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[7 ] artículo Revista eure (Vol. XXX, Nº 90), pp. 7-26, Santiago de Chile, septiembre 2004 Edgard Moncayo * El debate sobre la convergencia económica internacional e interregional: enfoques teóricos y evidencia empírica **  Abstract The discriminatory effects of globalization, in regard to countries, subnational regions and social groups, put new life into the debate over the convergence hypotesis, at the very base of the neoclassical growth theory. This  paper offers an exhaustive revision of the empirical evidence regarding the convergence/divergence in per capita income level issue, both among countries as well as among subnational regions. It is concluded that after two a decades of convergence, in the sixties and seventies, from the eighties on there is a dominant trend towards  polarization. This evolution seems to confirm the claims of endogenous growth theory and the New Economic Geography, in the sense that economic activity tends to agglomerate with a circular cause and effect logic, where it is already concentrated. Keywords: Convergence, divergence, endogenous growth, regional development. Resumen La globalización, con sus efectos diferenciadores por países, regiones y grupos sociales, vuelve a animar el debate sobre la hipótesis de convergencia, a la base de la teoría neoclásica del crecimiento. En este artículo se lleva a cabo una exhaustiva revisión de la evidencia empírica sobre la cuestión convergencia/divergencia en los niveles de ingreso  per cápita , entre países y entre regiones subnacionales. Se concluye que después de que en las décadas de los ‘60 y ‘70 se verificara un proceso de convergencia, a partir de los ‘80 la tendencia dominante es hacia la polarización. Esta evolución parecería estarle dando la razón a las teorías de crecimiento endógeno y la Nueva Geografía Económica, en el sentido de que la actividad productiva tiende a aglomerarse con una lógica de causación circular acumulativa, allí donde ya está concentrada. Palabras clave: convergencia, divergencia, crecimiento endógeno, desarrollo regional.

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artículo

Revista eure (Vol. XXX, Nº 90), pp. 7-26, Santiago de Chile, septiembre 2004

Edgard Moncayo * 

El debate sobre la convergencia económicainternacional e interregional: enfoques teóricos y 

evidencia empírica **

 Abstract

The discriminatory effects of globalization, in regard to countries, subnational regions and social groups, put 

new life into the debate over the convergence hypotesis, at the very base of the neoclassical growth theory. This 

  paper offers an exhaustive revision of the empirical evidence regarding the convergence/divergence in per 

capita income level issue, both among countries as well as among subnational regions. It is concluded that after 

two a decades of convergence, in the sixties and seventies, from the eighties on there is a dominant trend towards 

 polarization. This evolution seems to confirm the claims of endogenous growth theory and the New Economic 

Geography, in the sense that economic activity tends to agglomerate with a circular cause and effect logic, where 

it is already concentrated.

Keywords: Convergence, divergence, endogenous growth, regional development.

Resumen

La globalización, con sus efectos diferenciadores por países, regiones y grupos sociales, vuelve a animar eldebate sobre la hipótesis de convergencia, a la base de la teoría neoclásica del crecimiento. En este artículose lleva a cabo una exhaustiva revisión de la evidencia empírica sobre la cuestión convergencia/divergenciaen los niveles de ingreso  per cápita, entre países y entre regiones subnacionales. Se concluye que despuésde que en las décadas de los ‘60 y ‘70 se verificara un proceso de convergencia, a partir de los ‘80 latendencia dominante es hacia la polarización. Esta evolución parecería estarle dando la razón a las teorías decrecimiento endógeno y la Nueva Geografía Económica, en el sentido de que la actividad productiva tiende

a aglomerarse con una lógica de causación circular acumulativa, allí donde ya está concentrada.

Palabras clave: convergencia, divergencia, crecimiento endógeno, desarrollo regional.

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1. Introducción

Uno de los rasgos más marcados de la geo-

grafía económica mundial es la profundadesigualdad en los niveles de actividad

productiva, y por tanto de riqueza de los países quela integran. En efecto, el 50% del PIB global esproducido por el 15% de la población mundial,que sólo ocupa el 10% de la superficie terráquea, y labrecha de ingreso per cápita entre los países másricos y los más pobres es de 19:1, y tiende a aumen-tar. Estos mismos países concentran los flujos tecno-lógicos y financieros (un 70% de las entradas de

IED) y el comercio internacional (un 80% de lasexportaciones mundiales).

Tales disparidades son también manifiestas en elinterior de los países, entre las áreas urbanas y lasrurales, entre las regiones prósperas y las rezagadas,y entre las áreas metropolitanas y las ciudades me-dianas y pequeñas. El fenómeno es todavía másacusado en los países en desarrollo, en donde ladiferencia en los niveles de ingreso entre las regio-nes más ricas y las más pobres puede llegar a ser de

6:1, como en México y Brasil. En Colombia la bre-cha es de 4:1.

La cuestión de por qué se concentra la actividadeconómica en unos determinados emplazamien-tos ha sido una de las preguntas clásicas de la eco-nomía espacial, desde las primeras conceptua-lizaciones formuladas por Von Thünen a principiosdel siglo XIX. A este interrogante se ha venido aagregar más recientemente (en la década de los ‘90),el de si las disparidades en dicho nivel de actividad

tienden –en el largo plazo- a ampliarse o a disminuir.Si las brechas tienden a acortarse, se verificaría la

hipótesis de convergencia  postulada por los en-foques neoclásicos del crecimiento, según los cualesen el largo plazo el funcionamiento del mercadopone en marcha engranajes que le permiten a las

economías atrasadas crecer más rápidamente que lasavanzadas y hacer de esta manera el catching up1.

 A esta lectura optimista del desarrollo se oponela de las teorías del crecimiento endógeno que pos-tulan una hipótesis de divergencia , en el sentido deque la dinámica de las fuerzas del mercado impulsa-rían una acumulación creciente de riqueza e ingresoen las economías más desarrolladas, aumentando ladivergencia entre países y regiones.

 Así planteado, el debate tiene una alta relevan-cia, en la medida en que sus implicaciones tocanalgunas de las cuestiones más cruciales de la agenda

del desarrollo contemporáneo. Entre estas están,por ejemplo, la de los impactos territoriales de laglobalización y los procesos de integración econó-mica (Unión Europea, TLCAN y Alca); las condi-ciones de viabilidad del Estado-nación; la pertinen-cia de las políticas orientadas a lograr una mayorequidad interterritorial (descentralización fiscal); lainfluencia de las dinámicas territoriales en las estra-tegias de localización de las empresas; y las relacio-nes entre los patrones de concentración de la activi-dad productiva y los niveles y estabilidad del creci-miento.

El propósito de este trabajo es examinar el esta-do de la discusión teórica de las hipótesis de con-vergencia/divergencia, presentar la evidencia empí-rica que se ha obtenido con los trabajos sobre eltema tanto a escala de las economías nacionalescomo subnacionales y relacionar estos resultadoscon algunos de los temas centrales de la actual agendadel desarrollo.

2. El debate sobre la hipótesis deconvergencia/divergencia 

Según Barro y Sala-i-Martin (1995), “probably because of it’s lack of empirical relevance, growththeory effectively died as active research field by theearly 1970s, on the eye of the rational-expectationsrevolution and the oil shock” (12).

* Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planifica-ción Económica y Social (ILPES). Email: [email protected]

** Este trabajo hace parte de una investigación que ade-lanta el autor para el Sistema Universitario de InvestigaciónSUI de la Universidad Autónoma de Colombia, “Las regio-nes colombianas frente a la globalización”. Recibido el 15 demarzo, aprobado el 24 de marzo.

1 La hipótesis de convergencia había sido planteada porel historiador económico Gerschenkron (1952) desde losaños cincuenta. Otro historiador económico, Abramovitz(1986), ya en los años ‘80 volvió a insistir en el punto.

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En la siguiente década y media la investigaciónmacroeconómica se concentró en las fluctuacionesde corto plazo de la economía, hasta que en la se-

gunda mitad de los ‘80 los trabajos de Romer (1986)y Lucas (1988) rescataron la importancia de los de-terminantes del crecimiento de largo plazo, mar-cando el inicio de una nueva etapa de la teoría delcrecimiento.

