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ESCRITO CLASICO EL EMPRESARIO ISRAEL M. KIRZNER* En el presente arttculo, Israel Kirzner define al empresario en funcidn al rol que este tiene dentro de los procesos de mercado: descubrir oportunidades de ganancia, anticipando la demanda que puede existir para determinados bienes o servicios, a traves de la definicion de los precios y las cantidades de lo que ha deproducirse. No se entiende al empresario, pues, fuera del contexto dindmico de la competencia. 1 LA NATURALEZA DE UV EMPRESARIALIDAD La funci6n empresarial en el mercado es dificil de comprender. Lo demuestra la eliminaci6n virtual de dicho papel en las exposiciones mas recientes de las teori'as de los precios, asi como en los multiples y cui- dadosos intentos de autores anteriores para definir al empresario y distinguir su papel del capitalista o el empleado dirigente. Estos intentos reflejan el deseo de identificar con precisi6n algo cuya presencia se siente indudablemente pero que, superficialmente, solo se presta a una definici6n vaga. A mi modo de ver, es posible aferrar ese elemento esquivo de la em- presarialidad de una manera satisfactoria. Ademas, creo que es de la mayor importancia conseguirlo para comprender el proceso del mercado. Una de las distinciones encre la teon'a del mercado aqui definida y la que predomina en los textos sobre teon'a de los precios hoy en di'a es que esta ultima carece de una apreciaci6n adecuada de la naturaleza y funcidn de la empresarialidad en el sistema del mercado. Un esquema preliminar de mi posici6n sobre la naturaleza de la empresarialidad puede resultar litil. Afirmo que en toda acci6n humana esta presente un elemento que, aunque es crucial para la actividad economizante en general, no se puede analizar en terminos de economia, maximizaci6n o con criterios de eficiencia. Voy a calificar este elemento, por razo- nes de las que dar^ cuenta, como elemento empre- sarial. Afirmo ademas que el papel empresarial en el mercado se puede comprender de la mejor manera por analogia con lo que he denominado elemento empresarial en la acci6n individual humana. La dis- tribuci6n de recursos a traves de las fuerzas imperso- nales del mercado se compara frecuentemente con la toma de decisiones del individuo. Es esto lo que da Revista de Economia y Derecho, Vol. 4, N° 14 (Otono 2007). Copyright © Sociedad de Economia y Derecho UPC. Todos los derechos reservados. * Nacido en 1930, es uno de los economistas mas reconocidos de la Escuela Austriaca. Se licencid en el Brooklyn College en 1954 y se doctor6 en la Universidad de Nueva York en 1957, siendo alumno de Ludwig von Mises. Sus trabajos mds importantes se central! en el campo de la economfa del conocimiento, la iniciativa empresarial y la ^tica de los mercados. Algunos libros suyos son Competition and Entrepreneurship (1973), Discovery, Capitalism and Distributive justice (1989) y Meaning of Market Process (1992). El presente texto es tomado de Lecturas de economia poUtica, vol. I, Uni6n Editorial, Madrid. Permiso para traducir y publicar en Libertas otorgado por Jesiis Huerta de Soto (compilador). REVISTA DE ECONOMfA Y DERECHO OTONO 2007/113

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ESCRITO C L A S I C O

EL EMPRESARIOISRAEL M. KIRZNER*

En el presente arttculo, Israel Kirzner define al empresario en funcidn al rol que este tiene dentro de losprocesos de mercado: descubrir oportunidades de ganancia, anticipando la demanda que puede existirpara determinados bienes o servicios, a traves de la definicion de los precios y las cantidades de lo que hadeproducirse. No se entiende al empresario, pues, fuera del contexto dindmico de la competencia.

1 LA NATURALEZA DE UV EMPRESARIALIDAD

La funci6n empresarial en el mercado es dificil decomprender. Lo demuestra la eliminaci6n virtual dedicho papel en las exposiciones mas recientes de lasteori'as de los precios, asi como en los multiples y cui-dadosos intentos de autores anteriores para definir alempresario y distinguir su papel del capitalista o elempleado dirigente. Estos intentos reflejan el deseode identificar con precisi6n algo cuya presencia sesiente indudablemente pero que, superficialmente,solo se presta a una definici6n vaga. A mi modo dever, es posible aferrar ese elemento esquivo de la em-presarialidad de una manera satisfactoria. Ademas,creo que es de la mayor importancia conseguirlopara comprender el proceso del mercado. Una de lasdistinciones encre la teon'a del mercado aqui definiday la que predomina en los textos sobre teon'a de los

precios hoy en di'a es que esta ultima carece de unaapreciaci6n adecuada de la naturaleza y funcidn de laempresarialidad en el sistema del mercado.

Un esquema preliminar de mi posici6n sobre lanaturaleza de la empresarialidad puede resultar litil.Afirmo que en toda acci6n humana esta presente unelemento que, aunque es crucial para la actividadeconomizante en general, no se puede analizar enterminos de economia, maximizaci6n o con criteriosde eficiencia. Voy a calificar este elemento, por razo-nes de las que dar^ cuenta, como elemento empre-sarial. Afirmo ademas que el papel empresarial en elmercado se puede comprender de la mejor manerapor analogia con lo que he denominado elementoempresarial en la acci6n individual humana. La dis-tribuci6n de recursos a traves de las fuerzas imperso-nales del mercado se compara frecuentemente con latoma de decisiones del individuo. Es esto lo que da

Revista de Economia y Derecho, Vol. 4, N° 14 (Otono 2007). Copyright © Sociedad de Economia y Derecho UPC. Todos los derechosreservados.* Nacido en 1930, es uno de los economistas mas reconocidos de la Escuela Austriaca. Se licencid en el Brooklyn College en 1954 y se

doctor6 en la Universidad de Nueva York en 1957, siendo alumno de Ludwig von Mises. Sus trabajos mds importantes se central! en elcampo de la economfa del conocimiento, la iniciativa empresarial y la ^tica de los mercados. Algunos libros suyos son Competition andEntrepreneurship (1973), Discovery, Capitalism and Distributive justice (1989) y Meaning of Market Process (1992). El presente texto estomado de Lecturas de economia poUtica, vol. I, Uni6n Editorial, Madrid. Permiso para traducir y publicar en Libertas otorgado por JesiisHuerta de Soto (compilador).

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una base a la analogia que he utilizado. De la mismaforma que los criterios de eficiencia, por si mismos,no bastan para comprender la accidn individual hu-mana, dado que un factor crucial para la emergen-cia de una actividad individual economizante es elelemento empresarial "extraecondmico", tampocola funcidn distribuidora del proceso mercadoldgicose puede comprender linicamente en terminos de lainteraccidn de actividades individuals maximizado-ras. Un mercado que conste exclusivamente de in-dividuos que actiian economizando y maximizandono da lugar al proceso mercadoldgico que queremoscomprender. Para que surja el proceso de mercado serequiere, ademas, un elemento que, en si mismo, noresulta comprensible dentro de los li'mites conceptua-les estrechos de la conducta economizante. Entiendoque este elemento de mercado es la empresarialidad:esta ocupa precisamente la misma relacidn ldgica conlos elementos "economizantes" del mercado que enla accidn individual corresponde a los elementos em-presariales en relacidn con los aspectos de eficienciaen la toma de decisiones. Volvamos ahora, mas deta-lladamente, a lo que acabo de esbozar aqui.

2 TOMA DE DECISIONES Y ECONOMIZACICN

La teori'a de los precios, tal y como se ha desarro-Uado durante las cuatro d^cadas pasadas, opera re-lacionando todos los fendmenos del mercado condecisiones individuales. Como "microteori'a", consi-dera que la determinacidn de los precios, de las cua-lidades y cantidades de productos, y de los metodosde produccidn, se Ueva a efecto por la interaccidnde las actividades economizantes de los participan-tes individuales en el mercado. Pretende compren-der tambien los fendmenos cambiantes del mercado,analizando las reacciones a las alteraciones de los da-tos mercadoldgicos exdgenos (preferencias, tecnicasde produccidn y disponibilidad de recursos) de losparticipantes individuales en el mercado. La base delanalisis econdmico de la toma de decisiones indivi-duales se encuentra en su aspecto econdmico. Desdeel clasico estudio de Lord Robbins (An Essay on theNature and Significance ofiEconomic Science, 1932),el aspecto econdmico de la actividad individual seha entendido en terminos de distribucidn de mediosescasos entre objetivos que compiten entre si. Cadaindividuo se estudia como si se enfrentara a un "pro-blema econdmico": el problema de seleccionar los ti-pos de accidn, en relacidn con los medios dados, queaseguren la realizacidn del mayor mimero posible deobjetivos (por orden de importancia). Este problemase plantea a veces como el de garantizar la eficiencia

o "maximizar" la consecucidn de fines. La caracteri's-tica comiin de todas las formulaciones robbinsianasdel problema es la necesidad de construir un modelode manipulacidn de unos medios dados que corres-ponda lo mas fielmente posible a una jerarqui'a tam-bien dada de objetivos.

Mi opinidn es que esta visidn anali'tica de unosparticipantes individuales en el mercado que econo-mizan, maximizan e intentan ser eficientes consti-tuye, en importantes aspectos, algo peligrosamenteincompleto. Ha conducido a una nocidn del mer-cado como conjunto de una multitud de individuosdotados de accidn econdmica, cada uno de los cualestoma sus decisiones sobre una serie dada de fines ymedios. Y, en mi opinidn, esta nocidn de mercado esculpable de ese danoso y exclusivo Enfasis sobre lassituaciones de equilibrio ya discutido. Una multitudde individuos economizantes, cada uno de los cualeshace su eleccidn en relacidn con unos fines y mediosdados, no puede, sin que se introduzcan elementosexdgenos, generar un proceso mercadoldgico (quesiempre implica una serie cambiante de medios dis-ponibles por los participantes en el mercado).

En vez de insistir en la accidn de tipo econdmico,creo que seri'a muy litil destacar la nocidn mas ampliade Mises de accidn humana. El concepto de Homoagens, desarrollado por Mises, es tan litil como pue-dan serlo las nociones de economicidad y de tenden-cia a la eficacia. Pero el concepto de accidn humana,a diferencia del de distribucidn y economicidad, nolimita al que decide (o al analisis econdmico de susdecisiones) a un marco de fines y medios dados. Laaccidn humana, en el sentido desarrollado por Mises,implica tipos de accidn adoptados por el ser humano"para liberarse de su malestar'\y para "mejorar". Alser mas amplio que la nocidn de economicidad, elconcepto de accidn humana no restringe el analisisde la decisidn al problema de distribucidn planteadopor la justa posicidn de unos medios escasos y unosfines multiples. La decisidn en el marco de la nocidnde accidn humana no se toma simplemente por unacomputacidn mecanica de la solucidn al problemade maximizacidn impli'cito en la configuracidn delos fines y medios dados. No se limita a reflejar lamanipulacidn de unos medios dados para hacerloscorresponder fielmente con la jerarqui'a de unos finesdados tambien, sino que refleja ademas la percepcidnmisma del sistema de fines y medios en el seno delcual tiene lugar la distribucidn y la economicidad.

El hombre econdmico de Robbins tiene la ten-dencia a moldear unos medios dados para adaptarlosa unos fines dados. El concepto mismo presuponeuna imagen dada de fines y medios; sin esa imagen

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no puede comprenderse la actividad economica. ElHomo agens de Mises, en cambio, no solo esta pro-visto de la tendencia a perseguir sus fines eficien-temente, una vez que los fines y los medios se hanidentificado con claridad, sino tambi^n del impulsoy la perspicacia que se precisan para definir los fines aalcanzar y los medios disponibles. La acci6n humanaabarca la conducta tendiente a la eficiencia tipica dela concepci6n robbinsiana, pero tambi^n incluye unelemento que, por definicidn, esta ausente de la meraeconomicidad. La conducta economizante - o , masexactamente, su analisis- omite necesariamente latarea de identificar los fines y los medios. La noci6nde economicidad presupone, por definici6n, que estatarea (y su analisis) se haya efectuado previamente.La acci6n humana se ocupa de ambos temas —deidentificar la estructura pertinente de fines y mediosy de perseguir la mayor eficacia- como una actividadhumana linica e integrada. Del alcance de nuestrasposibilidades de identificar la estructura de fines ymedios que el Homo agens capta como relevantesdepende nuestra capacidad de analizar su decisi6nen t^rminos de la ortodoxia robbinsiana de distribu-ci6n de recursos y economizaci6n. Pero mientras quecon la noci6n mas estrecha de economicidad no hayexplicaci6n posible de por qu^ se considera decisi-va una estructura particular de fines y medios, y porqu^ ha dejado de serlo, esto es posible en cambio conel concepto mas amplio de acci6n humana, ya quederiva de la tendencia a buscar nuevos fines y des-cubrir recursos hasta ahora desconocidos, tendenciaque forma parte de la dotaci6n del Homo agens.

(Por supuesto, es cierto que la noci6n robbinsianade economicidad puede explicar muy adecuadamen-te la biisqueda deliberada y consciente del costo deinformaci6n. El hombre economizante se puede con-siderar ciertamente como distribuidor de cantidadesestimadas de medios entre diversos proyectos alter-nativos [con potencialidades tambi^n esrimadas].Pero si esta biisqueda se "puede" subsumir dentrodel marco economizante, presupone claramente untrasfondo de fines y medios mas o menos entrevistos.Y la cuesti6n es que la nocidn de economicidad debeexcluir de su esfera la explicaci6n del porqu^ de laimportancia de ese trasfijndo particular).

Ahora bien, por mi parte (y por razones que enbreve se aclararan), califico a ese elemento de pers-picacia hacia posibles fines nuevos y provechososy hacia posibles nuevos recursos disponibles -que,como hemos visto, esta ausente de la noci6n de eco-nomicidad, pero muy presente en la de acci6n huma-na- como el elemento empresarial en la toma de de-cisi6n humana. Es este elemento empresarial el que

hace que la acci6n humana sea algo activo, creador yhumano, en vez de algo pasivo, automatico y mec^-nico'. Una vez que se percibe el elemento empresa-rial en la accion humana ya no se puede interpretarla decisi6n como un mero calculo, algo capaz, enprincipio, de obtenerse por la simple manipulaci6nmecanica de los "datos" o ya totalmente contenidoen estos datos. Nos vemos obligados a reconocer quela decisi6n humana no se puede explicar puramenteen t^rminos de maximizaci6n, de una reacci6n "pa-siva" que toma la forma de adoptar el "mejor" cursode acci6n, segtin lo marcan las circunstancias. Unavez que el tedrico ha identificado las circunstanciasque el que toma la decisi6n creia relevantes, puedeexplicarla, por supuesto, en t^rminos de una optimi-zaci6n derivada del calculo. Pero el reconocimientoexpli'cito del elemento empresarial en la toma de de-cisiones lleva consigo la conciencia de que esta expli-caci6n distributiva es, como maximo, solo parcial; deque esta explicaci6n presupone la capacidad personalde identificar sin ambigliedad una estructura de finesy medios que el sujeto percibia tambi^n claramen-te antes de dicha decisidn, y que la psicologia de latoma de decisiones en aquellas situaciones en las quefalta esa previa percepci6n de una estructura de finesy medios por parte del que toma la decisi6n puedeinvalidar totalmente la explicaci6n distributiva, ex-cepto como artificio heuristico sin pretensiones derealidad.

