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El estado de la investigación en las universidades Presentan Miguel Ángel Escotet Martín Aiello Victoria Sheepshanks Las políticas de formación de investigadores en las universidades de América Latina Nº 06

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El estado de la investigación en las universidadesPresentan Miguel Ángel EscotetMartín AielloVictoria Sheepshanks

Las políticas de formación de investigadores en las universidades de América Latina

Nº 06

Yo trabajo en la Fundación Anaya en España y es curioso, los ejecutivos que no eran los dueños de la empresa, no querían que ese dinero se diese para la Fundación, querían que fuesen dividendos; mientras que el propio dueño insistía en que una parte de esos beneficios tenían que devolverlos. No era el propio dueño del capital, sino los que estaban alrededor de él, quienes se habían vuelto más egoístas. Entonces es muy importante tener mecenazgo para hacer más socialmente responsables a los que han podido obtener más capital.

- El libro señala el déficit que hay en la aplicación de proyectos de investigación de modo interdisci-plinario ¿Cómo se deberían promover estos intercambios?

MAE: Es complejo porque implica un cambio en el modelo filosófico del sistema educativo, un cambio de modelo en la estructura. La interdisciplinariedad no se ejecuta por decreto. Es un proceso conclu-yente y largo que implica reconocer lo que conoce el otro, y reconocer la ignorancia de lo que uno conoce con respecto a lo del otro. Así se establece una cierta simbiosis. El sistema educativo es un sistema totalmente fragmentado, no hay un hilo conductor entre todos los niveles, y se va reduciendo su espíritu de abarcar un contexto más global de la vida. Los investigadores tienden a reducir sus espacios, a trabajar muy cerrados, no solamen-te entre ellos, sino entre otros grupos de trabajo ¿Qué se puede hacer? Yo eliminaría los Departa-

mentos, no los financiaría. Lo estoy aplicando en mi propia universidad. Tampoco aceptaría personas que vengan a trabajar solas. Eliminar los trabajos individuales potencia los trabajos de equipo multidiscipli-narios. Pero todo eso implica políticas y esta es la asignatura pendiente en el mundo.Es increíble la cantidad de liberalis-mo y la competitividad que se ha ido generando en los Estados Unidos. Este es el gran problema de los investigadores. Todo nos lleva a ocultar los resultados, como sucede en el caso de la venta de patentes.El mundo se ha fragmentado cada vez más y las instituciones nos hemos encargado de potenciar este proceso. Por ejemplo, la Universi-dad de Harvard eliminó los departamentos y tienen equipos que rotan: forman parte de un grupo por dos o tres años y luego cambian.

- Un dato llamativo del libro indica que por año se están titulando en la Argentina solo 500 doctores ¿Hay alguna manera para incre-mentar este número?

MAE: La formación de doctorado es esencial para crearle un futuro a la investigación. Lo importante no es la cantidad sino la productividad de esos doctores. 500 doctores pueden ser una cantidad pequeña, pero puede ser todavía más pequeña si no tienen la productividad que se esperaba de ellos. No olvidemos que hay gente que busca la titulación por prestigio social más allá de la vocación. Allí radica una parte importante a tomar en cuenta: la vocación para una

profesión tiene ciertas exigencias. Además, la formación de posgrado en el nivel de doctorado requiere trabajar con los estudiantes tête à tête, muy vinculados unos a otros. Y con el sistema de formación que tenemos incorporado no es tan fácil llevarlo a cabo. Una de las cosas que han sido más deficitarias en las universidades es transmitir a sus estudiantes que son privilegiados por tener la oportunidad de aprender, y que deberían devolver algo a la sociedad. Esta concepción tiene que estar unida al concepto de conciencia social, porque la transmisión de las variables afectivas es tan importante como las capacidades cognitivas. La confluencia de ambas es una carencia del sistema actual.

MA: Una pregunta que debería-mos respondernos: ¿Es el doctorado el fin de la carrera académica o el inicio de la carrera investigadora? Generalmente en la Argentina es el broche de oro, mientras que en los países donde se gradúan más doctores, significa el inicio de la carrera investigadora. Más allá de estos problemas hay un punto en el libro donde contamos experiencias de innovación del sistema universita-rio argentino como los programas de asociación entre universidades y el sector productivo. En este caso, tratamos de rescatar la idea de que existe una preocupación de las instituciones y los académi-cos por fomentar la innovación y la vinculación con el sector productivo.

