El Diablo y Dios - J.P.sartre

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EL DIABLO Y EL BUEN DIOS DE J. P. SARTRE pw ALBERTO HURTADO CRUCHAGA, S. I. La revista Les Temps Moderna, en sus números de junio, julio y Agosto de 1951 nos ha entregado la obra tan esperada de J. P. Ssrtre, su mensaje al hombre con- tanpoh. En esta pieza, se nos había anunciado q w Sartre daría su visi& del mundo, del hombre, de Dios. Soulier de sa- tin, el drama cósmico de Paul Claudel, sin- tesis de k creaci6n volviendo en himno de amor al Creador, esperaba una respuesta del existencialisrno ateo, y por fin ha Ue- @do en un drama de proporciones gigan- tescas. ¿Cuál es el contenido de la obra de Ssrtre? ¿Cuál su mensaje? Argumento.- La primera escena nos si- túa en k ciudad de Worms, en pleno siglo XVI. En sli interior arde la revuelta del pobre pueblo hambriento conducido por Nasty y otros profetas fanáticos, que han logrado encerrar en un convento a todo el clero; en el exterior se avecinan las tro- pas de Goetz en connivencia con el Arzo. bispo, señor de la ciudad. En estas cir- cunstancias aparece Heinrich, el más ex- trafio personaje, cura & vestidos misera- bles, que se ha propuesto defender a los sacerdotes prisioneros porque se reconoce hombre de Iglesia, y defender a los po- bres, cuya miseria siente como propia. Re- chazado por todos, execrado por el Obis- po, a quien el pueblo asesina, parte al cam- po de Goetz para ensetiade la entrada se- rreta de la ciudad, que le revelara el Obis- po al mdr. La escena segunda se realiza m el campamento de Goetz, el personaje mtnl del drama. Es la personificación del rent : no d o vida, asesina, traiciona y ma- ta a su hermano, sino que "hace el mal por el mai", por ofender a Dios, por Ila- marle la atenci6ai. Después de granda ti- hibeos Heiarich le entrega la uudad de W - pata impedir lo masacre de s e r - dote. Por su parte Nasty, el profeta mez- cla cle fraticelli y luterano, pide a Goetz que tome la ciudad, expulse al Arzobisjx), masacre a los sacerdotes y a los burgur- ses y entregue el gobierno a los pobres. l'a- ta todos, incluso para sus colaboradores. Goetz se muestra desde el principio duro y brutal : a Catalina, su amante que ha par- ticipado en una traición, resuelve Goetlr entregarla a los caballerizos, para que ha- gan con ella todo menos matarla, y despuhs la casará con el más apestado y podrido de sus lacayos; a Nasty lo hará confesar y ungir por el cura traidor que tanto odia y luego lo matará. Al entrar en la ciudad se propone "ya quc Dios k da carta blan- ca, violar las mujeres, descapitar los h m - bres, clavar en el palo a los niños. Dios le da los medios pata hacer el mal; despu6s El afectará dolor. pero ¿por qué no lo de- tkne cuando puede hacerlo? Heinrich oye sil bravata y le dice que no hay en ellb nada de extraordmario. ya que el hombre no puede hacer sino el mal. Dios ha querido que el bien sea im- posible en la tierra. Imposible el amor, im- posible la justicia: ensaya amar a tu pr6- jimo y verás que es imposible.. . Goetz se deja tentar por esta nueva hazaiia y apucs. ta que él podrá hacer lo que nadie ha po- dido: hará el bien, será un santo. Heinrich desconfía de la bravata de Goetz y lo cita para un año y un día a fin de conoeer si ha logrado dar cumplimiento a su pro- mesa. Goetz se convierte en un santo. Licen- cia sus tropas, despide a su compañera, viste el traje de un monje, distribuye sus tierras, enseña la fraternidad y pretende construir la ciudad del amor fraternal, la ciudad del sol. Pero sus gentes, a pesar de su generosidad no se fii de é1. Viene, en cambio un monje que vende indulgencias, que los trata altaneramente y los pobres lo

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  • EL DIABLO Y EL BUEN DIOS DE J. P. SARTRE

    pw ALBERTO HURTADO CRUCHAGA, S. I .