Pero el reconocimiento del elemento empresarialen la toma de decisiones no solo patentiza el escasorealismo de las explicaciones distributivas de la de-cisi6n humana, sino que abre el camino a fecundasintuiciones a las que de otra manera no se podri'a lie-gar. En particular, la aceptaci6n de este elemento em-presarial puede hacer posible considerar una sucesi6nde decisiones distintas de un mismo individuo comosecuencia I6gicamente unificada, en la que cada deci-si6n se hace comprensible como resultado I6gico dela decisi6n previa. En otras palabras, una vez que per-cibimos la atenci6n que el que ha de tomar decisionespresta a todo nuevo fin posible que merezca la penay a todo medio nuevo disponible, se hace posibleexplicar la pauta de cambio de las decisiones indivi-duales como resultado de un proceso de aprendizajegenerado por su propia estructura de fines y medios.Con las explicaciones puramenre distributivas, no sepuede recurrir a una decisidn previa para explicar lasulteriores, basandose en el aprendizaje; si la pauta defines y medios que adopta el individuo en una deci-si6n posterior difiere de la adoptada anteriormente,lo linico que hay, en este contexto, es una disconti-nuidad. Tal cambio ex6geno simplemente ha barrido

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muna situacion de toma de decisiones reemplazandolapor otra diferente. No existe nada en la formulaciondel punto de vista economizante de la decision quenos diga como, en ausencia de cambios exogenosinexplicados, una pauta de fines y medios pasa a sersustituida por otra. Es preciso tener en cuenta lo quehe caJificado de elemento empresarial, si se quierecomprender que las pautas cambiantes de fines y me-dios en las sucesivas decisiones son posiblemente elresultado de un proceso de experiencia en el que elafan del sujeto por nuevas informaciones genera unasecuencia continuamente cambiante de decisiones^.

3 E L EMPRESARIO EN EL MERCADO

El apartado anterior presenta una nocion de la de-cision individual que destaca la atencion que el serhumano dirige siempre hacia fines potencialmenteprovechosos hasta ahora inadvertidos, asi como ha-cia recursos disponibles potencialmente valiosos aiinsin descubrir. El reconocimiento de este elemento enla toma de decisiones individual, elemento que yahe denominado "empresarial", nos ayudara a com-prender la fimcion del empresario en el mercado ya apreciar que es lo que diferencia el analisis de estafijncion de la de otros participantes.

Hemos visto que cuando el autor de una decision,antes de esta, reconoce claramente una estructura defines y medios que considera importante, podemosexplicar su decision de manera plenamente satisfac-toria como si procediera mecanicamente por simplecalculo a partir de los datos de fines y medios. Enotras palabras, cuando se cree que las circunstanciasde una decision resultan conocidas con certeza por elautor de la misma, podemos "predecir" la forma queesa decision tomara simplemente identificando elcurso de accion optimo en relacion con las circuns-tancias conocidas. Ahora bien, esta interpretacion"mecanica" de la toma de decisiones seri'a totalmenteaceptable en un mundo de conocimiento y predic-cion perfectos. En el no habria ningiin campo para elelemento empresarial. Si cada individuo conoce concerteza lo que va a ocurrir, se pueden explicar entera-mente sus planes en terminos de economicidad, dis-tribucion optima y maximizacion; en otras palabras,se puede demostrar que sus planes, en principio,estan implicitos en los datos que constituyen su co-nocimiento de las circunstancias presentes y fiituraspertinentes a la situacion^. Pero, por supuesto, sabe-mos que los seres humanos no actiian en un mundode conocimiento perfecto, y esto es lo que nos inch-no a insistir en la importancia de la atencion que losindividuos prestan a las nuevas informaciones.

Por tanto, es enteramente apropiado analizar losfenomenos del mercado unicamente en terminos delhombre economizante y maximizador robbinsiano,mientras la teori'a economica se ocupe de un mundode conocimiento perfecto. No hace falta, y en reali-dad no es posible en la teori'a de este tipo de mun-do, introducir la empresarialidad como tal o Uamarla atenci6n hacia ningiin elemento empresarial en latoma de decisiones individual; la hip6tesis del cono-cimiento perfecto elimina automaticamente este ele-mento. El elemento empresarial en la decision indivi-dual aparece solo cuando este supuesto se abandona.Pero cuando trasladamos nuestra atenci6n de unmundo en completo equilibrio, en el que el conoci-miento es perfecto, hacia el mundo en desequilibrio,en el que el conocimiento esta lejos de ser perfecto,ya no podemos conducir nuestras investigaciones ex-clusivamente a traves del analisis de los sujetos rob-binsianos. Entonces se nos plantea la explicacion decomo el proceso del mercado provee de nueva infor-macion a los participantes: como los autores de de-cisiones revisan sus puntos de vista sobre la pauta defines y medios en cada situaci6n. Y aqui es donde, endiversas formas, entra la nocion de empresarialidad.Precisamente, por supuesto, los autores de decisio-nes, los participantes en el mercado, se hacen visiblesno simplemente como el hombre mecanico de tiporobbinsiano que maximiza y economiza, sino comoseres humanos comprometidos en la acci6n humanade tipo Mises, esto es, patentizando lo que yo he lla-mado el elemento empresarial en el individuo autorde decisiones. "En toda economia real y viva todoactor es siempre un empresario""*. El analisis de losprocesos del mercado puede utilizar la idea de quelos participantes no se limitan a reaccionar a los da-tos del mercado dados, sino que ademas exhiben unavigilancia de tipo empresarial frente a los posiblescambios de estos datos, vigilancia que explica el quedichos cambios puedan ocurrir en general.

En segundo lugar (y, para los prop6sitos de estaseccion, mas importanre aun), cuando ampliamosel analisis econ6mico a un mundo de conocimientoimperfecto, se hace posible encontrar lugar para unafuncion economica completamente nueva que, pordefinicion, quedaba excluida del mundo del conoci-miento perfecto. Se hace posible introducir un parti-cipante en el mercado cuyas decisiones no se puedenincluir en la categori'a robbinsiana de economicidad.Podemos ahora introducir en el analisis el artificiode "empresario puro", esto es, un autor de decisio-nes cuyo papel completo surge de su estar alerta alas oportunidades hasta entonces ocultas^ Debemosaclarar y explicar algo este punto.

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El elemento empresarial, como hemos visto, en-cuentra lugar tambi^n en las decisiones de los parti-cipantes en el mercado cuyos papeles "no" dependende la imperfecci6n del conocimiento. Asi, el con-sumidor, al que podemos considerar sin mas comooperando de una forma estrictamente robbinsiana enun ambiente de conocimiento perfecto, comienza aactuar como empresario o bien lo situamos en unaposici6n de conocimiento imperfecto. Similarmente,el propietario de recursos que los vende en el merca-do de factores se puede considerar, en el sistema deinformaci6n imperfecta, como ejerciendo un ciertotipo de empresarialidad, mientras que en el mundoen equilibrio del conocimiento perfecto sus activi-dades se reducirian exclusivamente a la pura econo-micidad. Lo que caracteriza a estos casos es que elautor de decisiones comienza con medios dados (in-gresos en dinero por parte del consumidor, recursosdel propietario). Asi, en estos casos, es posible estu-diar c6mo se pueden explotar de la mejor maneradichos medios para promover los fines del que tomalas decisiones. Dados tales fines, y conociendo concerteza los precios del mercado (de los productos ylos recursos), esta "mejor manera" puede ser en prin-cipio el resultado de un calculo mecanico. Si el autorde decisiones es consciente de la posibilidad de quepuedan existir mejores precios, por ejemplo, en al-giin punto, esta "mejor manera" ya no es puramenteuna cuesti6n de cilculo o economicidad; su determi-naci6n depende tambi^n crucialmente de la calidadempresarial del autor de decisiones: de su tendencia aser sensible a los precios verdaderamente disponiblespara ^1.

La introducci6n del "empresario puro" significa,no obstante, que en nuestro analisis creamos un au-tor de decisiones que comienza sin medios"". Asi, enun mundo de conocimiento perfecto, esto es, en unmundo en el que se han excluido por definici6n lasoportunidades de ganancia no explotadas, este au-tor de decisiones no tiene nada que hacer, no tienecampo para ejercitar una toma de decisiones, del tiporobbinsiano o de otro tipo cualquiera. Sin medios nohay vias de acci6n abiertas. Pero al introducir un au-tor de decisiones sin medios en el analisis del mundosin conocimiento perfecto, la cuesti6n es enteramen-te distinta. Como los participantes en este mercadono son, ni mucho menos, omniscientes, probable-mente existiran en cualquier momento una multitudde oportunidades que aiin no han sido aprovechadas.Los vendedores pueden haber vendido a precios in-feriores que los de hecho posibles (en particular, sepueden haber vendido recursos para la producci6nde productos que los consumidores necesitan con

menor urgencia que otros que habri'an podido pro-ducirse con los mismos recursos). Los compradorespueden haber pagado precios mayo res que los mfni-mos requeridos para obtener lo comprado (especial-mente, los consumidores pueden comprar mercan-ci'as producidas con recursos mas costosos que otrosque podrian servir para el mismo fin). La existenciade estas oportunidades no explotadas abre un campode toma de decisiones que, en principio, no depen-de en absoluto de la economicidad robbinsiana. Loque necesita nuestro autor de decisiones, sin mediospara tomar la decisi6n mejor, es simplemente cono-cer d6nde estan esas oportunidades inexplotadas. Lolinico que requiere es descubrir d6nde han estadopagando demasiado los compradores y d6nde hanestado cobrando demasiado poco los vendedores, ycubrir ese hueco ofreciendo comprar a un precio algomayor y vender a un precio algo menor. El descubri-miento de esas oportunidades sin explotar requiereestar alerta. El calculo no ayuda a nada; ni la econo-micidad ni la optimizaci6n, por si mismas, propor-cionan este conocimiento. Asi, la decisi6n de nuestronuevo autor de decisiones no se puede, en absoluto,"leer" a partir de los datos; no esta implicita en lascircunstancias en que se encuentra colocado.

El artificio anah'tico de hablar en terminos de em-presarios puros permite simplificar la teori'a del mer-cado hasta un punto que no siempre se ha apreciadobien. Una vez que hemos introducido el empresariopuro en nuestro analisis del proceso de mercado, sehace posible hablar de un mercado en el que todos losdemas participantes son hombres econ6micos purosde tipo robbinsiano, sin ningiin elemento empresa-rial. Es posible construir una teori'a del proceso mer-cadol6gico explicando c6mo los precios del mercado,y lo mismo las cantidades y calidades de recursos yproductos, cambian como resultado de la interacci6nde los planes individuals, en la hip6tesis simultdneade que todos los autores de decisiones (excepto losempresarios puros) son simples aceptadores pasivosde precios, que se limitan a una funcidn de optiini-zaci6n sobre la base de los datos supuestos. Todocambio en precio, calidad y cantidad de las materiasusadas y de los productos elaborados se puede expli-car perfectamente refiri^ndolo a la actividad de losempresarios puros, que no contienen en su estructu-ra ningiin elemento de tipo robbinsiano. Un mundoanah'tico en el que no se permite la existencia de laempresarialidad (bien sea en forma de una funci6nespeci'fica en el mercado o bien como un elemento enel conjunto de los que participan en el mercado conotras funciones primarias) no puede explicar mas quela situaci6n de equilibrio; carece completamente de

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la capacidad de explicar como los precios, cantidadesy calidades de los recursos y los productos cambiansistematicamente durante el proceso de mercado.Pero para abordar estos ultimos problemas resultaahora que no es necesario complicar el analisis de lasdecisiones de todos los participantes en el mercadotransformandolos de hombres pasivos, robbinsianosy aceptadores de precios en actores "empresariales"de tipo Mises. Es posible continuar el analisis de lasdecisiones del consumidor y de las decisiones de lospropietarios de recursos exactamente como dichoanalisis procede en un contexto de estricto equilibrio;se puede continuar considerando a estos participan-tes del mercado como reaccionando pasivamente, noya a Ios precios del mercado de equilibrio real, sino alos precios que ellos, tal vez equivocadamente, creenser los del equilibrio. Los errores en la informacionque estos participantes robbinsianos en el mercadocreen ser pertinentes proporcionaran oportunidadesde actividad lucrativa a los empresarios puros. La ac-tividad de estos empresarios puros explicara entoncescomo cambian los precios y las cantidades y calida-des de los recursos y los productos^.

Tampoco necesitamos considerar esta simpli-ficacion de la teori'a de Ios precios -por la que losparticipantes en el mercado se consideran bien seacomo puros sujetos economizantes robbinsianos ocomo puros empresarios (sin posibilidades de unaeconomicidad tipo robbinsiano)- como un mode-lo artificial, que por muy adecuada que pueda sercomo mecanismo heuristico, fracasa a la hora de daruna explicaci6n satisfactoria del mundo real (en quetodos los autores de decisiones estan dotados del ele-mento empresarial, al menos en un cierto grado).Lo que esta simplificacion significa es que, aunquecada uno de los seres humanos actiia de una maneratotalmente integrada, que nosotros podemos anali-zar en dos componentes separados, la economicidadtipo Robbins, por un lado, y el modo de actividadempresarial, por el otro, resulta litil anali'ticamentetratarlo como si representara dos autores de decisio-nes completamente distintos, uno como sujeto eco-n6mico pasivo y otro como empresario puro. (Estono difiere mucho, despues de todo, de lo que ha-cemos cuando discutimos, por ejemplo, "la decisiondel consumidor", aunque sabemos muy bien quemuchas decisiones de comprar bienes de consumoestan motivadas fundamentalmente por el productoro el inversionista. Y lo mismo es cierto cuando anali-zamos la compra de una alfombra para la oficina deun hombre de negocios como componente de unainversion para el negocio y como producto de con-

4 EL PRODUCTOR COMO EMPRESARIO

Esta discusi6n de la empresarialidad y esta explicaci6ndel papel del empresario puro en el analisis del pro-ceso del mercado ayudan a clarificar la naturaleza delpapel del "productor" y hasta qu^ punto este papel seconfunde con el de empresario. Como persona quepone a disposici6n el recurso necesario (por ejemplo,su capacidad de organizar un equipo de producci6nque trabaje eficazmente a partir de una serie de fac-tores no coordinados de producci6n), el productor,en realidad, no es sino un propietario de recursos.E incluso cuando consideramos al productor comoponiendo a disposicion los recursos requeridos pararealizar las transacciones mercadol6gicas necesariaspara allegar los "otros" recursos para el proceso pro-ductivo y lograr que se pueda vender el producto alos consumidores, aun es posible considerarlo solocomo un propietario de recursos. En un mundo deequilibrio aiin estaria presente, colaborando semanatras semana en el traslado de los recursos de las ma-nos de los propietarios a los productos del mercadoque iran a pasar al consumidor.

Pero cuando observamos que el productor com-pra recursos y vende productos es facil comprenderque uno de los puntos de uni6n cruciales del merca-do donde se requiere un empresario puro es precisa-mente este punto de contacto entre el mercado derecursos y el de productos. En otras palabras, mu-chas de las oportunidades inadvertidas de uso maseficiente de los recursos radican probablemente en laimperfecta coordinacion entre las transacciones delmercado de recursos y las del mercado de produc-tos. Los propietarios de recursos pueden venderlosa industrias o productores que elaboran productosque los consumidores necesitan menos urgentemen-te que otros que podrian hacerse con los mismosrecursos. Los compradores pueden adquirir produc-tos elaborados con recursos mas caros que otros quepodrian proporcionar los mismos productos. Estaausencia de coordinaci6n se refleja en las diferenciasde precios, diferencias entre la suma de los preciosen los mercados de recursos de una serie de factorescapaces de producir un producto y el precio de dichoproducto en el mercado de productos. Las oportuni-dades de beneficios a que dan lugar estas diferenciasde precios abren una dimensi6n de actividad empre-sarial pura que necesita del empresario sin que esteaporte ningiin recurso. Esta actividad consistira ex-clusivamente en la compra de recursos y la venta deproductos (suponemos de momento que la produc-cion es instantanea, para evitar la necesidad de dotaral empresario de capital financiero). Aqui es donde

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la tentaci6n de identificar al "productor" con el "em-presario" se hace muy grande. Y desde un punto devista estrictamente formal, no deberia objetarse nadaa esto. Se podria realmente considerar al productorcomo un empresario, pero no debemos olvidar quesi queremos considerarlo como un empresario puro,deberemos librar nuestra noci6n de productor de laresponsabilidad de proporcionar recursos al procesode producci6n. Si nuestro productor ba de ser unempresario puro, lo debemos tomar en cuenta comocontratador de todo el talento necesario para orga-nizar los factores de producci6n en un equipo quetrabaje con eficacia y como comprador de todos losrecursos necesarios para llevar a t^rmino eficazmen-te las transacciones que su calidad de empresario lesugiere.

