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El diseño de la periferiaDebates y experiencias
Gui Bonsiepe
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Enrique Eduardo González Valenzuela
El Diseño de la Periferia
El “buen diseño”, <<desing>>, del diseño industrial en la periferia no se reduce
a cuestiones de estética, estilo, de (buena) forma; tampoco a cuestiones de
patología del consumo y del “styling”.
A partir de la diferencia entre el “desing” del y para el centro y el “desing” de la
y para la periferia se trazan los contornos de una política tecnológica
autocentrada con la que se crean productos con calidad funcional, estética y
técnica para mercados internos y externos.
El autor plantea una serie de preguntas respecto a la innovación tecnológica en
países dependientes. La diferencia esencial entre diseño industrial en el centro
y el diseño industrial en la periferia. Fórmulas que sugieren que una identidad
en los problemas tanto en el centro como en la periferia deben ser tomados
como maniobras de confusión ideológica.
Se plantea conjuntamente que un observador crítico no debe dejar de
percatarse el lamentable estado de semi-cultura que estriba en el diseño de los
países de la periferia.
“Los dos diseños Industriales”
Las sociedades son dependientes (de una u otra forma, en mayor o menor
medida) por lo tanto no hay un diseño industrial. Hay dos diseños industriales, y
poco en común tienen uno con el otro. El diseño de la periferia y el central.
En la periferia (los países dependientes o satélites) el problema de la
producción no está resuelto del todo, adolece de una infraestructura industrial
manufacturera diversificada, así el potencial de diseño para la producción
queda desaprovechado.
Estos países son utilizados para la exportación por tres razones:
1. Ofrecen mano de obra barata.
2. No hay una regulación ambiental.
3. Ofrecen recursos naturales a bajo costo.
Por lo tanto la búsqueda del diseño industrial en la periferia es muy superflua,
son otros los intereses.
En el “centro” o países o sociedades del “primer mundo” (o desarrollados, no
dependientes, etc.) el diseño es una parte importante de la producción, el rol
del proyectista es determinante para la buena ventura del producto final y su
recompensa.
¿Qué opciones se ofrecen al diseño industrial en los países periféricos?
El planeta ha resentido dos siglos de desarrollo industrial, esto no puede
pasar desapercibido. Debe reflexionarse la idea de desarrollo industrial (y por lo
tanto del diseño industrial).
Por un lado el discurso del centro (los que ya producen) dice que la mayoría de
los recursos de la industria son finitos y no alcanzan para todos, esto no
convence a los que menos tienen. Esto le resta legitimidad a su discurso al
pedir veladamente la renuncia de las aspiraciones a los países periféricos.
¿Cómo salir del vacío proyectual en la periferia?
Es necesario el apoyo de instituciones estatales y paraestatales para
implementar una política de diseño. Es el Estado el que puede funcionar como
promotor y productor de tecnología en formas de diseños y especificaciones de
productos.
El Estado como principal comprador de bienes del sector público haría que
para el industrial el riesgo de inversión en innovaciones tecnológicas se
redujera a cero (lo que me parece riesgoso si recordamos los problemas de
sobre proteccionismo en México en la década de los 80’s y principio de los 90’s
cuando el Estado resguardaba al industrial mexicano, nota del lector).
Por otro lado el diseño tiene serios problemas en la difusión de su quehacer
dentro de la industria y la administración pública de los países de la periferia;
se visualiza al profesional del diseño como “el que hace lo dibujitos”, sin la
habilidad del diseñador para ser el catalizador de mejoras que se traduzcan en
mayores ingresos y mayores beneficios su intervención proyectual no será
necesaria.
Por tanto, el diseño de la periferia debe liberarse cultural y tecnológicamente
del centro, es esto lo que dificulta su desarrollo pues sería ingenuo pretender
lograrlo de la noche a la mañana, no existen las condiciones suficientes. En el
centro la producción y la experiencia industrial facilitan la práctica profesional
del diseñador industrial; de allí que es más fácil copiar que innovar en la
periferia.
