El camino de la alienación. Trabajo y ética en Smith, Marx ...

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REVISTA EMPRESA Y HUMANISMO / VOL XIX / Nº 2 / 2016 / 119-152 ISSN: 1139-7608 / DOI: 10.15581/015.XIX.2.119-152 119 119 Resumen: El presente artículo quiere describir la relación entre división del trabajo y ética en las teo- rías de Adam Smith, Karl Marx y Karol Wojtyla. De este modo se intenta no sólo mostrar los elementos sus- tanciales del concepto de trabajo en estos tres auto- res, sino también cómo hay una relación conceptual entre ellos, en tanto que Wojtyla reacciona a la antro- pología marxista y el mismo Marx lee y hace una in- terpretación original de Smith. Palabras clave: Wojtyla, Marx, Smith, Ética, Di- visión del trabajo. Abstract: The aim of this article is to describe the relation between division of labor and ethics in the theories of Adam Smith, Karl Marx, and Karol Wojtyla. Thus, we attempt to give not only a description of the theory of work provided by these three authors, but also to show how there is a conceptual relation bet- ween them, when Wojtyla reacts against the Marxist anthropology and Marx studies and reinterprets the Smithian concepts of work, virtue and division of labor. Keywords: Wojtyla, Marx, Smith, Ethics, Divi- sion of labor. El camino de la alienación. Trabajo y ética en Smith, Marx y Wojtyla The Path of Alienation in Work Ethics. Division of Labor and Personal Fulfillment in Smith, Marx and Wojtyla JAVIER PINTO Profesor de Ética Empresarial en la Facultad de Cien- cias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes (Santiago de Chile) [email protected] . . RECIBIDO: 27 DE ABRIL DE 2015/APROBADO: 2 DE JUNIO DE 2016 GONZALO LETELIER Profesor de Filosofía en el Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes (Santiago de Chile) [email protected]

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REVISTA EMPRESA Y HUMANISMO / VOL XIX / Nº 2 / 2016 / 119-152ISSN: 1139-7608 / DOI: 10.15581/015.XIX.2.119-152

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Resumen: El presente artículo quiere describirla relación entre división del trabajo y ética en las teo-rías de Adam Smith, Karl Marx y Karol Wojtyla. De estemodo se intenta no sólo mostrar los elementos sus-tanciales del concepto de trabajo en estos tres auto-res, sino también cómo hay una relación conceptualentre ellos, en tanto que Wojtyla reacciona a la antro-pología marxista y el mismo Marx lee y hace una in-terpretación original de Smith.

Palabras clave: Wojtyla, Marx, Smith, Ética, Di-visión del trabajo.

Abstract: The aim of this article is to describethe relation between division of labor and ethics in thetheories of Adam Smith, Karl Marx, and Karol Wojtyla.Thus, we attempt to give not only a description of thetheory of work provided by these three authors, butalso to show how there is a conceptual relation bet-ween them, when Wojtyla reacts against the Marxistanthropology and Marx studies and reinterprets theSmithian concepts of work, virtue and division of labor.

Keywords: Wojtyla, Marx, Smith, Ethics, Divi-sion of labor.

El camino de la alienación. Trabajo y éticaen Smith, Marx y WojtylaThe Path of Alienation in Work Ethics.Division of Labor and Personal Fulfillment inSmith, Marx and Wojtyla

JAVIER PINTO

Profesor de Ética Empresarial en la Facultad de Cien-cias Económicas y Empresariales de la Universidadde los Andes (Santiago de Chile)

[email protected]

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.

RECIBIDO: 27 DE ABRIL DE 2015/APROBADO: 2 DE JUNIO DE 2016

GONZALO LETELIER

Profesor de Filosofía en el Instituto de Filosofía de laUniversidad de los Andes (Santiago de Chile)

[email protected]

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INTRODUCCIÓN

Uno de los primeros estudios modernos sobre la relación entre produc-tividad y ética puede encontrarse en las ideas de Smith en su obra La Riquezade las Naciones (1776). En palabras de Schumpeter, nadie, antes o después deSmith, pensó nunca en dar tal importancia a la división del trabajo1. Esta afir-mación puede ser referida no sólo a la importancia que se le debe dar a la ideade la división del trabajo como factor de productividad y desarrollo econó-mico, sino también como parte fundamental de una teoría moral del trabajo.En efecto, el filósofo escocés no se limita a explicar los factores productivosque permiten comprender el desarrollo de la economía, sino que también, talcomo hiciera en toda su obra, describe aspectos morales asociados a la divi-sión del trabajo2.

En el contexto de lo que podemos llamar una historia de la teoría del tra-bajo3, en el presente artículo queremos mostrar cómo el concepto de trabajoen Smith es relevante no sólo por su novedad en el siglo XVIII4, sino tambiénporque constituye una primera comprensión moderna de la relación entreproductividad y moral, configurando el marco teórico de una de las discusio-nes políticas, económicas y filosóficas más relevantes de los siglos XIX y XX.

En efecto, la tesis de Smith acerca de la relación entre productividad ymoral es un punto de partida en la discusión moderna acerca del trabajo hu-mano. Precisamente, como reacción crítica a la tesis smithiana, Marx propusolo que más tarde se conocerá como “determinismo tecnológico”, según el cualtoda actividad organizada bajo los principios de la división del trabajo es ne-cesariamente negativa para el trabajador. De modo semejante, la necesidad deconfutar las tesis marxistas suscitó una profundización del concepto cristianodel trabajo en Karol Wojtyla, el cual, intentando superar una dialéctica abier-tamente contraria a la antropología cristiana y a su comprensión de la digni-dad del trabajo humano, propuso una redefinición del sentido subjetivo deltrabajo a partir de una fenomenología de la acción personal5.

Así, este artículo revisará las teorías del trabajo de Smith, Marx y Wojtylahaciendo especial hincapié en las ventajas explicativas del filósofo polaco, cuya

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1 Schumpeter, J. A. (1954).2 Hühn, M. P. y Dierksmeier, C. (2014); Aspromourgos, T. (2013).3 Dupré, J. y Gagnier, R. (1996).4 Hamowy, R. (1968).5 Wojtyła, K. (1978b).

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fenomenología de la acción rescata la intrínseca naturaleza moral de cualquierlabor personal al reconocer la preeminencia del sentido subjetivo del trabajosobre su dimensión objetiva o productiva6.

Con el objetivo de profundizar en este argumento, procederemos de lasiguiente manera:

En primer lugar explicaremos cómo la teoría smithiana de la división deltrabajo enuncia dos efectos morales posibles a consecuencia de un sistema pro-ductivo organizado de acuerdo con los principios de la división del trabajo7:la estupidez8 o la virtud del trabajador9. Smith, sin embargo, no se refiere alcarácter intrínsecamente moral del trabajo, sino sólo a las eventuales conse-cuencias morales positivas o negativas que el sistema productivo puede con-seguir en cada trabajador. El filósofo escocés tampoco hace referencia al modoen que el sistema de producción basado en los principios de la división del tra-bajo debe ser puesto en práctica para evitar la progresiva estupidez de los tra-bajadores, sino que sólo se limita a proponer la intervención de la autoridadpolítica a través de una mejora en el sistema de educación pública, de modotal que se compense el daño provocado por la fábrica en los trabajadores10.

En segundo lugar explicaremos de qué modo Marx, a raíz de su inter-pretación crítica de la explicación smithiana de la relación entre productivi-dad y moral11, intenta reformular la tesis de Smith12, afirmando que la pro-ducción capitalista nunca consigue algo distinto que la degradación deltrabajador o su alienación13. De este modo, Marx aporta la argumentación paralo que posteriormente se conocerá como determinismo tecnológico, a saber,la idea de que la producción basada en la propiedad privada, el capital y la di-visión del trabajo es siempre intrínsecamente inmoral14. Consecuentemente, lasolución marxista para la superación del sistema productivo moderno radicaprecisamente en la supresión de la producción capitalista, de manera tal que enla futura sociedad comunista se consigan formas de trabajo totalmente libres,

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6 Juan Pablo II (1981), p. 6.7 Rosenberg, N. (1965).8 WN, book V, chapter I, article II.9 WN, book I, chapter I, article I.10 Elton, M. (2006).11 El capital, I, III, 2, b.12 Honderich, T. (1982).13 Kanungo, R. N. (1982).14 Bimber, B. (1990).

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en las que cada trabajador pueda auto-determinarse: realizar las tareas que creaconveniente, sin estar sujeto al dueño del capital15.

Finalmente mostraremos cómo la teoría del trabajo en Wojtyla, motivadaen parte como una reacción crítica a la experiencia del comunismo, presentauna noción distinta del trabajo humano, entendido ahora como un acto in-trínsecamente moral16, es decir, como una acción subjetiva y auto-determi-nada en la producción, orientada al bien común17. A diferencia de Smith, paraWojtyla la dimensión moral del trabajo no puede reducirse a sus eventualesefectos en el trabajador, sino que constituye su misma naturaleza como activi-dad humana. Por esta razón, en Wojtyla la alienación del trabajador no se evitasimplemente modificando la estructura de las relaciones de producción, comopretendía Marx, sino poniendo en práctica una actividad productiva personaly orientada al bien común18.

