El Inmortal Viaje de Rosario a La Higuerita

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El inmortal viaje de Rosario, Argentina, a La Higuera, Bolivia6 de octubre de 2010

Ao a ao, desde su asesinato en 1967, Ernesto Guevara, El Ch, nos convoca para que reafirmemos nuestro compromiso por la revolucin social. Un Revolucionario, as, con mayscula, del que otros grandes han dicho y escrito cosas mucho ms vvidas y profundas que las que pueda decir yo hoy, y aqu. Por eso, vaya a modo de simple pero sentido tributo, estos prrafos acompaados de mis breves notas con algunas fotografas.Empiezo por un bello artculo en Le Monde Diplomatique de octubre de 1997, a los 30 aos del asesinato del Ch, escrito por Ben Bella, quien hace una semblanza de este hombre, de quien Jean Paul Sartre calific como "el ser humano ms completo de nuestra pca". Creo que Ben Bella acierta, da en el clavo cuando afirma que an asesinado, su vida y su muerte interpela nuestras conciencias. Este artculo (titulardo As era el Ch) comenzaba de la siguiente manera:Desde hace 30 aos, Che Gevara interpela nuestras conciencias. Ms all del tiempo y del espacio, escuchamos la llamada del Che que nos conmina a responder: s, slo la revolucin puede a veces hacer del hombre un faro luminoso. Esa luz la hemos visto irradiar del cuerpo desnudo del Che, extendido en alguna parte en el fondo de ancahuaz, en esas fotos aparecidas en los peridicos de todos los rincones del mundo, mientas que el mensaje de su ltima mirada contina alcanzndonos en lo ms recndito del alma.El Che era un valiente, pero un valiente consciente, con el cuerpo debilitado por el asma. Yo le acompaaba por las colinas de Chra, por encima de la ciudad de Blida, cuando vi iniciarse el ataque y cmo le daba a su rostro un tinte verdoso. Quien haya ledo su Diario de Bolivia sabe que con aquella salud deteriorada haba hecho frente a terribles pruebas fsicas y morales que sembraron su camino.Los seres humanos tenemos el defecto de idealizar a alguno de nuestros semejantes hasta convertirlos (a veces) en mitos, en seres superiores, en hombres impolutos. En el caso de Ch es imposible no caer en ello, aunque aqu no se trata de un defecto humano. Se trata de una constatacin irrefutable.Sus escritos y legados ideolgicos son invalorables y constituyen una veta fundamental del marxismo latinoamericano. Su consecuencia entre el pensar, el decir y el actuar lo sita en un plano tico y moral revolucionaria casi incomparable. Sin embargo a m me conmueven sus cartas personales, aquellas que lo muestras humano, cotidiano, preocupado. Por ejemplo, la breve carta que le escribe a sus hijos cuando decidi irse de Cuba para luchar contra la injusticia social ms all de las fronteras de la isla:Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la tcnica que permite dominar la naturaleza. Acurdense que la Revolucin es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo ms hondo cualquier injusticia cometida contra cualquier parte del mundo. Es la cualidad ms linda de un revolucionario.Y la firmaba como lo que tambin era: simplemente Pap.De l, deca Rodolfo Walsh en un artculo en octubre de 1967:Sus escritos hablaban con su voz, y su voz era la misma en el papel o entre dos mates en aquella oficina del Retiro Mdico.Creo que los habaneros tardaron un poco en acostumbrarse a l, su humor fro y seco, tan porteo, deba caerles como un chubasco. Cuando lo entendieron, era uno de los hombres ms queridos de Cuba.De aquel humor se hacia la primera vctima. Que yo recuerde, ningn jefe de ejrcito, ningn general, ningn hroe se ha descrito a s mismo huyendo en dos oportunidades. Del combate de Bueycito, donde se le trabo la ametralladora frente a un soldado enemigo que lo tiroteaba desde cerca, dice: "mi participacin en aquel combate fue escasa y nada heroica, pues los pocos tiros los enfrent con la parte posterior del cuerpo". Y