La producción o el dominio de la misma está en el centro y a la periferia le
dejan el papel de consumidores y/o proveedores de materias primas. Esta
dependencia cambiará a interdependencia solo cuando los países
dependientes cambien su mercado con innovación tecnológica e industria local.
El dominio de la tecnología “de la tecnología” lo tienen los países del centro lo
que será una ventaja infranqueable por cuanto esto les da un rol de socio o
satélite a los países de la periferia , si analizamos los tratados de comercio, los
acuerdos internacionales jamás encontraremos la transferencia de información
para crear tecnología y no solo equipo (salvo honrosas excepciones como
Japón su gestión de 1954 con E.U. lo puso en la lista de los países del centro
mucho antes de que este segregacionista definición de países se pusiera de
moda, nota del lector).
Volviendo al diseño industrial, son pocos los verdaderamente convencidos de
que es una cosa seria que convendría poner a la par con las finanzas, el
control de calidad, contabilidad, el mercadeo y las relaciones laborales. Sin
embargo la industria en los países periféricos siente no necesitar del diseñador,
pues no son problemas de diseño sino de producción de los que más adolece
(el diseño de cualquier forma se sigue copiando del centro). Esto no quiere
decir que no necesite del diseñador industrial… significa que lo necesita para
resolver problemas de producción, o mejor dicho, elaborar diseños que ayuden
a resolver problemas de producción.
Cuando hablamos del diseño industrial irremediablemente la historia nos
orienta hacia los países del centro, no podemos negar la experiencia de los
países centrales. Sin embargo la experiencia del centro no es útil, fue hecha
para la realidad del centro, la periferia tiene poco que aprender de esto porque
el diseño que la periferia necesita no existe en el centro.
Solo en dos casos vale la pena tomar en cuenta la experiencia del centro:
1. En el caso de diseños de exportación.
2. En el caso de diseño de producto que consumirán los países del centro.
3. (nota del lector, yo agregaría una más: la de conocer el momento
histórico y las necesidades del público que dieron pie a tal o cual diseño
más que para copiarlo para adquirir un discernimiento y habilidad para
solucionar problemas que encajen en los países de la periferia, conocer
el camino trazado por la experiencia y aplicarlo a nosotros en virtual
método socrático).
Pues por el contexto actual de los mercados internacionales se rigen por los
patrones de la metrópoli.
El diseño de la periferia actualmente se basa en la copia del diseño del centro,
muchos de los responsables del diseño de un producto ni siquiera saben de la
importancia o siquiera que estén concientes de que hacen diseño industrial.
Muchas veces “el copiar bien es tan difícil como el diseñar bien”; no hay una
reglamentación del ejercicio de la profesión del diseñador, sus servicios se han
abaratado, la mayor parte del diseño industrial se produce de manera informal,
es decir, mediante la intervención de otras profesiones o recursos humanos
que a veces ni saben que están haciendo diseño industrial.
Hay una percepción de que el licenciado en diseño no sabe diseñar o no están
bien preparados para el sistema productivo, esto porque diseñar se aprende en
la práctica. En la práctica profesional se hacen proyectos; en el aula se hacen
anteproyectos y estos no son ni la mitad del diseño, sin embargo el aporte de
las escuelas de diseño ha desarrollado la actividad y su difusión es decisiva
para el desarrollo del conocimiento. Habría que reforzarla para que tengan la
base operativa adecuada. Así ligando los anteriores temas, para un adecuado
manejo del diseño es importante que la industria ofrezca un espacio para el
desarrollo de los futuros diseñadores.
Volviendo a las opciones de la periferia:
1. Es necesaria una política de producción de diseño, que permita una
verdadera transferencia de conocimientos técnicos y no se compre la
tecnología y diseños obsoletos que se queden fuera del contexto.
2. Una política de producción para el mercado local, de las clases de
mayor poder adquisitivo, y para las exportaciones.
3. Una política de la tecnología apropiada para las necesidades básicas
mayoritarias, tales como: producción de alimento, provisión de agua,
abastecimiento de energía, salud y educación y transporte colectivo
entre otros.
