El joven rebelde - Revista de la Universidad de México€¦ · cando a Jack el Destripador. Los...
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28UNIVERSIDAD/ DE MEXICO
La pro/agonista de El joven rebelde
Carta de Guanajuato
T E A T R O
tir una gran simpatía por un cine nacido en tales condiciones, me he encontrado con algo que no esperaba fueratan manifiesto: una amplitud de perspectivas, un ánimo abierto a la experimentación, un amor auténtico al cineque, en última instancia, garantizan elmejor de los futuros.
"En un salón muy elegante ..."
Decidí caminar hasta el pueblo paraque no me cobraran las Perlas de la Virgen, y resultaron ser cuatro kilómetros,con cielo estrellado, luciérnagas, luces alo lejos, ladridos de perros, y de repente,a medio cerro, un niño recitando a vozen cuello unos versos que empezaban:
y luego, al entrar en la población, losborrachos y los enamorados de costumbre.
En la plaza estaba la banda sonandomuy bonito, y en el comedor del hotelunas americanas vestidas de chinacos. Enmi cuarto de baño no había ni jabón,ni toallas, ni foco.
cluso del nivel de calidad que le concedamos, un cine así, ligado y determinado íntimamente por una situaciónnueva, representa la experiencia ¡?;lobalmás interesante y prometedora dentrode la historia de la cinematografía dehabla castellana. Yo debo reconocer quesi ya a priol'i no podía menos que sen-
Por Jorge IBARGüENGOITIA
El autovía salió de México completo,con un cargamento de ancianas que ibana estudiar Arts & Cratts en San MiguelAllende, tres jovencitas que iban a unaboda en Comonfort, un americano barbón y apoplético de alcoholismo, un misterioso personaje con pinta de jesuitaque fue leyendo un libro cuyo título noalcancé a distinguir, y varios representantes de un nuevo fenómeno: turistasargentinos. En Querétaro se subió uncojo que no se atrevió a sentarse juntoal americano por considerarlo semidiós,y prefirió viajar de pie (en su único pie)hasta Empalme Escobedo. Al llegar a laestación de San Miguel, un enjambrede chiquillos, al grito de "¡Vienen gringos''', se lanzó contra la puerta del vagón y un policía tuvo que retirarlos abastonazos.
historia de su film -tres policías de'Batista que se quedan encerrados dentro de la misma mazmorra donde hantorturado a un joven, cuando Fidel Castro y sus hombres toman La Habanapresenta ciertas facilidades dramáticasinevitables, Fraga trata de lograr unatensión que no deba todo a la situaciónmisma, sino a implicaciones psicológicasmenos inmediatas. Es decir: Fraga nodescarta un último punto de interrogación por lo que a la naturaleza de suspersonajes se _refiere y, por ello, da a sufilm un sustrato dialéctico que puedeasegurar su valor trascendente.
Estamos ya en la más reciente etapadel cine cubano. Liberados ya de ciertasexigencias propagandísticas elementales.gracias a la producción sistemática decortos y noticieros didácticos e informativos, los jóvenes realizadores dan rienda suelta a las inquietudes propias delauténtico cineasta, como lo erueban algunos cortos (La ciudad desnuda, deRaúl Malina, 10. de Mayo socialista,de Roberto Fandiño, l\1."ade in USA, deJoe Massot, Colina Lenin, de AlbertoRoldán, Guacanabayo, de Octavio Gómez, Hemingway, de Fausto Canel, Carnaval, también de Roldán) en los quese advierte junto a la usual referencia aproblemas políticos y sociales, un espíritude exploración formal, una búsqueda denuevas vías de expresión que permitenaugurar el surgimiento de una magníficageneración de realizadores. En muchosde ellos es dado notar la clara influencia de Resnais y de Chris Marker, quepor cierto ha realizado un film de unahora de duración, Cuba sí, que mereceríapor sí solo un comentario extenso.
