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    El Estado: su abordaje desde una perspectiva terica e histricaHernn Ouvia

    1. A modo de introduccin

    () Hoy en da, puede afirmarse que la temtica estatal se ha tornado, en grado cada vez mayor, no slo una cuestin

    acadmica sino, lo que es tanto o ms importante, un problema eminentemente prctico. Se vuelve entoncesindispensable ubicar en el primer plano terico la discusin del Estado, entre otras cosas, porque casi la totalidad de

    los conflictos lo involucran: los desocupados auto-organizados, que peticionan mucho ms que meros planes

    trabajar; los mdicos y pacientes de hospitales, que demandan desde aumentossalariales hasta insumos sanitarios; los

    millones de usuarios de servicios pblicos, que reclaman al Estado que asuma su rol regulador frente a los grupos

    econmicos que monopolizan gran parte de ellos, los vecinos aglutinados en asambleas barriales, que se reapropian de

    predios y oficinas pblicas deshabitadas para prcticas comunitarias, los cientos de empresarios que exigen exenciones

    impositivas, los pequeos productores endeudados que requieren prstamos blandos para seguir subsistiendo, las

    mltiples organizaciones de la sociedad civil que gestionan planes de seguridad social, y un sinfn ms de sectores

    polticos, culturales, sociales y econmicos. En todos estos casos, de forma directa, el Estado es el principalinterlocutor, o al menos el mediador entre los distintos actores. No obstante, en su mayora, los conflictos

    mencionados enfrentan a la gente con el propio aparato estatal. De ah que pueda afirmarse, junto con Ralph Miliband

    (1992), que el Estado es aquello contra lo cual los hombres chocan al enfrentarse con otros hombres.

    () El motivo del presente trabajo es brindar una introduccin sucinta al anlisis conceptual del Estado adoptando

    una perspectiva histrica. Una descripcin de la gnesis del poder estatal implica relatar, en paralelo, la historia de la

    construccin del concepto de Estado por parte de la teora poltica. La historia de las formas concretas de Estado es

    as, al mismo tiempo, la historia del Estado como concepto terico () Para dar comienzo al anlisis, podramos

    remontarnos a los orgenes mismos de la filosofa poltica. No obstante, debido a que el Estado que intentamos

    abordar es el actual, inscripto en una sociedad especfica -la capitalista-, partiremos del diagnstico realizado por la

    teora moderna y contempornea, desde la primera introduccin por parte de Maquiavelo del trmino Stato para

    definir esta nueva realidad emergente, pasando por las lecturas realizadas por Hobbes (Estado absolutista), Locke

    (Estado liberal) y Rousseau (Estado soberano), detenindonos en particular en el pensamiento de Karl Marx, Friedrich

    Engels, Antonio Gramsci y Max Weber, a los efectos de desarrollar una clara definicin de nuestro objeto terico,

    de cara a las transformaciones que ha sufrido desde su surgimiento. Adems, a modo de anexos complementarios, serealizar por un lado una breve distincin analtica de las diferentes dimensiones del Estado, mostrando toda su

    complejidad social y poltica, y por el otro, se intentar dar cuenta de los ciclos especficos que ha ido asumiendo el

    Estado a nivel histrico desde su propio surgimiento, viendo a la vez hasta punto estos aportes nos sirven para analizar

    la conformacin y consolidacin del Estado en Amrica Latina. ()

    2. El surgimiento histrico del Estado y su relacin con la sociedad civilEs un lugar comn expresar que resulta imposible referirse al Estado sin establecer cul es su vnculo con la sociedad.

    A esto aluda Marx cuando manifestaba que el Estado y la organizacin de la sociedad, desde un punto de vista

    poltico, no son cosas diferentes. () El sentido comn nos traicionara si intentramos esbozar una definicin de

    ambos sectores concibindolos de manera aislada, como si entraran en contacto de manera casual: sociedad como

    sumatoria de un conjunto de individuos; Estado en tanto el gobierno en ejercicio de sus funciones. La cuestin,

    como veremos, es mucho ms compleja. ()

    2.1 Nicols Maquiavelo y la emergencia del trminoEstadoMaquiavelo (1467-1529) es quien, por primera vez, difunde el concepto de Estado para referirs e a aquel

    ordenamiento poltico permanente, garante de la paz, al interior de una nacin. () Este hecho, adems, da cuenta de

    algo que a esta altura puede parecer una verdad de perogrullo: el Estado no es una entidad eterna e inmutable, sinoque tiene un origen histrico especfico y relativamente reciente. La pertinencia de discutir en torno a su gnesisestriba as en un ncleo fundamental de la filosofa poltica moderna: la justificacin del poder en trminos terrenales.