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Las políticas de formación de investigadores en las universidades de América Latina

La Universidad de Palermo presentó “La actividad científica en la Universidad”, el libro que que forma parte de la “Colección de Educación Superior” fue escrito por un equipo de investigadores de la UP conformado por Miguel Ángel Escotet, Martín Aiello y Victoria Sheepshanks.

Integrado por seis capítulos, hace un análisis comprensivo y de carácter cuantitativo y cualitativo del sistema de ciencia y tecnología, específicamente dentro de las instituciones universitarias argentinas. Analiza indicadores internacionales y recolecta informes de investigación sobre los subsistemas de ciencia y tecnología y educación superior desarrollados en diferentes universidades. Un estudio prospectivo recoge la opinión de 150 especialistas para establecer las pautas para promo-ver una mejor inserción de la actividad científica dentro de las universidades.

Entre los indicadores que rescata el estudio, señala que en 2007 sólo tres países en América Latina -Brasil, Cuba y Venezuela- superaron el 1% del PBI destinado a I+D; mientras que Estados

Unidos y Europa, invierten alrededor del 2%. Argentina destina 0,51%, mostrando una evolución del gasto; en el 2002 en el marco de la crisis local llegó al 0,39%.

Los indicadores muestran que en América Latina se evidencia una tendencia por el estudio de las ciencias sociales y la disminución de ciencias agrícolas, naturales y exactas. En Argentina el número de egresados de posgrado de las ciencias sociales fue de 2546, mientras que las Ingenierías y Tecnologías tuvieron 430.

Otro dato preocupante es que mientras el número de graduados de doctorado en la región se han triplicado, pasando de 5.000 a más de 14.000, en Argentina en cambio se gradúan apenas 500 doctores. Un número muy bajo si se compa-ra con los 6.500 que lo hacen en Brasil y España. Generar más becas y establecer sistemas de crédito educativo y de asegurar que este título implique una inserción en la universidad con dedicación exclusiva son algunas de las recomendaciones que dan los especialistas consultados para revertir esta situación.

Uno de los rubros donde la región tiene un valor superior a la media está representado por el 48% de mujeres investigadoras, frente al 29% de media en los otros 121 países estudiados. Argentina ocupa el primer lugar, habiendo alcanza-do ya el 50%. Le siguen Cuba y Brasil con el 48,5% y 48% respecti-vamente.

El estudio señala que en Argentina entre el año 2002 y el 2007 se produjo un incremento en la cantidad de investigadores cada mil integrantes de la población económicamente activa (PEA), pasando de 2,78 a 3,63. Este sigue siendo escaso si se compara con los más de 6 investigadores por cada 1000 integrantes de la PEA de los países de la OCDE. En cuanto a la posibilidad de llegar alcanzar este número entre 2016 y 2018, la mayoría de los encuestados lo consideran poco o nada factible (53,9%).

En 10 años el gasto en miles de pesos en I+D por investigador se ha duplicado. Sin embargo, el gasto en miles de dólares ha disminuido en el mismo período a consecuencia de la devaluación, pasando de 49,6 en 1997 a 34,2 en 2007. De todos

modos, el gasto en I+D por investi-gador expresado en miles de dólares en paridad de poder de compra se ha elevado del 54,6 para el año 1997 al 68,7 en 2007.

La mirada introspectiva de los investigadores

El análisis de los resultados de la encuesta hecha por los autores en el marco del libro concluye que en términos generales hay consenso sobre las problemáticas de ciencia y tecnología en el país, pero cuando las preguntas involucran a la universidad privada dicho acuerdo desaparece. Otro dato que la mayoría de los encuestados valora es la instauración del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MINCyT). El factor central que impide el desarrollo sostenido del subsiste-ma de ciencia y tecnología en relación con la educación superior según los especialistas es el económico (41%); seguido por el de gestión (35%), y el cultural (20%). Para lograr una buena gestión, los entrevistados recomendaron coordinar las actividades del MINCyT, las universidades, el CONICET y los institutos de investigación del país.

