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El caballero de Suáres de Figueroa entre il Cortegiano y El Discreto por E m i l i e t t a PANIZZA (Universidad de Padua) 1. El autor vallisoletano Cristóbal Suárez de Figueroa publica en Madrid, en noviembre de 1617, la que se puede conside- rar como su obra maestra, Et Va.6ia.gziO (1). Redactado en una prosa (1) EL / PASSAGERO / Advertencias / Vtilissimas a La / Vida Humana. / Por El Doctor Chris-/ toual Suarez de Figueroa./ A La Excelentissima/ República de Luca./ (Grabado : proa de un barco)/Con Privilegio,/ En Madrid, Por Luys Sán- chez, Año 1617./ Véndese en la Torre de Santa Cruz. En nuestro siglo, la obra del escritor ha sido reeditada tres veces, siempre en Madrid, en una edición de F. Rodríguez Marín, Biblioteca Renacimien- to, 1913 ; en una edición de R. Selden Rose, Sociedad de Bibliófilos españoles (Vol. XXXVIII), 1914 ; y en una edicio'n de J. García Morales, Aguilar, 1945. De esta última sacamos los fragmentos citados en nuestro artículo (seguidos de la página correspondiente a este texto), en los cuales todos los subrayados son nuestros. PANIZZA, E m i l i e t t a . El "caballero" de Suarez de Figueroa entre "II Cortegiano" y "El Discreto". En Criticón (Toulouse), 39, 1987, pp. 5-62.

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El caballero de Suáres de Figueroa entre

il Cortegiano y El Discreto

por Emil ietta PANIZZA

(Universidad de Padua)

1. El autor v a l l i s o l e t a n o C r i s t ó b a l Suárez de Figueroapubl ica en Madrid, en noviembre de 1617, la que se puede conside-r a r como su obra maestra , Et Va.6ia.gziO ( 1 ) . Redactado en una prosa

(1) EL / PASSAGERO / Advertencias / Vtilissimas a La / Vida Humana. / Por ElDoctor Chris-/ toual Suarez de Figueroa./ A La Excelentissima/ República deLuca./ (Grabado : proa de un barco)/Con Privilegio,/ En Madrid, Por Luys Sán-chez, Año 1617./ Véndese en la Torre de Santa Cruz.

En nuestro siglo, la obra del escritor ha sido reeditada tres veces,siempre en Madrid, en una edición de F. Rodríguez Marín, Biblioteca Renacimien-to, 1913 ; en una edición de R. Selden Rose, Sociedad de Bibliófilos españoles(Vol. XXXVIII), 1914 ; y en una edicio'n de J. García Morales, Aguilar, 1945.

De esta última sacamos los fragmentos citados en nuestro artículo(seguidos de la página correspondiente a este texto), en los cuales todos lossubrayados son nuestros.

PANIZZA, E m i l i e t t a . El "caba l le ro" de Suarez de Figueroa entre " I I Cortegiano" y "El D iscre to" .

En Cr i t icón (Toulouse), 39, 1987, pp . 5-62.

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Emilietta PANIZZA Critican, 39, 1987

esmerada y elegante, el texto es un tratado didáct ico-dialogal(2), que t iene como protagonistas a cuatro inter locutores : ElDoctor, in térpre te principal y portavoz del propio Suárez deFigueroa (3) ; el Maestro, teólogo y a l t e r ego del Doctor ; DonLuis, mi l i ta r y joven galante ; e Is idro de profesión "oríf icey aspirante a "caballero".

Los cuatro personajes en la ficción del texto, se encuen-tran por casualidad, mientras se disponen a dejar a España parad i r ig i r s e a I t a l i a . Cada uno con sus problemas, los cuatro, du-rante el trayecto de Madrid a Barcelona (4), entretejen unasapretadísimas conversaciones en torno a los asuntos más variados.La voz so l i s t a es siempre el Doctor, el cual, a lo largo de losdiez Alivios en que está repart ido Et Paiajeio (5), luce su erudi-

(2) El diálogo es una de las formas literarias preferidas por Suárez de Figue-roa. El autor la emplea, siempre muy cuidadosamente, en otras dos obras suyas ;en las Varias noticias importantes a la humana comunicación (Madrid, 1621) yen Pusilipo. Ratos de conversación en los que dura el paseo (Ñapóles, 1629).

En cuanto a su peculiaridad didáctica, paladina ya en la Plaga Univer-sal de todas ciencias y artes (Madrid, 1615) y en El Passagero, el escritorla acentúa, complicándola con el elemento moralizador, tanto en las Varias no-ticias como en el Pusilipo.

(3) Intentamos demostrar cómo el personaje del Doctor puede identificarse conla persona del autor en otro ensayo. Véase E. Panizza, El Pasajero de C. Sud-rez de Figueroa (1617), Università degli Studi di Padova, 1983, p. 6-11.

(4) Sobre el i t inerario nos informa el escritor en su "Introducción" : "Conaviso cierto de galeras, partieron de Madrid a Barcelona, para embarcarse aItal ia, cuatro entre quien él camino, sin conocerse, trabó amistad y corres-pondencia" (p. 37). Concretamente el recorrido YIO está especificado. Sólo a l -gunas alusiones de los interlocutores recuerdan, de vez en cuando, que éstosestán de viaje. Al final del Alivio I, el Maestro nota : "Mas, dejado esto,no poco me divirt ió lo que fui viendo por el camino..." (p. 46) ; al cerrarseel Alivio IV, don Luis dice : "Mas paréceme nos habremos de quedar en esto,por avisar con voces los mozos de muías subamos a caballo" (p. 299) ; y cuan-do empieza el Alivio X, Isidro anuncia la próxima llegada a Barcelona, advir-tiendo : "Cerca de Barcelona, ya casi puesto fin al viaje de t i e r r a . . . " (p. 596) .

Véase J. M. Pelorson, Les "Letrados" juristes castillans sous PhilippeIII, Université de Poitiers, 1980, p. 392, n. 1.

(5) Empleamos, de aquí en adelante, el t í tu lo de la obra de Suárez de Figueroacon grafía modernizada —El Pasajero—, como propone la edición a que nos re-ferimos .

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ción y su sabiduría pasando a t ra tar , con desenvuelta habilidady penetrante conocimiento, los temas más diversos : de la retori-ca a la estética, de la teología a la polít ica, de la geografíaa las cuestiones de amor.

El Paiajeio, en el cual Ángel Valbuena Prat ve una curiosamodalidad de principios del XVII, es decir, "el entronque delcostumbrismo novelesco con formas de sátira dialogada" (6), acabapor ser un cuadro vivo de la sociedad de finales del XVI y prin-cipios del XVII. Interesantes resultan las descripciones de ciu-dades italianas del primer Alivio, las consideraciones sobre poe-sía y prosa del segundo, así como el concepto de historia de lacomedió presentado en el tercero. El cuarto Alivio es un debateentre el Doctor y el Maestro sobre lo que hay que hacer "paraordenar un sermón", mientras, en el quinto, las observacionessobre el amor, las damas y las dueñas llegan a ser divertidas yagudas. Las partes sexta, séptima y octava son una relación detipo autobiográfico en las cuales el Doctor habla casi ininterrum-pidamente de sí mismo y de sus vivencias en la Corte vallisoleta-na. Por fin, los dos últimos Alivios están dedicados, práctica-mente, a varios "avisos" de cortesanía para Isidro, el plateroque desea llegar a ser un "caballero".

Cabe recordar que, durante el supuesto viaje, los cuatrointerlocutores se presentan, alternativamente, contando detallesde sus vidas. Isidro es el primero en presentarse a los demás y,a propósito de su oficio, dice :

Siempre abofiecí mi ejercicio, como repugnante, y violento en micondic-Lón. En.an mió pen&amientoi mái geneioioi y deieaba -igual conjiei-pondencia en mii accione*. En eite ínten. musoió en Hitan mi tío. Hom-bióme iu poitleía voluntad keiedelo de iu hacienda, valuada en docemil ducado i,. Mi patiimonio y dote valdrán otnots ocho. Reiuélvome conveinte mil en no ien mái píatelo. Quieto óei noble, quieto comen, milde lenta iin diiguito. Deieo en panXiculan. aiegutiai la conciencia,pueito que no hay aAte de tanto àieigo pala ella como la mía, pon. loiengañoó f,n,ecuente&, pon. tai ganancial ilícita*.. Va. oi ei manij>ieitami intención : n.eita ahona me apadninen en eite nuevo combate loi avi-isOi del Vocton., pala que. yo, iin nota, ialga vitolioio. [Pp. 99-100)

Aprovechando pues la compañía de un camarade tan sabiocomo el Doctor, Isidro ruega a éste que le faci l i te unos consejos

(6 ) A. Valbuena P r a t , Historia de la literatura española, 5 é d . , B a r c e l o n a ,G i l i , 1957, t . I I , p . 1 5 3 .

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para entrar decorosamente en el mundo de los nobles. El Doctorno se niega a su requerimie:nto, aunque in tenta eximirse de latarea, y empieza a dar sus consejos con una disquis ic ión chis to-s o - s a t í r i c a sobre la oportunidad o no de emplear el "don" ante-puesto al nombre. El tema l leva al letrado a una c r í t i c a vivaz,a veces v io len ta , contra un personaje (en quien no es d i f í c i lreconocer a don Juan Ruiz de Alarcón) que había intentado enno-blecerse con el t í t u l o honoríf ico, acabando —segur, su parecer-—por ser sólo r i d í c u l o . De ah í , que e l Doctor desaconseje a I s i -dro su empleo.

El p l a t e ro , d ispuesto a escuchar y a poner en práct icatodo lo que su mentor le sugiera , declara :

. . .qui&ieia... piopuiiéiadei lot, pievencionei con que me puedohacei amable - granjeando la giacia de loi con quien me tenga de in-tioducii nuevamente, ya que e&toy Ke&uetto en eita detenminacÁón.(P. 10?)

El joyero es tá decidido y no quiere d e s i s t i r de su inten-ción. El Doctor, entonces, le r e i t e r a su promesa de ayuda (segun-do Al iv io) , pero aplaza el tema para d e s a r r o l l a r l o sólo muchomás tarde (Alivios IX y X). Es el p la te ro mismo el que vuelve,a f ina les del Alivio VIII, a recordarle su compromiso :

Giaciai a Vio& que iin hacen, eitoibo al kilo de tan vaiÁoi d-ii-cwuoi, podía quien ha pKo{¡eiado en todoi atención.y silencio pedií6atUif,acción de lo que pretende debélóele poi co>itít> piorneda. Si OÍacoidáii, coniiitió en atgutioé aviàoi y adveA£en<Uat>, pox. cuyo mediodebía í>ei con óuavidad intnoducidc en et númeio de nobleó, llamad OÍcomúnmente cabatteAoi. ( P. 532)

Explicamos ya por qué pensamos que el Doctor pospone esos"avisos" a todos los argumentos en que se interesa (7). Lo quesi es cierto es que el entusiasmo por el tema que Isidro proponeno cautiva sólo la atención del interesado, sino que supone unavoluntad específica, por parte del Doctor, de dedicarse a unaexplicación exhaustiva a lo largo de dos enteros Alivios. Es pre-ciso no olvidar tampoco que detrás del Doctor está siempre Suárezde Figueroa quien —como sostiene Manuel Puerta— "se sienteatraído por ese tema. . . que. . . ha desarrollado mucho ma's que ningún

(7) E. Panizza, Un caballero en tiempos de Felipe III (aproximación lingüisti-ca) , en RILCE, I I , 2 , 1 9 8 6 , p p . 187-188 .

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otro" ( 8 ) . Además, s i —como intentamos demostrar en o t r o ensayo(9)— la i d e n t i f i c a c i ó n de Suárez de F igueroa-au tor con e l Doctor-narrador queda p a t e n t e por algunos d e t a l l e s de l t e x t o , no es ma-r a v i l l a que, como é s t e toma para s í , en la obra , l a función p r i n -c i p a l y docente del conse je ro-omnipresen te , Suárez de Figueroaprocure , con su t r a t a d o , s e n t i r s e impresc ind ib l e , ya que "un desprincipaux motifs de la création artist ique est certainement lebesoin de nous sentir essentiels par rapport au monde" (10).

Esto explica también por qué el Doctor se deja llevar tanfácilmente por su locuela ; por qué no abandona casi nunca suprerrogativa de elección y dirección de lo explicado. Es que estepersonaje trata de lograr su esencialidad, facilitando a Isidro"sus documentos",a fin de que ése los traslade a una existenciaobjectiva y colabore, así , a "realizar" la obra que él empiezasólo por medio del lenguaje. El Maestro y don Luis intervienen,en realidad, apenas, en la discusión y la dialéctica del diálogoresulta, por momentos, bastante aparente. Las del Maestro sonintervenciones casi siempre de apoyo a lo que afirma el Doctor.Sus breves paréntesis parecen expresamente abiertos para ampliarla opinión de éste, con ejemplos sacados a menudo de la tradiciónclásica (Posidonio, Augusto, Teodosio, e t c . ) . Los reparos de donLuis, en cambio, son tajantes, contundentes, pero cuando hay pe-ligro de que la discusión degenere en debate abierto, el Doctor

(8) M. Puerta, La trayectoria ideológica de C. Suárez de Figueroa, Tesis doc-toral, University of Ill inois at Urbana Champain, 1975, p. 182.

El tema debe de haber tenido particular atractivo para el autor. Éste,en efecto, compuso en Ñapóles, probablemente en 1602, el Espejo de juventud,obra que se encuentra mencionada en el prólogo de sus Hechos de Don GarcíaHurtado de Mendosa (Madrid, 1613) y en España defendida (Ñipóles, 164t) . Dedicha obra, de la cual no queda ningún ejemplar, se sabe únicamente "que tra-taba de las buenas cualidades que un caballero debe poseer" y que contenía"todas las buenas partes que deben tener y pueden hacer ilustres y excelentesa los caballeros mozos".

Véase J . P. Wickersham Crawford, Vida y obras de C. Sudrez de Figueroa(traducción del inglés, con notas, por N. Alonso Cortés), Valladolid, Imprentadel Colegio de Santiago, 1911, y A. R. Rodriguez-Monino, Bibliografía inéditade C. Suárez de Figueroa, en Revista del Centro de Estudios Extremeños, t . I I I ,p . 2 8 1 .

(9) E. P a n i z z a , o b . c i t . , p p . 6 - 1 1 .

(10) J . P . S a r t r e , Qu'est-ce que la littérature ? , P a i - i s , G a l l i m a r d , 1948, p . 5 0 .

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interviene y, con su hábil mediación, reanuda el hilo de lo ex-puesto.

La premisa con la cual el Doctor introduce sus "documen-tos" es la siguiente :

Hállaie pendida en eitoi tiempo-!, aquella antigua piez de caballe-aba tan obieivada en loi paiadoi. Gozaba Eipaña, entonen, ii de me.noiKJ.qu.zza6 y oitentación, de mi valosi y v-í/tfud. Hoy eitán totalmentepueitai en olvido lai oblÁgacÁonei del noble : mai ¿ qué mucho, i-itOLii todoi poiponen al deleite y v-ic-ío, el amoK y teman, de üioi, me-diante cuyoi doi e^etoi ie alcanza en eite mundo guacia y en el otiogtofUa ? (P. 537)

A continuación, después de ensalzar la grandeza y el valorde España contra los i n f i e l e s , empieza a deta l lar las prendas quedeberían ser patrimonio del noble y los defectos de que debierahuir. Los consejos no van clasif icados con rigor lógico y preciso.Están desparramados en el curso de la conversación, en una suce-sión más o menos espontánea, que supone repeticiones, integracio-nes o puntualizaciones, necesarias precisamente para no quitara la charla un mínimo de verosimilitud.

En el abigarrado entrelazarse de dichos consejos es posi-ble enfocar unas sugerencias paradigmáticas que permiten discer-nir , en la sincronía en que se fac i l i t an : 1) el grupo de lospreceptos que constituyen las virtudes de este especial "corte-sano" ; 2) el grupo que comprende una serie de vicios reprobados ;y 3) el conjunto más numeroso, que abraza una sarta de consejosprácticos con referencia : a) a la vida pública o mundana ; b) ala vida privada ; c) a la vida de relaciones y d) a la de losnegocios (11 ) .

Entre las virtudes, e l Doctor ensalza : la devoción y lafrecuentación de las i g l e s i a s , con objeto de mejorarse sincera-mente (p. 538) ; la l iberal idad para con los pobres (p. 539) yla piedad hacia los t u l l i dos , ciegos, enfermos y niños (p. 541) ;el perdón de las in jur ias (p. 551) y la comprensión por los queposeen algún defecto f í s ico (pp. 552-553) ; la voluntad de "meterpaces" (p. 566) y la capacidad para no revelar los secretos pro-pios ni entender los ajenos (p. 567) ; el respeto por el honor

(11) Tenemos en cuenta la subdivisión de los consejos sugerida por M. Puerta,en ob. c i t . , pp. 183-190 ; pero proponemos una clasificación nuestra que juz-gamos más apropiada y funcional.

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de las mujeres honestas y vergonzosas, sobre todo si son pobres(p. 568) ; el amparo de los que están oprimidos injustamente(p. 589) y el respeto a sacerdotes y religiosos (p. 590) ; lacapacidad de escuchar mucho y hablar poco (p. 599), la prácticade la virtud (entendida como suma de las distintas cualidadesque cada persona "digna" puede tener singularmente en sí) y lamodestia (considerada como contraria a la maledicencia) (p. 660!.

En la condena de los vicios, el Doctor apunta sus dardoscontra : la blasfemia (p. 541), la mentira y la hipocresía (p. 542y 544), la adulación (p. 544) y la ira (p. 547) ; los engaños(máximamente contra ignorantes) ; la demasiada credulidad (p. 5 75)y la excesiva confianza en sí mismo (p. 588). Vitupera : la ocio-sidad (p. 597), la soberbia y vanagloria (p. 601), la manía dedivulgar faltas ajenas (p. 605), el no socorrer a los necesitados(p. 606), la falta de palabra (p. 612) y la codicia (p. 633).

Bajo la definición de consejos prácticos, puede reunirsela secuela de advertencias que el Doctor transmite a Isidro y quecorresponde, real y sencillamente, a un conjunto de "reglas debuen vivir", dirigidas al joven aspirante a gentilhombre, paratratar el tema de la convivencia cotidiana entre personas decierta "categoría".

Los consejos que conciernen a la vida pública o mundanaprevén : que el caballero "novel" aprenda a cabalgar, que parti-cipe en juegos de canas, que frecuente mucho la plaza para serconocido, bien en ocasiones de fiestas, o bien con motivo de pro-cesiones (p. 545). Es importante, sobre todo, llamar la atenciónsobre sí, ya por el traje, ya por la devoción (p. 545), procuran-do aparentar importancia de títulos e "insignias" (p. 546). Estenuevo noble debe también : ir al teatro, para no perder "repre-sentación nueva", y guardar silencio durante la función (p. 555) ;sacar la espada en algunas ocasiones (aunque sea a título de "me-ter paz"), pero hacerlo, de ser posible, en lugares públicos(p. 564) ; ser desenvuelto en las conversaciones y pasar por sor-do a veces (p. 567) ; participar en banquetes (p. 569) y alabar,durante la conversación, sus propias cosas (p. 573). Además, esoportuno : que no sople hablando, que sostenga la conversaciónsin demasiados gestos, y camine con pasos ni grandes ni pequeños(p. 600), que sepa contestar convenientemente y evite la lisonjay la porfía con personas susceptibles (p. 658).

En là vida privada, el joven caballero debería observarlas reglas siguientes : no ser nocherniego y no comer muy a des-hora (p. 554) ; descansar sin llegar al ocio (p. 554) y vestirsedespacio con ayuda de los pajes (p. 555). Se recomienda también :el aseo personal no exagerado (p. 557), la comida modesta y genui-na (pp. 558-559). Una larga lista de reglas gobierna el trato con

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los criados (pp. 583-584), mientras se juzga provechosa la lectu-ra de buenos autores (p. 598) y digno de desprecio el amor a lasciencias "ocultas" (p. 641).