    Cmo se gesta la escisin y posterior relacin entre gobernantes y gobernados es un interrogante al que pretendern

    responder, desde diferentes perspectivas aunque siempre dejando de lado la idea de un orden natural o divino- estos

    pensadores polticos.

    Volviendo a Maquiavelo y a su anlisis del Estado, cabe sealar que con la publicacin de El Prncipe ste ltimotrmino cobra un significado preciso: ya no se hablar ms de res publica (del latn, cosa pblica)y menos an depolis. Esta nueva categora supondr la descripcin de un fenmeno hasta entonces desconocido: el nacimiento del

    Estado moderno, que implica a la vez su separacin y contraposicin con respecto a la sociedad civil, y por lo tanto

    la aparicin en sentido estricto de la dicotoma entre lo pblico y lo privado. () Todo el pensamiento poltico del

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    consolidacin de la sociedad civil(izada), aparece un segundo momento -esta vez negativo-, basado en la desigualdadentre ricos y pobres, y que requiere por tanto su superacin a partir de un nuevo contrato. El modelo ideado porRousseau no es, como el formulado por Hobbes y Locke, dual (donde el primer momento es negativo y el segundo

    positivo), sino tridico, representando el tercer momento la constitucin de la voluntad general o comunidad, por

    medio de la cual cada uno, unindose a todos, no obedece sino a s mismo y permanece tan libre como antes. A su

    vez, si para Locke la propiedad se enmarca dentro del derecho natural, presente en el mismo estadio pre-estatal, para

    Rousseau es un producto social. Preanunciando el planteo de Marx, en su Discurso sobre el origen y losfundamentos de la desigualdad entre los hombres expresa lo siguiente: El primerhombre que despus de cercar

    un terreno, decidi decir esto es mo, y encontr gente lo bastante ingenua para creerlo, fue el verdadero fundador de

    la sociedad civil. Cuntos crmenes, cuntas guerras, cuntos asesinatos, cuntos infortunios y horrores habra

    ahorrado a la especie humana el hombre que quitando el cercado o llenando la zanja hubiese gritado a sus congneres:

    No escucheis a este impostor; estis perdidos si olvidis que los frutos de la tierra pertenecen a todos por igual, y que

    la tierra misma no pertenece a nadie. Frente a este estado de injusticia, emerge un nuevo poder soberano

    despersonalizado - yo comn- indivisible y absoluto, debido a que en tanto cuerpo colectivo est conformado por la

    totalidad de los ciudadanos y, adems, no depende de ningn otro rgano poltico. Su misin ha de ser la de legislar.

    En este acto, el individuo, lejos de ver restringida su libertad, la potencia: como partcipe de la autoridad soberana, se

    somete voluntariamente a las leyes del Estado que, en ltima instancia, l mismo se dicta. En resumen, retomando lo

    antedicho, podra concluirse que si Hobbes representa a una etapa histrica signada por las guerras civiles y la

    centralizacin absoluta del poder de mando en la figura del monarca, Locke simboliza el perodo en el cual la nocinde Estado que emerge en la concepcin liberal es la de un guardin nocturno enmarcado en la tutela del orden

    pblico, cuya funcin se reduce a velador de la propiedad individual, a la vez que juez y ejecutor del derecho natural;

    al tiempo que Rousseau expresa los ideales democrtico-radicales que luego sern difundidos al calor de la

    Revolucin Francesa, siendo el pueblo ciudadano y la voluntad general los pilares sobre los que se asienta el Estado

    soberano.

