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2010-11 ISSN 0251-1371 EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN LAS MUJERES EN LA AGRICULTURA Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo

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  • EL ESTADOMUNDIAL DE LAAGRICULTURAY LAALIMENTACIN

    Las mujeres aportan contribuciones significativas a la economa rural

    en todas las regiones de los pases en desarrollo. Sus roles difieren

    segn las regiones, aunque siempre tienen un menor acceso que los

    hombres a los recursos y oportunidades que necesitan para ser ms

    productivas. Si se incrementara el acceso de las mujeres a la tierra, la

    ganadera, la educacin, los servicios financieros, la extensin, la

    tecnologa y el empleo rural, aumentara su productividad as como la

    produccin agrcola, la seguridad alimentaria, el crecimiento

    econmico y el bienestar social. Por s solo, el cierre de la brecha de

    gnero en el mbito de los insumos agrcolas podra sacar del hambre

    a entre 100 millones y 150 millones de personas. No existe una pauta

    concreta para cerrar la brecha de gnero, pero algunos principios

    bsicos son universales: los gobiernos, la comunidad internacional y

    la sociedad civil deben trabajar juntos para eliminar las discrimina-

    ciones en el mbito legal, promover la igualdad de acceso a los

    recursos y oportunidades, garantizar que las polticas y los programas

    agrcolas tengan en cuenta la dimensin del gnero, y hacer or la voz

    de las mujeres como asociadas en pie de igualdad en aras del

    desarrollo sostenible. El lograr la igualdad de gnero y el empodera-

    miento de las mujeres en la agricultura no solo es justo; tambin es

    crucial para el desarrollo agrcola y la seguridad alimentaria.

    2010-11EL ESTA

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    FAO9 7 8 9 2 5 3 0 6 7 6 8 8

    I2050S/1/01.11

    ISBN 978-92-5-306768-8 ISSN 0251-1371

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    2010

    -11

    ISSN 0251-1371

    EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIN

    LAS MUJERES EN LA AGRICULTURA Cerrar la brecha de gnero en aras del desarrollo

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    http://www.fao.org/catalog/inter-s.htmmailto:[email protected]
  • ISSN 0251-1371

    2010

    -11

    EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIN

    ORGANIZACIN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIN Roma, 2011

  • Las denominaciones empleadas en este producto informativo y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no implican, de parte de la Organizacin de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin (FAO), juicio alguno sobre la condicin jurdica o nivel de desarrollo de pases, territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto de la delimitacin de sus fronteras o lmites. La mencin de empresas o productos de fabricantes en particular, estn o no patentados, no implica que la FAO los apruebe o recomiende de preferencia a otros de naturaleza similar que no se mencionan.

    Las denominaciones empleadas en el mapa y la forma en que aparecen presentados los datos no implican, de parte de la FAO, juicio alguno sobre la condicin jurdica de pases, territorios o zonas martimas, ni respecto de la delimitacin de sus fronteras.

    ISBN 978-92-5-306768-8

    Todos los derechos reservados. Se autoriza la reproduccin y difusin de material contenido en este producto informativo para fines educativos u otros fines no comerciales sin previa autorizacin escrita de los titulares de los derechos de autor, siempre que se especifique claramente la fuente. Se prohbe la reproduccin del material contenido en este producto informativo para reventa u otros fines comerciales sin previa autorizacin escrita de los titulares de los derechos de autor. Las peticiones para obtener tal autorizacin debern dirigirse al

    Jefe de la Subdivisin de Polticas y Apoyo en Materia de Publicacin Electrnica Oficina de Intercambio de Conocimientos, Investigacin y Extensin FAO Viale delle Terme di Caracalla, 00153 Roma, Italia o por correo electrnico a: [email protected]

    FAO 2011

    mailto:[email protected]
  • iii

    ndice

    Prlogo vi Agradecimientos viii Abreviaturas y siglas x

    PartE I Las mujeres en la agricultura: Cerrar la brecha de gnero en aras del desarrollo 1

    1. La brecha de gnero en la agricultura 3 Estructura del informe y principales mensajes 5 Principales mensajes del informe 6

    2. El trabajo de las mujeres 7 Las mujeres en la agricultura 7 Las mujeres en los mercados de trabajo rural 18 Principales mensajes 23

    3. La documentacin de la brecha de gnero en la agricultura 24 La tierra 24 Ganadera 25 Mano de obra agrcola 28 Educacin 29 Informacin y extensin 31 Servicios financieros 35 Tecnologa 36 Principales mensajes 40

    4. Beneficios derivados del cierre de la brecha de gnero 41 Productividad de hombres y mujeres agricultores 41 Aumentos de produccin derivados del cierre de la brecha de gnero 44 Otros beneficios sociales y econmicos derivados del cierre de la brecha de gnero 45 Principales mensajes 48

    5. Cerrar la brecha de gnero en la agricultura y el empleo rural 49 Cerrar la brecha en el acceso a la tierra 49 Cerrar la brecha en los mercados de trabajo rural 53 Cerrar la brecha en los servicios financieros 55 Cerrar la brecha del capital social a travs de los grupos de mujeres 58 Cerrar la brecha tecnolgica 60 Principales mensajes 65

    6. Cerrar la brecha de gnero en aras del desarrollo 66

    PartE II La alimentacin y la agricultura mundiales, a examen 69

    Tendencias en materia de subnutricin 71 Produccin, consumo y comercio de alimentos durante las crisis 78 Tendencias recientes de los precios de los productos agrcolas: nivel ms elevado y mayor volatilidad de los precios 83 Conclusiones 88

  • iv

    91 PartE III anexo estadstico

    Notas a los cuadros del Anexo 93 CuAdrO A1 Poblacin total, proporcin femenina y proporcin rural de la poblacin

    1980, 1995 y 2010 98 CuAdrO A2 Proporcin femenina de la poblacin nacional, rural y urbana

    en edades comprendidas entre los 15 y los 49 aos, observaciones ms recientes y ms antiguas 105

    CuAdrO A3 Poblacin econmicamente activa, proporcin femenina de la poblacin activa y proporcin de las mujeres econmicamente activas dedicadas a la agricultura 1980, 1995 y 2010 112

    CuAdrO A4 Poblacin econmicamente activa, proporcin de la poblacin econmicamente activa que se dedica a la agricultura y proporcin femenina de la poblacin econmicamente activa que se dedica a la agricultura en 1980, 1995 y 2010 120

    CuAdrO A5 Proporcin de hogares en las zonas rurales encabezados por mujeres, observaciones ms recientes y ms antiguas, y total de jefes de explotaciones agrcolas as como proporcin femenina en dicho total, observacin ms reciente 128

    CuAdrO A6 Proporcin de la poblacin adulta con carencia energtica crnica (ndice de masa corporal inferior a 18,5) por sexo y proporcin de nios con insuficiencia ponderal por sexo, residencia y quintil de riqueza del hogar, observaciones ms recientes 135

    Bibliografa 145 Captulos especiales de El estado mundial de la agricultura y la alimentacin 157

    CUaDrOS

    1. Empleo en determinadas agroindustrias de valor elevado 23 2. Algunos ejemplos de seguros de salud dirigidos a las mujeres 57

    rECUaDrOS

    1. Sexo frente a gnero 4 2. Preguntas ms frecuentes sobre las mujeres en la agricultura 8 3. Las mujeres y las responsabilidades domsticas no remuneradas 14 4. Mujeres agricultoras, cabezas de hogar y limitaciones de los datos 25 5. Productividad laboral y hambre, nutricin y salud 28 6. Las mujeres en la enseanza superior y la investigacin agrcolas en frica 32 7. Produccin y comercializacin del caf en pequea escala en uganda 39 8. Transferencia orientada de pagos a mujeres para obtener beneficios sociales 47 9. Mama Lus Frut: juntos a favor del cambio 50 10. Asociacin de trabajadoras por cuenta propia de la India (SEWA) 60 11. Las mujeres en el programa de medios de vida sostenibles en uganda 64 12. Emergencias en el mbito alimentario 76 13. La volatilidad implcita como medida de la incertidumbre 86 14. La volatilidad de los precios y los Grupos Intergubernamentales

    de la FAO sobre Cereales y el Arroz 89

  • v

    FIGUraS

    1. Proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola 10 2. Proporcin de la mano de obra constituida por mujeres

    en todas las actividades agrcolas 12 3. Proporcin de la mano de obra constituida por mujeres para determinados cultivos 13 4. Empleo por sector 18 5. Participacin en el empleo rural a sueldo, por sexo 19 6. Condiciones de empleo en el trabajo rural a sueldo, por sexo 21 7. Brecha salarial entre hombres y mujeres en las zonas urbanas y rurales 22 8. Proporcin de jefes de explotaciones agrcolas de sexo masculino y femenino

    en las principales regiones en desarrollo 26 9. Activos de los hogares rurales: tamao de la explotacin agrcola 26 10. Activos ganaderos de los hogares, encabezados por hombres/mujeres 27 11. Nivel de educacin de los hombres y mujeres que encabezan hogares rurales 30 12. diferencias por razn de gnero en las tasas de asistencia a la escuela primaria

    en las zonas rurales 31 13. uso de crdito en los hogares encabezados por mujeres

    y por hombres en las zonas rurales 35 14. uso de fertilizantes en los hogares encabezados por hombres/mujeres 37 15. uso de equipo mecnico en los hogares encabezados por hombres/mujeres 38 16. rendimiento de cereales y desigualdad de gnero 42 17. Nmero de personas subnutridas en el mundo, 1969-1971 y 2010 72 18. Proporcin de la poblacin subnutrida en las regiones en desarrollo,

    1969-1971 y 2010 72 19. Nmero de personas subnutridas en 2010, por regiones 73 20. ndice de precios de los alimentos de la FAO en trminos reales, 1961-2010 74 21. Variacin porcentual anual media del PIB per cpita a precios constantes, 2005-2010 75 22. Crecimiento anual de la produccin, el consumo y el comercio mundiales

    de alimentos, 2006-2010 79 23. ndices del consumo de alimentos per cpita por regiones geogrficas, 2000-2010 79 24. ndices de produccin de alimentos por grupos econmicos 80 25. ndices de la produccin de alimentos por regiones, 2000-2010 81 26. ndices de volmenes de exportacin

    de alimentos por regiones geogrficas, 2000-2010 81 27. ndices de volmenes de importacin

    de alimentos por regiones geogrficas, 2000-2010 82 28. ndice de precios de los alimentos de la FAO e ndices de otros productos bsicos

    (frutas, bebidas y materias primas), octubre de 2000 octubre de 2010 83 29. ndices de precios de los productos bsicos incluidos en el ndice de precios

    de los alimentos de la FAO (cereales, aceites, lcteos, carne y azcar), octubre de 2000 octubre de 2010 84

    30. Volatilidad histrica anualizada de los precios internacionales de los cereales 85 31. Evolucin conjunta de los costes de produccin de energa: el etanol de maz

    en comparacin con la gasolina producida a partir de petrleo crudo, octubre de 2006 octubre de 2010 88

  • vi

    Prlogo

    La presente edicin de El estado mundial de la agricultura y la alimentacin aborda el tema de Las mujeres en la agricultura: cerrar la brecha de gnero en aras del desarrollo. El sector agrcola tiene un bajo rendimiento en muchos pases en desarrollo y una de las principales razones es que las mujeres no tienen igualdad de acceso a los recursos y oportunidades que necesitan para ser ms productivas. El presente informe confirma claramente que los Objetivos de desarrollo del Milenio sobre la igualdad de gnero (OdM 3) y la pobreza y la seguridad alimentaria (OdM 1) se refuerzan mutuamente. debemos promover la igualdad de gnero y potenciar a las mujeres en la agricultura para ganar de manera sostenible la lucha contra el hambre y la pobreza extrema. Creo firmemente que la consecucin del OdM 3 puede ayudarnos a alcanzar el OdM 1.