La nota distintiva de los nuevos enfoques erasu rechazo de la explicación del crecimiento basadaen el concepto de progreso tecnológico exógeno,propia del modelo neoclásico, y el correspondienteempeño por encontrar los determinantes del creci-

miento al interior del modelo. De allí su denomi-nación de modelos de crecimiento endógeno(MCE).

En estos modelos –al contrario de lo que ocu-rre en los neoclásicos-, el crecimiento puede conti-nuar indefinidamente porque los rendimientos dela inversión en capital (incluido el humano) no ne-cesariamente disminuyen en la medida en que laeconomía se desarrolla, debido a la presencia deexternalidades positivas originadas en efectos dedifusión del conocimiento tecnológico entre pro-ductores y a otras economías de aglomeración2.

 Ahora bien, como la idea de los rendimientosdecrecientes en la acumulación de capital inherentea los modelos neoclásicos implicaba que países conescaso capital per cápita crecerían más rápido que aque-llos con abundante dotación per cápita de este recur-so (la hipótesis de convergencia)3, los rendimien-tos no decrecientes (constantes o crecientes) de los

modelos de crecimiento endógeno implican el re-chazo de la hipótesis de convergencia.

En los MCE no existe ninguna “fuerza” que re-duzca las diferencias en los determinantes de largoplazo del crecimiento; antes bien, las economías tien-den a divergir en el tiempo. De hecho la sola presen-cia de rendimientos crecientes originada en el cam-bio tecnológico impide cualquier movimiento haciala convergencia.

Los desarrollos conceptuales anteriores conduje-ron a la formalización de la Nueva Geografía Econó-mica (NGE), que para Krugman (1999) es la cuarta

ola de la revolución que desencadenó la teoría delcrecimiento endógeno. Las tres primeras habrían sidolos nuevos enfoques de la organización industrialque crearon un conjunto de modelos de competen-cia con rendimientos crecientes, la nueva teoría delcomercio internacional y las nuevas teorías del papeldel cambio tecnológico en el crecimiento económi-co.

La construcción teórica de la NGE está basadaen el argumento según el cual, en el comercio y la

especialización, los rendimientos crecientes, las eco-nomías de escala y la competencia imperfecta sonlejos más importantes que los rendimientos decre-cientes, la competencia perfecta y la ventaja compa-rativa; y que las economías externas por tamaño delmercado y por innovación tecnológica que apunta-lan dichos rendimientos crecientes, no son de al-cance internacional –ni siquiera nacional-, sino quesurgen de un proceso de aglomeración de naturale-za regional o local.

Tabla 1. Fuerzas que actúan sobre la concentración geográfica.

Centrípetas Centrífugas

Tamaño del mercado encadenamientos Factores fijosMercados laborales densos Rentas de la tierraEconomías externas puras Deseconomías externas

Fuente: Krugman (1999).

2 Esta noción había sido anticipada por Young en 1928. 3 Siempre que el stock de capital  per cápita sea la únicadiferencia entre las dos economías. Por eso se habla de con-vergencia condicional.

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El modelo que elabora Krugman para analizarlas relaciones de los rendimientos crecientes con laaglomeración espacial, representa la interacción en-

tre las fuerzas centrípetas que promueven la con-centración geográfica de las actividades económicasy las centrífugas en la siguiente tabla:

Las “petas” de la columna izquierda son la trilogíaclásica de las fuentes de las economías externas se-gún Marshall. Las “fugas” –que están inspiradas enel modelo de Von Thünen (1826)- tienen que verrespectivamente con la tierra y los recursos naturales;los precios del suelo, que van aumentando con laconcentración; y la congestión, generada por la con-

centración. Aunque no obstante Krugman advierteque en el mundo real la localización refleja lainteracción de todas estas fuerzas, para efectos dehacer viable el modelo matemático escoge sólo unade cada lado de la tabla: los encadenamientos haciaatrás y hacia delante, que son “petas”, y los factoresfijos, que son “fugas”.

Para Krugman (1992), el comercio internacio-nal es un caso especial de geografía económica, y portanto, en su dinámica también operan los mecanis-

mos circulares de acumulación; ello explicaría lasconfiguraciones centro-periferia que caracterizan losintercambios comerciales. Al respecto, postula esteautor que “las fronteras entre la economía interna-cional y la economía regional están volviéndose bo-rrosas, en algunos casos importantes. Solamente espreciso mencionar la Europa de 1992: al convertirseen un mercado unificado, con libre movilidad delcapital y del trabajo, cada vez tendrá menos sentidopensar en las relaciones entre los países que la com-ponen en términos del paradigma tradicional delcomercio internacional” (77).

Otra implicación interesante de la NGE es larelación negativa entre la estructura de concentra-ción industrial de un país y el grado de liberalizacióncomercial del mismo. Según algunos autores, mien-tras mayor sea la apertura comercial de un determi-nado país, menor será su concentración productivaregional, porque en la medida en que la economía sevincula más al mercado internacional, el internodeviene menos importante. Es decir, si los polos de

aglomeración tradicionales son mediterráneos, porejemplo, los nuevos productores tenderían a situarseen localizaciones más cercanas al comercio interna-cional (las costas).

En cuanto a lo que concierne al debate sobre laconvergencia, de lo dicho anteriormente se despren-de con claridad que para la NGE el libre juego de las

fuerzas del mercado conduce inexorablemente a unaintensificación de las desigualdades entre las eco-nomías (divergencia), tal como ya lo habían plan-teado Myrdall (1971), Kaldor (1957) y Hirshman(1958).

3. Las implicaciones de la convergencia/divergencia 

La existencia o no de tendencias hacia la con-

vergencia/divergencia entre distintas economíastiene implicaciones importantes en varios planos.

En primer lugar, en el plano internacional seplantean dos interrogantes íntimamente asocia-dos: ¿hay una tendencia hacia un crecimiento delos países pobres más rápido que el de los ricos, y por consiguiente hacia la convergencia entreestándares de vida entre estos dos grupos de paí-ses? Y, ¿la globalización conduce a hacer el mundoun lugar más igualitario, o por el contrario, ella

beneficia a los países ricos y afecta a los más atrasa-dos?

De las repuestas a estas preguntas depende,entre otras cosas, la valoración que pueda hacersede los procesos e instituciones –como la Organi-zación Mundial de Comercio y las institucionesfinancieras internacionales- que impulsan laglobalización, entendida como la intensificaciónde los flujos comerciales, financieros y tecnológi-cos a escala mundial, y la correspondiente adop-

ción de las políticas y marcos institucionales con-ducentes a tal fin.

En segundo término, el problema de la con-vergencia/divergencia también se plantea con re-lación a los procesos de integración económica.En la medida en que estos procesos conducen –con mayor o menor intensidad- a la relocalizaciónde la actividad económica, las industrias se ex-pandirán en unos países y lo contrario ocurrirá enotros, afectando sus respectivos niveles de empleo

e ingreso. Por lo tanto, puede haber unos paísesque resulten ganadores y otros perdedores.

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De allí que en la Unión Europea (UE) estacuestión haya estado vinculada a los principiosbásicos que orientan el proceso de integración,

especialmente desde el Acta Única, los acuerdosMaastrich y el nuevo tratado de la UE (1992).Específicamente, el proyecto europeo se basa enque su desarrollo permita impulsar el crecimientodel conjunto de los países miembros, contribu-yendo así al logro de una mayor cohesión econó-mica y social.

La preocupación por los eventuales efectos di-vergentes de la integración surge con más fuerzaen el marco de los acuerdos de integración econó-mica entre países de distinto grado de desarrollo,como el tratado de libre comercio de América delNorte (TLC) entre Canadá, Estados y México, y la posible Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En este contexto, la liberacióndel intercambio comercial puede favorecer la con-centración de actividades en los países avanzados,obligando a los menos desarrollados a tener lasprevisiones pertinentes.

