El Derecho Al Matrimonio Homosexual, Por Thomas Sowell
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El "derecho" al matrimonio homosexual
Por Thomas Sowell Traducido por Adolfo Rivero Caro
En todos los estados de nuestro país donde el tema del matrimonio homosexual se
llevó a referendo, los electores votaron en contra, como era de esperar.
De todos los falsos argumentos a favor del matrimonio homosexual, el más falso de
todos es que es un problema de igualdad de derechos. El matrimonio no es un derecho
que el gobierno le concede a los individuos. Es una restricción de los derechos que ya
tienen.
Las personas que simplemente viven juntas pueden hacer todos los acuerdos que les
parezcan entre ellos, sean heterosexuales u homosexuales. Pueden dividir sus
pertenencias 50-50 o 90-10 o de cualquier otra forma que quieren, Pueden hacer su
unión temporal o permanente o sujeta a cancelación en cualquier momento.
El matrimonio es una restricción. Si mi esposa compra un automóvil con su propio
dinero, según las leyes de California, automáticamente yo soy dueño de la mitad del
mismo, esté o no esté mi nombre en el título. Sea la ley buena, mala o indiferente, es
una limitación de nuestra libertad para disponer de las cosas como nos parezca. Esta
es sólo una de las muchas decisiones que las leyes matrimoniales sacan de nuestras
manos.
Oliver Wendell Holmes dijo que el fundamento último de la ley no es la lógica sino la
experiencia. Las leyes matrimoniales han evolucionado a través de siglos de
experiencia con las parejas de sexos opuestos, y de los hijos que resultan de esas
uniones. La sociedad afirma sus intereses en las decisiones restringiendo las opciones
de las parejas.
La sociedad no tiene los mismos intereses en el resultado de una unión entre personas
del mismo sexo. Transferir todas esas leyes a las parejas del mismo sexo tendría tanto
sentido como transferir las reglas del béisbol al fútbol.
¿Por qué entonces los activistas homosexuales quieren ver restringidas sus opciones
con las leyes matrimoniales, cuando pueden perfectamente hacer sus propios
contratos con sus propias provisiones y realizar todo los tipos de ceremonias que les
parezcan para celebrarlos?
El asunto no son los derechos individuales. Lo que los activistas están buscando es una
aprobación social oficial de su estilo de vida. Pero esto es justamente la antitesis de la
igualdad de derechos. Si usted tiene un derecho a la aprobación de otra persona,
entonces esas otras personas no tienen derecho a sus propias opiniones y valores. No
se puede decir que lo que hagan “adultos de mutuo acuerdo” es un asunto
estrictamente privado que no le interesa a nadie y, al mismo tiempo, decir que todo el
mundo está obligado a darle su aprobación.
La retórica de la “igualdad de derechos” se ha convertido en la vía para conseguir
privilegios especiales para todo tipo de grupos, así que probablemente fuera inevitable
que los activistas homosexuales también emprendieran ese camino. Ya han conseguido
conseguir mucho más dinero para combatir el sida que para otras enfermedades que
matan muchas más personas. Es hora de frenar que esos juegos de palabras sobre
derechos iguales sigan conduciendo a privilegios especiales para cualquier grupo, y el
matrimonio homosexual ofrece una oportunidad tan buena como cualquier otra.
Incidentalmente, ni siquiera está claro cuantos homosexuales realmente quieren
casarse, aunque sus activistas lo estén empujando. Lo que los activistas realmente
quieren es el sello de aprobación de la homosexualidad como forma de propagar su
estilo de vida. Estilo de vida que se ha convertido en letal en la época del sida. Ya han
triunfado en una medida notable en las escuelas públicas, donde se le ha puesto el
título de “educación sobre el sida” u otros títulos a programas de promoción de la
homosexualidad. En algunos casos, activistas homosexuales llegan a visitar las
escuelas, no sólo para promover la homosexualidad como una idea sino inclusive para
repartirles a los muchachos las direcciones de centros homosexuales locales.
No hay límites para que lo que la gente está dispuesta a hacer cuando se les permite.
Nuestras escuelas están fracasando lamentablemente en educar a nuestros hijos al
nivel de otras naciones. Que el tiempo que no tienen para enseñar a leer, escribir y
sacar cuentas lo tengan para promover la homosexualidad es realmente escandaloso.
Y seguirá sucediendo mientras los padres no rechacen el chantaje del pensamiento
“políticamente correcto” y no opongan una decidida resistencia.
Todo grupo de intereses especiales tiene un incentivo para sacarle algo a la sociedad
en su conjunto. Algunos se contentan con desviar parte del dinero de los
contribuyentes para si mismos. Otros, sin embargo, quieren desmantelar parte de la
estructura de valores que hace viable una sociedad.
Quizás no quieran echar abajo toda la estructura sino sólo la parte que obstaculiza su
estilo. Pero cuando innumerables grupos empiezan a desmantelar las partes de la
estructura que no les gustan pudiéramos estar rumbo a todo tipo de colapsos sociales.
Los hemos visto en la historia y lo hemos visto en otras partes del mundo en nuestra
propia época.
Fuente: http://www.liberalismo.org/articulo/294/53/derecho/matrimonio/homosexual/