El Doctor no pasa por alto los consejos para la vida derelación, que atañen propiamente a las relaciones humanas y po-líticas en el medio social a que Isidro ansia ser admitido. Enun mundo semejante hay que saberse desenvolver de manera especial.Por ello, el Doctor advierte a su discípulo sobre la habilidadde escoger las amistades (p. 580), intimando con personas impor-tantes (p. 589), como los caballeros de las tres órdenes (pp. 600-601). Le aconseja humildad y cuidado con los príncipes (p. 608),poca comunicación con muchachos deformes, y cierta amistad conancianos sabios (pp. 628-629) y recomienda paciencia y nuevamentehumildad al caer en desgracia de los poderosos (p. 639).

Tan importantes como dichas relaciones, el Doctor parececonsiderar los compromisos de negocios y subraya cómo el nobleinteligente y precavido debe reunir en sí las habilidades mate-riales para vivir tranquila y serenamente : debe ser buen paga-dor (pp. 576-577), consultar con sus amigos cuando se trate denegocios importantes (p. 588) y atender a esos negocios tempesti-va y velozmente (p. 610). No tiene que meterse en las fianzas(p. 612),debe gastar su renta con discreción (p. 613) y huir delos pleitos (p. 619). Al pedir consejo a sus domésticos y fami-liares para el "buen gobierno" de su hacienda, el joven prudenteha de guardar para sí la decisión definitiva y la elección detrabajadores expertos (pp. 620-621). Por fin, le aconseja levanteuna buena vivienda para vivir en ella con su familia y, si lesobran habitaciones, aproveche su arrendamiento (pp. 625-628) (12).

2. Al leer las páginas que el Doctor dedica al que podríallamarse un "tratado de nueva caballería", no puede uno prescin-dir de pensar en la obra ilustre que, unos cien años antes, cons-tituía el texto-guía para todos los gentileshombres que quisieranser "cortesanos perfectos". Nos referimos propiamente a Tí tíb>iodel Coite.g-ia.no del conde mantuano Baldassar Castiglione. Ese trata-do, como es sabido, fue traducido, leído, y considerado como untexto clave en la cultura de las mayores cortes europeas (13) ;

(12) Las páginas que hemos venido presentando hasta aquí, a manera de introduc-ción, son, con pocas variantes, las mismas que antepusimos, con función de pre-misa, a nuestro artículo de RILCE, cit. pp. 185-192.

(13) II libro del Cortegiano se conoció', en España, por la traducción deJ. Boscán (1534). En Francia, la obra fue traducida del italiano por J. Colind'Auxerre (1537) y G. Chappuys (153H-) ; en Inglaterra, sir T. Hoby la tradujo

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se adoptó como un l i b r o "coerente e orgánico, profundamente un i -t a r i o , como un insieme di d i s c o r s i omogenei e c o n t i n u i , in c o r r e t -ta progresione retorica. Come testo in tu t t i i sensi esemplare.Come testo to ta le . . . " (14). En la bri l lante atmosfera de las cor-tes del siglo XVI se acogió" el tratado de Castiglione con un en-tusiasmo fervoroso y apasionado que no se preocupó por destacarlas contradicciones, las ambigüedades o aporías en él contenidas.11 ConXZQÁAno fue considerado universalmente como "modello sicuro,che dà sicurezza ; come testo di verità, di enunciati chiari el ineari , r ipe t ib i l i e c i tabi l i : riproducibili ; come testo checompiutamente dice —rappresenta— tutto i l senso del l ' 'armoníarinascimentale', tu t t i i l suo 'equi l ibr io ' , la sua stessa 'ragio-nevolezza', i l suo 'buon senso'" (15).

Il li.bh.0 áll Co-tóeg-tartO fue el texto autorizado para sugerir,a manera de prontuario, una serie de reglas seguras que podíanresolver todas las dudas mundanas, un género de recetas especia-les para nobles, que podían aplicarse a ojos cerrados, con laseguridad de un indudable éxito social, lí ConXigia.no constituyó,en pocas palabras, el texto arquetípico en el cual inspirarse,para darse unas normas de vida y para activar un sinfín de otrosdiscursos, a veces específicamente sectoriales, que adquirieronuna profunda significación histórica, cultural, y antropológica,al resultar producto y expresión constantes de una realidad po-l í t i ca bien clara y definida : la Corte.

En I ta l ia , textos como 11 GalaXeo (1552) de monseñor Giovan-ni della Casa (16), los Klcond-i ovvlio armaeótiamín-ti (1554) de Sabba

al inglés en 1560, y a Alemania llegó a través de una interpretación latina,De curialis s-ive áulico libri quattuor, Frankfurt, 1606.

Véase E. Bonora, Nota bio-bibliográfica, en B. Castiglione, II librodel Cortegiano, Milano, Mursia, 1972, p. 18.

(14) A. Quondam, "La forma del vivere". Schede per l'analisi del discorso cor-tigiano, en AA. VV., La corte e il "cortegiano", Roma, Bulzoni, t . I I , 1980,p . 17.

(15) Ibidem, p . 17.

(16) La obra de Della Casa fue adaptada en español por Lucas Gracian Dantiscoquien la dedicó al bibliófilo Argote de Molina. Probablemente salid a luz an-tes de 1586, y en muchas de sus partes resulta versión muy literal del textoitaliano. Para más detalles, véase el exhaustivo estudio de M. Morreale, enL. Gracián Dantisco, Galateo español, Madrid, C.S.I.C., 1968, pp. 1-63.

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da Cast igl ione (17), y la Civil conveuazione. (1574) de Stefano Guazzo(18), destacan claramente su f i l i a c i ó n del texto de Cast igl ione.Todos e l los se s i túan en una amplia gama de t ra tados d iscurs ivos-dialogales (19), de los cuales llCoitHSia.no —en opinión de AmedeoQuondam— es , sin lugar a dudas, " l ' a s s e su cui s i fondano, d i -rettamente o ind i re t tamente , t u t t i g l i a l t r i t e s t i , è la gramma-t ica genérale e genera t iva , è i l tronco di questo anhon iex-tuatci,lo s t e lo d i questa r igog l iosa efflorescenza d i t r a t t a t i " (20),cuyo f lorecer se j u s t i f i c a y se entiende s i se considera la Corte"come soggetto de l ' enunc ia to e come soggetto del l 'enunciazione"(21) .

En España, el l i b r o de Cast igl ione se conoció gracias ala traducción de Juan Boscán (Barcelona, 1534), como apuntamosen nota. El e s c r i t o r ca ta lán presentó la obra del entonces nunciodel Papa con una maestría t a l que, seg\ín ref ieren unos h i s t o r i a -dores de la l i t e r a t u r a , Ambrioso de Morales pronunció" esta frase :"Et CohX.UiWn.0 no habla mejor en I t a l i a , donde nació, que en España,donde le mostró Boscán por extremo bien el cas te l lano" (22). La

(17) Sabba da Castiglione (1480-1554), descendía de la familia del autor deTi Cortegiano. Se estableció en Roma, después de haber sido, en Rodas, caba-llero de S. Juan de Jerusalén. Murió en Faenza (Ravena), después de recibidala encomienda de S. María Magdalena. Se le recuerda por sus Riaordi ovvevoammaestramenti, publicados en 1546, texto que, a lo largo de veinticinco aííos,conoció veinticinco reediciones.

Véase Grande Dizionario Enciclopédico f o n d a t o da P . F e d e l e , 2 é d . ,Torino, UTET, t . XI, 1961, p. 280.

(18) Stefano Guazzo (1530-1593), de noble familia, fue secretario de la du-quesa de Mantua y vivió entre esta ciudad y Cásale (Turin), donde había naci-do. Practico' con personas cultas y cortesanos. En Cásale fundó la Academia delos "I l lustrat i" . Famoso en su tiempo, apreciado por Montaigne, fue autor depoesías en italiano y lat ín, y sobre todo de La civil conversazione, texto queconoció una enorme difusión en los siglos XVII y XVIII y fue traducido al la-tín, francés y español. La obra tuvo var-ias reimpresiones en Italia también.

Véase Grande Dizionario Enciclopédico fondato da P. Fedele, 3 éd.,Torino, UTET, t . IX, p . 574.

(19) Piénsese, además, en e l Specchio d'amore, de B. Got t i f redi (1547) ; enla Istituzione morale, de A. Piccolomino (1560) ; en II segretario, de F. San-sovino (1564), y en los Discorsi intorno alia vita sobria, de A. Cornaro(1565).

(20 y 21) A. Quondam, a r t . c i t . , pp. 19-20.

(22) "Prólogo" a las Obras del Maestro Fernán Pérez de Oliva, cita alegada porJ. M. Roca Franquesa y E. Diez Echarri, Historia de la literatura española ehispanoamericana, 2 éd., Madrid, Aguilar, 1966, p. 181.

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EL CABALLERO SEGÚN SUAREZ DE FIGUEROA 15

s u e r t e que conoció la obra del conde mantuano, en t i e r r a de Car-los V, ha s ido destacada sobradamente (23) . Era una s u e r t e , lasuya, bajo c i e r t o s aspec tos , descontada. Los consejos impartidosen e l t r a t ado por el conjunto de i n t e l e c t u a l e s y nobles de lacor t e de Urbino al " p e r f e t t o Cortegiano", no podían sino inse r -tarse excelentemente en obras que facilitaban o facilitaríanexhortaciones y ejemplos para un modai iwuend-í "civilizado". La for-ma de vida que exaltaban dichas obras estaba principalmente re-servada a nobles y a príncipes, a cortesanos, en suma, y su t.jem-plaAidad correspondía a personajes de la Corte. El Coitegiano deCastiglione pudo, debido a eso, bril lar convenientemente entrel a In&t-ítutio p-fUncÁp-íi ch>Ui,tia.n-i ( 1 5 1 6 ) d e E r a s m o y e l Libio llamadoIllox. de. ptencÁpeó (1529) de Fray Antonio de Guevara.

Además, para "aquilatar la influencia re la t iva del Qa.la.tiO..y el CoxXeóano —sostiene Margarita Morreale—, nos preguntaremosen primer lugar : ¿ a quién se pretende ins t ru i r en estas obras ?Para el l ibro de Castiglione —afirma la misma cr í t ica— nos con-testa el propio t í t u l o , y siempre que hallemos en las obras espa-ñolas alguna referencia a la 'formación del cortesano' habrá quesospechar influencia directa o indirecta de éste" (24). Así, porejemplo, el Libio intitulado El Coitz&ano de don Luis Milán (Valencia,1561), puede considerarse una adaptación del arquitexto i t a l i ano .Dedicado a Felipe II (25), la obra de Milán se presenta como " l i -bro de motes, de damas y caballeros" y propone una "forma de vi-da" la cual explica, una vez más, la marca privilegiada del d i s -curso cortesano. Y cuando Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo,

(23) E. Krebs, El cortesano de Castiglione en España, en Boletín de la Acade-mia Argentina de Letras, VII I , 1940, pp. 93-146 y 423-435 ; IX, 1941, pp. 135-142 y 517-543 ; X, 1942, pp. 53-118 y 689-748.

(24) M. Morreale, Estudio preliminar a la ob. c i t . , p . 30.

(25) "Libro i n t i t u l a d o EL CORTESANO, Dirigido à la Católica Real magestad delinvic t í s imo don Fe l ipe , por la g r a c i a de Dios rey de España, nuetro seííor,e t c . ; compuesto por Don Luis Milan. Donde se verá lo que debe tener por r e -las y p rác t i ca ; r epar t ido por jornadas . Mostrando su in t inc ion por hu i r p ro -l ix idad debaxo esta brevedad ; s i rv iendo de pro'logo y d i recc ión , y u t i l i d a desta presente c a r t a . C.R.M. . . . " .

Véase Libro i n t i t u l a d o / EL CORTESANO / compuesto / POR D. LUIS MILAN. /LIBRO DE MOTES / De damas y caba l l e ros / por e l mismo / (Dibujo de un l incealado agarrando unos tomos) / Madrid / Imprenta y Es te reo t ip ia de Aribau yC. / (Sucesores de Rivadeneyra) / Calle del duque de Osuna ; num. 3 / 1874.

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en 1620, ofrecerá a sus lectores, con El caballelo píh^ecto, un ejem-plar novelado del ConXiQ-iano italiano, idealizará la figura de"un católico caballero en cuya persona se une la tradición caba-lleresca medieval con el espíritu de la Contrarreforma" (26). Enla línea de semejante literatura cortesana se sitiían también to-das aquellas composiciones que proporcionan a la nobleza una cul-tura" especializada", tales como los textos de Diego de Gurrea,Ñite. de emeñal hijOi de plíncipei (Lérida, 1627), de Fernández de Ote-ro, El mae&tio de p>únc¿pea Madrid, 1633), de Baños de Velasco, Libiodet ayo y ma.e¿,th.o de p/únc-ipei (Madrid, 1680) (27).

2.1 Después de casi cien anos de la redacción de IIQ-Lano, Suárez de Figueroa da a luz El Paiajeio. En las páginas desu heterogénea obra, introduce el que definimos un "tratado decortesanía" muy especial, el cual no parece tener mucho en comúncon 11 CoH£lQÍ<xno.

Pasemos, sin embargo, a cotejar de cerca la obra italianacon la espaRola a fin de descubrir dónde difieren o se parecen,y si el texto del autor vallisoletano puede considerarse, en supresentación formal y en su modelo antropológico, como una arti-culación de aquélla, reproduciendo y obedeciendo a un código quese obliga a respetar el que viva en la Corte. Porque no hay queolvidarlo : "la scena della corte non puô non riprodurre a oltran-za i suoi personaggi, la forma del loro percorrere il propriospazio" (28).

Tanto ll CohXiCjiano como El Paiajeio (y, por consiguiente, laparte reservada a las enseñanzas del Doctor a Isidro) son trata-dos didácticos en forma de diálogo. Il tibh.0 del Co*Xeg¿ano comprendecuatro libros, que corresponden a las cuatro noches de conversa-ciones entretenidas, en la Corte de Urbino, por algunos interlo-cutores, amigos personales del conde mantuano, quien redactd laobra. Castiglione imagina que esos amigos se reúnen alrededor dela duquesa Elisabetta Gonzaga (29) y de su amiga Emilia Pió (30),

(26) M. Morreale, El mundo del cortesano, en R.F.E., XLII, 1958-1959, p. 2H2.

(27) J. A. Maravall, Poder, honor y élites en la España del Siglo de Oro, Ma-drid, Siglo XXI, 1979, p. 229, n. 82.

(28) A. Quondam, art. cit., p. 26.

(29) Elisabetta Gonzaga (1^71-1526) se casó en 1^86 con el conde Guidobaldoda Montefeltro. Fue admirada por Castiglione y otros hombres famosos del tiem-po quienes exaltaron su belleza, castidad y finura.

(30) Emilia Pió, hija de Marco Pió, perteneciente a una noble familia de Carpi.

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EL CABALLERO SEGÚN SUÁREZ DE FIGUEROA 17

para intercambiar opiniones y juicios sobre un tema principal :

di che ioiXe debba ene^e cottU, che. metiti chiamaAii peA¿ettoi , tanto che coi,a alcana non gti mnchi. (I, I, p. 52) (3Î)

Los p ro tagon i s t as de l t r a t ado son i n t e l e c t u a l e s del tiempoy nobles de a lcurn ia —entre los cuales destacan Ludovico di Ca-nossa, Federico y Ottaviano Fregoso, P i e t r o Bembo, Bernardo Bib-biena y Giuliano de Medici (32)—, cuyos "ragionamenti" Cas t i -g l ione finge se hayan tenido poco después que el Papa J u l i o I I ,l levada a cabo la reconquis ta de la ciudad de Bolonia, ha pasadopor Urbino. Esas p l á t i c a s (como recuerda C a s t i g l i o n e en su dedi-c a t o r i a "A messer Alfonso Ariosto") (33) :

. . .g-cá panatono th.a omini iingutaninimi... e henchí, io non in-tenveniiéi pneienzialmente, pen. nitn.ovan.mi,aitón, che {¡unan detti, inlnghA.lten.Hxi, avendogtí poco appneao el mió fUton.no inteii da peuo-na che {¡edeùnente me gt¿ nann.0, iion.zen.ommi a punto, ...nAcon.dan.li.(Î, I, p. 54) (34)

Viuda de Antonio, conde de Montef elti'O, murió' en Urbino en 1528. En II Corte-giano es la dama de confianza de la Duquesa.

(31) TL Cortegiano, en Baldassar Castiglione, Giovanni Délia Casa, Opere, es-tudio preliminar y notas de G. Prezzolini, Milano Roma, Rizzoli, 1937. Losfragmentos que sacamos de esta obra corresponden a esa edicio'n. Las indicacio-nes entre paréntesis, al final de cada referencia, indican estrictamente :1) el libro del texto de Castiglione al cual pertenece la cita ; 2) los capí-tulos de dicho libro ; 3) las páginas de la edición que usamos. Los subrayadosde las citas son todos nuestros.

(32) Sobre estos personajes véanse las notas y el diccionario biogra'fico enII Cortegiano del conte Baldessar Castiglione annotato e illustrato da Vitto-rio Cían, 3 éd., Firenze, Ed. Sansoni, 1929. Y además, II libro del Corte-giano, edic. y notas de B. Mayer, 2 éd., Torino, UTET, 196U.

(33) Alfonso Ariosto (1475-1525), primo en segundo grado del autor de OrlandoFurioso. Muy amigo de Castiglione, quien le dedica su obra, tal vez porquehaya sido él quien se la sugirió1 ya que, con sus modales aristocráticos, pare-cía el tipo perfecto de cortesano.

(34) Castiglione afirma que no escuchó personalmente las conversaciones, perocuando el Papa pasó" por Urbino (1507) el conde se encontraba en la ciudad.Prefiere dar a entender que no estaba allí para no participar directamente enlos diálogos.

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El "tratado de nueva caba l le r ía" , reservado a Is idro, sear t icula en dos Alivios, correspondientes a las dos ultimas eta-pas del viaje que los protagonistas de El Pniajelo efectúan deMadrid a Barcelona. Suárez de Figueroa inventa, como sabemos, asus cuatro personajes (todos de la clase media), y los presentacomo amigos ocasionales :

Con aviio cieito de gaZeAM, pa/vtieion du Madrid a Barcelona,para embotícame, a Italia, cuatro entre quÁen el camino, iin conoceue,•trabó amiitad y correipondíncÁa. (P. 3?)

Esos viajeros, para huir las molestias del calor veranie-go, deciden descansar de día y viajar de noche, aprovechando eltiempo para conversar de los asuntos más variados :

Mtu como regalo* de poiadai antet, obligan a inquietud que a ÍO-íizgo, por iu e.icaia tirnp-Leza y curioiidad, paiadoi alguno* ratoi derepoio, dedicado* pon. {¡uerza al quebrantamiento, trataron ativiar elcantando de la ocÁuiidad con diferente, plática.. (P. 38)

C a s t i g l i o n e hace que sus i n t é r p r e t e s dialoguen " r e a l í s t i -camente", " r i s p e t t a n d o c ioè d i ognuno c a r a t t e r e p e r s o n a l i t à eidee" , afirma Mario Fa r ina (35 ) . A t r e s de e l l o s —Ludovico d iCanossa, Federico Fregoso y su hermano Ot tav iano (36)— estánconfiadas t a r e a s d i s t i n t a s : a) demostrar "quai abbia ad esserun p e r f e t t o Cor teg iano" , pero s in enseñar "come abb ia t e a fa rea d iven i rne" ( 1 , XXV, p. 84) ; b) ev idenc ia r "in quai modo e ma-niera e tempo debba i l Cor teg iano usar l e sue buone condiz ionied operar q u e l l e cose che g ia s i è d e t t o c o n v e n i r g l i " (2, VI,p. 136) ; c) hacer ver como e l f in de l p e r f e c t o Cortegiano "s iai l guadagnarsi per mezzo d e l l e cond iz ion i a t t r i b u í t e g l i . . . labenivolenzia e 1'animo d i quel p r i n c i p e a cui s e r v e . . . g l i dicala v e r i t a d i ogni cosa che ad esso convenga s a p e r e . . . a rd i sca d ic o n t r a d i r g l i . . . per r imover lo da ogni i n t enz ion v i z iosa" (4, VI,pp. 325-326).

