El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras...

17
PUENTES HACIA EL PASADO: REFLEXIONES TEÓRICAS EN ARQUEOLOGÍA Donald Jackson S. Diego Salazar S. Andrés Troncoso M. (Editores) GTAT Grupo de Trabajo en Arqueología Teórica 2006

description

El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

Transcript of El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras...

Page 1: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

PUENTES HACIA EL PASADO: REFLEXIONES TEÓRICAS EN ARQUEOLOGÍA

Donald Jackson S. Diego Salazar S.

Andrés Troncoso M.

(Editores)

GTAT Grupo de Trabajo en Arqueología Teórica

2006

Page 2: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

Dedicado al Profesor y colega

Carlos Thomas Winter

Por su contribución a nuestra reflexión teórica y a la teoría arqueológica en Chile

Page 3: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

INDICE Introducción: Hacia una teoría de la teoría arqueológica................................................ 9 Diego Salazar, Donald Jackson y Andrés Troncoso. I.- Manifiesto moralista por una arqueología reaccionaria.............................................23 Cristobal Gnecco. II.- La relacion con el otro indígena en la arqueología Atacameña..............................33 Patricia Ayala. III.- El concepto de estilo tecnológico y su aplicación a la problemática de las sociedades alfareras de Chile central…………………………...…….............................53 Lorena Sanhueza. IV.- Cadenas operativas y sistemas de explotación minera prehispánica......................67 Hernán Salinas y Diego Salazar. V.- Aprendizaje y talla lítica en sociedades prehistóricas: contextos sociales y correlatos material………………………………………..................................................87 Patricio Galarce. VI.- Infancia y Arqueología: hacia la construcción de un marco conceptual y expectativas arqueologicas……………………………………………………...............103 Donald Jackson. VII.- La arqueología evolutiva o el terror a la diversidad teórica................................115 Francisco Mena. VIII.- “Andando el carro se acomodan los zapallos”: la perspectiva Darwiniana y el registro arqueológico…………………………………………………….........................121 Vivian Scheinsohn. IX.- Evolución social a través de la prehistoria tardía de Pica-Tarapacá (Norte Grande de Chile) …..........................................................................................................139 Mauricio Uribe y Leonor Adán. X.- Registro material, fisicalidad, interioridad, continuidad y discontinuidad: posiciones y oposiciones frente a la naturaleza y las cosas …………...........................157 Andrés Laguens y Marcos Gastaldi. XI.- Espacialidades arqueológicas: materialidades densas, paisajes semiotizados….175 Andrés Troncoso.

Page 4: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

XII.- El idioma de lo sagrado: poesía y arte para el registro arqueológico ................191 Diego Artigas. XIII.- Arqueología pública: el imaginario colectivo y el espacio fúnebre ....................205 Antonia Benavente. XIV.- Hacia una retrospetiva de la teoría arqueológica en Chile: ¿Qué somos?, ¿de donde venimos?, ¿A dónde vamos?.................................................................................217 Andrés Troncoso, Diego Salazar y Donald Jackson. Autores...............................................................................................................................245

Page 5: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

53

EL CONCEPTO DE ESTILO TECNOLÓGICO Y SU APLICACIÓN A LA PROBLEMÁTICA DE LAS

SOCIEDADES ALFARERAS TEMPRANAS DE CHILE CENTRAL

Lorena Sanhueza R. Resumen En este trabajo se presenta un análisis del concepto de estilo tecnológico aplicado a los conjuntos cerámicos del período alfarero temprano de chile central, con el objetivo de definir unidades sociales. Se discuten los alcances y limitaciones de esta perspectiva, tomando en consideración el tipo de unidad social posible de identificar, la naturaleza del proceso de producción cerámica y los procesos postdepositacionales que han afectado los sitios habitacionales de esta región. Abstract In this work we present an analysis of the concept of technological style as it has been applied to the pottery assemblages of the early ceramic period from central chile, with the objective of defining social units. the reaches and limitations of this perspective are discussed, taking in consideration the type of social unit possible to identify, the nature of the process of ceramic production and the postdepositional processes that have affected the habitational sites of this region Hace algún tiempo empezamos a trabajar los conjuntos cerámicos del Período Alfarero Temprano (PAT) de chile central a partir del concepto de estilo tecnológico. Esta es una aproximación que deriva de la antropología de la tecnología (Letchman 1977, Lemmonier 1992), que pone especial énfasis en la cadena operativa de la manufactura de los objetos y en las opciones que los artesanos hacen en cada una de las etapas. Nuestra preocupación central gira en torno a la definición de unidades sociales a partir de la cultura material, y es la idea de que estas opciones, recurrentes y compartidas por un grupo de personas a partir de contextos de aprendizaje en la cotidianeidad generan patrones discernibles en la cultura material, la que nos ha resultado especialmente interesante y la que nos ha permitido proponer un contenido social a las unidades arqueológicas identificadas en Chile Central No obstante lo anterior, la aplicación de este concepto con el objetivo de identificar unidades sociales tiene ciertas limitaciones, dadas tanto por a) el tipo de unidades sociales que podemos identificar, b) el sistema de producción, distribución y circulación de la cerámica, c) la propia naturaleza del proceso de producción cerámica y d) los procesos postdepositacionales a los que se han visto expuestos los sitios y los materiales incluidos en su depósito. En este trabajo queremos realizar un ejercicio analítico que nos permita explicitar los problemas en la utilización de esta aproximación teórica en nuestra problemática en Chile Central, especialmente en sitios habitacionales, y clarificar así los alcances y limitaciones de esta perspectiva en nuestra realidad particular.

