El Comunicador SFC 04

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Revista Informativa de Servicios Funerarios Católicos Edición #4 / Julio 20 1 2 Entérate En esta edición: Calendario Agosto 24 Con María Bajo las Estrellas 7:00pm Septiembre 1 Madrugadores del Santuario 5:15am Octubre 6 Madrugadores del Santuario 5:15am Todas las actividades están sujetas a cambio sin previo aviso. Cómo superar la muerte de un hijo Los niños y el tema de la muerte ¿Deben o no los niños asistir a los procesos fúnebres? El proceso del luto durante la niñez y la adolescencia. Consejeros del mes de SFC Oportunidades de Ingreso en SFC CÓMO SUPERAR LA MUERTE DE UN HIJO 1 Saludos, paz y bien. Los pasados meses, han sido de mucha actividad positiva en Servicios Funerarios Católicos. Como parte integral de los servicios que se ofrecen, la educación es uno de los aspectos más importantes. Esto se evidencia con el éxito del programa “Hablando el Tema” que por espacio de 13 semanas educó a la feligresía y el público en diversos temas relacionados a los preparativos que se deben realizar para el día menos esperado, el día de nuestra partida con el Señor. A este esfuerzo se le añade el lanzamiento de la campaña educativa de “No le temas al tema de la muerte” en diversos medios de comunicación y el comercial titulado “Capillas Exequiales” que se difunde por los principales canales del país a tenor con las necesidades de educar y motivar a la feligresía católica a utilizar el servicio de velatorio en las parroquias. En esta edición del Comunicador SFC, hemos querido atender un tema muy solicitado por nuestros lectores, el tema de los niños y la muerte. En los artículos que presentamos, tocamos diversos temas de interés que le brindarán herramientas para atender la difícil situación de explicarles el proceso de la muerte a nuestros niños. Si desea que en el futuro se toquen temas de su particular interés, escríbanos a info@sfcpr. com. Esperamos que esta información le sea muy útil. Que nuestro Señor Jesucristo les colme de bendiciones. El deceso de un hijo o hija, es un hecho sumamente devastador para los padres, que se prepararon para cuidar, amar, educar y ver crecer. Los padres, ante una de las experiencias más difíciles de la vida, se encuentran desesperados, perdidos en un profundo desconsuelo y sin ganas ni energía para seguir viviendo. La única forma de encontrar con el tiempo un nuevo sentido a la existencia, de renacer, es no rehuir el dolor, vivirlo intensamente y dejar que las emociones y sentimientos fluyan con naturalidad. Hoy día se vive de la forma más ajena a la muerte posible, como si fuese algo que no nos tocará de cerca nunca. Sin embargo, la tendencia social a eludir todo lo referente a la muerte, deja a menudo muy solas a las personas que viven una situación de duelo. De la misma manera, ante tal situación, hay muy pocas personas que sepan qué decir o hacer para aliviar el dolor. El duelo tras la muerte de un hijo, es un proceso que suele ser largo. Siempre existirá un antes y un después y no es posible saber a ciencia cierta cuánto durará el dolor. Lo cierto es que depende de las circunstancias y de la actitud propia de cada persona ante lo bueno y lo malo de la vida. El proceso de pérdida es mucho más llevadero si se han dejado fluir los sentimientos, pero todavía se sufren altibajos; algunos días se está bien, otros no tan bien. Por eso es prudente considerar que estos procesos no se atraviesen sin ayuda. Puede ser necesario contar con la ayuda de un especialista, de un psicólogo, terapeuta o guía espiritual. No es que se haya perdido la razón, sino que este tipo de duelo supone un trabajo tan duro que resulta imposible realizarlo sin colaboración.

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Revista Informativa de Servicios Funerarios Católicos

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Revista Informativa de Servicios Funerarios Católicos

Edición #4 / Julio 2012

EntérateEn esta edición:

CalendarioAgosto 24

Con María Bajo las Estrellas7:00pm

Septiembre 1Madrugadores del Santuario

5:15am

Octubre 6Madrugadores del Santuario

5:15amTodas las actividades están sujetas a cambio sin previo

aviso.

