El cambio de las cosas - Editorial...

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3 El cambio de las cosas La vinculación entre los contenidos de este número de Global es una amplia y het- erogénea mirada al cambio de las cosas. Desde las fuentes "no-tradicionales" de empleo hasta la expresión de lo popular a través de la música, la República Dominicana está expuesta –de distintas maneras— a las transformaciones que sellan al mundo. Este proceso pasa por la gestión de los conflictos, por las formas y los contenidos del Estado, por la ampliación de la democracia, por el acceso a la cultura,por las formas literarias y por el entendimiento conceptual y real del poder. Y estas mutaciones no se encuentran todas en el mismo nivel ni se desenvuelven armoniosamente. Unas están en marcha, como los manejos de las tensiones sociales; otras son causas de diferencias sociales fuertes, como los intentos de cambios en el aparato estatal; y las hay cuyas necesidades apenas se plantean, como los esfuerzos por crear condiciones para la generación de nuevos nichos que alberguen mano de obra. La exposición constante y generalizada al cambio que hoy se vive en esta parte de la isla resulta de la integración decidida y con- sciente a una globalización que obliga o impone adecuaciones. Estas últimas se combinan a su vez con las que devienen de la evolución interna del país. En las páginas que siguen se describe y explica una muestra de ellas y,en algunos casos, sus autores emiten juicios de valores y asumen posturas. Global no es sólo un recipiente para que dichas transformaciones sean conocidas,sino que las alienta y las propicia con intención, con una intención que persigue que sus realizaciones contribuyan al desarrollo económico, social y político, y a que su población sea menos pobre,mejor educada y más integrada socialmente. Carlos Dore Cabral ÉNFASIS

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El cambio de las cosas

La vinculación entre los contenidos de este número de Global es una amplia y het-

erogénea mirada al cambio de las cosas. Desde las fuentes "no-tradicionales" de

empleo hasta la expresión de lo popular a través de la música, la República

Dominicana está expuesta –de distintas maneras— a las transformaciones que

sellan al mundo. Este proceso pasa por la gestión de los conflictos, por las formas

y los contenidos del Estado, por la ampliación de la democracia, por el acceso a la

cultura,por las formas literarias y por el entendimiento conceptual y real del poder.

Y estas mutaciones no se encuentran todas en el mismo nivel ni se desenvuelven

armoniosamente. Unas están en marcha, como los manejos de las tensiones

sociales; otras son causas de diferencias sociales fuertes, como los intentos de

cambios en el aparato estatal; y las hay cuyas necesidades apenas se plantean,

como los esfuerzos por crear condiciones para la generación de nuevos nichos

que alberguen mano de obra. La exposición constante y generalizada al cambio

que hoy se vive en esta parte de la isla resulta de la integración decidida y con-

sciente a una globalización que obliga o impone adecuaciones. Estas últimas se

combinan a su vez con las que devienen de la evolución interna del país. En las

páginas que siguen se describe y explica una muestra de ellas y,en algunos casos,

sus autores emiten juicios de valores y asumen posturas. Global no es sólo un

recipiente para que dichas transformaciones sean conocidas, sino que las alienta y

las propicia con intención, con una intención que persigue que sus realizaciones

contribuyan al desarrollo económico, social y político, y a que su población sea

menos pobre, mejor educada y más integrada socialmente.

Carlos Dore Cabral

ÉNFASIS

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6-Un nuevo modelo exportador y de desarrollo económico

Por Eddy Martínez

El viejo modelo económico desarrollado en los últimos

20 años en la República Dominicana, que se sustenta en

los sectores de zonas francas industriales, la industria

exportadora y el turismo, está obsoleto. Es el momento

de dar paso a un sistema que aproveche las tendencias

mundiales basadas en el desarrollo de las tecnologías

emergentes y el conocimiento.

14-Entrevista a Luis SepúlvedaPor Kenny Cabrera

entrevista en exclusiva al escritor chileno en su

casa, en Asturias, España, donde reside desde hace siete

años. El autor de Un viejo que leía novelas de amor y

Mundo del fin del mundo habla de la segunda película

que rodará -el próximo año-, de Pinochet, de Allende, de

sueños y de batallas perdidas, entre otras cosas.

18-Los recursos naturales y susconflictos.

Por Manuel Serrano

El uso de los recursos naturales es, cada vez más, una

fuente de conflictos.Los cambios en la economía y en la

cultura y la forma de manejar unos medios que hasta

hace poco se consideraban dones inagotables provocan

el aumento las tensiones. La mezcla de intereses que

confluyen en este terreno llevan a una la necesidad de

contar con herramientas adecuadas para su manejo.

26-Una aproximación al poder

Por David Álvarez Martín

En el estudio del cambio es donde surge todo intento de

explicación sobre el poder. Si no existieran transformacio-

nes,no tendría sentido hablar de éste.El texto busca apro-

ximarme al fenómeno del poder en cuanto eje explicativo

de toda transformación en la realidad de lo social.

Informe especialLa lucha incesante por perfeccionar la democracia

publica el resumen del informe del PNUD La

democracia en América Latina: hacia una democracia de

ciudadanas y ciudadanos, cuyo propósito es evaluar la

democracia en la región no sólo como régimen electoral,

sino como una "democracia de ciudadanos". Una gran

iniciativa del organismo de Naciones Unidas en el cami-

no de entender el desarrollo como un proceso que des-

borda las variables y realidades económicas e incluso las

sociales, para comenzar a considerar también las políti-

cas. (Con introducción de Carlos Dore Cabral).

36-Identidades híbridas en lamúsica popular contemporánea

Por Bernarda Jorge

En muchos países de América Latina, un número cre-

ciente de músicos y productores del ámbito popular están

embarcados en un proceso de renovación creativa me-

diante diferentes estrategias expresivas y de mercado,que

van desde la reinvención de tradiciones musicales autóc-

tonas hasta las mezclas de estilos y formas de la música

electrónica de la más diversa procedencia.

Proliferan los estilos "sin fronteras", las "músicas del mun-

do" y las fusiones de géneros locales e internacionales,

"mestizándose" o creando "identidades híbridas".

44-Un esbozo de las caracterís-ticas fundacionales del Estadodominicano

Por Leopoldo Artiles

El artículo tiene por objeto dilucidar la naturaleza y la ló-

gica de los orígenes y la evolución del Estado dominica-

no en el siglo XIX, mediante un esbozo de su desarrollo

histórico, hasta llegar a identificar los cambios que sufre

hacia fines de ese periodo, que anuncian el dilatado y

contradictorio proceso de modernización del siglo XX,

que aún –en el siglo XXI– no culmina.

58-Clío, laptop y el nuevo historicismo

Por Rubén Lamarche

La historia y la ficción, dos áreas tradicionalmente in-

compatibles, se retroalimentan en la academia y en el

mercantilismo editorial, en la investigación y la herme-

néutica, para instituir la utopía literaria que antes era

anatema: la ficción histórica.

64- cultura: derecho humanofundamental

Por Luis O. Brea Franco

La cultura es la actividad humana que fundamenta el

ejercicio de las libertades y que proporciona una dimen-

sión constituyente al desarrollo humano integral, pues

otorga la posibilidad de entender cuál es la propia situa-

ción y cuáles son las posibilidades y oportunidades que

tenemos de alcanzar los sueños de felicidad y poder

cambiar el mundo de acuerdo con ellos.

Revista Global

Presidente-Fundador

Leonel Fernández Reyna

Director

Carlos Dore Cabral

Editora

Miryam López San Miguel

Diseño

Manuel Martínez

RenaSe Publishers, C. por A.

Ilustraciones

Kilia LLano

Centro de Documentación y

Gestión del Conocimiento

(Marketing y suscripciones)

Aida E. Montero

Consejo Editorial

José Rafael Lantiagua

Laura Faxas

David Álvarez Martínez

Pablo Maríñez

Avelino Stanley

Global es una revista trimestral de la Fundación

Global Democracia y Desarrollo, de naturaleza multi-

disciplinar, que canaliza las reflexiones de la entidad

sobre el progreso nacional y los grandes temas

mundiales y es un espacio para la exposición de los

resultados de sus estudios e investigaciones, a la vez

que una vía para el debate de ideas y

propuestas de su ámbito de trabajo.

Está prohibida su venta y/o reproducción total o par-

cial sin la autorización de sus editores.

Permiso de la Secretaría de Estado de Interior y Policía.

Fundación Global Democracia y Desarrollo

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Co n t e n i d o

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Por Eddy Martínez

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Hoy, más que nunca, laRepública Dominicana re-quiere de un nuevo impul-so en sus actividadesproductivas generadoras deriqueza para garantizar elcrecimiento económico y eldesarrollo en el corto, media-no y largo plazo. El viejo mo-delo de los últimos 20 años, quese sustenta en los sectores de zo-nas francas industriales, el sector expor-tador nacional y el turismo, debe dar pasoa un sistema que aproveche las tendenciasde la economía mundial basadas en el de-sarrollo de las tecnologías emergentes yel conocimiento.

Un nuevo modelo expo

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Tecnología

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Durante la década de los 90, la República Dominicana re-gistró uno de los mayores índices de crecimiento económi-co de toda la región de América Latina y el Caribe1. El im-presionante incremento sostenido de la década de los 90creó grandes expectativas sobre el futuro del país: era unode los casos más exitosos y, junto con Chile y Costa Rica,constituía un modelo de obligada referencia en nuestra re-gión. Actualmente, sin embargo, transita por medio de unasevera crisis económica, incluyendo una drástica reduccióndel valor de la moneda, lo que ha determinado un fuertedeterioro en la calidad de vida y un aumento en los nive-les de incertidumbre de la población. La gente está preo-cupada por soluciones ante el problema fundamental queconfronta hoy: la falta de nuevas oportunidades de empleoproductivo y generación de ingresos para una poblacióncreciente que se incorpora a las actividades económicas.

El país necesita aumentar y diversificar su base ex-portadora y mejorar los niveles de atracción de inver-sión extranjera directa, así como estimular la inversióndoméstica privada, con miras a enfrentar el crónico dé-ficit en su balanza comercial y la balanza de pagos, fre-nar la devaluación de la moneda, el decrecimiento eco-nómico y el desproporcionado aumento de la deuda ex-terna, y, sobre todo, reducir los niveles de desempleo. Enespecial, la República Dominicana requiere enfrentarexitosamente los desafíos que confrontan algunos de lossectores que han sostenido el ciclo económico durantelos últimos 20 años, particularmente las zonas francasindustriales, el sector exportador nacional y el turismo,dando paso a un modelo que tome provecho de las ten-dencias de la economía mundial, basado en el desarro-llo de las tecnologías emergentes y el conocimiento.

Un modelo más adecuadoEn el caso de las zonas francas, el modelo inicial apoya-do en la fabricación de productos de consumo masivo,principalmente de prendas textiles, que absorbe la ma-yor parte de la mano de obra total que genera el sector,ya no resulta el más adecuado para generar nuevospuestos de trabajo y mayor cantidad de divisas. De he-cho, la cantidad de empleos directos generados por elsector de las zonas francas se ha reducido en los últimosaños, bajando del nivel máximo de 195,262, alcanzadoen el año 2000, a unos 175,000 en 2003.

A pesar de su importancia en la estructura de ex-portaciones del país (alrededor de un 50% de las ex-portaciones de zonas francas), las exportaciones deropa confeccionada y textiles2 hacia el mercado nor-teamericano muestra signos de estancamiento y, en

algunos renglones, retroceso, especialmente si elanálisis se hace sobre la base del comportamiento re-lativo de la industria en otros países competidoresque vienen ganando terreno rápidamente.

Así, por ejemplo, las exportaciones de ropa fabricadaen la República Dominicana y dirigidas hacia el merca-do de Estados Unidos, medidas en volumen (M2) crecie-ron en un anémico 2.02% en 2003 con relación al añoanterior, y decrecieron en un 2.1% cuando se miden entérminos del valor en dólares3. Este comportamiento re-fleja una significativa pérdida de competitividad, yaque muestra un crecimiento muy por debajo del que tu-vo el total del mercado, que fue de un 10.28%, e infe-rior al crecimiento exhibido por casi la totalidad delresto de economías de la región del Caribe y Centroa-mérica. Igualmente, el comportamiento de las exporta-ciones de artículos textiles palidece al ser comparado conotro formidable competidor: China. La irrupción en elmercado internacional de este país, que se ha convertidoen una de las principales fuentes suplidoras de productosmanufacturados del mundo, ya ha causado significativasdesviaciones del comercio y de la inversión de muchospaíses que, al igual que la República Dominicana, tradi-cionalmente habían venido suministrando prendas devestir y otros productos manufacturados hacia EstadosUnidos

4. La pérdida de competitividad se observa al ana-

lizar la participación de la República Dominicana en di-cho mercado, pasando de un 3.01% en 2002 a un 2.75%en 2003 del total importado por los Estados Unidos.

En adición, otros competidores, tanto en el ámbito re-gional como extra-regional, han venido erosionando labase competitiva que mantuvo el país durante un buentrecho en los años 80 y 90.

Por otro lado, se ha visto mermar la generación de in-gresos en moneda fuerte a partir de las exportaciones delos commodities tradicionales, tales como café, cacao,azúcar y tabaco, que se ven afectados por los vaivenes deprecios internacionales y la demanda mundial. Mientras

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en el período 1994-1998 la República Dominicana ingre-só un promedio anual de US$295 millones por conceptode las exportaciones de productos tradicionales, sólo lo-gró acumular US$146.8 millones en promedio anual du-rante el siguiente quinquenio, 1999-2003. Asimismo, apesar del sostenido aumento que han registrado, se obser-van serias limitaciones en la capacidad de oferta exporta-dora en el caso de los llamados productos no tradiciona-les, los cuales confrontan una creciente competencia delos países asiáticos y de otros países latinoamericanos.

Las exportaciones de 2003 sumaron US$878.4 millones,que representa un aumento de solamente un 3.2% con res-pecto a 2002, y US$80 millones menos que el total exporta-do en el año 1997. Igualmente, no deja de ser preocupanteel hecho de que otros sectores de la economía dominicanaque han demostrado gran dinamismo, como es el caso delturismo, también confrontan serios retos, entre los que seencuentran factores como la emergencia de nuevos com-petidores y una mayor diversidad de opciones de produc-tos turísticos en la región del Caribe y Centroamérica, in-cluyendo el surgimiento de una fuerte industria de turis-mo masivo de sol y playa en Cuba y Cancún-México, elturismo ecológico en Costa Rica y Colombia, o el turismode cruceros en Puerto Rico y Jamaica.Así, no obstante el ligero aumento en la cantidad de tu-

ristas en 2003, cuando se estima que arribó al país lacantidad de 3.28 millones de turistas (lo que significa unincremento de un 13.9 %), la realidad indica que apenasrecuperamos terreno perdido durante la crisis provocadapor la recesión internacional y los actos de terrorismo del11-S5. Los ingresos de divisas lograron un nivel récord deUS$3,110.4 millones (una subida de un 8.4 % por encimade los ingresos en 2000). A pesar de los innegables avan-ces del sector, se hace evidente el desafío que tiene el paísde posicionarse en un rango competitivo más alto, es de-cir, como un destino de mayor valor

6, a través de una

mayor diversificación de los segmentos de mercado, elmejoramiento de la infraestructura de soporte y la coor-dinación interinstitucional, de la educación del personal

local y la sostenibilidad del medio ambiente.En resumen, la capacidad de generación de divisas y de

nuevos empleos de la economía dominicana está siendoafectada por una creciente competencia internacional, laerosión de los programas de acceso preferencial en elmercado norteamericano, la caída de los precios interna-cionales y la reducción de la demanda, así como en ge-neral, por la pérdida de competitividad en los renglonesde exportación más importantes. En este escenario, sehace obligatoria la búsqueda de nuevas alternativas quepuedan generar, conjuntamente con los sectores ya tra-dicionales, mayores flujos de inversión y de exportaciónde bienes y servicios, así como de nuevas fuentes gene-radoras de empleos de calidad para satisfacer la crecien-te demanda de la población.

La transición hacia una nuevaeconomíaEn cierto modo, la situación por la que atraviesa el países similar a la que se presentó hace varias décadas, enlos años 70, cuando la economía dominicana se vioafectada por la crisis de un modelo exportador basadoen productos agrícolas tradicionales, que en ese enton-ces representaban casi un 70% de nuestros ingresos dedivisas. El país encontró una importante salida por víade la creación de empleos y la exportación de productosde manufactura ligera en las zonas francas, tales comolas prendas de vestir, calzados, joyas, cigarros y compo-nentes electrónicos, así como por las exportaciones deservicios de turismo. Hoy día, estos dos pilares de la eco-nomía dominicana constituyen cerca de un 20% del PIBdel país. En realidad, la nación se benefició en gran me-dida al aprovechar la tendencia de la economía mundialque propulsaba los inicios del proceso de globalizacióny que transformó la industria de manufactura, al permi-tir la fragmentación del proceso productivo en variasetapas, y la conformación de un sistema de producciónmundial integrado. Bajo esta división internacional deltrabajo, las diferentes componentes de un producto se

Exportaciones de la República Dominicana en millones de dólares

1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Valor Valor Valor Valor Valor Valor Valor Valor Valor Valor

TOTAL GENERAL 2,048.1 2,542.9 2,393.6 3,272.3 3,824.8 3,838.6 4,113.4 3,624.0 3,751.9 4,060.3

Nacionales 626.2 778.2 772.5 958.2 764.6 638.2 762.1 685.7 851.1 878.4

Tradicionales 266.3 275.8 297.5 33.7 301.8 144.9 137.1 130.8 153.4 166.4

Minerales 201.5 289.1 254.4 247.0 142.9 146.3 239.8 146.3 160.8 205.3

No tradicionales 158.4 193.4 220.0 377.3 319.8 346.6 385.2 408.6 536.9 506.7

Fuente: Banco Central de la República Dominicana y Centro de Inversión y Exportaciones (CEI-RD)

En este escenario, se hace obligatoria la búsqueda de nuevas alternativas que puedan generar, conjuntamente con lossectores ya tradicionales, mayores flujos de inversión yde exportación de bienes y servicios, así como de nuevasfuentes generadoras de empleos de calidad

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fabrican en distintas partes del mundo, permitiendo quelos procesos más intensivos en el uso del factor laboralsean "exportados" hacia otros países donde los costos dela mano de obra son menores. Por otro lado, el turismosurgía también con una dramática fuerza en la medidaen que aumentaban los ingresos de la población en lospaíses desarrollados y mejoraban notablemente las tec-nologías de transporte de pasajeros.

La República Dominicana pudo igualmente aprovecharesta tendencia, convirtiéndose en uno de los principalescentros de atracción y crecimiento turístico de toda la re-gión. Sin embargo, tal y como vimos anteriormente, estossectores confrontan grandes retos con miras a continuarel ritmo de expansión que sostuvieron en el pasado, y porlo tanto, presionan al liderazgo político y económico na-cional a identificar nuevas oportunidades que aseguren lacreación de nuevos empleos y la generación de monedafuerte para impulsar el desarrollo económico del país.

Una nueva oportunidadEl proceso de globalización, incluyendo su impacto so-bre la educación y el desarrollo de las tecnologías de lainformación y las telecomunicaciones, abre nuevasoportunidades para los países en desarrollo. La Repúbli-ca Dominicana tiene la ocasión de aprovechar estasnuevas tendencias de la economía mundial

7y crear mi-

les de nuevos empleos de mayor valor agregado, sobretodo en lo que respecta a la promoción del desarrollo yatracción de empresas relacionadas con la exportaciónde servicios, tales como operaciones de centros de lla-madas (call/contact centers) y empresas de procesos denegocios (BPOs)8, para ofrecer servicios de atención alcliente, gestión de cobros, manejo de consultas y tele-mercadeo internacional, servicios de digitación, servi-cios administrativos, contabilidad, financieros (serviciosde back-office) y muchos otros. En general, las operaciones de call centers y BPOs tien-

den a ser intensivas en el uso del factor mano de obra,constituyendo aproximadamente dos terceras partes enla estructura de costos operacionales. Debido al avancede las telecomunicaciones, estos servicios se puedentrasladar a países donde pueden ser realizados con igualo mayor eficiencia y menores costos. De la misma for-ma, su exportación podría expandirse para incluir labo-res más sofisticadas relacionadas con el desarrollo deprogramas informáticos o softwares y otras operacionesbasadas en IT. Recientemente, muchos procesos que re-quieren una mayor capacidad analítica, como la ad-ministración de complejos sistemas de información

gerencial, departamentos contables completos, mesasde ayuda técnica o help desks, entre otros, han em-pezado a migrar a otros países. Aquí, esta tendenciaha venido tomando lugar, pues ya varias empresas deeste tipo han localizado sus operaciones en algunosde nuestros parques de zonas francas y en zonas ur-banas de nuestras principales ciudades, generandovarios miles de empleos. Ahora bien, el país deberácompetir con otros de la región, tales como México,Costa Rica, Panamá, El Salvador y Jamaica, así comocon los principales protagonistas a nivel mundial,como son la India

9, Filipinas e Irlanda.

Actualmente se registra una marcada tendencia en lasgrandes empresas multinacionales hacia la contrataciónde proveedores externos para realizar numerosas opera-ciones consideradas no esenciales o actividades produc-tivas no centrales para el negocio. Muchos de ellos seencuentran localizados fuera del país de la empresa queorigina el contrato, permitiendo la creación de empleosen economías periféricas menos desarrolladas. Para paí-ses como la República Dominicana, esto representa unagran oportunidad de obtener una parte de los empleosque, de todas maneras, saldrán de los países desarrolla-dos a otras localizaciones alrededor del mundo

10.

Cuántos de estos empleos obtendremos dependerá, engran medida, de lo que decidamos hacer.

Los beneficiosEl mercado internacional, a través de la actual ten-

dencia conocida como outsourcing de servicios, haabierto una envidiable oportunidad para que la Re-pública Dominicana dé un gran paso hacia delante yenfrente exitosamente los problemas económicosdescritos anteriormente. Después de haber disfrutadoya de varias décadas de una relativa estabilidad ma-croeconómica y sociopolítica y contando con una delas mejores infraestructuras de telecomunicacionesde América Latina, la República Dominicana posee

11

una buena base competitiva y cumple con muchos delos requerimientos para establecer operaciones deoutsourcing. Aprovechar esta ventanilla que se abreal país significaría, entre otros beneficios:

• Crear decenas de miles de empleos en actividades al-tamente dinámicas en la economía mundial, orientadasa la exportación en un período relativamente corto.• Crear empleos de mayor valor agregado, y por en-de, aumentar significativamente los niveles de expor-tación y generar mayores flujos de divisas internacio-nales11, y un efecto multiplicador del ingreso positivo.• La oportunidad de insertarse rápidamente en los merca-dos internacionales a través de la atracción de las grandesempresas multinacionales que demandan estos servicios.• La posibilidad de crear nuevas empresas de inversiónlocal y joint-ventures con empresas extranjeras que per-mitan a los empresarios nacionales reorientar y diversi-ficar su actual base de generación de renta del capital.• Una forma de que para que la República Dominica-na se convierta en un centro regional de exportaciónde productos basados en las nuevas tecnologías y ser-vicios de telecomunicaciones.• La oportunidad para que mejore sustancialmente su siste-ma educativo y se coloque al frente de los países de la regiónimpulsando las actividades basadas en el conocimiento.

Las limitaciones y retosLa República Dominicana confronta varios retos im-

portantes para aprovechar al máximo estas tendenciasglobales, particularmente en lo que tiene que ver conla capacitación de la fuerza laboral12. India, Filipinas,Irlanda e Israel, por sólo mencionar algunas, han po-dido enfrentar exitosamente este problema y avanzanrápidamente en la consecución del desarrollo econó-mico. Para aprovechar al máximo y potenciar las ven-tajas que ofrece el país requerirá realizar grandes es-fuerzos en la educación y capacitación de los recursos

humanos necesarios para lograr la transformación.Los principales factores que toman en cuenta las em-presas para instalar sus operaciones en una localiza-ción son: la ubicación geográfica; tamaño del mercado;costos laborales; compatibilidad cultural; incentivos delgobierno; infraestructura tecnológica; riesgo geopolítico;tasas de rotación del personal; y capacidad multilingüe.En general, la República Dominicana se encuentra muy bienposicionada en la mayoría de los requerimientos en la ma-triz competitiva, sobre todo en lo referente a la excelente in-fraestructura de las telecomunicaciones con que se cuenta,impulsada por el ambiente competitivo en el que actúan lasdiversas empresas proveedoras de servicios. Sin embargo, ya pesar de tener una gran afinidad cultural con los EstadosUnidos, donde residen más de un millón de dominicanos ysus descendientes, nuestro factor de mayor fragilidad vienedado por la falta de recursos humanos bilingües y técnicos.Las dificultades que están ya oponiendo las empresas reciéninstaladas y otras en proceso de instalación para obtener elpersonal cualificado hace palpable esta debilidad.

En tal sentido, sugerimos la ejecución de una "Estra-tegia para el aceleramiento del desarrollo económico ytecnológico en la República Dominicana", cuya meta esla creación de entre 30,000 y 40,000 nuevos empleosdirectos de mayor valor agregado en los próximos 4años y el aumento de las exportaciones a unos US$600-1,000 millones anuales. La base de dicha estrategia re-side en el cierre de lo que consideramos constituyenlas tres grandes brechas del siglo XXI en nuestro país,y que serán, en adelante, los principales determinan-tes de las diferencias sociales entre nuestros jóvenes:

* La brecha digital

* La brecha del idioma

* La brecha metodológica del aprendizajeA nuestro entender, en los próximos años, las mayores

fuentes de desigualdad social vendrán dadas por el acce-so o no al conocimiento y a las tecnologías de la infor-

Cantidad de empleos a ser trasladados fuera de EUA

Tipo de trabajo 2005 2910 2015

Administración 37,477 117,835 288,281

Negocios 61,252 161,722 348,028

Computadora 108,991 276,954 472,632

Arquitectura 32,302 83,237 184,347

Ciencias Salud 3,677 14,478 36,770

Legal 14,220 34,673 74,642

Arte, diseño 5,576 13,846 29,639

Ventas 29,064 97,321 226,564

Oficina 295,034 791,034 1,659,310

Total 587,592 1,591,101 3,320,213Fuente: Forrester

El país debe prepararse parala ejecución de una estrate-gia, cuya meta es la creaciónde entre 30,000 y 40,000 nue-vos empleos directos de altovalor agregado en los próximoscuatro años y el aumento sus-tancial de las exportaciones.

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12

mación13

. La posibilidad de obtener un mejor empleo de-penderá cada vez más de la capacidad del candidato paradominar ciertas destrezas técnicas e idiomas, combinadocon lo que algunos denominan la capacidad analítica-simbólica14. Hoy día, no solamente el conocimiento técni-co y el acceso o no a las computadoras marca una desi-gualdad, sino también el conocimiento de otros idiomas,particularmente el dominio del inglés, suponiendo desdeluego un dominio del propio idioma español. La capaci-dad para hablar y redactar da una ventaja inmediata,abriendo numerosas oportunidades de, no tan sólo obte-ner un empleo, sino de conseguir mayores ingresos.De hecho, en el mercado laboral actual de nuestro país

podemos observar que un joven graduado de la escuelasecundaria con dominio del inglés, puede obtener unmejor empleo que un joven recién graduado de la uni-versidad sin este atributo

15. Se sugiere, por tanto, un

plan para establecer un "programa nacional de educa-ción bilingüe", basado en la enseñanza de inglés inten-sivo como segundo idioma y cursos de inmersión en lasescuelas públicas, diseñado para capacitar a nuestrosestudiantes en las escuelas, liceos, institutos y universi-dades. Dicho proyecto debe contemplar inicialmente elentrenamiento de los profesores y la aplicación de unprograma piloto que abarque por lo menos unos100,000 estudiantes de secundaria de las principalesciudades del país. Al mismo tiempo, el gobierno debe-rá propulsar la capacitación del idioma inglés en lasuniversidades

16, mediante algunas medidas que permi-

tan una gran transformación social a partir del empleomejor remunerado las actividades de exportación deservicios referidos anteriormente.

