LÍBANO

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arqueología y glamourTexto y fotografías: Román Hereter

El Líbano

Hace más de 3000 años, el Líbano era la tierra de los fenicios, famosos en todoel mundo como intrépidos navegantes y excelentes comerciantes. Sus barcos

eran legendarios debido a la excelente madera de cedro que crecía en las colinasdel país. Los romanos conquistaron la región en el año 64 antes de Cristo y

después perteneció a los imperios bizantino y otomano, convirtiéndose más tardeen protectorado francés y alcanzando una prosperidad económica y social que

le otorgaron el apelativo de “la Suiza de Oriente”.

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Hoy, tras las guerras civiles de finales del sigloXX, el Líbano ha recuperado la paz, y está desarro-llando el turismo, cuyos atractivos vienen dadospor una combinación de su esplendoroso pasadoarqueológico y su refinada forma de vivir que alternauna rica gastronomía y una pasión por la músicay el espectáculo en una tierra situada a orillas delMediterráneo.

Visité el Líbano por primera vez en 1994 cum-pliendo un encargo fotográfico para una editorialque abarcaba las ex-repúblicas soviéticas y lospaíses de Oriente Próximo y el Golfo Pérsico parailustrar algunos tomos de una nueva enciclopedia.Había conseguido el visado gracias a una carta

del hotel de recomendación de la cadena Le Me-ridien cuyo hotel en Beirut había sido destruidopor la guerra. El avión iba repleto de libanesesnorteamericanos, canadienses y estadounidenses,en viaje de vacaciones a su país de origen porprimera vez tras el conflicto. Porque entonces,como ahora, vivían más libaneses fuera de su te-rritorio que dentro de sus fronteras. El aeropuerto,auténtico punto clave durante las hostilidades, tra-taba de recuperar poco a poco su pulso normalaunque las instalaciones eran precarias y en laespera de equipajes sufrimos un apagón genera-lizado, paliado a los pocos minutos con la ayudade un generador. Muchos soldados esperaban asus familiares, y los civiles no podían entrar en elrecinto aeroportuario, ya que un estricto cordónmilitar se lo impedía. Un taxi me trasladó a un hotelcerca del mar, en la zona de la Cornisa, donde al-gunas luces de neón de restaurantes y salas defiesta querían recordar el antiguo esplendor deantaño, cuando el país era considerado "la Suizade Oriente Próximo". Durante el recorrido pasamospor algunas calles con fuerte presencia militar,donde se sucedían los soldados fuertemente ar-mados en ambas aceras y situados cada quincemetros de distancia unos de otros.

Al día siguiente la luz solar me permitió observarclaramente los resultados de 17 años de guerraen la capital. Edificios bombardeados, auténtica-mente plegados en su estructura, paredes con infi-nidad de impactos de bala, escombros por doquier,y gentes que procuraban rehacer sus vidas encondiciones infrahumanas, habitando casas sinparedes que recordaban a los enjambres de lasabejas. Y un poco más lejos, casas en perfectascondiciones que no sufrieron ni los impactos de lametralla, ni los disparos de las armas ligeras, ni ladestrucción de las bombas.

A menudo los controles militares obligaban areducir la velocidad y esperar que el soldado deguardia hiciera un simple gesto de continuar, loque sucedía casi siempre y sigue sucediendoahora, aunque con mucha menos asiduidad. Y lasbanderas libanesas y sirias se hallaban por doquier.Porque entonces, en el Líbano, había dos ejércitosregulares. El sirio, que aparecía como pacificadory que en realidad controlaba los lugares estraté-gicos, y el libanés que se me antojaba más intere-sado en hacerse notar para contrarrestar la pre-sencia abrumadora de las tropas extranjeras. Perovamos a hacer un poco de historia para intentarexplicar, a pesar de su dificultad, que ha pasadopor estas tierras a lo largo de los tiempos.

Turbulenta historia de una zonaestratégica

Esta es la tierra de Canaa, citada en la Bibliacomo hogar de los cananeos, que poseían ciudadesde prestigio como Biblos o Tiro. Tras algunas incur-

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En la doble páginaanterior: Guía libanesamostrando una de lasesculturas de león queservían comogárgolas en laespectacular ciudadde Baalbek

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Barcas en el puertode la antigua ciudadde Biblos

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el Líbano para refugiarse en el valle de la Bekaa.Tras siglos de pacífica convivencia en los que

se habían construido gran cantidad de iglesias ymezquitas, salieron a flote las desigualdades. Losdrusos querían librarse del yugo otomano parareunirse con Siria. Los maronitas querían la indepen-dencia. Francia apoyó a estos últimos y en 1861nació una provincia autónoma bajo el imperio turco,el "pequeño Líbano", gobernado por un cristianoque dependía del sultán. Con la I Guerra Mundialse desmembró el Imperio otomano y el 1 de sep-tiembre de 1920 se creó el Gran Líbano, añadiendolas zonas habitadas por chiitas y sunitas, confor-mando prácticamente las fronteras actuales yconvirtiéndose en 1926 en la República Libanesa.Tras los exterminios sufridos después de la PrimeraGuerra Mundial, llegaron a Beirut importantes can-tidades de armenios. Y tras la creación del Estadode Israel y la posterior expulsión de Jordania,arribaron los refugiados palestinos.

Un pacto religioso hacía hasta entonces el paísgobernable. La presidencia de la república eraostentada por un maronita, la dirección del gobiernopor un sunita y la presidencia del parlamento porun chiita. Pero el equilibrio se rompió en 1975 y seinició la tremenda guerra civil. Chiitas apoyadospor Irán, falanges cristianas por Israel, los deseosexpansionistas de Siria, la intervención de las po-tencias occidentales, la expulsión de la OLP. Elresultado: 17 años de guerra y destrucción.