Entre los encuestados se evidencia un alto consenso (79%) respecto a la trascendencia de realizar tareas de investigación como medio de completar la vida académica del docente universitario. También coinciden en la importancia de las dedicaciones exclusivas, aunque en las universidades nacionales

solamente un 15% de los profeso-res tienen este tiempo de dedica-ción frente a la dedicación simple que ostenta el 73%. El acuerdo se parte cuando se consulta a los especialistas sobre la posibilidad de que el Estado financie las dedicaciones exclusivas en las universidades privadas para aumentar las actividades de investigación. Entre las falencias del sistema en Argentina que explican la falta de desarrollo de las actividades de ciencia y tecnología, se menciona la falta de coordinación entre la formación de nivel terciario y el ámbito universitario y la escasa inversión del sector privado. Datos del 2005 muestran que el sector empresarial en Argentina participó con el 31,4% de la inversión destinada a ciencia y tecnología; y el gobierno destinó el 64,3%; en Estados Unidos y Japón la inversión privada fue cercana al 75%.

Hay consenso respecto a la conveniencia de implementar políticas de incentivo fiscal para que el sector privado invierta en ciencia y tecnología. Se recomienda mejorar los vínculos entre las empresas y los ámbitos universita-rios, facilitar las incubadoras de empresas en las universidades y la desgravación impositiva por inversión en I+D.

La inversión adicional no es el único requisito para fortalecer el sistema nacional de innovación. La rigidez de las estructuras también se presenta como un impedimento

para el aprovechamiento de los recursos existentes.

Los autores afirman que conviene colocar en la agenda pública la urgencia de definir acciones que reflejen la importancia de la articulación así como el aumento de la inversión del sector privado en ciencia y tecnología para el desarrollo de una sociedad del conocimiento. Mejorar la formación de recursos humanos calificados, la investigación universitaria y vincular a ésta a la problemática nacional y a los requerimientos del sector productivo.

Afirman que la universidad de gestión privada es un actor relevante en el desarrollo del país, en complementariedad con el subsistema nacional universi-tario, logrando la articulación para llegar a una síntesis de un solo sistema integrado, comple-mentario, solidario y eficiente, utilizando de la mejor manera los recursos destinados para tal fin. Estiman que sería una buena estrategia generar políticas públicas que avalen el financia-miento de actividades conjuntas entre equipos mixtos de investi-gadores pertenecientes a univer-sidades públicas y privadas. Otra de las posibles acciones que sugieren es la integración de los investigadores y de las activida-des de investigación de las instituciones privadas al sistema de categorización del Programa Incentivos Docente Investigador de la Secretaría de Política Universitaria.

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LA UNIVERSIDAD DE PALERMO PRESENTA SU NUEVA PUBLICACIÓN “LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA EN LA UNIVERSIDAD”, QUE PLANTEA UNA EXPLORACIÓN PROSPECTIVA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA ARGENTINA EN EL CONTEXTO DE AMÉRICA LATINA Y AFIRMA QUE:

EN TANTO, AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE PARTICIPAN EN UN 3,5% EN EL CONCIERTO MUNDIAL, ASIA LO HACE EN UN 48%, NORTEAMÉRICA EN UN 23% Y EUROPA EN UN 22%. UNO DE LOS RUBROS DONDE LA REGIÓN TIENE UN VALOR SUPERIOR A LA MEDIA ESTÁ REPRESENTADO POR EL 48% DE MUJE-RES INVESTIGADORAS, FRENTE AL 29% DE OTROS PAÍSES.

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Licenciada en Ciencia Política de la Univer-sidad de Buenos Aires y aspirante a Docto-ra en Educación Superior de la Universidad de Palermo. Es investigadora en la Univer-sidad de Palermo en temas referidos a productividad científica y académica en la universidad.

Victoria Sheepshanks

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El estado de la investigación en las universidades

Miguel Ángel Escotet, Martín Aiello, y Victoria Sheepshanks investigaron

y publicaron “La actividad científica en la universidad. Una exploración prospectiva de la investigación científica argentina en el contexto de América Latina”. La publicación, editada por la colección de Educación Superior de la Universi-dad de Palermo, analiza la situación de la ciencia y tecnología en las instituciones universitarias argentinas y de la región.