    Las mujeres aportan contribuciones fundamentales a las empresas agrcolas y rurales en todas las regiones de los pases en desarrollo, en calidad de agricultoras, trabajadoras y empresarias. Sus funciones varan segn las regiones, pero en todas partes las mujeres tienen limitaciones propias de su gnero que reducen su productividad y limitan sus contribuciones a la produccin agrcola, el crecimiento econmico y el bienestar de sus familias, comunidades y pases.

    Las mujeres se enfrentan a una importante brecha de gnero en el acceso a los recursos productivos. Controlan menos tierras que los hombres, las que controlan suelen ser de peor calidad y carecen de seguridad sobre su tenencia. Las mujeres poseen menos animales de trabajo necesarios para la agricultura que los hombres. A menudo tampoco controlan los ingresos generados por los normalmente pequeos animales que gestionan. Las agricultoras son menos susceptibles que los hombres de utilizar insumos modernos, tales como semillas mejoradas, fertilizantes, medidas de control de plagas y herramientas mecnicas. Asimismo, utilizan menos crdito y no

    suelen controlarlo cuando lo obtienen. Por ltimo, las mujeres tienen un nivel inferior de educacin y un menor acceso a los servicios de extensin, por lo que les resulta ms difcil acceder a algunos de los otros recursos, como la tierra, el crdito y los fertilizantes, as como utilizarlos. Estos factores tambin impiden a las mujeres adoptar nuevas tecnologas con la misma facilidad que los hombres. Los obstculos que tienen ante s las mujeres estn a menudo interrelacionados y deben abordarse de manera global.

    dichos obstculos implican que las mujeres agricultoras obtienen rendimientos inferiores a los de sus homlogos masculinos. Sin embargo, las mujeres agricultoras son tan eficaces en su trabajo como los hombres. datos empricos slidos muestran que si las agricultoras utilizaran la misma cantidad de recursos que los hombres en las tierras que cultivan, obtendran los mismos rendimientos que ellos. La diferencia de rendimiento entre hombres y mujeres ronda en promedio el 20 % al 30, y la mayor parte de las investigaciones realizadas revelan que esta brecha se debe a las diferencias en el uso de recursos. Si los rendimientos en las tierras cultivadas por las mujeres alcanzaran los de los hombres aumentara la produccin agrcola en los pases en desarrollo entre un 2,5 % y un 4 %. un incremento de la produccin de esta envergadura podra acarrear una reduccin del nmero de personas subnutridas en el mundo del orden del 12 % al 17. Con arreglo a las estimaciones ms recientes de la FAO, 925 millones de personas estn subnutridas en la actualidad. El cierre de la brecha de gnero en el mbito del rendimiento agrcola podra reducir esa cifra hasta en 100 millones a 150 de personas.

    Estas mejoras directas de la produccin agrcola y la seguridad alimentaria no son sino una parte de los beneficios considerables que podran obtenerse garantizando que las mujeres tengan igualdad de acceso a los recursos y oportunidades. El cierre de la brecha de gnero en la agricultura pondra

  • vii

    ms recursos en manos de las mujeres y reforzara su voz en el seno del hogar; se ha demostrado que esta estrategia mejorara la seguridad alimentaria, la nutricin, la educacin y la salud de los nios. Y unos nios mejor alimentados y ms sanos aprenderan mejor y se convertiran en ciudadanos ms productivos. Los beneficios persistiran durante generaciones y seran muy provechosos en el futuro.

    La brecha de gnero se manifiesta de otras formas. Las relaciones de gnero son fenmenos sociales y es imposible separar las esferas econmicas de las mujeres de sus actividades domsticas. La preparacin de la comida y la recogida de lea y agua llevan tiempo y constituyen ataduras a las que debe hacerse frente para que las mujeres puedan dedicar su tiempo a tareas ms gratificantes y productivas. Las intervenciones que se llevan a cabo deben considerar a las mujeres dentro de su contexto familiar y comunitario. El lograr que los mercados de trabajo rural funcionen mejor suministrando tecnologas que ahorren trabajo as como bienes y servicios pblicos permitira a las mujeres contribuir

    ms eficazmente a las oportunidades econmicas brindadas por crecimiento agrcola y beneficiarse ms plenamente de ellas.

    No existe una pauta concreta para cerrar la brecha de gnero en la agricultura, dado que entra en juego una amplia gama de insumos, activos, servicios y mercados, y las limitaciones correspondientes estn interrelacionadas. Pero con polticas adecuadas basadas en informacin y anlisis exactos pueden realizarse progresos y los beneficios seran considerables. Los principios bsicos son claros. debemos eliminar todas las formas de discriminacin de la mujer en el mbito legal, garantizar una mayor igualdad de acceso a los recursos y que las polticas y programas agrcolas tengan en cuenta la dimensin del gnero, as como hacer or la voz de las mujeres en la toma de decisiones a todos los niveles. Las mujeres deben ser asociadas en pie de igualdad al desarrollo sostenible. El lograr la igualdad de gnero y el empoderamiento de las mujeres en la agricultura no solo es justo; tambin es crucial para el desarrollo agrcola y la seguridad alimentaria.

    Jacques diouf DIRECTOR GENERAL DE LA FAO

  • viii

    Agradecimientos

    El estado mundial de la agricultura y la alimentacin 2010-11 ha sido elaborado por miembros del departamento de desarrollo Econmico y Social de la FAO bajo la direccin general de Hafez Ghanem, Subdirector General, y Kostas Stamoulis, director de la divisin de Economa del desarrollo Agrcola (ESA). Marcela Villareal y Eve Crowley, respectivamente directora y Asesora Principal, de la divisin de Gnero, Equidad y Empleo rural (ESW); Pietro Gennari, director de la divisin de Estadstica (ESS); david Hallam, director de la divisin de Comercio y Mercados (EST), y Keith Wiebe, Oficial Mayor de la ESA, proporcionaron orientacin adicional.

    El equipo de investigacin y redaccin para la Parte 1 estuvo dirigido por Terri raney, Andr Croppenstedt y Gustavo Anrquez, y estuvo integrado por Sarah Lowder, Ira Matuschke y Jakob Skoet (ESA). Tambin colaboraron en ella Luisa Cruz, Ana Paula de la O Campos, Stefano Gerosa, Yasmeen Khwaja, Faith Nilsson y Panagiotis Karfakis (ESA); Francesca dalla Valle, Soline de Villard, Caroline dookie, John Curry, Zoraida Garcia, denis Herbel, regina Laub, Maria Lee, Yianna Lambrou, Marta Osorio, Hajnalka Petrics, Gabriel rugalema, Libor Stloukal, Sophie Treinen y Peter Wobst (ESW); Magdalena Blum (Oficina de Intercambio de Conocimientos, Investigacin y Extensin de la FAO); Holger Matthey (EST); Anni McLeod y Frauke Kramer (divisin de Produccin y Sanidad Animal de la FAO); Helga Josupeit, rebecca Metzner y Stefania Vannuccini (FAO divisin de Polticas y Economa de la Pesca y la Acuicultura); robert Mayo (ESS), y diana Tempelman (Oficina regional para frica de la FAO). Ines Smyth (Oxfam), Cathy Farnworth (en nombre del Fondo Internacional de desarrollo Agrcola, FIdA), Elisenda Estruch (ESW) y Julian Thomas y Frank Mischler (ESA) presentaron observaciones valiosas. damos las gracias asimismo a Amy Heyman, quien ley, coment y edit el primer borrador del informe. Este se prepar en colaboracin estrecha con Agnes

    Quisumbing y ruth Meinzen-dick, del Instituto Internacional de Investigacin sobre Polticas Alimentarias (IFPrI) y Cheryl doss, de la universidad de Yale. Los documentos de antecedentes, financiados en parte por la ESW, fueron elaborados por Cheryl doss; Julia Behrman, Andrew dillon, ruth Vargas Hill, Ephraim Nkonya, Amber Peterman, Esteban J. Quiones y Agnes Quisumbing (IFPrI); Christopher Coles, Priya deshingkar, rebecca Holmes, Nicola Jones, Jonathan Mitchell y Marcella Vigneri (OdI); diana Fletschner (Instituto de desarrollo rural) y Lisa Kenney (universidad de Washington); Christine Okali (universidad de East Anglia); Jan Lundius (consultor independiente), y Holger Seebens (KfW Entwicklungsbank). Los siguientes funcionarios de la FAO elaboraron otros documentos de antecedentes: Gustavo Anrquez, Yasmeen Khwaja, Lucia Palombi (divisin de Operaciones de Emergencia y rehabilitacin de la FAO) y Paola Termine (ESW). El informe tambin se bas en documentos elaborados para el Taller sobre gnero y empleo rural de la FAO-FIdA-OIT y resumidos por Soline de Villard y Jennie dey de Pryck. El informe sac provecho de dos consultas de expertos financiadas parcialmente por el Banco Mundial. Adems de una gran parte de las personas mencionadas anteriormente, entre los participantes externos cabe destacar a Isatou Jallow (PMA), Johannes Jtting (OCdE), Patricia Biermayr-Jenzano (Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT), Markus Goldstein y Eija Pehu (Banco Mundial), Maria Hartl y Annina Lubbock (FIdA), Jemima Njuki (Instituto Internacional de Investigaciones Agropecuarias, ILrI), Thelma Paris (Instituto Internacional de Investigacin sobre el Arroz, IrrI), Patrick Webb (universidad Tufts), y Manfred Zeller (universidad de Hohenheim). Hela Kochbati (Asociacin de Mujeres Africanas para la Investigacin y el desarrollo, AFArd), robert Mazur (universidad Pblica de Iowa) y otros aportaron contribuciones valiosas en relacin con las mujeres en la agricultura al Foro Global sobre Seguridad

  • ix

    Alimentaria y Nutricin) organizado por Max Blanck y renata Mirulla (ESA). Agradecemos las numerosas observaciones tiles recibidas en el minisimposio organizado en la Conferencia trienal de la Asociacin Internacional de Economistas Agrcolas.