Poco antes de mi llegada se había alcanzadoel alto el fuego. Pero Siria impuso su voluntad ytenía su ejército sobre el terreno. Israel seguía bom-bardeando desde el aire la zona sur y los campos

siones filisteas, los denominados "pueblos del mar",se asentaron los fenicios que iniciaron la auténticahistoria del Líbano. Comerciantes y marineros,muy pronto crearon un imperio económico entrelas potencias de Oriente y el mundo mediterráneo.De este modo intercambiaban mercancías proce-dentes de Asiria, Babilonia, Anatolia, Siria y Egipto,con todo el litoral del que después sería conocidocomo Mare Nostrum, incluidas las costas de laPenínsula Ibérica. Forjaron un estilo de vida basadoen el pragmatismo y la convivencia pacífica quemás tarde se vio truncada por invasiones asirias,babilonias, persas, y helénicas. Con la "Pax Roma-na" volvió la tranquilidad y recuperaron parte desu antiguo esplendor comercial. El legado másespectacular de la época y la obra maestra de laromanización son las ruinas de Baalbek. Situadoen el corazón del fértil valle de la Bekaa, existíaaquí un antiguo santuario dedicado a Baal, el diossupremo de los fenicios. Los griegos la llamaronHeliópolis, "la ciudad del sol". Los romanos dedica-ron el templo a Júpiter Heliopolitano y en el sigloprimero después de Cristo, el emperador Augustonombró a Baalbek "Julia Augusta Felix" dotándolade edificios extraordinarios diseñados por losmejores arquitectos de la época. Bloques talladosde 20 metros de largo, algunos de hasta mil tone-ladas de peso, configuraban el más imponentetestimonio del Imperio romano en todo Oriente.

Pero su esplendor se hundió con el Imperio.Entre los terremotos, Teodosio que hizo derribarlas estatuas y construir una basílica cristiana enel patio que daba acceso al templo de Júpiter,Justiniano que se llevó ocho gigantescas columnas

para decorar Santa Sofía en Constantinopla y losárabes que lo transformaron en fortaleza, el con-junto perdió parte de su original magnificencia. Sinembargo sus restos son tan espectaculares quetras una pequeña reordenación, Baalbek se con-virtió en el principal motivo cultural de una visita alLíbano antes de la guerra. Durante mi primeravisita la ciudad albergaba el cuartel general de lasfuerzas chiitas de Hezbollah, "el partido de Dios".Sin embargo las ruinas estaban nuevamenteabiertas al público y poco a poco iban recobrandovisitantes que ya quedaban extasiados ante tantamajestuosidad.

Pero volvamos a la historia para intentar explicarel presente. Tras la caída del Imperio romano, laregión se debatió entre las guerras de musulmanescontra cruzados, se agregó primero a Siria y des-pués al Imperio otomano, aunque en sus zonasmás montañosas se iban forjando comunidadesmuy particulares. A raíz de la conquista árabe, losmaronitas, seguidores de un santo del siglo V lla-mado Marón, se refugiaron en los Montes del Lí-bano entre los siglos VII y VIII. Eran cristianos derito oriental, pero ligados a la iglesia de Roma.Crearon sociedades económicamente autosufi-cientes y políticamente autónomas.

Los drusos, minoría musulmana no ortodoxa,llegaron desde Siria hacia el año mil. Sus ritos secre-tos y la teoría de un sistema mediante el cual Alávive entre los hombres y los gobierna, los convierteen herejes a los ojos de los musulmanes ortodo-xos. Los sunitas se asentaron en el litoral mediterrá-neo mientras los chiitas, mayoritarios en Irán yantiguos opositores de los califas, avanzaron hasta

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Sobre estas líneaspodemos observaralgunos de loscontrastes del Líbano.De izquierda aderecha: mezquita deMohammed Al-Aminen Beirut, pieza delmuseo Nacional,antiguo teatro deBiblos, edificiomantenido comorecuerdo de ladestrucción de laguerra civil en Beiruty columnas de laciudad de Baalbek.

En la página de laizquierda, abajo:Tienda de souvenirsen Biblos y vistapanorámica desde elcastillo de la mismaciudad.

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su metal agujereado por la metralla simbolizaba ysigue simbolizando hoy el sufrimiento del pueblolibanés durante todos estos años. A pesar de todo,las figuras miraban esperanzadas como las excava-doras retiraban los escombros y esperaban elmomento en que el centro de la ciudad se empezaraa reconstruir.

Los cortes de electricidad eran habituales enBeirut, y muchas veces faltaba agua. Por ello erafácil ver en las calles más castigadas gente com-prando o vendiendo el preciado líquido. Caminarpor las arterías de Beirut oeste era una experienciaúnica. Parecía una ciudad fantasma, habitada sinembargo por gentes amables y hospitalarias. Losniños pululaban por las calles, las mujeres se preo-cupan por la subsistencia familiar mientras loshombres parecían descansar de los años de com-bates. Los barrios cristianos gozaban de una mayorhabitabilidad, algunos incluso podría decirse queofrecían un bienestar fuera de lo común. Decíanque la numerosa comunidad libanesa que vivía enel extranjero, cerca de tres millones en aquellaépoca, aportaba ingentes ayudas económicas.

Cuando estoy de viaje no suelo molestar a lasautoridades diplomáticas españolas, pero en elcaso del Líbano y por aquel entonces me dirigí ala embajada donde me recibió su primer secretario.Yo quería aprovechar para recorrer buena parte

del país y quería saber hasta qué punto me acon-sejaba o no que fuera al valle de la Bekaa. La em-bajada española en Beirut todavía no había olvi-dado que hacía unos años, habían asesinado alembajador de España. Estuvimos conversandounos veinte minutos tras los que le pedí si conocíaa alguien que me pudiera acompañar. Como erafin de semana, le propuso a su chofer si queríahacerlo, nos pusimos de acuerdo en el precio queme cobraría y nos dispusimos a recorrer el país.

Abandonar Beirut significaba cambiar de aires.El calor sofocante queda paliado a medida que seva subiendo por las montañas de la cadena delLíbano y el aire se hace más respirable. Salvo enalgunas excepciones, que siempre confirman laregla, las poblaciones del entorno no han sufridoen sus edificios las consecuencias de la guerra.Hoteles, restaurantes, tiendas y discotecas re-cordaban el emporio turístico de otros tiempos,que aunque lentamente, estaba en vías derecuperación.

