El Instituto Profesional de la Región Oriente de la ... · La recién creada universida d, inició...
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El Instituto Profesional de la Región Oriente de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos: relatando una historia.
Ana Esther Escalante Ferrer
Luz Marina Ibarra Uribe1
Orígenes de la educación superior en Morelos
La Universidad Autónoma del Estado de Morelos, tiene su origen en el Instituto de Educación
Superior del Estado de Morelos, fundado en 1938. Para su creación se argumentó que ya era
necesaria una institución de educación superior para atender a los alumnos que deseaban continuar
sus estudios superiores, y sobre todo para los que no contaban con la capacidad económica para
trasladarse a la capital del país [cfr. López 1992:105].
El instituto inició sus actividades ofreciendo únicamente el Bachillerato; quince años después, en
abril de 1953, se publicó la “Ley Constitutiva y Reglamentaria de la Universidad de Morelos” [Vega
1994: 17] por la cual quedaba constituida la Universidad de Morelos, apegándose a las disposiciones
de las Leyes y Decretos de carácter federal. La recién creada universidad, inició sus actividades el 3
de mayo de ese mismo año, y siguió funcionando en las mismas instalaciones del Instituto, ubicada
en el centro de la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
Desde principios de los cincuenta, durante el régimen del presidente Miguel Alemán Velasco, se
expropiaron terrenos en Chamilpa y Ocotepec para construir el H. Colegio Militar, no obstante, las
obras fueron abandonadas durante años; y nunca se concluyó su construcción. Para 1964, después
de sucesivas peticiones de varios rectores de la universidad, el gobierno federal donó al estado de
Morelos los edificios y terrenos para destinarlos a la universidad estatal. Durante los años siguientes
fueron habilitadas las aulas, y en septiembre de 1967, siendo presidente de la República Gustavo
Díaz Ordaz, se inauguraron los nuevos edificios de lo que hoy es la Universidad de Morelos, Unidad
Chamilpa.
2
Durante la ceremonia de inauguración de las nuevas instalaciones de la universidad, el presidente
de la República pidió al gobernador Emilio Riva Palacio Morales, gestionar ante el Congreso del
Estado la promulgación de la Ley de Autonomía. El 22 de noviembre del mismo año, fue aprobada y
promulgada por la H. XXXVI Legislatura del Estado la “Ley Orgánica de la Universidad Autónoma del
Estado de Morelos” (UAEM). Con lo que se otorga autonomía a la universidad, no de hecho como la
venía ejerciendo sino de derecho [Vega 1994: 115-143].
El instituto con su nueva investidura, continuó ofreciendo el Bachillerato diurno y nocturno, las
carreras de Enfermería y Obstetricia, Normal de Maestros y Normal de Educadoras. Las escuelas
de Comercio y Administración, y Ciencias Químicas se convirtieron en facultades; se fundaron las
facultades de Bellas Artes, Ciencias Biológicas y Ciencias Sociales. Además quedó asentada la
posibilidad de crear otras carreras y facultades siempre y cuando se cubrieran las tres cuartas
partes de votos de la totalidad de Consejeros Universitarios [cfr. López 1992:105].
Actualmente, la universidad cuenta con 12 facultades, 3 institutos, de los cuales 2 son unidades
profesionales externas2, y 6 centros de investigación. Su oferta educativa está constituida por 45
licenciaturas, 8 opciones de profesional asociado, 13 especialidades, 23 maestrías y 10 doctorados.
Instituto Profesional de la Región Oriente
Aproximadamente cinco décadas después de su fundación (1985) y con justificación semejante a la
de la creación del Instituto de Educación Superior del Estado de Morelos, se establece la primera
unidad académica profesional externa de la UAEM, el Instituto Profesional de la Región Oriente
(IPRO) 3. El IPRO se encuentra ubicado en el municipio de Ciudad Ayala4, Morelos, en terrenos
donado por el ejido de Xalostoc, colinda con el Parque Industrial Cuautla (PIC). Un exdirector5 del
instituto recuerda:
Nos empezamos a dar cuenta de que la inmensa mayoría de los muchachos de aquí de Cuautla y de la región no tenían donde estudiar, porque la única posibilidad era Cuernavaca, el costo del traslado y otros problemas diferentes de ellos, hacía que mucha gente abandonara los estudios. Entonces fue la primera
3
inquietud que nos asaltó, si se esta perdiendo mucho material en recursos humanos pues vamos a pensar en capturarlos aquí mismo en Cuautla [Ruiz 1996: 1].
En sus inicios se llamó al proyecto "Unidad Oriente" de la Universidad Autónoma del Estado de
Morelos. Sin embargo, fue nombrado formalmente Instituto Profesional de la Región Oriente6. Se
respetaron las disposiciones federales en materia de educación superior, se tomaron como
referencia el Programa Nacional de la Educación Superior (PRONAES) de 1984, el Plan Nacional de
Desarrollo, el Plan Estatal de Desarrollo y el Plan Institucional de Desarrollo, todos del periodo
1983-1988.
Para argumentar el proyecto IPRO ante el Consejo Universitario, se realizó una investigación a nivel
estatal sobre los problemas más relevantes del campo; además, se hizo una pequeña consulta en
comunidades de la región7. El proyecto académico consideraba un Modelo Académico
departamental-interdisciplinario y las Propuestas educativas derivadas del “estudio socioeconómico”.
Norberto Ruiz Magallón señala:
Se sometió al Consejo Universitario el proyecto inicial, con un plan económico, y con carreras en el área agrícola [...]; todo enfocado para que el estado de Morelos tuviera una institución que trabajara a nivel de agricultura y se ofertaron las tres primeras carreras: Ingeniero en Maquinaria y Equipo Agrícola, en Producción Vegetal y Fitosanitario. [Ruiz 1996: 4].
La propuesta de creación del IPRO, ambiciosa y retórica, pretendía coadyuvar al “Desarrollo integral
en el estado” capacitando a sus egresados, incluso para crear sus propias fuentes de empleo. A 16
años de su creación, el instituto ha contribuido a resolver el problema de acceso a la educación
superior en la región de influencia, el oriente del estado.8
En 1986, un año después de su creación, se aprobó el tronco común del área de ciencias sociales y
humanidades y la licenciatura en Sociología. Posteriormente (dos años y medio después) se
aprobaron otras dos opciones profesionales, la licenciatura en Economía y la licenciatura en
Relaciones Públicas. Esta última, fue la primera carrera de ese tipo en una universidad pública del
país.