(35) F. (M. Farina), vox Castiglione, Baldesar, en DAI (Dizionario degli Au-tori i ta l iani ) , Messina-Firenze, Ed. D'Anna, 1973, p. 496.

(36) El Magnífico Juliano habla, en el tercer libro de II Cortegiano, de laDonna di Palazzo. Pasamos por alto ese tratado porque no tiene relacicín al-guna con el problema que interesa a Isidro. Es un asunto, el de la mujer, queSuárez de Figueroa no deja de lado en El Pasajero, aunque no aparece en el"tratado de nueva caballería". Véase en cuanto a ese tema, E. Panizza, ob.c i t . , pp. 181-200.

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Los demás i n t e r l o c u t o r e s in te rv ienen a menudo, trayendocada uno a colación sus razones y convicciones en c o n t r a s t e conlo que se sos t iene en e l tema fundamental o secundar io . Es unv e r s á t i l y ec l éc t i co diálogo el que nace de dichas d i s cus iones ,que quitan al t r a t ado todo esquematismo. Todo eso aventaja laarmonía de conjunto de la obra y comunica a los que oyen (o leen)la impresión de que se t r a t a realmente de un debate amistoso,levemente e s t i l i z a d o en su fondo l i t e r a r i o . Los c l a s i c o s comoPlatón y Cicerón, según admite e l propio Cas t ig l i one , son susmaestros en la manera de proponer e l diá logo (37) .

Pero la contradicción ent re los hablantes no nace de unaespontánea disconformidad de opiniones que enriquezcan, con mo-vimiento dramático, la vis ión a n t i t é t i c a acerca de los asuntosanal izados . Es un mero tópico r e t ó r i c o , necesar io para embelle-cer e l d i scurso propuesto como juego :

Peí lepiimeie adunque molti ¿ciocchi, i quali peí eaeie pieion-tuoii ed inepti ii ciedono acquittai nome di bon Co>Uegiano, voiAeiche 'I gioco di queita ieía {¡une tale, che ai eleggeae ano dellacompagnie*, ed a quato ai deóie calicó di ¿otonaJi con ptuole. (38) unpei¿etto ConXegiano, explicando tuXte le condizioni e paAticulai qua-lita che 6i hichieggono a chi meiita queito nome ; zd in quelle coieche non panAanno conveniente iia licito a ciaicu.no contnadiiie, comenelle itole de' {HOÍO{,Í a chi tien concluiioni.[1, X I I , p. 68)

(37) Castiglione, en 1528, dirigió una carta a Alfonso de Valdés, criticandolo que sostenía en el Diálogo de las cosas ocurridas en Roma, a propósito delsaqueo de la ciudad por parte del Emperador Carlos V. En la carta, el conde,censurando la manera en que el escritor español presenta sus diálogos, afirma-ba lo siguiente : "Ë se mi diceste che voi non lodate ne questa ne i l resto,ma nárrate i l ragionamento di due, che parlano in contraddizione l'uno dell1

altro ; dico che a noi a l t r i ancora è nota la maniera accademica dello scrive-re in dialogo ; e che sappiamo che i l costume dei platonici era sempre i l con-traddire, e non affermare mai cosa alcuna. Ma voi non siete tanto cauto nelloscrivere, che non si conosca quale è la persona del dialogo, la cui sentenzavoi approvate, e quella a cui fate dire mille semplicità acciocchè più fácil-mente sia redarguita".

Véase Riposta del conte Baldassar Castiglione nunzio in Ispagna allalettera del segretario Valdés, en Baldassar Castiglione, Giovanni della Casa,c i t . , p. 497.

(38) Formar con parole corresponde al informare (dibujar, esbozar la figura,el tipo ideal) de Cicerón, cuyo De Oratore —junto con la República de Plato'ny la Ciropedia de Jenofonte— es un texto muy admirado por el autor de ilCortegiano.

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En Suárez de Figueroa, como ya vimos en otra parte (39),el diálogo resulta un recurso más formal, reduciéndose a vecesa un largo monólogo, donde las palabras de los otros protagonis-tas aparecen casi como superflua intromisión. Lo cual se notaparticular y palpablemente en el "tratado de cortesanía" en queel Doctor es el tínico verdadero mentor de Isidro. El Doctor seda cuenta de que, en su papel docente, se deja llevar por su ím-petu discursivo, tomando en poca consideración las intervencionesajenas, y lo reconoce como para pedir disculpa :

Mai, iin duda, me. ha tocado en^zitai conveuacÁonei el oí-íc-ío dehablado/i, puei ie han izmidio a nú. cai-í toda& tai pa.hXX.dai, de loiaiuntoi que. ie han oiKzcÁdo. Aieguto iei mi. -intención apnendeA de loiquz mai, iabzn... (P. 653)

La significación del diálogo en su expresión dialécticade "ricerca assoluta délia verità" (40) no existe, bien mirado,ni en Castiglione ni en Suárez de Figueroa. Podemos tan saloafirmar que, mientras Castiglione no abandona nunca el tono impe-cable y solemne que caracteriza la conversación de sus personajes,Suárez de Figueroa ironiza, juzga, sugiere o condena siempre, convehemencia y un tonillo urgente y picante. A pesar de lo cual,ambos consiguen hacer convivir en su texto "registri e schemitopici tributari a dispositivi non omogenei nel 'formar trattati'"(41), variando secuencias — y cadencias— en sus "ragionamenti"o en sus "avisos", según los problemas o los argumentos tratados.En contraposición a sus mismos proyectos iniciales. Porque Cas-tiglione, después de declarar :

No¿ in qauti lÁb>i¿ non iíQuJjiemo un ce'iio oxdÁne o legule. d¿pieczttÁ diitlntl, che 'I p-iü delle votte nell'Imegnaie quali¿vogtíaiole... (í, r, p. 54],

redne, en cuatro libros, un paradigma de ejemplos que se subsi-guen respetando una estricta perspectiva ordenadora, en planosbien diferenciados. Suárez de Figueroa, proponiendo dividir

en doi patXei eite punto de nue.ua caballenÁa •. .. .ceñ-tiá la pi¿-meia loi indecentei modoi con que ie -intioducen en ella, paiando en

(39) E. Panizza, ob. cit., pp. 3-6.

(40) N. Abbagnano, vox dialogo, en Dizionario di. Filosofía, 2 ed. Torino,UTET, 1971, p. 229.

C*l) C. Ossola, II libro del Cortegiano : esemptavità e difformité, en AA.VV.,La Corte e TI Cortegiano, cit. t. I, p. 19.

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¿cu contei de £alio. La última contendrá loi nequii-itoi necutvUoi enel que con buena -intención, i-in ien noble, t-íene -impulioi de panecil-lo ( p . 1 0 1 ) ,

acaba por presentar su serie de doxa-i en una acumulación discursivatan variada que sus intersecciones ocupan, sin exagerar, un "es-pacio-cero" (42 ).

Emblemático resulta, además, que, en ambos tratados, losdiálogos se desarrollen en el interior de un habitación. Las sa-las del palacio ducal de Urbino sirven de marco a las conversa-ciones de los personajes de 11 Co1teg-ia.no :

. . .comuetudine di tutti, i gentllaonUni detla ca¿a. ena nÁduAiiiuh-ito dopo cena alia i-ignona Ducheaa ; dove fia l'altne piacevotííeite e muiicke, talon. i-i pnoponevano belle quÁMÍonl, talon, i-i ¿a-ceano alcarú g-iocA-t ¿nge.gno&¿ ad ah.b¿t>U.o on. d'uno on. d'un altno. El'ondine d'eu-i ena tale che, iub-ito giwnti alia pneienza della i-Lgno-n.a Vucheaa, ognu.no i-i ponea a ieden a p-iacen. ÍUO, o come la ioitepontava, -in cenclvio... {1, V, pp. 60-61)

En aquellos aposentos, que se pueden fácilmente suponerelegantes y acogedores, la i lus t re compañía de hombres y mujeresse entretienen en "formar con parole" la figura del perfecto cor-tesano. Es de noche y los nobles señores pueden discut i r entreellos sin que nadie los importune. El Duque (43), real sefíor dela casa y del Estado, no se encuentra con ellos ; obligado, pormolestos achaques que le aquejan, a encerrarse temprano en sudormitorio, no toma parte en las pláticas de sus mujer y susamigos.

Las horas nocturnas y los espíri tus elevados de los con-versadores favorecen la cr is tal ización, en un ensueño verbal, deese ideal Cortegiano, dechado de todas las virtudes, mito que sehace realidad en la jocosa circunstancia de un entretenimientode niños adultos, los cuales aciertan a concretar unas teorías

(42) Empleamos el término cero en su significación marcadamente lingüísticade signo que ofrece "una perspectiva abierta, generalizante". Véase V. Lami-quiz, Lingüistica española, t éd., Universidad de Sevilla, 1975, p. 256.

(43) El Duque en cuestión es Guidobaldo da Montefeltro (1472-1508) ; ver eldiccionario biográfico de V. Cian, citado en la n. 32, supra.

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elaborándolas como divers ión. Esas teor ías precisamente l es pare-cen verdaderas y legí t imas, porque —como les ocurre a los niñosjugando-»— realizan en e l l a s sus más a l tos ideales . La ac t i tudnarrat iva de los in te r locu tores , al emplear continuamente un pre-sente categórico —"voglio" que el Cortegiano sea as í o así—explica que todos e l los no sólo conciben como ortodoxos sus pre-ceptos, sino que quieren a t r i b u i r l e s una intemporalidad absoluta,establecida por los propios hábitos paradigmáticos que posee susimbólico personaje. Ese símbolo es para e l los particularmentereal, aunque esté alejado de la verdadera escena en que deberíaactuar : la Corte, lugar.de los " 'arcana imper i i ' , 'scena r e a l e ' ,'senza sprezzatura ' , senza 'bon giudic io ' tu t t a percorsa, agi ta tada eccessi d'ogni t ipo" (44).

Fuera del palacio, donde se conversa amablemente, el mundoes muy otro . El Cortegiano que exaltan las damas y los caballerosno puede ser sino una idealización nostálgica de un tiempo perdi-do. La Corte de Urbino va desmoronándose ; la vida que se llevaen e l l a no es dominada ya por los ideales e sp i r i tua le s de lostiempos del Duque Federico. Tiempos que tampoco Castiglione había

(44) A. Quondam, art. ci t . , p. 21. Cabe, a ese propósito, recordar que la re-dacción del Libro del Cortegiano empieza poco después de la muerte del duqueGuídobaldo y se lleva a cabo en 1516, siendo señor de LTrbino Francisco Mariadella Rovere, hijo adoptivo del duque. Della Rovere (1490-1538) no fue castade santos : sobrino del duque Guidobaldo, casado con Eleonora Gonzaga, teníaun cara'cter muy violento. Apuñala, en 1507, a un favorito de su tío y, en 1511,mató al cardenal Alidosi, culpable, según su opinión, de haber difundido ca-lumnias contra su persona. Estaban presentes, en este liltimo crimen, el duqueGuidobaldo y el propio Castiglione. Della Rovere justificó su delito con laempresa "Non deest in pectore virtus".

Los tiempos eran malos y, para comprenderlos, basta pensar en cómopresentaba el reve's de la moneda Maquiavelo, en su Príncipe. Chocantes y elo-cuentes pueden resultar, también, las conductas cotidianas de algunos de losque serían interlocutores del Cortegiano : Federico Fregoso, por ejemplo, huyó"de Genova hacia Francia (donde vivió en paz y holgadamente como prelado) mien-tras su hermano, dux de la ciudad, estaba sitiado en ella >por los españolesque, después de haberle encarcelado, le dejaron morir miserablemente. Por suparte, el "celestial" Pietro Bembo, extremado exaltador del amor platónico,antes de ser nombrado cardenal, se entregó a placeres mundanos, enamorando amuchas mujeres, entre ellas a Lucrecia Borja.

véase G. Bettall i , Cons-iderazioni su di un luogo del Cortegiano, enBelfagor, XI, 1956, pp. 454-457 ; F. Cognasso, L'Italia nel Rinascimento,T o r i n o , UTET, t . I , 1965 , p . 471 ; V. Cian , Dizionario biográfico, c i t . , p . 527 .

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podido conocer y aprec ia r , sino desde un punto de v is ta i n t e l e c -tual (45). Esto puede expl icar por qué su héroe, según advier teBruno Mayer, "deriva non so l t an to da un intendimento d idasca l ico ,ma anche da uno s t a t o d'animo a r t í s t i c o e r ievocat ivo : da u n ' i -dea mito de l la co r t eg ian ia , s c a t u r i t a da l la p ra t i ca curíense de l los tesso autore e p r o i e t t a t a l í r icamente in un luogo de l l a memoria,part icolarmente caro a l l ' an ima de l lo s c r i t t o r e " (46).

Lugar, a su manera, i n t e r i o r y reservado, el de la memo-r i a : exactamente como la sala de las conversaciones dest inadasa pocos pr iv i leg iados adeptos. Idea-mito, la del Cortegiano, quepuede ser real sólo de noche, como si fuera preciso manifestarlaentre los l imi tes de un juego fan tás t i co y que "appena s i mos-t r a s se , sia pur per le ' f i s s u r e ' d'una f i n e s t r a , un raggio divero so le , quei fantasmi doveüssero] scomparire" (47).

También el Doctor y sus camaradas de viaje charlan en unlugar " in t e r io r " . Pero é s t e , de noble, no t iene nada : es unaposada, a lo largo del camino, cuya suciedad y "poca curiosidad"se puede imaginar, y no sólo porque lo afirma Suárez de Figueroa,en la "Introducción" al Paiajeio (48). Las conversaciones de loscuatro amigos se efectúan —-como vimos— en pleno d ía , pero lalobreguez del ambiente (49) les conf iere , sin duda, un a i r e de

(45) Federico III da Montefeltro (1444-1482), fue hombre magnánimo y, en lasguerras frecuentes en sus tiempos, capaz y honrado capitán que cumplid, comopocos, con la palabra dada a sus aliados. El Papa Sixto IV le renovó, en 1474,el título de duque ; mientras el rey de Inglaterra, Eduardo IV, le confirióla "orden de la jarretera", condecoración raramente concedida a los valientes.Federico fue famoso también por su afición y su mecenazgo a las letras (porlo cual numerosos literatos le alabaron y ensalzaron). Pero en lo que descollófue en la administración de la justicia. Máximamente por eso se le recuerdacomo a un señor amado por sus subditos y estimado por los gentileshombres desu ciudad y de su tiempo. Sus sucesores se le parecieron muy poco y, despuésde él, la situación del ducado fue cada vez más precaria. Véase F. Ugolini,Storia dei conti e duchi d'Urbino, Firenze, Grazzini, 1859, pp. 276-518 (t . I)y 1-39 (t. II) .

(46) B. Mayer, "Estudio preliminar" a la ob. c i t . , p. 16.

(47) G. Prezzolini," Estudio preliminar" a la ob. c i t . , p. 30.

(48) Ed. c i t . , p. 38.

(49) Huelga —creemos— recordar, una vez más, cómo eran las ventas en aquellostiempos. Suárez de Figueroa, por boca del Doctor, describe, de paso, una queno difiere mucho de las que presentan otros autores, contemporáneos suyos :"Era una venta el lugar, y no de las más bien abastecidas. ...Ya, pues, todo

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misterio. Un misterio no querido ni rebuscado, sino creado porla deformadora realidad de un sitio que quita a la plática todoaire de juego propuesto para pasar el rato despreocupadamente.En la venta no hay gentileshombres ni cortesanos, sino gente me-diana (o baja), descontenta de su situación económica y social.A Isidro, que le pide consejos para ser noble, para ser caballero,el Doctor le propone unos dictámenes que no crean un modelo deser perfecto. Sus propias experiencias de vida en la Corte (50),no le permiten idealizar demasiado ni a los nobles legítimos, nial nuevo tipo de pudiente que quiere abrirse camino en la socie-dad gracias a su dinero.

Pero aquellos consejos, aun cuando no correspondan a uncódigo total e imprescindible como el del Cortegiano italiano,constituyen unas fórmulas de cortesanía universal, porque univer-sal es el "alumno" a quien se dirigen : el"piojo resucitado"—sinexcesiva soberbia o maldad, en el caso de Isidro— que anhela aencumbrarse o aparentar ser lo que no es. Los avisos del Doctorresultan desde este punto de vista una producción vicaria delarquetípico Discurso formulado por Castiglione. Y como las con-versaciones de éste se proponen lejos de la vida real porque re-sultarían demasiado chocantes con la realidad de todos los días,las advertencias de Suárez de Figueroa se enuncian a cencerrostapados, en la venta, porque sería todavía peligroso arengar aun discípulo en descubierto.

La nobleza en España está evolucionando, pero hay que re-velarlo con cierto recelo. Tal como ocurría para el ducado deUrbino, la España del tercer Felipe enseña indecorosamente suscarcomas y putrefacciones con señales irrefrenables. A pesar deello, el Doctor debe limitarse a dar clases a su aprendiz en untono cuya perentoriedad rezuma incertidumbres y miedos : el pasogradual del futuro "categórico", que caracteriza la primera jor-nada de la charla, al imperativo "hipotético1, que se emplea en

prevenido [se trata de la comida] y a la orden en mesa larga y estrecha, conmantel poco candido respeto de la presente colada...". A esas líneas (que per-miten adivinar lo demás), se añade la descripción detallada de los robos aque se someten los pobres huéspedes que tienen la desgracia de instalarse enella (ver pp. 476-478).

(50) La Corte, lugar de residencia del rey y sede del poder, es el centro ur-bano que se identifica, en ese caso, con la Corte de Valladolid, donde se ha-bía trasladado Felipe III, en 1600, y que el Doctor describe aguda y dolorosa-mente en el Alivio VIII, pp. 522-532.

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l a s e g u n d a , l o e v i d e n c i a y l o j u s t i f i c a ( 5 1 ) .

El Palacio de Urbino y la venta española sirven, pues,para abrigar dos realidades históricas que, en sus cimientos,ocultan la decadencia. En la Corte del Renacimiento, cuyo pasa-do esplendor queda imborrablemente grabado en el alma del condeCastiglione, Ludovico di Canossa presenta a un Cortegiano ejem-plar

. . .di quella boite .. .ch'-io p-ià appiezzo, e .. .che m¿ pan. piu. óinUleal veio. 1/, KUl, p. 70)

En la Corte de Felipe I I I , capaz de reinar sólo con laintervención de un valido, el Doctor detalla los artificios nece-sarios

en el que con buena intención, iin &ei noble, tiene, iapul&oi depaKecento. \?. 707}

En ambos casos, los modelos necesitan alguien que los pre-sente y los forme con palabras. Entre los dos median unos cienaños. ¿ Qué puntos de divergencia y de contacto es posible esta-blecer entre ellos ?

2.2 En el primer Libio del CoAXeg-iano, los gentileshombresreunidos para hablar deciden, según vimos arriba, "formar conparole un perfetto Cortegiano". La presencia del cal i f icat ivoperfetto, junto al término Cortegiano, es muy signif icat iva. Te-niéndola en cuenta sal ta a la vista en seguida que, cuando elDoctor propone a Isidro sus preceptos de "nueva caballería", ladiferencia entre el aspirante a caballero y el Cortegiano i t a l i a -no de buenas a primeras no puede considerarse más que insalvable.Y no sólo haciendo hincapié en la diferencia histórico-social delos dos términos (52). La distancia entre los dos epitetos per-fecto y nuevo mide fácilmente la distinción. La calidad de per-fecto, atribuida al tipo i t a l i ano , predispone a pensar en un ser

(51) Para el juego de tiempos que caracteriza el "tratado" para Isidro, véaseE. Panizza, art. cit . , en RILCE, pp. 199-202.