Muy cerca de la frontera Siria, en la ruta deDamasco, se encuentran las ruinas de Anjar, quesin la majestuosidad de Baalbek, merecen tambiénuna visita. El valle de la Bekaa, es fértil y su actividadagrícola se alterna con la existencia de algunastiendas de beduinos. Me sorprendió sobremanerala altura de los templos de Baalbek y por suerte

no hubo bombardeo alguno. Para volver a la costa,hay que atravesar nuevamente las montañas, pa-sando muy cerca del monte Qurnat As Sawda, quecon sus 3.083 metros es el más alto del país. Aldescender se pasa por un bosque de cedros,símbolo del Líbano presente en su bandera. Desgra-ciadamente parece ser que sólo quedan dos bos-ques en todo el territorio nacional. Su buena maderaya sirvió antaño para la construcción del templode Salomón, de las flotas fenicia y egipcia y de lasmáquinas de guerra turcas.

Volviendo a la costa me detuve en Biblos, "laciudad del libro". Citada en la Biblia, parece serque era el principal centro del comercio de papiros,por aquel entonces materia prima para la fabricaciónde libros, y de allí viene su nombre. Conjuntamentecon Ugarit, en Siria, mucho tiene que ver con lainvención del primer alfabeto. Sus construccionesmedievales, sus restos de la antigüedad y su her-moso puerto eran agradables de visitar. Más alnorte, la ciudad de Trípoli constituye la segundaaglomeración urbana del país. Desde su castillomedieval, que domina toda la urbe, se observabauna bella panorámica de la misma. Si se sube alatardecer, pueden oírse desde lo alto de las murallaslas llamadas a la oración emanando de los mina-retes de las numerosas mezquitas existentes. Oja-lá que en el futuro no las apague el ruido de los

de Hezbollah en la Bekaa, y drusos y chiitas sehabían negado a deponer las armas. Mientras, lospropios libaneses se preguntaban sobre su futuro.Parecía que el clima de paz que se respiraba entoda la región les podía beneficiar, pero las dife-rencias sociales son muy grandes. Sólo hacía faltarecorrer diversos barrios de Beirut o sobre todo laspoblaciones de los alrededores. Atravesando lallamada "línea verde", frontera religiosa entre ambosmundos y por tanto tradicional frente de la guerra,se observaban modos de vida completamentedistintos. Parecía como si en pocos metros sepudiese cruzar el túnel del tiempo. Los distintosbarrios de Beirut, recuperaban poco a poco suactividad y las tiendas volvían a instalar sus mer-cancías en sus escaparates o en el exterior de lascalles. Algunos edificios parecían auténticos cola-dores y otros, que sufrieron el impacto de las tone-ladas de bombas lanzadas desde el aire, no dejabanespacio entre sus respectivos pisos, estandoliteralmente plegados sobre si mismos. La zonamás castigada fue sin duda la Plaza de los Mártires,absolutamente barrida por las bombas. Los escom-bros se amontonaban en su perímetro mientras enel centro unos niños vendían grandes fotografíasde su agradable aspecto anterior a la guerra.

El Monumento a los Mártires, se mantuvo mila-grosamente en pie en el centro de la plaza, pero

Fachada de una delas torres del

emblemático hotelPhoenicia y castillocruzado de Biblos.

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En la pñágina dela derecha: ruinas

del anfiteatroromano de Tiro.

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Madrid y Beirut (4 a la semana, ida 14,45-20,15,regreso 8,55-13,15) y del hotel Phoenicia, uno delos emblemas de la capital y he podido constatartanto la tranquilidad que supone recorrer las zonasturísticas del país como encontrarme con tres gru-pos de españoles interesados en recorrer tanto susrestos arqueológicos como su geografía variada.Básicamente el relieve libanés, bastante montaño-so, puede dividirse en cuatro grandes unidades es-tructurales, que se suceden de oeste a este; primero,una franja costera bastante estrecha, donde seasientan los núcleos de población principales; segun-do, la Cordillera del Líbano, una masa caliza conaltitud máxima superior a los 3.000 metros; en tercerlugar, la depresión sinclinal de la Bekaa; y finalmente,la Cordillera del Antilíbano, que constituye el límitenatural con Siria. En la franja costera se escalonanuna serie de terrazas formadas en el pleistocenoque se elevan hasta 100 metros sobre el nivel delmar. El Antilíbano, más al este, se levanta hasta los

Bajo estas líneas, losaltos y modernosrascacielosrecientementeconstruidos en lasúltimas décadas enBeirut contrastan conlas huellas de laguerra.

disparos, pensaba por aquel entonces.Era un buen momento para seguir repasando

la historia. Tras la conquista romana, los misioneroscristianos llegaron al país convirtiendo a muchosde sus habitantes a la nueva fe. En el año 395 laregión se convirtió en parte del Imperio bizantino.Luego los musulmanes invadieron el país a princi-pios del siglo VII, islamizando sus costumbres ycredos. En la Edad Media los cruzados europeosocuparon Líbano en repetidas ocasiones en suintento de recuperar Tierra Santa. Los turcos oto-manos conquistaron el territorio en 1516 y manten-drían el gobierno del país hasta 1918, el final dela Primera Guerra Mundial. En 1922 Francia sehizo cargo del poder y unió a los cristianos maroni-tas, descendientes de los antiguos cristianos, y alos musulmanes. Líbano obtuvo su independenciaen 1943 con el acuerdo de las principales comuni-dades del país de compartir el poder. A partir de

este momento la región conoció una época deesplendor y prosperidad convirtiéndose en uno delos lugares más atractivos del Mediterráneo.

En 1970 la Organización para la Liberación dePalestina, OLP, se instaló en Líbano tras su ex-pulsión de Jordania y comenzó una campaña dehostigamiento contra la frontera norte israelí. Lapresencia de la OLP aceleró la caída del país enel caos ya que no sólo desató una intensa acciónbélica contra Israel sino que además mantuvoconstantes injerencias en la política interior libanesa.