4
En 1987, ante las condiciones de baja matrícula en las opciones implementadas en el instituto, la
administración central decidió ofrecer dos carreras tradicionales: Contador Público y Licenciado en
Administración. Al respecto Ruiz Magallón explica:
Veíamos que a lo mejor no se iba a poblar como esperábamos, entonces trajimos Contaduría y Administración, porque ahí sabíamos que teníamos garantizada la asistencia de alumnos. [Ruiz 1996: 13].
En base a su lugar de residencia, se reubicó en el IPRO a un grupo de alumnos admitidos en la
Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la Unidad Chamilpa. Algunos alumnos
manifestaron resistencia y rechazo ante la decisión de las autoridades universitarias, una parte de
estos alumnos lograron regresar a la Facultad, otros abandonaron la carrera y otros más
permanecieron en el IPRO. Adecuándose a las expectativas de los habitantes de la región oriente
del estado de Morelos, el instituto aseguró así la población estudiantil para seguir funcionando.
El proyecto IPRO pretendía crecer en cuanto a matrícula, desarrollando opciones a nivel licenciatura
con base al modelo académico organizado por troncos comunes de cinco semestres, capaces de
sustentar un buen número de alternativas y además implementar programas de posgrado. Ruiz
Magallón indica:
Se hizo un tronco común de cinco semestres y una especialidad en otros cinco semestres. Por una razón muy importante, nosotros queríamos darle la opción al alumno de que pudiera tener no tres, ni cinco, sino veinte alternativas. Además si la carrera no tiene alumnos tomas el tronco común y puedes buscar alternativas de otras carreras que se necesiten en el estado. Se podrían abrir otras carreras porque se tenían las bases para hacerlo [Ruiz 1996: 10-11].
A más de dieciséis años de su creación, los planes y proyectos para la dependencia han tenido
giros y estancamientos, uno de ellos, el que se ha considerado más importante, tiene que ver con
que los estudiantes de las diversas modalidades de bachillerato de la región oriente de Morelos, no
han tomado al IPRO como alternativa de educación superior9. Lo anterior se deduce de los
problemas de matrícula que ha tenido la dependencia. En ciertos casos, para completar el grupo de
5
nuevo ingreso de agronomía, se han reubicado a alumnos rechazados de otras carreras de la UAEM
y de las otras áreas del IPRO.
Por falta de demanda, desde 1998, se mantiene cerrada la carrera de Ingeniería en Maquinaria y
Equipo Agrícola. Este problema del cierre de carreras no es particular del IPRO, en la Universidad
Autónoma del Estado de Morelos, ha sido una constante la dificultad de la demanda en las opciones
innovadoras, o en carreras que no están en las expectativas de la gente; por ejemplo, en el periodo
de 1960 a 1964, la carrera de arquitectura, en Campus Chamilpa, tiendía a desaparecer por falta de
demanda estudiantil.
En una encuesta aplicada recientemente a alumnos de la región oriente que cursaban el
bachillerato10 éstos afirmaron que para elegir la institución donde estudiarían la licenciatura era más
importante el prestigio de la institución que la cercanía a su domicilio; por tanto, aunque consideran
muy adecuadas las opciones que ofrece el IPRO, sólo un poco más de la mitad de los estudiantes
optarían, en última instancia, por alguna de las carreras que ofrece esta dependencia.
El IPRO, en comparación con el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE), también de la UAEM y
fundado al mismo tiempo; inició con 2 licenciaturas, actualmente ofrece 7 licenciaturas, 4 maestrías y
1 doctorado, registrado en el padrón de excelencia de CONACYT. Por su parte en el IPRO a la fecha
no se han podido abrir programas de posgrado en ninguna de las tres áreas. No obstante, los
alumnos que se encuentran cursando alguna licenciatura en el IPRO, logran permanecer en ella
hasta concluir su carrera.
Infraestructura
La infraestructura física con la que contaba la escuela cuando inició, era de tan sólo un edificio de
dos plantas, donde se atendían todos los servicios que ofrecía la escuela. Los proyectos de
crecimiento del IPRO, en cuanto a obra física continuaron con la construcción de un laboratorio de
usos múltiples, la edificación de dos amplios módulos para laboratorios, los cuales ya no fueron
6
equipados de acuerdo al proyecto original y han sido utilizados a lo largo de la vida del IPRO como:
aulas, oficinas y centro de cómputo. Actualmente el IPRO tiene, en su planta física, un área de
313,800 m2, en el cual están construidos 4,201 m2 [Evolución Histórica s/f: 66]; el resto son terrenos
donde los alumnos de agronomía y la administración establecen diferentes cultivos.11
En 1989, la Procuraduría General de la República, dio en resguardo al IPRO las instalaciones de
una planta de laboratorios llamada “Especialidades Química Continental”, misma que fue incautada
por tener nexos con el narcotráfico; posteriormente fueron otorgadas de manera definitiva a la
UAEM, debido a gestiones tanto de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos
(FEUM), como del Patronato de la UAEM. Estas instalaciones se han ido adaptando como aulas,
principalmente para el área de ciencias sociales.
Por razones similares, fueron dadas también en resguardo las instalaciones de los laboratorios
“Química Friginor”, y de igual manera, se asignaron definitivamente a la UAEM. Por algún tiempo, en
estas instalaciones se realizaron diversas actividades académicas, actualmente estos espacios se
encuentran abandonados.
Sin embargo, los maestros carecen de espacios adecuados para complementar su trabajo docente,
no hay una sala de maestros, no hay cubículos para los maestros de tiempo completo; es muy
complicado para los docentes contar con equipo de computo o material bibliográfico.
LOS ACTORES SOCIALES
Directores
La mitad de la vida académica del IPRO ha transcurrido entre movimientos políticos, campañas para
ocupar la dirección y conformación de grupos opositores para destituir al director en turno. Los
argumentos para deponer a los directores han ido, desde el manejo inadecuado de recursos
económicos, el deterioro de la vida académica, y la desatención del cargo, reflejado en
7
prolongadas ausencias de la institución. Las gestiones de los directores se han caracterizado por el
control político, más que por el desarrollo académico.