Esto significa que si deseamos aplicar la teori'a delos precios al mundo de la produccion, las decisionesdel productor se estudian mejor si lo consideramosbajo dos aspectos distintos: el de empresario puroy el de propietario de recursos. Como propietariode recursos consideramos que el productor propor-ciona a la empresa sus servicios directivos o de otrotipo, y como economistas que somos insistimos enreconocer el costo implicito de estos servicios parala empresa'. Pero en cuanto lo consideremos comopropietario de recursos, no es necesario dotarlo deningun elemento empresarial. Podemos considerarlocomo "maximizador" del ingreso procedente de susrecursos, limitandose a aceptar los precios existentes.Ademds, gran parte de lo que ordinariamente se es-tudia bajo el nombre de "teon'a de la producci6n"se puede comprender sin referencia alguna a la em-presarialidad. La elecci6n del conjunto de recursos6ptimos se comprende con mdtodos estrictamenterobbinsianos, puesto que cuando consideramos alproductor como utilizador de recursos, lo vemoscomenzando con unos recursos que debe utilizar dela manera mas efectiva de acuerdo con los m^todostecnol6gicos disponibles.

Pero cuando consideramos al productor en suotro papel, como empresario puro, lo vemos en unaperspectiva totalmente distinta, iniciando su toma dedecisiones sin ningun recurso que aportar al proce-so de producci6n. En este aspecto, lo consideramosantes de obtenerlos recursos con los que elaboraralos productos. Sus decisiones como puro empresariono muestran ninguno de los rasgos de la actividadecon6mica robbinsiana; en este momento no aparecenada a lo que tenga que darle la mejor aplicaci6n.Como puro empresario, lo linico que hace es estaralerta para descubrir las diferencias de precios entrecompras y ventas.

Es importante darse cuenta de que la teon'a tipicade la empresa como maximizadora de beneficios enla teon'a de los precios, especialmente tal y como serefleja en los diagramas babituales, tiende a enmasca-rar completamente esta funcidn puramente empre-sarial del productor. El analisis de la maximizaci6ndel beneficio opera usualmente con funciones de in-gresos y costos conocidos. De becho, estas funcionesse nos muestran muy expli'citamente como curvas enel diagrama. Una vez que suponemos que estas fun-ciones se conocen ya, el resto es "meramente" unacuesti6n de calculo; la decisi6n 6ptima estd ya im-pli'cita en los datos de ingresos y costos. Suponiendoque toda la informaci6n de ingresos y costos la poseeya el productor, hemos, por decirlo asi, puesto ya ensu mano el beneficio maximo que puede conseguir.Por complicado que sea para el no iniciado el pro-cedimiento de determinar la combinaci6n produc-to-precio que produzca un maximo de ganancias, elhecho es que la soluci6n se encuentra ya implicita enlos datos; su descubrimiento no requiere nada queno podamos exigir de un maximizador pasivo de tiporobbinsiano. En la teon'a corriente no se vislumbraningun elemento de empresarialidad'".

Si queremos dirigir nuestra atenci6n al productorcomo empresario no debemos inquirir c6mo se ha dedeterminar la combinaci6n de recursos que propor-cione un costo mi'nimo, ni siquiera qu^ combinaci6nproducto-cantidad-precio se necesita para maximi-zar el beneficio a partir de datos dados de ingresosy costos. Lo que debemos indagar es cuales son lasfunciones de ingresos y de costos (que refiejan nosolo la eficiencia tecnol6gica, sino -lo que aun es masimportante— los juicios pertinentes sobre los preciosde los productos y los recursos) que el empresario-productor estimara importantes para 61 en general.La empresarialidad no consiste en hacerse con un bi-Uete de diez dolares que de pronto se descubre en lamano: consiste en darse cuenta de que esta a nuestroalcance y de que lo podemos atrapar.

5 BENEFICIOS EMPRESARIALES

Un punto importante que emerge de la discusi6nprecedente es que hay que considerar la propiedad yempresarialidad como funciones completamente dis-tintas. Una vez que hemos adoptado el supuesto deconcentrar todos los elementos de la empresarialidaden las manos de los empresarios puros, automdtica-mente hemos excluido al propietario de capital detoda funci6n empresarial. Las decisiones puramenteempresariales estan reservadas por definici6n a losautores de decisiones aunque no poseen nada. Mien-

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tras un individuo sea considerado como propietariode capital, sus decisiones se deberan analizar, si nosavenimos consecuentemente al supuesro anterior, enterminos puramente robbinsianos. (Si al propietariode capital lo consideramos en su funcion empresarial,lo observamos, segiin ya vimos en el caso del produc-tor, como si se "comprara" a sf mismo los serviciosde ese capital). Todo esto resulta extremadamenteimportante en la definicion precisa de los beneficiosempresariales puros y en su separacion analitica deotros ingresos,

Un propietario de capital, como sujeto economi-co robbinsiano, transforma dicho capital de la mejormanera posible, a la luz de los terminos de intercam-bio disponibles en el mercado, en la naturaleza, oen uno y otra, Asf, un trabajador vende su trabajo alos salarios maximos que puede descubrir, y un con-sumidor utiliza su dinero para comprar la cesta deproductos de consumo mas atractiva que pueda en-contrar. La mejora de posicion que resulta de las de-cisiones del propietario se ha obtenido aprovechandolas posibilidades de intercambio del capital inicial-mente posefdo. Algo va al proceso economizante yalgo mas deseable se recibe a cambio.

El empresario puro, en cambio, procede a descu-brir y explotar situaciones en las que puede vender aprecios altos lo que puede comprar a precios bajos. Elbeneficio empresarial puro es la diferencia entre estosdos tipos de precios. No procede del intercambio dealgo que el empresario valora menos por algo que va-lora mas. Procede de haber descubierto vendedores ycompradores de algo por lo que los liltimos pagaranmas de lo que los primeros piden. El descubrimientode una oportunidad de ganancia significa el descu-brimiento de algo que se puede obtener a cambiode nada. No se requiere inversion alguna; se ha dedescubrir que el billete de diez dolares esta a nuestroalcance.

Por supuesto, muchas de las oportunidades hastaahora inadvertidas de beneficio empresarial puedenimplicar procesos que requieren un tiempo prolon-gado. Un recurso que puede producir un productomuy deseado por los consumidores resulta que estaya utilizado en una industria que elabora una mer-cancfa mucho menos valorada.

La diferencia entre el bajo costo del recurso y elelevado ingreso procedente de la mercancfa que di-cho recurso hace posible representa una oportunidadde beneficio. Pero si la produccion de esa mercancfatan valorada supone mucho tiempo, ese alto preciode venta puede no estar disponible en el momentoen que hay que pagar el bajo precio de la compra.La oportunidad de ganancia requiere invertir capital.

Sin embargo, sigue siendo correcto insistir en queel empresario en cuanto tal no necesita inversionesde ningiin tipo. Si el superavit (que representa ladiferencia entre el precio de venta y el de compra)basta para permitir al empresario ofrecer un internssuficientemente atractivo para persuadir a alguien aque le anticipe los fondos necesarios, continiia sien-do cierto que el empresario ha descubierto la manerade obtener un beneficio puro sin necesidad de inver-tir nada. El papel del capitalista, necesario para queresulte posible el beneficio empresarial, en este casode una producci6n que requiere tiempo, recae en lospropietarios de recursos que encuentran los intere-ses suficientemente atractivos como para venderlosbasandose en un convenio que les garantiza ingresossolo despu^s de pasado cierto tiempo. (En una eco-nomfa monetaria la funci6n capitalista no necesitaser cubierta por propietarios de recursos dispuestos aesperar su pago hasta que se haya completado la pro-duccion. Esta funcion puede cumplirse "arrestando"dinero —con el que se pueden pagar los recursos em-pleados-, pero la economfa subyacente a este hechoimplica aiin la "venta" de activo circulante a cambiode la promesa de un ingreso futuro). Y, desde luego,puede ocurrir que el empresario posea recursos (odinero) y encuentre provechoso financiar sus opera-ciones. En otras palabras, el mismo individuo puedeser empresario y capitalista, de la misma forma que elmismo individuo puede ser empresario y propietariode recursos. (Como hemos visto, la funci6n capita-lista se puede considerar, en un sentido importante,como una clase especial de funci6n de propietario derecursos). El punto importante es que, analfticamen-te, la funcion puramente empresarial no se identifi-ca con la del capitalista, incluso en un mundo en elque, al ser casi todos los procesos de produccidn maso menos largos, las oportunidades empresariales debeneficio requieren por lo general algiin capital. Ladistincion entre beneficios empresariales puros e in-tereses puros esta ya bien establecida en la teorfa eco-nomica; lo linico que he intentado mostrar aqui escomo esta distincion surge con excepcional claridaddel marco sistematico desarrollado en este capftulo.

Aunque he insistido en que las ganancias pura-mente empresariales las recogen los empresarios ynunca los propietarios, quiza sea necesaria una obser-vacion aclaratoria para evitar malas interpretaciones.Supongase que un empresario compra algo en unafecha dada (digamos un servicio) para venderlo (elloo el producto resultante) a un precio mayor algiintiempo despues. Ahora bien, en el momento de laventa, es decir, en un momento posterior, la transac-cion puede considerarse linicamente como la venta

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de algo que ya se posei'a. Si se calculan los beneficiosobtenidos de esta operaci6n (sustrayendo del precioactual de venta el que se pag6 antes), pudiera parecerque estas ganancias las ha conseguido un propietarioa trav^s de una venta provechosa. Pero, debo insistir,este no es el caso. Cuando queremos tomar en con-sideraci6n la operaci6n como empresarial debemosfijarnos en Ia decisi6n empresarial responsable dedicha operaci6n. La decisi6n se hizo antes del origi-nario acto de compras de hecho; era una decisi6n decomprar para vender despuds. Si nos preguntamoscuJll ha sido el resultado de esa decisi6n, podemosdesde luego contestar que al final de la operaci6n s^ha hecho evidente que la decisi6n empresarial origi-nal fue beneficiosa. El excedente del precio de ventasobre el de compra es desde luego un beneficio purosi se relaciona con la decisi6n empresarial primitiva.Este excedente, sin embargo, no se puede conside-rar como beneficio empresarial si limitamos nuestraatenci6n unicamente a la ultima decisi6n, la de ven-der en la fecha posterior. En el momento de la ventael propietario-empresario es libre de abandonar elplan empresarial que primitivamente estructur6, querequen'a vender en este momento. Su decisi6n finalde vender, por tanto, se hace completamente inde-pendiente del plan original de vender. Esta ultimadecisi6n es la de un propietario. Si indagamos acercade esta decisi6n (mientras sigamos en el supuesto declasificar las decisiones en puramente empresarialeso puramente robbinsianas), no podemos relacionarlacon un beneficio empresarial. Se trata simplementede la decisidn de un propietario de vender al pre-cio de mercado. Solo cuando relacionamos toda lasecuencia de compra y venta con el plan primitivoempresarial podemos hablar de beneficio. Asi resul-ta que la venta final en esta operacion ha producidoun beneficio empresarial si la referimos a la decisi6noriginal de tipo empresarial, aunque la ganancia se laembolse un propietario. Es, pues, claro que al insistiren la idea de que el beneficio empresarial nunca loobtienen los propietarios, insistimos al mismo tiem-po en que, cuando la percepci6n de cierta cantidadde dinero se describe como una ganancia de purobeneficio, esto no significa que ese mismo ingresono pueda considerarse al mismo tiempo, y con lamisma correcci6n, como otra cosa. En otras pala-bras, la caracterizaci6n te6rica correcta de un ingresoconcreto depende del tipo de decisi6n responsabledel mismo. Y cuando, como ocurre frecuentemente,un ingreso particular es consecuencia de mas de unadecisi6n, cada una de las cuales se requen'a antes deque dicho ingreso pudiera materializarse, el caracterecon6mico del ingreso depende de la decisi6n a que

nos refiramos. Asi, en nuestro ejemplo, el excedenteproducido por la venta final sobre la compra origi-nal puede contemplarse como el resultado feliz deuna primitiva decision empresarial; como tal, es unbeneficio puro. Por otra parte, todo el ingreso perci-bido por esta venta final ha resultado de la decisi6nfinal de vender (y esta decisi6n final, aunque planea-da en el momento de la decisi6n original, no estabaen absoluto asegurada hasta que se hizo de verdad);como tal, este ingreso es simplemente el producto dela venta de un capital, y ninguna parte de 1 se puedeconsiderar como beneficio puro. En todo momentosolo se pueden calificar de beneficios empresarialeslos que se relacionan con una decisi6n puramenteempresarial. Asi, el hecho de que este ingreso se loembolse un propietario e incluso pueda ser consi-derado, en una perspectiva distinta, como la conse-cuencia de la decisi6n de un propietario, no debilitanen absoluto nuestra insistencia de que lo que se con-sidera ganancia empresarial nunca se puede relacio-nar con el ejercicio de la funci6n de propiedad. Todoesto nos ayudara cuando examinemos la naturalezade la empresa y su relaci6n con el empresario.

6 EMPRESARIALIDAD, PROPIEDAD Y EMPRESA

La "empresa" se ha convertido en un tdrmino estan-dar tanto en la teon'a pura de los precios como en laaplicada. Una parte importante de la teon'a de losprecios, de hecho, se presenta a menudo bajo el ti'tu-lo de "teori'a de la empresa". La postura que habitual-mente se adopta es que uno de los puntos importan-tes de toma de decisiones en la economi'a de mercadoesta en "la empresa" y que una parte importante dela teon'a microecon6mica deberi'a dedicarse a investi-gar exactamente quidn, dentro de "la empresa", tomadecisiones y qu^ tipo de consideraciones se tienen encuenta al tomar dichas decisiones. Desde este puntode vista es como se estudian problemas tales como elefecto de la "separacion de la propiedad y el control"en las decisiones de la empresa colectiva.

Sin embargo, la verdad es que en el andlisis la em-presa deberia reconocerse como una entidad com-pleja. Como Papandreou ha senalado, la empresaemerge solo cuando "los propietarios de serviciosproductivos los venden a un empresario"". La em-presa, entonces, no es en absoluto lo mismo que elempresario puro. Es lo que resulta despu^s de queel empresario ha Uevado a t^rmino cierta toma dedecisi6n empresarial, especi'ficamente la compra dedeterminados recursos. Una vez que el empresarioha adquirido algunos de los recursos necesarios paraproducir determinado tipo de mercanci'as esti ya, por

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asi decirlo, en el negocio. Se ha comprometido (hastaun grado que depende de la especificidad y movili-dad de los recursos adquirido) en una rama particu-lar de la industria, y puede ahora, adquiriendo losrecursos adicionales necesarios, aprovecharse de suscompras previas. Este empresario ya no es simple-mente un empresario puro; se ha convertido, comoresultado de decisiones empresariales anteriores, enpropietario de recursos.

