El Infierno, Es Los Otros - Deliberar Las Psicosis - Percia

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    9. elinfierno, es los Otros

    Oh, vosotros los que entris, abandonad toda esperanza!

    Dante

    1. 1944

    A puerta cerrada (Hus clos) es una pieza de un acto que JeanPaul Sartre presenta poco despus de publicar El ser y la nada. Esun obra escrita en tiempos de guerra. Los nazis invaden Francia en

    1940. Cuando se estrena, en mayo de 1944, Pars todava est ocupa

    da. A pocas horas del teatro, en una casa de Amsterdam, la familia

    de Anna Frank lleva dos aos escondida. Tres meses ms tarde se

    rn detenidos, confinados a un campo de exterminio, asesinados.

    En este captulo quiero pensar la expresin el infierno, es los

    Otros,que se escucha casi al final de la obra. Un enunciado amenazante, descorazonador, enigmtico. Sin contar el uso inquietante de

    las maysculas en plural que, por lo menos, avisa de un problema,

    de un hueco sin representacin, de un fantasma. Por otra parte, la fi

    gura de infierno necesita de la idea de paraso. Tal vez sea su conclu

    sin amarga. La cada de la creencia de que algo es o podra ser la

    frmula de felicidad plena170.

    170. En la edicin francesa se lee lenfer, cest les Autres.En la traduccin de AuroraBernrdez se dice el infierno son los Dems.La expresin los Demscon funcinpronominal refiere a otras personas a la vez que conserva la cualidad de lo otroylo restante.Por mi parte, opto por el infierno, es los Otros. La correspondencia entre verbo y sujeto atemperada por una coma y la descarga intempestiva de un obje

    to directo plural. En una lectura en clave psicoanaltica anotara el infierno, es elOtropara recordar que lo maysculo es promesa de satisfaccin singular, completa. O para contrarrestar la tentacin fenomenolgica de suponer que el infierno son

    los otros. En el pensamiento de Sartre, la escritura del Otro tiene diferentes em

    pleos. Me cautiva el que hace conexin con el problema de la mirada.Que el niotiene a sus padres por dioses significa que se sabe reflejado en esos ojos absolutos.

    Una mirada que justifica su existencia. Una mirada que es ley, razn, sentido, fina

    lidad, de su mundo. La mirada del Otro como verdad de s que se le escapa.

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    Estelle observa los sillones mal ubicados, feos. Para peor el canapque le toc es verde espinaca y ella est de azul. Ins le ofrece elsuyo, pero Estelle prefiere el de Garcin.

    4. ausentes

    Ins declara que Estelle es hermosa. Le gustara darle la bienvenida con flores. Estelle dice que hace mucho calor y que se marchitaran. Tratan de conservar el humor a pesar de lo que les pa

    s. Lo de Ins ocurri hace una semana con gas. Lo de Estelle fueayer, una neumona. La ceremonia todava no concluye. Garcin sedice muerto de doce balas en el pecho. Estelle sugiere no usar palabras tan crueles, explica si no hay ms remedio que nombrar este... estado de cosas, propongo que nos llamemos ausentes. Hace

    mucho que est usted ausente ?.Garcin responde que ms o menosun mes.

    Estelle pregunta: Pero por qu, por qu nos han reunido?Esperaba encontrar amigos, familiares, conocidos. Garcin piensa que estn juntos por azar, que acomodan a la gente por orden de llegada.

    Ins opina que nada ocurre por casualidad, que tienen previsto cadadetalle (los muebles, el color de los sillones, la estatua de bronce, latemperatura). Dispusieron las cosas para esperarlos.

    Garcin razona que es preciso saber porqu estn juntos. Inspropone que cada uno tenga el valor de contar qu hizo para estarall. Estelle dice que en su caso se trata de un error. No tiene nadaque ocultar. Era una pobre hurfana que cri a su hermano menor.Un hombre que haba sido amigo de su padre pidi su mano. Era

    un viejo rico y bueno. Vivieron en armona hasta que conoci a unjoven del que se enamor. El muchacho quera que se fuera con l,

    ella se neg. Despus tuvo la neumona. Dice que, quiz, su faltafue sacrificar su juventud para estar con un anciano. Garcin relata que diriga un peridico pacifista, que cuando estall la guerrase cruz de brazos y lo fusilaron. Acaso, se cuestiona, es una faltavivir segn los propios principios? Ins exclama, irnica, que la hanpuesto con una santa y un hroe. Pregunta para quin represen

    tan ustedes la comedia?Estamos entre nosotros.Condenados a estar sin distancia. Ins deduce que no hay tortura fsica, que no vendr nadie ms, que estarn solos. Concluye: El verdugo es cadauno para los otros dos.