El otro factor que influye cada vez más en establecerquién sale más beneficiado en el mercado laboral, tieneque ver con el "enfoque metodológico del aprendizaje",particularmente la forma como el estudiante adquierelos conocimientos fundamentales. Existe una marcadadiferencia entre los estudiantes que aprenden a memori-zar datos e informaciones y a estudiar de los "dictados"del profesor, por ejemplo, y aquellos que aprenden aanalizar, utilizar y resolver problemas con los datos e in-formaciones. En adición a lograr mejorar el acceso delos jóvenes al conocimiento técnico, la educación enidiomas y la capacidad analítica de los estudiantes, la

estrategia para acelerar el desarrollo económico, re-quiere lograr otros objetivos relacionados, tales como:• Revisar los aspectos de infraestructura, legales e ins-titucionales que todavía limitan la conectividad, el usode los servicios de telefonía y el acceso a las tecnologíasemergentes, así como aquellos factores que impactan ne-gativamente sobre los costos y competitividad del sectorde las telecomunicaciones, sobre todo, el costo de acce-so a Internet y a los servicios internacionales.• Desarrollar un plan para la atracción de empresas eimpulsar el desarrollo de empresas nacionales de esta in-dustria, incluyendo el establecimiento de diversos cen-tros de incubadoras de negocios para emprendedores ycentros de I+D, en alianza con las universidades y em-presarios nacionales y extranjeros.• Ejecutar un programa de entrenamiento para ejecuti-vos, gerentes y supervisores, que prepare los futuros di-rigentes a nivel empresarial que impulsarán la creación,instalación y crecimiento de empresas que utilicen in-tensivamente estos recursos humanos.• Revisar el marco legal e institucional de las zonas fran-cas para incorporar incentivos y estímulos para promoverla construcción de parques tecnológicos y edificios flexi-bles en diferentes ciudades del país. También proponemosla creación de un fondo de financiamiento similar al queimpulsó el crecimiento de las zonas francas con el progra-ma del Banco Mundial y el gobierno dominicano a travésdel Banco Central en los años 80.En conclusión, entendemos que la puesta en marcha de la

“nueva revolución educativa", que aborde de manera fron-tal y decidida las tres principales fuentes de desigualdad ysolucione estos factores medulares, podría significar la sa-lida de la pobreza de miles de dominicanos. Así, el paístendrá la oportunidad de dar otro gran salto, como ocurrióa principios de los 70 con las zonas francas industriales yel turismo, en la promoción del desarrollo económico.

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1 De hecho,algunos autores destacan que la República Dominicana constituye un caso excepcional de éxi-

to al comparar las experiencias de crecimiento económico, sobre todo si se toma como referencia el último

tercio del siglo XX,durante la cual el país sostuvo una tasa de crecimiento promedio de un 5.4% en el perio-

do 1961-1999.Ver Joaquín Vial, Los desafíos de los exportadores de zonas francas en República Dominicana,

Cambridge,Junio 2002.Documento de Trabajo.La Iniciativa Dominicana.Proyecto entre Harvard University y

FUNGLODE.Igualmente,se destaca el desarrollo de la capacidad productiva al convertirse el país en un caso

exitoso como centro regional de exportación de manufacturas.Ver Mortimore,Michael,CEPAL,1995.

2 Las exportaciones de productos textiles se concentran en algunos renglones específicos, tales

como los pantalones de hombre y de mujer, camisetas y brassieres, casi en su totalidad dirigidas

al mercado norteamericano.

3 Esta diferencia entre la tasa de crecimiento del valor exportado y el volumen exportado impli-

ca un sesgo hacia actividades de producción de menor valor agregado que disminuyen los már-

genes de beneficio para los fabricantes.

4 Aproximadamente un 95% de las exportaciones de manufacturas de zonas francas se dirige hacia el

mercado de Estados Unidos. Otros mercados de menor incidencia son la Unión Europea y América Latina.

5 La cantidad de visitantes en 2003 superó en un 10% el nivel alcanzado en 2000.

6 Otros destinos del área, incluyendo Puerto Rico, Aruba, Barbados y México, generan un mayor valor

agregado por visitante y por habitación.

7 Por ejemplo, un estudio reciente realizado por Deloitte consultando a los 100 principales ban-

cos del mundo, indicaba que éstos van a contratar o enviar al exterior (offshore outsourcing)

aproximadamente unos US$356 mil millones de dólares en los próximos años, buscando redu-

cir el 15% de sus costos operacionales. Por otro lado, la firma Forrester estimó que alrededor de

3.3 millones de empleos serán "exportados" de Estados Unidos en los próximos 10 años, prin-

cipalmente a la India y Filipinas, así como a otros países, incluyendo las opciones más cercanas

(nearshore) bajo la modalidad de outsourcing.

8 Se refiere a los llamados servicios de business process outsourcing (BPO).

9 La India exportó por encima de los US$13 mil millones en servicios relacionados con la industria de

IT en el año 2003, y empleó más de un millón de personas.

10 Este tema ha suscitado un gran debate en Estados Unidos debido al impacto de que mu-

chos llaman "exportación de empleos", al punto de que los principales candidatos a la presi-

dencia, George Bush y John Kerry, han hecho referencias al mismo, y varios legisladores han

propuesto la imposición de barreras para restringir la salida de empleos. Afortunadamente, el

presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, definió la tendencia como algo "positivo, a

la larga, para los propios Estados Unidos".

11 El salario inicial mínimo en las empresas de este tipo ya instaladas en el país es de entre

RD$1,500 y US$3,600 anuales, muy superior al salario de inicio en operaciones de ensamblaje de

unos US$1,100 anuales. Otras funciones más sofisticadas elevarían los salarios significativamente,

aumentando el valor agregado exportado a niveles muy superiores. Visto como un sector indivi-

dual, las exportaciones en este renglón podrían competir y hasta superar el monto de las exporta-

ciones nacionales totales en pocos años.

12 Con excepción de Bluefields, se estima que la disponibilidad de recursos humanos completamen-

te bilingües es muy limitada. PRO-REPÚBLICA DOMINICANA ha iniciado la elaboración de un censo pa-

ra determinar la cantidad aproximada de personal con dominio del idioma, así como la identificación

de las instituciones involucradas en la capacitación del idioma inglés.

13 Para un análisis de la situación en el país, ver La República Dominicana: preparación para el mundo

interconectado, elaborado por el Geoffry Kirkman y el Grupo de Tecnologías de Información del Centro

para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y la Fundación Global Democracia y Desa-

rrollo (FUNGLODE), 2003.

14 Para más detalles sobre las habilidades analítico-simbólicas, ver: El trabajo de las naciones: hacia el

capitalismo del siglo XXI, Robert B.Reich, 1991.

15 Igualmente,el acceso a Internet y el conocimiento de computadoras por sí solo no garantiza un pro-

vecho pleno de estas nuevas habilidades debido al sesgo a favor del idioma inglés de las informaciones,

datos, cursos, conocimientos e investigaciones publicadas en la web.

16 Algunas ideas para reforzar el dominio del inglés en las universidades podrían incluir,

por ejemplo, la de elevar los requerimientos y hacer obligatorio el dominio del inglés pa-

ra graduación (examen TOEFL) en las universidades y subsidiar a los profesores en las

universidades que se acojan al programa, así como gestionar la supeditación de cier tos

incentivos al logro de metas relacionadas con el programa.

Referencias

Eddy Martínez es director del Centro de Estudios de Ciencia y Tecnología

de Funglode y presidente de la firma Expansion Consulting Dominicana,

S.A. En el período 1997-2000 fungió como director ejecutivo fundador de

la Oficina para la Promoción de la Inversión Extranjera (OPI-RD).También

fue Director Ejecutivo de la Asociación Dominicana de Zonas Francas

(ADOZONA). Ha realizado trabajos de consultoría para el desarrollo de par-

ques tecnológicos en la República de Croacia y Nicaragua.

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Luis Sepúlveda, 55 años, es un incesante viajero con elmar a cuestas. A los 16 años se embarcó en un balleneroy de la experiencia nació la novela Mundo de fin de mun-do (Tusquets, 1995), una de sus obras más populares. Elescritor chileno, amante de la naturaleza y miembro acti-vo de Greenpeace, vive en Gijón -una ciudad con puerto,al norte de España- desde hace siete años. Pero Sepúlve-da vive cerca del mar no sólo por su condición de aven-

turero: Asturias le conquistó desde el principio por la “tra-dicional militancia obrera de los mineros y la arraigada re-sistencia de sus habitantes durante la Guerra Civil”. Y es queel autor de Un viejo que leía novelas de amor, Patagonia Ex-press o Nombre de torero, nunca abandona su talante iz-quierdista. Miembro del GAP -grupo de amigos personalesde la escolta del ex presidente Salvador Allende-, se exilióde Chile en 1977. De camino hacia Europa deambuló unosaños por América Latina: en Ecuador se unió a la BrigadaInternacional Simón Bolívar, y a principios de 1979 partióa Nicaragua para participar en las batallas sandinistas. El exguerrillero en Centroamérica vive hoy en una amplio cha-let con piscina rodeado de jardines, junto a su esposa ycompañera de batalla, la poetisa chilena Carmen Yánez. Surostro, surcado por los años de trotamundos, devela la inco-modidad de ser entrevistado justo un sábado soleado, deesos que no abundan por Asturias. Sepúlveda no mira a losojos de su interlocutor, pero sus facciones y sus largos silen-cios reflejan el dolor de acudir al pasado, sobre todo a lostres años en que fue prisionero durante la dictadura chilena. ¿Por qué deja un escritor de escribir? En algunas entrevis-tas usted ha dicho que se retirará en cinco años.No, no, no. Eso es algo que sacaron de contexto. Lo quedije es que estaba cansado y quería tomarme cinco añossabáticos. Dedicarme a leer y a hacer otras cosas.¿Ya ha empezado esos años sabáticos?No, ahora estoy trabajando más que nunca. El año queviene quiero rodar una nueva película y estoy termina-do una novela, que tengo que entregar este año.¿Cómo se puede compaginar tantas cosas: el cine, la es-critura, su militancia activa en el Foro Social...?Con disciplina. Uno tiene que ser disciplinado. Lagente tiende a creer que los escritores trabajancuando están inspirados.

Era muy amigo de Cortázar, ¿no? Sí. Compartimos los últimos cuatro años de su vida. Pa-ra mí, Julio fue un tipo vital y su escritura es extraordi-naria. Descubrí que quería ser escritor después de leerdos libros: Rayuela (Julio Cortázar) y Cien años de sole-dad (Gabriel García Márquez). Rayuela es una novela experimental y usted siempre hacriticado la escritura experimental.

Rechazo el experimentalismo de los que no son capacesde contar una historia. Rayuela es una gran novela; tie-ne lo experimental, ese sentido lúdico que le dio Cortá-zar en la literatura. Pero al mismo tiempoes de una pro-fundidad literaria extraordinaria. Si eso es el experi-mentalismo, yo estoy de acuerdo. ¿Y es cierto que Cortázar escribió Rayuela escuchando jazz?Me imagino que sí. Él era un experto en jazz. Es que Ra-yuela tiene muchas claves. Si uno la lee con la atenciónde escritor va a descubrir que la estructura es totalmen-te de Balzac. Al mismo tiempo es un compendio de tra-dición literaria latinoamericana, está presente desdeHoracio Quiroga a Maximiliano Fernández, los grandesmaestros. Cortázar insistía en que el ritmo estaba dadoen el fantasma de Charlie Parker. ¿Sobre qué trata su próxima película? Es una versión de la novela Hot line. A partir de una ex-periencia muy bonita que fue hacer mi primera película,Nowhere, hemos formado una especie de cooperativa in-formal de amigos para seguir haciendo proyectos de ci-ne. Los actores de Hot line saldrán de Nowhere. El calen-dario está programado para rodar en julio del próximoaño, en el sur de Chile y en Montevideo. Pero Nowhere tiene muchos actores de diferentes nacio-nalidades y acentos, y la historia de Hot line narra situa-ciones de personajes chilenos. Esa variedad recuerda que es cine, que es mentira, quees una ilusión, que es ficción lo que estás contando. Megusta mucho experimentar con eso, con la diversidad delas formas de decir las cosas.Hot line tiene un final muy abrupto. Quería escribir de la manera del viejo folletón, nuncalo había hecho y me puse a leer a los grandes folleti-nistas del siglo XIX. Me gustaba ese final abrupto por-

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Luis Sepúlveda:“Escupiría a Pinochet;

no se merece ni una palabra,ni un insulto”

Por Kenny CabreraFotos: Manuel Martín Cuenca

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hace en Miami o si nace de intelectuales franceses que notienen la reputa idea de qué es Cuba. Confío en que trasla muerte de Fidel venga una nueva generación que lle-vará la isla a la transición que los cubanos se merecen.Es muy optimista después de haber participado en tan-tas batallas pérdidas en Latinoamérica. Nuestra historia es una historia de batallas pérdidas. Elparadigma del gran hombre de batallas perdidas fue Si-món Bolívar, y qué batallas más hermosas que las perdiótodas. Desde hace 200 años los latinoamericanos hemosempezado con el esfuerzo de afianzar una identidad. Noes grave que en 200 años no lo hemos conseguido. Loseuropeos recién están perfilando una identidad despuésde 500 años. Hasta ahora todos los intentos políticos yrevolucionarios han tenido como norte consolidar esaidentidad latinoamericana. Aunque han sido combatidosy aplastados, ese proceso continúa. En las últimas reunio-nes de Puerto Alegre -Brasil- no ves repetirse los mismodiscursos de izquierda de los años 60 y 70. Los latinoa-mericanos ya hemos conseguido algo, una certeza; la cer-teza de que las cosas van a cambiar, no sabemos cuándo.Seguiremos de derrota en derrota hasta la victoria final.¿No se confunde mucho el populismo con políticas socia-les y la idea de una identidad común en Latinoamérica?¿Venezuela? Por ejemplo.Sí, claro. Lo que significó la caída del Muro de Berlín,que era la gran referencia para muchos movimientos dela izquierda latinoamericana, generó un vacío de refe-rencias políticas e ideológicas. Ese vacío se está llenan-do ahora con propuestas que son muy interesantes, quenacen de los movimientos antiglobalización.¿Lo que sale de Puerto Alegre es la izquierda de hoy?La izquierda de los años 60 y 70 no fue capaz de enten-der que esa propuesta hegemónica centralizada, queproponía la economía marxista, no funciona. El bienes-tar o va aparejado con un nivel de desarrollo de las li-bertades o no existe tal bienestar. Esa izquierda marxis-ta se quedó sin referente y sin la capacidad de formularideas propias porque nunca las tuvo. Existe una izquier-da alternativa desde hace mucho tiempo, pero que aúnno consigue articularse.Pero esa izquierda que nació en Puerto Alegre no es unreferente para la gran geografía latinoamericana.No es un referente de masas para lo que es Latinoamé-rica, evidentemente que no. Le puedo decir que en laRepública Dominicana se conoce muy poco las referen-cias del Foro Social. Un desconocimiento que se extien-de a muchos países más, como Ecuador, Perú, etcétera...La verdad es que no sé como se está articulando en la Re-pública Dominicana. La última vez que estuve allí fue ha-

ce cinco años para la Feria del Libro. Hablando con mi-litantes de la izquierda dominicana me dejaban helado alver que todavía había personas que eran pro-chinas, porejemplo. O que te seguían defendiendo algunas ideas queeran absolutamente descabelladas, como la lucha arma-da. Me imagino que algún día los buenos tiempos llega-rán. La gente de la cultura son los embajadores que vanllevando el germen a cada uno de sus respectivos países.Usted, que es tan crítico con Estados Unidos, ¿quéopina de la acusación del candidato democráticaKerry al presidente Bush sobre que éste último no mi-ra a América Latina?Me gustaría decir que la mirada de los Estados Unidosnos beneficia en algo, pero históricamente siempre nosha perjudicado. Creo que Bush va a ganar las eleccio-nes, que se va a inventar cualquier cosa. Son capaces dehacer un atentado en los mismos Estados Unidos. Esaopinión a favor de la guerra que siempre tienen, ese pa-panatismo norteamericano. Si hay una nación de imbé-ciles en el mundo son ellos, capaces de creer en la pa-tria hasta el extremo de la histeria.El escritor mexicano Carlos Fuentes es más optimista ypiensa que los norteamericanos votan con el bolsillo yque por ello George Bush no volverá a ganar.Sí, es posible que voten con el bolsillo. Pero votan másque nada por la banderita con las estrellitas en la mano.No hay que olvidarse que Bush ni siquiera ganó las elec-ciones, que tuvieron tres meses contado votos hasta quesu propio hermano decide, en el Estado que dirige, que só-lo valen los que están a favor de los republicanos. Basta-ron los atentados de las Torres Gemelas para que este ti-po ganara popularidad.¿Confesaría un gran sueño? Es un sueño social. Ver convertidos a los países quequiero en naciones civilizadas y seguras. Incluso a Chi-le que es, entre comillas, el país más desarrollado deAmérica Latina. En Europa dicen que Chile tiene unaeconomía saneada. Pero la deuda interna más grande deAmérica Latina es la chilena. Es tan grande como la quetiene Estados Unidos.Sea más egoísta, confiese un sueño menos social y másindividual. Quizás lo único que le pido a la vida es que no me de-je sobrevivir a mis hijos; que sean mis hijos lo que mesobrevivan a mí.

Kenny Cabrera es licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo, por

la Universidad Católica Santo Domingo. Ha trabajado como redactora en el perió-

dico El Siglo, el semanario Rumbo y el Listín Diario, diario donde además fue por

dos años corresponsal en España.Actualmente realiza en Madrid un doctorado en

la Universidad Complutense y el Master en Periodismo del periódico El País y la

Universidad Autónoma de Madrid.

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que es una historia que no concluye. Es una victoriabastante amarga del personaje. Es como la vida misma,como la historia de Chile, nadie sabe qué diablos es loque va a pasar después.Ha sufrido duras críticas como escritor de parte de suscolegas y compatriotas. El problema está en una cierta oficialidad que no acep-ta que triunfes como escritor. No soy un vanidoso, perono tengo ninguna inhibición en reconocer que los escri-tores más populares de Chile somos Isabel Allende y yo,los más leídos. Algunos colegas no te perdonan que ten-gas lectores. Hay algunos que consideran la literaturacomo un asunto de triunfo social.Pero usted ha tenido suerte, es el latinoamericano másvendido después de Gabriel García Márquez.La suerte no tiene nada que ver. He trabajado mucho.Salió hacia el exilio en el año 77, ¿qué sintió la prime-ra vez que volvió a su tierra? Quería volver simplemente para decir: ya no soy un exilia-do. Y la verdad es que lo que sentí, lo que encontré, fue unenorme inventario de pérdidas. Fue muy duro. Descubrí queel país al que quería volver era el país de mi memoria.¿Aún cree en aquella frase del último discurso de Allen-de de que las calles chilenas se volverán a llenar dehombres libres y socialistas?Sí, porque en Chile existe una democracia que no es tal.La mayoría de los ciudadanos están marginados decualquier participación social. En las últimas eleccionespresidenciales votó el 46 por ciento de la gente. El 64por ciento no quiso participar en esa farsa. Allí hay al-go que se está moviendo. El Foro Social se está desfi-lando muy lentamente, y debe de ser así: una alternati-va política cuyo resultado final sea un proyecto de país,de integración, de normalidad cívica y ciudadana.¿Confía en que finalmente se llegue a juzgar al generalAugusto Pinochet?Por razones de humanidad es imposible. Tiene ya más de80 años. La mayoría de los chilenos lo que quieren esque el Estado pida disculpas ante las víctimas y que lasFuerzas Armadas se sometan a la voluntad de los civiles;y que digan dónde están los que desaparecieron, porquelo saben perfectamente. Lo saben. Y eso va a cerrar lasheridas y va a significar un enorme paso hacia adelante.¿Ha estado alguna vez frente a Pinochet?No. Lo intenté. Le pedí una entrevista, pero no me laconcedió. Quería arrinconarlo para saber qué se le pasapor la cabeza. Trabajaba entonces con una revista ale-mana y andábamos dos periodistas; pedimos la entre-vista y Pinochet vetó mi nombre.¿Qué le diría? No sé... [silencio] Lo que siento es un desprecio muy

grande. Siempre he pensado que le escupiría, parodian-do a Boris Vian, que escribió esa gran novela Escupirésobre nuestras tumbas. No se merece ni una palabra,ningún insulto.¿Conoció muy de cerca a Allende? Sí. Él se preocupaba por mis cosas, por lo que estabaescribiendo. Cuando supo que Carmen y yo habíamostenido un niño, me preguntó si tenía pediatra; él erapediatra. Creo que era la antítesis de Fidel Castro enLatinoamérica: evitaba cualquier exceso de protago-nismo. Según la derecha, Allende quiso hacer de Chi-le un país comunista; pero muy al contrario, él despre-ciaba profundamente a los países comunistas, a losque llamaba campos de trabajos forzados.¿Qué hizo durante el golpe de Estado?Estaba encargado de la defensa de una planta de aguapotable en Santiago. Estaba a unos 30 kilómetros delcentro. A esa planta la habían intentado dinamitar va-rias veces las fuerzas fascistas del movimiento Patria yLibertad, que entonces dirigía Pablo Rodríguez, quienahora encabeza la defensa de Pinochet. Éramos un gru-po de 12 que defendíamos aquello. Recibimos las ins-trucciones de permanecer defiendo ese lugar. Luego nosacercamos a los cordones industriales, que eran una es-pecie de círculo, donde pensamos que se iba a manteneractivamente la resistencia hasta llegar a un empate conla fuerza militar. Pero esto nunca fue así porque ellos te-nían las armas y nosotros no. Cumplí mi tarea como mi-litante participando en los primeros días de la resisten-cia. Una mañana, estando con los mapuches, los cerrosamanecieron llenos de uniformados. No valía la penaintentar ninguna resistencia ahí. Había que entregarse.Pasé un periplo muy largo en varios lugares hasta queterminé en la cárcel, donde estuve casi tres años. [El si-lencio se hace sonoro y Luis necesita un tiempo paraproseguir, mientras viaja a través de su memoria]¿Nunca llegaron las armas que prometió el partido? No existían esas armas. Había dos cajas, tal vez, de fu-siles. En el frenesí político algunos dirigentes se empie-zan a creer sus propias ilusiones y las dan por ciertas.Eso nos pasó. No pensábamos en un choque frontal, enuna guerra civil. La pesadilla del 36 en España estabamuy viva en Allende y la quería evitar a toda costa.Usted ha padecido la crudeza de una dictadura san-grienta. ¿No le parece que la pena de muerte en Cubasilencia a la oposición con la misma crueldad que hizoPinochet en Chile?La pena de muerte es un crimen de Estado en cualquierlugar y es una de mis grandes críticas a la revolución cu-bana. No puede existir un Gobierno sin oposición. Perono firmo ningún manifiesto contra Cuba, sobre todo si se

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Por Manuel SerranoFotos Ricardo Briones/Fernando Calzada

Los recursos na turales y sus conflictos

El uso de los recursos naturales es, cada vez más, una fuente de conflictos. Los cambios en la economía de muchos países y en la cultura delas comunidades y la forma de manejar unos medios que hasta hace poco se consideraban dones inagotablesprovocan el aumento de las tensiones. La mezcla deintereses y componentes que confluyen en este terrenollevan a una imperiosa necesidad de contar con her-ramientas adecuadas para su manejo.

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Foto: Ricardo Briones

Monumento Nacional

Bahía de las Calderas; dunas de Baní.

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Desde siempre el uso de los recursos naturales ha sidouna fuente de conflictos. Con el paso del tiempo, el ni-vel de conflictividad se ha ido incrementando en la mis-ma medida en que estos recursos se han ido agotando.En América Latina, las dificultades que genera el uso delos recursos naturales ocupan cada vez un espacio ma-yor en la sociedad; no sólo por la frecuencia con la queéstos se producen, sino también por los niveles de vio-lencia con los que se expresan. Este escalamiento estárelacionado con diferentes factores como el agotamien-to de los recursos, los cambios en la economía de mu-chos países y en la cultura de las comunidades y la for-ma de manejar unos medios que hasta hace poco seconsideraban dones inagotables. Las tensiones provoca-das por el control de las áreas turísticas es de los ejem-plos más evidentes; lo mismo se puede decir de zonasen donde se produce el cambio de ganadería de librepastoreo a ganadería de alambrada. Tradicionalmente, los conflictos de carácter ambiental sehan manejado como cuestiones de carácter técnico o le-gal; no obstante, generalmente obedecen a situacionesmás complejas que se expresan en varias dimensiones: labiofísica, la humana, la económica, la social y la institu-cional. Con frecuencia se tiende a considerar que los con-flictos ambientales son el síntoma social de un problema enel entorno natural. Sin embargo, como los problemas natu-rales tienen también causas sociales y económicas, igual-mente muchos de ellos pueden verse como síntomas natu-rales de un conflicto social y económico. Esto es así, debi-do a que los conflictos son el reflejo de problemas que seexpresan en la conjunción del sistema natural y el sistemasocio-económico. Existe la tendencia a asumir la palabraconflicto en su connotación negativa, en la medida en queella expresa una patología de tipo social.

El manejoY, efectivamente, tal es la realidad cuando no se disponede los mecanismos adecuados para manejar y resolver lasdiferencias que a corto, mediano y largo plazo se presen-tan en relación con los recursos naturales. Pero el con-flicto es algo más: es la manifestación más visible de unproblema de adaptación de los sistemas socio-ambienta-les que rigen el manejo de los ecosistemas por los gruposhumanos. De ello se puede colegir, por tanto, que estasdificultades con frecuencia son necesarias, ya que sólocuando ocurren es cuando la sociedad puede percatarsede la necesidad de regular nuestro comportamiento.

Debido a la multiplicidad de intereses y componentesque confluyen en los conflictos ambientales, cada vez

se va afianzando la necesidad de contar con herra-mientas adecuadas para su manejo. Conviene aclararque no todos los conflictos necesitan de la interven-ción de agentes externos, ya que, la mayoría de las ve-ces, éstos se resuelven mediante mecanismos de diálo-go y concertación, sin que otros actores sociales se denpor enterados. ¿En qué condiciones, por tanto, se hacemás propicia la mediación de un agente externo?• Cuando se está ante una situación nueva.• Cuando se carece de mecanismos de reglamenta-ción para el manejo de un recurso o dicha reglamen-tación no se corresponde con lo que la situación de-manda.• Cuando en el conflicto está implicada una multi-plicidad de actores.• Cuando los niveles del conflicto pueden degeneraren violencia.• Cuando las consecuencias del conflicto puedenafectar a otros grupos o individuos ajenos a él.

Un análisis preliminarAntes de adentrarnos en los elementos más complejosde cualquier conflicto, es necesario que hagamos unanálisis preliminar del mismo (diagnóstico), lo cualpermite conocer la relación entre los actores, los re-cursos naturales y su entorno. El doctor Frans Geilfus,en su libro Guía metodológica para el manejo de con-flictos ambientales, resalta cinco aspectos que debenconsiderarse en este análisis:• Los intereses. Aunque en su evolución, el conflic-to pueda derivar hacia el ámbito de lo social, lo eco-nómico y hasta lo político, en su origen, siempre en-contraremos una disputa de intereses por el acceso aun recurso o servicio.• Los usuarios involucrados. Cada recurso o servi-cio es utilizado por una serie de usuarios (actores),que ejercen una demanda sobre el recurso y puedentener un determinado impacto sobre el ambiente. • Los sistemas de gestión. Los usuarios se relacionanentre sí a través de sus relaciones sociales, económicase institucionales, y también a través de su impacto so-bre el recurso. El concepto de sistema de gestión sirvepara delimitar el ámbito de las interacciones que se vana analizar.• Los efectos de los problemas ambientales. Éstos crean entre los usuarios la percepción de serafectados en sus intereses y derechos. Esta percep-ción es un punto de partida fundamental de los con-flictos, por lo que un usuario de recursos o serviciospuede verse afectado de muchas maneras.

