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Los escritores se la juegan EL CULTURAL Adelantamos la novela Crucero de verano, su último secreto Capote Entrevistas Tommy Lee Jones Pedro Alonso Anthony Caro 16-22 de febrero de 2006 www.elcultural.es Triple El nuevo Olimpia Correspondencia inédita: “Con Montgomery Clift la cosa llegó a temperaturas tórridas” entra en escena Estreno de Truman Capote. P. S. Hoffman revive al escritor norteamericano

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Los escritoresse la juegan

EL CULTURAL

Adelantamos la novela Crucero de verano, su último secreto

Capote

EntrevistasTommy Lee Jones

Pedro AlonsoAnthony Caro

16-22 de febrero de 2006 www.elcultural.es

TripleEl nuevoOlimpia

Correspondencia inédita:“Con Montgomery Clift la cosa llegó a temperaturas tórridas”

entra en escena

Estreno de Truman Capote.P. S. Hoffman revive al escritornorteamericano

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S U M A R I O

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Edita Prensa Europea S.A.Pradillo, 42. Madrid-28002

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Jaramillo, Carlos Reviriego

CríticosGonzalo Alonso, JuanAvilés, David Barro, Ángel Ba-santa, Kosme de Barañano,J.M. Benítez Ariza, Túa Ble-sa, Pilar Castro, J. L. Clemen-te, Antonio Colinas, JacintaCremades, F. Díaz de Castro,Diego Doncel, Ramón Es-parza, José J. Etayo, Carlos F.Heredero, J.-Andrés Gallego,A.García-Abril, J. L. GarcíaMartín, F. García Olmedo, C.García-Osuna, D. Giralt-Mi-racle, Álvaro Guibert, GermánGullón, José A. Gurpegui,Abel H. Pozuelo, Javier Her-nando, Beatriz Hernanz, Ja-vier Hontoria, Luis G. Iber-ni, José Jiménez, PatxiLanceros, R. López Blanco,Joaquín Marco, J. Marín-Me-dina, Víctor Morales, JacoboMuñoz, Rafael Narbona, Ma-riano Navarro, R. Núñez Flo-rencio, Bernardo Palomo, JoséM. Parreño, J. L. Pérez de Ar-teaga, Román Piña, D. Pláci-do, Arturo Reverter, Luis Ri-bot, O. Ruiz-Manjón, SergiSánchez, Care Santos, Ber-nabé Sarabia, S. Sanz Villa-nueva, Ricardo Senabre, Gui-llermo Solana, Eugenio Trías,J. Vidal Oliveras, Rocío de laVilla,JavierVillán, Darío Villa-nueva y Elena Vozmediano.

EL CULTURAL

ARTE28. Una revisión de laVanguardia Rusa, por Elena Vozmediano. 30.Adolfo Schlosser, un año des-

pués, por José Marín-Medina. 32. Chema Madoz en la Fundación Teléfonica, por Rocío de la Villa. 33.Primera individual de Rubén Ramos en Madrid, Abel H. Pozuelo. 34. Destellos de la Colección Her-bert, por Jaume Vidal Oliveras. 37. Subastas/ Eclecticismo generalizado, por Carlos García-Osuna.

TEATRO42. La nueva sala Olimpia entra en escena, por Liz Perales. Calidad urbana y fun-cional, por Raúl del Valle. 44. Valle, el inaugurador, por Javier Villán 45. Valencia Es-cena Oberta, por Rafael Esteban. Portulanos, por Ignacio García May.

MÚSICA50. Diez años del ciclo Música de hoy, por Álvaro Guibert. 52. Ópera, el verismo más duro, por Ar-

turo Reverter 54. Ryan Adams, el guerrero del country, por J. M. Marcos 55. Discos.

CINE45. Entrevista con Tommy Lee Jones/ Estrena Los tres entierros de Melquiades Estrada, por Beatrice

Sartori 47. El último Téchiné / Depardieu y Denueve, juntos en Otros tiempos, por Carlos Reviriego.

PORTADAPhilip Seymour Hoffman como Truman Capote.

LETRAS8. Truman Capote: publicamos parte de la novela inédita Crucero de verano y sucorrespondencia. 15. El libro de la semana: El humor gráfico en España, de Luis Con-de, por José Antonio Marina. 17. Vicente Gallego/ Díaz de Castro descubre Cantar de ciego 18. MartaSanz/ Sanz Villanueva y Susana y los viejos 19. Fernández de la Sota/ Suerte de perro y otras historias,

por Ricardo Senabre. 20. Lagmanovich/ Basanta repasa la Antología del microrrelato hispano. 21. Carver/Gurpegui y Sin heroísmos, por favor. 22. Caro Baroja y Brenan/ Una amistad andaluza, por Benítez Ariza.

23. José Andrés Rojo/ Núñez Florencio ante Vicente Rojo. 24. Friedman/ La tierra es plana, por Avilés.

26. Onfray/ Andrés Gallego y el Tratado de ateología 27. Montaigne/ Eugenio Trías celebra sus Ensayos I.

CIENCIA56. Entrevista con Pedro Alonso/ Abre el ciclo “Enigmas todavía por descubrir”, por Javier López Rejas.

LAS CUATRO ESQUINAS6. Los años inolvidables de John Dos Passos, por Ignacio Martínez de Pisón. 7. Xavier Güell, bajo El Foco.

ÚLTIMA PALABRA58. Anthony Caro/ El escultor británico habla sobre su exposición de joyas, por Paula Achiaga.

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La moda Capote ha sal-vado del olvido y roto el

silencio de Harper Lee, laenigmática autora de Matara un ruiseñor. Verán, Lee es-cribió esa única novela, conla que ganó el Pulitzer, ayu-dó a Capote mientras escri-bía A sangre fría y desapare-ció de la vida pública hacecuatro décadas siguiendo elejemplo de Salinger yTho-mas Pynchon. Y ahora, porprimera vez desde 1964, seha dejado entrevistar, y nopara hablar de literatura, nide las dos películas que la re-tratan (Capote e Infamous,con Sandra Bullock), ni de labiografía que saldrá en mayo,sino del concurso de ensayossobre su libro que la Univer-sidad de Alabama celebratodos los años.

Como saben, la revista“Ínsula” ha cambiado

de manos y ha pasado a serde Planeta, que ha echadosin contemplaciones a Álva-rez-Ude, el esforzado secre-tario que la mantuvo duran-te años a solas, aunque eraotro quien figuraba como di-rector. Pues bien: el últimonúmero de la revista está de-dicada monográficamente alTesoro de la lengua castellana(1611), el primer gran dic-cionario del español, libroimportantísimo, sin duda.Son 31 páginas de la revista(todas menos una) coor-dinadas por el catedrático deNavarra, Ignacio Arellano.Esa única es una página casientera de publicidad de lanueva edición que del Dic-cionario en cuestión ha edi-tado la Universiad de Na-varra a cargo del mismo Are-llano. Imaginen: montartodo un número de Ínsula

para promo- cionar tu libro.¡Qué dirían Cano yCanito silevantaran la cabeza!

Mas malas noticias sobreotra revista. Si hace

unos meses celebrábamoslos primeros 25 años de“Quimera”, me confirmanque su dueño, Miquel Riera,ha decidido darle un aire más“quiosquero”. ¿Resultado?Pues que Fernando Valls, sudirector, y David Roas, Gon-zalo Pontón y Domingo Ro-deras deben abandonar la re-vista tras haberla sostenidolos cinco últimos años. El deabril será su último número.

Hablando de ataques ypolémicas, ¿les gusta-

ría aparecer en la próxima

película de Michael Moore?Seguramente –escribe a losmiembros de su lista de co-rreos– “sabes que estoy pre-parando un documental so-bre la industria de la salud(pero ellos no lo saben, asíque no se lo digas– creenque estoy haciendo una peliromántica”. Y, claro está,pide testigos sobre negli-gencias médicas, problemascon el seguro. Eso sí, hayque ser yanqui, para poderdenunciar al sistema, con loque viste eso.

Los estudios de cine ali-cantinos de Ciudad de

Luz están en marcha desdehace tiempo y parece quenadie se ha enterado. EnFrancia, sí. Por lo visto, a los

productores de Astérix y losJuegos Olímpicos les sale másbarato rodar en nuestro paísque en el suyo, apesar de los78 millones de euros que lescostará la producción. Laparticipación española no sedetendrá ahí, sin embargo.Las apuestas son altas paraque Fernando Tejero entreen un reparto que ya con-templa a Gérard Depardieu,Alain Delon y Claudia Car-dinale.

Después de haber sidoelegido por los 40 es-

critores participantes en elFestival Hay de Cartagenade Indias como el mejor en-tre ellos (y ellos eran Savater,Cercas,Kureishi, Laura Res-trepo), el argentino Roberto

Fontanarrosa ha sido procla-mado “escriba” de su ciudadnatal, Rosario. Claro que, fiela sí mismo, el escritor con-fiesa que sólo no se enteróde que existía el premio,sino que no fue “un premioa la excelencia, ni nada por elestilo”.

Umberto Eco ataca denuevo, aunque en este

caso no se trata de una in-triga medieval como El nom-bre de la rosa, ni de una evo-cación de la infancia (Lamisteriosa llama...), sino deun ataque en toda regla con-tra Bush y Berlusconi. Se ti-tula Al ritmo de camarón. Gue-rras calientes y populismomediático (Bompiani), y en éldenuncia el retroceso delmundo “en los últimos años.La historia está cansada”,dice el filólogo.

Confieso que he leído laHistoria del premio Pla-

neta (Fundación Lara) con laesperanza de coger a sus pro-tagonistas– once finalistas yganadores del premio entrelos que están MMuuññoozz MMoollii--nnaa, BBrryyccee EEcchheenniiqquuee, y EEss--ppiiddoo FFrreeiirree– en un renuncio.Pero nada. Los testimoniosson la transcripción de unasconferencias que se impar-tieron el pasado verano enEl Escorial. Me quedo con laconfesión de SSáánncchheezz DDrraaggóóde que “los únicos premiosque son malos son los insti-tucionales porque esos sí es-tán corruptos. El poder nun-ca premia en vano, el podersiempre intenta dirigir la cul-tura y todos los premios ins-titucionales, desde el Nobelal Cervantes, son corruptos”.

JUAN PALOMO

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L A P A P E L E R A

Al ritmo de camarón

A RRI B A , F ER NA N D O S AVAT ER , F ER NA N D O VA LL S Y U M B ERTO E CO. A B A J O, M I C H A ELM O O RE , A N TO N I O M U Ñ O Z M O LI NA Y ES P I D O F REI RE .

Movimientos en las revistas culturales. Ínsula cambia de

manos y Quimera busca el público de los quioscos.

Harper Lee rompe 42 años de silencio. Michael Moore

le busca las cosquillas al sistema de salud norteamerica-

no. Fontanarrosa o la fidelidad de un escriba argentino. La historia del pre-

mio Planeta se resume en los cursos de El Escorial. Y Umberto Eco acusa.

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Cuando John Dos Passos publicó Añosinolvidables, habían pasado cinco añosdesde el suicidio de Ernest Heming-

way y dos desde la aparición de París era una fies-ta, en el que Hemingway le atacaba con una ra-bia y una fuerza inusitadas. El libro presenta aDos Passos caracterizado como un “pez piloto”que siempre se deja caer en los sitios justo an-tes que sus amigos ricos. Y sobre ese pez pilo-to dice Hemingway que “no hay modo de pes-carle a él, y sólo a los que confían en él se lesapresa y se les mata”, y también que es un hom-bre al que, dominado como está por el amor aldinero, “cada dólar que gana le desplaza unpoco más a la derecha”. El retrato que He-mingway ofrece de Dos Passos en París era unafiesta está desde el principio hasta el final ins-pirado por la amargura y el rencor, y el hecho deque no apareciera publicado hasta después dela muerte de su autor no hizo sino alimentarel resentimiento y el dolor de su antiguo amigo.Para Dos Passos, que en el fondo siempre echóde menos la vieja camaradería que les había uni-do en su juventud, debió de ser como si el fan-tasma de Hemingway hubiera escapado de sutumba decidido a impedir cualquier posibilidadde reconciliación póstuma.

Años inolvidables es, en cierta medida, el re-lato de la amistad entre Dos Passos y Heming-way, y en él se rememoran el primer encuen-tro de ambos en la Italia de 1918, el fortale-

cimiento de su relación en el París de los añosveinte, sus andanzas por distintos lugares deEuropa, las temporadas de retiro en Key West,el accidente automovilístico que provocó elinternamiento de Hemingway en un hospital...No parece que hubiera entre ellos graves fric-ciones antes del verano de 1933, en el que coin-cidieron en Madrid y del que Dos Passos evocacon nostalgia los almuerzos en Casa Botín: “Fuedurante aquellas comidas cuando Hem y yo dis-cutimos por última vez sobre España sin enfa-darnos”. Lo que el autor se niega a abordar esprecisamente lo que ocurrió después, la rup-tura de esa amistad, y el crítico Edmund Wilsonse lo reprocharía de forma amistosa en una car-ta de noviembre de 1966: “¿Por qué no hashablado de tus experiencias durante la guerracivil española y de las razones del distancia-miento entre Hemingway y tú?”

La respuesta a esa pregunta hay que buscarlaen el mismo título del libro, que es toda

una declaración de intenciones. Dos Passos sehabía propuesto hablar de sus años inolvidables,de esos “tiempos mejores” a los que directa-mente se alude en el título de la edición origi-nal (The Best Times), y en su evocación de ese pa-sado luminoso, jovial y aventurero no podíahaber sitio para las calamidades ni las desdichas.Tampoco, por tanto, para el rencor, y muchomenos para el rencor hacia el novelista que

durante más de diez años había sido su mejoramigo.

¿En qué momento acabaron para Dos Passosesos tiempos mejores? Sin ninguna duda, du-rante el viaje que en abril de 1937 hizo a la Es-paña republicana. Fue entonces cuando se rom-pió la armonía que Dos Passos había conseguidoestablecer con la realidad. El descubrimiento delasesinato de José Robles Pazos, su amigo y tra-ductor, fue el detonante, y con la explosión sub-siguiente saltaron por los aires los pilares que sus-tentaban esa armonía: se acabó el Dos Passosviajero y enamorado de España, se acabó el iz-quierdista activo y esperanzado, se acabó el ami-go de Hemingway... El cambio fue radical, ybien pronto, a mediados de los 40, Dos Passos separecería muy poco al de la década anterior.Su aislamiento en los ambientes políticos e in-telectuales, su regreso a los valores tradicionalesnorteamericanos, su creciente conservadurismohabían hecho de él una persona diferente, y unosospecha que, cuando, ya sesentón, decidió re-crear por escrito los mejores años de su vida, DosPassos era tristemente consciente de que ha-bía acabado convirtiéndose en una persona quenunca había querido ser.

Pero, por supuesto, Años inolvidables no essólo el relato de su amistad con Hemingway.Es también el relato de su entusiasmo por Es-paña y lo español, y el de su irreprimible voca-ción de trotamundos, y el de los episodios que

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Todos los cabos están yaatados. El BOE del 4 defebrero da cuenta de lapróxima celebración delcentenario de FranciscoAyala, y hay en ella, junto

a iniciativas incuestiona-bles, otras de interés yrigor más que dudoso.Sólo tres ejemplos: losactos tendrán a la Bibliote-ca Nacional como puntode partida y al ubicuoFederico Mayor Zaragozacomo primer intervinien-

te, y nadie nos dice porqué. Después, la Casa deAmérica acogerá otro ciclode conferencias de variosfilósofos (Lledó, Camps,Elías Díaz) y Juan LuisCebrián, y en este casotodos saben por qué. Otrade las actividades

programadas se titula “La música de FranciscoAyala”, y es un proyectocoordinado por el cantanteMiguel Ríos. En fin, unaverdadera lástima queentre tanto proyectomeritorio se haya frivoliza-do el centenario.

En Argentina,el 60 por 100de los estudiantes no sabeexpresarse, pero ¿y nuestraescuela? Como aquélla,¿“está envilecida. Los chi-cos fracasan porque salenembrutecidos”, en palabrasdel director de la AcademiaArgentina de la Lengua? �

¿Por qué?

Los años inolvidables de John Dos PassosPOR IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN

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jalonaron su formación política... En las obras deun autor como Dos Passos, cuya literatura estátan cercana a su vida, no es difícil rastrear las hue-llas de su propia peripecia: de susviajes, de su relación con la gen-te a la que trató, de su actitud anteel momento histórico que le tocóvivir, de su evolución ideológica ypersonal. Todo esto constituía elmaterial del que estaban hechossus libros, y el novelista veía en és-tos una ocasión para el regreso. Enel caso de Años inolvidables, es-crito décadas después de los he-chos narrados, ese regreso se pro-duce por partida doble: si por unlado es un regreso a esa época me-jor de su vida, previa a la Guerra Civil, por otroes también un regreso a los libros que enton-ces escribió. El volumen tiene algo de summaparcial de su vida y de su obra, y el lector de DosPassos no debe extrañarse si en él encuentraecos de otros textos suyos de esa primera época:de sus novelas Primer encuentro y Tres soldados,de sus libros de viajes En todos los países y OrientExpress...

Reescribir lo escrito para revivir lo vivido.Mientras redactaba Años inolvidables, que

sería el último libro que publicaría en vida, elviejo Dos Passos buscaba volver a vivir aque-llo que en su juventud le había proporciona-do inspiración. Volverlo a vivir, pero no nece-sariamente del mismo modo. Episodios que en

su momento habían sido contados de una ma-nera lo eran ahora de otra, porque en realidadera como si nunca hubieran sido contados. ¿Qué

podían aportar esas novelas yesos reportajes a un escritor quepor primera vez en su vida se en-frentaba a cara descubierta con supropia biografía? Nada o, peoraún, nada que no amenazara condeformar o condicionar sus au-ténticos recuerdos. Para Dos Pas-sos un libro como éste sólo te-nía sentido si era el producto deun riguroso ejercicio de sinceri-dad, en el que no cabían ajustesde cuentas ni mixtificaciones re-trospectivas. Quizá por eso la lec-

tura de estas memorias, memorias de un hom-bre feliz que dejó de serlo, transmite en todomomento una sensación de exquisita honesti-dad. Pero la honestidad sería insuficiente sino estuviera acompañada por muchas otras vir-tudes, que hacen de Años inolvidables un libroapasionante. Edmund Wilson, que tantas re-ticencias había expresado sobre otras obras desu amigo, se declaró fascinado por la lecturade ésta. En 1966, cercano ya a la muerte, el vie-jo Dos Passos conservaba muy pocas cosas desu juventud. Una de ellas era este puñado derecuerdos; la otra, su antigua e indudable ha-bilidad para fascinar al lector. �

Seix Barral lanza esta semana Años inolvidables de John

Dos Passos, con prólogo de Ignacio Martínez de Pisón.

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Hoy comienza la X edición delciclo de música contemporánea“musica dhoy”. En estos diezaños su fundador y actual res-ponsable artístico, el productor

y director XavierGüell (Bar-celona, 1956), noha cesado en suintención dehacer de Madriduno de los cen-tros más impor-tantes en la di-vulgación de la

nuevas corrientes sonoras.Manifestaciones que se hapreocupado siempre en poneren relación con las otras artescon la organización y montajede muestras como “Analogíasmusicales. Kandinski y suscontemporáneos” en el MuseoThyssen. Güell ha ayudado adar a conocer obras musicalesfundamentales de la segundaparte del siglo XX que estabanpor estrenar en nuestro país y,lo que es más ambicioso, haconseguido crear un públicofiel. Entre sus logros figura,además, el haber traído unabuena nómina de los másrelevantes compositores de laescena internacional comoStockhausen y Ligeti.Además, en la estela de“musica dhoy” hanprosperado destacables rea-lidades musicales como elconjunto instrumentalProyecto Guerrero. �

El foco

REBOREDO Y SAÑUDO

Xavier GüellAños inolvidables no

es sólo el relato de su

amistad con Heming-

way. Es el relato de su

entusiasmo por Espa-

ña y lo español, y el de

su irreprimible voca-

ción de trotamundos

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Broadway es una calle; es también un ba-rrio, una atmósfera. Desde que tenía trece

años, y durante todos aquellos inviernos en lasclases de la señorita Risdale, Grady había rea-lizado, aunque ello significara hacer novillos, ex-pediciones secretas y semanales a aquella at-mósfera, cuya atracción al principio habían sidolos conciertos de bandas en la Paramount, elStrand, películas curiosas que nunca se pro-yectaban en los cines al este de la Quinta o enStamford y Greenwich. En el último año, sinembargo, sólo le gustaba pasear por allí o pa-rarse en chaflanes rodeada por el gentío quepasaba. Se quedaba toda la tarde y a veces has-ta que había anochecido. Pero allí nunca oscu-

recía: las luces que habían estado encendidastodo el día se tornaban amarillas al atardecer yblancas por la noche, y entonces las caras, aque-llas caras ensoñadas, le revelaban más cosas quenunca. El anonimato formaba parte del placer,pero aun cuando no fuese ya Grady McNeil,no sabía quién era la que la había suplantado,y las llamas más altas de la emoción ardían conun combustible sin nombre. Nunca se lo con-taba a nadie, aquellos negros perfumados y conojos de nácar, aquellos hombres con camisasde seda o de marinero, rudos o de dientes páli-dos, y con un traje de color espliego, aquelloshombres que miraban, sonreían, la seguían: ¿ha-cia dónde vas? Algunas caras, como la de la mu-

jer que cambiaba dinero en los salones de tra-gaperras, no pertenecen a ninguna parte, sonsombras verdes debajo de viseras verdes, efigiesvespertinas, balsámicas y flotantes en un airedulzón de caramelo. Deprisa. Megáfonos enpuertas que escupen frenéticos, tristes estruen-dos rítmicos, que aceleran los sentidos hasta elcolapso: corre, sal de la blancura a lo real, a laoscuridad alegre y sin sexo, sin bullicio: a na-die le hablaba de aquellos terrores que la en-candilaban.

En una callejuela que salía de Broadway, nolejos del Roxy Theatre, había un parking al

aire libre. Un solar solitario y de aspecto yer-

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Truman Capote, terrible, atormentado y genial, intentó esconder entre som-bras al mejor y más trágico de sus personajes, él mismo, que ahora vuelvea enseñorearse de librerías y pantallas. La fiebre Capote estallará en Españael viernes 24, cuando se estrene la película Truman Capote, protagonizada porPhilip Seymour Hoffman (firme candidato a un Oscar por su interpretación)y basada en la biografía de Gerald Clarke. Ese mismo día, Anagrama lanzaCrucero de verano, el último secreto literario del escritor. Abandonados enun sótano de Brooklyn Heights, cuatro cuadernos escolares y setenta ydos notas complementarias conforman esta novela descubierta en el sóta-no de una antigua vivienda de Capote. El lote salió a subasta y finalmen-te, fue la Public Library de Nueva York la que compró todo el material.El Cultural adelanta hoy, en primicia, uno de los mejores fragmentos de Cru-cero de verano. También publicamos algunas de las más sugerentes cartasde Un placer fugaz. Correspondencia (Lumen), en las que el escritor descu-bre amores y obras, y desnuda con sarcasmo a sus más queridos amigos.

Todo Capote

Crucero de veranoPOR TRUMAN CAPOTE

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mo, constituía el único paraje sustancioso en unamanzana de tiendas de palomitas de maíz y co-mercios de tortugas. Había un letrero en la en-trada que decía PARKING NEMO. Era caro ypoco práctico, en conjunto, pero aquel año, me-ses antes, después de que los McNeil cerraransu apartamento y abrieran la casa de Connecti-cut, Grady había empezado a dejar su cocheallí siempre que iba a la ciudad.

Cierto día de abril, un joven comenzó a tra-bajar en el parking. Se llamaba Clyde Manzer.

Antes de que Grady llegase al parking ya leestaba buscando: las mañanas insulsas, él se dabauna vuelta por el vecindario o se sentaba a tomarcafé en un Automat del barrio. Pero no lo vioen ninguna parte; tampoco lo encontró cuandoentró en el parking. Era mediodía y la grava des-pedía un olor caliente a gasolina. Aunque eraevidente que él no estaba allí, ella cruzó el so-lar llamándole por su nombre, con voz impa-ciente; pareció que el alivio de la travesía marí-

tima de Lucy, el año o la hora que ella habíaesperado para verle, todas las cosas que la ha-bían animado durante la mañana, se derrum-baban de golpe a sus pies; al final desistió y guar-dó un silencio abatido en el resplandor vibrante.Después recordó que a veces él echaba una sies-ta en alguno de los coches.

El de ella, un Buick azul descapotable, consus iniciales en la matrícula de Connecticut,

era el último de la fila, y mientras aún buscaba,varios coches más allá, comprendió que le en-contraría allí. Estaba dormido en el asiento tra-sero. Aunque la capota estaba bajada, no le ha-bía visto porque estaba hecho un ovillo yquedaba oculto. En la radio sonaba el débil zum-bido del noticiario, y Clyde tenía en las rodillasuna novela policíaca abierta. Una de las mu-chas magias que existen es la de observar cómoduerme alguien a quien amamos: sin ojos e in-consciente, por un momento te adueñas de su

corazón; indefenso, es entonces, por irracionalque sea, todo lo que esperabas que fuese: purocomo un hombre, tierno como un niño. Gradyse inclinó para mirarle y el pelo le cayó un pocosobre los ojos. El joven al que miraba, y que ten-dría unos veintitrés años, no era guapo ni feo; ha-bría sido difícil caminar por Nueva York sin vera alguien parecido a cada trecho, pero como sepasaba todo el día a la intemperie estaba muchomás curtido que la mayoría de la gente. Tenía,no obstante, un aire de flexibilidad fornida, yel pelo, negro y con ricitos, se le ajustaba comouna pulcra gorra de cordero persa. La nariz li-geramente rota prestaba a su cara, que, con suarrebol rústico, no carecía de cierta fuerza in-geniosa, una virilidad exagerada. Le tembla-ron los párpados y Grady, sintiendo que el co-razón del joven se le resbalaba entre los dedos,aguardó tensa a que se abrieran.

–Clyde –susurró.No era su primer amante. Dos años antes, a

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Protagonizado por Philip Seymour Hoffman (en la imagen), ellargometraje Capote, dirigido por Bennett Miller, ya ha cose-chado cinco nominaciones al Oscar. Entre ellas, como es obvio,la candidatura a Mejor Actor –“que resucita a Truman”, hadicho la crítica estadounidense–, pero también a la actrizsecundaria Catherine Keener, que da vida a la amiga deTruman y escritora Nelle Harper Lee. El filme, que se centraen en el período de ochos años que invirtió el escritor nortea-mericano en las investigaciones para su novela de no ficciónA sangre fría, se disputará también la estatuilla a MejorPelícula, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado, basándoseen la biografía de Gerald Clarke y escrito por Dan Futterman.“No ha habido nadie como yo, y no va a haber nadie como yo,cuando me vaya”, dijo Capote antes de morir. Eso es cierto.Sin embargo, como afirma el propio Gerald Clarke, “duranteun par de horas, Philip Seymour Hoffman se acerca bastante”.

También en los Oscar

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L E T R A S

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los dieciséis, cuando por primera vez dispuso delcoche, recorrió Connecticut acompañada de unajoven pareja de neoyorquinos reservados quebuscaban una casa. Cuando la encontraron, unacasita encantadora en el terreno de un club decampo y al lado de un pequeño lago, la pareja, losBolton, ya profesaba un gran afecto a Grady, lacual, por su parte, parecía obsesionada: super-visó la mudanza, diseñó el jardín con rocas, lesencontró una criada y los sábados jugaba al golfcon Steve o le ayudaba a segar la hierba: JanetBolton, una chica bonita, callada e inofensivarecién salida de Bryn Mawr, estaba embaraza-da de cinco meses y en consecuencia era reacia arealizar grandes esfuerzos. Steve era abogado y,como trabajaba en una empresa que tenía ne-gocios con el padre de Grady, los Bolton eraninvitados asiduos en Old Tree, el nombre conque los McNeil habían dignificado las hectáreasde su finca: Steve utilizaba su piscina y las pis-tas de tenis, y Lamont McNeil le había dado máso menos por propia iniciativa una casa que ha-bía pertenecido a Apple.

Peter Bell estaba bastante perplejo, al igualque los otros pocos amigos de Grady, porque

ella sólo veía a los Bolton o, tal como ella mis-ma lo entendía, sólo veía a Steve; y si bien todoel tiempo que pasaban juntos no era suficiente,Grady se acostumbró a tomar con él de vez encuando el tren a la ciudad, y vagaba de un cine deBroadway a otro, haciendo tiempo para tomar conél el tren de vuelta a casa por la noche. Aun así,no estaba en paz consigo misma; no compren-día por qué el primer júbilo que había sentidose había convertido primero en dolor y luegoen desdicha. Él lo sabía. Ella estaba segura deque lo sabía; los ojos de Steve, que la observabancuando ella cruzaba una habitación o nadabahacia él en la piscina, aquellos ojos sabían y no lesdesagradaba saberlo; así, junto con el amor, ellaaprendió algo de odio, pues Steve Bolton lo sa-bía y no hacía nada por ayudarla. Entonces todoslos días eran adversos, un hormigueo constan-te, los pellizcos de unas alas de luciérnaga, las có-leras, o eso parecían, contra todo lo que estaba tandesamparado como su persona desvalida y des-preciada. Y se aficionó a llevar los vestidos más li-geros que encontraba en las tiendas, tan finos quecada sombra de hoja y cada onda de viento erande un frescor acariciante; pero no comía, sólo legustaba beber Coca-Cola, fumar cigarrillos y con-ducir su coche, y se quedó tan plana y flacuchaque sus vestidos livianos flotaban a su alrededor.