I. DIVISIÓN DEL TRABAJO, VIRTUD Y EMBRUTECIMIENTOEN ADAM SMITH

John Ruskin (1819-1900), poeta, arquitecto y pensador del siglo XIX,juega un rol protagónico en el llamado Romanticismo inglés, especialmenteen cuanto representa una reacción contra los principios de universalidad, ob-jetividad y racionalidad de la Ilustración, a partir de los cuales se pretendía en-contrar soluciones permanentes a todos los problemas de la vida19. En estesentido, las ideas románticas de Ruskin se orientan hacia una crítica social re-lacionada con la implementación de la técnica en el mundo, claramente re-presentada en su época por el auge de la Revolución Industrial y la divisióndel trabajo:

En el último tiempo, hemos estudiado y perfeccionado mucho elgran invento civilizado de la división del trabajo; sólo que le damos unnombre falso. Hablando en verdad, no es el trabajo el que se divide sinolos hombres, divididos en meros segmentos de hombres, rotos en pe-queños fragmentos y migajas de vida. Así, todos los pequeños pedazos

JAVIER PINTO Y GONZALO LETELIER

15 Brenkert, G. G. (2013).16 Juan Pablo II (1981), nº 6.17 Wojtyla, K. (1979).18 Felice, F. (2005).19 Berlin, I. (2012).

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de inteligencia que quedan en un hombre no son suficientes para fabri-car un alfiler o un clavo, pero se agota a sí mismo al hacer la punta de unalfiler o la cabeza de un clavo (...). Y los grandes gritos que surgen detodas nuestras ciudades, más ruidosos que el estallido del horno, se de-ben totalmente a esto: que fabricamos todo lo que hay excepto a loshombres20.

La idea acerca de la división del trabajo que entrega el poeta no es cer-tera, al menos si su crítica se dirige hipotéticamente a Smith, pues la divisióndel trabajo en La Riqueza de las Naciones no tiene como consecuencia necesa-ria el aumento de la riqueza a costa de la degradación de los mismos trabaja-dores. Lo que sí es correcto en relación con la teoría de la división del trabajoen Smith es la afirmación –presente en La Riqueza de las Naciones– de que laespecialización podría tanto degradar al trabajador como ofrecerle un espaciode desarrollo moral e intelectual.

El concepto de división del trabajo aparece al comienzo de La Riqueza delas Naciones, en el libro I del texto, en la descripción del funcionamiento de lafábrica de alfileres (the pin factory):

Un operario de esta fábrica, sin ninguna educación en el oficio dela fabricación (pero habiendo sido incluido en sus actividades) y sin unaformación en el uso de las máquinas que utiliza una fábrica como esta(maquinaria que existe como resultado de la misma división del trabajo)(…), y es cierto que tal vez no podría producir ni siquiera veinte. Perodado el modo como esta fabricación es llevada a cabo, no sólo es posi-ble toda la operación necesaria para la fabricación de un alfiler, sino quetambién es dividido en diversas operaciones, cada una de las cuales cons-tituye una producción en sí mismo. Un operario se encarga de tirar elalambre, otro de estirarlo, un tercero lo corta, otro lo afila, un quintolo prepara para ponerle la cabeza. Para hacer la cabeza del alfiler se re-quieren otras dos o tres operaciones distintas: poner la cabeza es unaoperación específica, distinta de blanquear el alfiler y de envolverlo, yel proceso de fabricación del alfiler es, de este modo, dividido en másde dieciocho operaciones distintas, las que (…) son realizadas cada unade ellas por manos distintas (…) Pero si estos no hubieran trabajado demanera separada e independiente, y si, además, ninguno de ellos hu-

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20 Ruskin, J. (1912).

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biese sido formado para trabajar en el taller, es muy seguro que ningunode ellos hubiera alcanzado a fabricar veinte o ni siquiera un alfiler al día,lo que es claramente algo distinto de las doscientas y cuatrocientas par-tes que cada uno de ellos es capaz de producir como consecuencia deuna adecuada división de la labor que permite combinar diversas ope-raciones21.

En este pasaje de La Riqueza se muestra cómo es posible un aumento dela productividad fruto de la división de las tareas que será, a su vez, un factorsustancial en el aumento de la riqueza del país22.

En la consideración moral de la división del trabajo, Smith presenta loque, de modo muchas veces superficial, se ha entendido como una doble de-finición moral de la división del trabajo y de su impacto sobre el trabajador23.Sin embargo, la propuesta de Smith debe entenderse más bien como dos for-mas posibles de organización del trabajo, una de las cuales produce conse-cuencias morales positivas, y la otra, en cambio, negativas.

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21 WN, book I, chapter I, article I:: “The greatest improvement in the productive powers of labor, and thegreater part of the skill, dexterity, and judgment with which it is anywhere directed, or applied, seem tohave been the effects of the division of labor (…) To take an example, therefore, from a very trifling ma-nufacture; but one in which the division of labor has been very often taken notice of, the trade of thepin-maker; a workman not educated to this business (which the division of labor has rendered a distincttrade), nor acquainted with the use of the machinery employed in it (to the invention of which the samedivision of labor has probably given occasion), could scarce, perhaps, with his utmost industry, make onepin in a day, and certainly could not make twenty. But in the way in which this business is now carriedon, not only the whole work is a peculiar trade, but it is divided into a number of branches, of which thegreater part are likewise peculiar trades. One man draws out the wire, another straights it, a third cutsit, a fourth points it, a fifth grinds it at the top for receiving, the head; to make the head requires two orthree distinct operations; to put it on is a peculiar business, to whiten the pins is another; it is even atrade by itself to put them into the paper; and the important business of making a pin is, in this manner,divided into about eighteen distinct operations, which, in some manufactories, are all performed by dis-tinct hands, though in others the same man will sometimes perform two or three of them. I have seen asmall manufactory of this kind where ten men only were employed, and where some of them conse-quently performed two or three distinct operations. But though they were very poor, and therefore butindifferently accommodated with the necessary machinery, they could, when they exerted themselves,make among them about twelve pounds of pins in a day. There are in a pound upwards of four thou-sand pins of a middling size. Those ten persons, therefore, could make among them upwards of forty-eight thousand pins in a day. Each person, therefore, making a tenth part of forty-eight thousand pins,might be considered as making four thousand eight hundred pins in a day. But if they had all wroughtseparately and independently, and without any of them having been educated to this peculiar business,they certainly could not each of them have made twenty, perhaps not one pin in a day; that is, certainly,not the two hundred and fortieth, perhaps not the four thousand eight hundredth part of what they areat present capable of performing, in consequence of a proper division and combination of their diffe-rent operations”.

22 McNulty, P. J. (1973).23 West, E. G. (1964).

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En cuanto a las consecuencias positivas, Smith explica en el mismo libroI de su obra que la división de la labor presenta una oportunidad para el desa-rrollo humano del trabajador.

Los mayores adelantos en las facultades o principios productivosdel trabajo, y la destreza, pericia y acierto con que éste se aplica y dirigeen la sociedad, no parecen ser efectos de otra causa que de la divisióndel trabajo mismo (…)24.

Dentro de esta visión positiva de la división del trabajo, Smith afirma queel trabajo no especializado, distinto del que se realiza en la fábrica, se vuelvevago, en el sentido de que se ocupa de una serie de actividades que no logranconseguir en el trabajador un impacto positivo en sus propias capacidades, des-trezas y concentración. En cambio, aprender un trabajo especializado, comoaquellos que se describen en la fábrica de alfileres, es una oportunidad de es-pecialización y adquisición de ciertas virtudes relacionadas con la superaciónde la pereza y la vagancia25. Para Smith, los trabajadores que no participan delabores especializadas, como son aquellas que se ordenan bajo el principio dela división de la labor, están expuestos al hábito de deambular y a realizar susactividades de un modo caracterizado por la falta de cuidado y la indolencia.Esto –explica Smith– se da, por ejemplo, en el contexto de una actividad la-boral rural en donde se está obligado a cambiar regularmente de tarea y de he-rramientas muchas veces en la misma jornada de trabajo (cada media hora –dice Smith) y a emplear las manos de muchas maneras diversas, lo cual notiene otra consecuencia que la promoción de la holgazanería y la flojera, ade-más de fomentar la incapacidad de cualquier esfuerzo enérgico, incluso en lascondiciones más apremiantes26. De este modo, la división del trabajo lleva con-sigo no sólo prosperidad material, sino la oportunidad de desarrollo moralcuando evita el vicio27.

Por otra parte, el filósofo escocés muestra en el libro V que el aumentode la productividad, consecuencia de la división del trabajo, conllevaría en al-gunas circunstancias un efecto negativo:

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24 WN, book I, chapter I, article I: “The greatest improvement in the productive powers of labor, and thegreater part of the skill, dexterity, and judgment with which it is anywhere directed, or applied, seem tohave been the effects of the division of labor (…)”.

25 WN, book I, chapter I, article I.26 WN, book I, chapter I, article I.27 Elton, M. (2006).

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En el progreso de la división del trabajo, la ocupación de la mayorparte de las personas que viven de su trabajo, o sea la gran masa del pue-blo, se reduce a muy pocas y sencillas operaciones; con frecuencia a unao dos tareas. Consideraremos, sin embargo, que la inteligencia de la ma-yor parte de los hombres se perfecciona necesariamente en el ejerciciode las ocupaciones ordinarias. Un hombre que gasta la mayor parte desu vida en la ejecución de unas pocas operaciones muy sencillas, casiuniformes en sus efectos, no tiene ocasión de ejercitar su entendimientoo adiestrar su capacidad inventiva en la búsqueda de varias alternativasque sirvan para resolver dificultades que nunca se presentan. Pierde así,naturalmente, el hábito de aquella potencia, y se hace todo lo estúpidoe ignorante que puede ser una criatura humana. La torpeza del enten-dimiento no sólo le incapacita para terciar en una conversación y delei-tarse de ella, sino para concebir pensamientos nobles y generosos, y for-mular un juicio sensato respecto de las obligaciones de la vida privada28.