Por último, la cuestión convergencia/diver-gencia es relevante al interior de los países indivi-dualmente considerados, esto es, en el plano delas regiones subnacionales que los conforman. A este respecto, por ejemplo, si en un país se observaconvergencia absoluta acelerada, las políticas pú-blicas para favorecer el equilibrio interregionaldevienen prácticamente innecesarias. Estas polí-ticas, en cambio, tienen un importante papel enlos casos en los que el crecimiento de las distintasregiones tienden a divergir.

En ciertos contextos, las disparidades acusa-das en el desempeño de las regiones puede darlugar incluso a tendencias no sólo hacia formasextremas de federalismo fiscal, sino a conatos desecesión política de los territorios ganadores, queconstituyen una amenaza para la integridad delos estados nacionales a los cuales pertenecen.

En las siguientes secciones de este trabajo abor-daremos un análisis más detallado de las

implicaciones de la cuestión convergencia/diver-gencia que se acaban de esbozar.

4. La evidencia empírica sobre la convergencia/divergencia en el planointernacional

La contraposición teórica entre los modelosneoclásicos y los de crecimiento endógeno sobre laconvergencia/divergencia tiene su lógico correlatoen el campo de los estudios empíricos. Así, mien-tras los trabajos basados en la ortodoxia neoclásicaencuentran que la mayor integración global eleva,por lo general, el ingreso de todas las naciones,aquellos que se fundamentan en la heterodoxia delcrecimiento endógeno concluyen, por el contrario,

que la globalización promueve la desigualdad, queuna economía mundial integrada se escinde entreun centro rico y una periferia pobre y que –másgrave aún- la riqueza del centro se produce a expen-sas de la periferia. Más recientemente ha ganado te-rreno en los países desarrollados la idea de que ladialéctica centro-periferia funciona al revés: la peri-feria progresa a costa del centro desarrollado.

Hay también investigaciones que reconocen noencontrar respaldo empírico sólido para ninguna

de las dos posturas, y otras que admiten la posibi-lidad de que las dos sean posibles en diferentesmomentos del tiempo.

4.1. La convergencia entre países 

El enfoque optimista sobre los efectos de laglobalización sobre la convergencia se basa en lossiguientes argumentos:

a) La globalización ha acelerado las tasas

globales de crecimiento: de una tasa del 1%anual a mediados del siglo XIX se ha pasadoa una de 3,5% anual en promedio, en loscuarenta años finales del siglo XX. Estas al-tas tasas de crecimiento sostenidas durantedécadas han ampliado los mercados para to-dos los países de la comunidad internacional(Dollar, 2001).

b) Los pa íses en desarrol lo que se hanglobalizado han experimentado una acelera-

ción de su tasa de crecimiento, pasando deuna tasa anual del 1,4% en los años ‘60 a unadel 5% en la década de los ‘90. Por tanto, sunivel de ingreso ha convergido hacia el de los

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países avanzados (Dollar, 2001; Lindert & Williamson, 1995).

c) Los países en desarrollo que han adoptado laspolíticas “correctas” (derechos de propiedadintelectual, desregulación y apertura comer-cial) han logrado converger hacia los nivelesde ingreso de las economías avanzadas (Sachs& Warner, 1995). Estas políticas apropiadasconstituyen para Hall y Jones (1998) la infra-estructura social de un país.

d) Las economías atrasadas que se integran conlos más avanzadas aceleran su tasa de creci-

miento, y por tanto su nivel de ingreso con-verge hacia el del líder (Dollar, 2001).

e) La apertura comercial (Frenkel & Romer, 1999)y la IED (Dollar & Kraary, 2002) en los paí-ses en desarrollo, están positivamentecorrelacionadas con el crecimiento de largoplazo.

f) El comercio internacional, especialmente elNorte-Sur –en virtud del teorema Heckscher-

Ohlin- tiende a igualar los precios de los facto-res, y por tanto la relación de los salarios en-tre los países pobres y los ricos tiende a subir.En consecuencia, el comercio puede ser unsustituto a la movilidad del trabajo y el capi-tal para efectos de la generación de conver-gencia entre salarios o productividad laboral,y por ende del ingreso (Williamson, 1995).

g) La varianza ponderada por la población del(log) PIB per cápita de 125 países ha dismi-

nuido en las últimas dos décadas (s-conver-gencia). Si bien la s-convergencia del (log) delPIB per cápita para la muestra de países haaumentado en los últimos treinta años, cuan-do se pondera el PIB de cada país por la po-blación la tendencia se torna declinante. “Thismeans that the measures of convergentebased on “each country, one data point” canshow divergence, but when we give “eachcitizen, one data point” the picture changesradically” (Sala-i-Martin, 2002). Tal resultado

se explica fundamentalmente por el gran vo-lumen de población y altas tasas de crecimien-to de China.

4.2. La divergencia entre países 

Pritchett (1996), economista del Banco Mun-

dial –y por tanto “libre de toda sospecha”- sostie-ne lo siguiente: “Al lado de la ‘globalización’ y la‘competitividad’, el tema de la ‘convergencia’ hapermeado las discusiones públicas sobre políticas y perspectivas de países en desarrollo [...] Pues bien,olviden la convergencia: la abrumadora característi-ca de la historia económica moderna es una diver-gencia masiva en ingresos per cápita entre países ri-cos y pobres; una brecha que sigue creciendo en laactualidad [...] Más aun, a menos que el futuro seadiferente al presente en muchos aspectos impor-tantes, lo que se puede esperar es que esta brecha seamplíe todavía más”.

En el mismo sentido, Gallup y Sachs (1998),que también pueden considerarse neoclásicos or-todoxos, afirman: “Dos siglos después del creci-miento económico moderno, una vasta propor-ción del mundo permanece sumida en la pobreza. Aunque algunos beneficios del desarrollo moder-no, especialmente esperanza de vida y reducción de

la mortalidad infantil, se han irrigado a casi todo elmundo, inmensas y trágicas disparidades persistenen algunas regiones. En términos de bienestarmaterial, medido por el PIB per cápita ajustado porla capacidad del poder adquisitivo (PPP), las bre-chas son enormes y muestran pocos signos demejoramiento [...] En África, los niveles de ingresoen los ‘90 fueron casi iguales a los de los ’70 [...] y en América Latina y el Caribe, los niveles de ingreso en1992 ($4.820) fueron solamente 6,6% más altosque en 1974 ($4.524)” (127).

El hecho es que con respecto al ingreso de losmiembros de la OECD, la única región que acortóla brecha entre 1950 y 1998 fue Asia (Oriental, Pací-fica y Meridional), con América Latina relativamen-te estable, y África y los demás países no desarrolla-dos divergiendo en forma pronunciada. SegúnMadisson (2001), en el período 1973-1998 la bre-cha de ingreso per cápita entre la región más rica y lamás pobre aumentó de 13:1 a 19:1.

La evidencia econométrica sobre la divergenciaen el nivel de ingreso entre países es aportada, entreotros, por Bourgignon y Morrison (2002),Milanovic (2001) y Dowrick y De Long (2001).

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El estudio de Bourgignon y Morrison (2002),que cubre el período que va entre 1820 y 1992, con-cluye que las desigualdades del ingreso mundial

explotaron en dicho período: el coeficiente GINI y el índice de Theil se incrementaron en un 30% y 60% respectivamente, debido principalmente alaumento de las diferencias entre países. Estos au-tores admiten, sin embargo, que a partir de 1950 lasdesigualdades no crecen tan rápidamente.

Los resultados anteriores confirman los deMilanovic (2001), quien además hace notar el reza-go de la “clase media mundial”, constituida por América Latina, Europa Oriental y la antigua Unión

Soviética entre 1988 y 1993.

Por su parte, Dowrick y De Long encuentranque en el período 1980-1998 los países pobres sebenefician menos de la apertura comercial que losricos.

Por todo lo anterior, y después de hacer unaprolija revisión de la literatura empírica sobreglobalización y convergencia, Solimano (2001) afir-ma: “La segunda ola de globalización post 1973

–de creciente intermediación financiera y políticaseconómicas promercado- ha sido acompañada porcomplejas disparidades regionales y un aumentoen la desigualdad mundial” (34).