A lo largo de su vida, el IPRO ha tenido siete directores: el primero (Antonio Valencia), fue
nombrado director fundador por ser el responsable del proyecto ante el Consejo Universitario, por
mero trámite, nunca ejerció el cargo; unos meses después se hizo la elección del siguiente director,
quien ya cumplía de hecho esa función en la recién creada dependencia, Norberto Ruiz Magallón.
Fue la época de la “edificación” se preocupó por hacer tangible el proyecto IPRO; a él le
correspondió conseguir los terrenos, formar el Patronato y gestionar la construcción de las primeras
instalaciones. Magallón, ocupó la dirección de acuerdo a la Ley Orgánica, durante un periodo de tres
años, se reeligió y fue depuesto del cargo a los dos años12, por intervención de los maestros.
Posteriormente ocupó el cargo un docente del área de agronomía, Jesús González Ramírez, su
gestión se caracterizó por la realización de actividades de difusión, entendida como la realización de
eventos académicos, culturales y sociales, para dar a conocer al IPRO tanto en el entorno, como
en dependencias gubernamentales; también con la finalidad de conseguir apoyos para la
infraestructura. Un exalumno de la carrera de economía señala:
Yo creo que no ha habido campañas de promoción específica, pero hay muchas formas de promocionar; cuando hacemos los eventos académicos siempre se invita a la prensa local, se trata de dar difusión en la radio y bueno eso siempre va dando una imagen hacia el exterior de la escuela [...] En aquellos tiempos uno decía “yo estudio en el IPRO” y la gente decía qué es el IPRO, la palabra IPRO ahora es muy familiar [Rojas 1996: 8].
Al igual que el director anterior, González se reeligió y fue destituido después de un año de su
reelección, nuevamente por gestión de los maestros. La Rectoría nombró como encargado de la
dirección, por primera vez, a un maestro del área de contaduría y administración, (Jorge Bobadilla
Medina) al que después de seis meses se le indicó que debía ponerse a las órdenes del nuevo
director interino, profesor del área de agronomía (Cuauhtémoc Hernández Toledano). Al cabo de
8
cuatro meses de interinato Hernández Toledano fue electo por el H. Consejo Universitario como
director definitivo por un periodo de tres años.
Hernández no tendría mejor suerte que sus antecesores, al año y medio de su elección un grupo de
funcionarios, cercanos a la dirección, le exigirían su renuncia. Fue una época de conflictos y
resistencia por parte de los maestros, frente a las imposiciones de la administración central. A este
director lo sustituyó su Coordinador Administrativo, Homero Aguirre Enríquez, (dirigente estatal de
Antorcha Campesina) y por instrucciones de la rectoría se inició un nuevo proceso de elección de
director, del cual resultaría electo el mismo Aguirre Enríquez, también del área de agronomía; se
inauguró la época de los “antorchistas”13.
A los dos años y medio de su elección, varios integrantes del sindicato y algunos funcionarios de la
dirección, ante sus reiteradas ausencias en el plantel, sugirieron al director Aguirre, pedir un permiso
al cargo “por motivos de salud”. Al término del permiso, Homero Aguirre renunció a su cargo
definitivamente. Por lo que nuevamente la dirección del instituto es ocupada por un director interino.
A pesar de los frecuentes cambios de director, sólo ha habido dos plantillas de funcionarios, no
obstante, la gestión siempre ha sido conflictiva, ya sea para reacomodar o sustituir a los
funcionarios.
El instituto ha atendido proyectos productivos, entre ellos se encontraban la “Huerta de cítricos”, el
“Invernadero”, y la “Unidad de explotación vegetal”. El manejo de estos proyectos ha generado
suspicacias sobre su objetivo en la transparencia del manejo de los recursos lo que ha sido siempre
tendón de Aquiles de los directores en funciones.
La cultura del rumor se ha vuelto un rasgo distintivo en la vida del instituto; se habla de cerrarlo,
convertirlo en un centro de investigación, reubicar carreras en Chamilpa (economía por ejemplo),
ser independientes del campus central, cambiar la estructura de director a vicerrector o de instituto
9
en campus; se habla de la venta de títulos profesionales, o bien, se ha dicho que la institución es un
centro de reclutamiento de los antorchistas.
Quizá por ello, dentro de los intentos de las administraciones del IPRO, por mostrar su capacidad, ha
sido necesario incrementar la “eficiencia terminal” generando “diplomados para titulación”, con lo que
un número importante de alumnos han logrado desde 1999 obtener su título. Saliéndose de los
lineamientos del Reglamento de Titulación de la UAEM, pero contando con la anuencia de la
administración central.
Alumnos
Actualmente la matrícula del IPRO asciende a 800 alumnos, se observa en el cuadro de evolución
de la matrícula (cuadro 1), que en los primeros años el crecimiento fue exponencial por la creación
de las áreas; posteriormente se mantuvo el nivel de ingreso en las área de ciencia sociales y
contaduría, a diferencia de agronomía, que acorde a la tendencia nacional, la matrícula se
desplomó [Pallán 1994: 46].
Cuadro 1 Cuadro de Evolución de la matrícula del IPRO
1985 1986 1987 1999
Agronomía 120 160 190 119
Sociales 90 150 292
Contaduría 100 389
Total 120 250 440 800
Fuente: elaboración propia en base a datos de archivo del IPRO en julio del 2000.
A principios del siglo XXI, los alumnos del IPRO son en su mayoría mujeres, tanto hombres como
mujeres permanecen en su mayoría solteros, su media de edad es de 23 años, se han formado en
10
escuelas públicas. Aquellos que están por egresar, en un 50 por ciento, tienen empleo remunerado,
aunque no existe mucha relación con la carrera que estudian.
Los estudiantes del IPRO, tuvieron que elegir esta institución principalmente por la cercanía a su
domicilio. El 70 por ciento había considerado estudiar en una universidad pública y 14 por ciento un
instituto tecnológico, sin embargo, manifestaron que la causa por la cual no cursaron su carrera en la
institución elegida como primera opción fue por cuestiones económicas.
Los alumnos que cursan una licenciatura en el IPRO, comparten ciertas características económicas
por las cuales no pueden irse a estudiar lejos de su lugar de residencia, se les dificulta trasladarse a
hacer búsquedas en bibliotecas foráneas, la mayoría no cuenta con equipo de cómputo propio y sus
actividades de esparcimiento no implican una erogación económica importante.