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    deliberar las psicosis'.'I I

    Garcin razona que deben defenderse. No ser (EI verdugo de na-die. No tiene nada en contra de sus compaeras. La salvacin es

    aislarse: cada uno en un rincn, en silencio, se mirar a s mismo,

    ignorar a los otros. Estn de acuerdo, se despiden172

    5. por lo menos un espejo

    Garcin se dirige a su silln, apoya la cabeza entre sus manos, lnesse pone a cantar para s. Estelle comienza a maquillarse, para em-polvarse busca un espejo. Dice dirigindose a Garcin: Seor tiene

    usted un espejo? (Garcin no responde). Un espejo, un espejito de bol-sillo, cualquier cosa (Garcin no responde). Ya que me deja sola, por lo

    menos consgame un espejo.

    Estelle reclama algoque la refleje. El reconocimiento no es, paraella, un agregado, anexo o complemento de su conciencia solitaria, sino una condicin de existencia. Una condicin, se ver enseguida,

    siempre inalcanzada.

    Explica que sin espejo se siente rara, perdida, sin sostn. Aunquepuede palparse, no sabe si existe de verdad. Necesita verse como laven. Ins se ofrece como su espejo. Estelle se mira en los ojos de InsNo alcanza a verse completa. Ins le dice: Yo te veo. Toda entera

    Hazme preguntas. No habr espejo ms fiel . Estelle no deja de mi-rar a Garcin. Ins le dice que lo olvide, que estn solas, que le pre-gunte a ella todo lo que quiera saber. Le indica cmo pintarse los labios. Le dice que est hermosa. Estelle se pregunta si tiene buen gus-to, si tiene su gusto. Ins le responde que s. Estelle duda: No se. Us-ted me intimida. Mi imagen en los espejos estaba domesticada, la cunoca tan bien... Voy a sonrer: mi sonrisa ir hasta el fondo de sus

    pupilas y sabe Dios en qu se convertir. Ins sugiere que trate dedomesticarla. De pronto, bromea que ve una mancha roja en su me-

    jilla. Estelle se asusta. Ins dice que est en sus manos. Le pregun-ta qu pasara si el espejo se pusiera a mentir o si cerrara los ojos vse negara a mirarla qu sera de toda esa belleza? La calma, prome-te que ser amable, que no dejar de mirarla nunca. Pero Estelle, se- alando a Garcin, confiesa que quisiera que l tambin la mirara172

    172. Anticipo lo que se podra llamar la paradoja de Garcin.Cuanto ms se protege

    de Ins y de Estelle, ms se expone al capricho de algoque lo habita: el imperati-

    vo de una miradaque no se satisface.

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    Ins, enfurecida, reprocha a Garcin manejos para interesar a Es-

    telle. Garcin insiste que deben olvidar la existencia de los dems.

    Ins responde: Ah, olvidar! Que chiquillada! Lo siento a usted has

    ta en los huesos. Su silencio me grita en las orejas. Puede coserse laboca, puede cortarse la lengua, eso le impedira existir? Detendrsu pensamiento? Lo oigo hacer tic tac como un despertador y s queusted oye el mo. Es intil que se arrincone en su canap, est usted

    en todas partes; los sonidos me llegan manchados porque usted los haodo al pasar. Hasta el rostro me ha robado: usted lo conoce y yo nolo conozco. Y ella, y ella? Usted me la ha robado; si estuviramos solas cree que se atrevera a tratarme como me trata? No, no: quteselas manos de la cara, no lo dejar, sera demasiado cmodo. Se que

    dara ah insensible, metido en s mismo como un Buda; aunque yotuviera los ojos cerrados sentira que ella le dedica todos los ruidosde su vida, hasta los crujidos de su traje, y que le enva sonrisas queusted no ve... Nada de eso! Quiero elegir mi infierno; quiero mirarlocon todos mis ojos y luchar a cara descubierta.

    6. como gusanos

    Garcin entiende que no hay alternativa: tienen que llegar hasta

    el fin. Slo si confiesan por qu los han condenado, sabrn quienes

    son. Deben mostrar sus monstruos. Desnudarse como gusanos. Co

    mienza Garcin. Est all por torturar a su mujer. Ella lo admiraba.

    A pesar de que la haca sufrir, nunca se lo reproch. Volva borracho,

    oliendo a vino y a mujer. Llev a su casa a una hermosa mulata. Ellalos oa todas las noches.