Steve Bolton tenía por costumbre nadar an-tes del desayuno en el pequeño lago contiguoa la casa, y Grady, que lo había descubierto, nose lo podía quitar de la cabeza: al despertar porla mañana se lo imaginaba en la orilla del lago,plantado entre los juncos como un pájaro delalba, dorado y desconocido. Una mañana fueal lago. Un pequeño pinar crecía cerca y allí seescondió, tumbada de bruces sobre las agujashúmedas de rocío. Una penumbra de niebla oto-ñal se cernía sobre el agua: él no acudiría, por su-puesto, ella lo había postergado demasiado, elverano había transcurrido sin que ella se hu-biese percatado siquiera. Entonces lo vio en elsendero: despreocupado, silbando, con un ci-garrillo en una mano y una toalla en la otra; sólollevaba un albor-noz que se qui-tó al llegar al lagoy lanzó sobreuna roca. Fuecomo si la estre-lla de Grady hu-biera caído y alcontacto con latierra no se tor-nase negra, sinoque ardiera másazulada aún: me-dio arrodillada,con los brazosextendidos haciafuera, como paratocarle, para sa-ludarle mientras él se adentraba en el agua yse volvía tan alto, le pareció a ella, como en uncuento de hadas, y se alargaba hacia Grady has-ta que, casi sin previo aviso, se sumergió pordebajo de los juncos: a Grady, a pesar de todo, sele escapó un grito, retrocedió contra un árbol ylo abrazó como si fuera un fragmento del amorde Steve, un trozo de su esplendor.

El bebé de Janet Bolton nació al final de la es-tación: otoñal, la semana, punteada de co-

loridos faisán, antes de que los McNeil cerrasenOld Tree y regresaran a sus cuarteles de invier-no en la ciudad. Janet estaba bastante deses-perada; en dos ocasiones había estado a punto deperder al bebé y su enfermera, después de ha-ber ganado una especie de concurso de baile,se había vuelto cada vez más irreverente: lamayoría del tiempo no se tomaba la molestiade aparecer y, de no haber sido por Grady, Ja-

net no habría sabido qué hacer. Grady apare-cía, preparaba un pequeño almuerzo y hacía unalimpieza rápida en la casa; había un quehacerque ella abordaba siempre con euforia: a saber,le gustaba recoger la colada de Steve y colgarsu ropa. El día en que nació el bebé, Grady en-contró a Janet doblada en dos y chillando. Siem-pre que tenía ocasión de hacerlo, Grady se sor-prendía de lo mucho que ella misma sepreocupaba en realidad por Janet: una personainsignificante, como una concha de mar que al-guien recoge y que conserva para admirar subarroca perfección nacarada, pero no la coloca en-tre sus tesoros serios de coleccionista. La ni-miedad era tanto el encanto como la protecciónde Janet, porque para Grady era imposible con-

siderarla una amenaza o tener celos de ella. Perola mañana en que Grady entró y la oyó gritarexperimentó una satisfacción que, aun sin ánimode ser cruel, al menos le impidió precipitarse aprestarle ayuda, pues era como si todos los tor-

Las llamas más altas de la emoción ardían con un combustible

sin nombre. Nunca se lo contaba a nadie, aquellos negros per-

fumados y con ojos de nácar, aquellos hombres con camisas de

seda o de marinero,

rudos o de dientes pá-

lidos, y con un traje de

color espliego, aquellos

hombres que miraban,

sonreían, la seguían:

¿hacia dónde vas?

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mentos que ella misma conocía se vieran triun-falmente plasmados en aquellos momentos an-gustiosos de Janet Bolton. Cuando por último seforzó a hacer lo necesario lo hizo todo muy bien:llamó al médico, llevó a Janet al hospital y tele-foneó a Steve a Nueva York.

Él tomó el siguiente tren; pasaron juntos unatarde incómoda en el hospital; llegó la no-

che y aún no había noticias, y Steve, que habíalogrado intercambiar algunas bromas con Grady,jugar una partida de cartas, se retiró a un rin-cón y dejó que el silencio se instaurase entreellos. El tedioso desespero de los horarios detren, el trabajo y las facturas que pagar parecíandesprenderse de él como un polvo cansado,y allíen su asiento exhalaba anillos de humo, cerostan huecos como Grady había empezado a sen-tirse..., fue como si se alejara de él en una vo-luta que ascendía en el aire, como si la imagendel lago que tenía de Steve se retirase para de-jar paso a otra visión real, a una imagen que le

pareció la más conmovedora de todas, pues, conlos hombros caídos de extenuación y la lágri-ma que le asomaba al rabillo del ojo, Steve per-tenecía a Janet y a su bebé. Grady avanzó ha-cia él con la intención de mostrarle su amor,no como amante, sino como hombre abruma-do por el amor y el nacimiento. Una enferme-ra se acercó a la entrada y Steve Bolton no cam-bió de expresión cuando supo que su hijo habíanacido. Se levantó despacio, con los ojos tan cla-ros que parecían ciegos, y con un suspiro que ba-lanceó la habitación descansó la cabeza en elhombro de Grady: “Soy un hombre muy fe-liz”, dijo. Esto fue el final de todo, ella ya no que-ría nada más de él, los deseos del verano loshabía barrido la semilla del invierno: los vien-tos los separaron mucho antes de que un nue-vo abril quebrase su plenitud.

–Vamos, enciéndeme un pitillo.

La voz de Clyde Manzer, rezongando desueño pero siempre muy ronca y pastosa,

poseía una cualidad singular: era fáciltener una impresión de cualquier cosaque dijese, porque aquella forma de ha-blar balbuciente, atenuada como unaobstrucción de una garganta que seaclara, arrastraba en cada sílaba la es-poleta lenta de la virilidad; sin embar-go, tropezaba con las palabras, y las pau-sas a veces separaban frases de tal modoque el sentido se esfumaba. “No melo babees, niña. Siempre lo babeas.” Lavoz, aunque atractiva en sí misma, po-día ser engañosa: debido a ella, algunosle consideraban un estúpido; lo cualsólo demostraba que eran poco obser-

vadores: ClydeManzer no eratonto en abso-luto; su inteli-gencia particu-lar, de hecho,residía en loque era a todasluces obvio. Lasabiduría decuatro letrasque extiendeun diploma enconocimientosprácticos –dón-de esconderse,cómo correr,

viajar en el metro, ver una película y utilizar unacabina telefónica sin pagar nada–, esos cono-cimientos que acompañan a una infancia ur-bana de guerras entre barrios y tardes deses-peradas en que sólo sobreviven los crueles y loslistos, los rápidos y los valientes, eran la ins-trucción que confería a sus ojos su ágil inten-sidad.

–Ah. Me lo has babeado. Cristo, lo sabía.–Me lo fumo yo –dijo Grady, y le encendió

otro con el mechero que Peter había conside-rado tan vulgar. Un lunes, que era el día libre deClyde, habían ido a un puesto de tiro al blancoy él había ganado el encendedor y se lo había re-galado a ella; desde entonces a Grady le gusta-ba encender los cigarrillos de todo el mundo; eraemocionante ver cómo su secreto, disfrazado dedébil llama, surgía de un salto, desnudo, entreella, que lo conocía, y alguna otra persona quepudiera descubrirlo.

–Gracias, pequeña –dijo él, aceptando el nue-vo cigarrillo–. Eres una buena niña: no me lo hasbabeado. Estoy de un humor de perros, nadamás. No debería dormir así. Estaba soñando co-sas.

–Espero que yo estuviera en el sueño.–No recuerdo nada de lo que sueño –dijo

él, frotándose el mentón como si necesitaseun afeitado–. Dime, entonces, ¿has despedido atus viejos?

–Ahora mismo; Apple quería que la llevase acasa y se ha presentado un viejo amigo: todoha sido muy confuso, he venido derecha delmuelle.

–Hay un viejo amigo mío que me gustaríaque apareciese –dijo él, y escupió en

el suelo–. Mink. ¿Conoces a Mink? Te lo dije, eltío con el que estuve en el ejército. Aprove-chando lo que me dijiste, le dije que viniera yque me tomaría la tarde libre. El cabrón me debedos dólares: le dije que si venía se los perdona-ba. Así que, pequeña –alargando la mano le tocóla seda fría de la blusa–, si Mink no aparece –yacto seguido, con una suave presión, la deslizóhasta el pecho de Grady–, me figuro que tendréque quedarme aquí encerrado.

Se miraron en silencio el tiempo que tardóuna gota de sudor en resbalar desde lo alto dela frente de Clyde y recorrerle la longitud dela mejilla.

–Te he echado de menos –dijo. Y habría di-cho algo más si un cliente no hubiera entrado enel parking. �

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Él había ganado

el encendedor y

se lo había rega-

lado a ella; des-

de entonces a

Grady le gustaba

encender los ci-

garrillos de todo el mundo; era emocionante ver cómo su secre-

to, disfrazado de débil llama, surgía de un salto, desnudo, entre

ella, que lo conocía, y alguna otra persona que pudiera descubrirlo

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“Mejor la muerte en Veneciaque la vida en Hollywood”

A Leo Lerman et al.Hollywood, California. 8 de diciembre de 1947

Querida parentela,Queridos, estoy horrorizado: cuando vuel-

va, si no muero en el intento, os tomaré de laszarpitas a todos y cada uno de vosotros y os haréjurar que jamás de los jamases pondréis un pieen el condado de Los Ángeles. ¡Que agujero! mealojo en un sitio muy pijo, las Sunset Towers,que es –o eso es lo que dice la gente bien depor aquí –un hotel de mantenidas.Amigos, ¡ver para creer! ¡Vaya mu-jeres se preocupan por aquí demantener! [...]

Mejor la muerte en Venecia quela vida en Hollywood. Que, por cier-to, acabo de recordar que K. A. [Ka-therine Anne] Porter deja la ciu-dad y se va a vivir a Venecia. [...]

Cené con los Chaplin –creo que fue el vier-nes– y fue como estar entre víboras, y tambiénpasé una tarde muy grata con Walter ConradArensberg [poeta y coleccionista de arte], que sinduda es de lo más encantador. [...]

Mientras tanto, cabezas de gato, dejad una luzencendida en las ventanas, y no olvidéis lo mu-cho que os quiero a todos y cada uno. Un mi-llón de besos y mille tenderesse [sic] de un lejano

T.Además de la primita B, el jueves que viene

voy a ver a la señorita Parsons y a la señorita Hep-burn.

“Si Tennessee Williams apareciesepor aquí le estrangularía”

A Donald WindhamTaormina , 20 de agosto de 1950

Mi querido Donny,Gracias por A sicilian marriage. Como ya sabes,

el señor Sladen es mi autor favorito. Por ahoratengo a los de la Gotham buscándome A japa-nese marriage. [...]

Seguramente alguien te habrá enviado el ver-gonzoso artículo de T. W [Tennessee Williams]que apareció en la revista del “Sunday New YorkTimes” el 13 de agosto. En caso contrario, hede decirte que viene con una viñeta de Hirschfeld(el hombre ese que hace las cosas de teatro),una escena que se supone que tiene lugar enun café de París: sales tú (y no te pareces en nada

a ti, querido) sentado a una mesa con el señor Wi-lliams, mientras que yo (caracterizado como unenano horrendo) estoy echado en los peludos bra-zos de Hemingway. También salen otros: PaulBowles, Janet Flanner, etc. El artículo que laacompaña, que trata de lo sofisticado y viajadoque es el caballero T. Willie, alcanza el cenit to-tal de la vulgaridad. Ahí va un párrafo en quenos menciona: “Este año no he ido a Sicilia. Tru-man Capote ha desplegado su pañuelo Bronzi-ni sobre el elegante enclave turístico de Taor-mina. Se supone que se aloja en la antigua casa de

D. H. Lawrence”. [...] El tono general del artículoes infinitamente mezquino. Si aparece por aquí,lo estrangularé con mi pañuelo Bronzini. ¿Por quédemonios habrá sacado un artículo así? Lo haescrito como un gacetillero de la más baja esto-fa. Ya no tengo ninguna duda de que ha perdi-do la noción de la decencia. [...]

Dale a Buch un abrazo y un beso. Tambiéna Sandy. Para ti, besos de Jack y besos de

T.

“La cosa llegó a temperaturastórridas con Montgomery Clift”

A Andrew Lyndon33 Via Margutta, Roma, 7 de enerode 1953

Queridísimo conejito,Fue un alivio recibir tu carta; ya

había empezado a alarmarme. Noimporta, espero que hayas disfru-tado de las vacaciones; las nuestras

han sido muy tranquilas. Confío en que hayas visto a Nina [Capote,

madre del escritor] por Navidad, cuando vol-vieron para desmontar el apartamento. Por Dios,no sé dónde voy a guardar mis cosas –y muchomenos dónde viviré yo– cuando volvamos a N.Y. [...]

En cuanto a la película, no pienso demasia-do en ella. De hecho, el propio rodaje fue muchomás interesante. Trabé gran enemistad con M.[Montgomery] Clift. Durante seis semanas deverdad que nos odiamos, pero entonces (¡te lodigo a ti y a nadie más!) de pronto empezamosa flirtear levemente, hasta que se fue haciendogrande como una bola de nieve y la cosa llegó atemperaturas tórridas. Nada preocupantementeserio –no destrozaré el hogar– pero ha sido bas-tante divertido; en fin, es un tipo realmentetierno y me cae muy bien. Se va la semana queviene, a Hawai, para hacer From here to eternity...o como tú dices, “Caca de vaca”. [...]

Yo también te quiero, mi preciosidad. T.

“He leído obras peores, pero ni las recuerdo”

A Cecil BeatonStonington, Connecticut, 21 de junio de 1956

Queridísimo C.,Al fin, un respiro. He terminado los artícu-

los para el “New Yorker” (te mandaré los dos nú-

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Un placer fugazCorrespondencia

PP.. SS.. HHOOFFFFMMAANN JJUUNNTTOO AA CCAATTHHEERRIINNEE KKEEEENNEERR

((HHAARRPPEERR LLEEEE)) EENN LLAA PPEELLÍÍCCUULLAA TTRRUUMMAANN CCAAPPOOTTEE

Capote escribía a sus amigos “tal comoles hablaba, sin reservas, inhibicionesni formalismos”, explica Gerald Clar-ke, editor de Placer fugaz. Correspon-dencia (Lumen). He aquí un puñadode estas cartas llenas de maldades, li-teratura y amor, así como el auto-rretrato que le envió a Perry Smith,uno de los asesinos de A sangre fría.

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meros; en septiembre saldrá en formato libro conel título The muses are heard), y ya hace unos díasque me dispongo a pasar el verano en este vie-jo pueblo de pescadores, que es encantador.[...] He leído la nueva obra de Carson McCullers,que Saint va a producir: las he leído peores, peroni las recuerdo. Estoy leyendo el libro de Forstersobre su tía: delicioso [...]

Para cuando recibas esto, Marilyn M. [Mon-roe] ya se habrá casado con Arthur Miller. Losvi la otra noche, sumidos ambos en un fulgorsexual, pero no pude evitar la sensación de es-tar observando un episodio titulado La muertede un dramaturgo. Ella está muy emocionadacon la idea de ir a Londres. [...]

Te añoro, amado amigoT.

“A Jane Bowles la han expulsado de Tánger”

A Cecil Beaton[70 Willow Street. Brooklyn, N. Y.], 2 de mayo de 1958

Queridísimo,He terminado la novela corta, Breakfast at Tif-

fany’s. Va a salir en el “Bazaar” de julio, aun-que están un poco asustados con el lenguajede algunos fragmentos, y no me extrañaría queme hicieran la jugarreta de cambiarla a mis es-paldas. [...] A Jane Bowles, las autoridades la hanexpulsado de Tánger (a Paul también), y está devuelta en Nueva York: sola, muy enferma, sin uncentavo. Tennessee y yo vamos a montar algopara recaudar algo de dinero para ella. [...] Aún nohe tenido ocasión de ver Gigi, aunque bien sé queel resto del mundo sí lo ha hecho: ponen tu tra-bajo por las nubes, aunque no hablan con tantoentusiasmo de la película en su conjunto. Enun lavabo de hombres vi una inscripción muy di-vertida; alguien había puesto: “Mi amiguitomide un palmo; lo encontrarás aquí el lunes porla noche”. Debajo, un segundo había garabatea-do: “Vale, pero ¿cuánto le mide el rabo?”

Besos T.

“H. Lee se dirigía a Alabamacon un colapso de felicidad”

A Richard AvedonPlaya de Aro, 22 de septiembre de 1960

Dickaboo,He notado tu silencio, tomo nota. Aunque

no dudo que tiene la excusa adecuada: en el “Ba-

zaar” de septiembre leí dónde habías ido a hacertodas esas fotos, que además quitan el hipo. Fi-nalmente he recibido los royalties de Simon&Schuster, que debería haber cobrado en abril:ya pensaba o que estaban en bancarrota o quese habían vuelto unos granujas.

He trabajado a buen ritmo. No podría sermás difícil, ni ir más lento, pero lo que hasta aho-ra tengo hecho me parece bastante bueno. Sigoen contacto permanente, casi a diario, con Kan-sas; han ocurrido muchas cosas (demasiadas comopara contar en una carta). Perry y Dick ([los ase-sinos reales protagonistas de A sangre fría] aún es-peran el resultado del recurso, aunque Perryempezó una huelga de hambre que lo ha hechopasar de 75 a 50 kilos, y no creo que llegue vivoa la horca. De todos modos, ya ha perdido la ra-zón: cree que se puede comunicar directamen-te con Dios, y que Dios es un gran pájaro querevolotea encima de él y está a punto de acoger-lo en sus alas. El viejo señor Hickock ha muer-to, de cáncer. Vaya historia más espeluznante y te-rrible. Ésta es la última vez que escribo “unreportaje”. [...]

¿Has leído el libro de Nelle [Harper Lee],To kill a mockingbird [Matar a un ruiseñor]? La úl-tima vez que supe de ella, se dirigía a Alabama conuna especie de colapso nervioso de tanta felicidad[...]

T.

“No me puedo creer queMarilyn haya muerto”

A Newton Arvin[Palamós, España], 8 de agosto de 1962

Queridísimo Sige,Hacía días que quería mandarte una carta,

pero no he podido escribir absolutamente nada.He sufrido un grave ataque de reumatismo enla muñeca derecha. Al menos el doctor dice quees reumatismo. En cualquier caso duele, o dolía:con unas pastillas repugnantes he conseguido, demomento eliminar el malestar.

No me puedo creer que Marilyn M. [Monroe]haya muerto. Era una chica de tan buena pasta,tan pura, en realidad, que estaba más cerca quenadie de lo angelical. Pobre criaturita. Dios la ten-ga en su seno.

¿Has leído el artículo de John Aldridge de“The Times Book Review”? ¿Te puedes creerque me ataque a mí, a Norman Mailer, etc. ? Mepuso hecho una furia (no hace falta decirlo), perotambién me pareció un puro montón de mier-

da. Meras afirmaciones genéricas sin aportaciónde pruebas: “Capote constituye un clásico ejem-plo de precocidad aplicada a toda una carrera”¿Qué significa eso? Por favor, dime qué opiniónte mereció el artículo, si es que lo leíste.[...]

Muchos besos, mi dulce amigoT.

“Precoz intelectualmente,inmaduro a nivel emocional”

A Perry Smith70 Willow Street, Brooklyn, N. Y., 15 - XII-1963

Querido Perry,Ayer por la noche me desperté de repente,

pensando: Perry dice que no sabe nada sobre mí,nada a ciencia cierta. Me quedé levantado y dán-dole vueltas, y me di cuenta de que, en algúnsentido, era verdad. No conoces ni siquiera losacontecimientos superficiales de mi vida, queguarda unas cuantas similaridades con la tuya.Fui hijo único, y muy bajito para mi edad: siem-pre fui el más bajo de la clase. Cuando teníatres años, mi madre y mi padre se divorciaron. Mipadre (que se ha vuelto a casar en cinco ocasio-nes) era un viajante de comercio, y pasé gran par-te de la infancia recorriendo el Sur a su lado.No era malo conmigo, pero nunca me gustó, nientonces ni ahora. (Nunca lo veo, vive en Nue-va Orleans). Mi madre, que sólo tenía dieciséisaños cuando me dio a luz, era muy guapa. Se casócon un hombre moderadamente rico, un cuba-no, y después de cumplir yo diez años fui a vi-vir con ellos (casi siempre en Nueva York). Pordesgracia, mi madre, que sufrió varios abortos yde ello resultaron problemas mentales, se vol-vió alcohólica y convirtió mi vida en una pesa-dilla. Acabó suicidándose (somníferos). Dejé laescuela a los dieciséis y desde entonces me hemantenido yo solo: entonces encontré trabajo enuna revista (había empezado a escribir a muytemprana edad). Siempre fui una persona precoz,tanto intelectualmente como artísticamente,pero inmaduro a nivel emocional. Y, desde lue-go, he tenido problemas emocionales, casi siem-pre por la “pregunta” que tú también me hicistela última visita y que te contesté sinceramente (yno es que la respuesta no fuera obvia).

Éste es un currículo muy resumido, pero noestoy habituado a hacer este tipo de confidencias.En cualquier caso, no me importa contártelo.

Siempre.

TRUMAN

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MUCHOS comenzamos el día aso-mándonos al mundo a través de lasviñetas del periódico. Los grandeshumoristas nos presentan dos cosas:un grafismo peculiar y un peculiarenfoque de la realidad. Mingote es-cribió una maravillosa “Historia dela gente” y sería muy interesante es-cribir una historia a partir de la Re-volución francesa a través de los di-bujantes. Valeriano Bozal llamó conrazón al siglo XIX “el siglo de los ca-ricaturistas”. Fue un período de ban-derías, disputas y guerras variadas,que avivaban el ingenio. Conde hahecho el censo de las revistas satí-ricas de esa época, que son legión.La censura franquista produjo muybuenos humoristas, porque el in-genio se crece en la dificultad. Enla actualidad han disminuído las re-vistas de humor, pero los humoristasse integran como sección fija en losdiarios. Me parece buena medida. Laacumulación de ingeniosidades pro-duce cierto hartazgo, como ocurrecon los chistosos. En cambio, en elámbito serio, con frecuencia dramá-tico, de los periódicos, el humor pro-porciona un contrapunto saludable.

Nuestra historia reciente tienecomo cronistas excepcionales a losingeniosos. Umbral –que es muchomás que un ingenioso–, en litera-tura. Mingote, Peridis, Forges, Má-ximo, El Roto, Maitena, Gallego yRey, y muchos otros que tengo en lamemoria pero no me caben en el pa-pel, con sus viñetas. Echo en falta –yse lo sugiero a Blanca Berasategui–ese humor cultural, que comentala ciencia, el arte, la psicología, en

el que son expertos los anglosajones,desde el “Punch” hasta el “NewYorker”, pasando por Max Beer-bohm, cuyas caricaturas y parodiasde Oscar Wilde o Henry James sonde una perspicacia crítica sorpren-dente.

Valery decía que las tres gran-

des creaciones de la inteligencia sonel dibujo,la poesía,y la matemáti-ca. Comparto su fascinación por eldibujo. Me parece milagroso lo quese puede hacer con un lápiz y un pa-pel. Admiro a los grandes dibujantes–Durero, Leonardo, Rembrandt,Rubens– pero también a los inge-niosos, el arte de los que juegan consu maestría. Entre estos sitúo a mu-chos contemporáneos –por ejemploPicasso– que sirve de puente entre

el arte serio y el humor gráfico, la ca-ricatura, el dibujo satírico, la ilus-tración cómica. Su técnica consisteen una condensación reveladora.Bergson decía que lo cómico fun-ciona como una “boîte a surprise”,una de esas cajitas que ocultan un re-sorte que nos sorprende al abrirla.

Una viñeta es un muelle compri-mido que se distiende bruscamenteen la cabeza del espectador cuandolo ha comprendido. Posee una “in-tensidad expansiva”. Hochberg, ungran psicólogo de la percepción, de-finía la caricatura como la captaciónde una esencia perceptiva. En efec-to, lo que sorprende en los humoris-tas es que “dan en el clavo”. Si noscomparamos con su eficaz concisión,todos los demás somos farragosos.

El libro apare-ce cuando el mun-do se conmuevepor unas caricatu-ras. Las de Maho-ma, por supuesto.El ingenio tieneun poder enormepor su contunden-cia y accesibilidad.No me extrañaque todos los dic-tadores lo hayantemido. La Gesta-po tenía un depar-tamento para vigi-lar a los hu-moristas. En su li-bro, Conde cita laanécdota de unpolítico neoyor-quino llamadoTweed, que en1870 se encrespócontra los chistesgráficos que se ha-cían contra él:”Nome importa lo que

se escriba sobre mí –dijo. La mayo-ría de mis electores no saben leer.¡Pero esos condenados dibujos!”.En este momento, millones de per-sonas están diciendo lo mismo:¡Esos condenados dibujos!

JOSE ANTONIO MARINA

Lo mejor del libro de LuisConde es su exhaustiva do-cumentación. Revistas satí-ricas, dibujantes, periódicos,humoristas, caricaturistas,teóricos del humor apare-cen en sus páginas, a vecesun poco caóticas por excesode información. El libro estáabundantemente ilustra-do, con lo que resulta ade-más muy divertido de ver.