Page 6: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

54

El Concepto de Estilo Tecnológico La definición del concepto de estilo tiene muchas aristas, ya que involucra qué parte de los objetos "contienen" el estilo, las bases conductuales de comportamiento social que lo originan y las consecuencias de esas conductas en los objetos. En el marco de la arqueología procesal, el estilo pasó a ser un elemento dicotómico con la función de los objetos, analogado a todo lo que no estaba relacionado con su función (utilitaria) y asimilado mayoritariamente con el aspecto decorativo de éstos. Sackett (1986, 1990) fue uno de los primeros en plantear que esta dicotomía estilo/función era artificiosa, y que el estilo más bien estaba en todo el objeto, en todos y cada uno de sus atributos. Esta idea ha sido también desarrollada por la escuela francesa de antropología de la tecnología (Lemonnier 1992), a partir de su concentración en las cadenas operativas de los artefactos y la proposición del concepto de estilo tecnológico (Dietler y Herbich 1998, Stark 1999). En esta propuesta el acento está puesto tanto en la práctica de producción (técnicas) de los objetos como en los objetos mismos. La producción de cultura material implica tomar opciones, las que no sólo se refieren a la decisión de producir efectivamente un objeto, sino a cómo éste va a ser producido, ya que para solucionar un problema o para lograr un determinado objetivo por lo general hay distintas vías (o técnicas). Estas opciones, que no han sido constreñidas por las condiciones naturales del medioambiente (clima, disponibilidad de recursos, etc), son arbitrarias y están determinadas por el contexto socio cultural en el cual los actores sociales las aprenden y practican (Stark 1999, Dietler y Herbich 1998). A partir de estas premisas se ha definido el concepto de estilo tecnológico, referido a la sumatoria de estas opciones tecnológicas arbitrarias, que en su contexto son aprendidas y traspasadas de generación en generación (Stark 1999, Gosselain 1998). Así, el estilo no es algo que se agrega al objeto para señalar identidad social, sino por el contrario, es parte constitutiva de él, a partir de las opciones que se tomaron para su creación. Esta idea se basa fuertemente en la concepción de habitus desarrollada por Bourdieu (1977), el que comprende una serie de disposiciones para la acción en determinados contextos, que pueden generar patrones de acción. todos los aspectos de la actividad social son formadas por el habitus, donde se generan las percepciones de "lo posible" o las "representaciones sociales" en términos de Lemonnier (1992). De esta manera el habitus genera comportamientos similares y permite que la cultura material exhiba patrones tradicionales discernibles (Dobres 2000). De esta manera, el estilo podría ser definido como el modo de existencia de atributos particulares de la cultura material que tienen una regularidad o recurrencia y que tienen condiciones de existencia sociales e históricas específicas (Shanks y Tilley 1987). Este "modo de existencia" es elegido dentro de un número de opciones posibles, a partir del habitus (Bourdieu 1977) o de las representaciones sociales de los productores (Lemonnier 1992). Si bien estas elecciones la mayor parte de las veces son inconscientes, juegan un papel activo en la estructuración o re-estructuración del habitus y de la sociedad, ya que

