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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Trabajo Fin de Grado
El impacto de la Cirugía de Reasignación de Sexo en la Imagen Corporal de
transexuales
Alumno: María Belén Mora López-Menchero
Tutor: Silvia Moreno Domínguez Dpto: Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Psicológico
Febrero, 2015
2
ÍNDICE
Resumen/ Abstract……………………………………………………………………….. 3
Introducción………………………………………………………………………………. 4
1. Imagen Corporal………………………………………………………………………… 5
2. Transexualidad………………………………………………………………………….. 7
2.1. Prevalencia………………………………………………………………………………….. 8
2.2. Dualismo…………………………………………………………………………………….. 9
2.3. Etiología……………………………………………………………………………………... 9
2.4. Consecuencias………………………………………………………………………………. 10
3. Imagen corporal en transexuales………………………………………………………. 11
3.1. Cirugía de Reasignación de Sexo (CRS)………………………………………………… 12
3.2. Investigaciones con población transexual………………………………………………. 14
Conclusiones……………………………………………………………………………… 20
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………… 23
3
Resumen
La transexualidad es una condición donde aparece una importante incongruencia
entre el sexo con el que la persona nace y el sexo al que se siente pertenecer. Es por esto
que los transexuales empeñan gran parte de sus recursos a cuestiones relacionadas con
su cuerpo e imagen corporal. Así el principal objetivo de esta revisión teórica es
analizar el estado actual de las investigaciones realizadas acerca de cómo la cirugía de
reasignación de sexo mejora su imagen corporal. De esta forma nos podremos acercar
más a las vivencias de la imagen corporal, que es sin duda el centro de esta condición,
permitiéndonos entender mejor cuáles son los sentimientos y emociones de las personas
transexuales tanto antes de empezar modificaciones corporales como después.
Palabras clave: Transexualidad, imagen corporal, cirugía de reasignación de sexo,
insatisfacción corporal.
Abstract
Transsexualism is a condition where there is an important incongruity between the
sex with which each person is born and the sex which he or she wants to follow. That is
why that the transsexuals give a lot of reasons to issues related to their body and their
body image. So the main goal of this theorical review is to analyze the current state of
research on how the surgery of resignation sex improves their body image. In this way
we can bring more to the experiences of body image, which is undoubtedly the centre of
this condition, allowing us to understand the feeling and emotions of transgender people
in a better way before and after the process of body modifications.
Keywords: Transsexualism, body image, surgery of resignation sex, body
dissatisfaction.
4
Introducción
Este trabajo ha sido realizado basándose en las normativas de la Universidad de Jaén,
de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, del Departamento de
Psicología y el Manual de Publicaciones de la American Psychological Association
(2010).
La transexualidad es una condición donde primordialmente existe una incongruencia
entre el sexo con el que la persona nace y el sexo al cual siente que pertenece. Este
sentimiento de incongruencia, genera un rechazo hacia el cuerpo y un deseo de
cambiarlo. Es por esto que el cuerpo es considerado como el núcleo principal de esta
condición (Esposito y González, 2013). La construcción de la imagen corporal supone
un fuerte impacto en el desarrollo vital de las personas, jugando un papel determinante
en la salud psicológica de éstas (Cash y Pruzinsky, 1990). El problema de la imagen
corporal en los transexuales viene del hecho de que sus sexos anatómicos se encuentran
en conflicto con su identidad de género, esto da lugar a una profunda insatisfacción con
su cuerpo. En la población transexual la valoración subjetiva y social del cuerpo se
encuentra muy condicionada por el contexto socio-cultural (Toro, 1996). El sufrimiento
de la gran mayoría de transexuales, está determinado por la dificultad o imposibilidad
de cumplir el rol de género esperado de acuerdo al sexo biológicamente determinado.
Como consecuencia puede producirse una búsqueda de cumplir estereotipos, cambio de
sexo y feminidad extrema (Bergero et al 2008).
El objetivo principal de este trabajo es acercarnos a las vivencias de la imagen
corporal, insatisfacción, emociones y sentimientos que aparecen como consecuencia de
la cirugía de reasignación de sexo en transexuales. Para cumplir con el objetivo de este
trabajo se ha llevado a cabo una amplia búsqueda de documentos especializados
principalmente en PsycInfo, Dialnet, Scopus, CSIC, Web of Science, Medline y Google
académico.
5
1. Imagen Corporal
La imagen corporal se ha definido de distintas manera en función de la perspectiva
bajo la que se ha estudiado y se han utilizado diferentes términos: esquema corporal,
modelo postural, cuerpo percibido, ‹‹yo›› corporal, límites del cuerpo y concepto
corporal (Raich, 2000). ‹‹La imagen corporal es un constructo que implica lo que uno
piensa, siente y cómo se percibe y actúa en relación a su propio cuerpo›› (Raich, Torras
y Figueras, 1996). La imagen corporal es la representación del cuerpo que cada persona
construye en su mente (Raich, 2000) y la vivencia que tiene del propio cuerpo (Guimón,
1999). De acuerdo con Rosen (1992), la imagen corporal es un concepto que se refiere a
la manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo.
Para Thompson (1990) el constructo de imagen corporal está constituido por tres
componentes. El primero de ellos es el componente perceptual, el cual hace referencia
a la precisión con que se percibe el tamaño corporal de diferentes segmentos corporales
o del cuerpo en su totalidad. Esto puede dar lugar a sobreestimación (percepción del
cuerpo en unas dimensiones mayores a las reales) o subestimación (percepción de un
tamaño corporal inferior al que realmente corresponde; el componente subjetivo
(cognitivo-afectivo) donde aparecen las actitudes, sentimientos, cogniciones y
valoraciones que provoca el cuerpo, principalmente el tamaño corporal, peso, partes del
cuerpo o cualquier otro aspecto de la apariencia física (por ejemplo, satisfacción,
preocupación, ansiedad, etc.); por último menciona un componente conductual,
conductas que se derivan de la percepción y de los sentimientos asociados con el
cuerpo. Puede ser su exhibición, la evitación, la comprobación, los rituales, etc.