    ()

    3. Apndice3.1 Las dimensiones del Estado: una distincin analtica necesaria()resta ahora diferenciar las dimensiones del Estado en cuanto a niveles conceptuales de abstraccin. As, en primer

    trmino podemos hablar del Estado en tanto relacin social de dominacin. En efecto, el Estado constituye la

    instancia poltica bsica de dominio en la sociedad capitalista, escindiendo a los gobernantes de los gobernados y, a lavez, intentando regular el conflicto entre explotadores y explotados. Esta faceta ha sido descuidada por buena parte de

    la tradicin terica a lo largo del siglo XX, priorizndose solamente un aspecto del Estado: sus instituciones. Si bien,

    como veremos, ellas cumplen un papel fundamental, no conforman la totalidad del fenmeno estatal, e incluso ni

    siquiera deben ser considerados el punto de partida para entender el origen gentico del Estado, ya que de lo contrario

    se corre el peligro de caer en una concepcin instrumental o cosificante. Como bien lo hace notar O Donnell (1984),

    lo poltico no se encuentra afuera de la sociedad, sino que es parte intrnseca de ella, de tal manera que elEstado resulta coconstitutivo de las relaciones sociales capitalistas. Por ello es un grave error reducirlo a susuperficie objetivada que es la administracin pblica y el gobierno.

    Es en este sentido que, en un nivel ms bajo de abstraccin -ascendiendo hacia lo concreto-, podemos referirnos a los

    aparatos estatales como la materializacin o parte visible de aquella relacin. La burocracia, los edificios yorganismos pblicos, as como todo el andamiaje legal, aparecen como la encarnacin concreta de la garanta estatal

    de las relaciones de produccin, posibilitando a nivel material el ejercicio de la dominacin antes descripta. Desde esta

    ptica, el Estado constituye tambin la cristalizacin institucional de una determinada correlacin de fuerzas entre los

    diferentes -y antagnicos- sectores en pugna en la sociedad: las luchas polticas, sociales y econmicas no seran, por

    tanto, ajenas al Estado, sino que estaran inscriptas en su mismo armazn especfico (Poulantzas, 1980). Concebir el

    conflicto como eje central permite trascender la lectura vulgar del Estado realizada por ciertas corrientes, que lo

    visualizan como un bloque monoltico e impermeable, y no en tanto cuerpo en el cual se condensa materialmente

    una relacin (desigual) de dominacin.

    Ya en un tercer plano, puede definirse a las polticas pblicas como el Estado en movimiento. Siguiendo a Oszlak yODonnell (1995) podemos expresar que esta dimensin consiste en un conjunto de acciones y omisiones que

    manifiestan una determinada modalidad de intervencin del Estado en relacin con una cuestin que concita laatencin, inters o movilizacin de otros actores en la sociedad civil. Cabe aclarar que las polticasestatales no deben

    ser entendidas en trminos de un acto reflejo o una respuesta aislada, sino enmarcadas en un conjunto de iniciativas y

    respuestas, manifiestas o implcitas, que observadas en un momento histrico determinado permiten inferir la posicin

    del Estado frente a una cuestin que atae a sectores significativos de la sociedad. Vislumbrar esta faceta nos permite

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    tener en cuenta un aspecto de la estructura estatal no siempre analizado como es su dinamismo, logrando as una

    desagregacin del Estado en accin, e inscripto en el marco un proceso global en el que se relaciona con otros

    agentes sociales, polticos y econmicos, condensando en su interior la lucha a travs de la cual se dirimen los

    conflictos entre los distintos proyectos que conforman un patrn de organizacin social.

    Ahora bien, el Estado tampoco puede reducirse al rgimen poltico. Antes bien, ste debe ser entendido, en palabras

    de O Donnell (1982), como el conjunto de patrones realmentevigentes (no necesariamente consagrados jurdica yformalmente) que establecen las modalidades de reclutamiento y acceso a los roles fundamentales, as como los

    criterios de representacin sobre la base de los cuales se formulan expectativas de acceso a dichos roles. Encargado

    de delimitar el acceso a los puestos gubernamentales, el rgimen puede ser conceptualizado como el cmulo de

    procedimientos, normas o reglas de juego que posibilitan el ingreso a los espacios claves de administracin -a la vez

    que regulan la organizacin y el ejercicio- del poder de Estado. Respecto de este ltimo punto, una cuestin a tener en

    cuenta es que, si bien la Constitucin Nacional contribuye a reglarlo, los mrgenes del rgimen no se agotan en ella.