    Adems, el proyecto de informe final fue revisado por Patrick Webb (universidad Tufts), diana Fletschner, (Instituto de desarrollo rural), Thomas P. Thompson (Centro Internacional de Promocin de los Fertilizantes, IFdC), Maria Hartl (FIdA), Carmen diana deere (uCLA), Susana Lastarria-Corhiel (universidad de Wisconsin), Jo Swinnen (universidad de Lovaina), Patricia Biermayr-Jenzano, Joanne Sandler y colegas (uNIFEM), Barbara Stocking (Oxfam GB), Paul Munro-Faure y Paul Mathieu (divisin de Clima, Energa y Tenencia de Tierras de la FAO), ruth Meinzen-dick (IFPrI), Agnes Quisumbing (IFPrI) y Cheryl doss (universidad de Yale). El equipo de redaccin da las gracias encarecidamente a los participantes en el taller y a otros revisores internos y externos de los distintos borradores del manuscrito.

    La Parte II del informe corri a cargo conjuntamente de Sarah Lowder (ESA) y Holger Matthey y Merritt Cluff (EST), bajo

    la orientacin de Jakob Skoet. Joshua dewbre y Kisan Gunjal (EST) aportaron contribuciones adicionales.

    La Parte III del informe fue elaborada por Sarah Lowder, con la asistencia de Brian Carisma y Stefano Gerosa, bajo la orientacin de Terri raney. Naman Keita, Seevalingum ramasawmy, Mukesh Srivastava y Franco Stefanelli (ESS); diana Tempelman; Maria Adelaide dArcangelo, Zoraida Garcia y Clara Park (ESW), as como Barbara Burlingame y Marie-Claude dop (divisin de Proteccin y Nutricin del Consummidor de la FAO) formularon comentarios tiles.

    Michelle Kendrick (ESA) mejor en gran medida la publicacin mediante su apoyo a la gestin del proyecto y la edicin en ingls. Liliana Maldonado y Paola di Santo (ESA) prestaron un excelente apoyo administrativo a lo largo del proceso. Los servicios de traduccin e impresin corrieron a cargo del Servicio de Programacin y documentacin de reuniones del departamento de Servicios Internos, recursos Humanos y Finanzas de la FAO. Flora di Carlo y Visiontime se encargaron de los servicios grficos, de maquetacin y correccin de pruebas.

  • x

    Abreviaturas y siglas

    CIAT Centro Internacional de Agricultura Tropical

    dEC deficiencia energtica crnica

    FFS escuela de campo para agricultores

    FIdA Fondo Internacional de desarrollo Agrcola

    FMI Fondo Monetario Internacional

    IFdC Centro Internacional de Promocin de los Fertilizantes

    IFPrI Instituto Internacional de Investigacin sobre Polticas Alimentarias

    ILrI Instituto Internacional de Investigaciones Agropecuarias

    IPA ndice de precios de los alimentos de la FAO

    NrEGA Ley Nacional de Garanta del Empleo rural (India)

    OCdE Organizacin de Cooperacin y desarrollo Econmicos

    OdI Instituto de desarrollo de ultramar (reino unido)

    OdM Objetivos de desarrollo del Milenio

    ONG organizaciones no gubernamentales

    PMA Programa Mundial de Alimentos

    PNud Programa de las Naciones unidas para el desarrollo

    rIGA Actividades generadoras de ingreso rural

    SIGI instituciones sociales y desigualdad de gnero

    TIC tecnologas de la informacin y la comunicacin

    uCLA universidad de California, Los ngeles (Estados unidos de Amrica)

    uNIFEM Fondo de desarrollo de las Naciones unidas para la Mujer

  • Parte I LAS MuJErES EN

    LA AGrICuLTurA Cerrar la brecha

    de gnero en aras del desarrollo

  • Parte I

  • 3 L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O

    1. La brecha de gnero en la agricultura

    La agricultura tiene un bajo rendimiento en muchos pases en desarrollo por varias razones. Entre ellas est el hecho de que las mujeres carecen de los recursos y oportunidades que necesitan para rentabilizar al mximo el uso de su tiempo. Las mujeres son agricultoras, trabajadoras y empresarias, pero en casi todas partes tienen dificultades ms graves que los hombres para acceder a los recursos productivos, los mercados y los servicios. Esta brecha de gnero supone un obstculo a su productividad y reduce sus contribuciones al sector de la agricultura y al logro de los objetivos ms generales de desarrollo econmico y social. El cierre de la brecha de gnero en la agricultura redundara en beneficios considerables para la sociedad pues permitira aumentar la productividad agrcola, reducir la pobreza y el hambre as como fomentar el crecimiento econmico.

    Actualmente, los gobiernos, los donantes y los profesionales del desarrollo reconocen que la agricultura es fundamental para el crecimiento econmico y la seguridad alimentaria especialmente en los pases en los que una parte significativa de la poblacin depende de dicho sector, pero su compromiso para con la igualdad de gnero en la agricultura es menos firme. Hoy, las cuestiones de gnero se mencionan en la mayora de los planes de las polticas agrcolas y de seguridad alimentaria nacionales y regionales, pero por lo general se relegan a captulos aparte sobre la mujer en lugar de ser tratadas como parte

    integrante de las polticas y la programacin. Muchos documentos sobre polticas y proyectos agrcolas todava no tienen en cuenta cuestiones fundamentales sobre las diferencias entre los recursos disponibles para los hombres y las mujeres, sus funciones y las limitaciones a las que se enfrentan (incluida la importancia que estas diferencias pueden tener para la intervencin propuesta). Como consecuencia de ello, se suele dar por sentado que las intervenciones en reas como la tecnologa, la infraestructura y el acceso a los mercados tienen los mismos efectos en hombres y mujeres, cuando en realidad tal vez no sea as.

    Al mismo tiempo, la incorporacin de una perspectiva de gnero en las polticas y los proyectos agrcolas se ha presentado como algo que parece ms difcil y complejo de lo que debera ser. un buen punto de partida consiste en aclarar lo que se entiende por gnero (recuadro 1).

    La ltima frase del recuadro 1 tambin deja margen para la esperanza: los papeles por razn de gnero pueden cambiar. Ese es el objetivo de este informe, que contribuir a mejorar el conocimiento para que mediante polticas adecuadas se pueda contribuir a fomentar la igualdad de gnero, precisamente porque la propia agricultura est cambiando. El sector agrcola se est volviendo cada vez ms sofisticado desde el punto de vista tecnolgico, y tiene una orientacin comercial y una integracin mundial crecientes; al mismo tiempo, las tendencias migratorias y la variabilidad del clima estn alterando la fisionoma

  • 4 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 rECuAdrO 1 Sexo frente a gnero

    Los conceptos de sexo y gnero pueden ser confusos, sobre todo porque incluso los expertos a veces los utilizan de forma incoherente. El sexo hace referencia a categoras biolgicas innatas (macho o hembra). El gnero se refiere a los papeles e identidades sociales asociados con el significado de hombre o mujer. Los papeles por razn de gnero estn delimitados por factores ideolgicos, religiosos, tnicos, econmicos y culturales, y son un elemento esencial determinante de la distribucin de responsabilidades y recursos entre hombres y mujeres

    del mundo rural de todos los pases en desarrollo. Estas fuerzas representan retos y oportunidades para todos los productores agrcolas, pero las mujeres se enfrentan a obstculos jurdicos y sociales suplementarios que limitan su capacidad para adaptarse al cambio y beneficiarse del mismo. Los gobiernos y donantes han contrado compromisos importantes para revitalizar la agricultura en las regiones en desarrollo, pero sus esfuerzos en el mbito agrcola cosecharn ms rpidamente mejores resultados si aprovechan al mximo el potencial productivo de las mujeres mediante la promocin de la igualdad de gnero.

    Las mujeres, al igual que los hombres, pueden considerarse recursos productivos, pero tambin son ciudadanas con los mismos derechos que los hombres respecto de los mecanismos de proteccin, las oportunidades y los servicios ofrecidos por sus gobiernos y la comunidad internacional. La igualdad de gnero es un Objetivo de desarrollo del Milenio (OdM) de por s, y est directamente relacionada con el logro del OdM de reduccin de la pobreza extrema y el hambre. Existen sinergias claras entre los objetivos de igualdad de gnero y reduccin del hambre. Los responsables de las polticas agrcolas y los profesionales del desarrollo tienen la obligacin de garantizar que las mujeres puedan participar plenamente en el proceso de desarrollo agrcola y beneficiarse de este. Al mismo tiempo, el fomento de la igualdad de

    (Moser, 1989). Sin embargo, al estar socialmente determinada, esta distribucin se puede modificar a travs de medidas sociales deliberadas, incluidas las polticas pblicas. Toda sociedad est marcada por diferencias de gnero, pero estas varan mucho en funcin de la cultura y pueden cambiar drsticamente con el tiempo. El sexo es biologa. El gnero es sociologa. El sexo es algo fijo. Los papeles por razn de gnero cambian.

    Fuente: Quisumbing, 1996.

    gnero en la agricultura puede ayudar a reducir la pobreza extrema y el hambre. La igualdad de las mujeres sera buena para el desarrollo agrcola y este tambin debera ser beneficioso para las mujeres.

    El papel y la condicin de la mujer en la agricultura y las reas rurales varan considerablemente en funcin de la regin, la edad, la etnia y la clase social, y estn cambiando rpidamente en algunas partes del mundo. Los responsables de las polticas, los donantes y los profesionales del desarrollo necesitan informacin y anlisis que reflejen la diversidad de las contribuciones realizadas por las mujeres y los retos especficos a los que se enfrentan con el fin de tomar decisiones sobre el sector que tengan en cuenta la perspectiva de gnero.

    A pesar de la diversidad en cuanto al papel y la condicin de la mujer en la agricultura, los datos y anlisis que se presentan en este informe confirman que las mujeres son vctimas de una brecha de gnero sorprendentemente sistemtica en el acceso a los activos, insumos y servicios productivos. un amplio conjunto de datos empricos de muchos pases muestra que las agricultoras son igual de eficaces que sus homlogos masculinos, pero tienen menos tierras y usan menos insumos, por lo que producen menos. En el presente informe los posibles beneficios que podran lograrse mediante el cierre de la brecha de gnero en el uso de insumos se estiman en lo referente al rendimiento

  • 5 L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O y la produccin agrcolas, la seguridad alimentaria y aspectos ms amplios relacionados con el bienestar econmico y social.

    debido a que muchas de las limitaciones a las que se enfrentan las mujeres son establecidas por la sociedad, pueden cambiar. Es ms, las presiones externas a menudo sirven como catalizador para que las mujeres asuman nuevas funciones y responsabilidades que permitan mejorar su productividad as como su condicin en los hogares y comunidades. Por ejemplo, el crecimiento de las cadenas modernas de suministro de productos agrcolas de alto valor est generando importantes oportunidades y desafos para las mujeres en cuanto al empleo agrcola y de otro tipo. Otras fuerzas de cambio social y econmico tambin pueden traducirse en oportunidades para las mujeres.