Durante la década de los 70 las milicias res-paldadas por diferentes grupos musulmanes,cristianos, drusos y palestinos, junto a tropas extran-jeras instaladas en el país, se vieron envueltos enun violento conflicto armado que devastó por com-pleto la nación. A finales de los años 80 más deuna treintena de grupos armados diferentes estabanenzarzados en una cruenta guerra civil. El resultado

del conflicto fue la fragmentación del país en terri-torios controlados por las diferentes facciones riva-les drusas, musulmanas, la Falange Cristiana, elgrupo chiita Amal y otros muchos.

Los ataques que la OLP realizaba a Israel pro-vocaron una serie de represalias de los israelíesque culminaron, finalmente, con la invasión del paísen 1982 y la expulsión de la OLP. PosteriormenteIsrael se retiró de Líbano dejando paso a la fuerzasde interposición de las Naciones Unidas mientraslas tropas sirias incrementaban sus efectivos.

Reciente regreso, agradablesorpresa y esplendor de BeirutAcabo de regresar al Líbano este pasado mes

de abril gracias a una invitación de Summerwindque representa a la compañía aérea MEA (MiddleEast Airlines) que dispone de un vuelo directo entre

En Beirut, a medidaque abandonamos las

orillas del mar yascendemos por las

colinas que conformanel Monte Líbano, latemperatura resulta

más refrescante y seprodigan los barrios

residenciales.

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dose en una localidad muy cosmopolita con estre-chos vínculos con Europa y Estados Unidos. A lavez, se convirtió en un centro de la actividad misio-nera, se organizó un impresionante sistema deeducación, que incluyó la universidad protestantede Siria, fundada por misioneros estadounidensesy que más tarde se convirtió en la Universidad Ame-ricana de Beirut. Ingenieros franceses establecieronun moderno puerto en 1894 y un enlace ferroviarioque lo unía con Damasco y más tarde con Alepo.Gran parte del comercio era transportado por bar-cos a Marsella y pronto la influencia francesa sefortaleció más que cualquier otra potencia europea.

Líbano logró la independencia en 1943 y Beirutse convirtió en su capital, siguió siendo la capitalintelectual del mundo árabe y de un importantecentro comercial y turístico conocido por muchosaños como la Suiza de Oriente, por su estabilidadeconómica y cultura cosmopolita, hasta 1975 cuan-do el país sucumbió a la guerra civil que destruyógran parte de su centro urbano.

Una de las cosas que más llama la atención enla actualidad es su animado puerto deportivo repletode restaurantes frente al que se levanta el emble-mático hotel Phoenicia, capaz de combinar el sentidode la historia con un estilo cosmopolita de hoy endía. Construido en el año 1961, celebró su 50 ani-versario en 2011, renovando su promesa de evolu-cionar con los tiempos a través de mejoras interiores.Con sus 446 habitaciones y suites, y situado en elcorazón de Beirut, cerca del famoso paseo marítimode la Corniche, el hotel disfruta de una posiciónprivilegiada con vistas al mar Mediterráneo. Comopunto de referencia de Beirut, el Phoenicia ha apa-

Frente a La Cornichey el puerto deportivo

de Beirut se hanconstruido nuevos

apartamentos de lujocon excelentes vistas

al Mediterráneo.

2.814 metros en su prolongación meridional. Sepa-rado de los Montes del Líbano predominan las ca-lizas mesozoicas, ya que formaban un sistema únicoque fue dividido en dos por el proceso de formacióndel Valle del Rift. La parte hundida corresponde ala depresión de la Bekaa, y se extiende entre los800 y 1.200 metros de altitud.

Beirut es la capital, la mayor ciudad y el principalpuerto marítimo del país y hoy en día, con sus múl-tiples rascacielos, la mayor evidencia de que el paísestá recuperando la normalidad. Se estima quetiene una población de 1.000.000 de habitantes, delos 6 millones que conviven en el país. Además decontar con varias universidades, la capital es el ho-gar de numerosas organizaciones internacionales,como la Comisión Económica y Social para AsiaOccidental de las Naciones Unidas que tiene susede principal en el centro de la ciudad, también laOrganización Internacional del Trabajo y la UNESCOtienen oficinas regionales en Beirut, que abarcan almundo árabe. La Organización Árabe de Transpor-tistas Aéreos también tiene su sede central en Beirut.

Originalmente llamada Bêrut, que significa “LosPozos” por los fenicios, la historia de Beirut seremonta a hace más de 5.000 años. La primerareferencia histórica data del siglo XV antes de Cris-to, cuando se la menciona en las tablas cuneiformesde las Cartas de Amarna, tres cartas que el reyAmmunira de Biruta (Beirut) envió al faraón deEgipto. Biruta es también citada en las cartas deRib-Hadda de Biblos. El más antiguo asentamientofue en una isla en el río que progresivamente lossedimentos unieron al continente. La ciudad fueconocida en la Antigüedad como Bérito.

En el año 14 aC, bajo el dominio romano, fuedeclarada colonia, con el nombre de Iulia AugustaFelix Berytus y desde finales del siglo I, la escuelade Derecho de Beirut fue ampliamente conocidaen el Imperio y en el siglo VI, Justiniano reconocióa la escuela como una de las tres facultades dederecho oficiales de su imperio. Pero como conse-cuencia de un desastroso terremoto en el año 551,los estudiantes fueron trasladados a la ciudad deSidón. Beirut pasó a poder de los árabes en el año635 pero durante la Edad Media, la ciudad fueeclipsada por Akko, la antigua San Juan de Acre,actualmente en Israel, como centro comercial delMediterráneo oriental. Más tarde, con la ayuda deDamasco, Beirut rompió el monopolio de comerciomarítimo sobre San Juan de Acre con éxito y lasuplantó como el principal centro de comercio enla región. Durante la posterior época otomana,Beirut se redujo a una pequeña ciudad, con unapoblación de alrededor de 10.000 habitantes.

En 1888 fue capital de la vilaya de Beirut y co-menzó su pronta reactivación moderna, convirtién-

recido en numerosos largometrajes a lo largo desu historia. Aparece en la película de Mickey Rooneyde 1965 Veinticuatro horas para matar y en el hotelse han alojado reyes, presidentes, cantantes, acto-res de cine y un largo etcétera de celebridades.