    La revista Les Temps Moderna, en sus nmeros de junio, julio y Agosto de 1951 nos ha entregado la obra tan esperada de J. P. Ssrtre, su mensaje al hombre con- t a n p o h . En esta pieza, se nos haba anunciado q w Sartre dara su visi& del mundo, del hombre, de Dios. Soulier de sa- tin, el drama csmico de Paul Claudel, sin- tesis de k creaci6n volviendo en himno de amor al Creador, esperaba una respuesta del existencialisrno ateo, y por fin ha Ue- @do en un drama de proporciones gigan- tescas. Cul es el contenido de la obra de Ssrtre? Cul su mensaje?

    Argumento.- La primera escena nos si- ta en k ciudad de Worms, en pleno siglo XVI. En sli interior arde la revuelta del pobre pueblo hambriento conducido por Nasty y otros profetas fanticos, que han logrado encerrar en un convento a todo el clero; en el exterior se avecinan las tro- pas de Goetz en connivencia con el Arzo. bispo, seor de la ciudad. En estas cir- cunstancias aparece Heinrich, el ms ex- trafio personaje, cura & vestidos misera- bles, que se ha propuesto defender a los sacerdotes prisioneros porque se reconoce hombre de Iglesia, y defender a los po- bres, cuya miseria siente como propia. Re- chazado por todos, execrado por el Obis- po, a quien el pueblo asesina, parte al cam- po de Goetz para ensetiade la entrada se- rreta de la ciudad, que le revelara el Obis- po al m d r . La escena segunda se realiza m el campamento de Goetz, el personaje mtnl del drama. Es la personificacin del rent : no d o vida, asesina, traiciona y ma- ta a su hermano, sino que "hace el mal por el mai", por ofender a Dios, por Ila- marle la atenci6ai. Despus de granda ti- hibeos Heiarich le entrega la uudad de W- pata impedir lo masacre de s e r - dote. Por su parte Nasty, el profeta mez-

    cla cle fraticelli y luterano, pide a Goetz que tome la ciudad, expulse al Arzobisjx), masacre a los sacerdotes y a los burgur- ses y entregue el gobierno a los pobres. l'a- ta todos, incluso para sus colaboradores. Goetz se muestra desde el principio duro y brutal : a Catalina, su amante que ha par- ticipado en una traicin, resuelve Goetlr entregarla a los caballerizos, para que ha- gan con ella todo menos matarla, y despuhs la casar con el ms apestado y podrido de sus lacayos; a Nasty lo har confesar y ungir por el cura traidor que tanto odia y luego lo matar. Al entrar en la ciudad se propone "ya quc Dios k da carta blan- ca, violar las mujeres, descapitar los h m - bres, clavar en el palo a los nios. Dios le da los medios pata hacer el mal; despu6s El afectar dolor. pero por qu no lo de- tkne cuando puede hacerlo?

    Heinrich oye sil bravata y le dice que no hay en ellb nada de extraordmario. ya que el hombre no puede hacer sino el mal. Dios ha querido que el bien sea im- posible en la tierra. Imposible el amor, im- posible la justicia: ensaya amar a tu pr6- jimo y vers que es imposible.. . Goetz se deja tentar por esta nueva hazaiia y apucs. ta que l podr hacer lo que nadie ha po- dido: har el bien, ser un santo. Heinrich desconfa de la bravata de Goetz y lo cita para un ao y un da a fin de conoeer si ha logrado dar cumplimiento a su pro- mesa.

    Goetz se convierte en un santo. Licen- cia sus tropas, despide a su compaera, viste el traje de un monje, distribuye sus tierras, ensea la fraternidad y pretende construir la ciudad del amor fraternal, la ciudad del sol. Pero sus gentes, a pesar de su generosidad no se f i i de 1. Viene, en cambio un monje que vende indulgencias, que los trata altaneramente y los pobres lo

  • siguen y le creen. Goetz besa un leproso y ste escupe y se queja, mientras agrade- cc a Tetzel la indulgeucia que le regala. Ante Goetz humillado aparece Heinrich, qnien se descubre lo que es: el padre soy yo, el diablo es nii hijo, el odio es el es- pritu. Le revela que Catalina, su antigua amante, muere de vergenza por todas las nianos que se han puesto sobre ella y de disgusto porque la imagen de Goek ha que- dado en su interior. A Nasty. apesadum- brado de no poder detener la revuelta pre- matura de los campesinbs, Heinrich su- giere asesinar a un sacerdote, provocar la huida de los otros, y el pueblo al verse

    \ sin stis curas. sin sus bautizos, sin misas, sc: apaciguar por temor. Asi sucede y el pueblo atemorizado llena las iglesias. En- tictanto Goetz logra encontrar a Catalina, que agoniza m i d a del demonio y clama por un sacerdote que la absoelva y la libre, prro no se encuentra. Goetz suplica a la imagen del Cnieificaclo que le traspase los pccados de Cataba, para qne sta muera en par. pero intilmente. Entonces con un cnchillo se rasga las manos y se produce falsos estigmas, con los que engaa a Ca- talina, que desde entonces lo considera piofeta. y como a tal lo sigue.