(52) El Cortegiano, en la época de Castiglione, es el palaciego, el que "actúaen la Corte, o sea, donde se tratan y están en juego los grandes intereses delpaís, en cuyo negocio interviene o trata de intervenir". Miembro de una jerar-quía social, cuya cumbre la ocupa el principe o el señor de una Corte, el cor-tegiano se distingue del Cittadino (el que vive en la ciudad) y del Contadino

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de categoría, cuyas características vitales le otorgan de por síunas prerrogativas que le proponen a los demás como parámetro deconfrontación ; la peculiaridad de nuevo, ínsita en la normativapropuesta para el ejemplar español, empuja a pensar en un perso-naje que se acomoda anacrónicamente al patrdn de los moldes an-tiguos.

La primera virtud que separa a las dos criaturas es, enefecto, la nobleza, requisito imprescindible para el "buon Cor-tegiano" :

Votgtio adunque chz queito nodVio Cofitegiano iia nato nob-ite e.di gznQioia {¡amigtia ( í , XÍ I I , p . 70),

declara tajantemente Ludovico di Canossa, que toma sobre sí la

(el que vive en la aldea), representando "una persona cuya educacio'n y conduc-ta están adecuad-as familiar e individualmente a dicho propósito... la cuna,la raíz aristocrática y sus consecuencias, constituye[n] su médula y su condi-ción previa inevitable".

Véanse B. Blanco González, Del Cortesano al Discreto, t. I, Madrid,Gredos, 1962, p. 13 ; M. Morreale, Castiglione y Boscán : el ideal cortesanoen el Renacimiento español, en Anejos del Boletín de la R.A.E., Madrid, 1959,t. I, p. 109 y sigs.

El caballero, en tiempos de Suárez de Figueroa, forma parte de unaclase nobiliaria media "de enorme influencia en el marco local". Su tipo so-cial —teñido siempre de cierta vaguedad económica en términos literarios—le representa, en la realidad, como pecunioso e influyente. Su residencia pue-de ser la ciudad o las fincas que posee en el campo, perteneciéndole segura-mente "buena parte de la propiedad urbana, de los juros y censos". (A. Domín-guez Ortiz, Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen, Madrid,Istmo, 1973, p. 57).

El protagonista de El Pasajero aspira a ser noble, a ser caballero,pero nunca el Doctor le sugiere que compre su hidalguía, porque sabe que in-gresar en la nobleza así equivaldría a rebajar su deseo de consideración so-cial. El Doctor, sosteniendo que puede parecer noble, acaso no quiera olvidarla verdad universal, enunciada y^ por Aristóteles, que identificaba la noblezacon la riqueza de antiguo origen. "Una riqueza —como sostiene A. DomínguezOrtiz— sedimentada, traducida en una educación y un porte de vida que, lenta-mente, elevaba a las familias en virtud de un proceso al que aludió Cervantescuando escribió que los padres de Dorotea eran "labradores y gente llana, sinmezcla de alguna raza malsonante ; pero tan ricos, que su riqueza y magníficotrato les va poco a poco adquiriendo nombre de hidalgos y aun de caballeros"(ibíd., p. 40 y sigs.).

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tarea de describir cuáles deben ser las cualidades morales y fí-sicas del Cortegiano.

El mentor de Isidro, el Doctor, al contrario, no puedetener dudas frente a semejante prenda. Aunque lo quisiera, sudiscípulo, al declarar (después de haber enterado a sus amigosque acaba de heredar una fortuna) :

QUÁÍKO ¿en. noble, qiúzio come*, mit de menta iin díiguito {p. 99),

deja entender sobradamente que su nobleza sale de la alcurnia deldinero y que él, como le explica su maestro, nunca podra' ser no-ble ; a lo sumo, podrá parecerlo (53).

En segundo lugar, el conde afirma estimar

che ¿a pnA.nci.pale. e vana. pio^eaion de¿ Conxegia.no de.bba Z66en.equetta delt'anme. ; la qua¿ iopna tutto vogtío che egli ¿acda viva-mente, e iia conoiciuto tna gli altnÁ pen ándito e iioizato e Rédelea chi ieive. ( I , XVII , 74)

Un siglo después, a Isidro, no se le plantea ese problema.La espada es la única arma que se le aconseja uti l izar y cuyomanejo se juzga suficiente para que el alumno pueda ser digno dela nueva clase a que aspira pertenecer. Pero el Doctor le pre-viene :

Pana que e¿to <se haga aÁKo&amente y con mtnon. rúe&go, ieid acei-tado tom&íi aígunai ticionei de dei&ieza, de quien, pon. lo menoó, iei¡aca el moven. loi p-iei con buen compás y acomodan, el cueipo con lamejoi poituAa. [P.564]

El de reducir la práctica de la esgrima a un juego e s t é t i -co se jus t i f ica con la mentalidad ya de por s í poco caballerescadel tiempo en que Isidro vive. El Doctor, fundamentalmente lauda-toi temponii act-i, tiene conciencia de que ni siquiera los nobles"legítimos" cumplen ya con sus deberes y faltan a los cargos desu casta de manera vergonzosa. Por e l lo se lamenta :

(53) Es preciso no olvidar, sin embargo, que, hasta en la legislación de lamás antigua tradición medieval castellana, el caballero tenía que poseer unsólido peculio para ser un "milita-r pundonoroso" ; lo que se le prohibía eraque se dedicase a una profesión o trabajo con propósito de lucro.

Véase B. Blanco Gonzalez, ob. ci t . , p. 130.

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Hallaie pandada en mtoi tiempoi aquella antigua priez de caballe-nXa tan obieAvada en loi pcuadoi. Gozaba Eipaña, entonen,, ii de menainÁquezai y oitentación, di má& valon y vinXud. Hoy eitdn totalmentepueótcn en olvido lai obtigacionei de. noble... (P. 577)

La voz Cortegiano evoca, además, en Castiglione, toda unaserie de cualidades y destrezas, de perfecciones y conocimientoselevados y refinados, que deben resplandecer en un ser cuya pri-mera regla de vida es la de demostrarse amable y agraciado consus "señores" y semejantes. Por eso, las armas deben ir "engala-nadas" por un conjunto de ejercicios típicamente "caballerescos" :

Eitimo ancora —es siempre el Conde di Canossa el que habla—che iia di momento aaai zl iopeA látate e, nel cqmbatteiz, ei,inn.e.detibenatiuimo, e moitnan. ¿empfce pnonte.zza e conz... (I , XXI,pp. 79-80)

.. .vog&ío che 'I CoiXegiano -ó-ca pe/i¿eX£o cava&Lvie. d'ognÁ. àella.(7, XXI, p . «0)

Sono aneóla molt-í altii eieic¿zÁ e tía queitx paim*. ta caccÂAde' pfu.ncA.palA., peficke ha ana cefita i-ímitítad-ine di guevia...

Conveniente i anco*, iapzn. ruiota/ie, ialtaAz, cotAeie., g-ittan.

kncon. nobile QMen.cA.zio e convenientíaimo ad om di coate í ilgioco di paita... ne. di minon. laude eitimo il volteggicuie a cavallo,¿I quale henchí óia ¿aticoio e diluidle., {¡a l'omo leggeiiaimo e dei-tn.0 più. che alcun'aWia coia. [1, XXII, p . i})

El caballero de Suárez de Figueroa, para justificar untí tulo que no le corresponde, debe también poseer un caballo,aprender a montar en é l , y hacerse dueño de una serie de "habili-dades", que no presuponen ningún ingenio especial, ni una des-treza adquirida gracias a una condicio'n que se posee :

CcmpftjaA¿li> un cobalto, y tomando licionei de andan. dieitn.amenteen il, pondn.iÀ.t, cuidado en ¿e* admitido en algún juego de cañaA...

KcabadaÁ [lai cafíai], pn.ocun.an.eii no de&ampanari la pinza..., tapaian.éii muchai vecei, quitandooi, pon. imtantu, el ionbieio a loidamai...

En lai [pn.oceiionei] de la Semana Santa tendn/a pon. conveniente,ya que no ¿ueie i&cil llevan, el pendón, OAÍA una bo*la,o cuando no,

M micho a €1... (P. 545)

Todas actividades, las que señala el Doctor, exterioresy cuyo cuidadoso cultivo (lo destacaremos más adelante) es paraque, al final, Isidro cante la gloria de un acceso a un raumdoprohibido.

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La c u l t u r a , en e l Cortegiano, es o rna to y juego i n d i s p e n -s a b l e para s e r hombre de mundo y b r i l l a r en la soc iedad :

11 qual vogllo che nette letteiue ila plà che mo.d-Locn.eme.ntz erudi-to, almeno In quegll itudl che. chlamlamo d'umanltà ; e. non molementedelta tíngua latina, ma ancón, delta gteca... i-La veA&ato ne-i poete,e non meno negtl oxatoil ed litoilcl... [1, XI.Il/, p . 116)

...-Lo non mi contento del Coiteglano, i'egli non è ancoi músico,e ¿ e . . . non ¿a di. MOKÀÀ. litiumentl. ( / , KLV1I, p. 116)

...un'altia coia... perno che dal noi&io Coiteglano peí aleanmodo non debba eaeAe ¿anata adietAo ; e queito e. el sopen. di&egna>ie,ed aven, oaanízÁone delZ'aAte pAopfUa. del dipingene.... ( î , KL1K, p. Ï/9)

Es una cultura, mejor, una erudición, que no puede prescin-dir de un detalle muy importante : el de la lengua. Alrededor deese asunto se entabla entre los interlocutores de Urbino una lar-ga discusión que ocupa varios párrafos (desde el capítulo XXIXhasta el XXXIX). Por lo que ataíe al Cortegiano, Castiglione dice :

Quello adunque che pnX.ncJLpa¡hnente -Lmpoita ed i necea,a>Uo alCohXeg-Lano pe*. paAltwt e ¿cAiveAe bene, e&tLmo lo &¿a -Ll &apeAe -, peí-che. ch¿ non ia e nell'an-Lmo non ha cota che mvUti eaeiz -Lnte-ia, nonpd'ni d-Lita ni ¿cAÁveila. Appieao, biiogna d-L-ipo* con belVohd-Lne.quello che il ha da díte o actívete -, pal peí eipilmeilo ben con lepanole : le qualÁ... debbono eaeie pnoptie, «.texte, iptendlde o bencomporte, ma iopia tutto uiate ancoi dal populo... E queito coiï dlcodello óüUveJie, come del pantane... [1, XXXIII, pp. 96-97)

Para Isidro la cultura se reduce a un saber marginal. Masque cultura, es una tintura de conocimientos l i terar ios. Pero—y ésta es una diferencia importante y positiva frente al Corte-giano— su sabiduría, aunque no muy profunda, no se limita a seruna decoración exterior para lucirse, cuando sea menester, conlos demás, sino una ocasión para enriquecerse interiormente, ad-quiriendo una dignidad moral de clara raíz cristiana :

no oujldalí pz/iAaadlioi. —afirma e l Doctor— aptiqwuA to& latoique o& iobiaien de ÍOIZOÍOÍ ocupaciones a ta leción de autotei apio-badoi. Pueito que no iabíli la lengua latina, haiíli como vlituo&o,elección de loi llbioi de quien podáli iacaí mayoi apio\¡echamiento.En tai ^IOKZÍ de iantoi... También OÓ podía óeA Lícito leei otioi au-toiei, ail modehnoi como antlguoi ; mai que t/iaten todoi aate/Uaó in-poiXantei, pala pen^icÁonaK la. Mida... ttenoi daiélb de mano a loi hit,-toiladoiei, pal cuya comunicación vendiéli a ialli capaz, piudente yadveitldo... Hacéoi glande amigo de Séneca, poique en cualquier. £ ùna OÍ moitiaiá iei ¿iAme y constante. [Pp. 597-59Í)

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En cuanto al empleo del lenguaje, el Doctor reclama quesu alumno huya de cualquier descuido e inexactitud y le recomien-da el uso de un léxico apropiado y correcto. La cuestión no estan trascendental como en Castiglione, pero el Doctor llama laatención de su discípulo acerca del problema al menos dos vecesa lo largo de su plática. La primera vez es cuando Isidro sueltauna sonada ramplonería en cuanto a términos de esgrima. Entoncesel Doctor le hace el siguiente reparo :

E&oi t&uiúnoi ion bÓAbaAos y giwithoi. débeme mai cu.tt.oi y potí-tícoi a qiu.zn ie halla honiada ya con el nombie de. ciencia -, a quieneicapó ya tibie, de. tantoi yeinoi como poie-ía, cuando apenai ie ejeici-taba con nombiz de. afiXe. {?. 565)

La segunda ocasión llega cuando los dos discuten de lamanera de "hablar y responder". En esa circunstancia, el Doctorsubraya seriamente como deben ser

tai patabnjn elegante* y timpim, lequiiitoi pon. quien ieKan oídaide mijoh. gana, ocasionando óinguéafc neipnio y de.cofio. (Pp. 599-600)

Porque la verdadera e importante cuestión, para el nuevoaspirante a caballero, estriba en esto : que consiga hacerse no-tar (y no sólo en su manera de expresarse), a polarizar la aten-ción sobre si para que, como quiera que sea, se le considere yaprecie cual si fuese un "verdadero noble".

Es lo que también perseguía, a otro nivel, el Cortegiano.Y la manera para captar la atención ajena es el punto que leacerca a Isidro ; es el momento en que se enlazan los dos (yotros mil) ejemplares de épocas tan lejanas una de otra, cuyodeseo es el de emerger socialmente. Aparentemente separados porun abismo de mentalidades y conceptos de vida, Isidro y el Cor-tegiano entroncan en la necesidad de cautivar y parecer. Así——con una convicción idealizada y seria, en Castiglione ; conun transfondo irónico y amargo, en Suárez de Figueroa—, acabanpor sublimar en sí, en ambientes tan distintos, las mismas con-veniencias mundanas (al menos en las que definimos como "reglasde vida pdblica o mundana o de relación"), que se requieren comoconditio iine qua non para ser un "perfetto" Cortegiano o un "nuevo"caballero.

En realidad, tanto éste como aquél anhelan a un éxito so-cial que les permita acapararse la estimación de los que cuentan :el Cortegiano, para transformarse en dechado de los "más dignos",para llegar a ser su modelo ; Isidro, para poder hombrearse conlos que pertenecen a una capa social de que le está vedado formarparte. Uno y otro, con objeto de realizar su peculiar ambición,dan de sí mismos una imagen en que la "apariencia", la "impresión"

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o la "opinián" desarrollan un papel de suma importancia. A losdos se les puede aplicar lo que Giulio Ferroni dice del Cortegia-no : "L'affermazione sociale (e a maggior ragione quella delperfetto cortigiano) è i l risultato di una presa su queste caté-gorie sfuggenti, inafferrabili, ambiguë che regolano i l comporta-mentó degli uomini ; per raggiungerla occorre saper imprimerenegli animi degli a l t r i una forte opinione di sé, procurandosiuna salda riputazione, che trascini automáticamente verso la pro-pia persona la laude e 1''apprezzamento a l t ru i ' " (54).

Esto explica la fuerza de la comiín opinión, para sostenery valorar las actitudes de los dos personajes, en su deseo deaprecio y avance social. Se sostiene, insistentemente, en II Conte-giano :

Ma iop>iattutto accompagné ogni. &uo movimento con un ceito bongiudicio e giazÁa, ie vote meiitaAe quel t'univeJi&ale ¿avoie che tanto6'appn.ezza. |J, XXI, p . SI)

...onde. i'acqiUita. bona eitimazione, maióimamnte netta moltitu-d i n e , c o n l a q u a l e tU&ogna p w i c h e l ' o m é ' a c c o m o d i . ( / , X X I I , p . « / )

Ma che p-iù ckiano iegno voleté vo¿ delta lanza dett'opinóme.(2, XXXV, p. 173}

El Doctor , por su p a r t e , p r ev i ene a I s i d r o , recomendándole :

, i-in iei ntcuahÁo, a tie.coh.ie>>. de cuando en cuando lapioceiión con titulo de que la oidencui, óóto pa/ia dan. tugan a que 06vea ¿a muchediuéie. [P. 545)

Con todo ietiá bien ieguÁi ¿a opinión det valgo que juzga poi mainoble al mejoiadoe.n tugan, [in el teafioj. [P. 555)

Claro que la desigualdad social de los de quienes dependedicha opinio'n es axiomática en la ijltima declaración del Doctor.Para Castiglione, sería impensable contar con el juicio de ple-beyos , ya que el Cortegiano debe ejecutar

quelle coie ahdite e iegnalate. . . al ca&petto di tutti i pía no-biti ed utitati omini che ¿iano net t'ueAidXo, e. mai&imamente altaptuenza e, ie poiiibil i, inanzi agti occhl pKopuii det &uo le o diquel àignoie a cui àenve... (2, VII, p. 139)

(54) G. Ferroni, Sprezzatura e sitnulasione, en AA. VV. ob. c i t . , p. 127.

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El ambiente social —no la estructura en si—. donde seforma el Cortegiano es muy dist into del en que se cría el quesolicita ser un "nuevo" caballero. El grupo que crea al Cortegia-no sabe (o al menos desea) que en cada elemento, en cada tejidode su criatura se cumpla la función de perfección a que la regladel juego obliga : por ello solos los que le igualan en gradopueden juzgarle. La dislocación y el desequilibrio sociales, entiempos de Isidro, denuncian la caducidad de una estructura yavieja. En ella la verdadera función política (militar) de losnobles se ha perdido, pero el poder del dinero es tan fuerte quepermite el nacimiento de linajes "fingidos" : es una realidadpalpable y no de "recreación", donde el vulgo y la masa, menosadinerados o pobres en comparación con Isidro, pueden juzgarlepor "caballero", si él aparenta serlo exteriormente.

De una manera u otra, escalar el poder significa poner enmarcha una maquinaria en que prima un juego de apariencias, y lacaptatio benQvolentiae, que el "perfetto" y el "nuevo" cortesanosbuscan, ayudan también a desentrañar la hermenéutica de la mirada.Juntamente con esa apariencia-impresión, en que se basa la imagensocial de las dos criaturas. Ambas son fruto de una convenciónfalsa y superficial, cuyos parámetros de evaluación son "más ins-tintivos" que "silogísticos". Sin embargo, ambos se consideran,en sus señales específicas, como modelos de orientación para cla-sificar una dimensión social. Esto, tanto en Castiglione, comoen Suárez de Figueroa. Para el Cortegiano es fundamental :

...oltie alla nobiltà, ...che 6ia in queita paMe {¡oitu.na.to, edabbia da natuAa non solamente lo ingegno, e bella {olma di peleona edi volto, ma una celta giazia, ...che lo (¡accia al piúmo tupetto achiunque lo vede guato e amabile . ( / , XII I , p . 72)

In queito modo, e ptn. le tagioni che averno dette l'afáetazione,e le coie medioc/ii che {¡ala paMano giandiaime. ( / , KLIV, p. 114}

PiocuAeià eneie nell'a/vme non mena attiílato e Zeggiadio cheiicuio, e pa&cei gti occhl degti. ApettatotU di tuXte le coie che glipalta che panano aggiungeigti giazia e poi/ià cata d'avei cavalto convaghi guafinimenti, abitU ben inte ai, motti appKopfiiati, ed invenzioni¿ngegnoóe, che a àè. t¿tUno no gl¿ occtu de' ciictuutan-U, come calami-ta al ieiAo [I, X, p. 140)

...che ...il noitio Coitegiano... debba {¡na ie iteno detibeiaieCAO che vol paAeie e (¡an. il che glA abiti lo aiutino ad eaeie tenutopeí tale ancoi da quelùi che non l'odono paAlate, ne veggono (¡ai ope-l a z i o n e a l c u n a . [ 2 , X X l / I I , p . 163)

Para Isidro vale el mismo es t r ib i l lo . Los consejos paraque deslumbre a los que no le conocen con la fuerza fantasmagórica

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de una impresión visual, se amontonan para acreditar su ficticiaaureola de "nobleza" :

En otiai {¡ieitai y ialidai públicai, como acompañamiento de neyeiy cualeiquien otioi pemonajei, ad ioticito y cuidadoio en no hace*,{¡altai. kntei o* convendná mlin entonad muy lucido, pana que., iiendoposible, obtig&ió a que OÍ minen todoi. ( P . 545)

En el onnato extenion no ei l/cito diàpeman al novel caballeta,pon t,en coiai que llevan Vint, iX. loi ojoi de cuantos tai veen. ( P . 55£)

Acuerdóme en mi niñez aiombnaba a. un lugan entelo ven entnan pon.€1 an hábito de tai -fricó óndenei : Santiago, Mcántana y Cala.tn.ava...Ya ceia admiración i eme jante, pon. haben mucho*, y no pocoà, pobnei .Bueno óená, pana c/iecen vueitna reputación, que, aunque &ea pneitán-dolet> alguno* dinenoi, OÍ hagáii amigo de da o tnei dútoi. Suelen,cuando ¿ei {¡alta quien lei pieite caballo pana naan, honnan con iupa-io loi anAabalei,. PnocuAad, puet,, hac.en.lii compañía en talei ocaiio-nei ; iená iu lado de mucha impontancia. Seguiníii el mimo eitilo enlai igleiia* loi d/ai faeitivoi, pon ien luganei de gnan concomo y¿indúima ocoiión de que OÍ tengan loi cincundantei pon caii caballe-no, viéndaoi hablan deipejadámente en la nueda de loi que lo ion.[Pp. 600-601)

Esa última paradoja confirma, una vez más, cómo un juiciode valor puede generarse en la oblicuidad, nacer de una imagenengañosa, de una impresión que aprovecha la disponibilidad delos hombres a caer en las redes de la apariencia social.