De acuerdo con los enfoques de la Nueva Geo-grafía Económica, en la persistencia de tales des-igualdades juegan un papel muy importante varia-bles como la distancia a los mercados internaciona-les y a fuentes de abastecimiento de insumos. Es-tas distancias no serían superables por las nuevas

tecnologías de la telecomunicación: “Other activities which are readily transportable and less dependanton face-to-face communications may relocate tolower wage countries, and this will be an importantforce for development. However, since theseactivities may cluster together, development is likely to take the form of rapid development by a smallnumber of countries (or regions) rather than a moreuniform process of convergence” (Venables, 2001).

En el contexto latinoamericano, Elías (2001)

encuentra convergencia en el subperíodo 1960-1975,pero no después (el período completo analizadoes 1960-1995), resultado que coincide con el deCáceres y Núñez (1999), los cuales, al analizar la

dispersión en el lapso 1950-1990, observaron con-vergencia sólo hasta 1979.

4.3. Convergencia/divergencia e integración económica

 A similitud de lo que ocurre a escala internacio-nal, en el marco de la integración económica losanálisis de convergencia/divergencia arrojan resul-tados con diversos matices. Así, en la Unión Euro-pea Crespo-Cuaresma et al . (2002) encuentran quela participación en el proceso de integración tienepara los países miembros un “bono” de crecimien-to que no es simétrico, puesto que beneficia enmayor medida a los países relativamente menos

avanzados. Estos hallazgos –compatibles con lateoría de los Clubes de Convergencia- podrían ex-plicarse según los autores por los efectos de la ayu-da financiera que la UE presta a Grecia, Portugal,Irlanda y España, la cual representó en 2000 el 3,6%,1,9%, 1,8% y 0,9% del PIB de estos países respec-tivamente.

Según Cuadrado-Roura (1999), la convergenciase habría presentado claramente sólo en el período1950-1970, exhibiendo a partir de los años ‘70 una

tendencia hacia el estancamiento e incluso hacia li-geros brotes de divergencia. Estos resultados fue-ron corroborados por Waltz (1999), quien tampo-co encuentra signos de convergencia en el período1980-1995.

Boldrin y Canova (2000) y Petrakos et al . (2003)obtienen, por su parte, resultados según los cuales,para los últimos dos decenios, no hay evidenciafuerte ni de divergencia ni de convergencia entre lospaíses de la UE. Los primeros de estos autorestampoco encuentran respaldo empírico para la hi-pótesis de que la política de cohesión de la UEtenga efectos de crecimiento en los países que reci-ben esta ayuda financiera, y consideran que a estepropósito sería más conducente una política demovilidad laboral en el marco de la integración eu-ropea.

En cuanto a la convergencia/divergencia en elcontexto de la integración latinoamericana, Cáceresy Núñez (1999) detectaron convergencia en la Co-munidad Andina y Mercosur, y divergencia en elMercado Común Centroamericano.

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5. La evidencia empírica sobre la convergencia/divergencia en elnivel interregional (en el interior delos países)

 A escala de las regiones internas de los países,en la cual la similitud de parámetros tecnológicos einstitucionales –y por tanto de estados estaciona-rios- debería favorecer la convergencia absoluta, sepresentan, no obstante, tendencias tan disímilescomo las que se acaban de comentar en el planointernacional. A continuación examinaremos loscasos de varios países seleccionados.

5.1. Regiones de la Unión Europea

En el proceso de esclarecer la diferencia entre losconceptos de b-convergencia absoluta y b-conver-gencia condicional, los primeros análisis de conver-gencia en el interior de los países europeos fueronelaborados por Barro y Sala-i-Martin (1991). Parauna muestra de 90 regiones pertenecientes a ochopaíses (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia,Holanda, Bélgica, Dinamarca y España), estos au-

tores encontraron una convergencia cercana al 2%anual en el periodo 1950-1990. Un trabajo de Boltho(1990) constata el carácter convergente de dicho pe-ríodo.

Tales resultados no son congruentes con losobtenidos por Cuadrado-Roura (2001), para quienun proceso dominante de convergencia sólo se ha-bría presentado en el subperíodo que va entre 1960y mediados de los año ‘70. De entonces para acá,según este autor, la convergencia habría sido nula o

extraordinariamente lenta en su conjunto, con fa-ses de divergencia en su interior. La ausencia deconvergencia significativa en este período tambiénse detecta en los trabajos de Fayolle y Lecuyer (2000),Boldrin y Canova (2000) y Cappelen et al . (2002).

Una observación interesante que hacen Fayolley Lecuyer (2000) es que el desempeño de las regio-nes depende en alto grado del desempeño de lospaíses a los que pertenecen, es decir, que la dinámicaregional tiene una fuerte impronta nacional. Esto

implica que los cambios en la convergencia entrepaíses de la UE están asociados positivamente conlos cambios en la convergencia interregional.

Con respecto a la convergencia entre las regionesde la UE vale la pena citar otros tres puntos de vistarelevantes. En primer lugar está el de Magrini (1998),

que obtiene, aplicando la metodología de cadenasde Markov, resultados que muestran ya no sólo es-tancamiento de la convergencia, sino franca diver-gencia en el período 1974-1990, señalando que lasregiones divergentes hacia arriba en este lapso fue-ron Düsseldorf, Hamburgo, Stuttgart, Munich,Frankfurt y París.

En segundo término, el trabajo de Tondl (1999)encuentra que las variables más influyentes en elcatching-up de las regiones atrasadas son la educa-ción, la inversión pública y el cambio estructural(desarrollo de actividades no tradicionales). Por úl-timo, las conclusiones de Rodríguez-Pose y Petrakos (2004) son terminantes: “La integracióneconómica europea parece estar cada vez más aso-ciada a un proceso de divergencia económica entreregiones. Si bien es cierto que las economías euro-peas se asemejan cada vez más, y que los mismosfactores condicionan su funcionamiento, desde unpunto de vista territorial las disparidades económi-

cas en el interior de cada país están aumentando amedida que se queman etapas de la integración.Frente a un proceso de convergencia entre estados,y a unos espacios centrales cada vez más incorpora-dos a la economía europea y mundial, se alzanmuchos espacios periféricos cuya capacidad paracompetir en una economía más integrada y globalizada es escasa”.

Los resultados anteriormente reseñados tienendiversas implicaciones en cuanto a la política de co-

hesión regional de la UE. Así, mientras Cappelenet al . (2002) y Tondl (1999) consideran que la asis-tencia financiera de la UE a las regiones atrasadascontribuyó a atenuar la divergencia interregional enel decenio de los ‘90, Boldrin y Canova (2003), y Fayolle y Lecuyer (2000) cuestionan, por el contra-rio, la eficacia de los fondos estructurales.

5.2. España e Italia

Entre los analistas del caso español –Mas et al .

(1995), de la Fuente (1996), Cuadrado-Roura (1998)y Garrido Yserte (2002), entre otros- existe un am-plio consenso en cuanto a distinguir dos períodos

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El debate sobre la convergencia económica internacional e interregional: enfoques teóricos y evidencia empírica

claramente diferenciados en el proceso de conver-gencia interregional. En el primero, que va desde1955 hasta finales del decenio de los ’70, se produjo

una fuerte convergencia entre las regiones españo-las; y en el segundo, que se extiende desde 1980hasta la segunda mitad de los ‘90, dicho proceso seagota, presentando incluso conatos episódicos dedivergencia.

En el período de estancamiento de la conver-gencia, las regiones de más alto crecimiento fueronlas turísticas (las islas Canarias y Baleares) y las re-giones tradicionalmente prósperas del eje del Ebro(Rioja, Navarra y Aragón) y del Mediterráneo (Ca-

taluña y Valencia). En contraste, las regiones de Asturias, Galicia, Cantabria, el País Vasco en el nor-te y Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Murcia, en el sur, tuvieron un desempeño pobre(Cuadrado-Roura, 1998).

El patrón de convergencia acelerada entre laposguerra y el decenio de los ’70, y posterior agota-miento e incluso ligera reversión del proceso, quese anotó arriba para el caso de España, también severificó en Italia. En consecuencia, la tradicional dis-tinción entre el Mezzogiorno periférico que com-prende las regiones de Abruzzo, Molise, Basilicata, Apulia, Campania, Calabria, Sicilia y Cerdeña en elsur, y las regiones desarrolladas del centro-norte(Piemonte, Valled’Aosta, Lombardía, Veneto,Liguria y Emilia-Romagna), mantiene insidio-samente su vigencia (Dunford, 2001).