    El santo Goetz goza ahora de la admira- c i h de sus can~pesinos a 10s males ha re- g:ilado sus tierras. pero la revolucin esta- 11:i por todas partes. El ense:~ a los suyos q~ie no pueden participar en la guerra: si los quieren enrolar. djense matar, pero no derramen sangre. Parte l a calmar a los campesinos de condados vecinos en revuel- ta. y cuando regresa encuentra que todos los suyos han perecido por la espada. Gwtz descorazonado declara qiie el hom- bre no puede nada en m&: el hombre cree obrar, pero es Dios quien conduce. Goetz, fiel a sn plan de santidad, viendo que la accin es imposible, se entrega a ta vida de penitencia. Es tentado por Hida que lo acompaa, en la cual revive el amor que a l tuviera Catalina.

    Un ao y un da han pasado. Heinrich, acompaado de su "conipadre" el diablo

    vuelve a pedir cuentas a Goetz. Este con- fiesa su derrota, siii discutirla. Dingia- dose a Dios le dice: Si nos rehusa los medios de hacer el bkn enpor qui nos has dado el amargo deseo de poseerla? Si m has permitido que sea bueno por qu me has quitado el deseo de ser d o ? Hmiricli se rie al verlo dirigirse a Dios, porque S- be de antemano, y lo ha sabido toda la lida, que no fe responder y que sus gri- tos, y hasta sus trampas slo han strvido para tapar el silencio de Dios, que dapre- cia todo lo que el hombre hace. 'Para Dios el hombre no cuenta; el vaco, eso es Dios, el silencio, la ausencia, eso es Dias. Si Dios existe el hombre es nada. Si el hom- bre existe, Dios no existe". Aqu es cuan- do Goetz descubre la gran verdad, su men- saje, la tesis del drania. "Dios no existe. El no existe. . . No ms cielo ni inf iemo : nada ms que la tierra".

    Heinrich el poseido contina sin embar- go creyendo en Dios: "Que me condenen cien, mil veces, con tal que exista. Si Dios no existe no hay cmo escapar a los hombrcs. Yo creo en Vos. Yo creo".

    Heinrich quiere estrangular a Gwtz, una vez que ste ha perdido su causa, pero Chetz declara que el proceso no se ha rea- lizado por falta de juez. El recomenzar a vivir y apufialea a Heinch, que cae gri- tando: Yo no quiero cesar de odiar, yo no quiero cesar de sufrir. No habr nada, nada", Goetz sobre su cadver dice: "La comedia del bien se termina por un asesi- nato. Tanto mejor, para no poder volver atrs. Llama a Hilda y le anuncia la muer- te de Dios, en adelante estaremos solos ui el mundo, sin testigos. T eres vwaodem, desde que i no existe. Mrame y no ceses un instante de mirarme: el mundo se ha vuelto ciego. Si tii diesas vueltas a la cabe. za tendria miedo de desaparecer en la nada.

    Ultimas escenas. Nasty con su ejrcito, casi aniquado, viene a Goetz. Al prinu- pio pretenden matarlo, por haber a&- do a los pobres con su pacifismo, pero Goetz acepta enroiarse m sus fi. Pre- tende ser slo uno de tantos "un hombre

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    ente las hombres y nada m&". pero ante las instancias de Nasty acepta tomar el mando de las tropas, lo que equivale de antemano a la victoria Su primer acto es apualear a quien osa murmurar y agrega: estaremos seguros de la victoria cuando tengis ms miedo de m que del adversa- rio. "He aqu el reino del hombre que co- mienza. Bello comienzo. Yo ser verdugo y ' carnicero. . . Yo permanteer slo con ese cielo vaco encima de mi cabeza, ya que no hay otra manera de estar con todos. Hay que hacer esta guerra y la har. "Con estas palabras baja por ltima vez el te- ln, que oculta en la penumbra los acto- res del drama m& antidivino y mis anti- humano que se haya puesto en escena.

    Analicemos los principales personajes del drama.