    El apoyo a unas polticas que tengan en cuenta la perspectiva de gnero y a unos proyectos de desarrollo bien diseados puede ayudar a cerrar la brecha de gnero. En vista de las desigualdades existentes, no basta con que las polticas sean neutras en materia de gnero; la superacin de la limitacion a las que se enfrentan las mujeres exige mucho ms. Las reformas destinadas a eliminar la discriminacin y promover la igualdad de acceso a los recursos productivos pueden ayudar a asegurar que las mujeres estn igual de preparadas que los hombres para hacer frente a los retos y aprovechar las oportunidades derivadas de los cambios que determinan la economa rural. El cierre de la brecha de gnero en la agricultura ser provechoso para las mujeres, la agricultura, los sectores rurales y las sociedades en su conjunto. Los beneficios podrn variar ampliamente en funcin de las circunstancias locales, pero es probable que sean mayores all donde las mujeres estn ms involucradas en la agricultura y se enfrenten a limitaciones ms serias.

    Si bien parece evidente que el cierre de la brecha de gnero sera beneficioso, ha habido una carencia de datos que corroboren dicho potencial. La presente edicin de El estado mundial de la agricultura y la alimentacin tiene varios objetivos: aportar los mejores datos empricos disponibles en relacin con la contribucin de las mujeres y los obstculos a los que se enfrentan en las

    empresas agrcolas y rurales en diferentes regiones del mundo; demostrar cmo la brecha de gnero limita la productividad agrcola, el desarrollo econmico y el bienestar humano; evaluar de manera crtica las intervenciones dirigidas a reducir la brecha de gnero y recomendar medidas prcticas que los gobiernos nacionales y la comunidad internacional puedan adoptar para promover el desarrollo agrcola mediante el empoderamiento de las mujeres.

    Estructura del informe y principales mensajes

    En el captulo 2 se presenta un anlisis de las funciones y la condicin de la mujer en la agricultura y las reas rurales en diferentes partes del mundo. Se ofrecen los datos mejores y ms completos disponibles en relacin con una serie de cuestiones controvertidas que plantean problemas tanto conceptuales como empricos. El captulo se centra en las contribuciones de las mujeres como agricultoras y trabajadoras agrcolas y en l se examina su situacin en trminos de pobreza, hambre y nutricin as como de demografa rural. Tambin se examinan los retos y oportunidades para las mujeres que estn planteando la transformacin de la agricultura y la aparicin de cadenas de comercializacin de alto valor.

    En el Captulo 3 se documentan las limitaciones a las que se enfrentan las mujeres en la agricultura en relacin con una serie de activos: tierras, ganado, mano de obra agrcola, educacin, servicios de extensin y financieros, as como tecnologa.

    En el Captulo 4 se analizan los datos econmicos sobre la productividad de los agricultores de ambos sexos y las estimaciones de los beneficios que podran lograrse mediante el cierre de la brecha de gnero en el uso de insumos agrcolas. Se evalan los beneficios potenciales para el rendimiento y la produccin agrcolas, la seguridad alimentaria y aspectos ms amplios relacionados con el bienestar econmico y social.

    En el Captulo 5 se proponen polticas y programas especficos que pueden ayudar a cerrar la brecha de gnero en la agricultura y el empleo rural. Se centra la atencin en las intervenciones que reducen los obstculos a la productividad agrcola y el desarrollo rural.

  • 6 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 En el Captulo 6 se formulan

    recomendaciones ms generales para el cierre de la brecha de gnero en aras del desarrollo.

    Principales mensajes del informe

    Las mujeres aportan contribuciones esenciales a la agricultura en los pases en desarrollo, pero sus funciones difieren considerablemente segn la regin y estn cambiando rpidamente en algunas reas. Las mujeres representan, en promedio, el 43 % de la fuerza laboral agrcola en los pases en desarrollo (desde el 20 % en Amrica Latina hasta el 50 % en Asia oriental y frica subsahariana). Su contribucin a las labores agrcolas vara an ms ampliamente dependiendo del cultivo y la actividad de que se trate.

    Las mujeres en la agricultura y las reas rurales tienen algo en comn en todas las regiones: tienen un menor acceso a los recursos productivos y menos oportunidades que los hombres. La brecha de gnero abarca muchos activos, insumos y servicios tierras, ganado, trabajo, educacin, servicios de extensin y financieros, as como tecnologa y supone un coste para el sector agrcola, la economa en general y la sociedad, as como las propias mujeres.

    El cierre de la brecha de gnero en la agricultura generara beneficios

    considerables para el sector agrcola y la sociedad. Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres podran aumentar el rendimiento de sus explotaciones agrcolas en un 20 % a 30 %. de este modo la produccin agrcola total en los pases en desarrollo podra aumentar en un 2,5 % a 4 %, lo que a su vez permitira reducir el nmero de personas hambrientas en el mundo entre un 12 % y un 17 %. Los posibles beneficios variaran segn la regin en funcin de cuntas mujeres se dedican actualmente a la agricultura, cunta produccin o tierras controlan, y la amplitud de la brecha de gnero a la que se enfrentan.

    La aplicacin de polticas puede ayudar a cerrar la brecha de gnero en los mercados de trabajo agrcola y rural. Las reas prioritarias para la reforma son las siguientes: - eliminar la discriminacin de la mujer

    en el acceso a los recursos agrcolas, la educacin, los servicios de extensin y financieros as como los mercados de trabajo;

    - invertir en tecnologas e infraestructura que permitan ahorrar trabajo y mejorar la productividad de modo que las mujeres dispongan de ms tiempo libre para dedicarse a actividades ms productivas;

    - facilitar la participacin de la mujer en mercados de trabajo rural flexibles, eficientes y justos.

  • 7 L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 2. El trabajo de las mujeres

    Las mujeres contribuyen de forma sustancial a las actividades econmicas agrcolas y rurales en todas las regiones de los pases en desarrollo1. Sus funciones varan considerablemente de una regin a otra y dentro de cada una de ellas, y estn cambiando rpidamente en muchos lugares del mundo en los que las fuerzas econmicas y sociales estn transformando el sector agrcola. La aparicin de la agricultura por contrato y las modernas cadenas de suministro de productos agrcolas de valor elevado, por ejemplo, suponen desafos y oportunidades distintas para las mujeres y los hombres. Estas diferencias tienen su origen en las distintas funciones y responsabilidades de las mujeres y en las limitaciones a que tienen que hacer frente.

    Las mujeres rurales administran a menudo hogares complejos y adoptan mltiples estrategias de subsistencia. Sus actividades incluyen normalmente la produccin de cultivos agrcolas, el cuidado de los animales, la elaboracin y preparacin de alimentos, el trabajo asalariado en agroempresas u otras empresas rurales, la recoleccin de combustible y agua, la participacin en el comercio y la comercializacin, el cuidado de los miembros de la familia y el mantenimiento de sus hogares (vase el recuadro 2 para algunas de las preguntas ms frecuentes sobre las funciones y la condicin de la mujer en la agricultura). Muchas de estas actividades no se definen como empleo econmicamente activo en las cuentas nacionales, pero todas ellas son esenciales para el bienestar de los hogares rurales (vase el recuadro 3, pgina 14, para un examen de las responsabilidades domsticas de las mujeres).

    A menudo las mujeres tienen dificultades especficamente relacionadas con el gnero para participar plenamente en la fuerza laboral, que pueden requerir la adopcin de

    El material de este captulo se basa en FAO (2010a).

    polticas que van ms all de las destinadas a promover el crecimiento econmico y la eficiencia de los mercados de trabajo rural. Las polticas pueden influir en los incentivos econmicos y las normas sociales que determinan si las mujeres trabajan, los tipos de trabajo que realizan y si estos se consideran una actividad econmica, la cantidad de capital humano que acumulan y los niveles salariales que reciben. El aumento de la participacin femenina en la fuerza laboral tiene consecuencias positivas en el crecimiento econmico (Klasen y Lamanna, 2009).

    Las mujeres en la agricultura

    Las mujeres trabajan en la agricultura como agricultoras por cuenta propia, trabajadoras no remuneradas en las explotaciones familiares y trabajadoras, remuneradas o no, en otras explotaciones y empresas agrcolas. Intervienen en la produccin agrcola y ganadera de subsistencia y comercial. Producen alimentos y cultivos comerciales y gestionan operaciones mixtas agrcolas en las que a menudo se combinan cultivos, ganadera y piscicultura. Todas estas mujeres se consideran parte de la fuerza laboral agrcola2.

    Sobre la base de los ltimos datos comparables desde el punto de vista internacional, las mujeres representan en promedio el 43 % de la fuerza laboral agrcola de los pases en desarrollo. La proporcin femenina en la fuerza laboral agrcola vara entre aproximadamente un 20 % en Amrica Latina y casi un 50 % en Asia oriental y sudoriental as como

    2 La fuerza laboral agrcola abarca las personas que trabajan o buscan un empleo formal o informal y tienen un empleo remunerado o no en la agricultura. En ella se incluyen las mujeres que trabajan por cuenta propia y aquellas que trabajan en explotaciones familiares. No se contemplan, en cambio, tareas domsticas tales como la recogida de agua y lea, la preparacin de la comida y el cuidado de los hijos y otros miembros de la familia. 1

  • 8 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 rECuAdrO 2 Preguntas ms frecuentes sobre las mujeres en la agricultura

    Pregunta 1: Qu parte de las labores agrcolas en el mundo en desarrollo realizan las mujeres? Respuesta: Las mujeres constituyen, por trmino medio, el 43 % de la fuerza laboral agrcola de los pases en desarrollo, cifra que oscila entre aproximadamente un 20 % en Amrica Latina y un 50 % en determinadas partes de frica y Asia, y supera el 60 % en unos pocos pases solamente (FAO, 2010a). desde una perspectiva crtica, se argumenta que las estadsticas relativas a la fuerza laboral subestiman la contribucin de las mujeres al trabajo agrcola, porque estas son menos propensas a declararse como empleadas en la agricultura y trabajan ms horas que los hombres (Beneria, 1981), pero los datos de las encuestas sobre el empleo del tiempo no sugieren que las mujeres realicen la mayor parte de las labores agrcolas en el mundo en desarrollo (vase el Captulo 2).