Al igual que la tendencia nacional14, son la primera generación de sus familias que tienen acceso a
una carrera universitaria. Los alumnos consideran que el acceso a los estudios superiores les
permitirá vivir en condiciones económicas mejores que las de sus padres.
Para 1999 habían egresado del IPRO, 9 generaciones de agronomía, 8 de ciencias sociales y 7 de
contaduría y administración, de los cuales no se sabe cómo ha sido su incorporación al campo de
trabajo. En ese mismo año, la universidad inició un estudio de seguimiento de egresados, del cual
todavía no se han reportado resultados.
Los alumnos de la primera generación, a diferencia de los que asisten actualmente, eran de lo más
heterogéneo, sus edades oscilaban entre 18 y 35 años, había una masculinización de la matrícula,
muchos eran casados o tenían compromisos familiares.
Para muchos alumnos de la región, el IPRO ha significado la única oportunidad de cursar una
carrera universitaria cerca a su domicilio. Un exalumno de la primera generación de la carrera de
Relaciones Públicas reconoce que:
11
El IPRO nació para satisfacer la necesidad de educación superior en toda la zona, porque desplazarse a Cuernavaca para gente de escasos recursos era como estar en una universidad privada. A mí me dio la oportunidad de estudiar una carrera universitaria sin tener que salir de la localidad[...], porque a pesar de mi edad, de mis compromisos, de mi trabajo pude realizar un anhelo y estoy muy contento, muy satisfecho con el IPRO porque me brindó la oportunidad de estudiar, lo que de otra manera no hubiera hecho [Reynoso 1996: 1-3].
Pedro Rojas Pinales expresa:
Hay mucha gente que si no fuera por esta escuela no estaría en la universidad. Por eso me siento satisfecho y agradeciendo con la institución porque me dio esa oportunidad[...]el gasto que representa viajar a Cuernavaca todos los días quien sabe si lo hubiera podido pagar durante cinco años, entonces el hecho de que esta escuela universitaria estuviera aquí, a mí me dio la oportunidad casi en bandeja de plata [Rojas 1996: 6].
Los estudiantes fueron entusiastas, participaron en el embellecimiento y remozamiento de los
espacios abiertos, crearon y cultivaron las áreas verdes y de alguna manera contribuyeron
activamente en el ordenamiento y conservación de la estructura física de la institución.
Juan Antonio Reynoso recuerda:
Los alumnos sembramos arbolitos, esos arbolitos que ahora dan sombra, la mayoría los sembramos nosotros, hicimos el estacionamiento, quitamos piedras, acomodamos un camellón, le pusimos muchas, muchas ganas [...]. Cada piedra que hay ahí en el IPRO a cada uno de los muchachos nos costó moverla, no teníamos canchas, hicimos un intento de hacer una cancha de futbol. Nosotros los estudiantes conseguimos maquinaria y patrocinio [Reynoso 1996: 5-7].
En 1989, al enterarse la comunidad estudiantil de que, como ya se había señalado, dos laboratorios
de productos farmacéuticos instalados en el PIC, habían sido incautados por realizar actividades
ilícitas, los alumnos del Comité Ejecutivo de la Sociedad de Alumnos (CESA) del IPRO, con el
apoyo de los dirigentes de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos (FEUM),
buscaron las instancias para que esos espacios pudieran ser utilizados por los estudiantes del IPRO;
en virtud de que en ese entonces, no se contaba con aulas suficientes para impartir los cursos.
La gestión de la asignación temporal de las “narcoaulas” terminó con un gran evento político, donde
asistieron el Procurador General de la República, el Gobernador del Estado y el Rector de la
Universidad.
12
A los alumnos del instituto les ha interesado dar a conocer su escuela en la región de influencia,
participando tanto en actividades académicas como cívicas, sociales y culturales de la escuela y la
comunidad; particularmente han colaborado de manera activa y desinteresada en el tradicional
desfile del 30 de septiembre, atendiendo el stand informativo de IPRO en la Feria de Cuautla15, o
bien, han organizado concursos tales como el de “señorita IPRO”16, o el “caballero águila”.
A lo largo de los años, algunos alumnos han manifestado interés en los procesos de su formación
académica, han dudado de la capacidad de la administración del IPRO cuestionando si está lo
suficientemente informada y capacitada para estructurar un plan de estudios competitivo, respecto a
otras instituciones.
En 1986, un grupo de estudiantes de agronomía promovió la realización de un congreso estudiantil,
cuya finalidad era revisar la articulación de los contenidos de las materias. Los alumnos
manifestaron su inquietud por conocer, cuál era o debía ser, la relación entre las diversas
asignaturas de los planes de estudios de las tres carreras de agronomía.
Además, los alumnos han tomado la iniciativa en algunas gestiones de tipo administrativo, que los
afectan directamente. En 1989, los alumnos que recién terminaban el tronco común de ciencias
sociales y que iniciarían la especialidad, exigieron la aprobación de las carreras de Relaciones
Públicas y Economía. La presión fue determinante para que la dirección del IPRO pactara con la
Rectoría de la Universidad, la aceptación de dichas carreras ante el H. Consejo Universitario (un fin
de semana antes de que se iniciara el sexto semestre se logró la aprobación).
En 1995, de nuevo alumnos de ciencias sociales, manifestaron su inconformidad y demandaron ante
la dirección del IPRO y la rectoría la reapertura de un grupo que se había cancelado un año antes,
por falta de demanda.
También, ha habido generaciones donde los alumnos muestran poca disposición para su formación.
Pedro Rojas Pinales compara:
13
Cuando yo era estudiante, a veces tenía uno que soportar situaciones, a veces se empalmaban los horarios o quedaban una o hasta dos horas ahorcadas o teníamos que llegar a las siete porque algún maestro no podía venir a otra hora y nosotros estábamos conscientes de que teníamos que aguantar. Entonces había esa disposición, con el tiempo todo eso ha ido cambiando, resulta que hemos llegado al grado que hoy el alumno piensa que la escuela tiene la obligación de adaptarse a sus necesidades, como el alumno quiera o cuando el alumno pueda [Rojas 1996: 10].