El diseño industrial puede ser interpretado como una variable tecnológica, es
decir, un fenómeno intrínsecamente ligado a la tecnología, entendiendo esta
como “un conjunto de capacidades, conocimientos y procedimientos para
producir, utilizar y hacer cosas útiles. Incluye tanto al carácter y a las
especificaciones de lo que se produce, como a los métodos con los que se
produce”. En otras palabras: Con la tecnología, con el diseño, una sociedad
articula su cultura material (desde un clavo hasta un avión). A través del diseño
se articulan las formas de producción, es por esta razón, el modelo o la forma
que exige la sociedad, y no por hacer cosas bonitas es que el diseño tiene
importancia.
¿Estética o función?
El punto de partida del diseño no es la estética, por lo menos no debería,
mucho menos en los países periféricos. A la forma de los productos no se llega
a través de la forma misma; aunque aún exista esa idea acerca del quehacer
del diseñador.
Una alternativa de diseño comenzaría a ser cuando la industria local se
orientase a la producción de diseños propios en vez de buscar las soluciones
en el exterior, pagando o copiando directamente los diseños extranjeros, o
cazando inspiraciones en catálogos foráneos.
Nuestro diseño debe ser un nexo entre producción y consumo, nuestros
productos (artefactos, objetos, utensilios, máquinas, etc.) deben encajar
perfectamente en las necesidades del último consumidor, deben ser simples,
reparables y de larga vida, compatibles con el ambiente y además coronado
con un diseño agradable a la vista.
Con esto en la realidad tendríamos una alternativa para el diseño de la
periferia.
Fragmentos del diseño industrial en América Latina
Enfoque del centro: “Diseño es un proceso de transformar sueños en realidad.”
Enfoque de la periferia: “Diseño es un proceso de transformar la realidad en un
sueño.”
América Latina ha tenido logros y fracasos en las últimas dos décadas, ha
tenido influencias externas referidas a las interpretación del diseño industrial, e
intentos de establecer un perfil propio que parte de la propia realidad para
volver a la propia realidad.
Tres grandes eventos han afectado al proceso de industrialización de América
Latina:
1. La crisis de 1929 que afectó la importación/exportación en estos países
(aunque en cierto modo benefició a México, nota del lector).
2. La Segunda Guerra Mundial, se suspendió el suministro de las
economías centrales lo que obligó a la producción local.
3. La confrontación ideológica de la post-guerra, lo que transformó al
continente en laboratorio para programas de desarrollo.
Así que el diseño industrial inicialmente fue importado por Latinoamérica en
forma de transferencia cultural, es decir la “reproducción de productos
diseñados para y por países centrales”.
Retardo en el desarrollo y Teoría de la dependencia
Hay una teoría en la que se culpa al retraso histórico que sufren los países de
la periferia olvidándose del orden mundial impuesto (el gran sistema
contemporáneo), el subdesarrollo fue interpretado como una diferencia en
tiempo de tres o cuatro décadas.
El diseño industrial no fue cuestionado, ni en forma, tipo o atributos técnicos o
funcionales. Aunque se registran intentos por romper la dominación y
“colonización” del diseño industrial local (de periferia), la dependencia como ya
lo habíamos comentado se manifiesta aún en forma preponderante. A pesar de
que para América Latina importó para si el movimiento del “Buen Diseño” fue
de valor dudoso pues es un “estándar universal” formulado por y para los
países industrializados, su relevancia para los países de la periferia no está
muy clara.
Financiamiento del diseño industrial
Pueden distinguirse tres diferentes grupos de financiadores del diseño
industrial en Latinoamérica:
1. Los representantes de la industria nacional.
2. Los representantes de instituciones gubernamentales incluyendo
empresas controladas por el Estado.
3. Los representantes de empresas controladas por capital extranjero.
En la primera la industria esta más interesada en sobrevivir que en dar apoyo al
diseño industrial. El Estado pretende dar respuesta a muchas necesidades y
los problemas de diseño no son su prioridad. En cuanto a las empresas con
capital transnacional están demasiado casadas con el centro por tanto la
inversión en este ámbito en la periferia les parece cara e innecesaria.