Como Smith explica en el primer libro de La Riqueza de las Naciones, ladivisión de la labor tiene un efecto en la productividad, precisamente porqueafecta positivamente al desarrollo de la tecnología necesaria para producir y,además, promueve la especialización de los trabajadores, lo que finalmente re-dunda en la posibilidad que tienen los mismos trabajadores de incorporar me-joras en el sistema productivo. Sin embargo, es precisamente en este aspectoen donde Smith también considera que hay una conexión entre productividady degradación personal, haciendo del trabajo una tarea más mecánica y, por lotanto, embrutecedora29. Si consideramos esta doble posibilidad, la conclusiónno es necesariamente una contradicción en la teoría del escocés, sino una des-cripción de la relación entre producción y moral que no es determinante, nipositiva ni negativamente.

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28 WN, book V, chapter I, article III: “In the progress of the division of labor, the employment of the fargreater part of those who live by labor, that is, of the great body of the people, comes to be confined toa few very simple operations, frequently to one or two. But the understandings of the greater part ofmen are necessarily formed by their ordinary employments. The man whose whole life is spent in per-forming a few simple operations, of which the effects are perhaps always the same, or very nearly thesame, has no occasion to exert his understanding or to exercise his invention in finding out expedientsfor removing difficulties which never occur. He naturally loses, therefore, the habit of such exertion,and generally becomes as stupid and ignorant as it is possible for a human creature to become. The tor-por of his mind renders him not only incapable of relishing or bearing a part in any rational conversa-tion, but of conceiving any generous, noble, or tender sentiment, and consequently of forming any justjudgment concerning many even of the ordinary duties of private life”.

29 Aspromourgos, T. (2013).

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Ahora, ¿son contradictorias estas descripciones de los efectos de la divi-sión del trabajo? Si, por una parte, la división del trabajo permite el progresode la sociedad, haciendo, además, a los propios trabajadores diligentes, sobriosy virtuosos, y por otra parte, sólo consigue en los hombres más sencillos unprogresivo embrutecimiento, ¿debemos concluir que hay una inconsistenciaen la teoría de la división del trabajo en La Riqueza de las Naciones?

La propuesta de Smith en relación con la división del trabajo no es con-tradictoria, pues este sistema de producción smithiano no es inmediatamentenegativo ni positivo desde la perspectiva del desarrollo personal en el trabajo:la división del trabajo en Smith no tiene un carácter determinante desde laperspectiva del desarrollo moral de los trabajadores. Un sistema productivobasado en la división del trabajo puede ser tanto una oportunidad de desarro-llo como una forma de trabajo alienante. Como explica Rosenberg, Smith noafirma que el trabajo especializado produzca necesariamente una degradacióndel trabajador ni su desarrollo moral30; ambas posibilidades quedan abiertas31.

Así, en Smith puede haber un trabajo especializado negativo y otro posi-tivo, porque la especialización puede asumirse de modos diversos. La divisióndel trabajo permitirá un desarrollo moral en tanto que el trabajador, ya seaempleado o pequeño propietario, pueda tener en su actividad cotidiana un es-pacio de optimización que le permita no sólo mejorar la productividad, sinotambién desarrollar la capacidad de invención. La superación de la eventualcontradicción en Smith está dada por la valoración de la invención como fac-tor de desarrollo humano y material. Smith considera que el trabajo es con-dición de desarrollo humano cuando, en el desempeño de actividades espe-cializadas, es posible tener espacios de motivación para la creación de nuevosy mejores procesos productivos. Esto no se refiere solamente a la necesidadde lograr grandes desarrollos tecnológicos, sino también a la posibilidad de

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30 Rosenberg, N. (1965).31 Como explica Hannah Arendt, la actividad laboral en un contexto de colaboración puede efectiva-

mente ser orientada desde dos criterios distintos. El primero presupone la equivalencia cualitativade las tareas que desarrollan los trabajadores, en donde no se requieren mayores habilidades téc-nicas. Estas tareas no implican un fin en sí mismas, representan solamente una cantidad determi-nada de fuerza laboral que se relaciona entre sí de un modo puramente cuantitativo. La segundaorientación, en cambio, es aquella que encontramos en una forma de trabajo colectivo en donde lostrabajadores están socialmente organizados como en los viejos gremios o corporaciones medievales,o como en ciertos sindicatos de comercio contemporáneos, en donde sus miembros se vinculan pre-cisamente por las habilidades y especialidades que distinguen a unos trabajadores de otros.Arendt, H. (1958).

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contribuir con mejoras pequeñas en el contexto de las tareas especializadas querealiza el trabajador32.

Así pues, una división del trabajo negativa desde la perspectiva del desa-rrollo personal es sólo aquella que, como explicábamos previamente, no im-plica realmente la oportunidad de ejercitar su entendimiento o su imaginaciónen actividades que busquen encontrar soluciones para la superación de unasdificultades que, en realidad, nunca se producen. Este hombre pierde, natu-ralmente, el hábito de tal ejercicio intelectual33.

Los esclavos muy rara vez tienen algo de inventiva. Todas las ma-yores mejoras, ya sea en maquinaria, como en la organización y distri-bución del trabajo, que facilitan y abrevian la labor, han sido descubier-tas por hombres libres34.

A diferencia de lo que sucede con los brutos y esclavos, para Smith unadivisión del trabajo correctamente implementada implica el ejercicio motivadode la imaginación, la inventiva y el autodominio, entre otras virtudes35. Peroesto no se justifica sólo desde la perspectiva del desarrollo personal de los mis-mos trabajadores, sino también desde el mismo proceso productivo que puedeverse optimizado por estas virtudes:

Una parte importante de la maquinaria que ha sido utilizada poraquellas industrias en donde la labor está muy subdividida es original-mente el resultado del invento de trabajadores comunes que, estandocada uno de ellos mismos en las mismas operaciones simples, natural-mente han orientado sus pensamientos hacia la búsqueda de métodosmás sencillos y disponibles para realizar sus tareas36.

De este modo, allí donde es asumida con inventiva y motivación, la divi-sión del trabajo es una forma de organización superior, no sólo en cuanto per-mite el aumento de la productividad, sino también en cuanto constituye unaoportunidad de desarrollo personal de los trabajadores. Sin embargo, también

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32 Rosenberg, N. (1965).33 WN, book V, chapter I, article II.34 WN, book IV, chapter 9: “Slaves (…) are very seldom inventive: and all the most important impro-

vements, either machinery, or in the arrangement and distribution of work, which facilitate andabridge labor, have been the discoveries of freemen”.

35 Calkins, M. J. y Werhane, P. H. (1998).36 WN, book I, chapter 1: “A great part of the machines made use of in those manufacturers in which

labor is most subdivided were originally the inventions of common workmen, who, being each ofthem employed in some very simple operation, naturally turned their thoughts towards findingsout easier and readier methods of performing it”.

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es importante subrayar el hecho de que la perspectiva de Smith nunca es de-cididamente ética, por cuanto no hay una definición del trabajo como una ac-tividad intrínsecamente moral, sino que se considera más bien desde su di-mensión productiva, y la explicación acerca de su condición moral aparece enun plano más bien secundario. Una razón que nos permite comprender esto esel hecho de que en Smith los mismos efectos morales negativos del trabajo sonde algún modo aceptables, y que la solución a estos efectos es más bien com-pensatoria, al situarse en el ámbito de la actividad del Estado, y no dentro dela fábrica.

En efecto, de acuerdo con Smith, en aquellas instancias de trabajo espe-cializado en donde el mismo trabajador no logre otro resultado que su pro-gresivo embrutecimiento es necesaria la promoción de la educación pública,que se puede entender como una reforma social vinculada al problema del tra-bajo37. Para Smith, en efecto, el Estado podrá desarrollar actividades benevo-lentes que, además de los deberes de justicia de todo gobernante, pueden asu-mirse como parte de una labor regular38. Ahora, más allá de la efectividad deesta medida, es significativo que en este caso para Smith no haya propiamenteun interés explícito por mejorar las condiciones de trabajo dentro de la fábrica,sino la promoción de ciertas actividades extra-laborales (como la educaciónpública) que compensen lo que pudieron haber perdido algunos trabajadoresdentro de la fábrica:

Pero, sin embargo, como la gente común, en cualquier sociedadcivilizada, no puede estar tan bien educada como las personas de ciertorango y fortuna, entonces, aquellas partes más esenciales de la educa-ción, como leer, escribir y contar, pueden ser enseñadas en un períodotemprano de la vida, de manera tal que la gran mayoría, incluso aquellosque hayan sido criados para las más bajas ocupaciones, tengan el tiempopara adquirir esas mismas habilidades antes de ser empleados en dichasocupaciones. Con tan sólo un gasto económico menor, la sociedadpuede facilitar, impulsar e incluso obligar a la adquisición de esas partesesenciales de la educación39.

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37 McNulty, P. J. (1973).38 Elton, M. (2006).39 WN, book V, chapter I, article II: “But though the common people cannot, in any civilized society,

be so well instructed as people of some rank and fortune, the most essential parts of education,however, to read, write, and account, can be acquired at so early a period of life that the greaterpart even of those who are to be bred to the lowest occupations have time to acquire them beforethey can be employed in those occupations. For a very small expense the public can facilitate, canencourage, and can even impose upon almost the whole body of the people the necessity of acqui-ring those most essential parts of education”.

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Así, al margen de la efectividad de este tipo de propuestas, es significa-tivo que Smith no considere la posibilidad de una mejora de las condiciones detrabajo dentro de la fábrica. El punto es particularmente relevante para nues-tro tema. La principal ambigüedad de la posición de Smith, en consecuencia,no se halla tanto en los eventuales efectos positivos o negativos de la divisióndel trabajo cuanto en la naturaleza propiamente moral del problema plante-ado.