Page 7: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

55

independientemente del grado de conciencia, las acciones siempre estarían activamente implicadas en la estructuración de la vida social (Shanks y Tilley 1987). La tecnología, además de ser una acción que lleva a cabo una transformación de materia involucra también energía, objetos, gestos y conocimiento, sea este conc iente o inconsciente (Lemonnier 1992). En este sentido la materialidad es sólo la parte visible de la tecnología. Pero la tecnología tampoco es reducible a las actividades de producción y uso de artefactos. La separación entre el acto de manufactura y uso de la cultura material y la dinámica de la actividad tecnológica y sus relaciones sociales, es decir entre tecnología y sociedad, es artificial (Dobres y Hoffman 1994, Dobres 2000). De esta manera, la tecnología puede ser definida como una “malla” integrada donde se entretejen habilidades, conocimientos, destrezas, valores, metas, necesidades funcionales, actitudes, tradiciones, relaciones de poder, constreñimientos materiales y productos finales, junto con la agencia social, el artificio y las relaciones sociales del técnico o artesano (Dobres 1999). En este sentido la tecnología es un proceso dinámico que está socialmente constituido y donde si bien las opciones tecnológicas y la organización de las actividades productivas tienen una base material, son intrínsicamente fenómenos sociales (Dobres y Hoffman 1994, 1999, Ingold 1999). La tecnología, concebida como un acto dinámico de transformación social y material, mediatiza la expresión de relaciones sociales, visiones de mundo y materializa y concretiza las actitudes acerca de la “manera correcta” de hacer las cosas (Dobres 1999). La tecnología es un proceso donde se entretejen el uso y la producción de la cultura material con la producción y reproducción social, y ambas con el quehacer de agentes sociales (Dobres y Hoffman 1999). En este sentido juega un rol fundamental en el proceso de estructuración social (Dobres 2000). La tecnología juega sin duda un papel en la conformación de las identidades, tanto personales como grupales. mientras que los individuos emprenden actividades productivas, crean y localizan identidades personales y grupales, haciendo afirmaciones sobre si mismos que son leídas por otros con los que están interactuando. por lo tanto, los actos tecnológicos pueden ser tratados como un medio para definir, negociar y expresar su persona (Dobres 1999). Estilo Tecnológico y Unidades Sociales Las concepciones de identidad, habitus y estilos tecnológicos antes expuestos pueden tener consecuencias muy concretas cuando son aplicadas en el ámbito arqueológico. La identificación de una serie de decisiones arbitrarias recurrentes, permitiría identificar grupos que comparten habitus y de esta manera, finalmente unidades sociales. Estos habitus pueden ser objetivados a través del análisis de las cadenas operativas de distintos objetos, que permiten definir estilos tecnológicos. Pero, ¿qué tipo de unidad social se está realmente identificando a partir de la definición de estilos tecnológicos? puesto de otra manera, que unidades o grupos sociales comparten un habitus?

Page 8: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

56

de acuerdo a la teoría de la práctica de Bourdieu (1977) el habitus es generado a partir de la estructura constitutiva de un ambiente determinado, de las condiciones (materiales) de la existencia de un grupo, y la homogeneidad del habitus de éstos está dada justamente por la homogeneidad de sus condiciones de existencia (1977: 80). En sociedades sin instituciones educativas formales, la parte esencial del habitus se transmite en la práctica, de manera no discursiva: los niños aprenden imitando las acciones de los mayores. y dentro de este aprendizaje no discursivo los gestos y las posturas ocupan un lugar importante, ya que están vinculadas a todo un sistema de técnicas que involucran tanto el cuerpo como las herramientas y además están cargadas de valores y significados sociales (1977: 87). En sociedades sin escritura, el espacio y la habitación doméstica es el principal lugar para la objetivación de los esquemas generativos o estructura, ya que tangibiliza un sistema clasificatorio, inculcando y reforzando a la vez sus principios taxonómicos (1977: 89). De acuerdo a esto hay dos elementos centrales: a) que el grupo de personas comparta las condiciones (materiales) de la existencia y b) la cotidianeidad y el contexto de relaciones cara a cara son esenciales para la generación de un habitus compartido. En esta coyuntura puede ser útil el concepto de comunidad, tal como lo han desarrollado yaeger y canuto (2000). Para ellos, la comunidad puede ser definida como "una institución social siempre en proceso de emergencia que genera y es generada por interacciones en un nivel supra-unidad doméstica, la que es estructurada y sincronizada en un conjunto de lugares en un lapso de tiempo particular " (Yaeger y Canuto 2000: 5). En esta definición es clave la interacción mutua y frecuente entre individuos, ya que ésta se sustenta en y a la vez genera premisas y entendimientos compartidos que pueden ser utilizados en el desarrollo de identidades comunes. Es decir, es indispensable la confluencia regular de los individuos en un espacio común que permita esa interacción, aunque esto no necesariamente implica coresidencialidad (Yaeger y Canuto 2000). En esta definición las personas son consideradas, además, como miembros que juegan roles activos y críticos en la constitución de la comunidad. No obstante lo anterior, "sus actos son estructurados por las condiciones materiales y por las estructuras sociales y culturales que condicionan la relación de los agentes con el mundo material" (Yaeger 2000:125). Al interior de una comunidad, la cotidianeidad de las interacciones, las rutinas diarias y los procesos de socialización primaria, conformarían un habitus o un conjunto de disposiciones para la acción compartidas (Bourdieu 1977) y, en términos materiales, maneras compartidas de "hacer las cosas" (Stark 1999). Por otra parte, esta interacción y habitus generan una "sensación" o "percepción" de comunidad (Yaeger 2000). Esta identidad puede explicitarse, expresando la filiación en prácticas concretas que permitirán diferenciarse de un "otro", dentro de las cuales la cultura material juega un papel importante (Yaeger 2000, Hegmon 1998). Definida de esta manera, la comunidad se presenta como un concepto de unidad social significativa y con un correlato material posible de identificar arqueológicamente. Sin embargo, y de acuerdo a la misma definición, es una unidad que puede existir a distintos