En algunas ocasiones, algunos gobiernos han demostrado preocupación por el
diseño industrial y han otorgado fondos financieros para:
a) La creación y operación de Instituciones dedicadas a la promoción del
diseño.
b) La creación de cursos de diseño Industrial a nivel terciario.
c) Actividades de diseño en Instituciones gubernamentales.
La promoción del diseño ha tenido matices de esquemas europeos, salvo en
algunas universidades brasileñas y mexicanas o al menos no del todo. Puede
suponerse que las diferencias entre centro y periferia implican un perfil
diferente del diseñador industrial pero esto no ha sido del todo traducido en un
programa de enseñanza.
Las universidades latinoamericanas perciben a la investigación y desarrollo
como “practicas científicas” y dejan de lado la actividad tecnológica innovativa
que más se apega a la realidad técnico-social-industrial de estos países.
El diseño se transforma en un discurso que tiende a suplantar la realidad. El
diseño se convierte en un debate de universitario alejados de la realidad, en
vez de estar integrado en el sistema productivo.
Dada la diferenciación de profesiones, la posibilidad del diseño industrial en los
países centrales es restringida, esto no pasa en los países latinoamericanos
dado que el diseñador puede cubrir funciones más variadas lo que le da mayor
campo de acción. A esto el diseñador debe analizar “el gusto popular” y
cuestionarlo para no lograr un producto “festejado” sino un producto útil.
Metodología clásica y alternativismo
“Creemos que es posible para definir el diseño como el camino de lo correcto o
lo equivocado de lo construido es claramente cuestión del hecho, no una
pregunta de valor”
Volver objetivo el proceso proyectual ha sido la meta principal de la
metodología del diseño. Este proceso culminó con la introducción de la
metodología como materia universitaria.
Los metodólogos sugieren dos formas de lograr lo anterior: modelar el proceso
del diseño y reglamentarlo (como si fuera un libro de cocina). Hasta el
momento se nota una tendencia de apartarse del arte y acercarse a la ciencia
(sin llegar a serlo) para no pensar en el diseño en función de una actividad
irracional e intuitiva.
La estética también es parte fundamental del diseño, aunque sea territorio
desconocido para la metodología pues no hay una metodología de la estética
del diseño. Lo ideal es llegar a una estética de la tecnología, una estética
coherente.
Por tanto la formación práctica sugerida para un diseñador industrial (por lo
menos el de la periferia) sería la de formar personas con competencia en
actividades proyectuales. Separada de la didáctica tradicional del anteproyecto.
Esta debe llevar una pasión por la función social, no a la función artística. Por
poner un ejemplo: en arquitectura un buen edificio no es una obra de arte, sino
un edificio que cumple con su función social, así en la periferia se necesita de
un buen, funcional y socialmente responsable diseño industrial.
Conclusiones
Luego de la Segunda Guerra Mundial y al comenzar la Segunda Revolución (a
la que algunos autores colocan en el segundo tercio del siglo XX), los políticos,
economistas, sociólogos se dieron a la tarea de reorganizar perceptualmente al
nuevo mundo y su nueva organización. Llegaron a muchos términos países
satélite, atrasados y desarrollados, dependientes y dominantes, países
alineados y no alineados, países en vías de desarrollo… en México se acuñó el
triste término “tercermundista”… aquí nos centramos en los términos “centro y
periferia” para referirnos a los países con desarrollo industrial y político y a los
que no lo poseen o están en vía de tenerlo, respectivamente. Términos
igualmente chocantes pero necesarios (al menos en este análisis) para evitar
contratiempos conceptuales (como al inicio de esta, que debía ser una
moderada conclusión).
El desarrollo del diseño en los países de la periferia ha sido pobre, luego de un
atraso en su industria de al menos 20 ó 30 años (no empezamos la Revolución
Industrial al mismo tiempo que los países del centro), el diseño industrial con
muchos tropiezos inició con la “copia” del diseño del centro. El desarrollo
evolutivo de la cadena de aprendizaje de los países desarrollados en este
aspecto no tuvo su contraparte en los países periféricos, se quiso comenzar
utilizando los resultados del análisis central si considerar la función social que
exigía la periferia.