II. HACIA LA REFORMULACIÓN MARXISTA: DIVISIÓN DELTRABAJO, DETERMINACIÓN TECNOLÓGICA Y LIBERTAD

En El Capital, Marx explica cómo Smith tuvo la necesidad de salir delpaso de la total mutilación producida por la división del trabajo proponiendoque el Estado tomara a su cargo la enseñanza de la población, pero sólo en do-sis prudentemente homeopáticas si se sigue la recomendación hecha en La Ri-queza de la Naciones40. Para Marx en cambio, el problema no se debe compen-sar con la actuación del Estado, sino que se debe reformular todo el procesoproductivo, suprimiendo finalmente aquel medio de producción que permiteel desarrollo de la sociedad capitalista a través de la división del trabajo. A di-ferencia de Smith, la superación de las consecuencias negativas de la divisióndel trabajo se consigue en Marx no con la reformulación del sistema produc-tivo y, consecuentemente, de la organización del trabajo, sino con la supresióndel sistema productivo capitalista, que se basa siempre en la división del tra-bajo.

En este sentido, es al menos controvertible que los pasajes en los queSmith explica los efectos negativos de la división del trabajo puedan leersecomo un antecedente de la teoría de Marx y que, como afirma Rosenberg,Smith sea el precursor de su concepto de alienación, sobre todo si se consi-dera que la lectura que hace Marx de Smith es más bien crítica41.

Las ideas de Marx acerca de los efectos de la división del trabajo tienenantecedentes en la obra de Adam Ferguson, intelectual de la Ilustración Es-cocesa, contemporáneo de Smith, y con quien el mismo Smith mantuvo ciertapolémica a raíz del concepto de división del trabajo42. Marx, en efecto, explica

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40 El capital, I, XII, 5.41 West, E. G. (1969). Para la originalidad del término alienación, véase Hamowy, R. (1968).42 Hamowy, R. (1968).

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que Smith comienza su obra, ex officio, con una apoteosis de la división del tra-bajo, pero más adelante, en el último libro de La Riqueza de las Naciones, quetrata acerca de las fuentes de los ingresos del Estado, reproduce de pasada ladenuncia acerca de los efectos de la división del trabajo que hiciera Ferguson,a quien Marx identifica como el maestro de Smith43. Marx considera que ladescripción de los efectos negativos de la división del trabajo son originales deFerguson, no de Smith, y de este modo, el autor de El Capital sigue precisa-mente el derrotero de la crítica a la división del trabajo sin más, dejando delado las reflexiones smithianas acerca de los efectos positivos de la división deltrabajo o la compensación a los efectos negativos a través del Estado.

De este modo, Marx formula su crítica al sistema de producción capita-lista de su época en dos ideas generales:

El sistema económico, basado en un sistema productivo específico,determina el desarrollo humano: el sistema capitalista requiere un sis-tema productivo basado en la división del trabajo, el cual produce ne-cesariamente que el trabajador se embrutezca, se enajene o se aliene.Esto es un argumento consistente con el determinismo histórico enMarx, que explica el devenir de la historia como el resultado de un sis-tema productivo específico. Esta idea es lo que más tarde se llamará de-terminismo tecnológico en la filosofía marxista.

La ética del trabajo debe ser una ética de la autodeterminación enun nuevo sistema productivo, distinto de aquel que está fundado sobrelos principios de la división del trabajo. La ética de Marx intenta reva-lorar el trabajo sobre la base del concepto de autodeterminación. Estacapacidad humana, asociada íntimamente al ejercicio de la libertad, im-plica un abandono de los sistemas productivos modernos al permitir queel trabajador realice aquella actividad que le parezca conveniente, es de-cir, sin que esté sujeto a condiciones productivas que lo obliguen a de-sarrollar tareas que él no ha elegido.

1. Determinismo de los sistemas productivos

Para comprender el influjo determinante de los sistemas productivos enla historia y la sociedad podemos ver cómo Marx explica breve, pero clara-

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43 El capital, I, III, 2, b.

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mente su idea acerca de la determinación de los factores productivos sobre lasociedad en La Pobreza de la Filosofía:

Las relaciones sociales están estrechamente ligadas a las fuerzasproductivas. Con la adquisición de nuevas fuerzas de producción, loshombres cambian su modo de producción; y al cambiar su modo deproducción (…) también cambian sus relaciones sociales. El molino demano permite la existencia del señor feudal; el molino a vapor, la socie-dad capitalista industrial44.

Las fuerzas productivas consisten en capacidad productiva humana (la-bor power) y en medios productivos. Las relaciones de producción se refierena la forma de control sobre las fuerzas productivas45, y el trabajo, para Marx,se refiere sólo a la actividad productiva46. De este modo, hay en Marx una prio-ridad de los factores productivos respecto de las relaciones de producción y lavida social: los sistemas productivos determinan la forma de producción, demodo que la división del trabajo (sistema productivo) está en la base de la alie-nación del trabajador (forma de producción capitalista):

En cuanto a forma específicamente capitalista del proceso socialde producción (…) no es sino un método especial encaminado a produ-cir plusvalía relativa o a hacer que el capital se valorice a sí mismo en elmás alto grado –lo que se llama riqueza social, wealth of nations, etc.– aexpensas de los trabajadores. No sólo fomenta la fuerza productiva so-cial del trabajo exclusivamente para el capitalista, y nunca para el obrero,sino que, además, la fomenta a costa de mutilar al trabajador individual.Crea nuevas condiciones de dominación del capital sobre el trabajo. Deahí que, si, de una parte, se manifiesta como un progreso histórico y unafase necesaria de desarrollo en el proceso económico de formación dela sociedad, es al mismo tiempo, por otra parte, un medio de explota-ción civilizada y refinada.

La economía política, que surge como ciencia en el período de lamanufactura, sólo considera la división social del trabajo, en general,desde el punto de vista de la división manufacturera del trabajo, como

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44 Marx, K. (1963), II: “Social relations are closely bound up with productive forces. In acquiring new pro-ductive forces men change their mode of production; and in changing their mode of production (…)they change social relations. The hand-mill gives you society with feudal lord; the steam-mill [gives you]society with the industrial capitalist”.

45 Honderich, T. (1982).46 Kanungo, R. N. (1982).

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medio para producir mayor número de mercancías con la misma canti-dad de trabajo y, consiguientemente, para abaratar las mercancías y ace-lerar la acumulación de capital47.

La filosofía de Marx comparte con Smith la relación entre la divi-sión del trabajo y el aumento de la riqueza, pero la valoración que haceMarx de esa relación es precisamente inversa a la de Smith, porque elfilósofo alemán considera que la acumulación del capital lleva consigonecesariamente el deterioro humano de la llamada clase obrera.

La acumulación de capital aumenta la división del trabajo y la di-visión del trabajo aumenta el número de trabajadores. Por el contrario,el crecimiento en el número de trabajadores aumenta la división del tra-bajo, del mismo modo por que el crecimiento de la división del trabajoaumenta la acumulación de capital. Como consecuencia de esta divisióndel trabajo, por una parte, y de la acumulación de capitales, por otro, eltrabajador aumenta progresivamente una forma dependencia uniformeen relación con el trabajo, y de modo particular, su trabajo se vuelve uni-dimensional y semejante al de una máquina. (…) Del mismo modo, elaumento de esa clase de hombres, que no hacen más que realizar estetipo de trabajo, aumenta la competencia entre los mismos trabajadoresy, por lo tanto, reduce el valor de sus salarios. En el sistema de la fábrica,condiciones de los trabajadores como éstas llegan a su clímax48.

Para Marx, aquello que los obreros pierden en las actividades organiza-das de acuerdo con la división del trabajo se hace realidad, frente a ellos mis-mos, en el capital. La división manufacturera del trabajo, explica, tiene comofruto que se le arrebaten al obrero sus potencias intelectuales, en tanto que el

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47 Marx, K. (1968), I, XII, 5.48 Manuscritos, Los salarios del trabajo, : “The accumulation of capital increases the division of labor,

and the division of labor increases the number of workers; conversely, the growth in the number ofworkers increases the division of labor, just as the growth in the division of labor increases theaccumulation of capital. As a consequence of this division of labor, on the one hand, and the accu-mulation of capitals, on the other, the worker becomes more and more uniformly dependent on la-bor, and on a particular, very one-sided and machine-like type of labor. Just as he is depressed, the-refore, both intellectually and physically to the level of a machine, and from being a man becomesan abstract activity and a stomach, so he also becomes more and more dependent on every fluc-tuation in the market price, in the investment of capital and in the whims of the wealthy. Equally,the increase in that class of men who do nothing but work increases the competition among theworkers and therefore lowers their price. In the factory system, conditions such as these reach theirclimax”.

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proceso de producción en el que está involucrado permite que el producto seapara el trabajador como propiedad ajena. Este divorcio –según Marx– co-mienza a producirse con la cooperación simple, en la que el capitalista repre-senta, frente a los obreros individuales, la unidad y la voluntad del cuerpo so-cial del trabajo. Se desarrolla en la manufactura que mutila al obrero,convirtiéndolo en obrero parcial, y llega a su culmen en la gran industria, quesepara a la ciencia del trabajo, haciendo del mismo trabajo sólo una potenciaproductiva independiente y sometida al servicio del capital49. De este modo,siguiendo a Ferguson50, Marx explica que la ignorancia es la madre de toda in-dustria, pues la reflexión y la imaginación se hallan expuestas a errar. Pero lacostumbre de mover el pie o la mano no depende ni de una ni de otra, por lotanto, donde más prosperan las manufacturas es donde menos se recurre a lainteligencia del trabajador51.