Asi, cuando en la teoria convencional de los pre-cios se hacen afirmaciones sobre las decisiones deltipo de maximizacion de beneficios de la empresa,no podemos perder de vista la complejidad de la si-tuacion. La nocion de beneficio empresarial puederesultar aqui simplemente secundaria. Aun cuandodecimos que la empresa pretende maximizar sus ga-nancias, queremos significar que el empresario quela dirige intenta maximizar sus beneficios, debemoscomprender que en tanto el empresario es dueno dela compania (y por tanto ya no es simplemente unempresario "puro"), lo que intenta maximizar puedemuy bien no ser la ganancia empresarial, sino masbien las cuasi rentas derivadas de la propiedad de losrecursos adquiridos. Cierto que, cuando relaciona-mos los beneficios de la empresa con las decisionesempresariales previas de comprar los recursos ini-ciales necesarios para poner en marcha la empresa,debemos reconocer que, en tanto el fiujo de cuasirentas (descontadas y sumadas a la fecha de las com-pras originates como es debido) excede de los costosde compra, existen unos beneficios empresariales. Y,ademas, en su continuada operacion del negocio, elempresario-propietario puede explotar oportunida-des de desarrollo de los recursos de la empresa enoperaciones excepcionalmente lucrativas. (En estoscasos el empresario que posee la empresa, gracias a superspicacia empresarial, ha descubierto maneras dedesarrollar los recursos de la empresa para producirun excedente puro de ingresos por encima del valorde mercado de los recursos adquiridos, incluyendoel valor de mercado de las cuasi rentas derivadas delos recursos adquiridos de la empresa. Asf, lo vemoscomo un empresario puro "que compra" los recursosiniciales de la empresa [a su valor bajo de mercado]y los convierte en algo lucrativo a traves de opera-ciones que otras empresas no han captado aiin comoapetecibles). Estos ultimos beneficios, hay que insis-tir en ello, no llegan al empresario en su calidad depropietario de la empresa. Podri'a obtener los mismosbeneficios contratando (al precio bajo de mercado)el complejo de recursos que constituyen la empresade otra persona y procediendo luego a desplegar esosrecursos en las nuevas operaciones lucrativas que ha

descubierto (alquilando aquellos recursos adicionalesque pudieran serie precisos)'^.

Hemos notado ya'^ que la teoria convencionalde la empresa tiende a enmascarar el elemento pu-ramente empresarial en la toma de decisiones de losproductores. Sin embargo, el hecho de que se supon-ga que la empresa toma decisiones que maximizanlos "beneficios" tiende a fomentar el error de queen realidad en el centro de la teoria de la empresa seencuentra la empresarialidad. Por otra parte, se hapuesto de moda identificar el impulso de maximizarlas ganancias no con la empresarialidad, sino con lapropiedad'''. De hecho, probablemente la critica masseria formulada contra la teoria de los precios en ge-neral por sus detractores consiste en la acusaci6n deque las realidades institucionales de la empresa co-lectiva moderna hacen irrelevante la suposici6n de lamaximizacion de beneficios, ya que la propiedad (a lacual se atribuye exclusivamente el incentivo de maxi-mizarlas ganancias) se encuentra en la actualidad se-parada de la empresarialidad (considerada vagamentecomo el foco de control que rige las operaciones lu-crativas de la empresa). Todo esto es un refiejo de lasconfiisiones que ahora nos disponemos a disipar.

7 PROPIEDAD, EMPRESARIALIDAD Y EMPRESA

COUECTrVA

En la extensa literatura que sostiene la teoria ortodoxade los precios sobre la base del predominio actual dela empresa colectiva apenas se ha hecho un esfiierzoserio para "ubicarla" en las categorias fundamentalesde la teoria. Esta discusi6n de la empresarialidad ysu relacion con la propiedad en la empresa puede re-sultar litil. Limitandonos a lo esencial, la empresa espropiedad nominal de sus accionistas, quienes con-tratan a unos gerentes para dirigir el negocio. Pres-cindamos del revestimiento legal e identifiquemos a)los capitalistas y b) los empresarios como categoriaseconomicas.

Aparte de los tenedores de bonos, que son cla-ramente capitalistas, se reconoce que tambien loson los accionistas. Sin prejuzgar en este momentola cuestion de si los accionistas deben considerarseempresarios, resulta claro que cuando un accionistacompra una acci6n recientemente emitida propor-ciona capital a la empresa. (Si deseamos conside-rarlo tambien como empresario habremos de mirarla cuesti6n como si el hubiera tomado prestado elcapital de si mismo). El hecho de que el accionistasea dueno parcial de la empresa no afecta a lo queacabamos de decir. Esta en la posicidn de una per-sona que ha tomado prestado capital de si mismo

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para comprar recursos; es propietario de los recursos,pero, pese a ello, es tambien un capitalista, ya que ha"prestado" el capital invertido.

Cuando un accionista recibe "beneficios", a vecesse lo describe como un "propietario" que recibe "sus"ganancias empresariales. Pero, por supuesto, la pro-piedad no tiene nada que ver con los beneficios em-presariales. En tanto se considere al accionista comoun capitalista, lo que recibe es interns implicito; entanto se lo considere como propietario, lo que recibees cuasi renta. Si el accionista es un empresario, cual-quier ganancia empresarial que pueda descubrirse nopodra adscribirse ni a su funci6n de capitalista ni a sufunci6n de propietario.

Algo de esto percibi6, de una manera no entera-mente satisfactoria, R. A. Gordon en su trabajo pu-blicado en 1936'^. Despues de revisar varias teoriassobre el beneficio empresarial, Gordon las rechazaporque identifican las ganancias empresariales con elingreso procedente de la propiedad. Gordon argu-menta que la consideraci6n del control como algoespecifico en la empresa muestra que la propiedadno tiene por qu^ coincidir con la empresarialidad.Identifica esta con la "fuerza rectora, integradoray creadora de iniciativa" -en una palabra, "el con-trol"— de la produccion. Dado que desde el puntode vista de Gordon el control de la empresa lo ejer-citan los gerentes y no los accionistas, son los pri-meros los verdaderos empresarios, y np los ultimos.El beneficio empresarial debe, por tanto, definirse yexplicarse de una manera tal que no pueda ir a parara los accionistas. Cualquier ingreso residual, no con-tractual de los accionistas, se puede explicar comoa uno le plazca —recompensa por riesgo, resultadode fricci6n, etc.—, pero no se puede considerar comoingreso empresarial.

Lo tratado en este capitulo apoya la conclusi6nde Gordon de que la ganancia empresarial no sedebe considerar como algo que recibe el prcpietarioen cuanto propietario. Pero para nosotros esto se si-gue simplemente de las definiciones de las categoriasanaliticas pertinentes; en manera alguna nos apoya-mos para esta conclusi6n en su definicidn, muy pocosatisfactoria, de la empresarialidad como "control"'o en el supuesto, igualmente dudoso, de que los ac-cionistas de ninguna manera se pueden considerarempresarios. (Por el contrario, en la medida en quelos accionistas promovieron la empresa al comienzo,por lo menos una parte de sus ingresos proceden-tes de la misma deiae indudablemente considerarsecomo ganancias empresariales, cuando se relacionacon las decisiones empresariales originates de iniciarla empresa).

La verdad es que la tentaci6n de definir la em-presarialidad simplemente como control puede serresponsable de algunas de las confusiones acerca dela ubicacion de la empresarialidad en la empresa co-lectiva. La posici6n adoptada es que las actividadesde la compani'a colectiva estan claramente bajo elcontrol de cierto grupo de personas. Dado que unempirismo casual (basado en "evidencias" tales comola asistencia de los accionistas a las asambleas de laempresa, etc.) sugiere que son los gerentes, mas bienque los accionistas, los que "controlan", a ellos seatribuye la empresarialidad. Para nosotros, el simplecontrol no basta en absoluto para determinar la em-presarialidad: al fin y al cabo, el hombre econ6micorobbinsiano puede "controlar" las esferas pertinentesde su toma de decisiones. Tampoco, al idenrificar laempresarialidad "a largo plazo" que puso en marchala empresa, resulta el control actual una condici6nnecesaria para la empresarialidad. Para nosotros lacuestion crucial consiste en saber cual es la personacuya vision y descubrimiento de las oportunidadeshasta ahora inadvertidas es responsable de las deci-siones efectivas de la empresa colectiva. Resulta cla-ramente imposible dar una respuesta a priori a estapregunta, pero una atenta reflexi6n puede clarificarlas alternativas y sefialar algunas de sus implicacio-nes, que a menudo parecen haber sido pasadas poralto. Continuaremos examinando un ejemplo hipo-t^tico sencillo.

8 U N EJEMPLO HIPOT£TICO

Imaginemos una economia en la que el alto preciode la carne hace que la caza, a juicio de A, sea un ne-gocio lucrativo (para lo que se necesita unicamenteun arma y los servicios de un cazador). Supongamosque A decide poner en marcha el negocio de la cazay compra o alquila un arma (al precio de mercadodel momento). Es claro que esta compra es de tipoempresarial. Y si el "beneficio" de una semana, estoes, los ingresos procedentes de la caza durante esa se-mana menos el salario del cazador excede el costo delalquiler del arma, este superavit es desde luego unaganancia empresarial pura atribuible a la compra delarma. Al comprender otras personas los beneficiosque la caza proporciona, surgiran otras "firmas" de-dicadas a la caza, aumentando el costo de las armas ydisniinuyendo el valor de mercado de la carne, hastaque este tipo de beneficio empresarial puro desapa-rezca para las futuras nuevas compafiias. El costosemanal de alquilar un arma, junto con el salario se-manal del cazador, agotaran totalmente los ingresossemanales de la caza.

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Un caso importante es aquel en que A no solose ha anticipado a los otros hombres de negocios alestablecer su empresa de caza, sino que ademas esmas avispado para captar donde estan las mejoresoportunidades de caza, de manera que manda a sucazador a expediciones que producen mayores ingre-sos semanales (que las de otras firmas con cazadoresigualmente habiles). Entonces A obtendra tambienbeneficios empresariales, en que el costo semanal dealquiler de su arma y el salario semanal del cazadorno agotaran los ingresos totales semanales de la caza.

Pero para nuestro proposito lo mas litil sera con-siderar aun otro caso. Supongase que A no es unempresario mas avispado que otras firmas para reco-nocer las mejores oportunidades de expediciones decaza. Supongamos en vez de eso que ha contratadoa un cazador B y que, aunque en el trabajo de cazapara el que lo han contratado B no es mejor que losotros cazadores, resulta ser excepcionalmente avis-pado para captar las posibilidades de expedicionesinusitadamente provechosas. Para B el trabajo queemplea en una expedicion mas valiosa no es mayorque el requerido para una expedicion normal. Asi, supatron A puede encontrar que, despues de deducir(de los ingresos semanales brutos de la caza) el al-quiler semanal del arma y el salario percibido por B,aiin disfruta de un superavit. Este superavit proba-blemente lo describiremos como una ganancia em-presarial, adscripta a la intuicion de A (o a su buenasuerte) para contratar a B en vez de a otros cazadores.De hecho, parece casi natural considerar la habilidadpara cazar como algo inseparable del olfato por losmeritos relativos de diferentes alternativas de caza:describir a B simplemente como un cazador mejory predecir que el precio del mercado para los servi-cios de B, como resultado de la competencia entrepatronos, ira aumentando hasta que el superavit deA desaparezca. Pero continuemos un momento conla nocion de que podemos dividir las habilidades deB en dos partes distintas: la capacidad de utilizar unarma cuando debe disparar (en la que no es superiora otros cazadores) y la habilidad para captar lugaresinsospechadamente buenos de caza (en lo que superaa otros). Entonces podemos preguntar para que hasido contratado B, exactamente, al sueldo normal deun cazador. Si a B se lo ha contratado solo para dis-parar cuando se le manda, por supuesto B no tendrala oportunidad de ejercitar su segunda habilidad, supatrono no percibira beneficios y su salario no au-mentara. Si a B se le dice que puede disparar dondequiera, pero sin hacer recaer sobre el la responsabi-lidad de descubrir el mejor sitio para cazar, solo porsuerte producira B mayores ingresos de la caza que

otros. Si a B se lo contrata para disparar donde 1 creaque es mejor, entonces estamos tentados de decir quea B se lo contrata para ejercitar ambas habilidades,aunque, como resultado de un desconocimiento ge-neral del mercado acerca de su segunda habilidadespecial, su salario no es mayor que el que se pagaa otros cazadores que solo tienen el primer tipo dehabilidad. Asi, una vez mas parece que deberiamosesperar que la competencia entre los patronos intere-sados en hacer uso de ambas habilidades de B tende-ra a aumentar su salario total. Pero antes de aceptaresto sin critica, hagamos una pausa y analicemos elcaso que tenemos entre manos.

El meollo del asunto esta en c\u6 punto podemosdescribir a un patrono A como alquilando la capa-cidad de B para descubrir las oportunidades hastaahora inadvertidas de expediciones de caza inusitada-mente provechosas. Supongase por un momento queaceptamos esta descripcion como valida. Esto querriadecir que, a cambio de un salario fijo, B se ha com-prometido a aplicar sus excepcionales habilidades (encuanto a perspicacia) a los fines de A. Si B cumplefielmente su parte en el trato, podriamos decir contodo rigor que A tambien posee mayor capacidad decaptacion de las posibilidades excepcionales de caza(puesto que, despues de todo, fue A quien estuvo losuficientemente avispado para asegurarse los serviciosde B para sus propios fines). Podemos esperar que lacompetencia jmitara gradualmente a A, y en ultimotermino incrementara el salario de B, eliminando elbeneficio de A. Al mismo tiempo, podemos pregun-tamos por que, suponiendo que B sabe que es mejor(en cuanto a su capacidad de captar posibilidades ex-cepcionales de caza), no establece por si mismo supropia compani'a de caza y cosecha los beneficios em-presariales por Sl mismo. La respuesta a esta cuesti6ndebe, en nuestros supuestos, ser que cualquiera quesea la perspicacia de B, por una u otra raz6n no es detipo empresarial; esto es, la capacidad de B para des-cubrir las mejores oportunidades le basta para vendersus servicios a cambio de un salario, pero no resultasuficientemente convincente para 6\ mismo hasta elpunto de impulsarlo a buscar las ganancias que creepercibir. Si esta respuesta es correcta, nuestra conclu-sion debe ser que solo A ha demostrado poseer unaviveza superior hacia las posibilidades excepcionalesde caza, que es la que hace al empresario. A es el uni-co empresario en esta firma; B ejercita habilidadesde distintos tipos: es un cazador mejor gracias a esashabilidades, pero no es un empresario.

Pero, ^y si B no cumple fielmente su parte en eltrato? ^,Que ocurre si B descubre campo para ex-plotar de alguna manera su mayor intuici6n hacia

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las posibilidades de caza para su personal enriqueci-miento? ^Qu^ pasa si la ^tica (o la falta de dtica) de Blo impulsa a enriquecerse 6\ en vez de a su patrono,a cosechar prestigio para sf, a proporcionarse como-didades (tanto en casa como en el trabajo) en vez deaumentar las ganancias de su patrono? ^Y qud ocurresi las circunstancias de la situacidn lo incapacitan aA para forzar a B a cumplir Helmente lo acordado (oincluso a detectar que no lo esta cumpliendo)? Aquf,A no tiene ninguna ganancia empresarial de las ha-bilidades superiores de B, no ha sido capaz de conse-guir que B las utilice para sus propios fines. En esteaspecto, A ciertamente no ha demostrado capacidadempresarial: no ha encontrado la manera de hacertrabajar su arma de manera superior a los metodosutilizados por otras Hrmas. A no ha tenido ^xito alcontratar la habilidad especial de B. Y, desde luego,en este caso, no tenemos ninguna razdn para pre-guntarnos por qu^ B no establece su propia Hrmay cosecha las ganancias empresariales de su propiacapacidad para sf mismo. En realidad, las esta yacosechando al hacer uso del arma de A de la mejormanera posible (como se refleja en la conformidaddel consumidor de pagar mayores ingresos), preci-samente en el sitio donde esta. De hecho, si lo haceasf. B ciertamente esta actuando de una manera em-presarial en su puesto actual. El que sus acciones eneste sentido no sean ^ticas a la luz de su acuerdo conA puede ser una cuestidn importante. Pero si la con-ciencia de B no lo inquieta y si A no puede interferir,la sittiacidn es tal como la hemos descripto. A, quetuvo una actuacidn empresarial al asegurarse el armaal comienzo, se limita ahora a hacerla trabajar de lamejor manera que puede (que es contratar a un ca-zador estandar a un salario estandar); sus decisionesactuales diarias (continuar el contrato con B) no leproporcionan ninguna ganancia empresarial. B, quesabe cdmo hacer trabajar un arma de una manera ex-cepcionalmente valiosa (y desconocida para A y otrascompafifas de caza), encuentra que para cosechar losbeneficios empresariales que percibe, que estan ahfpara quien los tome, no es necesario que alquile unarma y ponga en marcha su propia compafifa. Pue-de hacerse con esos beneficios alquilandose comocazador, a salarios normales, proporcionando a supatrono unos ingresos semanales de caza normales yembolsandose los ingresos adicionales que 6\ solo escapaz de asegurarse con un arma.

