El Gran Capitán Una Evolución Militar Decisiva - El Origen de La Infantería Moderna, Los Tercios

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EL GRAN CAPITÁN. UNA EVOLUCIÓN MILITAR DECISIVA. EL ORIGEN DE LA INFANTERÍA MODERNA: LOS TERCIOS. Para el valeroso Gran Capitán, en disculpa por habernos permitido que tu nombre cayera en el olvido, cuando fuiste entre hombres titán. Permanezca en nuestra memoria, quien un Imperio permitió paladear, héroe que méritos hizo para vadear la inexorable corriente de la Historia. ACCÉSIT DEL I CERTAMEN NACIONAL DE HISTORIA: ASOCIACIÓN REALES TERCIOSMIGUEL ESTEBAN LINEROS, GONZALO LINARES MATÁS, PABLO ZARAGOZA BALLESTER (Junio, 2012)

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Transcript of El Gran Capitán Una Evolución Militar Decisiva - El Origen de La Infantería Moderna, Los Tercios

  • EL GRAN CAPITN. UNA EVOLUCIN MILITAR DECISIVA.

    EL ORIGEN DE LA INFANTERA MODERNA: LOS TERCIOS.

    Para el valeroso Gran Capitn,

    en disculpa por habernos permitido

    que tu nombre cayera en el olvido,

    cuando fuiste entre hombres titn.

    Permanezca en nuestra memoria,

    quien un Imperio permiti paladear,

    hroe que mritos hizo para vadear

    la inexorable corriente de la Historia.

    ACCSIT DEL I CERTAMEN NACIONAL DE HISTORIA:

    ASOCIACIN REALES TERCIOS

    MIGUEL ESTEBAN LINEROS,

    GONZALO LINARES MATS,

    PABLO ZARAGOZA BALLESTER

    (Junio, 2012)

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    NDICE

    1. Introduccin.

    2. Parte I: Reconquista, siete siglos para someter al-ndalus.

    1.1. Prlogo: Los inicios de la empresa reconquistadora.

    1.2. Captulo I: Las Navas de Tolosa, el comienzo de la hegemona cristiana.

    1.3. Captulo II: El periodo final de la Reconquista.

    1.4. Conclusiones de la Parte I.

    3. Parte II: Guerra de Granada (1479-1492).

    3.1. Prlogo: Gonzalo Fernndez de Crdoba.

    3.2. Captulo I: La organizacin militar a finales de la Reconquista.

    3.3. Captulo II: La estrategia de la guerra de Granada.

    3.4. Captulo III: Papel de Gonzalo Fernndez de Crdoba en la guerra de Granada.

    4. Parte III: Conquista de Npoles.

    4.1. Captulo I: Primera campaa de Italia. (1495-1497).

    4.2. Captulo II: La segunda campaa de Italia.

    4.3. Captulo III: El Gran Capitn.

    5. Parte IV. Conclusin. La creacin de los Tercios, la hegemona militar de la infantera

    espaola en el Viejo Continente.

    6. Nota de los Autores.

    7. Bibliografa.

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    Introduccin.

    El siguiente trabajo presenta cuatro partes diferenciadas entre s. La primera parte trata la

    Reconquista, un largo periodo dentro de la Edad Media espaola, que supuso el

    enfrentamiento militar de los reinos cristianos hispnicos contra Al-ndalus, territorio de religin

    musulmana que fue evolucionando su entidad poltica, alcanzando su mayor esplendor en el S.

    X con el Califato Omeya de Crdoba.

    Dentro de la Reconquista, se destaca la batalla de las Navas de Tolosa, enfrentamiento

    cumbre de la misma, y de la cual este ao se celebra su 800 aniversario, como claro ejemplo

    de la estrategia militar hispana de la Edad Media, en contraposicin a las innovadoras tcticas

    estratgicas introducidas por D. Gonzalo Fernndez de Crdoba, Gran Capitn de los ejrcitos

    castellanos, en Granada e Italia.

    Tambin es importante, en tiempos de Alfonso V de Aragn, dentro de un contexto de

    expansin territorial en el Mediterrneo, y por tanto de conflictos continuados, la creacin de

    una serie de contingentes permanentes, con el que hacer frente a esta situacin, antecedente

    del poder de los ejrcitos reales profesionales durante la Edad Moderna.

    La segunda parte se refiere a la guerra de Granada, donde se explican todas las tcticas

    que se llevaban a cabo y las diferentes estructuras que conformaban la hueste real, valorando

    el papel de Gonzalo Fernndez de Crdoba dentro de esta guerra.

    En la tercera parte hemos reflejado las campaas en Italia posteriores a la Reconquista,

    resaltando los hechos ms importantes en cuanto a la modificacin de la estructura del ejrcito

    y a las diferentes tcticas llevadas a cabo por Gonzalo Fernndez de Crdoba. Asimismo

    hemos puesto como ejemplo de estas modificaciones y tcticas las dos batallas ms

    representativas de la segunda campaa en Italia, la de Ceriola y la de Garellano.

    Como conclusin de esta tercera parte hemos querido destacar la importancia de la figura

    de Gonzalo Fernndez de Crdoba en estos conflictos y en la historia de Espaa, as como en

    lo referente a la historia militar espaola.

    La cuarta parte es un estudio de la dimensin histrica del legado del Gran Capitn, enfocado

    en la creacin y desarrollo de un cuerpo de lite de la infantera espaola, llamado a dominar

    los campos de batalla de Europa durante siglos. Fueron conocidos como Tercios.

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    Parte I: Reconquista, siete siglos para someter Al-ndalus.

    Prlogo: Los inicios de la empresa reconquistadora.

    Don Pelayo, noble visigodo, es coronado rey de Asturias en 718. Iniciar la Reconquista en

    722 con su victoria en la batalla de Covadonga1.

    A mediados del S. VIII, las tcticas militares empleadas por el reino de Asturias comenzaron

    por la construccin de defensas para hacer frente a las invasiones sarracenas, para ir

    progresivamente tomando la iniciativa, a travs de expediciones de centenares de hombres a

    caballo,2 que debilitaban el poder islmico en el norte de la Pennsula, mediante la captura de

    los mozrabes situados en los pueblos sometidos a los musulmanes, aumentando la capacidad

    demogrfica del reino astur, mientras se creaba progresivamente un espacio vaco entre

    Asturias y el ro Duero3. Los territorios pronto debieron ser ocupados por gentes que

    comenzaron a trabajar la tierra. Estos campesinos colonizadores no encontraron obstculo

    para su asentamiento por lo que no fue necesaria una conquista militar4 de los territorios que se

    iban anexionando los reinos cristianos.

    En el mbito militar, la Reconquista, entre los siglos VIII y XI ser, a pesar de algunas

    victorias de renombre, (Simancas, 939) una sucesin constante de saqueos y derrotas

    militares5 especialmente durante las razias de Almanzor (940-1002).

    Captulo I: Las Navas de Tolosa (1212), el comienzo de la hegemona cristiana.

