El Hombre Como Un Microcosmos Vegetal Animal y Espiritual. Espiritualidad e Inmortalidad Del Alma...

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UNIDAD I: ¿Qué significa ser persona? El hombre como un microcosmos vegetal, animal y espiritual. Espiritualidad e inmortalidad del alma humana

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UNIDAD I: ¿Qué significa ser persona? El hombre como un microcosmos vegetal, animal y espiritual. Espiritualidad e inmortalidad del alma humana

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Introducción En esta unidad explicaremos algunas consideraciones esenciales sobre la naturaleza del alma humana. Constataremos la relación entre el alma y el movimiento de los seres vivos: a saber todos ser vivo se mueve o desarrolla vitalmente en tanto tiene alma. Dado que existen tres niveles de vida (vegetativa, sensorial y racional) distinguiremos consiguientemente tres tipos de alma. Identificaremos un nivel básico referido a las funciones relativas al nacimiento crecimiento y nutrición correspondiente al alma vegetal. Un segundo nivel referido al conocimiento percibido por los sentidos denominada alma sensorial. Por último la dimensión del alma que nos permite comprender la vida tras un fin, actuando libre y voluntariamente tras su logro correspondiente al alma racional. Respecto a las características o propiedades del alma el conocimiento antropológico nos permitirá distinguir que poseemos un conocimiento existencial de la realidad de nuestra alma, reconociendo como atributos esenciales que le pertenecen la simplicidad, es la forma sustancial que le da identidad al ser humano, es inmaterial, subsistente e inmortal, lo cual explica el afán de trascendencia de la persona humana.

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I. El hombre como un microcosmos: vegetal, animal y espiritual

Sobre los seres vivos y el alma: Se dice que tienen vida todos los seres que se mueven a sí mismos y no por otros. Por eso decimos que entes como las plantas y animales son seres vivos, mientras que los minerales no lo son. Ahora bien, según la perfección del movimiento de sí mismo será la perfección de la vida de aquel ente. Entre los seres vivos se dan distintos tipos de movimientos y, por tanto, de vida (Vegetal, sensorial y racional).

Tipos de alma según su perfección se distinguen dos tipos de alma:

1) Alma vegetativa (vegetal): En el primer y más básico nivel de vida están las plantas, cuya manifestación consiste en un único movimiento, dado que la perfección de vida o auto movimiento de aquéllas está determinada por naturaleza. Es decir, el fin y la causa de su movimiento está en su propio ser.

2) Alma sensorial (animal): Hay otros seres ubicados, por la perfección de su ser y, por tanto de su vida, en un peldaño superior. Son los animales. Estos no sólo se mueven según las perfecciones que hay en ellos por naturaleza (las mismas que poseen las plantas) pudiendo así nacer, crecer y nutrirse; sino, además y principalmente, se mueven según lo que perciben por los sentidos. Por eso, cuanto más perfecto es su sentido, tanto más perfecto es su movimiento.

El alma racional (espiritual) Por encima de los animales están los hombres, pues éstos no sólo se mueven según la vida básica (de los vegetales) o sensitiva (de los animales), sino según lo que entienden, es decir, a partir de lo que conciben en su inteligencia. Esto es evidente, pues, a diferencia de los demás seres vivos, el hombre conoce el fin que busca y hacia el cual se mueve; y por eso mismo puede decidir libremente si dirigirse a ese fin o no.

Esta es la razón por la que el hombre no se mueve según especie, sino como alguien único, dado que cada ser humano expresa un modo de vida único e irrepetible que lo hace poseedor de una dignidad altísima e inviolable. Por tanto el modo más perfecto de vivir está en aquellos seres dotados de entendimiento. Prueba de esto es que el entendimiento del hombre mueve a sus potencias sensitivas, y éstas por su poder mueven a los órganos que ejecutan el movimiento.

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Conclusiones

Se concluye entonces que existe una escala de perfección en la naturaleza visible según los distintos tipos de vida o intimidad vital: en el nivel más básico están las plantas que, por poseer una vida básica, llevan una vida cuyo nombre se identifica con su naturaleza. Por eso se llama vida vegetativa.

Como el principio de vida es el alma –en su acepción estrictamente filosófica- se dice que el alma de los vegetales o plantas en general es el alma vegetativa. Sobre las plantas están los animales, cuya vida lleva el nombre de sensitiva, pues es aquello que los especifica. Por eso el alma de los animales se denomina alma sensitiva.

Sobre los animales están los hombres, cuya vida propia es la intelectual. Por eso, el principio vital (alma) que lo distingue se denomina alma intelectual o intelectiva.

