El fin de semana siguiente al de la celebración del Carnaval, estaba sentada en el salón de mi casa con mi madre cuando oímos un ir y venir de gente y el murmullo de la voz grave de los costaleros de la Hermandad del Santo Entierro. Los ensayos para la Semana Santa habían comenzado.

Y en ese momento, pasaron por mi cabeza muchas ideas, muchos pensamientos y muchos recuerdos. Y entre otras cosas, me acordé de que tenía que escribir un saluda para el programa de horarios de procesiones. Ese programa que se elabora con la participación de los comerciantes de nuestra localidad y que gracias a ellos, a su participación tendremos toda la información sobre las procesiones de las diferentes hermandades de nuestra localidad. Tal vez sin esa colaboración, este saluda no sería necesario, pues nadie iba a leerlo.

De nuevo más vueltas a la cabeza, más ideas rondando, más sentimientos mezclados y encontrados… ¿qué decir cuando las palabras difícilmente darán esperanza a las familias que tan mal lo están pasando y lo van a seguir pasando muy mal durante este año 2012?

Quizás sólo cabe decir que esta celebración recuerda la Pasión de un hombre que cambió el mundo con su negativa a renunciar a sus convicciones, a sus creencias. Creía en el Hombre, creía en la Solidaridad, en la Compasión, en el hermanamiento, en la verdad, en la entrega a los demás, en la defensa de los desfavorecidos, de los desprotegidos, de los débiles, de los pobres… Sin duda, son valores necesarios en nuestro tiempo y son atemporales en la Historia de la Humanidad.

Los valores, los pensamientos, las ideas, la palabra de los hombres excepcionales no pueden ser recordados sólo siete días al año. Los necesitamos cada día como el pan que nos alimenta y esos valores tienen que ser para todos nosotros como las palabras que levantaron a Lázaro de tu tumba y lo hicieron andar.

Desde este saluda, me permito el atrevimiento de decirle a todos y a todas los y las vecinos y vecinas de Arahal: ¡Arahelense, levántate y anda! Así sea.