AUTORES: César, Marta, Irene,

Mario y Marcos.

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Erase una vez, un señor que

participaba en la lotería. Una

vez, la ganó y se compró un

cachorrito Husky. Se lo llevó

a casa. Justo cuando llegó a

casa le dio de comer y de beber

y se durmió.

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¡Era un perrito precioso!

El señor, se llamaba Juan;

era alto y simpático. Quería

mucho al perro. Vestía con

camiseta y unos vaqueros.

El perro se llamaba Budy.

Cuando se levantó le paseó.

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Pasaron unos meses y

Juan decidió participar en un

concurso de perros. Las

pruebas consistían en:

carreras de obstáculos,

obediencia y de frisbies.

Cuando empezó el concurso,

Juan estaba nervioso porque

no había entrenado con Budy,

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y además, Budy, no estaba

preparado.

Durante la carrera de

obstáculos, Budy se rompió

una pata y Juan se retiró.

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Lo llevo corriendo al

veterinario. El veterinario le

dijo que reposara unos meses y

se pondría bien. Juan dijo: -

¡Ojala se recupere pronto!

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Cuando llegaron a casa,

Juan puso a Budy en un

colchón. Budy se puso a

ladrar en la puerta. Juan

abrió la puerta. ¡Era una

amiga suya!,

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venía con su perro para jugar

con Budy. Juan le dijo: -

Budy tiene una pata rota, y

ella dijo:-Da igual, mi perra

le hará compañía mientras

que nosotros nos tomamos un

café.

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Budy se puso a ladrar porque

quería jugar con la perra.

Cuando Juan y su amiga

acabaron de tomarse el café,

vieron que Budy estaba

llorando, y le dio una

medicina, que le recetó el

veterinario.

Hace unas semanas,

cuando se la tomó, en unos

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diez minutos se sintió mucho

mejor y como parecía

hambriento, le dio de comer.

Después de unos meses, por

fin, se le curó la pata, y como

Budy tenía ganas de correr,

porque llevaba unos meses sin

salir, le dio un paseo.

FIN