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• Los factores y agentes causantes. Son vistos comoresponsables de los efectos. (No se desarrolla un conflic-to si los afectados no identifican a los que considerancomo responsables).Debido a que no existe un proceso ideal para al ma-

nejo de los conflictos, es necesario considerar más deuna estrategia al momento de abordarlos: la preven-ción, la negociación, la mediación, el arbitraje, lacoerción y la confrontación constructiva. Esta últimase aplica cuando los problemas no tienen una solu-ción a corto o mediano plazo; se reconoce que elconflicto va a subsistir y se tratan de aplicar procesospermanentes que sirvan para mitigar su escalamiento.

La selección de una estrategia de manejo está deter-minada, básicamente, por el grado de desarrollo delconflicto; la disposición de los actores a comunicarse;la existencia de procedimientos aplicables al caso, y lasopciones identificables para solucionar el conflicto.

El proceso de negociaciónLa negociación es la etapa final de un proceso de reso-

lución de conflictos; es el resultado de la disposición delos diferentes actores a buscar una salida a sus diferencias.Una adecuada negociación trata de considerar tanto elmanejo de los conflictos existentes como su prevención.Por eso, en la etapa de planificación de los proyectos seincluyen las consultas públicas.Cuando existen mecanismos operativos de concerta-

ción, la negociación puede realizarse sin la intervenciónexterna; pero cuando esos mecanismos no existen, lo re-comendable es la participación de un facilitador exter-no, el cual supone un apoyo técnico y metodológico alos actores en la preparación de un ambiente adecuadopara una negociación fructífera. El aporte principal deun mediador externo consiste en aspectos tales comouna clara identificación de los actores, percepciones ymalos entendidos y el establecimiento de una agendaaceptable para todos y de procedimientos adecuados(conviene aclarar que en un proceso de negociación laspercepciones son tan reales como la realidad misma). Como hemos apuntado, cuando a los actores se les difi-culta el ponerse de acuerdo en la búsqueda de una solu-ción, lo correcto es recurrir a un agente externo que lesayude a preparar las condiciones para un adecuado pro-ceso de negociación, teniendo muy claro que, de ningunamanera, se trata de una sustitución. En su tarea, el facili-tador debe tener la capacidad para involucrar a todos losactores en el proceso, y un conocimiento amplio del pro-blema que ha generado el conflicto. Aunque la neutrali-

dad es una premisa, en condiciones de fuertes desequili-brios de poder, no parece una condición deseable y a vecesni siquiera es factible, pues las partes en desventaja difícil-mente aceptarían una negociación en tales condiciones.

En la República DominicanaEn la República Dominicana desde los años 70 se re-

gistran fuertes disputas por el acceso a los recursos.La lucha por la tierra ha sido causa de grandes con-frontaciones sociales. La muerte de la líder campesinaFlorinda Soriano (Mamá Tingó) es la expresión dehasta dónde puede llegar el nivel de enfrentamientopor el derecho a manejar determinados recursos.

En el seno de muchas comunidades eran frecuenteslas pugnas por el acceso a las aguas de riego, perohan ido disminuyendo en la medida en que se hanestado elaborando reglamentaciones cada vez másespecíficas. Otro problema que se registra con ciertafrecuencia es el que se produce entre los pescadoresdominicanos y los de otras islas –Cuba y Bahamas,principalmente- por el espacio marítimo. Con la crea-ción de las de áreas protegidas, la resistencia a los desa-lojos o las limitaciones a las actividades de las comuni-

El Salto del Limón, en la provincia de Samaná; uno de los parajes más frecuentados por el turismo.

Foto: Fernando Calzada.

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dades residentes, se han gene-rado frecuentes y violentasconfrontaciones. Dos casosemblemáticos son el del Par-que Nacional de Los Haitises eIsla Saona; conflictos origina-dos por la resistencia naturalde los pobladores a ser desalo-jados de su hábitat, sin que elEstado haya creado unas condiciones semejantes en ellugar hacia donde son desplazados.

Pero no siempre la confrontación se da entre el Esta-do y las comunidades, sino que se puede producir te-niendo como actores enfrentados a los diversos usua-rios del recurso, como el caso de las luchas que pormás de 10 años mantienen los pescadores de Sánchez.La abrupta llegada de numerosas familias desalojadasde los Haitises, sin ninguna posibilidad de generar in-gresos a no ser a través de la actividad de la pesca enla Bahía de Samaná, multiplicó la cantidad de pesca-dores, disminuyendo, lógicamente, el volumen de pro-ducción individual. Tal disminución ha llevado a mu-chos de ellos al uso de instrumentos inadecuados,afectando seriamente el recurso. Ante este panorama,los pescadores más antiguos sintieron la amenaza delos recién llegados, y desde entonces la lucha entreellos no ha cesado. A pesar de los intentos del orga-nismo estatal correspondiente por crear una cierta re-glamentación, esto no ha dado resultado, y la violen-cia ha ocasionado muertos y heridos.

En meses pasados, en el municipio de Jarabacoa se es-cenificó una fuerte oposición a la construcción de unapresa. La comunidad alegaba que esa construcción dis-minuía sensiblemente el caudal del Río Yaque del Norte,lo cual generaba un impacto negativo, no sólo desde elpunto de vista meramente ambiental, sino también eco-nómico. Por supuesto que los empresarios turísticos delmunicipio estuvieron a la vanguardia de esa resistencia.La reacción de las autoridades fue considerar a los mu-nícipes como opuestos al progreso y tildarlos de "mala-gradecidos". Era evidente que no entendían el problema.Así como los casos descritos, se pueden mencionar mu-chos otros: el del Parque Nacional del Este; la oposiciónde la comunidad de Blanco a la explotación de una mi-na de oro en la cuenca media del Río Yuna; el de los ga-naderos de libre pastoreo en Oviedo, o el de los pesca-dores de la Laguna de Miches. Se trata de casos que se

han dado, o que aún se mantienen a lo largo de todanuestra geografía, y que casi siempre se manejaron demanera inadecuada, generando serias confrontacionesentre usuarios y autoridades.

La capacidad institucionalExiste la tendencia a considerar la solución de los con-

flictos a partir de su componente técnico o, en otros ca-sos, apelando a la conciencia ciudadana frente a los re-cursos naturales. Esta visión desconoce la necesidad de unejercicio descentralizado y participativo de la gestión am-biental, de manera que las decisiones puedan ser legitima-das por las organizaciones y reglamentaciones de nivellocal. Este camino, si bien nos puede dar la impresión deser más largo, es más seguro en las soluciones y, lo que esmás importante, propicia las acciones preventivas.Por supuesto que semejante manera de proceder supo-

ne una adecuada calidad de las instituciones responsa-bles del manejo de los recursos naturales, lo cual impli-ca contar con personal suficientemente capacitado enestas metodologías, pero más que todo, dispuesto aabandonar las viejas concepciones de la gestión centra-lizadora y vertical. El doctor Geilfus parte de cinco pre-misas para el éxito de procesos de descentralización: 1)el compromiso real por parte de todos los actores, em-pezando por las instituciones reguladoras; 2) una defi-nición clara de responsabilidades y funciones de todoslos actores en su escala respectiva de manejo; 3) unaautonomía real de los niveles básicos para desarrollarlos instrumentos y procedimientos más adecuados parasus necesidades, dentro de marcos reguladores claros yreconocidos; 4) capacidad de monitoreo y control porparte de las agencias reguladoras para poder asumir supapel normativo de forma adecuada; 5) un sistema efi-caz y abierto para el manejo de la información. Lo que sepropone no es un desentendimiento del Estado. Por elcontrario, lo que se necesita es que las instituciones gu-bernamentales puedan concentrarse en su papel regulador

Tradicionalmente, los conflictos ambientales se han manejado como cuestiones de carácter técnico o legal; no obstante, generalmente obedecen a situaciones más complejas que se expresan en varias dimensiones: la biofísica, la humana, la económica,lasocial y la institucional.

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y de monitoreo con el fin de que sean más eficientes ybuscar nuevas formas de participación. En la RepúblicaDominicana existen experiencias de manejo de recursosnaturales por parte de organizaciones no gubernamentalesque puede decirse que han sido exitosas: La Reserva Cien-tífica de Ébano Verde, en La Vega, a cargo de la FundaciónProgressio, y la de Loma Quita Espuela, en la provinciaDuarte, bajo la responsabilidad de la fundación Loma Qui-ta Espuela. Igualmente se tiene el caso de la EmpresaAgroforestal de Zambrana, en Sánchez Ramírez, que ope-ra bajo la responsabilidad de líderes campesinos. Estos ca-sos se han dado con niveles muy bajos de conflicto (si esque ha habido alguno), por lo que sería interesante ver siconstituyen un modelo reproducible en otras áreas. Tam-bién se pueden ensayar otras experiencias; lo importantees no cerrarse a una gama de posibilidades que podrían re-sultar altamente beneficiosas. Por otra parte, es necesarioresaltar que los cambios que se vienen operando en el ám-bito internacional afectan a las relaciones que se dan en-tre los usuarios y los recursos naturales y obligan, por tan-to, a incluir este aspecto en las nuevas estrategias.

CompromisosEn la medida en que el fenómeno de la globalización

se va afianzando, los países se ven en la necesidad deasumir compromisos, y se hacen signatarios de acuer-dos y regulaciones internacionales que les obligan areadecuar sus legislaciones. Junto a esto, están las po-líticas de apertura y captación de inversiones que con

frecuencia chocan con normas o aspiraciones de mane-jos de los recursos. Ejemplo de ello son los enfrenta-mientos que se producen por las inversiones en el áreaturística y en la minería. A manera de conclusión, en-tendemos como una necesidad que las instituciones res-ponsables del manejo de los recursos naturales asumanuna visión más amplia del concepto de gestión, impul-sando políticas de descentralización y participación quehagan más eficaces las acciones dirigidas a normar lasrelaciones entre recursos y usuarios. Los frecuentesconflictos por el acceso a los recursos, la complejidad deesos conflictos y las presiones que se producen ante lanueva realidad internacional, demandan de recursoshumanos capaces de manejar esas nuevas realidades yde instituciones dispuestas a construir otros modelos,diferentes a los que hemos tenido hasta ahora, que po-sibiliten un correcto manejo de los conflictos e inclusosu prevención. Los conflictos ambientales son proble-mas sociales que bien manejados nos dan la oportuni-dad de producir las readecuaciones en la relación usua-rios-recursos que beneficien a ambas partes, y, por tan-to, nos lleven a un manejo sustentable de los últimos.

Manuel Serrano es agrónomo, con 20 años de experiencia de trabajo en

el área de los recursos naturales. Fue director del Programa de Investiga-

ción Agroforestal de la Oficina Local de la organización Medio Ambiente

y Desarrollo, y luego Director de la misma. También fue director Ejecutivo

del Plan Quisqueya Verde y actualmente es consultor externo del Centro

de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), de la PUCMM.

Una vista del Hoyo del Pelempito, en Pedernales. . Foto: Fernando Calzada.

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Una aproximaciónal poder

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Por David Álvarez Martín

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En el estudio del cambio es donde surge todo intento de ex-plicación sobre el poder. Si no existieran transformaciones,no tendría sentido hablar de poder, ni siquiera sería posiblepensar, ni mucho menos redactar este artículo. El poder comofenómeno se nos hace presente en la actualidad de un cambio -algunos consideran incluso en su virtualidad- debido a que esla fuente de toda transformación.

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Estos argumentos no buscan defender las tesis deter-ministas sobre dicha cuestión, ni buscar el indetermi-nismo en el otro extremo, sino aproximarme al fenóme-no del poder en cuanto eje explicativo de toda transfor-mación en la realidad de lo social, evaluando en cadapostura la posibilidad de explicar dicho fenómeno.

Existe desde Parménides y Heráclito la disputa acerca dela naturaleza del movimiento. Muchos historiadores de lafilosofía, con ánimo más pedagógico que filosófico, radi-calizaron su interpretación de los fragmentos de ambosautores y los convirtieron en paradigma de posturas anta-gónicas. Parménides afirma la permanencia estática comoel ser último de todo, mientras Heráclito defiende el fluir,la transformación, como explicación de la naturaleza detodas las cosas. Que uno u otro no fuera tan exagerado ensu tesis, no es propósito analizar ahora, pero sí es relevan-te destacar que el problema permanencia/cambio está enlas raíces más hondas de nuestro pensar occidental.

Si lo verdadero no tiene filiación con el movimiento -se-gún Parménides- resulta una tarea inútil investigar acercade la naturaleza de las transformaciones; andaríamos per-siguiendo espejismos. Pero toda la experiencia humana mi-lita en contra de la descalificación de las transformaciones.Todas las formas de vida que nos rodean, el entorno de loselementos no-vivientes, el cosmos hasta la magnitud quelo conocemos, la estructura íntima de la materia, nuestraevolución individual como especie, y hasta nuestro sistemacultural/cognoscitivo, es imposible de explicar sin las trans-formaciones, los cambios o las modificaciones.Se puede recuperar armoniosamente la dicotomía Parmé-

nides/Heráclito mediante el sencillo argumento de que laposibilidad de comprender una transformación requierenecesariamente de algún factor permanente que vinculelos dos estadios del cambio de una realidad. Si no existie-ra algún factor permanente, sería incognoscible el fenóme-no del cambio y los dos momentos más inmediatos y sim-ples de toda transformación de una realidad se nos presen-tarían como dos fenómenos absolutamente diferentes e in-dependientes uno del otro. Por supuesto, esta manera deplantear el problema es típica del quehacer filosófico y hasido criticada por autores más afines a las propuestas cien-tíficas (Popper, Pág. 44). Las más relevantes corrientesideológicas que sirvieron de apoyo a los grandes sistemaspolíticos que fraccionaron el mundo desde la Segunda Gue-rra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín se encontra-ban huérfanas de una explicación sobre lo que es el poder.El marxismo, con su bien articulada y ampliamente divul-gada filosofía, “no dispone propiamente de una teoría delpoder, (sin embargo) subyace en él una concepción del mis-mo, que lo entiende como la explotación de una clase por

otra articulada en torno al Estado. Este último no sería,pues, más que un instrumento de la dominación de clase.”(Colom, p. 81) De las distorsiones del planteamiento mar-xista son los argumentos popperianos la piedra de toque.Del otro lado de ese mundo bipolar, entre quienes conside-raban y defendían la democracia como el horizonte políti-co más elevado, coincidían “en entender el poder como el‘a posteriori’ de un proceso de competencia y selección en-tre grupos del que se destilarán unos estratos superiores (eli-tes) desmarcados por los demás estratos en virtud de su su-perior cualificación.” (Colom, p. 81) Las preguntas acerca de por qué se daba dicha competen-cia y su punto de partida, usualmente descansaban en axio-mas como la desigualdad natural o la famosa “mano invi-sible” de Adam Smith. Ambos fueron sistemas que en lapráctica ganaron, conservaron y usaron el poder a nivelesnunca imaginados por la humanidad. El riesgo de destruirel planeta con las bombas nucleares que ambas potenciasacumularon, se convirtió en el paradigma del poder casiabsoluto. Cuestionar la irracionalidad de esa competenciapor el poder ha conducido a profundos análisis sobre laética del ejercicio del poder, pero suponiendo de entradauna concepción de lo que es el poder que no se formulaexplícitamente, lo que nos permite preguntarnos de formalegítima: ¿Tenemos una explicación de lo que es el poder?

Bases insegurasExisten conceptos tan extendidos en su uso que pare-

cen evadir la pregunta sobre su significado. Son utiliza-dos profusamente para explicar gran cantidad de enti-dades y procesos que, cuestionar el sentido en que losusamos, conllevaría quitar una piedra fundacional en lacolumna del conocimiento; sin embargo, es preferibleponer en cuestión todo un orden explicativo sobre unaparte importante de la realidad, que defenderlo sobrebases inseguras. Esto ocurre con el término poder. Hu-me -referido por Ferrater Mora- señala: “En realidad nohay ninguna parte de la materia que nos descubra porsus cualidades sensibles alguna fuerza o energía o quenos dé fundamento para imaginar que podría produciralgo o ser seguida por algún otro objeto que nosotrosmismos pudiéramos denominar efecto”1

En la actualidad, Barry Barnes considera que “el poderes una de esas cosas cuya existencia, como la gravedado la electricidad, sólo se nos manifiestan a través de susefectos, por lo que siempre ha sido mucho más fácil des-cribir sus consecuencias que identificar su naturaleza ysu fundamento. De hecho, no está del todo claro quetenga sentido referirse a la «naturaleza» y el «fundamen-to» del poder”. (1990, p. 11) Y es que para el ser huma-

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no la necesidad de comprender la naturaleza de unarealidad determinada no siempre es la meta en su rela-ción con dicho ente; si en la interacción con un fenó-meno se obtiene un gran beneficio versus un perjuiciomínimo o nulo, se considera satisfecha la curiosidad porla cuestión en función de la operatividad del mismo.

Es el caso de la electricidad en la naturaleza y pareceque lo es del poder en las ciencias sociales. Es preciso se-ñalar que el propósito de la obra de Barnes se circunscri-be al poder en la sociedad, lo cual delimita la gravedaddel problema, pero, como veremos adelante, las dificulta-des provienen incluso del uso del concepto poder en lanaturaleza y su posible conexión con el orden social. An-drew Paul Ushenko (1946, ix) está tan convencido de laausencia de una reflexión rigurosa sobre el tema -al me-nos hasta el momento de la publicación de su obra- queno tiene reparo en afirmar que “la filosofía del poder noha sido escrita todavía”, como oración de apertura al pre-facio de su libro Power and Events.

Las declaraciones sobre la ausencia de una teoría explí-cita del poder llueven en los textos, incluso al comentar es-cuelas o autores en especial, como afirma Colom en su ar-tículo Los contornos del poder: “Ninguna de las citadas co-rrientes (se refiere al funcionalismo y el marxismo) han lle-gado a elaborar en un sentido estricto una teoría del po-der.” (Colom, p. 81). De la bibliografía presentada en ese ar-tículo, sólo Guardini en su obra El poder afronta la tareacon gran optimismo y determinación. Incluso ubica el te-ma con el mismo rango que tuvo la antropología en la an-tigüedad, la teodicea en el medioevo o la ciencia en la mo-dernidad. Todo problema relacionado con el poder tienerelevancia y posibilidad. Relevancia porque es importantepara muchos autores destacados y posibilidad porque es unárea donde prevalecen más las dudas que las respuestas.Su ubicación como problema en el centro de la experien-cia social, aunado con lo nebuloso de su compresión, obli-ga no sólo a sistematizar la bibliografía existente, sinotambién a estructurar una buena argumentación.

DefinicionesEl diccionario de Filosofía de Ferrater Mora no tiene un

artículo dedicado al concepto poder ¡Dato curioso! Dondeaparece la palabra poder en dicho diccionario nos remiteal concepto de ‘potencia’. Siguiendo a Ferrater Mora, elorigen de ‘potencia’ está en filiación directa con ‘acto’ yse encuentra en Aristóteles. Potencia es, en griego, «dína-mis» y en términos aristotélicos apunta en dos direcciones“...según una, la potencia es el poder que tiene una cosade producir un cambio en otra cosa. Según otra, la poten-cia es la potencialidad residente en una cosa de pasar a

otro estado.” (Ferrater, Pág. 2863) En la metafísica aristo-télica la segunda definición tiene mayor relevancia por-que ayuda a comprender las transformaciones de cual-quier realidad en función de una naturaleza interna (po-tencia) que le permite pasar a otro estado distinto del an-terior (acto), sin que implique otra realidad absolutamen-te diferente. En tal nivel es aceptable equiparar potenciacon poder, tanto en cuanto puede un ente afectar a otro,o puede transformarse en sí mismo. Continuando con Fe-rrater Mora, la escolástica distingue entre ‘potencia lógica’(o potencia objetiva) y potencia -a secas- (o potencia real).La primera es la simple posibilidad de la existencia de algoen cuanto no resulta imposible con el orden ideal y la se-gunda en cuanto una realidad puede alcanzar realidades operfecciones determinadas. En relación al tema del poder,recuperamos una distinción del artículo del diccionario queestamos comentando. La potencia o potencia real puede ex-presarse en cuanto activa y pasiva. Activa “cuando se refie-re a la operación por la cual el acto se realiza” y pasiva“cuando se refiere al complemento del ser por el cual éstees actuado”. (Ferrater, Pág. 2864). En este caso la voluntadhumana es una potencia real activa y ese es uno de los ele-mentos más importante en la discusión presente sobre elpoder en Ciencia Sociales, que diferencia entre el origen delpoder como aspecto personal, volitivo, y el poder en cuan-to estructuras sociales ajenas a la voluntad individual. En la discusión en torno a si es activa o pasiva la poten-

cia se bifurcan neoplatónicos y aristotélicos. Los aristoté-licos tienden hacia la perspectiva pasiva en cuanto los en-tes son pasibles de recibir modificaciones; en cambio, losneoplatónicos apuntan a diversos grados de actividad dela potencia hasta llegar a la misma divinidad en cuantoser subsistente en sí mismo. Esto plantea en términos es-colásticos -todavía en este simple nivel de diccionario- elmismo problema que encuentramos en la discusión ac-tual: en qué grado podemos hablar de un poder no refe-rido a elementos ajenos al individuo que es capaz detransformar su entorno. Además, nos coloca en el dilemainicial Parménides/Heráclito de si la verdad radica en laestaticidad o es dinámica, en función de lo cual las trans-formaciones (y el poder que las genera) serían una imper-fección del ser de las cosas, su plenitud o algún grado en-tre ambos extremos. Tal como lo expresa Ferrater en unaoración sin desperdicios: “En el primer caso (el cambio co-mo imperfección), el ser se define por el «es»; en el segun-do (el acto como actividad), hay que suponer que el «es»expresa sólo una de las formas posibles, y no ciertamen-te la más real y completa del ser”. (Pág. 2864)

Con Leibniz, ya en la filosofía moderna, se aleja la de-finición de potencia del aspecto pasivo; se le interpreta

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como posibilidad de cambio y se le define en función de si“es acción en un sujeto y pasión en el otro” (Ferrater, Pág.2864). El primero es activo y denominado ‘facultad’ y el se-gundo pasivo y llamado ‘capacidad’. Por la vía de lo queLeibniz denomina facultad, llegamos a la denominación depotencia en cuanto fuerza, y en otros autores modernos altratamiento de potencia como equivalente a poder y capa-cidad. En Descartes, potencia está referida a un poder sufi-ciente o potencia dispuesta a la acción. Y, según parece, entoda la filosofía moderna, tanto racionalistas, como empiris-tas, marcharon por el mismo sendero. “Potencia, poder y ca-pacidad son entendidos cada vez más en sentido «activo».(...) La noción de poder (power) de Locke a Hamilton envuel-ve casi siempre la idea de una actividad.” (Ferrater, Pág.2865). Locke y Hume entendieron dos acepciones para fuer-za o potencia: o lo capaz de hacer algo, realizar una acción,o lo capaz de recibir una modificación, un cambio. De algu-na manera se repite todo lo que venimos siguiendo en tor-no al problema. Hamilton relaciona la moderna distincióncon dos términos clásicos: el poder activo o facultad corres-ponde con la dínamis poietiké o potentia activa y el poderpasivo o capacidad es dínamis patetiké o potentia passiva.

Una fuerzaResumiendo las posturas contemporáneas, Ferrater señala

que potencia está indisolublemente vinculada a la noción deuna fuerza. Y concluye examinando la postura de Zubiri quevincula el tema de la potencia a la realidad de lo pasado yen consecuencia se intuye que puede generar un fértil esce-nario para confrontarlo con la crítica popperiana al histori-cismo. En la síntesis que sobre el concepto de poder en Zu-biri ofrece Ferrater Mora, se destaca que el pasado sobrevi-ve como posibilitando el presente y el presente a su vez esla posibilidad del futuro, de lo que podemos hacer. “Pero, ala vez, esta potencia que es el poder hacer no será solo loque el hombre posee en su naturaleza y despliega, sino queserá dada asimismo por el modo de ofrecerse las cosas, esdecir, por la situación concreta en que se encuentra el hom-bre.” (Ferrater, pág. 2866) y “por eso la historia en tanto queproducción de actos y de las propias posibilidades que con-dicionan su realidad es un «hacer un poder»2. En ese senti-do, la potencia, el poder, en el fenómeno socio-histórico, in-cluye tanto la posibilidad del hacer, como el hecho de lo quese hace. No tengo ninguna evidencia significativa para dife-renciar el concepto de potencia (tal como hoy se usa) delconcepto de poder y en consecuencia es razonable su filia-ción con la dínamis aristotélica. Mas es evidente que existela posibilidad de diferenciar lo que es poder en la naturale-za, de lo que es en la experiencia humana. El tema del poder en el Diccionario de Borja tiene tres

grandes artículos: poder constituyente, poder económi-

co y poder político. El último lo revisaremos detenida-mente, luego de una breve referencia a los dos prime-ros. Por extensión temática consultamos el artículo so-bre política en este diccionario y el de Ferrater Mora,además de los artículos relacionados en la Enciclopediade las Ciencias Sociales, y sus planteamientos se filtranen ésta y otras secciones de este artículo.

El poder constituyente, en términos de la formación yexistencia de una nación, es “la suprema facultad delpueblo sobre sí mismo para darse un ordenamiento jurí-dico y una organización política.” (Borja, Pág. 757). Sediferencia de lo que se denomina poderes constituidos,en cuanto estos últimos se legitiman, en su origen y per-manencia, del poder constituyente. Dicha formulación sefundamenta en la convicción de que la democracia es elsistema que debe prevalecer y que cualquier autoridadde facto carece de legitimidad. Respecto al tema del po-der, esta formulación de la cuestión es a posteriori un se-rio discernimiento del concepto del poder, pero, como loplantea Barnes, al igual que la electricidad, no espera-mos la clarificación conceptual de un fenómeno para suaplicación. Y resulta obvio que, sin un espacio democrá-tico, el estudio del poder siempre resultaría peligroso pa-ra los intereses de quienes lo detentan, mientras que enuna sociedad abierta, hasta el cuestionamiento del poderpor parte de la sociedad en su conjunto se garantiza pre-cisamente por su naturaleza.

La ubicación del tema del poder económico en el con-texto de esta investigación es, al igual que el poder cons-tituyente, a posteriori; tiene la ventaja de que, empírica-mente hablando, es de las formas de poder más eviden-tes al sentido común. La apropiación desigual de los bie-nes en todas las formas históricas de sociedades humanasha destacado el poder de aquellos que poseen mayor ri-queza y su capacidad de marcar el rumbo de las princi-pales decisiones políticas. En los modelos de economía demercado, tanto en democracia, como en dictaduras, essignificativa la cuota de poder que poseen los grandesdueños de capitales. En el pasado (y el presente) el podereconómico ha sido la causa de guerras y violencia estruc-tural, pero el desarrollo de las democracias modernas y labúsqueda de un orden internacional basado en el consen-so3, busca reducir la importancia del poder del capital enla marcha de las sociedades y el mundo. Pero sin unacomprensión de la naturaleza del poder, la esperanza deun mundo donde el capital no sea quien dicte las reglasde juego, siempre será más una cuestión de buenas inten-ciones que una postura racional. En el artículo dedicadoal poder político, Borja propone en un párrafo un conjuntobien articulado de propuestas y definiciones de lo que es elpoder. “Diversas explicaciones se han dado a través del

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tiempo para el fenómeno del poder. Se lo atribuyó a la vo-luntad de los dioses en las comunidades primitivas. Despuésvinieron las explicaciones metafísicas. Más tarde el contrac-tualismo, en sus ramas autoritaria y democrática formulóuna interpretación humana y no divina del poder. Los se-guidores de la escuela estructuralista, por su parte, sostuvie-ron que el poder no se dirige por las voluntades de agentesindividuales sino que responde a sistemas socioeconómicosconsolidados en los cuales los individuos figuran sólo comooficiantes de comportamientos, por lo que son intercambia-bles y remplazables, sin que ello afecte la esencia, la natu-raleza y el origen del poder.” (Borja, Pág. 760)Suponemos que en esta explicación de la evolución de la

compresión del poder, tal como el mismo autor lo planteaal final, se tiene claridad sobre lo que es “la esencia, la na-turaleza y el origen del poder”. Si no se tiene tal compren-sión, no podemos establecer que al referirnos al poder ensociedades primitivas, estamos hablando de lo mismocuando lo hacemos al hablar de sociedades contemporá-neas. Esta línea argumentativa de Borja refuerza la con-vicción de que se tiende a describir el fenómeno del poderpor su efectividad en la marcha de los hechos históricos ysociales, ocultando la cuestión por la esencia del poder.