Una de las visitas que se deben realizar en lacapital es la del Museo Nacional de Beirut que trassu inauguración en 1942, sufrió daños considerablesdurante la Guerra Civil, pero se ha podido rescatarla mayor parte de la colección que incluye piezasencontradas en el territorio libanés desde la Prehis-toria hasta el Imperio Otomano.

En la Edad de Bronce (3200-1200 aC) nacieron

A la derecha: Spa yescalera de acceso

del histórico hotel delujo Phoenicia, quehabía hospedado a

todo tipo decelebridades a lo largode su historia y que hasido reconstruido en

todo se esplendor.

La estatua de losMártires de Beirut, enla plaza del mismonombre, está levantadaen memoria de losnacionalistas libanesesque fueron colgadosdurante la PrimeraGuerra Mundial por losotomanos, y mantiene,todavía hoy, losimpactos provocadospor la metralla.

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La espectacularidad de Baalbeky el Valle de la Bekaa

A tan solo 88 kilómetros de Beirut se encuentraBaalbek, uno de los yacimientos arqueológicos másimportantes de Oriente Próximo, declarado Patri-monio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Esnotable una zona de templos de entre los siglos Ial III dC. en honor de la Tríada heliopolitana: Júpiter,Mercurio y Venus. En la antigüedad fue un santuariofenicio dedicado al dios Baal; fue ciudad griega, y

las primeras aldeas fortificadas del Líbano, se de-sarrollan actividades marítimas y la invención delprimer alfabeto del mundo en Biblos. La colecciónincluye la obra maestra del museo, el sarcófagode Ahiram, que contiene el texto más antiguo escri-to en el alfabeto fenicio y estatuas votivas de broncedorado procedente del templo de los obeliscos deBiblos.

Durante la Edad de Hierro (1200 - 333 aC) lacivilización fenicia culminó su expansión marítimay sus ciudades-estado cayeron sucesivamente bajodominio de Asiria, el Imperio babilónico y el per-sa.De este período, destacan en el museo la colecciónFord de sarcófagos antropoides de mármol del sigloIV aC. y las estatuas votivas del Templo de Shumún.

La helenización de Fenicia bajo Alejandro Mag-no, los ptolomeos y los seléucidas incluye un fondosemítico local donde destacan el Santuario de latribuna de Eshumun y la Estatua de Afrodita demármol, procedente del propio Beirut.

Del período romano (64 aC.- 396 dC.) destacan

los sarcófagos llamados de Aquiles y de Cupido,el mosaico del secuestro de Europa, la Estatua deHigía, el mosaico de Calíope y los Siete Sabios deGrecia y el Busto de Dionisio. Y entre los objetosdel período bizantino (395 - 636 EC) destacan elmosaico "Envidia" de Beirut y la colección de mone-das y joyas. La visita al museo de arqueológico deBeirut constituye una magnífica introducción antesde visitar los enclaves arqueológicos del país.

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En la página de laizquierda: Los objetosque sin duda llamanmás la atención de losvisitantes del MuseoNacional son lossarcófagos exhibidosen la sala central dela planta baja.

Distintas piezas exhibidasen el Museo Nacional deBeirut, donde se puedencontemplar coleccionesde artefactosprehistóricos, de la Edadde Bronce y del Hierro, yde los períodoshelenístico, romano ybizantino.

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a partir de la época de los seléucidas se la llamóHeliópolis, siendo colonia romana desde Augusto.

Los orígenes de Baalbek se remontan a dosasentamientos cananeos que las excavacionesarqueológicas bajo el templo de Júpiter han permit-ido datar su antigüedad, siendo de la Edad del Bron-ce antigua (2900-2300 aC.) y media (1900-1600aC.). El término Baalbek podría significar 'señorde la Bekaa' y estaría probablemente relacionadocon el oráculo y el santuario dedicado al dios Baal(a menudo identificado como Hadad, dios del sol,de la tempestad y de la fertilidad de la tierra) y aAnat, diosa de la violencia y de la guerra, hermanay consorte de Baal (que más tarde se identificaríacon Astarté), quizá asociada a Tammuz (identificadocon Adonis), dios de la regeneración primaveral.

La ciudad, situada en una posición favorabledesde el punto de vista estratégico, cerca de lasfuentes de los ríos Orontes y Litani, no tendría detodas maneras, al menos inicialmente, un importan-te valor comercial y estratégico, no siendo men-cionada ni en las fuentes egipcias ni en las asirias.En el siglo primero, el historiador hebreo Flavio Jo-sefo nos habla del paso de Alejandro Magno, cuatrosiglos antes, por Baalbek en su marcha hacia Da-masco. En la época helenística, bajo el dominio dela dinastía ptolemaica, y a partir de 198 aC. por elImperio seléucida, la ciudad fue rebautizada con elnombre de Heliópolis ('ciudad del sol'). Los sobe-ranos ptolemaicos favorecieron probablemente laidentificación del dios Baal con el dios del sol egipcio,Ra, y el dios griego Helios, con el fin de cimentaruna mayor fusión cultural en el interior de sus pro-pios territorios.

El patio del templo original fue modificado ensu extremidad occidental, iniciándose la construc-ción de un templo de formas griegas para el cualse construye una gigantesca plataforma de 88 por48 metros. Para esta construcción son empleadosbloques colosales: los tres que constituyen el lla-mado trilithon pesan cerca de 750 toneladas cadauno, mientras un cuarto bloque, de dimensionesincluso mayores (21,5 metros de longitud, con unasección cuadrada de 4,3 metros de lado), como'piedra gestante', fue abandonado en la cantera.

Tras la conquista romana de la ciudad en el 64aC., la divinidad del santuario fue identificada conJúpiter, conservando todavía alguna de las carac-terísticas de la antigua divinidad indígena yasumiendo la forma y el nombre de Júpiter Helio-politano. El dios estaba representado con rayosen las manos y encuadrado entre dos toros, el ani-mal que acompañaba al dios Baal. Los otros diosesasociados fueron identificados con Venus y Baco.El culto asume un carácter mítico y misterioso, loque favoreció probablemente su difusión.

