, F.- La ciudad de las luces. Arquitectura y urbanismo en Santiago de Compostela du-

rante la Ilustración. Santiago, 2001. Pp. 198 y ss.104 López Ferreiro, A.- Historia... T. X cit. P. 117. Vigo Trasancos, A.- Ob. cit. P. 95. Ídem, (coord.).-

Fontes escritas para a historia da arquitectura e do urbanismo en Galicia. (Séculos XI-XX). T. II.Santiago, 2000. Doc. 571. P. 962.105 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo… cit. Pp. 41-43. Vigo Trasancos, A.- La catedral de

Santiago… cit. P. 109, nota 224.106 Fernández González, A.- Art. cit. P. 364. Este autor lo expresa con precisión: “la capilla de

don Lope tenía numerosas sepulturas incrustadas en sus muros y en el suelo del recinto de lasque sólo conocemos el nombre del difunto”. En la nota 55 de la página citada afirma que en lavisita de 1767 “figura un listado en el que se mencionan algunas sepulturas de capellanes, devarios devotos de las cofradías de san José y de santo Tomás, y de otros personajes”.107 Chamoso Lamas, M.- Escultura funeraria en Galicia. Orense, 1979. Pp. 592-593. La lauda se

exhibió en los últimos años en diferentes exposiciones, entre otras: “El Marqués de Santillana.1398-1458”, celebrada en Santillana del Mar en 2001. En el volumen dedicado a “Los albores dela España moderna. El hombre de Estado”, P. 176 figura esta lápida en su conjunto y un detalle.En el pie que la acompaña dice que el personaje murió en 1465, aunque en la línea siguientefigura el año grabado en la lauda: 1468. También se exhibió en: “España medieval y el legado deoccidente”. México, 2005. P. 347.108 No parece que sea una de las que menciona la visita de agosto de 1767 como situadas a los

lados del sepulcro de don Lope: “a los lados de él dos lápidas de piedra enteras y en ellas dosretratos que no se perciben y asertaron los referidos cinco capellanes serbían las dos sepolturashallandose desocupadas para darse quando muere alguno de ellos”. Citado por FernándezGonzález, A.- Art. cit. P. 365 y nota 59 de esta página.109 “El Correo Gallego”. Santiago, 27 de noviembre de 1953. Repetido en la sección “Hace 50

años”, el 27 de noviembre de 2003, página 67.110 Curiosamente contra este personaje acordó proceder el cabildo el 28 de junio de 1451 por

los daños que él y sus mayordomos habían causado “en algunas tenencias de la Iglesia”. LópezFerreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 190; 254, nota 1 y 256, nota 1. Caamaño Martínez, J. Mª.- Elarzobispo compostelano… cit. P. 36, nota 89. “Os capítulos da irmandade. Peregrinación y con-flicto social en la Galicia del siglo XV”. Lugo, 2006. Pp. 497 y pieza 136, 558.111 Ha sido atribuida a Santiago Pérez de Ulloa, Diego Gómez de Ulloa y, la aquí mantenida de

Diego García de Ulloa. Las mismas dudas llevan a que su cronología oscile entre 1410 y 1470.Sobre estos aspectos véanse: Chamoso Lamas, M.- Escultura funeraria… cit. Pp. 328-329. NovoCazón, X.L.- O legado santiaguista de Vilar de Donas. Santiago, 1989. P. 65. Vázquez Castro, J.-La capilla funeraria de los Piñeiro en el priorato santiaguista de san Salvador de Vilar de Donas.“Compostellanum”. V. XXXVI. Santiago, 1991. Pp. 442-448 y 465, fig. 13.112 Don Lope había tratado de su entierro con su sobrino, don Alonso de Carranza, quien desde

1435 y hasta su muerte en 1446 desempeñó la dignidad de deán del cabildo. Entonces le habríadicho donde quería ser enterrado mientras no se acabara su capilla. Probablemente don MartínLópez conocía los deseos del prelado y los cumplió. Portela Pazos, S.- Decanologio... cit. P. 157.