Pese a todo, cabe una competencia empresarial,hiciera lo que hiciera B. Otros se enterarfan de lasoportunidades que B conocid primero, y el precio demercado de las armas y de la carne o de ambas se al-terari'a hasta eliminar la ganancia empresarial. Lo que

ha demostrado nuestro ejemplo es que si B posee unacapacidad excepcional de perspicacia, se pueden dardos tipos de situaciones (pero nunca las dos). O bienA tiene exito al contratar esta capacidad de B —encuyo caso A es el linico empresario y la capacidad deB no es empresarial-, o A no tiene ^xito al alquilaresas dotes de B, y el mismo B aprovecha las oportu-nidades que percibe, en cuyo caso la capacidad de Bes desde luego empresarial, y A no es en absoluto unempresario en relacidn con dicha capacidad de B. Entodos estos casos, los beneficios van al empresario. SiA obtiene los beneficios, actila como empresario, nocomo un simple propietario. Si B es el que los consi-gue, actiia como un empresario para sf mismo, y nocomo un simple contratado.

Este ejemplo ha mostrado, ademas, que el ejer-cicio puro de la empresarialidad no implica nece-sariamente la compra de todos los factores de pro-duccidn. El empresario (B) puede adquirir un factorde produccidn (por ejemplo, el trabajo), venderlo aotro empresario (A), que ha adquirido un segundofactor de produccidn (digamos, un arma), y encon-trarse asf en posicidn de cosechar las ganancias quepercibe como posibies (haciendo uso del complejode recursos de una manera que otros no han perci-bido). Si las armas no las monopoliza la empresa deA, los beneficios de B, en ultimo tdrmino quedaranerosionados por la competencia. (Incluso si la firmade A monopoliza las armas, las ganancias de B dismi-nuiran al adquirir otros empresarios el factor trabajoy competir con la compafifa A por el trabajo de B.La empresarialidad pura, por definicidn, nunca estamonopolizada). Apliquemos ahora las ensefianzas deeste ejemplo a la empresa colectiva.

9 O T R A VEZ LA EMPRESA COLECTrVA

El ejemplo nos ha mostrado que si el ambiente insti-tucional de la empresa colectiva es tal que los geren-tes, al controlar las operaciones de la firma, puedenobtener un beneficio privado para sf mismos, pode-mos desde luego atribuirles la calidad empresarial, noen el sentido de "control", sino en el sentido de queemplean los recursos en oportunidades mejores (y"provechosas") aiin inobservadas por otros. Nada su-giere en este ejemplo que tal necesidad presente unadivergencia seria frente al esquema de la economfa dela empresa privada adoptado por la teorfa ortodoxade los precios.

Quiza el observador superficial no pueda iden-tificar facilmente, dentro de la compleja empresacolectiva, los elementos que corresponden a las sen-cillas categorfas utilizadas en la teorfa de los precios.

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con su simplificada visidn de la empresa que tiendea la maximizacidn del beneficio. Pero ya hemos vistoque, por muy complicada que pueda ser la empresacolectiva, por muy complejos que sean los aspectos"poli'ticos", "organizativos" o "socioldgicos" de la re-lacidn accionista-gerente, la presencia de la cualidadempresarial a diversos niveles y, consecuentemente,la obtencidn de beneficios por autores de decisionessuficientemente perspicaces, se puede discernir sindificultad. Nada de esto sugiere que, en una eco-nomfa de mercado caracterizada por la existenciade empresas colectivas, las decisiones de utilizar losrecursos resulten de otros motivos que no sean el deemplearlos de la manera mas lucrativa conocida porlos autores de las decisiones'^. Desde luego, si enfo-camos nuestra atencidn hacia la empresa colectivacomo si se tratara de una unidad econdmica simpleintegrada, no observaremos necesariamente que lasdecisiones tomadas en la empresa tiendan siempre amaximizarlos "beneficios" del accionista, pero estono debe inquietarnos. En nuestro ejemplci hipoteti-co de la caza hemos visto que para que B use el armade A de manera que produzca la mayor cantidad yla mejor calidad de carne para los consumidores, nose precisaba en absoluto que las decisiones tomadaspor B estuvieran calculadas para maximizar las ga-nancias de A. Y no hay mas remedio que concederque si la gerencia puede enriquecerse linicamentepor metodos no pecuniarios, no puede admitirse in-discriminadamente la hipdtesis de la maximizacidndel beneficio monetario^^. Pero la proposicidn gene-ral de que el motivo del beneficio domina la tomade decisiones individual en la economfa de merca-do; y especialmente las implicaciones del bienestarpara esta proposicidn, puede ser totalmente validaen una economfa en la que la propiedad de los ac-cionistas y el control de los gerentes estan entera-mente separados".

Quiza se pueda plantear la objecidn de que la ha-bilidad de un gerente para beneficiarse en el curso delas operaciones de la empresa puede muy bien no serexpresidn de una perspicacia empresarial excepcionaipara hacer rendir los recursos de la compafifa de unamanera provechosa a los consumidores. Quiza su ha-bilidad para hacer su agosto consiste simplemente ensu astucia para robar a los accionistas mientras realizasu trabajo a un nivel gerencial ordinario. Quiza lacapacidad de B de enriquecerse utilizando el arma deA no procede de su empleo de dicha arma en oportu-nidades mejores, sino de su capacidad de retener algode los ingresos que una utilizacidn corriente, ordina-ria, del arma podrfa proporcionar. Si esto fuera asf, elarma (y los recursos de la empresa) se utilizarfa de un

manera totalmente en desacuerdo con los supuestosde la maximizacidn de beneficios.

El estudio de nuestro ejempio hipotetico de lacaza nos puede aclarar este punto. Si la propensidnde B a embolsarse una parte de los ingresos de lacompafifa no refieja una superioridad empresarial enel empleo del arma de la empresa, A podrfa descubrirpronto que sus ingresos semanales no bastan paracubrir el saiario estandar de B y el costo semanal es-tandar (impli'cito) del alquiler del arma. En cualquiercaso, pronto se patentizara que la utilidad de B parala firma es menor que la de un cazador con un saiariosimilar y sin las predisposiciones inquietantes de B.No debemos temer (dejando a un lado la etica y laproteccidn policial) que los cazadores con las mismastendencias que B permanezcan mucho tiempo en suspuestos de trabajo. Pero se podrfa objetar, y si el po-der que B, como cazador contratado, posee dentrode la empresa de A es tal que le garantiza su perma-nencia? Y si los accionistas carecen del poder efecti-vo de despedir a la gerencia? Entonces se supone quelas fuerzas competitivas entre los cazadores y entreel personal gerencial, por alguna razdn poco clara,son impotentes para asegurar una toma de decisionesque maximice la ganancia. La validez de esta supo-sicidn es, por supuesto, una cuestidn de hecho detipo institucional, que no se puede decidir medianteun razonamiento a priori. (Si es valida, implica quela mera ocupacidn de un puesto confiere un gradode monopolio a quien Io ocupa). Por otra parte, sieste supuesto es valido, al menos a largo plazo, laspersonas como A sabran que comprando un armay estableciendo una compafifa de caza, uno de losposibles riesgos que se corren es la probabilidad deque los cazadores ejerzan habitualmente este tipo depirateri'a. Si a la luz de este costo conocido de hacernegocio formando una compafii'a, A persiste en ha-cerlo, debemos concluir que a su juicio empresarialdicho costo merece la pena.

Resumamos. Nuestro objetivo mas importante hasido poner en entredicho la conciusidn habitual deque cuando los gerentes de las compafifas pueden be-neficiarse a expensas de los accionistas, las decisionestomadas violan el supuesto de maximizacidn de be-neficios, base de la teorfa de los precios. Hemos vistoque los gerentes son los verdaderos empresarios soloen cuanto las oportunidades empresariales de bene-ficio personal existen de hecho, y que cuando dichasoportunidades se aprovechan, esto esta totalmentede acuerdo con la exposicidn razonada del caractermaximizador de beneficios del sistema de mercado.(Y, por otra parte, si las oportunidades de gananciapersonal no son empresariales, ya hemos visto que

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las fuerzas competitivas, a corto o a largo plazo, o enambos casos, con seguridad garantizaran la tendenciauniversal a disponer los recursos productivos de lamanera mas efectiva que los empresarios conocen).

10 EMPRESARIALIDAD Y CONOCIMIENTO

Parece conveniente hacer algunas observaciones paracalificar la relacidn entre la nocidn de perspicaciaempresarial desarroUada y la idea alternativa de quela empresarialidad pura supone una mayor facilidadde informacidn. Es tentador concebir al empresariocomo una persona que simplemente, conoce mejorque otros ddnde se pueden comprar los recursos masbaratos, ddnde se pueden vender los productos aprecios mayores, cuales seran las innovaciones tec-noldgicas o de otro tipo mas provechosas, qu^ bienesaumentaran probablemente mas el valor, etc. Explo-tando este mayor conocimiento, el empresario obtie-ne determinados beneficios. En esta interpretacidn,el beneficio empresarial (y el campo para la tomaempresarial de decisiones en general) desaparece enel mercado en situacidn de equilibrio en general, yaque el supuesto del conocimiento perfecto, asociadocon el estado de equilibrio general, elimina toda po-sibilidad de conocimiento mayor.

La dificultad de concebir la empresarialidad enterminos de un mayor conocimiento surge de la ne-cesidad de distinguir cuidadosamente entre empresa-rialidad y factores de produccidn. La indagacidn deesta evasiva categorfa analftica de la empresarialidadparte de la idea de que una explicacidn del fendmenomercadoldgico del beneficio puro implica un papelen el mercado que no se puede reducir simplementea un tipo especial de factor de produccidn. El cono-cimiento, o al menos los servicios de las personas quelo poseen, puede, despuds de todo, contratarse en elmercado de factores. El trabajador mas habil tiende aconseguir salarios mayores en el mercado de trabajo,y el individuo mejor informado tiende a obtenerlosen el mercado de servicios de asesoramiento y geren-cia. Si henios de defender la postura de que la empre-sarialidad representa algo que no puede ser tratadosimplemente como un factor de produccidn, no bas-tard con definirla en terminos de conocimiento^".

Sin embargo, no podemos negar que las oportu-nidades de beneficio empresarial puro se originan enla imperfeccidn del conocimiento por parte de losparticipantes en el mercado; que estas oportunidadeslas puede captar cualquiera que descubra su existen-cia antes que lo hagan los otros y que el proceso deobtencidn de estos beneficios es, al mismo tiempo,un proceso de correccidn de la ignorancia merca-

doldgica. Si todos los participantes en el mercadofueran omniscientes, los precios de los productos ylos de los factores deben'an estar en todo momentomutua y completamente ajustados, sin dejar ningiinespacio para el beneficio; resultari'a inimaginable quehubiera quedado sin explotar una oportunidad parael desarrollo provechoso de los recursos, bien a trav( sde cierta tecnologi'a o mediante la satisfaccidn de undeseo de los consumidores. Solo la introduccidn dela ignorancia abre la posibilidad de que existan esasoportunidades sin explotar (y las correspondientesoportunidades de beneficios puros), asf como la po-sibilidad de que el primero en descubrir el verdaderoestado de cosas obtenga los beneficios de 6\ deriva-dos, innovando, cambiando y creando.

Pero, por muy estrechamente que el elemento deconocimiento est^ ligado a la posibilidad de obtenerbeneficios puros, la nocidn evasiva de empresarialidadno esta, como hemos visto, limitada a la mera pose-sidn de mayor conocimiento sobre las oportunidadesdel mercado. El aspecto del conocimiento realmenteimportante para la cuestidn de la empresarialidad noes tanto el conocimiento sustantivo de los datos delmercado como la perspicacia, el "conocimiento" deddnde encontrar esos datos. Si se supone que el co-nocimiento de los datos del mercado se posee ya conabsoluta certeza, entonces queda eliminada, como yadijimos antes^', la oportunidad de ulteriores tomasde decisiones empresariales (distintas de las robbin-sianas). A la inversa, hemos visto tambien ya que elconocimiento de las oportunidades que se tiene sinla certeza necesaria para hacerse con ellas requiereun nivel diferente y adicional de empresarialidad ca-paz de explotar este conocimiento, y aquf el conoci-miento inseguro constituye un factor de produccidncontratado, y la funcidn empresarial corre a cargode alguien que tiene confianza suficiente en que esteconocimiento contratado es realmente capaz de ase-gurar ganancias.

Por eso, en este libro hablo del elemento esencial-mente empresarial en la accidn humana en tdrminosde perspicacia ante la informacidn, en vez de refe-rirme a la posesidn de la misma. El empresario es lapersona que contrata los servicios de los factores deproduccidn. Entre estos factores pueden encontrarsepersonas con un conocimiento superior de la infor-macidn de mercado, pero el hecho mismo de queestos posesores de informacidn contratados no hayanexplotado por sf mismos sus posibilidades muestraque, en ultima instancia, no son ellos los que poseenel conocimiento, sino el que los contrata. Es este til-timo el que "sabe" a qui^n contratar, "sabe" ddndeencontrar las personas que disponen de la informa-

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cidn de mercado requerida para localizarlas oportu-nidades de beneficio. Aunque el mismo no posea losdatos conocidos por aquellos a quienes contrata, elempresario contratante "conoce", a pesar de todo,esos hechos, en el sentido de que su perspicacia -sutendencia a conocer ddnde debe buscar informa-cidn— domina el curso de los acontecimientos.

En ultimo termino, por tanto, el tipo de "conoci-miento" que se requiere para la empresarialidad es el"saber ddnde buscar el conocimiento" y no el simpleconocimiento de la informacidn esencial del merca-do. La palabra que capta mejor este tipo de "conoci-miento" puede ser el termino perspicacia {alertness).Es cierto que esta cualidad tambien puede contratar-se; pero una persona que toma a un empleado perspi-caz para descubrir las posibilidades de conocimientomuestra una perspicacia aun mayor. El conocimientoempresarial se puede describir como el "tipo mas altode conocimiento", el ultimo conocimiento necesa-rio para hacer uso de la informacidn disponible yaposefda (o que puede ser descubierta). Una relacidnsimilar se puede observar en conexidn con la opera-cidn misma de contratar La decisidn de contratar unfactor de produccidn no es necesariamente empre-sarial; despues de todo, un jefe de personal puedehaber sido contratado especfficamente a causa de sutalento a la hora de decidir a quien debe contratar laempresa. Pero cuando un factor de produccidn tomadecisiones de contratacidn, esto implica que dichofactor de produccidn fue contratado por alguien que,a su vez, tomd una decisidn de contratar, etc. La de-cisidn empresarial de contratacidn es, asf, la mas altadecisidn de este tipo, responsable, en ultimo termino,de todos los factores que, directa o indirectamente,quedan contratados para su proyecto'^^. Exactamentede la misma manera, la perspicacia del empresario esun tipo abstracto, muy general y "rarefacto" de cono-cimiento, al que debe atribuirse, a fin de cuentas, eldescubrimiento y la explotacidn de las oportunida-des descubiertas y explotadas directamente por aque-llos que el ha tenido el acierto de contratar directa oindirectamente.

11 EMPRESARIALIDAD Y PROCESO EQUILIBRADOR

En el primer capftulo se afirmd que nuestra insis-tencia en el proceso mercadoldgico en vez de en elequilibrio de mercado, que es lo habitual, procedede la conciencia del papel de la empresarialidad, queen gran parte queda ignorado por las exposicionescontemporaneas de las teori'as de los precios. Por estemotivo, he dado prioridad a la nocidn de empresa-rialidad. Ahora puedo anticipar las discusiones de

capftulos posteriores e indicar brevemente cdmo lafuncidn empresarial, tal y como yo la he desarrolla-do, constituye de hecho el elemento crucial del pro-ceso de mercado.