El libro es producto de la investiga-ción “Formación y productividad científica en la educación superior: una exploración prospectiva de la Argentina desde el exterior” realizada con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva mediante un convenio de cooperación y asistencia científica y tecnológica entre el Ministerio y la Universidad de Palermo. Entre el público, se destacó la presencia de Alejandro Ceccatto, secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, rectores, investigadores, responsables de Departamentos de Investigación de universidades nacionales y privadas.

Miguel Ángel Escotet: El objetivo es brindar una visión de la investi-gación y de su desarrollo dentro de la universidad. En el libro, nos ceñimos rigurosamente a los resultados, pero también expresa-mos nuestros propios juicios sobre la investigación y el debate que se produce a nivel local y en otros países. Un gran porcentaje de docentes universitarios cree que la investigación es la actividad más importante que se realiza dentro de la universidad ya que es la manera de crear conocimiento. Sin embargo, nos permitimos cuestio-nar esta aseveración y nos pregun-tamos ¿es la investigación la función primordial? En el mundo se observa que el tema ha generado un gran debate. Todos acordamos que la investiga-ción es una de las funciones del profesor universitario, pero nunca a expensas de interferir con el desarrollo de la función docente. De hecho, son funciones compati-bles que pueden ejercerse en forma simultánea. Así como existen investigadores que no se dedican a la función docente, hay profesores que no tienen por qué necesaria-mente ser investigadores. Las reflexiones de este libro nos

inducen a pensar varios interrogan-tes: ¿Debe la institución de educación superior centrarse en las actividades de investigación o en mejorar su gestión docente? ¿Debe dedicarse a la investigación científica y tecnológica en forma prioritaria? ¿Qué relación y formas de acción debería tener la investi-gación en las instituciones de educación superior, y qué rol y relación debe procurar con los sectores productivos público y privado? ¿Debe insertarse la investigación universitaria en el respectivo sistema nacional de ciencia y tecnología? ¿De qué forma debe preparar la universidad a los investigadores que requiere el país en un contexto global? ¿Debe diferenciarse el apoyo a la investi-gación en las distintas universida-des, dependiendo de si éstas son públicas o privadas? ¿Cuál debe ser la relación entre la docencia, la investigación y el servicio a la sociedad en la universidad? Estas preguntas, junto con un examen de las tendencias y productividad actuales de la educación superior, son el fundamento para razonar y proponer algunas acciones concre-tas para mejorar la capacidad de investigación en la universidad.

TODOS ACORDA-MOS QUE LA INVESTI-GACIÓN ES UNA DE LAS FUNCIONES DEL PROFESOR UNI-VERSITARIO, PERO NUNCA A EXPENSAS DE INTERFERIR CON EL DESARROLLO DE LA FUNCIÓN DOCENTE (XXXX)

Miguel Ángel Escotet

Doctor en Filosofía (Ph.D.) y M.A por la Universidad de Nebraska en Lincoln y la Universidad de Texas en Austin. Asumió su cargo actual en la Universidad de Texas en 2008 y es, además, director de la Cátedra UNESCO y Universidad de Naciones Unidas sobre Historia y Futuro de la Universidad que se realiza en conjunto con la Universi-dad de Palermo. Fue director del Instituto de Postgrado y Formación Continua de la Universidad de Deusto en Bilbao, España; catedrático de planificación, desarrollo y educación, y director de los estudios de Master y Doctorado de Florida Internacional University, la universidad estatal de Miami, en Estados Unidos.

Licenciado en Sociología de la Universi-dad de Buenos Aires y Doctor en Educa-ción por la Universitat de Barcelona. Profesor titular de la Universidad de Palermo, donde coordina la Maestría y el Doctorado en Educación Superior en el marco de la Cátedra UNESCO – UNU "Historia y Futuro de la Universidad". Responsable académico del Profesorado Universitario. Secretario Editorial de la Revista Argentina de Educación Superior y miembro del Consejo Editorial de la Revista Sudamericana de Educación, Sociedad y Universidad. Profesor titular de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Martín Aiello