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113 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 114-116. Nota 4.114 Fernández González, A.- Art. cit. P. 365 y nota 60 de la misma página.115 López Ferreiro, A.- Historia… T. VII cit. Pp. 143-144 y nota 3 de la p. 143. P. 385. En la página

143 dice que “la lápida sepulcral con estatua yacente, que se halló hace poco”, la atribuye alcardenal Martín López, alusión que lleva su hallazgo hacia 1903, ya que el citado tomo de sumonumental historia de la catedral se editó en 1904. De la valía del cardenal Martín López y de suintervención en la diócesis de Santiago durante el episcopado de los sucesores de don Lope enla sede véanse en el volumen citado las páginas 190 y ss. Entre los actos con trascendenciahistórico-artística a los que asistió destaca su presencia, el veinticinco de mayo de 1456, en laentrega del retablo inglés de alabastro con escenas de la vida del apóstol Santiago que regaló ala catedral el clérigo John Goodyeard, así como a la colocación de la primera piedra del “fincapé”da Quintana que, siglos después, sirvió de basamento a la torre del Reloj. Véanse en el volumencitado las pp. 318-319, y el apéndice número XXIX. Pp. 112-112* (sic). También se refiere al,entonces, frecuente hallazgo de las piezas antiguas del monumento funerario Villa-amil y Castro,J.- La catedral de Santiago. Breve descripción histórica. Madrid, 1909. P. 133; sin embargo no lasmenciona en “Descripción histórico-artística… cit, ni las guías de Zepedano o la de FernándezSánchez y Freire Barreiro, anteriores a 1900.

116 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano… cit. P. 39. Ídem.- El gótico. La cate-dral de Santiago… cit. P. 260. Chamoso Lamas, M.- Escultura funeraria… cit. Pp. 520-521.

117 Según López Ferreiro tal devoción se había generado o avivado con la visita a Santiago desan Bernardino de Sena, “y de él acaso aprendió el Cardenal compostelano Don Martín López laferviente devoción”. López Ferreiro, A.- Historia… T. VII. cit. P. 164.

118 Yzquierdo Perrín, R.- La decoración de estrellas de ocho puntas en el arte medieval gallego.“Tui. Museo y Archivo Histórico Diocesano”. T. IV. Tui, 1986. P. 167.

119 Caamaño Martínez, J. Mª.- El gótico. La catedral de Santiago… cit. P. 260.120 López Ferreiro, A.- Historia… T. VIII. Apéndice XXI. Pp. 99-101. Pérez Costanti, P.- Diccionario

de artistas… cit. Pp. 155 y 242-243. Fernández González, A.- Art. cit. Pp. 366 y 368121 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano… cit. P. 36. En la visita de 1767 “figura

un listado en el que se mencionan algunas sepulturas de capellanes, de varios devotos de lascofradías de san José y santo Tomás, y de otros personajes”. Fernández González, A.- Art. cit. P.364, nota 55.

122 Sólo se refiere a ella Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano… cit. P. 37, nota 89.123 Chamoso lamas, M.- Escultura funeraria… cit. Pp. 626-629 y 620-621, respectivamente.

Yzquierdo Perrín, R.- Santa María de Sar. “II Semana Mariana en Compostela”. Santiago, 1996.Pp. 85 y 105.

124 López Ferreiro, A.- Historia… T. VIII cit. Pp. 15, nota 1 y 73, nota 2. Apéndice II. Pp. 6-7.125 Las trazas para esta capilla se deben a Juan de Álava. Véase: Castro Santamaría, A.- Juan de

Álava arquitecto del Renacimiento. Salamanca, 2002. Pp. 286-287.126 Chamoso Lamas, M.- Escultura funeraria… cit. Pp. 594-595.127 Yzquierdo Perrín, R.- La iglesia románica de San Félix de Solovio en Compostela. “Homenaje

al Prof. Dr. Hernández Díaz”. T. I. Sevilla, 1982. Pp. 139-152.128 López Ferreiro, A.- Galicia… edic. cit. Pp. 30-32. Ídem.- Historia… T. VII cit. Pp. 140-141.