Page 9: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

57

niveles de inclusión social, dependiendo de los mecanismos y frecuencia de las interrelaciones sociales entre sus miembros, pudiendo corresponder tanto a un grupo coresidencial, a una familia extendida, a grupos de familias que pueden o no vivir en la cercanía, o incluso a un linaje (Falabella y Sanhueza 2005). De esta manera, cuando usamos esta conceptualización en la arqueología e identificamos maneras recurrentes de hacer, debemos tener claro que no estamos automáticamente identificando una cierta categoría de unidad social, sino un grupo de personas que comparten ciertas condiciones de existencia e interactúan en una base suficientemente regular, pero que puede corresponder a agrupaciones sociales muy diferentes. En el PAT de Chile Central este concepto de comunidad parece especialmente adecuado por el tipo de organización social que se ha propuesto, tanto a partir de las propias evidencias arqueológicas como a partir de la información etnohistórica que se maneja para el área (Sanhueza 2004, Falabella y Sanhueza 2005). Es así como se ha planteado que se trataría de sociedades relativamente simples, con escasa diferenciación social o jerarquías institucionalizadas, y donde el núcleo familiar o la familia extendida sería la unidad social básica, ya que no se han encontrado indicios materiales de diferenciaciones sociales (Falabella y Stehberg 1989, Falabella 2000, Sanhueza et al. 2003). De acuerdo a los modelos antropológicos, el principio que organiza a estas sociedades sería el parentesco, siendo la unidad básica de organización social la familia o el grupo de descendencia, aunque éstos pueden estar regidos por reglas muy diferentes (Sahlins 1972, Johnson y Earle 1987). No obstante que no exista una unidad política superior formal que agrupe a las comunidades familiares, deben existir otros niveles de inclusión social que se actualizan periódicamente y que adquieren gran relevancia en función de situaciones específicas que requieren de la cooperación de varias familias. Los lazos de parentesco serían los que en gran medida determinan las relaciones sociales entre las familias y los que definen gran parte de los intercambios económicos, donde la reciprocidad generalizada entre los parientes cercanos es de gran relevancia. En este tipo de sociedades, en las que la forma de producción es esencialmente doméstica, es justamente la familia (nuclear o extendida) la que constituye el contexto de socialización y en el seno de la cual se da la mayor parte de la transmisión de conocimiento y el aprendizaje de “las formas de hacer”. De esta manera, independientemente del nivel específico de inclusión social, el concepto de comunidad, como base para la conformación de un habitus y por ende de una manera de hacer compartida, alude a una unidad social o a un grupo de personas que en el pat de Chile Central es significativo. Estilo Tecnológico, Unidades Sociales, Circulación de Vasijas y Registro Arqueológico Por otra parte, la aplicación del concepto de estilo tecnológico para definir unidades sociales que compartan un habitus a través del registro arqueológico requiere que se cumplan ciertas condiciones. Uno de los principales problemas surge del hecho que como arqueólogos trabajamos con el patrón espacial de la cultura material una vez que ésta sale del contexto sistémico y accedemos, por lo tanto, a lo que descartaron los usuarios de una cierta materialidad. La dificultad surge cuando los usuarios no son los mismos que los productores de ésta,

Page 10: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

58

situación especialmente evidente en contextos donde hay una organización de la producción que implica un grado importante de especialización y donde hay una amplia circulación de bienes a nivel regional y extra regional. Indudablemente, en este caso el patrón espacial de distribución de determinado estilo tecnológico no nos informará de una comunidad (como fue definida más arriba), sino más bien de un grupo de usuarios, que incluso pueden obtener vasijas de parte de distintos productores. Al respecto cabe señalar que esta diferenciación productor/usuario adquiere relevancia sólo a un nivel supra unidad doméstica, ya que incluso en los sistemas de producción más simples lo más probable es que sólo algunos miembros del grupo familiar sean los que producen cerámica, que sin duda es utilizada por todos los integrantes del grupo. Con este problema en mente, se ha sugerido que los bienes utilitarios, que serían los que potencialmente menos circularían o intercambiarían, deberían reflejar la tecnología y estilo "local", y serían, por tanto, los más adecuados para definir estas unidades sociales menores (Welsh y Terrel 1998, Stark 1999). Esta dicotomía entre bien utilitario y otro no utilitario también puede darse dentro del propio dominio de la cerámica, entre el conjunto de vasijas que conforma la “vajilla doméstica” y son utilizadas en la cotidianeidad y aquellas vasijas que son utilizadas sólo en determinados contextos o situaciones específicas. Sin duda, esto enmarca la potencialidad de uso de estas conceptualizaciones (con el fin de identificar unidades sociales), a sociedades con una organización de la producción que no esté basada en la especialización y en la cual el movimiento de bienes, o al menos parte importante de ellos, esté restringido a los miembros de la misma unidad familiar o comunidad. En el PAT de Chile Central, y a partir de la organización social antes propuesta, creemos que el área de producción y uso deberían coincidir, ya que la producción cerámica debería ser a nivel familiar (o la unidad básica de organización). Esta apreciación está apoyada por el hecho que no existen antecedentes acerca de talleres artesanales especializados y porque la cerámica no muestra una estandarización que se esperaría en dicha situación (Rice 1987, Falabella 2000). Si la unidad de producción es la familia y las relaciones sociales están basadas fundamentalmente en el parentesco, los productores y usuarios debieran ser prácticamente los mismos. De esta manera, lo que podríamos estar identificando nosotros a partir de los estilos tecnológicos, es justamente la comunidad, en algunos de sus niveles de inclusión social. Estilo Tecnológico, Cadenas Operativas y Cerámica A diferencia del material lítico, que deja una cantidad importante de desechos del proceso de manufactura de los instrumentos, en la cerámica sólo contamos con el producto terminado: la vasija. Cuando estas provienen de sitios habitacionales, generalmente se trata además de vasijas usadas y fragmentadas, que a partir de los mismos procesos de descarte y luego postdepositacionales, se han mezclado de tal manera que sólo es posible acceder a la unidad (vasija) a partir de procesos de clasificación.