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Martín Aiello: El libro ofrece información sobre indicadores de ciencia y tecnología en las universi-dades contextualizada en el ámbito latinoamericano. Luego, recolecta información de indicadores locales: evolución, cantidad de investigado-res, tipo de financiamiento, evolución de la matrícula de posgrado, tipo de dedicación de nuestros doctores, evolución de la cantidad de financiamiento y rubros de la actividad en relación con el PBI. Esto se complementa con una serie de trabajos de investigación que hemos hecho aplicando un cuestionario Delphi a expertos del área, que nos permiten ver acuerdos y desacuerdos sobre estas temáticas. El cuestionario estaba orientado según ciertas metas que el Ministerio se había planteado para el Bicentenario y del 2010 en adelante. Uno de los temas en los que claramente hay desacuerdo es en el rol del Estado en el financiamiento de las universidades privadas. En

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EL LIBRO

La investigación realiza un análisis del sistema de ciencia y tecnología dentro de las instituciones universitarias argentinas. Para ello, analiza una serie de indicadores internacionales y recolecta informes de investigación sobre los subsistemas de ciencia y tecnología y educación superior, desarrolla-dos por diferentes organismos nacionales y universidades. El libro establece una serie de pautas para promover una mejor inserción de esas actividades dentro de las universidades y contribuir a un cambio que permita aumentar la base científica y tecnológica, orientar la formación y el desarrollo de la investigación e investigadores dentro del subsistema de educación superior.

Este es un problema ético de gran envergadura porque nos estamos llenando de documentos que no aportan nada nuevo, pero que son exigidos para mantener el estatus de investigador. Hace falta sincerar el sistema, como los falsos binomios de lo público y lo privado, como si lo público siempre fuese la excelencia y lo privado no; hay público de excelencia y hay público que es una vergüenza, y hay privado de excelencia y privado que es también una vergüenza. Son dicotomías erradas que se establecen y que no corresponden a los datos observados. Otro de los puntos a tener en cuenta es el orden de prioridades. Se debe analizar el presupuesto de nuestros países para ver la relación entre el dinero que se destina a la burocracia y el utilizado para la investigación. En las universidades, cuando se desarrolla un programa de investigación, se piensa primero en el contenedor y luego en el contenido. Sin embargo, en la actualidad, la investigación más productiva se hace fuera de los contenedores. Nosotros, por ejemplo, contamos con un centro que no tiene director y que ha generado, en dos años y medio, 14 millones y medio de dólares para la universidad.

fondos públicos en el desarrollo de la investigación?

VS: La mayoría de los expertos encuestados están de acuerdo en que no tiene que haber vínculos entre el sector público y el privado. Creo que es uno de los principales impedimentos para que la ciencia y la tecnología se desarrollen en nuestro país. Si uno mira a otros países, el sector privado es fundamental para que el desarrollo de la ciencia y la tecnología sea posible. Entonces, más allá de la inversión que se haga desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, sería importante generar un cambio cultural, porque es una forma de pensar la que impide las investigaciones conjuntas entre universidades públicas y privadas.MAE: Habría que agregar que el sector privado productivo argentino contribuye muy poco a la investiga-ción. Esto sucede en América Latina y en todos los países dependientes porque normalmente las corpora-

ciones multinacionales tienen sus propios centros de investigación y tienen un miedo legítimo a nuestra productividad para generar este tipo de conocimientos. Por otro lado, el propio Estado en Latinoamérica le tiene miedo a las universidades. Hay cierto temor a que la institución universitaria no responda a los retos que tiene el Estado para producir ciencia y tecnología. Entonces se crean subsistemas de ciencia y tecnología y se utiliza menos el recurso de la universidad.Uno de los trabajos que realizamos, pero que no incluimos en el libro

MA: Es importante modificar las carencias éticas del sistema: hacer cómo que investigamos, hacer cómo que evaluamos la investigación, hacer cómo que elaboramos un informe de la investigación.

- En materia de investigación ¿Cuál es el rendimiento de la Argentina con respecto a otros países de América Latina?

MA: Otros países de América Latina están invirtiendo más que la Argentina. Los casos más claros son Brasil y Chile, que han separado la inversión asignada en relación al ingreso bruto. La Argentina está en el mismo nivel que México. Es verdad que a partir del 2002 hubo un repunte de la inversión, pero estamos lejos de cumplir con las pautas que se habían planteado en el plan del Bicentenario.