    Pregunta 2: Qu porcentaje de los alimentos mundiales es producido por las mujeres? Respuesta: Esta pregunta no se puede responder de manera empricamente rigurosa debido a las ambigedades conceptuales y al carcter limitado de los datos. definiciones diferentes de alimento y produccin daran lugar a respuestas diferentes y, lo que es ms importante an, la produccin de alimentos requiere muchos recursos tierras, trabajo y capital controlados por hombres y mujeres que trabajan en rgimen cooperativo en la mayora de los pases en desarrollo, por lo que no tiene mucho sentido desglosar por sexo la produccin de los alimentos (doss, 2010).

    frica subsahariana (Figura 1). Las medias regionales de la Figura 1 ocultan amplias variaciones entre los distintos pases y en el interior de ellos (vanse los Cuadros A3 y A4 del anexo).

    Las mujeres de frica subsahariana presentan tasas globales de participacin en la fuerza laboral relativamente elevadas

    Pregunta 3: Tienen las mujeres menos acceso que los hombres a los recursos e insumos agrcolas? Respuesta: S, esta es una generalizacin sobre la mujer en la agricultura que es vlida en la mayora de los pases y contextos: en comparacin con sus homlogos masculinos, las agricultoras de todas las regiones del mundo tienen menos control sobre la tierra y el ganado, hacen un uso mucho menor de las variedades de semillas mejoradas e insumos adquiridos, como los fertilizantes, sus posibilidades de utilizar crditos o seguros o de acceder a servicios de extensin son mucho menores y su nivel de educacin es inferior (vase el Captulo 3).

    Pregunta 4: Constituyen las mujeres y las nias la mayora de los pobres del mundo? Respuesta: Normalmente la pobreza se mide tomando como base los ingresos o el consumo de los hogares, y no de los individuos, de forma que no es posible calcular las tasas de pobreza de hombres y mujeres por separado. Las mujeres podran estar sobrerrepresentadas entre los pobres si los hogares encabezados por mujeres fuesen ms pobres que los encabezados por hombres (vase la pregunta 6) o si existiese una discriminacin clara de las mujeres en los hogares (vase la pregunta 7). Las mujeres pueden ser ms pobres que los hombres si se consideran medidas de pobreza ms amplias, como el acceso a los recursos productivos (vase la pregunta 3).

    Pregunta 5: Estn discriminadas las mujeres en los mercados de trabajo rural? Respuesta: En la mayora de los pases y segn las cifras mundiales, las mujeres

    y las tasas medias de participacin en la fuerza laboral agrcola ms altas del mundo. Las normas culturales de la regin han fomentado desde hace mucho tiempo la autosuficiencia econmica de las mujeres y han asignado tradicionalmente a estas una responsabilidad importante en la produccin agrcola por derecho propio. Los datos

  • rECuAdrO 2Preguntas ms frecuentes sobre las mujeres en la agricultura

    9 L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O

    asalariadas en las zonas rurales suelen tener ms empleos de temporada, a tiempo parcial o con sueldos ms bajos que los hombres y (si se tienen en cuenta la educacin, la edad y la industria) las mujeres reciben salarios ms bajos por el mismo trabajo (vase el Captulo 2).

    Pregunta 6: Son los hogares encabezados por mujeres los ms pobres entre los pobres? Respuesta: Los datos de 35 encuestas representativas a nivel nacional llevadas a cabo en 20 pases analizados por la FAO muestran que los hogares encabezados por mujeres tienen mayor probabilidad de ser pobres que los hogares encabezados por hombres en algunos pases, pero lo contrario sucede en otros pases, por lo que no es posible generalizar. Las limitaciones de los datos tambin impiden distinguir sistemticamente entre hogares encabezados por mujeres solteras, viudas o divorciadas (mujeres que son de iure cabeza de hogar) y los que estn asociados a un hombre adulto que apoya a la familia a travs de remesas y redes sociales (mujeres que son de facto cabeza de hogar). Los primeros tienen ms probabilidades de ser pobres que los segundos (Anrquez, 2010). Tambin existen datos que sugieren que los hogares rurales encabezados por mujeres fueron ms vulnerables que los encabezados por hombres durante la crisis de los precios de los alimentos de 2008, debido a que gastaron en alimentos una mayor proporcin de los ingresos de los hogares y porque fueron menos capaces de dar una respuesta a

    regionales para frica subsahariana ocultan grandes diferencias entre los pases. La proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola oscila entre el 36 % en Cte dIvoire y el Nger y ms del 60 % en Lesotho, Mozambique y Sierra Leona. En varios pases se han producido aumentos sustanciales en la proporcin de mujeres en la fuerza laboral

    la situacin mediante un incremento de la produccin de alimentos (Zezza et al., 2008). una vez ms, los resultados varan en funcin del pas.

    Pregunta 7: Es ms probable que las mujeres y las nias estn subnutridas que los hombres y los nios? Respuesta: Los datos disponibles no permiten responder afirmativamente, y es difcil generalizar. Los datos limitados con que se cuenta sugieren que la afirmacin puede ser vlida en Asia, pero no as en frica. Se necesitan ms datos desglosados por sexo, y de mejor calidad, en relacin con los indicadores antropomtricos y de otro tipo sobre la malnutricin para poder llegar a conclusiones claras. Sin embargo, existen datos que indican que las nias son mucho ms vulnerables a las perturbaciones transitorias de ingresos que los nios (Baird et al., 2007).

    Pregunta 8: Son ms propensas las mujeres a gastar ms en sus hijos que los hombres? Respuesta: una grandsima masa de datos recogidos en muchos pases de todo el mundo confirma que poner ms dinero en manos de las mujeres es beneficioso para la nutricin, la salud y la educacin de los hijos. Otras medidas, como la mejora de la educacin, que permiten aumentar la influencia de las mujeres en el hogar, tambin estn vinculadas con mejores resultados para los hijos. Existen excepciones, por supuesto, pero el empoderamiento de las mujeres es una estrategia ms que probada para mejorar el bienestar de los hijos (vase el Captulo 4).

    agrcola en las ltimas dcadas debido a una serie de razones, entre ellas los conflictos, el VIH/SIdA y las migraciones.

    Las mujeres de Asia oriental y sudoriental tambin contribuyen de forma muy sustancial a la fuerza laboral agrcola, casi tanto en promedio como las de frica subsahariana. La media regional est

  • 10 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 dominada por el valor de China, pas en el que la proporcin femenina en la fuerza laboral ha aumentado ligeramente desde 1980, hasta alcanzar casi el 48 %. La proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola en la mayora de los dems pases de la regin se ha mantenido bastante estable, entre el 40 % y el 50 %, aunque es sustancialmente menor y est disminuyendo en algunos pases, como Malasia y Filipinas.

    La media de Asia meridional est dominada por el valor de la India, pas en el que la proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola se ha mantenido estable ligeramente por encima del 30 %. Esta media esconde cambios en otros pases, en los que la proporcin femenina en la fuerza laboral ha aumentado enormemente, como en Pakistn, en el que casi se ha triplicado desde 1980, hasta alcanzar el 30 %, y Bangladesh, pas en el que en la actualidad las mujeres superan el 50 % de la fuerza laboral agrcola.

    La proporcin femenina en la fuerza laboral agrcola en el Cercano Oriente y en frica del Norte ha aumentado

    considerablemente, del 30 % en 1980 a casi el 45 %. Algunas de las proporciones femeninas en la fuerza laboral agrcola con valores ms elevados y de ms rpido crecimiento corresponden a Jordania, la Jamahiriya rabe Libia y la repblica rabe Siria.

    Los pases de Amrica Latina presentan proporciones elevadas de participacin global de las mujeres en la fuerza laboral, pero su participacin en la agricultura es mucho menor que en otras regiones de pases en desarrollo. Ello es el reflejo de unos niveles educativos femeninos relativamente altos (vase el Captulo 4), la diversificacin y el crecimiento econmicos, as como unas normas culturales que favorecen que las mujeres emigren a las zonas urbanas para trabajar en el sector de servicios. En 2010 las mujeres representan algo ms del 20 % de la fuerza laboral agrcola de Amrica Latina, una cifra ligeramente superior a la de 1980. Los pases latinoamericanos del Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Per dominan tanto la media como la tendencia al alza, mientras que en muchos pases de

    FIGURA 1 Proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola

    Nota: La proporcin de mujeres en la fuerza laboral agrcola se determina calculando el nmero total de mujeres econmicamente activas que se dedican a la agricultura, dividido por el total de la poblacin econmicamente activa que se dedica a la agricultura. Los promedios regionales se ponderan en funcin de la poblacin.

    Fuente: FAO, 2010b. Vase el Cuadro A4 del Anexo.

    Porcentaje

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010

    Asia oriental y sudoriental Amrica Latina y el Caribe

    Cercano Oriente y frica del Norte Asia meridional

    frica subsahariana

  • L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 11 Amrica Central y el Caribe la proporcin de las mujeres en la fuerza laboral agrcola ha disminuido.

    Aunque en algunos pases la recopilacin de datos desglosados por sexo ha mejorado en las ltimas dcadas, algunos analistas han puesto en tela de juicio la validez de las estadsticas sobre la fuerza laboral agrcola como medida del trabajo de la mujer en la agricultura (Beneria, 1981; deere, 2005). La participacin de las mujeres en la fuerza laboral agrcola puede subestimar la cantidad de trabajo que realizan las mujeres porque estas son menos propensas que los hombres a considerar sus actividades como trabajo y a hacer constar que se dedican a la agricultura, y adems trabajan, en promedio, ms horas que los hombres, de forma que incluso si hay menos mujeres que participan, estas pueden contribuir ms al sector en trminos de tiempo total.

    Las encuestas sobre el empleo del tiempo tratan de dar cuenta de manera completa de cmo los hombres y las mujeres distribuyen su tiempo3. Por lo general estos estudios no son representativos a nivel nacional y tampoco son directamente comparables, ya que normalmente cubren pequeas muestras, se centran en diferentes tipos de actividades (no siempre especificadas con claridad) y utilizan mtodos distintos. A pesar de ello, las cifras aportadas por diversos estudios sobre el empleo del tiempo por actividad agrcola arrojan algunos datos interesantes, que se resumen a continuacin.