Cash y Pruzinsky (1990) proponen que la imagen corporal implica
perceptualmente las imágenes y valoraciones del tamaño y la forma de varios aspectos
del cuerpo; cognitivamente supone una focalización de la atención en el cuerpo,
creencias asociadas al cuerpo y a la experiencia corporal; emocionalmente involucra
experiencias de placer/displacer, satisfacción/insatisfacción y otros correlatos
emocionales ligados a la apariencia externa (Raich, 2000).
Es importante tener en cuenta que la imagen corporal no es fija, sino que puede ir
variando a lo largo de la vida siendo crucial en la infancia y adolescencia. En resumen
6
la imagen corporal va consolidándose de manera paulatina. Otros autores como Slade
(1994), centran su explicación más en una representación mental, la cual se origina y
modifica por diversos factores psicológicos individuales y sociales, la define así: ‹‹la
imagen corporal es una representación mental amplia de la figura corporal, su forma y
tamaño, la cual está influenciada por factores históricos, culturales, sociales,
individuales y biológicos que varían con el tiempo››.
Una variable importante dentro de la imagen corporal es la insatisfacción corporal,
la cual aparece cuando un individuo interioriza el cuerpo ideal, el determinado
culturalmente, y por comparación social concluye que su cuerpo discrepa de ese ideal.
Por lo tanto el nivel de insatisfacción se revela en el grado de discrepancia entre la
imagen que desearía tener una persona y la que realmente tiene. Un reflejo de la
insatisfacción corporal es el aumento del número de tratamientos dirigidos a modificar
el propio cuerpo. Por lo general la mayoría de los valores e ideales relacionados con la
imagen corporal se difunden en nuestra sociedad a través de los medios de
comunicación. Por ejemplo en la sociedad occidental un tercio de las mujeres y un
cuarto de los hombres presentan insatisfacción corporal (Grant y Cash, 1995). Es
importante tener en cuenta que existen diferencias en cuanto al sexo, la insatisfacción
que sufren los hombres es diferente a la de las mujeres, la de los primeros se debe a que
quieren estar más fuertes, en el caso de las mujeres quieren estar más delgadas. A pesar
de que los índices de masa corporal medios de las mujeres son inferiores a los varones y
de que ellos presentan un menor nivel de sobrepeso y obesidad (Vaquero, Alacid,
Muyor y López-Miñarro, 2013). Esto se debe a que las mujeres tienden a sobreestimar
su peso corporal y por tanto desean perder algunos kilos para llegar a su peso ideal y
acomodar su cuerpo a sus aspiraciones, lo que les lleva a tener altos niveles de
insatisfacción corporal. Este hecho puede estar relacionado con la asociación actual
entre la delgadez y la belleza, en el sexo femenino (Raich, 2004; Salaberria, Rodríguez
y Cruz, 2007).
Las consecuencias de la insatisfacción con la imagen corporal son variadas, en este
sentido, la insatisfacción corporal se ha relacionado con una baja autoestima, ansiedad
social, inhibición y disfunciones sexuales, desarrollo de trastornos de la conducta
alimentaria, inicio de tratamientos cosméticos, quirúrgicos, dermatológicos, capilares,
etc...de forma reiterada y con demandas irracionales (Holander, Cohen y Simeon, 1993;
7
Sarwer, Wadden, Pertschuk y Whitaker, 1998). Por último mencionar que la
insatisfacción corporal está relacionada con la identidad de género, o los sentimientos
de feminidad o masculinidad. Por ejemplo creer que se poseen unas características que
son más propias del genero contrario que del que uno tiene, puede hacer disminuir los
niveles de aceptación. Algunas personas creen que no poseen las cualidades que
deberían por pertenecer a uno u otro género. Esto puede causar ansiedad interpersonal
de tal manera que si uno no es capaz de aceptarse creerá que los demás tampoco podrán
hacerlo. Esto es consecuencia de una sociedad que define de manera muy concreta la
feminidad y la masculinidad. La preocupación aumenta cuando se trata de personas
transexuales debido a que estas personas conviven en su día a día con dicha ansiedad y
preocupación por su propio cuerpo (Raich, 2004).
2. Transexualidad
Como afirma la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, más
concretamente el Grupo de Trabajo sobre Trastornos de Identidad de Género: ‹‹la
transexualidad no es un fenómeno actual, existe desde muy antiguo y en diferentes
culturas. El término transexual empieza a utilizarse en 1940 para denominar a los
individuos que desean vivir de forma permanente como miembros del sexo opuesto y
que quieren someterse a cirugía de reasignación de sexo, existiendo pues una
incongruencia entre el sexo con el que nacieron y el sexo al que se siente pertenecer. El
sentimiento de pertenecer a un determinado sexo biológico y psicológicamente se llama
identidad de sexo o género›› (Becerra-Fernández, 2002).
‹‹Los y las transexuales tienen la convicción de pertenecer al sexo opuesto al que
determina su biología, con una insatisfacción mantenida por sus propios caracteres
sexuales primarios y secundarios, con un profundo sentido de rechazo y un deseo
manifiesto de cambiarlos médica y quirúrgicamente. Desde la infancia su identidad
mental es distinta a su fenotipo genital. Son mujeres que se sienten “atrapadas” en
cuerpos de hombre, y hombres que se sienten “atrapados” en cuerpos de mujer, sin
trastornos psiquiátricos graves que distorsionen la percepción de la realidad, que
necesitan ser aceptados social y legalmente en el género elegido›› (Meyer et al, 2002).
