El Conflicto de La Voluntad

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EL CONFLICTO DE LA VOLUNTAD I: DUPLICIDAD VOLITIVA Y SENSITIVA: Primero debemos conocer ciertos conceptos como pasión, habito y disposición en el diseño abelardiano. Según Bacigalupo, (1992) Estructura básica del diseño psicológico: I. Una causa externa al individuo despierta en él una pasión II. La pasión puede mover la voluntad de este individuo hacia la realización de algo que no conviene a su naturaleza racional III. Esta actualización de la voluntad propicia la formación de vicios (p.110) 1) Pasión, hábito y disposición En este Ítem vamos a identificar como es que se relacionan los conceptos de pasión, hábito y disposición, se habla sobre los vicios y virtudes, como se diferencian. El vicio y la virtud son entendidos como hábitos Virtud: es aquel hábito adquirido mediante un esfuerzo deliberado y difícil de remover, es un hábito óptimo. Vicio: se entiende que es un hábito pésimo El individuo es movido por causas externas a las pasiones, y sabemos que el hombre es vulnerable a la influencia negativa del exterior porque posee un cuerpo, a través del cual se ve afectado por las pasiones Bacigalupo (1992) afirma que “la razón de ser de las pasiones como elementos perturbadores es la unidad sustancial del hombre” (p.112)

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EL CONFLICTO DE LA VOLUNTAD

I: DUPLICIDAD VOLITIVA Y SENSITIVA:

Primero debemos conocer ciertos conceptos como pasión, habito y disposición en el diseño abelardiano.

Según Bacigalupo, (1992) Estructura básica del diseño psicológico:

I. Una causa externa al individuo despierta en él una pasiónII. La pasión puede mover la voluntad de este individuo hacia la

realización de algo que no conviene a su naturaleza racionalIII. Esta actualización de la voluntad propicia la formación de vicios

(p.110)

1) Pasión, hábito y disposición

En este Ítem vamos a identificar como es que se relacionan los conceptos de pasión, hábito y disposición, se habla sobre los vicios y virtudes, como se diferencian.

El vicio y la virtud son entendidos como hábitos Virtud: es aquel hábito adquirido mediante un esfuerzo deliberado y

difícil de remover, es un hábito óptimo. Vicio: se entiende que es un hábito pésimo El individuo es movido por causas externas a las pasiones, y

sabemos que el hombre es vulnerable a la influencia negativa del exterior porque posee un cuerpo, a través del cual se ve afectado por las pasiones

Bacigalupo (1992) afirma que “la razón de ser de las pasiones como elementos perturbadores es la unidad sustancial del hombre” (p.112)

En los diferentes individuos, la pasión, al mover a la voluntad hacia el mal, propicia la formación de sus vicios.

Identificamos dos tipos de cualidades:Cualidades adquiridas con empeño y deliberación Cualidades innatas o adquiridas sin ningún empeño ni deliberación

2) Vicio y mala voluntad

Los vicios y las virtudes son cualidades difíciles de remover Ciertas cosas externas pueden mover a la voluntad a ser afectada

por las pasiones La influencia de lo exterior es algo que esta fuera de la potestad de

la voluntad Decimos que no solo el vicio requiere ser combatido, sino también

existe la lucha contra las pasiones.

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Dentro de los vicios innatos, vemos que la naturaleza del cuerpo hacen a muchos hombres proclives a la lujuria o a la ira

Según Abelardo, solo peca aquel quien consiente en aquello hacia lo cual lo inclinan los vicios, ósea que a pesar de saber que es un vicio, igual lo hace y deja de luchar contra él.

El pecado que hace al hombre culpable se define por el consentimiento. Este placer necesario no implica culpa mientras no se consienta en él, entonces solo se dice que es pecado cuando la acción es realizada por consentimiento.

Según Abelardo decimos que el hombre siempre tiene bajo su dominio la posibilidad de elegir libremente, Dios nos ha dado libre albedrio o árbitro.

Mala voluntad: La voluntad dispuesta por la pasión hacia algo que objetivamente no conviene, esta voluntad no puede evitarse porque ocurre por necesidad natural.