5.3. China, India y Australia

El exitoso desempeño económico de China enlos últimos dos decenios ha suscitado un gran in-terés por el estudio de las disparidades regionales y su relación con las reformas económicas en estepaís. En consecuencia, los estudios sobre la mate-ria, tanto de economistas chinos como extranjeros,han experimentado un verdadero boom.

La gran mayoría de tales investigaciones coinci-den en señalar que las desigualdades regionales dis-minuyeron durante los años ‘70 y primera mitadde los ’80, y que desde entonces se evidencia unproceso de divergencia, que tiende a consolidar enel país un patrón regional bimodal con unas regio-

nes costeras dinámicas y un hinterland rezagado (Wu,1999)4.

  Además de Shanghai, Beijing, Tianjin y Liaoning, que han logrado conservar sus posicionesde preeminencia, las regiones gandoras en los últi-mos dos decenios han sido Zhejiang, Jiangsu,Guangdong, Fujiang y Shandong. Como estas sonregiones costeras en las que se han puesto en prác-tica las reformas desreguladoras, de apertura co-mercial y a la inversión extranjera directa, esto lehace decir a Démurger et al . (2002) que su mayorcrecimiento está asociado con las reformas hacia unaeconomía de mercado y su buena localización geo-

gráfica en términos del comercio internacional. Elcorolario lógico que de aquí se desprende es que laforma de superar las brechas regionales es extenderalhinterland las reformas económicas liberalizadoras.

Hu (2002) también incide en el punto sobre lalocalización geográfica y señala, además, que otrofactor que está induciendo la divergencia son laslimitaciones que todavía existen para la movilidadrural-urbana de la fuerza laboral.

Como bien lo señalan Sachs et al . (2002), el casode India es similar al de China: “We find litleevidence of comparable convergence among Indianstates, similar to the findings for China” (3).

 Al igual que en China, en India la evidenciaempírica revela que después de una fase de conver-gencia en los años ‘60, las disparidades regionalesaumentaron en los decenios subsiguientes y espe-cialmente en el de los ‘90, cuando se introducen lasreformas hacia la economía de mercado en el país

(Das & Barua, 1996; Dasgupta et al ., 2000; Kurian,2000).

La falta de convergencia no se debe a que todoslos estados más ricos han crecido más que los atra-sados, porque –como aclara Ahluwalia (2000)-Punjab y Haryana, que están entre los de mayordesarrollo, han crecido por debajo de la media na-cional, en tanto que dos estados pobres, Rajastan y 

4 Este trabajo reporta 29 estudios sobre el tema enmención, de los cuales 19 encuentran divergencia en losaños ‘90. No obstante, el estudio de Wu pertenece a laminoría que detecta en este período una ligera σ- convergen-cia.

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Madhya Pradesh, se han desempeñado bien. Noobstante, Ahluwalia no ofrece explicaciones para es-tos comportamientos excepcionales.

En cuanto a Australia, donde el tema regionaltambién tiene un lugar preponderante en la agendapública, un estudio reciente (Lloyd et al ., 2001) con-cluye que: “Not only did the income gaps betweenregions increase in the 1990s, income inequality  within regions also increased”.

5.4. Estados Unidos y Canadá 

 Al contrario de lo que ocurre en los contextos

anteriormente examinados, en Estados Unidos lamayoría de los análisis muestran una reducción enlas disparidades estatales.

 Así, el trabajo pionero de Barro y Sala-i–Martin(1990) encontró convergencia absoluta en el largoperíodo 1880-1988, lo cual fue corroborado porKim (1997) para el período 1900-1987, utilizan-do el modelo Hecksher-Ohlin; por Carlino y Mills(1996) para el período 1929-90; y por Rey y Montouri (1999), que utilizan métodos de

econometría espacial para el lapso 1929-1994. Másrecientemente, Higgins et al . (2003) vuelven a de-tectar convergencia absoluta para 3.058 condadosen el período 1970-1990.

Por su parte, el trabajo de Carvalho y Harvey (2002), al considerar 8 regiones, reconoce conver-gencia en todas excepto en las dos más ricas, NewEngland y Mideast; y el de Lefort (s/f) encuentraconvergencia absoluta para todos los estados, ex-cepto para Puerto Rico.

No obstante lo anterior, hay también estudiosque cuestionan los hallazgos de convergencia, comolos de Durlauf y Quah (1999) y Brown et al . (1990).

 Adjemian et al . (2000) tratan de reconciliar losresultados de signo opuesto, estableciendo una vin-culación entre convergencia y la tasa de crecimiento:tasas rápidas de crecimiento inducen convergencia y tasas bajas divergencia.

En Canadá se constata una situación similar ala de Estados Unidos, en el sentido de que la ma-yoría de los estudios coinciden en señalar procesosde convergencia: Coulombe y Mills (1993), Lee y 

Coulombe (1993), Helliwell (1994), Lefebvre(1994) y Kaufman et al . (2003) para los períodos1961-1991, 1966-1992, 1961-1989, 1966-1992

y 1981-2000, respectivamente.

Estos últimos autores logran establecer que lospagos de equalization –diseñados para asegurar quelas provincias de bajos ingresos tengan acceso a re-cursos suficientes para proveer niveles razonable-mente comparables de servicios públicos a tasascomparables de tributación- han tenido efectospositivos para la convergencia del PIB provincial,en tanto que los seguros provinciales de desem-pleo han tenido efectos contrarios, al desestimularla migración.

6. Los análisis de convergencia/divergencia en paíseslatinoamericanos

El tema de las disparidades territoriales, asocia-do al debate sobre modelos de crecimiento, comen-zó a estudiarse en América Latina a principios delos ’90, y ha venido atrayendo en los últimos años

una atención creciente. Los primeros trabajos, enlos que era visible la influencia de las investigacio-nes de Barro y Sala-i-Martin mencionadas supra,fueron elaborados en el contexto de las discusio-nes sobre las reformas descentralizadoras, y los másrecientes, en el marco de un programa de investiga-ciones sobre geografía económica impulsado porel Departamento de Investigación del BID, con laasesoría del profesor de Harvard John Luke Gallup(Gallup et al ., 2003).

6.1. Argentina, Brasil y México

 Argentina parece ser un caso especial en el con-texto de los países que hemos reseñado hasta aquí,en el sentido de que la mayoría de los estudios noencuentran convergencia absoluta en el largo perío-do 1884-1994. En realidad sólo uno de los cuatrorevisados para este trabajo detecta un ligero proce-so de convergencia entre 1984-1994, que la autoraatribuye a las altas tasas de crecimiento en este lapso

de provincias atrasadas como San Luis y Tierra delFuego, donde se adelantaron programas especialesde promoción industrial.

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En Brasil, un estudio publicado en 1995 para elperíodo 1970-1985 (Borges & Diniz, 1995) con-cluía que “no obstante esta extrema desigualdad

entre estados que aún prevalece en 1985, el gradode desigualdad se redujo claramente a lo largo delperíodo considerado”. Sin embargo, otro trabajoelaborado en 2000 por Azzoni et al . (2000) rechazala hipótesis de convergencia absoluta para el perío-do 1981-1986.

Bien puede ocurrir, entonces, que en Brasil latrayectoria de las disparidades territoriales haya se-guido el mismo patrón que se identificó supra enlos casos de España e Italia, en el sentido de queuna fase de convergencia en los años ‘70 fue segui-da por una de polarización, que se prolonga duran-te el decenio de los ‘90.

La explicación de tal fenómeno puede consistiren que después del proceso de desconcentraciónindustrial que se registró en Brasil entre 1970 y 1985,a partir de este último año hay una clara tendenciahacia el reposicionamiento, en primer lugar, delEstado de Sao Paulo, que por sí solo representamás del 50% del PIB industrial del país, y en se-gundo lugar, de Minas Gerais y Curitiba. Estas re-giones albergan un corredor de áreas metropolita-nas –Belo Horizonte, Río de Janeiro, Sao Paulo,Curitiba y Porto Alegre- que concentra no sólo lamayor parte de la industria brasileña, sino el 70%de las actividades relacionadas con el conocimientoy la investigación.