El humor gráfico en EspañaLL UU II SS CC OO NN DD EE MM AA RR TT II NN .. A S O C I A C I Ó N D E L A P R E N S A D E M A D R I D . 2 0 0 5 . 5 6 0 P Á G I N A S , 1 6 ’ 5 0 E U R O S

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LIBROS MÁS VENDIDOSFICCIÓN AUTOR EDITORIAL PUESTO ANT. SEMANAS

1 Memorias de una geisha . . . . . . . . . . . . .Arthur Golden . . . . . . . . . . . .Suma . . . . . . . . . . . . . . . .3 . . . . . . . . . . . . . 32 Las crónicas de Narnia. Vol 1 . . . . . . . . .C.S. Lewis . . . . . . . . . . . . . . .Planeta . . . . . . . . . . . . . .4 . . . . . . . . . . . . . 93 La sombra del viento . . . . . . . . . . . . . . .Carlos Ruiz Zafón . . . . . . . . . .Planeta . . . . . . . . . . . . . .2 . . . . . . . . . . .1684 La historiadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Elisabeth Kostova . . . . . . . . . . . .Umbriel . . . . . . . . . . . . .1 . . . . . . . . . . . .205 Brokeback Mountain . . . . . . . . . . . . . . .Annie E. Proulx . . . . . . . . . . .Siglo XXI . . . . . . . . . . . .7 . . . . . . . . . . . . . 26 Pasiones romanas . . . . . . . . . . . . . . . . . .María de la Pau Janer . . . . . . .Planeta . . . . . . . . . . . . . .5 . . . . . . . . . . . .127 Los girasoles ciegos . . . . . . . . . . . . . . . .Alberto Méndez . . . . . . . . . . . . . .Anagrama . . . . . . . . . . . .6 . . . . . . . . . . . .148 Las intermitencias de la muerte . . . . . . .José Saramago . . . . . . . . . . . . .Alfaguara . . . . . . . . . . . .10 . . . . . . . . . . . 129 Zigzag . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .José Carlos Somoza . . . . . . . . .Plaza & Janés . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .1

10 A la sombra del templo . . . . . . . . . . . . . .Toti Martínez de Lezea . . . . .Maeva . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .-

NO FICCIÓN1 El viaje a la felicidad . . . . . . . . . . . . . . . . . .Eduardo Punset . . . . . . . . . . . . .Destino . . . . . . . . . . . . . . . .1 . . . . . . . . . . . . . .102 La fuerza del optimismo . . . . . . . . . . . .Luis Rojas Marcos . . . . . . . . . .Aguilar . . . . . . . . . . . . . . .3 . . . . . . . . . . . .363 Por qué soy cristiano . . . . . . . . . . . . . . . . . .José Antonio Marina . . . . . . . . . .Anagrama . . . . . . . . . . . . . .2 . . . . . . . . . . . . . . .84 La gran guerra por la civilización . . . . . . .Robert Fisk . . . . . . . . . . . . . . . . .Destino . . . . . . . . . . . . . . . .8 . . . . . . . . . . . . . . .25 Érase una vez la URSS . . . . . . . . . . . . . .Dominique Lapierre . . . . . . . .Planeta . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .16 El fin de la pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Jeffrey D. Sachs . . . . . . . . . . . . .Debate . . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . . .17 Ya no sufro por amor . . . . . . . . . . . . . . .Lucía Etxebarría . . . . . . . . . . .Martínez Roca . . . . . . . .7 . . . . . . . . . . . . .78 Tratado de ateología . . . . . . . . . . . . . . . .Michel Onfray . . . . . . . . . . . .Anagrama . . . . . . . . . . . . .4 . . . . . . . . . . . . .29 La guerra civil española . . . . . . . . . . . . . . .Antony Beevor . . . . . . . . . . . . . .Crítica . . . . . . . . . . . . . . . . .5 . . . . . . . . . . . . . .19

10 La Magdalena. El último tabú... . . . . . . . .Juan Arias . . . . . . . . . . . . . . . . . .Aguilar . . . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . . .8

BOLSILLO1 Memorias de una geisha . . . . . . . . . . . . .Arthur Golden . . . . . . . . . . . . . .Punto de lectura . . . . . . . .2 . . . . . . . . . . . . .72 Cabo Trafalgar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Arturo Pérez-Reverte . . . . . . .Punto de lectura . . . . . . . .1 . . . . . . . . . . . .153 El códice secreto . . . . . . . . . . . . . . . . . .Lev Grossman . . . . . . . . . . . .Zeta Bolsillo . . . . . . . . . .7 . . . . . . . . . . . . .74 La hermandad de la Sábana Santa . . . . .Julia Navarro . . . . . . . . . . . . . .DeBolsillo . . . . . . . . . . . .5 . . . . . . . . . . . .425 Déjame que te cuente . . . . . . . . . . . . . .Jorge Bucay . . . . . . . . . . . . . . .RBA . . . . . . . . . . . . . . . .3 . . . . . . . . . . . .176 Ciudad de cristal: novela gráfica . . . . . .P. Auster/A. Spiegelman . . . . .Anagrama . . . . . . . . . . . .8 . . . . . . . . . . . . .57 Duérmete niño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Eduard Estivill . . . . . . . . . . . .Debolsillo . . . . . . . . . . . .4 . . . . . . . . . . . . .48 El pequeño gran libro del arte . . . . . . . .VV.AA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Man non troppo . . . . . . . .6 . . . . . . . . . . . . .39 Entrevistos: Javier Marías . . . . . . . . . . .Elide Pittarello . . . . . . . . . . . .RqueR . . . . . . . . . . . . . .10 . . . . . . . . . . . . .2

10 El arte de insultar . . . . . . . . . . . . . . . . . .Arthur Shopenhauer . . . . . . . .Alianza . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .1

POESÍA 1 Rapsodia española . . . . . . . . . . . . . . . . .Antonio Burgos . . . . . . . . . . . .La Esfera de los Libros . . .1 . . . . . . . . . . . .162 El poema de Tobías desangelado . . . . . .Antonio Gala . . . . . . . . . . . . . .Planeta . . . . . . . . . . . . . . . .2 . . . . . . . . . . . .133 Manual de infractores . . . . . . . . . . . . . .J.M. Caballero Bonald . . . . . .Seix Barral . . . . . . . . . . .3 . . . . . . . . . . . .164 Deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Adam Zagajewski . . . . . . . . . .Acantilado . . . . . . . . . . . .5 . . . . . . . . . . . . .85 Escrutaba la locura en busca de... . . . . .Charles Bukowski . . . . . . . . . .Visor . . . . . . . . . . . . . . . .6 . . . . . . . . . . . .106 Últimos poemas de amor . . . . . . . . . . . .Paul Eluard . . . . . . . . . . . . . . .Hiperión . . . . . . . . . . . . .4 . . . . . . . . . . . . .57 En la llama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Juan Eduardo Cirlot . . . . . . . .Siruela . . . . . . . . . . . . . .9 . . . . . . . . . . . . .98 Cantar de ciego . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Vicente gallego . . . . . . . . . . . .Visor . . . . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .19 Campo abierto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Seamus Heaney . . . . . . . . . . .Visor . . . . . . . . . . . . . . . .8 . . . . . . . . . . . .29

10 Haiga. Haikus ilustrados . . . . . . . . . . . .Yukki Yaura . . . . . . . . . . . . . . .Hiperión . . . . . . . . . . . . .- . . . . . . . . . . . . . .1Albacete: Herso Almería: Sintagma Ávila: Senen Badajoz: Universitas Barcelona: La Central, Casa del Libro Bilbao: Casa del Libro Burgos:Mainel Cádiz: Manuel de Falla Castellón: Plácido Gómez Ciudad Real: Manantial Córdoba: Luque La Coruña: Arenas Cuenca: JuanEvangelio Gerona: Geli Granada: Continental Guadalajara: Cobos Huelva: Saltés Huesca: Casa de las Novelas Jaén: Metrópolis León: PastorLogroño: Santos Ochoa Lugo: Souto Madrid: Antonio Machado, Casa del Libro, El Corte Inglés, FNAC, Manzano, Vips Málaga: RayuelaMurcia: Diego Marín O viedo: Ojanguren Palencia: Alfar Palma de Mallorca: Signo Las Palmas: Canaima Pamplona: Universitaria Salamanca:Cervantes, Plaza Universitaria Santa Cr uz de Tenerife: La Isla Santander: Estudio San Sebastián: Lagun Segovia: Vallés Sevilla:Casa del Libro Soria: Las Heras Teruel: Senda Valencia: París-Valencia Valladolid: Oletvm Vitoria: Study Zamora: Pya Zaragoza: Central.

ARGENTINA1 Las viudas de los juevesClaudia Piñeiro (Alfaguara)2 Las intermitencias de la muerteJosé Saramago (Alfaguara)3 Las crónicas de NarniaC.S. Lewis (Destino)4 La vida te despeina VV.AA. (Planeta)5 Matemática... ¿Estás ahí?Adrián Paenza (Siglo XXI)

ESTADOS UNIDOS1 CellStephen King (Scribner)2 Memory in DeathJ. D. Robb (Putnam)3 The Da Vinci CodeDan Brown (Doubleday)4 The HostageW.E.B. Griffin (Putnam)5 Marley and MeJohn Grogan (Morrow)

FRANCIA1 Les chroniques de Narnia, IntégraleC. S. Lewis (Gallimard)2 BrokeBack MountainAnnie E. Proulx (Grasset)3 Une France vue du cielY.A. Bertrand/ P. Poivre (La Martiniere)4 Les charmes discrets de la vie conjugaleD. Kennedy/ B. Cohen (Belfond)5 Le dessous des cartesVV.AA. (Tallandier)

ITALIA1 Harry Potter e il Principe...J.K. Rowling (Salani)2 La pensione EvaAndrea Camilleri (Mondadori)3 La verità del ghiaccioDan Brown (Mondadori)4 Vincitori e vintiBruno Vespa (Mondadori)5 Quest storiaAlessandro Baricco (Fandango)

PORTUGAL1 Memórias de uma gueixaArthur Golden (Presença)2 As intermitências da MorteJosé Saramago (Caminho)3 As crónicas de NarniaC.S. Lewis (Presença)4 O condex 632José Rodrígues dos Santos (Gradiva)5 O Estranho mundo da economíaVV.AA. (Presença)

Medios consultados:La Nación (Argentina), The NewYork Times (EE. UU.), Le Monde(Francia), La República (Italia),Público (Portugal).

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AUNQUE en Cantar de ciego no hayruptura con lo anterior –estamos anteun poeta de designio unitario–, suspoemas suponen desde la depura-ción un nuevo avance de la indaga-ción en la condición paradójica delexistir que vertebra su mundo: him-no y elegía en íntima amalgama.

La palabra del poeta se ha des-carnado en este libro sin por ello per-der ni una pizca de musicalidad nireducir el papel extraordinario quecumplen en su obra las imágenessensoriales. Al contrario: hondo en sureflexión, Vicente Gallego es tam-bién uno de nuestros grandes sen-sitivos y su capacidad metafórica al-canza aquí un paladeo verbal yniveles visionarios que no entorpe-cen la claridad del sentido. Los ver-sos breves en que tienden a frag-mentarse los endecasílabos y laestructura predominante de canciónestablecen una eficaz tensión entrelo contenido de la forma y la inten-sidad apasionada del decir, comoen “Madrigal”, uno de los mejorespoemas de amor de los últimos tiem-pos, o como en el contemporáneohimno al sol que es “Sol en Elca”, enel centro del libro. “Cantar de ciego”establece la poética del conjunto:amor y tiempo en vilo, la vibraciónde la materia, el milagro de la poe-sía ante la conciencia punzante de lamuerte: “Pasado lo pasado,/ malgas-tadas/ la carne y las razones,/ y no ha-biendo/ noticia del propósito, cante-mos,/ porque sea el trabajo másliviano”. Cierran el libro “Mi casa”,

nueva formulación de la poesía comocobijo y envío al lector, y “La no-che del agua”, balance existencial dela cuarentena. El precio del vivir esla angustia de la muerte, pero susueldo es la capacidad de consagrarel instante: “Contemplo el litoral yestoy pagado”.

Desde la conciencia de la fuga-cidad se afirman, complementarias,la raíz amarga de la condición hu-mana y la consoladora armonía delmundo. En poemas como “Esper-ma” o “Noche en la tierra (Internet,cámaras web)”, Gallego arriesga conacierto para extraer conocimiento y

emoción, igual que en ese fraternal“El abrazo” que desvela la concien-cia trágica de todo querer: “Un abra-zo me dio/ como pésame largo, allí,/en mitad/ de la hora más cierta,/ en lahora/ tan dulce/de querernos/desconsolada-mente,/ comoquieren losmuertos”. Y, sinembargo, frentea lo fatal, frentea la queja exis-tencial que seimpone en el li-bro y que intro-duce nuevos re-gistros en lacreación del autor, la realidad afir-ma su valía, su capacidad precariade salvación en el aquí y el ahora:“Y viene por el ojo una paz grande/muy adentro, que es ver/ las cosas ensu sitio y no temerlas,/ que es que-

darse ya quieto largamente/ frente almaterno añil”.

Gallego ha preparado también El50 de 50, una amplia antología per-sonal de seis poetas del medio siglo

(iban a ser siete,pero el agente deAntonio Gamone-da denegó los per-misos, como se in-dica en el prólogo):Ricardo Defarges,Luis Feria, Ma-nuel Padorno, Fer-nando Quiñones,Tomás Segovia yCésar Simón.

De espaldas acualquier preten-

sión académica, esta selección vienea ser “la propuesta de un lector agra-decido”, y pretende sumar a los quefueron un descubrimiento para el jo-ven lector gracias a la antología deGarcía Hortelano una serie de los au-tores y de los poemas “que me hanacompañado de una manera más fér-til e iluminadora en los últimos tiem-pos”. Muy reveladora del ámbito depreferencias de Vicente Gallego–además de las de Francisco Brines,Claudio Rodríguez o el primer Va-lente–, esta antología sirve para re-cordar la existencia, “entre una vein-tena larga” de poetas de esta mismageneración, de estos seis poetas tandistintos entre sí que no desmerecende los citados aunque su mejor me-dida la dieran más tardíamente. Al-guno, como el tanto tiempo exiliadoTomás Segovia, está hoy de actua-lidad por razones editoriales, peroel resto, siendo poetas de gran valíapermanecen orillados injustamente.Se trata de una muy interesante an-tología en la que muchos lectores tie-nen sorpresas garantizadas.

FRANCISCO DÍAZ DE CASTRO

PP OO EE SS ÍÍ AA

L E T R A S

Es este el libro más hondo, vibrante y depurado de Vicen-te Gallego. Tras la culminación que supuso Santa deriva noera fácil imaginar lo que vendría, y, de hecho, la publica-ción de su obra completa hasta entonces en El sueño verda-dero(2003) con una drástica supresión de poemas, daba a en-tender que Gallego había dado por concluido un ciclo.

Cantar ciegoVV II CC EE NN TT EE GG AA LL LL EE GG OO .. V I S O R . 7 4 P Á G I N A S , 8 E U R O S . E L 5 0 D E 5 0 ( A N T O L O G Í A ) . P R E - T E X T O S , 2 0 0 6 . 2 1 0 P Á G I N A S , 8 E U R O S

PEDRO ARMESTRE

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COMO estamos en una clase socialmedio alta, el cuadro se amplificacon una criada, y lo completa un ele-mento externo, Susana, geriatra,médico del abuelo y amante y lue-go esposa de Felipe hijo, con quienmonta una residencia para enfermosterminales dotada de tanatorio y ser-vicios fúnebres esmerados (negocioque trae al recuerdo la serie televi-siva Dos metros bajo tierra). De las pe-culiares relaciones entre esta gen-te dará idea lo que piensa el nieto:“Tal vez la alegría de vivir consistaen poder decirle a tu madre a la caraque es una hija de la gran puta”. Ypor supuesto que se lo dice, y es sólouna muestra de la lista de actitu-des feroces, egoísmos, o abusossembrados sin tasa por el libro.

Esta sucinta noticia de conte-nido hace pensar en unanovela de costumbrismocontemporáneo y por esoha de aclararse de inme-diato que se trata de algomuy diferente. Aunqueanote datos de actualidad(por ejemplo, que hoy nobasta a una mujer conconseguir la habitaciónpropia reclamada por V. Woolf, sinoperderle el miedo a la soledad), noes un relato realista. Ya lo insinúa eltítulo, que remite a una amplia ico-nografía artística de grandes maes-tros (en la propia obra se analizan ta-blas de Rubens o Tintoretto conel motivo de una mujer guapa cui-dando a un viejo) y sugiere un te-rritorio de análisis distinto, el de losinstintos y la pasión….. La novela

empieza con una situación que pro-pone con descarnada estética feís-ta unos intereses no documentales:Susana desnuda se refriega contraun Felipe terminal y le sondea laboca con un beso asfixiante. Esadoble tendencia a lo excepcionaly lo escatológico prolifera en todo ellibro. En verdad, conjunto humanomás raro no puede darse. Constitu-yen un grupo formado sólo por ex-céntricos o maniáticos. En toda fa-milia hay algún tipo raro, pero queno quepa en ella una sola personacomún roza la inverosimilitud.

Este grupo marcado por unaconflictividad más que dostoievs-kiana entraría del todo dentro de loinverosímil si el arte de Marta Sanzno anduviera en esta ocasión por unparticular derrotero, el del expre-

sionismo, o si se quiere, el de la es-tética quevedesca, o de Solana.Esta perspectiva un punto entreel guiñol y la pintura negra de Goyase sustenta en un gusto extrema-do por la escatología. Esta inclina-ción abarca situaciones con cas-quería, con prácticas discutidas(incesto, adulterio, felación) o condetalles de lo sucio y repulsivo (ba-bear, eructar). En cuanto a la len-

gua, utiliza sin tasa un léxico con-siderado malsonante: polla, coño,culo, follar, cojones, cagar… La apre-ciación social de esos datos y pala-bras cambia mucho con el tiempo yhoy no tienen valor muy negativo,de modo que no cumplen ningúnpapel de provocación y tienen algode manierismo repetitivo.

Esta especie de realismo suciopersigue un efecto de modernidad,pero no lo consigue. Susana y los vie-jos recuerda más la literatura algoenvejecida de tipo miserabilista quese cultivó, con otros límites expre-sivos e informativos, claro, en losaños 40. Aquí se trata de un mise-rabilismo espiritual (en lo materialhay incluso opulencia) que sirvepara una visión por completo mate-rialista de la vida. Pero a ese pro-

pósito le falta, narrativa-mente, una historia traba-da. El argumento tieneuna marcha zigzagueanteque impide saber muybien cuál es su motivocentral y en ausencia deuna idea directriz, se en-cuentra una acumulaciónde anécdotas dispersas.

Por ello no es una obra lograda, y nocumple las expectativas que la au-tora ofrecía en la suya anterior. Sinembargo, tiene cualidades MartaSanz que invitan a seguirla conatención, sobre todo un coraje y undesgarro infrecuentes plasmados enun retrato de unas formas de vidaque no puede ser más pesimista.

SANTOS SANZ VILLANUEVA

L E T R A S

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La agria imagen del mundo moderno que la joven Marta Sanz daba hace poco enAnimales domésticos (2002) se amplía en su nueva novela, Susana y los viejos. Otra vezaborda unas vidriosas relaciones familiares, a través ahora de tres generaciones suce-sivas: la del abuelo Felipe, nonagenario recluido en un geriátrico, la intermedia delsesentón Felipe hijo, y la de los jóvenes nietos bastante perdidos en un sinsentido vital.

Susana y los viejosMM AA RR TT AA SS AA NN ZZ .. F I N A L I S T A D E L P R E M I O N A D A L . D E S T I N O . 2 0 0 6 . 3 0 1 P P, 1 9 E U R O S

La ruta de lastormentas

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M R , 2 0 0 5 . 3 0 7 P Á G S , 1 8 E .

EN declaraciones recientes, Paula Ci-fuentes, la jovencísima autora de esteinteresante debut, ha confesado es-cribir desde que aprendió a leer. Con18 años consiguió una beca para laFundación Gala y durante el año deestancia en Córdoba escribió esta pri-mera novela. La ruta de las tormentas,que ha publicado con apenas 20 años,es una novela histórica muy bien do-cumentada acerca de un interesan-te, ambiguo y poco conocido perso-naje: Hernando Colón. Después deuna prolija labor de documentaciónque le ha llevado varios años, la au-tora ha convertido al hijo ilegítimo delcélebre navegante en protagonista ynarrador de su propia historia, cen-trándose sobre todo en la peripecia deun viaje a Las Indias –el último de unCristóbal Colón viejo y acabado– pla-gado de adversidades. Enfermedades,tormentas, huracanes, sublevacionesde la tripulación, recelos y el carác-ter insufrible de su padre jalonan unaaventura en la que nada chirría y quecomienza cuando el narrador tieneapenas 14 años (lo cual la convierte enun interesantísimo texto para lectoresjóvenes). La autora se ha tomadograndes molestias: el trabajo realizadorespecto al vocabulario náutico es tannotable como la recreación históricade la corte de los Reyes Católicos o dealgunas características de la época: laaparición de los primeros libros o la su-pervivencia de la Inquisición.

No deja de sorprender que seme-jantes ingredientes cobren en manostan jóvenes tanto vuelo literario. Lo se-ñala Gala en su prólogo: Cifuentes es“una muchacha deslumbrante”. Talvez sea pronto para decir tanto, perono para permanecer muy atentos alos pasos que vaya dando en el mundoliterario esta autora que, sin duda, lotiene aún todo por hacer.

CARE SANTOS

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JAIME VILLANUEVA

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FERNÁNDEZ de la Sota, que compo-ne sus historias narrando siempreen un presente que sólo cambia a pa-sado en las ocasionales evocacionesque asaltan la mente de los perso-najes, recuerda los discursos mono-lógicos de Jorge Cela y, en algunosmomentos, del primer Tomeo. Lascriaturas de Fernández de la Sota sonseres ensimismados, solitarios –o atis-bados en episodios de soledad– y amenudo desconcertados, como semanifiesta en los olvidos del perso-naje de “Hacer memoria”, o en lapérdida de orientación que convier-te a otro en un vagabundo titube-ante por las calles de Londres en“Laberinto inglés”. Estamos, ade-más, ante un autor que sabe cómo se-

leccionar las informaciones esencia-les para encerrar en unas pocas pá-ginas una historia compleja –en el re-lato “Suerte de perro”, por ejemplo–o un episodio lejano en el tiempo,alojado en la lejana pubertad, queacaso la memoria distorsiona y que talvez explica la situación actual del su-jeto (“Diciembre del 73”).

Pero también explota el narra-dor otras características de los mejo-res modelos cuentísticos, como el efi-caz uso de la alusión. En “Malostratos”, la situación real del perso-naje y lo que escucha en un progra-ma nocturno de radio dan lugar a unahistoria tensa, admirablemente dosi-ficada en su ritmo, que el lector debeinterpretar escogiendo entre dos in-

terpretaciones posibles de naturale-za radicalmente opuesta. “Malos tra-tos” es uno de esos cuentos que danla medida de las posibilidades de unnarrador. También es notable porsu construcción el relato titulado“Señales de humo”, en el que, pordebajo de la anécdota –de final pre-visible–, asoma toda una historia defracaso afectivo, de cansancio y frus-tración, de sentimientos ocultos queestimulan un deseo de evasión, comoles sucede en el fondo a todos los per-sonajes de Fernández de la Sota, gri-ses y mortecinos, aplastados por unarealidad cotidiana que nada tieneque ver con sus aspiraciones. Sonlas suyas historias de “pobres gen-tes”, resignadas a conformarse conpoco, como se afirma de un perso-naje: “No era feliz, es cierto, perotampoco nunca se había sentido me-nos desgraciado” (p. 55). De estacondición no se libra ni siquiera el in-telectual invitado a dar una confe-

rencia sobre Luis Pimentel en la ciu-dad natal del poeta, acto celebradoante un exiguo público (p. 176). Eneste cuento, más cercano a un modotradicional de narrar, se deslizan dar-dos acerca de “los representantesde las instituciones” que asisten alacto sin importarles en absoluto,como demuestran sus “bostezos em-boscados” y sus “visajes de fingidaemoción” (p. 176). Hay cuentos me-nos logrados, como “Cero” y “El co-razón del hielo”, pero es recomen-dable la lectura de este volumen, conexcelentes muestras del género.

RICARDO SENABRE

Los once cuentos que encierra este volumen constituyenun conjunto extraordinariamente atractivo, en el que so-bresalen algunas piezas que podrían figurar como ejem-plares en cualquier antología de esta modalidad narrativa.

Suerte de perro y otras historiasJJ OO SS ÉÉ FF EE RR NN ÁÁ NN DD EE ZZ DD EE LL AA SS OO TT AA .. P R E M I O “ C O R T E S D E C Á D I Z ”. A L G A I D A - A Y U N TA M I E N T O D E C Á D I Z . 1 8 4 P Á G I N A S , 1 4 E U R O S

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L E T R A S

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SU creación ha atraído el talento degrandes autores españoles e hispa-noamericanos de los siglos XX yXXI, desde Gómez de la Serna yMax Aub hasta Luis Mateo Díez,José María Merino y Juan PedroAparicio, pasando por Borges, Cor-tázar y Monterroso, inventor del máscélebre microrrelato en “El dinosau-rio”. Esta modalidad narrativa, la máspróxima a la poesía por su intensaconcentración, subjetividad y poderde sugerencia, atrae a estudiosos tra-tan de explicar su evolución, definirsus características y seleccionar en an-tologías sus muestras más ejempla-res. Entre las últimas, cabe desta-car las preparadas por Clara Obligado(Por favor, sea breve, Páginas de Es-puma), Miguel Díez (Antología decuentos e historias mínimas, Espasa),Lauro Zavala (Cartografías del cuen-to y la minificción, Renacimiento),Neus Rotger y Fernando Valls(Ciempiés. Los microrrelatos de Qui-mera, Montesinos), además de los in-cluidos antes en Galería de hiperbre-ves, del Círculo Cultural Faroni(Tusquets).

Interés y actualidad se dan lamano en la más reciente aportaciónofrecida por el es-critor y teórico ar-gentino D. Lag-manovich en suAntología del mi-crorrelato hispano,que incluyetextos de auto-res españoles ehispanoameri-canos de los si-glos XX y XXI.En su introduc-ción se explicanlas características del microrrelato ysu evolución. Como rasgos perti-nentes se ponderan la brevedad yel carácter ficticio y narrativo, tra-tando de diferenciarlo de modali-dades como el poema en prosa, afo-rismos, bestiarios y otras manifes-taciones tendentes a la abstracción ola visión surrealista. Porque el mi-crorrelato “es ante todo ficción”(pág. 11) y, “en sí mismo, es perfec-tamente identificable como tal: no esproducto de un cruce de géneros

sino una especie narrativa de sin-gular pureza” (pág. 31). Brevedady naturaleza ficticia y narrativa cons-tituyen los rasgos específicos delgénero, aunque en la práctica, nosiempre sea posible proceder conargumentos determinantes en laaceptación o exclusión de textoshíbridos como microrrelatos.

Estas páginas introductorias abor-dan también laevolución delmicrorrelato enlas letras hispá-nicas, desde elModernismo(en relación conel poema enprosa) y las van-guardias, cuan-do se acentúanlos elementosnarrativos, has-ta la sistemática

composición de libros íntegros conficciones mínimas escritas por los clá-sicos del género y su mayor difu-sión en la actua-lidad por obra deautores impor-tantes en los paí-ses de lengua es-

pañola y el aumento de la biblio-grafía especializada. Resulta muy in-teresante la relación entre la mayoraceptación de estas formas de ficcióny las prisas de nuestra época, regidapor la máxima valoración del tiem-po. Pero, por encima de la rapidezy la brevedad impuestas por la era dela pantalla, hay que poner de relieveel carácter vanguardista del micro-rrelato. Pues en las vanguardias en-contró su impulso decisivo, y el gus-to por la experimentación, quesiempre debe tener la literatura.

La segunda par-te, organizada porépocas en la evolu-ción del microrrela-to, incluye textosde los máximos cul-tivadores del géne-ro en las literaturashispánicas, desdeRuben Darío hastael español Hipóli-

to G. Navarro y los mexicanos Mu-ñoz Vargas y Rogelio Guedea entrelos más jóvenes. No conviene aquídiscutir presencias y ausencias entrelos seleccionados. Se trata de resaltarel interés de una antología que poneal alcance de todos un amplio aba-nico de los mejores microrrelatos es-critos en nuestra lengua.

ÁNGEL BASANTA

La otra mirada. Antología del microrrelato hispanoDD AA VV II DD LL AA GG MM AA NN OO VV II CC HH .. M E N O S C U A R T O E D . P A L E N C I A , 2 0 0 5 . 3 3 4 P Á G I N A S , 1 6 ’ 9 0 E U R O S

El interés por el microrrelato no ha hecho más que cre-cer en los últimos años. Su denominación como subgé-nero narrativo parece haberse consolidado ya como mi-crorrelato, después de bara jarse otros nombres comominicuento, microcuento, minificción, ficciones súbitas,relatos mínimos, relatos hiperbreves o incluso textículos.

“Amor 77”Y después de hacer todo lo

que hacen se levan-tan, se bañan, seentalcan, se perfu-man, se visten, y asíprogresivamente

van volviendo a ser lo queno son.

JULIO CORTÁZAR

“Cien”Al despertar, AugustoMonterroso se había con-vertido en un dinosaurio.

“Te noto malacara”, le dijo Gre-gorio Samsa, quetambién estaba enla cocina.

JOSÉ MARÍA MERINO

“Errata”Donde dice: La maté porque era mía.

Debe decir:La maté porqueno era mía.

MAX AUB

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L E T R A S

RR EE LL AA TT OO SS

Sin heroísmos, por favorRR AA YY MM OO NN DD CC AA RR VV EE RR .. T R A D . J A I M E P R I E D E . B A R T L E B Y E D S . M A D R I D , 2 0 0 5 . 2 4 5 P Á G I N A S , 1 5 E U R O S

EL material recogido es de lo más heterogéneo,desde los relatos más primerizos hasta poemas yreseñas literarias pasando por el fragmento de unanovela o distintas “Introducciones”. Indudable-mente la calidad literaria de este material ape-

nas si soporta una lejana comparación con su obramás depurada, aquélla de Catedral en los relatos oThis Water (creo que todavía inédito en castellano)en sus poemas, pero la información que nos ofre-ce sobre Carver es impresionante.

De sobra es conocida la admiración que Car-ver sentía por Hemingway; y es aquí donde en-contramos el referente necesario. Según WilliamStull, auténtico editor de la obra, uno de los pro-fesores dio este consejo al joven Carver: “Lee todolo que caiga en tus manos de Faulkner y luego leetodo lo que puedas de Hemingway para limpiar-te la mente” (pág. 17). Y en verdad que siguió elconsejo, pues el primero de los relatos, “Tiemposrevueltos” resulta ser una emulación tan clarade Faulkner como será de Hemingway el pocomás tardío “Los aficionados”.

Los poemas apenas si aportan algo a lo ya co-

nocido y desde luego que cualquier compara-ción con sus relatos resulta, cuando menos, gro-tesca. Más interesantes son las “Introduc-ciones” y los dos “Ensayos”; pero sobre todo des-tacan las reseñas, o “Crítica literaria”. En algu-nos casos, le valieron alguna que otra enemistad.Barthelme no supo encajar la negativa opinión quetenía Carver sobre Great Days. Se esté o no deacuerdo con las apreciaciones literarias de Car-ver, lo cierto es que en todas ellas demuestra unacapacidad analítica, un modelo crítico literario fue-ra de lo común. Me ha interesado especialmente“La fama no es buena, no la quiero para mí” sobrelas Cartas selectasde Sherwood Anderson en las quetambién él es capaz de “traspasar una línea oscu-ra que nadie está dispuesto a cruzar” (pág. 201).

JOSÉ ANTONIO GURPEGUI

“Tengo verdadero afecto y respeto porlos textos recogidos en este volumen, noya por su valor biográfico o académicosino porque reflejan con total honesti-dad la pasión del espíritu que los inte-gra”, explica Tess Gallager, segundaesposa de Carver en el “Prólogo” del vo-lumen, sintetizando el valor de esta pós-tuma recopilación de obras de Carver.