Chamoso Lamas, M.- Escultura funeraria… cit. Pp. 544-545. Caamaño Martínez, J. Mª.- El góti-co… cit. P. 260. Cendón Fernández, M.- Escultura funeraria episcopal. En “Os capitulos dairmandade. Peregrinación y conflicto social en la Galicia del siglo XV”. Lugo, 2006. Pp. 252-253.

129 Caamaño Martínez, J. Mª.- El gótico… cit. P. 260. Ídem.- El arzobispo compostelanp… cit. P.42, nota 106. En esta nota relata como la calidad de la obra hizo que Sánchez Cantón plantearaen una conferencia si no correspondería al sepulcro del arzobispo don Lope.

130 Hoyo, J. del.- Ob. y edic. cits. P. 99. López Ferreiro, A.- Historia... T. VII cit. P. 113. CaamañoMartínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano... cit. Pp. 34-35.

131 Traducción publicada por Fernández Sánchez, J. Mª. y Freire Barreiro, F.- Ob. y T. cits. P. 87,nota 1, columna derecha.

132 Crespo del Pozo, J. S.- Blasones y linajes de Galicia. 2ª edic. V. III. Poio, 1983. P. 294. Véaseel dibujo en V. I. Mendoza-3. Seijas Vázquez, E.- Mendoza. G.E.G. T. XXI. Pp. 8-9. Menéndez Pidal

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de Navascués, F.- El linaje del Marqués. “El hombre. La figura de Don Iñigo López de Mendoza”.Santillana del Mar, 2001. Pp. 75-83.133 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano… cit. Pp. 39-40. Ídem.- El gótico. La

catedral de Santiago… cit. P. 258. Yzquierdo Perrín, R.- Virgen de don Lope. Cinco siglos dehistoria universitaria. Gallaecia fvlget. (1495-1995). Santiago, 1995. P. 238. Núñez Rodríguez, M.-La imagen como sujeto-agente de la memoria. “Os capitulos da irmandade. Peregrinación y con-flicto social en la Galicia del siglo XV”. Lugo, 2006. Pp. 128-130.134 Caamaño Martínez, J. Mª.- El arzobispo compostelano... cit. P. 35, nota 86.135 El autor de esta singular pieza, forjada en los inicios del siglo XX, fue “Carnero el padre”, es

decir al tiempo que se remodeló la capilla de la Comunión con las importantes obras del comul-gatorio, monumentos funerarios y vidrieras del arranque de la cúpula. Gallego de Miguel, A.- Elarte del hierro en Galicia. Madrid, 1963. Pp. 284-285.136 Trens, M.- María. Iconografía de la Virgen en el arte español. Madrid, 1947. P. 607.137 Hoyo, J. del.- Ob. y edic. cits. P. 101.138 López Ferreiro, A.- Galicia… edic. cit. P. 260. Yzquierdo Perrín, R.- 121. Grupo de Santa Ana

con la Virgen y el Niño. “Galicia no tempo” cit. Ficha 121. Pp. 251-252. Fernández Rodríguez, B.-Santa Ana Triple. “El arte en Cataluña y los reinos hispanos en tiempos de Carlos I”. Barcelona,2001. Ficha 66. Pp. 312-313. Suárez Ferrín, A.P.- Imágenes de devoción en la Galicia del siglo XV.“Os capitulos da irmandade. Peregrinación y conflicto social en la Galicia del siglo XV”. Lugo,2006. Pp. 124-125.139 Azcárate Ristori, J. Mª.- La labor de Egas en el Hospital Real de Santiago de Compostela.

“Overdruk uit miscellanea Prof. Dr. D. Roggen”. Bruselas, 1955. Pp. 15-22. Rosende Valdés, A.A.-El Grande y Real Hospital de Santiago de Compostela. Madrid, 1999. Pp. 39-44 y 54-62.140 Barral Iglesias, A.- El Museo y el Tesoro. “La catedral de Santiago de Compostela”. Proyecto

y Dirección: García Iglesias, J.M. Laracha, 1993. Pp. 493-494.141 Singul, F.- San Pedro. “Até o confín do mundo: diálogos entre Santiago e o mar”. Vigo, 2004.

P. 208.