8
El término ‹‹transexualismo›› fue utilizado por vez primera por Cauldwell en 1949
(Ruiz y del Valle, 2000). El transexualismo es la forma más extrema de la disforia de
género, manifestando, la persona que lo padece, un sentimiento constante y una
convicción persistente de pertenecer al sexo opuesto, hecho que le crea un permanente
conflicto de identidad de género, siendo éste el aspecto cardinal del fenómeno
(Tangpricha, Ducharme, Barber y Chipkin, 2003). En consecuencia la persona
transexual siente un deseo intenso de vivir y de ser aceptada como un miembro del
género opuesto al sexo biológico, por lo general muestra un deseo de modificar su
cuerpo, mediante métodos hormonales y/o quirúrgicos, para hacerlo lo más congruente
posible con el género sentido y deseado (Hengstschläger et al, 2003). Los transexuales
no pretenden, en realidad, cambiar de sexo, sino recuperar su sexo original (Martínez,
2005). Debemos tener en cuenta que esto no tiene que ver con el trastorno del
travestismo, consistente en llevar ropas del sexo opuesto durante una parte de la propia
existencia a fin de disfrutar de la experiencia transitoria de pertenecer al sexo opuesto,
pero sin ningún deseo de llevar a cabo un cambio de sexo permanente, y menos aún de
ser sometido a una intervención quirúrgica (Person y Ovesey, 1978).
2.1.Prevalencia
El deseo de cambiar de sexo biológico se ha observado a través de la historia del ser
humano, cuyos registros datan desde el neolítico (10,000 a.c.), las culturas indígenas, la
mitología clásica, la edad media, moderna y nuestra era (Planelles, 2005). A pesar de
esto no existen registros confiables y precisos sobre esta población. Es difícil obtener
estadísticas precisas sobre el transexualismo. Sin embargo, las estadísticas mundiales
señalan que aproximadamente uno de cada 100.000 hombres se sienten mujer
psíquicamente y una de cada 200.000 mujeres que psíquicamente se consideran varones.
La prevalencia en España es la misma que a nivel mundial, en transexuales masculinos
uno de cada 100.000 y en transexuales femeninas una de cada 200.000. Se estima que la
demanda de cirugía genital es una por cada 1.700.000 habitantes y año (Landen,
Walinder, Lundstrom, 1996). Así que si todas las intervenciones quirúrgicas fuesen
realizadas en la sanidad pública ésta tendría que asumir unas 22 intervenciones de
reasignación genital por año en toda España (Chárriez, 2013).
9
2.2.Dualismo
A finales del régimen franquista en España las personas transexuales eran todavía
consideradas como homosexuales y desviadas. Ambos colectivos podían ser motivo de
detención y persecución, junto con otros colectivos excluidos, podían ser recluidos en
centros de rehabilitación donde se les aplicaban ‹‹terapias›› aversivas con la intención
de modificar su conducta (Becerra-Fernández, 2003). La Organización Mundial de la
Salud (OMS, 1992), considera que el transexualismo es un trastorno mental en la
medida en que la manifestación produce un sufrimiento significativo y una ventaja
desadaptativa importante. El diagnóstico se realiza mediante criterios establecidos por la
comunidad científica y que están establecidos tanto en el DSM-IV-TR (APA, 2002)
como en la CIE-10 (OMS, 1992). El DSM-IV-TR lo incluye como trastorno de la
identidad sexual el cual divide en tres subtipos: trastorno de identidad sexual, trastorno
de la identidad sexual no especificado y trastorno sexual no especificado. El DSM-5
modifica los criterios y lo sustituye por disforia de género dividiéndolo en cuatro
subtipos: disforia de género en niños, disforia de género en adolescentes y adultos, otra
disforia de género no especificada y disforia de género no especificada (APA, 2013).
Nuestra Sociedad ha considerado la transexualidad como una anomalía o como un
trastorno de identidad de género y/o de salud mental hasta hace poco. Este hecho hace
que se discrimine a las personas transexuales. Nacer hombre o mujer, implica sentirse
como tales. Pero con la transexualidad esto cambia. El sexo biológico es el sumatorio de
todos los elementos sexuados del organismo (Arribas, 2008). En la actualidad hay un
debate abierto sobre si el transexualismo debería ser considerado un trastorno mental y
si debería, por consiguiente, estar incluido en los manuales al uso de los trastornos
mentales (Hurtado, Gómez y Donat, 2007).
2.3.Etiología
Debemos tener en cuenta que es complicado encontrar una única causa para un tema
tan complejo como es la transexualidad y en el que influyen tantas variables. Hasta el
momento no se han encontrado evidencias de que las causas que vamos a ver a
continuación sean suficientes y necesarias. Las causas son aún desconocidas aunque
existen diferentes campos de investigación en los que se pretende acotar y explicar las
variables que están incidiendo en la transexualidad. Algunos autores lo atribuyen a
causas neurobiológicas mientras que otros sugieren que la transexualidad se origina a
10
partir de factores psicosociales como por ejemplo el rol de género, las pérdidas
tempranas en la infancia, aspectos de la personalidad y la intensidad, persistencia de
comportamiento del género opuesto (Davenport, 1986; Roberts y Gotlib, 1997). La
identidad no se funda solamente en la biología. El tema es complejo y hay que evitar
posiciones reduccionistas que no tengan en cuenta otros aspectos como los psicológicos,
sociales, contextuales. El entorno social, los valores con relación a lo masculino y
femenino en una sociedad determinada, condicionan en gran medida nuestra conducta y
nuestras actitudes. Por último mencionar que el ambiente podría considerarse como una
causa necesaria, pero no suficiente (Bergero et al 2008).
2.4 Consecuencias
Por lo general podemos encontrar un patrón fijo de discriminación y prejuicio contra
las personas transexuales en nuestra sociedad. Como consecuencia suelen experimentar
discriminación económica al tener dificultades para conseguir un trabajo, tanto por su
baja cualificación laboral derivada de una interrupción temprana de la escolarización
como por el rechazo que sufren. Cuentan con una red de apoyo social muy precaria
derivada de la estigmatización que sufren llevándole en muchos casos, sobre todo de
transexuales hombre a mujer, a la realización de trabajos marginales, ilegales o
peligrosos como la prostitución (Blanchard, 1985; Bodlund y Kullgren, 1996; Hurtado
et al 2007 Sieso, 2006).