En este sentido –explica MacIntyre– el trabajo en la fábrica es para Marxuna forma de enajenación o alienación en tanto que el trabajador es separadoartificialmente del resultado de su trabajo, de manera tal que su actividad sevuelve necesariamente un medio de producción que beneficia sólo y exclusi-vamente al dueño de la fábrica o capitalista. Por eso, la crítica de Marx al sis-tema de trabajo organizado (de acuerdo con la división del trabajo) se enmarcaen lo que él entiende como una necesaria progresión hacia la sustitución deltrabajo por mano de obra sin especialización (sin inteligencia) y, finalmente,por una industria totalmente tecnológica, ya que esa es precisamente unaforma de producción más rentable para el capitalista. Ahora, en este procesode avance tecnológico, el trabajador se ve sujeto a las demandas de la produc-ción, de modo que, mientras la división del trabajo aumenta las riquezas de lasociedad, el trabajo de un hombre es cada vez menos la expresión libre de supersonalidad: es tan sólo un medio para la producción de mercancías deter-minadas por las demandas de la sociedad para la satisfacción de necesidades52:

(...) Cuanto más produce el trabajador, tanto menos tiene para con-sumir; cuanto más el valor que crea, tanto más inútil se vuelve; cuantomás se da forma a su producto, más deforme el trabajador; cuanto máscivilizado su objeto, tanto más bárbaro el trabajador; mientras más po-

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49 Marx, K. (1963), I, XII, 5.50 Ferguson, A. (1995).51 Marx, K. (1963), I, XII, 5.

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deroso es el trabajo, más impotente el trabajador; tanto más inteligentela obra, más aburrido el trabajador y más se convierte en un esclavo dela naturaleza. La economía política oculta la alienación de la naturalezadel trabajo al ignorar la directa relación que existe entre el trabajador(la labor) y la producción. Es cierto que el trabajo produce maravillaspara los ricos, pero produce privaciones para el trabajador. Produce pa-lacios, pero chozas para el trabajador. Produce belleza, pero deformi-dades para el trabajador. Sustituye el trabajo por máquinas, y arroja aalgunos de los trabajadores de nuevo en formas bárbaras de trabajo yconvierte a otros en máquinas. Produce inteligencia, pero consigue es-tupidez y cretinismo para el trabajador. La relación directa del trabajocon sus productos es la relación del trabajador con los objetos de su pro-ducción. La relación del hombre rico a los objetos de producción y laproducción misma es sólo una consecuencia de esta primera relación yla confirma53.

De este modo, Marx considera que en la economía capitalista el objetoque el trabajador produce se le opone como algo ajeno, como un poder inde-pendiente del productor. El producto del trabajo es trabajo encarnado y he-cho material en un objeto, es la objetivación del trabajo, distinta del trabajador.En el ámbito de lo que Marx entiende por economía capitalista, la realizacióndel trabajo aparece como una pérdida de la realidad para el trabajador, la ob-

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52 MacIntyre, A. C. (1969).53 Manuscritos, Trabajo alienado: “(…) the more the worker produces, the less he has to consume; the

more value he creates, the more worthless he becomes; the more his product is shaped, the moremisshapen the worker; the more civilized his object, the more barbarous the worker; the more po-werful the work, the more powerless the worker; the more intelligent the work, the duller the wor-ker and the more he becomes a slave of nature. Political economy conceals the estrangement in thenature of labor by ignoring the direct relationship between the worker (labor) and production. Itis true that labor produces marvels for the rich, but it produces privation for the worker. It produ-ces palaces, but hovels for the worker. It produces beauty, but deformity for the worker. It replaceslabor by machines, but it casts some of the workers back into barbarous forms of labor and turnsothers into machines. It produces intelligence, but it produces idiocy and cretinism for the wor-ker. The direct relationship of labor to its products is the relationship of the worker to the objectsof his production. The relationship of the rich man to the objects of production and to productionitself is only a consequence of this first relationship, and confirms it. Later, we shall consider this se-cond aspect. Therefore, when we ask what is the essential relation-ship of labor, we are asking aboutthe relationship of the worker to production”.

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jetivación como una sumisión al objeto, y la apropiación [por parte del capi-talista] como causa de enajenación, como alienación54.

Como explica Rasmussen, Marx concibe el trabajo en una dialéctica en-tre la actividad laboral y su producto, asumiendo que cuando la labor está se-parada de la necesidad de trabajar, es decir, cuando la labor no tiene una rela-ción directa con el trabajador, se vuelve una actividad negativa o alienada. Larelación negativa de la labor con su producto es tal porque, en el sistema mo-derno de propiedad privada, la misma actividad laboral queda determinada pornecesidades que son ajenas (alienadas) al mismo trabajador. En efecto, en unasociedad que incluye la institución de la propiedad privada, la labor se desa-rrolla en función de un objeto que es puesto por el propietario de los me-dios de producción, no por el trabajador. Luego, en un sistema de propiedadprivada, el trabajo es siempre una actividad alienada o antinatural, precisa-mente porque impide que la actividad sea libremente elegida y creativa55. Ladivisión del trabajo crea un sistema social a través del cual el trabajador final-mente se vería forzado a trabajar y a hacerlo de un modo alienado, es decir,sin espontaneidad, libertad, auto-determinación; subordinado a la jefatura enlas actividades productivas56.

En este sentido se entiende el determinismo tecnológico (que no es untérmino utilizado por Marx, sino por el marxismo) como el impacto causadoen el trabajador por un sistema de producción específico, que, en el caso de lasociedad capitalista, es un resultado negativo (alienación): la división de la la-bor que impide al trabajador la elección del producto que quiere conseguircon su trabajo. Así, para Marx, el capitalista interrumpe la relación entre acti-vidad y producción que debe darse de modo natural en el trabajo, introdu-ciendo necesidades artificiales que finalmente contribuyen sólo al aumento delcapital.

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54 Manuscritos, Trabajo alienado: “The devaluation of the human world grows in direct proportion to theincrease in value of the world of things. Labor not only produces commodities; it also produces itselfand the workers as a commodity and it does so in the same proportion in which it produces commodi-ties in general. This fact simply means that the object that labor produces, it product, stands opposed toit as something alien, as a power independent of the producer. The product of labor is labor embodiedand made material in an object, it is the objectification of labor. The realization of labor is its objectifi-cation. In the sphere of political economy, this realization of labor appears as a loss of reality for the wor-ker, objectification as loss of and bondage to the object, and appropriation as estrangement, as aliena-tion”.

55 Rasmussen, D. M. (1979).56 Kanungo, R. N. (1982).

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Primeramente, debe señalarse el hecho de que la labor es externaal trabajador, es decir, que no le corresponde a su existencia, y que, porlo tanto, él mismo no se realiza con su propio trabajo, sino que se niegaa sí mismo, se siente miserable e infeliz, no desarrolla libremente suenergía mental y física, sino que se mortifica físicamente y arruina sumente. Por lo tanto, el trabajador se percibe a sí mismo sólo cuando noestá trabajando; cuando está trabajando no tiene percepción de sí. Eltrabajador está como en casa cuando no está trabajando, y fuera de casacuando está precisamente trabajando. Su labor [en el sistema productivofundado en la división del trabajo], pues, no es voluntaria, sino forzada: estrabajo forzado. No es, por tanto, la satisfacción de una necesidad, sinoun mero medio para la satisfacción de necesidades que están fuera de élmismo57.

De este modo, la división del trabajo reclama un concepto de fuerza pro-ductiva que incorpora habilidades, capacitación, entrenamiento y experiencia,conocimiento científico y tecnológico, pero que no incorpora una dimensiónmoral, en términos de elección por parte del mismo trabajador58.

2. Trabajo y libertad en Marx

Desde la perspectiva marxista, la división del trabajo hace imposible la li-bertad, la autodeterminación y toda forma de espontaneidad del trabajador.La libertad y la moralidad del hombre sólo podrán conquistarse, en conse-cuencia, mediante la supresión del sistema productivo basado en la división

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57 Manuscritos, Trabajo alienado: “Firstly, the fact that labor is external to the worker - i.e., does not belongto his essential being; that he, therefore, does not confirm himself in his work, but denies himself, feelsmiserable and not happy, does not develop free mental and physical energy, but mortifies his flesh andruins his mind. Hence, the worker feels himself only when he is not working; when he is working, hedoes not feel himself. He is at home when he is not working, and not at home when he is working. Hislabor is, therefore, not voluntary but forced, it is forced labor. It is, therefore, not the satisfaction of aneed but a mere means to satisfy needs outside itself. Its alien character is clearly demonstrated by thefact that as soon as no physical or other compulsion exists, it is shunned like the plague. External labor,labor in which man alienates himself, is a labor of self-sacrifice, of mortification. Finally, the externalcharacter of labor for the worker is demonstrated by the fact that it belongs not to him but to another,and that in it he belongs not to himself but to another. Just as in religion the spontaneous activity of thehuman imagination, the human brain, and the human heart, detaches itself from the individual and re-appears as the alien activity of a god or of a devil, so the activity of the worker is not his own spontane-ous activity. It belongs to another, it is a loss of his self”.

58 Brenkert, C. G. (2013).

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del trabajo y la instauración de la sociedad comunista59, la cual permitirá re-cuperar para el trabajador no solo la ciencia, sino también su capacidad de au-todeterminación: donde hay una considerable división del trabajo es más difí-cil para el trabajador dirigir su propio trabajo hacia otras direcciones60. Estenuevo orden productivo no suprime la especialización en el trabajo61, sino laobligatoriedad del trabajo alienado; en otros términos, restituye la capacidadde especialización al trabajador, permitiéndole determinar libremente sus pro-pias tareas.

En efecto, la ética de Marx es una ética de la auto-determinación o auto-objetivación, lo que significa un ejercicio específico de la libertad. Así, la li-bertad marxista es un concepto original, descrito como una posibilidad efec-tiva de realizar las actividades de trabajo que se quiera, sin estar sujeto a laobligatoriedad del mismo trabajo productivo de modo permanente:

(…) a partir del momento en que comienza a distribuirse el trabajo, cadacual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le vieneimpuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor ocrítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privadode los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada indi-viduo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que puede de-sarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encargade regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yopueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana ca-zar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de comer,si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador,pescador, pastor o crítico, según los casos62.