3) El conflicto de la voluntad y el conflicto moral

El pecado no tiene sustancia, por ejemplo, si una persona tiene ira, si ese vicio los vence, entonces este si es pecado, ósea ofender a Dios, ya que la persona dejo de luchar contra ese vicio. Para Bacigalupo, (1992):

El vicio y pecado se distinguen de una manera peculiar, por ejemplo, si tenemos un flecha y un arco, el vicio seria el momento en que la fecha esta tensada, y el pecado, el momento en que se suelta la flecha, ósea se deja de luchar y esta se suelta (p.123)

El pecado es un consentimiento, según Bacigalupo, (1992) nos hace recordar que para P. Abelardo “el pecado es un menosprecio u ofensa de Dios” (p.134).

Existe una distinción entre la voluntad mala y el pecado, la mala voluntad no implica necesariamente culpa y sabemos que la voluntad no siempre se encuentra en la órbita del pecado.

II. EL CONCEPTO DE VOLUNTAD Y LA PREGUNTA POR EL PECADO:

1) Sobre una imprecisión terminológica de Abelardo

Aquí vemos existe una posible contradicción en Abelardo. Cuando Abelardo nos dice: “no hago lo que quiero, sino lo que no

quiero”, puede entenderse el querer y no querer como agradar y desagradar o aprobar y desaprobar.

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Sabemos que el espíritu desea contra la carne y la carne contra el espíritu, siempre habrá una oposición entre ambos.

Existe una relación entre el pecado y la voluntad: concupiscencia es lo mismo que deseo y la concupiscencia por tanto el deseo es malo ósea es pecado.

2) La voluntad como deseo y concupiscencia

Aun cuando haya mala voluntad si no hay consentimiento no hay pecado.

La voluntad y el deseo se distinguen cuando voluntad significa deseo y concupiscencia.

Voluntad: es cierta tendencia volitiva procedente de la debilidad humana.

Para Blomme “el consentimiento no pertenece al dominio de la voluntad”.

En la voluntad afectada por la sensibilidad no hay culpa, y debemos luchar contra una disposición que se ha convertido en hábito es decir contra la mala voluntad.

3) La voluntad como deseo intencional

Entendemos que para Bacigalupo, (1992), “la voluntad y el sufrimiento se excluyen, lo que significa que no puede nunca quererse el sufrimiento, ya sea que este consista en privarse de una capa o privar de libertad al hijo” (p.136).

Sabemos que Dios al Juzgar no piensa solo en la acción, ni tampoco juzga la buena o mala voluntad, para él lo importante es la intención, con la que obro esa persona.

Dijimos que existía una diferencia para mala voluntad y pecado; si se ha advertido que ese deseo es malo y no se debe de desear, pero aun sabiendo eso se actúa, entonces deja de ser mala voluntad y se convierte en pecado.

El deseo perverso adquiere la vigencia que le otorga el consentimiento (Bacigalupo, 1992, p.139).

4) Los dos sentidos voluntad en relación a consensus La afirmación de Blomme: “Es una hecho que el consentimiento está

localizado más allá de la órbita de la voluntad” (Bacigalupo, 1992, p.142).

Afirmaciones de Abelardo las siguientes:I. “ No parece tener sentido que llamemos voluntario a un

consentimiento que no queremos tener”

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II. “Si parece tener sentido que entendamos voluntario excluyendo lo necesario”

III. “Si parece tener sentido que llamemos voluntario a aquello que procede de alguna voluntad”

El consentimiento es un sentido involuntario y en otros casos voluntario.

5) El consensus voluntatis como asentimiento racional a un deseo intencional

Aquí se ve un ejemplo claro sobre el amo y el siervo, cuando el amo quiere matar a su siervo, y el siervo empieza a huir, cuando el amo ya lo alcanzo por la mente del siervo, no solo pasa “corre” sino defiéndete y “mátalo”, y este lo mata, en nuestra actualidad a eso le llamaríamos que el siervo mato en defensa propia.

El siervo tuvo un deseo intencional determinado, pero eso no justifica lo que hizo,

6) El sentido de la voluntario e involuntario con respecto al pecado Hay mala voluntad sin pecado, y hay pecado sin mala voluntad. Existe un deseo vicioso, o se muestra como una tendencia volitiva

hacia la realización ósea algo que se sabe que es ilícito. Vemos a la intensión como fuente del consentimiento. La voluntad se despliega así misma como una mala intención.

Concupiscencia: En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.

BIBLIOGRAFIA:

Luis E. Bacigalupo, Intención y conciencia en la ética de Abelardo (1992)