En el ámbito familiar los problemas aparecen en la infancia, cuando la familia
recrimina y castiga las conductas que creen inapropiadas, por no ajustarse al rol
esperado en el individuo. Esto provoca en el transexual un sentimiento de rechazo por
su propia familia e incomprensión.
Otra variable importante son las relaciones emocionales en las cuales aunque el
aspecto físico concuerde con la identidad sexual, se suele ocultar la condición de
transexual por miedo al rechazo de la pareja y evitan tener relaciones sexuales. Otros
problemas con los que se encuentran las personas transexuales, son la dificultad para
formar una familia, pues no tienen capacidad reproductiva y la dificultad para legalizar
su unión (Blanchard, 1985; Bodlund y Kullgren, 1996; Hurtado et al 2007; Sieso, 2006).
11
3. Imagen corporal en transexuales
Como se ha definido anteriormente la transexualidad es una condición donde
primordialmente existe una incongruencia entre el sexo con el que la persona nace y el
sexo al cual siente que pertenece. Este sentimiento de incongruencia, genera un rechazo
hacia el cuerpo y un deseo de cambiarlo en función al género que se atribuye. Es por
esto que el cuerpo es considerado como el núcleo principal de esta condición (Esposito
y González, 2013).
La construcción de la imagen corporal supone un fuerte impacto en el desarrollo vital
de las personas, jugando un papel determinante en la salud psicológica de éstas (Cash y
Pruzinsky, 1990). La valoración subjetiva y social del cuerpo se encuentra muy
condicionada por el contexto socio-cultural (Toro, 1996), como puede ocurrir con la
población transexual. El problema de la imagen corporal en los transexuales viene del
hecho de que sus sexos anatómicos se encuentran en conflicto con su identidad de
género, esto da lugar a una profunda insatisfacción con su cuerpo. La imagen corporal y
el cuerpo individual y social son fundamentales en la construcción de la propia
identidad y en la determinación de la pertenencia a los diferentes grupos. El cuerpo es
modelado y construido conforme a las exigencias y normativas de la sociedad en la que
vivimos (Esteban, 2004). El sufrimiento de la gran mayoría de transexuales, está
determinado por la dificultad o imposibilidad de cumplir el rol de género esperado de
acuerdo al sexo biológicamente determinado, como consecuencia puede producirse una
búsqueda de cumplir estereotipos, cambio de sexo y feminidad extrema (Bergero et al
2008).
La imagen dentro de la transexualidad ocupa un espacio muy importante ya que ésta
va ligada al inicio del cambio y que se irá transformando hasta que la persona lo decida.
Es también nuestra carta de presentación social, es lo primero que los otros y otras ven.
Y por tanto, puede ser fuente de discriminación, transfobia, rechazo y/o aceptación
(Arribas, 2009). Dentro de la imagen corporal tenemos que tener en cuenta la
autoestima de la población transexual, es necesario que esta aporte la seguridad precisa
para que mantengan su autonomía personal. Conviene puntualizar que cuando nos
referimos a la autoestima nos referimos tanto a la autoestima general como a la
12
autoestima sexual (seguridad en la imagen corporal, habilidades sociales, seguridad en
la intimidad) (Gómez, 2000).
Es importante saber que el concepto de la imagen corporal más allá de la mera
percepción del cuerpo está compuesto de actitudes, experiencias y percepciones
relativas a la apariencia física basado en la percepción de sí mismos. En este contexto
las actitudes y experiencias en pacientes transexuales han sido poco investigadas
(Kraemer, Delsignore, Schnyder y Mepp, 2008). Por su parte las alteraciones de la
imagen corporal en transexuales en raras ocasiones se han abordado de manera
empírica, aunque en uno de los pocos estudios existentes, se encontró que las personas
transexuales estaban más insatisfechos con sus cuerpos que los no transexuales (Pauly y
Lindgren, 1976).
3.1.Cirugía de reasignación de sexo (CRS)
Para conseguir la imagen deseada esta población recurre a la cirugía de
reasignación sexual (CRS). La cirugía de reasignación de sexo consiste en procesos
quirúrgicos que las mujeres y los hombres transexuales llevan a cabo para armonizar su
sexo anatómico con su identidad sexual. Puede centrarse en los genitales, denominada
cirugía de reconstrucción genital, y en la que se pueden distinguir operaciones como la
vaginoplastía (reconstrucción estética de los genitales femeninos externos) o la
faloplastía (reconstrucción estética de los genitales masculinos externos). Pero también
existen operaciones feminizantes o masculinizantes de caracteres sexuales no genitales,
como puede ser una cirugía facial (especialidad quirúrgica que se ocupa de la
corrección de todo proceso congénito o adquirido que requiera un cambio) o una
mastectomía (extirpación quirúrgica de las mamas) (Chárriez 2013).
El proceso de cambio puede incluir en tomar hormonas o someterse a la cirugía de
reasignación de sexo para modificar sus características sexuales primarias y
secundarias. Este tratamiento puede variar de acuerdo con el lugar donde se realice
dicho procedimiento. No todas las personas transexuales se someten a la cirugía de
reasignación sexual (bien por el alto costo de la operación, por los riesgos médicos o
por razones personales), a pesar de que vivan permanentemente en el rol del género del
sexo con el que no se identifican (Chárriez 2013).
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La terapia quirúrgica es el máximo deseo de los transexuales, aunque no en todos, sí
que la gran mayoría busca ajustar su cuerpo a la mente. Para esto la reasignación de
sexo se considera la mejor forma de normalizar sus vidas, la cirugía de reasignación de
sexo marca un antes y un después en la vida de estas personas. Varios estudios apuntan
que es la manera más eficaz de aliviar la extrema incomodidad psicológica (Becerra-
Fernández, 2003).