El poder político, en el análisis de Borja, tiene un carác-ter totalizante y en consecuencia es más eficaz que el pres-tigio, la fama, la riqueza, los conocimientos o la fuerza fí-sica, fuentes reconocidas de poder. Pero lo que es el poderencuentra en el texto de Borja la siguiente definición: “To-do se resume y explica en función de su anhelo (del serhumano) de dominio, desde el sacerdocio de las antiguasy modernas religiones cuyos miembros asumieron ennombre de los dioses autoridad sobre los hombres, hasta elpoder por antonomasia que es el poder político, pasandopor la acumulación de riqueza o el acopio de conocimien-tos que son otras formas de poder.” (Borja, Pág. 760) Es el anhelo de dominio, sin importar las fuentes o mo-

tivaciones, lo que definiría el poder en términos sociales.El poder no superaría la condición de pulsión natural enel ser humano que sufre modificaciones acorde a la arti-culación cultural y su sofisticación civilizatoria. Entre elhacha de piedra que emplea el cacique taíno para obligara uno de sus súbditos a obedecerle y el contrato laboralque libremente firman empleadores y trabajadores, la di-ferencia es de forma, no de fondo.

La obediencia, total o parcial, como respuesta al impul-so de dominio de unos sobre otros, puede originarse enfactores tan sutiles como la persuasión y el convenci-miento, incluso la coacción física directa. Las motivacio-nes para someter a su voluntad a los otros pueden ser tannegativas como la expoliación en un extremo o el nece-

sario gobierno para el bienestar de todos. Todas las co-rrientes de pensamiento reconocen la necesidad del poderen función del ordenamiento de la sociedad, en diversosgrados y formas. Se destacan como excepción los anar-quistas, quienes rechazan, en sus formas más radicales,toda forma de poder de unos sobre otros. (Borja, Pág. 761)

Según BarnesBarry Barnes aborda el problema del poder desde la so-

ciología del conocimiento, pero nos ofrece un primer ca-pítulo de su obra que se esfuerza por conceptuar el podermás allá de su disciplina. Desde el sentido común “el po-der es tratado como una entidad o atributo que puede te-ner toda clase de cosas, procesos o agentes.” (Barnes, Pág.19) Plantas y animales, máquinas y fenómenos de la na-turaleza, individuos y organizaciones; se les adjudica po-der en cuanto sufren transformaciones o las provocan enotras entidades. El autor enfatiza tres formas en que acos-tumbramos a decir que las personas tienen poder. Por sucontextura física (salud y músculos fuertes), su personali-dad (encanto, carisma) y por la posición que ocupa (cuan-do el poder deriva en el individuo por su posición en elentramado social). En la ciencia natural el poder vienedefinido por la capacidad de un ente de realizar un tra-bajo; en el orden social intuitivamente se entiende co-mo la capacidad que tiene un individuo o varios de con-seguir una determinada cantidad de bienes en un tiem-po determinado. Pero el poder no se agota en los resul-tados o comportamientos, a lo sumo serían sus efectos.Por eso se enfatiza más la cuestión de la fuente de di-cho poder que sus efectos. (Barnes, Págs. 21-23)En procura de una definición de poder, Barnes cita a We-

ber, Dahl y Wrong4, y los resume de esta manera. “Lo que

hacen estas definiciones es señalarnos a un individuo, auna relación social en la que éste participa, y luego alefecto del poder que éste ejerce, siendo ese efecto la sumi-sión del otro en la relación de que se trate.” (Barnes, Págs.25-26) Pero con gran agudeza el autor destaca un yerrocomún a las tres definiciones: “Se nos lleva así al puntoen el que se nos dice que reside el poder y entonces, en elúltimo momento, se nos hace mirar hacia otro lado, es de-cir, hacia sus consecuencias. Lo que produce esas conse-cuencias: eso es el poder.” (Barnes, Pág. 26) En resumen, el intento de esos autores es brindarnos una

respuesta funcional, más acorde con la metodología de lasciencias naturales que con la filosofía. Por otra parte, tien-den los tres hacia una explicación individualista del ejer-cicio del poder que desconoce factores estructurales. Enese caso, como contramodelo, Barnes hace referencia aPoulantzas y su concepción del poder -en la tradición

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marxista- como «la capacidad de una clase social pararealizar sus intereses objetivos específicos»

5.

Barnes explora varias concepciones del poder y nosbrinda en el capítulo 3 de su libro una “redefinición” cu-riosa y sencilla de lo que él entiende por el poder y sudistribución en la sociedad. Afirma que “el poder sociales la capacidad para la acción existente en una sociedady, por ello, es identificable predominantemente aunqueno totalmente como aquel que es rutinariamente posibleen ella. El poder social es poseído por aquellos con dis-creción en la dirección de la acción social y, por ello,predominantemente por aquellos con discreción en eluso de las rutinas. Podemos imaginar una rutina comoun potencial o capacidad que se puede llevar a la prác-tica o no, dirigirse hacia tal o cual dirección, combinar-se con otras rutinas o mantenerse aparte, a discrecióndel agente que la controla. Tal agente posee poder so-cial.” (Barnes, Pág. 87) De mano de tal análisis volvemosa un interesante ejercicio descriptivo del fenómeno, pe-ro se nos escapa la solución hacia el problema de la na-turaleza del poder. No obstante, es indudable que entrelos agentes que consideramos poseen poder y la socie-dad donde están insertos, ha de existir un plano o arti-culación que permita efectivamente la concreción o po-sibilidad de concreción de eso que llamamos poder. Tomar partido a favor de posturas voluntaristas e indivi-

duales por un lado o en defensa de concepciones estruc-turales donde el poder le es conferido al individuo por elrol que ocupa, por otro; ambos extremos, corren el riesgode desconectarse del otro extremo de la ecuación quesiempre nos permite identificar un hecho como fuente depoder. La acción del individuo (por sí mismo o como “re-presentación”) y el contexto social donde se da la posibi-lidad de ejercer esa acción y que conduzca a los resulta-dos esperados. Esta articulación no es así de sencilla; porlo tanto quiero presentar un par de ejercicios acerca de lascondiciones necesarias para entender el problema del po-der en términos individuales y estructurales. No son losúnicos, ni necesariamente los mejores, pero ayudan a pro-fundizar en los criterios que deben acompañar a la pre-gunta por el poder para que deje de ser una simple des-cripción y pueda dar cuenta de su naturaleza.

Recursos metodológicosEn un artículo publicado por Francisco Colom en los Su-

plementos de Anthropos se brindan dos recursos metodo-lógicos significativos. Uno, elaborado por J. Elster paraestablecer los criterios para que un análisis del poder real-mente pueda articularse como teoría y dos, una clasifica-ción de las fuentes de poder en términos estructurales ela-

borado por Hradil, como crítica a las explicaciones indivi-dualistas. Ambos se complementan mutuamente en lapugna entre ambos polos del debate. De acuerdo con elesquema epistemológico presentado por J. Elster (Colom,pág. 81), todo análisis del poder que aspire a gozar del sta-tus de «teoría» debe ser capaz de dar respuesta al menos acinco cuestiones fundamentales. “En primer lugar, ha dedistinguir suficientemente entre las nociones de poder ycausalidad.” Cuestión harto compleja porque usualmentelas definiciones de poder en sociedad se definen a partir deconsecuencias que se remiten a causas. Esto obliga a tor-nar la vista hacia el estagirita. El poder explicado al mar-gen de una causa llevaría a definirlo con independencia desus consecuencias. Pero entonces nos enfrentamos con elproblema de cómo explicar la naturaleza de algo como elpoder que desde su primera aproximación se nos brindacomo efecto. Continúa Colom citando a Elster: “En segun-do lugar, ha de admitir proposiciones contra fácticas sobreun transcurso hipotético de los hechos acaecidos en unascondiciones distintas.” Este argumento eliminaría efectiva-mente la causalidad explicativa y delimitaría la búsquedaa la esencia del tema, pero vinculado con una forma espe-cífica de entender lo que es conocimiento científico. Poresa vía hemos de profundizar en la concepción científicade Popper y cómo Elster la interpreta y aplica.

“En tercer lugar -continua Colom citando a Elster- de-be ser capaz de diferenciar el poder potencial frente a laimpotencia, en situaciones de inacción, es decir, ha deconcederle a la noción de poder o bien un carácter depotencialidad o bien una realidad manifiesta.” Paso ló-gico una vez hemos puesto en paréntesis la tesis causa-lista y que nos llevaría, en términos popperianos, a bus-car una explicación esencialista. Pero el asunto es mu-cho más complejo; Elster tiene una extensa bibliografíasobre diversos problemas relacionados con poder, espe-cialmente en cuestiones de ciencias sociales, afín en va-rios aspectos Popper y a la vez crítico. “En cuarto lugarha de escoger igualmente entre una concepción del po-der en términos de inversión (tendente al incremento).”Es el último punto y retoma el problema entre poder co-mo acción del individuo y estructura social: “Debe sercapaz de vincular la idea del poder individual a la delpoder en el conjunto de la sociedad.” Respecto a las te-sis del poder como fenómeno estructural, Stefan Hradilseñala cuatro elementos: la configuración estructural dedeterminados sistemas organizativos (burocracia, apara-tos represivos, etcétera); normas sociales constitutivas depautas aceptadas en institucionalizados de comporta-miento; aspectos concretos de la estructura social, enparticular la distribución de recursos materiales y socio-

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culturales, y determinadas leyes o lógicas de desarrollo.En la obra de Guardini se encuentra una de las explica-ciones más sencilla y directas de lo que es el poder. Suvalidez será cuestión de análisis, pero su claridad es cau-tivante. Establece de entrada una diferencia tajante en-tre lo que denomina energía y lo que es propiamente po-der. “Un elemento natural tiene -o es- «energía», pero nopoder. La energía se convierte en poder tan sólo cuandohay una conciencia que la conoce, cuando hay una ca-pacidad de decisión que dispone de ella y la dirige aunos fines precisos.” (Guardini, Pág. 21)

Transformar la energíaSon los elementos conciencia y voluntad los que trans-

forman la energía en poder. Por tanto la filiación delpoder es la energía, en cuanto fenómeno de la natura-leza, de la cual el ser humano es parte, y cuando lo hu-mano la canaliza en cuanto la comprende y la dirige,podemos llamarla poder. Indudablemente, reconoce elautor, ha sido considerada muchas veces la energía dela naturaleza como poder, en cuanto se supone es diri-gida por alguna deidad. Pero esa interpretación es típi-camente mítica, e incluso está presente en la literaturaactual y hasta en ciencias como la Psicología -afirmaGuardini- donde entidades primitivas son transforma-das en conceptos y pretenden explicar fuerzas que su-puestamente condicionan la voluntad humana. Respec-to a las referencias de que la moral o las ideas tienen po-der, la postura del autor de El poder decanta la cuestión

con firmeza y asevera: “El poder es la facultad de moverla realidad, y la idea no es capaz por sí misma de hacer talcosa. Únicamente lo puede -convirtiéndose entonces enpoder- cuando la vida concreta del hombre la asume,cuando se mezcla con sus instintos y sentimientos, con lastendencias de su desarrollo y las tensiones de sus estadosinteriores, con las intenciones de su obra y las tareas de sutrabajo.” (Guardini, Págs. 22-23) En resumen, el poder sedefine exclusivamente en función de una energía real quepuede cambiar las cosas y una conciencia en el seno de di-chas fuerzas que las oriente, les brinde unos fines. Esta ex-plicación impone una cuestión: ¿Cuál es la naturaleza dedicha conciencia y voluntad? Para Guardini, es evidenteque su origen está en lo que llamamos espíritu y que ne-cesariamente es independiente de la naturaleza. Por esa víaes mucho el terreno que hay que andar.

El sentido del poder viene de varias fuentes. En primerlugar, en cuanto energía posee la causalidad y la finali-dad; primero, por ser siempre un efecto, y segundo -si-guiendo a Guardini- por la relación parte-todo. Pero esla iniciativa lo propio del poder, su sentido singular. “Noexiste, pues, poder alguno que tenga ya de antemano unsentido o valor. El poder sólo se define cuando el hom-bre cobra conciencia de él, decide sobre él, lo transfor-ma en una acción, todo lo cual significa que debe serresponsable de tal poder.” (Guardini, Pág. 25) Es, portanto, el acto volitivo lo que le confiere al poder sentidoy criterio para su valoración, no la energía que aprove-cha o su forma. De la energía nadie es responsable; es la

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llamada necesidad natural. Pero del poder siempre hayque responder. (Guardini, Pág. 25) La propuesta hastaeste punto se inscribe en lo que hemos considerado co-mo explicaciones individualistas del poder, pero frente alas tesis que postulan que el poder en gran parte de susexpresiones resulta anónimo, o dicho en términos actua-les, como un fenómeno estructural, Guardini responde:“La progresiva estatificación de los acontecimientos so-ciales, económicos y técnicos, así como las teorías mate-rialistas que interpretan la historia como un proceso ne-cesario, significan, desde nuestra perspectiva, el ensayode suprimir el carácter de la responsabilidad, y de desli-gar el poder de la persona, convirtiendo su ejercicio en unfenómeno natural.” (Guardini, Págs. 26-27)

Cuando el poder deja de obedecer a la responsabilidadpersonal y no es guiado por la libertad de quien se respon-sabilidad por el ejercicio del poder; cuando la organizacióndel mismo se articula para evitar responsabilidades, enton-ces, según Guardini, el poder se vuelve demoníaco. Los in-dividuos pasan a ser irresponsables y aparenta el poder pa-sar a través de ellos. De esa manera el poder es percibidocomo una realidad autónoma a la voluntad de los indivi-duos. El poder emana de algo y no de alguien. “Su mane-ra de obrar es sentida como algo necesario, y el individuose somete a ella. Se la siente como algo inaprensible, yaparece por tanto, como un misterio, al cual se dirigen, enforma pervertida, aquellos sentimientos que el hombre de-be experimentar ante el destino y ante Dios.” (Guardini,Págs. 29-30) Todas las acciones del ser humano están vin-culadas con el poder y una de ellas en particular es el cono-cimiento, tal como señala Guardini. “El conocimiento signi-fica la penetración intuitiva e intelectiva de lo que es, peroel que conoce experimenta en ella la fuerza que produce es-ta penetración. El que conoce experimenta cómo se «apode-ra de la verdad», y esto se transforma a su vez en el senti-miento de «ser dueño de la verdad»”. (Págs. 32 y 33) Las im-plicaciones de este argumento se encuentran en la tesis le-vinasiana sobre la forma del conocimiento de la naturalezay su extensión al conocimiento de las otras personas, perotal derrotero no corresponde al presente artículo. No obstan-te, destacamos que el fenómeno del poder tiene en las es-tructuras fundamentales del proceso cognoscitivo de todoser humano y de la modernidad signada por Descartes, unade sus posibles explicaciones, según una personal lectura deLevinas. Para concluir, el autor enfatiza que “La concienciadel poder tiene un carácter completamente universal, onto-lógico. Es una expresión inmediata de la existencia, y estaexpresión puede adoptar un carácter positivo o negativo,verdadero o aparente, justo o injusto.” (Guardini, Pág. 34)Es un tópico que se impone en la reflexión filosófica y que

amerita trascender en su análisis los esquemas éticos y po-líticos a que estamos acostumbrados, no para pretender unadefinición ajena al juicio moral o la responsabilidad del ac-cionar social, sino para precisamente encontrar su funda-mento y saber de lo que estamos hablando.

Una provocaciónEsta aproximación a la cuestión del poder no alcanza unasolución; queda en una provocación. Relaciona firme-mente acción con poder y diferencia con meridiana clari-dad la aproximación del concepto de poder en las cienciasnaturales de su comprensión en las ciencias sociales. Sindevelar la naturaleza del poder en el caso de las cienciassociales, resulta cuestionable formular una ética o una po-lítica. A su vez, sin una precisión de los límites y alcancesde la libertad, no es posible ubicar la naturaleza del poderentre las posibilidades del individuo y la impronta de losocial. Es por tanto la investigación sobre el poder unapieza clave -quizás “la” pieza clave- entre lo dado y el de-ber ser, lo individual y lo social.

BibliografíaAlfonso, Jorge. La esencia del poder y el conflicto político. AnalogíaFilosófica 13(1) 1999 Págs. 109-138. Barnes, Barry. La naturaleza del poder. Ediciones Pomares-Corredor,S.A., Barcelona, 1990. Borja, Rodrigo. Enciclopedia de la Política. Fondo de Cultura Econó-mica, México, 1998. (1ª reimpresión 1998 de la 1ª edición 1997)Colom González, Francisco. Los contornos del poder. SuplementosAnthropos. (28), Noviembre 1991, Pág. 80-88. Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, S.A., Bar-celona, 1994. 4 volúmenes.Guardini, Romano. El Poder. Ediciones Guadarrama, Madrid, 1963Popper, Karl R. La miseria del historicismo. Alianza Editorial, Ma-drid, 1992 (4ta reimpresión de la 1ª edición, 1973).

1 Citado por Ferrater Mora, Pág. 2865, de la obra de Hume En-quiry, VIII, 1. 2 Citado por Ferrater Mora, Pág. 2866, de la obra de Xavier Zubiri,Grecia y la pervivencia del pasado filosófico, 1942, Pág. 408.3 El reciente conflicto en torno a Irak y Corea del Norte, generandoposturas dispares entre Estados Unidos, Naciones Unidas y gran par-te de Europa, es un buen ejemplo sobre el tema.4 Poder es la probabilidad de que un actor en una relación socialesté en condiciones de imponer su voluntad a pesar de la resisten-cia e independientemente del fundamento sobre el que se base estaprobabilidad (Weber). A tiene poder sobre B en la medida que con-sigue que éste haga algo que, de otro modo, no haría (Dahl). Poderes la capacidad de algunas personas para producir efectos queridosy previstos en otras (Wrong). 5 Poulantzas, Political Power and Social Classes, citado por Barnes.

David Álvarez Martín es licenciado en Filosofía por la Pontificia

Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Estudios graduados en

filosofía en Loyola University of Chicago. Maestría en Administración de

Empresas por la PUCMM. Candidato a Doctor en Filosofía por la

Universidad Complutense de Madrid. Becario Reina Sofía y Fulbright.

Profesor de la PUCMM y articulista del periódico El Caribe

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AméricaLatina:Hacia unademocraciade ciudadanos yciudadanas

Informe especial:resumen

Programa delas Naciones

Unidas para elDesarrollo

(PNUD)

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Desde que existe el sistemapolítico que dio origen al con-cepto democracia, se discu-ten sus significados e inten-ciones y se brega por mejorarsu funcionamiento y conse-cuencias. Y parece que seráeterno ese afán de los sereshumanos por desenvolver suvida política en sistemas cadavez más libres y justos.

La democracia no es un ré-gimen que nace terminado operfecto, sino que se vaconstituyendo sobre la mar-cha. Es un proceso y no li-neal; en él se expresan altas ybajas, dictadas por el estadode las contradicciones exis-tentes en las sociedades enque está vigente. Pero, ade-más, los seres humanos -o almenos una parte de ellos-,cuando lidian con cosas terre-nales, no se conforman ysiempre aspiran y luchan poralgo mejor. Tanto es así, queel propósito central del Infor-me del PNUD -aquí resumido-, que es conducir las socieda-des latinoamericanas haciauna democracia de ciudada-nos, formaba parte de las in-quietudes de quienes vivían yanalizaban ese régimen de vi-da pública, desde su época (y

resultado de procesos econó-micos y que desde hace pocosaños comenzó a incorporarvariables y realidades socialesmuy significativas para lacomprensión integral del fe-nómeno que lo ocupa, con susestudios de desarrollo huma-no, pero sin ir mucho más alláen cuanto a los análisis de loselementos políticos, que ha-ría más profunda y muchomás global su visión.

Con este estudio-propues-ta, expuesto a manera de In-forme, este organismo de lasNaciones Unidas coloca lapolítica en el centro de losdebates acerca de la formaen que las sociedades lati-noamericanas (y de otras zo-nas del mundo) pueden salirdel atraso y de la pobreza ycomenzar a transitar el de-sarrollo. Y lo hace con losmismos procedimientos aque nos tiene acostumbra-dos en sus otros estudios.Realiza una gran investiga-

ción de campo y de gabine-te, tanto de carácter cuan-titativa, como cualitativa;aplica una encuesta sobre elestado de la democracia en18 países de América Lati-na, con más de 18,000 ca-

condición) clásica. Asimis-mo, la esencia electoral de lademocracia actual en Améri-ca Latina, que revela el Infor-me, es una conclusión ya es-tablecida por estudiosos con-temporáneos del tema (Sar-tori, 1988: 139-150.) En cuan-to a los elementos conceptua-les, a la naturaleza y la lógicade la democracia, el Informedice muy pocas cosas que nose hayan dicho antes.

No es esa tampoco su inten-ción principal; ni la del PNUDcomo institución, ni la de susautores en particular. ¿Dóndereside entonces la importan-cia que con toda razón se leha dado a ese documento,más bien, acción o programa,en la sub-región latinoameri-cana y en todos los demás he-misferios? En que es una graniniciativa del PNUD en el ca-mino de entender el desarro-llo como un proceso que des-borda las variables y realida-des económicas e incluso lassociales, para comenzar aconsiderar también las políti-cas. El PNUD es una institu-ción que ha sido siempre im-portante, pero que durantemucho tiempo se dedicó aanalizar el desarrollo como

La lucha incesante por perfeccionar la democraciaIntroducción de Carlos Dore Cabral

2 INFORME ESPECIAL

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nes públicas originado enAtenas; ver cómo se desen-vuelve en 18 de los paísesde la subregión, que son unamuestra suficiente de todaella; y comparar lo que su-cede en cada uno de esospaíses con el conjunto detodos ellos. Y todo eso es deuna gran ayuda para pensaren cómo mejorarla y actuaren consecuencia.

La revista Global publicaeste resumen confiando enque el mismo contribuirá alos esfuerzos que aún tienenque hacerse en la RepúblicaDominicana y en toda Amé-rica Latina para que se pue-da disfrutar de una demo-cracia de ciudadanos, dondelos derechos políticos, cívi-cos y económicos de todosestén garantizados porigual, sin distinción de in-gresos económicos, de pres-tigio social, de creencias re-ligiosas, de posturas políti-cas, de sexo o de etnia.

Referencias1988 Sartori, Giovanni, Teoría de la de-mocracia (1. El debate contemporá-neo), Alianza editorial: Madrid 2000 Savater, Fernando, "De las cultu-ras a la civilización", en Salvador Giner(coord.), La cultura de la democracia:el futuro, Ariel: Barcelona

los momentos de crisis agu-das; para pasar a ser unacuestión que mantendrá laatención de todas las nacio-nes que forman parte de laONU, mediante estudios yevaluaciones comparativosregionales y mundiales y larealización de programaspara su mejoramiento, des-de la óptica del desarrollode los países atrasados.

En fin, que los efectos be-néficos que los estudios yprogramas económicos y so-ciales de las Naciones Uni-das hayan tenido sobre elplaneta, probablemente seamplíen con este tipo deproyectos. Junto a los efec-tos positivos que sobre elPNUD y las sociedades de lospaíses que lo componen tie-ne el Informe, está tambiénsu contenido en sí mismo,que es de una gran calidad,dados las copiosas informa-ciones que ofrece sobre elcomportamiento de la de-mocracia en América Lati-na, como por el manejo es-tadístico y conceptual quese hace de las mismas. Sulectura permite acercarse alos criterios más modernossobre el sistema de decisio-

sos; lleva a cabo entrevistas(y otros tipos de técnicascualitativas) a testigos privi-legiados del proceso demo-crático del subcontinente; yreúne para su análisis y parala elaboración de sus con-clusiones a los más destaca-dos especialistas del tema. O sea, que con el Informe

del PNUD, no es sólo que eseorganismo introduce la políti-ca en la comprensión del de-sarrollo y con ello presenta almundo una visión más amplíade ese fenómeno, sino quetambién comienza a realizarestudios políticos comparati-vos más profundos y fiables,desde la óptica de ese fenó-meno que atañe a todo elplaneta, llamado desarrollo y,como siempre, los pone a dis-posición de todas las nacionesy habitantes de la tierra. Además, la publicación ini-

cia una etapa en la cualocuparse de la democraciadeja de ser sólo labor de or-ganizaciones políticas y cívi-cas, de académicos y estu-diosos en general, que nor-malmente se ventila en ca-da país por separado, y queencuentra escenarios inter-nacionales únicamente en

"(...) desde la vieja democracia ateniense sabemos que no puedehaber ciudadanía efectiva sin un mínimo económico garantizado:la miseria sin remedio ni esperanza convierte a las democraciasen parodia y a los ciudadanos en esclavos o marionetas"

Fernando Savater, 2000:23

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El presente informe sobre La de-mocracia en América Latina: haciauna democracia de ciudadanas yciudadanos se enmarca en la es-trategia del Programa de las Na-ciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) dirigida a fortalecer lagobernabilidad democrática y eldesarrollo humano. Elaboradopor el Proyecto sobre el Desarrollode la Democracia en América La-tina (PRODDAL), es un primer in-sumo de un proceso de más largoaliento de análisis y diálogo social.Su propósito es evaluar la demo-cracia en América Latina, no sólocomo régimen electoral, sino co-mo una democracia de ciudada-nos. A partir de este enfoque seidentifican logros, límites y desa-fíos y se plantea una agenda dereformas para fortalecer el desa-rrollo de la democracia en la re-gión. Aunque 140 países del mun-do viven hoy bajo regímenes de-mocráticos, hecho valorado co-mo un gran logro, sólo en 82 exis-te una democracia plena1. Enefecto, muchos gobiernos elegi-dos democráticamente tienden asostener su autoridad con méto-dos no democráticos, por ejem-plo, modificando las constitucio-nes nacionales en su favor e inter-viniendo en los procesos electora-les y/o restando independencia alos poderes Legislativo y Judicial.Estos hechos demuestran que lademocracia no se reduce al actoelectoral sino que requiere de efi-

las instituciones públicas se forta-lezcan y sean más eficientes, seráposible lograr los Objetivos de De-sarrollo del Milenio, sobre todo enlo tocante a reducir la pobreza. Eneste sentido, la democracia es elmarco propicio para abrir espa-cios de participación política y so-cial, en especial para quienes mássufren: los pobres y las minoríasétnicas y culturales. Esta contribución se organiza al-

rededor de tres preguntas: ¿cuáles el estado de la democracia enAmérica Latina?, ¿cuáles son laspercepciones y cuán fuerte es elapoyo de líderes y ciudadanos a lademocracia?, ¿cuáles serían losprincipales temas para un debateorientado a lograr un mayor avan-ce en la democracia de ciudada-nos? Se ha procurado responder-las a lo largo de las secciones enlas que está estructurado el Infor-me. En la primera sección se pre-cisa la base conceptual utilizadaen el estudio y se contextualiza eldesarrollo de la democracia enuna región con altos niveles depobreza y desigualdad. En la se-gunda sección se analizan los da-tos obtenidos a través de diversos

ciencia, transparencia y equidaden las instituciones públicas, asícomo de una cultura que acepte lalegitimidad de la oposición políti-ca y reconozca y abogue por losderechos de todos. Paralelamentea lo anterior, en muchos casos, lacreciente frustración por la faltade oportunidades y por los altosniveles de desigualdad, pobrezay exclusión social, se expresa enmalestar, pérdida de confianzaen el sistema político, accionesradicalizadas y crisis de goberna-bilidad, hechos que ponen enriesgo la estabilidad del propiorégimen democrático.

