8/16/2019 El Gorila Albino. Carlos Argentino Cavallo

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El gorila albino

ombinaba palabras para pasar la vida, para combinar pa-

labras. En ese sentido callaba. Luego, al salir, entraba.

Decía por acomodo sin temor a no tener eso que en mi barrio

se llama orgullo. Después, al entrar, salía; maldecía de

forma ininteligible; pero maldecía.

Todo lo decía mal, por eso: salía ileso. Escribía la vidade otro: un gorila albino. El único que había, encerrado en

una selva de cristal, en una celda artificial, por cuyo redor

se sentía como en un tour  de compras. Había invertido todo

lo que no tenía y todo lo que no quería tener, en eso.

Aplicaba la teoría que buscaba: una silenciosa cuya formula-

ción imposible está entre las palabras pero no en ellas y

que sólo puede ser narrada por fábulas solecísticas o por

alegorías de anacolutos soñando el sueño alegre de que las

lee el analfabeto.

Un caso como ese, no debe ser señalado, sindicado, siendo,

por otra parte, que el famoso gorila albino murió hace ya

unos días aunque parezca mucho tiempo. 

De todos modos.

Carlos Cavallo

 Narcisolón Solidaría,

Masshedoña 2003