    1. Los hombres de frontera. En el S. XII aparecen unas obras, los cantares de gesta, que

    recogen las condiciones de vida de los hombres de frontera, durante el S. XI, hroes cuyo

    mundo era el de la guerra, sin cabida para lo cortesano6; estaban supeditados a una autoridad

    derivada de la aristocracia feudal. Todos los hombres de frontera presentaban unas

    caractersticas singulares, pues eran hombres situados entre dos bloques antagnicos7, el

    1 (Esparza, Don pelayo. El hroe de Covadonga, 2012) Pg. 72 2 (Esparza, Fruela Prez. La primera espada de la Reconquista, 2012) Pg. 64 3 (Esparza, Fruela Prez. La primera espada de la Reconquista, 2012) Pg. 64 4 (Mackay, 1980), pg. 21 5 (Mackay, 1980). Cap. I Negocios de proteccin y cruzados (1000-1212), pg. 25 6 (Clara Tibau) Pg. 3 7 (Ruiz-Domnech) Pg. 5

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    mundo cristiano y el musulmn. Los siglos XI y XII fueron la poca dorada de los hroes picos

    y de los aventureros individuales.8

    Entre ellos, una figura destac especialmente: Rodrigo Daz de Vivar, el Cid Campeador. El

    mayor logro del Cid fue la toma de la ciudad de Valencia, en 1094, proclamndose prncipe.

    2. Las Navas de Tolosa. La gran batalla de la Reconquista.

    Alfonso VIII el de las Navas, nieto de Alfonso VII, comenz de rey a los tres aos, por lo que

    tuvo una infancia de tutoras. Su vida fue un constante guerrear y pidi ayuda a los dems

    reinos cristianos hispnicos para enfrentarse a la invasin almohade. No solo no le ayudaron,

    por lo que sali derrotado en la batalla de Alarcos (1195), sino que se aprovecharon de su

    derrota, invadiendo algunos de sus territorios. Alfonso VIII, para defenderse de los cristianos,

    se vio obligado a firmar una tregua con los almohades. A peticin del monarca castellano, el

    Papa Inocencio III predic una cruzada contra el Islam9, lo que s logr aunar, esta vez, a los

    reinos cristianos peninsulares, no sin reticencias. Tambin contaron con ayuda de cruzados

    ultramontanos.10

    Segn estimaciones del doctor C. Vara Thorbeck (Vara Thorbeck, 1999), el nmero de

    efectivos de ambos ejrcitos sera similar, en una cifra no superior a las diez mil o doce mil

    unidades, en base a la poblacin de la poca, los bastimentos necesarios y el escenario de la

    lucha, una zona tan quebrada y escasa de agua. La similitud de los ejrcitos se explicara

    mediante la dificultad de que un ejrcito, con ventaja posicional y duplicando al enemigo,

    pierda.11 El coste de la campaa fue elevadsimo, debiendo acuarse moneda en una decena

    de cecas distintas12 para sufragar los costes. Ya, como disposicin tctica de la batalla, decir

    que el Pedro II de Aragn diriga el ala izquierda, vindose sus hombres reforzados por milicias

    castellanas. El cuerpo central cristiano lo mandaba Alfonso VIII y Sancho el Fuerte conduca el

    ala derecha con sus doscientos cruzados navarros, reforzados tambin con milicias

    castellanas.

    8 (Mackay, 1980) Pg. 69 9 (Walker, 2004) Pg. 95 10 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 96 11 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 103 12 (Yez, 2007) Pg. 105

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    La estrategia en las batallas campales normalmente se reduca a matar al mayor nmero de

    enemigos posibles.13 Tras desbaratar las avanzadillas de la caballera rabe y los arqueros

    kurdos, el centro del ataque cristiano se aline frente a las lanzas de la formacin en cuadro14

    de los rabes, soportando el aluvin de armas arrojadizas (dardos, flechas, lanzas, jabalinas,

    piedras) de los almohades, quienes combatan en la parte elevada de la colina. Los cristianos,

    cuyo ascenso resultaba dificultoso al sumarse la pendiente, comenzaron a ver frenado su

    ataque. En esta complicada situacin, el seor de Vizcaya, Diego Lpez de Haro, rompi la

    lnea almohade, quedndose aislado. Fue necesario rescatarle, pero tras ser el culpable de la

    estrepitosa derrota en Alarcos, se cubri de gloria en las Navas15.

    Las rdenes militares fueron las encargadas de cerrar las filas cristianas, producindose en

    ellas una elevada mortandad16. El herosmo segua siendo, en los tiempos de las Navas, un

    factor determinante en la obtencin de la victoria, debido a la no profesionalizacin de los

    ejrcitos. Las tropas se movan y actuaban segn la moral, la cual creca o disminua segn las

    hazaas de sus dirigentes. Reproduciendo una cita de la Crnica del arzobispo se observa que

    la situacin era dramtica:

    El noble Alfonso, al darse cuenta de cmo algunos, con villana cobarda, no atendan a la

    conveniencia, dijo delante de todos al arzobispo de Toledo: Arzobispo, muramos aqu yo y

    vos!, ante lo que este respondi: De ningn modo, aqu os impondris ante vuestros

    enemigos! Vayamos a socorrer las primeras lneas, que estn en peligro!17

    . En ese momento, ante el aparente retroceso de las lneas cristianas, avanz,

    descontroladamente, la vanguardia almohade, rompiendo as su formacin al abrir un centro en

    su entramado defensivo. En ese punto avanz lo ms granado del ejrcito cristiano, la

    infantera pesada que haba quedado en reserva, mandada por los reyes. Esta tropa, mucho

    ms diestra y experimentada, valerosa y arrojada, se introdujo por el centro de la formacin

    almohade, abierto por la caballera rabe. As, en poco tiempo, qued roto tanto el frente como

    la zaga musulmana.

    13 (Garca Fitz, Hubo estrategia en la Edad Media? A propsito de las relaciones castellano-musulmanes durante el siglo XIII) Pg. 5 14 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 100 15 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 101 16 (Martnez Dez, 2006) Pg. 82 17 (Jimnez de Rada, 1989)

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    Durante las batallas medievales, las bajas eran relativamente escasas hasta que se rompa

    el frente de alguno de los dos ejrcitos. Entonces, se produca una decisiva ventaja para aquel

    ejrcito que era capaz de mantenerse compacto. De todas maneras, los combates individuales,

    frecuentes durante el Medievo, eran los que proporcionaban el honor y la honra, que le

    llevaban a romper las filas y a avanzar desorganizadamente18, y, normalmente, un combate

    sola quedar fragmentado en numerosos enfrentamientos individuales, debido a la ausencia o

    deficiencia de planificacin de la batalla por parte del caudillo o rey dirigente. Segn el

    historiador Charles Oman, no era infrecuente que se rompiera una planificacin por los deseos

    de gloria de cada caballero durante la poca feudal19, pues todo noble queda convertido en

    guerrero, que no en soldado20. El triunfo cristiano tuvo una gran difusin, atribuible tanto al

    Vaticano21, como a la propia Orden del Temple, que perdi a su maestre. Las cuantiosas

    prdidas sufridas por las rdenes militares reflejan, paladinamente, su esfuerzo blico

    desplegado en las Navas.22

    La importancia de esta batalla, considerada como el ocaso de al-ndalus, es posible que

    haya sido magnificada en exceso23, pues la prdida de un ejrcito no supondra la

    desintegracin del Imperio Almohade, como las razzias de 1213 demuestran. En cualquier

    caso, el triunfo fue rotundo24, dejando quebrantado al podero almohade de la Pennsula; puede

    afirmarse que la batalla de las Navas de Tolosa cerr las puertas de Castilla-La Mancha a los

    musulmanes, abriendo las de Andaluca a los cristianos25, lo que supuso un cambio

    trascendental en la Historia de Espaa.