En el 15 aC. el santuario entró a formar partedel territorio de la Colonia Iulia Augusta Felix Beritus,actual Beirut. La edificación del templo fue nueva-mente emprendida sobre la plataforma helenística

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y concluye en diversas etapas: el templo propio yverdadero (templo de Júpiter), fue terminado en el60 bajo el mandato de Nerón. A la vez es edificadoel altar torre que precede al templo. Bajo Trajano(98-117) se inició la construcción del gran patio.Bajo Antonino Pío (138-161) es erigido el templode Baco. Los trabajos fueron completados durantela dinastía de los Severos, particularmente duranteel gobierno de Caracalla (211-217). Bajo Filipo elÁrabe (244-249), emperador romano de la vecinaDamasco, fue construido el patio hexagonal delsantuario. En esta época Heliópolis, elevada porSeptimio Severo (193-211) al rango de colonia dederecho itálico con el nombre de Colonia Iulia Au-gusta Felix Heliopolis, se convierte en el centroprincipal de la provincia de Siria-Fenicia, instituidaen el 194 con capital en Tiro.

Con la llegada del cristianismo y la promulgacióndel Edicto de Milán, el santuario inició una lentadecadencia, acelerada seguramente por los desplo-mes acaecidos debido a los terremotos. Las pri-meras transformaciones se dieron en época de Cons-tantino I (306-337). Según Eusebio de Cesárea seinstituye un obispado y se decide construir unaiglesia. El emperador Teodosio I (379-395) destruyelas estatuas paganas, hace arrasar el suelo delaltar torre para erigir en el gran patio la basílicacristiana y transfa en iglesia el Templo de Venus.Justiniano ordenó exportar ocho de las columnasdel templo para reutilizarlas en la Basílica de SantaSofía en Constantinopla, actual Estambul.

Tras la conquista árabe del 637 por parte deAbu ‘Ubayda ibn al-Garrah, el santuario se trans-forma en una ciudadela fortificada y se construyela gran mezquita en estilo omeya, hoy en ruinas.La ciudad pasó, después de la etapa omeya yabasí, bajo la administración fatimí. Ocupada porbreve tiempo por los bizantinos de Juan I Tzimisces,fue más tarde conquistada por Saladino y saqueadapor los mongoles.

Después de 1516, Baalbek entró a formar partedel imperio otomano, dependiente de la provinciade Damasco. En los siglos sucesivos, como en otrasáreas del valle de la Bekaa, la población formadaprincipalmente por musulmanes chiitas se divide enclanes sujetos a la autoridad de facto de dos familiasde terratenientes, los Hamadah y los Harfus, cuyosprivilegios feudales fueron decayendo, a partir delfin del s. XVIII, debido a la modernización otomana.

En el siglo XVIII los exploradores europeos re-descubrieron las ruinas del santuario y reportarondetalladas descripciones y planos del lugar. En1751 Robert Wood describe las ruinas como entrelas obras más audaces de la arquitectura de laantigüedad. Una primera expedición científica fuerealizada en 1873 por el Fondo de Exploracionesde Palestina, seguida de una visita del emperadorGuillermo II de Alemania que llevó al establecimientode una misión arqueológica alemana (1898-1905),dirigida por Otto Puchstein, durante la cual fueron

En la página de laderecha: columnas y

fragmento de lafachada lateral del

templo de Baco, enBaalbek.

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efectuadas las primeras restauraciones.Después de la Primera Guerra Mundial, se es-

tablecieron otras misiones durante el mandato fran-cés, obra de C. Virolleaud, R. Dassaud, S. Ron-zevalle, H. Seyrig, D. Schlumberger, F. Anus, P.Coupel y P. Collard. Tras independencia de Líbano,en 1943, las operaciones de restauración y conser-vación pasaron a ser jurisdicción del Servicio de laAntigüedad del Líbano. En 1984 el yacimiento deBaalbek es inscrito en las listas de los Patrimoniode la Humanidad de la Unesco. Durante mi primeravisita, en 1994, me quedé impresionado por lamagnificencia y grandiosidad de sus templos princi-pales, pero 25 años después me ha maravillado suextensión y sigo con el convencimiento que conjun-tamente con Leptis Magna y la propia Roma, cons-tituyen los restos arquitectónicos más espectacula-res de todo el Imperio Romano.

La visita a Baalbek se puede completar con lade Anjar, una antigua ciudad omeya también decla-rada Patrimonio de la Humanidad. Es también co-nocida como Haouch Moussa. La actual localidadtiene una población aproximada de 5.500 habitan-tes, que desciende en su mayoría de los cerca de6.000 armenios exiliados de Turquía en 1915. Suarquitectura omeya supone un puente entre el arte

bizantino y el árabe.Las ruinas de la ciudad cubren 114,000 m2 y

están rodeadas por una muralla de dos metros deespesor y siete de altura. Su diseño rectangularde 370 por 310 metros se basa en la planificaciónde la ciudad romana y la arquitectura con mampos-tería prestada de los bizantinos. Dos grandes ave-nidas, el cardo máximo, que corre de norte a sur,y el decumano máximo, que corre de este a oeste,dividen la ciudad. Las dos avenidas principales,decoradas con columnatas y que estaban flan-queadas por unas 600 tiendas, se cruzan bajo untetrápilo, cuyos zócalos, ejes y capiteles están ex-poliados de construcciones romanas reutilizadasen el período omeya. Calles más pequeñas sub-dividen la mitad occidental de la ciudad en cuartosde diferentes tamaños.

Entre los monumentos principales destacan elGran Palacio, de 59 por 70 metros, parcialmentereconstruido y precedido por una serie de arcadas;el Pequeño Palacio, casi cuadrado, de 46 por 47metros, que destaca por sus numerosos fragmentosornamentales y su entrada central ricamente deco-rada, una Mezquita que se encuentra entre los dospalacios y los Baños termales de modelo romanoen el norte del recinto. Los numerosos fragmentosde frisos con motivos vegetales, figurativos y geo-métricos son muestra de edificios ricamente deco-rados en su día.

Batroun y BiblosBatroun, la que fuera una de las más importan-

tes ciudades fenicias en la región, posee un diquetallado de una estructura natural compuesto pordunas petrificadas. Hoy en día se pueden observarfrente a la costa 225 m. de largo y de 1 a 1,5 m. deespesor y su visita se puede combinar con Biblos,ampliamente reconocida como la ciudad más antiguadel mundo habitada ininterrumpidamente.