2.3 Los lazos ilusorios en que se mueve el Cortegiano ita-liano parecen romperse en el cuarto libro del texto de Castiglione,en cuyas páginas se debaten las relaciones del hombre distinguidocon su príncipe. Es el libro en el que el Cortegiano, en su papelde funcionario político, no produce "impresiones" falsas. Llamadoa actuar al servicio de virtudes civiles debe invitar —casiobligar— a su príncipe a que se inspire en ellas. Este es el finprincipal de la Cortegiania :

TI íin adunque del pen¿etto Contegiano —dice ottaviano Fregosoque habla sobre el tema— .. .eitimo io che iia il guadagnami, penmezzo delle condizioni attnibuitegli da queiti iignoni, talmente labenivolenzia t> l'animo di quel pnincipe a cui ienve, che pona dingtie. *empte gli dica la venità d'ogni coia che ad eao convenga iapene,ienza timón o peniculo di- diipiacengli -, e conoicendo la mente diquello inclinata a &an coia non conveniente, andiica di contnadingli,e col gentil modo valemi delta gnazia acquiitata con le que bone qua-lita pen nimovenlo da ogni intenzion vizioia, ed indunlo al carmindélia vintù ; e coii avendo el Contegiano in iè. la bontà, como gli

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hanno atfUbuita queito ¿ignohÁ.,accompagnata con la piontezza d'inge-gno e piacevolezza, e con ¿a pàudenza e notizia di lette'ie e tantealtue co&e : iapià in ogrU ptiopoiito de&txtmente ¿at uedeie al iuop'Undpe, quanto onone. ed utile naàca a lui e alli iuoi dalla giai-tizia, dalla tibeialità, dalla magnanimità, dalla manàuetudine, edalZ'altie \ii>itu. che ai convengono a binon principe -, e, peí contia>Uo,quanta infamia e danno procéda dai vizi oppoiiti a que i te. Ve>ià ioeAtimo che... lo induMie o aiataie il ÍIXO principe al bene, e ipaven-tailo dal male, àia il velo inuXto delta Conxegiania. (4, I/, pp. 325-326)

En esta tarea del Cortegiano cabe todavía, si se quiere,un engaño más. Ottaviano Fregoso declara que el cortesano debellegar a gozar de la confianza de su señor, "adescando", es decir"cautivando" su voluntad de tal manera, que el príncipe apepteque su gentihombre le hable francamente, sin recelo. Contando consus cualidades, el cortesano debe "engatusar" (en sentido positi-vo) a su superior, liberándole, con habilidad inteligente, de lasnieblas del error :

In queóto modo peh. la auóte'ia ithada delta viltà potAà conduelo,quat,i adoinandola di f¡>iondi omb'ioàe. e di vagki {¡ioli, peh. tzmpeiaA lanoia del (¡aticoio carmino a chi è {¡o>ize debite ; ed... tenei continua-mente quQll'animo occupato in piactie omito, impiimendogli peKo anco-•ia iempie, como ho detto, in compagnia di queite itlectbie, qualche.coótume viituoio, ed ingannandolo con inganno iatwti¿eAo... {4, X,p. 330)

Es un engaño con buen fin el que el Cortegiano debe apro-vechar para l levar a su señor por el camino de las v i r tudes , una r t i f i c i o que ni s iquiera es mendaz, porque transmite valoresc ie r tos e incont rover t ib les . El gentilhombre, transformado enmaestro sabio y c l a r iv iden te , f a c i l i t a r á a su príncipe una ser iede consejos aptos para realzar en él todas las virtudes que cons-t i t u i r á n , en su conjunto, la función de una macrovirtud, la cualpermitirá que el príncipe 6ea más que hombre, casi un semi-dios,porque :

eàiendo aiutato dagli armaeitiamenti e dalla educazione ed ahXedel Cottegiano, {¡ornato da queiti iignoni tanto pnudente e bono, ÍOMM.giuitiaimo, continentiaimo, tempeianti6iimo, ioitiaimo e iapientii-iimo, pien di libeialÁta, magni^icenzia, leligione e. clemenzia -, iniomma i,anà gloiioiiaimo e caiiaimo agli omini ed a Vio, pen. cui lagiazia acquiitetó quella viKtù eKoica, che (¡ala accedeie i tenminidell'umanità, e din. ¿i potna. pia pleito semideo che orno molíale. (4,-KKll, p. 343}

Castiglione está plenamente convencido de que es menesterque su Cortegiano actúe con artificio e ingenio "mañoso" para

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" i n s t r u i r " a l p r í n c i p e , porque sabe muy bien cómo son lo s t i p o sde "nobles" que mandan :

Se ad alcuni de' noitni plincipi —afirma, en efecto, OttavianoFregoso— veniae inanzi an ieveio iiloic^o, o chi ii iia, il qualape/Uamente e, ¿enz'oWe atonía, volean moi&ian. tolo quitta oirtida¿accia delta. vi/Uu, ed imegnai ¿oía i boni coitumi, e quai vita debbaeaeie quella d'un bon p/Uncipe, ion ceiio che al pnimo aipetto loabowuüUano como un aip¿de, o vetamentz 6e ne íaAiano 6e¿¿e come dicoia viliiiima. {4, VIH, p. 329)

Aun insistiendo en lo edificante de la postura del Corte-giano para con su superior, el conde mantuano no puede escondertotalmente lo que hay detrás de la escena. Conoce el metal conque están forjados los de noble prosapia ; enfoca sólo de soslayosus defectos, sin calar en sus deslices, pero la brevedad de susreservas deja entender mucho :

. . .dei motti eiAoiÁ ch'ogg¿dl veggÁamo -in molXi. de¿ noitnÁ p>Un-cipi, i maggioil iono la ignoiumzia, e la peA&uaMjm di iè. &te&6¿ -,e la. ladicz di queiti dui m.LL non e\ alfio che. ta bugia, il quai viziomeiita-tamente i odioio a Vio e agli uomini., e più nocivo ai pfUncipiche alean alfio. 14, VI, pp. 32é-327) ;

Peía alcuni [phÁncipiJ hanno -ói odio la naginne. e ta giu&tizia,paiendo loto che ella i,ia an ce^iío ^heno ed un modo che loi poteaetiduiAe in ieivitù, e dimlnuin. tolo quel bene a iatià^azione chehanno di Kegna>ie, ie voleae>io ieivaAla -, ...Peía andando dAieto aqueiti plindpi, e laóiandoii ViaApohXah.il dalla peiiuaiion di iè.iteiói, divengono iupeibi, e col volto impe>iioio e coitumi auiteAi,con veiti pompoie, oto e gemme, e col non lanaAii qua&í mai uedeAe•in publico, ciedono acquiiiaA autoiità tía gti uomini, ed eaet quaiitenuti peí Vei -, ...{4, Víí, p. 32S)

Suárez de Figueroa —-y por su pluma el Doctor— proponea Isidro, contrariamente a lo que hace Castiglione, un discursode agresión del sistema cortesano. Particularmente por lo queataffe a los que detienen en su mano el poder político y económi-co. El Doctor ilustra a su discípulo una "institutio" al revés :no es él —Isidro— el que tiene una misión de alta pedagogíaético-política para con los poderosos, sino que éstos, al descu-brir lo peligroso que es tener trato o trabar amistad con ellos,tienen que inspirarle desconfianza acerca de la amabilidad quele demuestren. Ésta puede ser sólo fruto de una infatuación pa-sajera y superficial :

Ganancia, puei , óeiá —asegura el Doctor— no eniiemeteiAe conpfuncipei ; mai ii ello* [que puede t,ei) ie quiiieien enüiemetei con

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vos, no olvidéis los aludidos y andides con que debéis mantenen. suamistad peligrosa. (P. 608]

La forma de vida del príncipe es lejana y remota para elnovel caballero, pero siendo de sobra conocida, marca el desnivelcon la de las otras personas y deja entender que esa desigualdadno puede sobrepasarse, que es imposible cualquier homologacióncon su tipología social. De aquí que el Doctor formule para Isi-dro unos consejos cuya función, en el dominio de los escritoscontra la Corte, resulta evidente y pertinente :

En su piazncUa [la del piXncipe], no deis muestias de libeialni piódigo —le recomienda a Isidro— que se>iá ocasión de desdeñatloso cotAetloi. {?. 60%)

Si ¿uéAedeó a sus casas, contentaos de que sepan que estáii alte...Guandaos de entnan. donde eituvieien, a£>ie.vida y deiveigonzadamente.{?. 609}

No emb-LitíLL& con la lengua al ptivado de algún gian ieñoi, aunquele Keconozcaiji cefudo de abominaciones, que senA diipanai ¿lechas con-tha vuestKo pecho. (P. 60$)

Como se ve, el Doctor no invita a huir de la realidad acu-díante y conflictiva que rodea a los poderosos, sino a amoldarsea ella recorriendo el camino de la prudencia.

La habilidad del Cortegiano italiano estriba en saber pre-sentar al príncipe hechos y acontecimientos de forma "inteligente",servirle para ayudarle a obrar el bien y huir el mal. "II princi-pe —atestigua Benedetto Croce— non fu concepito semplicementecome una volonté privata, ma come volontà di publico bene ; onde,correlativamente, nel cortigiano come tale, che serviva, attra-verso i l principe, el bene publico, la servitù in certa guisa sinobilitava e pertanto cessava di essere intera servitù" (55).

El procedimiento de la nueva caballería, frente a los"mayores", es el de aprender, gracias a los memento recién detalla-dos, el arte de la humildad, para alcanzar la benevolencia deellos y no poner en peligro una relación puramente formal :

Si vuestKa ventwia [puerto caso quilo sea) —admite el Doctor—, os con-czdiexe. ip.miXA.ahA.daA con algún principe., pa/ia. su conservación convizne.

(55) B. Croce, Libri sulle corti, en Poeti e scritton del pieno e tardoRinascimento , Bar i , Laterza , t . I I , 1945, p . 205.

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valeMz pon momzntoi de. la humildad. 61 ieA de, continuo mai ble.n cnla-do, mai cont&i y moazito oi abnlnâ mai ancha puznta pana zntnan yail&tin. e,n la gnacla dz loi mayonu. (p. 601)

Tal actitud puede parecer cobarde, "servil", debida a con-tingentes exigencias para asegurarse un éxito social, y sin em-bargo, mientras el Cortegiano "perfetto" queda encerrado en unaesfera ideal, es abstracto, como ideal humano, porque actúa fuerade una concreta situación histórica, el "nuevo" caballero resultavivo y muy "terreno". Se le baja a una realidad que es teatro dementiras, vanidades e hipocresías, sin decirle que la máscara conque tiene que cubrirse la cara para tener éxito debe borrar todoslos valores y las instituciones de una convivencia civilizada.Se le grita en la cara cómo son los "ricos" y los "nobles", qui-tando el velo que cubre sus mezquindades, sin pasar por alto unrápido comentario que no oculta el desdén por ellos :

Tengo en loi noblei pon. coia indigna de quien ion —declara elDoctor—, y no poco infame, ¿a coitumbnz dejuAM. ; poique ¿e e jen-cita iólo poi cobnan cn.idi.to, e& poco eitimado quien le ha meneiteniolíc-Ltan con máó que iimplei palabnai. Entne loi giandm ieñofiu i<Liotía teñen, pon abominación... (P. 541)

Baóta que. ii.n peniaK ¿e vinienon a la mano doà coitu.mbn.ei caba-iteAzicai, landadai, ana en mjnXÂK, y otna, en kipocAñiJjai. Caii eitoydudoio en ¿o que oí deba acomejan acenca de panxiculan iemejante,ponqué, nectlo no coMeguiAêii et ^¿n que habéli de intentan., 6JL sehalZanen vefidadei en vueAttuu nazonei .• tan acoitumbnadoi eitán a no

loi dz mái lu¿tn.e. (P. 543]

He notado en la Conte la puntualidad con que. loi noblei ie pne-ientan unoi a otnoi, estimando tal vez en mucho COÍOÍ menudíiimai,zl plato de ¿nata, zl melón,^ la nata, y coiai ai¿. ...Si iitz oi pa-neciíne a pnopóiito, juzganXa le iiguiznadei... Con todo, iegún mipane can., iená acentado evitan la coitumbne de tatei pKe&entei, pnin-cipalmente loi de beben y comen, ponqué, a la vendadle hace poca e&-tínacÁán delloi ii cafcece de igualdad et que. toi env-ía. (P. 6021

El Doctor no i n t e n t a r e f r e n a r , como es e v i d e n t e , su d e s -precio contra una "clase" que se considera superior y que detrásde un aparente esplendor disfraza una existencia estancada y sinalma. La "ociosidad [es] propísima de los que se tienen por no-bles en esta edad", repara el mismo mentor (56), y en esa obser-vación inserta un reproche que le empuja a sugerir espontáneamentea Isidro :

(56) Es interesante destacar que un literato-político de la importancia de

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Huid de toi Qiumdu &ehoie&, pueito que, como dab&¿6, a todoi¿oi que no ion du óu cena, o pon. mejoi decii, iui igualei, heñíancon el título de pícaioi, o, a bien tibian., de eicudeioó {?. 546)

El arrebato de rencor que alienta al Doctor embiste a laentera clase social de los "nobles", pero no llega a poner entela de juicio su presunción, como una arraigada concepción dela vida que los domina desde siempre. Por otra parte, en unaCorte de "antiguo régimen" —como es en la que actuaría Isidro—sería impensable atreverse a tanto. Los "superiores", los "gran-des señores" son demasiado fuertes para pensar en un ataque di-recto que propusiera desquiciar sus instituciones. El docenteprefiere encerrarse en una visión pesimista, penetrada de un te-mor ancestral en todo lo que se refiere al "poder" y a quien lotiene. Por ello, el Doctor continúa invitando a Isidro a ser cir-cunspecto y cauteloso en el trato con quienes desea hacerseigual :

Hállame... algunoi uñoiei &ác¿lei pala cien caalquiei coia,y dif¡ícilei pala lemoveí dzlloi tai impieiionei, una vez conceb-idaiun ÍUA entendimiento*, iean cualei f^ueien. Bien ei vendad que, comode iuyo, ion tan imtablei loi guitoi de. loi hombnei, puede ieA que,iin culpa vue&tia, antea contia toda negla. de aitucia y diiciación,incuiicüi en lo de que kabé-ii queiido huií. Pala eito eé de adveitíAdiiimultUi igual dudicha con vueitio iupeiioi, cauta y prudentemente.[Pp. 638-639}

El reaccionar f ren te a l disfavor de los señores con "humil-dad y paciencia" (p. 639), e l considerar d i s c r e t o s a los que " t i e -nen por c i e r t o h a l l a r s e remunerados en demasía con cualquier pre-mio" (p. 640) no hace sino consol idar e l sistema es tab lec ido .

El hecho de que el Doctor reúna toda una s e r i e de avisospara ayudar a I s id ro a pasar por noble puede c o n s t i t u i r una tenta-

Maquiavelo reprochaba ese mismo defecto a los nobles : "E per chiaríre questonorne di gentiluomini quale e1 sia, dico che gentiluomini sonó chiamati quelliche oziosi vivono delle rendite delle loro possessioni abbondantemente, sanzaavere cura alcuna o di coltivazione o di altra necessaria fática a vivere.Questi tali sonó perniziosi in ogni república e in ogni provincia ; ma piùperniziosi sono quelli che oltre alie predette fortune comandano a castella,ed hanno sudditi che ubbidiscono a loro. ...perché tal i generazioni di uominisonó al tutto inimici da ogni civiltà" (Discorsi, I, 55, c i t . , por A. Quondam,en a r t . c i t . , p. 15).

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tiva innovadora de romper con las rígidas leyes que separan lasvarias capas sociales ; pero sus enseñanzas quedan virtualmentesin ningún valor mientras le exhorten a doblar la cabeza frente alos antojos de los de arriba. Así se anulan todos los gritos derebeldía del Doctor, y la prudencia que sugiere a Isidro, "virtudbarroca por excelencia, suma de virtudes para cualquier políticoo moralista de la época, equiparada a la razón en el pensamientode los mismos" (57), tiene como función principal la de conservarun itatu qao inamovible.

Un siglo antes, Castiglione hablaba del "bon giudicio" yde "sprezzatura", para su cortesano : reglas "universales" queprocuraban dar a creer que en él todo era fruto de una creativainmediatez natural, antes que de una paciente y elaboradísima pre-paración ; una técnica meticulosa y prudentemente dispuesta por elCortegiano para descollar con su príncipe y ocupar, entre los quecontaban, un sitio reservado a muy pocos. Hombre completo, eso sí,según la óptica del Renacimiento, pero que queria y debía mantener-se en el interior de un cuadro estamental privilegiado. Exactamenteigual que los "señores" contra los cuales impreca, un siglo después,el Doctor, y en cuya ordenada estratificación no cabe la posibili-dad de una entrada sino aparente para el discípulo de "nueva" caba-llería.

Castiglione matizd los colores, suaviza las asperezas, noquiere desenmascarar la cara desagradable de la realidad, como yadijimos ; al contrario, Suárez de Figueroa parece querer levantarcon gusto casi "sacrilego" el velo encubridor de las miserias decierto mundo que se considera mejor que los demás. Ambos, acaban,sin embargo, recomendando la misma prudencia, porque ambos sabenque la verdad, presentada sin arte, podría resultar perjudicial alque ansie ser "perfetto Cortegiano" y al que espere ser "nuevocaballero". Al cabo de un largo siglo, dos polos que parecen opues-tos se unen, o al menos se encuentran.

2.4 Las que imparte el Doctor a Isidro son unas enseñanzasrelativas a la Corte, que pueden muy bien considerarse (al menosen parte) semióticamente procedentes del tratado del conde man-tuano. Los "avisos" que se refieren a la vida pública o mundana ode relación tienen en la Corte su raíz político-social exactamentecomo la tenía en semejante institución 1¿ Coh.tiQJLa.no.

(57) J. A. Maravall, La cultura del barroco, reimpr., Barcelona, Ed. Ariel,1981, p. 274.