    Conclusiones captulo I. En el S. XIII, Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador

    expanden grandiosamente los reinos cristianos por la Pennsula. Pero, a partir de ese

    momento, finaliza de forma brusca una tendencia destinada a la recuperacin del territorio

    peninsular. Cuando los avances territoriales se ralentizan, las anteriores guerras de conquista

    18 (Garca Fitz, Las Navas de Tolosa, 2005) Pg. 498 19 (Oman, 1953) 20 (Garca Fitz, Hubo estrategia en la Edad Media? A propsito de las relaciones castellano-musulmanes durante el siglo XIII) Pg. 3 21 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 103 22 (Martnez Dez, 2006) Pg. 84 23 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 103 24 (Walker, 2004) Pg. 95 25 (Vara Thorbek, 2004) Pg. 103

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    se transforman en guerras de frontera, con evidentes connotaciones seoriales26. El objetivo de

    los reyes medievales ser alcanzar la independencia del resto de poderes, principalmente del

    Papa y del Emperador. Por otra parte, en un mbito ms militar, las acciones de los lderes

    medievales puede observarse dentro de la estrategia27, contra las visiones simplistas de la

    guerra medieval como conflictos carentes de tctica; a fin de aprovechar con la mayor eficacia

    los recursos de su gobierno y para legar a sus descendientes un trono en las mejores

    condiciones posibles para continuar as la empresa reconquistadora de manera centralizada.

    Captulo II: El periodo final de la Reconquista.

    1. La batalla del Salado. A comienzos del S. XIV, la invasin de los benimerines coincidi

    con el periodo final del reinado de Sancho IV de Castilla, llamado el Bravo. Tras su muerte, dos

    minoras consecutivas debilitaron al reino, primero Fernando IV el Emplazado (1295/1312),

    Alfonso XI el Justiciero (1312-1350). Las rebeliones de los nobles se unieron a las rivalidades

    entre los regentes. Los musulmanes sacaron partido de la turbulenta situacin poltica de

    Castilla, apoderndose de Baza (1324). En 1333, los benimerines, junto a los granadinos, se

    apoderaron de Gibraltar y derrotaron a los castellanos. Para combatir esta alianza entre

    benimerines y nazares, fue necesario que los reinos cristianos peninsulares apelaran,

    nuevamente, a la unidad. La coalicin entre Alfonso XI de Castilla, Pedro IV de Aragn y

    Alfonso IV de Portugal derrot, en el ao 1340, en la batalla del ro Salado, la ltima gran

    batalla campal de la Reconquista, tomando, posteriormente, Tarifa por asedio. La importancia

    de este acontecimiento de 1340 es que est bien documentado el empleo de caones

    (bombardas), lo que sera el debut de las armas de fuego en un conflicto peninsular. Sus

    derivadas porttiles eran frgiles, peligrosas tambin para el que disparaba. Conforme se

    fueron perfeccionando, sustituyeron definitivamente a las ballestas.28 A comienzos del S. XVI

    estas armas revolucionaran totalmente el modo de hacer la guerra, abriendo el camino a la

    Edad Moderna.

    La batalla del Salado represent el acontecimiento culminante en la batalla del Estrecho.

    26 (Conde, 1995) Pg. 24 27 (Garca Fitz, Hubo estrategia en la Edad Media? A propsito de las relaciones castellano-musulmanes durante el siglo XIII) Pg. 7 28 (Albertini, 2007) Pg. 115

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    Tras el Salado no hubo conquistas territoriales inmediatas, ni se acab definitivamente con

    los enemigos. El resultado fue el fortalecimiento de la monarqua castellana, que logr

    conquistar Algeciras y cerrar definitivamente las puertas de Espaa a una nueva invasin

    africana.29

    En los reinos hispnicos fue muy importante el control de los mares. La batalla naval, frente

    a Inglaterra, de La Rochele (1372), marc la superioridad naval espaola hasta 158830.

    2. Aragn, expansin allende la Pennsula.

    Tras las conquistas peninsulares de Jaime I, los sucesivos monarcas (esp. Pedro III y IV)

    llevaron a cabo un programa de expansin de los aragoneses por territorios extrapeninsulares.

    En las conquistas aragonesas, un cuerpo expedicionario consigui tomar Sicilia, para

    embarcarse, posteriormente, en una empresa conquistadora, salvando la situacin espacio-

    temporal, similar a la expedicin de los Diez Mil de Jenofonte. Hablamos de los almogvares.

    2.1 Almogvares: los sicarios de Aragn.

    Los almogvares eran soldados mercenarios que sirvieron a la corona de Aragn tanto en la

    Reconquista, realizando incursiones en tierras musulmanas, infundiendo verdadero temor,

    debido a su manera de organizarse y luchar, unido a su tenaz resistencia31; Pedro III el Grande

    en la campaa de 1282, que concluy con la anexin del Reino de Sicilia la expansin

    mediterrnea. Estos temibles mercenarios32 ganaron para Aragn tierras en el Este del

    Mediterrneo. Tras la toma de Sicilia, formaron una gran compaa, liderada por Roger de Flor,

    que fue a Oriente a luchar al servicio del emperador bizantino (1303). Tras esto, lucharon por

    su cuenta, llegando a conquistar Atenas33, recogida en la Crnica de Ramn Muntaner, hombre

    prximo a Roger de Flor, antiguo templario.

    Vencieron a los turcos en Asia Menor, pero su creciente poder e influencia asust al

    Imperio, que mand asesinar a Roger de Flor y perseguir a los almogvares (1305), que

    llevaron a cabo la Venganza Catalana, constituyndose como independientes, arrasando y

    conquistando tierras, formando una repblica itinerante conquistadora dentro de la Pennsula

    29 (Segura Gonzlez, 2009) Pg. 33 30 (Gonzlez-Arnao, 2007) Pg. 62 31 (Claramunt, 2010) Pg. 27 32 (Claramunt, 2010) Pg. 8 33 (Claramunt, 2010) Pg. 28

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    balcnica34, llegando (1312) a derrotar al duque de Atenas y formar (en 1318) el ducado de

    Neopatria, dependientes directamente del reino de Sicilia, y, desde 1380 pertenecieron a la

    Corona de Aragn. La epopeya almogvar concluy con la prdida de Atenas (1388).

    En 1416 comenz el reinado de Alfonso V el Magnnimo (1416-1458). Este monarca

    mantuvo el control sobre Sicilia y asegur el dominio aragons en Crcega y Cerdea.35 La

    reina de Npoles pidi su ayuda contra los franceses. Logr derrotarlos y, en 1421, fue

    ovacionado a su entrada en Npoles, pero fue expulsado por intrigas cortesanas. Sin decaer,

    pronto volvi a retomar la cuestin napolitana.36 Siendo derrotado por los genoveses, pact,

    alianza que no se rompera, con el duque de Miln y derrot a los ejrcitos papales. Puso en

    sitio a la ciudad de Npoles y entr en ella al estilo de los triunfos romanos37, en 1443. Cuando

    Constantinopla cay a manos de los turcos otomanos en 1453, ide junto al Papado una

    expedicin para reconquistarla pero, desgraciadamente, tanto para l como para toda la

    Cristiandad, muri sin haberla podido llevar a cabo. Las guerras de Alfonso V modificaron

    sustancialmente las estructuras militares de la corona de Aragn.38 Gracias a la reorganizacin

    de su clientela militar y la regularizacin del servicio de gente de armas, junto a la escala y

    continuidad de la guerra y de la poltica financiera de la corona39, fue la creacin de una

    permanente, de caballera, pero tambin con contingentes de infantera.