refirindose a la sorpresa de Altos de Espinosa: "no hice nada ms que una retirada estratgica a toda velocidad en aquel encuentro". Exageraba l estas cosas, cuando todos saban que acaba de recordar Fidel, que lo difcil era sacarlo del lugar donde hubiera ms peligro. Dominaba su vanidad como el asma.En esa renuncia a las ltimas pasiones, estaba el germen del hombre nuevo que hablaba.Rodolfo Walsh. (9 de enero de 1927, Lamarque, Choele Choel, Provincia de Ro Negro, Argentina, desaparecido desde el 25 de marzo de 1977). Periodista, escritor, dramaturgo y traductor argentino que milit en la Alianza Libertadora Nacionalista y, luego, en las organizaciones guerrilleras FAP y Montoneros. En 1974 comenzaron las diferencias de Rodolfo Walsh con Montoneros, a partir del pase a la clandestinidad decidido por la organizacin. A finales de 1975 algunos oficiales, entre los que estaba Walsh, comenzaron a elaborar documentos afirmando que Montoneros deba "volver a integrarse al pueblo, separar a la organizacin en clulas de combate estancas e independientes, distribuir el dinero entre las mismas y tratar de organizar una resistencia masiva, basada ms en la insercin popular que en operativos del tipo foquista.Y hablando de esta veneracin que sentimos hacia el Ch, es tambin inevitable nombrarlo o pensar en l y que no nos venga a la mente su famosa foto, un verdadero cono. La foto la tom el cubano Alberto Daz Gutirrez, Korda. No es una foto de estudio o elaborada. Son de esas instantneas que luego de revelada habr sorprendido a su propio autor. Dice Korda que se hallaba entre 7 y 10 metros de distancia del Ch y que esa luz opacada (casi aureola) se debi a que se trataba de un da invernal.Era el 5 de marzo de 1960, durante la despedida del duelo de las vctimas del sabotaje, perpetrado por la CIA, al barco francs La Coubre, buque dinamitado en el puerto de La Habana. Siete aos despus, a la muerte del Ch, el editor italiano Feltrinelli (utilizando precisamente esa foto que le regalara en ese mismo 1967 el propio Korda a su paso por Cuba) difundiera en millones de carteles. Alberto Korda, dice, nunca cobr un centavo por dicha fotografa, hasta que en 1999 se le reconoci por primera vez los derechos de autor sobre la foto, luego de que llevara ante los tribunales londinenses a dos agencias publicitarias que la haban utilizado para una campaa comercial de la productora de vodka Smirnoff. El dinero que se le pag, lo don al gobierno cubano para adquirir medicamentos para nios, algo que, segn declar, de haber estado vivo, el propio Che hubiera hecho.En el ltimo ao del siglo pasado, Mario Benedetti haca referencia precisamente a ello, de la siguiente manera:"Te han cubierto de afiches, de pancartas, de voces en los muros, de agravios retroactivos, de honores a destiempo. Te han transformado en pieza de consumo, en memoria trivial, en ayer sin retorno, en rabia embalsamada.Y quizs han resuelto que la nica forma de desprenderse de ti o dejarte al garete es vaciarte de lumbre, convertirte en hroe de mrmol o de yeso y por lo tanto inmvil o mejor como mito o silueta o fantasma del pasado pisadosin embargo tus ojos interminables, Che, miran como si no pudieran mirar, asombrados tal vez de que el mundo no entienda que treinta y tres aos despus sigues bregando dulce y tenaz por la dicha del hombre.Saludos, compaeros y hasta siempre Comandante.Octubre de 2010Gabriel AguirreImpensable en los sesenta, la imagen del Ch hasta en "championes". Apertura, amplitud de criterio, tolerancia, libertad? No: consumo...Una imagen que no lo muestra como monumento de bronce. Ernesto padre, humano.La risa, la alegra, la broma pesada y la tomadura de pelo. El Ch cotidiano.La foto de "korda". El cono del revolucionario, la renuncia, la abnegacin, la solidaridad, el hombre nuevo...Mapa del final de su inmortal viaje.Principio del formularioMe gustaMe gustaCompartirFinal del formulario