Como sostiene el Informe sobreDesarrollo Humano 2002, la de-mocracia no sólo es un valor en símismo sino un medio necesariopara el desarrollo. Para el PNUD,la gobernabilidad democrática esun elemento central del desarrollohumano, porque a través de la po-lítica, y no sólo de la economía, esposible generar condiciones másequitativas y aumentar las opcio-nes de las personas. En la medidaen que la democracia hace posibleel diálogo que incluye a los dife-rentes grupos sociales, y en tanto

4 INFORME ESPECIAL

La democracia no se reduce al acto electoral sino que requiere de eficiencia, transparencia yequidad en las instituciones públicas, así como deuna cultura que acepte la legitimidad de la oposición política y reconozca y abogue porlos derechos de todos.

Informe

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instrumentos empíricos aplica-dos: indicadores e índices de lasciudadanías política, civil y social;una encuesta de opinión respon-dida por 18.643 ciudadanos de los18 países, y una ronda de consul-tas a 231 líderes sobre los retos dela democracia en América Latina.La tercera sección busca ampliarla agenda pública sobre el desa-rrollo de la democracia, centradaen la crisis de la política, las refor-mas estatales y estructurales de laeconomía y el impacto de la glo-balización en la región.

La democracia y la idea de democraciaen América LatinaLos 18 países de América Latinaconsiderados en este Informecumplen hoy los requisitos funda-mentales del régimen democráti-co; de ellos, sólo tres vivían en de-mocracia hace 25 años. Sin embar-go, al tiempo que las latinoameri-canas y los latinoamericanos con-solidan sus derechos políticos, seenfrentan a altos niveles de pobre-za y a la desigualdad más alta delmundo. Así, se plantea que exis-ten fuertes tensiones entre la ex-pansión de la democracia y la eco-nomía, la búsqueda de la equidady la superación de la pobreza. ElInforme valora los principalesavances de la democracia como ré-gimen político en América Latina eidentifica a la desigualdad y la po-breza como sus principales defi-

ser entendida y evaluada en suespecificidad •Tiene en el régimen electoralun elemento fundamental, perono se reduce a las elecciones.

Balance de la ciudadanía integralPara medir los avances en ciuda-danía política se utilizó el Índicede Democracia Electoral (IDE)que, aunque mide sólo un aspectodel sistema político, correspondea la dimensión o condición míni-ma para que pueda hablarse dedemocracia. Los datos muestranque en la región existen hoy "de-mocracias electorales". Más pun-tualmente, ellos indican que: •En todos los países se reconoceel derecho universal al voto. •A pesar de algunos problemas,en general las elecciones nacio-nales fueron limpias entre 1990 y20022. •En ese mismo período se dieronrestricciones importantes a la li-bertad electoral en 10 de 70 elec-ciones nacionales, pero la tenden-cia general fue positiva. •Se avanzó en la cuestión de quelas elecciones sean un medio deacceso a cargos públicos: el traspa-so del mando presidencial se con-virtió en una práctica común, aun-que en algunos casos se haya da-do en medio de complejas crisisconstitucionales. Sin embargo, losdatos también muestran que laparticipación electoral es irregular-en algunos países presenta nive-

ciencias. Plantea, además, la urgen-cia de una política generadora depoder democrático, cuyo objetivosea la ciudadanía integral.¿Qué debemos entender por "ciu-dadanía integral"? Como habráinferido el lector, ésta abarca unespacio sustancialmente mayorque el del mero régimen político ysus reglas institucionales. Hablarde ciudadanía integral es conside-rar que el ciudadano de hoy debeacceder armoniosamente a susderechos cívicos, sociales, econó-micos y culturales, y que todosellos conforman un conjunto indi-visible y articulado. El presenteestudio asume y resalta, como ele-mentos importantes para el análi-sis, las marcadas diferencias entrelos países de la región, pero tam-bién plantea que en materia de de-mocracia hay problemas regiona-les comunes y diversidad nacio-nal en las respuestas. A partir delos fundamentos teóricos, se ar-gumenta que la democracia:•Supone una idea del ser hu-mano y de la construcción de laciudadanía •Es una forma de organizacióndel poder que implica la existen-cia y buen funcionamiento delEstado.•Implica una ciudadanía inte-gral, esto es, el pleno reconoci-miento de la ciudadanía política,la civil y la social •Es una experiencia históricaparticular en la región, que debe

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les muy bajos- y que existen barre-ras de entrada para nuevos actoresa la competencia electoral. Un lo-gro importante es la apertura deespacios políticos para las mujeresa través de cupos o cuotas en laslistas de los partidos. Empero, larepresentación de pueblos origina-rios y afrodescendientes en el Par-lamento es, en general, aún muyreducida. Asimismo, los partidospolíticos como agentes de repre-sentación atraviesan una crisis se-vera, que se expresa en el hecho deque la gente desconfía de ellosporque los percibe como distantes,como un actor ajeno y profesiona-lizado que no encarna un proyectode futuro compartido. En cuanto alos mecanismos de control políticomás allá de las elecciones, el PoderEjecutivo mantiene una interferen-cia importante en la Corte Supre-ma de varios países, aunque hubologros en las reformas constitucio-nales para fortalecer la indepen-

dencia y profesionalización delPoder Judicial. Asimismo, en losúltimos años se crearon organis-mos especializados como contra-lorías, fiscalías y defensorías delpueblo. Sin embargo, la insuficien-cia de recursos y, en algunos casos,la escasa autonomía del Poder Eje-cutivo limitan la eficacia de estosentes. Finalmente, un logro impor-tante a destacar es la menor in-fluencia o gravitación política delas Fuerzas Armadas en casi todoslos países. Por consiguiente, aun-que se avanzó en relación al fun-cionamiento electoral y hubo lo-gros en términos institucionales,persisten serias deficiencias res-pecto del control que podríanejercer los ciudadanos de la ac-ción estatal. Los partidos políti-cos enfrentan un momento dealta desconfianza como agentesde representación, lo cual es undesafío clave para el desarrollodemocrático.

Así, la representación de ampliosgrupos poblacionales es, en gene-ral, baja, y la asistencia a las urnas,irregular. Con respecto a la ciuda-danía civil, se registran logros im-portantes en materia de legisla-ción, pero preocupa la escasa ca-pacidad de los estados para ga-rantizar estos derechos en la prác-tica. La mayoría de los países rati-ficó los principales tratados inter-nacionales y avanzó en la norma-tiva nacional tocante a la igualdadlegal y la protección contra la dis-criminación, así como en los dere-chos de la mujer. También se avanzó en la defensade los derechos laborales y de losniños. Aunque existe un rezagoen la ratificación de la Conven-ción sobre los pueblos indígenas,varias Constituciones reconocie-ron estos derechos.No ocurrió lo mismo con los tra-

tados internacionales ni, en espe-cial, con la vigencia del derecho ala vida, la integridad física y la se-guridad. No se registró el descen-so esperado en este tipo de viola-ciones de los derechos humanos,aunque ya no son cometidas des-de la cúspide estatal, sino másbien por fuerzas paraestatales queel Estado no ha sido capaz de con-trolar. A pesar de los avances nor-mativos, la no discriminación aúnno está suficientemente garantiza-da, ya que se mantienen fuertesdesigualdades en el trato a perso-nas pertenecientes a distintos gru-

6 INFORME ESPECIAL

¿Cuál es el estado de la democracia en AméricaLatina?, ¿cuáles son las percepciones y cuán fuertees el apoyo de líderes y ciudadanos a la democracia?, ¿cuáles serían los principales temaspara un debate orientado a lograr un mayor avanceen la democracia de ciudadanos? Se abre un perío-do de transformación tanto en los contenidos de lademocracia cuanto en sus vinculaciones con laeconomía y la dinámica social, en un contexto glob-al también de cambio, de concentración de riquezay de internacionalización creciente de la política.

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pos, las leyes que protegen a losniños en el trabajo son frecuente-mente desobedecidas, y los traba-jadores han visto disminuir suprotección social. Un logro en elámbito laboral, empero, es la ten-dencia al aumento en la equidadde género. En relación con los sis-temas de administración de justi-cia se observa que la carencia derecursos económicos y humanoslos hace frágiles. Asimismo, un te-ma preocupante es el de la pobla-ción carcelaria, pues los derechosde los reos son escasamente respe-tados, al punto de que más de lamitad de los presos carece de con-dena. En cuanto a la libertad deprensa, el Informe detecta queAmérica Latina aún enfrenta fa-llas importantes. Los avances encuanto al derecho a la informaciónson más alentadores, ya que el ac-ceso a las fuentes públicas de da-tos es legalmente reconocido en lamayoría de los países.En síntesis, aunque mejoró la si-

tuación de los derechos humanosen comparación con el períodono democrático, y se ratificaronconvenciones internacionales re-lativas a los derechos civiles e in-cluso se generaron normativasnacionales en este sentido, los da-tos muestran debilidades, hechoque debería ser una señal de aler-ta. El progreso en relación al res-peto del derecho a la vida, la inte-gridad física, la seguridad y la nodiscriminación ha sido irregular

y en algunos casos insuficiente.Por otra parte, las tendencias ha-lladas en relación con la ciudada-nía social son realmente preocu-pantes y constituyen el principaldesafío de las democracias lati-noamericanas, porque, además,los grupos más excluidos del ejer-cicio pleno de la ciudadanía so-cial son los mismos que sufrencarencias en las otras dimensio-nes de la ciudadanía.

Los problemas centrales en esteplano son la pobreza y la desigual-dad, que no permiten que los indi-viduos se expresen como ciudada-nos con plenos derechos y de ma-nera igualitaria en el ámbito públi-co, y erosionan la inclusión social.Los indicadores muestran que to-dos los países de la región son másdesiguales que el promedio mun-dial. En 15 de los 18 países estu-diados, más del 25 por ciento de lapoblación vive bajo la línea de po-breza y en siete de ellos más de lamitad de la población vive en esascondiciones; ello, incluso, aunqueen 11 de los países considerados lapobreza disminuyó y en 15 au-mentó el PIB per cápita entre 1991y 2002. No obstante, cabe destacaralgunos avances en términos desalud (la desnutrición infantil dis-minuyó en 13 de los 18 países, seredujo la mortalidad infantil y seincrementó la expectativa de vida)y de educación (la tasa de analfa-betismo bajó en todos los países yaumentó el nivel de escolariza-

ción, pero la calidad educativa engeneral es baja). Un tema centrales el desempleo, pues el trabajo esun mecanismo clave de inclusiónsocial y del mismo ejercicio de laciudadanía, que tiene un compo-nente económico.

El alza en los índices de desocu-pación durante la década de 1990es, por ende, una de las más gran-des carencias de las democraciaslatinoamericanas. Es más: la pro-tección social de los trabajadoresdisminuyó y aumentó el empleoinformal, en general de baja cali-dad y escasa utilidad social, e in-suficiente para generar una inte-gración social que garantice unmínimo de bienestar. En síntesis,el desarrollo de la democracia de-pende de que se amplíe de mane-ra decidida la ciudadanía social,sobre todo a partir de la lucha con-tra la pobreza y la desigualdad yde la creación de empleo de buenacalidad. Sólo si se reduce la desi-gualdad se podrá disminuir la po-breza sosteniblemente y mejorarlas posibilidades de crecimientoeconómico.

Percepciones y apoyode líderes y ciuda-danos

Pese a los avances, incluso encondiciones muy precarias, debereconocerse que tanto en el planode la evolución democrática co-mo en el de la dinámica económi-ca y social, la región vive un mo-

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mento de cambio, que en muchoscasos asume las características deuna crisis generalizada. Por con-siguiente, se abre un período detransformación tanto en los con-tenidos de la democracia cuantoen sus vinculaciones con la eco-nomía y la dinámica social, en uncontexto global también de cam-bio, de concentración de riquezay de internacionalización crecien-te de la política. La cuestión esque ésta, como se constata en va-rias partes del Informe, tiene im-portantes límites y está en crisis. Dicha crisis se expresa en el di-vorcio entre los problemas quelos ciudadanos reclaman resolver

y la capacidad de la política paraenfrentarlos. La política tiende aperder contenido por la disminu-ción de soberanía interior del Es-tado, atribuible a: •El desequilibrio en la relaciónentre política y mercado. y Lapresencia de un orden internacio-nal que limita la capacidad de losEstados para actuar con razona-ble autonomía. •La complejización de las socie-dades que los sistemas de repre-sentación no pueden procesar.En este sentido, los líderes lati-noamericanos consultados coin-ciden en varias cuestiones al for-

mular su diagnóstico sobre la de-mocracia. Por un lado, valoran lademocratización durante la últi-ma década y el hecho de que, almenos en el plano formal, los paí-ses de la región cumplen con losrequisitos mínimos de la demo-cracia. Perciben, además, que au-mentaron la participación y loscontroles al ejercicio del poder yque disminuyeron las amenazasa la democracia como régimen,junto a los clásicos riesgos de in-subordinación militar.

Por otro lado, detectan proble-mas en relación con los partidospolíticos y los poderes fácticos.En cuanto a los primeros, una de

las dificultades centrales percibi-das es que no logran canalizarplenamente las demandas de laciudadanía. Asimismo, la rela-ción entre partidos y organiza-ciones de la sociedad civil sueleser conflictiva. Para los líderesconsultados, la solución a estas di-ficultades está dentro de la políti-ca a través del fortalecimiento delos partidos. En cuanto a los pode-res fácticos (sobre todo el sectoreconómico y financiero y los me-dios de comunicación), son perci-bidos como factores que condicio-nan la capacidad de los gobiernospara dar respuestas a la ciudada-

nía. Entre las tensiones con otrospoderes fácticos, existe preocupa-ción por la pérdida de autonomíagubernamental respecto de Esta-dos Unidos y los organismos mul-tilaterales, así como coincidenciaen la amenaza que representa elnarcotráfico. Por su parte, la en-cuesta de opinión pública realiza-da para el Informe muestra unatensión entre la opción por el de-sarrollo económico y la democra-cia. Los datos obtenidos indicanque: •La preferencia de los ciudada-nos por la democracia es relativa-mente baja. •Gran parte de las latinoameri-canas y los latinoamericanos valo-ra el desarrollo por encima de lademocracia e incluso le quitaría suapoyo a un gobierno democráticosi éste fuera incapaz de resolversus problemas económicos.•Las personas no demócrataspertenecen en general a gruposcon menor educación, cuya socia-lización se dio fundamentalmen-te en períodos autoritarios, tienenbajas expectativas de movilidadsocial y una gran desconfianza enlas instituciones democráticas ylos políticos. •Aunque los de-mócratas se distribuyen en varia-dos grupos sociales, en los paísescon menores niveles de desigual-dad los ciudadanos tienden aapoyar más la democracia. Sinembargo, estas personas no se ex-presan a través de las organiza-

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Aunque muy valiosos, los avances logrados en términos de desarrollo de la democracia en AméricaLatina no son suficientes.

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ciones políticas. A partir de losdatos de la encuesta, con el obje-tivo de proporcionar una estima-ción del grado de respaldo ciuda-dano a la democracia, se elaboróel Índice de Apoyo a la Democra-cia (IAD), que ofrece una visiónsintética sobre el apoyo y la posi-ble vulnerabilidad de las demo-cracias latinoamericanas. Enconclusión, la información empí-rica encontrada, los resultadosde la encuesta de opinión públi-ca y las opiniones de diversos lí-deres políticos registradas en elInforme coinciden tanto en la ne-cesidad de reconocer que la re-gión vive un momento de infle-xión y crisis, como en la de valo-rizar el sentido de la política, esdecir, su capacidad de crear op-ciones para promover nuevosproyectos colectivos viables. Enel corazón de tal confluencia es-tá instalado el fortalecimiento dela ciudadanía.

Elementos para unaagendaEl Informe plantea que el puntode partida para fortalecer la de-mocracia pasa por revalorizar elcontenido y la relevancia de lapolítica, argumenta que las solu-ciones a los problemas y desafíosde la democracia tendrían quebuscarse dentro y no fuera de lasinstituciones democráticas, y en-cuentra que debe recuperarse unpapel constructivo de la política

como ordenadora de las decisio-nes de la sociedad. En este senti-do, continúa la línea argumenta-tiva sobre la que viene insistien-do el PNUD. Como sostiene suAdministrador, Mark MallochBrown, en el prefacio del Informesobre Desarrollo Humano 20023:"[...] la política es tan importantepara el éxito del desarrollo comola economía. La reducción soste-nible de la pobreza requiere quehaya un crecimiento equitativo,

pero también requiere que los po-bres tengan poder político. Lamejor manera de conseguirlo deforma coherente con los objetivosdel desarrollo humano es erigirformas firmes y profundas de go-bernabilidad democrática en to-dos los niveles de la sociedad".

La revalorización de la políticapasa por aplicar medidas quepromuevan una institucionalidadlegítima, fortalezcan una socie-dad civil activa y, sobre todo, pro-muevan un amplio debate sobreel Estado, la economía y la globa-lización. La agenda que proponeel Informe apunta a la expansión

de la ciudadanía. Para hacerlasostenible es fundamental desa-rrollar una política que encarneopciones, agrupe voluntades ycree poder democrático. Urgeproseguir con la reforma de lasinstituciones; empero, estas ini-ciativas necesitan de un hilo querobustezca la participación ciuda-dana. Sólo ésta podrá hacer máslegítimas y eficientes tales refor-mas. En este sentido, un aspectoinstitucional clave son las refor-

mas electorales que aseguren unmejor balance entre gobernabili-dad y representación. Si bien ex-perimentaron importantes cam-bios, los sistemas de partidos tien-den a ser instrumentales u opera-tivos, mientras que lo que necesi-tan es fortalecerse para ampliar laeficacia, la transparencia y la res-ponsabilidad.

Ésta es, a juicio del Informe, lamejor manera de reafirmar el rolindispensable de representaciónde la sociedad que ellos expresan.En tal sentido, los partidos polí-ticos tendrían que comprendermejor los cambios en las socie-

Hay que profundizar tanto la gobernabilidaddemocrática, entendida como el fortalecimientoinstitucional del régimen, como, sobre todo, la cultura política, que supone construir espacios de participación equitativa principalmente de aquellos más desfavorecidos en las sociedades latinoamericanas.

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dades contemporáneas, propo-ner nuevos proyectos de socie-dad y promover debates públi-cos. Existe una importante re-lación entre la ciudadanía y lasorganizaciones de la sociedadcivil. Ellas son sujetos rele-vantes en la construcción de-mocrática, en el control de lagestión gubernamental y en eldesarrollo del pluralismo. Re-sulta fundamental promoverestrategias de fortalecimientode la sociedad civil y de suarticulación con el Estado ylos partidos políticos. El In-forme aboga por formas alter-nativas de representaciónque, sin reemplazar a las tra-dicionales, las complementeny fortalezcan. Una propuestacentral es construir una nuevalegitimidad del Estado, ya queno existiría una democraciasostenible sin un Estado capazde promover y garantizar elejercicio ciudadano. con Esta-dos débiles y mínimos sólopuede aspirarse a conservardemocracia electorales. La de-mocracia de ciudadanas y ciu-dadanos requiere de una esta-talidad que asegure la univer-salidad de los derechos. Poreso, el Informe invita a debatirsobre la necesidad de un Esta-do capaz de conducir el rum-bo general de la sociedad, pro-cesar los conflictos conforme a

reglas democráticas, garanti-zar eficazmente el funciona-miento del sistema legal, pre-servar la seguridad jurídica,regular los mercados, estable-cer equilibrios macroeconómi-cos, fortalecer sistemas deprotección social basados enlos principios de universali-dad, y asumir la preeminenciade la democracia como princi-pio de organización social. Lareforma del Estado tendría queorientarse a resolver la pregun-ta sobre qué tipo de nación as-pira a construir una determina-da sociedad. Lo que se proponeaquí, entonces, es un Estado enfunción de la ciudadanía. Otrotema central a debatir es el delas posibilidades de una econo-mía congruente con la demo-cracia, es decir, una economíaque promueva la diversidadpara fortalecer las opciones ciu-dadanas. En esta perspectiva,el debate sobre la diversidadde formas de organización delmercado debe ingresar en laagenda de discusión pública.La discusión sobre el futuro dela democracia no puede igno-rar las opciones económicas.La economía es clave porquede ella depende el desplieguede la ciudadanía social. En laperspectiva del Informe, el Es-tado y el mercado son suscepti-bles de ser combinados de di-

versas maneras, resultando deahí una variedad de formasque pueden adaptarse en fun-ción del desarrollo humano. Eltipo de economía debe estar enel centro del debate público yno ser relegado a una meracuestión técnica. En breve, losavances en la democracia y enestablecer normas macroeconó-micas claras y legítimas debenser vistos como complementa-rios. El Informe propone am-pliar el debate sobre el procesode globalización. Es peligroso,se advierte, caer en una suertede fatalismo frente a este fenó-meno; al contrario, es precisodiscutir acerca de su impactoreal sobre la soberanía interiorde los Estados y acerca de lasmejores estrategias para forta-lecer a las naciones latinoame-ricanas en el espacio de la al-dea global. Justamente la polí-tica es la fuerza que puedeconstruir espacios autónomos.

Metodología del In-formePara llevar a cabo este Informe,el PRODDAL contó con el aus-picio de la Dirección de Améri-ca Latina y el Caribe del PNUDy con la colaboración de desta-cados intelectuales y académi-cos, así como de ex presidentesy otras muchas personalidadesde la región. El estudio abarcó

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18 países (Argentina, Bolivia,Brasil, Chile, Colombia, CostaRica, Ecuador, El Salvador, Gua-temala, Honduras, México, Ni-caragua, Panamá, Paraguay, Pe-rú, República Dominicana, Uru-guay y Venezuela)4. El marcoconceptual fue ampliamenteconsultado y orientó la búsque-da de información empírica, lacual incluye:• Una encuesta de opinión dealcance regional (en colaboracióncon Latinobarómetro).• La elaboración de indicadoressobre el estado de la democracia.• Entrevistas a líderes e intelec-tuales de América Latina.

Para la elaboración del Informese partió de un análisis concep-tual e histórico de las democra-cias latinoamericanas, a partir deuna amplia revisión bibliográficade los múltiples estudios nacio-nales. Además, se realizaron ta-lleres de discusión de los distin-tos componentes del proyecto, sesolicitaron opiniones y escritos aacadémicos y personalidadespolíticas sobre distintas facetasdel desarrollo de la democraciaen la región. El Informe no pre-tende evaluar los gobiernos o lospaíses ni elaborar alguna suertede ranking nacional de la demo-cracia; su interés es identificarlos grandes retos y promoveruna discusión amplia en torno aellos. Asimismo, se reconoce la

dificultad de abordar los dile-mas de la democracia, pues ellaestá influenciada por múltiplesfactores (políticos, económicos ysociales, nacionales e internacio-nales), algunos de los cuales ono fueron tratados o lo fueronde manera muy preliminar.Además del Informe como tal,se han preparado para difusiónmasiva otros productos com-plementarios, a saber:• Un libro con los artículos ela-borados por políticos y acadé-micos destacados que aportan"ideas y posiciones para un de-bate sobre el desarrollo de la de-mocracia en América Latina".• Un compendio estadístico quereúne información, hasta ahoradispersa, en cuanto a democraciay ciudadanía integral en los paí-ses de América Latina, junto conlos índices construidos para esteInforme y los resultados de la en-cuesta de opinión. • Los materiales que alimentanel marco conceptual del Proyectoy su manera de entender la de-mocracia, junto con opinionescríticas de distinguidos analistas.• Los resultados de la ronda deconsultas a dirigentes latinoa-mericanos. Para concluir, el In-forme muestra que, aunquemuy valiosos, los avances lo-grados en términos de desarro-llo de la democracia en Améri-ca Latina no son suficientes.

Hay que profundizar tanto lagobernabilidad democrática,entendida como el fortaleci-miento institucional del régi-men, como, sobre todo, la cul-tura política, que supone cons-truir espacios de participaciónequitativa principalmente deaquellos más desfavorecidos enlas sociedades latinoamerica-nas. Para ello se necesita volun-tad política, dirigentes compro-metidos con sus países y con laregión, y ciudadanas y ciuda-danos decididos a confrontarlos problemas y desafíos paravivir cada vez con más y mejordemocracia.

1 PNUD 2002, Informe sobreDesarrollo Humano 2002, Ma-drid, Mundi-Prensa.2 La información contenida en elInforme utiliza, en general, da-tos actualizados hasta el 2002.3 PNUD 2002, op. cit.4 Estos países tienen regímenesdemocráticos, en su mayoríaestablecidos a través de proce-sos de transición desarrolladosdurante los últimos 25 años, ysus gobiernos aceptaron incor-porarse al PRODDAL.

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IDENTIDADes hÍbridas

En muchos países de América Latina, un número creciente de mú-sicos jóvenes y productores del ámbito popular están embarca-dos en un proceso de renovación creativa mediante diferentesestrategias expresivas y de mercado, que van desde la reinven-ción de tradiciones musicales autóctonas hasta las mezclas deestilos y formas de la música electrónica de la más diversaprocedencia. Proliferan los estilos “sin fronteras”, las “mú-sicas del mundo” y las fusiones de géneros locales e interna-cionales, “mestizándose” o creando “identidades híbridas”.

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Por Bernarda Jorge

Egberto Gismonti y su grupo, en concierto.

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En el pasado, el sincretismo que se produjo en AméricaLatina como producto del enfrentamiento entre las cultu-ras del Nuevo y del Viejo Mundo, fue la fuente de su ri-queza cultural, de sus múltiples expresiones y manifesta-ciones. Pero, en los tiempos actuales, ¿cómo debe enten-derse la hibridación o fusión de estilos prohijada por laglobalización?, ¿estamos ante un fenómeno similar o di-ferente?, ¿qué está pasando con las identidades localesante los efectos perturbadores de estos impulsos globales? Muchas son las reflexiones que ha provocado el procesode globalización. Desde la década pasada hasta los mo-mentos presentes, un buen número de instituciones, demusicólogos y expertos de la comunicación, las cienciassociales y la política cultural han otorgado un gran inte-rés al estudio de sus efectos en la música. Este artículoquiere destacar y comentar varios aspectos del debate, conalgunas referencias a experiencias regionales y locales.

Al compás de la globalizaciónLa música popular contemporánea está “tocando” en el

compás que determina la globalización. En nuestros tiem-pos, crear música es sinónimo de mezclar, fusionar, rein-ventar códigos, salvar las barreras entre lo académico y lopopular. Parafraseando al investigador mejicano José Mi-guel Candela, en su artículo Música y globalización: “Ha-blar de música hoy es ocuparse de las mezclas”. La globa-

lización es un concepto polisémico, ambiguo, equívoco yparadójico en sus raíces y efectos. Contradictorio en su re-tórica y sus consecuencias, no cabe duda de que ha au-mentado las diferencias y las exclusiones en los procesossociales, económicos y tecnológicos. Se han profundizadolas desigualdades en el acceso a los repertorios culturalesglobalizados y locales (Gandarias). Son evidentes los peli-gros de un “pensamiento único”, la subordinación de mer-cados y de formas culturales. Lo cultural se ha tornado encampo de tensión donde se enfrentan el avance de la‘mundialización’ y las identidades nacionales. Los concep-tos tradicionales de identidad, pueblo y nación se encuen-tran seriamente amenazados por la integración electrónicay el mercado. En este punto, se tiende a recordar que elproceso de internacionalización no es nuevo, es un proce-so de siglos. Junto a la transnacionalización de los proce-sos económicos y políticos, las modalidades del intercam-bio comercial fueron avanzando también a lo largo de di-ferentes periodos históricos acompañadas de cambios cul-turales y secuelas de interdependencia no recíproca, com-pulsiva y desequilibrada entre pueblos y territorios. De lamisma manera, la mezcla de estilos, las reinterpretacionesde las influencias, etcétera, no son fenómenos novedosos.La pureza no es precisamente la característica de los géne-ros que se configuraron como emblemáticos de la músicapopular del continente. Los remanentes ancestrales, los

Bebo Valdés, al piano, y Diego El Cigala, ejemplo de fusión entre el bolero, el flamenco y el jazz. El resultado: el disco Lágrimas Negras.