    Conclusiones del captulo II. Desde mediados del S. XIV, el avance cristiano en la

    Pennsula fue escaso, debido a los fracasos militares de los reyes cristianos, al llevar a cabo

    sus expediciones por separado. Sin embargo, la Corona de Aragn llev a cabo una gran

    expansin por el todo el Mediterrneo. Las guerras civiles de los Trastmara sumieron a

    Castilla en un estado de franca decadencia. De todas maneras, es importante destacar que la

    unin de los reinos cristianos en 1340 les permiti derrotar a los benimerines y la creacin, por

    parte de Alfonso V, de un ejrcito permanente, caracterstica indisoluble a las monarquas

    autoritarias de la Edad Moderna, cuyo primer ejemplo en Espaa son los Reyes Catlicos.

    34 (Claramunt, 2010) Pg. 29 35 (Walker, 2004) Pg. 113 36 (Walker, 2004) Pg. 114 37 (Walker, 2004) Pg. 114 38 (Saiz Serrano, 2007) Pg. 187 39 (Saiz Serrano, 2007) Pg. 187

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    Conclusiones de la Parte I:

    La Reconquista es un trmino forjado a finales del S. IX en el reino de Asturias para

    justificar el poder regio y el avance militar hacia el sur a costa del Islam40.

    La Reconquista, pues, se nos presenta como una construccin ideolgica que converta el

    conflicto blico contra el Islam peninsular en una actividad justificada y legal, es decir, en una

    guerra justa, pero tambin en una accin deseable, meritoria, y santificada, esto es, en una

    guerra santa41. Y esta interpretacin no aspiraba exclusivamente a dar un sentido legitimador a

    la confrontacin militar, sino tambin a motivar o movilizar tanto al guerrero como a quien deba

    contribuir econmicamente al mantenimiento de aquella, para que se participase de forma

    activa. Las grandes victorias cristianas en la Reconquista (Simancas, Navas de Tolosa,

    Salado) correspondieron siempre con momentos en los cuales los monarcas hispnicos

    decidieron unir sus fuerzas frente a los sarracenos.

    40 (Garca Fitz, La Reconquista: Un estado de la cuestin, 2009) Pg. 151 41 (Garca Fitz, La Reconquista: Un estado de la cuestin, 2009) Pg. 207

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    Parte II: Guerra de Granada (1479-1492).

    Prlogo: Gonzalo Fernndez de Crdoba.

    Gonzalo Fernndez de Crdoba naci en el ao 1453, desconocindose la fecha exacta.

    Este ao es un ao importante. Los turcos conquistaban Constantinopla, la cristiandad

    retroceda mil kilmetros y se acababa la guerra de los Cien Aos. Tres hechos que influirn en

    la vida del Gran Capitn.

    Desde pequeo vivi cotidianamente la guerra que hacan los mayores, debido a la

    localizacin del castillo de Montilla en la frontera, territorio limtrofe entre moros y cristianos, y a

    la temprana muerte de su padre.

    Gonzalo fue un miles armatus, militar acorazado, lo que en la Espaa del s XVI se llamaba

    lanza. Combata montado a la brida, a la jineta (estilo espaol, gil y con media coraza), o a

    pie. Era un caballero. El espritu de la caballera implicaba defender la fe, la patria, la verdad, a

    los dbiles e indefensos y a luchar por la justicia con abnegacin desinters y desprendimiento.

    Todo esto idealizado por los famosos libros de caballeras.

    Captulo I: La organizacin militar a finales de la Reconquista.

    Durante toda la Reconquista, para la guerra se formaba la hueste real, heterognea,

    transitoria y voluntaria. Esta estaba organizada por continos (caballeros al servicio del rey),

    capitanas de Hermandad, mesnadas seoriales, rdenes militares y milicias concejiles. El rey

    o reina como general de esta hueste procuraba unificar las obligaciones militares que no se

    consigui hasta 1497, despus de la guerra, naciendo el Ejrcito.

    1. Los guardas reales. El ejrcito del cerco de Granada tena las mismas caractersticas

    que uno de tipo medieval. Estaba compuesto al principio por tropas reales que acompaaban a

    los Reyes Catlicos. El calificativo real tiene una interpretacin ambigua, aunque su misin era

    tambin la proteccin del rey, dicha proteccin estaba encomendada principalmente a los

    continos. Esta caballera real tena dos particularidades. Una, que tena lanzas de hombres de

    armas sencillas, y otra, que estos guardas reales tenan tambin lanzas con armamento ligero.

    Muy caracterstico este ltimo jinete en la guerra de la Reconquista.

  • 13

    2. Los vasallos. Junto a los guardas reales figuraba la caballera de los vasallos del rey.

    Estos vasallos podan ser llamados por el rey cuando el dispusiera, y constituan una fuerza

    semiprofesional diseminada por todo el reino.

    3. La Hermandad. Estaba constituida por una caballera permanente mediante una

    organizacin similar a la de los guardas reales y el mando era ostentado por los miembros de

    la alta nobleza. Se encontraba repartida por el territorio y pretenda la constitucin de un cuerpo

    de caballera al margen de las tropas normales, que no era sino una simple fuerza de polica

    sostenida por las ciudades, villas y poblaciones. Cuando el rey mandaba formar una hueste, la

    Hermandad enviaba, adems de estos hombres a caballo, un importante contingente de

    fuerzas de infantera.

    4. Las mesnadas seoriales. Contingentes que dependan de seores, cuyos efectivos

    eran muy numerosos en comparacin con otras tropas de diferente estatuto, fenmeno lgico,

    ya que, a pesar de los numerosos indicadores de evolucin hacia el ejrcito moderno, el

    aspecto principal de la guerra de Granada era medieval.42 Estaban organizados de forma

    similar al ejrcito real, con su caballera e infantera. Adems, los grandes seores disponan

    de vasallos a los que pagaban una pensin, llamada acostamiento. Estos vasallos solo tenan

    que responder ante la llamada de su seo, que dispona de esta manera de hombres y jinetes.

    5. Tropas municipales. En el clebre tratado jurdico de Alfonso X el Sabio las Siete

    Partidas, se aborda la defensa del reino en la Segunda Partida. Es un tratado sobre el que se

    cimentaba la organizacin militar de la Espaa medieval.43

    En concreto, en la ley II de esta Partida, se precisa la forma de dicha defensa. Adems de

    las protecciones de la persona del rey, la defensa se elaboraba mediante la creacin de una

    hueste en los tres casos siguientes: cuando alguno se alza dentro en la tierra misma del

    rey;cuando los enemigos entrasen en ella; y cuando el rey entrase en la tierra de los

    enemigos.44 Valorando otras siete leyes que desarrollan este principio, el tipo de gente

    empleada comprenda expresamente todas las capas sociales, exceptuando al clero secular y

    regular, adems de los musulmanes. Para el resto, los labradores, una vez sentada la

    obligacin de todos a prestar servicio, la puesta en prctica estaba condicionada por la

    situacin econmica de cada persona. 42 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 35 43 (Ren Quatrefages 1996) Pg. 47. 44 (Ren Quatrefages 1996) Pg. 21

  • 14

    El contingente se divida entre caballera e infantera. La caballera estaba basada en la

    fortuna y no en el linaje, al igual que los infante, divididos en lanceros, ballesteros y

    excepcionalmente, en espingarderos. Todas las milicias de una misma regin deban llegar

    agrupadas al lugar de encuentro. Ya en el ejrcito real, estos grupos se mantenan, excepto los

    espingarderos, que se agrupaban en una unidad especial, debido a su especialidad.

    6. La artillera. Se encontraba estrechamente ligada al ejrcito pero organizada de forma

    autnoma. Tuvo un gran papel durante la fase final de la Reconquista, gracias a su eficacia. En

    sus Anales de Aragn, Jernimo Zurita resaltaba la vulnerabilidad de las murallas y torres que

    haban sido construidas para una guerra de lanzas y escudos.45

    Existan diferentes tipos de caones: lombardas, falconetes, esmeriles o ribadoquines.