En el otro extremo están la regiones del Nortey el Nordeste, que contribuyen conjuntamente conel 20% del PIB (con un 35% de la población) y semantienen en un secular estado de atraso.

Las desigualdades regionales no son menos pro-nunciadas en México, país en el cual se presenta denuevo el patrón de una fase de convergencia segui-da de otra de aumento de las disparidades.

 Así, un estudio de Esquivel (1999) concluyeque “se identificaron dos fases claramente diferen-ciadas del proceso de convergencia regional: la pri-mera de ellas, de 1940 a 1960, se caracterizó por unproceso relativamente rápido de convergencia re-gional; durante la segunda fase, de 1960 a 1995,este proceso se detuvo de manera súbita e inclusomostró cierta tendencia a revertirse”.

 Aunque no todos los analistas coinciden en cuan-to a la duración del ciclo de convergencia, la mayoríade ellos sí están de acuerdo en que la fase de polariza-

ción comenzó en los años ‘80. Estos son los casos de Juan Ramón y Rivera (1996), Messmacher (2000), Arroyo (2001) y Chiquiar et al . (2002).

El estudio de Chiquiar et al . (2002) es de lospocos entre los reseñados hasta ahora en este tra-bajo que indaga por las causas de la ruptura delproceso de convergencia, y al respecto señala: “My results support the hypothesis that, after 1985, b-convergence across Mexican States’ per capitaoutputs was lost and that this divergent pattern

 was not reversed after Nafta started operating. Ialso present results that suggest that the winnersfrom the structural change were those states initially endowed with, or able to attract, higher levels of human and industrial capital and betterinfrastructure. This was specially true for thenorthern states of the country, which benefitedaddicionally from their proximity to the UnitedStates. In contrast, southern states, whose laborforce is more concentrated in agricultural activities

and that have the greatest lags in human capitaland infraestructure, are the losers from the policy shift undertaken during the mid-eighties”.

Con respecto al impacto del TLCAN (NAF-TA), Messmacher (2000) sostiene que este acuerdocomercial, al haber beneficiado principalmente aestados del norte que antes de su entrada en vigen-cia eran atrasados, no ha sido responsable de lastendencias hacia la divergencia que actualmente seadvierten. En cualquier caso, sostiene que: “It is

clear that Mexico’s liberalization has increased theties between northern Mexico and U.S., at the sametime that the ties between northern and southernMexico have weakened” (133).

 Acerca de estas tendencias, Hanson (1998) hacecon razón la siguiente anotación: “En la medida enque NAFTA integra progresivamente a México enla economía estadounidense, parece natural esperarque los nexos entre el norte de México y elsuroccidente de Estados Unidos se fortalezcan, y 

aquellos entre el norte y el sur del primero de estospaíses se debiliten. En un mundo así, hace cada vezmás sentido tomar las regiones, en vez de los países,como la unidad de análisis del comercio internacio-nal” (442).

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Edgard Moncayo

6.2. Bolivia, Perú, Chile y Colombia

En cuanto a los países del cono andino, sólo de

Colombia logramos acopiar información suficien-te para estilizar una visión de largo plazo sobre losprocesos de convergencia/divergencia, similar a loque hemos ofrecido en los apartes precedentes paraotros países.

Para Bolivia, Perú y Chile sólo dispusimos deunos pocos trabajos, cuyos resultados, por lo gene-ral, son poco concluyentes. Así, en el caso de Bolivia,mientras Morales et al . (2000) encuentran diver-gencia en el período 1976-1992, Urquiola et al .

(1999), al analizar el mismo período, concluyen cau-tamente que: “To sumarize, the simplest evidenceon convergence at a departmental level isinconclusive: different welfare indicators suggestdifferent conclusions”.

En Perú, el análisis de Odar (2002) para el pe-ríodo 1961-1996 –cuando utiliza el métodoeconométrico tradicional- encuentra alguna eviden-cia de convergencia absoluta entre los departamen-tos, pero de una manera muy débil. En cambio,

cuando aplica el método propuesto por Quah(1995), el resultado que obtiene es que debido afactores geográficos, los departamentos del Perúsiguen dinámicas distintas entre sí, y que en el paíscoexisten al menos dos (pueden ser hasta ocho)regímenes económicos que convergen a distintosestados estacionarios.

Más precisamente, el autor señala que “mien-tras los departamentos de menores ingresos inicia-les convergen entre sí [o lo hacen de manera muy lenta], los departamentos de mayores ingresos sílo hacen […] Puede concluirse que existe una ‘basede atracción’, la cual lleva a la existencia de conver-gencia entre los departamentos de mayores ingre-sos” (63).

Las evidencias empíricas tampoco son terminan-tes en Chile, donde los estudios presentan conclu-siones que no son coincidentes. En efecto, mientras Aroca y Claps (s/f ) constatan convergencia en el pro-ducto per cápita para las 13 regiones que integran elpaís en el período 1960-1996, y Anríquez y Fuen-tes (2001) detectan lo mismo, tanto para el produc-to per cápita como para el ingreso per cápita en el

período 1987-1994, Morandé, Soto y Pincheira(1997) encuentran más bien una situación parecidaa la de Perú, en el sentido de que en Chile existirían

tres “clubes” de convergencia, cada uno convergien-do hacia su propio estado estacionario (regiones I,II, XII; regiones Metropolitana, III, V y VI; y re-giones IV, VII, VIII, IX, y XI).

Por otra parte, a la pregunta que formulan Anríquez y Fuentes (2001), “si se acepta el resulta-do de convergencia, es relevante preguntarse si elproceso se llevará en forma más rápida o más lentade lo aquí encontrado” (215).

Riffo (1999) responde diciendo (después deanalizar el período 1960-1997) que en el lapso 1995-1997 ha habido divergencia: “El importante proce-so de convergencia ocurrido en los años ‘80, y enmenor medida en la primera mitad de los años ‘90,parece haberse detenido, sin ser evidente la tenden-cia futura” (145).

Para llegar a esta conclusión, dicho autor ha es-tablecido previamente que la σ convergencia (indi-cador de dispersión) disminuyó entre 1960 y 1997

de 0,67 a 0,51, distinguiendo tres fases de conver-gencia (1967-1975, 1983-1988 y 1991-1995) y tresde divergencia (1975-1982, 1988-1991 y 1995-1997).

Sobre esta última, Riffo (1999) señala: “La fasedonde se produce el mayor incremento de lasdisparidades regionales coincide con la aplicaciónmás ortodoxa del modelo neoliberal, caracterizadapor la eliminación de barreras al funcionamientodel mercado como principal mecanismo de asigna-ción de recursos. Este hecho resulta consistente con

las formulaciones keynesianas y post keynesianasreferidas al problema de las desigualdades regiona-les, tales como las de Nicholas Kaldor y GunnarMyrdal” (145).

En Colombia, el primer trabajo sobre conver-gencia fue realizado por Cárdenas et al . en 1993,esto es, sólo dos años después de las investigacio-nes seminales de Barro y Sala-i-Martin. Este estu-dio obtiene unos resultados bastante optimistas,según los cuales la β-convergencia en el período1950-1989 habría sido del 4,22%, tasa que duplicala estimada para Estados Unidos, Europa y Japónpara el mismo lapso. Cárdenas et al . alcanzan a mati-

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zar un tanto su optimismo cuando advierten que sise examina el período 1960-1989, excluyendo lainformación de la década de los ’50, que es muy 

poco confiable, la velocidad de b-convergencia cae a3,2%.

En cuanto a la σ-convergencia, los resultadosdistan mucho de ser tan contundentes, toda vez quemuestran una dispersión estable en los años ‘50 y ‘60, a la baja entre 1973 y 1983 y creciente a partirde este último año, en el que se inicia un ciclo querevierte por completo los avances de los años ‘70.