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préstamos y las recomposiciones de elementos de culturasmusicales afines han sido la constante en la trayectoria his-tórica de la música popular de América Latina y el Caribe.Así emergieron en un proceso de siglos nuestras músicassincréticas. Sin embargo, los fenómenos contemporáneosson diferentes tanto en cantidad como en calidad por la re-volución tecnológica expresada en el mundo de las compu-tadoras, la autopista informática y la televisión satelital.

La nota diferenteEs en el sector de los medios masivos de comunicación,

‘mundializados’ a partir de los satélites, donde las repercu-siones de la revolución tecnológica se manifiestan con ma-yor intensidad. Las nuevas tecnologías necesitan de una co-munidad de elementos culturales compartidos, de identida-des y códigos comunes (sistemas de significación, saberes,competencias, sentidos). A esos fines están destinados losproductos culturales globales de todo tipo. El sector audiovisual (cine, televisión, video) es el apoyo

fundamental de la mundialización cultural a nivel macro-social. Los mass-media crean nuevos espacios, penetran ose apoderan de otros que tradicionalmente pertenecían ala familia, la educación, la lectura, la escucha de música,etcétera. Muchas tribunas internacionales no vacilan alcondenar la naturaleza distráctil y de dudosa calidad desus productos; la distorsión que hacen de la realidad de

numerosos procesos que recogen y difunden; la tendenciaa fomentar falsos valores y encaminar al consumismo. Delas búsquedas de sistemas de signos globales, de la ten-sión entre lo global y lo local, de las asimetrías y plurali-dades, del comportamiento de las identidades localesfrente a las novedades que se le ofrecen, surgen nuevossignificados y sentidos, se abren paso los productos cul-turales hijos de la hibridación. Los flujos migratorios im-pactan las prácticas culturales de los pueblos receptores yde los inmigrantes determinando que numerosas expre-siones identitarias sobrevivan fuera de sus territorios ori-ginales, en muchos casos mezcladas o transformadas.

Las culturas vienen y vanPor definición las culturas son dinámicas: se conser-

van, transmiten y transforman. Las manifestaciones delcampo artístico y literario, los modos de vida, las cos-tumbres, los sistemas de valores, las tradiciones, lascreencias y demás componentes de la cultura, evolu-cionan en función de su propia dinámica y de los in-tercambios e interacciones con otras culturas. La cul-tura es cambiante por la interacción comunicativa quese produce hacia el interior de cualquier comunidad devida, entendida como una comunidad de sentidos por-que provee los instrumentos necesarios para que los se-res humanos le otorguen sentido a su entorno.

El bachatero Zacarías Ferreira habla de géneros como blues, country o reggae. Stan Getz,precursor de la bossa nova, fusión de jazz y música brasileña.

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Pensar la cultura con criterio de interacción facilita lacomunicación intercultural: lleva a considerar sus di-versas manifestaciones en su dinámica, descartando je-rarquías, comprendiéndolas desde sí mismas, aceptan-do la pluriculturalidad, el mestizaje y la hibridación.“Hay que aceptar el hecho de que la realidad culturales, en sus orígenes y en la actualidad, pluricultural”(Rodrigo). Defender lo que les es propio, pero tambiénestablecer vínculos y abrirse a otras realidades, es laparadoja existencial de las culturas. De ahí los proce-sos permanentes de contacto, comunicación e interac-ción entre las culturas del planeta. En el pasado, en to-da la geografía latinoamericana y caribeña se produjoun intenso proceso de intercambios, préstamos y mez-clas entre los diferentes grupos étnicos y culturales. Un“ir y venir” de modalidades expresivas de extraordina-ria vitalidad y riqueza. En los foros internacionales sealerta permanentemente acerca de la amenaza que re-presenta la globalización para las identidades cultura-les. Hablamos de identidad como aquello que distingueculturalmente a una persona, grupo social o nacional,que refleja un sentimiento, un reconocimiento colecti-vo en torno a unos determinados valores, usos y cos-tumbres, creencias compartidas. La identidad, como hareconocido la Unesco, es “un pasado común, un pre-

sente vivido en conjunto que funda, a su vez, la posi-bilidad de un futuro común”. De acuerdo al organismointernacional, se configura fundamentalmente a partirde elementos históricos, étnicos, lingüísticos, políticosy psicológicos que constituyen el “núcleo viviente deuna cultura”. Defender y preservar las identidades esuno de los grandes temas del discurso cultural contem-poráneo y de los retos de la política y la acción cultu-ral. Las innovaciones tecnológicas que impactan el cre-cimiento económico en su totalidad determinan losadelantos de todo tipo en el campo de la música, espe-cialmente en la industria musical, su sector más diná-mico y floreciente. En los procesos de producción y enlos productos de la industria fonográfica las novedadese innovaciones se suceden a vertiginosa velocidad, pro-vocando de manera inmediata y a largo plazo cambiostrascendentales. Se ha visualizado que la irrupción deInternet en la distribución de la música puede llegar a“transformar la estructura del mercado, haciendo desa-parecer las tiendas de música y cambiar radicalmente elformato en que se vende...”(Zuleta y Jaramillo). Peroahí no se detienen los cambios. Tenemos un nuevo per-sonaje: el productor, que sin ser compositor, ni intérpre-te, ni arreglista, toma las riendas del proceso creativo.Además de seleccionar el repertorio, los acompañantes,

Ilegales, mezcla de merengue, house y techno. Bobby McFerrin, exponente de la música mestiza

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orquestar la promoción, definir la imagen, etcétera,también se ocupará de la formación de “sus” artistas.

Al ritmo de la fusión Un número creciente de nuestros artistas bachateros y mú-

sicos de otros géneros han hecho de la fusión el principal desus procedimientos o medios creativos. “He tomado algunosdetalles de géneros como el country, el blues y el reggae...A-demás, he incluido algún merengue típico, pero a base deguitarra”, explicaba el bachatero dominicano ZacaríasFerreira en una entrevista. Destacaba además que en sus tra-bajos dominan las fusiones de merengues y de baladas pop.Por su parte, el líder del grupo Ilegales declaró recientemen-te que “los creadores criollos no pueden estar de espaldas alo que acontece en el mercado” y que en su última produc-ción ha recurrido al reggae, al merengue, al hip hop, a lacumbia, la bachata y la balada. En el ámbito regional, la cristalización de lo nuevo puede

ilustrarse con los nombres de algunos músicos que han lo-grado popularizar su obra sin dejarse avasallar por la mú-sica electrónica de baile. Siguiendo a Diego Fischerman -músico, escritor y uno de los críticos musicales más impor-tantes de América Latina-, en su artículo “El poder y la len-gua”, se puede mencionar al brasileño Egberto Gismonti,músico que ha hecho estudios rigurosos en su país y tam-

bién en París, que toca piano y guitarra, y tiene muchosaños mezclando música europea sinfónica y dodecafónica,con la de Cartola, Nelso Cavaquinho y Villa-Lobos, con eljazz, el rock y con la computadora. Gismonti “lleva las ca-racterísticas polirrítmicas del choro o el frevo hasta sus ex-tremos, trabaja con una gran libertad elementos que perte-necen a las tradiciones populares brasileñas pero no las vio-lenta. Incluso, en el ámbito de las escalas, se limita al tipode melodías y de armonías que existen en esas músicas tra-dicionales”. Puede decirse entonces que, en la apuesta por larenovación, hay mucho más que fusiones y aires de jazz,aunque es justo decir que el jazz siempre ha sido uno de losmejores aliados en las oleadas innovadoras en el mundo dela música. Nuevas vías expresivas llegan también por la víadel performance a base de imágenes, música electrónica,acústica o sonidos vocales. Hay músicos que centran su in-terés en el sonido. Otros en las improvisaciones en la líneadel jazz de vanguardia, la animación, la llamada poesía so-nora y puestas al día de la canción social.

“!Qué triste suena la llu-via...!”

No es posible pasar por alto los puntos de contacto de lasactuales corrientes renovadoras con la “nueva canción” que,como se recordará, fue uno de los frutos del movimiento

Emilio Pérez, precursor del fusón (son y jazz). Carlos Santana fusiona el rock con ritmos latinos.

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musical que en los años 70 estremeció los países industria-lizados y catapultó un ola mundial de conjuntos y artistasjóvenes, desembocando en España y América Latina en lallamada canción de autor o canción social, que resaltó lascontradicciones del modelo social y la protesta de las masas.Por esos tiempos, como una suerte de réplica del fenómenorock, habían comenzado a formarse en nuestro país los lla-mados conjuntos de la “nueva ola”. Algunos de sus miem-bros nutrieron los primeros grupos de la nueva canción queirrumpe a principios de la siguiente década. Los cantautoreschilenos, argentinos, venezolanos y cubanos influyeron en elperfil de los grupos locales y en su repertorio, que llegó a in-corporar elementos provenientes del jazz, el rock y el blues,pero también autóctonos; no sólo en cuanto al instrumental,sino también a ritmos y estructuras musicales, entre otroselementos. El mensaje de la nueva canción, aunque proyec-tado particularmente hacia la juventud, se dirigió a todos lossectores -protesta contra una sociedad desigual e injusta ycontra los valores tradicionales- y estableció una ruptura enel panorama de la canción dominicana, al ir más allá de latemática romántica y sentimental de la canción-bolero y labalada-rock “suave y romántica” “(...) muy americanizada,pero más larga, más dimensional...”, como señalara en sumomento el maestro Rafael Solano. Los festivales de Amu-caba (1968-1972) fueron catalizadores de los nuevos talen-tos de la música popular y de un tipo de canción con voca-

ción artística, sin el horizonte de la pista de baile, con mayorintensidad temática, elaboración musical y riqueza de losmedios acompañantes. La nueva canción fue la cúspide deese período renovador y auspicioso de nuestra música popu-lar en el contexto de un modelo social en el cual lo urbanoadquiría mayor relevancia y la interpenetración cultural a ni-vel continental y universal ya sesgaba las intenciones yprácticas creativas y artísticas locales. Las preferencias por elrock de parte de la juventud musical se han mantenido a lolargo de los años. Existen alrededor de 20 bandas con másde cinco años de trabajo y más de 40 con menos de cinco,sin contar las inactivas o las que “el viento se llevó”. Los roc-keros locales han organizando su segundo festival y algunosincursionan en otros países. Por los títulos de algunas pro-ducciones se observa que han incorporado un vocabularioagresivo y muy directo, entre otros elementos propios y sim-bólicos del rock internacional. Hoy muchos rockeros poseenuna formación musical que les ayuda a desenvolverse en lotécnico y lo creativo con mayor pericia y que obviamente re-percute en la calidad de sus producciones. Es interesante sa-ber que son solidarios entre sí y conservan el gusto y el pla-cer de tocar y cantar “por amor al arte”.

CODAMuchas naciones están perturbadas ante los procesos que

enfrentan de reconfiguración y renovación de sus códigos

La base de las propuestas del famoso DJ Carl Cox son los ritmos tropicales.Tony Almont, líder de Toque Profundo, una de las principales bandas de rock dominicano.

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culturales. Estos procesos también tocan a los contingen-tes humanos que la emigración económica o política, losconflictos bélicos o el turismo desplazan por doquier. Laglobalización ha colocado a la humanidad bajo el signo delas redefiniciones, del surgimiento de nuevos actores y li-derazgos, de la reasunción de lo propio como reacción alas amenazas a las identidades locales. Los desafíos de laglobalización tecno-cultural no pueden impedir que seaprovechen las oportunidades de los extraordinarios avan-ces de la comunicación electrónica de que disponemos; depromover la integración de los principales agentes de losprocesos de creación, interpretación, difusión, producción,formación musical, etcétera, para la toma de decisionesque impulsen el desarrollo equilibrado y armónico del sec-tor; de las posibilidades de construcción de un pensamien-to crítico que promueve el intercambio en ferias, festivales,encuentros y foros internacionales; los beneficios de lasalianzas internacionales, intergubernamentales y civilescon relación a los bienes culturales. La convocatoria es apromover la creatividad cultural y artística, el respeto a ladiversidad, la potencialidad de comunicación, de expresióny de integración de los actores sociales capaces de impul-sar la recomposición social y cultural del mundo actual.

BibliografíaAnder-Egg, Ezequiel, 1989. La Animación y los animadores, pau-

tas de acciones y de formación. Narcea, S.A., Madrid. 1983.

La Metodología y Práctica de la animación sociocultural. Publica-

ción del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas, CAMPELL, S.A.

Patiño Murcia/gráfica ciudad S.A., San Juan de Rivera, Alicante.

Ganderias, Jon. La liberación de la globalización.

García Canclini, Néstor. Globalizarnos o defender la identidad, Re-

vista Nueva Sociedad, No. 163, Septiembre-Octubre 1999, pp.56-70.

Martín Sánchez, Juan. Los nuevos límites de la identidad, Nueva

Sociedad, No. 170, Noviembre-Diciembre 2000.

Pérez de Cuellar, Javier y otros, Nuestra Diversidad Creativa. In-

forme de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. Ediciones

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Rodrigo, Miquel. La comunicación intercultural. www.Portal de la

Comunicación

UNESCO, Conferencia intergubernamental sobre políticas culturales

para el desarrollo, Informe Final, Estocolmo, Suecia, 1998. Zuleta,

Luis Alberto y Lino Jaramillo, 2003. Impacto del sector fonográfico en

la economía colombiana. Convenio Andrés Bello, Bogotá, Colombia.

Bernarda Jorge es investigadora y educadora musical.Tiene experiencia en

la docencia universitaria, dirección de instituciones musicales, asesoría, coor-

dinación y gerencia de programas académicos,eventos culturales y proyectos

de interés socio-educativo-cultural.Ha escrito ensayos,monografías y nume-

rosos artículos para periódicos,revistas y publicaciones internacionales.Ha pu-

blicado los siguientes libros:La música dominicana.Siglos XIX y XX,Educación

musical en el preescolar (1990) y El canto de tradición oral de República Do-

minicana.Es miembro del Centro de Estudios de la Cultura de Funglode.

Portada de Abbey Road, uno de los álbumes más influyentes de Los Beatles.

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Las características

fundacionales delestado

dominicanoPor Leopoldo Artiles

El artículo tiene por objeto dilucidar la naturaleza y la lógica de los orígenes y la

evolución del Estado dominicano en el siglo XIX.La hipótesis es que esa institución se comienza

a construir como una estructura política de carácterpatrimonialista, clientelista y autoritaria, con

liderazgos de tipo tradicional y caudillista. El textohace un esbozo de su desarrollo histórico, hasta lle-

gar a identificar los cambios que sufre el Estado hacia fines del periodo, que anuncian el dilatado y

contradictorio proceso de modernización del siglo XX,que aún -en el siglo XXI-no culmina.

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Recreación de la fundación de La Trinitaria.

Imágenes tomadas de la Enciclopedia Dominicana

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El Estado dominicano en sus orígenes parece respon-der principalmente al propósito de construir un ordenposible que nunca completa con éxito. De ahí que el pa-triota Pedro Francisco Bonó se haya expresado con tan-ta crudeza y pesimismo sobre el horizonte de la nacióndominicana; y esto, lógicamente, puede decirse con suspropias palabras sobre el estado (en su forma de estadonación): “...la sociedad dominicana fue organizada parael despotismo, que los acontecimientos posteriores hanacabado de pulir dicha forma, y que tendremos, mal quenos pese, rebeliones y más rebeliones; dictaduras y másdictaduras; porque además de ser el remedio universalal que han apelado pueblos y gobiernos en las horas su-premas de su existencia, los nuestros no se prestan pa-ra otro. Debe agregarse que las clases que dirigen unashan perdido el prestigio para la forma republicana; y lasotras no han podido aún adquirir las cualidades queafirmen definitivamente el que les pertenece; falta,pues, unidad, homogeneidad en el impulso social y, portanto, resultados provechosos” (Bonó, 1980: 228; 1881).

Esta contundente declaración de Bonó en su ensayoApuntes sobre las clases trabajadoras dominicanas, pu-blicado por primera vez en 1881, nos ilumina tanto co-mo nos intriga, al reflexionar sobre la estructura del es-

tado dominicano en su momento de arranque, la segun-da mitad del siglo XIX. En primer lugar, afirmar que lasociedad dominicana fue organizada para el despotismo,en este contexto, implica reconocer la inexistencia deuna sociedad civil suficientemente organizada, fácil pre-sa de guerras civiles y caudillos, y la fragilidad de laforma estatal, lo que trae como consecuencia la inviabi-lidad de la democracia tal y como se proyectaba en al-gunas de las constituciones liberales durante este perío-do. Desde entonces, emergería un problema que conti-núa hasta hoy: la dificultad de estructurar un Estado deDerecho con contenido constitucional, marcada por laexistencia de constituciones de texto liberal democráti-co que se encuentran muy alejadas de las prácticas delos sujetos civiles y estatales.

Con respecto a esta fuerte no-correspondencia entretexto constitucional y realidad social, cabe destacar queno sólo el borrador de texto constitucional escrito porDuarte contuvo principios netamente liberales y demo-cráticos, como fueron: 1) la ley como fundamento de laautoridad; 2) la seguridad jurídica contra la arbitrarie-dad en el uso del poder de Estado; 3) la concepción an-tioligárquica del poder; y 4) un gobierno electo, popu-lar, limitado y con poderes separados, con sus respecti-

Emboscada de insurgentes durante la época de la anexión a España

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vas ramas ejecutiva, judicial, legislativa y municipal(Espinal, 2001:61-62), sino que incluso constitucionescomo la de San Cristóbal que al final se impusieron,marginando a Duarte y a sus correligionarios de su pro-ceso de escritura, ostentaban “...los principios y valoresdel constitucionalismo liberal-democrático en línea conel pensamiento de Duarte” (Ibíd., p.64).

Privado y público: una pobredistinciónEl caso es que en la República Dominicana, desde la in-dependencia de 1844, principios como el de la separa-ción de poderes, la garantía de los derechos individua-les y aún la más elemental distinción entre lo público ylo privado, que fundaría la separación, relación y dis-tinción entre Estado y sociedad en las naciones que lo-graron plasmar el Estado moderno, así como la norma-lización de las relaciones de representación política, nolograron un grado significativo de concreción en la so-ciedad dominicana. El dato de la pobre distinción entrelo privado y lo público se destaca en el comportamien-to observado por los gobernantes dominicanos a la ho-ra de tomar decisiones de interés privado cargándolas alEstado y viceversa. Viene a cuento el caso del dictadorUlises Heureaux, Lilís, con respecto a su manejo de lasfinanzas del Estado: “...la separación entre los mediosprivados del Presidente y las finanzas estatales, era va-ga, fluida y con frecuencia inexistente. En una carta asu entonces prestamista y agente en San Tomás, Jacobo

Pereyra, Heureaux salta con facilidad del plural (Go-bierno) al singular (privado): ‘...Estamos, mejor dicho,estoy un poco estrecho de dinero y se gasta mucho es-tos días de elecciones... podría yo conseguir un emprés-tito particular... por $10,000, pagadero en seis meses ybajo mi responsabilidad?’. Pero también se utilizaba esaposibilidad en sentido contrario. En el 87 comunica aotro financiero extranjero, John Wanamaker, de Phila-delphia, que una deuda personal ‘ha sido incorporadaen la cuenta del Gobierno’. Un préstamo hecho por elmismo Wanamaker más tarde en ese año, y que debíaser amortizado por los derechos de exportación de SanPedro de Macorís y Azua, es considerado sin embargo‘un negocio más bien de amigo a amigo que de Gobier-no” (Hoetink, 1997:140-141). En este contexto, no sorprende encontrar al presidenteLilís asumiendo “personalmente desde 1897 los presu-puestos de diversas comunes como el Seybo, Azua, Ba-rahona; y huelga decir que, en 1899, cuando el país fueplagado por graves sequías y una crisis económica ycuando se temía, y con razón, por la existencia del ré-gimen, la falta de separación entre las esferas económi-ca, privada y pública se convirtió en una necesidad vi-tal de los funcionarios políticos: Heureaux repartió en-tonces $6,000 oro a algunos comerciantes para compraren Estados Unidos artículos de primera necesidad paravenderlos con un máximo de 10 por ciento de ganan-cia; ofreció en venta 1,000 becerros para estabilizar elprecio de la carne...” . (Ibíd., p.142)

Buenaventura Báez replanteó, en diciembre del 1843, su

plan separatista al Cónsul francés en Puerto Príncipe,

Andrés Nicolás Lavasseur Caricatura alusiva a la injerencia norteamericana en la vida política nacional, a principios del siglo XX. Colección José Bobadilla.

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Esta característica del dictador la encontramos no sóloen los gobernantes dominicanos del siglo XIX, la encon-traremos sobredimensionada en el caso del dictador Ra-fael Molina Trujillo, en el siglo XX, si bien cabe la ob-servación de que el régimen dictatorial de éste dista mu-cho en términos de su organización formal (muy preca-ria en los casos de las dictaduras de Heureaux, Báez ySantana), complejidad y control del Estado (encarnadoen él) sobre la sociedad y la economía dominicanas.

La reiteración de esta característica se encuentra ínti-mamente ligada (y en este aspecto el caso dominicanomanifiesta semejanzas con otros casos latinoamerica-nos) a la imposibilidad de transformar la violencia pro-pia de los procesos de acumulación originaria en el es-tablecimiento del imperio de la ley, pero no de la leypersonalizada en el caudillo, sino de la ley que emanade la voluntad general y que se sostiene en el principiode la igualdad abstracta (es decir, igualdad de todos ciu-dadanos ante la ley como norma legítima de conviven-cia) y que, por ende, se acata con el consentimiento detodos. Estamos hablando del “Estado de Derecho”1. Deahí que se reitere el poder personalizado, como pivote

del ejercicio de la coacción directa, con su vocaciónirreprimible de privatizar lo público, privatizar por en-de la política misma: “A la hora de la independencia deHaití (1804) y de la República Dominicana (1844) el po-der es una propiedad de quien lo ejerce y la propiedaddel poder no es solamente privatizar la esfera política,sino que este derecho de disponer de los hombres y delas cosas es regido por una voluntad que serviliza y queno encuentra límites infranqueables en la ley. Seculari-zación del Estado, pero privatización de la política. Unimpulso a la igualación al eliminar aspectos de la suje-ción personal, mas una negación del sujeto libre en fun-ción de la servidumbre política. Pugna entre la ley quequiere abrirse paso y el mandato del déspota como vo-luntad suprema del poder.” (Brea, 1983:69)

El protagonismo militarLas condiciones de este poder personalizado y despóti-co, que calificaremos como autoridad patrimonial, nosólo siguiendo la definición de Max Weber, sino tam-bién el consenso entre estudiosos del país a este respec-to, se reprodujeron por vía de esfuerzos centralizadores

Siglo XIX. Período de la Primera República (1844-1861)

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realizados con el protagonismo militar. Estos últimosesfuerzos siempre tuvieron el límite fijado por la escasaintegración territorial y regional que daba lugar a laconstitución de liderazgos caudillistas locales que nego-ciaban su poder, cuando no se oponían al caudillo esta-tal, con el poder central. Es indiscutible el papel jugadocomo condición de esta situación por la heterogénea es-tructura económica del país, signada, por un lado, porla creciente penetración del capital comercial y finan-ciero internacional, con el cual el Estado se vinculó porvía de frecuentes empréstitos; por otro lado, por la pe-netración de capitales en la industria del azúcar en elsur y en el este del país, que conlleva una fuerte y do-lorosa reconfiguración de la propiedad territorial quedespojó de sus tierras a multitud de campesinos y, porúltimo, la economía del tabaco en el Cibao que sosteníaa una masa campesina de pequeños y medianos propie-tarios vinculados al mercado internacional. El Estado devino así fundamentalmente en una estruc-

tura de coerción que, sin embargo, encontró serios lími-tes para ejercer el monopolio legítimo de la violencia,desplegando unas estructuras administrativas débiles,reducidas a un precario aparato militar y fiscal. La pre-cariedad del aparato militar se manifestaba en su carác-ter “mercantil”, pues a tono con el carácter patrimonialdel Estado dominicano en este período, los rangos mili-tares se distribuían no atendiendo a los méritos adqui-ridos en la carrera militar (la cual no existió a pesar delos esfuerzos esporádicos que se hicieron para organizar

General Pedro Santana Francisco del Rosario Sánchez General Ulises Heureaux (Lilís).

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el Ejército y la Marina), sino por la lealtad mostrada porlos sujetos a los caudillos regionales o al presidente enlos numerosos conflictos armados que se producían enel país2. En estas circunstancias, un alto rango militar selograba usualmente por la lealtad a un caudillo y lacompra del mismo. Esto producía una población super-numeraria de “militares” de alto rango: “Ya en la luchacontra los haitianos y los españoles se habían prodiga-do altos rangos a los que se había distinguido militar-mente, pero en los 15 a 20 años siguientes se produjouna enorme inflación del cuerpo de ‘oficiales’. Como ob-servaba Gautier fríamente en 1870: ‘El continuo estadode guerra que ha afligido a este país por muchos añosha causado la creación de un número excesivo de ofi-ciales que no pertenecen a ningún cuerpo específico,pero que prestan servicios a la cabeza de nuestra mili-cia en casos extraordinarios. No pudiendo la República darles ninguna otra recom-pensa, les ha concedido sus grados o rangos’. El carác-ter de ‘mercado’ de la organización militar fue observa-do claramente por la Comisión Norteamericana de In-vestigación en ese mismo año: ‘(Los hombres ambicio-sos de alcanzar supremacía en la República) han recibi-do títulos militares otorgados por los jefes de diversosgobiernos o revoluciones, dependiendo el grado de ca-da uno principalmente del número de partidarios quepudiera traerle al líder cuya causa había abrazado. En laanarquía producida por esta suerte, cada vecindad hamostrado una tendencia a agruparse alrededor de sushombres más osados o capaces. La unión que así empe-zó en la guerra, continúa en la paz, y como las institu-ciones políticas son débiles, frecuentemente esa uniónse vuelve más fuerte que la ley o los hábitos políticos...”(Hoetink, 1997:166-167).La misma fragilidad que se advertía en el sector militar delEstado, se advertía en la administración civil. En una suer-

te de duplicación de la borrosa frontera entre lo público ylo privado en los niveles de la administración por debajodel presidente de la República, no era infrecuente que ésteúltimo esperara que los empleados públicos cargaran conel coste de los gastos públicos del puesto con la garantíadel reembolso.” (Ibíd., p.143) A esto se añadía la existen-cia de “... bonificaciones a favor de los recursos privados delos empleados; en el raro caso de que el empleado sacrifi-cara este derecho, esto aparecía en el periódico: ‘El Sr. Te-sorero Municipal de Santiago ha renunciado generosa-mente en favor de la común el 4 por ciento que le corres-ponde sobre el último empréstito municipal. Que asciendea $600 pesos mejicanos’”. (Ibíd.) Como podemos obser-var, en la forma de Estado dominicano de entonces (evi-dentemente aquí hemos dejado de lado la pregunta so-bre si había un “real” estado o no en la segunda mitaddel siglo XIX, porque para ello tendríamos que circuns-cribirnos a una teoría más normativa que sociológica),estábamos en el extremo opuesto a lo que supondría laexistencia de una burocracia racional moderna.