Page 11: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

59

Por lo tanto, sólo es posible la reconstrucción de la cadena operativa de manera indirecta, infiriendo a partir del producto terminado (la vasija) las opciones que tomaron los artesanos en el proceso de su manufactura. La posibilidad de realizar esta inferencia es limitada, especialmente a partir de fragmentos, y varía de acuerdo a la etapa de cadena operativa en cuestión, y al estado de conservación de los mismos. La cadena operativa de la producción cerámica se pude dividir analíticamente en distintas etapas, en cada una de las cuales existen opciones que el artesano debe tomar: a) obtención de materias primas, b) preparación de la pasta, c) formatización (primaria y secundaria), d) secado, e) tratamiento de la superficie, f) decoración, y g) cocción (Rye 1981, Rice 1987). El uso que se le da al producto terminado (cómo éste es utilizado) también es parte de la cadena operativa del objeto y debería ser incluido dentro de este análisis ya que estas acciones se inscriben dentro del mismo habitus. A continuación examinaremos las posibilidades de inferir las opciones de los artesanos en cada una de estas etapas. a) Materias primas: se puede llegar a determinar ciertas preferencias en el uso de determinadas fuentes de arcilla y/o antiplásticos a partir de técnicas como los análisis de elementos químicos (activación neutrónica, fluoresecencia de rx u otros) o análisis petrográficos, sin embargo éstas son técnicas restrictivas en términos económicos y por tanto de muestra. los análisis macroscópicos con lupa binocular permiten clasificar principalmente de acuerdo a las características de los antiplásticos, pero a un nivel más general, que no siempre permite identificar el uso de fuentes distintas. b) Preparación de la pasta: podemos observar el resultado final de la preparación, pero es casi imposible inferir como se llegó a ella, proceso que incluye decisiones tan importantes como en que proporciones se mezcló cada ingrediente, si se procesó alguno de ellos (p.e selección de tamaño de inclusiones), como se preparó y amasó la greda (entre otros), que le dan a la pasta la textura y granulometría que el artesano considera adecuada para la confección de su conjunto de vasijas o de una categoría de vasija en particular. c) Formatización: en vasijas completas la inferencia de las distintas acciones realizadas en esta etapa es más auspiciosa, pero en el análisis a partir de fragmentos, las posibilidades se remiten a sólo a ciertas acciones que dejan huellas, como la terminación del labio, la unión del cuello con el cuerpo, la unión de las asas y eventualmente la construcción de la base. Las técnicas de formatización primaria por lo general son obliteradas por las acciones posteriores y pocas veces dejan huellas observables en los fragmentos. Esto conlleva un evidente problema de muestra, ya que este tipo de fragmentos constituyen sólo una fracción de la fragmentería general, dentro de los cuales además, sólo algunos permiten realizar este tipo de observaciones. A lo que sí podemos acceder es a la forma final que adopta una categoría de vasija en particular, ya sea en forma directa a partir del análisis de vasijas completas, o de manera indirecta, a partir de la reconstrucción de formas a partir de fragmentos. En el trabajo a partir de fragmentos se pierde, sin embargo, la observación de la proporción de la vasija, ya sólo se puede acceder (parcialmente) a los diámetros de las vasijas, mientras que la recuperación de las alturas de las distintas partes constituyentes se limita a muy escasos fragmentos.