En tales condiciones el ICAIC acomete la realización de un film de largometraje que rebasa por primera vez loslímites del cine de crónica objetiva. Setrata de una comedia, Las doce sillas,basada en la célebre novela humorísticade los autores soviéticos llya llf y Eugene Petrov. Tomás Gutiérrez Alea, especialista en plantearse problemas difíciles, traslada la acción de la obra literaria a la Cuba de nuestros días y así elfilm se convierte en una sátira contralos deshechos de la vieja sociedad batistiana. Pero importa decir que, dejando aparte toda solemnidad, sabe imbuiral film de un sano espíritu de ironíapor el que incluso se hace una suaveburla de algunos aspectos de la Cubarevolucionaria. Ello refleja el claro espíritu antidogmático que se advierte entodos los órdenes de la vida cubana dehoy, como reacción contra los inevitables excesos anteriores del sectarismo.Pero hay que decir que si Las doce sillases un film simpático y honesto, que sihay en él una media docena de gagsverdaderamente buenos, ello no significa que sea una comedia lograda. Bienes sabido que el género, uno de los másdifíciles de abordar, presenta exigenciaspor lo que se refiere al ritmo, a la espontaneidad rigurosamente concertadaque es su mejor virtud. Gutiérrez Alea,por esta vez, quizá no haya sabido darcon el tono necesario. De cualquier manera, Las doce sillas representa una experiencia interesante, necesaria y aleccionadora.
Bien. Creo que ha sido muy bueno elpoder ver todos estos films en el mediomismo que los ha producido. En defipitiva, puede decirse que, al margen in-.---------
UNIVERSIDAD DE MEXICO29
Fotografía histórica. El prillcitJio del fin. ell 1903
Afuera de la iglesia que está frente almercado, había unos danzantes cuyo vestuario había sido inspirado en la cerveza xxx. Habían atraído un públicocompuesto en su mayoría de americanosque contemplaban el espectáculo comosi se tratara del Ballet de L'Opera.
San Miguel fue fundado por no sé quiénni en qué año; tuvo un florecimientoen el siglo XVIII (época en la que seconstruyeron las grandes y hermosas casas que actualmente se conservan gracias a que los dueños se quedaron súbitamente en la miseria y no tuvieron dinero para destrozarlas y fabricar otrasnuevas, más feas, como sucedió en Guanajuato), fue descubierto por José Mojica en los gay twenties, y por los veteranos de la guerra en 1946. A fines delsiglo pasado, un señor cura local recibióuna tarjeta postal de Colonia y construyó una parroquia inspirada en la catedral de la ciudad teutona; esta parroquia es ahora una de las joyas arquitectónicas más apreciadas de San Miguel.La industria local más importante es laenseñanza: en San Miguel se puedeaprender cualquier cosa: desde punto decruz hasta pintar frescos. La mayoríade los habitantes de San Miguel vive dehacer pequeños (o grandes) servicios alos estudiantes. Es evidente que los actuales pobladores de la región son mucho más pobres que sus antepasados. Losestudiantes, por su parte, son todos deorigen nórdico, generalmente reti,-edHoboken merchants, y su edad promedio es de 72 años. Se han apoderadode las mejores casas de la población,que arreglaron con bastante discreción yviven en ellas en compañía de una vasta servidumbre aborigen. Sus pasatiempos predilectos, aparte del estudio, claroestá, consisten en lo que ellos llamanlo go shopping, jugar billar, y leer elReader's Digest. A pesar de que en lascantinas las cubas libres cuestan dos pesos, la mayoría de las bebidas se consumen en casas particulares. En 1960 elayuntamiento local construyó unos jardines babilónicos alrededor del Monumento al Agua, que fue erigido en 1891en el mismo sitio en donde fue instaladala primera llave de agua.
Varios camiones hacen el viaje directode San Miguel a Guanajuato, pero porun capricho de! destino, todos salen ala misma hora. No me quedó más remedio que tomar uno que venía de Morelia y que iba hasta San Luis Potosí ytransbordar en Dolores Hidalgo. A loscinco kilómetros del trayecto el cobradordecidió hacer un chiste guanajuatenseque consiste en lo siguiente: preguntarlea una de las mujeres del camión: "¿Erade usted e! velís que se cayó?" y cuandoya está histérica y diciendo: "Pare, chofer, pare para buscar mi velís." Decirle:"No es cierto, no se cayó ningún velís."y luego reírse.
Como todos sabemos, al Cura Hidalgolo mandaron a Dolores de castigo, conlos resultados que son del dominio público. En e! mercado no hay ni chilesrellenos y en las calles ni brizna de sombra y para dar con una cantina tuveque caminar cuatro cuadras. Ahora, gracias a los dos monumentos, está más feoque nunca. En Dolores Hidalgo, precisamente, noté por primera vez el NuevoFenómeno Guanajuatense:
En tiempos pasados, la policía gozóen el Estado de Guanajuato de la benevolencia popular, por varias razones: laprimera es que no estaban armados ypor consiguiente no podían hacer ningún estropicio; la segunda es que estaban tan mal uniformados que nunca sepodía distinguir quién era ratero y quiénpolicía. En Guanajuato había un solo policía secreto al que por mal nombrele decían La Secreta. Los policías servían para recoger borrachos y para indicar a los forasteros el lugar en dondeestaban los burdeles. Bueno pues todoeso se acabó. En Dolores vi por primeravez a los nuevos ejemplares, recién bajados de la sierra, con cascos militares,botas fuertes, en parejas, moviéndose entre la gente como si anduvieran buscando a Jack el Destripador. Los hayde dos clases, unos con uniforme azulceleste y otros de caqui, empistolados ycon macana, parados en las esquinas, sintener nada qué hacer, oyendo lo que noles importa, y numerosos como liendres.