Los transexuales deben ser tratados por un equipo multidisciplinar, tal equipo se
compone de un núcleo de médicos: psiquiatra, endocrinólogo, cirujano plástico, urólogo
y ginecólogo. Y un grupo más periférico: el otorrinolaringólogo, dermatólogo,
logopeda, abogado, enfermero y asistente social. Los resultados de equipo son mejores
que cuando cada especialista trata al transexual por separado. El transexual es sometido
en primer lugar a una castración química (reversible) antes de recibir las hormonas del
sexo opuesto, que producen cambios irreversibles. La terapia quirúrgica sólo se
contempla después de dos años de terapia hormonal (Becerra-Fernández, 2003).
Los criterios para que estas personas puedan acceder a la cirugía de reasignación de
sexo son en primer lugar la elegibilidad: mayoría de edad legal; un año de tratamiento
hormonal continuo, si no hay contraindicaciones médicas; un año de experiencia vida
real continua con éxito, periodos discontinuos de regreso al sexo biológico indicaría
ambivalencia y no se cumpliría este criterio; si lo exige el profesional de salud mental,
participación regular responsable en la psicoterapia durante la experiencia en la vida
real; demostrar conocimientos sobre costes, duración de la hospitalización, posibles
complicaciones y rehabilitación postquirúrgica de la intervención; conocer a diferentes
cirujanos competentes. El otro criterio es la disposición: demostrar progresos en la
consolidación de la identidad sexual; demostrar mejoría en sus relaciones familiares y
laborales, y en su forma de afrontar problemas personales, que dé lugar a una mayor
salud mental (ausencia de sociopatías, toxicomanías, psicosis, tentativas de suicidio,
etc). Quien no cumpla los criterios de elegibilidad no debe ser operado. Pero si alguien
ha vivido como miembro del otro sexo durante muchos años y se descarta una
psicopatología, podría ser operado sin pasar por tratamiento hormonal ni experiencia de
vida real reglamentarios (Generelo, 2004).
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Por lo general en el cambio de sexo de hombre a mujer aun después de años de
terapia con estrógenos, pocos cambios se producen que den al cuerpo biológicamente
masculino una apariencia más femenina. La terapia hormonal no cambia nada la
gravedad de la voz, las manos y pies grandes, los hombros anchos, la nariz masculina o
la barbilla cuadrada. Todo esto repercute en su satisfacción corporal aun después de la
cirugía de reasignación de sexo, la cual no puede modificar nada de lo mencionado
anteriormente. La operación de reasignación de sexo en transexuales de hombre a mujer
consiste principalmente en un aumento del pecho. El aumento de pecho incrementa en
estas pacientes el sentimiento subjetivo de feminidad. Una mamoplastía (intervención
quirúrgica plástica en la cual se trabaja la estructura y forma de las mamas) permitirá a
la paciente presentarse más fácilmente como una mujer, tanto en público como en
privado, facilitando su adaptación al estilo de vida de una mujer (Kanai, 1999). Los
transexuales de mujer a hombre por su parte tienen la ventaja de responder mejor a la
terapia hormonal del sexo opuesto: su voz se hace más grave, muchos muestran
crecimiento de la barba, y experimentan un aumento general en la musculatura. En el
momento de la operación, los transexuales de mujer a hombre normalmente parecen
mucho más hombres que las transexuales de hombre a mujer parecen mujeres (Becerra-
Fernández, 2003).
3.2. Investigaciones con población transexual
A continuación se presentan diferentes estudios que se han ido realizando en esta
población para entender mejor cuáles son sus emociones y sentimientos antes de
comenzar modificaciones corporales y también los efectos que conlleva dichas
modificaciones. De esta manera podremos acercarnos más a las vivencias de la imagen
corporal en personas transexuales que llevan a cabo una reasignación de sexo. Es
importante saber que hasta el momento hay muy poca investigación sobre esta cuestión
y debemos tener en cuenta que la gran mayoría de estudios sobre imagen corporal en
personas transexuales se ha centrado en la insatisfacción corporal respecto a la
percepción del cuerpo.
Un estudio reciente realizado por Esposito y González (2013) buscaba analizar el
evidente vínculo que existe entre el cuerpo y la transexualidad. El objetivo era conocer
cuáles son las vivencias de la imagen corporal en transexuales desde el momento en el
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que se realizan modificaciones del cuerpo. También querían estudiar los sentimientos y
emociones que tienen hacia el propio cuerpo cuando todavía no se han llevado a cabo
transformaciones corporales. Por ejemplo conocer los efectos respecto a las relaciones
sociales, interpersonales, familiares y situación laboral de estas personas. La muestra
estaba compuesta por 9 transexuales, 4 transexuales femeninas y 5 transexuales
masculinos, con una edad comprendía entre los 23 y 68 años. Los resultados mostraron
que no existe una vivencia estática del cuerpo, esto quiere decir que cada persona tiene
diferentes relaciones con su cuerpo a lo largo de la vida dependiendo de sus
experiencias. Así es como cambian los componentes cognitivos, perceptivos, afectivos y
conductuales de la imagen corporal. Se confirmó la importancia del cuerpo para estas
personas ya que necesitan cierta adecuación de éste para que puedan ratificar su propia
identidad y sentirse dentro del género de atribución, resolviendo así la falta de
congruencia que sienten entre la mente y el cuerpo. Un gran hallazgo de este estudio fue
que lograron confirmar la importancia que tiene la influencia social en cuanto al proceso
de construcción de su imagen corporal y la apariencia del cuerpo en transexuales. Si
estas personas fueran reconocidas socialmente en su género de identificación, el
sufrimiento y las adecuaciones corporales extremas se verían reducidas en gran medida
(Esposito y González, 2013)
El siguiente estudio realizado por Kraemer, Delsignore, Schnyder y Mepp (2008)
tenía por objetivo llevar a cabo un primer intento de proporcionar una investigación más
detallada de la imagen corporal de personas transexuales y poder observar así las
diferencias entre transexuales preoperatorios y postoperatorios. La muestra estaba
compuesta por personas de ambos sexos, 23 eran transexuales preoperatorios y 22
postoperatorios. Los resultados estadísticos mostraron que los pacientes transexuales
postoperatorios puntuaban significativamente más alto en atractivo-confianza y menor
en inseguridad y preocupación por su cuerpo en comparación de los preoperatorios. Los
preoperatorios por su parte eran más inseguros y sentían poco atractivo debido a su
preocupación por la imagen corporal. Sin embargo no se encontraron diferencias
significativas en función del sexo respecto a la apariencia del cuerpo. Estos resultados
parecían confirmar los sentimientos de inseguridad y la falta de atractivo en relación
con la imagen corporal de los transexuales en general, aunque estos sentimientos se
acentúan en transexuales preoperatorios (Kraemer, Delsignore, Schnyder y Mepp,
2008).