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L E T R A S

EE PP II SS TT OO LL AA RR II OO

LAS cartas del erudito español, enefecto, sorprenden por el tono con-fidencial que mantienen desde elprincipio, antes incluso de que am-bos corresponsales se conocieran yse trataran en persona. Parece comosi Caro Baroja intuyera desde el pri-mer momento que el inglés era el in-terlocutor adecuado para confiarlesus cuitas, su visión escéptica delambiente intelectual español de laépoca (años 50 y 60) y su problemá-tica filiación a ese medio sin com-prometerse con una carrera acadé-mica o funcionarial al uso. “Uncatedrático español y un mandarínchino son cosas que se parecen mu-cho, pues se forman de manera aná-loga”, afirma en la segunda de lascartas aquí rescatadas. Esta posi-ción antiacadémica encuentra refle-jo en la mantenida por Brenan, queno duda en definir la Historia como“una forma de literatura”, aunquecon limitaciones propias, y en afir-mar que el género no ha hecho sinodecaer desde las alturas alcanzadaspor Heródoto y Tucídides. Estos jui-cios serios, emitidos en forma de bro-ma ingeniosa, marcan el tono de estaespaciada conversación epistolar, enla que también hay cabida ocasio-nal para un par de tramas domésti-cas: la constituida, por ejemplo, porel secreto alcoholismo de una ami-ga de Brenan, delatado por una in-discreción de su interlocutor espa-ñol, o la articulada en torno a laconducta poco clara de los interme-

diarios en la adquisición de la casamalagueña de éste.

También hay algún lugar para losacontecimientos históricos. Pero queestos dos recalcitrantes conserva-dores vean posible, y casi inminen-te, el final de Franco en 1959, o quese escandalicen por la manipulaciónoficial de la muerte de Ortega, des-pués de una sorprendente “reconci-liación” con la Iglesia, no dejan deser añagazas, meras distraccioneseruditas de quienes vivían, por vo-cación, lejos del devenir histórico yañoraban el tiempo sin tiempo del

folklore y la tradición. El tiempo,lo sabemos por El castillo interiory laspropias memorias de Brenan, aca-baría por sorprender a éste en for-ma de mujeres jóvenes y desinhi-bidas que acudían a España a rebufode la naciente contracultura. Muje-res como Joanna Carrington o“Hetty”, que irrumpen en el retirode Brenan para depararle trabajosasfantasías de anciano enamorado.

Naturalmente, la huella que es-tas sombras fugitivas dejan en la ex-quisita correspondencia del inte-lectual es muy discreta: quejas delcaos doméstico que acompaña la vi-sita de la primera, o una escueta cró-nica de su alocada escapada a Ma-rruecos con la segunda. En undiscreto y paciente segundo plano semantiene Gamel Woolsey, la com-pañera de Brenan desde 1930, cuyamuerte en 1968 marca el clímaxemotivo de la vejez del escritor. Alpoco tiempo, este incurable muje-riego acoge en su casa a quien seríala compañera de sus años finales,Lynda Pranger. Para alguien queno conociera de Brenan nada másque la educada superficie que afloraen esta correspondencia, estos nom-bres no serían más que discretísimosfigurantes en una trama cuyo prin-cipal ingrediente sería el trabajo in-telectual. Y, posiblemente, este lec-tor poco informado captaría la verdadesencial. Porque de algo sí podemosestar seguros: en una corresponden-cia como ésta, los interlocutoresmuestran exactamente la imagenque quieren proyectar al exterior.Y, seguramente, estos dos artífices desí mismos –el apasionado Brenan, elmelancólico Caro Baroja– queríanser como se mostraron en estas car-tas: ecuánimes, especulativos, des-interesados, distantes...

JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA

Apenas tres años después de publicarse la traducción española de El castillo interior, lamonumental y casi definitiva biografía de Gerald Brenan a cargo de Jonathan Ga-thorne-Hardy, la edición de esta correspondencia entre elhispanista británico y Julio Caro Baroja viene a documentaruna de las muchas tramas que confluyeron en la vidadel primero y a arrojar alguna luz sobre la polifacética yun tanto enigmática personalidad del segundo.

Caro Baroja y Gerald Brenan. Una amistad andaluzaT R A D U C C I Ó N , I N T R O D U C C I Ó N Y N O TA S D E C A R M E N C A R O . C A R O R A G G I O . M A D R I D , 2 0 0 5 . 2 3 9 P Á G I N A S , 1 6 E U R O S

EBER

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EL éxito de la defensa de la capitalle catapultó a la máxima responsa-bilidad del ejército popular comojefe del Estado Mayor Central. Su-yas fueron las maniobras diversivasde Brunete y Belchite, la toma deTeruel y el audaz golpe de mano quedesembocó en la batalla del Ebro.Diversos especialistas en historia mi-litar han revalorizado en los últimosaños la labor del insigne soldado,siendo inevitable destacar por sutono vehemente a Carlos Blanco Es-colá, que ha hecho del título de unode sus libros toda una declaración deprincipios: Vicente Rojo, el general quehumilló a Franco.

El libro que nos ocupa constitu-ye también un intento de reivindi-cación del militar republicano, perono sólo de su actividad profesional(ámbito en el que nada nuevo seaporta) sino de él mismo como per-sona íntegra, como carácter admira-ble. No en vano el autor de estaspáginas es su nieto, que ha tenido ac-ceso a numerosos documentos del

archivo familiar (cartas, apuntes, bo-rradores). De este modo, el resulta-do principal de sus pesquisas vienea ser el retrato de un hombre bue-no en el sentido machadiano del tér-mino, tan fiel a sí mismo que por mo-mentos roza la ingenuidad. Al final,el coste de su coherencia será la so-ledad absoluta.

Tiene José Andrés Rojo una vir-tud incuestionable, la claridad desus propósitos, expuestos con unaloable sinceridad. No pretende en-gañar a nadie, haciendo pasar por in-vestigación histórica lo que tan sóloes respetuoso acercamiento cuandono rendido homenaje a un ilustreancestro. No es la obra de un his-toriador y eso obviamente se nota,tanto en pequeños errores e impre-cisiones como en la voluntariosa uti-lización de una bibliografía desigual,en la que no siempre se discriminanadecuadamente testimonios direc-tos, análisis políticos posteriores yvaloraciones subjetivas (incluyendoalgunos fragmentos de novelas). Nose entiende además que las refe-rencias documentales de la obra seacumulen al final sin las tradicio-nales notas numeradas.

En la reconstrucción histórica elautor sigue paso a paso las obras es-critas por su abuelo añadiendo levesacotaciones que complementanpero nunca cuestionan la versiónque da Rojo de los hechos. La pers-pectiva queda así sesgada: en unmarco tan escabroso, al lector le re-sultará difícilmente admisible que elgeneral quede siempre audessus de lamêlée en su papel de profesional puro(rodeado de políticos rapaces, en es-pecial Prieto). Y no me refiero sóloa las discrepancias que mantuvoRojo con Azaña, Zugazagoitia y Ne-grín, sino a los episodios más turbioso actitudes más discutibles, desde lasupuesta pertenencia a la conser-vadora Unión Militar Española has-ta sus estrechas relaciones con elPCE que dieron lugar al estereotipo,ciertamente injusto, de mero instru-mento de los comunistas. Resultatambién curioso que se pase de pun-tillas por la larga etapa del exilio bo-liviano sin explicar las relaciones deRojo, en funciones de profesor o ase-sor castrense, con tantos militaresgolpistas.

En estas páginas, aunque no seocultan críticas y acusaciones, siem-

pre se cede al militar republicanola última palabra. Pero no tanto paraexculparse como para explicarse.Porque lo que pretende José AndrésRojo, más que justificar a su abuelo–eso se da por añadidura–, es com-prender qué hacía un hombre de or-den, conservador y morigerado, ca-tólico, militar y patriota, en las filasdel ejército popular, luchando al ladode los revolucionarios. Para el au-tor, más que buscar recovecos en lapersonalidad de Rojo, debe admitir-se que estamos ante un hombre deuna pieza, leal a sí mismo, cumplidorestricto del deber, firme por ello enla defensa del gobierno legítimo.Fiel en definitiva a su patria, anteuna hecatombe que juzgaba en tér-minos de agresión extranjera. Siem-pre hay algo que se escapa cuandotratamos de entender la complejidadhumana, pues si esa fidelidad pa-triótica era la razón de Rojo, tambiénlo era de sus enemigos. Claro que,para cerrar el círculo de las paradojas,cuando Rojo volvió para morir ensu tierra, fue procesado por auxilioa la rebelión militar.

RAFAEL NÚÑEZ FLORENCIO

Vicente Rojo. Retrato de un general republicanoJJ OO SS ÉÉ AA NN DD RR ÉÉ SS RR OO JJ OO .. P R E M I O C O M I L L A S . T U S Q U E T S , 2 0 0 6 . 4 6 4 P Á G I N A S , 2 2 E U R O S

Cuando en noviembre de1936 Madrid estaba a pun-to de sucumbir al arrolladoravance de las tropas fran-quistas, un militar casi des-conocido tomó las riendasestratégicas de la defensa dela capital, bajo las teóricasórdenes del general Miaja:era el entonces teniente co-ronel Vicente Rojo Lluch.

OO RR II GG II NN AA LL DD EE LL AA CC AA RR TT AA QQ UU EE AA NN TT OO NN II OO MM AA CC HH AA DD OO EE NN VV II ÓÓ AA LL GG EE NN EE RR AA LL RR OO JJ OO EE LL 11 99 DD EE EE NN EE RR OO DD EE

11 99 33 99 TT RR AA SS EE SS CC UU CC HH AA RR SS UU DD II SS CC UU RR SS OO RR AA DD II OO FF ÓÓ NN II CC OO EE NN BB AA RR CC EE LL OO NN AA DD EE EE SS EE MM II SS MM OO DD ÍÍ AA .. AA RR RR II BB AA ,,

EE LL GG EE NN EE RR AA LL RR OO JJ OO CC OO NN AA ZZ AA ÑÑ AA DD UU RR AA NN TT EE LL AA RR EE VV II SS TT AA AA LL AA SS TT RR OO PP AA SS (( MM AA DD RR II DD ,, 11 33 -- XX II -- 11 99 33 77 ))

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SUS discípulos actuales no parecentener el mismo don profético, pueses bastante probable que el balancede la globalización termine siendomuy positivo. Ésta es la tesis del in-fluyente periodista Thomas Fried-man en La tierra es plana. Colón fuelo suficientemente audaz como paraintentar comprobar que la tierra eraredonda y ello le llevó a América.Friedman no ha descubierto un con-tinente nuevo, pero ha encontradouna expresión impactante para re-ferirse a la radical transformación quese está produciendo en los últimos

años: la tierra es plana. Con ello quie-re decir que se está construyendo aescala mundial un terreno de juegobien nivelado, en el que individuosy empresas de muchos países pue-den competir en igualdad de condi-ciones. Dos fechas simbólicas mar-can el advenimiento de la tierra pla-na: el 9 de noviembre de 1989, enque cayó el muro de Berlín, y el 9de agosto del 95, en que Netscapecomenzó a cotizar en Bolsa. En pocosaños se han producido los fenómenosque han transformado el mundo. Elhundimiento del comunismo en el

antiguo bloque soviético, el retornode China a la economía de mercadoy la liberalización de la economía in-dia condujeron a la incorporación almercado mundial de millones depersonas altamente capacitadas.

Ello ocurrió en el mismo mo-mento en que la combinación de losPC, el interfaz Windows y los mó-dems permitió una intercomunica-ción global sin precedentes. Luegovinieron los navegadores, empezan-do por Netscape, el tendido masi-vo de cables de fibra óptica, facili-tado por la burbuja de las empresas

puntocom, los programas para el flu-jo de trabajo (workflow software) yotras innovaciones que Friedmandescribe. El resultado de todo ellopuede verse, mejor que en cualquierotro lugar del mundo, en Bangalo-re, la capital india de la informática yde la subcontratación de servicios.Las entrevistas de Friedman conempresarios y trabajadores de Ban-galore dan muestra de un envidiableespíritu emprendedor, pero su tesises que ello beneficia no sólo a In-dia, China y demás países emergen-tes, sino al mundo en su conjunto.La convergencia del talento de in-dividuos de numerosos países, queespoleados por la competencia glo-bal trabajan en conexión gracias a lasnuevas tecnologías, ofrece inconta-bles posibilidades de progreso glo-bal, como lo indica Friedman connumerosos ejemplos.

Miles de millones de personashan quedado sin embargo al mar-gen de los beneficios de la globali-zación, incluso algunas que viven apocos kilómetros de Bangalore.Nuestra obligación es ayudarles yFriedman, severo crítico de las prác-ticas monopolistas de Microsoft, noescatima el elogio hacia la excelen-te iniciativa que ha puesto en marchala Fundación Gates. Y también hayquienes utilizan las posibilidadesde la tierra plana con un propósito ne-gativo, como ocurrió el 11-S. En bre-ves páginas Friedman ofrece un cer-tero diagnóstico de la enfermedadque aflige hoy a las sociedades mu-sulmanas, a las que un sentimientode humillación empuja en una di-rección autodestructiva. Estamosante un bestseller mundial que me-rece serlo, muy bien traducido al es-pañol y al que sólo cabe reprochar unexcesivo número de páginas.

JUAN AVILÉS

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L E T R A S

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La tierra es plana. Breve historia del mundo globalizadoTT HH OO MM AA SS FF RR II EE DD MM AA NN .. M A R T Í N E Z R O C A . M A D R I D , 2 0 0 0 6 . 4 9 5 P Á G I N A S , 2 3 ’ 5 0 E U R O S

Muchos de los libros que se publican so-bre la globalización parecen escritos pordiscípulos de Jeremías. Resulta refres-cante leer uno escrito por un discípulode Colón. Jeremías era un profeta llorón,pero no le faltaban motivos para ello, por-que profetizó la destrucción de Jerusalén. LLAA CCAAÍÍDDAA DDEELL MMUURROO MMAARRCCAA LLAA LLLLEEGGAADDAA DDEE LLAA TTIIEERRRRAA PPLLAANNAA

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L E T R A S

EL libro de Onfray desarrolla un ra-zonamiento que sigue estos pasos:(1) en la primera página, transcribeuna larga cita de Nietzsche donde sedice que dios, el libre albedrío, el ins-tinto y otros conceptos claves son in-venciones para someternos; (2) On-fray advierte que, contra lo quecreemos, en la cultura post modernano se ha superado ese sometimien-to; puesto que señuelos como el delibertad, autoridad, justicia, propie-dad y otros forman parte de esos con-ceptos que se crearon en su día parasometernos; (3) según Onfray, elfundamento de todos estos concep-tos sigue siendo dios. Por tanto (4),la clave está en que no hemos con-seguido liberarnos de la religión (de

toda religión). Se supone (5) que hayque liberarse de la religión y así nospodremos liberar, de veras, de lapropiedad, de la justicia y demásconceptos que nos encadenan.

¿Cómo y para qué? Ésos son losproblemas que Onfray no resuelve(ni siquiera se plantea): cómo mepuedo liberar (o sea: obtener la li-bertad) sin libertad; para qué quie-ro liberarme si liberarme consiste enencadenarme a la libertad; cómopuedo escapar del concepto de li-bertad. ¿Simplemente viviendo? Osea ¿viviendo sobre la base de ne-garme continuamente a distinguirentre libre albedrío e instinto? ¿Paraqué? ¿Para ser más feliz (renuncian-do a vincular la felicidad con la li-

bertad, por lo tanto)? El problema esque Onfray no transcribe otra frasereveladora de Nietzsche (que digode memoria pero que es casi lite-ral): necesitamos tener amigos y dio-ses para hacer soportable la vida, quees algo, por sí solo, insoportable.

Es por eso por lo que no veo queel libro de Onfray lleve a ningunaparte. Desde hace muchos años,cuando se anuncia un best-seller, sigouna táctica que me ahorra muchísi-mo tiempo: me meto en Internet.A los treinta minutos, sé perfecta-mente de qué trata el libro, cuál es suargumento, si aporta algo y cómoarguyen a su favor o en contra per-sonas internautas que ya lo han leí-do. Con eso, ya sé perfectamente sime interesa o no dedicarle el tiempoque puedo dedicar a otro libro. Eneste caso, he leído el libro de Onfrayúnica y exclusivamente por ustedes,los lectores de El Cultural. En losmismos días, he leído también el

de Juan Arana –filósofo de la uni-versidad de Sevilla que viene publi-cando cosas cada vez más claras y,al tiempo, enjundiosas– Los filóso-fos y la libertad (Editorial Síntesis,2005) y he pensado si no sería bue-no, ante el libro de Onfray, aconsejara los editores españoles que, en vezde apresurarse a traducir el últimobest-seller francés, aconsejen a los edi-tores franceses que vayan empezan-do a traducir los muchos libros espa-ñoles que valen la pena. Juan Aranahabla también de Nietzsche pero demuchos más, y desgrana con claridadmeridiana los (enormes) problemasque plantea saber cómo somos li-bres, aunque efectivamente lo sea-mos, y, filósofo a filósofo, explica loque cada cual ha conseguido aclarar,lo que no ha aclarado y lo que in-cluso ha oscurecido. Ese libro me hahecho pensar. El de Onfray, no.

JOSÉ ANDRÉS-GALLEGO

Me impongo la reseña de este libro porque he compro-bado que es cierto lo que anunciaron los editores: quevenía envuelto en polémica. Ahora leo que se han ven-dido 150.000 ejemplares. Sean o no tantos, ése es el hecho.

Tratado de ateologíaMM II CC HH EE LL OO NN FF RR AA YY . T R A D U C C I Ó N D E L U Z F R E I R E . A N A G R A M A , 2 0 0 6 . 2 4 9 P Á G I N A S , 1 6 E U R O S

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CONSTITUYE un novum que caracte-riza, mejor que nadie, el cambio deestilo (de vida, de escritura, de pen-samiento) que sobreviene con el eónrenacentista. De pronto todas las ob-servaciones, las reflexiones, y sobretodo las lecturas (extensas, intensas)son sometidas al genial filtro de unincreíble descubrimiento: el yo.

No se trata todavía de un Yomagnificado o sublimado. Montaig-ne no alumbra la Moderna Subjeti-vidad que colonizarán, en plieguessucesivos, el barroco Descartes, elilustrado Kant o el proto-románticoFichte. Se hace referencia aquí almás vulnerable, frágil y movedizo re-ferente: yo mismo, el que esto escri-be: Yo, Michel de Montaigne, acre-ditado aristócrata, propietario de uncastillo de ensueño, alcalde elegi-do, querido, y por ende reelegido, desu ciudad natal.

Todo lo que observa y piensa, ysobre todo el caudal de sus innu-merables visitas al acervo clásico dela literatura y de la filosofía, termi-na confrontándose siempre con esereferente minúsculo y desarmante:el yo del que efectúa lo que, desdeese momento, se define como ex-traordinario experimento, que eso eslo que en propiedad significa essay,ensayo, siempre en el sentido de latentativa, del escarceo, o del circun-loquio experiencial. Quizás lo que,en términos musicales, llamamos enespañol tiento, o ricercare en italiano.El Método que Descartes elevará aletra mayúscula, como el Ego o la

Razón, son en Montaigne un genialanticipo que desafía esa forma en-fática propia del racionalismo ba-rroco, el que hará fortuna en la mo-dernidad, y el que recabará susatributos magnificados en la Ilus-tración y en el Idealismo Alemán.En Montaigne hay método, subjeti-vidad y cordura, antes de que hayatal cosa como Discurso del Méto-do, Sujeto Trascendental o RazónIlustrada.

Por eso todo estilo de filosofar di-ferente, el que asigna al ensayo (enese sentido proteico de experimen-

to y aventura de pensamiento) unarelevancia especial, se ve obligadoa reencontrarse con ese ángel tute-lar, inventor del género y del estilo:Montaigne. Así le sucederá a Nietzs-che, y antes que él a Pascal (aun-que sea para menospreciarlo). Pascallo desprecia, pero su forma de pen-sar es impensable sin ese gran maes-tro del pensamiento renacentista.

Ahora podemos gozar de unanueva, y excelente, edición en len-gua española de este clásico univer-sal en su cultivo del francés rena-centista, modelo para todos los queson sensibles a lo que Platón llama-ba, en el Filebo, los placeres de lainteligencia. La autora de la intro-ducción nos deja gozar de una ex-celente pieza que cumple del mejormodo su objetivo: permitirnos poranticipado saborear el texto. Son dedestacar las oportunas notas queacompañan la edición, la necesariatabla cronológica que le acompaña,y (lo más importante de todo) elacierto en las decisiones respecto auna lengua española que conserva ladesarmante y magnífica naturalidadde la prosa de Montaigne, y evitauna complacencia arcaizante, o unairresponsable utilización de termi-nología anacrónica. Logra, como enlas mejores adaptaciones de la mú-sica de ese apasionante período de lasegunda mitad del siglo dieciséis, usarinstrumentos originales sin abrumar

al oyente, en este caso lector, conarcaísmos inútiles. Y hablo de ins-trumentos originales porque la pro-pia autora del prólogo los toma comoreferencia para su forma responsablede traducir.

Sólo un reparo quiero hacer deestaedición, muy buena, como suelenserlo las obras de la colección que di-rige Carlos García Gual: es una penaque no se especifique desde el co-mienzo si existe un plan de publica-ción, si este tomo primero será segui-do por dos o tres más (el lector quedesconoce a Montaigne no tiene porqué saber si los Ensayos componen,como de hecho sucede, tres libros).

Quedan, por lo demás, muy bienespecificadas, con letras, las sucesivasediciones, y los importantes añadidosque fue incorporando un escritor caside libro único, el libro de su propiavida, transferida a reflexiones, co-mentarios, glosas lectoras, y que pocoantes de morir siguió introduciendoañadidos a las ediciones de ese im-portante texto. Una reveladora foto-grafía nos muestra una página del ma-nuscrito, todo él saturado de párrafosque el autor fue añadiendo.

El pensamiento de hoy se halla,por lo demás, particularmente afíncon ese pensador que se adelanta ala modernidad, pero que puede me-jor que ninguno atravesar su crisis.La postmodernidad descubre enMontaigne ese yo empírico y viven-cial que rebaja el énfasis de la pre-tensión de universalidad del Yo, delSujeto, de la Razón, aquí en ejerci-cio, pero en tenues letras minúscu-las. Hace años, en mi libro La razónfronteriza, dediqué a Montaigne unpasaje en el que ensayaba una re-flexión sobre el encuentro de todopensador con ese yo vivencial queconstituye su ineludible referencia.

EUGENIO TRÍAS

Montaigne: EnsayosMM II CC HH EE LL DD EE MM OO NN TT AA II GG NN EE . I N T R O . T R A D . Y N O T A S D E M A R I E - J O S É L E M A R C H A N D . G R E D O S . 4 8 0 P P, 2 9 ’ 5 0 E .

EE NN SS AA YY OO

L E T R A S

Es siempre una alegría lectora reencontrarse con Mon-taigne: saborear la extraordinaria originalidad de su ex-perimento literario en elámbito de la literatura deconocimiento. O lo que eslo mismo: en la filosofía.

MM II CC HH EE LL DD EE MM OO NN TT AA II GG NN EE

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LOS acontecimientos artísticos quese dan en Rusia entre 1913 y prin-cipios de los años 30 conforman unode los capítulos más apasionantes dela historia del arte moderno. La evo-lución política de la Unión Soviética,la censura y el aislacionismo impi-dieron durante décadas un conoci-miento adecuado del período, másvalorado en Norteamérica y la Eu-ropa occidental que en su propio paísde origen, donde las obras se ocul-taban en los almacenes de los mu-seos. Desde finales de los 80, la his-toriografía rusa se ha ocupado derescatarlas, corrigiendo las narracio-nes que se habían hecho desde elextranjero. La exposición Vanguar-dias rusas pretende recoger esasaportaciones recientes, proponiendouna lectura fundamentada en lascolecciones rusas (y en las obras per-tenecientes al propio museo), ale-jándose de las dos corrientes inter-pretativas que hasta hoy, segúnTomàs Llorens, distorsionan su rea-lidad histórica: la que se empeña enencontrar una sucesión lineal deavances formales hacia la abstracciónmás radical y el constructivismo, yla que, en sintonía con el espíritudel 68, insiste en la asimilación delcompromiso revolucionario, privile-giando las formas de expresión mássociales, como la arquitectura y eldiseño. Llorens entiende “las” van-guardias rusas (una pluralidad de ex-perimentos plásticos) como conti-nuación, no como ruptura; cree quedeben más de lo que pensamos alsimbolismo y que están imbuidas deun componente nacional que no es-taría reñido con el interés por las van-guardias francesas o italianas.

La primera parte de la exposición,en el Museo Thyssen, comienzadesarrollando ese argumento con tresmagníficos Kandinsky y un Jawlen-sky que encarnarían el tránsito en-tre simbolismo y vanguardia, acom-

pañados de los “bárbaros” que en-tre 1907 y 1912 defenderían ese ca-rácter nacional primario compuestode tierra (temas rurales), fuerza (lu-chadores) y religión (Lariónov, Gon-charova, Pirosmanashvili). Los añosanteriores a la revolución, con nu-merosos grupos y tendencias, seresumen como un momento deinnovaciones formales: pictóricas (ra-yonismo, cubofuturismo) y escultó-ricas (figuración sintética, nuevos ma-teriales y formas de construcción;Gabo, Puni, Tatlin). Sorprendente-mente no son Tatlin o Malévich, quesuelen merecer la mayor atención enotros estudios, quienes obtienen aquíel privilegio de ocupar las salas mo-nográficas, sino unos artistas figura-tivos, sin duda intere-santes, que no suelenser tenidos en cuentaen la historia de la van-guardia: Chagall (conobras de su etapa rusa)y Filónov, entre los quese intercala una sensa-cional sala de Kandinsky. Filónovserá el mayor descubrimiento para elpúblico español: alucinado y místico,sus obras fragmentan y multiplican almáximo las formas. Reivindica igual-mente la muestra la importancia dela abstracción orgánica de Matyushiny los hermanos Ender.

En la Fundación Caja Madrid en-tramos en la Rusia soviética. En laplanta baja se recuerda la trascen-

dencia del Monumento a la III Inter-nacional de Tatlin con unas recons-trucciones digitales, y se reúnen,prescindiendo de nuevo de las opo-siciones que entonces se vivieron, lasobras suprematistas y constructivis-tas de Malévich, El Lissitzky y Ród-chenko, todas relevantes. En laplanta primera se recorre la nuevafotografía, prácticamente limitada aRódchenko, pues la serie de El Lis-

sitzky sobre la Torre Eiffel tiene pocode vanguardista (aunque testimo-nie el interés de la vanguardia por lasobras de ingeniería). Las salas inte-riores dan cuenta de las produccionesdirigidas a las masas. La sección decarteles, a la que el IVAM hace unagran aportación, es magnífica y ofre-ce el atractivo añadido de incluir al-gunos fotomontajes preparatorios; esmuy amplia la selección de porta-

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A R T E

Las vanguardias rVV AA NN GG UU AA RR DD II AA SS RR UU SS AA SS .. C O M I S A R I O : T O M À S L L O R E N S . M U S E O T H Y S S E N - B

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PP EE TT EE RR SS BB UU RR GG OO

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das de libros y revistas hechas por losartistas y se han traído muestras de di-seños textiles, cerámicos y un gru-po de curiosas bandejas pintadas.

Se puede estar o no de acuerdocon la versión que el comisario hapropuesto de este complejo y tras-cendental momento. Es evidenteque se ha optado por una presenta-ción de tipo museístico, en la quelas obras-objeto tienen un protago-

nismo absoluto, y que se ha contem-plado con una mirada distanciada,que atiende a la historia del arte perono a la historia y rehuye los docu-mentos (fotografías, cartas, filma-ciones). Una postura reiterada en an-teriores exposiciones del museo queresulta especialmente chocante enesta ocasión. La vanguardia rusa noes sólo producción de objetos artís-ticos. Desde 1918 los espectáculos

públicos son habituales: se hacen de-coraciones efímeras para las cele-braciones políticas y se organizangrandes eventos como la representa-ción de La tierra en confusión de Tret-jakov en 1923-24, con decorado dePopova en el que se montaron carte-les, eslóganes y una pantalla en la quese proyectaban documentos históri-cos y bélicos. El teatro de Meyerholdfue crisol de experimentación que

adelantaría técnicas y prácticas queenlazan con los principios de la ins-talación, el arte lumínico y cinético,los soportes para la imagen... Nada senos muestra sobre la arquitecturade la época, y el cine, tan influyen-te, se aparta de la exposición y selleva al salón de actos. Grandes obras,en resumen, e insuficiente contexto.

ELENA VOZMEDIANO

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s rusas, la versión de museoN - B O R N E M I S Z A Y F U N D A C I Ó N C A J A M A D R I D . P º D E L P R A D O , 8 Y P L A Z A D E S A N M A R T Í N , 1 . M A D R I D . H A S TA E L 1 4 D E M A Y O

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CINCO escenarios marcan la vida yla práctica del arte de Adolfo Schlos-ser (Leitersdorf, Austria, 1939-Bus-tarviejo, Madrid, 2004), una de las fi-guras cardinales del procesoredefinidor de la escultura españolaen la posmodernidad, a quien el Rei-na Sofía dedica esta primera retros-pectiva al cumplirse –el pasado di-ciembre– el primer aniversario de sumuerte. Esta exposición responde alcumplimiento de un homenaje,pero, sobre todo, supone el replan-teamiento de la trayectoria completay de la evolución de su figura, rei-vindicándolo como “un personajeque ha sido fundamental para la his-toria del arte español e internacio-nal”. En efecto, a lo largo de la ex-posición, el desarrollo de las diversasfacetas de su trabajo -tapiz, dibujo,pintura, escultura, instalaciones, so-nido, material fotográfico y audio-visual- confirma la categoría deSchlosser y la significación de susaportaciones en del proceso gene-ral -o “internacional”-de la escultu-ra en el último tercio del siglo XX.