    A Ins le gustaban las mujeres. Viva con un matrimonio, l era suprimo. Un pobre tipo. Haca ruido al beber. Consigui que Florence lo

    viera por sus ojos. Luego la muchacha cay en sus brazos. Alquilaron

    una habitacin en el otro extremo de la ciudad. A l lo aplast un tran

    va. Yo le deca todos los das, nenita, lo hemos matado. Ins admiteque fue mala. Necesitaba del sufrimiento de los dems para existir.

    Florence se levant una noche; fue a abrir la llave del gas sin que yo losospechara, y despus volvi a acostarse junto a m. As fue.

    Estelle insiste que no sabe por qu est all. No tiene nada que contar. Ins y Garcin inician un interrogatorio. Le arrancan una historia.

    Cuando parece que la tienen, Estelle va ms all de lo que suponan. Su

    amante soaba con un hijo. Ella no quera, pero el embarazo vino lo

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    deliberar las psicosis

    mismo. Se retir cinco meses a Suiza. Di a luz a una nia, l estaba a

    su lado cuando naci. Haba un balcn sobre un lago. Llev una piedragrande. l gritaba: Estelle, te lo ruego, te lo suplico. Yo lo detestaba. Lovio todo. Se inclin sobre el balcn y vio crculos en el lago.Despus vol-vieron a Pars, l se peg un tiro, su marido jams sospech nada.

    La vida sin cortes. No pueden recurrir al aislamiento, escabullir

    se en una ausencia, no tienen la posibilidad de olvidar, ni pueden ig-

    norarse. Estn privados de la astucia de la distancia, el ocultamien-

    to, el disfraz, el engao.

    7. los hilos embrollados

    Garcin razona que tienen que ayudarse. Dice: Ins, ha embrolladotodos los hilos. Si usted hace un gesto, si levanta una mano para aban) carse, Estelle y yo sentimos la sacudida. Ninguno de nosotros puede sal-varse solo; tenemos que perder juntos o salir juntos del apuro. Elija.

    Garcin trata de llegar a un acuerdo con Ins. Le pide ayuda para des-baratar las artimaascon las que pretenden atraparlos. Pero Ins estobsesionada con Estelle. Garcin le explica que esa chiquita ser su per-

    dicin, que a travs de ella la dominarn. Le dice que desear a Estelle

    es entregarse a su verdugo. Es un lazo. La estn espiando para saber sicaer en l. Ins responde que cada uno es una trampa para el otro.Una cuerda de cacera. Confa en que ser ella quien atrape a Estelle?.

    Garcin insiste: Usted no atrapar nada. Nos corremos como caballos demadera, sin alcanzarnos nunca: convnzase de que lo han arreglado to-do. Suelte, Ins. Abra las manos, suelte la presa. Si no, har la desgracia de los tres.Pero Ins slo persigue reinar sobre el deseo de Estelle. Laatraccin que siente aumenta con el desprecio de la muchacha. Tengo

    cara de soltar la presa? S lo que me espera. Voy a arder, ardo y s queno habr fin; lo s todo: cree que soltar la presa? Caer en mis manos, ella lo ver a usted por mis ojos, como Florence vea al otro.

    Garcin toma a Ins por el hombro, intenta persuadirla. Explica

    que estn vinculados: expuestos hasta los huesos. Le dice que no

    quiere hacerle dao, que siente por ella compasin. Ins que, por

    un momento, parece abandonarse a esas palabras, se sacude: Nome toque. Detesto que me toquen. Gurdese su compasin. Vamos!

    Garcin, tambin hay muchos lazos tendidos para usted en estecuarto. (...) Si nos deja bien tranquilas, a la pequea y a m, me cui-dar de no perjudicarlo.

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    2MM il i r i ' l n I *i ( i ,i

    Garcin acepta. Cuando Estelle se acerca a pedirle que no la abandone, contesta sealando en direccin de Ins: Dirjase a ella.

    8. vivirs en mi mirada

    Estelle no quiere quedarse sola. Comprende que est lejos, ausente en todos espejos. La tierra me ha abandonado. Garcin, mrame,tmame en tus brazos. Garcin la aparta, le repite que se dirija aIns. Estelle lo agarra, le pregunta si es un hombre, le suplica que sefije en ella. Le dice que no tiene ms remedio que mirar algo. Que

    ella es ms agradable de ver que una estatua. Escucha: ca de suscoi azones como un pajarito cae del nido. Recgeme, llvame en tu corazn, ya vers que amable ser.Garcin la rechaza, le vuelve a indicar que se dirija a Ins. Estelle responde que ella no le interesa.