    De diferente tamao y calibre. Tuvieron gran importancia en la toma de lora, donde las

    lombardas derribaron las torres de la entrada y, cuando empezaron a caer los lienzos de las

    murallas, los moros pidieron que les dejaran partir con sus bienes.46 O en Loja, Mlaga y Baza.

    Captulo II: La estrategia de la guerra de Granada.

    Se ha supuesto que las guerras de la Edad Media eran choques brutales sin objetivo

    estratgico, concepto operativo, ni procedimiento tctico. Faltaba una estructura permanente

    que diera continuidad, pero, singularmente en la sociedad espaola de la Frontera, se viva en

    un clima permanente de defensa, alerta y guerra.47 A finales del siglo XV, moros y cristianos

    saban mucho de la guerra.

    La estrategia de Fernando el Catlico qued formulada en la metfora: arrancar uno a

    uno los granos de Granada. Deba ser una conquista lenta y paciente, y no una victoria

    fulgurante, porque no poda incorporar a Castilla medio milln de musulmanes hostiles y

    ansiosos de desquite.48 Esta guerra no se bas en un simple choque de lanzas a caballo o a

    pie, sino que consisti en incursiones, asedios, escaramuzas, talas y batallas.

    1. Incursiones. Existan diferentes tipos de incursiones: las entradas eran grandes

    incursiones, en cambo las cabalgadas, algaras y correras eran incursiones rpidas y breves.

    45 (Ren Quatrefages) Pg. 54. 46 (Ren Quatrefages) Pg. 62 47 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 40. 48 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 41

  • 15

    Sus objetivos eran hacer dao, destruir, capturara cautivos, sobre todo el reino esclavista de

    Granada, y capturar ganado

    En 1232 una cabalgada cristiana se enfrent en gran inferioridad a quince mil

    musulmanes. La diriga lvar Prez de Castro, que degoll a los cautivos y combati a los

    musulmanes. Cuenta la leyenda que en el fragor de la batalla, moros y cristianos vieron en el

    cielo al apstol Santiago a caballo con la espada desnuda y muchos caballeros blancos y

    ngeles por el aire, de que los moros dijeron que haban tenido el mayor temor.49

    2. La guerra guerreada. Una guerra de guerrillas basada en escaramuzas, sorpresas,

    ataques nocturnos o emboscadas. Siendo muy representativo el tornafuye como tctica de los

    jinetes, consistente en atraer a una parte del enemigo a un paraje beneficioso donde batirlo.

    Fueron fruto de este tipo de estrategia la toma de Alhama, la emboscada musulmana a

    Crdenas en la Cuesta de la Matanza o la marcha nocturna de Gonzalo de Crdoba sobre

    Alhama para reforzarla.

    3. Las talas. Entradas masivas sobre territorio enemigo para acabar con sus recursos y

    su capacidad de supervivencia, mediante la destruccin de sus cosechas, rboles frutales y

    cepas. Fueron muy importantes las talas en la Vega de Granada, que hundieron la moral

    granadina.50 Aunque tambin se produjeron talas por parte de los musulmanes, como la llevada

    a cabo por Baobdil en Montilla, o la de Abolhacn en Caete la Real.

    4. La lid. El gran choque colectivo entre dos grandes formaciones. Toda la batalla era

    consecuencia del despliegue inicial elaborado por el monarca y la junta de capitanes. En este

    tipo de combate el ncleo fuerte eran los caballeros con armadura.

    En la ltima guerra de Granada no se llegaron a dar este tipo de lucha, aunque en Loja,

    Mojn o Lopera se produjeran sangrientos combates, fueron ms batallas de encuentro

    obligados a combatir para sobrevivir. Esta es la guerra que saba hacer Gonzalo Fernndez y a

    medida que se prolongaba, las crnicas nos hablan cada vez ms de l.51

    5. Las fortalezas. Los castillos se encontraban en puntos naturalmente fuertes que

    dominaban el territorio circundante, por lo que se convertan en objetivos militares.

    49 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 43. 50 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 45. 51 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 46.

  • 16

    Su tenencia estaba regulada por la Partida II de las Siete Partidas del rey Alfonso X el

    Sabio, donde la prdida de una fortaleza se castigaba con la pena capital. En la ley IX, se

    especificaba las cualidades de cada hombre de la guarnicin, todas deban ser capaces de

    cumplir sus respectivas misiones, como los ballesteros que cumplen mucho a guarda et a

    defendimiento del castillo 52

    6. La marina. El esfuerzo principal espaol en el punto naval consisti en tratar de controlar

    el estrecho de Gibraltar, para hacer frente a la potencia naval de Portugal y su aliado francs, y

    para aislar a los musulmanes de la Pennsula con sus correligionarios del norte de frica o de

    la llegada de los turcos. En esta poca la marina no estaba constituida por una flota

    permanente, sino que se formaba reuniendo navos comerciales.

    Cabe destacar la creacin de una flota de setenta barcos para la defensa de

    Sicilia frente a la llegada de los turcos, aunque la muerte del sultn turco cambi el curso de las

    operaciones turcas y los monarcas espaoles pudieron dedicarse a la Reconquista.

    Captulo III: Papel de Gonzalo Fernndez de Crdoba en la guerra de Granada.

    Al inicio de la guerra, Gonzalo haba sido nombrado adalid de la frontera por los reyes y

    empez mandando las lanzas del seoro de su hermano. Las primeras acciones de esta

    guerra estuvieron marcadas por los grandes de la Frontera como Gonzalo, como el refuerzo de

    Alhama, sitiada por Abolhacn, o la captura de Boabdil para el rey Fernando.

    Ya desde el principio se dio a conocer como un gran capitn, dando ejemplo a la hora

    de combatir en el campo de batalla y fuera de l. Poco a poco se fue ganando la confianza de

    los reyes, los cuales le ponan al frente de sus tropas en tareas cada vez mas complicadas. Y

    no solo en acciones militares, sino que tuvo un papel decisivo en la diplomacia con Granada

    para su rendicin.

    A pesar de eso, al acabar la guerra con la rendicin de Granada, Gonzalo no acab

    como un gran general sino como un capitn heroico que contaba con la confianza de los reyes.

    Los grandes generales haban sido Fernando el Catlico, Ponce de Len o la reina Isabel.

    52 (Ren Quatrefages) Pg. 20.

  • 17

    Parte III: Conquista de Npoles.

    El final de la Reconquista en enero de 1492 marc el punto de inflexin entre dos

    vertientes de la historia de Espaa. Hasta ese momento el enemigo espaol estaba dentro de

    la Pennsula y la accin militar se organizaba en consecuencia. Pero tras la toma de Granada,

    Espaa deba dominar toda la escena europea durante el siglo XVI, para ello se empez a

    elaborar un nuevo modelo de organizacin militar.

    Espaa era un pas escaso de hombres, por lo que la infantera estaba muy valorada,

    siendo las tropas municipales un gran peso en la hueste real. En oposicin a Francia, donde la

    incapacidad militar del pueblo llano era uno de los fundamentos del orden social.53 Las Siete

    Partidas de Alfonso X eran significativas a este respecto, precisamente era el pueblo el que

    constitua la base de la accin militar.