•Cómo superar la muerte de un hijo•Los niños y el tema de la muerte•¿Deben o no los niños asistir a los procesos fúnebres?•El proceso del luto durante la niñez y la adolescencia.•Consejeros del mes de SFC•Oportunidades de Ingreso en SFC

CÓMO SUPERAR LA MUERTE DE UN HIJO

1

Saludos, paz y bien. Los pasados meses, han sido de mucha actividad positiva en Servicios Funerarios Católicos. Como parte integral de los servicios que se ofrecen, la educación es uno de los aspectos más importantes. Esto se evidencia con el éxito del programa “Hablando el Tema” que por espacio de 13 semanas educó a la feligresía y el público en diversos temas relacionados a los preparativos que se deben realizar para el día menos esperado, el día de nuestra partida con el Señor. A este esfuerzo se le añade el lanzamiento de la campaña educativa de “No le temas al tema de la muerte” en diversos medios de comunicación y el comercial titulado “Capillas Exequiales” que se difunde por los principales canales del país a tenor con las necesidades de educar y motivar a la feligresía católica a utilizar el servicio de velatorio en las parroquias. En esta edición del Comunicador SFC, hemos querido atender un tema muy solicitado por nuestros lectores, el tema de los niños y la muerte. En los artículos que presentamos, tocamos diversos temas de interés que le brindarán herramientas para atender la difícil situación de explicarles el proceso de la muerte a nuestros niños. Si desea que en el futuro se toquen temas de su particular interés, escríbanos a [email protected]. Esperamos que esta información le sea muy útil. Que nuestro Señor Jesucristo les colme de bendiciones.

El deceso de un hijo o hija, es un hecho sumamente devastador para los padres, que se prepararon para cuidar, amar, educar y ver crecer. Los padres, ante una de las experiencias más difíciles de la vida, se encuentran desesperados, perdidos en un profundo desconsuelo y sin ganas ni energía para seguir viviendo. La única forma de encontrar con el tiempo un nuevo sentido a la existencia, de renacer, es no rehuir el dolor, vivirlo intensamente y dejar que las emociones y sentimientos fluyan con naturalidad.

Hoy día se vive de la forma más ajena a la muerte posible, como si fuese algo que no nos tocará de cerca nunca. Sin embargo, la tendencia social a eludir todo lo referente a la muerte, deja a menudo muy solas a las personas que viven una situación de duelo. De la misma manera, ante tal situación, hay muy pocas personas que sepan qué decir

o hacer para aliviar el dolor. El duelo tras la muerte de un hijo, es un proceso que suele ser largo. Siempre existirá un antes y un después y no es posible saber a ciencia cierta cuánto durará el dolor. Lo cierto es que depende de las circunstancias y de la actitud propia de cada persona ante lo bueno y lo malo de la vida. El proceso de pérdida es mucho más llevadero si se han dejado fluir los sentimientos, pero todavía se sufren altibajos; algunos días se está bien, otros no tan bien.

Por eso es prudente considerar que estos procesos no se atraviesen sin ayuda. Puede ser necesario contar con la ayuda de un especialista, de un psicólogo, terapeuta o guía espiritual. No es que se haya perdido la razón, sino que este tipo de duelo supone un trabajo tan duro que resulta imposible realizarlo sin colaboración.

Consejeros del Mes

LOS NIÑOS Y EL TEMA DE LA MUERTE

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Adriana AyalaFebrero, Abril y

Junio

Se solicitan personas con habilidad en ventas para trabajar un nuevo concepto de servicios de cementerio y funeraria. Excelente oportunidad de ingreso y crecimiento profesional. Debe tener auto y disponibilidad para trabajar horarios flexibles y algunos fines de semana. Beneficios, adiestramiento, excelentes comisiones y bonificaciones. Envíe su resume por fax al 787-919-0136 o por correo a la siguiente dirección: Ave. San Claudio #352 PMB 296 San Juan, PR 00926. Para más información llame al 787-919-0099.

SFC buscan Consejeros Familiares

En ocasiones, hablar a los niños de la muerte es motivo de preocupación. Muchas veces tememos ofrecer las respuestas equivocadas, o simplemente nos preocupa cómo explicarles el suceso de forma adecuada. Sin embargo, el tema de la muerte es algo inherente a nuestra naturaleza humana. Nuestra cotidianidad puede reflejar múltiples instancias en la que dicho tema se hace presente y los niños no son la excepción a la hora de lidiar con la pérdida relacionada a la muerte. En ocasiones, puede ser que haya muerto una mascota muy querida, como puede ser que por primera vez en sus vidas, tengan que enfrentar la pérdida de un conocido, familiar, o ser querido.