Un estudiante de último semestre de la carrera de Contaduría confiesa:
Veo al IPRO como una escuela abierta, porque nada más vengo a pedir apuntes y me presento cuando va ha haber examen, o sea, a mí no me preocupa, si vengo a la escuela, es porque aquí están mis amigos [...]. Dependiendo de la exigencia de un maestro ya me es más fácil decidir si vengo o no, si entro a clases o escribo [Espíndola 1999:33-34].
Las relaciones sociales que se observan en la institución, han estructurado redes de participación
en distintos ámbitos, dentro y fuera de ella, algunas logran establecer relaciones de trabajo y otras
trascienden en relaciones afectivas.
Como un intento de fortalecer las relaciones sociales dentro de la institución, durante algunos años
por gestión del CESA, los alumnos celebraron la “Semana del Águila” en esta semana, se
suspendían las clases para realizar: justas deportivas, actividades académicas y culturales. La
Semana se cerraba con una kermese sin ánimos de lucro, donde se entregaban los trofeos de los
juegos realizados. Por varios años resultó ser muy exitosa, los alumnos la esperaban ansiosos y
prestos a participar.
Los alumnos del IPRO fortifican valores de solidaridad en momentos difíciles, como ha sido el caso
del fallecimiento de sus compañeros o familiares, en este tipo de circunstancias siempre se han
mostrado solidarios, organizando colectas para hacer llegar una pequeña ayuda económica a la
familia afectada.
Maestros
De los 45 maestros en activo en el instituto, tres cuartas partes son hombres y el resto son mujeres,
el 70 por ciento están casados, y su edad promedio es de 38 años, la desviación estándar es de casi
ocho años.
14
De acuerdo al tiempo de dedicación del personal académico a la docencia, en el IPRO, los
profesores de tiempo completo representan el 8.6 por ciento, promedio que está por debajo de la
media nacional que es de 28 por ciento [La educación superior en el siglo XXI 2000:91]. A su vez los
maestros por asignatura del IPRO son el 85.7 por ciento, en tanto que la proporción nacional es del
64 por ciento [La educación superior en el siglo XXI 2000:91]. De los profesores encuestados 60 por
ciento se dedican exclusivamente a la docencia y 40 por ciento tiene otra ocupación.
Esto es, la mayoría de los maestros del instituto son maestros hora/semana/mes, el trabajo como
docentes no resuelve sus necesidades económicas, por lo tanto, una buena parte de ellos busca
complementar su ingreso ejerciendo su profesión en otros ámbitos. Es posible que esta sea la razón
del poco reconocimiento e identidad que tienen para con la institución algunos maestros. Un maestro
por asignatura del área de ciencias sociales expresa:
Cada quien esta condicionado a un horario y dentro de ese horario tiene que trabajar, la mayoría para resolver su problemática económica solicita el máximo de horas [...]. entre nosotros mismos se genera desconfianza, duda e incertidumbre, pero también indiferencia y malestar en lugar de uno convivir [Figueroa 2000: 8].
Paradójicamente el instituto inició (1985) con cinco maestros de tiempo completo definitivos y una
maestra por asignatura. La proporción de maestros de tiempo completo, en relación a los maestros
por asignatura, era, y sigue siendo una situación verdaderamente insólita en la UAEM. Actualmente,
el instituto conserva cinco plazas de tiempo completo y 2 plazas de perfil PROMEP17.
La contratación de maestros de tiempo completo obedeció al modelo académico departamental-
interdisciplinario propuesto para el instituto, donde la figura de profesor-investigador, requiere no
sólo de su presencia frente a grupo, sino también de su dedicación en proyectos de investigación,
donde se involucre a los alumnos.
A tan sólo un año de labores, las asignaturas se empezaron a cubrir con los recursos humanos
disponibles en la región, aun cuando no tuvieran la preparación o el perfil idóneo para ocuparlos.
15
Además, las contrataciones fueron mayoritariamente por hora/semana/mes. Esto muestra parte de la
dificultad que implicó el establecimiento de una institución educativa de nivel superior, en una zona
geográfica que no contaba con el personal docente adecuado.
A principios de los noventa, por gestiones de la dirección y ante la dificultad de conseguir personal
docente para el área de agronomía, que cubriera los requisitos del modelo académico, se invitó a
alumnos recién egresados de maestría de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN)
de Coahuila, por lo que llegaron al IPRO seis maestros, de cuales permanecen en el instituto tres.
Esta fue la época de los “narros”, estos maestros continuaron con sus actividades académicas y
sociales previas a su llegada al IPRO; se ubicaron en los puestos administrativos más importantes,
la Coordinación Académica y la Coordinación Administrativa, además uno de ellos llegó a ser el
único profesor de la dependencia con un proyecto de investigación con financiamiento externo. Los
“narros” nunca se han integrado con el resto de la planta docente, ni siquiera con los del área
agrícola, provenientes de Chapingo.
A finales de los noventa, llega otro grupo de maestros de diferentes perfiles profesionales con
fuertes intereses políticos más que académicos, eran militantes o simpatizantes de Antorcha
Campesina. En poco tiempo ocuparon todos los puestos administrativos, incluyendo la dirección;
repartieron una gran cantidad de materias temporales para tener el control sobre la mayoría de la
planta docente. Este grupo no mantuvo el grado de cohesión que el primero y sus relaciones
sociales se han perdido frente a la necesidad de mantener sus espacios laborales.
Aproximadamente desde 1987, los maestros del IPRO son “invitados” a participar en el Sindicato
Independiente de Trabajadores Académicos de la UAEM (SITAUAEM), tienen su propia sección
sindical. Sólo han participado en una huelga larga y su participación fue activa y solidaria. Sin
embargo, actualmente no hay credibilidad en la sección sindical, quizá se deba al escaso apoyo que
proporciona a los maestros, principalmente en el número de materias que se les asignan de manera
16
temporal cada semestre. La asignación de materias se convierte más que en un apoyo para el
docente sindicalizado, en un elemento de negociación entre el secretario de la sección con el
director en turno.
En 1998, gracias al Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), la administración del
IPRO, con apoyo de la rectoría y aprovechando la coyuntura, ha otorgado facilidades casi al 10 por
ciento de los maestros para que cursen un posgrado, o bien obtengan el grado correspondiente.
Este hecho, también tenía como fin evitar que algunos profesores generaran conflictos.