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Las conversaciones de los protagonis tas de Cast igl ione aca-ban por presentar , es verdad, a un ser ideal izado y perfecto ;los personajes de Suárez de Figueroa describen a un cabal lero máscor r ien te y l imitado. Los dos modelos, a pesar de e l l o , sólo apa-rentemente resultan d i s t i n t o s , porque hay conexión genética indis -cu t ib le entre e l l o s . Aunque separados por cien años de h i s t o r i a ,las dos semblanzas se unen en su simbología "antropomórfica" depatrón i r r e a l i z a b l e . El sueño y la añoranza cabal leresca de Cas-t ig l ione se acercan a la i r reverenc ia y rebeldía de Suárez de Fi -gueroa, porque los dos au tores , cada uno a su manera, recogenprácticamente elementos de su propia experiencia de vida (58), los

(58) Castiglione, cuando joven, en Milán, en la corte de Ludovico il Moro,aprendió las artes caballerescas y sirvió siempre a grandes señores : antes,en Mantua, a los Gonzaga ; después, en Ui-bino, a los duques de Montefeltro yDella Rovere. Fue embajador en varias Cortes (entre las cuales la de Inglaterra,en tiempos de Enrique VII, y en Roma, durante el papado de León X) y valientesoldado en el ejército del Papa Julio II, contra los venecianos.

Cuando León X le concedió la tonsura y el estado clerical, empezó' unabrillante carrera diplomática que le llevó —siendo Papa Clemente vil— a laCorte de Madrid y a las varias cuidades españoJas adonde se trasladaba Carlos V.Se le reprochó mucho por no haber sabido adivinar los manejos del Emperadorcuando el saqueo de Roma, y las sospechas contra él —aunque el Papa reconociómas tarde su inocencia— le llevaron a la muerte con rapidez. Toda su vida,como resulta evidente, se desarrolló en las Cortes y por las Cortes ; de ahíque Carlos V, al aprender que había fallecido en Toledo, el 7 de febrero de1529, afirmase de él que "era uno de los mejores caballeros del mundo". VéaseE. Bonora, Baldosar Castiglione e il "Cortegiano", en Storia della Letteraturaitaliana, II Cinquecento, t . IV, Milano, Garzanti, 1966, p. 192.

De Suárez de Figueroa se sabe (a través de una biografía, reflejada,mas o menos exactamente, en sus obras l i te rar ias) que fue doctor "en ambos de-rechos" por la Universidad de Pavía ; que, en una primera estancia italiana,fue Auditor (es decir, juez militar) en Piamonte y Saboya, Abogado Fiscal enla provincia de Martesana (al Nordeste de Milán), y Contrascritor cerca de Mi-lán. Además, desarrolló las funciones de Juez en Téramo (Ñapóles) y de Comisa-rio de la Colateral, en la capital partenopea.

Suárez de Figueroa no conoció, ni como escritor ni como letrado, eléxito que hubiera deseado. Intentó, eso s í , encontrar a un señor, a un mecenasque le ayudase en su carrera, pero no tuvo más que desilusiones en sus sol ici-tudes y ruegos. Probablemente t ra tó de mantenerse, durante algiín tiempo (1609-1620), con su actividad de traductor y escri tor, en España.

Cuando, en 1622, Don Antonio Alvarez de Toledo, duque de Alba, fue nom-brado virrey de Ñapóles, Suárez de Figueroa volvió a I tal ia y consiguió' el

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traspasan a una e x i s t e n c i a d i s t i n t a y más amplia, pero amoldándo-los a ima'genes de una misma rea l idad —la marcadamente estamental—,manifestación de dos e s t r u c t u r a s económicas que no suponen cambiosdec i s ivos ni de mentalidad ni de conc ienc ia .

La e s c r i t u r a de Cas t ig l ione y la de Suárez de Figueroa (59)es tán cargadas de una misma in t enc iona l idad , aceptan un mismo or-den de convenciones, porque no pueden c reer s inceramente en nin-guna ruptura e senc i a l con l a s sociedades en que se a r t i c u l a n . Tan-to en Cas t ig l ione como en Suárez de Figueroa, la e s c r i t u r a funcio-na, según la de f in ic ión de Roland Bar thes , como "une bonne cons-c i ence . . . ; e l l e a pour mission de f a i r e co ïnc ide r frauduleusementl ' o r i g i n e du f a i t [en nues t ro caso, l as malas i nc l inac iones de lospoderosos] e t son avatar l e plus l o i n t a i n [ e l nacimiento de lanobleza] en donnant à la j u s t i f i c a t i o n de l ' a c t e la caut ion de sar é a l i t é " (60) .

A los dos p ro t agon i s t a s a quienes se r e f i e r en dichas e s c r i -tu ra s se les imparte una lección reservada a c l a s e s m i n o r i t a r i a sy p r i v i l e g i a d a s . Aunque en Suárez de Figueroa parece que " l es pro-grammes de vie q u ' i l préconise sont c a r a c t é r i s t i q u e s d 'une penséefascinée à la fo i s par les valeurs et l e s préjugés a r i s t o c r a t i q u e set cherchant la s é c u r i t é dans une exis tence de ' r e n t i e r bourgeois1 ,a l ' é c a r t des nobles prodigues et dange reux . . . " (61) , aunque losdardos contra la nobleza son de los más agudos y venenosos, e le s c r i t o r v a l l i s o l e t a n o no desprecia e l p r e s t i g i o n o b i l i a r i o ; al

puesto de Auditor de la ciudad de Lecce. Destituido del cargo —acaso por suseveridad, que había creado malevolencia alrededor de su persona—, fue reinte-grado en él . Al procurar liberar, como Auditor de Catanzaro, a un colector deimpuestos encarcelado por la Santa Inquisición, hizo estallar una larga contien-da entre el Santo Oficio y la jurisdicción real, acabando por pagar en su pro-pia persona por todos. Después del desagradable episodio, sus trazas se pierdeny no se puede saber con exactitud ni la fecha de su muerte. Para más detallessobre su vida, véanse las páginas 391-406 del libro de J. M. Pelorson citadosupra en la nota 4, en que se encontrará toda la bibliografía.

(59) Escritura tiene aquí la significación que le da Roland Barthes : "un actede solidarité historique...une fonction...le rapport entre la création et lasociété, . . . le langage l i t téraire transformé par sa destination sociale, . . . laforme saisie dans son intention humaine et liée ainsi aux grandes crises del'Histoire" (Le degré zéro de l'écriture, Paris, Seuil, 1972, p. 14).

(60) Ibidem, p. 22.

(61) J. M. Pelorson, ob. c i t . , p. 442.

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contrario, lo codicia y lo codifica, acomodándose, en su manerade ver, a una mentalidad de clara componente "feudal".

Tanto el Cortegiano como el caballero se originan, pues,en un clima histórico donde prima una autoridad política que nece-sita, para imponerse, dogmatizar a los espíritus. Por consiguiente,ambas obras funcionan como instrumento de convalidación de unasrelaciones sociales "cortesanas" que presuponen, en su base, laconservación del privilegio o de la desventaja estamentales.

3. Si en el ambiente de acendrado humanismo, que caracteri-za las veladas de Urbino, se aspira a formar a un dechado de cor-tesanía, cuya principal cualidad es la del linaje, para el perso-naje del "nuevo" caballero se insiste —-como vimos y como ha deja-do abiertamente entender el Doctor— en la importancia del dineroy de todos los faustos exteriores que, sólo gracias a su posesión,pueden adquirirse.

Pero la fortuna y el favor, aun jugando un papel de trascen-dental importancia en la carrera "caballeresca" del protagonista,son blasones que quedan al margen de ciertas prendas. Según lainterior convicción del mentor hay virtudes y defectos que puedenelevar al hombre "con aspiración a noble" o rebajarlo, conformeél se esfuerce para hacerlas suyas o huir de ellos. La imagen del"nuevo" caballero esbozada por el Doctor se informa, precisa yprimeramente, alrededor de vicios y virtudes que acaban por enca-jar un esquema de individuo quien acentúa en si unos caracteres"ideales". Esos caracteres le alejan de la verdad "efectiva" delmundo y de la vida que le rodea, porque llegan a ser patrimoniode una existencia casi "insociable", fruto de una formación quepocos están en condiciones de tomar sobre sí, y porque suponenla observancia de un conjunto de valores sentimentales, afectivosy sociales que las exigencias de la realidad política del momentoha echado a perder.

El caballero "novel", según el Doctor, puede muy bien, ensu verdes años y gracias a ellos, tener suficiente fuerza paraponer en práctica unos principios de vida que infundan en su huma-nidad "corriente" un deje aristocrático que los nobles "legítimos"ya no poseen, siendo como son víctimas de pasiones, deseos, debi-lidades que no pertenecen a la "verdadera" nobleza. Por eso, elmaestro alienta a su discípulo para que cuide ciertas virtudes yse sustraiga a otros vicios. Y lo que choca, en la serie de con-sejos que le facilita a este propósito (62), es que a menudo sus

(62) Véanse las pp. 5-6 de ese mismo artículo.

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"avisos" contrastan con las normas de la moral hetero'noma vigentey constituyen una combinación de comportamientos a elegir basadaen una escrupulosa conciencia ética.

El Doctor desea, en suma, que el "nuevo" caballero sea, noque tan sólo parezca. El valor antifrástico de muchos consejos—que analizamos arriba y que conciernen a la vida de relación-descuella y se entiende completamente cuando se enfoca el problemade iei. Para el Doctor, y Suárez de Figueroa que le hace hablar,no puede sino tener una significación paródica el hecho de ensal-zar "el aspecto artificioso de una sociedad que da tanta importan-cia a lo externo y a la figuración" (63). Para él, la "nueva" no-bleza de Isidro debe poseer un valor humano y moral significativoy medirse en contraste con los valores dominantes en la sociedaden la que su discípulo desarrolla su existencia. Las prendas desu "nuevo" caballero están opuestas a los defectos de la "socie-dad que vale" ; y del juego dialéctico que nace de esa oposición,el mentor destaca un tejido de "avisos" esencialmente éticos. Lacaracterística cristiano-moral de sus advertencias se nota sobreel fondo de la desengañada y realista evaluación de un mundo co-rrompido :

i Oh cuánta* caniciai ie deben hacei a loi pobie.6 —afirma elDoctor—, y cómo e¿ ¡uita milailoi con viita tizna, de mol ! [P. 539\

Pero confiesa a continuación :

Su&lue hacei al contAatio, iiendo pKopio de loó que tnaen má¿gatai huit como de peàte. del contacto de un meneátexa&o. No admitenluegoi, no oyen gemidoi ni leí, mueven lágiimai. Enfádame de iui voce¿ ,moli&tanlit, 4O6 demanda*, olvidado* di que Kuptanizcz en e£¿o¿ ta ue*-dadeta í-iguAa del Salvado*. [?. 539)

El Doctor aduce varias pruebas de cómo son los nobles deltiempo frente a como debería ser su "procer" de caballería :

Caii eitoy dudoio en ¿o que OÓ deba acorné ja* aceAea de paAticu-lax semejante —continua diciendo— poàque lecelo no comegûi'iéii tidin que habíit, de intentan, ai ie hallanen veidade* en vueàtiai nazo-nei, tan acoótumbAadoi et>tán a no tAatanZai ¿OÍ de mí& ¿u&t/ie.. Con todoeio, me teiuelvo en avi&axoi huyáii de la mentida como del demonio pa-due iuyo. Ya iabéii que iuena. de -i/i canina. Naeéfio Seño*., vendad p ^t/iima, la mai claia y evidente en vueitAa boca vendía a caie.ce* deciédito, juita caitigo del mentiioio. [V. 543)

(63) M. P u e r t a , o b . c i t . , p . 184 .

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Si pon. veníala OÍ iucedieian dugiaciai, adveuidadei y ,no OÍ pendáid de ánimo, i-íno moifiaoi valiente y comíante, coéa que.no iaeten hacxA eótoé nuevoi pàjaAoi de aahaltmXa., que al piimeA in~¿oàtunio pierden loi alai y loi b>úoi, lindiéndoie a loi piei de. lamái {¡laca infelicidad. La vii£ud y comtancia del valeioio ie a^ina ypeticiona en lat> tiUbutadonei. "Son (dice el gloiioio padie Agusti-no) la¿, a^liccionei en el kombie como el íuego en el o>io, como la timaal hieiAo, como el tM.Ho al glano". (P. 582)

Las virtudes cabalmente morales que alaba el Doctor son,pues, el verdadero núcleo de formación para Isidro. Al presentár-selas, su maestro se s i túa en la línea de aquellos docentes que,como el Patronio del Conde LucanoA. o el Canciller de ñyala del Rimadode. Palacio, habían presentido y anticipado algunos temas propiamentehumanísticos que el Renacimiento i ta l iano desarrol lar ía más tardeaun en 11 Co/itZQiano de Castiglione. Desde este punto de vis ta ,cuando el Doctor impulsa a Isidro a seguir el camino de la virtud,contra viento y marea, le pone tan en el centro de un "hacerse"noble con sus propias fuerzas que el ideal humanista del condemantuano se reafirma y vuelve a imponerse más valido que nunca.Isidro, pudiendo escoger entre el vicio y la virtud, es "faber"de una nobleza moral muy suya : "nueva", s i , si se la compara conla de los vastagos de desgastadas costumbres que pertenecen "le-gítimamente" a la nobleza ; "rancia" y escogida, s i se tiene encuenta el concepto de nobleza de tiempos lejanos, cuando los "ca-balleros" eran, según las PaAtidai ( I I , XXI, 2), "homes de buen l i -nage" que "se guardassen de hacer cosa por que podiesen caer envergüenza" (64j. Esa vergüenza vedaba al caballero "que fuytese]de la ba ta l la , et por ende le face[se] ser vencedor" ( I I , XXI, 2);pero preveía, entre otros requis i tos , que tuviera el de la "genti-leza", adquiriéndola por tres caminos : "la una por linage, lasegunda por saber, et la tercera por bondat de armas, et de cos-t u m b r e s e t d e m a n e r a s " ( I I , I I I , 2 ) ( 6 5 ) .

I s i d ro , por t an to , con las cualidades de esp í r i tu que elDoctor l e sugiere , puede enriquecer su "poquedad" estamental conunas prendas é t i c a s , las cuales , sin i r separadas de la fortunamaterial , sean válido a l i c i e n t e para que, como "nuevo" cabal lero ,par t ic ipe real y dinámicamente en la sociedad. Lo material y loe sp i r i t ua l se con-funden en é l para adaptarse "al colore e al tonod e l l ' e t à successiva [a la del CoKtegiano in cui le idea l i t à del Ri-nascimento s i stemperano e s i annebbiano, defórmate e mort i f ícate

(64) B. Blanco González, ob. c i t . , p.

(65) Ibidem, p. 15

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da quella c r i s i morale e religiosa che si abbatteva sull'Europae in particolar modo sul mondo latino" (66).

Claro que el br i l lante , aunque efímero, optimismo del hu-manismo renacentista —signo palmario del CCUeg-ia.no— se substituyeahora con un violento negativismo de los valores propiamente huma-nos. El Doctor pregunta y contesta angustiosamente :

¿ Qué ieiá, paei, en el edificio del hombii, con tanta dtiigual-dad endeble y nu.ibiadi.zo ? Toda* loi hoiai, aun con buena àalud, ieva du^igvJiando. KiAiígaie la liiu/ia del Koitio -, {¡alta a muchoi lacopia del cabello, honioio ornato de la cabeza ¡húndeme loi ojoi -,dzicÓAname y mandan colon, loi dientei, antic/pame loi co-vieo* de lamuenXe [talei ion loi canai) -, tiemblan y enflaquecen tai piennai, yel engaño, mea en iu punto, y el Picamiento, mái lejano. [P. 649)

Y, en el violento apostrofe con que el propio Doctor atacaa todos los que, por oficio, halagan los sentidos, esclarece mastodavía lo caustico de su postura :

En eita con&oimidad, hablan de íitaA hecAoi bnaiai loi ilsxhtAMio^icÁalei de mandil, iiempie untadoi, loó cacoi otoioioi, loi pe*4<me-KOÍ y guanteíoi, que diitnÁbuyen aiomai como \iilÁ.iimoi imtnjumentoiy ocaiión de todo vicio, de toda iemuatidad. (P. 55Í)

Pero el Doctor, como estamos diciendo, exalta simultánea-mente unos valores morales bien definidos que no inci tan a' la r e -signación inmóvil, no animan al abandono de la lucha para mejorar-se . Todo lo contrar io : son un constante acicate para s a l i r deesa lucha con sat isfacción hasta l legar a r ea l i za r el éx i to soc ia lque Is idro se propone (67). La moral del Doctor es una moral de

(66) S. Battaglia, Mitografia del personaggio, Milano, Rizzoli, 1968, p. 95.(67) El hecho mismo de estar "instruyendo" a su discípulo contrasta con la ideade un pesimismo absoluto, total. Si el Doctor tomara realmente en serio el"desengaño" de la vida, no gastaría el tiempo procurando llevar a cabo su mi-sión educadora. El concepto de "mejorarse por medio de su propia voluntad",que informa los preceptos del Doctor, excluye cualquier tipo de entrañable pe-simismo. Como afirma Nicola Abbagnano —refiriéndose, en su caso, a BaltasarGracián— "non si tratta di pessimisme ma di un'osservazione realística ecruda della natura umana, considerazione fatta valere come premessa ad ogniazione tra gli uomini che voglia garantirsi el successo", Storia della Filosofía,Torino, ÜTET, t . II, p. I, 1948, p. 105.

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combate. La misma que s o s t e n t a r i a e l i d e a r i o de o t r o famoso Balde-s a r , e l Gracián de El HëJioe, El Vj_àCieto y il Oráculo Manual. Los t r e stextos del e sc r i to r aragonés, a través de los cuales el CoftXiQ-La.node su homónimo i t a l i ano parece continuar midiendo la temperie so-c ia l del s i g l o , t ienen, en e l " t r a t a d i l l o de cortesanía" de Suárezde Figueroa, un digno antecedente. Diremos que en el El VJ.6Cft.2tO,aun más que en El HéAOZ, o en El Oftáculo Manual, es donde "el ideall l eva [ r á ] a otro orden de valores , al verdadero 'cortesano' dels iglo XVII" (68). Vamos a ver, entonces, qué relación puede haberentre el modelo de categoría humana representado por el "nuevo"cabal lero, y el patrón de "aspirante a discreción" esbozado porGracia'n en su obra.

3.1 Antes de penetrar en los probables parecidos de los dostipos humanos —mejor dicho, en la ca rac te r í s t i ca peculiar al"nuevo" cabal lero que se ampliara' en El Vi&CAgto—, no cabe olvidarun de t a l l e exter ior que hermana la obra de Suárez de Figueroa conla del e sc r i t o r oscence : la manera de proponer su l i s t a de con-sejos sin seguir ningún e s t r i c t o esquema lógico (69). Tanto elportavoz de Suárez de Pigueroa, como los veinticinco Realces deEl ViiCft.et.0, presentan una cantidad de preceptos que pueden, s i ,ser agrupados en ser ies de t ipo manualistico (70), pero en r e a l i -

(68) A. Valbuena Prat, ob. ci t . , p. 657.

(69) El jesuíta aragonés conocía, ai menos en parte, la producción del escritorvallisoletano, si hemos de considerar lo que nos relata Caferino Peralta, apropósito de la lista de libros que formaban parte de la biblioteca de Lastano-sa (gran amigo y mecenas de Gracián, a quien puso a disposición los volúmenesde su colección) : "Como La Piazza Universelle del mismo Garzoni no está en elcatálogo completo de 1662, Gracián, al mencionar "las plazas", hubo de aludira La plaza universal de todas artes y ciencias, de Cristóbal Suárez de Figueroa(Madrid, 1615) y a Los varias noticias importantes a la comunidad humana [ s i c ] ,del mismo a u t o r , ib. 1621). Véase Bal tasar Graci ïn, Obras Completas, en BAE,t . 229, ed. y es tudio prel iminar de M. B a t l l o r i y C. Pe ra l t a , Madrid, A t l a s ,1969, p . 104.