    Las encuestas sobre el empleo del tiempo que cubren todas las actividades agrcolas (Figura 2) indican la existencia de diferencias considerables entre los pases, y en ocasiones dentro de los pases, pero los datos son parecidos por lo general a los que ofrecen las estadsticas sobre fuerza laboral mencionados anteriormente. En frica se estima que la contribucin en trminos de tiempo de las mujeres a las

    Se estima generalmente que las mujeres realizan del 60% al 80% del trabajo agrcola en los pases en desarrollo (UNECA, 1972; Banco Mundial, FAO y FIDA, 2009). Los resultados de las encuestas sobre empleo del tiempo y las estadsticas sobre fuerza laboral agrcola no confirman esta afirmacin general, si bien las mujeres constituyen ms del 60% de la poblacin activa agrcola en algunos pases.

    actividades agrcolas oscila entre un 30 % en Gambia y un 60 % a 80 % en diversas partes del Camern. En Asia se calcula que vara entre un 32 % en la India y ms del 50 % en China. El rango es menor en Amrica Latina, pero supera el 30 % en algunas partes del Per. El estudio sobre la India muestra un sorprendente grado de variacin en el seno del pas. Mientras que este estudio, representativo a nivel nacional, indica que la proporcin media nacional de participacin de las mujeres en el total de tiempo dedicado a la agricultura es del 32 %, la participacin oscila entre menos del 10 % en Bengala occidental y ms del 40 % en rajastn.

    Estos estudios tambin revelan que el empleo del tiempo de las mujeres en la agricultura vara ampliamente en funcin del cultivo y la fase del ciclo de produccin, la edad y el grupo tnico de las mujeres de que se trate, el tipo de actividad y una serie de otros factores (Figura 3). La siembra es una actividad predominantemente femenina, pero las mujeres suelen estar implicadas en alguna medida en todas las actividades, excepto en la labranza.

    diversos estudios realizados en Indonesia ponen de manifiesto que las mujeres dedican ms tiempo a la produccin de arroz de secano que a la de arroz acutico y ms tiempo a la gestin de cultivos de plantaciones jvenes, tales como la canela y el caucho, en lugar de los mismos cultivos en su madurez. Como ya se seal anteriormente, los datos correspondientes a la India ocultan amplias variaciones entre Bengala occidental y rajastn, pero en ambas reas la contribucin de las mujeres ms jvenes al tiempo total dedicado a la agricultura por su grupo de edad es, en proporcin, superior a la de las mujeres mayores en los suyos. En rajastn, por ejemplo, las chicas de edades comprendidas entre 14 y 19 aos aportan hasta un 60 % del tiempo total dedicado a la agricultura por su grupo de edad (Jain, 1996). En Per y Zambia se realizaron estudios por separado en cada caso, en los que las diferencias reflejan distintos periodos de tiempo y lugares dentro de los pases.

    Los estudios sobre el empleo del tiempo permiten realizar un anlisis profundo de lo que los hombres y las mujeres hacen en la agricultura y de cmo sus funciones

    3

  • 12 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1

    Porcentaje de mano de obra constituida por mujeres

    FIGURA 2 Proporcin de la mano de obra constituida por mujeres en todas las actividades agrcolas

    0 10 20 30 40 50 60 70 80

    Gambia

    Repblica Unida de Tanzana

    Burkina Faso

    Nigeria

    Zambia (1)

    Zambia (2)

    Camern (Centro-Sur)

    Camern (Yassa de Campo, suroeste)

    Camern (Mvae de Campo, suroeste)

    Nger

    Togo

    Ghana

    India/Bengala occidental

    India

    India/Rajastn

    Nepal

    China

    Per (1)

    Per (2)

    Amrica Latinafrica Asia

    Nota: Solo la encuesta para la India es representativa a nivel nacional.

    Fuentes (de arriba a abajo): Gambia: von Braun y Webb, 1989; Repblica Unida de Tanzana: Fontana y Natali, 2008; Burkina Faso: Saito, Mekonnen y Spurling, 1994; Nigeria: Rahji y Falusi, 2005; Zambia (1): Saito, Mekonnen y Spurling; 1994, Zambia (2): Kumar, 1994; Camern, Centro-Sur: Leplaideur, 1978, citado por Charmes, 2006: Camern (Yassa de Campo, suroeste): Charmes, 2006, basado en Pasquet y Koppert, 1993 y 1996; Camern (Mvae de Campo, suroeste): Charmes, 2006, basado en Pasquet y Koppert, 1993 y 1996; Nger: Baanante Thompson, y Acheampong, 1999; Togo: Baanante Thompson, y Acheampong, 1999; Ghana, Thompson Baananate y Acheampong, 1999; India (Bengala Occidental): Jain, 1996; India: Singh y Sengupta, 2009; India (Rajastn): Jain, 1996; Nepal: Joshi, 2000; China: de Brauw et al., 2008; Per (1) Deere, 1982; Per (2): Jacoby, 1992.

  • L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 13

    Porcentaje de mano de obra constituida por mujeres

    FIGURA 3 Proporcin de la mano de obra constituida por mujeres para determinados cultivos

    0 10 20 30 40 50 60 70 80

    Caucho de rboles jvenes

    Caucho de rboles maduros

    Canela joven

    Canela madura

    Arroz acutico

    Arroz de secano

    Arroz

    Arroz

    Arroz

    Tomates

    Fuentes (de arriba a abajo): Indonesia (caucho de rboles jvenes): Quisumbing y Otsuka, 2001a; Indonesia (caucho de rboles maduros): Quisumbing y Otsuka, 2001a; Indonesia (canela joven): Quisumbing y Otsuka, 2001a, Indonesia (canela madura): Quisumbing y Otsuka, 2001a; Indonesia (arroz acutico): Quisumbing y Otsuka, 2001a; Indonesia (arroz de secano): Quisumbing y Otsuka, 2001a; Bangladesh: Thompson y Sanabria, 2010; Filipinas: Estudillo, Quisumbingy, Otsuka 2001; Viet Nam: Pars y Chi, 2005; Repblica Dominicana: Raynolds, 2002.

    Repblica Dominicana

    FilipinasIndonesia

    Viet Nam

    Bangladesh

    pueden variar segn los cultivos, el lugar, la estructura administrativa, la edad y el grupo tnico. Ofrecen informacin pertinente para las polticas sobre dnde, cundo y cmo orientar las intervenciones dirigidas a las mujeres y la forma de incorporar de manera constructiva a los hombres al proceso. Teniendo en cuenta la variacin en los roles por razn de gnero en la agricultura, no resulta adecuado extrapolar el uso del tiempo de una regin a otra. Los estudios que tengan en cuenta los roles por razn de gnero en su contexto geogrfico y cultural especfico pueden proporcionar una orientacin prctica para los responsables de las polticas y los profesionales que participan en las inversiones en tecnologa, los servicios de extensin, las actividades postcosecha y las intervenciones en materia de comercializacin.

    En cambio, una generalizacin vlida es que las mujeres suelen dedicar tiempo a la preparacin de alimentos, el cuidado infantil y otras responsabilidades del hogar, que vienen a aadirse al tiempo que dedican a la agricultura (vase el recuadro 3). En la mayora de las sociedades, las responsabilidades domsticas se reparten por razn de gnero, aunque estas normas difieren con el tiempo y segn la cultura. En funcin de la estructura de los hogares y su tamao, estas tareas pueden exigir mucha dedicacin. En todas las regiones, los estudios sobre asignacin del tiempo han demostrado que las mujeres trabajan mucho ms que los hombres, si en los clculos se incluye el cuidado ajeno (Ilahi, 2000). La acumulacin de compromisos implica a menudo que las mujeres disponen de menos tiempo que los hombres (Blackden y Wodon, 2006).

  • 14 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 rECuAdrO 3 Las mujeres y las responsabilidades domsticas no remuneradas

    Las mujeres son las principales responsables de las actividades domsticas y la crianza de los hijos en la mayora de las sociedades, a pesar de que las normas difieren segn la cultura y cambian con el tiempo. Segn las encuestas sobre el empleo del tiempo realizadas en una amplia gama de pases, entre el 85 % y el 90 % del tiempo dedicado a la preparacin domstica de comidas corre a cargo de las mujeres, que tambin se encargan habitualmente del cuidado de los hijos, adems de realizar otras tareas domsticas. La carga que supone la combinacin del tiempo dedicado a las tareas del hogar y al trabajo agrcola es especialmente pesada en el caso de las mujeres en frica (Ilahi, 2000).

    Las mujeres de Ghana soportan una carga mucho ms pesada en las tareas del hogar, a pesar de trabajar fuera de casa casi tanto como los hombres (Brown, 1994). En uganda, las mujeres refieren que el tiempo que pasan al cuidado de sus familias, trabajando en los jardines de sus maridos y en la produccin de alimentos para sus hogares son las razones que explican su incapacidad para aumentar la produccin destinada al mercado (Ellis, Manuel y Blackden, 2006). Las mujeres y nias de Ghana, la republica unida de Tanzana y Zambia se encargan de aproximadamente el 65 % de todas las actividades de transporte en los hogares rurales, tales como la recogida de lea y agua o el transporte del grano hasta el molino (Malmberg-Calvo, 1994).

    Las mujeres en la nueva agricultura por contrato4

    una caracterstica notable de las cadenas de valor agrcolas modernas es el crecimiento de la agricultura por contrato y los sistemas de subcontratacin de productos de valor elevado, con los que las empresas de elaboracin de productos agrcolas a gran escala pretenden garantizar un suministro

    4 El material de esta seccin se basa en Maertens y Swinnen (2009).

    debido a la asignacin de tareas por gnero, cualquier cambio que afecte a la familia o el medio ambiente puede tener implicaciones diferentes para los hombres y las mujeres. El HIV/SIdA, por ejemplo, ha provocado un aumento significativo del tiempo necesario para cuidar a los familiares enfermos y los nios hurfanos de otros familiares (Addati y Cassirer, 2008). La deforestacin obliga a las mujeres a recorrer distancias cada vez mayores desde la casa hasta el lugar en que recogen la lea (Kumar y Hotchkiss, 1988; Nankhuni, 2004).

    debido a las infraestructuras deficientes y la disponibilidad limitada de servicios pblicos las mujeres de las zonas rurales de Tanzana deben dedicar muchas horas a la recogida de agua y combustible, la preparacin de alimentos y otras actividades relacionadas con la casa y el cuidado de los hijos. La mejora de las infraestructuras pblicas para la recogida de agua y combustible as como la preparacin de alimentos (por ejemplo, las instalaciones de molienda de grano) podra liberar a las mujeres de la repblica unida de Tanzana de una carga que representa 8 000 millones de horas de trabajo no remunerado al ao, lo que equivale, en horas, a 4,6 millones de empleos a tiempo completo. Estas mismas mejoras ahorraran tiempo tambin a los hombres, pero menos: equivaldran, en tiempo, a 200 000 empleos a tiempo completo (Fontana y Natali, 2008).

    estable de productos de calidad. dichos sistemas pueden ayudar a los pequeos agricultores y ganaderos a superar las barreras tcnicas y los costos de transaccin que se derivan del cumplimiento de las exigencias cada vez mayores de los consumidores urbanos en los mercados nacionales e internacionales.