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59 Marx, K. (1963), I, XXIV, 7.60 Manuscritos, Los salarios del trabajo: “Where there is a considerable division of labor it is most dif-

ficult for the worker to direct his labor into other channels”.61 Marx, K. (1963), I, I, 4.62 Marx, K. y Engels, F. (1970), I, B, 4: “For as soon as the distribution of labor comes into being, each

man has a particular, exclusive sphere of activity, which is forced upon him and from which he can-not escape. He is a hunter, a fisherman, a herdsman, or a critical critic, and must remain so if hedoes not want to lose his means of livelihood; while in communist society, where nobody has one ex-clusive sphere of activity but each can become accomplished in any branch he wishes, society re-gulates the general production and thus makes it possible for me to do one thing today and anothertomorrow, to hunt in the morning, fish in the afternoon, rear cattle in the evening, criticize afterdinner, just as I have a mind, without ever becoming hunter, fisherman, herdsman or critic. Thisfixation of social activity, this consolidation of what we ourselves produce into an objective powerabove us, growing out of our control, thwarting our expectations, bringing to naught our calcula-tions, is one of the chief factors in historical development up till now”.

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De este modo, el sentido del trabajo en la sociedad comunista se orien-tará tanto hacia la satisfacción de las necesidades sociales como hacia un ge-nuino ejercicio de autodeterminación, liberándose de la coerción ejercida so-bre el trabajador por las instituciones sociales del capitalismo, como son lapropiedad privada, la competencia o la división del trabajo63.

En este nuevo escenario de producción en la sociedad comunista, el tra-bajo –según Marx– no pierde su naturaleza, sino que sigue siendo un procesode objetivación del mismo trabajador. La diferencia del trabajo en la sociedadcapitalista y en la sociedad comunista no es la objetivización, sino la libertad deobjetivarse por medio del trabajo:

El resultado del trabajo es un trabajo que se encarna en un objeto,que se hace materia; es la objetivización del trabajo (…) el objeto deltrabajo es, por tanto, la objetivación del hombre, por cuanto él no sólose duplica a sí mismo, como en conciencia o intelectualmente, sino tam-bién activamente, en la realidad, y de este modo se ve a sí mismo en elmundo que él mismo ha creado (…) De modo similar, al degradarse laactividad espontánea o libre del hombre, cuando ella se transforma enun medio, así también el trabajo alienado hace del hombre un mediopara su propia existencia física (…) un ser alienado, un medio para supropia existencia individual64.

La ética marxista del trabajo es, en consecuencia, una ética de la autode-terminación y de la auto-objetivación; su centro está en la posibilidad de sa-tisfacer por libre iniciativa (autodeterminación) los propios deseos, capacida-des y talentos, mediante una obra en la que el trabajador pueda reconocerse así mismo (auto-objetivación). Mediante su trabajo, en la sociedad comunistael hombre será, finalmente, su propia obra, su propio producto65.

En este sentido, y a diferencia de Smith, no cabe en Marx una reflexión,y, menos aún, una forma de producción, que permita el desarrollo humano enel trabajo organizado desde los principios de la división del trabajo. La utopía

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63 Marx, K. y Engels, F. (1967), Capítulo II.64 Manuscritos, Trabajo alienado: “The product of labor is labor which has been embodied in an object,

which has become material; it is the objectification of labor …. The object of labor is, therefore,the objectification of man´s species-life: for he duplicates himself not only, as in consciousness, in-tellectually, but also actively, in reality, and therefore he sees himself in a world that he has crea-ted (…) Similarly, in degrading spontaneous activity, free activity, to a means, estranged labor ma-kes man´s species life a means to his physical existence (…) into a being alien, into a means to hisindividual existence”.

65 Brenkert, G. G. (2013).

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comunista simplemente se propuso suprimir cualquier forma de organizaciónde la producción especializada al modo de Smith. De este modo, y más allá desus concreciones históricas posteriores a la revolución de 1917, la ideologíapolítica marxista contribuyó significativamente a la propagación de una an-tropología del trabajo de tipo materialista, según la cual el trabajo humano esidealmente producción opcional. Hacia allá se dirigen las críticas de KarolWojtyla.

III. PERSONA Y TRABAJO EN KAROL WOJTYLA: PRODUCCIÓN,AUTO-GOBIERNO Y FRATERNIDAD

La distancia de Karol Wojtyla respecto del marxismo se explica no sola-mente por la necesidad de superación del determinismo tecnológico, sino so-bre todo por su concepto de trabajo humano y de alienación. Si bien el filósofopolaco reconoce la posibilidad de formas de trabajo alienantes, su descripcióndel trabajo, a diferencia de la de Marx, es sustancialmente positiva. ParaWojtyla, la degradación personal que puede seguirse de un cierto tipo de ac-tividad laboral no es sólo incapacidad práctica y material para autodetermi-narse, sino más bien imposibilidad de dar un sentido personal a la acción.

Dado el contexto histórico en que fue formulado, y sin duda alguna de-bido a la influencia ejercida por su posterior pontificado, es frecuente que laobra de Wojtyla sea presentada como una reacción contra el marxismo66. Deacuerdo con Kalvoda, si bien las críticas directas al marxismo son escasas, escorrecto afirmar que Wojtyla no sólo presenta una distancia del marxismo entérminos políticos, sino que también lo hace en términos filosóficos, apor-tando la complejidad y riqueza de su filosofía de la persona, de la acción y deltrabajo67. En efecto, se ve con claridad que los conceptos de hombre y de ac-ción personal se plantean en Wojtyla desde un plano superior de complejidady riqueza metafísica. Para el filósofo polaco el horizonte de la acción humananecesariamente ha de ser muy amplio, proporcional a la riqueza del ser delhombre. Las meras relaciones de producción, en cambio, resultan ser sólo unaparte de las posibilidades de actuación de la persona68.

JAVIER PINTO Y GONZALO LETELIER

66 Pollini, P. (1983); Buttiglione, R. (1992).67 Kalvoda, J. (2007).68 Colom, E. y Wurmser, F. (1995), pp. 58-59.

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Como Marx, también Wojtyla sostiene que el trabajo debe ser abordadodesde una filosofía de la praxis, y no sólo desde la productividad. Pero esta fi-losofía de la praxis en Wojtyla trasciende con mucho el análisis de las condi-ciones productivas, y constituye una auténtica fenomenología de la persona:

La interpretación del hombre sobre la base de la “experiencia vi-vida” exige introducir las dimensiones de la conciencia en el análisis delser humano. El hombre, en consecuencia, nos es dado no sólo como unser definido específicamente, sino como un concreto “yo”, como un su-jeto “que se vive a sí mismo” (qui se vit lui même). El ser subjetivo y laexistencia que le es propia (suppositum) aparecen en la experiencia pre-cisamente como sujeto “que se vive a sí mismo”69.

Quizás el aporte más original del pensamiento de Wojtyla en este ámbitosea la idea de que el trabajo alienante no es auténtico trabajo, o bien, puesto entérminos positivos, que el trabajo es siempre un acto de la persona, que nacede su libre autodeterminación, o al menos está abierto a ella. Esto tiene im-portantes consecuencias para una comprensión de la filosofía del trabajo enWojtyla como distinta de las filosofías de Smith y Marx.

En primer lugar, para Wojtyla la alienación no es sólo la pérdida de con-ciencia de sí mismo (como puede serlo en Marx, bajo la forma de self-estran-gement), sino sobre todo un aislamiento (isolation): pérdida de la unión fraternao de la autodeterminación del propio yo en relación a otro yo70. El trabajo enWojtyla no es sólo producción, sino actividad objetiva, subjetiva y orientadaa los demás; un proceso creador que produce no sólo una novedad material,sino una verdad en el mundo71. La alienación, en consecuencia, no es sólo ena-jenación respecto de la propia obra, sino, mucho más radicalmente, el quie-bre del vínculo entre la persona y el acto propio mediante el cual, ciertamente,

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69 Wojtyła, K. (1978a): “The interpretation of man on the basis of ‘experience lived through’ demands in-troducing the aspects of consciousness into the analysis of the human being. Man is thus given to us notonly as a being specifically defined, but as a concrete ‘I’, as a subject ‘living himself’ (qui se vit lui même).The subjective being and the existence proper to it (suppositum) appears in experience precisely as thesubject ‘living himself’ (…) The experience lived through reveals not only the acts and experiences ofman in their profoundest dependence on his own ‘I’; it also reveals the whole personal structure of self-determination in which man discovers his own ‘I’ as the one who possesses himself and dominates him-self [...]. While experiencing self- possession and self-domination man experiences the fact that he is aperson and that he is a subject. Each of us experiences the structure of self-possession and self-domina-tion as being essential to the personal ‘I’, as forming the personal subjectivity of man, while he is expe-riencing a moral value, good or evil”.

70 Juan Pablo II (1981), n. 15.71 Tischner, J. (1982).

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produce algo, pero sobre todo, se encuentra simultáneamente consigo mismoy con los demás.

La propuesta de Karol Wojtyla es más completa que la de Marx y Smithal menos en estos tres aspectos: la dimensión objetiva o productiva del trabajono es protagónica ni determinante, superando así el determinismo tecnoló-gico; la dimensión subjetiva no está limitada a la posibilidad de elegir dónde ycuándo trabajar, de modo que la ética es mucho más que autodeterminación detareas y actividades; y, en fin, supone como condición del desarrollo personalla referencia a los demás, incorporando la dimensión intersubjetiva del biencomún, totalmente ausente en los otros autores.

De hecho, Wojtyla prácticamente no alude al problema de la división deltrabajo, que estaba en la raíz de las filosofías de Smith y Marx como factor de-terminante del desarrollo personal. Más allá de las condiciones concretas enque se realice, el trabajo es siempre actus personae, en el cual participa el hom-bre completo, con su cuerpo y su espíritu, independientemente del hecho deque sea un trabajo manual o intelectual72.