A tan solo 30 kilómetros de Beirut se levantaBiblos. Situada en una colina, fue una antigua ciu-dad fenicia, denominada Gubla en los textos cunei-formes y Gebal en la Biblia. Su etimología provienede la colina en la que estaba situada (Gubla,«montaña» en fenicio) que derivó en su nombrebíblico Gebal, pasando de aquí a la forma griegaByblos y de allí la palabra Biblion ('libro'), origende los términos Biblia y biblioteca. El nombre árabe,Yubayl, es diminutivo de yabal, 'montaña'. El nombreBiblia con el que se conoce al libro sagrado cristianoes atribuido a esta ciudad ya que la primera bibliase realizó en papiro procedente de la misma.

Fue una activa ciudad mercantil, mercado depapiros, madera de cedro y cobre del Cáucaso,convertida en el centro comercial del Mediterráneo

Uno de los capiteles yfrisos del templo deVenus, en Baalbek.

En la página de laderecha. Arriba, iglesiade Batroun, frente a la

que se levanta undique fenicio y abajo,pescador en el puerto

de Biblos.

oriental. Mantuvo vasallaje con los faraones delantiguo Egipto y posteriormente ciudad tributariade asirios y persas. De la antigua Biblos se conservauna muralla de comienzos de la Edad de Bronce,restos de templos, una necrópolis y numerososrestos de la época romana y medieval.

Además del castillo cruzado, vale la pena paraseen el Templo de los Obeliscos, construido entre el1600 y el 1200 aC., que fue trasladado por losarqueólogos a su ubicación actual. Los muchospequeños obeliscos encontrados en este temploeran ofrendas religiosas. En el subsuelo del templose encontraron una gran cantidad de estatuillashumanas hechas de bronce cubiertas de oro, ahoraexhibidas en el Museo Nacional de Beirut.

Sidón y Tiro: las joyas costeras delsur de la costa libanesa

Sidón también fue una importante ciudad deFenicia, fundada en el III milenio aC. Desarrolló unimportante comercio marítimo y creó numerosascolonias a orillas del Mediterráneo. En el año 637fue ocupada por los árabes y convertida posterior-mente en el puerto de Damasco. Sitiada en 1107 y

ocupada por los cruzados entre el 1124 y 1244, pa-só en 1291 al dominio de los mamelucos de Egipto.

Un poco más al sur se encuentra Tiro, la quefuera la más importante de las ciudades de Fenicia,fundada al mismo tiempo que Sidón (hoy Sayda),Biblos (hoy Iubail) y Beritos (hoy Beirut), en el IIImilenio aC. Era una ciudad isleña fuertementefortificada en medio del mar, con muros defensivosde 45 metros de altura. Los comerciantes tiriosfueron los primeros que se aventuraron a navegaren las aguas mediterráneas, fundando colonias enlas costas e islas cercanas del mar Egeo, en Grecia,la costa norte de África, Cartago, Sicilia, Córcega,en la ibérica Tartessos, e incluso más allá de lascolumnas de Hércules, en Gadeira (Cádiz).

El nombre de Tiro significa 'roca' y la ciudad te-nía dos zonas, una insular y la otra continental. Laisla estaba situada sobre un montículo, de nombreSr o Sur, que significa 'la roca' en fenicio, separadadel continente por un estrecho de 500 a 700 metrosde anchura, y posteriormente unida la zona conti-nental por un istmo artificial, obra de Alejandro Mag-no, construido cuando asedió la ciudad en el 332 aC.La isla estaba dotada de dos puertos, uno al nor-te, el puerto sidonio, y otro al sur, el puerto egipcio.

La ciudad fue poblada desde el III milenio aC.y en el siglo XVI aC. fue conquistada por TutmosisI estando en manos de los egipcios hasta la épocade Ramsés II. Fue célebre por la producción deun tipo único de tinte púrpura, conocido como púr-pura tiria. Este color era, en muchas culturas dela antigüedad, reservado para uso exclusivo de larealeza y en ocasiones también de la nobleza. Apartir del siglo X aC. ejerció la hegemonía sobrelas ciudades fenicias, que duró hasta el siglo VIaC. Su mayor apogeo se produjo bajo el rey HiramI que embelleció la ciudad en la parte insular.

Asediada por Alejandro Magno desde finalesdel 333 aC. éste mandó construir un istmo artificialcon las piedras de la parte continental de Tiro yotros materiales al alcance. Resulto laborioso yaque que las tormentas destruían a menudo partede la construcción, y cuando ya estaba cerca de laisla, eran los soldados de Tiro los que con flechasy proyectiles lanzados desde las murallas impedíanlos trabajos. Los macedonios construyeron unastorres de madera, pero los tirios las incendiaron ydestruyeron en una salida de sus naves y al finaluna gran tormenta destruyó todo el trabajo. Alejan-dro decidió comenzar de nuevo, hacer un istmomás amplio y en diagonal suroeste, y además re-

clutó una flota en Sidón, Soli, Mallos y otras ciuda-des, ya que toda Fenicia estaba ya bajo su poder.Mientras se construía el istmo hizo una incursiónen Celesiria y capturó árabes que envió a talar ma-dera a las montañas del Líbano; cuando Alejandrovolvió al istmo ya estaba muy avanzado y los inten-tos de los tirios por destruirlo, a pesar de algún éxi-to parcial, habían fracasado. Los tirios enviaron lasmujeres, ancianos y niños a Cartago y cerraron lasbocas de sus dos puertos. Alejandro llevó máquinasde guerra. Después de una lucha feroz, Alejandroocupó la ciudad. Los tirios resistieron casa por casa,y Alejandro hizo matar a ocho mil defensores. Dosmil tirios fueron crucificados como venganza por lamuerte de algunos macedonios y otros treinta milfueron vendidos como esclavos. El rey y los magis-trados fueron respetados. El asedio duró sietemeses y la ciudad cayó en julio del 332 aC.