    Una vez terminada la Reconquista los monarcas espaoles se dieron cuenta de que los

    futuros conflictos implicaran a su poderoso vecino del norte, el rey de Francia. Todas las

    reformas militares deberan estar orientadas hacia el enfrentamiento con Francia. Una de las

    primeras reformas fue la homogenizacin de la heterognea caballera espaola para hacer

    frente a los temibles gendarmes franceses, se cre un nuevo cuerpo de guardias, los guardias

    de Castilla. Otras reformas militares fueron las ordenanzas del cinco de octubre de 1495, la del

    dieciocho de enero de 1496 y la del veintids de ese mismo ao. Cabe destacar la distribucin

    en tercios del ejrcito del Roselln en 1496. Estas reformas sentaron las bases de una

    organizacin militar de largo alcance, que afectaban al reclutamiento, armamento y tesorera,

    adems de repartir a los soldados en compaas, adoptar la pica como arma del pen y el uso

    de armas de fuego individuales. Un punto clave de esta revolucin fue la adopcin del modelo y

    armamento suizo, que los espaoles hicieron suyo.

    53 (Ren Quatrefages) Pg. 79.

  • 18

    Captulo I: Primera campaa de Italia. (1495-1497).

    El veintinueve de noviembre de 1494 los reyes designaron a Gonzalo como jefe del ejrcito,

    al estallar la guerra contra Francia en el reino de Npoles. Gonzalo fue elegido porque era un

    buen jefe que no tena la soberbia de los nobles.54

    Desembarc en Mesina el veinticuatro de mayo con trescientos jinetes y dos mil peones,

    con la misin de defender Sicilia y las tierras del Papa, y de ocupar las cinco fortalezas que los

    reyes de Npoles cedan. Utiliz las mismas tcticas que en la guerra de Granada, cosa

    inusitada en Italia.

    Tras la derrota en Seminara se acrecent el prestigio de Gonzalo y la disciplina se reforz.

    Sera la nica derrota militar del Gran Capitn en su carrera militar. En el verano de 1495, tom

    toda la Baja Calabria, y en los primeros meses de 1496, Alta Calabria, confinando a DAubigny

    a un pequeo sector gracias a la ayuda de venecianos y del rey napolitano Ferrante.

    La derrota de Lus de Vera en la retaguardia le deja sin fuerzas, lo que retuvo a Gonzalo en

    Castrovillari dos meses hasta la llegada de los refuerzos. Derrot a los barones angevinos

    aliados de los franceses y regres a Castrovillari.

    Los franceses se haban fortalecido en la villa de Atella junto a Montpensier, echando a

    todos los habitantes de la villa. A causa del gran nmero de capitanes de diferentes

    nacionalidades ques se encontraban sitiando a los franceses: condotieros de la Liga,

    milicianos, alemanes, napolitanos y espaoles. Fue entonces cuando los combatientes le

    pusieron a Gonzalo un mote para distinguirlo:

    - Desde entonces, como si todos se hubieran puesto de acuerdo, de un comn

    consentimiento de los contrarios, y de la gente del rey, le comenzaron a llamar Gran

    Capitn: y as parece que se puso en el instrumento de la concordia, y asiento, que se

    tom con los enemigos en el mismo lugar de Atela.55

    Un momento clave de este asedio fue la carga de los rodeleros espaoles sobre los molinos

    que abastecan la villa de alimento. Jos Mara Snchez de Toca y Fernando Martnez Lanez

    afirman en su libro que: si hubiera que designar una fecha para el nacimiento de la Infantera

    54 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 96. 55 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 111.

  • 19

    espaola, seguramente sera esta, cuando una pequea unidad armada a la ligera atac a la

    carrera un cuadro de ballestas y otro de picas suizas.56

    El catorce de julio Montpensier iz la bandera blanca para negociar y ms tarde se firmaron

    las capitulaciones, en las que los franceses podan volver libremente a Francia, pero deban

    dejar todos los caballos y caones. Adems se utiliz de forma oficial, por primera vez el

    sobrenombre de Gran Capitn en la firma de estas capitulaciones.

    Tras las capitulaciones de Atella Gonzalo se dedic a la reconquista de Calabria en manos

    de DAubigny y de algunas zonas en manos de los franceses como Rocaguillerma, Cosenza u

    Oliveto. Tambin acab con el corsario vizcano Menaldo Guerra que haba tomado el puerto

    de Ostia e impeda el abastecimiento de la ciudad de Roma, entrando en triunfo en la ciudad

    como los que daba antiguamente a los generales victoriosos. Al acabar con los conflictos en el

    reino de Npoles y finalizada su misin, regres a Espaa para ser recibido por los reyes.

    Captulo II: La segunda campaa de Italia.

    En los primeros meses del ao 1500 el Gran Capitn zarp de Mlaga con rumbo al frente

    de las tropas que iban a conquistar el reino de Npoles. El cuerpo expedicionario que diriga

    tena una alta calidad, debido al armamento y la veterana (guerra de Granada y primera

    campaa de Italia) y a las reformas militares emprendida por los Reyes Catlicos, que supona

    una autntica revolucin militar asentada sobre bases jurdicas, organizativas y logsticas.57

    Esta nueva organizacin estaba parta de dos supuestos bsicos: la alta valoracin de la

    infantera y la consideracin de Francia como enemigo potencial.

    Antes de desembarcar en Italia, este contingente militar estuvo en la toma de Cefalonia a

    los turcos. Con el desembarco de las tropas espaolas, las rdenes reservadas a Gonzalo se

    centraban en defender las plazas fuertes y puntos de apoyo ganados en Calabria y los

    obtenidos en el reparto del reino de Npoles en el acuerdo de Granada con Francia.

    56 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 97. 57 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 127.

  • 20

    1. La batalla de Ceriola.

    Tras el inicio de la guerra entre franceses y espaoles por el control completo del reino de

    Npoles, Gonzalo intenta buscar tiempo para organizar su ejrcito en clara desventaja frente a

    los franceses. Los primeros meses estuvieron marcados por los motines de la tropa, sobre todo

    por parte de los vizcanos, debido al atraso de la paga o al escaso suministro de vveres.

    Gonzalo estuvo presionado desde el principio por el ejrcito francs que buscaba un gran

    enfrentamiento, confiado de su numerosa y eficaz hueste. Rehus el combate mientras

    hostigaba al enemigo con las mismas tcticas usadas en Granada, deca a sus capitanes:

    Combatir cuando me convenga, no cuando ellos me reten y al enemigo se le antoje.58 Con la

    llegada de refuerzos emprende el camino hacia el norte llegando a Seminara, donde sale al

    paso el ejrcito de DAubigny que le presenta batalla el veintiuno de abril de 1503, al cual

    derrota y hace prisionero por segunda vez.

    Tras la victoria en Seminara, el veintisiete de abril decide salir de Barleta dirigindose hacia

    Ceriola, donde decide presentar batalla a los franceses. El duque de Nemours esta ansioso

    por iniciar el combate y las tropas del general espaol le esperan en la ladera cubierta de

    viedos cubiertos de estacas y fosos, construidos por los espaoles nada mas llegar para

    poder hacer frente a la caballera francesa. Gonzalo sita en el centro a los lansquenetes

    alemanes y rodeleros espaoles, en sus alas a la caballera y a dos compaas de arcabuceros

    y detrs de todo, la artillera y la caballera ligera. El duque de Nemours, acuciado por las

    ansias del combate, hace avanzar al ejrcito francs precedido por la caballera. Era el

    veintiocho de abril de 1503.

    Para muchos analistas militares, la batalla de Ceriola representa el ocaso de la guerra

    medieval, y sobre todo una gran leccin del aprovechamiento del terreno.59 La tctica de

    contencin que utiliz el Gran Capitn frente al choque de la caballera pesada fue un ejemplo

    tctico que presagiaba el dominio de la infantera en el campo de batalla. Tambin fue una

    novedad la utilizacin de los arcabuceros y espingarderos en compaas para realizar un fuego

    por lneas que deshizo a las formaciones francesas.