Pese a las tempranas críticas que suscitó el trabajo

de los autores en mención, sobre todo en cuanto a lainterpretación deσ-convergencia, en un trabajo pos-terior Cárdenas y Escobar (1995) reafirman sus apre-ciaciones anteriores y concluyen que “Colombia havivido un inequívoco proceso de convergencia eco-nómica interdepartamental durante los últimos cua-renta años […] Es un caso exitoso de convergenciainterdepartamental” (179).

En el contexto del debate que daba entonces enColombia sobre la aplicación de la Constitución

descentralizadora de 1991, las conclusiones de Cár-denas fueron duramente cuestionadas por analistasque las interpretaban como un intento de darle res-paldo técnico a las posiciones políticas que se opo-nían a una mayor redistribución de recursos fiscalesa favor de las regiones más atrasadas (Mora &Salazar, 1994; Bastidas, 1996).

En un intento de superar tal controversia,Birchenall y Murcia (1997), basándose en los mo-delos de dinámica distribucional de Quah mencio-

nados supra, construyen un marco teórico alternati-vo al de Barro y Sala-i-Martin y encuentran que en elperíodo 1960-1990 no hubo convergencia. Sobreesta base, los autores concluyen que lejos de ser uncaso exitoso de convergencia, Colombia exhibe “unclaro proceso de persistencia que ha mantenido lasdistancias entre los ingresos de los departamentos, esdecir, que ha mantenido una distribución de ingre-sos en las mismas posiciones que en 1960” (305).

La noción de divergencia (posterior a 1960) ha

sido corroborada desde entonces por varios traba- jos posteriores sobre el tema, algunos de los cualesutilizan metodologías estadísticas y econométricasdiferentes a la tradicional. Así, Rocha y Vivas (1998)

confirman la hipótesis de desigualdad persistentepor el período 1980-1994; Bonet y Meisel (1999)sólo encuentran convergencia (β y  σ) en el

subperíodo 1926-1960, dentro del período 1926-1995; Galvis y Meisel (2001) confirman divergen-cia en el período 1973-1998 para una muestra delas ciudades más grandes del país (utilizando los de-pósitos bancarios como proxy del PIB); Bonet(1999), mediante el método shift-share, concluyeque en el lapso 1980-1996 las desigualdades en elcrecimiento departamental se acentuaron; Lotero(2000) detecta divergencia (β y σ) en la productivi-dad industrial departamental para el subperíodo1985-1997 (dentro del período total 1967-1997);y Acevedo (2003) y Barón (2003) verifican ausen-cia de convergencia (β y σ) en el decenio completode los ‘90.

7. A la búsqueda de explicaciones

De lo expuesto en el apartado anterior se puedederivar el siguiente hecho estilizado: por lo menosdesde los años ‘50 hasta los ‘70 se produjo, tanto enel plano internacional como en el interior de los

países, un ciclo largo de convergencia, que en losúltimos dos decenios muestra no sólo síntomas dealetargamiento sino incluso de reversión.

Las explicaciones que se ofrecen para explicar esefenómeno se pueden agrupar en tres vertientes: lasasociadas con la crítica a la econometría convencio-nal; las vinculadas con la Nueva Geografía Econó-mica y las que se derivan de los estudios de caso. A continuación nos referiremos a cada uno de estosconjuntos de explicaciones.

7.1. La crítica de la econometría convencional 

Para algunos autores, la econometría convencio-nal del análisis de convergencia –que como hemosvisto fue desarrollada principalmente por Barro y Sala-i-Martin- adolece de debilidades einconsistencias.

En tal sentido, los cuestionamientos más elabo-rados provienen de Quah (1995), para quien los

tests de convergencia están afectados de la Falaciade Galton de reversión a la media. Esta falacia seconoce así a raíz de la investigación realizada porFrancis Galton en 1885, titulada “Regression Toward

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Edgard Moncayo

Mediocrity in Hereditary Stature”, en la que esteautor notó que los hijos de padres altos “regresabanhacia la mediocridad”, pues en promedio estas per-

sonas resultaban con una estatura menor a la de lospropios padres.

La “regresión hacia la mediocridad” aplicada a lanoción de convergencia podría interpretarse comoel hecho de que los países de mayores niveles deproducto tiendan a presentar menores tasas de cre-cimiento. Sin embargo, Quah muestra que un co-eficiente negativo en una regresión de sección cru-zada sobre los niveles iniciales de producto resultaperfectamente consistente con la ausencia de con-

vergenciaσ, o sea de disminución de la dispersión alo largo del tiempo.

Para solucionar ese problema, Quah proponeuna forma alternativa de evaluar la presencia de con-vergencia, consistente en examinar directamente laevolución en el tiempo de las distribuciones de sec-ción cruzada del producto por trabajador. Al efectotrabajó con 118 países entre 1961 y 1988, y debidoa que todo el mundo puede estar creciendo, paraeliminar posibles co-movimientos calculó el pro-ducto per cápita de cada país en relación al PBI per cápita mundial, de modo que un número como 2indique el doble del promedio mundial, y así suce-sivamente. De su análisis, dicho autor concluye queal tiempo que la brecha entre los países pobres y losricos se amplió en el período considerado, la “clasemedia” se desvanece.

 Adicionalmente, Quah considera que es alta-mente probable que en los ingresos de las econo-mías existan tendencias estocásticas que aseguranque el proceso de estimación del coeficiente de con-vergencia es uniforme, y por lo tanto no provienede una verdadera convergencia. Otro punto, aunmas general, es que las estimaciones de convergen-cia no tienen en cuenta aspectos de la dinámica delas economías en su transición a los estados deequilibrio. La ausencia de estos aspectos dinámicospuede llevar a conclusiones erróneas sobre la pre-sencia de un fenómeno en el que las economíastienden a un estudio estacionario.

7.2. La Nueva Geografía Económica

Como hemos visto supra, la hipótesis neoclásicade convergencia se basa en el supuesto de la movili-

dad de los factores capital y trabajo entre las distintaseconomías, o, en su defecto, en el de los efectosigualadores de los precios internacionales de los fac-

tores, y por ende del ingreso, que tiene el comerciointernacional (teorema Hecksher-Olhin). En conse-cuencia, de no verificarse estos supuestos a escalainternacional, no habría razón para esperar conver-gencia en los niveles de ingreso entre países, tal comolo postula la Nueva Geografía Económica.

 Al respecto, conviene examinar brevemente cuáles la situación en cuanto a la movilidad internacio-nal de los factores. En primer lugar, el análisis de ladistribución geográfica de las corrientes internacio-

nales de financiamiento (inversión extranjera direc-ta, IED) muestra que ellas están altamente concen-tradas en los países desarrollados (un 70% en pro-medio durante el período 1995-2001).

Shatz y Venables (2003) lo ponen en estos tér-minos: “Distance and market size are extremely important in determining where firms stablish theirforeign affiliates. Adjusting for market size, a largeshare of investment stays close to home, andadjusting for distance, a large share of investmentheads towards the countries with the biggestmarkets. In fact, the majority of the world’s directinvestment is horizontal, designed to servecustomers in a host-country market rather than inthe worldwide market. As a result, mostinvestments can be found in the advanced indus-trial countries” (42).

Estos autores advierten que en los años ‘90 laparticipación de los países en desarrollo en el nivelde los flujos de IED aumentó, pero ello se debe alincremento de las captaciones de unos pocos paí-ses como China, India y África del Sur, y, en AméricaLatina, México, Brasil y Argentina.

Íntimamente ligada a los movimientos de ca-pital está la tecnología, la cual también exhibe unatendencia hacia la concentración, como lo señalaFeldman (2000): “The consensus is that knowledgespillovers are geographycally bounded within alimited space over which interaction andcommunication is facilitated, search intensity isincreased, and task coordination is enhanced”.

Los propios Barro y Sala-i-Martin (1995) seña-lan: “In the long run, the world’s growth rate is

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driven by discoveries in the technologically leadingeconomies. Followers converge at least part way toward the leaders because copying is cheaper than

innovation over some range. As the pool of uncopiedideas diminishes, the cost of imitation tends toincrease, and the followers’ growth rates tendaccordingly to decline” (33-34).