II. El conocimiento que el alma tiene de si misma El alma tiene de sí dos conocimientos; uno que responde a qué es el alma, es decir, cuál es su naturaleza, y otro conocimiento por el cual todos percibimos que tenemos alma, según se percibe cada individuo. De este último, se desprenden el conocimiento existencial habitual y existencial actual que el alma posee.

Por su conocimiento actual, ella se conoce por sus actos y se percibe en la medida que entiende y siente. Es decir, cada vez que el hombre siente, no solo siente, sino que además siente que existe, y cuando entiende algo, entiende además que él existe. De este modo el alma puede conocerse por sus manifestaciones, que son sus actos.

Se llama conocimiento existencial habitual aquél conocimiento de sí, en cuanto el alma por ser inmaterial y subsistente, es siempre presente a sí misma. Hallándose en el último lugar de lo inteligible, el alma se encuentra tan próxima a la materia, que la atrae a participar de su ser, el cual le pertenece precisamente por ser inteligible.

Esa inteligibilidad le es propia en virtud de su simplicidad –por no tener materia-, y es una forma subsistente, por cuanto participa más perfectamente del ser, por lo que es íntima a sí misma. Su esencia le es presente por su inmaterialidad.

Existencialmente, nada hay más conocido para el alma humana que ella misma, y este conocimiento existencial es el fundamento de todos los demás. La ciencia es posible gracias a él, y por él el alma puede decir de sí qué es y luego lo que es.

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III. Espiritualidad e inmortalidad de la alma

El alma humana es aquello que le da la identidad y que hace ser al cuerpo, es decir, dicho en términos filosóficos, la forma sustancial. Y como toda forma es inmaterial, entonces el alma humana es inmaterial. Es esa forma que posee el ser en sí misma y que lo comunica a la materia, pero que puede subsistir sin ella. Esto quiere decir que el alma puede realizar actos sin la materia, aunque la informe, de modo que ésta no participa en todas sus operaciones. Al contener al cuerpo, el alma se difunde por él, mas, poseyendo el ser en sí misma, vuelve sobre sí; en esto consiste la subsistencia (3). Que esta alma sea subsistente, quiere decir que puede realizar una operación sin el cuerpo. Una cuarta propiedad del alma humana consiste en su inmortalidad. Si se considera que ella subsiste sin la materia, entonces permanece aunque se corrompa la materia, es decir, no muere al morir el cuerpo, porque no puede ser sujeto de corrupción. Además, todos los hombres tienen un deseo natural de vivir para siempre. Y cuando existe un deseo que todo hombre tiene, es porque su naturaleza se encuentra en tensión hacia eso que ejerce una atracción sobre ella. En este caso, el objeto es la inmortalidad que todo hombre desea naturalmente. Y como no es posible un deseo natural vano, hay que concluir que existe la inmortalidad

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RESUMEN

En esta unidad explicamos algunas consideraciones esenciales sobre la naturaleza del alma humana. Constatamos la relación entre el alma y el movimiento de los seres vivos: a saber todos ser vivo se mueve o desarrolla vitalmente en tanto tiene alma. Dado que existen tres niveles de vida (vegetativa, sensorial y racional) distinguiremos consiguientemente tres tipos de alma. Identificamos un nivel básico referido a las funciones relativas al nacimiento crecimiento y nutrición correspondiente al alma vegetal. Un segundo nivel referido al conocimiento percibido por los sentidos denominada alma sensorial. Por último la dimensión del alma que nos permite comprender la vida tras un fin, actuando libre y voluntariamente tras su logro correspondiente al alma racional. El primer nivel del alma vegetativa se presenta en todo ser vivo a saber: vegetales , animales y seres humanos .El alma sensitiva se presenta sólo en los animales y seres humanos, mientras que el alma racional o entendimiento es propiedad exclusiva de la dignidad de la persona humana. Respecto a las características o propiedades del alma gracias al conocimiento antropológico hemos distinguido que poseemos un conocimiento existencial de la realidad de nuestra alma, reconociendo como atributos esenciales que le pertenecen los siguientes: La simplicidad, es la forma sustancial e inmaterial que explica y determina la esencia o

identidad al ser humano. Es inmaterial: Esto implica que sí bien posee una relación substancial e intrínseca con el

cuerpo, posee un carácter subsistente por el cual puede realizar sus actos con independencia de la materia.

Dado lo anterior el alma no esta sujeta a la corrupción corporal (como sí le sucede al

cuerpo) por lo cual es inmortal, lo cual explica el deseo natural de los seres humanos por vivir para siempre, es decir, el afán de trascendencia de la persona humana.