16
El objetivo del siguiente estudio llevado a cabo por Fleming, MacGowan, Robinson,
Spitz y Salt (1982) era estudiar la imagen corporal y la autoestima de 22 transexuales
postoperatorios de mujer a hombre y compararlo con un grupo control. La edad de los
participantes iba desde los 24 a 50 años. Los resultados de este estudio mostraron que el
nivel de tratamiento quirúrgico parece estar relacionado con la imagen corporal positiva.
Por su parte los transexuales del grupo ‹‹faloplastia›› estaban más satisfechos con sus
cuerpos, por el contrario el grupo ‹‹no faloplastia›› no estaban satisfechos con sus
órganos sexuales. Respecto al nivel autoestima no se encontraron diferencias
significativas entre el grupo faloplastia y el grupo control, ambos presentaron altos
niveles de autoestima (Fleming, MacGowan, Robinson, Spitz y Salt, 1982).
Debemos tener en cuenta que los transexuales cuentan con escaso apoyo social y
familiar, no se sienten cómodos ni con su aspecto físico ni mental, en general esto tiene
como consecuencia que la calidad de vida de estas personas se vea notablemente
reducida. A continuación se presenta un estudio llevado a cabo por Rakic, Starcevic,
Maric y Kelin (1996) con el objetivo de estudiar los distintos aspectos de la calidad de
vida después de la cirugía de reasignación de sexo en 32 transexuales de ambos sexos.
Se examinaron cuatro aspectos de la calidad de vida: las relaciones con las otras
personas, actividad sexual, funcionamiento ocupacional y la actitud hacia el propio
cuerpo. La hipótesis de este estudio era que la calidad general de vida en los
transexuales sometidos a cirugía de reasignación de sexo mejoraría, esta hipótesis se
comprobó comparando los cuatro aspectos evaluados, tanto antes y como después de la
cirugía. Se obtuvo que el 100% de los transexuales de la muestra estaba satisfecha con
el cambio de sexo. Sin embargo sólo el 62 % también estaba satisfecho con la forma de
sus cuerpos, el 25 % estaba satisfecho en cierta medida y el 13 % no estaba en absoluto
satisfecho. En cuanto a las diferencias de sexo el 50% de hombre a mujer estaban
satisfechos con la forma de sus cuerpos y el 18% no estaban satisfechos. Por su parte en
la muestra de mujer a hombre un 90% estaba satisfecho con sus cuerpos y no hubo
ninguno que no estuviera satisfecho con la forma de su cuerpo. Mediante estos
resultados pudieron concluir que esta población después de la cirugía de reasignación de
sexo están satisfechos con el cambio que han realizado pero puede que alguno de estos
no estén satisfechos con la forma de su cuerpo. Los autores de este estudio plantearon
que las posibles causas de dicha insatisfacción podían ser en primer lugar, en el grupo
17
de hombre a mujer, que estos a pesar de la cirugía siguen teniendo rasgos corporales y
aspectos de su apariencia física que no pueden cambiar por completo ni con cirugía ni
por manipulación hormonal. Por ejemplo se sienten insatisfechos con restos de la barba,
el tamaño de sus pies y manos o la calidad de su voz. La segunda razón que exponen
hace referencia a la insatisfacción con los nuevos genitales, esto se observa en gran
medida en el grupo de hombre a mujer los cuales están menos satisfechos con la forma
de su cuerpo. Lo cual podría ser explicado mediante la presión social que sufren las
mujeres a través de los canones de belleza lo que las lleva a prestar más atención a su
apariencia física, y el resultado es una tendencia a la autocrítica y, por tanto, estar
menos satisfechos con la forma de sus cuerpos especialmente en comparación con otras
mujeres (Rakic, Starcevic, Maric y Kelin 1996).
Además de estudiar la percepción de la imagen corporal Oncala et al (2004)
pusieron en marcha un estudio para conocer los sentimientos y emociones de los
transexuales. Estudiaron variables psicopatológicas y sociofamiliares asociadas, la
forma en que comienzan y el curso de los síntomas principales de la transexualidad, así
como las diferencias encontradas entre hombre a mujer y mujer a hombre en el proceso
de cambio de sexo. La muestra estaba compuesta por 200 transexuales de ambos sexos,
con una edad comprendía entre 15 y 61 años. Los resultados mostraron que la edad
media estimada en la cual estas personas sintieron por primera vez que querían
pertenecer al sexo opuesto fue de 9 años para el grupo de hombre a mujer y 8 años para
el grupo mujer a hombre. El 100% de los participantes dijeron que este pensamiento se
establece de forma permanente a los 13 años para el grupo de hombre a mujer y 12 años
de mujer a hombre. La totalidad de la muestra refirió que rechazan, sienten repulsión o
desearían que los genitales y/o mamas según el caso, no formaran parte de su persona,
en definitiva estaban insatisfechos con su imagen corporal. Se obtuvieron diferencias
significativas respecto a la edad a la que comienza cada grupo a desempeñar el
comportamiento (forma de vestir, maneras, roles, etc.) del otro sexo entre familiares,
amigos, y público en general. El grupo de mujer a hombre comienza a adoptar el
comportamiento de un varón a los 13 años como edad media, y se establece
definitivamente a los 14 años, ambas variables aparecen cuatro años antes que en el
grupo de hombre a mujer. En el contexto laboral también es el grupo de mujer a hombre
el que comienza y establece antes el rol de varón. Sin embargo respecto a cuál de los
dos grupos comunica por primera vez su situación personal a su familia es el grupo de
18
hombre a mujer con una edad estimada de 17 años mientras que de mujer a hombre es a
los 19 años. En cuanto a los factores de estrés los resultados mostraron para el grupo de
mujer a hombre las situaciones más estresantes las constituyen: la relación diaria con el
cuerpo, que se les aprecien las manos, esperar las intervenciones quirúrgicas, comunicar
a su familia la condición transexual y presentar documentación en persona. En el grupo
de hombre a mujer son: el vello facial, la relación diaria con su cuerpo (ducharse,
vestirse), presentar documentación en persona y esperar la intervención quirúrgica. Un
aspecto importante a señalar respecto a estas diferencias se refiere a las creencias
sociales que giran en torno al género. La sociedad es más tolerante hacia las mujeres
que visten o se comportan como hombres que hacia hombres que se comportan como
mujeres. En cuanto al apoyo familiar percibido por ambos grupos durante el proceso de
reasignación de sexo, encontraron que la calidad de las relaciones con los padres y
hermanos es mejor para el grupo mujer a hombre. Esto tiene consecuencias muy
favorables para estos transexuales, ya que el aprendizaje de las conductas de rol
masculina son considerablemente facilitadas por el entorno sociofamiliar (Oncala et al
2004).