Los niños perciben la muerte de manera distinta a los adultos y sus reacciones pueden ser variadas. Es muy posible que algunas de estas reacciones nos lleguen a confundir, por lo que debemos procurar establecer con ellos una vía de comunicación efectiva. Nuestros hijos toman conciencia de la muerte más rápido de lo que pensamos. No solo la detectan en la naturaleza o en la vida de los demás, sino que también la sienten y la trabajan, aunque no sepan expresarlo abiertamente. Por tanto, escucharlos detenidamente y hablar sosegadamente con ellos al respecto, nos permitirá entender sus reacciones, prepararlos para una crisis y ayudarles a sobreponer la tristeza.

Cuando permitimos que los niños se expresen abiertamente, abrimos un canal efectivo para que nos comuniquen sus sentimientos, sus pensamientos y cómo se posicionan ellos con respecto al suceso. Para esto es primordial que sientan que no es incorrecto hablar de lo que sienten, o expresarse acerca de lo que perciben. También podemos compartir con

ellos nuestros sentimientos, teniendo en cuenta utilizar lenguaje propio de sus edades, con el que les sea fácil identificarse y sentir apoyo. En ocasiones, los niños pueden necesitar canalizar sus sentimientos de pérdida con juegos, canciones o actividades creativas variadas, por lo que es recomendable se les brinde la oportunidad de expresarse así.

De la misma manera es importante les hablemos con sinceridad y que seamos asertivos al explicar los diversos procesos que rodean el suceso. Los niños son capaces de percibir cuando no se les dice la verdad, o cuando estamos incómodos para contestar alguna pregunta que les pueda surgir. Es mejor establecer sinceramente que no conocemos la respuesta a su pregunta, que tratar de conformarlos con una contestación en la que no creemos. Debemos ser empáticos al contestar sus preguntas y escoger con sencillez la información que se les brindará. De esta forma nos aseguraremos que la mayor parte del duelo en el proceso de pérdida, esté vinculado con la realidad.

No debemos olvidar que también para los niños, atendemos con igual reverencia y seriedad nuestra realidad espiritual con respecto a la muerte. El tratamiento que hemos de dar al tema de la muerte con respecto a los niños, debe reflejar toda la esencia de nuestra fe católica. Hemos de guiar compasivamente a nuestros pequeños a comprender, que dentro de nuestras creencias y ritos funerales católicos, la muerte no es sino un paso en nuestro camino hacia la vida eterna con Dios. Es un paso hacia la real y firme promesa de vida eterna junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, garantizada por los sacramentos del Santo Bautismo, la Santa Comunión y la Reconciliación.

María de los Ángeles Burgos

Marzo

Anthony CalderónMayo

¿DEBEN O NO LOS NIÑOS ASISTIR A LOS

PROCESOS FUNERALES?EL PROCESO DE LUTO DURANTE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Gran cantidad de adultos entienden que los niños no deben asistir a las funerarias. De la misma manera, hay cantidad de adultos que piensan que no tiene nada de malo. Pero la mayoría, se encuentran indecisos sobre si llevarlos o no consigo. La realidad de cómo preparar o incluir a los niños en el proceso de velatorio o el funeral cuando alguien muere, o si en realidad deben incluirlos, es una preocupación real. Entonces, al decidir cómo solucionar esta inquietud, debemos recordar primeramente que ante tal circunstancia los niños necesitarán ser comprendidos. Otra necesidad que tendrán es que los adultos que les acompañen, sean capaces de brindarles paz y tranquilidad en, durante y después del proceso. Si el niño (de cualquier edad), está rodeado de una atmósfera de amor y apoyo por parte de su familia, hasta podría ser incluido en el proceso de descubrir, cómo el funeral puede servir de apoyo a los familiares y amigos que están de duelo.