(70) Les Realces podrían agruparse , segiín e l esquema propuesto por CeferinoPera l t a , en prendas personales y prendas s o c i a l e s (en n° de 22), a l a s cualesañadir t r e s Realces fuera de s e r i e (véase Obras completas, c i t . p . 122).

Sin embargo, prefer i r íamos una primera r e p a r t i c i ó n , más escueta , enprendas y de fec tos , con la conclusión del Realce f i n a l (XXV) que resume l avida de El Discreto, y sólo en un segundo momento considerar l o personal y losoc ia l de dichos defectos y prendas.

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dad se formulan en varios momentos y su coherencia puede captar-se solo en la homogeneidad del producto final. Explicamos ya cómoel Doctor, al mantener un diálogo con su interlocutor, debe carac-terizar su charla con la discontinuidad típica de un discurso in-terrumpido y reanudado : por consiguiente, sus "avisos" no estánordenados rigurosamente. Et V-ÍACSiQ-to, por su cuenta, propone unasíntesis final de las etapas que considera imprescindibles en lavida de un hombre, pero la realiza después de haber aprovechadounos cuantos géneros literarios, varia y oportunamente utilizados.Esto, tal vez, debido a que el libro es resultado "de las conver-saciones y diálogos de Lastanosa ; algunas [de las cuales] revelanla intervención del cronista Uztarroz ; y seguramente correspondenlos discursos del libro a diversos momentos de la vida del autor"(71). Por su vivacidad de ensayista (72), Gracián refleja su mul-tiforme "ingenio" en una diversidad de géneros sólo aparentementepuestos, en sucesión incongruente, uno al lado de otro : emblema,crisis, apología, encomio, panegírico, Satiricon, invectiva, dis-curso, diálogo, carta, memorial, apólogo, fábula y alegoría. "EtViiCAZto —sostiene acertadamente Ceferino Peralta— revela elcarácter, los personajes y la importancia de las tertulias en losambientes en que vivió Gracia'n [...]. De ahí el valor ocasionale independiente de cada uno de los Realces, su corte ensayista,su elaboración estilística extremada. De ahí, también, la ausenciade plan y lo indefinido de la serie de prendas arbitrariamenteprolongables o reducibles" (73).

En lo que se refiere al aspecto normativo, los Realces dela obra tienen poca originalidad, si se piensa en el asunto quetratan : las cualidades de un hombre que actúa en un ambiente cor-tesano y a quien se le indica cuáles son las virtudes que confie-ren el éxito en una sociedad distinguida. Tal vez por ello, Graciánjustifica la poca novedad de sus reglas (cuyo fondo clásico re-sulta evidente en todas las alusiones a los más famosos humanistas

(71) A. Valbuena Prat, ob. cit., p. 656.

(72) Definimos a Gracián un ensayista, aplicándole lo que Ángel del Río dicecon referencia a José Bergamín : "En el ensayo ...se combinan el gusto de laparadoja y la pasión intelectual... con la tendencia hacia la asociación inge-niosa... el proceso de fragmentación de formas... y la inclinación a un pensa-miento lítil y abstracto... que enlaza con la tradición de los conceptistas es-pañoles del siglo XVII" (Historia de la literatura española, New York, DrydenPress, 1978, t. II, p. 263, cit. por G. M. Bertini, en "Introducción" a B. Gra-cián, El Oráculo Manual, Milano, Istituto Editorial Cisalpino, 1954, p. 22).

(73) C. Peralta, en "Estudio preliminar" a la ob. cit., p. 129.

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de l a an t igüedad) d e c l a r a n d o que "aunque sean l a s cosas muy s a b i -das, s i el modo de decir las en el retórico, y del escr ib i r las enel his toriador, fuere nuevo, las hace apetecibles (XXII, p. 358)"(74). No nos concierne l levar a cabo un anál is is del personalísimo(y analizad!simo) e s t i lo gracianesco, pero sí i n s i s t i r en que,plausiblemente, la problemática moral y educativa de El Viicietopuede deber algo a la de Suárez de Figueroa. Aunque ti Paiajefi.0 noha conocido la fama de las que se consideran fuentes " i lustres"d e El VA.6cn.eto [ll CofiXegia.no, II Galateo, l'honnête homme ou Vaux de plcúiQa la Cou.fi-, de Nicolas Faret) , hay varios puntos comunes en la temá-ticade los "avisos" y en la de los Realces.

El texto de Gracián sigue, según nuestra opinión, bastantede cerca ciertos asuntos del tratadillo de Suárez de Figueroa.Antes bien, en algunos párrafos, las ideas del Doctor parecen casireproducidas a la letra en el texto de Gracián ; tanto es asi que,en un examen comparativo minucioso, las alocuciones del escritoraragonés podrían muy bien tomarse por adaptaciones de las del es-critor vallisoletano :

Soy de. paiecei, agán eito —afirma el Doctor al hablar de ciertopelmazo, único en hacerse bobo con quien le conocía—, evitéii cual-quiei ocasión de kaceAOi ^iguAü., poique no OÍ, iucedan loi encuenfioien que incuA.fi.en a menudo tala donoioi y Qfin.ceja.ntei,. (P. 568)

Otio gánelo déitoi —se hace eco en El ViiCAeto— que no ion hom-bfi.ei y ion aun mái (¡iguAai... aquelloi, digo, que ponen el di(¡efi.enciaA-ie en el fiaje, y iingulafUza/ne en el ppfiXe... hay muchot, que paiecenque ponen todo iu cuidado en dafi. que le-íi, y que eitudian cómo do.fientretenimiento a lai hablilla*... (Xl/I, p. 346)

En otra ocasión, afirma el Doctor :

Juzgo pofi. tan gian vicio ciee* iácúbnente cuatqwiei coia como nociee/t alguna. Afi.gu.ye lo piimeio ligeieza ; lo iegundo, luiticidad bái-bana [p. 575)

Al " D i s c r e t o " se l e amonesta :

(74) Para las citas que se refieren a El Discreto, el mímero romano, puestoentre paréntesis seguidamente a la mención, indica el Realce al cual perteneceel fragmento, y el niímero cardenal corresponde a la página de la edicióYi de lacual se saca (BAE, t . 229, c i t . ) .

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Haie de diitinguit también enfie lo detenido y lo recatado y lodeiatentada de un (¡dcil ; exageian anoi, diitninuyen otioi -, dlbc-Lzina,puei, el atento entendedaí .- que a tantôt, han condenado loó cn.eduU.da-de¿ como leu, incn.eduLLdade&. (l/IÏZ, p . 3Z9)

Del mismo examen comparativo podría resaltarse cómo ciertosdictámenes del Doctor parecen, en el tratado de Gracián, someti-dos : 1) a transposiciones léxicas ; 2) a sinopsis y 3) a amplifi-caciones a través de una marcada reincidencia sobre el tema, ver-daderas paráfrasis de un determinado asunto. Sirva, para el primertipo, la cita que va a continuación :

Baitantíiimoi ion eioi doi lemedio* fiaben. diitinguii enfie íiay juiticia] —propugna el Doctor— pata domai, ieñoiean. y vencen elmái colélico accidente que pueda moveí gueita a la lazan, como a iucapital enemigo. VexX\iaie de aquí un Kamo, de quien ie hace poca cuen-ta enfie loi caballefietei de ahoia, que ei el pwdonah. i i ú

En El ViiCieto, a l s i g n o l i n g ü í s t i c o perdonar i n j u r i a s ses u s t i t u y e e l lexema generos idad, pero l a recomendación es l a mis-ma :

Ai/ que mi ei&eia ei la geneloiidad —afirma la Galantería—. dUmayan, lucimiento lib>io en loi apu.eta.doi lancei de venganza -, no ieloi quito, iino ie loi mejoio, conviniéndola, cuando mái u^ana, enuna impen&ada geneAoiidad, con aclamacionei de ciédito. (I/, pp. 324-3Z5)

El segundo tipo aparece, por ejemplo, cuando, al recomendara Isidro que sepa escoger amigos y criados, el Doctor se pierdeen una larga disquisición en torno a las relaciones amos-criados ;pero sus consejos tienen una estrecha afinidad con las escuetasadmonestaciones de Gracián :

Pata que. no ie OÍ puedan pegan, talei leiabioi, pondié¿6 diligen-cia en la elección de amigoi —aconseja el Doctor—. Clatio ei queiiendo piudentei y bien inclinadoi evitanán cualeiquien ocaiionei demengua y peituibación... (P. SíO) .

Pon. ieme.jante. >ieipeto ju.zgp impo'UantC&imi la elección de buena¿amida... Tengo láitima gnandíiima a loi que (¡oh.zoiamente han de vi-vin. ceñidoi de. vaiiedad de cniadoi, d&pideà, pon. la mayo* ponte, dequien loi iuitentan y honian. (P. 5S6)

Ni ei el menon. empeño —se declara en el Realce que habla del"Hombre de buena elección"—- el e&cogen amigoi que han de ien de elec-ción, y no de acaio -, acción muy de la prudencia, y enloimái de lacontingencia...

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El/geme -también toi iamitiaiuu,, que ion ayudante-i del vivià., ytai m¿6 vécu enemigo/, no excuiadoi (X, 333) .

Cuando los dos escritores tratan de la verdad y de la hipo-cresxa, su logorrea no tiene fin. En torno a cómo aprovechar esavirtud, Gracián desarrolla el tema en varias etapas con enconadainsistencia. Sobre el asunto se puede hasta llegar a aquilatar latipología caracteriológica de los dos escritores : vehemente, concierta prolijidad, el Doctor, que se abre resueltamente en sus -.aseveraciones :

Díganse^ tai vendades, aunque pe/iezca el mundo, o poique, no petiez-ca ; que aií ie debe, emendan. e.ite dicho común. Conozco ien neceiaAiaóingulai conduia en et que tuvieie pot piopia eita condición. No ie.deben dzcVi tai cxnai áipenamente -, que atiae y obliga mucho la blan-duja, y mái con loi iupenÁoiu. {?. 57í)

Baita que iin peman. ie vinieion a la mano dpi coitu.mbh.ei, {¡unda-dai, una, en mentii, y o tía en hipoaei/a -, uiadíiima de. muchoi eneitoi tíempoi. ...Játame. flpi hipóciitaij de habei jugado y pendidomucho, iin habei tomado jamái naipe en la mano. Que dieion a damaigiandei almueizoi, meiiendai o cenai, iiendo todai {¡antáiticai, comolai del builadoi Eicoto. Que gtutaion con teiceAai y piincipalei ex.ce-iiva cantidad de ducadoi, poi &QA iujetoi cati^icadi^iimoi, y ion iue-ñoi... [Vp. 542-543)

Graciá'n es, al contrario, lacónico y ajustado de intención,aun cuando enriquece la macroestructura de sus Realces con numero-sas secuencias rotuladas en una única función. Escuchémosle, antes,en un breve diálogo con el Doctor Juan Francisco Andrés, y luego,en dos de sus "juiciosas" consideraciones, una de las cuales —laprimera— amplifica lo que se sostiene en el diálogo :

Voctoi. — Cati^/JcoAe. ya et de.<Ui vendadu con noabne de. ne&eda-dei.

kitoi. — V aun poi no paiecei o niño o necio, ninguno lai quieiedecii, con que. no ie uia -, iolai quedan en el mundo alguna leliqu-íadéliai, y aun liai ie deicubien como miiteiio, con ceiemonia y lecato..

Voctoi. — EA ta vendad una doncetta tan veigonzoia cuanto henmo-ia, y poi eio anda iiempte atapada.

Autoi. — DuaíbiLanta toi pJuncipe/, con galanteA/a, que han de.tenel mucho de adivinoi de. veidadei, y de. zahoi/ei de deéZngañoi.( l / I I I , p. 328)

Bi el modo una de lai piendai del mOUto, y que. cae. debajo de laatención -, .. .Sobie todo ie. piecia de doiai el no, de iuenxe. que <sev

eitima míi que un ií deiazonado ; azacana con tanta dutAeza tai veA-dadu que paian plaza de. ll&onjai y, tai v&z, cuando paiecz que tiion-jea, desengaña, deciéndole a uno no lo que a , ii.no lo que ha de ieji.(XXII, p . 35é y 359)

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Loi détectai que., pon. deicanadoi, ion mai conocido-!,, fácilmenteLoi declina cualquien. medianamente di&azto ; peto hay algunoi O-OIOÍtan diiinuladoi... Uno de'itoi m ¿a hazdhenXa, que aipiAa no a laexcelencia comoquiera, iino de ¿OA maó plauiiblei... Fue necio iiempietodo desvanecimiento, mai la jactancia ei intolerable. ...No nace dealteza de ánimo, iino di vileza, de calazón, pueó no aipiAa a la venda-dina honia, iino a la aparente ; no a tai vind.adih.ai hazáñai, iino ala Kazañenla. .. .\kiéitn.aniz OVIOÍ muy mirUifrioi, afectando celo y ocu-pación, Qiandei homb>iei de hacen. iiempKe negocio del no negocio... deiuenXe que. llevan mái máquina que el anxi^ido de Manilo, de igualluido y poco piovecho. (XX, p. 354 y 355)

3.2 Claro que en varios preceptos de El ViicXJlto podría bus-carse algún parecido, más o menos evidente y real por supuesto,con el "tratadillo de cortesanía" de El PaiajeAO. Pero no es tanimportante rastrear semejanzas o posibles influjos de una obra enotra. Lo esencial es considerar que los "avisos" del escritorvallisoletano se colocan en la linea de aquellos tratados que,como II Coitegiano o El ViiCieto, se proponen enfocar una realidad-—mas o menos efectiva y auténtica— para planear un discurso queno deja s i t io a concesiones ni a sentimentalismos. De esta manerase fijan unas premisas que admiten un desarrollo segiíh modos ytiempos que la realidad cambiante de la vida misma se encarga deadaptar a las varias épocas. Lo cual explica como ciertos concep-tos — los de prudencia, recto juicio, virtud, por ejemplo— sontan corrientes en los manuales de didáctica cortesana, y puedenllegar a adquirir una significacidn nueva y dinámica, antes des-conocida, en su camino evolutivo hacia ideales cada vez mas re-finados de cortesanía.

Eso ocurre, patentemente, con la noción de prudencia. Lavirtud, fundamental en 11 Coitegiano, alcanza un valor importantísi-mo en el marco de la interpretación que tanto El VaiajeAO como ElDiiCAeto dan de la existencia humana. En el tratado del Doctor re-sulta siempre muy evidente que su discípulo usa la prudencia acen-tuando su carácter práctico y pragmático. La prudencia —presentadacon variantes lexicales que van de la advertencia al recato, a laastucia o discreción— es una virtud que debe adaptarse a las co-sas y a las circunstancias en que el "nuevo" caballero se ve obli-gado a actuar. Cuando el Doctor exhorta a Isidro en ese sentido,aconsejándole :

/ Oh cuántai caxXciai ie deben hacen, a loi pobiei, y como ei jui-to miiaAloi con viita llena de amoh. .-... Ucu, también en eita paiteconviene no CJOJULCM. dz advertencia ! (P. 539)

Bien ieiá OÍ enfiemetáii tal vez en hacei pacei, pon. iei acto

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me*UXoiío, «según dottina evangélica ; de qcuen aiimiimo heiulta iu-peto y eitimacián. Conviene, ptocedet en e&to con Aecato, acuitandolai dicunitanciai, y dif, ehenciai, de fa oima que ¿ai amiitadei queden¿ihmei. En eóte punto ti neceiaAio va¿ei6t> de iingulat prudencia, pottoó di¿icu¿tadei que ie iue¿en o^iece/i a ¿ai iatiiiaccionei ; puei

fa hoy ie uia eitá pendiente ¿a honta de una palabta. {?. 566)

Vo OÍ juzgo de tanta iagacÁdad que con e¿ agnado y coituía deja-vencida ¿a emuZaclón de¿ mayoi confuxAio y cua¿quÁ.eA dugiacia

que ai amenace.. B¿en ei vehdad que, como de iuyo ion tan imtablei¿OÍ guitoi de ¿OÍ hombiei, puede ieA que^iín cu¿pa vueifia, anteiconfia toda ieg¿a de aitucla y dÁACAZcÁjón, ¿ncutAcüi en ¿o que kabíiiquehida huÁji. Tala uto e¿> de adveitiA dii-imut&li ¿gua¿ deidicha convueifio iupe>vio>i, acuita y prudentemente... Ei de. cotXeianoi díeifioino ¿amentoAie ni jornal ttntoncei queielta confia peiiona alguna...(P. 639) ,

se comprueba fácilmente que el tipo de prudencia de que habla elDoctor puede campear en la conciencia moral del individuo, perose amolda a los acontecimientos dejándose condicionar por ellos.Es una prudencia que no escoge entre lo bueno y lo malo en sentidoestrictamente moral, sino una virtud que, según la tradición clá-sica de escuela aristotélica, enseña el arte de obrar "discreta-mente" (la qipóvnots de los griegos). Es una prudencia que enseñaa defenderse por medio de la razo'n, proponiéndose como guía con-creta y efectiva en el noviciado no muy fácil del caballero "no-vel". El Doctor alerta a su discípulo para que la practique, aña-diendo que la razón debe ser su aliciente :

No eitán en nuzitia mano loi piÁmeioi ¿mpetui y ace¿a>iadoi movi-mlentoí iuyoi [de. la ¿KOL] ; mai el iabJüo y piwdenti det¿éne¿oi con et(¡teño de. ta. tazón, templándoiz de ta¿ maneAa que. pueda ialin. fúun^ante.de batalla tan cAael. Sea iiempie lector de lai atcÁonei el entendi-miento, de quien y del >iacional diitinto f=imtintoj ieh.éÁi fácilmenteieüoK ii también OÍ anmánndei con el atnéi y eicudo de. ¿a paciencia.(P. 54$)

En Zita conlomidad, OÍ peuuado ieálí, liberal ieo,ún(¡uenzai, ii queKéÁA den dueño de muchai voluntadei. F-to de vueitiapAiüdencUa no ehh.an.eli en eite punto, puei concome, la opinión que deVOÍ tengo, apto iehd paha haceh bien cualqiúei coia quien paha i,uadehto iabhá etegiA la hazon pot gu/a. (P. 604)

Mucho califica —declara en cierto momento abiertamente el Doctora cualquier iujeto ta pendencia y teda tazón, fundamento de todo bien.( P . 6 3 / )

La prudencia "racional" que debe practicar Isidro va diri-

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gida naturalmente al logro de un estado social bien definido. Elesfuerzo de esa práctica supone también, como condición necesariapara entrar en la dif íci l arena del mundo de los nobles, la adqui-sición de una medianía, de una moderación, indispensables paraapoderarse del sentido del límite y de la medida. El "bon giudicio"tan exaltado en I¿ CoftXZQ-ia.no no aparece representado en el tratadodel Doctor con una denominación especial. Pero lo puntual de cier-tas amonestaciones realza la importancia de "nimiedades" que impo-nen una elección sagaz para habilitarse a vivir en la nueva socie-dad de la que Isidro desea formar parte. Isidro tiene que gustara los demás, segiín demostramos más arriba. Por eso el Doctor lesugiere :

Jungo pot. aceitado ni lévela*, ¿ecneto* ptopiM ni entende*, loiajenoi, puu dz ambo* COÓOÓ viznz a >izi>u.lta>i tai m¿íí> vece* -ínquietu-de.6 y diiguitoi. (P. 567)

Quii-iena yo el hablan, y zt fi.zipunde.fi., ni tundo, ni veloz en dema-sía.. [?. 600)

Gozad, puzi, lo que. tuuWiadzi, buenamente., i-iendo cual mete, un ^iagaz mayohdomo que gaita lo neceia/Uo y evita lo iupeA^luo -, que ai/OÍ quedanAn vuufioi hljoi en buen eitado y voi contento de habei ZÍ-cogido un medio enVie eicaizz y de&pendlclai. [P. 632)

Un camino "mediano", el que debe recorrer Isidro, sin per-der de vista su medida interior de hombre, cultivando y ejerciendola virtud, "hábito electivo que consiste en los medios ; mas nose alcanza con un acto sólo" (p. 652). Las cualidades morales des-tacan, en las enseñanzas del Doctor, como connotaciones decisivasdel "nuevo caballero". La virtud, afirma con tajante seguridad elmentor,

como medio &otídiiimo, excluye toda vanagloiia y adquÁzte opinióna ptmeba de todai a/untu... (P. 637]

Así la prudencia, considerada a la luz de la v i r t ud , ya noaparece como prenda d i anoé t i ca solamente, s ino que —más conformecon la opinid"n de Santo Tomás que con la de A r i s t ó t e l e s — "vide turesse a l i qu id médium Í n t e r vir tutem moralem et in te lec tua lem" (75) .La prudencia del Doctor se r e c t i f i c a y transforma en una v i r tud

(75) S. Tomás de Aquino., Summa Theologica, II , 2° quae, XLVIII, c i t . por M. San-toro, Fortuna, ragione e prudenza nslla civiltà Xettevavía del Cinquecento, Na-poli, Liguori, 1967, p. 52.