    Nasty lo describe as en la primera es- cena: Goete no esta con el Arzobispo. Est con el Diablo. Jur fidelidad a Conrado, y lo ha traidonado. Si os promete hoy la vi- da seris bastante estpidos pan creerlo? (p. 2125). Un oficial de los suyos dice de l: Me desagrada de tal manera que ten- dra horror de hacerle mal (2133). Y el propio Goetz hablando a Catalina: Lo que amo en ti es d horror que te inspiro (2133). Yo soy hecho de dos mitades que no calzan bien; cada una horroriza a la otra. A Hemricb le dice: Rehusa este mun- do que no quiere nada contigo. Haz el mal , y ve& cmo te sientes ligero (2139). YO tengo el gusto de lo definitivo. .. Yo me he hecho a mi mismo. Bastardo soy de naci- miento; pero el bello titulo de fratricida 20 lo debo sino a mis mritos (2140).

    Yo me rio del diablo. El recibe las al- mas, pero no es l quien ias condena. Yo no me digno tener que ver sino con p o s : los monstruos y los santos no dependen S& de El. Dios me ve. El sabe que he matado a mi hermano. Su corazn san- gra. Y bien, Seor, yo lo mat. Qu pue- des t contra mi? Yo he cometido el p a r

    de los crmenes y el Dios de justicia no me puede castigar.. . Voy a beber. Es fiesta.

    Yo me inspiro horror desde hace 15 aos. Pero no comprendes t que el mal es mi razn de ser? (2141).

    A Catalma que le pregunta: por qu hacer el mal? -Porque el Bien est ya hecho.-Quin lo ha hecho? Dios Padre. Yo, yo invento.

    ''Qu me importan los hombres? Dios me oye. Es a Dios a quien ronipo las ore- ias, y eso me basta; porque es el nico enemigo digno de mi. Hay Dios, yo,, y los fantasmas. Es a Dios a quien crucificar esta noche sobre vosotros dos y sobre vein- tr mil hombres, porque su sufrimiento es 4 Infinito y porque i hace infinito al que 10 hace sufrir. Esta ciudad va a arder. Dios , lo sabe. En este momento tiene miedo. Lo siento: siento su mirada sobre mis manos, siento su aliento sobre mis cabellos; sus ngeles lloran. El se dice: Goete, tal vez no se atreve&. . ., como si no fuera ms que .un hombre. Llorad. llorad ngeles. Yo me atrever. Al momento yo marchar6 m su miedo y en su clera. La ciudad arde- r: el alma del Seor es una galera de espejos, el fuego S? reflejar en millones de ellos. Entonces yo sabr que soy un monstruo absolutamente puro" (2159).

    Para Nasty no acaba de encontrar un suplicio a su altura y le dice: Tortura y horca.. . Tortura y horca.. . qu mon- tono es esto! El aburrimiento con d Md es que uno se habita.

    A Nasty le anuncia con un ~efinamiui. to de crueldad lo que espera a sus pobres: "Yo comienzo a creer que Dios me da car- ta blanca. Gracias Dios d o . Muchas gra. cias. Gracias por las mujeres violadas; gra- cias por las nios traspasados en el palo; gracias por los hombres decapitados ... Dios se sirve de mi, y me da riendas por sus ngeles.. . Voy a tomar un bao de san- gre para hacer servicio a Dios. Pero cuan- do todo est hecho va a taparse las narices y a gritar por todas parks que no habia querido eso. Seiior Vos Sois la inocencia misma, cmo concebiriais la Nada, Vos

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    que sois la plenitud? Vuestra mirada es luz. y cambia todo en luz: cmo conoce- riais el medio da de mi corazn? Y vues- tro entendimiento infinito cmo podra en- trar en mis razones sin hacerlas saltar? Odio y debilidad, violencia, muerte, disgus- to es lo que viene del hombre solo. Es m nico imperio y yo slo estoy dentro: yo slo respondo de lo que pasa all. . . En el da del juicio yo cerrar la boca. Ten- go demasiado orgullo para buscar excti- m.. . Pero no te molesta un poco ha- ber condenado tu hombre de servicio?. . . Conocis quien se me parezca? El hombie cuyos pensamientos Dios Padre no puede leerlos, el hombre que pone en desasosic- go al Todopoderoso, el cmplice del Crea- dor, el objeto de su odio y la vctima de su ingratitud! En mi Dios se horroriza de si mismo.. . Citadme otro Goetz. Algunas veces me imagino el infierno como un de- sierto que no espera sino a mi" (2164).