Page 12: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

60

d) Secado: aunque es una etapa por la que necesariamente tienen que haber pasado todas las vasijas, no podemos realizar ningún tipo de inferencia acerca de cómo y donde se llevó a cabo este proceso, ni por cuanto tiempo. e) Tratamiento de superficie: sin duda este es un atributo que efectivamente puede ser observado tanto en piezas completas como en fragmentos, siempre y cuando éste no este obliterado por procesos erosivos ocurridos durante el uso mismo de la pieza o en contexto posdepositacional. Sin embargo, es muy difícil inferir como se llevó a cabo este tratamiento se superficie, y sólo en algunos ocasiones se puede deducir la utilización de algún instrumento particular, a partir de alguna huella particular, o bien la direccionalidad del pulidor (especialmente en vasijas completas). d) Decoración: en las vasijas completas este es un aspecto que se puede abordar de manera bastante completa, ya que incluso de pueden realizar análisis de eventuales pigmentos. No obstante, en fragmentos esto es bastante más complejo y depende mucho del tamaño de éstos. Es así como, si bien se puede identificar la técnica de decoración y los elementos que la constituyen, los motivos y la configuración de éstos al interior de las vasijas pocas veces se puede deducir. De la misma manera, los instrumentos con que fue realizada la decoración sólo pueden inferirse a un nivel muy básico (p.e. pincel fino, instrumento agudo), así como la secuencia en que fue hecha la decoración (p.e. a partir de la superposición de trazos). f) Cocción: a partir del color de las secciones de las vasijas podemos deducir la atmósfera en la que se realizó esta etapa, o incluso si hubo algún manejo de ésta. a partir de ciertas técnicas (p.e. dilatometría) se puede inferir la temperatura de cocción y a partir de eventuales rasgos asociados también se puede conc luir el tipo de estructura de combustión utilizada. Pero la manera particular en que ésta se llevó a cabo, el tipo de combustible utilizado, la disposición de las vasijas en la estructura de combustión, el tiempo de cocción, entre otros aspectos, no los podemos reconstruir. A partir de lo anteriormente expuesto es posible observar que las posibilidades reales de reconstruir las decisiones de los artesanos en la cadena operativa de manufactura de la cerámica a partir de la fragmentería es bastante parcial y se ve limitada a sólo algunas de las etapas, y dentro de ellas, a algunas decisiones, específicamente las que dejan una huella visible en el producto finalizado y que además sea interpretable cuando éste se quiebra. Esto, que ya por si mismo constituye una limitante importante, se torna aún menos auspicioso cuando consideramos la información generada por numerosos trabajos etnoarqueológicos (Longacre 1981, 1991, Gosselain 1998, 2000, Stark 1999, Dietler y Herbich 1998), que apuntan a que las decisiones más reveladoras en relación a grupos de personas que comparten un estilo tecnológico son justamente las que menos posibilidades tenemos de reconocer. Estas tienen principalmente que ver con aspectos más bien sutiles de la forma de las vasijas, como las proporciones de alto y ancho entre las distintas secciones que la componen, espesores de paredes o bien leves diferencias en la forma de las secciones, todas

Page 13: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

61

características que, o son muy difíciles de abordar o que definitivamente no pueden ser abordados a partir del estudio de la fragmentería. Se ha propuesto que estas sutilezas tienen que ver con los hábitos motores involucrados en la confección de las vasijas, los que son aprendidos e incorporados desde la niñez, y por tanto son más difíciles de cambiar (Gosselain 1998, 2000). Por otra parte, también tiene que ver la cualidad de “visibilidad” de los distintos aspectos que componen una vasija, siendo las más visibles (p.e. la decoración) las más sujetas a manipulaciones, influencia y copias, y estando las menos visibles (p.e. las técnicas de formatización primaria), por el contrario, menos expuestas a estos mismos factores (Gosselain 1998, 2000). Lo anterior debería llevar a preguntarnos a que unidad social estamos apuntando a partir de la reconstrucción francamente parcial de la cadena operativa que podemos hacer a partir del material cerámico fragmentado. Creemos que distintas dimensiones apuntan a distintos niveles de inclusión social. A partir de nuestra experiencia con el trabajo de los sitios del PAT de Chile Central, hemos podido observar que hay ciertos aspectos de los conjuntos cerámicos, especialmente algunos atributos relacionados con la forma y la decoración, que son los más compartidos entre distintos sitios, mientras que otros, como la pasta, es el que se presenta mayor variabilidad, siendo prácticamente particular a cada ocupación. Pensamos que esto tiene que ver tanto con el sistema de producción inferido para estos grupos, como con la frecuencia e intensidad de las relaciones sociales intergrupales y la visibilidad de las distintas dimensiones de las vasijas cerámicas. La particularidad de las pastas a cada ocupación es coherente con un sistema de producción a nivel de hogar, que es la unidad de socialización primaria y donde ocurre el proceso aprendizaje. Esto se traduce también en ciertas particularidades de la forma y decoración, de los cuales nosotros sólo hemos podido inferir los que son observables a partir de un registro fragmentado, como son la presencia o ausencia de cierto tipo de rasgo (p.e. bordes reforzados) o la frecuencia de algunos de ellos (p.e. mayor o menor proporción de asas o de cierta modalidad de decoración). Estas similitudes observadas a nivel de forma y decoración tienen que ver con la presencia de ciertas categorías de vasijas que tienen ciertas regularidades en relación a la morfología y tratamientos de superficies y la existencia de ciertas decoraciones con la misma configuración de motivos. Estas responden a una misma “forma de hacer” que es compartida por grupos de personas que seguramente están interactuando entre sí, aunque no de manera cotidiana (y no necesariamente todos a la vez, ver Sanhueza 2004), y por tanto se refleja principalmente en los aspectos más visibles de las vasijas. Creemos que para el caso del PAT de Chile Central, el análisis de la cadena operativa de las vasijas, a pesar de todas las limitaciones que hemos visto, nos permite identificar distintos niveles de inclusión social, todas significativas. En este sentido, el estilo tecnológico como tal nos permite acceder a una familia o un pequeño grupo de ellas, lo que constituiría nuestra "unidad social mínima", mientras que algunos aspectos de él, como la forma y la decoración, nos permitirían su integración a una unidad social significativa mayor.