Por otro lado la labor del diseñador en la periferia se ha perdido en la
percepción de la “masa industrial”, su trabajo se ha abaratado y su labor ha
perdido importancia a la vista del industrial; víctimas quizá de su propia inercia
al copiar o dejarse llevar por el diseño del centro el diseñador de periferia ha
dejado de lado su carácter de analista social y tecnológico, ya no se pregunta
qué es lo que necesitan en su entorno ni verifica la utilidad de su creación en el
segmento con el cual interactúa. Salvo pequeñas excepciones.
Las Universidades, importantes por su labor en la sociedad, se han perdido en
su carácter formativo del quehacer del diseñador de la periferia (de nuevo aquí
con algunas singularidades), lo convierten en un proyectador de tesis o
realizaciones utópicas y se olvidan de llevarlo a la realidad que habrán de
afrontar luego de concluir su preparación, les han faltado hacer entender a sus
profesionistas que la carrera los convierte en licenciados o ingenieros en
diseño pero solo la experiencia laboral y el propio diseño lo convertirá en
diseñadores. Es necesario integrarse a la creación tecnológica de innovación…
tener presentes a los autores y maestros, no para copiar sino para convertirse
en uno más de esa élite productiva.
Es necesario crear una metodología del diseño de acuerdo al tipo de sociedad
a la cual se pertenece (el diseño… no el diseñador), esta debe ser flexible en
torno a lo que no puede ser estudiado por la metodología; por ejemplo la
estética; estudiar usos y comportamientos del consumidor del producto, esto
no puede ser reglamentado por su esencia transitoria, crear un esquema de
conocimientos y prácticas tecnológicas que ayuden a la producción a ser más
rentable y socialmente útil y responsable.
El diseño de la periferia debe tomar una identidad propia, esto que no encasille
a un “molde” lineal. Es necesario conocer el desarrollo de los países centrales
en este aspecto pero solo, como ya se había comentado, para conocer la
evolución a determinado momento histórico y ser referencial del nuestro.
Finalmente sería fácil y hasta cómodo culpar y responsabilizar al gobierno,
industriales y universidades del poco valor que se percibe en la periferia del
quehacer del diseñador industrial, es cierto que con una mayor apertura del
sector industrial podría experimentarse en el proceso creativo y desarrollar
producto adecuados al consumidor de la periferia (que determina el éxito de la
venta), también podrían desarrollarse mejores planes académicos que
fortalezcan la habilidad del diseñador en el sector productivo (convertir al Lic.
en diseño en Diseñador profesional) y por último el gobierno, la burocracia (no
en el término peyorativo), o el Estado podría reglamentar e institucionalizar el
diseño como orden instaurado para el desarrollo industrial. Pero ningún
engrane trabaja sin el funcionamiento de un motor, es el mismo diseñador
quién deberá presentar soluciones a los problemas que hayan que resolverse
en su entorno, el mismo debe ser forjador de la tecnología necesaria para la
fluidez de la recuperación de inversión en la industria de periferia, él debe
mostrar la forma de reglamentación y metodología necesaria para el diseño en
la periferia de la que pueda hacer propia el Estado para solucionar y activar el
desarrollo del sector productivo y la satisfacción de las necesidades de la
población; en cuanto a las instituciones educativas el diseñador convocado al
desarrollo de las prácticas adecuadas de diseño en torno a un país de la
periferia debe inundar de conocimiento y prácticas aprovechables para los
futuros diseñadores, ya hay muchos autores del centro, deben desarrollar el
diseño de periferia, al desplegar sistemas, publicar y educar tendremos
maestros de élite en el diseño de periferia lo cual formaría mejores diseñadores
al escalar en los hombros de “gigantes” e iniciar con el proceso de evolución
propio todo esto en conjunto nos sacaría (al menos en lo industrial) de la
periferia aunque para nada nos convertiría en país central (por el “status quo”
del término) esto quizás terminaría con éstas, y las inicialmente comentadas
en esta conclusión, desagradables expresiones.