    No obstante, todo indica que las agricultoras quedan en gran medida al margen de estos sistemas modernos de agricultura por contrato, porque carecen

  • L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 15 de un control seguro sobre la tierra, de mano de obra familiar y de otros recursos necesarios para poder garantizar un flujo de produccin fiable. Por ejemplo, las mujeres representan menos del 10 % de los agricultores que participan en los sistemas de agricultura por contrato en pequea escala en el sector de la fruta fresca y las hortalizas de exportacin en Kenya (dolan, 2001) y solo uno de una muestra de 59 agricultores contratados en Senegal para producir judas con hilo para el sector de la exportacin era de sexo femenino (Maertens y Swinnen, 2009).

    Sin embargo, mientras que los hombres controlan los contratos, gran parte del trabajo agrcola que se realiza en las parcelas contratadas lo llevan a cabo las mujeres en tanto que mano de obra familiar. Por ejemplo, en el 70 % de los casos en la agricultura azucarera por contrato en Sudfrica, el productor principal de las parcelas de caa de azcar es una mujer (Porter y Philips-Horward, 1997). Las mujeres trabajan ms horas que los hombres en los sistemas de produccin agrcola de hortalizas por contrato en el Punjab indio, los cuales se encuentran bajo el control de agricultores varones (Singh, 2003). En un gran sistema de agricultura por contrato en el que participan miles de agricultores en China, las mujeres, a quienes no se permite firmar los contratos, realizan la mayor parte del trabajo relacionado con la agricultura por contrato (Eaton y Shepherd, 2001). Las mujeres pueden no recibir una buena compensacin por su trabajo familiar no remunerado en los sistemas de agricultura por contrato (Maertens y Swinnen, 2009).

    Los datos disponibles no permiten concluir si la agricultura por contrato hace aumentar los ingresos generales del hogar o si genera conflictos entre la produccin de cultivos comerciales y cultivos alimentarios. Por ejemplo, dolan (2001) sostiene que el crecimiento de las cadenas de valor elevado en el sector hortcola ha sido perjudicial para las mujeres rurales en Kenya debido a que los hombres, con el fin de exportar la produccin de hortalizas por contrato, se han apropiado de los recursos tanto de tierras como de mano de obra que tradicionalmente utilizaban las mujeres para cultivar hortalizas para el consumo domstico y su venta en los mercados locales. Por otra

    parte, aunque sus resultados no tienen en cuenta consideraciones de gnero, Minten, randrianarison y Swinnen (2009) observaron que la produccin agrcola de hortalizas de valor elevado por contrato en Madagascar conduca a mejorar la productividad del cultivo de alimentos (arroz) mediante externalidades tecnolgicas, con lo cual se mejoraba la disponibilidad de alimentos en los hogares y se acortaba el perodo de escasez o estacin del hambre. Maertens y Swinnen (2009) no encontraron indicios de conflictos de gnero en relacin con los recursos en el sector de la exportacin de la juda con hilo en Senegal, porque los hogares solo destinan parte de sus tierras y mano de obra de que disponen a la produccin de la juda con hilo, que tiene lugar fuera de temporada y no coincide con la temporada de lluvias principal, cuando se cultivan los alimentos bsicos y otros productos de subsistencia.

    Las mujeres como criadoras de ganado5

    En los sistemas pastoriles y agropecuarios mixtos, la ganadera desempea un papel importante en el apoyo a las mujeres y en la mejora de su situacin econmica; en dichos sistemas, las mujeres estn fuertemente implicadas en el sector. Se estima que dos tercios de los criadores pobres de ganado, que suman aproximadamente 400 millones de personas, son mujeres (Thornton et al., 2002). Comparten la responsabilidad del cuidado de los animales con los hombres y los nios, y algunas especies y actividades concretas estn ms asociadas a las mujeres que a los hombres. Por ejemplo, las mujeres suelen tener un papel destacado en la gestin de la crianza de las aves de corral (FAO, 1998; Guye, 2000; Tung, 2005) y los animales productores de leche (Okali y Mims, 1998; Tangka, Jabbar y Shapio, 2000) as como en el cuidado de otros animales que viven y se alimentan en la propia vivienda familiar. Cuando las tareas se dividen, los hombres se suelen ocupar ms de la construccin de la vivienda y el pastoreo, as como de la comercializacin de los productos cuando

    5 La preparacin del material de esta seccin corri a cargo de la Divisin de Produccin y Sanidad Animal, del Departamento de Agricultura y Proteccin del Consumidor de la FAO.

  • 16 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 la movilidad de las mujeres es limitada. Las mujeres tambin desempean un papel importante en la utilizacin de la leche, los huevos y la carne de las aves de corral para el consumo domstico y a menudo controlan la comercializacin de dichos productos y los ingresos que generan. Tal vez por esta razn se ha invertido a menudo en proyectos de fomento de la avicultura y el sector lcteo en pequea escala destinados a mejorar la situacin de las mujeres rurales. En algunos pases, la produccin porcina en pequea escala tambin est dominada por las mujeres. Los hogares encabezados por mujeres tienen el mismo xito que los encabezados por hombres en cuanto a los ingresos que generan sus animales, aunque es frecuente que posean un menor nmero de animales, probablemente debido a limitaciones del trabajo. La propiedad del ganado es un aspecto especialmente atractivo para las mujeres en las sociedades donde solo los hombres gozan del acceso a la tierra (Bravo-Baumann, 2000).

    Mientras que se reconoce ampliamente el papel de la mujer en la produccin ganadera en pequea escala, est mucho menos documentada su participacin en la produccin intensiva y las cadenas de mercado asociadas a las grandes empresas comerciales. La demanda de productos pecuarios, estimulada por unos mayores ingresos, ha crecido mucho ms rpidamente que la demanda de productos de cultivos bsicos durante los ltimos 40 aos, especialmente en Asia y Amrica Latina, y se prev que se mantenga esta tendencia. Mientras que los sistemas de pastoreo y agropecuarios en pequea escala siguen siendo importantes para satisfacer las necesidades de los consumidores rurales, las demandas de las poblaciones urbanas en continuo crecimiento vienen satisfechas cada vez ms con carne, leche y huevos procedentes de sistemas comerciales intensivos. Ello incide en la participacin de las mujeres en el sector ganadero debido a los diferentes papeles, responsabilidades y acceso a los recursos que se observan en las distintas fases del sistema de produccin y en distintos puntos de la cadena de produccin y comercializacin.

    Los datos disponibles sugieren que el papel de la mujer en la satisfaccin de estas demandas cambiantes podra disminuir

    por dos razones. La primera es que cuando crecen las empresas ganaderas, el control sobre las decisiones y los ingresos, y a veces sobre toda la empresa, suele pasar a manos de los hombres. No se trata de un fenmeno universal por ejemplo, en Viet Nam la gestin de muchas medianas empresas de cra de patos est en manos de mujeres, pero es frecuente y puede explicarse por las limitaciones de acceso a la tierra y el crdito que tienen las mujeres. El segundo factor importante es que todas las pequeas explotaciones agrcolas tienen que hacer frente a ciertos desafos cuando se intensifica y concentra el sector ganadero y muchas quiebran. La situacin es particularmente llamativa en el caso de los propietarios de cerdos y aves de corral (rola et al., 2006), pero no se limita a esas especies. dada la capacidad ms limitada de las mujeres para crear sus propias empresas, tienen tendencia a convertirse en empleadas y no a trabajar por cuenta propia. En las actividades especializadas, tales como la produccin de pollos de un da, y en el sacrificio, la transformacin y la venta al por menor de animales, las mujeres estn muy presentes cuando se trata de trabajos semicualificados y minuciosos, pero se ha investigado muy poco el alcance de su participacin en comparacin con la de los hombres, o acerca del control que ejercen sobre los recursos.

    Las mujeres en la pesca y la acuicultura6

    En 2008, en el sector primario de la pesca trabajaban directamente casi 45 millones de personas en todo el mundo, ya sea a tiempo completo o parcial7. Adems, se estima que 135 millones de personas trabajan en el sector secundario, en el que se incluyen las actividades postcaptura. Si bien no se dispone de datos completos desglosados por sexo, estudios de caso apuntan a que las mujeres podran ocupar hasta un 30 % del total de puestos de trabajo en el sector de la pesca, incluidas las actividades primarias y secundarias.

    6 La preparacin del material de esta seccin corri a cargo del Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO. 7 El Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO recopila peridicamente estadsticas de empleo en la pesca y la acuicultura relacionadas con el sector primario nicamente. Por tanto, los datos excluyen las actividades postcaptura.

  • L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 17 de acuerdo con la informacin recibida

    por la FAO de 86 pases, 5,4 millones de mujeres trabajaban en 2008 como pescadoras y acuicultoras en el sector primario. Esta cifra supone el 12 % del total. En dos de los principales pases productores, China y la India, las mujeres representaban el 21 % y el 24 %, respectivamente, de todos los pescadores y acuicultores.

    Es poco frecuente que las mujeres participen en la pesca comercial de captura de altura y de larga distancia debido al trabajo rudo que supone, pero tambin por sus responsabilidades domsticas o las normas sociales, o ambas cosas. Por regla general las mujeres desempean empleos en la pesca de subsistencia y comercial en embarcaciones pequeas y canoas en aguas costeras o continentales. Las mujeres tambin contribuyen como empresarias y proporcionan mano de obra antes, durante y despus de la captura, tanto en la pesca artesanal como la comercial. Por ejemplo, en el frica occidental las llamadas Fish Mamas tienen un papel importante: normalmente disponen de capital propio y estn directa y activamente involucradas en la coordinacin de la cadena de la pesca, desde la produccin hasta la venta del pescado.

    Los estudios sobre mujeres en la acuicultura, especialmente en Asia, donde este sector tiene una larga tradicin, indican que la contribucin de las mujeres que trabajan en l suele ser mayor que la de los hombres, aunque prcticamente no existen datos a nivel macroeconmico desglosados por sexo sobre este tema. Segn los datos correspondientes, las mujeres constituyen el 33 % de la fuerza laboral en la acuicultura rural en China, el 42 % en Indonesia y el 80 % en Viet Nam (Kusabe y Kelker, 2001).

    El papel ms destacado de las mujeres en la pesca artesanal e industrial se sita en las fases de elaboracin y comercializacin, en las que son muy activas en todas las regiones. En algunos pases, las mujeres se han convertido en empresarias importantes en la elaboracin del pescado y, de hecho, la mayor parte de esta actividad la llevan a cabo mujeres, ya sea en sus propias industrias familiares o como trabajadoras asalariadas en la industria de elaboracin a gran escala.