Page 14: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

62

Estilos Tecnológicos y Procesos Postdepositacionales La posibilidad de identificar arqueológicamente la cadena operativa de la producción de los artefactos y de su uso también está fuertemente relacionada con los procesos posTEDepositacionales a los cuales se han visto expuestos los sitios habitacionales. Estos pueden afectar tanto la estructura interna de ellos, haciendo desaparecer áreas de actividad y lugares de depositación primaria de los artefactos, como las condiciones físicas de los propios materiales, que pueden sufrir fragmentación y erosión. Evidentemente la posibilidad de identificar las distintas etapas de la cadena operativa se dificulta enormemente en material cerámico fragmentado, como lo hemos visto más arriba. Además, la dificultad crece en la medida que los procesos de alteración aumentan en número y grado, disminuyendo el tamaño de los fragmentos, reduciendo la restaurabilidad y erosionando sus superficies. Por otro lado, la desestructuración de los patrones de distribución espacial originales tiene como implicancia que el contexto de uso de las vasijas, aspecto igualmente importante para la definición de estilos tecnológicos, sólo puede ser inferido de manera indirecta y parcial, por medio de criterios morfofuncionales, y de proporciones de distintas categorías de vasijas representadas en el depósito. Las huellas de uso pueden ser observadas e interpretadas en vasijas completas, pero son prácticamente inabordables en un análisis de fragmentería, porque la localización exacta de los fragmentos en la vasija es desconocido (lo que es vital para una adecuada interpretación de la huella) y por la dificultad de diferenciarlas de eventuales huellas producidas por los procesos postdepositacionales. En Chile Central este es un aspecto especialmente crítico, porque una gran mayoría de los sitios se encuentran ubicados en áreas que actualmente son utilizadas para el desarrollo de actividades agropecuarias, lo que en muchas localidades se remonta a tiempos coloniales. A esto se le suma el hecho que muchos de los sitios tienen un depósito que no sobrepasa los 40-50 cm de profundidad, de modo que estas actividades han afectado a la totalidad del sitio. El paso reiterado del arado, junto con el pisoteo de hombre y animales ha tenido como principal consecuencia dispersar materiales que originalmente se encontraban concentrados, mezclar materiales que se encontraban depositados a diferentes profundidades, y una reducción del tamaño de la fragmentería cerámica, lo que va unido a la erosión de sus superficies. Recapitulación En este trabajo hemos intentado analizar la aplicación de un concepto que tiene un referente social (estilo tecnológico) a la realidad de PAT en Chile Central, intentando explicitar los problemas con que nos hemos visto enfrentados y las consecuentes cautelas que debemos tener. Por lo tanto, este debe ser visto como un ejercicio individual, que no pretende tener un alcance mayor, sino que esta referido a una realidad en particular. En este sentido nos parece relevante destacar que Chile Central presenta una situación extrema en cuanto a la conservación de los sitios arqueológicos y los procesos

Page 15: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

63

postdepositacionales a los cuales se han visto y se ven sometidos hasta la actualidad, que nos obligan a centrarnos en algunas pocas materialidades (cerámica y lítica) y a enfocarnos en tratar de obtener de ellos la mayor cantidad de información posible. De esta manera, este panorama tan poco auspicioso en relación a la alteración que han sufrido tanto los materiales arqueológicos como los depósitos en los cuales se encuentran contenidos tiene mejores perspectivas en otras áreas geográficas, con un clima más seco, una menor explotación agrícola ganadera y una menor densidad poblacional. La reflexión que hemos presentado ha resultado muy provechosa para nosotros, ya que nos ha obligado a explicitar las limitaciones y alcances de estas conceptualizaciones en relación a nuestra particular temática de estudio y por tanto también de las inferencias y propuestas que estamos intentando realizar a partir de ellas. queremos destacar en este sentido, que las variables de análisis utilizadas para operacionalizar el enfoque de los estilos tecnológicos son básicamente las mismas de cualquier análisis cerámico tradicional (tratamientos de superficie, espesor, formas, decoraciones, pastas), pero que por una parte, adquieren un sentido y significado distinto en el marco de la teoría que sustenta esta conceptualización, y por otra, son ponderadas diferencialmente de acuerdo al análisis crítico expuesto. Bibliografía Bourdieu, P. 1977 Outline of a theory of practice. Cambridge university press. Cambridge. Chilton E. 1998 The cultural origins of technical choice: unraveling algonquian and iroquoian ceramic traditions in the northeast. En The archaeology of social boundaries. editado por M. Stark, pp: 132-160. Smithsonian Institution Press, Washington. Dietler M. y I. Herbich 1998 Habitus, techniques, style: an integraTED approach to the social understanding of culture and boundaries. En The Archaeology of social boundaries. Editado por M. Stark, pp: 232-263. Smithsonian Institution Press, Washington. Dobres M.A. 1999 Technology´s links and chaines: the processual unfolding of technique and technician. En The social dynamics of technology. practice, politics and world views. editado por M.A. Dobres y C. Hoffman, pp: 124-146. Smithsonian Institution Press, Washington. Falabella F. y R. Stehberg 1989 Los inicios del desarrollo agrícola y alfarero: zona central. en Prehistoria. desde sus orígenes hasta los albores de la conquista. Editado por J. Hidalgo et al., pp: 313-328. Editorial Andrés Bello, Santiago. Falabella, F. 2000 El sitio arqueológico El Mercurio en el contexto de la problemática cultural del Período Alfarero Temprano de chile central. Segundo Taller de Arqueología de Chile Central. (1994). 17 Noviembre 2000, http://members.tripod.cl/lcbmchap/ferfal1.htm, Diciembre 2000. Falabella F. y L. Sanhueza 2005 El período Alfarero Temprano en Chile central a la luz de modelos etnográficos y etnohistóricos. Santiago. Manuscrito.