Si logramos preparar al niño para lo que verá dentro del proceso, hasta a un niño de preescolar se le puede dar la opción de si quiere ir o no al velorio o al funeral. Será importantísimo también reconocer cuando el niño no está siendo capaz de asimilar la información positivamente, por lo que no se le deberá forzar a participar. De ésta manera, el niño puede sentir tranquilidad de que puede tomar su propia decisión al respecto, decisión que deberá ser validada por el adulto que le acompaña. Muchas veces el niño preferirá permanecer con un familiar adulto o allegado, como también puede que sienta cierta curiosidad por el funeral y quiera ver con sus propios ojos lo que está pasando. No obstante, si decide no asistir, será importante conocer por qué para luego poder hablar con el niño de sus temores. Lo más importante dentro del proceso es, tener siempre en cuenta que la muerte es un proceso natural para el ser humano, por lo que al niño se le deben contestar todas las preguntas que tenga al respecto, en un lenguaje sencillo, fácil de comprender y adecuado para su edad.

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Por: Dr. Francisco Guzmán Yunqué, Psiquiatra Pediátrico

La muerte de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede sufrir. Alrededor de 4% de los niños van a perder uno de sus padres antes de los 15 años de edad. La muerte de un padre puede poner en peligro el sentido de seguridad del niño y causarle efectos adversos alargo plazo.

Aún que el luto normal no es un diagnóstico siquiátrico, hay dos escuelas de pensamiento sobre el efecto de la pérdida de un padre durante la niñez. La primera cree que dicha pérdida tiene efectos negativos sobre el desarrollo del niño, aumentando el riesgo de desarrollar condiciones como Depresión, Esquizofrenia, uso de sustancias y Alcoholismo. La segunda postula que no se va a desarrollar dicha sicopatología si el cuidado del niño es asumido por figuras sustitutas positivas.

La reacción de un niño ante la muerte depende de su madurez emocional y cognoscitiva, pues afectan el entendimiento de lo que es la muerte. El concepto de muerte en niños puede caer en una de tres categorías basado principalmente en la edad. De 3 a 5 años se ve la muerte como un sueño o viaje largo del cual se puede regresar. De 5 a 9 años son capaces de aceptar que una persona muere, pero no creen que le pase a todos (o a ellos). De 9 años en adelante conciben la muerte como inevitable e irreversible, y que puede ocurrirles a ellos también.

En los niños prepuberales la presentación más común es tristeza. Frecuentemente quieren morir para visitar al padre muerto. Esto no implica ideas suicidas reales. En ocasiones pueden somatizar con dolor de cabeza y/o de estómago.

Durante el primer año luego de la pérdida, la mayor parte de los niños y adolescentes no aparentan cambios en conducta significativos al comparase con grupos control. Ya cerca del segundo año se ven más síntomas de ansiedad, depresión y agresividad en niñas preadolescentes, y de aislamiento y problemas de socialización en niños.

La causa de muerte del padre puede influenciar mucho en el ajuste ante la pérdida. Si es suicidio, los niños entre 5 a 14 años demuestran más síntomas de ansiedad y depresión (25%), más problemas de ajuste escolar, y hasta 40% de ellos podrían mostrar síntomas de Trastorno por Estrés Post-traumático. Usualmente experimentan ansiedad inmediatamente, coraje a los seis meses, y Vergüenza al año después de la pérdida.

Cuando quién muere es un hermano, el niño tiene que confrontarse con el luto de sus padres y las disfunciones que pueda traer en el entorno familiar, y con su propio proceso de luto. Los varones se verán más afectados si muere un padre que si muere un hermano. Las niñas demostrarán más síntomas por la pérdida de un hermano que los niños. El niño que sobrevive puede presentar dificultad particular en trabajar con sentimientos de culpa, negación, vulnerabilidad, y preocupación sobre su propio bienestar.El apoyo y la intervención temprano en el proceso, así como el seguimiento cercano por los próximos dos años va a ser determinante en favorecer un ajuste adecuado a largo plazo.

Referencias:

LEWIS, MELVIN; CHILD AND ADOLESCENT PSYCHIATRY A

COMPREHENSIVE TEXTBOOK, THIRD EDITION. LIPPINCOTT

WILLIAMS & WILKINS, 2002, PP. 470-477.

CAREY, WILLIAM B.; DEVELOPMENTAL-BEHAVIORAL

PEDIATRICS, FOURTH EDITION. SAUNDERS ELSEVIER, 2009,

PP. 366-372.

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