El hombre no es un producto del trabajo, pues “el trabajo es posible enla medida en que el hombre ya existe”73. En efecto, si “la praxis, y particular-mente el trabajo, es como el lugar de la realización de lo humano en el hom-bre”74, lo es precisamente porque es como una “irradiación de humanidad”que inscribe la obra de la cultura en la naturaleza75. En la antropología deWojtyla, es el hombre quien determina las formas de producción y no vice-versa. El concepto wojtyliano de autorrealización no es totalmente extraño ala noción de auto-objetivación de Marx, pero se distingue radicalmente de ellaen el hecho de que la persona se objetiva en su acto y no solo en su obra. Deeste modo, la alienación no consiste en trabajar para otro, sino en ser reducido

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72 Juan Pablo II (1981), n. 24. Si bien es posible identificar ciertos cambios en los énfasis (y, por supuesto,en los temas centrales de la reflexión), la continuidad del pensamiento de Karol Wojtyla-Juan Pablo IIantes y después de su elevación al pontificado parece incontrovertible, por lo que citaremos indistinta-mente los textos de ambos períodos como pertenecientes a un único autor. En el contexto de este artí-culo, nos limitaremos a explicitar la formalidad propiamente teológica de los textos del segundo perí-odo.

73 Wojtyła, K. (1977b).74 Buttiglione, R. (1992), p. 346.75 De hecho, “las improntas dejadas en la cultura humana no sólo se oponen en sí a la muerte, por-

que viven e inspiran siempre los hombres nuevos, sino que, además, parecen llamar a la inmorta-lidad, y acaso todavía más: parecen dar testimonio de la inmortalidad personal del hombre sobre labase, precisamente, de lo que en él es ‘intransitivo’”, Wojtyla, K. (1977a), p. 524.

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a un instrumento cuyo acto no le pertenece; asimismo, el trabajo auténtico noes el que elige el trabajador, sino aquel acto –obligatorio o no, es igual– quepermite plasmar en una obra la radical singularidad de la persona.

Si, para Marx, en el esquema capitalista de las relaciones de producciónel trabajador se percibe a sí mismo solo cuando no está trabajando y cuandoestá trabajando no tiene percepción de sí76, para Wojtyla sucede exactamentelo contrario: solo en el acto humano, que es trabajo77, es decir, transformacióndel mundo para hacerlo su morada78, el hombre es capaz de hallarse a sí mismoy percibir su verdadero rostro junto al rostro de los demás.

El que actúa es la persona y se afirma a sí mismo en cuanto “al-guien”; y, al mismo tiempo, de forma todavía más intensa y completa,demuestra en su actuación, en la acción, por qué debe ser consideradocomo “alguien”. En realidad, se manifiesta en posesión de la capacidady poder especial del autogobierno que le permite tener experiencia de símismo como ser libre. La libertad se expresa mediante la eficacia, y laeficacia conduce a la responsabilidad, que, a su vez, revela la dependen-cia de la libertad en relación con la verdad; pero esta relación de la li-bertad hacia la verdad constituye el significado real de la conciencia encuanto factor decisivo para la transcendencia de la persona en sus ac-ciones. Esta es la forma en que la transcendencia determina ese rasgoestructural especial del hombre en cuanto persona, y que consiste en suautodominio y dinamismo. La superioridad sobre el ser real que se apre-cia en la persona lleva al autogobierno y a la auto-posesión. Gracias alautogobierno y a la auto-posesión, el hombre merece la designación de“alguien”79.

Así, el trabajo, como acto humano, tiene para Wojtyla una doble rele-vancia filosófica, según se lo considere como manifestación que revela a la per-sona o como objetivación que la realiza80. De este modo, epistemológica-

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76 Manuscritos, Trabajo alienado.77 Juan Pablo II (1981), prólogo78 Juan Pablo II (1981), n. 4, n. 10.79 Wojtyla, K. (1982), pp. 209-210.80 Wojtyla, K. (1977a), p. 516. “El operar humano, es decir el acto, es a la vez ‘transitivo’ (transiens)

y ‘no transitivo’ (non transiens). Es transitivo en cuanto va ‘más allá’ del sujeto, buscando una expre-sión o un efecto en el mundo externo, y así se objetiviza en un producto. Es intransitivo en la me-dida en que ‘permanece en el sujeto’, determina su cualidad y su valor, y establece su ‘fieri’ esen-cialmente humano. Por lo tanto el hombre, obrando, no solo cumple una acción, sino que en ciertomodo se realiza a sí mismo”.

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mente, el acto es la vía privilegiada, si no la única auténtica, para conocer a lapersona81. La libertad humana supone una cierta trascendencia de la personaen virtud de la cual su originalidad personal se vuelca sobre la obra, la que seconstituye como manifestación de esa individualidad82. La obra no determinala libertad, como en Marx, sino que la manifiesta. En esta trascendencia ver-tical, el hombre se sitúa de algún modo sobre su propia producción (y no trasella), como algo sobre lo cual tiene dominio y en lo cual se proyecta a símismo83, estableciendo así la diferencia entre el dinamismo de la naturaleza, alcual también el hombre está sometido (es el ámbito de aquello que le sucede) yel dinamismo personal o espiritual (el ámbito de lo que el hombre hace y pro-duce). Por eso –en palabras de Wojtyla– “todo aquello en que consiste la tras-cendencia de la persona en acción y que constituye esta trascendencia es, eneste sentido, espiritual”84.

El acto voluntario nunca es mera tendencia hacia un objeto o un pro-ducto, sino determinación de sí mismo hacia él. Todo acto humano, inclusoaquel más rigurosamente transitivo, como puede ser el trabajo productivo,tiene siempre un profundo “efecto interno intransitivo”85. El aspecto “activo”de la voluntad consiste precisamente en esa autodeterminación a obrar queconstituye la esencia de la libertad del hombre86. Sólo de este modo el hombre“se realiza” a sí mismo:

La realización de la persona en la acción depende de la unión, ac-tiva y creadora hacia dentro, de verdad y libertad. La libertad sin más,tal como aparece expresada en el «podría, pero no es necesario», no pa-rece que pueda, por sí sola, hacer feliz al hombre. Dentro de estos tér-minos, la libertad es sólo una condición de la felicidad, aunque privar alhombre de su libertad es equivalente a poner en peligro su felicidad. Poreso, la felicidad no se debe identificar con la disponibilidad de la liber-tad en cuanto tal, sino con la realización de la libertad mediante la ver-

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81 Wojtyla, K. (1977a), p. 516: “No es posible siquiera pensar en una praxis a priori, como si de esta praxiscasi absoluta debiesen emerger, por la vía de la evolución del mundo, las categorías, las formas particu-lares de la operación, que determinarían a sus agentes. Nuestra tesis fundamental es que el obrar hu-mano (praxis) nos permite conocer al agente de modo más completo. es decir, que el acto pone bajo unaluz más clara al hombre como persona”.

82 Colom, E. y Wurmser, F. (1995). La relevancia de la noción de trascendencia estriba en reflejar ladimensión personal que es inherente a la acción humana.

83 Wojtyla, K. (1982), p. 162.84 Wojtyla, K. (1982), p. 220.85 Wojtyla, K. (1982), p. 177.86 Wojtyla, K. (1978b); Wojtyla, K. (1982), pp. 148-158.

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dad. Realizar la libertad en la verdad [...] equivale a la realización de lapersona87.

En último término, esta realización de la persona es lo mismo que los clá-sicos designaban con el nombre de virtud88. Así, según Wojtyla, las accioneshumanas, una vez realizadas, no desaparecen sin dejar rastro; dejan su valormoral, que constituye una realidad objetiva intrínsecamente relacionada con lapersona89.

Pero esta realidad subjetiva del trabajo no se limita sólo al agente, sinoque tiene una connotación social o comunitaria esencial. Para Juan Pablo II,en efecto, con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contri-buir al continuo progreso de las ciencias y la técnica y, sobre todo, a la ince-sante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidadcon sus hermanos90. En este contexto, el progreso no es una realidad pura-mente técnica y material, sino desarrollo integral de la comunidad.

Con su trabajo el hombre se transforma a sí mismo y transforma elmundo para convertirlo en su morada; al mismo tiempo, entra en contactocon la persona del otro, y en esa relación se reconoce también a sí mismo. Deeste modo, el trabajo no produce solo pan, sino civilización y cultura huma-nas. Incluso más: el trabajo engendra unión fraterna y libertad, y se ubica en laraíz de todas las formas de comunidad más básicas: la familia, la nación y lamisma humanidad son encarnaciones del trabajo de generaciones91. Desde unaperspectiva ética, el trabajo se presenta como un deber ante uno mismo y antelos demás; desde una perspectiva política, constituye el centro de la llamadacuestión social92.

Desde esta perspectiva, una solución como la de Smith a los efectos em-brutecedores de los sistemas productivos que Juan Pablo II designaría como“capitalismo primitivo”, que en vez de enfrentar el problema estructural in-tenta paliar sus efectos, resulta claramente insuficiente. El problema está en

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87 Wojtyla, K. (1982), p. 203.88 Wojtyla, K. (1982), p. 293: “La integración de la persona y la acción basándose en la emotividad [...]

de la psique humana se consigue mediante la destreza que, desde el punto de vista de la ética, re-cibe el nombre de ‘virtud’”.

89 Wojtyla, K. (1982), p. 178.90 Juan Pablo II (1981), prólogo.91 Juan Pablo II (1981), n. 10.92 Juan Pablo II (1981), n. 2.

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los principios: una consideración puramente objetiva del trabajo, que lo en-tienda como actividad productiva separada o simplemente abstraída de la per-sona concreta que trabaja, no sólo es éticamente arriesgada, sino directamenteinconsistente.