Infortunadamente, como sabemos, este programa no apoya a los maestros por horas, solamente a
los profesores de tiempo completo.
Aún cuando no es preocupante el volumen de ex alumnos que se han incorporado como profesores
al instituto, representan aproximadamente el 10 por ciento de la planta docente; hay que reconocer
que los ahora maestros, difícilmente se han desarrollado en su profesión y son también los que en
su mayoría forman el grupo de profesores que no ha realizado estudios de posgrado.
Como una manera de ampliar sus perspectivas laborales un número importante de maestros por
asignatura, participaron en la estructuración del PROMEP de 1997; esperaban que fuese la
posibilidad, por una parte de que se generaran con los proyectos de investigación, plazas de tiempo
completo, y al mismo tiempo los proyectos demandaran recursos humanos para llevarse a cabo. El
proyecto fue utilizado políticamente, incluso contra los profesores que lo elaboraron y fue presentado
después por un grupo antagónico (el de la dirección), con un par de modificaciones.
Otro fenómeno que se observa en el instituto es la rotación de personal, que en gran parte ha
obedecido a problemas políticos; en algunos casos se despide a los protegidos del director saliente,
en otros, implica que quienes lo apoyaron tendrán mayor cantidad de materias y los que estuvieron
en contra, serán sancionados asignándoles menor carga académica o dificultando su permanencia
en la escuela, determinándoles horarios fuera de su disponibilidad. Anastasio Figueroa explica:
17
Respecto a la cuestión académica, hemos observado que se asignan cargas a maestros, más por criterios de “apoyar a mi gente, que me ha servido de manera incondicional” que decir, vamos a trabajar en equipo y apoyarnos todos. De esta manera se ha bajado el nivel académico [Figueroa 2000: 16].
Estos datos nos acercan a la problemática laboral de los docentes del IPRO y cómo esta repercute
en las diferentes posturas que se toman frente al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Proceso enseñanza-aprendizaje
En el IPRO predomina el perfil del profesor de corte tradicional, vive en el paradigma de la
enseñanza, centrado en la figura del docente frente a grupo. Los métodos tradicionales enfocados
en la cátedra privilegian lo memorístico y la reproducción de saberes, sobre el descubrimiento. Los
procesos y prácticas educativas son convencionales y poco flexibles; en los trabajos prácticos
predomina el carácter ilustrativo más que la experimentación o el contacto directo con problemas
concretos [La educación superior en el siglo XXI 2000:100-101]. Un alumno de 10º semestre del
área de agronomía explica:
A veces el enfoque que le dan a las clases no es la realidad del campo, dicen que la fertilización y todo eso, las fórmulas que se deben de usar; pero si usted va al campo las tierras ya no están como para aplicarle una fórmula que viene en un manual [...] no tiene coherencia y en el campo es totalmente diferente [Burgos 1999 : 59].
Denis Espíndola Sánchez declara:
Tenemos una maestra que se contradice ella sola en clase [...]. Hay maestros que nada más vienen a leerte el libro, digo en ese caso, mejor lo leo en mi casa [...]. Hay maestros que se la pasan dicte y dicte del libro y se molestan si uno no escribe. Hay otro que ni se encuentra a sí mismo. También ha habido materias en las que los maestros son muy exigentes y ahí si tengo que venir y tengo que escribir, pero son muy pocos. [Espíndola 1999: 33]
Para esos maestros, hay alumnos que asumen su rol dentro de este paradigma, tienen una actitud
pasiva ante el conocimiento, no formulan preguntas a los profesores y casi nunca discuten sus
puntos de vista; tampoco se aprecia una actitud participativa interesada en el cultivo del
conocimiento. Miguel Ángel Burgos señala:
Hay compañeros que andan muy perdidos, los he invitado a algún trabajo que se hace en la escuela, o sea, trato de jalarlos pero es que ellos no ponen interés [Burgos 1999: 61].
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Aun cuando no es la generalidad, algunos de los profesores intentan orientarse hacia el paradigma
emergente de la educación superior, éste es el paradigma del aprendizaje, donde los maestros
asumen más el rol de asesores o coordinadores en el proceso de formación. Burgos anota:
Ahorita vamos a hacer un bioensayo, vamos a capturar larvas de zancudos para sacar la dosis letal, hay que alimentarlos. Dice el maestro que hay una especie que sólo sobrevive metiéndoles el brazo y otra que le pica a los pollos o a los ratones nada más, y hay que saber qué larva es; de este experimento el maestro ya sabe, pero no lo dice. Y ya nos dijo el maestro que si se mueren esa es la calificación [Burgos 1999: 61].
En función del significado que tienen estudiantes y maestros de la docencia, es posible el hecho de
que los alumnos de manera recurrente traten de tener el control sobre los maestros que se les
asignan. Los estudiante se han organizado a fin de sugerir y o exigir, que les impartan las materias
aquellos maestros que consideran los más “adecuados”; en ciertas situaciones han solicitado la
destitución o cambio de algún profesor. O bien, tenemos profesores que guían esta decisión
presentándose como alternativa posible. Hecho que se relaciona con la necesidad que tienen
algunos profesores de aumentar el número de materias e incrementar su percepción económica.
Hay circunstancias en que alumnos y maestros han trabajado juntos para realizar foros,
conferencias, coloquios y “semanas de conocimiento” en las diferentes áreas. La recompensa que
reciben es la actualización de información y la experiencia que proporciona la organización del
propio evento.
La realización de prácticas de campo y visitas a comunidades e instituciones, es una actividad que
ha requerido de la participación de maestros y alumnos, en ellas los aprendizajes han sido
importantes aunque también ha habido riesgos, como es el caso de accidentes de tránsito, donde
los afectados han respondido con apoyo y solidaridad sin buscar responsables.