Tiro formó parte del Imperio seléucida y en el126 aC. recuperó su independencia y le fue per-mitido permanecer libre cuando el área circundantese convirtió en la provincia romana de Siria en el64 aC, época de la que se conservan numerososrestos arqueológicos entre los que destaca la necró-polis, ubicada en un área denominada Al-Bass. Susdimensiones eran considerables y ya en la épocafenicia constituía uno de los principales cementeriosde la ciudad. El área de enterramiento está formadapor dos cementerios distintos: el fenicio, situado alnorte y datado de la Edad del Hierro y el de épocaromano-bizantina, ubicado al sur del anterior, al otrolado de la calzada bizantina. Esta disposición próxi-ma de las necrópolis indica que la zona tuvo un usofunerario de forma continua desde el siglo X aC.

El cementerio fenicio constituía una necrópolisde incineración, formada por fosas excavadas enla arena a una profundidad que variaba desde los30 centímetros a un metro. En la fosa se introducíauna urna con las cenizas del difunto, junto con ja-rros para perfume o incienso, escarabeos y diver-sas joyas. En ocasiones se colocaban también es-telas con inscripciones conmemorativas. Los ente-rramientos se disponían formando parejas y el ritualfúnebre consistía en romper vasos y platos sobrela tumba. Las diferencias de riqueza de los ajuaresfunerarios encontrados indican los distintos niveleseconómicos y sociales de los fallecidos. En algunastumbas se han encontrado vasos chipriotas o copasgriegas de importación utilizados como urnas. Estanecrópolis fue utilizada durante más de 1.500 años.

La necrópolis romano-bizantina, descubiertaen 1962, está formada por unos 300 sarcófagosde piedra y mármol dispuestos a ambos lados dela avenida central. Se pueden distinguir sarcófagosromanos de mármol adornados con delicados bajo-rrelieves, otros en forma de capilla con nichos don-de se alojaban las cenizas o el cuerpo del difunto,tumbas tan grandes como pequeñas villas y otrasmás modestas.

Algunas de las tumbas tienen inscripciones

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Bajo estas líneaspescadores reparandosus redes en el puertode la ciudad de Sidón.

Sidón es la terceraciudad del Líbanoen número dehabitantes(200.000) ymantiene muchosedificios medievalesconstruidos en laépoca cruzada.

griegas con el nombre de su dueño o su profesión,como una que indica «Rico fabricante de tinte púr-pura». Otros sarcófagos están ornamentados conbajorrelieves escultóricos que representan escenasde la vida de Aquiles extraídas de la Ilíada de Ho-mero, en especial el pasaje en el que el rey Pría-mo de Troya ofrece a Aquiles valiosos presentespara recuperar el cuerpo de su hijo Héctor. El res-cate de Héctor era uno de los temas favoritos delarte funerario de la época, lo cual muestra que lanoción de supervivencia del alma estaba muy arrai-gada en la mente de los griegos y romanos. Lamayoría de las tumbas fueron saqueadas en laantigüedad, bien fuese para robar el mobiliario fu-nerario que contenían o simplemente para ser reu-tilizadas. Algunos de los sarcófagos se exponenactualmente en el Museo Nacional de Beirut. Enla calzada bizantina se halla un monumental arcobastante bien conservado, y completan el conjuntoun acueducto y un circo romano. También en lazona del puerto hay una serie de calles flanqueadaspor espectaculares columnas.

Se pueden completar las visitas al Líbano conlas poblaciones de Beit ed-Dine, famosa por sumagnífico palacio mandado construir en 1788 porel emir Bashir Shihab II, una mezcla entre lo tradicio-nal árabe e italiano barroco declarado monumentonacional y residencia oficial del presidente de larepública y Deir el Qamar o “monasterio de la luna”,la que fuera residencia de los gobernadores delemirato del Monte Líbano. En su apogeo, entre loss. XVI y XVIII, la ciudad fue el centro de la tradiciónliteraria libanesa. Fue la primera municipalidad delLíbano, creada en el año 1864, y es la cuna demuchas personalidades famosas, tales como artis-tas, escritores y políticos. El pueblo, protegido des-de 1945, conserva una apariencia pintoresca concasas de piedra típicas con techos de tejas rojas.

No se puede hablar del Líbano sin una referen-cia a su gastronomía, un conjunto de platos y decostumbres culinarias extraordinariamente diversasy con especialidades propias y adaptadas de losdiferentes países de su entorno. Con alimentosfrescos y sabrosos, junto algunas especias, loslibaneses han adaptado lo mejor de la cocina turcay la árabe aderezándolo con un aire de la francesa.La gastronomía libanesa utiliza principalmente lacarne de cordero, teniendo entre sus platillos másconocidos en el mundo la diversidad de Kibbeh, elplato nacional, que se puede preparar crudo, alhorno, frito, y en diversas formas, la más usual esel Kibbeh bola relleno, que tiene forma ovalada,relleno de carne con cebolla y piñones.

La meze, consiste en una selección de aperiti-vos ofrecidos en distintos platos con distintas cre-mas de vegetales tales como el garbanzo (hummus),la berenjena (moutabal), el queso cremoso (labne),en algunos casos el pimentón (siendo este de heren-cia siria) que posee carnes crudas como son la

carne de vaca, de hígado y blanca, con sal y pimientaal gusto, y también incluye ensaladas como son eltabuleh y el fatush.

Una gastronomía que se puede degustar enlos magníficos restaurantes que hay en Beirut antesde disfrutar de las animadas noches de una ciudadque afortunadamente está recuperando su antiguoesplendor. Tuve la oportunidad de visitarla por pri-mera vez en 1994 cuando todavía eran evidenteslas huellas de la guerra y acabo de regresar compro-bando su recuperación. Una magnífica noticia parael turismo mundial que demasiado a menudo tieneque evitar algunos países afectados por sus con-flictos internos.

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En la página izquierda:Castillo del Mar deSidón, de 1228 en unapequeña isla conectadaal continente por unalarga calzada de 80 m.

Una tienda de especiasen Tiro. Durante laantigüedad, los feniciosde Tiro fueron losresponsables deintroducir las especiasen el Mediterráneo.