    58 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 147. 59 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 153.

  • 21

    La batalla dur el crepsculo de ese da. Las bajas francesas fueron cuantiosas, ms de

    tres mil hombres, su artillera y gran parte de sus banderas. Entre los cadveres franceses se

    encontraba el duque de Nemours. Los espaoles sufrieron menos de `cien muertos. Una

    tradicin espaola recuerda que, al contemplar el campo cubierto de cadveres, el Gran

    Capitn orden dar tres toques de atencin prolongados para que todos rezaran por los

    muertos.60 Es el origen del toque de oracin de nuestro ejrcito, que pas a los dems ejrcitos

    occidentales.

    Tras la victoria en Ceriola, la conquista de la ciudad de Npoles no se hizo esperar y

    la ltima gran batalla contra los franceses fue la batalla de Garellano, donde los espaoles

    acabaran por completo con las fuerzas francesas en el reino de Npoles.

    2. La batalla de Garellano.

    Lo que generalmente se conoce como batalla de Garellano es una accin que tuvo

    lugar el veintiocho y veintinueve de diciembre de 1503, en la que las tropas del Gran Capitn

    destrozaron por sorpresa el campamento francs, aunque en realidad se trat de una serie de

    escaramuzas y choques que duraron unos dos meses.

    Este episodio de la guerra qued marcado por la accin con grandes acciones como la

    de Hernando de Illescas, que habindole llevado una pelota de can la mano derecha con

    gran parte del brazo con la mano izquierda y el brazo manco se ayud de arte que siempre

    tuvo su bandera enarbolada con gran nimo.61 Ambos ejecitos tomaron posiciones en sendas

    orillas del ro Garellano, los franceses reforzados con cinco mil mercenarios suizos superaban

    en un gran nmero a los espaoles.

    Un elemento decisivo de este episodio fue el factor moral. La fortaleza de nimo de los

    espaoles se mantuvo muy alto durante todo el tiempo a pesar de las fatigas y contrariedades,

    muchas veces gracias a la disciplina frrea impuesta por los jefes.62 En cambio, en el bando

    francs aumentaron las disputas entre sus dirigentes, causadas por los contratiempos y el mal

    tiempo que repercutieron en los soldados. Un claro ejemplo de la disciplina impuesta por los

    jefes espaoles, fue el caso de quince rodeleros espaoles que se rindieron. Tras volver a su

    correspondiente compaa, Pedro de Paz, capitn de su compaa, los mand ejecutar y clav 60 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 153. 61 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg.161. 62 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 162.

  • 22

    sus cabezas en picas mostrndoselas a los franceses, mientras gritaba: Mirad, borrachos, este

    es el pago que damos a los cobardes.63

    Con la destruccin del puente del Garellano por Pedro Navarro no queda ningn puente en

    toda la lnea del ro, el bando francs intenta crear y colocar una cabeza de puente con la que

    atravesar el ro, en ambas ocasiones fracasa. Con la llegada de refuerzos, el Gran Capitn

    pasa a la ofensiva y manda construir a Juan de Lezcano un puente para cruzar el ro y

    sorprender al enemigo, y el puente se construye por piezas en el castillo de Mondragone, a

    doce kilmetros de la retaguardia.64

    La noche del veintisiete de diciembre de 1503 las tropas espaolas cruzan el Garellano.

    Gonzalo haba dividido sus fuerzas en tres partes, la del norte y la del sur tenan como objetivo

    envolver al enemigo y la del centro estaba dirigida por el mismo. El montaje del puente se llev

    a cabo de madrugada con un previo reconocimiento del terreno, en un sitio donde el cauce se

    estrechaba y el caudal era menor.

    El ataque cogi totalmente a los franceses por sorpresa. Los ballesteros franceses huyen lo

    que extiende el pnico por el campamento. En las primeras horas se produce la desbandada

    francesa y se toca retirada hacia Gaeta, evacuando la artillera por el ro donde se hunde la

    mayor parte. El movimiento de se convirti en un desastre por la confusin, la lluvia y el barro.

    Carlos Canales capta el momento al decir en la revista militar Ristre, que: reinaba la confusin

    por doquier, la lluvia y el barro entorpecan la marcha y los nervios crecan segn se

    apreciaban en el horizonte los fogonazos de la arcabucera en los constantes choques que se

    estaban produciendo con las tropas espaolas que avanzaban.65 Los franceses en completa

    retirada eran acosados por las constantes cargas espaolas. El nico momento de peligro para

    las tropas espaolas coincidi con la nica actuacin francesa para intentar asegurar la

    defensa y retirada de las tropas hacia Gaeta, fue la carga del paladn francs Bayardo junto a

    trescientos hombres de armas contra la tropa italiana de Prospero Colonna, a la que hizo

    retroceder.

    El triunfo fue decisivo, los hombres franceses murieron a cientos en combates aislados

    a lo largo del camino de retirada hacia Gaeta, aunque todava quedaban por liquidar algunos 63 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 163. 64 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 164. 65 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 168.

  • 23

    islotes de resistencia angevina. El treinta y uno de diciembre el marqus de Saluzzo capitul y

    Gaeta se renda, entregando las llaves de la ciudad en manos de Gonzalo Fernndez de

    Crdoba, el Gran Capitn. Sobre una de las torres ms altas se coloc el pendn de los Reyes

    Catlicos, desde ese momento dueos y seores del reino de Npoles.66

    Exultantes, los soldados espaoles cantaban: Gaeta nos es sujeta y si quiere el

    Capitn, tambin lo ser Miln.67

    Captulo III: El Gran Capitn.

    Gonzalo march a Italia como capitn general de caballos y gente de a pie, pero aunque

    este era su nombramiento todo el mundo lo conoca como el Gran Capitn, no solo era el

    capitn de todos sino que era el mejor. Sus coetneos lo comparaban con los grandes Magnos:

    Alejandro, Pompeyo y Carlomagno.

    Fue un hombre de claro entendimiento y de ingenio claro y ocurrente, se le calificaba de

    sagacsimo en asuntos civiles y militares. Poda conversar de numerosos temas, no tena

    estudios pero saba de muchas cosas gracias a que tuvo como mentor a don Diego Crcamo.

    Hablaba espaol, rabe e italiano y entenda el francs. Tena gracia y le gustaba decir cosas

    ocurrentes, aunque nunca para menospreciar a ninguna persona.

    Uno de los aspectos ms llamativos de la conducta de Gonzalo fue su perfecta y constante

    virtud.68

    Como norma general, Gonzalo tomaba consejo antes de emprender una accin; convocaba

    una junta de capitanes y escuchaba las diferentes opiniones, despus resolva. Solamente una

    vez se vio forzado a decidir contra su voluntad, en la batalla de Seminara, donde el desastre

    fue tal que las tropas quedaron escarmentadas. Goz siempre de gran libertad en sus acciones

    que supo aprovechar. Su fama le preceda y preparaba sus xitos. No se desanimaba en las

    malas rachas confiando en la fortuna, que se mueve en altibajos.

    Era para todos ejemplo de templanza y justicia, y gracias a su autoridad mantuvo casi

    siempre conforme y con pocos alborotos su pequeo y heterogneo ejrcito de espaoles, 66 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 169. 67 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 169. 68 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 219.