Una ocasión sistemática y, en cierto sentido, hasta un estímulo paraeste modo de pensar y valorar está constituido por el acelerado procesode desarrollo de la civilización unilateralmente materialista, en la que seda importancia primordial a la dimensión objetiva del trabajo, mientrasla subjetiva –todo lo que se refiere indirecta o directamente al mismosujeto del trabajo– permanece a un nivel secundario. En todos los casosde este género, en cada situación social de este tipo se da una confusión,e incluso una inversión del orden establecido desde el comienzo con laspalabras del libro del Génesis: el hombre es considerado como un instru-mento de producción, mientras él, –él solo, independientemente del tra-bajo que realiza– debería ser tratado como sujeto eficiente y su verda-dero artífice y creador. Precisamente tal inversión de orden,prescindiendo del programa y de la denominación según la cual se rea-liza, merecería el nombre de «capitalismo» en el sentido indicado másadelante con mayor amplitud. Se sabe que el capitalismo tiene su precisosignificado histórico como sistema, y sistema económico-social, en con-traposición al «socialismo» o «comunismo». Pero, a la luz del análisisde la realidad fundamental del entero proceso económico y, ante todo,de la estructura de producción –como es precisamente el trabajo– con-viene reconocer que el error del capitalismo primitivo puede repetirsedondequiera que el hombre sea tratado de alguna manera a la par detodo el complejo de los medios materiales de producción, como un ins-trumento y no según la verdadera dignidad de su trabajo, o sea comosujeto y autor, y, por consiguiente, como verdadero fin de todo el pro-ceso productivo93.

El trabajo es siempre actus personae, y cualquier tipo de reduccionismoque ignore este aspecto será simplemente falso e inválido94. El análisis delmodo en que las condiciones del trabajo afectan al trabajador y de los efectossociales de estas estructuras no es materia de una ciencia ética o política que

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93 Juan Pablo II (1981), n. 7.94 Juan Pablo II (1981), nn. 7, 13.

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funciona como una especie de controlador externo de la actividad productiva,sino parte esencial de cualquier consideración auténtica del trabajo humano.

Tanto Smith como Marx se planteaban una misma pregunta de fondo:¿bajo qué condiciones materiales puede el trabajo ser adecuado a la dignidaddel trabajador? Para Wojtyla, en cambio, el trabajo (todo trabajo que sea real-mente tal) tiene una cierta dignidad propia, y es intrínsecamente dignificante,con tal de que se le permita, aunque sea en una mínima medida, ser un ám-bito de expresión de libertad y, por ende, de realización de la persona95. Comoafirma en Laborem Exercens, “el trabajo es un bien del hombre –es un bien desu humanidad–, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la na-turaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismocomo hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”96.

Tanto en Smith como en Marx la matriz conceptual elemental para lacomprensión del trabajo humano es la de la producción y el uso. Para Smithel trabajo es una producción de objetos que puede hacerse edificante o co-rruptora según los efectos que produzca indirectamente en el trabajador. ParaMarx, por su parte, el trabajo en la sociedad capitalista es uso y explotacióndel hombre por el hombre. En un caso, la alienación es siempre posible; en elotro, es necesaria. Wojtyla, en cambio, plantea el trabajo desde una matrizconceptual profundamente diversa: la del dominio o señorío sobre el mundo,el cual tiene su raíz en el dominio y señorío del hombre sobre sí mismo. Eltrabajador “no puede ser concebido como una simple porción de materia de lacual el trabajo hace surgir al hombre, ni como mera fuerza de producción omercancía que se compra y se vende en el mercado del trabajo”97, sino comoagente libre que proyecta su individualidad en su obra y se determina a símismo respecto de la verdad de su propia humanidad. Resulta evidente, pues,que este dominio, este señorío, no es sumisión y arbitrio, sino gobierno y re-alización; que la atención a la persona no suprime el sistema productivo, sinoque es condición de su desarrollo integral, de una humanización de la pro-ducción perfectamente acorde con sus exigencias de efectividad y eficiencia.La perspectiva bíblica y teológica es aquí difícilmente evitable: el hombre es elcentro de la creación material que Dios le ha confiado, la cual, por su parte,está radicalmente ordenada a él. El trabajo humano se inscribe en este es-

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95 Juan Pablo II (1981), nn. 5-6.96 Juan Pablo II (1981), n. 9. Cursivas en el original. Esto de ningún modo significa negar al trabajo la

fatiga y el dolor que le son connaturales; al contrario, el trabajo es un “bien arduo” (ibid.).97 Colom, E. y Wurmser, F. (1995), p. 88.

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quema como plenitud de la ordenación del mundo al hombre: el trabajo esacto de la persona y al servicio a la persona98. Como notan Colom y Wurmser,con Wojtyla “estamos en el extremo opuesto de la concepción común que uneel trabajo al instinto de auto conservación del hombre, a la lucha por la vida,a la visión utilitaria y pragmática del trabajo”99.

CONCLUSIÓN

Si bien no existe propiamente un diálogo entre Smith, Marx y Wojtyla, síhay una cierta continuidad en la discusión acerca de los efectos morales de laorganización del trabajo. Así como Marx critica a Smith, Wojtyla elabora unafilosofía del trabajo no sólo como respuesta a la antropología marxista del tra-bajo, sino también a ciertas formas de capitalismo que no son coherentes conla dignidad del trabajo.

Desde una perspectiva wojtyliana (que hemos querido presentar con unariqueza filosófica superior), hay dos críticas posibles, aunque no necesaria-mente explícitas, a la teoría de Smith y Marx. Con respecto a Smith, si bienno es posible decir que hay un materialismo, sí cabe la posibilidad de destacarsu falta de compromiso ético en la descripción del trabajo. Esto no significaque Smith no haga una reflexión acerca de los efectos morales de la divisióndel trabajo, porque claramente la hace. Lo que ocurre en su obra es una ciertadespreocupación por el protagonismo de la dimensión moral de la división deltrabajo cuando pone la solución al embrutecimiento del trabajador en el ám-bito de la educación pública y no en la necesidad de reformar los sistemas pro-ductivos denigrantes. Así, el problema de la teoría de la división del trabajo enSmith se evidencia precisamente en la estrategia de la crítica marxista, porquecuando Smith no es claro en la necesidad de vincular producción y virtud enla fábrica, abre la puerta a la posibilidad de identificar la división del trabajocomo un principio de producción siempre inmoral, tal como critica Marx.Esto, sin embargo, es injusto no sólo con la teoría de Smith, sino también conuna antropología del trabajo coherente con muchas realidades industriales –positivas desde el punto de vista económico y moral– que se han desarrolladodesde el siglo XVIII a la fecha.

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98 Juan Pablo II (1978), n. 6.99 Colom, E. y Wurmser, F. (1995), p. 83.

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Desde Wojtyla no es posible sacar conclusiones apresuradas y criticartoda la teoría del trabajo smithiana como un sistema productivo inmoral. Perotampoco es posible identificar totalmente la filosofía de Wojtyla con La Ri-queza de las Naciones, porque en la filosofía de Wojtyla, a diferencia de la deSmith, la dimensión moral del trabajo juega un rol protagónico. En este sen-tido, la teoría de la división del trabajo de Smith no deja de ser algo proble-mática.

En Marx, sin embargo, el problema de la filosofía del trabajo es más graveque en Smith. Si bien Marx muestra un compromiso moral con el trabajo con-siderablemente más marcado que Smith, el concepto de trabajo en Marx nosale de una lógica materialista, y la solución al problema de la división del tra-bajo no sólo es inviable en la práctica (como demostró el sistema económicode la Unión Soviética), sino que presenta graves contradicciones antropológi-cas. Está claro que las naciones comunistas del siglo XX organizaron el tra-bajo de forma contraria a la antropología cristiana y que, por ello la inspiraciónmarxista es difícilmente aceptable por el filósofo polaco. Sin embargo, comoya hemos señalado, el asunto no es sólo político, sino también filosófico. Así,la crítica a la antropología del trabajo marxista desde la perspectiva wojtylianadebe dirigirse hacia los conceptos de objetivación, libertad comunista o de-terminismo tecnológico, entre otros. La antropología cristiana de Wojtyla, enefecto, entiende que el trabajador se realiza no exclusivamente en el acto pro-ductivo, en la oportunidad de producir un objeto determinado, sino en la au-tenticidad de tal acto, que es posible con más o menos espacios de decisión (loque no atenta contra su esencia). Marx, podríamos decir, no logra salir del yopuedo producir esto como criterio de excelencia en el trabajo. Wojtyla, en cam-bio, rescata el yo quiero hacer esto por los demás como criterio de autenticidad ovirtud en el trabajo: el hombre se realiza más plenamente cuando deviene undon para los demás100; cuando incorpora en su trabajo un sentido de unión fra-terna. Por otra parte, si bien Wojtyla, ya Juan Pablo II, es claro en criticar for-mas de producción que son indignas, y que él identifica con un capitalismoprimitivo, no cae en la lógica determinista del comunismo, promoviendo lasupresión de esos sistemas de producción. En Wojtyla cabe una forma de ca-pitalismo positiva basado en principios de solidaridad entre trabajadores, pro-ductividad y fraternidad101. Pero, a diferencia de Smith, esta forma solidariade producción es siempre y explícitamente puesta en práctica en función de la

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100 Wojtyla, K. (1978b), p. 54.101 Juan Pablo II (1981), n. 8.

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dignidad de las personas, porque nadie puede cumplir su vocación propia-mente humana sino mediante el trabajo102. Podemos decir que, en una situa-ción en la que el Estado debe compensar las malas prácticas laborales, es siem-pre una pérdida importante, porque el trabajo implica un bien humano enmuchos aspectos irremplazable, y siempre cabe la posibilidad de incorporareste valor fundamental como principio de producción.

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