    Este es el Gwtz que se deja tentar por el bien que Heinrich le muestra como im- posible.

    Imposible? replica Goetz y por qu no lo amara yo. si se me diira la gana? Con que todos hacen el Mal? Todos. -Y nadie ha hecho nunca el Bien?-. Nadie. Pues, yo te apuesto que lo har! (2166). El Mal es dificil. Me dices que el BKn es impo- sible. Te apuesto que har el Bien. Es la niejor manera de estar slo.. . Yo era un criuiinal, nie doy vuelta la chaqueta y apuesto que ser un santo" (2166).

    Y este orgulloso. ni siquiera se decide a hacer el bien simpleniente, como se lo pro- pone Nasty, quiere que Dios baje hasta i.1 y le muestre su voluntad, condescienda con su capricho. "Juguemos a los dados: si yo gano. triunfa el mal; quemo Wornis y moris vosotros. Si pierdo. ni sospecho lo que puedo hacer, porque el Bien estk del otro lado del muro, invisible. . . " (2167).

    Juega a los dados. y como lo descubre Catalina la nica que se atreve a partici- par en tan extrao juego, cambia el resul- tado por una trampa para hacer el Bieii que ahora le tienta ni& que el Mal. Nada

    de Bien en s, nada de razoncs intrinse- cas para el cambio. Su capricho, su orgu- llo, poder estar solo freute a todo el mun- do, medirse con Dios.. . Pero puede c m erse en algn monmto que cree en El? Si; con la fe del demonio que se revuelve contra su Creador!

    Toma el pseudo camino del Bien y qu artificialmente marcha por l! Sus brava- tas le eran naturales. ficiles, le salian es- pontneas; pero las palabras de bien sue- nan a falso, son huecas. y cn cada momen- io e s t n delatando lo que las inspira: el orgullo, singillarizarse.

    Recbaza a Nasty que le pide que renun- cie al reparto de sus tierras que va a pro- vocar la guerra y terminar con la masa- cre de los pobres : "Yo no quiero el bien de a poco. Yo no ser modesto: la mo- destia es la virtud de los tibios. Yo screl que hace el Bien, inmediatamente 100. . . Dios me ha mandado deslumbrar y des- lumbrar ; yo soy un carb'n ardiente. . . Yo ser testigo. mrtir y tentacibn. Goetz e11 su poca de santidad rechaza salvar a los campesinos, porque esto significara hu- niillarse, secundar. Y rechaza salvar a Ca- talina, como le dice Heinricb: Si t i la hu- bicras guardado, la hubieras salvado y a ti itiisiiio con ella. Pero qu? Salvar un al- ma, una sola? Podra Goetz haberse reba- jado a cso? (111).

    Ctiirido Catalina muere y la ve prcsa dcl horror que le inspira la vis:a del iiificrno, sc cnfreiita con el Crucifijo y le dice: Has muerto t por los hombres. si o no? iMira, los ho~iibres sufren: hay qu? rcecniciirar a iuorir. Danic, danle S h e r a danie la naga dc tu costado, dame Id., Iieridas de tus manos. Si un Dios yudo sufrir por d o s , por qu no un honibre? Es&. celoio conmigo?" (124). Siempre a!! S ronio cl Cristo callara se abre con un cuch:i!o los estigmas, e inicia una segunda e t a p -le la santidad sobre el fraude. como iniciara la primera sobre otro fraude.

    A Hilda, en plena poca de santidad, le dice: Yo me quera hacer un pilar para sor- tener la bveda cclesrc.. . El cielo es uii

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    hoyo. Yo aun me pregunto donde habita Dios" (268).

    El mismo gesto de orgullo es el dcl Goetz asceta de la penitltima escena: un deseo de batir records.

    Frente a Heinrich que viene can el dia- blo a pedirle cuentas Goetz afronta el exa- men de su vida: Yo no he obrado. He he- cho gestos y nada ms. Yo he querido que mi bondad sea ms devastadora que mis vicios.. . Escucha Cura: Yo habia traicio- nado a todo el mundo y aun a mi hermano, pero mi apetito de traicin no estaba satis- fecho, y una noche bajo los muros de Woms invent traicionar el Mal: he ah toda la historia.. . Mostmo o santo yo mc burlaba de todo.. . Yo he querido asustar al cielo para escapar al desprecio de los hombres (289).