    Por ltimo, el gobierno, si bien es quien est investido formalmente del poder estatal, no controla efectivamente todoslos resortes claves para su ejercicio: tener el derecho a gobernar, no siempre implica poseer el poder real parahacerlo. A esto se ha referido Ralph Miliband (1992) al postular que el gobierno es el que habla en nombre del

    Estado,en la medida en que ste como tal no existe. Lo que hay es, s, un sistema estatal, del cual el gobierno slo

    es una parte. La administracin pblica, el poder judicial, las fuerzas armadas y de seguridad, el parlamento y elgobierno subnacional conforman tambin, en sus relaciones recprocas, el poder del Estado. El gobierno, sin embargo,

    ocupa un lugar decisivo dentro del conjunto de instituciones pblicas debido a que, siguiendo con el planteo de O

    Donnell, est constituido por los roles fundamentales dentro de stas ltimas, desde donde se movilizan, directamente

    o por delegacin a escalones inferiores de la jerarqua burocrtica, en apoyo a rdenes y disuasiones, los recursos

    controlados por el aparato estatal, incluso su supremaca coactiva. Por lo tanto, de la misma manera en que el

    rgimen poltico no es sinnimo de poder estatal, sino que constituye una parte de ste, el gobierno es unelemento central del rgimen, en particular de sus estructuras encargadas de la toma de decisiones polticas.

    Para terminar, podemos expresar que ninguna de estas dimensiones conceptuales pueden ser entendidas por s mismas

    ni dar cuenta por s solas del fenmeno estatal en toda su plenitud, sino que requieren ser comprendidas en su

    inclusin gradual al interior de y en su interrelacin con respecto a- las restantes, ms all de la especificidad

    analtica que cada una de ellas supone. Esta particularizacin (nivel de abstraccin) debe leerse, por lo tanto, comodesagregacin que contiene a la vez las cualidades del Estado como totalidad compleja vis a vis3la sociedad.

    3.2 Las diferentes formas histricas del Estado en la sociedad capitalistaNuestro objetivo en este ltimo apartado es dar cuenta, de manera sucinta, de los ciclos especficos que ha ido

    asumiendo el Estado a nivel histrico desde su propio surgimiento.

    a. Estado absolutistaDefinido como la antesala de la modernidad capitalista en Europa, el Estado absolutista se extiende desde el paulatino

    colapso de la Edad Media hasta el proceso de la Revolucin Francesa. Su caracterstica principal fue la creciente

    concentracin del poder poltico en manos del monarca o rey, en desmedro de ciertas prerrogativas detentadas porlos seores feudales. La poltica econmica fomentada por el absolutismo fue el mercantilismo, que propiciaba la

    exportacin de productos al calor de la expansin ultramarina europea, en paralelo al atesoramiento de metales

    preciosos por parte del Estado, todo ello conjugado con relaciones comerciales atravesadas por un belicismo extremo

    que potenciar la conformacin de ejrcitos de ndole nacional. () con los Estados monrquicos se desplaza el

    ejercicio de la violencia en un sentido ascendente, de la aldea hacia el plano nacional, constituyendo un nuevo

    caparazn poltico de una nobleza amenazada por la naciente clase capitalista y, en menor medida, por la

    insubordinacin de los campesinos. Lo cierto es que, ms all de las discusiones historiogrficas, la crisis del Ancien

    Rgime coincide con la emergencia de dos sectores antagnicos (la burguesa y el proletariado) conformados a partir

    de una relacin social de explotacin -el capital- que supone una modificacin sustancial de la forma de dominacin

    predominante hasta ese entonces, anclada en una soberana piramidal y fragmentada distribuida en mltiples sistemas

    de feudos y estamentos. Los instrumentos de coercin, progresivamente, van a tender a ubicarse en un plano diferente

    respecto del proceso productivo de trabajo. De esta manera, el Estado va a realizar una doble tarea: expropiacincreciente de las herramientas que posibilitan la administracin de la violencia por parte de las clases pudientes, y

    cercamiento de tierras que generan una enorme masa humana sin otra propiedad que su propia fuerza de trabajo.

    3Frente a frente

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    b. Estado liberalA finales del siglo XVIII, bajo un contexto signado en trminos socio-econmicos por la Revolucin Industrial -

    iniciada en Gran Bretaa y extendida luego a otras regiones- y a nivel poltico por la Revolucin Francesa, emerge una

    forma estatal definida por su clara delimitacin territorial y su carcter impersonal , resultando la ley un productode la nacin y no ya una decisin arbitraria del monarca. El Estado soberano (independientey autnomo frente a los

    dems Estados), la divisin de poderes combinada con la nocin del parlamento como mbito decisional fundamental,la consolidacin de una burocracia administrativa regulada por normas jurdicas racionales, as como la existencia de

    una Constitucin inviolable que determina los derechos y obligaciones del conjunto de los miembros del pueblo, alude

    precisamente a ello. En trminos sociolgicos, este proceso implica la transicin de una sociedad de tipoestamental a una clasista, en paralelo a la conformacin del individuo como clula social, operando por un lado enforma voluntaria al interior de un mercado a escala nacional y, por el otro, en tanto ciudadano participe del Estado,

    con igualdad formal frente a un orden legal unificado. Durante esta etapa, el rol del Estado se reduce a garantizar el

    orden pblico al interior del territorio en el cual ejerce su soberana, asumiendo una dinmica de guardin nocturno.