Con otros poderesOtro aspecto a considerar es el de la relación del Ejecuti-

vo con otros poderes, como el judicial y el legislativo. Enlo que respecta a este último, fue proverbial la manera co-mo el dictador Pedro Santana, en su primer Gobierno, lo-gró mediante presión política y militar que la AsambleaConstituyente, que había ideado un texto constitucional derasgos muy liberales, modificara el mismo para satisfacersus ambiciones centralizadoras: “...ordenó a parte de sustropas que rodearan el lugar donde la Asamblea está sesio-nando y le requirió a ésta que adoptara una constituciónque permitiera que el poder militar fuera el titular oficialdel poder político. Su argumento consistía en que la cons-titución preparada por la Asamblea Constituyente no lepermitiría gobernar efectivamente en el contexto de una

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Siglo XX: intervención militar ade los Estados Unidos (1916-1924).

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Grupo de gavilleros, luchadores contra la ocupación norteamericana.

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guerra en curso con Haití”. (Espinal, 2001:65). Más adelante sería Ulises Heureaux quien usaría el Con-greso para sus fines reeleccionistas y dictatoriales (Ibíd.,p.88n). Este tipo de subordinación del poder legislativoal poder ejecutivo continuaría siendo una característicadel Estado dominicano hasta bien entrado el siglo XX. Algo parecido, aunque con menor intensidad, ocurría con

la relación entre poder ejecutivo y poder judicial3. Un caso

revelador fue la intervención directa de Heureaux en laCorte Suprema en el notable proceso Espaillat, que involu-craba a miembros de esa importante familia de Santiago,por sospechas de cometer un atentado contra el gobernadorMiguel A. Pichardo (Hoetink, Ob. cit., p.184). Se debe notar,sin embargo, que en las instancias superiores de Justicia lospresidentes tendían a actuar con mayor prudencia, no tantoasí en los organismos judiciales de más bajo nivel, donde,por ejemplo, la ingerencia de Heureaux era muy frecuente,pues intervenía “en favor de un general amigo, de un juezde Instrucción amigo que era culpable de maltrata, etcétera;a veces por su intervención se ponía en libertad a un prisio-nero y se le daba enseguida un empleo; también interveníacuando le parecía demasiado fuerte un castigo o una ‘pa-tente’ para un amigo pobre...” (Ibid., p.185).

Una forma premodernaEn este punto, una evaluación del Estado dominicano en

sus principios desde la segunda mitad del siglo XIX, noslleva a concluir que se corresponde con una forma “pre-moderna” de organización estatal, sin burocracia organi-zada, con fuerzas armadas irregulares y sujetas a una par-

ticular lógica de mercado de prebendas, a pesar de los in-tentos hechos para profesionalizarlas, con pobre balanceentre los poderes nominalmente independientes que loconforman, y con un poder ejecutivo dominante sobre elresto de los poderes. A su vez, se manifestó como un esta-do incapaz de nacionalizar y ordenar jurídicamente el paísde manera significativa, mostrándose como una estructu-

Horacio Vásquez desde el Palco Presidencial.

Rafael Leónidas Trujillo Molina

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ra patrimonialista de autoridad. Esto no significa, sin em-bargo, que no se hayan registrado esfuerzos, tendencias yfenómenos que generaron cambios en la forma estatal delsiglo XIX, que quedarían como una base de la construc-ción posterior de lo que llamaremos el “estado moderno”dominicano. La misma existencia de proyectos constitu-cionales orientados al establecimiento de un estado liberal,aunque sin mucho éxito en términos de realización, por lomenos constituyó un punto de referencia para el futuro. Laestructura administrativa, aunque frágil, que se constituyóen tiempos de Lilís Heureaux, por lo menos inició en la so-ciedad dominicana un tipo de aprendizaje en el terreno dela función de gobernar. Y como señalamos anteriormente,aunque el ejército y los demás cuerpos armados no pudie-ron ser establecidos en forma profesional, hubo esfuerzossignificativos orientados hacia ese propósito que, por lomenos, indicaban la conciencia de instaurar un cuerpo mi-litar a tono con la construcción de un estado. Ciertamen-te, el siglo XIX estuvo marcado por el caudillismo y elclientelismo, pero inclusive esos aspectos cambiaron en elperíodo de la dictadura de Lilís, pues “...se logró la integra-ción de caudillos regionales a través de su cooptación acambio de beneficios, o de su exclusión. A través de la re-presión y la cooptación, la Dictadura de Lilís impulsó lacentralización del poder político, vertebrando la ‘forma-ción de una coalición de líderes regionales para llegar alpoder y sentar las bases para la integración nacional’ ytransformando el clientelismo de conglomerado (de baseregional) en el de tipo piramidal (patrimonialismo)” (Ovie-do, 1986:70, cit. de Cross Beras, 1984).

Este examen del Estado dominicano a partir de la inde-pendencia del 1844, nos lleva a observar que principioselementales del Estado moderno que ya se estaban estable-ciendo en otras naciones, como la separación de poderes,la garantía de los derechos individuales y la distinción en-tre lo público y lo privado, no lograron en ningún momen-to concretarse en la sociedad dominicana. Es decir, la for-ma de Estado era “premoderna”, con una estructura patri-monialista de autoridad, incapaz de nacionalizar y ordenarjurídicamente el país. Sin embargo, se perciben esfuerzosy tendencias que llegaron a provocar cambios importantesen la forma estatal y que sirvieron como asiento para laposterior edificación del “estado moderno” dominicano.

Referencias1 Estos juicios se fundamentan en la lectura del texto de RamoninaBrea, Ensayo sobre la formación del estado capitalista en laRepública Dominicana y Haití (1983), al cual nos seguiremos ciñen-do en otros puntos de la exposición. Citemos de paso directamenteel texto para que el lector pueda juzgar la pertinencia de mi lec-tura del mismo: “Quedaría por traer a colación que la política como

actividad profana ha sido vinculada desde Maquiavelo a la instau-ración de un orden. En la sociedad moderna este orden se define por

el reino de la ley. Aquí el principio de obediencia se presenta unidoindisolublemente al principio de igualdad. La ley, forma que adquierela voluntad general, como ‘manifestación de voluntad, de consen-timiento no toma real significación sino es con relación al principiode igualdad, y el consentimiento podrá suponerse adquirido desde elmomento que es respetado, en su forma, el juego de la igualdad’.Ahora bien, esta igualdad es a la vez fuente de la obediencia a lanorma abstracta. Puesto que la ley es la forma por excelencia queadopta la voluntad general, una vez establecida por la convención oel consentimiento hay que subordinarse a ella en tanto que voluntadde todos, al mismo tiempo que se integra la legitimidad esfumandoel poder (‘cada cual obedece a todos, ninguno obedece a nadie’). Porconsiguiente, ¿no encierra la ley el principio de igualdad abstracta yformal indisolublemente ligado a la subordinación a la norma gener-al que funda precisamente al Estado...?” (p.56). 2 “...Pero mientras en el período 1844-1861, cuando el país era ame-nazado y atacado por un enemigo externo, el aparato militar bajodirección del presidente caudillo Santana tenía las características deuna organización nacional, con una jerarquía dominada desde arri-ba que logró subordinar a la autoridad central y a la idea nacionallas lealtades de pequeños grupos que seguramente se manifestaron,lo que ocurrió en el período después de 1865 (y hasta en el régimende Heureaux) fue una reestructuración pasiva, que le dio al sectormilitar las características de mercado en sentido sociológico; elEjército se disgregó en pequeños grupos que, haciéndose competen-cia, ofrecían sus servicios en el mercado político. El fenómenocurioso del ‘general’ criollo se puso entonces más que nunca enrelieve” (Hoetink, 1997:166).3 Al parecer, durante el siglo XIX, aunque eran muy precarios losmecanismos del sistema legal para brindar los procesos debidos deley, y la independencia del poder judicial era muy limitada, lospresidentes experimentaban a veces algunas limitaciones que deriv-aban del no completo dominio de las autoridades locales, de ahí queun dictador como Lilís no las tenía todas consigo en el proceso dedesignación de los jueces (Hoetink, ob. cit., p.186-187).

BibliografíaBrea, Ramonina, Ensayo sobre la formación del Estado capitalista enla República Dominicana y Haití. Editora Taller. Santo Domingo,D.N., República Dominicana, 1983. Cross Beras, Julio, Sociedad y de-sarrollo en República Dominicana 1844-1899. Intec, 1984. Espinal,Flavio, Constitucionalismo y procesos políticos en la República Do-minicana. PUCMM, República Dominicana, 2001. Hoetink, Harry, El pueblo dominicano 1850-1900. Apuntes para susociología histórica. Ediciones Librería La Trinitaria. República Do-minicana, 1997. Oviedo, José, La tradición autoritaria. Investigaciónrealizada para el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC),1986 (Mimeo). Weber, Max, Economía y sociedad. Fondo de Cultu-ra Económica. México, 1977.Leopoldo Artiles es sociólogo por la UNPHU (1978), maestría en

Ciencias Sociales,Flacso-México (1982),y doctorado por la Universidad de

Minnesota (2002).Ha publicado sobre temas de educación, comunicación

y análisis del discurso, ideologías empresariales y políticas, y movimientos

sociales.Ha enseñado sobre resolución de conflictos y mediación.Es profe-

sor de la Escuela de Sociología de la Universidad Autónoma de Santo

Domingo e investigador del Centro Poveda.

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La historia y la ficción, dos áreas tradicionalmente incompati-bles, se retroalimentan en la academia y en el mercantilismoeditorial, en la investigación y la hermenéutica, para instituir lautopía literaria que antes era anatema: la ficción histórica.

"¿Qué es la historia si no másque una fábula con la que todosestán de acuerdo?" Napoleón Bonaparte

Por: Rubén Lamarche

El nuevo his

toricismo

ClÍ

o, laptop y

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¿Qué pasaría si madre ficción, peleada con Clío, ladiosa de la historia, en su rotundo y medalaganarioafán de fabular verdades, o bien teñirlas a medias condejo de insignificante desparpajo, hiciera acopio de to-das sus facultades pecadoras para lanzar en nuestrascaras miles de años de historia convertidos en banal es-peculación, en un montón de mentiras inventadas porartesanos inteligentes que, como la madre de Luis Bu-ñuel, perdieron la memoria? La memoria colectiva,aquella que supuestamente no olvida, perdería su cau-

ce desembocando irremisiblemente en un caótico ma-remagnum de indiferencia, "como lágrimas en la llu-via." ¿Qué pasaría si descubriéramos que Flavio Josefono era más que un adicto a las sustancias alucinóge-nas, las cuales consumía con capacidad industrial paraluego consumar sus invenciones adornándolas con lamaliciosa cinta de la verdad hecha ficción? ¿Y si dijé-ramos que Arnold Toynbee no fue más que un perdi-guero que sufría de blenorragia; que todo lo que escri-bió no fueron más que míseras especulaciones que lan-

William Shakespeare.

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zaba en irrefrenable torbellino vertiéndolas en los cuen-cos vacíos que eran las cabezas de maravillados y jóve-nes estudiantes? Thomas Carlyle se atrevió una vez asugerir lo que sucedería si descubriéramos que la histo-ria no es más que la invención apócrifa de personajesinteligentes. Por supuesto, nadie le escuchó en los esta-mentos de la academia, aunque su meditación apunta-ba hacia la veracidad objetiva de la ficción enmarcadaen un contexto histórico. Ese fue su quehacer – el deCarlyle - por años y años. La fama recogida por los cir-cunspectos nombres de los Oxford, Yale, Harvard...losGeorge Bancroft, Francis Parker y Henry Adams -y másahora, cuando la nueva teoría del historicismo y sus fa-cultades críticas hacen acopio de todas las buenas cua-lidades del conocimiento y la erudición, despreciandocon mucho todas las bonhomías del consumidor de lospaperbacks- descansa bajo la nube de la duda. Sus emi-siones operativas, los libros de texto, llegan a su cénitcon ediciones de lujo de las obras maestras de la litera-tura americana, editadas por un grupo de críticos y aca-démicos de los Estados Unidos, hombres prestigiosos queno tienen otra cosa que hacer más que armar la bara-hunda académica en contra de los Henry Miller, UptonSinclair, Sinclair Lewis, y otros apóstatas que osaron unavez ir más allá, escribiendo centenares de páginas de iro-nía, en Babbit, Mientras agonizo, Luz de agosto, los tró-picos infernales y orgiásticos del vago de New York, elSonido y la furia del borracho perpetuo mantenido has-ta el éxito por madre y hermana, entre otras muchas...

Una farsaPara muchos, la ficción es una farsa, una representa-

ción incompleta y abreviada de la historia que, aunque

leída con aires de ensoñadora delectación, no trascien-de más que de su propio marco psicológico, preconce-bido y manejado medalaganariamente por el escritor.Ya no es así. Hoy por hoy, Clío maneja una PC, y sen-tada en el estrado de los hechos, se dedica a registrar(tomando en cuenta los intereses mediáticos, por su-puesto) los hechos históricos con cierto histrionismonovelesco, dramático y falseado por la industria de laliteratura. Aunque muchos han negado la idea de quesí existe un carácter histórico de la literatura, es un he-cho comprobado el que la literatura, con los monstruo-sos adornos del autor, puede servir a modo de retratoretocado, (¿quizás por Photoshop?) de la vida misma desus personajes. La tolerancia de los historiadores cien-tíficos hacia los escritores que encontraban en la histo-ria novelada la respuesta a sus alucinaciones existen-ciales no tardó mucho en ser suplantada (conjuntamen-te con la desaparición de los primeros) por una oleadade creadores que enmarcaban sus ficciones en relatosfamosos, profundizando a ciegas en la personalidad depersonajes como Napoleón o Abraham Lincoln, sir-viendo como estímulo a la nueva dimensión históricaque, con una imaginación remozada, suponía nuevasvertientes y cuestionantes para la vieja escuela, desem-bocando en lo que hoy llamamos el nuevo historicis-mo, protagonizado por Alan Greenblatt, y su grupo deseguidores académicos en los Estados Unidos.Tarry Lindquist, en “De por qué y cómo enseño ficción

histórica", afirma que la misma "ayuda a iluminar pe-ríodos de tiempo, ayuda a integrar un currículo acadé-mico y enriquece los estudios sociales. La misma incre-menta considerablemente la curiosidad del estudiante,nivela el campo de batalla, martilla los detalles de lavida cotidiana que anteriormente eran parte de un con-texto no considerado y apuntala el discurso y los as-pectos lingüísticos de la época…" Las reglas de la her-menéutica aparecen, en la historia contada de formallana, limitada a la simple narración de los hechos, departe del historiador (considerando que muchos histo-riadores han sido pobres narradores), como un rol alque la misma se supedita voluntariamente: la historiaes contexto, digamos, de un texto sagrado, y nada más.

En la ficción histórica, pretexto, texto y contexto seentremezclan, si bien con el objetivo de crear arte – ypor lo tanto ocasionar disfrute – también con la inten-ción de traer luces sobre esos espacios nebulosos don-de el historiador ya no tiene fuerza. Lindquist continúa

Hoy por hoy, Clío maneja unaPC, y sentada en el estrado delos hechos, se dedica a regis-

trar (tomando en cuenta los intereses mediáticos, por

supuesto) los hechos históricos con cierto

histrionismo novelesco, dramá-tico y falseado por la indus-

tria de la literatura.

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diciendo que la ficción histórica "promueve múltiplesperspectivas", elemento determinante para la vida deun estudiante. "La ficción histórica introduce al estu-diante a la vida de personajes que tienen distintos pun-tos de vista, ofreciendo ejemplos de cómo lidiaron consus problemas… la naturaleza interpretativa de la his-toria nos demuestra cómo cualquier autor o autoresponen en perspectiva determinada situación". C.S. Wal-ton, en La voz de Leningrado: historia de un asedio,echa una mirada a las vidas de los ciudadanos rusosatrapados en la ciudad durante la Segunda GuerraMundial. Tolstoi describe, con quirúrgica y visceral vi-veza, similar a la descripción de Claude Simón en susGeórgicas (en las cuales aborda tres grandes conflictosbélicos sin mencionar un nombre propio de personajeso figuras históricas), justo y como lo hace James Jonesen La delgada línea roja, Norman Mailer en "The Na-ked and The Dead", Susan Sontag y Margaret Attwood,en muchos otros libros. El tapiz de Gundrun, de JoanSchweighardt, es otro texto interesante: dos historiasentrelazadas, una que narra la búsqueda de Gundrunde gente que le ayude a exterminar a Atila el Huno…también Médico de cuerpos y almas, de Taylor Cald-well; Robert Harris con su Pompeya, y una infinidad deescritores que buscan las claves para dilucidar las ve-leidades del presente, mirando, como sugiriera Kierke-gaard, con los ojos puestos en el futuro.

Sir Walter Scott alcanzó el cénit de la historia nove-lada con Ivanhoe, en el siglo XIX. Los historiadoresmodernos se encontraban absortos en el trabajo de in-vestigación sobre estas épocas, y no fue hasta los años50 cuando consideraron seriamente los trabajos de es-critores que habían atravesado impunemente la barre-ra de la ficción y la historia, fundiendo maliciosamen-

te los planteamientos de ambas para ir más allá delsimple relato informativo. René Francois de Chateau-briand escribió Memorias de ultratumba, sobre la vidade Napoleón (hoy una de las obras maestras de la lite-ratura universal). Otro de estos casos es el de Gore Vi-dal, cuando publicó Lincoln: una novela, ganándose eldesprecio de historiadores porque, según dijeron, su re-trato del presidente no había sido más que una burdarepresentación, vulgar por lo demás, pretenciosa farsaque pretendía dar la impresión de que Abraham Lin-coln había sido un hombre ambicioso, tosco, ordinario.

Sin embargo, del Lincoln de Gore Vidal a El generalen su laberinto de García Márquez hay un largo trecho,y no se ha progresado mucho entre las luchas de los es-critores en contra de la prosapia académica que lucha,legítimamente, por mantener un status quo que ha pre-valecido por encima de toda subjetividad vulgar y po-pular, por los siglos de los siglos. ¿Qué le queda, enton-ces, a Nikos Kazantzakis con La última tentación deCristo? ¿Qué hay para Saramago con El evangelio se-gún Jesucristo? ¿Qué les queda a todo un grupo de es-critores que, desde los tiempos de Rabelais (quién másque él se ha reinventado la historia, pretendiendo ha-cer verdad de una narración fantástica), ha sido inven-tada y reinventada una y otra vez?

Torbellino estilísticoLa literatura de los Estados Unidos, precisamente por sunarrativa estructurada que parte de la noción psicoló-gica organizada dentro de un marco investigativo yteórico que se presta para cualquier manejo... o bienpara cualquier tipo de emisión enjundiosa de un juicioponderado, ha sido manejada a través de décadas deaños para lograr organizar históricamente, en el ámbi-

De izquierda a derecha, Gore Vidal, Gabriel García Márquez, Caleb Carr, E. L. Doctorow y John Updike

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to de ficción, todos los acontecimientos que han sacu-dido la historia de este país.

Escritores como Doctorow no se limitan al aconteci-miento, traduciendo los hechos en un depurado torbe-llino estilístico y creativo. Por aquel entonces, Vidalarguyó que la historia no se le puede dejar a los his-toriadores. El hecho es que, como no existen nexosobjetivos entre los tiempos, el escritor está mejor do-tado, por su talento de inventiva y narrativa, para res-cribir la historia, empezando por esos puntos flacosque tienen esas aburridas narraciones que Emil Lud-wig transformó con su periodismo apasionado, erudi-to, descriptivo, detallista. En el año 1988, Don DeLilloescandaliza a la academia con Libra, una narraciónsobre la muerte de John F. Kennedy.

De DeLillo dijeron que era un vándalo, incivilizado ymalicioso escritor que había tergiversado la verdaderahistoria, supuestamente reconstruyendo detalles de lavida de Lee Harvey Oswald en cuanto se quedaba sindocumentos. Personalmente, yo creo que Delillo se di-virtió increíblemente escribiendo Libra, mientras quelos historiadores (ahí le va esa a William Manchester,autor del libro más aburrido sobre los Kennedy) lanza-ban "ayes" al cielo pidiendo clemencia.

A pesar de que los historiadores lucharon duranteaños por poner amarras a la imaginación de los escri-tores, lo único que ha resultado de la pugna es el relie-ve de la ambigüedad, lo siniestramente incierto, y lascreencias fijas de la existencia humana. Lo mismo, en-tonces, sucedió con William Styron y Las confesionesde Nat Turner, de 1967, libro que causó gran revueloen la comunidad negra de los Estados Unidos, con Rag-time (Houdini, J.P. Morgan, Henry Ford, Emma Gold-

man) y “The World's Fair”, de E. L. Doctorow; o con Elfactor de la hierba borracha, de John Barth, donde sereflexiona seriamente sobre la verdadera definición dehistoria, tomando como marco principal a un persona-je del siglo XVIII; o La hoguera pública, de Robert Coo-ver, un divertido relato sobre Richard Nixon y sus es-pías acusados; y los apocalípticos relatos de NormanMailer y Thomas Pynchon sobre la sociedad norteame-ricana, en todas sus etapas... Porque, como dijo CarlosFuentes, "La literatura es lo que la historia esconde, ol-vida o mutila". La cabaña del Tío Tom, de Harriet Bee-cher Stowe (1853); La jungla, de Upton Sinclair (1906);Las uvas de la ira, de John Steinbeck (1939), entreotros, no son, para muchos, libros confiables en cuan-to al tratamiento de la veracidad histórica, aunque sí enla concepción sencillamente artística de su estructura.

Sin embargo, como es el caso de Edward Bellamycuando escribió El duque de Stockbridge, fue elogiadopor historiadores por el alto grado de veracidad conque trató el tema. Margaret Mitchell, con Lo que elviento se llevó, sembró en terreno para muchosescritores muerto. Shakespeare, en Hamlet, habló atono personal sobre conflictos históricos y los proyec-tó, en código teatral, a nivel universal. Nathaniel Hawt-horne era uno que, según las cartas de su hermana, seinteresaba muy poco por la historia, aunque sí por loshechos de la cotidianidad, y sin embargo los abordó amodo de contexto o telón de fondo de manera rele-vante, más que otros que toman la historia como pre-texto. Otros escritores como William Faulkner, RobertPenn Warren, Eudora Welty, Katherine Ann Porter, yAllen Tate, soñaron con disfrutar aquello que Henry Ja-mes llamó “una conciencia peculiarmente histórica".

De izquierda a derecha, Terenci Moix, Harriet Beecher Stowe y Susan Sontag.

"Los novelistas poseensensibilidad históricay el poder de recon-struir un espacio en elpasado y habitarlo,identificarse con él deun modo casi visceral,sentirlo hasta los huesos y extraer suesencia". Las verdades de laficción histórica. Daniel Aaron

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Es decir, una especie de estado de gracia en el que, co-mo ángeles, y conociendo profundamente la historia delas regiones sobre las cuales iban a escribir, podían ma-nejar antojadizamente la forma y el contenido de loque escribían. Volvemos a mencionar a Shakespearecon Hamlet; y seguimos con John Updike con sus Me-morias de la administración Ford; a Caleb Carr con Elsoldado del diablo; Terenci Moix con su erudición no-velada sobre Egipto; Bulwer Lytton (un clásico) con suscrónicas sobre los Ultimos días de Pompeya.

Tour de forceEl "tour de force" de Stephen Crane sucedió con La

roja insignia del valor. Crane nunca vio una batalla y,al igual que Ambrose Bierce, sentía más bien repulsiónpor la guerra, aunque su libro está cargado de un can-doroso sarcasmo en su planteamiento Dios-guerra-hombre. Lo mismo sucedió con John W. DeForest,cuando publicó La conversión de Miss Rabéenle: de lasecesión a la lealtad, opinando luego que para él laguerra civil no era más que un espectáculo, que noodiaba a los rebeldes ni a los patriotas, que veía aque-lla matanza con repugnancia. Y luego el problema deParkman y James Fenimore Cooper, cuando el primerole adjudicaba errores históricos en sus libros pero, lue-go, admitió haberse enriquecido bastante con la vidaretratada en sus Leatherstocking Tales.

¿Qué decir, entonces, sobre las controversias entreacadémicos y artistas, sobre la real finalidad de la ve-racidad histórica en las novelas de ficción? Los escrito-res siempre han escrito sus propias historias, siemprehan personalizado lo que los circunda, egoístamente,por supuesto. La trascendencia de la historia ficciona-

lizada es que humaniza, con la vividez del imaginador,al personaje; lo minimiza a su más baja expresión, ha-ciendo posible una aprehensión directa, para que luegoascienda delante de nosotros, en toda su gloria y es-plendor, como un verdadero ser humano, abriendo es-pacios infinitos en la imaginación. El eterno "what if"del fabulador. ¿Y qué pasa sí? Después de todo, hay quebajar al infiernos para ascender a la gloria. Después detodo, "en la casa de la historia, muchas moradas hay."

Rubén Lamarche estudió Mercadeo en APEC. Comenzó a ejercer el pe-

riodismo en los periódicos El Sol y El Nuevo Diario.Después escribió colum-

nas de cine en el Listín Diario. Ha sido editor del periódico en inglés de ne-

gocios y turismo Hispaniola Business, editor ejecutivo de la revista Mercado

y editor en jefe de Sports-10. Actualmente es editor de la revista Tipo Ma-

gazine, además de colaborar como guionista en varios proyectos.

¿Qué decir, entonces, sobre las controversias entre académicos y artistas, sobre la real finalidad de la veracidad histórica en las novelas de ficción? Los escritores siempre han escrito sus propias historias,siempre han personalizado lo que los circunda, egoístamente, por supuesto.

Bulwer Lytton, Margaret Mitchell, Thomas Pynchon

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El derecho a la cultura:

derecho humano fundamentalLuis O. Brea Franco

La Declaración de los Derechos Huma-nos constituye la visión de un nuevoorden de cooperación internacional yes el embrión de un proyecto consti-tucional humano universal. El textodescribe el origen y el sentido de

los derechos, y el desarrollo de losderechos económicos, sociales y cul-turales, para -dentro de éstos- dis-tinguir el derecho a la cultura delderecho a la educación. Concluye se-ñalando a la cultura como la activi-dad humana que fundamenta el ejerci-cio de las libertades y que propor-ciona una dimensión constituyente al

desarrollo humano integral, puesotorga la posibilidad de entender

cuál es la propia situación y cuálesson las posibilidades y oportunidadesque tenemos de alcanzar los sueños defelicidad y poder cambiar el mundo de

acuerdo con ellos.

El 10 de diciembre de 1948 fue aprobada por la Terce-ra Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución217-A, iii, que proclama la Declaración Universal de De-rechos Humanos. La Declaración se presenta "como idealcomún por el que todos los pueblos y naciones deben es-forzarse, a fin de que tanto los individuos como las insti-tuciones, inspirándose constantemente en ella, promue-van, mediante la enseñanza y la educación, el respeto aestos derechos y libertades, y aseguren, por medidas pro-gresivas de carácter nacional e internacional, su recono-cimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entrelos pueblos de los Estados Miembros como entre los de losterritorios colocados bajo su jurisdicción". En el inicio deltexto se formulan siete consideraciones con las cuales seintenta delimitar el terreno sobre el cual se ha de levantarel edificio de los Derechos Humanos.

Se insiste allí que para alcanzar el reconocimiento y elejercicio mundial de tales derechos, la comunidad inter-nacional debe dirigir sus esfuerzos a fin de que sea reco-nocida por todos la dignidad intrínseca y la capacidad detener derechos iguales e inalienables, a todos los miem-bros de la familia humana; se sostiene, además, que losDerechos Humanos deben de estar protegidos por el esta-blecimiento de un régimen de derecho en el interior de lasnaciones, el cual debe proyectarse también a las relacio-nes internacionales; se establece, finalmente, que, paragarantizar el ejercicio de tales derechos fundamentales, se

hace imprescindible la instauración de un programa dedesarrollo universal que promueva el progreso social yeleve la calidad de vida, objetivo que debería de alcanzar-se desde un amplio marco de respeto a todas las liberta-des, capacidades y posibilidades humanas.