    Heinrich El extra60 personaje "engendro de Igle-

    sia y miseria" (2139), el hombre nacido pa- ra la traicin, para la ruindad, qe recibe en su cabeza las maldiciones del Obispo, las de Goetz, que lo desprecia como traidor, las de Nasty el jefe de los pobres que le echa en cara su ruindad. Este hombre de Iglesia es el personaje escogido por Sar- he para representar al diablo.

    Una cosa hay, con todo, en Heinticb: la fe. pero una fe extraa que no tiene nada que ver con la fe catlica: Yo no com- prendo; yo no comprendo nada. Hay que creer. creer, creer (2119). Creo porque es absurdo, absurdo, dice en otro sitio.

    Pero este hombre de Iglesia, que resulta ser el diablo, o su manifestacin (tal vez porque para Sartre la Iglesia Cat6lica sea el diablo?), observa una conducta cohe- rente de fe. A su adversario Nasty, que lo desprecia y rechaza su absolucin insiste en absolverlo. "Yo tengo la fe, Dios d o , tengo la fe. No cometer el pecado de desesperacin. Estoy infectado hasta la mdula, pero s que t me salvars si tu lo has decidido.. . Todos merecemos el in- fiemo, pero Dios perdona, cuando le place perdonar".

    A Goetz que le revela su gran descubri- miento que Dios no existe le responde: "Ah, que nie condene cien veces, mil ve- ces con tal que exista. Mi Dios. yo creo en ti. Yo creo" (293).Y sus ltimas pala- bras al caer asesinado por Goetz. "Yo no quiero cesar de odiar, yo no quiero cesar de sufrir. . . ".

    En Goetz es Sartre quien habla. El men- saje de Goetz ser su mensaje; el pecado capital de Goetz es el que Sartre deja en- trever en tantas de sus obras: el orgullo. Goetz es el conmiente de Sartre. y quin es Hemrich? 1 No podria afir-

    marse que es el inconsciente del propio Sartre? Por de pronto en muchos sitios del drama e uno se reconoce en el otro: Hein- rich le diie a &tz: iCmo sabes t eso, si no he sido yo mismo que te he dictado tus palabras? (2138). Y Goetz en el pro- ceso final pide a Heinrich que hable: "Ver- dad, t no puedes hablar; es tu voz la que tengo en mi boca (290). Poco antes le ha- ba dicho Goetz: "Animo, Heinrich : la rni- tad de mi mismo es tu cmplice contra la otra mitad" (288).

    El consciente de Sartre afirma el ateis- mo y slo cree en el hombre, pero su in- consciente se aferra a valores sin los cua- les no podria vivir. Estos personajes anta- gnicos en el fondo no hacen sino uno. complejo y atormentado como debe ser el alma de Sartre.

    ~Cu61 es el mensaje de Goats? Es el mensaje del propio Sartre, un po-

    co embarazado para comunicrnoslo bajo la cota de mallas del soldado y el hbito de monje, el uno simultneamente bajo el otro. Hubiera sido ms franco, ms d i - do si nos lo hubiera entregado sin inter- mediario. El mensaje de Goetz es el fondo del alma de un existencialista ateo contem- porneo.

    Su orgullo ha hecho del mundo un vasto desierto en que nada cuenta sino l. Una

  • sola cosa podria interesar a ese hombre orgulloso: Dios ! Pero Dios, de partida seri su creacin, porque i a nadie debe la su- ya, ni nada de cuanto es: el hombre es autnomo. Llama a la escena a Dios, lo cita a su tribunal, le pide cuentas, lo ame- naza con crucificarlo. Pero Dios no res- ponde, y este hombre orgulloso que cree que a su palabra debe descender el mismo Dios, termina por afirmar: si Dios no me responde, quiere decir que no existe. No se le pasa por la mente que por lo mismo que es Dios, no es su lacayo, no es uno de los tantos hombres que ha encontrado por su camino y ha esclavizado a su arbitrio. Es algo as como el argumento de los pro- pagandistas rusos para demostrar la ine- xistencia de Dios: Pedidle pan. . . no w responde. Pedidselo a Stalin: aqu lo te- nis! ! Como si Dios fuera nuestro lacayo y se sometiera a nuestros caprichos. Los dramas de Sartre no pueden iiamar-

    se "de tesis" en sentido tan estricto como las novelas de Bourget, pero ciertamente en cada uno de ellos hay una doctrina central, una afirmacin filosfica que quiere incul- camos. En este drama del atesmo, qu argumentos aduce para declarar inexisten- te a Dios?