Page 16: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

“Puentes Hacia el Pasado”

64

Gosselain O. 1998 Social and technical identity in a clay crystal ball. en: the archaeology of social boundaries. Editado por M. Stark, pp: 78-106. Smithsonian Institution Press, Washington. Hegmon M. 1998 Technology, style and social practices: archaeological approaches. En The archaeology of social boundaries. Editado por M. Stark, pp: 264-280. Smithsonian Institution Press, Washington. Ingold T. 1999 Foreword. En The social dynamics of technology. practice, politics and world views. Editado Por M.A. Dobres y C. Hoffman, pp: VII-XIi. Smithsonian Institution Press, Washington. Johnson A. y T. Earle 1987 The evolution of human societies: from foraging group to agrarian state. Standford University Press, California. Lechtman, Heather 1977 Style in technology: some early thoughts. En Material culture: styles, organization, and dynamics of techno logy. Editado por H. Lechtman y R. Merrill, pp. 3-20. St. Paul, Minnesota: American Ethnological Society. Lemonnier, P. 1992 Elements for an anthropology of technology. Ann Arbor, Michigan. Longacre W. 1981 Kalinga pottery: an ethnoarchaeological study. En Pattern of the past. Editado por I. Hodder, G. Isaac y M. Hammond, pp: 49-66. Cambridge University Press, Cambridge. Longacre W. 1991 Sources of variability among the kalinga of northern luzon. En Ceramic ethnoarchaeology. Editado por W. Longacre, pp: 95-111. University of Arizona Press. Tucson. Rice P. 1987 Pottery analysis: a sourcebook. University of Chicago press, Chicago. Rye O. 1981 Pottery technology. Taraxacum, Washington D.C. Sackett, J. 1986 Isochrestism and style: a clarification. Journal of Anthropological Archaeology N°5: 266-277. Sackett, J. 1991 Style and ethnicity in archaeology: the case for isochrestism. En The uses of style in archaeology. Editado por M. Conkey y C. Hastorf, pp: 32-43. Cambridge University Press, Cambridge. Sahlins M. 1972 Las sociedades tribales. Editorial Labor s.a., Barcelona. Sanhueza L., M. Vásquez y F. Falabella 2003 Las sociedades Alfareras Tempranas de la cuenca de Santiago. Chungara 35(1):23-50.

Page 17: El Concepto de Estilo Tecnologico y Su Aplicacion a La Problematcia de Las Sociedades Alfareras Tempranas de Chile Central

El Concepto de Estilo Tecnológico

65

Sanhueza, L. 2004 Estilos tecnológicos e identidades sociales durante el período alfarero temprano en chile central: una mirada desde la alfarería. Tesis para optar al grado de Magíster en Arqueología. Universidad de Chile. Shanks M. y C. Tilley 1987 Re-constructing archaeology: theory and practice. Cambridge University press, Cambridge. Stark M. 1999 Social dimensions of technical choice in kalinga ceramic traditions. En Material meanings. critical approaches to the interpretation of material culture. Editado por E. Chilton, pp: 24-43. the University of Utah press, Salt Lake city, Welsh R. y J.E. Terrell 1998 Material culture, social fields and social boundaries in the sepiik coast of new guinea. En The archaeology of social boundaries. Editado por M. Stark, pp: 50-77. Smithsonian Institution press, Washington. Yaeger, J. 2000 The social construction of communities in the classic maya countryside. En The archaeology of communities. a new world perspective. Editado por M. Canuto y J. Yaeger, pp: 123-142. Routledge, New York, Yaeger, J. y M. Canuto 2000 Introducing an archaeology of communities. En The archaeology of communities. a new world perspective. Editado por M. Canuto y J. Yaeger, pp: 1-15. Routledge, New York.