Schlosser partió de la geometríade composición progresiva del pos-minimalismo, haciendo que el pu-rismo de la percepción estética fue-ra sobrepasado por los estímulossensoriales derivados de la condi-ción física de los propios materia-les adoptados, que impusieron unapercepción más inmediata, de re-gistro “natural”, y desembocó enel neorromanticismo del land art,cargado de fuerzas regresivas, asícomo de culto a los poderes míti-cos del espacio y a la energía de los

materiales telúricos, asociando laobra de arte con órbitas cósmicas ycon el gusto por imágenes panorá-micas extraordinariamente exten-sas. El temblor de esta geometría vi-

brante y la vivencia de estas mate-rias y sensaciones (visión, tacto, oídoe inclusive olfato), potenciados porla grandeza natural del espacio y porla capacidad de interiorización que

proclama el artista, todo ese silen-cioso temblor hace muy peculiar aesta exposición.

Resulta evidente que estas obrasno las pensó su autor para instalarlas

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Schlosser, geografía deAA DD OO LL FF OO SS CC HH LL OO SS SS EE RR .. 11 99 33 99 -- 22 22 00 44 .. CC OO MM II SS AA RR II OO :: FF .. CC AA LL VV OO SS EE RR RR AA LL LL EE RR .. MM NN CC AA RR SS .. SS AA NN

SS II NN TT ÍÍ TT UU LL OO ,, 22 00 00 22 .. CC OO LL EE CC CC II ÓÓ NN

DD EE LL AA RR TT II SS TT AA .. DD CC HH AA .. ,, SS II NN

TT ÍÍ TT UU LL OO ,, 22 00 00 11 .. CC OO LL EE CC CC II ÓÓ NN CC AA BB

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en la asepsia de las paredes impo-lutas del Reina Sofía o de cualquiergalería de arte. Son obras atraídaspor “el exterior” de la Naturaleza, yasimismo por la urgencia de reman-

sar el arte en el taller artesano don-de se hicieron, o en el hogar de su ar-tífice. Por eso su difícil montaje ex-positivo creo que pide atemperarseconsiderando esa geografía –física y

emocional– de los escenarios quejustifican su concepción y su reali-zación. El primero de ellos fue el delpueblo austriaco de Leitersdolf, enel que Schlosser nació, hijo de un ar-tesano checoslovaco emigrante, queedificó con sus manos una vivienda-taller de cerámica al borde del bos-que. El interés primordial por elbarro, el adobe, el sebo y las apli-caciones de hollín, por los made-ros, las piedras y las setas, le vie-nen a las obras de Schlosser de lamemoria de aquel horno alfarero yde aquel bosque de su infancia. Elescenario segundo fue el de Viena,en cuya Academia de Bellas Artesestudió (1957-1959), al tiempo quese interesó por la escritura y formóun grupo musical. De aquellos añosderivarían los escritos de Schlosser(poesía, prosa y guiones para pie-zas radiofónicas, que ahora tambiénpublica el Reina Sofía) y su aficiónpor construir instrumentos musi-cales y por realizar acciones-con-cierto, como la famosa que retrans-mitió TVE en 1979, dentro delprograma Artes Visuales, que dirigíaPaloma Chamorro, y que se pro-yecta en esta exposición. El tercerescenario lo integran sus viajes pormar y sus trabajos en un barco ba-caladero, durante los años que vivióen Islandia (1959-1963). Aquel cua-trienio marcó su gusto por la cultu-ra nórdica, así como las formas de suobra posterior a partir del paisajemarino y de las figuras de barcos, pe-ces y enseres de pesca.

La buhardilla de la calle Pia-monte, en Madrid, en que, a su lle-gada a España, vivió Schlosser–acompañado de su compatriota laescultora Eva Lootz– entre 1967 y1976, constituye su cuarto escenarioy fue uno de los cenáculos en que sefraguó la renovación de nuestra es-cultura posmoderna. Fue un tiem-po que Schlosser dedicó, además, altapiz (1969-1972), con obras expo-sitivamente inéditas hasta hoy. Desu proceso escultórico comproba-mos aquí el tránsito desde sus cons-

trucciones geométricas en meta-crilato, plexiglás, hilo de plástico ycordón de goma, hasta sus prime-ras –y ya muy personales– “tensio-nes” de bandas elásticas sobre so-portes de varilla de hierro. Sobre laescena abuhardillada de Piamontese solaparían el descubrimiento y elaura de un nuevo –el quinto– te-rritorio esencial para Schlosser: el deBustarviejo, el pueblo de la SierraNorte de Madrid, en las estribacio-nes de La Cabrera, donde prontoresidiría, y donde vivía un círculo deartístas innovadores –Marcos Iriza-rren, Mitsuo Miura y Gerardo Apa-ricio–. Allí pasó Schlosser el resto desu vida, allí nacieron los hijos de susdos matrimonios y allí realizó la par-te fundamental de su obra.

El Reina Sofía presenta esta vezun despliegue importante del uni-verso de aquellos trabajos: las aé-reas construcciones en piel de cabray de cordero sobre varilla de hierro–presididas por la famosa Oreja delsilencio–, las maderas encontradas,pulidas y quemadas, las “arpas” demadera, las piedras tratadas con cerao con piel, las lascas recubiertas dehollín, los dibujos de tizne y sebo so-bre vidrio, los matojos de jara, lasosamentas de barro y paja, las arpi-lleras, los círculos de piedras, se-millas y troncos… Al lado de esemundo terrenal –el de la “Sierra po-bre” madrileña–, vemos surgir el re-cuerdo melancólico de los barcos–serie Chung Fu– y de las vigorosascolas de los peces –serie Moby Dick–.Aquí se han recogido igualmente lasgrandes instalaciones arbóreas, consu instinto cósmico –Bóveda, FataMorgana, El cielo sobre la tierra–, y lasobjetuales y sonoras, entre tecno-lógicas y rústicas –la chimenea de Lacasa del fuego–, junto con las mara-villosas y más recientes panorámicasfotográficas circulares, en que el ar-tista cierra el mundo y lo trascien-de ante nuestros ojos. Un universocabal, igual que su arte interiorizado.

JOSÉ MARÍN-MEDINA

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de una esculturaSS .. SS AA NN TT AA II SS AA BB EE LL ,, 55 22 .. MM AA DD RR II DD .. HH AA SS TT AA EE LL 11 66 DD EE MM AA YY OO

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A R T E

A la entrada, el mural con un círcu-lo de celdillas concéntricas nos avi-sa de que nos hará falta perspicaciavisual. Construido con leves escale-ras de madera, nos recuerda los cír-culos irradiados que se utilizanen oftalmología para detectarel astigmatismo, en negativo; ytambién el típico círculo cro-mático, pero ahora desnudado yen su esqueleto, reducido a unaingrávida escala de grises. Qui-zá se trate de una advertencia deque probablemente caeremosen su tela de araña. Chema Ma-doz (Madrid, 1958) nos proponeen cada imagen un juego: ya re-suelto y presentado con preci-sión. A cada fotografía le con-vienen los conceptos para estemilenio de otro maestro de la vo-latilidad humorística y mágica:“levedad, rapidez, exactitud, visi-bilidad y multiplicidad”. Y por esamultiplicidad, a pesar de la in-equívoca evidencia, la singularextrañeza que producen estasimágenes nos abrirá a una plé-yade de sentidos que, en parte,dependerá del bagaje de cadaespectador, pero que a todosconducirá a replantearse el jue-go que establecemos con la re-alidad que nos rodea. Madozapuesta por la fantasía.

El artista utiliza objetos bas-tante corrientes. Es la manipu-lación artesanal la que les con-fiere su cualidad aurática. Antesde fotografiarlos, son someti-dos a transformación: a vecesson modificados, otras basta concombinarlos, disponerlos y en-cuadrar la escena. Iluminadossiempre con luz natural, tras grabarla piel argéntea de la película, alpositivarlos sobre el papel adquie-ren la calidad perfilada del dibujo.Pero aligerada por las sombras fan-

tasmales de la luz sobre la plata. Estadefinición fotográfica le es impres-cindible, ya que la fotografía reúnesiempre, de manera paradójica, latestificación de la presencia, así

como su ausencia. Sensación redo-blada por el tiempo suspendido deesta catalogación de bodegones queinducen a un placer extático. Tan-to más si contienen relojes, que se

encuentran entre los objetos pre-feridos de Madoz. En esta muestranos paramos ante una esfera-brú-jula con raíles de tren infantil amodo de correa, el reloj-hostia con-

sagrada, el viejo de bolsillo cuya tapase abre con la argolla de una lata, elde pulsera con el seis doble del do-minó y el de pared en un maletín deviolín. Las ideas de plata de Ma-

doz generan correspondencias iné-ditas y necesarias, fluidas: funcionancomo un mecanismo de relojería.

Otros elementos frecuentes sonlas notas musicales y los compo-

nentes del juego de ajedrez. Porafinidad formal, se yuxtapone elteclado de un piano y un table-ro, en una melodía en blanco ynegro. El jugador conoce biensu territorio de tautologías. Enocasiones, se deja llevar por ellirismo, como esa jaula vacíaque atrapa la nube que pasa yque para muchos evocará a Ma-gritte. Ni surrealista, ni mini-malista, ni conceptual, el talen-to de Madoz quizá sea más afína mundos literarios muy per-sonales: Borges, Italo Calvino,Brossa, las greguerías de Ra-món: y su humor, que es expre-sión de la emoción inteligente.Los recursos lingüísticos no leson ajenos. Como en una eje-cución de esgrima, el artista uti-liza la diversidad de modos dedesplazamiento de la metoni-mia y la silepsis, que es la figu-ra retórica que consiste en re-lacionar el sentido propio con elfigurado de una palabra. Y ¿quédecir de este “Tú” con una na-vaja como acento y ese “Yo” he-cho con un tirachinas argénteo,acaso cabe cuento más conciso?Y así hasta noventa regalos idea-dos en los últimos cinco años.Aunque conocidos algunos –yrecogidos en la colección Pho-toBolsillo– los aficionados a lospoemas visuales agradeceránesta última retrospectiva enMadrid tras la celebrada en el

Reina Sofía en 2000, meses antes deque se le concediera el premio Na-cional de Fotografía.

ROCÍO DE LA VILLA

Chema Madoz, ideas de plataCC HH EE MM AA MM AA DD OO ZZ (( 22 00 00 00 -- 22 00 00 55 )) .. C O M I S A R I O : B O R JA C A S A N I . F U N D A C I Ó N T E LE F Ó N I C A . F U E N C A R RA L , 5 . M A D R I D. H A STA E L 2 1 D E M AY O

SS II NN TT ÍÍ TT UU LL OO ,,22 00 00 55

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COMO ocurre con los nuevos mapasde todo explorador que se precie, lostrabajos fotográficos y audiovisualesde Rubén Ramos Balsa (1978) noson fáciles de seguir y pueden pa-recer erráticos. En su primera indi-vidual madrileña, el compostelanodemuestra esa condición de explo-rador del espacio doméstico, de lo in-mediato y lo ínfimo, que ya ha de-mostrado anteriormente enexpediciones quietas por rinconesde su ciudad.

La muestra Vasos en mesas con si-llas arranca con un conjunto de foto-grafías extraídas de series como: Díp-tico de lo mismo, Historias de luzo Vasosen mesa y Sillas. Las dos primerascomponen sendos análisis de aireerrabundo y obsesivo sobre la dua-

lidad y la simetría en la realidad, y so-bre la incidencia de la luz en la ma-teria. Una vez llevado a cabo o in-tuido análisis como los anteriores,otras series se acercan más a lo con-creto que enuncian sus títulos: vasosy sillas. Son como estudios de cam-po. El explorador abandona la em-barcación y pisa tierra firme, tocan-do, recogiendo, mirando con lupa.

Además de estas imágenes foto-gráficas, resonantes, casi imposiblesen su alianza de cotidianidad y efec-to escenográfico, en esta exposiciónpuede contemplarse un vídeo de 23minutos que supone la definitiva pie-dra de toque al conjunto. Éste co-mienza con un ladrido de perro y unmanto blanquecino que resulta serleche hirviendo. Tímida y lenta-

mente vemos aparecer (en un reco-rrido que comienza en un suelo casilunar y asciende suavemente haciaarriba) una casa de pueblo y sus ha-bitantes también en plena pausa sólointerrumpida por el eventual soni-do de una tos o una ráfaga de tele-visor. A partir de ahí, las imágenesse lanzan de forma más abierta y de-cidida en pos de la fugacidad, de lacaricia de la luz, de detalles cada vezmás evidentes del transcurrir deltiempo y de las transformaciones delinstante, descubriendo una extrañaunidad entre todos los elementosque conforman el espacio de esa casa,como si de un nuevo ecosistema setratara. Finalmente, tras fundir a ne-gro, la cámara acaba volviendo a unnuevo remanso. En él, regresa tam-

bién la preocupación por lo dual, elinterés por las sillas, junto a estu-dios de la mirada y los gestos de loshabitantes de la casa, todo reunido enuna secuencia en la que dos personasmiran absortos hacia un televisor.

En este punto, el visitante quepersigue al explorador ya se ha dadocuenta de que los dos temas u ob-sesiones de Rubén Ramos Balsa, laluz y el tiempo, son en realidad unosolo y que la misteriosa materialidadque transmiten sus imágenes se de-ben a ello. La luz aparece como filodel tiempo, el elemento que des-cubre la temporalidad de la mate-ria, las estrías y arrugas de la exis-tencia.

ABEL H. POZUELO

Rubén Ramos Balsa, exploradorFF ÚÚ CC AA RR EE SS .. C O N D E D E X I Q U E N A , 1 2 . M A D R I D . H A S T A E L 1 1 D E M A R Z O . D E 7 0 0 A 6 . 0 0 0 E

SS // TT .. HH II SS TT OO RR II AA SSDD EE LL UU ZZ .. 55 AA // 55 BB ,,

22 00 00 55

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A R T E

EL MACBA presenta una selecciónde la colección de Annick y AntonHerbert, con sede en la ciudad belgade Gante. Poco conocida y divulga-da, no está exenta, sin embargo, deinterés por focalizarse en la tradi-ción del arte conceptual, minimal ypovera. Colección y muestra giransignificativamente sobre el eje quemarcan dos fechas muy señaladas yque nos dicen mucho del talante delos coleccionistas: mayo del 68 y1989. Fue en el 68 cuando los Her-bert, impactados por los aconteci-mientos políticos, empezaron a co-

leccionar este tipo de arte, que de-nominan “de resistencia”, como unaforma de “tomar partido” y “com-prometernos”, según ellos mismosexpresan. 1989, fecha simbólica de lacaída del muro y del fin de la utopíasocialista, marca inevitablemente unnuevo ciclo y una nueva actitud anteel coleccionismo para los Herbert. Lanómina de artistas que compone lacolección, se dice, es muy coherente(aunque, desde otro punto de vista,se podría objetar que lo que da lacohesión es el discurso monolítico demuseo y coleccionistas): On Kawara,

Destellos de laEE SS PP AA CC II OO PP ÚÚ BB LL II CC OO // DD OO SS AA UU DD II EE NN CC II AA SS .. C O M I S A R I O : M A N U E L

ALBERTO Carneiro confiesa una re-lación vicaria con lo natural quenace de la apropiación totalizadorade la materia como reencuentroconsigo mismo. El suyo es un arteen forma de cutícula, casi a modode pensamiento en estado salva-je. Es la necesidad de reafirmarsu propio ser. En la galería Trinta,se muestra un Alberto Carneiroque poco ha cambiado, pero queha sabido cultivar la esencia aleja-do de modas y excesos.

Porque Carneiro convierte lomás próximo en punto de parti-da, y cada huella en fragmentos deuna narración. Es como si a Car-neiro alguien le hubiese llevadola otra mitad, aquella carta robadaque hacía predicar a Lacan quees, precisamente, lo que se dejaal descubierto, lo que quiere es-conderse: “El espacio se deshojaa semejanza de una carta, situadaen un territorio incierto, entre eldestinatario y el remitente”. Por-que si algo emerge en Carneiro esel tiempo, la huella del aconteci-miento irrepetible, de una trayec-toria corporal. Cada imagen devie-ne memoria, capaz de mitigar un yode perfil incierto.

De ese curso o línea descrita apartir de su propia huella o esencia,resulta significativa una obra demediados de los setenta tituladaTrayecto de un cuerpo, donde reco-

ge una piedra para con su cuerpodesnudo viajar pegado a ella, enuna identificación cercana a lo es-piritual donde la naturaleza devie-ne arte. Y es que Carneiro abrazaun tiempo reversible, siempre apartir de un ritmo capaz de con-densar significados; sin llegar al es-toicismo sacrificial de Beuys, aun-que sí a esa profundización arcaicaque llevó al alemán a estrechar me-táforas de las metamorfosis de lasmaterias y sus estados. Esa aproxi-mación se mantiene en sus últimostrabajos, auténticos ejercicios dereafirmación de la naturaleza comovida, como soporte de las más sen-tidas reflexiones estéticas que tan-to tienen de la síntesis relacional deBachelard.

Carneiro es una de las figurasclaves a la hora de conformar la his-toria reciente del arte en Portu-gal, pero al mismo tiempo es un ol-vidado por esa urgencia de lonuevo. Seguramente, por ese ape-go al entorno que le ha manteni-do alejado de esa suerte de diario yque le ha llevado incluso a rein-terpretar tareas agrícolas ruralesque se vinculan con su infancia.Porque ahora ya no trata de descu-brir nada, sólo trata, y con acierto,de diseminar el tiempo y los lu-gares que conforman una figura.

DAVID BARRO

Las diseminaciones deAlberto CarneiroTT RR II NN TT AA .. V I R G E N D E L A C E R C A , 2 4 . S A N T I A G O D E

C O M P O S T E L A . H A S TA E L 6 D E M A R Z O . D E 6 . 0 0 0 A 2 0 . 0 0 0 E

SS II NN AA II SS EESS AA BB EE DD OO RR II AA

DD AA FF LL OO RR EE SS TT AA ,,

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A R T E

Donald Judd, Dan Graham, DanielBuren, Marcel Broodthaers, Carl An-dré, Art & Language, Sol LeWitt,Bruce Nauman, Mario Merz, Ger-hard Richter, Edward Ruscha, FranzWest, Thomas Schütte, John Bal-dessari, Martin Kippenberger…

El MACBA muestra la ColecciónHerbert como un referente y un dis-curso diferente al institucional. Se lacalifica de “iconoclasta” y se pre-senta como un modelo alternativo alpoder y al mercado, opuesto al dis-curso de los museos. Se afirma queimplica otro recorrido y una visión

crítica de las historias del arte con-temporáneo, lineales y uniformes,institucionalizadas por los museos…Obsérvese además que esta colec-ción, originada desde la iniciativaprivada –aspecto importantísimo–justifica y legitima la propia opcióndel MACBA que, como se sabe,apuesta por esta misma tradiciónconceptual.

Personalmente formo parte deuna generación que se encontró enlos manuales y por todos los museosde arte contemporáneo al concep-tual, al minimal, al povera… Para

mi generación éste es el discurso ins-titucional. Todos los museos se dis-putan a Bruce Nauman, Mario Merz,Donald Judd... Estas manifestacio-nes y estos artistas están fuertemen-te consolidados en el mercado. Pue-de que en sus orígenes fueran unproducto marginal y muchos de ellosse resistieran a comercializar su obra.Pero ya se sabe como acaban estashistorias: el sistema termina inte-grando sus contradicciones. Los mu-seos y las colecciones acaban sien-do el reflejo del mercado y viceversa.Aquí radica precisamente la perver-sidad del MACBA, al querer pre-sentar como transgresor e iconoclas-ta aquello que ya tiene un precio –yalto– en el mercado.

En este punto me pregunto si esposible el arte político y qué senti-do tiene posicionarse críticamentedesde una institución museística. Meda la sensación de que el museocomo institución tiene una inmen-sa capacidad de transformar en acrí-ticos y asépticos los objetos que ex-hibe. Me pregunto si es posible hacer“otros” recorridos de la historia delarte, si existen historias falsas e his-torias verdaderas, si una pintura esmenos política que un objeto...

El título de la muestra hace re-ferencia a una obra de Dan Graham,titulada Espacio público/Dos audien-cias. Se trata de una sala rectangularcon dos accesos dividida por un cris-tal y con un espejo en uno de los la-dos. Los visitantes entran y se ob-servan a través del cristal divisorio.Esta pieza se ha interpretado comouna toma de conciencia de los pro-cesos perceptivos por parte del es-pectador, de ahí que se haya escogi-do como lema de la exposición. Perotambién es susceptible de interpre-taciones exactamente opuestas. Ypara mí este espacio, impenetrablea causa del cristal y con un espejo quefalsea sus dimensiones, se me anto-ja una metáfora del museo como unasuerte de laberinto.

JAUME VIDAL OLIVERAS

Colección Herbert B O R J A - V I L L E L . M A C B A . P L A Z A D E L S À N G E L S , 1 . B A R C E L O N A . H A S T A E L 1 D E M A Y O

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A R T E

Jesús CapaRR II NN AA BB OO UU WW EE NN .. A U G U S T O F I G U E -

R O A , 1 7 . M A D R I D . H A S T A E L 2 4 D E

F E B R E R O . D E 1 5 0 A 3 . 2 0 0 E

RESULTA al menos curioso que ésta sea la primera muestraindividual que tiene lugar en Madrid de la obra de Jesús Capa(1955). Hasta en eso es anti espectacular, discreta, sigilosa. Lo fun-damental de la creación del vallisoletano es una pintura abs-tracta de honda raíz geométrica y tendente a la monocromía. Unapintura que, al parecer, además ha ido degradando la viveza desus campos de color para centrarse en unos grises y negros ro-tundos, con algo de aterciopelado y otro poco de paisaje arrasado,callado, metálico: como los alrededores de una mina en un pla-neta oscuro. Una pintura, asimismo, que es concebida comocuadro, como objeto físico, donde la estructura de lienzo-bastidor(con sus bordes pintados) y pigmento se alían para convertirse enun volumen de orden escultórico que, eso sí, está anclado en elplano de la pared. Y es que Capa concibe la pared como un ele-mento más de su pintura, un elemento de contraste. Y el contrastees en estas obras como un pliegue, una doblez que es-tira la posibilidad de contemplación. Ayuda a ello, a ve-ces, que el artista recorte parte de la superficie de los cua-dros, o superponga un volumen pictórico sobresaliente(jugando como un escultor con las líneas de sombra), con-virtiéndolos en puzzles geométricos faltos de una piezamínima. Igualmente, la superposición de cuadrados ola separación en dos áreas delimitadas geométricamen-te. Estas obras se instalan en la serenidad pero hay tam-bién una invariación que propicia la fuga. Desde la cui-dada, sutil superficie pictórica, callada pero llena desuaves capas que logran un brillo casi metálico, hasta su condiciónde objeto semi escultórico, estas obras constituyen una suertede joyería meditativa. A. H. POZUELO

Carlos AiresSS AA NN DD UU NN GG AA .. A R T E A G A , 3 . G R A N A D A . H A S T A E L

1 1 D E M A R Z O . D E 4 7 5 A 4 . 0 0 0 E

LA polémica de su fotografía austriaca –en ella, tres personajesdesnudos realizaban prácticas sexuales, una especie de menageà trois protagonizado por unos personajes que lucían las caretas deGeorge Bush, Isabel II y Tony Blair– será para Carlos Aires unaanécdota más en su carrera artística A su currículo le va afectarpoco y sólo servirá para que los menos enterados sepan encua-drarlo. Carlos Aires es mucho más que el fotógrafo deuna imagen polémica. Inmerso en los espacios interna-cionales donde la creación artística está al margen de asun-tos espúreos, este artista nacido en Ronda y vinculado des-de hace tiempo a Granada, donde ya lo vimos en unamagnífica exposición en el Palacio de los Condes de Ga-bia y en varias comparecencias en Sandunga, vuelve a estagalería para ofrecer el testimonio de su acertada realidad

fotográfica, mucho más abierta que la que puedeaportar el asunto periodístico de la retirada de sufotografía de las calles vienesas. Carlos Aires es unartista a contracorriente, sabio ejecutor de un artedonde todo es posible para bien de unos pocos y des-ajuste emocional de bastantes. Su fotografía es dis-

tinta, feliz, abierta y provocadora de muchas inquie-tudes. Hasta Granada ha llevado un poco de eso que a él le gustahacer para comprometer y cuestionar la realidad, aburrida y mar-cada por la pauta que la historia de los buenos nos quiere mos-trar. En su fotografía los protagonistas no son actores, son personasque viven una historia real tangente a la que quieren que sea la úni-ca. Aires hace partícipe una realidad mediata, desajustada, in-conformista dentro de la conformidad, abierta y cuestionable.En sus obras los mitos habituales pierden sentido, la historiaasume una nueva naturaleza y la verdad deja su espacio a lasmedias mentiras. Sus personajes son héroes de una novela noescrita, caballeros de fortuna que rompen el hilo argumental de unrelato escrito con tintas fácilmente borrables. BERNARDO PALOMO

Javier PividalCC EE NN TT RR OO PP ÁÁ RR RR AA GG AA .. C U A R T E L D E A R T I -

L L E R Í A , P A B E L L Ó N 5 . M U R C I A . H A S T A

E L 2 5 D E F E B R E R O

UNO de los territorios más inexplorados de la creaciónde los últimos años es la relación del arte con las for-mas de la danza. A pesar que gran parte del arte con-temporáneo surgió a lo largo de los sesenta de las in-tersecciones entre lo coreográfico, lo teatral y el campo

de las artes plásticas, no son demasiados los ejemplos –intere-santes– de este tipo de fluctuaciones en trabajos actuales, ape-nas la última pieza de La Ribot o ciertas coreografías de Jean Fa-bre. Es en este contexto de lo performativo coreográfico comouna manera de habitar el ser cotidiano e íntimo en el que ca-bría buscar el trabajo reciente de Javier Pividal (Cartagena, 1971),cuyas fotografías intervenidas –otra línea de trabajo paralelo quevalora la impureza y examina el desgarro interior del sujeto–hemos tenido la ocasión de observar en la última edición deFotoencuentros. El proyecto Coreografías de sombras, expuesto enel Centro Párraga y concebido como un work in progress, se com-pone de ocho videoproyecciones donde el artista se expone a laespera de encontrar un goce que nunca sucede. Quizá sea éstauna de las claves del proceder de Pividal: la perpetua insatisfac-ción del deseo. Una insatisfacción que aparece bajo el signo del

atopos: la imposibilidad del sujeto para adecuarse a su mun-do y la sombra como la imposibilidad de ver claro y distinto.Se trataría de una suerte de demora indefinida, como setitula una de las piezas, que produce en el espectador unefecto de angustia ante la inconcreción de lo visible, puesPividal entiende la sombra en oposición al artificial pla-cer de la visión, o lo que es lo mismo, a la clara delimitaciónde la lucidez. MIGUEL Á. HERNÁNDEZ-NAVARRO

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A R T E

EL MoMA de Nueva York celebrauna gran exposición dedicada a laarquitectura contemporánea en Es-paña. Es una celebración, ya que sevanaglorian y exhiben los logros deuna sociedad que en el último ter-cio de siglo ha sabido desarrollarse.Los textos de su comisario, Teren-ce Riley, aluden constantemente aesa virtud del estado, que desde mu-chos aspectos –social, económico,cultural y territorial– ha sabido crecery tiene en la arquitectura uno de suslogros. Es una retrospectiva con ma-yor énfasis en lo contemporáneo, cris-talizada en las últimas experiencias,manteniendo la tesis cierta de que“la arquitectura es el reflejo de la cul-tura que la produce”. Y esta premi-sa la comparte con su aliado Luis Fer-nández Galiano, que ha producidoun proyecto editorial paralelo que, deun modo más científico y riguroso, seconcibe como acompañamiento co-ral a la exposición americana para elconsumo local. Este volumen es un“guión de la historia”, y así estruc-tura los últimos veinticinco años dearquitectura española como comple-mento histórico al catálogo de la ex-posición en el MoMA. Se atiendecronológicamente los treinta añosdesde la desaparición del franquis-mo, fecha en que los dos historiado-res sitúan el origen del desplieguecultural en España, subdivididos enseis períodos separados por eventossignificativos. Se clasifican los ar-quitectos por generaciones y bloquesde afinidad programática, cronoló-gica o estética.

Magnífico y riguroso compañeroa una exposición difusa. Y la ambi-güedad de la exposición reside en suconcepción. El título de la exposiciónya confunde: Nueva arquitectura enEspaña. La irrupción de España comocentro de importantes proyectos de ar-quitectura. No se entiende si el tex-

to del catalogo, Arquitectura Contem-poránea en España: Quitándose el pol-vo, expresa las favorables condicio-nes del lugar, el territorio y culturaespañoles, como tablero para la li-bre experimentación en arquitectu-ra, o si ha sido el talento de los ar-quitectos el que ha generado esasreglas que han permitido la irrupciónde tanta buena arquitectura. Lo quesí es cierto es que las tesis de Riley,que presume de ser un gran cono-cedor de la cultura española, estánmuy contrastadas con las circunstan-cias políticas, sociales y culturalesacontecidas en los últimos treintaaños. Y no es menos cierto que dichascircunstancias han atraído a muchosarquitectos extranjeros que han cons-truido también grandes obras que Ri-ley inscribe dentro del patrimoniocultural de nuestra arquitectura. SiPicasso fue adoptado por la culturafrancesa como propio, el Guggen-heim Bilbao ya lo presentan los ame-ricanos como arquitectura española.