    Un principio metafisico: si Dios existe el hombre no puede existir. Por qu? Por- que para Sartre Dios es un hombre 116s. uno ms de nuestra especie de manera q w si Dios es tociopoder~so, yo no puedo ser li- bre; si l es omnipresente, yo no puedo estar en parte alguna ; si l es todo, yo soy nada. El problema de la coexistencia del finito y del infinito es un problema di- ficil, pero no insoluble. Sartre soluciona facilsimamente el problema suprimiendo uno de los thninos: el infinito no exis- te. rYa vis cmo he resuelto este rom- pecabezas de la humanidad! As se puede solucionar cualquier problema, pero quien da tales soluciones ]que no pretenda lia- marse filsofo!

    La idea de iin Trascendente, de un Ab- soluto -lo que llamaramos el dios de los

    filiis~fos- no aparece en ninguna parte en la obra de Sartre, mucho menos el Dios amor de los cristianos: el Dios que no es- tim una pretensin absurda el ser igual al Padre y sin embargo por amor al hom- bre se hizo siervo, esclavo, obediente hasta la tnuerte y muerte de cruz. No, el Dioc de Sartre es un lacayo de 1, el superhom- bre: un sirviente que debe responder a sus llamados, hablar cuando se lo pida, y cuando le exija un milagro para confirmar sus planes no podr negrselo. Para ha- cer ms impresionante este silencio de Dios, Sartre presenta a su protagonista en una vida de santidad. Si Dios ni siquiera ante este personaje extraordimario habla zqu puede ser? Si duerme no podr me- nos de despertar. y si ni ante estos hechos da seales de vida, ciertamente no existe! l Siempre lo mismo! Todo en el drama gi-

    ra alrededor de la voluntad de Sartre que ha de ser servida y adorada. Jams se le ocurre a i preguntarle al Absoluto: Seor qu quieres que haga? Habla, Seor, que tu siervo escucha. No. Eso seria negarse l. Por eso concluye: "El ciele ignora has- ta mi nombre. Yo me preguntaba a cada moniento lo que yo poda ser a los ojos de Dios. Ahora ya conozco la respuesta. Na- da. Dios no me ve. Dios no me oye. Dios no me conoce. Tit ves ese vaco encima de nuestras cabezas. Es Dios. T ves esa brecha en la puerta. Es Dios. T ves ese hoyo en la tierra. Es Dios todava. El si- lencio es Dios, la ausencia es Dios. Dios es la soledad de los hombres.. . Si Dios existe el hombre es nada; si el hombre existe. . . (292).

    "Dios no existe. No existe.. . No mas cielo. No ms infierno. Nada ms que la tierra" (293).

    "No hay manera de escapar a los hom- bres. Adis los monstruos, adis los san- tos, adis el orgullo. no hay ms que los hombres", y luego a Hilda: "Dios ha muer- to". Ella le responde. "Muerto o vivo J qu importa? Hace mucho tiempo que no me preocupaba de l".

  • El reino del hmnbrs.

    Despus de haber decretado la muerte de Dios, Coetz prodama tdunfaimente: el reino del hombre comienza.

    Ese reino del hombre hab sido anun- ciado en sus otras piezas. En Lw Moscar el pobre Jtipiter h b k de miedo ante el posible crimen de Orestes, no porque sea crimen, sino porque Orestes descubrir que las kyes y fa moral no tienen valor, y pa- sar a ser plenamente libre, divino. Dios perder su trono y lo ganara el hombre. En esta pieza el reino del hombre comien- za precisamente cuando el hroe apualea a su juez.

    Este remo del hombre al que nos intro- duce Sartre es bien macabro. Ya en Ha& clos nos deca -y no de pasada- sino como su tesis central que "el infierno son los dems" (Iyenfer c'est les autres). Este nuevo drama nos prueba que, en realidad, vivir c m sus personajes es un infierno. Todos los que desfilan en el largusimo drama son neurpatas, locos, ddicos, orgu- llosos. Lo nico que saben hacer bien es insultar, mentir, codiciar sensualmente, odiat. En 16%- parte se ve un gesto de amor. Introduce en la pieza a un amo- hispo mundano y desleal que vera w n bue- nos ojos el crimen, un obispo que muere maldiciendo, un cura que resulta ser el pa-" dre del demonio, un profeta, mezcla de lu- terano, de iluminado, de fmticelli. Las mu- jeres que entran en el drama: una madre desespenda, una amante que muere de ver- eema y obsesionada del temor del inficr. no. e Hilda, desposeda de sn integridad a! pnrotiur un acto de bondad. Este itimo personaje, qm podra parecer el ms puro (el menos, manchado) es d que dice: %o iremos noomoS al cielo, Goetz, y aun si va- no Nndtemos ojos para vemos, ni manw para tacamos. hl aniba no se oeu- m, &a d Dios. T6 e& all, un poco dt cMLe gastada, nrmopda y miserable: uaa pd>re vida. Yo amo esta carne y esta vi&. 'NO se puede amar sino en la tierra y contra Dios". .