MAE: La Argentina pasó del primero al cuarto puesto en producción de investigación latinoamericana. Con respecto al contexto mundial, el 25,8% de la investigación se hace en el continente América, y el 20,3% corresponde a los Estados Unidos. Apenas un 5,5% corresponde a América Latina y Canadá. Son cifras demoledoras. Israel es el país que más está invirtiendo en investiga-ción, desarrollo e innovación: 4,0%, mientras que nosotros estamos en 0,101 aproximadamente. Esto es un problema grave, pero el pobre no puede invertir lo mismo que el rico. Entonces, se deben buscar mecanismos y formas más creativas para mejorar este panorama. Uno de los problemas del desarro-llo de la ciencia en la región es que se excluyen actores de la vida social cuando se debería incluir a todos aquellos que contribuyan a mejorar las condiciones de vida.

- ¿Qué piensan de la relación entre el sector privado y los

por falta de espacio, fue el análisis de los listados de las investigacio-nes. Nos dimos cuenta de que no hay mucha transparencia en ellos. Las personas afirman que están investigando, sin embargo, es una situación similar a lo que sucede con las tesis: la mayoría nunca se gradúa. Aquí hay investigadores muy serios y rigurosos, pero lamentablemente, son la minoría. Además las universidades públicas han tomado, muchas veces, posiciones en contra del Estado, generando una desconfianza mutua. A esto se suma el problema del binomio universidad pública / universidad privada. La raíz de la investigación no puede ser dominio ni de unos ni de otros; es patrimo-nio de la sociedad civil y aquél que pueda contribuir con algo a la sociedad, tiene que tener la posibilidad de hacerlo.

MA: A mí me gustaría señalar que la Argentina decidió hace cincuenta años que el esfuerzo estatal de promoción de la ciencia y tecnología iba a estar por fuera de la universi-dad en el CONICET. En la actualidad, existen estrategias de coordinación mucho más fuertes que antes y hay una tendencia a juntar al CONICET con las universidades. Por ejemplo, los becarios del CONICET tienen que hacer doctorados en la universidad, pero es difícil volver a enlazar ambos subsistemas.

- ¿Creen que así como el sector privado puede apoyar proyecto culturales a través del mecenaz-go, podría funcionar para apoyar proyectos científico tecnológicos?

MAE: El mecenazgo es importante en cualquier sociedad moderna que tenga un modelo social capitalista. Esta es una manera para que los que tienen más contribuyan a mejorar la vida de los demás. En el caso de Bill Gates, a nosotros nos ha dado más de cinco millones para la educación infantil de cero a cinco años, sin ningún tipo de imposición.

cambio, el aumento de la dedicación full time de ciertos profesores es un punto importante de consenso. La información que difunde este libro nos permite pensar la investigación y la producción dentro de las universidades en la actualidad y para el futuro.

Victoria Sheepshanks: Lo más interesante son las recomendacio-nes de todos los expertos en ciencia y tecnología sobre cada uno de los puntos, que es algo que uno no suele encontrar en las publica-ciones. Y, en nuestra opinión, es información muy valiosa para el Ministerio.

- Entre los objetivos que propone el libro, se destaca la intención de fijar pautas para generar un cambio en la productividad científico-tecnológica y poder así establecer nuevas raíces éticas ¿Cuáles serían estas pautas y cambios éticos sustanciales?

MAE: Muchas veces, la inclinación a investigar no es genuina. Entonces ¿cómo revertir esta situación? La investigación no se compra ni se vende, no se da al mejor postor. Tiene que hacerse sobre raíces profundas que estén consustancia-das con el grupo de personas. El hecho es hasta qué punto la investigación se produce en desmedro de la docencia; hasta qué punto la investigación encubre al que no quiere ejercer la docencia. La misión de la universidad no puede ser exclusivamente la producción de investigación, es mucho más compleja. En este momento realizo un estudio de todas las revistas internacionales de ciencias sociales y estoy obteniendo resultados demoledo-res. Algunas de las conclusiones revelan que el conocimiento nuevo que se ha generado en los últimos diez años no alcanza el 10% del total de lo publicado. El resto es duplicación de esfuerzos y repeticiones de contenidos.