    Las mujeres en las actividades forestales Las mujeres contribuyen de muchas maneras al sector forestal tanto formal como informal. desempean papeles importantes en las actividades agroforestales, la ordenacin de cuencas hidrogrficas, la mejora de los rboles y la proteccin y conservacin forestales. Los bosques tambin suelen representar una fuente importante de empleo para las mujeres, especialmente en las zonas rurales. de los viveros a las plantaciones y de la explotacin forestal a la elaboracin maderera, las mujeres constituyen una proporcin notable de la fuerza laboral en las industrias forestales en todo el mundo. Sin embargo, aunque las mujeres contribuyen sustancialmente al sector, sus funciones no estn plenamente reconocidas y documentadas, sus salarios no son iguales a los de los hombres y sus condiciones de trabajo tienden a ser deficientes (Banco Mundial, FAO y FIdA, 2009).

    Segn la Evaluacin de los recursos forestales mundiales 2010, el sector forestal mundial empleaba aproximadamente a 11 millones de personas en 2005. Sin embargo, no se dispone de datos globales desglosados por sexo sobre el nmero de mujeres que trabajan en l (FAO, 2010c). Los datos de los pases en desarrollo sugieren que las mujeres realizan a menudo trabajos menores en aserraderos, viveros y campamentos de saca de madera (Banco Mundial, FAO y FIdA, 2009). Los estudios realizados por la FAO en frica y Europa indican que las mujeres no ocupan puestos de categora superior o en rganos decisorios del sector. Principalmente ejercen ms bien tareas administrativas y de apoyo, y las profesionales del sector suelen desempear funciones especializadas (por ejemplo, en la investigacin) u ocupar los puestos de gestin ms bajos en primera lnea. Existe poca informacin sobre el nmero y las funciones de las mujeres en el trabajo forestal a destajo o por cuenta propia (FAO, 2006a, 2007). Los estudios indican que aunque las mujeres siguen estando infra representadas en la industria, empiezan a darse ejemplos de buenas prcticas, especialmente en Europa (FAO 2006a), lo cual demuestra que un compromiso y una planificacin concertados y sostenidos a un alto nivel administrativo pueden dar lugar a mejoras cuantificables en el nmero de mujeres profesionales empleadas en el sector y la posicin que puedan llegar a ocupar.

  • FIGURA 4 Empleo por sector

    Porcentaje de la poblacin total masculina y femenina, respectivamente

    A - Poblacin empleada como porcentaje de la poblacin adulta total, por sexo y sector

    80

    70

    60

    50

    40

    30

    20

    10

    0

    Porcentaje del empleo masculino y femenino, respectivamente

    B - Distribucin del empleo masculino y femenino, por sector

    100

    90

    80

    70

    60

    50

    40

    30

    20

    10

    0

    ServiciosAgricultura Industria

    18 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1

    Hombres Mujeres

    Pases en desarrollo

    Hombres Mujeres

    Asia oriental y sudoriental

    Hombres Mujeres Amrica

    Latina y el Caribe

    Hombres Mujeres Cercano

    Oriente y frica del Norte

    Hombres Mujeres

    Asia meridional

    Hombres Mujeres

    frica subsahariana

    Hombres Mujeres

    Pases en desarrollo

    Hombres Mujeres

    Asia oriental y sudoriental

    Hombres Mujeres Amrica

    Latina y el Caribe

    Hombres Mujeres Cercano

    Oriente y frica del Norte

    Hombres Mujeres

    Asia meridional

    Hombres Mujeres

    frica subsahariana

    Las mujeres en los mercados de trabajo rural

    En los pases en desarrollo estn empleados alrededor del 70 % de los hombres y el 40 % de las mujeres (Figura 4A). Las tasas de empleo masculino van desde ms del 60 % en el Cercano Oriente y frica del Norte hasta casi el 80 % en el frica subsahariana. Las tasas de empleo femenino varan todava ms

    segn las regiones, entre alrededor del 15 % en el Cercano Oriente y frica del Norte y ms del 60 % en el frica subsahariana.

    En Asia y el frica subsahariana, las mujeres que estn empleadas tienen mayor probabilidad de trabajar en la agricultura que en los dems sectores (Figura 4B). Casi el 70 % de las mujeres empleadas en Asia meridional y ms del 60 % de las mujeres empleadas en el frica subsahariana trabajan en la agricultura. Adems, en la mayora de las regiones de pases

    Nota: Los datos cubren solo una parte de los pases de cada regin. Las definiciones de fuerza laboral adulta varan segn el pas, pero por lo general se refieren a la poblacin de 15 o ms aos.

    Fuente: OIT, 2009.

  • L a S m U j E r E S E n L a a G r I C U L t U r a : C E r r a r L a B r E C h a D E G n E r O E n a r a S D E L D E S a r r O L L O 19

    0 5 10 15 20 25 30 35

    Nigeria

    Malawi

    Ghana

    Viet Nam

    Tayikistn

    Nepal

    Indonesia

    Bangladesh

    Panam

    Nicaragua

    Guatemala

    Ecuador

    Porcentaje de la poblacin adulta que trabaja a sueldo

    FIGURA 5 Participacin en el empleo rural a sueldo, por sexo

    Fuentes: FAO, 2010d, y Anrquez, 2010.

    Mujeres Hombres

    en desarrollo, las mujeres que estn empleadas tienen la misma probabilidad, o incluso mayor, que los hombres de trabajar en la agricultura. La principal excepcin es Amrica Latina, donde la agricultura es una fuente relativamente pequea de empleo femenino y la probabilidad de que las mujeres trabajen en el sector es menor que la de los hombres.

    En la mayora de los pases en desarrollo, una proporcin relativamente pequea de la poblacin trabaja a sueldo, y las mujeres con menos frecuencia que los hombres (Banco Mundial, 2007a). En las zonas rurales, los datos recogidos por el proyecto Actividades generadoras de ingreso rural (rIGA) muestran la amplitud de la brecha de gnero en el empleo asalariado formal e informal (Figura 5)8. Por ejemplo, casi el 15 % de los hombres, pero menos de 4 % de las mujeres

    Actividades generadoras de ingreso rural (RIGA) es un proyecto de la FAO que ha dado lugar a una base de datos que permite hacer comparaciones por pases sobre fuentes de ingresos de los hogares rurales a partir de encuestas ya existentes sobre los niveles de vida de los hogares en ms de 27 pases (FAO, 2010d). La mayora de las encuestas utilizadas por el proyecto RIGA fueron llevadas a cabo por las oficinas nacionales de estadstica, en colaboracin con el Banco Mundial, como parte de su Estudio sobre la medicin de los niveles de vida.

    son trabajadores asalariados en Ghana. La diferencia es todava mayor en algunos otros pases, como Bangladesh, donde el 24 % de los hombres rurales y solo el 3 % de las mujeres rurales son asalariados. La situacin en Amrica Latina es similar; por ejemplo, en Ecuador casi el 30 % de los hombres rurales y solo el 9 % de las mujeres rurales reciben un salario.

    Incluso cuando las mujeres rurales tienen un empleo asalariado, es ms probable que este sea a tiempo parcial, estacional o mal remunerado, o todo al mismo tiempo. En Malawi, por ejemplo, el 90 % de las mujeres y el 66 % de los hombres trabajan a tiempo parcial (Figura 6A). En Nepal, el 70 % de las mujeres y el 45 % de los hombres trabajan a tiempo parcial. Esta tendencia es menos pronunciada en Amrica Latina que en otras regiones.

    El empleo asalariado rural se caracteriza por una alta prevalencia de puestos de trabajo estacionales tanto para los hombres como para las mujeres, pero en la mayora de los pases es ms frecuente que sea as en el caso de las mujeres (Figura 6B). Por ejemplo, en Ecuador, casi el 50 % de las mujeres, pero menos del 40 % de los hombres, desempean trabajos estacionales.

    8

  • 20 E L E S t a D O m U n D I a L D E L a a G r I C U L t U r a y L a a L I m E n t a C I n 2 0 1 0 1 1 Anlogamente, las mujeres rurales

    asalariadas tienen mayor probabilidad que los hombres de realizar trabajos remunerados con salarios bajos (Figura 6C), entendindose por estos los que son inferiores al salario medio agrcola. En Malawi, ms del 60 % de las mujeres tienen empleos con salarios bajos, mientras que en el caso de los hombres esta cifra es inferior al 40 %. La diferencia es an mayor en Bangladesh, donde el 80 % de las mujeres y el 40 % de los hombres tienen empleos con una remuneracin baja. La nica excepcin a esta tendencia es Panam.

    Las diferencias entre las tendencias en materia de empleo y salarios entre hombres y mujeres pueden deberse a diversas razones. dado que en muchos pases las mujeres tienen un nivel educativo inferior y una experiencia laboral menor que la poblacin masculina, pueden recibir sueldos ms bajos. Adems, esas dos caractersticas tienen tambin menor poder de negociacin, de forma que las mujeres tienden ms a aceptar salarios bajos y condiciones de trabajo irregulares (Kantor, 2008). Los datos proporcionados por diversos estudios confirman que, por trmino medio, las mujeres reciben salarios ms bajos que los hombres, a igualdad de puestos de trabajo y con niveles educativos y experiencias comparables (Ahmed y Maitra, 2010; Fontana, 2009). Al mismo tiempo, como las mujeres han de hacer frente a limitaciones de tiempo considerables debido a sus obligaciones familiares, pueden preferir trabajar a tiempo parcial o desempear trabajos estacionales que suelen estar peor pagados. Las normas sociales que circunscriben a las mujeres a determinados sectores o fases de la cadena de produccin pueden recortar an ms sus posibilidades de crecimiento profesional y consolidar el bajo nivel de los salarios y empleos en esos sectores.

    El salario medio de los hombres es superior al de las mujeres en las zonas rurales y urbanas de los pases para los que el proyecto rIGA dispone de datos (Figura 7). Por ejemplo, en Ghana los salarios de los hombres son un 31 % ms elevados que los de las mujeres en las zonas urbanas y un 58 % mayores en las zonas rurales. Las mujeres ganan menos que los hombres en todas partes, excepto en las zonas rurales de Panam. La diferencia

    entre los salarios masculinos y femeninos es ms amplia en las zonas rurales de algunos pases, pero no en todas partes. En la mayora de los pases contemplados en el proyecto rIGA, las mujeres suelen ganar menos que los hombres a igualdad de cualificaciones, en parte como consecuencia de la discriminacin y la segregacin ocupacionales (Hertz et al., 2009).

    Si bien las mujeres siguen enfrentndose a la discriminacin y la segregacin ocupacionales en los mercados de trabajo rural, las nuevas formas de organizacin en las cadenas de produccin para los cultivos destinados a la exportacin y la elaboracin de productos agrcolas han creado oportunidades de empleo mejor