La comunidad
En el estado de Morelos es frecuente cambiar la tierra por la escuela con la idea de heredar a los
hijos educación, considerada “la mejor herencia”; el IPRO se comprometió con los ejidatarios de
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Xalostoc a dar pase directo y becar a los jóvenes de la localidad que desearan cursar una carrera
universitaria, además se ofreció a generar fuentes de empleo. Un alumno del ejido de Xalostoc
puntualiza:
A mi papá le tocó convencer a los señores para que donaran, hay fotos donde está con el director de la escuela. Se les trató de convencer de que donaran la tierra, porque era un beneficio para la comunidad, ellos ya no pudieron estudiar, pero sus hijos podían entrar o que los hijos de sus hijos podían estudiar cuando ya estuviera la escuela [...] y quedaron que si daban las tierras, la universidad les diera el pase directo y así quedó el acuerdo, los hijos de ejidatarios de Xalostoc, tienen pase directo, sin pagar colegiatura, sin pagar nada y la mayoría si están estudiando. [Burgos 1999 : 38]
A lo largo de los años los ejidatarios han hecho valer los compromisos cada vez que la universidad
ha pretendido ignorarlos.
La región de influencia del instituto considerada eminentemente agrícola, ha sido objeto de
propuestas de extensión tales como, la impartición de cursos de capacitación, talleres de
mantenimiento preventivo de maquinaria agrícola o parcelas demostrativas de diferentes cultivos, sin
embargo, estas actividades no han prosperado.
Comentarios finales
Para una cantidad importante de maestros de la dependencia, la docencia es una fuente de ingresos
insustituible, por tanto, se adaptan sin más a impartir una amplia gama de materias, no importando
su perfil profesional; esto es, no hay respeto a la vocación. Además, ante las dificultades que ha
tenido la institución para conseguir maestros, conforma su planta docente con profesores que
medianamente cubran el perfil de las materias, o estén dispuestos a dar clases en el instituto.
Un gran número de los profesores por asignatura del IPRO, también son profesores de escuelas de
nivel medio superior de la región; puede ser que estos profesores conservan cierta inercia, utilizan la
misma forma de trabajo docente y de vinculación con el entorno, haciendo sentir a los alumnos que
son bachilleres más que universitarios.
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Muchos maestros y alumnos viven en la ley del menor esfuerzo, simbióticamente los niveles de
exigencia son bajos, se tolera la improvisación y el desinterés. No obstante, se responsabiliza sólo al
docente de articular los contenidos de las materias que conforman los planes de estudio.
Para los alumnos el buen maestro es considerado como aquel que sabe mucho, está actualizado, es
paciente y organizado; además es simpático, y permanece ajeno a conflictos interpersonales.
La investigación como actividad sustantiva de la universidad, se encuentra poco articulada con la
docencia, los profesores realizan “sus” investigaciones, es decir, son proyectos personales más
que institucionales y son pocos los alumnos que se involucran en dichos proyectos.
La difusión se concibe principalmente como la realización de eventos académicos que dan a la
institución una imagen hacia el exterior, estos eventos se han realizado en forma conjunta entre la
administración del instituto, los docentes y los alumnos.
Para dar a conocer las opciones profesionales que ofrece el IPRO, se realizan “campañas de
promoción” en los bachilleratos de la región, sin embargo, al paso del tiempo reconocemos que son
los estudiantes quienes realmente promueven al instituto.
Por otro lado algunos intentos de actividades de extensión se han visto frustrados, porque no se les
ha dado seguimiento o no se consideran relevantes para la comunidad.
Resulta extraño, pero en ocasiones el instituto parece una escuela de bachillerato con nombre de
universidad, ciertas prácticas de las escuelas de educación media superior en la región oriente
frecuentemente se observan en el IPRO. Algunas actividades sociales y culturales, como son la
participación en desfiles y ferias, no ocurren en otras instituciones de educación superior, quizá de
deba a que fue la primera y por mucho tiempo, la única institución de este nivel en el oriente de
Morelos. Numéricamente es más pequeña que una escuela de bachillerato, v.gr. mientras que el
IPRO tiene 800 alumnos, el Centro de Bachillerato Tecnológico industrial y de servicios No. 76
(CBTis 76)18 tiene 1200.
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La acreditación y certificación de las universidades y sus dependencias a través del número de
títulos a causado un gran daño a la UAEM, en los últimos años se ha permitido obtener la titulación a
partir de diplomados con altos costos y baja calidad. Es frecuente escuchar que las dependencias
sobreviven de la venta de títulos.
El instituto debe asumir como su principal reto tener la capacidad de entender las demandas de la
sociedad en general y de la región en particular. El número de alumnos que egresan anualmente de
las escuelas de bachillerato de la región es importante, sería trascendental que el IPRO pudiera
ofrecer opciones educativas que les permitan permanecer en sus localidades, o tener la opción de
cursar una carrera universitaria de mayor interés para los estudiantes, esto es, que no decidan ir al
instituto como última opción.
En la región oriente no existe una organicidad en la demanda de profesionales, la dinámica
económica de la región oriente pasó de la dependencia del sector agropecuario a la terciarización de
la economía, con un muy incipiente desarrollo industrial. El IPRO debería proveer esta organicidad.
Propuestas
Una posibilidad de lograr importantes transformaciones de la educación superior requiere de que
docentes y alumnos intenten incorporar el paradigma del aprendizaje. Claro que también se requiere
que los docentes puedan contar con las posibilidades de incorporarse en procesos de formación,
conocer el paradigma y sus ventajas en el proceso enseñanza-aprendizaje.
Es necesario que el instituto asuma su responsabilidad y sea más exigente con sus “diplomados” de
titulación o bien que exija cuando menos una tesina, que el alumno tenga siquiera una noción más
completa de lo que es un trabajo de investigación.
El IPRO requiere relacionarse con otras universidades, promover intercambios académicos que le
permitan conocer y darse a conocer al exterior.
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A dieciséis años de su fundación el IPRO requiere modificar su planes y programas de estudio,
deben flexibilizarlos; demandando la participación de los alumnos, profesores, funcionarios del IPRO
y en lo posible de los empleadores, para tener opciones congruentes con la realidad del entorno.