En segundo término, el comercio internacionalpresenta tres características: (a) está concentrado enun 93% en los países industrializados, China y losdel Sudeste Asiático; (b) se realiza crecientementeen el interior de los grandes bloques comercialescomo la UE, TLCAN y ASEAN; y (c) obedece cadavez más no a las ventajas comparativas, sino a laseconomías de especialización y de escala. Así lascosas, el aprovechamiento de las corrientes dinámi-cas del comercio internacional sólo es accesible a lospaíses que están conduciendo su patrón de especia-lización, y por consiguiente, su oferta exportablehacia la industria manufacturera de alta tecnología.En el mundo en desarrollo sólo los países del Su-deste Asiático, y más recientemente China y Méxi-co, cumplen con tal condición.

La concentración de las inversiones, la tecnolo-gía y el comercio a escala internacional es el reflejológico de la concentración de la producción mun-dial, la cual está localizada en más de un 80% enEuropa Occidental, en lo que Madisson llama lasextensiones occidentales de Europa (Estados Uni-dos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá) y en Asia(incluyendo Japón). América Latina apenas ganóun punto de participación en la producción mun-dial en la segunda mitad del siglo XX. Esto es así

porque uno de los principales determinantes de lalocalización de la producción es el tamaño del mer-cado (Davis & Weinstein, 1998).

Lo dicho anteriormente cae en la órbita de lasexplicaciones que ofrece la Nueva Geografía Econó-mica acerca de las tendencias a la concentración (y noa la difusión) que se observa en los flujos internacio-nales de inversión, tecnología y comercio. Reacuérdeseque en esencia, la NGE plantea que el crecimiento dela economía en una determinada localización obedece

a una lógica de causación circular, en la que los enca-denamientos hacia atrás y hacia adelante de las em-presas conducen a una aglomeración de actividadesque se autorrefuerzan progresivamente.

La ausencia de convergencia en el interior de lospaíses –sobre todo en los años ‘90- también es unfenómeno que puede ser explicado a la luz de los

nuevos enfoques anteriormente mencionados.

En efecto, dos estudios recientes sobre las ten-dencias de la localización de la actividad productivaen Europa coinciden en señalar la importancia delos factores de geografía económica (tamaño delmercado, encadenamientos hacia atrás y hacia de-lante y derrames tecnológicos) en dicha localización(Midelfart-Knarvik et al ., 2001; Hudson, 2002).Este último concluye que: “The increasingly integrated new Europe will continue to be

characterised by new forms of combined anduneven development. As such, renewed divergencein the map of regional economic performance and well being can be expected” (29).

7.3.Explicaciones de los estudios de caso

De los estudios de caso sobre países que se rese-ñaron supra, se puede extraer el siguiente tipo deexplicaciones sobre la no-convergencia:

• Las regiones divergentes hacia arriba tienenmayor dotación de recursos humanos, servi-cios avanzados a la producción, mejores ins-tituciones y mayor inversión pública en in-fraestructura (Cuadrado-Roura, 2001; Tondl,1999; Esquivel, 1999).

• El mayor crecimiento relativo de algunas re-giones puede ser el resultado de políticascomo la marketization (China e India), apoyoa regiones con potencial turístico (España y 

Chile) y programas de fomento industrial(Argentina) (Démurger et al ., 2001; Cuadra-do-Roura, 1998).

• El dinamismo relativo de las regiones den-tro de un país depende de su estructura pro-ductiva: las industriales tienden a crecer más y las agrícolas menos (Tondl, 1999; Garrido Yserte, 2002).

• La convergencia es procíclica al crecimiento:

en períodos de expansión aumenta y en los derecesión disminuye (Adjenian, 2000; Petrakos,2003).

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• La falta de movilidad interna de la población(Hu, 2002; Odar, 2002; Azzoni, 2000).

• Los procesos de integración comercial –comoes el caso de MERCOSUR- pueden inducir laconcentración de la actividad productiva enalgunas regiones, como Sao Paulo en Brasil(Azzoni, 2000).

8. Conclusiones

El anterior recorrido por la teoría y la literaturaempírica permite extraer varias conclusiones.

En primer lugar, la convergencia neoclásica–que es una suerte de lectura “optimista” del funcio-namiento tanto de la economía mundial como delas nacionales-, lejos de presentarse conforme a unaley inexorable de disminución de las disparidadesen términos de ingreso al 2% anual, como lo postu-laron Barro y Sala-i-Martin, es un proceso sujeto amúltiples relativizaciones, según los contextos geo-gráficos y los períodos históricos que se analicen.

En efecto, por un lado, la reducción efectiva dela brecha en los niveles de ingreso con relación a lospaíses industrializados es un fenómeno circunscri-to al Asia (Oriental, Pacífica y Meridional), con América Latina relativamente estable y África y losdemás países no desarrollados alejándose en for-ma acentuada. Estas tendencias parecen ajustarse ala descripción de Quah (1995), según la cual lospaíses ricos devienen más ricos y los pobres máspobres, mientras la clase media se “desvanece”. Porel otro, con la notable excepción de Estados Uni-

dos y también de Canadá, la convergencia en el in-terior de los países es un proceso que si bien sepresentó en forma visible en los años ‘60 y ’70,sufrió posteriormente una pérdida notable de di-namismo e incluso en algunos casos cierta involu-ción.

Esa es la situación que se observa entre las regio-nes de la Unión Europea y en el interior de Españae Italia. Por su parte, la misma regularidad se observaen los países latinoamericanos reseñados (Argentina,

Brasil, México, Bolivia y Perú), con la singular ex-cepción de Chile.

En segundo término, los análisis empíricos deconvergencia están obscurecidos por los problemasinherentes a las técnicas econométricas utilizadas.

La cobertura temporal de las series estadísticas, laselección y especificación de las variables explicati-vas, la autocorrelación entre las mismas, la Falaciade Galton y el sentido de las relaciones de causalidadson apenas algunas de las dificultades que ponenen riesgo la robustez de los resultados obtenidos.

Una tercera conclusión se refiere a que el agota-miento generalizado de los procesos de conver-gencia en los años ‘90 parece estarle dando la razóna Krugman (1992) cuando afirma que “la econo-

mía en la que vivimos está más próxima a la visiónde Kaldor, la de un mundo dinámico guiado porprocesos acumulativos, que la del típico de rendi-mientos constantes a escala” (15).

El hecho es que la actividad económica tiende aconcentrarse tanto a escala de países como de regio-nes, con una lógica de causación circular, allí dondeya es abundante.

En cuarto lugar, las razones por las cuales la

actividad productiva tiende a aglomerarse en unasdeterminadas localizaciones, dejando las demás re-zagadas, tienen que ver en la disponibilidad en lasáreas concentradas de factores avanzados decompetitividad como tamaño del mercado, enca-denamientos hacia adelante y hacia atrás, derramestecnológicos, mercados laborales densos, fuerzalaboral calificada, alta inversión pública en infraes-tructura y estructuras productivas avanzadas. Losprocesos de ampliación de mercados, a través de laintegración económica, también pueden favorecerla concentración.

En quinto término, condiciones adversas de lageografía física y humana pueden jugar en contradel crecimiento de las regiones más rezagadas.

Una sexta conclusión concierne a que en la faltade convergencia que se observa en la actualidadpueden estar influyendo la caída en las tasas de cre-cimiento (América Latina), el agotamiento de lasmigraciones internas y la aplicación de políticas eco-

nómicas diferenciadas por regiones.

Finalmente, está el tema de las implicaciones depolítica que tiene el análisis de convergencia: en el

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modelo neoclásico, el mercado tiende a reducirautomáticamente las disparidades; en los modelosde crecimiento endógeno, la existencia de

externalidades puede justificar diversas formas deintervención pública . En este último enfoque sebasan las políticas regionales de la Unión Europea y de Canadá.

Habida cuenta de los escasos resultados de laspolíticas regionales activas aplicadas en AméricaLatina durante los años ‘70, habría que considerarla conveniencia de diseñar una nueva generación depolíticas que, acompasadas con la descentralización,pongan énfasis en objetivos como la formación de

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