Una variable muy importante que se ha estudiado en los transexuales ha sido las
conductas alimentarias. Las alteraciones de la imagen corporal juegan un papel
importante en el desarrollo y mantenimiento de los Trastornos de conducta alimentaria
(Fairburn et al., 2003; Jacobi, Hayward, de Zwaan, Kraemer, y Agras, 2004; Keel,
Dorer, Franko, Jackson, y Herzog, 2005; Stice, 2002). En general, las mujeres están más
insatisfechas que los hombres (Garner, 1997) y su riesgo de desarrollar anorexia o
bulimia nerviosa es aproximadamente diez veces más alta (Hoek y Van Hoeken, 2003).
Así el objetivo del estudio llevado a cabo por Vocks, Shatn, Loenser, Legenbauer
(2009) era comparar a un grupo de transexuales con un grupo de mujeres con Trastorno
de alimentación y con un grupo control de hombres/mujeres que no presentan ningún
trastorno, estudiando las conductas alimentarias y la importancia de la imagen corporal
en esta población. También querían evaluar las diferencias entre hombre a mujer y
mujer a hombre en relación a esas variables nombradas anteriormente, las alteraciones
de la imagen corporal y conducta alimentaria. La muestra estaba compuesta por 356
personas, se dividieron en cuatro grupos: transexuales de hombre a mujer, transexuales
de mujer a hombre, grupo de mujeres con diversos Trastornos alimentarios, grupo
control de hombres y mujeres. Los resultados mostraron en el grupo de transexuales de
19
hombre a mujer mayores puntuaciones en la ingesta restringida, la preocupación por
comer, mayor insatisfacción corporal en comparación con el grupo control femenino. El
grupo de transexuales de mujer a hombre mostraron problemas de peso y forma y
mayor insatisfacción corporal respecto al grupo control masculino. La única diferencia
significativa que se encontró entre los dos grupos de transexuales fue la comprobación
del cuerpo donde obtuvieron puntuaciones más altas el grupo de hombre a mujer.
Investigaciones anteriores habían demostrado que la cirugía de reasignación de sexo era
capaz de aumentar la satisfacción de los transexuales debido a una reducción de sus
discrepancias entre su sexo biológico y el deseado (Kraemer et al, 2008). El presente
estudio contrariamente a lo esperado no encontró correlación entre dichas variables pero
llego a la conclusión de que las personas transexuales tienen mayor riesgo de sufrir un
Trastorno de la conducta alimentaria (Vocks, Shatn, Loenser, Legenbauer, 2009).
Otro aspecto investigado en la cirugía de reasignación con población transexual ha
sido la actividad sexual. Aunque se ha demostrado que ‹‹el placer sexual es muy
importante en nuestra sociedad›› (Rye y Meaney, 2007), la investigación es casi
inexistente respecto al placer sexual en transexuales y casi toda la que podemos
encontrar se centra en el funcionamiento de los órganos genitales después de la cirugía
de reasignación de sexo. Pocos son los que han investigado el problema de la imagen
corporal en relación con la sexualidad, la motivación o las experiencias sexuales en la
población transexual. La imagen corporal y la transexualidad están estrechamente
vinculados, se ha demostrado que los que tienen mayor insatisfacción corporal tienen
menos experiencia sexual, menos satisfacción sexual y menos comodidad con varios
elementos de la actividad sexual (Gillen, Lefkowitz, y Shearer, 2006). Muchos
argumentan que la imagen corporal pobre debilita el placer sexual (Sánchez y Kiefer,
2007). En esta línea Sammons (2010) realizó un estudio para explorar como la imagen
del cuerpo afecta al placer sexual en transexuales tanto antes como después de la cirugía
de reasignación de sexo. También mostrar que el descontento de estas personas con la
apariencia física conduce a una disminución del placer sexual, mientras que una imagen
corporal positiva, como resultado de la modificación del cuerpo a través de la cirugía,
aumenta el placer sexual. La muestra del estudio estaba formada por 110 transexuales
de hombre a mujer. Los resultados de esta investigación demostraron que la cirugía de
reasignación de sexo mejora significativamente tanto la imagen corporal como el placer
sexual. Se observo que el descontento sexual aparecía como consecuencia de los
20
problemas de la imagen corporal y la vergüenza que sienten hacia el propio cuerpo estas
personas (Sammons, 2010).