    Para lograr el progreso de la nacin, el Estado no deba interferir en la dinmica del mercado, ya que ste tenda a

    autorregularse a partir de una mano invisible anclada en el egosmo de quienes concurran all a ofertar y/o

    demandar. En este sentido, se propicia el conocido laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar), al mismo

    tiempo que se prioriza la conformacin de un nico sistema impositivo y de emisin de moneda, a los efectos de

    contar con recursos financieros para solventar a estas nuevas instituciones. A su vez, la libertad (en esencia, decomercio, circulacin, asociacin y expresin) tiende a predominar sobre la igualdad social, mantenindose en algunos

    casos los sectores no propietarios al margen del ejercicio de los derechos polticos, en especial el referido a la eleccin

    de representantes a travs del voto. Por ltimo, es importante sealar que, en este perodo, la religin se escinde

    definitivamente de la poltica, deviniendo esta ltima una prctica autnoma y mundana.

    c. Estado benefactor keynesiano

    La crisis mundial de 1929 implic un quiebre profundo en la relacin Estado-sociedad, demostrando en los hechos que

    el mercado no era capaz de autorregularse espontneamente. Es as como surge el Estado de Bienestar Keynesiano

    (EBK), trmino con el cual se hace referencia al sistema socio-poltico desarrollado en las democracias capitalistas

    industrializadas a lo largo de los aos 30 y consolidado despus de la SegundaGuerra Mundial, mantenindose ms o

    menos inalterable hasta mediados de los aos setenta (Thwaites Rey, 2000). Esta etapa suele ser descripta por diversos

    autores como el perodo de oro del capitalismo y sus principales caractersticas pueden resumirse en las siguientes:1. Una intervencin estatal desde el lado de la demanda en la economa sin precedentes, para mantener un alto nivel de

    actividad y pleno empleo.

    2. La provisin pblica de una serie de servicios sociales universales, cuyo objetivo es la seguridad social en su

    sentido ms amplio.

    3. La responsabilidad estatal en el mantenimiento de un nivel de vida mnimo, entendido como un derecho social

    pblico y no como un problema de caridad para una minora.

    Para autores como Clauss Offe (1990) el Estado Benefactor implic la posibilidad de conciliar capitalismo y

    democracia, es decir, de darle a la contradiccin existente entre la burguesa y los trabajadores un marco de gestin

    democrtica a travs de la intervencin/mediacin estatal, al margen del partido que estuviera en el gobierno. En la

    base del EBK habra existido un acuerdo entre clases, instituido polticamente () Este compromiso se materializ en

    el crecimiento incesante de las instituciones estatales para procesarlo, basado en una lgica neo-corporativa en donde

    organizaciones empresariales, sindicales y representantes gubernamentales intentaban compatibilizar sus diversos

    intereses. De este modo, pudo mantenerse la expectativa de que el Estado era capaz de reconciliar la propiedad

    privada de los medios de produccin con un manejo democrtico de la economa, a travs de sus polticas y aparatos,

    desmercantilizando en parte las demandas de los obreros, a partir de la sustitucin progresiva del derecho de

    propiedad por el de ciudadana. Como contrapartida, en los conflictos de clase ya no se deba cuestionar el modo de

    produccin capitalista ni el control del proceso de trabajo, sino tan solo el volumen del excedente social a distribuir.