Guanajuato (yo nací allí) es la tierrade María Santísima, el lugar en DondeNadie Aprendió a Hacer Nada, o Donde a Todos Se Les Olvidó Lo Que Sabían. Produjeron la mitad de la platadel mundo, y ahora nadie sabe darle unmartillazo a un peso; la mejor cerámicadel Centro de la República y ahora fabrican unas ollas capaces de desprestigiara cualquiera; uno de los mejores barrocos del mundo, y cuando quieren imitar algo, imitan colonial californian~.
A diferencia de lo ocurrido en San MIgue! Allende, en Guanajuato ha habidouna serie de bonanzas: primero mineras,después burocráticas, y por fin, turísticas. Esta circunstancia, unida a un razgo del carácter guanajuatense, que considera que la base de todo desarrollo ~s
la destrucción, ha producido e! urbal1l~
mo sui generis tan apreciado por los VI
sitantes.Cuenta la leyenda que en una época
de neoclasicismo furibundo, quemaron,por considerarlos de mal gusto, los retablos barrocos de la Parroquia en unMiércoles de Ceniza, y se los untaronen la frente a los fieles. A juzgar por losrestos, la mayoría de las casas barrocascorrió una suerte semejante. De cualquier manera, supongo que hace cienaños, Guanajuato era una ciudad neoclásica. A fin de siglo, vino otra bona~za
mi.nera, y con ella, nuevas construcclO-
nes: el mercado (lrt I10llveall y el TeatroJuárez, dórico por fuera y morisco pordentro. En esa época las gentes de recursos construyeron sus casa veraniega.como las de Trouville o Deuville, doskilómetros afuera de la ciudad, en el Paseo de la Presa.
Hace veinticinco afíos, en Guanajuato no había turistas. Había dos hotele":el Luna y el Pala io, y en cada uno dellos, una regadera de pr sión, una tinay dos excusados. El pre io, on alim ntos, era de sei pe os; no tro, por rde buena familia, pagábamo (re. Enel desayuno nadie tomaba fruta, sin fjlete con papas y un afé on I h queno he vuclto a probar. Los xtranj ro~
eran en su mayoría ingle es, empl ado~
de las minas o de la Planta. Con cin u n·ta pesos se podía cons guir un ju go dporcelana, un candil de prisma o unamesa francesa con plancha de m:\rmol.Gran parle de la pobla ión, me pare iaa mí, eran viejitas que se pa aban .eimeses del ario preparando un a imien-to que dejaban puesto los otro is.
Supongo que fue en los treintas cuando Luis Rodríguez dijo aquella fama afrase de: "Todavía quedan muchas alhóndigas por quemar"; y todos se la creyeron y la grabaron en el Monumentoal Pípila, que es a Guanajuato, lo quela Torre EiHel es a París.
La atmósfera, que es purísima, no hacambiado, ni el clima, que es excelente,y sin embargo, la gente se pasa la vidadiciendo que cada día hace más calor,y que las lluvias son más escasas; todolo cual es mentira.
Después de la guerra se descubrió elvalor turístico de las momias, del aguacaliente y de los baños individuales; seabrió la carretera, y se inventaron lascharamuscas y la genial frase de "demeun quinto para un pan"; se construyeron varios hoteles y se adaptaron otros,y hubo incluso quien aprendiera inglés.El lugar se llenó de americanos que pasean sin rumbo fijo; tomando fotografías han descubierto Guanajuato. A estefenómeno corresponde otro más importante, quizá, que es el descubrimientode los Estados Unidos por los guanajuatenses. Todos los días llegan de las rancherías camiones cargados de aspirantesa braceros, quienes pasan el tiempo sentados en -la banqueta, afuera de la Casade Gobierno. No les falta nada, ni carnitas, ni tacos, ni aguas frescas; sólo tra-"bajo.