    Mientras tanto, Ins se entrega una y otra vez a Estelle. Prometeque ser suya, que la abrigar, que la mirar sin descanso toda laeternidad, que se encontrar en sus ojos tal como se desee. Estelle leescupe en la cara.

    9. aunque fueras un cobarde te querra, vamos! no te basta?

    Garcin va hacia a Estelle. Ella quiere un hombre cualquiera servira? Estelle le dice que lo quiere a l. Garcin aclara que no tienenada que ofrecer. Estelle dice que lo tomar tal como es. Garcin advierte que estar distrado, que tiene otros asuntos en la cabeza. AEstelle no le importa, esperar hasta que l se ocupe de ella. Garcinexplica que no la amar, que la conoce demasiado. Estelle respondeque le basta con que la desee.

    Ins, furiosa, amenaza: Hagan lo que quieran, son ms fuertes. Pero recuerden, estoy aqu y los miro. No les quitar los ojos de encima,Garcin; tendr que besarla bajo mi mirada. Cmo los odio a los dos!Amense, mense! Estamos en el infierno y ya me llegar el turno!.

    Garcin pregunta a Estelle, mientras la abraza, si tendr confianza en l. Estelle responde que estar constantemente ante sus ojos,que sabe que no la engaar con Ins. Garcin se refiere a otra clase

    de confianza. Estelle no entiende. Garcin dice que lo fusilaron, queno hizo lo que tena que hacer, que lo pescaron en la frontera. Garcin le pide que le diga algo. Estelle no sabe qu tiene que decir. Ins

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    deliberar las psicosis V'l.l.

    interrumpe: Mi tesoro, tienes que decirle que huy como un Len. Por-

    que tu querido huy. Eso lo mortifica.

    Garcin es anticipado por Ins. Ella parece saber a dnde se diri-

    ge. Lo sorprende. Lo encuentra desprevenido. Indeciso. Preso de undictamen que busca, que no hallar, que no est en ninguna parte.

    Garcin reconoce que era un pacifista, pero duda sobre cules eran

    sus verdaderas razones. Ins aprovecha: ...Pero el miedo, el odio y to-das las suciedades que uno oculta son tambin razones. Garcin nosoporta pensar que fue un cobarde. Pide ayuda a Estelle: Si hubie-ra un alma, una sola, que afirmara con todas sus fuerzas que no hehuido, que no puedo haber huido, que tengo coraje, que soy decente,

    estoy... estoy seguro de que me salvara! Quieres creer en m? Te querra ms que a m mismo.

    Estelle le dice que es un hombre de verdad, con la piel dura, con

    las manos fuertes. Le asegura que no tiene mentn de cobarde, ni bo-

    ca de cobarde, ni la voz de cobarde, ni el pelo de cobarde. Le jura que

    lo quiere por su valor. Garcin siente que si confa en esa mirada se

    salva. Irrumpe Ins: Pero s, s! Confa en ella. Necesita un hombre,puedes creerlo, un brazo de hombre alrededor de su talle, un olor de

    hombre, un deseo de hombre en ojos de hombre. En cuanto a lo de ms... Ah! Te dira que eres Dios padre si eso pudiera agradarteGarcin le ruega a Estelle que diga si eso es cierto. Estelle responde,

    irritada, que no entiende nada de esa historia. Aunque fueras un

    cobarde te querra, vamos! No te basta?.

    Garcin puede abrazar a Estelle o hacerla esperar hasta que deci-

    da tocarla, pero advierte que nunca sentir el abrigo que persigue en

    esa mujer que no lo comprende. Desespera, quiere irse. Golpea la

    puerta. Estelle le suplica que no la abandone. Le grita que es un co-barde. Garcin golpea la puerta. Parece preferir cualquier tortura, an-

    tes que el reconocimiento que se le niega, ese fantasma del sufrmiento que roza, que acaricia y nunca hace demasiado dao173.

    173. Se ver enseguida que, entre el infierno y la nada, Garcin optar por el infierno

    Circunstancia que trae a la memoria el inters de Sartre por Faulkner. Recuerdo un

    fragmento deLas palmeras salvajes: No es que pueda vivir, es que quiero. Es que voquiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuero dela carne no sera memoria porque no sabra de qu se acuerda y as cuando ello dejode ser, la mitad de la memoria dej de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dijo

    ra de ser. S, pens. Entre la pena y la nada, elijo la pena.

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    deliberar las psicosisr>(

    10. La mirada que te ve, slo ese pensamiento incoloro que te piensa

    La puerta se abre de pronto. Garein est a punto de caer. Ins loinsta a que se vaya. Estelle propone a Garein empujar a Ins. Ins

    implora. Garein ordena a Estelle que la suelte. Comprende que soninseparables.