    ()

    d. Estado neoliberal

    La reestructuracin capitalista a escala planetaria iniciada hace tres dcadas tuvo como antesala un conjunto desucesos que posibilitaron el cuestionamiento del EBK como forma privilegiada de mediacin socio-poltica. Entre

    ellos, pueden citarse la crisis de petrleo y el creciente dficit fiscal que deban afrontar los Estados burocrticos

    centrales -as como los populistas en Amrica Latina- a principio de los aos 70. La indita combinacin de recesin e

    inflacin (denominada estanflacin), y el agotamiento del modelo de acumulacin fordista, tambin contribuyeron al

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    quiebre de la forma de dominacin social de posguerra. As pues, con la llegada de Margaret Thatcher (Inglaterra) y

    Ronald Reagan (Estados Unidos) al poder, el discurso neoliberal adquiere un protagonismo inusitado. La

    ingobernabilidad, descripta de manera elocuente por el tristemente famoso Informe de la Comisin Trilateral, slo

    permita una nica salida, tal como rezaba el slogan de campaa de la Dama de Hierro: el ajuste estructural y la

    ofensiva generalizada contra todas aquellas conquistas histricas de los sectores subalternos, cristalizadas en

    numerosos espacios, organismos y polticas estatales, tales como las destinadas a la seguridad social. El Estado, segn

    el discurso privatista en auge, haba incrementado excesivamente su dotacin de personal y su gasto pblico,interviniendo en mbitos de la sociedad que deban ser administrados por la dinmica mercantil y el laissez faire. Los

    nuevos gobiernos neoconservadores implementaron un vasto programa de privatizacin de empresas pblicas,

    de restriccin de las redes de proteccin social y desarticulacin de las formas ms combativas de organizacin

    sindical. Teniendo en cuenta este tipo de medidas, es importante entender -de cara a la crisis actual- que, tal como ha

    expresado Atilio Born (1989) el neoliberalismo no es tan slo una respuesta tcnica surgida de una revalorizacin de

    la herencia terica de la escuela austriaca y de las iniciales contribuciones de Adam Smith, sino tambin una propuesta

    que contiene, en diferentes grados de elaboracin, una teora poltica sobre la organizacin del Estado, su naturaleza y

    funciones, y sobre el papel que la ciudadana y en especial las clases populares tienen que cumplir en l. En la parte

    final del siguiente apartado, retomaremos ms en profundidad la discusin en torno al impacto de estas polticas

    econmicas en Amrica Latina, as como en Argentina, a lo largo de las dos ltimas dcadas.

    3.3 Un excursus: la especificidad del Estado en Amrica Latina() pueden describirse sintticamente las sucesivas formas estatales acaecidas en Amrica Latina a lo largo del

    ltimo siglo y medio en los siguientes trminos, que mantienen cierta similitud (aunque con especificidades) con la

    metamorfosis histrica sufrida por los Estados europeos:

    -Estado oligrquico: Durante la segunda mitad del siglo XIX emerge un Estado nacional fuertemente ligado a losintereses latifundistas de un reducido sector social que controlaba el principal recurso econmico en la regin. Los

    diferentes pases se incorporan as al mercado mundial como productores de materias primas, constituyendo unmodo particular de capitalismo agrario, basado en la explotacin extensiva de la tierra. Tal como expresa Jorge Sabato

    (1988), la organizacin estatal precedi, en buena medida, a la vez que fue condicin para que se formasen una

    economa y una sociedad que, paradjicamente, luego habran de sustentarlo. Es as como el rasgo primordial de este

    aparato estatal fue privilegiar la garanta del orden, en la bsqueda de un marco propicio para el desarrollo

    econmico (identificado con el progreso capitalista). De ah que pueda hablarse una deliberada exclusin dederechos polticos por parte de la mayora de la poblacin.

    -Estado populista: A partir de la crisis mundial de 1930, los Estados perifricos sufren una profunda metamorfosis.Comienzan a intervenir cada vez ms en la dinmica econmica, incrementando a su vez sus funciones a nivel social y

    poltico. Tal como describe Graciarena (1998) emerge un Estado de compromiso que intentar conciliar el

    desarrollo capitalista con la justicia social. Este producto hbrido tuvo que realizar concesiones para atender (desde

    una lgica de inclusin) las crecientes demandas de los nuevos sectores sociales devenidos en actores polticos

    privilegiados, gestados al calor de la transicin del modelo originario basado en la exportacin de materias primas, a

    uno anclado en la industrializacin sustitutiva de importaciones (ISI). Esta forma estatal tuvo distintas fases y se

    concret de manera diferenciada en cada pas, si bien en casi la totalidad de los casos tendi a predominar una

    constante inestabilidad poltica, expresada en regmenes democrticos sumamente endebles. Bajo este contexto, la

    burocracia tcnico-militar aparece como un agente poltico de cada vez mayor envergadura, llevando adelante la

    intervencin del Estado en la vida econmica: produccin de bienes de consumo interno y nacionalizacin de

    empresas, as como un creciente endeudamiento externo, son dos aspectos que caracterizan a esta etapa.