Tales consideraciones significan que, desde el primermomento, para los redactores del documento, la conquis-ta de los derechos se concibió esencialmente vinculadacon el planteamiento y el despliegue de un programa decrecimiento humano integral de alcance mundial que per-mitiera a la humanidad como un todo avanzar hacia for-mas de vida y de convivencia más plenas, construidas enun mundo en el que debía imperar la paz, la justicia, laequidad, el progreso social y el pleno desarrollo humanointegral. También se desprenden del preámbulo dos ca-racterísticas novedosas que la Declaración incorpora fren-te a otras de su tipo formuladas en el pasado.

La primera es que, en ella, se establece como ámbito deverificación del cumplimiento de los derechos, no sólo elorden ético, y el jurídico-constitucional, que determina quela jurisdicción nacional, después de la ratificación de laDeclaración por los Estados Miembros, debe garantizar sucumplimiento, sino que instaura una nueva instancia, estavez de orden internacional, para verificar el reconoci-miento, y la garantía que se ofrece, en general, a los sereshumanos, de cualquier Estado en el ejercicio de los dere-chos que fundamenta. Establece, igualmente, en este mis-

mo contexto, algo que constituye una novedad absoluta enese momento, esto es, la necesidad de constituir un nuevoorden de cooperación internacional, en los ámbitos políti-co, económico, social, cultural y científico, como funda-mento para poder avanzar en la edificación del sistema delos Derechos Humanos que la Declaración proclama. La se-gunda característica que la distingue de todas las interpre-taciones anteriores de los Derechos Humanos, es que, sibien en el plano de los postulados propone que el conteni-do de los derechos deriva de una necesidad objetiva, intrín-seca e inherentes a la dignidad humana; esto es, que los de-rechos vienen concebidos como dotados de una carga derealidad inalienable; sin embargo, tales contenidos no vie-nen considerados como dados inmediatamente, como si setratara de objetos naturales con los que podríamos encon-trarnos colocados en medio de algún camino.

La Declaración postula, ante todo -y este es el as-pecto de mayor innovación- la posibilidad de poneren marcha un proceso de construcción de los dere-chos; se propone erigir, sobre los fundamentos ideoló-gicos sobre los que establece la vigencia de los dere-chos humanos, un proyecto de vida, un proyecto queconstituiría una posible forma de convivencia para lahumanidad en su conjunto.

Luce que la Declaración adelanta, y se propone comoobjetivo, ser el comienzo de un proyecto constitucionalhumano universal, cuya finalidad sería la de constituir

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te en el contenido y extensión del derecho a la cultura.A diferencia de los derechos civiles y políticos que im-

plican para garantizar su cumplimiento y respeto que elEstado se abstenga de obrar, en el sentido que se compro-meta a no violarlos mediante la acción pública, los dere-chos económicos, sociales y culturales son derechos pro-gramáticos de implantación progresiva. Esto quiere decir,que si bien hay disposiciones de inmediata aplicación, co-mo puede ser el respeto al derecho a formar sindicatos, oel derecho a disfrutar de la libertad indispensable para po-der crear, su cumplimiento depende fundamentalmente dela utilización, por partedel Estado, de los recur-sos disponibles y de quepueda efectuar los cam-bios estructurales e insti-tucionales que específi-camente se necesiten pa-ra facilitar su cumpli-miento, respeto y garan-tía. Dicho en otras palabras, el respeto y la garantía de sucumplimiento conlleva un compromiso y un accionarproactivo, explícito, por parte del Estado; supone que elEstado asuma la obligación de hacer, de realizar accionesespecíficas: la necesidad de formular y aplicar coherentespolíticas públicas para garantizar el respeto de tales dere-chos; implica la obligación de que el Estado impulse lacreación de determinadas condiciones sociales, jurídicas,institucionales, administrativas y humanas, y que, al mis-mo tiempo, destine los recursos necesarios para que losservicios educativos, sanitarios, culturales, de seguridadsocial, laborales, etcétera puedan brindarse con óptimacalidad a toda la población por igual.

Frente a tales derechos, el cometido del Estado radi-ca en el imperativo deber de dedicar, dentro de sus po-sibilidades económicas y financieras, los recursos nece-sarios para satisfacerlos. La inversión que realiza el Es-tado para facilitar el ejercicio de tales derechos se co-noce como gasto público social. Mas, cabría preguntar-nos ahora, para situarnos mejor en este tema: ¿Cuálesson, concretamente, tales derechos?

Entre los primeros -los económicos y sociales- po-dríamos citar el derecho al trabajo y a su libre elección;el derecho a condiciones laborales justas; el derecho a lahuelga; a formar e integrar sindicatos; a la seguridad so-cial; el derecho al descanso y al ocio; a formar una fa-milia y a contar con protección para ella; el derecho aun nivel de vida adecuado, y el derecho a gozar del másalto nivel de salud física y mental. En segundo lugar,

enunciamos los derechos culturales: a la educación, es-to es, a la instrucción universal y gratuita; el derecho atener acceso y a participar en la vida cultural de la pro-pia comunidad; el derecho a gozar de los resultados yfacilidades que otorga a la humanidad el desarrollo cien-tífico y tecnológico; a beneficiarse de la protección delos intereses morales y materiales derivados de la pro-ducción científica, tecnológica y de la creación literariay artística de que se sea autor.

Antes de seguir adelante quisiera registrar aquí que lacomunidad internacional, liderada por Naciones Unidas,

con la finalidad de crear las "condiciones que permitana cada persona gozar de sus derechos económicos, socia-les y culturales, tanto como de sus derechos civiles y po-líticos", aprobó, el 16 de diciembre de 1966, durante eltranscurso de la vigésimo primera Asamblea General, laresolución 2200-A. Esta resolución viene conocida comoel Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos,Sociales y Culturales. Entró en vigor el 3 de enero de1976, de acuerdo a lo estipulado por su artículo 27, quese refiere a los mecanismos de su ratificación por los Es-tados Miembros. Nuestro país ratificó este pacto median-te Resolución del Senado de la República, No. 701, de fe-cha 14 de noviembre de 1977 -recogida en la GacetaOficial, No. 9455, del 17 diciembre del 1977. En conse-cuencia, lo estipulado en este documento constituyenorma vinculante tanto para los gobiernos que pudierandirigir el Estado como para todos los ciudadanos e ins-tituciones de la República Dominicana.

Debemos ahora distinguir entre los derechos culturalespropiamente dichos y el derecho a la educación. Este úl-timo se había venido caracterizando claramente en losaños posteriores a la adopción de la Declaración; por ello,si estudiamos el Pacto detenidamente, podremos apreciarque ya al momento de su redacción se manejaba un am-plio catálogo de principios de políticas educativas, y sehabían definido los postulados esenciales para el funcio-namiento de la educación en todas sus vertientes y nive-les. A diferencia del derecho referido, el derecho a la cultu-ra en sus delimitaciones fundamentales, aún se encontraba

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una nueva humanidad centrada en sí misma, mediante elreconocimiento y la edificación de los Derechos Humanos.Tal proyecto se asume como "la inspiración más elevadadel hombre", como en la Declaración misma se señala.

Es en tal contexto significativo donde se pretende edi-ficar "el templo de los Derechos Humanos", con una vi-gencia universal, del cual la proclamación de la Declara-ción constituye, como he dicho, la primera piedra. En di-ciembre de 1948, momentos previos a que fuera sometidoa votación el proyecto de Resolución, tomó la palabra, pa-ra explicar a los miembros de la Asamblea General los al-cances y la estructura del documento, el representante deFrancia, René Cassin, quien fue uno de los principales re-dactores. Ahora, para situar los alcances y el contenidode la Declaración en un marco general, y poder indicar,brevemente, la coherente articulación de sus partes sus-tantivas, utilizamos la metáfora del templo que fue esbo-zada por el jurista francés en su ponderación ante los de-legados de las naciones miembros.

La Declaración está constituida, tal como fue concebi-da en aquellos momentos, por cuatro columnas o direc-ciones de derechos. Primero, se recogen y consagran losderechos inherentes a la persona: a la vida; a la libertad;a la seguridad; a la igualdad de consideración ante la ley;a la integridad física y espiritual.

Luego, se asumen los derechos que corresponden alindividuo en sus relaciones con los grupos sociales de queforma parte: el derecho a la intimidad; al matrimonio; lalibertad de movimiento dentro de su país y en el extran-jero; derecho a una nacionalidad; a la propiedad; el dere-cho de creencias o libertad religiosa. Posteriormente, serecogen los derechos políticos tales como la libertad depensamiento y de reunión; el de elegir y ser elegido; elimportantísimo derecho de tener acceso al gobierno y alos servicios que debe brindar a las personas la adminis-tración pública.

El cuarto orden corresponde a los derechos que se ejer-cen en el campo económico, social y cultural, es decir, losderechos que se derivan de las relaciones de trabajo y pro-ducción, y de los procesos de convivencia social, tales co-mo el derecho al trabajo y a una justa compensación; elderecho a formar sindicatos; a la seguridad social; a laeducación; al descanso, y el derecho a la cultura.

Finalmente, René Cassin recalcó a los delegados que to-do ello encontraba su remate, o para decirlo con sus pala-bras, "constituía el frontispicio del templo" erigido sobrelos cuatro pilares que hemos, apenas, indicado, en el dere-cho a un orden social e internacional que pudiera realizar-se plenamente mediante una convivencia en paz, equidad

y libertad entre las naciones. La intervención del juristafrancés pone en evidencia cuál había sido el origen cerca-no de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

En efecto, el 6 de enero de 1941, el presidente deEstados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en un mensaje di-rigido al Congreso de su país, en el cual intentaba trazarel esbozo de una "nueva sociedad mundial que habría desurgir" al terminar la devastadora guerra que azotaba elplaneta en aquellos momentos, delineó el gran proyectode un nuevo orden mundial, señalando como condiciónesencial para ello, que por parte de todas las naciones ytodos los seres humanos, se reconocieran y garantizarancuatro libertades, que calificó de fundamentales. Taleseran la libertad de palabra y pensamiento; la de creencias;la libertad del miedo, que hoy nosotros denominaríamoscomo el derecho a la paz y, la libertad de la necesidad, de-rechos estos últimos que hoy reconocemos como los de-rechos económicos, sociales y culturales, entre los quedestacan los derechos a la educación y a la cultura. Hoysabemos, por sus consecuencias, que las palabras del granestadista estadounidense no cayeron en el vacío.

Sin embargo, debemos señalar que a pesar de esta pro-funda influencia, los debates en el seno de la Asambleano fueron fáciles. En 1948, el planeta se encontraba ya di-vidido en dos bloques hegemónicos, el bloque Atlánticoliderado por Estados Unidos y Europa, y el bloque socia-lista, capitaneado por la entonces pujante URSS. NacionesUnidas reflejaba en su seno -no podía ser de otra mane-ra- la división del mundo en bloques contrapuestos. Pre-cisamente, en esos años, la Guerra Fría iniciaba sus esca-ramuzas. Los países miembros de la ONU eran por aquelentonces 58. De ellos, 14 eran pro-occidentales; 20 lati-noamericanos; seis socialistas; cuatro eran africanos, y 14asiáticos. En esa época histórica los países en vías de de-sarrollo apoyaban al bloque occidental, por lo que el granchoque que se libró en el cónclave fue entre las democra-cias capitalistas y el conjunto de naciones guiadas por losprincipios del socialismo de corte marxista-leninista.

Las naciones occidentales, en el curso de los debates,impusieron el peso de su liderazgo en la defensa de los de-rechos civiles y políticos, presentes en su tradición históri-ca y constitucional, e insistieron que tal era el contenidode los derechos que se habían de proclamar y defender.Sólo ante la negativa de los países socialistas y la insis-tencia del bloque de países latinoamericanos se aprobaronlos derechos económicos, sociales y culturales, llamadostambién derechos de segunda generación. Este particularenfoque de los Derechos Humanos se centrará, en adelan-te, en el análisis de estos últimos derechos, específicamen-

Si los humanos tenemos el derecho a la cultura como exigencia intrínseca de la dignidad de la persona, elEstado está en el deber, desde una posición de respon-sabilidad ética, jurídico-constitucional, social einternacional, de asumir la garantía de su ejercicio.

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en proceso de definición a la fecha en que fue redactado elPacto. Por ello, es necesario distinguir, cuando se habla delderecho a la cultura, en primer lugar, un sentido amplio,que comprende el derecho a la instrucción y a la educación,y, en segundo término, aparece otro ámbito, más estrecho,que constituye el núcleo del derecho a la cultura conside-rado en sentido estricto. No puedo, sin embargo, dejar deseñalar aquí, que el ejercicio del derecho a la cultura se fun-damenta en el ejercicio del derecho a la educación. El acce-so a la cultura no es posible sino mediante un refuerzo bá-sico del derecho a la instrucción. Empero, el derecho a lacultura desborda y trasciende, en lo esencial, el derecho ala educación. El Pacto Internacional se refiere expresamen-te a los derechos culturales en el artículo 15:

1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen elderecho de toda persona a:

a) Participar en la vida cultural; b) Gozar de los beneficios del progreso científico y de

sus aplicaciones; c) Beneficiarse de la protección de los intereses morales

y materiales que le correspondan por razón de las produc-ciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

2. Entre las medidas que los Estados Partes en el pre-sente Pacto deberán adoptar para asegurar el pleno ejer-cicio de este derecho, figurarán las necesarias para la con-servación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de lacultura.

3. Los Estados Partes en el presente Pacto se compro-meten a respetar la indispensable libertad para la investi-gación científica y para la actividad creadora.

4. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen losbeneficios que derivan del fomento y desarrollo de la coo-peración y de las relaciones internacionales en cuestionescientíficas y culturales.

Si tomamos en consideración lo aquí expresado, y re-tomamos, igualmente, el contenido del 27 de la Declara-ción, resulta lo que podríamos definir como el núcleoesencial del derecho a la cultura.

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremen-te en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las ar-tes y a participar en el progreso científico y en los bene-ficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los in-tereses morales y materiales que le correspondan por ra-zón de las producciones científicas, literarias o artísticasde que sea autora. Ahora, podríamos intentar resumir elprincipio básico del derecho a la cultura diciendo queéste consiste en el derecho que asiste a cada ser huma-no de tener acceso al saber y a los conocimientos tras-cendiendo el ámbito estrecho de los procesos de educa-

ción o instrucción formal; es el derecho de tener laoportunidad de poder desarrollar sus capacidades dedisfrutar de los productos de las artes y de las letras detodos los pueblos, y, fundamentalmente, los del suyopropio, y los de su comunidad; es el derecho que permi-te acceder, conocer y asumir los valores, símbolos, tra-diciones, contenidos espirituales, maneras de ser y sen-tir de la comunidad a la que pertenece, y con la cual seidentifica; es el derecho esencial a poseer una identidadcultural; y tener, asimismo, el derecho a acceder y a dis-frutar de los beneficios del conocimiento científico ytecnológico, y los beneficios de los frutos de su propiaactividad creadora.En esta delimitación del derecho ala cultura resaltan las relaciones de mutua dependen-cia de los aspectos de orden pasivo, es decir, el mo-mento del disfrute, y el momento activo, esto es, par-ticipar en el proceso creador y recreador de la culturaen general, y en la recreación de los valores y símbo-los de la propia identidad mediante el ejercicio de unaactividad creadora de nuevos referentes simbólicos.

Ser creadorEste derecho, en efecto, no se limita a garantizar única-

mente el acceso y el disfrute a los bienes y servicios cultu-rales que otros puedan crear, sino que conlleva, esencial-mente, la posibilidad de otorgar a cada ser humano, segúnsus capacidades y vocación, la oportunidad de transfor-marse en creador, mediante la potenciación de sus capaci-dades creativas, de modo que pueda aportar su propia con-tribución al desarrollo del saber, al patrimonio espiritual dela humanidad y a la creación de obras de arte, de nuevasformas, y de nuevos símbolos, en el ámbito de la propiacultura; y que pueda, igualmente, asumir y recrear, actuan-do en consonancia con el conjunto de su comunidad, losusos y valores característicos, las tradiciones, y todo el pa-trimonio viviente de su propia comunidad.

Mas allá de la aceptación universal del derecho a lacultura como derecho humano fundamental desde la De-claración Universal de Derechos Humanos y de su in-serción en la praxis de las relaciones internacionales através de la adopción y puesta en ejecución del Pacto In-ternacional sobre los Derechos Económicos, Sociales yCulturales, ratificado por nuestro país, como he seña-lado. Todos nosotros como dominicanos estamos tam-bién comprometidos con su cumplimiento pues, ade-más, nuestra constitución vigente lo asume, explíci-tamente, como un derecho a garantizar, en el artículo8, ordinal 16, segundo párrafo, donde leemos:

"El Estado procurará la más amplia difusión de la cien-cia y la cultura facilitando de manera adecuada que todas

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las personas se beneficien del progreso científico y mo-ral". También, en el artículo 101, de nuestra Carta Mag-na, se consagra que: "Toda riqueza artística e históricadel país, sea quien fuere su dueño, formará parte del pa-trimonio cultural de la Nación y estará bajo la salva-guarda del Estado y la ley establecerá cuanto sea opor-tuno para su conservación y defensa". Todo ello otorgaal derecho a la cultura la misma relevancia jurídica y so-cial que los fundamentales derechos a la libertad de ex-presión, a la educación, al trabajo o a la salud.

Hacemos ahora un paréntesis para indicar que en losúltimos años, a partir del ejercicio constitucional 1996-2000, el Poder Ejecutivo, presidido por Leonel FernándezReyna, se abrió, en el país, un amplio proceso de discu-sión con miras a formular los objetivos y clarificar las me-tas que permitieran plantearnos una redefinición de lafunción del Estado y el papel que deben jugar las grandesmayorías nacionales en la determinación de las priorida-des de la política cultural del Estado y para dilucidar elpapel de la cultura en la delimitación de las metas del de-

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sarrollo nacional. El gobierno de Fernández apuntaba a laformulación de un plan coherente de desarrollo culturalque permitiera responder con previsión a las necesidadesde los ciudadanos y de las comunidades para garantizarel ejercicio de los derechos culturales, el apoyo a la crea-tividad y a los creadores; garantizar, igualmente, un flujoconstante de recursos para la edificación, remozamiento ymantenimiento de infraestructuras e instituciones cultura-les; así como la formación y capacitación de personal pa-

ra la gestión institucional. Todo ello, además, se sustenta-ba en la convicción de que tales intervenciones nos pon-drían en mejores condiciones de afrontar los retos que nosimponen los agresivos procesos de mundialización encurso, en nuestro tiempo. Como punto de partida de ta-les perspectivas de política cultural se llevó a cabo un pro-ceso de reflexión, que abarcó a todos los ámbitos de la so-ciedad, centrada en torno a definir los criterios para for-mular, impulsar y ejecutar una agenda común en lo rela-tivo al ámbito cultural, la que debería reflejar la diversi-dad, la riqueza y pluralidad de posiciones que caracteri-zan a la cultura en sí misma.

En tales consultas se llegó a un punto concordante: eranecesario trabajar para definir una estrategia para trans-formar la política cultural gubernamental centralizada enla capital, elitista y burocratizada que ha prevalecido des-de la fundación de nuestra nación.

Desde tales parámetros se procedió a crear el ConsejoPresidencial de Cultura, mediante decreto 82-97 del PoderEjecutivo, como manifestación de una firme voluntad po-lítica de atender a las justas aspiraciones de los dominica-nos en torno a la necesidad de reformar el sector estatalde la cultura, de suerte que el Estado pueda garantizar,efectivamente, con mayor eficiencia, calidad y equidad, elderecho inalienable que asiste a cada ciudadano a partici-par en la propia cultura. Para cumplir con tales aspiracio-nes y objetivos se elaboró un Proyecto de Ley para lacreación de un organismo administrativo, coordinador dela política cultural del Estado -la Secretaría de Estado deCultura- concebido y dirigido fundamentalmente a lapuesta en marcha de la estructura básica de una nueva or-ganización de las instituciones culturales mediante lacreación del Sistema Nacional de Cultura; un sistema, quese visualizaba en su centro, como es la cultura misma,desburocratizado, descentralizado, democrático, participa-

tivo y eficiente. El Congreso Nacional aprobó el proyectode ley de la Secretaría de Estado de Cultura, y el presiden-te Fernández, la promulgó, el 28 de junio del año 2000.En tal instrumento legal se asientan las bases del recono-cimiento y garantía del derecho a la cultura como derechohumano fundamental, y establece explícitamente, que "losrecursos públicos invertidos en actividades culturales ten-drán el carácter de gasto público social".

Lamentablemente, la gestión político-administrativaposterior, que debió poner enmarcha lo establecido en lanueva legislación, creando lasestructuras del Sistema Nacio-nal de Cultura, se perdió enlos laberintos de una práctica

administrativa sumamente burocratizada, perdiendo devista lo esencial del mandato legislativo, sin lograr distin-guir entre lo que es capital y lo puramente accesorio en elnuevo instrumento. En consecuencia, puso en marcha unapráctica administrativa que privilegia el sentido pasivo dela cultura, el espectáculo, sin lograr visualizar la necesi-dad de trabajar intensamente con las comunidades, apo-derándolas efectivamente para garantizar por medio de laparticipación y descentralización el ejercicio del derecho ala cultura en nuestro país.

Si los humanos tenemos el derecho a la cultura comoexigencia intrínseca de la dignidad de la persona, el Estadoestá en el deber, desde una posición de responsabilidad éti-ca, jurídico-constitucional, social e internacional, de asumirla garantía de su ejercicio proporcionando, en la medida desus posibilidades, los medios adecuados para la activa par-ticipación de los ciudadanos en la vida cultural de su co-munidad, y en la de la nación. Y es, desde tal exigencia fun-damental de respetar sus responsabilidades constituciona-les, jurídicas y éticas, de donde derivaría, para el Estado, lanecesidad de articular políticas culturales que tengan comoprimer objetivo garantizar el respeto y el ejercicio de talesderechos con miras a fortalecer en los ciudadanos la capa-cidad de acceder, disfrutar y recrear su propia cultura y, através de ella, abrirse a los valores y posibilidades que nosofrece la cultura universal, fortaleciendo, además con ello,el sentimiento de pertenencia a una comunidad rica en va-lores, símbolos, tradiciones, formas y contenidos vitalespropios, en la cual, tenemos la posibilidad de encontramosauténticamente como nosotros mismos.

Ahora, antes de cerrar, estimo necesario dejar clara-mente delimitado en el entendimiento del lector lo quegeneralmente entendemos bajo el término: cultura. Estapalabra comenzó a utilizarse para designar procesos rela-cionados con el cuidado de los cultivos agrícolas y con la

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La cultura no tiene sólo que ver con personas e

individualidades creadoras sino que, en sí

misma, es un poderoso factor de cohesión social.

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crianza de animales; y, por extensión, se llamó cultura alos procesos de cuidado y cultivo de las capacidades es-pirituales humanas. En el siglo XVIII, acabó utilizándosepara designar la configuración de los modos de vida ca-racterísticos de los pueblos, para distinguirlos de la "altacultura" o civilización. Hoy, gracias a los ingentes esfuer-zos que ha venido realizando la UNESCO desde hace va-rios decenios, contamos con una caracterización del tér-mino ampliamente aceptada. Así, la cultura vendría a ser"el conjunto de rasgos distintivos espirituales, materiales,intelectuales, y emocionales que caracterizan a los gru-pos humanos y que comprende, más allá de las letras ylas artes, los modos de vida y de convivencia, los dere-chos humanos, los sistemas de valores y símbolos, tradi-ciones y creencias, que vienen asumidos posteriormentepor la conciencia colectiva como propios".

Como se puede percibir de tal determinación, la cultu-ra no tiene sólo que ver con personas e individualidadescreadoras sino que, en sí misma, es un poderoso factor decohesión social. Es, en la cultura y en sus contextos, don-de se produce toda referencia a la identidad de una comu-nidad consigo misma, y es, desde ella, de donde nacen yarraigan todas las direcciones del accionar humano. Lacultura así entendida es "una compleja trama de relacio-nes y creencias, valores y motivaciones", y constituye laatmósfera vital de todo grupo humano. Por ello, la inte-lección del hecho cultural, no puede reducirse hoy al es-trecho ámbito de las, denominadas, Bellas Artes, o reser-varse al ámbito de los artistas y a los escenarios, o a losmeros procesos de animación sociocultural. La culturacomprende tales aspectos, pero es algo más que todo ello.

Hoy se aspira a que todos los seres humanos podamosalcanzar una mejor calidad de vida, pues de lo que se tra-ta en los procesos de desarrollo no es sólo de ofrecer unamayor cantidad de bienes, sino de contribuir a que seamos,efectivamente, mejores y más plenos seres humanos, ca-paces de desplegar una vida más rica de posibilidades derealización humana, una vida más digna y segura, y esto,sólo la cultura nos lo puede proporcionar, puesto que enella encontramos una actividad humana que viene apre-ciada y considerada como valiosa en sí y por sí misma.

La cultura es la actividad humana que fundamenta y for-talece el ejercicio de las libertades. En ella se configura laoportunidad real de las diversas opciones que cada ser hu-mano tiene para decidir la clase de vida que quiere llevar ylo que hemos de valorar. La cultura proporciona una di-mensión constituyente para plantear el desarrollo hu-mano integral, pues no podemos concebirlo si no se leotorga a las personas la posibilidad de entender cuál essu verdadera situación en el mundo y cuáles son las po-

sibilidades y oportunidades que tiene como ser humanopara alcanzar sus sueños de felicidad y poder cambiarel mundo de acuerdo con ellos. La cultura ofrece a loshumanos la posibilidad de cultivar su creatividad, y nospermite asumir una identidad a partir de la asunción devalores, tradiciones y formas de vida propias de la co-munidad en que se crece y a la que se debe servir.

Por ello, Javier Pérez de Cuellar, ex secretario General delas Naciones Unidas y presidente de la Comisión Mundialsobre Cultura y Desarrollo, planteaba en el informe de di-cha Comisión, en 1996, titulado Nuestra Diversidad Crea-tiva, algo que me luce fundamentalmente válido hoy día:“En un mundo en rápida transformación, el problema ca-pital de los individuos y las comunidades consiste en pro-mover el cambio en condiciones de equidad y adaptarse aél sin negar los elementos valiosos de sus tradiciones".

Y agregaba que los instrumentos de que disponemospara afrontar con éxito este desafío, consisten en “...am-pliar nuestros conocimientos, descubrir el mundo en suimponente diversidad y permitir a cada individuo viviruna vida digna, sin perder su identidad, su sentido de per-tenencia a su comunidad ni renegar de su patrimonio".

Concluimos, volviendo la mirada a don Pedro Henrí-quez Ureña, uno de los grandes humanistas de nuestraAmérica mestiza, quien a pesar de haber tenido que vi-vir la mayor parte de su vida como huésped trashuman-te de pueblos hermanos, como hoy ocurre a tantos do-minicanos y dominicanas que deben de vivir en tierrasextranjeras, siempre se mostró orgulloso de su origen, desu nacionalidad y de la cultura en que nació.

Don Pedro, rememorando, sin duda, palabras delPadre de la Patria, Juan Pablo Duarte, que aprendióen la prédica y el ejemplo de sus padres, nos ha en-señado que "el ideal de justicia está antes que el idealde cultura: es superior el hombre apasionado de jus-ticia al que sólo aspira a su propia perfección intelec-tual". Y, en efecto, decimos nosotros, el reconoci-miento y la garantía de los derechos culturales a losdominicanos y dominicanas constituye un acto dejusticia que todos debemos otorgar y reclamar.

Luis Brea es doctor en Filosofía,por la Universidad de Florencia (Italia),con

estudios especializados en Economía y Finanzas y en Ciencias Políticas. Es

miembro e investigador de la Academia de Ciencias de la República

Dominicana (ACRD) y del Senado -Consejo Directivo- de la International

Association of Philosophers (IAP). Ha publicado los siguientes libros:

Antología del Pensamiento Helénico (1982);Compendio de legislación cultur-

al de la República Dominicana (1999);Preludios a la posmodernidad.Ensayos

Filosóficos (2001); Claves para una lectura de Nietzsche (2003).