Riley abandona el timón delMoMA con esta exposición. Lejosquedan en su trayectoria otrasmuestras memorables como las quepresentaron mundialmente a RemKoolhaas en 1994, o la muy cele-brada Light Construction, que en 1995defendía un nuevo paradigma ar-quitectónico que tenía en la ligerezasu motivo de expresión. Eran ex-posiciones que tenían tanta inten-ción como influencia en el pensa-

miento. Algunas corrientes han te-nido en el MoMA su mejor catapul-ta y grandes arquitectos consagraronsus carreras en sus salas. No es ésteel caso. La exposición está conce-bida de tal forma que no es siquie-ra un catálogo histórico. Por ello Fer-nández Galiano se ha desmarcadohábilmente, ofreciendo el eco edi-torial que desde Madrid sí clasificaordenada y justificadamente la ar-quitectura en España en los últi-mos 30 años con perspectiva históri-ca y responsabilidad científica.

En España se importa demasiadaarquitectura. La balanza comercialestá desequilibrada. Y esta importa-ción tiene dos vías principales. Lamás útil se produce cuando estudioslocales invitan a estudios extranjerospara figurar, como es el caso de lasmagníficas viviendas en el edificioMirador en Madrid, obra de los ho-landeses MVRDV en asociación conBlanca Lleó, o el flamante aeropuer-to de Barajas, obra de Richard Ro-gers, aunque haya sido el EstudioLamela el que ha desarrollado el tra-bajo. La otra vía es aquélla en la queel éxito global y reconocido de unaestrella internacional tiene en un te-rritorio local una réplica desvirtua-da. En España tenemos algunos re-presentantes de lenguajes yprocedimientos ajenos que, por cier-to, disfrutan de un cierto reconoci-miento pasajero. Y luego los arqui-tectos que por su identidad son

reconocidos y respetados, los verda-deros creadores, que ejemplifican ydistinguen la auténtica arquitecturaespañola: Moneo, Enric Miralles,Navarro Baldeweg, Campo Baeza,y también Zaera, Ábalos&Herreros,Mansilla+Tuñón o Mateo, cada unoen su generación y en su momento,desarrollaron lenguajes y espaciospropios. Los líderes mundiales dela arquitectura tienen también ca-bida entre nosotros y bien es sabidoque España es un país de acogida; Ei-senman, Nouvel, Gehry, Hadid,Herzog & de Meuron, Toyo Iyo, Pe-rrault, Siza y esperemos que Kool-haas y Sejima, deben a España al-gunos de sus mejores encargos.

Las exposiciones de arquitectu-ra en el MoMA tienen el crédito in-ternacional por haber sido cuna demovimientos, tendencias y marco depresentación de la vanguardia. Y nopor ser el lugar donde se premia conun generoso homenaje a un siste-ma social, político y económico ma-terializado en la arquitectura. Un granreconocimiento a la arquitecturaconstruida por arquitectos locales yextranjeros en el territorio español.

ANTÓN GARCÍA-ABRIL

El lugar de la arquitectura española

AA RR QQ UU II TT EE CC TT UU RR AA

La arquitectura en España se presenta en el MoMA neo-yorquino con 53 obras de arquitectos contemporáneos.18 obras construidas que se exhiben en magníficas foto-grafías de Roland Halbe. El resto de los treinta y cincoproyectos están aún en construcción, y algunos sólo exis-ten en el papel. Los proyectos presentados subrayan la di-versidad geográfica, generacional y tipológica de la produc-ción de la arquitectura en España en los últimos 30 años.

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FOTOS: ROLAND HALBE

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HALBE

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A R T E

SS UU BB AA SS TT AA SS

LAS salas de subastas domésticasapuestan por el eclecticismo. El día16 abre el fuego Alcalá con una pin-tura atribuida a Herrera el Viejo, SanJosé con el Niño, que arranca de60.000 euros, y un Tápies de 1987que ha sido valorado en 31.000. Bo-nanova en su licitación del 23 fe-brero cuenta con obras de Mirallesy Galup (5.500 euros) y Martí Alsi-na (3.900), pintores catalanes delXIX que manejan estimaciones mo-destas.

De la panoplia artística que re-bosa la oferta de Durán del 21, 22 y23 de febrero, con un desnudo his-tórico de Sunyer (10.000 euros), una

campesina de Hermoso (15.000),una vecina rotunda de Vázquez Díaz(13.000), una mujer madura que leemientras mira a Genaro Lahuerta(32.000), además del sarao de LeónGarrido (45.000). Sobresale un es-pectacular Vela-Zanetti, El descu-brimiento del fuego, una técnica mix-ta de 3 x 9,50 metros realizadaen 1958 por el artista de Mila-gros para el Hotel Tecali deMéxico, cuya valoración iniciales de 150.000 euros.

Entre el 28 de febrero y el2 de marzo Ansorena lleva a cabo sulicitación con un Bodegón floral deJuan de Arellano (115.000 euros)

como lote más preciado, aunque ungaleón de Pancho Cossío (25.000euros) también emerge del sueño.Y por lo que respecta al apartadode las artes decorativas, debemosmencionar una pareja de tapices Au-busson, del siglo XVIII, que iniciancamino crematístico en 30.000 eu-ros. Goya Subastas tiene en Parti-da de cartas, de Lucas Velázquez(90.000 euros); Vulcano, de Fran-cisco Bayeu (60.000 euros); Vistadel Maresme, de Eliseo Meifrén, yEscena de la tía fingida, de SuárezLlanos (27.000 euros) su cuarteto deases con unas valoraciones muyajustadas. El Lucas es un cuadro sig-nificativo que tiene en su contra susgrandes dimensiones, 224 x 156

cms., mientras el Meifrén es un cla-ro ejemplo de su dominio cromáti-co y su capacidad descriptiva.

La barcelonesa Balclis y la ma-drileña Lamas Bolaño compartenfechas de licitación, 1 y 2 de mar-zo. Los de la Ciudad Condal apues-tan por lo autóctono con dos cuadrosinteresantes firmados por Amat Pa-ges y Pere Ysern. Ambos arrancande 15.000 euros y en el primer casoplasma una idílica vista de la casa delartista mientras el segundo ofreceun delicioso conjunto titulado Inte-rior con figuras. Composiciones deWifredo Lam y Cristóbal Toral semueven en torno a los 25.000 eu-ros en Lamas, que tiene en una téc-nica mixta de Saura, Gregal, la va-loración más alta, 72.000 euros,acompañado de una buena nómi-na de contemporáneos de preciosmás asequibles.

Para dar fe de la efervescenciadel mercado internacional sola-

mente hay que repasar los últimosremates que han llevado a Dos mu-jeres de Gauguin en Sotheby’s has-ta los 18 millones de euros, al retratode Inocencio X de Velázquez inter-pretado por Bacon hasta los 7,5 mi-llones en Christie’s y Elogio de la ar-quitectura IV de Chillida adjudicadoen dos millones y situándose comonuevo récord del artista donostia-rra, sumándose otra veintena denuevos registros en las subastas deimpresionistas y modernos de lasdos grandes firmas de subastas delmundo en sólo tres días.

CARLOS GARCÍA-OSUNA

Para coleccionistas

Para los amantes del cine clási-co, Durán vende, el 21 de febre-ro, 6.900 ejemplares de programasde mano de cine que se entrega-ron en las salas entre 1930 y 1960.El lote tiene una cotización inicial

de 42.500 e.Algunas de lasp e l í c u l a sanunciadas enestos reclamosde papel son

El último cuplé,Una noche en la ópe-ra o Mary Poppins.

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Artistas antiguos y contemporáneos comparten cartel

Eclecticismo en el estrado

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T E A T R O

CON un María Guerrero totalmen-te restaurado y un teatro de nuevaplanta como el Valle Inclán, el Cen-tro Dramático Nacional (CDN) dis-pone ya de un precioso escenario ala italiana y otro moderno adecua-do a las técnicas de representacióncontemporáneas, además de dos sa-las para acoger espectáculos de pe-queño formato. Es de justicia reco-nocer que tanto la restauración delMaría Guerrero, –cuya construcciónde 1885 nunca fue rehabilitada deforma integral por ningún equipo delos que lo dirigió antes de 1996–,como la edificación del nuevo Tea-tro ahora bautizado Valle-Inclán sedeben al empeño de Andrés Amo-rós y de Juan Carlos Pérez de laFuente, el anterior director del Ina-

em y del CDN, respectivamente.Fue este equipo, en colaboracióncon el Ayuntamiento de Madrid quedirigía entonces Álvarez del Manza-no, quienes firmaron un convenio en1999 para que el municipio se hi-ciera cargo de la construcción delteatro Olimpia dentro del progra-ma de rehabilitación que lleva a caboen la zona de Lavapiés; el proyectotenía especial interés por su proxi-midad al nuevo Centro Reina Sofíay al área museística Recoletos-Pra-do; el programa municipal incluyótambién la edificación del Circo Es-table de Madrid, entre otros edifi-cios. Seis años después de haber co-menzado las obras, que realmentefueron proyectadas hace diez, elAyuntamiento hace balance: 12 mi-llones de euros invertidos en la cons-trucción, incluyendo el realojo de loslocales comerciales que había anejos

Valle Inclán se ha con-vertido en un auténti-co inaugurador de teatros. Una adaptación operística de Di-vinas Palabras reabrió el Real de Madrid y el mismo títulosirve para estrenar el teatro –la previsión es hacerlo elpróximo día 23– que hoy se erige sobre las cenizas de laque fue sala Olimpia y que ha sido rebautizada con el nom-bre del autor gallego. Gran responsabilidad para la actrizElisabet Gelabert, cuarta Mari-Gaila que muestran losescenarios madrileños después de que Nati Mistral (1961y 1986), Nuria Espert (1977) y Kiti Manver (1998) la en-carnaran en el pasado. Pero sobre todo para Gerardo Vera,director del Centro Dramático Nacional, pues hereda dossedes completamente renovadas (el María Guerrero y el,ahora, Valle-Inclán) que le dan la oportunidad de armarun repertorio que concilie teatro universal y vanguardia.

entra en escena

El nuevo

Olimpia�

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al antiguo edificio. Por su parte, elInaem ha invertido cerca de ochomillones de euros para adquisiciónde equipamiento.

Tras la demolición de la salaOlimpia, la operación fue entoncespasto de rumores (se llegó a decirque el solar se iba a dedicar a un cen-tro comercial o a un aparcamiento).Algunas voces tampoco aceptaronque la sala, abierta en 1926 y dise-ñada por el arquitecto SecundinoZuazo (autor también de la Casa delas Flores de Madrid), fuera derrui-da. Pero adolecía de espacios auxi-lares, no cumplía normas de segu-ridad y durante las representacioneslo habitual era oír los ruidos de lacalle. Y es que la Olimpia fue ini-cialmente un cine que se transformóen teatro en 1979, a instancias de laAsociación Cultural La Corrala. En1985 se convirtió en escenario de re-

ferencia del teatro de vanguardia,al ser sede del Centro Nacional deNuevas Tendencias Escénicas.

El doble de espacio. Sobre sus ce-nizas se levanta hoy un sobrio y geo-métrico edificio, obra de los arqui-tectos Ignacio García Pedrosa yAngela García de Paredes (discípu-los de José María García de Paredes,impulsor de los nuevos auditorios enEspaña), que dobla el espacio dis-ponible de la sala antigua. A la luzdel día destaca la combinación dehormigón, cristal y pizarra del edi-ficio, que en la noche se transfor-ma, gracias a su fachada de cristal, enuna gran linterna sobre la plaza deLavapiés. Su interior es un ejerci-cio de racionalidad. El vestíbulo, re-vestido de madera, tiene acceso portres puertas a la sala grande, unaenorme caja negra con un aforo de

515 plazas distribuidas en gradasretráctiles. El escenario, de 16 por 11metros, tiene un sistema hidraúlicoque permite modificar su disposi-ción, variar su pendiente o incor-porar el suelo de la sala a él; ade-más, que tenga acceso directo a lacalle abre muchas posibilidades a losescenógrafos porque permite entrargrandes volúmenes. En el piso su-perior se encuentran la segunda sala,llamada Francisco Nieva, que re-produce las condiciones del escena-rio grande aunque su aforo es de 150espectadores, y un tercer espacioconcebido para conferencias, talle-res o presentaciones. Camerinos yduchas, así como locales auxiliares yalmacenes se sitúan en el sótano.El teatro no es sólo un lugar de ex-hibición, había una necesidad im-periosa por ganar espacio para ubicara los equipos de producción con-

ANTONIO HEREDIA

TODOS aquellos que vivimos en una ciudad que pa-rece que se está haciendo bajo el suelo por las nume-rosas obras destinadas a los coches, dando la impresiónde que todo el dinero público se entierra, debería-mos mostrar una enorme satisfacción cuando se fina-liza un edificio público. Y si el edificio es un espaciodestinado a albergar un teatro, el nuevo Olimpia, y siademás se ha realizado con medios económicos míni-mos para lo que este tipo de infraestructuras culturalesrequieren y el resultado obtenido nos ofrece una cali-dad funcional, urbana y espacial fuera de lo normal, porbuena, la satisfacción debería ser doble.

Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosaconsolidan un espacio urbano en pleno barrio de La-vapiés en el que se ubicaba la antigua sala Olimpia.Construyendo allí donde hay que hacerlo e insertandoespacios vacíos en el resto: los grandes volúmenes dela nueva sala y peine del escenario se adosan a las me-dianeras descarnadas existentes para reconstruir lamanzana, el nuevo edificio se descompone en distin-tas piezas para adaptarse mejor a la difícil geometríatriangular del solar y se libera parte del mismo paracrear un espacio público previo, que se convierte enuna prolongación natural de laPlaza de Lavapiés.

De este modo encontramosun pequeño y ajustado vestíbu-lo de bienvenida, vertical y lu-minoso, comprimido y austero,muy distinto por su tamaño a lo

que cualquier persona podría asociar con este tipo deedificios. En su interior, uno es consciente de que elverdadero vestíbulo es el espacio exterior vacío creadodelante, un espacio necesario en un barrio que no cuen-ta con demasiados, y según va recorriendo el edificio,es consciente también de la habilidad e inteligencia conla que trabajan estos arquitectos al observar sus deta-lles constructivos y los materiales empleados: la flexi-bilidad de la sala principal, que como ellos mismosdicen se trata de un “amplio contenedor con el únicolímite de la imaginación”, y que permitirá reproducirdesde el más convencional hasta el más sugerente mon-taje escénico; las aberturas visuales que desde el in-terior se producen hacia el barrio, con una fachadaque se viste durante el día con los reflejos de alrededory que en la noche parece desnudarse dejando ver losespacios interiores envueltos en pizarra y madera.

Y podríamos seguir enumerando pequeños detallesy operaciones, como la ajustada separación de las me-dianeras colindantes para ser respetuosos con los hue-cos abiertos aleatoriamente en ellas, la elección de lascarpinterías, la escala urbana del edificio, la generosi-dad en las zonas de camerinos, o las relaciones visuales

producidas en el mencionado vestí-bulo. Quizás lo mejor sea acercarse,verlo y disfrutarlo, para una vez allí serverdaderamente consciente de queen esta nueva Olimpia, fruto del tra-bajo y dedicación, se ha producido unmilagro. RAÚL DEL VALLE GONZÁLEZ

Calidad funcional, urbana y espacial

Da pena sustraerle a este

teatro su antiguo y bonito

nombre (con el que los grie-

gos de la Antiguedad desig-

naban el santuario de Zeus)

y, de paso, cambiarle el sexo

LUIS ASIN

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T E A T R O

Valle, el inaugurador

SE abre con Divinas palabras elnuevo Olimpia que el anteriorequipo del CDN dejó listo, o casilisto, para sentencia de inaugura-ción. Eso se llama, para GerardoVera –refinado esteta de la esce-nografía– llegar y besar el santo.Divinas palabras es buena elec-ción, sobre todo si se quiere re-saltar con ella el valor central deValle Inclán en el teatro español detodos los tiempos. Es una piezagozne que, artísticamente, arti-cula el tránsito del Valle de las Co-medias bárbaras de los Montene-gro al esperpento. A esta“tragicomedia de aldea” no le apli-ca Valle el buril envenenado de losesperpentos, y no porque, paraello, no le diera pie la lapidaciónmoral de una adúltera: Mari Gai-la. Divinas palabras queda lejos delflorido esteticismo de Las sonatasy aún no ha accedido al ácido ur-ticante del esperpento, en especialdel esperpento de Los cuernos dedon Friolera.

El esteticismo, según qué tiem-pos y por su propia naturaleza elíp-

tica, puede ser una inmoralidad;y ahora corren por los desolados pa-rajes de España, tiempos proce-losos. Falta un Valle, un RuedoIbérico, y los espejos del callejóndel gato que dejen constancia delos mismos. En España, todos losposibles Valles acaban adulando alpoder: Gobierno u oposición. Peroese Valle Inclán imposible no pue-de inaugurar el nuevo Olimpia ybien está Divinas palabras para tanmagna ocasión.

Final divino. Mari Gaila, la sensualy retozona sacristana, es una delas mujeres más libres y luminosasdel teatro español. Y la escena enque su marido, el sacristán, aman-sa a la plebe con latinajos y salvaa la adúltera, tiene, a mi entender,un significado: verborrea retórica,caridad engañosa, perdonanza fal-samente cristiana. Apología delperdón o crítica irónica del mismo,mucho mejor, sin duda, que el ho-nor calderoniano: “si tu mujer teengaña, sájala”. Contrasta este Pe-dro Gailo, piadoso y cornudo, no

sólo con Calderón del que abomi-na Valle, sino también con el pro-pio Valle de Los cuernos de don Frio-lera. El militar injuriado, borrachoy calderoniano por deformación yexceso, clama: “en el ejército nohay cabrones”. Aquí proclamas yconsignas; allí, latines.

Divinas palabras se puso en elBellas Artes, de la mano de JoséTamayo, en 1961. Y el verbo va-lleinclanesco no debió de pare-cerle tan sagrado a los censores,pues tacharon siete u ocho cente-nares de vocablos. A finales de losnoventa, Tamayo volvió a poner-la y ya estaban todas las palabras:las humanas, las divinas y las dia-bólicas. Y si alguna faltaba era,como le gustaba decir a Tamayo,cuestión de criterio y no de cen-sura. Lo cierto es que muchas pa-labras censuradas se dijeron en lasfunciones de después del estrenoen 1961; la censura, además de im-bécil y burocrática era, a veces, re-laxa (Tamayo).

¿En qué campo estilístico debemoverse Divinas palabras?¿ Rea-lismo rural, pues “tragedia de al-dea” se subtitula?; no exactamen-te. Se estrenó en 1933, añosdespués de escrita, y la deplora-ble idea que Valle tenía del des-garro trágico de la Xirgu o de laampulosidad de Borrás, no auto-riza a pensar que aspirara al rea-lismo; mas bien expresionismo debarraca. Feria y liturgia; liturgia, so-bre todo. Y no sólo por los latinesdel sacristán cornudo: liturgia de lapobreza sin honor y sin esperan-za, liturgia del sexo, pulsión delerotismo. Mari Gaila, desnuda so-bre el carro de heno, esplendoro-sa y triunfante. Y reducida al ordenpor el perdón.

JAVIER VILLÁN

centrados en el María Guerrero; trasla inauguración, se trasladarán a él.El destino que Gerardo Vera, actualdirector del CDN, dará a esta sedees,al cierre de esta edición, una au-téntica incógnita (no haquerido contestar a El Cul-tural). Lo único claro es sudecisión de bautizarlo denuevo; y da pena sustraerlesu antiguo y bonito nombre(con el que los griegos de laAntigüedad designaban elsantuario de Zeus) y, depaso, cambiarle de sexo.

Lógica rota.Respecto aluso de las dos sedes delCDN, parece razonableque se destine al MaríaGuerrero aquellas obras delrepertorio universal ideadaspara un escenario a la ita-liana, mientras en el Vallese exhiban aquellas otrasmás experimentales y que exijan deartificios escénicos. Pero la progra-mación que anuncia hasta finales deesta temporada no cumple esa ló-gica. Tras Divinas Palabras, la salagrande exhibirá Cruel y tierno, deMartin Crimp, y la pequeña Barce-lona mapa de sobras, de Cunillé, yDe repente, el últimos verano, de Te-nesse Williams. Vera ha dicho queeste teatro será el lugar natural paralos autores contemporáneos, con losque ha querido experimentar en lasala de la Princesa del María Gue-rrero (el futuro de esta pequeña sala,que el anterior equipo abrió en loque había sido la cafetería, tambiénes un misterio pues se ha rumorea-do que iba a ser cerrada). Los cua-tro nuevos escenarios van a exigiral CDN aumentar sus producciones,más todavía cuando Vera es parti-dario de que las compañías invitadasestén presentes excepcionalmen-te. Sin embargo, esta temporada hatenido que recurrir a ellas tras la in-explicable suspensión de Decadencia.

LIZ PERALES

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T E A T R O

FEBRERO sigue siendo elmes de la escena alter-nativa. Las últimas pro-puestas llegan ahora deValencia, ciudad que sesumó hace cuatro añoscon el festival VEO ( Va-lència Escena Oberta.La edición de este añoreúne 15 espectáculos,más otros tres infantilesy cuatro de jóvenes artis-tas de la ciudad; teatro,danza, música, “perfor-mance” e instalacionesdaran muestra del artemás contemporáneo. Elpresupuesto del festival,que incluye entre sus es-pacios las recuperadasnaves Greenspace, es de900.000 euros.

El programa empie-za de manera acrobática.Pero no a la manera tradicional, sino con un tra-bajo más pegado a la tierra, el de los francesesde Anomalie, que estrenan en España su traba-jo del mismo nombre. La obra es un ejerciciode acrobacia en el aire; desde el suelo, desde elcuerpo del compañero o desde unos cubos queinstalan sobre el escenario los trapecistas se im-pulsan al aire para construir un espectáculo delllamado nuevo circo que fusiona música, danza yhasta palabra. Las tendencias más abiertas llegande la mano de las instalaciones y “peforman-ces” que tomarán las calles o plazas de Valen-cia. La ciudad se convertirá en un escenario don-de, en un guiño a la tierra, Kevin Binkert“domará” el fuego con Flame tornado. El norte-americano es un inventor excéntrico que hace co-reografías con las llamas que salen de un extra-ño aparato construido en su taller de SanFrancisco y con el que convierte las llamas en una

especie de figuras-bu-cles o espirales.

La construcción de laberlinesa Eva Meyer-Keller (Good hands), porel contrario, será la deuna considerable tarta,hecha con todo el mimodel mundo, que tendráun sorpresivo final,mientras que en Bedca-ses, los ingleses de Wha-lley Range Allstar levan-tarán una cama muyespecial para introducir agrupos de seis personas,que durante 10 minutosescucharán cuentos ycanciones para dormirse.La palabra estará repre-sentada con un proyec-to escénicoque diversascompañías valencianashan creado específica-

mente para VEO. Capitaneadas por Bramant Te-atre, las formaciones han indagado sobre Veró-nica, un cadáver que apareció hace un año en laplaya de la Malvarrosa con un papel donde apa-recía ese nombre. Seis autores han creado una se-rie de monólogos que imaginan su vida en Cons-truyendo a Verónica. Las tres partes de las que estácompuesta la obra han de verse de manera con-tinuada, en ráfagas de 10 minutos, con los es-pectadores desplazándose hacia los intérpretes,que repetirán cada vez su escena. El festival re-cibe espectáculos ya estrenados en otras partesde España. Dos son absolutamente recomen-dables: Historia natural (eloxio do entusiasmo, porlos gallegos Matarile, y La Barraca Cantina mu-sical, circo y fiesta por los francochecos Dromes-ko-Hermanos Forman.

RAFAEL ESTEBAN

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EN París, en todas las tiendas de la FNAC hayuna sección, y no pequeña, de grabaciones deespectáculos teatrales. En Madrid, ni en laFNAC, ni en el Corte Inglés, ni en el Sabe-co, vaya. En París, cualquier librería genera-lista tiene un departamento de teatro y artesescénicas donde uno localiza con facilidad li-bros que, en Madrid, no se encuentran másque en un par de establecimientos extrema-damente especializados, y eso si se encuen-tran. En París hay alrededor de 90 teatros, mu-chos de ellos con dos o incluso tres salas. EnMadrid, ejem, ejem. En París hay teatros queprograman teatro contemporáneo de forma ha-bitual y no sólo no son salas alternativas sinoque se encuentran entre los espacios mejores,más modernos, mejor dotados, e incluso máschic de la ciudad. En Madrid, jua, jua, jua.En París a nadie se le ocurre que un cambio departido en el gobierno conlleve por obligaciónel cambio de los equipos de los teatros pú-blicos, porque hay una cosita llamada Razónde Estado según la cual la imagen global de lacultura francesa está por encima de los inte-reses puntuales de partido. En Madrid, sin co-mentarios.

Porque aquí la derecha, que se ha creídotodo lo que dicen de ella y tiene unos com-plejos monstruosos, o no hace nada, o, lo quees muchísimo peor, se pone a imitar las ve-leidades de la izquierda. Modelo Gallardón,que ya le vale, haciendo tantos agujeros enla cultura como en la M-30, o como Aguirre,que sigue sin explicar qué va a hacer con el Ca-nal pero ahora tiene prisa por homenajear ala Movida, que fue la mayor estafa cultural vi-vida por este país en toda la democracia. Encuanto a la izquierda, como ya sabemos to-dos que la superioridad moral les produce ja-queca, y que tienen derechos (de autor) ad-quiridos sobre todo lo que tenga que ver conla cultura, pues, cuando gobiernan, se limi-tan a calentar el asiento, y, cuando no, mandana figurantes con frase como el tal Simancaspara prometer cualquier cosita que permitair tirando. Vamos a tener que exiliarnos a Pa-rís, pero esta vez no será Franco el que tengala culpa. Oh, la, la!

IGNACIO GARCÍA MAY

Portulanos

ComparativaComienza el Festival Valencia Escena Oberta

Experimentos en la costa El arte alternativo se desplaza por España. A los festivales de Madrid y Santiagose suma ahora València Escena Oberta, cuya cuarta edición llenará los teatros ylas calles de la ciudad mediterránea con propuestas avanzadas hasta el día 26.Hoy se abre la muestra con Anomalie, representantes del nuevo circo galo.

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CINCUENTA y nueve años, tres ma-trimonios, dos hijos, dos nominacio-nes y un Oscar, el premio al mejor ac-tor del pasado Festival de Cannes,varios Globos de Oro y Emmys, dosranchos de vacas y ponies, las pasio-nes por el polo y la caza además deuna leyenda de estricta ética y se-riedad en el trabajo adornan el cu-rriculum vitae, tras 30 años de carre-ra (desde Love Story, 1970), a TommyLee Jones. Este actor de rostro y ca-rácter pétreo ha debutado como di-rector con Los tres entierros de Mel-quíades Estrada, que fue doblemente

premiada en Cannes:Jones como mejor actor yel mexicano GuillermoArriaga, mejor guionista. LeeJones cambió su gesto adusto habi-tual y su alergia por la prensa para ha-blar con El Cultural de una películamuy cerca de su casa y de su corazón.

–La historia está basada en un trá-gico acontecimiento real.

– Sí, me la contó Guillermo Arria-ga durante una jornada de caceríaque compartimos en mi rancho aleste de Texa. Vimos a unos coyotesdevorando a algún animal y nos ima-

ginamos que era el cadáverde un peón mexicano. Nos pu-

simos a planear la película inmedia-tamente.

–Además de la caza, ¿qué le unecon el guionista de Amores perros?

–A él le interesa hacer películassobre su país y su historia. A mí meinteresa hacer películas sobre mi paísy su historia. Ambos sabemos que losdos países son el mismo.

–¿La cultura a ambos lados delRío Grande es la misma?

–Eso es. Me gustaría que cada cualque viera la película acariciara la idea

de que si está en una orilla del RíoGrande mirando de frente a alguiende la otra orilla... se de cuenta de queesa persona que le mira es él mismo.A ambos lados hay una misma cul-tura, país e identidad.

Una sola cultura–Arriaga y usted exploran la jus-

ticia y el racismo ¿No reconoce con-tenidos políticos en su película?

–Lo dejo en la conciencia de cadaespectador. Lo que más bien he que-rido explorar son las implicacionespsicológicas, espirituales y sociales

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Con su debutcomo director, Lostres entierros de Mel-quíades Estrada, TommyLee Jones obtuvo el pre-mio al mejor actor y al me-jor guión (Guillermo Arriaga)en Cannes. Western fronterizo yhomérico en torno a la xenofobia yel honor, el filme llega mañana a las sa-las españolas. El actor y director nortea-mericano ha hablado con El Cultural.

AP

TommyLee Jones

“Lograr el control creativo puede ser adictivo”

C EI

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del hecho de que una frontera in-ternacional divida una única cultu-ra. Si recuerda el filme, en Texas unanciano ciego escucha una cadenamexicana en su radio simplementeporque ama el castellano y sus soni-dos. En México, a poco de cruzar lafrontera, un grupo de vaqueros se re-únen alrededor del fuego para ver enla televisión un culebrón estadou-nidense en inglés. ¡Voilá!