Un estado de desequilibrio de mercado se ca-racteriza por una ignorancia muy difundida. Losparticipantes en el mercado no son conscientes delas oportunidades reales de intercambio beneficiosodisponibles en el mismo. El resultado de este estadode ignorancia es que innumerables oportunidades sedejan pasar. Para cada producto, para cada recurso, sepierden oportunidades de intercambio mutuamenteprovechoso por parte de los compradores y vendedo-res potenciales. Los vendedores potenciales no se dancuenta de que hay suficientes compradores ansiososa los que podri'a merecer la pena vender. Los presun-tos compradores ignoran la existencia de vendedoressuficientemente deseosos a los que podrfa resultar in-teresante comprar. Se utilizan recursos para fabricarproductos que los consumidores valoran menos, por-que los productores (y los presuntos productores) nosaben que estos recursos pueden producir productosmas necesitados. Se estan fabricando mercanci'as conrecursos muy necesitados para otros productos por-que los productores no se dan cuenta de que otrosrecursos menos necesarios se pueden utilizar para losmismos fines. La funcidn de una teori'a del mercadoes hacer comprensible el curso de los acontecimien-tos puestos en marcha por el estado de desequilibriodel mercado. La cuestidn crucial es la de la naturalezade las fuerzas que originan los cambios en las decisio-nes de compra, venta, produccidn y consumo, cuyoconjunto constituye el mercado. Y aquf es donde lanocidn empresarial resulta indispensable. Mientrasconsideremos a todos los autores de decisiones sola-mente desde el punto de vista robbinsiano, cada unode los cuales selecciona "mecanicamente" lo mejora partir de las alternativas que estima disponibles,nuestra teorfa no podra en absoluto explicar cdmolos planes de ayer han sido reemplazados hoy porotros. Mientras nuestros autores de decisiones conti-niien creyendo que los cursos alternativos de accidndisponibles para ellos en el mercado son tal y comoellos crefan ayer, no podremos (si no recurrimos a loscambios exdgenos de las preferencias o de la disponi-bilidad de recursos) explicar por qud un plan hechohoy difiere del que se hizo ayer. Mientras se crea quelos fines y los medios de hoy son exactamente losmismos de ayer, los autores de decisiones llegaranhoy "automaticamente" a las mismas posiciones dp-timas a que se llegd ayer. Para que un precio cambie,para que un metodo de produccidn o la eleccidn deun producto se altere, debemos suponer que algunos

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autores de decisiones no pretenden ya hoy realizar losplanes que ayer esbozaron. No hay nada en la imagende un mercado de autores de decisiones de tipo pu-ramente robbinsiano —aunque inyectemos dosis muyliberates de ignorancia sobre los fines y medios quese creen pertinentes- que pueda explicar cdmo lasexperiencias mercadoldgicas de ayer han dado lugara cambios en los planes que, a su vez, generan alte-raciones en los precios, en la produccidn o en el usode los recursos.

Para esto es preciso introducir la idea de que loshombres aprenden a partir de su experiencia en elmercado. Es necesario dar por sentado que a partirde los errores que indujeron a los participantes en elmercado a elegir cursos de accidn que no eran los me-jores ayer, se puede esperar el desarrollo de cambiosde expectativas sistematicos sobre los fines y los me-dios, los cuales a su vez engendraran las correspon-dientes alteraciones en los planes. Los hombres, ayer,penetraron en el mercado para llevar a cabo planesque se basaban en sus creencias sobre los fines quemereci'a la pena perseguir y sobre los medios disponi-bles. Estas creencias eran reflejo de expectativas sobrelas decisiones que otros hombres harfan. Los preciosque un participante en el mercado esperaba recibirpor los recursos o productos que iba a vender, y losprecios que crei'a que tendrfa que pagar por los recur-sos o los productos que comprari'a, determinaban, enconjunto, el curso dptimo de la accidn mercadoldgi-ca que iba a emprender. El descubrimiento —durantelas experiencias del mercado vividas ayer, de que losotros participantes en el mercado no tomaban las de-cisiones esperadas- produce cambios en las corres-pondientes expectativas de precids con las que losparticipantes en el mercado inician sus tratos hoy.

Para este proceso de descubrimiento de estructu-ras cambiantes de fines y medios, es preciso intro-ducir algo ajeno al esquema robbinsiano de hombreecondmico. Para los propdsitos del economista, no esnecesario explorar la psicologfa del proceso de apren-dizaje, resultado de las experiencias de mercado enlas que los planes resultaron inviables (o en las quese averigud que, de hecho, existi'an otros cursos deaccidn alternativos preferibles)^^. Es preciso incluirformalmente en nuestra teorfa la idea de que esteproceso de aprendizaje es fiable. Para esto, el recono-cimiento del elemento empresarial en la accidn indi-vidual es completamente adecuado. No bien ensan-chamos nuestra visidn tedrica del autor de decisionesindividual desde el tipo "mecanico" robbinsiano alHomo agens de Mises, con sus dotes universalmentehumanas del elemento empresarial del estar alerta,nos podremos enfrentar con la tarea de explicar los

cambios que las fuerzas mercadoldgicas originan sis-tematicamente.

Y el artificio analftico de concentrar toda la em-presarialidad en el papel de los hipotdticamente pu-ros empresarios nos permite llegar al mismo tipo deexplicacidn. De esta manera, podemos continuartomando en consideracidn un mercado en el quelos consumidores y los propietarios de recursos sonsujetos econdmicos robbinsianos estrictos, simplesaceptadores de precios, y poner sobre los hombrosde los empresarios puros toda la carga de los cambiosde precios y de las alteraciones de los metodos deproduccidn y las variaciones de la calidad y canti-dad de los productos. Como ya hemos visto antes,esto resulta aun mas facil una vez que percibimos elhecho casi inevitable de que el productor juega unpapel empresarial.

Todo esto me lleva a expresar cierto desconciertohacia el papel asignado al empresario en el sistema deSchumpeter. Volveremos un poco mas tarde en estecapi'tulo a la visidn de Schumpeter sobre el empresa-rio, asf como a los puntos de vista de otros autoresbien conocidos sobre esta cuestidn. Baste observaraquf que el empresario de Schumpeter y el que he-mos expuesto nosotros coinciden en muchos puntos,lo cual debe valorarse positivamente. Pero hay unaspecto importante —aunque solo sea una cuestidnde insistencia- en que la exposicidn de Schumpeterdifiere de la mi'a. El empresario de Schumpeter ac-tiia para perturbar una situacidn existente de equi-librio. La actividad empresarial desbarata el cfrculocadencioso. El empresario inicia el cambio y generanuevas oportunidades. Aunque toda explosidn de in-novacidn empresarial lleva en ultimo termino a unanueva situacidn de equilibrio, el empresario, pese aello, se presenta como una fuerza desequilibradora,en vez de equilibradora. El desarrollo econdmico queSchumpeter hace depender totalmente de la empre-sarialidad es "enteramente ajeno a lo que se puedeobservar en [...] la tendencia hacia el equifibrio"^"*.

En contraste con esto, mi concepcidn del empre-sario insiste en los aspectos equilibradores de su fun-cidn. La situacidn sobre la que actiia la veo yo comode desequilibrio inherente en vez de equilibrio, comoun movimiento desordenado de oportunidades decambios ventajosos, mas que como una situacidn deplacida igualdad. Aunque tambien para mf solo me-diante el empresario pueden tener lugar los cambios,considero estos como cambios equilibradores. Paramf, los cambios que el empresario pone en marchason siempre hacia ese hipot^tico estado de equilibrio;son variaciones sugeridas en respuesta a una pautaexistente de decisiones errdneas, pauta caracterizada

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por las oportunidades perdidas. El empresario, creoyo, contribuye al ajuste de estos elementos discordan-tes consecutivos a la ignorancia previa del mercado.

Mi insistencia acerca de esta diferencia entre laexposicidn de Schumpeter y la mfa subraya la crucialimportancia de la empresarialidad en el proceso delmercado. Una exposicidn como la de Schumpeter,que considera la empresarialidad como una fuer-za exdgena que saca a la economfa de un estado deequilibrio (para llegar al final a otro, como resultadode la "imitacidn"), puede facilmente dar la impresidnde que para conseguir el equilibrio, no se requiere enabsoluto, en principio, un papel empresarial. Estapostura puede muy bien, en otras palabras, producirla impresidn equivocada de que el estado de equili-brio se puede establecer por sf mismo sin ayuda deningiin artificio social que desarrolle y ordene las in-formaciones dispersas que fueron motivo de dichoestado^'.

Para apoyar mi punto de vista contrario de quesolo gracias a la empresarialidad se puede (al menosen teorfa, prescindiendo de cambios exdgenos) enultimo termino llegar al equilibrio, creo necesarioUamar la atencidn sobre el empresario como agentede respuesta. No considero al empresario como unafuente de ideas innovadoras ex nihilo, sino como unser alerta a las oportunidades que ya existen y queestan esperando que alguien las descubra. Tambienen el desarrollo econdmico hay que considerar que elempresario responde a las oportunidades y las apro-vecha, en vez de crearlas. Cuando la tecnologi'a ofrecemetodos de produccidn provechosos que requierencapital, en los que el flujo de ahorro basta para pro-porcionar el capital necesario, se necesita el empresa-rio para garantizar que esta innovacidn se introducirade verdad' *'. Sin el empresario, sin la alerta hacia esanueva posibilidad, los beneficios a largo plazo puedenpermanecer desconocidos. Es muy deseable disponerde una pauta de analisis que muestre el proceso mer-cadoldgico en marcha de la misma forma, tanto parauna economfa sencilla, en la que no se realizan planesmultiperiddicos, como para otra compleja en la quese formulan estos planes, que implican el empleo decapital. La existencia del empresario es esencial paraeste proceso. La causa principal de mi oposicidn ala mayorfa de las exposiciones contemporaneas de lateori'a de los precios radica en su fallo para percibiresto. La desdichada insistencia de Schumpeter sobreel empresario como si tendiera a desequilibrar la eco-nomfa contribuye a difundir la creencia, totalmenteerrdnea, de que la empresarialidad es en cierto modosentida innecesaria para comprender cdmo el merca-do tiende a la posicidn de equilibrio^^.

12 LA EMPRESARIALIDAD EN LA LITERATURA

Como antes se hizo notar, una de nuestras quejas so-bre la teorfa contemporanea de los precios procedede su virtual eliminacidn de la empresarialidad. Loque se requiere, como he dicho, es la reformulacidnde la teorfa de los precios para que readmita el papelempresarial en su justa posicidn, como algo crucialpara la operacidn del mercado. Pese a mis crfticas aeste respecto, sin embargo, no quiero decir que elpapel empresarial no haya recibido ninguna aten-cidn en la literatura. Existe, por supuesto, una seriede contribuciones a la teorfa de la empresarialidad ydel beneficio empresarial. Ademas, estas discusionesincluyen algunos de los nombres mas conocidos en elpensamiento econdmico moderno. De vez en cuan-do aun aparecen artfculos en las revistas que tratande uno u otro aspecto el problema. Mi queja no sedirige primariamente a los defectos de esta literatura;lo que lamento sobre todo es que no se reconozca elpapel empresarial como crucial para la determinacidnmercadoldgica del curso de los movimientos de Iosprecios. En este momento parece deseable referirsebrevemente a la literatura sobre el beneficio empresa-rial e indicar las cuestiones en las que mi exposicidndifiere de las distintas corrientes de pensamiento quepueden distinguirse dentro de dicha literatura^^.

Como observacidn preliminar general, merece lapena hacer notar que la preocupacidn principal demuchos de los que han tratado este tema parece ser laexplicacidn del beneficio mas bien que la exposicidndel papel empresarial. La ultima parece que se ha rea-lizado simplemente como un paso mas para llevar acabo la tarea primaria. En mi propio estudio hemosvisto ya que el fendmeno de los beneficios es insepa-rable de la misma posibilidad de empresarialidad engeneral. Pero, sobre todo, creo que hay que desta-car esta funcidn como fuerza motriz del proceso delmercado. Me ocupo del beneficio porque la nocidnde empresarialidad es inseparable de la oportunidadde beneficios. Fue la importancia de la misma la queinspird mi indagacidn, al rev^s de gran parte de laliteratura a la que ahora voy a referirme. Voy a co-mentar brevemente la cuestidn del papel empresarialtal y como se expone: 1) en lo que el profesor Bron-fenbrenner ha llamado la "teorfa del beneficio"^^; 2)en el sistema de Schumpeter, y 3) en la labor del pro-fesor Knight y sus discfpulos. Finalmente, intentardidentificar mi propia exposicidn con la del profesorMises.

1. La teon'a "ingenua" del beneficio considera lasganancias como un pago de la contribucidn empre-sarial a la produccidn. Esta contribucidn, al menos

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en las primeras exposiciones, se considera como ladecisi6n definitiva o la aceptaci6n final de los ries-gos. Dado que esta contribuci6n es esencial para to-dos los procesos de produccidn, el beneficio emergecomo una participaci6n distributiva "normal"; larecompensa por hacerse cargo de la incertidumbrey el riesgo^". Tal y como la ha reformulado Bronfen-brenner, la teoria considera el beneficio "como unacompensaci6n por la serie de incertidumbres quesurge de la falta de un derecho contractual a los in-gresos". Esto "identifica la empresarialidad no con lasresponsabilidades esenciales de innovaci6n o realiza-ci6n, sino exclusivamente con la naturaleza precariade sus derechos legates"^'. De hecho, el que el mer-cado haya de compensar normalmente la funci6n deproveer servicios productivos empresarialmente (estoes, sobre un fundamento no contractual) depende deconsideraciones tales como la posible aversidn a laaceptaci6n de la incertidumbre, razones de impues-tos, ventaja de ser su propio jefe, los placeres de unavida tranquila, etcetera.

Esta claro que la teoria "ingenua" del beneficio,asi como la reformulaci6n que el profesor Bronfen-brenner ha hecho de ella, se ocupan de un aspectodel proceso mercadol6gico completamente distin-to del que yo he tomado en consideraci6n en estecapitulo. Muy bien se podria reservar el termino"empresarialidad" para la funci6n de aceptaci6n dela incertidumbre (o la variante de Bronfenbrenner)e incluso identificar una participaci6n distributivaespecifica como la compensaci6n normal requeridapara conseguir que esa funci6n se realice. No tieneinterns el estar en desacuerdo sobre definiciones, y lasrelaciones econdmicas que la teoria "ingenua" del be-neficio pone de relieve pueden ser importantes. Peromi exposici6n ha mostrado que en el proceso merca-dol6gico existe un elemento -que he preferido llamarempresarialidad- que la teori'a ingenua del beneficiono ha tenido en cuenta; que el funcionamiento delmercado depende casi enteramente de la presenciade este elemento y que a este elemento se asocia lacaptaci6n de oportunidades de ganancia que que-daba sin explicar con la teoria "ingenua". No voy adisculparme por aplicar el termino "empresarialidad"a este elemento; pero si debo distinguir las funcioneste6ricas de mi propia exposici6n de las que otros hanestablecido. Si hacerse cargo de la incertidumbre oproporcionar servicios sobre una base no contractualimplica habitualmente una clara molestia, desde lue-go es litil hacerlo notar e identificar la compensacioncon que el mercado vence la inclinaci6n general ano ocuparse de estos servicios. Pero continiia sien-do necesaria una teoria que reconozca la funci6n de

descubrir las oportunidades inadvertidas de ganan-cia. Quiza sea litil en este momento comentar bre-vemente el papel de la incertidumbre en mi propiaconcepcion de la perspicacia empresarial.