    Garein padece la indecisin en que la muerte lo ha dejado. Ter-minada su vida, no puede saber si es un hroe o un cobarde. Una

    existencia dedicada a una imagen que, ahora, los espejos no refle-jan. Pero cmo escapar a esa sospecha sin veredicto? Prueba des-cifrarse a travs de Ins. Subordinarla a su deseo o entregarse asu desprecio.

    Garein (tomndola de los hombros). -Escucha, cada uno tiene suobjetivo, no es cierto? Yo me rea del dinero, del amor. Quera ser unhombre. Un valiente. Lo apost todo al mismo caballo. Es posible serun cobarde cuando se ha escogido los caminos ms peligrosos? Pue-de juzgarse una vida por un solo acto?

    Ins -Por qu no? Soaste treinta aos que tenas coraje y te per-donabas mil pequeas debilidades porque todo estaba permitido al

    hroe. Qu cmodo era! Y despus a la hora del peligro, te pusieron entre la espada y la pared y... tomaste el tren para Mxico.

    Qu retiene a Garein? Por qu no cruza la puerta? Qu hay delotro lado? El infierno siendo la muerte todava no es la muerte?Garein se asoma, pero opta por quedarse. Elige la condena de una

    mirada, que no obstante lo colma, antes que esa nada quieta. Ese si-

    lencio final, completo, sin fisuras. Busca cautivar la libertad que tie-

    ne Ins de ignorarlo. Razona que slo encontrar descanso si logra

    conquistar esos ojos que no lo necesitan174.

    Pero lo que doblega a Garein no est en los ojos de Ins. Corre trasalgo que nadie puede ver. No hay modo de decidir si es hroe o cobar-de. Persigue una mirada como solucin de esa indecisin eterna.

    174. Escribe Sartre (1943): As, el amante no desea poseer al amado como se poseeuna cosa; reclama un tipo especial de apropiacin: quiere poseer una libertad co

    mo libertad. El deseo se enamora de la libertad del otro. Esa libertad indiferente, esa libertad que rechaza, esa libertad autosuficiente. El deseo aspira a seduciruna libertad. Fascinarla. Hacer que, en el lmite, esa libertad opte por renunciar as misma.

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    deliberar las psicosis MIV/

    Parece que Ins lo tiene atrapado: Eres un cobarde Garcin, uncobarde porque yo lo quiero. Lo quiero!, oyes?, lo quiero! Y sin em-bargo, mira qu dbil soy, un soplo; slo soy la mirada que te ve, s-

    lo este pensamiento que te piensa.Ins tiene a Garcin, pero Garcinprovoca a Ins cuando se inclina sobre Estelle para besarla. Estelle,entonces, cree que triunfa, le dice que ser toda suya. Ins desvane-

    ce esa frgil felicidad, dirigindose a Garcin: Qu vas a buscar ensus labios? El olvido? Pero yo no te olvidar. A m es a quien hayque convencer. A m. Ven, ven! Te espero. Ves, Estelle? Afloja el

    abrazo, es dcil como un perro. No lo tendrs!175.

    Garcin posee a Estelle, pero no gobierna sobre Ins; Ins tiene a

    Garcin, pero no reina sobre Estelle; Estelle puede con Ins, pero noconsigue aduearse de Garcin. El deseo, a veces,posee, tiene, puede,

    pero nogobierna, reina, consigue aduearse,sobre lo que no sabe, nopuede saber, nunca sabr, acerca de s mismo.

    Garcin razona: As que esto es el infierno. Nunca lo hubiera credo... Recordis?: el azufre, la hoguera, la parrilla... Ah! Qu broma

    No hay necesidad de parrillas; el infierno, es los Otros.

    Cada uno en su soledad. Urgido de una mirada que no alcanzo

    Sin el amparo de una distancia, o del aislamiento, o del sueo, o del

    olvido. La ilusin de amor cada vez desvanecida. Y ni la muerte.

    175. Ser visto por Ins no slo propaga en Garcin la inquietud de lo que ella efecti

    vamente ve, sino el tormento deesoque Garcin persigue sin alcanzar a ver de supropio misterio. Escribe Sartre (1943): Lo que capto inmediatamente cuando oigocrujir las ramas tras de m, no es que hay alguien sino que soy vulnerable, que ten

    go un cuerpo capaz de ser herido, que ocupo un lugar y que no puedo en ningn cuso evadirme del espacio en que estoy sin defensa, en suma soy visto.