    Este es el reino del hombre: pingajos humanos que no saben sino codiciar y odiar. Totalmente ausente el amor. 1% bre reino! Parece que Sartre no ama a los hombres, smo que odia a Dios. Esta pieza, como tantas otras de Sartre es el reino del dio. Sartn es un amargado. Esta inmen- sidad de neur6patas y posedos que desfi- lan no sern los mii espejos en que se refleja el alma de Sartre? Cuan& Goetz pretende quemar Wonns dice: "El alma del Seor es una galera de espejos; el fuego se reflejar m miones de espejos; Entonces, yo sabd que soy un monstmo absolutamente puro" (2159).

    Cmo es posible que un hombre como Sartre que est en contacto con la histo- ria y con la vida no haya encontrado, al hacer un drama religioso, un solo perso- naje que sea religiaso? Un hombre que co- noce la historia de su pt&, k tierra de Juana de Arco, de Vicente de Paui, de Ozsnam y Lacordaire: un hombre que es. t i en contacto con los actuales valores cris- tianos de Francia, y los hay de una sin- ceridad y valenta extraordinaria, jcmo puede presentamos con tanta sinceridad esa tropa de monstruos como los represen- tantes del hombre religioso? Sera tan m. la su causa que no admita la presencia de un defensor, de un testigo medianamente sincero del bien? El proceso de Dios, b cho por Sartre, semeja a los procesos de los paises totalitarios, en que el acusado no tiene ms defensor que el que le elige el que lo va a condenar.

    Tenemos pleea conciencia de que estas palabras pon duras, pero la lectura suce- siva de obras de Sartre nos va Ilevando cada ver ms a k cooivieci9n de la mala fe de su autor. Alguaos pueden M p d o - n a m en el teatro de Sartre, sobre todo en este drama, por la inquietud dgiosa que demnestra, y tai vez puedan pensar que se acercara a la cmvusin. Lejos de nos- otros negar la posibilidad de la wnversih: el poder de Dios es infinito, y seria una ale& inmensa para los fieles tamafi~ mi. kgro; pero nada denota en la lectura de

  • Sartre que tal proceso est gestndose. Sartre se preocupa de Dios, wmo se pre- ocupe el comdem30 para odiarlo y malde- cirlo. Es la actitud dei hombre que ha to- mado pesMn.: '%a ese+dol' y su elec- c i k es cwtm Dios, y en css eleccin. en e s exirbcncia q w determina su esencia - p e r -ir su vocabuiatio- se encierra lo que l estima su grandeza: aniquilar a Dies.

    2 Lo ha logrado? En absoluto. En esto re- side el Mers real de la obra de Sartre, pues toea el problema ms candente del alma moderna: su posicin frente a Dios.

    No cabe duda que Jean Paul Sartre es un hbil literato, un fil6sefo no s61b inte- ligente sino genial en algunos aspecto3 y de a m p h cuitwa. Qu vale el proceso que tan genial adversario ha tramado con- tra Dios?

    Los argumentos que Sartre nos p r w - ta para justificar sus negaciones no pue- den ser mbs pobres: simples a f i m a c i d literarias mestidas de un manto senti- mental. Qu valor tiene en fa cmstrac- c i b positiva de Sartre el reino del hom- bre que ha inaugurado? Ni una palabra que nes d a atender lo que es este reino s b ei crimen que lo inaugura. Desde hace va- rios aos viene Sartre anancianda este rei- ne y hibhente 10 anuncia al te&? su obra cua~do cae el teln. . . pero ya es tiempo que le vede. Hasta ahora nada, como no sea lo mentira. el odio, el crimen. Andr Blanchd dice que el teatro de Sar- tre recaerda esas @eras en que una mu- chedumbre canta en tdos los tonos i Mar- chemos, Itkckmesl pero sin avanzar un pasa. Estam