Esta concepci6n de la empresarialidad se basa engran parte en la falta de un conocimiento perfecto.Solo en un mundo en que los hombres cometenerrores (en el sentido de no percibir las mejores opor-tunidades) pueden surgir oportunidades de benefi-cio puro que abren campo a la actividad empresarial.Solo si las oportunidades no resultan inmediatamen-te conocidas puede surgir una funci6n especial paradescubrir nuevas oportunidades. Y, por supuesto, escierto que en ese mundo incluso el empresario aler-ta que descubre lo que parece ser una oportunidadatractiva, puede albergar considerables recelos sobrela operaci6n. Y cuanto ma s tiempo se requiera paraque el desembolso que precisa la operaci6n puedaempezar a producir los ingresos esperados, tantomenos seguro de si mismo estara probablemente elempresario. Asi, la actividad empresarial (tal como sedescribe aqui) implica indudablemente incertidum-bre y aceptaci6n de riesgo^^.

Pero debe quedar claro que la empresarialidad, talcomo la hemos expuesto, no depende en absolutode una actitud especifica hacia la aceptaci6n de laincertidumbre por parte de los autores de las decisio-nes. Aunque estos no demostraran aversi6n ni pre-ferencia hacia la incertidumbre como tal, o fueranenteramente incapaces de reconocer el caracter rela-tivamente precario de las oportunidades de beneficiopercibidas, tendriamos que encontrar en la teoria delproceso mercadol6gico un lugar para el olfato empre-sarial y su efecto sobre la disponibilidad continuadade oportunidades de beneficio puro.

2. En el sistema de Schumpeter la empresariali-dad consiste en la introducci6n de nuevos procesosde producci6n: en la produccidn de nuevos produc-tos o de antiguos productos con nuevas formas. Elinnovador-empresario trastorna el Bujo regular dela produccidn en el mercado creando nuevas cosasy nuevas maneras de hacerlas. Al cumplir este papel,crea al mismo tiempo beneficios para si mismo. Alromper con la actividad rutinaria, el empresario deSchumpeter puede originar temporalmente diferen-cias entre los precios de los recursos y de los produc-tos. La tendencia universal a que "el valor de los me-dios de produccidn originates siga como una sombraal valor del producto"^^ se ve durante un breve pe-riodo desafiada victoriosamente por el pionero osadoque abre nuevos caminos. Mientras los imitadores,una vez mas, no fuerzan los precios y los costos aun mutuo ajuste, el innovador sigue obteniendo sus

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iimibeneficios puros. Quiza uno de los aspectos mas im-

portantes de la exposicion de Schumpeter es su clarademostracion de que el beneficio puro ha de enten-derse como algo totalmente libre de compensacionpor los servicios de cualquier factor de produccion.El beneficio, a diferencia de los pagos por serviciosde factores, no es un "freno a la produccion"^'*; nide el puede decirse, como se dice de los costos de losfactores, "que basta justamente para la cantidad delservicio empresarial que se requiere"^^.

En muchos aspectos, la imagen del empresarioque he intentado delinear muestra muchas semejan-zas con la elaborada por Schumpeter. El innovador deSchumpeter es, despues de todo, el autor de decisio-nes cuyo descubrimiento de nuevas oportunidades leha permitido apartarse de la rutina de las oportuni-dades que todos conocen. La distincion, ampliamen-te tratada por Schumpeter^"", entre la forma en quelos hombres actuan en "el acostumbrado flujo circu-lar", por un lado, y la forma en que actuan cuando"se enfrentan con una nueva tarea", por otro, correparalela a mi propia distincion entre el autor de de-cisiones robbinsiano y la actividad empresarial. Ob-serva Schumpeter que el supuesto de que la conductaes solicita y racional, aunque nunca sea totalmenterealista, es suficientemente valido "siempre que lascosas puedan tener el tiempo suficiente para activarlos procesos logicos de los hombres"^^. Es decir, enla rutina del flujo circular podemos muy bien consi-derar a los autores de decisiones como enteramente"economicos"; pero en contextos de cambio poten-cial, el supuesto de racionalidad resulta muy pocoimportante. Esto se parece bastante a mi propia afir-macion de que, aunque en un mundo de equilibrioy de perfecto conocimiento la conducta robbinsianaofrece una pauta adecuada para comprender las deci-siones que se tomen, la presencia de una informacionimperfecta abre campo a una dimension adicional dela toma de decisiones: el grado en que la decision re-fleja la capacidad de descubrir nuevas oportunidades.Esta' dimension no puede, como hemos visto, adap-tarse a la estructura robbinsiana de fines y medios.Como sefiala Schumpeter, al comparar el ambienteen el que las pautas rutinarias de actividad se vensometidas a cambio con el esquema de flujo circular,"[lo que] era un relato familiar se convierte en unaincognita ^ .

Asimismo, mi empresario y el innovador-empre-sario de Schumpeter tienen en comiin que, al menosen su papel esencialmente empresarial, no proporcio-nan servicios de factores a la produccion; el beneficioque ganan no es una compensacion necesaria paraatraer un recurso preciso al proceso de produccion.

Es totalmente posible llevar a cabo la produccidncon los recursos cuya remuneracidn se ha tomado yacomo costo al calcular las ganancias puras. Lo queofrece el empresario es unicamente la pura decisidnde dirigir estos recursos en el proceso elegido y noen otros.

Sin embargo, mi descripcidn del empresario di-fiere de la de Schumpeter, y el papel empresarial enel sistema de Schumpeter no es identico al que yo heexpuesto. Para mi, la caracteristica importante de laempresarialidad no es tanto la capacidad de apartarsede la rutina como la de percibir nuevas oporttinida-des que otros aiin no han advertido. La empresaria-lidad, para mi, no consiste tanto en la introduccidnde nuevos productos o nuevas tdcnicas de produc-cidn como en la habilidad de ver ddnde los nuevosproductos se han hecho insospechadamente valiosospara los consumidores, y ddnde los nuevos mdtodosde produccidn, sin saberlo los demas, se han hechofactibles. Para mi, la funcidn del empresario consisteno en alterar las curvas de costos o de ingresos^'^, sinoen advertir que, de hecho, han cambiado.

Lo que el empresario hace en el sistema de Schum-peter es trastocar el flujo circular, crear desequilibrioa partir del equilibrio''". Para mi, por el contrario, elpapel empresarial, aunque por supuesto es la fuentedel movimiento dentro del sistema, posee un influ-jo equilibrador; es la sensibilidad empresarial a lasoportunidades inadvertidas lo que crea la tendenciaal flujo circular. Para Schumpeter, la empresarialidadtiene una importancia primordial como motor dearranque del desarrollo econdmico; para mi es im-portante ante todo porque posibilita que el procesomercadoldgico llegue a su termino en todos los casos,con la posibilidad de un desarrollo econdmico vistounicamente como un caso especial'".

3. La teoria del profesor Knight sobre el benefi-cio es muy conocida. Esta surge como resultado delos constantes cambios de los ambientes en que tienelugar la actividad econdmica y la incertidumbre quelos acompana sobre Ios resultados de las alternativasde accidn. El beneficio es el residuo, si lo hay, quequeda al empresario una vez que ha pagado los ingre-sos contractuales acordados por el factor contratado.Se supone que el empresario lleva en ultimo tdrminbel control de la operacidn, como responsable finalde todos los ingresos y todos los gastos, y sujeto, portanto, a la incertidumbre acerca de la cantidad y elsigno de la diferencia entre ambos'*^. Los beneficiosno se entienden como compensacidn por afrontaresta incertidumbre, sino como diferencias inciertasentre el valor previsto de los recursos y su valor ac-

l . Los beneficios percibidos por un empresario

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cualquiera dependen de su propia habilidad y buenasuerte tanto como del nivel general de iniciativa enel mercado''''. Los seguidores de Knight insisten enque el supuesto de la maximizacion del beneficio enla teori'a estatica de la empresa no tiene (pese al papelposiblemente vital que ocupa en este contexto) nadaque ver con los beneficios puros, que son generadosdentro del contexto dinamico por la incertidumbre yel cambio''^ Estos tiltimos "no pueden ser maximiza-dos deliberadamente de antemano"'"'.

El empresario tipo Knight no posee los rasgoscon que yo he dotado al empresario. La misma in-sistencia en la incertidumbre en el sistema de Knightha tendido a enmascarar el hecho de que cuando unempresario inicia una operaci6n claramente arriesga-da, lo hace porque cree que, como saldo final, ofreceuna oportunidad atractiva. El gran interns con que elprofesor Knight considera la cuesti6n de si, ex post,los beneficios sobrepasan las perdidas desvi'a la aten-ci6n del aspecto sumamente importante de que, vistaex ante, toda decisi6n empresarial que se toma mirasolo a los beneficios. Al desviar los ojos de la natura-leza de la actividad empresarial considerada ex ante,rechazamos un instrumento litil para comprenderc6mo se toman las decisiones en el mercado y c6moesas decisiones determinan el curso de los precios. Loque en la exposici6n de Knight no aparece es el papelactivo e investigador de la actividad empresarial. Eltratamiento del beneficio como residuo fracasa a lahora de poner al descubierto que, desde el punto devista del presunto empresario, la oportunidad de be-neficio, con toda su incertidumbre, esta no obstanteahi; que no es algo que puede quedar o no quedaruna vez que las obligaciones contractuales se hancumplido. La conclusi6n de que los beneficios em-presariales no se pueden maximizar por anticipadooculta la busqueda deliberada de las oportunidadesde ganancia que, como hemos visto, constituye laesencia del papel empresarial.

Por otra parte, aunque el tratamiento de Knightdel papel empresarial no es completamente satisfac-torio, SI lo es su consideracidn sobre la ubicaci6n delmismo. Para Knight la empresarialidad consiste enel control y la responsabilidad'''^ (esta ultima debeentenderse en el sentido de "aceptaci6n de la incer-tidumbre"). Ademas, el concepto de Knight de con-trol es muy sofisticado: aparece como ligado siemprea la responsabilidad ultima''^. Asi, el tratamiento deKnight de la empresarialidad en la moderna empresacolectiva no esta en absoluto viciado por esa identi-ficaci6n acri'tica del control empresarial con las ac-tividades de los gerentes que ya rechac^ al referirmeal andlisis que Gordon hace del mismo problema''^.

En mi opinion, de hecho, un si'ntoma de la calidaddel concepto de Knight sobre el control empresariales que se gano la desaprobaci6n de Gordon por estar"tan atenuado que su importancia es pequefia paracualquier analisis del liderato activo en los negocios".Es, insisto, precisamente esta cualidad "atenuada" delconcepto de Knight de la empresarialidad lo que lepermite analizar la economi'a de la compafiia colecti-va sin caer en confusi6n. Es facil ver que la noci6n deKnight del control ultimo se puede identificar inme-diatamente con mi propia noci6n de "conocimientoultimo"^", esto es, con la perspicacia empresarial.

Otra similitud entre la postura de Knight y la mi'aes el papel de la "maximizacidn del beneficio" en lateori'a de la empresa. Ya hemos observado que los au-tores que siguen a Knight sefialan la confusi6n queresulta de identificarlos "beneficios estaticos" que in-teresan a la teori'a de la empresa con los beneficiosknightianos originados dinamicamente como resul-tado de la incertidumbre. Esta aguda observaci6n esparalela a la que yo hice anteriormente^' de qtie lateori'a ortodoxa de la empresa ignora por completola misma posibilidad y necesidad de una toma dedecisiones empresarial. Cuando las curvas de ingre-sos y costos se consideran como datos, la decisi6nde la empresa, dentro del marco de estas curvas, nopermite ninguna participaci6n de la perspicacia em-presarial hacia los posibles cambios de estos datos.La diferencia entre la posici6n de Knight a este res-pecto y la mi'a ya se ha mencionado. En la primera,no se acentiia la deliberada decisi6n del empresariode obtener los beneficios que percibe y que resultande las alteraciones en los datos que otros no han sidocapaces de adivinar. En mi exposici6n, precisamenteesta explotaci6n deliberada de las oportunidades per-cibidas es lo esencial de la funci6n empresarial.

13 LA EMPRESARIALIDAD EN MISES

Es en los escritos del profesor Mises^^ donde se en-cuentra expresada concisamente, en unas pocas pigi-nas, la mayor parte de las ideas a partir de las que hedesarrollado mi propio tratamiento, un tanto difusoy desordenado, del papel empresarial. Y son las ideasde Mises sobre el caracter del proceso mercadol6gicolas que pusieron los cimientos para la construcci6nde esta teori'a de la empresarialidad. Lo que yo hellamado perspicacia empresarial Mises lo expresa de-finiendo la empresarialidad como la acci6n humana"vista en el aspecto de la incertidumbre inherente atoda acci6n"^^. "Empresario quiere decir un hombreque actiia de acuerdo con los cambios que tienen lu-gar en los datos del mercado"^''. Para comprender la

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esencial similitud entre mi formulacion y la de Mises,basta con considerar su insistencia en la empresaria-lidad como fuerza impulsora para la distribucion delos recursos de manera que correspondan a los deseosdel consumidor. El mercado, insiste Mises una y otravez, tiende a eliminar del papel empresarial a todos,excepto a los capaces "de prever mejor que los demasla futura demanda de los consumidores"'^.

Mi manera de comprender el punto de vista deMises sobre el empresario y su parecido con el mi'o sepuede expresar caracterizando la perspectiva de Misesdel beneficio, lo mismo que la mi'a, como una teori'ade "arbitrajes" del beneficio. Las oportunidades deganancia surgen cuando los precios de los productosen los mercados de productos no estan ajustados a losprecios de los recursos en los mercados de factores. Enotras palabras, "algo" se vende a precios distintos endos mercados, debido a la imperfecta comunicacionentre dichos mercados. Este "algo", ciertamente, sevende en formas fisicas distintas en los dos mercados;en el mercado de factores aparece como un complejode materias primas, y en el mercado de productoscomo una mercanci'a de consumo. Pero, economica-mente, sigue siendo la "misma" cosa la que se vendea precios distintos, ya que el complejo de recursoscontiene todo lo que se requiere tecnologicamente(y nada mas que eso) para proporcionar el producto.El empresario nota esta discrepancia de precios antesque otros. Lo que distingue esta situacion del habi-tual caso de arbitraje es que las compras de materiasprimas preceden a las ventas de la produccion; en elmomento de decidir la produccion los precios de losproductos no existen aiin, a no ser como anticipacio-nes. El empresario opina que los futuros precios delos productos no estaran completamente ajustados alos precios actuales de las materias primas. Aunque laexposicion de Mises insistio mas cjue la mi'a en la in-evitable incertidumbre —que se cierne sobre la activi-dad empresarial (en un mundo en que la produccionnecesita tiempo)—, esta claro que para Mises, comopara mi, los beneficio proceden de una falta de ajus-te entre el mercado de productos y el de factores, yque el exito de la actividad empresarial consiste endarse cuenta de ese desajuste antes que otros. "Loque hace aparecer las ganancias es el hecho de que elempresario que estima los precios futuros de los pro-ductos mas exactamente que otras personas, compraalgunos o todos los factores de la produccion a unosprecios que, desde el punto de vista de la condicionfutura del mercado, son demasiado bajos".

Y, por supuesto, ha sido el ^nfasis de Mises sobrela accion humana lo que yo he contrastado con elhombre economico de Robbins. Mi descubrimiento

de un elemento empresarial dentro de la acci6n hu-mana, que, por definici6n, esta excluido de ese tiporobbinsiano, repite simplemente la afirmaci6n deMises de que la funcion empresarial -la acci6n vistaen su perspectiva especulativa— es inherente a todaaccion'''. (Mi discusion de la perspicacia empresarialha evitado deliberadamente insistir sobre su caracterespeculativo. Por supuesto, me he dado cuenta''' deque, en un mundo de incertidumbre, toda decisi6nempresarial, por mucha perspicacia que la acompa-fie, debe constituir en cierto sentido un juego deazar. Pero mi intencion era sefialar que la decision delempresario -pese a su inevitable caracter especulati-vo— representa su juicio de que existe una oportuni-dad de beneficio. Toda accion humana es especulati-va; mi insistencia en el momento de perspicacia en laaccion pretende sefialar que, lejos de sentirse entor-pecido, por la ineludible incertidumbre de nuestromundo, los hombres actiian segiin su juicio de qudoportunidades estan sin explotar por otros).