El último estudio que se presenta fue realizado por Bozkurt et al (2006) querían
identificar los rasgos de personalidad e imagen corporal de un grupo de transexuales de
hombre a mujer en comparación con un grupo de homosexuales. La muestra estaba
compuesta por 36 homosexuales y 52 transexuales. Para la investigación se administró
‹‹Body Cathexis Scale›› (Secord y Jourard, 1953) mediante el cual se obtuvo que los
transexuales están más satisfechos con su cintura, altura, caderas, piernas, postura
corporal y peso. Y más insatisfechos con su distribución de vello corporal, anchura de
hombros y genitales. Por su parte el Cuestionario de Personalidad (Eysenck, 1978)
reveló que los transexuales tienen mayor puntuaciones en neuroticismo que el grupo de
homosexuales (Bozkurt et al 2006).
Conclusiones
La transexualidad ha existido siempre, en todos los lugares y culturas pero cierto es
que se ha empezado hacer más visible en los últimos años. La falta de consenso en una
definición y la tardía incorporación de esta condición a la red sanitaria pública española
han dado lugar en nuestro país a escasas publicaciones. La mayoría de las definiciones
que encontramos se han centrado en el “sexo opuesto” y han omitido la “identidad
sexual”. Por su parte la investigación sobre este tema es escasa y la que hay sigue
siendo insuficiente para favorecer la igualdad y eliminar los obstáculos con los que se
encuentran los transexuales. La información y el conocimiento sobre este tema es lo
más importante para poder superar los prejuicios y acabar con la discriminación de esta
población. Por eso pienso que sería bueno crear programas de prevención que incluyan
psicoeducación para que los niños más pequeños estén informados sobre esta condición,
de esta forma se podría reducir de forma notable el rechazo y discriminación que sufren
los transexuales.
Partiendo de los estudios revisados anteriormente se podría afirmar que la imagen
corporal es uno de los factores más importantes para todos los transexuales. La
aproximación de su imagen corporal a la imagen deseada mediante las modificaciones
corporales adecuadas, les permite confirmar su propia identidad, disminuyendo las
21
diferencias que perciben entre la mente y el cuerpo. La insatisfacción corporal es mayor
en esta población por lo general lo que aumenta la probabilidad de sufrir un Trastorno
de Conducta Alimentaria y da lugar a que tanto su experiencia como su satisfacción
sexual sean menores. Para investigaciones futuras sería interesante comparar dos grupos
de transexuales, en donde un grupo recibiera un programa de prevención con
psicoeduación acerca de las conductas alimentarias adecuadas. Después comparar los
resultados con el otro grupo control el cual no ha recibido ningún programa, de esta
forma se podría observar si se reduce el riesgo de sufrir un Trastorno de Conducta
Alimentaria en transexuales.
Se ha puesto de manifiesto una clara conclusión y es que hay un antes y un después
en la vida del transexual gracias la cirugía de reasignación de sexo. Cuanto mayores
sean los cambios y transformaciones y mayor el nivel de tratamiento quirúrgico mayor
es la satisfacción con su imagen corporal y mayor es su placer sexual. Es evidente el
malestar, los sentimientos, experiencias y actitudes negativos que tienen todos los
transexuales pero una cosa es clara, estos factores son aún mayores en transexuales
preoperatorios. Los transexuales preoperatorios son inseguros y tienen una gran
preocupación por su imagen corporal lo que les lleva a verse poco atractivos. Los
postoperatorios por su parte tienen mayor confianza y disminuye su inseguridad lo que
hace que se sientan más atractivos.
De manera general la gran mayoría de transexuales que recurre a la cirugía de
reasignación de sexo están satisfechos con el cambio aunque existen diferencias
dependiendo del sexo. En el caso de hombre a mujer ni la hormonación ni la cirugía de
reasignación de sexo cambia los rasgos corporales tales como: la gravedad de la voz, el
tamaño de manos y pies, hombros anchos, nariz masculina o la barbilla cuadrada. Sin
embargo en el grupo de mujer a hombre casi todos están satisfechos con su cambio de
sexo. La explicación a estas diferencias podría ser la presión social que se encuentra
cualquier mujer mediante los canones de belleza y la autocrítica lo que hace que presten
más atención a su apariencia física. Y es que la sociedad tolera más al grupo de
transexuales de mujer a hombre y la relación de las familias es mejor en el grupo de
mujer a hombre. Recordar también lo importante que es para esta población contar con
una buena red de apoyo tanto social como familiar, esto les ayuda a la construcción de
su imagen corporal y reduce notablemente el sufrimiento de estas personas. En
22
definitiva si los transexuales contaran con más apoyo seguramente se reducirían de
forma notable la búsqueda de cambios corporales extremos.
Esta revisión ha servido para poner de manifiesto que la gran mayoría de
transexuales que han recurrido a la cirugía de reasignación de sexo están satisfechos con
el cambio. Bajo mi punto de vista sería bueno que se facilitara a la población transexual
el acceso a este tratamiento quirúrgico. Esto llevaría a una reducción de su
insatisfacción corporal, un aumento en su calidad de vida o placer sexual. Evitando así
gran parte de su sufrimiento.
Hemos podido ver como las manifestaciones de comportamiento en los transexuales
empiezan desde la infancia y es en la adolescencia cuando finalmente se establece de
forma permanente el sentimiento de pertenecer al sexo opuesto. Hasta el momento la
gran mayoría de países, incluyendo nuestro país, no permite empezar la reasignación de
sexo antes de la mayoría de edad. Desde mi punto de vista sería conveniente realizar
más estudios y comprobar si un tratamiento temprano podría ser beneficioso en
adolescentes, los cuales aun no han desarrollado características secundarias. En el grupo
de transexuales de hombre a mujer podrían parecer más femeninas si no llegan a
crecerles la barba ni desarrollar una voz grave. Por su parte los transexuales de mujer a
hombre en el inicio de la adolescencia los pechos son todavía pequeños, de esta forma la
reducción del pecho sería una intervención más sencilla y con cicatrices menores. En
definitiva si se cumpliera la hipótesis y la cirugía temprana fuera beneficiosa en
adolescentes, se reducirían los años de malestar y es probable que la insatisfacción
corporal se viera notablemente reducida y aumentara su calidad de vida.
23
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