    -Estado burocrtico-autoritario: Los aos sesenta y setenta constituyen un perodo sumamente contradictorio,cuya caracterstica central es la enorme participacin poltica de los sectores populares. Como respuesta a este

    dinamismo, las clases dominantes implementan, en conjuncin con las Fuerzas Armadas, un plan sistemtico de

    exclusin econmica y disciplinamiento socio-poltico que, bajo el pretexto del peligro subversivo,sienta las bases

    para la instauracin de un nuevo modelo de acumulacin, sintetizado en el libre mercado y la apertura econmica

    extrema. La regin asiste a una sucesin de golpes militares estratgicos que dan nacimiento a un tipo de Estado que

    tiende a privilegiar el ejercicio de la fuerza y la coercin para la resolucin de los conflictos y demandas. El terrorismo

    estatal apunta as a generar una transformacin sustancial en el conjunto de la sociedad, apoyndose en la Doctrina deSeguridad Nacional, patrocinada por los Estados Unidos en el marco de la guerra fra. Los grupos principales de la

    coalicin dominante son, en este caso, los tecncratas de alto nivel -militares y civiles- que colaboran en estrecha

    vinculacin con el capital extranjero.

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    -Estado neoliberal: Una vez entrado definitivamente en crisis en modelo de ISI, y tras la llamada dcada perdida delos aos 80, signada por el estrangulamiento de la balanza de pagos de los principales pases (crisis de la deuda en

    Mxico y con posterioridad en Argentina), los aos noventa emergen como un decenio signado por el auge neoliberal

    a nivel socio-econmico. Los organismos multilaterales de crdito fomentan la apertura indiscriminada a los capitales

    extranjeros, as como la privatizacin de empresas y entidades pblicas hasta ese entonces en manos del Estado.

    Teniendo como espejo las experiencias de Thatcher y Reagan, buena parte del continente se sumerge en polticas

    neoliberales ancladas en el recetario descrito bajo el nombre de Consenso de Washington (Williamson, 1990),apuntando a una feroz apertura econmica y a un desguace indiscriminado del aparato estatal, e incluyendo entre otras

    medidas un drstico ajuste del gasto pblico y una profunda reforma tributaria. Los supuestos males a erradicar eran,

    asimismo, la deuda externa y el dficit fiscal. En paralelo, escuelas como las de Chicago y Virginia, cubiertas con un

    ropaje tecnicista y neutral, se encargaron de brindar los basamentos tericos del repliegue y reduccin del Estado a su

    mnima expresin. Elestatismo, tal como haba pregonado Von Hayek varias dcadas atrs, era el camino inevitable

    hacia la servidumbre. Experimentos como los de Pinochet en Chile demostraban que era necesaria una generalizada

    dosis de miedo y represin para imponer un modelo, por dems excluyente, que redefiniera la intervencin estatal. En

    Argentina, de manera similar, la cruenta dictadura sent las bases del disciplinamiento social, proceso que terminar

    de consumarse con el shock psicolgico de la hiperinflacin. El terrorismo poltico y el econmico daban forma as al

    nuevo patrn de dominacin que se consolidara en los primeros aos del gobierno menemista. La fragmentacin y

    rotura de los lazos de solidaridad entre los diversos sectores de la sociedad civil posibilit que se avanzara, como en

    pocos lugares del mundo, hacia un salvaje darwinismo social que el sentido comn de la poca sintetiz sabiamentecomo el slvese quien pueda, sucesor inmediato del por algo ser. Es as como durante toda la dcada del 90, tal

    como seala Oscar Oszlak (2000), la mayora de los pases del mundo se embarcaron en programas de ajustes

    estructurales de enorme envergadura, a travs de polticas de desregulacin, descentralizacin, privatizacin,

    tercerizacin y achicamiento de las dotaciones de personal. El Banco Mundial las englob en la comn denominacin

    de Reformas de Primera Generacin, previendo que una segunda generacin de reformas acometera la tarea

    pendiente de mejorar el aparato institucional remanente, ms que achicarlo abruptamente. De esta forma, las opciones

    monetaristas y neoconservadoras fueron ganando cada vez ms terreno en el continente, al calor de las experiencias

    exitosas antes mencionadas.