  • 24

    italianos y albaneses. En la guerra no lo vencan el hambre ni el sueo. No mandaba nada que

    no pudiera hacer el mismo; estaba siempre en primera fila espada en mano; y a caballo, su

    lanza era la primera. En Montefro fue el primero en escalar la muralla y combati agarrado a

    una almena y colgado sobre el vaco.69 Afrontaba todas las dificultades y ninguno de sus

    hombres le llev ventaja en sufrir peligro, sed, hambre, fro o cualquier otro tipo de riesgo.

    Exiga para si los lugares ms peligrosos.

    Aunque no se sabe a ciencia cierta, hay motivos para considerar las arengas del Gran

    Capitn como ciertas y no como fruto de la imaginacin. Comenzaba apelando siempre al

    compaerismo entre las tropas. Si se diriga solo a los mandos como en Lano, hablaba a

    caballeros y compaeros alegando a la honra de la victoria. Y si arengaba a todos se diriga

    como seores y compaeros. Apelaba siempre al honor de la Nacin espaola y a la obligacin

    de ensalzar nuestra nacin y acrecentar su honra y fama.70 En Lano evoc a los

    antepasados y pidi que la Nacin espaola no tuviera que avergonzarse. Gonzalo llamaba por

    el nombre de espaoles a su auditorio de vizcanos, catalanes, mallorquines, gallegos,

    asturianos y andaluces afincados en Italia. En la toma de Ostia, Menaldo replic que no

    pensara que fuera a rendirse, pues estaba tratando con un espaol y no francs, con un

    vizcano y no castellano. Los soldados asaltaron Ostia al grito de Espaa.71 Siempre

    diferenciaba a Espaa de las otras naciones, considerndola superior, que se vio reflejado en

    frases como: la ventaja que saca la nacin espaola a la francesa y cuan clara debe ser la

    nacin espaola entre todas las naciones y los espaoles no son como las dems naciones.

    Los tratadistas militares convienen unnimemente en alabar la excelencia del arte militar del

    Gran Capitn. Con poco ms de dos mil hombres y una increble escasez de medios,

    desembarc en un territorio spero y desconocido y a partir de l conquisto por dos veces un

    reino, derrotando por dos veces al ejrcito francs, considerado el ms poderoso de esa poca.

    Gonzalo aplic un nuevo modo de combatir. Frente al estilo francs o italiano de combatir,

    Gonzalo haca la guerra guerreada de Castilla y aplicaba la sabia conduccin de la guerra

    aprendida de los Reyes Catlicos.

    En concreto, las caractersticas identificable de su forma de hacer la guerra fueron: la

    fidelidad a la misin, que la aplicacin deliberada de la violencia a gran escala, solo era un 69 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 222. 70 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 224. 71 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 224.

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    resorte para mover voluntades propias o del enemigo, prefera vencer por hambre que por

    hierro y eluda la gran batalla, tambin debido a su ejrcito minsculo. Impuso la guerra

    caracterstica en Granada, la guerra de ardides, escaramuzas, sorpresas, emboscadas y

    marchas nocturnas. Procur que los combatientes armados de distinta manera se

    complementaran en sus capacidades, formando agrupamientos tcticos. Resucit la fortaleza

    de campaa, olvidada desde los romanos. Redescubri el valor del terreno, aprovechando

    todos los recursos a su disposicin y adelantndose al enemigo en las decisiones.

    El ejemplo de Gonzalo cre escuela, considerndose discpulos suyos el duque de Alba,

    Pizarro y Andrea Doria. La infantera que cre se hizo duea de los campos de batalla durante

    siglo y medio. Sus enseanzas sobre la sorpresa, el obstculo o el aprovechamiento del

    terreno pasaron a convertirse en algo bsico de la praxis militar.

    Gonzalo llev a Italia la sorpresa, inusitada hasta entonces en Europa, y con ello devolvi a

    la guerra uno de sus principios fundamentales. Gonzalo utiliz sistemticamente la sorpresa

    para multiplicar la eficacia de sus fuerzas. Solo por eso merecera un puesto entre los grandes

    jefes militares de la Historia.

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    Parte IV. Conclusin. La creacin de los Tercios, la hegemona militar de la infantera

    espaola en el Viejo Continente.

    Las novedades tcticas introducidas por Gonzalo Fernndez de Crdoba, Gran Capitn,

    durante las campaas de Npoles favorecieron la posterior creacin de una unidad de

    infantera de lite, los Tercios.

    Los Tercios fueron grandes unidades militares espaoles72, base del ejrcito de los Austrias,

    la herramienta decisiva que forjaba la victoria o conjuraba las amenazas en Flandes y donde

    fueran necesarios. La infantera constitua su ncleo.73

    Los Tercios nacieron entre 1534 y 153674. En estos aos, Carlos V orden reagrupar en tres

    tercios, con mandos y jurisdicciones militares, a la infantera espaola presente en el

    Milanesado, el reino de Npoles y Sicilia, presentes desde las campaas del Gran Capitn o la

    expedicin de los almogvares.

    A medida que se fueron formando nuevos Tercios, los primigenios fueron denominados

    Grandes Tercios Viejos. El nmero de tropas a su mando fue disminuyendo75 gradualmente,

    debido a la dificultad de reponer las bajas y al aumento del nmero de Tercios. Las unidades

    de caballera reciban el nombre de batallones76.

    El poder y la supremaca militar de los Tercios residan en la honra, el honor, la reputacin y

    el orgullo de los soldados por pertenecer a l, inculcados por la influyente personalidad del

    Gran Capitn, sin necesidad de jurar fidelidad y lealtad al monarca, esto estaba implcito en el

    reclutamiento, vigencia que duraba hasta la licencia, por lo que se creaba un ejrcito

    permanente, pues la caracterstica fundamental de los Tercios espaoles es que poseyeron

    voluntad de permanencia, caracterstica excepcional77 en las milicias de la Edad Moderna. La

    veterana y la profesionalidad de los infantes espaoles los diferenciaba de sus

    contemporneos, todo esto los mova a luchar hasta el final en centenares de batallas hacia la

    victoria, con sonados resultados en Fleurus, Pava y Nrdlingen, entre otros.

    72 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 9 73 (Walker 2004) Pg. 174 74 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 13 75 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 23 76 (Walker 2004) Pg. 174 77 (Martnez Lanez y Snchez de Toca 2006) Pg. 29

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    NOTA DE LOS TRES AUTORES.

    De entre todos los temas, elegimos realizar el trabajo sobre el Gran Capitn porque

    consideramos que fue uno de los pilares sobre los que se ciment el Imperio espaol y porque

    tuvo un papel decisivo en la historia de Espaa.

    Por eso hemos reflejado esta revolucin militar resaltando la funcin de este lder durante

    toda esta poca, analizando sus tcticas, su capacidad de mando y la aplicacin de las

    reformas llevadas a cabo por los Reyes Catlicos, para determinar la creacin del Imperio

    espaol. Un Imperio que lograra dominar el escenario europeo durante ciento cincuenta aos,

    forjado por grandes personajes, como Gonzalo Fernndez de Crdoba: un hroe olvidado, que

    ni siquiera aparece en los libros de historia de segundo de bachillerato. Un hroe, como tantos

    otros, olvidado. Como escribi Fernando Martnez Lanez en su libro Una pica en Flandes:

    Tanto valor, tantos muertos para construir un pas que hoy mira con indiferencia su pasado.

    Por eso realizamos este trabajo, para que se recuerde a aquellos que dieron la vida por

    Espaa, que vivan en un mundo donde la mayor honra se encontraba en el campo de batalla y

    que crean en una Espaa unida y fuerte. Para que no se olvide y perdure en nuestra memoria

    hasta el fin de nuestros das.

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