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EL CONOCI-MIENTO NUEVO QUE SE HA GENE RADO EN LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS NO ALCANZA EL 10% DEL TOTAL DE LO PUBLICADO. TODO LO DEMÁS ES DUPLICACIÓN DE ESFUERZOS (XX)

LA INTERDISCI-PLINARIEDAD NO SE EJECUTA POR DECRETO, SE PRACTICA (XXX)

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El estado de la investigación en las universidadesPresentan Miguel Ángel EscotetMartín AielloVictoria Sheepshanks

Las políticas de formación de investigadores en las universidades de América Latina

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Yo trabajo en la Fundación Anaya en España y es curioso, los ejecutivos que no eran los dueños de la empresa, no querían que ese dinero se diese para la Fundación, querían que fuesen dividendos; mientras que el propio dueño insistía en que una parte de esos beneficios tenían que devolverlos. No era el propio dueño del capital, sino los que estaban alrededor de él, quienes se habían vuelto más egoístas. Entonces es muy importante tener mecenazgo para hacer más socialmente responsables a los que han podido obtener más capital.

- El libro señala el déficit que hay en la aplicación de proyectos de investigación de modo interdisci-plinario ¿Cómo se deberían promover estos intercambios?

MAE: Es complejo porque implica un cambio en el modelo filosófico del sistema educativo, un cambio de modelo en la estructura. La interdisciplinariedad no se ejecuta por decreto. Es un proceso conclu-yente y largo que implica reconocer lo que conoce el otro, y reconocer la ignorancia de lo que uno conoce con respecto a lo del otro. Así se establece una cierta simbiosis. El sistema educativo es un sistema totalmente fragmentado, no hay un hilo conductor entre todos los niveles, y se va reduciendo su espíritu de abarcar un contexto más global de la vida. Los investigadores tienden a reducir sus espacios, a trabajar muy cerrados, no solamen-te entre ellos, sino entre otros grupos de trabajo ¿Qué se puede hacer? Yo eliminaría los Departa-

mentos, no los financiaría. Lo estoy aplicando en mi propia universidad. Tampoco aceptaría personas que vengan a trabajar solas. Eliminar los trabajos individuales potencia los trabajos de equipo multidiscipli-narios. Pero todo eso implica políticas y esta es la asignatura pendiente en el mundo.Es increíble la cantidad de liberalis-mo y la competitividad que se ha ido generando en los Estados Unidos. Este es el gran problema de los investigadores. Todo nos lleva a ocultar los resultados, como sucede en el caso de la venta de patentes.El mundo se ha fragmentado cada vez más y las instituciones nos hemos encargado de potenciar este proceso. Por ejemplo, la Universi-dad de Harvard eliminó los departamentos y tienen equipos que rotan: forman parte de un grupo por dos o tres años y luego cambian.

- Un dato llamativo del libro indica que por año se están titulando en la Argentina solo 500 doctores ¿Hay alguna manera para incre-mentar este número?

MAE: La formación de doctorado es esencial para crearle un futuro a la investigación. Lo importante no es la cantidad sino la productividad de esos doctores. 500 doctores pueden ser una cantidad pequeña, pero puede ser todavía más pequeña si no tienen la productividad que se esperaba de ellos. No olvidemos que hay gente que busca la titulación por prestigio social más allá de la vocación. Allí radica una parte importante a tomar en cuenta: la vocación para una

profesión tiene ciertas exigencias. Además, la formación de posgrado en el nivel de doctorado requiere trabajar con los estudiantes tête à tête, muy vinculados unos a otros. Y con el sistema de formación que tenemos incorporado no es tan fácil llevarlo a cabo. Una de las cosas que han sido más deficitarias en las universidades es transmitir a sus estudiantes que son privilegiados por tener la oportunidad de aprender, y que deberían devolver algo a la sociedad. Esta concepción tiene que estar unida al concepto de conciencia social, porque la transmisión de las variables afectivas es tan importante como las capacidades cognitivas. La confluencia de ambas es una carencia del sistema actual.

MA: Una pregunta que debería-mos respondernos: ¿Es el doctorado el fin de la carrera académica o el inicio de la carrera investigadora? Generalmente en la Argentina es el broche de oro, mientras que en los países donde se gradúan más doctores, significa el inicio de la carrera investigadora. Más allá de estos problemas hay un punto en el libro donde contamos experiencias de innovación del sistema universita-rio argentino como los programas de asociación entre universidades y el sector productivo. En este caso, tratamos de rescatar la idea de que existe una preocupación de las instituciones y los académi-cos por fomentar la innovación y la vinculación con el sector productivo.