–El anciano está interpretado porel músico Levon Helm de The Band.

–Él representa la figura del profe-ta ciego de La Odisea. Y Levon es unviejo amigo desde 1980 en que “fue”mi suegro en La hija del minero.

Contrastes sociales–Volviendo a mi pregunta sobre

el racismo. Convendrá que los con-trastes sociales sí existen.

–Sí, esencialmente nos propusi-mos un estudio acerca de los con-trastes sociales entre la gente y la tie-rra a la que divide el Río Grande.Quería mostrar cómo esas diferenciasestán fuera del control humano, laironía de todo ello pero, también,las injusticias. La gloria, belleza yredención que pueden ser halladasallí. Creo que es un paraje único enel que algo que no puede ser im-puesto se ha desarrollado y no puedeser controlado.

Por Arriaga, Jones conoció el trá-gico destino de Ezequiel Hernándezhijo, el jovencísimo peón mexicanode un rancho texano, un adolescen-te de 18 años que carecía de papeles,que fue matado por error por un gru-po de tres marines estadounidensesal ser confundido por un narcotrafi-cante. En la película, es el Melquía-des Estrada titular (interpretado porJuan Carlos Cedillo), hombre de con-fianza de Pete Perkins (el rol de Jo-nes), el capataz de un rancho dequien recibe la promesa de retor-narle a México, a su villa natal, encaso de morir. Convertido en án-gel vengador, la de Perkins y Es-trada es la historia de un regreso.

–¿Es su personaje un ángel ven-gador, la mano justiciera divina anteun homicidio injusto?

–Perkins parece a veces un lu-nático. Hay momentos en que no sa-bemos si está loco o cuerdo. Fui yo elque incluí la frase del sheriff...: “¿Es-tás loco?”. De hecho, yo pregunta-ba esto a mi equipo acerca de Per-kins. No sabían responder y así supeque iba por buen camino.

–¿Cuál es su intención personaldetrás de esta película?

–Como profesional, la idea decrear una película ambiciosa en lovisual y artístico y poseer el control to-tal sobre ella. Hay algo de codicia entodo esto, pero es que lograr el con-trol creativo puede resultar adictivo...

–La película está atravesada deun muy particular humor negro...

–Sí, hay momentos muy bizarros.También, hiperrealismo. Todo es po-sible. Si usted contempla la vida dia-ria... es bizarra a menudo. La pelí-cula es como la vida y trata a veces deser alegórica y, también, mítica. Laconstrucción de la narración es clá-sica: una largo viaje hacia la reden-ción. ¡Es un viaje homérico! A veces,viéndola, nos asustamos, reímos onos entristecemos. Era mi intención:mezclar risas y lágrimas.

Nacido en Saba en el otoño de1946, octava generación de una fa-milia texana, Jones se licenció en Har-vard ‘cum laude’ en 1969 en Litera-tura Inglesa, compartiendo habitaciónen el campus con el futuro vicepre-sidente norteamericano Al Gore. Fue-ron precisamente ambos los que ins-piraron el personaje protagónico deLove Story, Oliver Barrett IV, al escri-tor Erich Segal, siendo ésta la primerapelícula del actor en un rol secunda-rio. Su carrera es desde entonces unade las más prolíficas y versátiles deHollywood, logrando el reconoci-miento como el asesino Gary Gil-

more en La canción del verdugo o ta-quillazos como las dos Hombres denegro o El regreso de Batman. Enor-memente cultivado, reconoce mayo-res influencias literarias que cine-matográficas en su película.

–¿Qué director le ha influido más?–Desde que me convertí en

miembro del Sindicato de Actores en1970, creo que mi educación a lo lar-go de mi carrera ha sido buena. Atodos los directores les he visto co-meter fallos y alcanzar tremendos lo-gros. He prestado gran atención amaestros y novatos y de todos heaprendido algo, además de mis pro-pios estudios en artes visuales y ar-quitectura Si me obliga a elegir nom-bres, me han influido Oliver Stoney Andrew Davis, pero lo consideroinjusto con los demás que no nom-bro. Amo dirigir tanto como actuar.

–La película tiene un aroma aSam Peckimpah y particularmente aQuiero la cabeza de Alfredo García.

–He visto esa película una vein-tena de veces y le agradezco el vín-culo, pero invité al equipo a leer Elextranjero de Camus para entrar encontacto con los temas de la aliena-ción y la inmigración. Y tuve como re-ferencias a Homero, Shakespeare,Flannery O'Connor y CormackMcCarthy. ¡La comida mexicanatambién nos ayudó a todos! (Risas)

Besson, el productor–Pues entonces, ¿quiénes son sus

directores favoritos?–Son muchos. Peckimpah, Jean-

Luc Godard, Akira Kurosawa, JohnFord, King Vidor, Oliver Stone...per-mítame que no siga porque me voy aolvidar de muchos y no es justo.

–No ha nombrado a Luc Besson,productor de su película.

–Por supuesto. Le tengo queagradecer la negociación más fácil demi vida. No le conocía y coincidimosa bordo de un yate en un cruceropor las Bahamas. Nos presentaron, leconté la idea, leyó el primer guión eninglés y me dio el dinero que nece-sitaba. Al final, me dijo: “Nos ve-mos en el estreno”. Después nos fui-mos a bucear.

–¿Por qué eligió a Chris Mendespara la dirección de fotografía?

–Siempre pensé en él por su ha-bilidad para rodar en grandes exte-riores y apreciar los fuertes colorescon una gran lente. Pero sobre todo,por la inteligencia de su mirada. Ape-nas habla, yo tampoco mucho, perosus ojos fueron los míos.

–Su película se puede entendercomo una denuncia acerca del trato alos emigrantes...

–Me gustaría invitar a cada es-pectador a “leer” lo que cada cual veaen la película. Somos una nación degentes buenas, aunque yo mismo nome pueda explicar lo que les hace-mos a los que vienen de fuera. Vivi-mos en un tiempo en que sospecha-mos de todos y no sabemos ver quetodos tenemos mucho en común.No he querido hacer un discursoideológico. Es sólo una película.

Mientras se estrena en nuestraspantallas Los tres entierros de Melquía-des Estrada, Tommy Lee Jones tienea concurso en la Berlinale la últimapelícula coral de Robert Altman, APrairie Home Companion, en la quecomo Axeman muestra la cantidadde registros que ha acumulado esteactor de carácter hirsuto y cerebro pri-vilegiado. Pronto le espera un nuevorodaje, la adaptación de una novelade uno de sus autores favoritos, Cor-mack McCarthy, Meridiano de sangre.Tras haber rodado su debut en la di-rección en su propio rancho de lasmontañas Davis, él mismo hablandola mitad del metraje en un muy“quebrado español” (“hago lo quepuedo”, se disculpa sonriendo), seprevé que Jones se aparte cada vezmás del cine comercial para rodar pe-lículas en las que Texas y la unidadde las culturas mexicana y estadou-nidense prevalezcan. Finaliza la con-versación con orgullo indisimulado:“He tenido el privilegio de vivir mivida conforme a mis planes e ima-ginación. Mi orgullo está en ver micapacidad creativa expandirse. Hesido educado en este deseo y se hacumplido, no sin esfuerzo”.

BEATRICE SARTORI

“He tenido el privilegio de

vivir mi vida conforme a

mis planes y mi imagina-

ción. Mi orgullo está en ver

mi capacidad creativa ex-

pandirse, no sin esfuerzo”

“Tengo que agradecerle a Luc Besson la negociación más fácil de mi vida. No le conocía y coincidimos a bordo de un yate

en las Bahamas. Le conté la idea, leyó el guión y me dio el dinero que necesitaba. Me dijo: Nos vemos en el estreno”

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C I N E

COMO si fuera una etiqueta colgadaa su filmografía, la homosexualidadvuelve a viajar en moto en la nuevapelícula de André Téchiné (Midi-Pyrénées, Francia, 1946), Otros tiem-pos, como hiciera en su ya clásico Jun-cos salvajes (1994). Pero sí allí era elcorazón del bizcocho, la homose-xualidad ocupa aquí una ínfima par-te de lo mucho que al prolífico ci-neasta francés le preocupa contarnos.Para empezar, la hermosa resurrec-ción de un amor extraviado por eltiempo (nada más que treinta años).A esa segunda oportunidad es a laque aspira el ingeniero Antoine (Gé-rard Depardieu), que ha removidocielo y tierra para ser destinado aTánger, allí donde vive su primeramor, la periodista Cécile (CatherineDenueve), mujer cuyo aroma no hanborrado de su mente ni años ni exor-cismos.

Pronto comprobaremos, sin em-bargo, que la nostalgia del futuro que

reivindica Antoine –“un loco muydulce”, según Téchiné– con la con-fianza de quien vuelve para recu-perar lo que es suyo, sólo es la ca-beza más visible de una aceleradanarración hecha de pequeñas histo-rias y múltiples personajes.

Lejos del melodrama. “Sobre todo,yo no quería realizar un filme de cor-te psicológico o intimista –aclara elautor de Alice et Martin–. Quería abrir-lo lo máximo posible a otros vientosexternos”. En este caso, como ya hi-ciera en Lejos (2001), a los vientos cru-

zados de Tánger. De modo que loque en los primeros instantes de lapelícula (contada en un largo flash-back) tiene visos de convertirse enuna actualización desdramatizada deLa mujer de al lado –con una descui-dada Denueve como la mujer casadaque interpretaba Ardant en el filmede Truffaut–, avanza sin embargo ha-cia un lugar lejos del melodrama, ha-cia el terreno Téchiné de lo social ylo político, de lo económico y lo hu-mano. En esta séptima ocasión en laque Denueve y Depardieu compar-ten pantalla, el cineasta francés ha rei-vindicado la necesidad de “plantarleslos pies en el suelo, de confrontar elmito que han creado con la realidady la dimensión de los tiempos”. Peroel filme no se detiene en esa con-frontación reactualizada sino que,hundiendo el dedo en la llaga, abar-ca cuestiones como la brecha econó-mica que separa Europa de África,el conflicto entre religiones, el papelde la mujer en Marruecos, la magianegra o la bisexualidad.

Acaso como el hijo de Cécil, el pe-lirrojo Sami –“mitad parisino, mi-tad marroquí; mitad hombre, mitad

mujer”–, la plural identidad de Otrostiempos no hace sino enriquecer el al-cance de su mensaje, amplio y ma-tizado, aún a riesgo de resultar emo-cionalmente parco y disuelto. A todoslos involucrados en este juego de laverdad (por encima de las traiciones,la sinceridad con que se hablan escasi embarazosa), Antoine, Cécil y sumarido Natan, Sami y su amante Bi-lil, las gemelas Nadia y Aïcha (per-fecta metáfora de la dislexia cultu-ral del filme), nos los presentaTechiné en un cruce de caminosexistencial, en la sala de espera queproporciona el estío y sus tiemposmuertos, allí donde todos deben de-finir su identidad, su amor, sus am-biciones. “Todos los personajes –ex-plica el director– deben existir porsí mismos y servir a la historia”.

Movimiento en Súper16. No acom-paña la vibrante narración de Techi-né al sopor del septiembre marroquí.No en vano, sólo es Sami quien estáde vacaciones en un Tánger escritopor Paul Bowles, acompañado de supareja femenina pero en busca de suamante masculino. Con una cámaraSúper16 en perpetua agitación, pe-gada a las arrugas de los ojos y a lasmuecas de las bocas, Techiné conta-gia la inquietud existencial de sus cria-turas, que se mueven dubitativos alvertiginoso compás de una prosa deescritura automática. “Tenía que ce-ñirme a las posibilidades económi-cas y a las localizaciones reales. Lostravellings hubieran complicado lascosas, hubiera resultado todo muyrígido, algo incompatible con el tor-bellino vital que quería trasladar a lapantalla”. En prosa poética, en todocaso, deviene felizmente este cine deTéchiné capaz de concentrar en unsólo plano los vestigios del amor (esafoto en llamas, reivindicando un fu-turo hurtado) o la evidencia de queentre una y otra orilla del estrecho haymucho más que diez kilómetros deagua salada.

CARLOS REVIRIEGO

El cineasta galoAndré Téchinéha reunido en lapantalla a Cathe-rine Denueve y Gérard Depardieu en Otros tiempos, la her-mosa historia de un ingeniero que viaja a Tánger pararecuperar a su primer amor, perdido hace treinta años.

Depardieu y Denueve, juntos en Otros tiempos

Téchiné en Tánger

“Sobre todo, no quería reali-

zar un filme de corte psico-

lógico o intimista –aclara el

autor de Alice et Martin–. Que-

ría abrirlo lo máximo posible

a otros vientos externos”

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M Ú S I C A

ESTA tarde, cuando el CuartetoArditti interprete los enérgicospentagramas de Zayin,el ciclo deconciertos Música de Hoy (omejor dicho, “musica dhoy”,que es como quiere llamarse) es-tará realizando a una doble con-memoración: por una parte,completará el recuerdo a Fran-cisco Guerrero que se inició haceunos días con el monográfico di-rigido por Zoltan Nagy; por otra,estará poniendo en velocidad decrucero la décima temporada delciclo. Diez años han pasado ya dela muerte de Paco Guerrero, elgran compositor granadino, ydiez años llevamos ya de aven-tura con “musica dhoy”..

El arranque de la décimatemporada del ciclo, se produ-ce en ambiente de triunfo. ElMadrid musical, sobre todo en lotocante a la contemporánea, hacambiado mucho en este tiem-po. Ahora está más vivo y ellose debe, en parte, a “musicadhoy”. Es indudable que el pro-yecto que fundó y dirige XavierGüell ha conseguido su objetivo.Por una parte, se haconsolidado la exis-tencia de un con-junto especializadoen música contem-poránea que se atre-ve con las piezas

más difíciles del repertorio y quebrilla a nivel internacional. Na-ció como “Proyecto Gerhard” yahora se llama “Proyecto Gue-rrero”. Es un conjunto con rum-bo claro, pero sin batuta esta-ble, aunque el propio Güell lohaya dirigido en alguna ocasión.Nació hace ya una década, a par-tir de una serie de interminablesaudiciones que se celebraron enla madrileña Residencia de Es-tudiantes. Por ellas pasaron lamitad, o poco menos, de los mú-sicos españoles. Hoy el grupoes una gran realidad que enri-quece el panorama cultural.

Espolear al público. Un se-gundo logro de Güell en estosaños es el haber espoleado al pú-blico de Madrid hasta hacerledespertar a la música de crea-ción. A base tenacidad, y de unaprogramación hecha sin conce-siones pero con un sorprenden-te vigor, Güell ha hecho de Ma-drid un centro vivo de creaciónmusical, con un público cadavez más entendido y entusiasta.

Un público que busca cada vezcon más ahínco la música re-ciente y, por ejemplo, está lle-nando ahora, lunes tras lunes, losconciertos de la temporada in-augural del Nuevo Auditorio delMuseo Reina Sofía. Los llena-zos que vivifican esos conciertosse deben, naturalmente, al acier-to de sus programadores, perotampoco son del todo ajenos a lalabor de siembra que ha veni-do realizando “musica dhoy”.

Xavier Güell es un hombrede retos. Da la sensación deque le atraen las dificultades yahora parece haberse metido delleno en el berenjenal de laproducción de óperas contem-poráneas, que no es terreno fá-cil. Lo ha hecho, como suelehacer las cosas: a lo grande.Después de estrenar en el Te-atro de la Abadía su produccióndel La noche y la palabra de JoséManuel López López, Güellse la llevó a la última edición dela Bienal de Venecia, acompa-ñada de dos estrenos absolutoscoproducidos por la Bienal: Un

parque, de Luis dePablo, y Fragmentode Orfeo de JesúsRueda. A finales deabril estas dos nove-dades se presenta-rán en el Teatro Al-

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Las óperas de cámara Fragmento de Orfeo, de Jesús Rueda, y Un parque, deLuis de Pablo, que vienen a Madrid tras su estreno en la Bienal de Venecia,serán dos de los principales atractivos de “musica dhoy”, que empieza hoysu décima temporada. Hasta el próximo mes de julio, el ciclo ofrecerá otrasdos óperas y diez conciertos. Vendrá Helmut Lachenmann, y se oirá músicade compositores como Guerrero, Usltvolskaya, Cage, Carter y Dusapin.

Con una programación sin concesiones pero

de un sorprendente vigor, Güell ha hecho de

Madrid un centro vivo de creación musical,

con un público cada vez más entendidoG. Z

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Orfeo de Jesús Rueda en el X ciclo Música de Hoy

Entre el amor...

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béniz de Madrid, dentro del ci-clo “opera dhoy”. Será muy dever, porque Luis de Pablo, nues-tro operista más acreditado,muestra en esta ópera de cáma-ra su también conocido amor porla cultura japonesa. El drama deYukio Mishima en que está ba-sada la obra, Sotoba Komachi,procede a su vez de una anti-gua pieza de teatro Noh. Por suparte, Jesús Rueda ha reinven-tado en su Orfeo el mito del in-fierno y del amor. La propues-ta que Rueda mostró a losvenecianos empleael coro a modo de or-questa y abunda enreferencias al teatrogriego. Los instru-mentos, a su vez, ha-cen cosas como imi-tar (o, más bien,imaginar) el sonidodel aulos, una espe-cie de clarinete dedos cuerpos que es-taba en boga entre laantigüedad. El re-parto de ambas ópe-ras está encabezadopor la soprano PilarJurado y ambascuentan además consolistas de la Or-questa y Coro de la Comunidadde Madrid, que ya participómuy activamente en la presen-tación veneciana de esta mis-ma música.

El ciclo “opera dhoy” inclu-ye otros dos espectáculos que secelebran en el Teatro Español:el estreno absoluto de Los mur-mullos de Pedro Páramo, últimoestadio de la larga relación queel compositor mexicano JulioEstrada ha establecido con lanovela de su compatriota JuanRulfo, y la presentación en Es-paña de For Samuel Beckett, elespactáculo músico-teatral que

Morton Feldman dedicó al es-critor irlandés el año de sumuerte, 1987.

Sin miedo al Auditorio. Perono todo es ópera en “musicadhoy”. La temporada consta,además, de diez conciertos ins-trumentales que se celebran enel Auditorio Nacional. Muchosson en la Sala de Cámara, peroen tres de ellos Xavier Güell seatreve con la Sala Sinfónica, cuyoenorme aforo asusta a muchosprogramadores. En ese océano

de 2.400 butacas inauguró latemporada el Proyecto Guerre-ro, y en él están convocados elconcierto de la Orquesta de laRTVE, con Luca Pfaff en el po-dio y música suiza (Huger, Ja-rrell, Kyburz) en los atriles; y lasesión del grupo Zeitkratzer (es-pecie de arañadores del tiempo)que presentan una sesión deelectrónica experimental bajo elexpresivo título de “Ruido or-giástico”. En los ciclos de Güellhan acudido de siempre (y, porlos síntomas, han disfrutadomucho), espectadores prove-nientes de mundos musicales

no necesariamente “clásicos”. Uno de los momentos cul-

minantes de la temporada será,sin duda, el estreno de Sombríoun concierto para percusión ygrupo que Luis de Pablo ha es-crito por encargo de “musicadhoy”. Existe gran expectaciónpor oír esta última producciónde Luis de Pablo que se anun-cia como una obra de grandesdimensiones, con casi tres cuar-tos de hora de duración. Su in-terpretación está en inmejora-bles manos: el percusionista

Miquel Bernat y eldirector José LuisTemes. En la mis-ma sesión figura unconcierto del puer-torriqueño RobertoSierra dedicado aXavier Güell.

Vendrá, una vezmás, Helmut La-chenmann, el maes-tro alemán cuyoprestigio e influen-cia continúa cre-ciendo. Está previs-to que explique ypresente su músicapara cuarteto decuerda. Se homena-jeará a Galina Us-

tvolskaya, una compositoraenigmática cuyo hieratismo pa-rece contener toda la inmensi-dad del alma (y/o de la estepa)rusa, y se realizará el estreno ab-soluto de la versión completa deSolo for Voice 58, una obra indiade John Cage que reúne los ra-gas del canto drhupad con laevolución microtonal de la mú-sica europea. El Remix En-semble de Oporto mostrará undoble retrato de dos maestrosmuy dispares: Elliott Carter yPascal Dusapin.

ÁLVARO GUIBERT

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Ópera de otra manera� Un parque (estreno en España). Música y libre-to de Luis de Pablo. Teatro Albéniz. 25/04/06. � Fragmento de Orfeo (estreno en España). 25/04/06.Teatro Albéniz. Música y libreto de Jesús Rueda:“Es el descubrimiento del propio infierno. Musi-calmente es una búsqueda introspectiva de la lí-nea vocal, del canto, de la melodía”.� Murmullos del Páramo (estreno absoluto). Tea-tro Español. 12/05/06. De Julio Estrada. Libreto delCompositor sobre el Pedro Páramo de Juan Rulfo. � For Samuel Beckett (estreno en España). Teatro Es-pañol. 08/07/06. Música de Morton Feldman para 23instrumentos originada por unas líneas de SamuelBeckett. Dirección de escena de Achim Freyer.

En los ciclos han acudido de siempre espectadores provenientes de mundos musicales no necesariamente “clásicos”. Este

curso el grupo Zeitkratzer presenta una sesión de electrónica experimental bajo el expresivo título de “Ruido orgiástico”

...y el infierno

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SOLAMENTE 6 años separan las dos óperas que en-galanan por estos días los escenarios del Teatrodel Liceo barcelonés y del Palacio Euskaldunade Bilbao, María del Carmen de Granados y Ma-dama Butterfly de Puccini. La primera, basadaen el drama original de Joseph Feliu y Codina, seestrenó en Madrid, TeatroParish, el 12 de no-viembre de 1898. Lasegunda, sobre un li-breto de Giacosa eIllica, se presentó enLa Scala de Milán el17 del mismo mes de1904. Pertenecen porderecho propio, pues,ambas obras, a la es-tética verista, que ha-bía puesto en movi-miento en 1890Mascagni con su Ca-valleria rusticana.Granados se apunta-ba por tanto, con elfuror de la cultura delcotello todavía muyfresca, a esos vientosque provenían de Ita-lia y que buscaban elrealismo más descar-nado, la frase altiso-nante, la invectiva,los argumentos extra-ídos de un localismosombrío y más biensórdido. El composi-tor catalán describía la atmósfera de la huerta mur-ciana con crudo naturalismo empleando, comoapunta Max Bragado-Darman, autor de la edicióncrítica, motivos populares con una línea vocal des-garrada, vecina precisamente a la de aquella ópe-ra inaugural y también a la de Payasos de Leon-cavallo y a la de la pucciniana Il tabarro.

Potentes preludios. Bragado resalta en la par-titura de Granados “la fuerza de sus preludiosorquestales, que dan a la obra una estructura com-pacta, la orquestación colorista, la instrumentacióny el uso de los motivos conductores, como si se tra-tara de una gran narración sinfónica en tres mo-vimientos”. No será Bragado quien se sitúe en

el podio del Liceo, sino Joseph Caballé-Dome-nech, en esta versión concertante que se inter-pretará los días 19, 22 y 25. Las voces elegidas sonmás que dignas y aparecen encabezadas por lasiempre musical y aplicada Ana María Sánchez, eltenor –antes barítono– Alberto Montserrat y el ba-rítono norteamericano David Pittman-Jennings.

La trágica y algoedulcorada historiade la japonesita en-gañada por un oficialde la marina esta-dounidense se veráen la temporada de laABAO de la mano di-rectorial de un mú-sico muy apreciadoa la orilla del Ner-vión: Antonello Alle-mandi, fácil de ges-to y algo rutinario deconcepto, que tendráa sus órdenes a unequipo vocal en elque sobresale la hoyya famosa y emotivaFiorenza Cedolins,que hace no muchose exhibió en el pa-pel de Luisa Milleren Madrid. Voz pe-culiar, timbrada, bienempleada, de sopra-

no lírica ancha, hábilen los reguladores y en

las medias voces. Puede que le falte a la italia-na algo de fuerza, de anchura, pero su arte essutil y convincente. A su lado figuran Mario Ma-lagnini, Juan Jesús Rodríguez y Elena Casina. Al-fonso Echeverría, Tío Bonzo, y José Ruiz, unavez más, Goro, ponen la nota entrañable. Son ar-tistas muy veteranos, expertos, fieles servido-res de este tipo de papeles. El segundo ha can-tado al liante casamentero japonés, con su bientimbrada voz tenoril, en decenas de ocasiones.El coro de la Ópera de Bilbao y la Sinfónica deEuskadi completan estas funciones a celebrar losdías 18, 21, 24 y 27 de febrero. La producción, dela Ópera de Tel-Aviv, lleva la firma de Christo-pher Alden. A. REVERTER

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M Ú S I C A

Hoy por ti...LA gran mayoría de las decisiones musicales tie-nen su origen en la política, no en vano estamosante un arte que requiere costosas infraestruc-turas, así como cada día mayores presupuestos.Un concierto sinfónico normalito supera los se-senta mil euros y no digamos si incluye unabuena orquesta y un director de primera fila, yaque entonces sobrepasará los doscientos mil.Los costes de producción de un título operís-tico pueden superar el millón de euros. ¿Quiénse puede permitir sufragarlos? ¿Acaso una ins-titución privada? Los privados Ibermúsica oIbercámera son una bendición, una especieen extinción y claramente una excepción. Lomalo es que en la política hay aún más igno-rantes musicales que aprovechados. A menudose pagan cachés que no son los del mercado y,encima, para propuestas sin interés. Por unos yotros debemos estar atentos.

Otro grupo de decisiones son tomadas porlos directores musicales o los agentes musi-cales, con frecuencia “sus” agentes musicales.Este grupo presenta un evidente peligro: el debarrer para casa. Son muchos los ejemplos exis-tentes en nuestra geografía de agentes querealizan su agosto durante todo el año a tra-vés de directores musicales bien colocados. Elresto de sus artistas copan las programacio-nes de las temporadas. Lo legal no siemprees también ético.

En otro grupo se sitúan los “intercambios”,muy practicados por compositores con mandoen plaza. Es la solución frente a la autopro-gramación, que resulta demasiado obvia. Estamisma semana tenemos, en un concierto de laSinfónica de Madrid, un ejemplo que “huele”a este grupo. El compositor y director Cris-tóbal Halffter estrena una obra de Peter Ru-zicka. Solo los que estamos en el medio sa-bemos que Ruzicka encargó un estreno aHalffter –Adagio en forma de rondó– desde sucargo de director del Festival de Salzburgo.Podrá ser una casualidad pero no lo parece. El“hoy por ti, mañana por mí” es legal y, si sepaga con fondos privados, irreprochable. Loque no está tan claro es su ética cuando lo fi-nancian fondos públicos. En todo caso, si es-tas cosas son éticas, nadie puede quejarse deque se comenten, porque desde luego hande saberse.

GONZALO ALONSO

Mujeres desesperadas,el verismo más duro

DEREK SPEIRS

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EL XIV Ciclo Liceo de Cámara de la Funda-ción Caja Madrid propone para este sábadoen el Auditorio Nacional de Madrid un belloprograma con tres intérpretes de excepcióncomo protagonistas. El violagambista JordiSavall, junto al clave del excelente Pierre Han-taï, y Rolf Lislevand a la tiorba. En el programafiguran obras de tres nombres imprescindi-bles del barroco francés: Marin Marais, Fran-çois Couperin y Mr. de Saint-Colombe.

Savall y HantaïEL ciclo dedicado al mito por la Orquesta Na-cional presenta este fin de semana un estrenoen España del máximo interés, la conocidacomo Epopeya de Gilgamesh del checo BohuslavMartinu (1890-1959), de grandes dimensio-nes que incluye solistas vocales, dos coros (elde la ONE y el Coro Filarmónico de Praga),bajo la batuta el chileno Max Valdés. En laprimera parte, el Triple Concierto de Beetho-ven con el excelente Trío Beaux Arts.

Gilgamesh de MartinuCONFLUYEN esta semana en el Palau de Va-lencia dos nombres importantes. Mañana mis-mo se pondrá al frente de la Orquesta de Va-lencia el director israelita Pinchas Steinberg,actual titular de la Suisse Romande, para diri-gir a la cellista Natalia Gutman, leyenda viva delinstrumento y una de las últimas representatn-tes de la escuela rusa. Se hará cargo del Con-cierto de Schumann. El programa se completacon la fantasía sinfónica Aus Italien de Richard

EL Covent Garden de Lon-dres nos tiene acostumbradosa cartellone de lujo a lo largo desu temporada. Así, hasta el pró-ximo 9 de marzo está previstoun Macbeth de muchos kilates,protagonizado por el fiable ba-

rítono norteamericano Tho-mas Hampson. A su lado des-taca la potencia de la LadyMacbeth de Violeta Urmana,junto a dos voces jóvenes muyen alza: el Banquo del barítonocanadiense John Relyea, y el

Macduff del tenor maltés Jo-seph Calleja. La dirección co-rre a cargo de Yakov Kreizberg,mientras que en la escena sepodrá disfrutar de la eleganteproducción de Phyllida Lloyd,vista hace poco en el Liceo.