Hay otros dos aspectos de la teori'a de Mises sobrela empresarialidad que tienen gran importancia enrelacion con el tema basico de este libro. El primerotiene que ver con el caracter esencialmente competi-tivo de la empresarialidad. El segundo, con las im-plicaciones de la misma de cara al bienestar. No voya discutir ahora estos importantes aspectos de la teo-ri'a. Me ocupare de cada uno de ellos en el momentoapropiado en un capftulo posterior.

NOTAS1 Algunos autores han llamado la atenci6n acerca de

la pasividad del tipo robbinsiano del responsable detomar decisiones que domina en la teori'a microeco-ndmica contemporanea. V^ase especialmence G. L.S. Shackle, The Nature of Economic Thought, SelectedPapers 1955-64. Cambridge University Press, NuevaYork. 1966, p. 130. Para una discusi6n breve sobrela diferencia entre la exposicidn de Shackle y la mi'a,v^ase I. M Kirzner, "Methodological Individualism,Market Equilibrium, and Market Process", en //Politico, 32 (1967): 787-799. Vdase tambidn 1. MKirzner, The Economic Point of View, Van Nostrand,Princeton, 1960, pp. 121 y ss.

2 Sobre este punto vdase mds adelante, pp. 84-87.3 En un mundo de conocimiento perfecto el linico

campo de toma de decisiones esta relacionado conlas oportunidades de intercambio -sea con el hom-

• bre o con la naturaleza— de algo que uno valora re-lativamente poco por algo que se valora mds. En unmundo de conocimiento imperfecto puede existir,en cualquier momento, algo que se venda a mas de

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un solo precio. No bien se observa esta diferenclade precio, no bien alguien la conoce, se descubreuna oportunidad de beneficio. Probablemente es dedudoso valor el separar el descubrimiento de dichaoportunidad de su explotaci6n. Pero si se hace talseparaci6n, debe observarse que la "decisidn" de ha-cer suya una oportunidad de beneficio, una vez quedicha oportunidad se ha descubierto con suficientecerreza, se puede considerar, para nuestro prop6sito,como una decisi6n robbinsiana. Esto se deduce cla-ramente de los datos (y, de hecho, es similar al casoespecial de Robbins en que el sujeto econdmico tie-ne solo un objetivo y, por supuesto, se limita a apli-car todos los medios disponibles para obtenerlo).Para esta "deci$i6n" no se necesita ningun elementoempresarial. La empresarialidad es necesaria paradescubrir la oportunidad de beneficios una vez quese. decide separar artificiaJmente el descubrimientode la oportunidad de su explotaci6n real, no haymds remedio que reconocer que esta ultima decisi6nes de tipo puramente robbinsiano (pese al hecho deque no implica una "asignaci6n de recursos").

4 L. Mises. Human Action, Yale University Press,New Haven, 1949, p. 253 (traduccidn al espafiol:La accidn humana, cuarta edicidn, Uni6n Editorial,Madrid, 1986).

5 La economi'a, cuando habla de empresarios, nopiensa en hombres, sino en una funci6n concreta.Esta Funcidn [...] es inherente a cada acci6n [...].Al incorporar esta funcidn a una figura imaginariarecurrimos a un expediente metodol6gico" (Mises,Human Action, pp. 253-254. Las cursivas sonnuestras).

6 Aunque senaJa que la empresarialidad pura requiereque consideremos al responsable de tomar decisionescomo si empezara desprovisto de medios, no se sigueaquf que toda toma de decisiones hecha sin mediosiniciales deba necesariamente ser empresarial. Cuan-do imaginamos, en un mundo de conocimientoimperfecto, un empresario que ha descubierto ya laexistencia de una oportunidad de beneficio puro, susubsiguiente decisi6n de explotarla ha de considerar-se como ya implicita en los datos; es decir, que no es,en absoluto, empresarial. (De hecho, casi se podriaconsiderar la oportunidad de beneficio, una vez queartificialmente la imaginamos descubierta con sufi-ciente certeza —aparte del acto de su explotaci6n—,como un medio ahora disponible para el empresario,que, desde este punto de vista, ha agotado su papelempresarial y se ha convertido en un autdntico sujetoecon6mico robbinsiano con un linico objetivo).

7 Sin embargo, en cuanto a la exposici6n ulterior dec6mo se debe considerar el modelo de mercado, to-

dos menos los empresarios puros son sujetos econ6-micos puramente robbinsianos.

8 V^ase el ejemplo de Schumpeter de la "distincidnentre un trabajador y un terrateniente, que puedena veces unirse en una personalidad econ6mica deno-minada granjero". J. A. Schumpeter, Business Cycles,McGraw-Hill, Nueva York, 1964, p. 77.

9 Vdase H. T. Koplin, "The Profit MaximizationAssumption", en Oxford Economic Papers 15 (juliode 1963): 130-139.

10 Ideas muy similares, en muchos aspectos, a las quese han expuesto aquf han sido formuladas por H.Leibenstein en una serie de trabajos. Especialmen-te en su "Allocation Efficiency vs. X-Efficiency", enAmerican Economic Review 56 (junio de 1956): 392-415, y "Entrepreneurship and Development", enAmerican Economic Review 58 (mayo de 1968): 72-83. Leibenstein insiste en las limitaciones de la teo-rfa ortodoxa de los precios al tratar solo de eficienciadistributiva, suponiendo, en su teorfa de la empresa,que la funci6n productiva esta "claramente defini-da, plenamente especificada y se conoce completa-mente", y estableciendo la hip6tesis de que "toda laserie de recursos esta especificada y es conocida portodas las empresas actuales o potenciales de la indus-tria". Para Leibenstein, el campo empresarial surge,en gran medida, de la irrealidad de esas suposicio-nes. Entre las diferencias que separan el mdtodo deLeibenstein de la mia, la siguiente es, quizd, la mdsimportante: para Leibenstein, la empresarialidad yla "ineficiencia X", que proporciona campo para laempresarialidad, constituyen importantes aspectosolvidados del mercado. Para mf, la empresarialidady la imperfeccidn del conocimiento que da pie a lamisma son los elementos esenciales del proceso demercado en general.

11 A. G. Papandreou, "Some Basic Problems in theTheory of the firm", en A Survey of ContemporaryEconomics, B. E Haley (editor). Richard Irwin,Homewood, 111., 1952, pp; 2, 183.

12 Sobre estas cuestiones, v^ase R. Triffin, MonopolisticCompetition and Ceneral Equilibrium Theory,Harvard University Press, Cambridge, 1940, pp.172-177, 181-184.

13 Vdase mds arriba, p. 50.14 Como ejemplo reciente de esto, vdase A. A. Alchian,

"Corporate Management and Property Rights",en Economic Policy and the Regulation of CorporateSecurities, H. G. Marine (editor), AmericanEnterprise Institute, Washington D. C , 1966, pp.342-343. Las discusiones de este apartado y de losprecedentes habrdn puesto en claro el linico sentidoen que puede decirse que los beneficios afiuyen solo

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a los propietarios. Cuando un empresario adquiereactivos a un precio bajo y, mediante su ventasubsiguiente (o mediante la venta de los productosfabricados a partir de esos activos), se asegura unosingresos que exceden el gasto original de la compra,ha obtenido beneficios. Verdaderamente, es lapropiedad de estos activos la que le permite asegurarahora los ingresos excedentes. Sin embargo, comohemos visto, estas rentas se hacen visibles comoganancias empresariales solo cuando las referimosa la decision, tomada antes de que la propiedadexistiera de comprar los activos.

15 R A. Gordon, "Enterprise, Profits, and the ModernCorporation", en Explorations in Economics,McCraw-Hill, Nueva York, 1936, reimpreso enFellner y Haley (editores). Readings in the Theory ofIncome Distributions, Blakinston, Nueva York, 1949,p. 558 ss. Vease tambien S. Peterson, "CorporateControl and Capitalism", en Quarterly fournalof Economics 79 (febrero de 1965): 1-14; y O. E.Williamson, "Corporate, Control and the Theory ofthe Firm", y A. A, Alchian, "Corporate Managementand Property Rights", ambos en Economic Policy andthe Regulation of Corporate Securities, H. G. Manne(editor), American Enterprise Institute, WashingtonD. C , 1969.

16 No obstante, vdase mas adelante p. 96.17 Vease H. G. Manne, Insider Trading and the

Stock Market, Free Press, Nueva York, 1966, parauna demostracion pionera de la idea de que "los

, beneficios por posicion ventajosa" obtenidos porejecutivos de empresas constituyen gananciasempresariales puras.

18 Para una exposicion meditada del problema de laincorporacion de emolumentos no pecuniarios a lahipotesis habitual de la maximizacion de beneficios,vease H. T Koplin, "The Profit MaximizationAssumption", en Oxford Economic Papers 15 (Juliode 1963): 130-139.

19 Sobre esto, vease Triffin, Monopolistic Competition,p. 186.

20 Vease F. Machlup, The Economic of Sellers'Competition, Johns Hopkins University Press,Baltimore, 1952, pp. 225-231, para una discusionde la distincion entre empresarialidad y ejercicio dela responsabilidad gerencial. Vease tambien C. J,Stigler, "The Economics of Information", en fournalof Political Economy 69 (junio de 1961): 213-225,para una exposicion de los aspectos no empresarialesdel conocimiento en el mercado.

21 Vease arriba, p. 69.22 Comparense las siguientes afirmaciones de F. H.

Knight en Risk, Uncertainty and Profit, Houghton

and MifRin, Boston, 1921: "Lo que denominamos'control' consiste, fundamentalmente, en encontrara alguien que 'controle'" (p. 291). "La decisi6nresponsable no es la ordenaci6n concreta de unapoli'tica, sino dirigir a un ordenador como'trabajador'para que ordene" (p. 297). Vdase tambien Triffin,Monopolistic Competition, p. 184 y nro. 39.

23 Vease F. A. Hayek, "Economics and Knowledge", enIndividualism and Economic Order, Routledge andKegan Paul, Londres, 1949, p. 46; I. M. Kirzner,"Methodological Individualism", p. 795.

24 J. A. Schumpeter, The Theory of EconomicDevelopment, Harvard University Press, Cambridge,1934, p. 64.

25 Vease F. A. Hayek, "The Use of Knowledge inSociety", en American Economic Review i'b (setiembrede 1945): 529-530 (reimpreso en Individualism andEconomic Order, pp. 90-91), para la acusacidn deque el mismo Schumpeter, de hecho, sostuvo estepunto de vista equivocado.

26 Vease M. N. Rothbard, Man, Economy and State,Van Nostrand, Princeton, 1962, 2, pp. 493-494.

27 Para una ulterior discusion de las cuestionesplanteadas en este apartado, vdase I. M. Kirzner,"Entrepreneurship and the Market Approach toDevelopment", en Toward Liberty, Institute forHumane Studies, California, Menlo Park, 1971.

28 Como repaso general de la literatura, vease F.H. Knight, "Profit", en Encyclopedia of the SocialSciences, Macmillan, Nueva York, 1934, reimpresoen W Fellner y B. Haley (editores). Readings in theTheory of Income Distribution, Blakiston, NuevaYork, 1949, J. R Weston, "The Profit Concept andTheory: A Restatement", en fournal of Political£co«o»z)/62 (abril de 1954): 152-171.

29 M. Bronfenbrenner, "A Reformulation of NaiveProfit Theory", en Southern Economic fournal 26(abril de 1960): 300-309. Las referencias a estearticulo son las de su reimpresidn en W. Breit y H.Hochman (editores). Readings in Microeconomics,primera edici6n. Holt, Rinehart y Winston, NuevaYork, 1968.

30 Bronfenbrenner, 'A Reformulation of Naive ProfitTheory". Vdase tambidn J. F. Weston, "The ProfitConcept and Theory", p. 152, y F. J. Weston, "Profitas the Payment for the Functions of Uncertainty-Bearing", en fournal of Business 22 (abril de 1949):106-118.

31 Bronfenbrenner, "A Reformulation of Naive ProfitTheory", p. 364.

32 Schumpeter, por supuesto, afirm6 repetidamenteque solo el capitalista soporta riesgos. VdaseTheory of Economic Development, p. 137; History

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of Economic Analysis, Allen and Unwin, Londres,1954, p. 556 n. Aunque, en un sentido, esto esindudablemente cierto, ello no debe impedir, sinembargo, que comprendamos que, en otro sentido,solo el elemento empresarial en la roma de decisi6n(incluyendo la del capitalista) se enfrenta a unriesgo. La toma de decisiones robbinsiana, comohemos visto, considera los fines y los medios comodatos, por mucha incertidumbre que se nos ofrezcaen esos datos, el hecho de ser datos protege al sujetoecon6mico robbinsiano de la posibilidad previa decambios en el marco de los fines y los medios.

33 Schumpeter, Theory of Economic Development,p. 160.

34 Ibidem, p. 153.35 Ibidem, p. 154.36 Ibidem, pp. 79 ss.37 Ibidem, p. 80.38 Ibidem.39 Vdase Triffin, Monopolistic Competition, p. 168.40 Los nuevos productos y mdtodos introducidos

por el empresario las describe Schumpeter como"desequilibradores" (A. Schumpeter, Capitalism,Socialism and Democracy, Harper and Row, NuevaYork, 1962, p. 132).

41 Se puede observar que la conocida afirmaci6nde Schumpeter de que la competencia perfectaes incompatible con la innovaci6n empresarial{Capitalism, Socialism and Democracy, pp. 104-105),indica un desconocimiento de que es el cardcter deequilibrio de la competencia perfecta lo que, pordefinici6n, quita todo campo a la empresarialidad.V^ase sobre esto mds adelante.

42 La teoria de Knight del beneficio se presenta en suRisk, Uncertainty and Profit. Vdase tambien su ensa-yo "Profits".

43 J. E Weston, "Profit as the Payment for UncertaintyBearing"; tambien J. E Weston, "Enterprise andProfit", en fournal of Business 22 (julio de 1949):141-159, y "A Ceneralized Uncertainty Theory ofProfit", en American Economic Review 40 (marzo de1950): 40-60.

44 Knight, Risk, Uncertainty and Profit, p. 284.45 Weston, "Ceneralized Uncertainty Theory of

Profit", p. 54; vdase tambidn Bronfenbrenner, "AReformulation ofNaive Profit Theory", 40, pp 361-362, 369.

46 M. Friedman, "The Methodology of PositiveEconomics", en su Essays in Positive Economics,University of Chicago Press, Chicago, 1952, nro.16, p. 21.

47 Knight, Risk, Uncertainty and Profit, p. 271 ypdssim.

48 Idem, pp. 291-298.49 Veasearriba, pp. 81-83.50 Vease arriba, pp. 80-83.51 Vdase L. Mises, Human Action, pp. 253-257,

286-297, idem. "Profit and Loss", en Planning forFreedom, segunda edicidn. Libertarian Press, SouthHolland, 1962, pp. 108-150. Por supuesto, Misesestd libre de toda responsabilidad por cualquierdeficiencia de este capitulo.

52 V&se L. Mises, Human Action, pp. 253-257,286-297, idem. "Profit and Loss", en Planning forEreedom, segunda edici6n. Libertarian Press, SouthHolland, 1962, pp. 108-150. Por supuesto, Misesestd libre de toda responsabilidad por cualquierdeficiencia de este capitulo. '

53 Mises, Human Action, p. 254.54 fdem, p. 255.55 Idem p. 288.56 Idem, pp. 253-254.57 Vdase arriba, p. 97. Sobre los especuladores como

empresarios, v^ase L. M. Eraser, Economic Thoughtand Language, A. and C. Black, Londres, 1937,pp. 394-395.

REVISTA DE ECONOMIA Y DERECHO OTONO 2007/ 137