    En Argentina, as como en buena parte del continente, parodiando un juego de suma cero, la decidida pasividad estatal

    tuvo como correlato un protagonismo creciente del mercado como eficiente asignador de recursos. La re-

    mercantilizacin de una serie de relaciones sociales que anteriormente regan bajo el amparo de la regulacin del

    Estado devino en un requisito imprescindible, de acuerdo al discurso neoliberal. No obstante, ms all de losnumerosos ejemplos que podran relatarse, lo crucial es entender el profundo cambio generado en el vnculo entre la

    sociedad y el Estado: a los hasta entonces ciudadanos portadores de derechos universales, se los pas a considerar

    meros clientes cuya nica mediacin se encontraba constituida por el mercado. No obstante, es importante resaltar que

    dicha transformacin no tiene que ver tanto con el tamao o la dotacin del personal, sino ms bien con la

    (re)definicin del rol del Estado, lo que nos lleva a la reflexin acerca de qu tipo de relaciones sociales expresa este

    aparato estatal reformado y cules son las nuevas fronteras que tendieron a dibujarse entre lo pblico y lo privado.

    Transcurridos diez aos de aquellos acontecimientos, resulta claro que la pregonada jibarizacin4del Estado redund

    en realidad en un ensanchamiento estrepitoso del mercado, con todas las consecuencias negativas que ello supuso. La

    dinerificacin de casi la totalidad de vnculos sociales y polticos signific la conversin de gran parte de los sectores

    populares en meros clientes despojados de toda reminiscencia ciudadana que excediera la esfera del consumo, adems

    de crear un contingente de excluidos definidospor su escaso o nulo poder adquisitivo en trminos econmicos, y

    por ser potenciales vctimas de las fuerzas represivas.

    Este hecho, si bien no debe hacernos olvidar que, tal como expresa Oscar Oszlak (1997), a pesar de su creciente

    descrdito y del virtual desmantelamiento a que lo ha sometido la embestida neo-conservadora, el Estado sigue siendo

    la mxima instancia de articulacin social, s nos obliga a repensar la profunda modificacin acaecida en su relacin

    con la sociedad civil y el mercado. Por ello, sin caer en una defensa de un Estado que en ltima instancia continu

    siendo capitalista, podemos coincidir con Mabel Thwaites Rey (1993) en que el antiguo andamiaje, creado para un

    modelo de acumulacin superado, entorpeca los requerimientos de valorizacin y circulacin capitalistas

    prevalecientes debido a que expresaba en su seno la cristalizacin material de intereses contradictorios plasmados en

    un determinado contexto histrico. De ah que ciertos espacios y sectores pblicos que representan logros

    significativos -aunque desde ya no absolutos- para el bienestar de las clases subalternas, sean fervientemente

    denostados por la clase dominante, mientras que los sectores y las funciones del aparato estatal ms directamenteligadas al apoyo a la acumulacin y al mantenimiento del orden, reciban su beneplcito constante a travs de las

    usinas ideolgicas del sistema.

    4El trmino jibarizar significa reducir, disminuir, y tienen una connotacin negativa.

  • 7/25/2019 El Estado - Ouvia

    8/8

    Poltica y ciudadana / IJME / 5A

    Los sectores subalternos han quedado as, al decir de Oszlak, casi en su totalidad privados del Estado, por oposicin a

    las clases dominantes, que continan valindose de sus fuertes vinculaciones con el aparato estatal para la consecucin

    de sus fines y la garanta de susprivilegios46. Esta retirada del Estado redund en una brutal disminucin del poder

    de los trabajadores en relacin con las clases, fracciones y elites dominantes a nivel econmico y poltico. Por ello es

    posible afirmar que el selectivo proceso de minimizacin de las instituciones pblicas supuso en realidad un

    desmantelamiento sistemtico de aquellas instancias de participacin y mediacin que, al menos parcialmente,implicaban una presencia concreta de los sectores subalternos al interior de la estructura material del Estado. Queda

    pendiente indagar, en el marco de este proceso abierto, en la reciente creacin de nuevas formas de organizacin

    autnoma y participacin democrtica que amplan la nocin de lo pblico ms all de lo propiamente estatal. Para

    ello, ms que espectadores forzados del drama neoliberal, deberemos asumir el rol de crticos protagonistas,

    reapropindonos del escenario histrico ()