Gutman, leyenda viva

Macbeth estelar en Londres

EN la temporada que la Orquesta Sinfónicade Madrid lleva en paralelo a sus actividadescomo orquesta residente del Teatro Real seanuncia una sesión bien interesante en la que,con el telón de fondo de lo que podría llamar-se sinfonismo actual, se van a dar a conocer enMadrid dos partituras. Una es estreno total, unasuite del compositor, director y hasta el próxi-mo verano responsable del Festival de Salz-burgo, Peter Ruzicka (en la imagen), titulada Vo-recho, extraída de una ópera en plena elaboraciónque trata la figura del gran poeta Friedrich Höl-derlin. Es un estudio sinfónico sobre seis “ideaso sonidos básicos” o gestos. El músico expo-ne: “Mi composición gira reiteradas veces al-rededor de campos de recuerdos, de figuras mu-sicales, que vuelven en forma superpuesta y aunasí mantienen su identidad”. La otra compo-sición nueva en la capital es de Cristóbal Halff-ter, que se ubica en el podio el próximo miér-coles: Cuatro piezas para orquesta, cuatro latidosemocionales muy del estilo expresivo del au-tor que se titulan Grito, Miedo, Memoria de espe-jo y Homenaje a Hipasos de Metaponte, un antiguodiscípulo de Pitágoras. Se estrenó en mayo de2005 en Valencia. El concierto se completacon Eritaña, del propio Halffter, una hábil or-questación de la pieza de la Iberia de Albéniz,y Pinos de Roma de Respighi.

Los recuerdos de Ruzicka

EL violinista Gidon Kremer es uno de los per-sonajes más fascinantes del panorama musicalactual. Sus programas, siempre están llenos denovedades. Así los que presenta el martes enMadrid para Juventudes Musicales (que se re-pite el 28 en Valencia) que incluye V&V de GiyaKancheli, la Sinfonía de Cámara Op. 118,a deShostakovich-Barshai, el Concierto para violín,transcripción del de cello por René Koering, yuna suite-recopilación realizada por el propioKremer para violín, percusión y cuerdas.

KremeratisimoELpianista Zoltán Kocsis (Budapest 1952) ha idoconsolidando sus vínculos con la dirección y lacomposición. En los dos primeros campos po-dremos verlo en España en los próximos días. Elmiércoles inicia en Barcelona una gira junto ala Nacional de Hungría, que también le llevará aZaragoza (23), Murcia (24), Oviedo (26), Pam-plona (28), Vitoria (1 de marzo) y León (3). Jun-to a Haydn y Bartok, se alternará el Concierto nº4 de Beethoven, con el propio Kocsis al piano,y el Segundo de Prokofiev, con Arcadi Volodos.

Kocsis, batuta al piano

EL Ciclo “Los siglos de oro”que organiza la Fundación CajaMadrid y Patrimonio Nacionaldedica en su XI edición aten-ción a dos españoles universa-les, Vicente Martín y Soler(1754-1806) y Juan CrisóstomoArriaga (1806-1826), con moti-vo de sus respectivos centena-rios. También estarán presentesalgunos coetáneos de los citadoscreadores reunidos todos bajo elepígrafe de la serie, “Españolesen París y Viena”. De esta for-

ma, dentro de la serie de In-vierno y Primavera se ha pre-visto para este domingo la ac-tuación de la Orquesta Barrocade Salamanca con el organista ydirector italiano Andrea Marcon(en la foto) al frente, quienesse harán cargo de dos obras deltenor y compositor sevillanoManuel García (1775–1832): elmonodrama El poeta calculista,de enorme éxito en su época,y las tonadillas La declaración yLa Maja y el majo. Actuarán

como dos solistas habituales delrepertorio: la soprano RafaellaMilanesi y el tenor, de célebreapellido, Mark Tucker. La citatienen lugar en el original en-clave del Patio de Borbones delPalacio Real de el Pardo.

Luz para los Siglos de Oro

RAFA MARTÍN

C. JUNGWIRTH

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M Ú S I C A

RR OO CC KK

A finales de los años 90 se volvió ahablar de country. Si al comienzo dela década el boom de la música elec-trónica amenazaba de muerte alrock, de repente se produce el re-surgir de un género en las antípodasde cualquier vanguardia. Y se le lla-mó neo-country o country alternati-vo. Uno de los cabecillas de la re-vuelta, su enfant terrible, fue RyanAdams (Jacksonville, 1974), prime-ro con el grupo Whiskeytown y apartir de 2000 con una prolífica ca-rrera en solitario. En los últimos cin-co años ha publicado ocho discos,tres de ellos en 2005: el doble ColdRoses, Jacksonville City Lights y el re-ciente 29, editado a finales del pa-sado mes de diciembre. 42 cancio-nes muy recomendables que hanvisto la luz en un margen de ochomeses, algo fuera de lo habitual enel mundo del rock.

Si su curriculum artístico es todoun vendaval, el personal es un au-téntico terremoto. En otoño de 2001publicó Gold, su segundo álbum ensolitario. Abriendo aquel disco esta-ba “New York, New York”, una ac-cesible canción que con su ritmovivo y alegre se convirtió, de formainesperada, en un himno post 11-Sen Estados Unidos. La dimensiónpública del cantante se multiplicó,descubriendo a un Adams polémi-co, arrogante, muy aficionado al al-cohol y tremendamente inestable,como se pudo comprobar en el irre-gular paso de su gira por España a fi-nales de 2002.

Capaz de lo mejor y de lo peor,Adams cortó a tiempo el papel de“artista broncas”al que parecía abo-cado y desde entonces las únicas no-ticias que se han tenido de él hansido las estrictamente musicales. No

han sido pocas. En 2003 ya dejó en-trever de su incontinencia creativapublicando un álbum, Rock ‘N’ Roll,y dos EPs que se reunieron más tar-de en el disco Love Is Hell.

Tríada sorprendente. Y en el 2005sorprendió con una tríada en la quese esconden algunas de las mejorescanciones desde su debut en soli-tario, Heartbreaker (2000). Agraciadocon una voz tan excepcional comoversátil, dotado de un fino olfato ala hora de vestir los temas y mos-trando un arrojo compositivo de vér-tigo, Ryan Adams se ha puesto a ca-var en el surco y, tras la siembra, hahabido una buena cosecha.

El último de los trillizos se pu-blicó el 20 de diciembre bajo el tí-tulo de 29, la edad de Adams en elmomento de componerlo. El bluesde apertura, sucio y frenético, tiene

mucho de espejismo. Es un álbumde temas lentos y prolongados, conespecial protagonismo del piano enlo musical y la confesión autobio-gráfica íntima en lo lírico. Dos jo-yas brillan como cegadores luceros:los ocho minutos de “StrawberryWine” –en su interior, cuatro histo-rias de transeúntes del lado oscurode la realidad– y los casi siete de lafronteriza y apocalíptica “The Sad-ness”, donde se oyen ecos que vande Roy Orbison a Lou Reed, pa-sando, cómo no, por Bob Dylan.

Tres meses antes, en septiembre,publicó Jacksonville City Lights, don-de colabora, entre otros, la cantanteNorah Jones. Este disco es unaapuesta decidida y auténtica por elcountry sin corsés –recordando a Ste-ve Earle en “The Hardest Part” oestremeciendo sin intermediarios en“The End”–, sin soslayar otros gé-

neros de la tradiciónnorteamericanacomo el blues-rockde “Trains”. Le

apoya, como en “Cold Roses”, labanda The Cardinalds, que recreauna atmósfera idónea a base de vio-lines, pedal steel, guitarras acústi-cas y contrabajo. Cierra el disco conel clásico “Always On My Mind”,que sirve de colofón a un disco quese acerca a lo mejor de su creador.

Con el mismo horizonte estilís-tico, Cold Roses aumenta las dosisde lamentos y ritmos melancólicos.Pese a ser doble, su minutaje no esexcesivo y la extrema sensibilidady delicadeza con la que entrega can-ciones como “Sweet Illusions” o“Magnolia Mountain” lo hacen másque apetecible al paladar. En febre-ro, Ryan Adams visita Europa, peropor ahora sólo tiene fechas en el Rei-no Unido. A pesar de todo, una bue-na oportunidad para conocerlo.

JESÚS MIGUEL MARCOS

El norteamericano RyanAdams, el enfant terrible delneo-country cuya excéntricapersonalidad estuvo a puntode convertirle en carne de pa-parazzi hace unos años, se hadesatado en 2005, publican-do no uno, ni dos, sino tresálbumes: Cold Roses,Jackson-ville City Lightsy el reciente 29.En total, 42 canciones don-de consolida su genio comocompositor y da rienda sueltaa una voz auténtica de pro-yección incalculable.

La vuelta del prolífico guerrero del countryRyan Adams

PHILIP ANDELMAN

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M Ú S I C A

DD II SS CC OO SS

BEJAMIN BRITTENEL SUEÑO DE UNA NOCHE...HARRY BICKET, DIRECTOR

VVIIRRGGIINN 333399220022 99 33 22 DDVVDD

TODAVIA recientes lasfunciones de El sueño deuna noche de verano en elTeatro Real, aparece estaproducción de la ópera deBritten filmada la pasadatemporada en el Liceo.Cuenta con un estupendoreparto, encabezado porunos deslumbrantes Da-vid Daniels como Oberóny Ofelia Sala como Titania,quienes rivalizan envirtuosismo y sensualidad,sin olvidar al extraordina-rio Puck, Emil Wolk, congrandes dotes de acróbata.El montaje de RobertCarsen está lleno de ima-ginación, ingenio y fanta-sía. El director de escenacanadiense ha convertidoel bosque shakesperianoen una serie de camasdonde va transcurriendola acción, jugando conunos colores y una ilumi-nación realmente oníricos.La orquesta del teatroofrece una de sus mejoresprestaciones, al mando deun conocedor barroco co-mo Harry Bicket, en unaobra con tantas reminis-cencias del pasado, y sondeliciosos los elfos de laEscolanía de Montserrat.Sin duda, la primera alter-nativa audiovisual para es-ta preciosa ópera, por enci-ma de la del Festival deGlyndebourne, más pro-saica en lo teatral. R. BANÚS

D. SHOSTAKOVICHSINFONÍA Nº 13

MARISS JANSONS, DIRECTOR

EEMMII 55 5577990022 22

EL letón Mariss Jansonscontinúa su ciclo dedicadoa Shostakovich con laOrquesta Sinfónica de laRadiodifusión de Baviera.Nos referimos hoy a sugrabación de la Sinfonía nº13, Babi Yar (lugarcercano a Kiev, donde en1941 los nazis mataron avarios miles de judíos).En los años sesenta reina-ba en la Unión de repú-blicas socialistas soviéticasun claro antisemitismo; deahí que la obra, escritasobre texto de MáximeEvtouchenko, tuvieraciertos problemas paraestrenarse, lo que sucedióel 18 de diciembre de1962. El músico sumóotras cuatro piezas conpalabras del mismoliterato: Humor, En latienda, Miedos y Unacarrera, conectadas con lavida soviética. Jansons,apoyado en una orquestaformidable, nos hace es-cuchar las complejas lí-neas, las musculadas pero-raciones con buen sentidonarrativo; aunque sin con-ceder a los acentos y a lastexturas ese corrosivo co-lorido que adorna otras in-terpretaciones. El bajo so-lista, Sergei Aleksashkin,de timbre opaco, expresa convincen-temente. Magnífico elCoro bávaro. A. REVERTER

ROBERTO ALAGNAC’EST MAGNIFIQUE

PARIS SYMPHONIC ORCH.DDGGGG 44777755556699

EL nombre de LuisMariano se ha hundidoprácticamente en elolvido y las nuevasgeneraciones no tienen ni idea dequien fue aquel curiosocantante, fenómeno demasas en su día, que se dedicó a la opereta fácil y a lacanción popular, bien porque la ópera leera reto harto complicado,bien porque tuvo lainteligencia de descubrirdónde se hallabarealmente su filón.Roberto Alagna dedica sunuevo compacto a temas popularizados poraquel a quien declaraadmirar. Si a Mariano nole acababa de encajar la ópera, aAlagna tampoco laspiezas de Mariano, queaquél abordaba conmucho mayor desenfado. Hay un poco de todo,desde el célebre “C’estmagnifique!”, que datítulo a la publicación, al“I love Paris”, así comolas no menos célebres“La Belle de Cadix” o“Vaya con Dios”, pasandopor una “Zambra gitana”en un buen español,aunque quizá condemasiado énfasis en laserres, y de espectacularfinal. G. ALONSO

Cash, monumento al countryJOHNNY CASH: RING OF FIRE. THE LEGEND OF JOHNNY

CASH. UNIVERSAL 2564 62300-2

UN monumento norteamericano. Como las MontañasRocosas, el Gran Cañón del Colorado o el Valle de laMuerte. Eso es Johnny Cash, el más grande de todos loscantantes y compositores country de los últimos 50 años.Un icono. Un tipo con voz de ultratumba, cuerpo ro-coso y cara cubierta de cicatrices que disfrutaba situan-do sus canciones en el otro lado de la frontera: junto a losdébiles, los marginados y los fuera de la ley. Su sonidosirvió de inspiración a Bob Dylan, su integridad im-presionó a Sprinsgteen y sus discos han influido a variasgeneraciones de músicos norteamericanos.

Un tipo capaz de cantar “he disparado a un hombreen Reno sólo para verle morir” estaba condenado a nopasar desapercibido. El hombre de negro fue una es-trella desde que, en los años 50, vivió el esplendor de SunRecords y compartió estudios y escenarios con Elvis,Jerry Lee Lewis y Roy Orbison. Cash murió en 2003, con71 años, después de registrar cientos de canciones in-confundibles gracias a su sonido austero y trotón, y a unavoz de firmeza granítica. El estreno de Walk the line, la pe-lícula sobre su vida protagonizada por Joaquín Phoenix,da un nuevo impulso a sus clásicos.

Ring the fire. The legend of Johnny Cash (Universal) esuna recopilación impecable, perfecta para iniciarse en elmundo del músico de Arkansas: 21 canciones de sus pe-riodos más creativos, incluyendo las emocionantes se-siones finales con Rick Rubin. Los iniciados en el per-sonaje deberán satisfacer sus necesidades con las lujosasy oportunistas cajas (con temas inéditos y libretos), y loscinéfilos con la interesante banda sonora de la película(Sony), con Phoenix cantando y el gran T Bone Burnettproduciendo. JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ

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La lucha de Pedro Alonso (Madrid,1959) contra la malaria se ha con-vertido en uno de los principaleshitos científicos de las últimas déca-das. Desde las bases de su proyec-to – apoyado científicamente en laproteína desarrollada por la farma-céutica de GlaxoSmithKline (GSK),la financiación de Bill Gates a travésdel Malaria Vaccine’s Initiative

(MVI), el Centro de Investigaciónde Mozambique del Hospital Clínicy la Agencia Española de Coopera-ción Internacional–, Alonso ha lo-grado el reconocimiento internacio-nal por una vacuna que podría tenersu aplicación clínica a finales de estadécada.

–¿Esperaba durante la investiga-ción la acogida mundial que han te-

nido sus trabajos sobre la malaria?–Esto es ciertamente difícil de

medir. Los científicos estamos, engeneral, acostumbrados a trabajar enel anonimato con respecto a los me-dios de comunicación de masas. Lapropia comunidad científica tiendea encerrarse en sí misma y en la di-vulgación de los resultados en suspropios foros, que por lo general son

estancos y con poca permeabilidadal mundo exterior. Si esto es ciertopara los científicos en general, mu-cho más lo es para los que trabajamosen enfermedades olvidadas, o rela-cionadas con la pobreza. En estesentido sí me ha sorprendido, y mu-cho, la acogida internacional. Porotro lado es cierto que la enferme-dad es una de las enfermedades más

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DOMENEC UMBERT

Desde la dirección del Centro de Sa-lud Internacional del Hospital Clí-nic, Pedro Alonso lidera uno de losproyectos más importantes de los úl-timos años para la erradicación de lamalaria. El próximo día 23 abrirá, conla conferencia Ciencia para el TercerMundo,el ciclo Enigmas todavía por des-cubrir, un encuentro organizado por laFundación Central Hispano. Reco-nocido recientemente con la GranCruz de la Orden Civil de Sanidad,el investigador madrileño ha habla-do con El Cultural sobre el apoyo re-cibido, del reconocimiento interna-cional de sus trabajos, del papel delllamado mundo desarrollado y de laactual situación de nuestra ciencia.

C I E N C I A

Pedro Alonso“Luchar contra la malaria es promover el desarrollo social”

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importantes a escala global, y los re-sultados que nuestros equipos hanpublicado, pueden tener una grantrascendencia.

–¿Qué importancia tiene en estoshallazgos sus comienzos en el Hos-pital Clinic de Barcelona?

–Yo me formé en Madrid, y unaparte muy importante de mi apren-dizaje después de la licenciatura seprodujo en la Universidad de Lon-dres y en mi trabajo con el MedicalResearch Council del Reino Uni-do. Allí, desplazado durante cincoaños a su centro de investigaciónlocalizado en Gambia (Africa Occi-dental) aprendí las bases de la in-vestigación y realicé mis primerostrabajos (y de hecho algunos de losmejores y más importantes pero denula repercusión mediática) en ma-laria. Dicho todo esto, es para mi unmotivo de satisfacción el poder decirque una parte muy importante de mibibliografía, y por lo tanto de mi in-vestigación, se ha realizado desdeEspaña. El Hospital Clínic ha sido lainstitución que me acogió y apoyómi desarrollo científico desde prin-cipios de los 90, y me dio la autono-mía científica para poder desarro-llar esta línea de investigación,novedosa en nuestro país. Por lo tan-to el Clínic de Barcelona ha sido unapieza clave en todo nuestro trabajo.

Enfermedad y pobreza–¿Cree que los países desarro-

llados están tomando partido en lalucha contra la malaria? ¿Cómo ve sucompromiso con la enfermedad?

–No estoy seguro de lo que quie-re decir con “partido”. Lo que sí cier-tamente están haciendo es tomarseun poco más en serio el desafió quesupone la malaria tanto para la sa-lud como para el desarrollo de unaamplia zona del mundo. Visto conla perspectiva de los últimos 20 años,el cambio ha sido sustancial. La ca-ída del muro de Berlín, el fin de laguerra fría y la globalización han per-mitido poder realizar una nueva mi-rada sobre los problemas del des-arrollo, y en ese contexto, volver a

tomar conciencia sobre el círculovicioso de la enfermedad y la po-breza. La malaria, junto con las otrasenfermedades relacionadas con lapobreza, volvieron a situarse en laagenda científica y política interna-cional a finales de los 90 y princi-pios de este siglo. Uno de los resul-tados de estos movimientos ha sidola mejora de los fondos disponiblespara investigar y luchar contra estaenfermedad. La mejora ha sido portanto importante pero debe aumen-tar y mantenerse un esfuerzo con-tinuado durante muchos más años.

–¿Considera que la lucha con-tra esta enfermedad es una cues-tión de rentabilidad económica?

–La relación de la malaria con elsubdesarrollo económico es estrechay bien documentada. Luchar con-tra la malaria es promover el desa-rrollo económico y social. La falta dedesarrollo de nuevas herramientaspor parte de la industria farmacéu-tica –fármacos y vacunas– tiene suorigen en la probable falta de ren-tabilidad de estos productos dadala enorme inversión necesaria.

–¿Cómo han sido recibidos sustrabajos sobre el paludismo?

–Como le decía al principio dela entrevista, los últimos trabajosreferidos a la vacuna han sido bien

recibidos y han tenido una reper-cusión importante. Ha habido al-gunos otros trabajos, de importanciacientífica similar o incluso superiorque han tenido una gran repercusióncientífica pero nula trascendenciapública.

Trabajos en Africa–¿Hubiese sido lo mismo su tra-

bajo en el Centro de Salud e Inves-tigación de Mozambique (CISM)sin la colaboración del Centro de In-vestigación de Ifakara?

–El Centro de Ifakara tiene unrincón especial en nuestro desarro-llo científico. Después de Gambia esallí donde pudimos continuar apren-diendo nuevas formas y actitudescon respecto a la investigación cien-tífica en Africa. De nuevo, algunosde nuestros mejores trabajos de in-vestigación los realizamos allí en co-laboración con nuestros colegas tan-zanos y suizos. Además, fue una muyútil experiencia de la que extraímosno pocos conceptos que hemos uti-lizado en el desarrollo del centro enMozambique, que en muchos sen-tidos, es hijo del centro de Tanzania.

–En su trabajo se incluye la for-mación de personal sanitario local,¿es la parte menos conocida de sutrabajo en Mozambique?

–Posiblemente, pero es una delas partes claves y seguramente la demas valor estratégico.

–¿Cómo se vive desde un puntode vista profesional la realidad delsida en Africa?

–La infección por el VIH / SIDAconstituye un drama de enormesproporciones en el continente afri-cano. Es un desastre humano, de-mográfico y económico de difícilcomparación. Es por tanto un retoque debemos superar. Las solucio-nes son complejas y a largo plazo. Nohay soluciones simples y a corto pla-zo como en algún momento se hadado a entender

–¿Cómo ve la ciencia en España?¿Qué queda aún por hacer?

–En el camino correcto, perodonde todavía queda muchísimo porhacer. Nehru, el primer ministro dela India dijo hace ya más de 50 años,que el futuro será de los países quesean “amigos” de la ciencia. Españaha empezado a desarrollar esa amis-tad pero para consolidarla queda porrecorrer un largo camino.

Investigación médica–¿Podría decirse algo parecido de

la sanidad? –Bueno, tenemos uno de los me-

jores sistemas sanitarios del mundoy, además, uno de los más baratos.Sería bueno que el país fuera cons-ciente de esto.

–¿Qué se siente al ser conside-rado uno de los mejores médicos delmundo?

–No soy uno de los mejores mé-dicos de ningún lado. El nombra-miento por parte de la AsociaciónMédica Mundial de ser uno de losmédicos compasivos (caring en in-glés) es un honor pero muy alejadode la realidad. Yo soy un simple mé-dico que tiene la suerte de trabajaren investigación en África y tratode hacerlo lo mejor posible, igualque el médico de ambulatorio delpueblo mas perdido de nuestra geo-grafía. Ese si que es un héroe (¡!).

JAVIER LÓPEZ REJAS

Los estudios publicados recientemente en la edición on line de TheLancet muestran que la vacuna candidata contra la malaria RTS,S/AS02Aprotege a los niños por un mínimo de 18 meses. Durante este tiempo,redujo la malaria clínica en el 35% de los casos y la severa en un 49%.Esta estadística refleja las garantías de la viabilidad futura de la va-cuna. El estudio se realizó en el Centro de Investigación de Salud de Man-hiça (CISM) con la colaboración del Ministerio de Sanidad de Mozambi-que. Durante el 2003 se realizó el seguimiento de 1.442 niños que habíanrecibido un total de tres dosis de la vacuna para evaluar su seguri-dad, inmunogenicidad y eficacia continuada. No se administró ningu-na dosis adicional. Además, de todos los niños que fueron inmuniza-dos con RTS,S/AS02A, el 29% tenía menos probabilidad de infectarsecon el Plasmodium Falciparum (el tipo de parásito de la malaria quemás muertes causa). Los investigadores continúan su seguimiento, y laMVI y GSK, junto con el CISM y otros patrocinadores de ensayos clínicosen Africa, seguirán con el desarrollo clínico de la vacuna RS,S/AS02A.

Una fórmula llamada RTS,S/AS02A

“Los científicos estamos acostumbrados a trabajar en el anonimato con respecto a los medios de comunicación. La

propia comunidad científica tiende a encerrarse en sí misma y en la divulgación de los resultados en sus propios foros”

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L A Ú L T I M A P A L A B R A

A N T H O N Y C A R O

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PREGUNTA: ¿Qué le ha llevadoa reducir la escala de susobras hasta el punto deconvertirlas en piezas parael cuello o la solapa?RESPUESTA: Kosme deBarañano vino a mi estudioy, hablando, me preguntósi alguna vez había pensa-do en hacer joyas. Creí quepodía intentarlo. P: Estas joyas ¿están pensa-das para lucirlas o sólo paraser expuestas?R: Todas son para llevarlas,a excepción de dos peque-ñas esculturas. P: Todas las piezas estánelaboradas en oro: ¿se hasentido orfebre?R: No. Lo cierto es que yofui al taller del señorPacheco en Madrid y mesenté a mirar en un tabu-rete de modo que mis ojosestuvieran a la altura de lasuperficie de la mesa. Esun trabajo complicado...P: ¿Cómo surgió la colabo-ración con un artesanoespañol?R: Kosme de Barañano loorganizó todo. P: Ha trabajado el acero, elbronce, el papel, la plata,pero ¿qué le lleva al oro?R: Ya antes había usado oromartelé y oro mezclado conporcelana. El valor del arteno está en el material.Hasta hace poco he traba-jado con materiales coti-dianos porque el valor estáen el trabajo, reside en suestética.P: ¿Otros artistas han reali-zado joyas, Dalí, por ejem-plo? ¿Se ha fijado en algu-no para realizar las suyas?R: No.

P: ¿Y en algún joyero?R: No quería hacer lo quealguien hubiese hechoantes. Intenté usar lo quetenía a mi alrededor: algu-nas piezas se tomaron delmango de unas tijeras y delo que los joyeros llamanuna “hilera”, un artilugioque usan para hacer hilode oro que encontré en eltaller de Pacheco.P: ¿Es éste un trabajo másintimista, más personal sicabe que sus piezas máspúblicas?R: No, creo que todo mitrabajo es intimista.Intento que mis piezasfuncionen como alguien aquien hablo y me respon-de, no pienso que porquesean grandes sean menosíntimas.P: Supongo que la diferen-cia de escala no es sólopara las piezas: es distintotrabajar en una gran navecon sus colaboradores ahacerlo en un sitio peque-ño, casi en soledad...R: En los 60 realicé algunade mis mayores piezas enun garaje en el que cabíaun coche y con la únicaayuda de mi hijo de 7años. La escala es una acti-tud mental, no física.P: No es habitual en ustedhacer piezas por encargo¿por qué?R: No quiero trabajar paralos sueños de otros, quierohacer mi propio trabajo. P: ¿Y aceptará encargos delas joyas?R: No.P: Hablando de su piezaSilver Piece (Clover), 1976-78 dijo: “La pieza de plata

no debe convertirse enjoya porque la joya es sinó-nimo de decoración”. ¿Enqué ha cambiado su con-cepción de las joyas?R: Es muy peligroso que laescultura se convierta enjoya. Pero, por otro lado,estoy deseando probarnuevas aventuras.P: ¿Qué hay en estas 22piezas de las 15 obras enacero que presentó en laWhitechapel de Londresen 1963?R: Eso lo tienen que decirustedes.P: ¿Cree que en estas pie-zas ha perdido parte de laligereza del principio?R: No. En realidad mis pri-meras piezas eran pinta-das y quizá por ellodaban cierta impre-sión de ligereza, perono lo eran tanto.P: Sus esculturas hanavanzado hacia la arqui-tectura, hacia la monu-mentalidad: ¿dónde está ellímite?R: No lo sé, pero megustaría acercar laescultura hacia laarquitectura y ver quéocurre. P: ¿Hoy se siente máslibre?R: No me siento limitadopor lo que se supone queestá bien, que es correcto.Si a mi edad no puedohacer lo que quiero ¡esque algo no funciona!P: La escultura ha derivadoen instalación, en mezclade soportes y en unanueva visión espacial¿cómo se enfrenta a estetipo de obras nuevas?

R: Me interesa mucho lainstalación, creo que tieneinmensas posibilidades.P: ¿Qué artistas jóvenes leinteresan más?R: Los jóvenes pertenecena un mundo diferente delmío, pero hay escultorescuyo trabajo me interesa:Cristina Iglesias, RichardSerra, Susana Solano… P: Usted que ha sido profe-sor, ¿qué consejo daría alas nuevas generaciones?R: Sigue tu verdad y notengas miedo de ir a con-tracorriente. No tengasprisa, sigue adelante y¡búscate un buen socio! P: Aceptó ser nombradoSir pero rehusó sermiembro de la RoyalAcademy.R: Si la Reina me conce-de el honor, estoyencantado de recibirlo,pero no quise formar

parte de la RoyalAcademy cuando era unainstitución reaccionaria.P: ¿En qué está trabajando?R: Tengo dos proyectosmuy excitantes en mente.Uno es una iglesia enFrancia que fue bombar-deada durante la guerra,han reparado el tejadopero tienen libre la mitaddel espacio y me lo hanofrecido para que haga loque quiera. Por otro lado,realicé con Elena Fosteruna especie de libro-escul-tura. Cuando Foster lo viome dijo que era realmenteun edificio y quién sabe,quizá lo convirtamos enedificio de verdad…

PAULA ACHIAGA

Anthony Caro (1924) esel escultor británicovivo más influyente. Esel hombre de acero.Con este material, Caroha realizado gran par-te de sus 2.500 piezas,presentes en las prin-cipales colecciones dearte contemporáneo detodo el mundo. No quisoformar parte de laprestigiosa Royal Aca-demy pero recibió congusto el nombramiento

de Sir en 1987. Ahora,ha aceptado el reto deKosme de Barañano derealizar una serie dejoyas, 22 piezas únicasen oro sin pulir quepueden verse (y com-prarse) en la madrile-ña joyería Grassy, en susede de Gran Vía, 1.Hasta el 10 de marzo.

“La escala de la obra es una actitud mental, no física”

GUSI BEJER

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