Bibliografía
Evolución Histórica, s/f. Cuernavaca, Mor. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, Mor. López González, Valentín. 1992. Historia de la Educación Superior en el estado de Morelos 1870-1953. Cuernavaca, México: Gobierno del estado de Morelos. La educación superior en el siglo XXI, líneas estratégicas de desarrollo, una propuesta de la ANUIES. 2000. México: ANUIES. Pallán Figueroa, Carlos. 1994. La educación superior en México. México: ANUIES. Vega Flores, Héctor. 1994. 1953-1978 Historia de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Cuernavaca, México: Centro de Estudios Históricos y Sociales de Morelos. Fuentes orales
Burgos Moreno, Miguel Angel. 1999. Estudiante de 10º semestre de la carrera de agronomía, hijo de un ejidatario de Xalostoc, entrevista realizada el 18 de septiembre en la cafetería El Rincón del Abuelo, en Cuautla, Mor. Espíndola Sánchez, Denis. 1999. Alumno de 10º semestre de la carrera de Contaduría, entrevista realizada el 10 de septiembre, en un aula del IPRO. Espíndola Sánchez, Denis. 2000. Alumno de 10º semestre de la carrera de Contaduría, entrevista realizada el 6 de marzo , en un aula del IPRO. Figueroa Benítez, Anastasio. 2000. Maestro por asignatura adscrito al Instituto Profesional de la Región Oriente de la UAEM, entrevista realizada el 17 de abril, en la biblioteca Gualupita de Cuautla, Mor. Reynoso Abundes, Juan Antonio. 1996. Exalumno del área de ciencias sociales, entrevista realizada el 12 de mayo, en el negocio del informante. Rojas Pinales, Pedro. 1996. Exalumno del área de ciencias sociales, entrevista realizada el 16 de julio, en un aula del IPRO.
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Ruiz Magallón, Norberto. 1996. Exdirector del IPRO, entrevista realizada el 5 de julio, en la cafetería El Rincón del Abuelo, en Cuautla, Mor. Citas 1 M.A. Ana Esther Escalante Ferrer, Profesor-investigador asociado B. y Antrop. Luz Marina Ibarra Uribe, Profesor por asignatura. Adscritas al Instituto Profesional de la Región Oriente y Candidatas a doctoras del programa en Educación del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Dirección de la Institución: Av. Nicolás Bravo s/n, Parque Industrial Cuautla, Xalostoc, Mor. Tel.Fax. 0173556161. Correo Electrónico: [email protected] 2 Se consideran unidades profesionales externas aquellas que se encuentran fuera de la zona conurbada de la ciudad de Cuernavaca, Morelos. 3 A lo largo de este capítulo las palabras escuela, dependencia e instituto se usan para referirnos al IPRO. 4 El IPRO se halla a unos 6 kilómetros de lo que se conoce como el Niño Artillero de la ciudad de Cuautla, Morelos. Se ha asumido que el instituto esta en Cuautla, por la importancia de esta ciudad en la región y en el estado. 5 Parte de la información se recopiló a partir de entrevistas estructuradas a un exdirector (Norberto Ruiz Magallón), exalumnos (Pedro Rojas Pinales, Juan Antonio Reynoso Abundes) y de entrevistas de historia de vida a alumnos de los últimos semestres de las carreras de Contaduría y Agronomía (Denis Espíndola Sánchez Miguel Ángel Burgos). 6 Se eligió (1984) el término instituto porque de acuerdo a la Ley Orgánica de la Universidad de Morelos, no existía ninguna otra estructura aplicable a las escuelas de nueva creación con carreras de diferentes áreas de conocimiento, ya que no eran ni facultades, ni centros de investigación. 7 En este trabajo se considera región oriente la zona que comprende los municipios de: Atlatlahucan, Axochiapan, Ayala, Cuautla, Jantetelco, Jonacatepec, Ocuituco, Tepalcingo, Temoac, Tetela del Volcán, Tlayacapan, Tlalnepantla, Totolapan, Yautepec, Yecapixtla y Zacualpan. 8 Actualmente en la región existe también el Instituto Tecnológico de Cuautla, del sector público, donde se ofrecen carreras profesionales de Licenciado en Administración, Informática e Ingeniería en Electrónica, así como, una sede de la Universidad Mexicana de Educación a Distancia (UMED), de carácter privado, la cual en sistema abierto ofrece las carreras de Contaduría, Administración y Psicología. 9 Según datos del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos, en la región oriente de la entidad egresan anualmente alrededor de 3000 alumnos de bachillerato. 10 Encuesta a estudiantes de bachillerato de la región oriente de Morelos, aplicada de abril a julio del 2000, como parte del proyecto “Vínculos existentes entre la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y su región de influencia a través del Instituto Profesional de la Región Oriente”. 11 De las 31 hectáreas con que cuenta la planta física del IPRO, 19 hectáreas para cultivo, fueron donadas por los ejidatarios de Xalostoc, municipio de Ayala, y el resto las donó un pequeño propietario, a través de las gestiones del Patronato, proconstrucción de la "Unidad Oriente". Algunas de las tierras son de riego y otras de temporal. 12 En realidad se desconoce la fecha exacta del cambio de los directores, en virtud de que todos han sido obligados a interrumpir su gestión, siempre ha habido un movimiento que provoca su salida. En el IPRO ha sido una constante, después de una reelección viene una destitución. 13 Pertenecientes al grupo denominado Antorcha Campesina considerado el brazo armado del Partido Revolucionario Institucional. 14 Encuesta aplicada por ANUIES en nueve instituciones educativas: cuatro universidades públicas, tres universidades particulares y dos tecnológicos públicos. Su objetivo es tener mejor conocimiento de algunos rasgos de los estudiantes. 15 El desfile del 30 de septiembre se realiza en Cuautla para conmemorar el natalicio de José María Morelos y Pavón, es considerado un evento muy importante a nivel regional, asisten contingentes de todo el estado así como, de diversos lugares de la república, el H. Colegio Militar, la Escuela Naval Militar, las Universidades de Puebla y del estado de México, entre otros. En la feria de Cuautla, se intenta promover los productos de la región oriente de Morelos y se lleva a cabo en el mes de noviembre de cada año, desde los últimos diez años. 16 El certamen “Señorita IPRO”, desde sus primeras presentaciones trataron de hacerlo “profesional” , por un par de años se le dio un sesgo académico al integrarlo como parte de la calificación de la materia de Organización de Eventos de la carrera de Relaciones Públicas. Actualmente se realiza para que el grupo de alumnos que lo coordina obtenga recursos económicos para realizar un viaje de estudios o para su graduación. 17 Perfil PROMEP, son aquellos investigadores que cubren los lineamientos de contratación de acuerdo a las convocatoria del Programa de mejoramiento del Profesorado (PROMEP).
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18 Centro de Bachillerato Tecnológico industrial y de servicios No. 76, una de las escuelas con mayor matrícula y prestigio en la región oriente de Morelos.