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a la vez intelectual y moral, en una "¡KLCXa. KatÀ.0 agibitium" que "nonsolo deve conoscere i principi universali délia ragione, ma anchei casi par t icolar i , i l vario ar t icolars i delle cose e délie cir-costanze su cui l'uomo deve operare" (76), para conseguir unosfines cuya valencia no es sólo terrenal .

La evolución de la idea de prudencia se realizará en ElV-iiC/te-to, con una interpretación muy personal de la existencia.Gracián, en su tratado, no quiere presentar un manual de buenasmaneras, ni una obra de cortesanía específica, sino un "espejoeducativo de discreción" para el príncipe heredero (77), con elfin de plasmar a un hombre "capaz de distinguir una cosa de otra"(78). Teniendo en cuenta que el hombre debe comprometerse "ad agirée a realizzarsi nel tessuto délia società, . . . l a prudenza (media-tr ice tra la ragione e la realtà) diventüa] [para Gracián] la vir-tù più concreta e positiva di cui l'uomo disponga non per conosce-re schematicamente ti&x expe£e.nda& eX dug-iendai, e ravvisarle nella real-tà e di conseguenza operare scelte sicure, bensi per impegnareuna lotta continua, dramática, varia con la fortuna, per controlla-re, nei l imiti del possibile, le proprie azioni e indirizzarle allarealizzazione die propri f ini terreni e a t tua l i" (79). Ello expli-ca la exclamación apasionada de Gracián.respecto al prudente y ala prudencia :

; Oh et prudente qué. tnanqwLto costea tai punten y toi¡ Qué ie.no*. mide, toi gol£oi i teje paga de. ÓOÓ ¡Jcnezoa , n¿ ie. >i¿nd& aÍUÍ ¿equidades ; poique, no &Q. te hace, nueva. cualqu¿e.>ux mudanza en ÍUAextiemoi (l/I, p . 325)

i Oh g*an zxVumo de. ta prudencia, ta atención a toi extn.emo&, alacaba* bien, poniendo mái ta mina en ta {¡eticÁdad de. ta àatida que en eaptauào de la entiada ! \xiï, p. 33?)

La prudencia de El Viicieto es cordura, variante léxica queGracián emplea a menudo y por lo cual los dos términos vienen aindicar cosa semejante :

(76) Ibidem, p. >*H.

(77) El Discreto va dedicado "Al príncipe Don Baltasar Carlos".

(78) S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid, Tur-ner, 1984, p. 885, vox prudente.

(79) M. Santoro, ob. cit., p. 51.

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El vaAÓn cíiehdo iiempne f¡ue -igual —que ei cnédito entendido—,ya que no en el poden., en el quinen. ; de iuente que la neceiidad w«-le.nte. lai iuenzai, peno no loi alecto-i ; y aun entoncei pn.ec.eden a ÍUmudanza todai loi cincumtanciaA en iu abono, ateitiguando que. no eivaniedad, iino ungencia. {VI, p. 325)

Coiai hay que ie han de toman de bunlai, y tal vez lai que el otnotoma, mái de veiai. Único anbitnio de cohduAa., hacen juego del má-j en-cendido (¡uego. ...Loi hombnei cuando* y pnudentet, iiempne hicienon muypoca menced a lai gnacÁai , y una iola baitaba pana penden la leal delcatólico Pnudente. ¡IX, p. 33Î)

...el cutAdo de todo tale aÁnoio pon el atajo de la galanten/a.Mai cuando doi de una nUima malhumonada -ímpent-inenc-ia topan y ie em-peñan, eó-tése a ta mina et vanan cueAdo, no tenc-ie .- que yo le afianzoel mejon nato, con tal que aiegune <JU panudo, y mne, dei.de la talan-quena de ÍU cohduAa, loi tonoi de la necedad ajena. {XIV, p. 342]

La cordura "expresa sensatez en el obrar y buen juicio enel decir" (80) ; es una virtud que, como cualquier otra prendamoral, "comienza por la naturaleza y acaba perficionándose con elarte" —segiín el propio autor de El Viicneto. La cordura gracianes-ca, sin embargo, es una prudencia "en acecho" ; contrariamente ala que el Doctor aconseja a Tñidro, y que resulta mas bien unaprudencia "de defensa" ; es una prudencia "polí t ica", necesariaa un hombre de corte que se forme con rasgos de desengaño. ElViicneto es el hombre "juicioso" por excelencia y no sólo "en eldecir". "Todo grande hombre fue juicioso", asegura Gracisfn (XIX,p. 352), y privilegio de tales juiciosos es saber dist inguir "en-tre realidades y apariencias" —encarece el escritor— y subraya :

. . .ion deicÁinadoiei, de ¿ntencÁonei y de {¡¿nei. Van brujuleandoel ánimo, iondando loi a^ectoi, pe&ando la pnudencia... Veita iuente.vafnj haciendo anotomía del in-imo ; examen del caudal, negiitnando ypondenando tanto loi diicumoi como loi a(¡ectoi... No hay halcón quehaga mdi puntai a la pieia, ni Kngoi que mái ojoi multiplique como e.lloiatencÁoneA a ta ajena intención, de modo que hacen anotomía de un AU-jeto haita tai entnañai, y luego le divinen pon pnopiedadei y eiencia.(XIX, pp. 352-353)

Es suficiente considerar las voces verbales que acabamosde subrayar para entender lo cauteloso, inquisitivo, fríamentecircunspecto que debe ser el "Discreto" en su manera de ser. Se-

(80) J . M. Zangu i , Diccionario razonado de sinónimos y contrarios, 3 é d . ,celona, De Vecchi, 1979, p. 666, vox prudencia.

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guramente Gracián, como Suárez de Figueroa, encuentra en el ampliomarco de la prudencia tomista las nociones básicas para redactar"un completo tratado t ipológico adecuado a un mundo transido dedesengaño" (81).

sólo que a las vir tudes que acompañan la prudencia tomista(solercia y experiencia), Gracián añade puntualmente la circunspec-ción. A semejante cualidad —que ya el i t a l i ano Giovanni Pontanohabía puesto de rel ieve en su tratado Ve pAudentia (1506) (82)— leconcernía "osservare e misurare nel corso de l l ' az ione singularmentei vari aspet t i e scorgere cosa s i debba conservare e cosa evi tare,che cosa possa giovare che cosa nuocere, quali opportunité e qualiinconvenienti possano presentars i" (83). Si algo de la prudenciatomista permanece en la gracianesca es su "adaptación barroca ysocial" (84) que, al secular izar una virtud eminentemente teolo'-gica, transforma la t ác t ica prudencial en una práctica de la des-confianza ante el mundo y el hombre para que, según el reparo deJosé Antonio Maravall, "todos procuren sacar las convenientes ar-tes para vencerlos en provecho propio" (85).

Para Gracián, empero, no son todos los que pueden aprovecharlas oportunidades de la prudencia. Aunque no lo declara expl íci ta-

(81) A. del Hoyo, "Estudio preliminar", edic , bibliografía y notas a B. Gracián,Obras completas, 2 éd., Madrid, Aguilar, 1960, p. CL.

(82) G. Pontano, De prudentia, en Opera omnia soluta oratione composita, Vene-t i i s , 1518. Giovanni Pontano distinguía —como Aristóteles— la prudentia eneconómica, legislativa y política. Esta facultad iba acompañada de una seriede virtudes que el escritor de la escuela aragonesa examinaba detenidamente :la considération importante en las empresas de guerra ; la providentia, nece-saria para prever las condiciones más favorables y los posibles accidentes ;la meditatio y apparatio , útiles para preparar la acción y todo lo que le con-cierne ; la perspicacitas, ideal compañera de la consideratio , y la providentia.A ellas se añadían : la circunspectio, la cunctatio y la celeritas, imprescin-dibles en lo que pertenece al tiempo en las acciones humanas, y la versatilitas,actitud clave del prudente para amoldarse a las circunstancias. Mis cualidadesindispensables al prudente se consideraban la discretio, C3paz de hacer elegirsabiamente, la maturitas, provechosa para escoger "en su punto" las ocasionesmás favorables, y la experientia, generadora de la peritia. Véase M. Santoro,ob. c i t . , pp. 52-55.

(B3) Ibidem, pp. 52-53.

(8t) A. del Hoyo, "Estudio preliminar" a la ob. cit., p. CLVII.

(85) J. A. Maravall, La cultura del barroco, cit. p. 330.

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t a m e n t e , e l " D i s c r e t o " , p a r a é l , s e i d e n t i f i c a s ó l o en l a f i g u r ade a l to s personajes del estamento soc i a l cor tesano . Y que de hechosu obra pretende educar a la c l a se dominante r e s u l t a r l a patentesolo recordando las abundantes re ferenc ias a hombres i l u s t r e s dequienes se ensalzan las "v i r tudes" en el texto (86) : lo cuala t e s t igua la c lara d i recc ión p o l í t i c a del mismo.

Limitadamente a lo p o l í t i c o , e l I s i d ro de Suarez de Figue-roa representa un t ipo que definir íamos "revolucionar io" en sugénero, porque en su aspiración a noble, siendo un p l a t e r o adine-rado, marca una pauta t rascendenta l en la v is ión del mundo dela época, como subrayamos precedentemente. Pero Suarez de Figueroa—Y con él su portavoz, e l Doctor— sabe que el " o r í f i c e " no puedeser noble, sino sólo "parecer lo" . Esa t en t a t i va de educarle paraque lo parezca indica que algo es tá cambiando y que la sociedadespañola, tarde o temprano, se verá obligada a mudar su fisionomía,renovando al menos l a s v ías de acceso a los estamentos más e leva-dos, ya vie jos y estancados. No por e l l o , e l " t r a t a d i l l o del nuevocaba l l e ro" pierde su ca rác te r e l i t i s t a : con respecto a las c lasessoc i a l e s más bajas y marginadas, la riqueza de I s i d r o representaun estado envidiable y los "avisos" del Doctor —defendiendo laapariencia, la fama, y la prudencia— acaban por jugar decidida-mente en favor del poder que a esas aposiciones se c ine . La 1eccióndel CofctQg'lcino —en su ser texto para minorías— sigue düí i na l t e r ada .Pero, podemos dec i r , el Doctor deja l a s puer tas a b i e r t a s hacia elfuturo : y lo hace sobre todo cuando valora la importancia " c i v i l "de una r ec t a , aunque "casera" , p o l í t i c a de administración de nego-cios y r en t a s .

3.3 Un c r í t i c o se quejaba, hace años, por no encontrar ,entre los que se habían ocupado de lt CûA.-t?g<ano, a alguien que hu-biese destacado lo que, por supuesto, en el texto del conde man-tuano no se puede encontrar . "Chi scr iverà un qiorno —preguntabaGiovanni Prezzolin i—- di quel che non c 'è nel CotitÁQ-iano ? Per esem-

(86) Los personajes nombrados por Gracián (ademas de otras ilustres figuras dela historia) son Fernando de Borja, preceptor del príncipe Baltasar (II, p. 318)el Conde de Aranda (IV, p. 322) ; Don Jerónimo de Altaide (V, p. 325) ; DonFrancisco de Borja y la Duquesa de Oria y Colon3 (V!, p. 326) ; el IXo Condede Lemos (VII, p. 328) ; el Duque de Nochera, Don Francisco María Caraía (XV,p. 3t4) ; Don J. Ribera, arzobispo de Valencia, Don Alonso^Pérez de Guzma'n ,patriarca, y Don J. Palafox, obispo ; Don Duarte Fernando Alvarez de Toledo,Duque de Oropesa (XVII, pp. 350-351) ; el Duque de NÍjar (XIX, p. 359) ; DonLuis Méndez de Haro (XXIV, p. 362) ; Don Sebastian de Mendoza, Conde de Coruîîa(XXV, p. 36t).

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pió : délia vita económica. Questo idéale CohXe,gÁanu è cosi idéaleche no si sa come viva" (87). La pregunta del crítico podría en-contrar una respuesta satisfactoria en la problemática especialdel tratado dedicado a Isidro que encara la cuestión "económica"sin evasivas. La cuestión, de signo muy familiar, si se quiere,propone unas normas de vida práctica destinadas a no perder devista lo material de la existencia cotidiana. Son unos consejos—los que presenta el Doctor a su oyente— dictados por el sentidocomún, que ponen a ése sobre aviso, por ejemplo, acerca de la ne-cesidad de ser "en razón de la comida... con provecho de vuestrabolsa, modesto y templado (p. 558)", o de "no huir del todo...los banquetes", en casa de amigos o en su propia casa, donde "co-mo es aborrecible la avaricia, así es también detestable la pro-digalidad" (p. 569).

Recomendaciones parecidas abarcan también la responsabili-dad de ser buen pagador, ya que, como sostiene el Doctor :

Ño ie halla mue&tia de. impàudentUa tan panXA.cu.laH. como excerfetenJLoi gaAtoi, 6¿n metUx con eWü ta tenta. S/gueme de aqiú muchoidanoi. Sobn.e todo, que haciendo tai obhai i-in pagatie, vienen a &endobladamente coitoiai, pon. no nepan.au loi o{¡¿<Ualei en el cn.ec-imie.ntode tentai. {?. 576)

Por dos veces el Doctor insiste, además, para que Isidrose sirva del consejo de sus amigos en "los negocios de calidad"(p. 588) , y del parecer de domésticos y familiares para el "go-bierno" de su hacienda, reservándose, a la postre, imponer su vo-luntad "porque se entienda que sois dueño y señor de tales cosas"(p. 620).

Tales consejos están muy fuera de la mentalidad dé los doc-trinales caballerescos o cortesanos que concebían a la aristocra-cia y a los nobles en una función establecida que los alejaba deldespreciable tráfago de negocios y mercantilismos. Suárez de Fi-gueroa, por boca del Doctor, deja comprender que las costumbresde la nobleza no han cambiado mucho a principios de 1600. Pero,intuyendo tal vez cómo la riqueza (el caso de su discípulo) po-dría contraponerse a la alcurnia del linaje, facilita a Isidrosus preceptos de economía "sencilla" para que vele por lo que po-see. Al conde Baldassar Castiglione no se le había ocurrido, nipor casualidad, referirse a asuntos tan prosaicos. Suárez de Fi-gueroa, en cambio, con rápidos alegatos "pequeño-burgueses", se

(87) G. Prezzolini, "Estudio preliminar" a la ob. cit., p. 19.

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hace ca rgo de l a tup ida madeja de problemas que se enreda de t r a ' sde a lguna fachada n o b l e , y propone unos remedios que cada " p r u -dente con seso" puede actuar para no llegar al fracaso materialo patrimonial.

Suelo acome.jai a lot, que. quieio bien y tiznen con que pcnah.—confiesa el Doctor-»- den con todai uenai de. mano a ciúdadoi y nega-cÁOi, po>i la inquietud de que íntiicdndoiz Qn tlloi panXi.cA.pan caoJipoy auna. Ei glande, bien viviA pala ÍJL, caleciendo de ta penalidad y de-iabiÁ.miznto que ocaiiona ta puntuatXdad que. A.equ¿e<ien ¿06 negoc/ac¿oneA.Mai ii del todo no OÍ pix.diin.adzi, tibial dzitoi ab>iojoi, poned cuidadoen conclu A. co« buzvedad todat, tai. co¿a¿ que hubWiedu de. haceA. Haiide. ¿a dilación, poique OÍ podía, iucedei atgdn contiaiio acédente queimpida el {¡in del negocio. (P. 610)

Un poco más adelante, el mismo mentor s o l i c i t a a I s id ropara que evi te las fianzas y cuide su renta con el mayor d i sce r -nimiento :

Comiite. la expeita diicieción en gaita*, ta lenta que Vixsi da contanta induitiia, dutAíza y piiivencÁón, qui jamdi peligie el individuode. toda la hacienda, paei ie debe conitivai con el cuidado que la plan-ta en íl j'aid/n, pala que dé {¡luto todoi loi añoi. Eó juito acomodaue¿iemptiz con toi tiempoi ¡ que. no todoi dan (¡lanca tícenda pana et gai-to excuivo. Poned de contino límite al deieo, ii queiíii vivii iobia-do. No compiéii lo iupei(,luo y que poi ningán caio habéii menebtei.[?. 613)

Uno de los tópicos más t r i l l a d o s por los a r b i t r i s t a s espa-ñoles del s ig lo XVII era precisamente el lujo excesivo de los po-derosos (88). Suarez de Figueroa, a r b i t r i s t a en tono menor, sedemuestra en sus teor ías económico-sociales agrarista a la manerade Miguel Caja de Leruela (89).

(88) C. Blanco Aguínaga, J. Rodríguez Puertolas y J. M. Zavala, Historia socialde la literatura española, Madrid, Ed. Castalia, t . I, p. 3t7.

(89) Ibidem, p. 3U7.

Ya Hernando del Pulgar, en ios claros varones de Castilla (I486), habíahablado del interés de los grandes señores por adquirir y administrar convenien-temente sus patrimonios. Mientras Bartolomé Salvador de Solórzano, en el Librode Caxa y manual de cuentas y mercaderes (1590) llamaba la atención de los pu-dientes sobre la necesidad de controlar cuidadosamente sus rentas. Véase J. A.Maravall, Poder, honor y élites en la España del siglo de Oro, cit., p. 223.

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Con respecto al aumento del capital (como diríamos actual-mente) , propone lo siguiente :

ít gnanjtan. con ¿a ÍÁJVÜIO., quz tiznz od-Lcio dz V¿oi en daJi pon. ungAano c-iento, tixnen toó d-dcnetoi y baenoi c/Uitianot, pon. acciónvinAio&a. AÓ/, cuando en \ju.Z6Vm hacÁznda. apztzcÁúzdzi (XcÁXo aimznto,iziái dz paAzazA zmpíiáizdzó panXz dzíía zn hzizdadu y poózúonzidiitantzi doi o fieó Izguai dz ¿a Coite ; poAqaz ¿cu, mtü czicanaiconjizn. pztígtio dz ÍZI dz¿t>uUda6 dz camnarUzs. (P. 611)

Y no se limita a esa proposición, sino que insiste en queel dueffo no confíe sus propiedades en manos ajenas ; que verifiqueasidua y frecuentemente los libros de renta y gastos, y mantengaen su puesto a los viejos labradores, pagándoles puntualmente susjornales (90)1

Otra forma para lucirse y ganar, al mismo tiempo, algtíndinerillo es la de mandar construir un palacio muy sólido "segúnvuestra posibilidad y suerte"(p. 627) , procurando

.. .quz 6ta ta coaa <?«e k¿c-¿éAedzi mzjoi, mai ̂ ¿Jmz y mái a ptiovz-cho quz £ai de otKoi. Vz t>zi oui, tzndiî-Là viMÍznda con guato ; y &¿OÍ ¿obJuue algún cwAto, michot. pA.eten6OA.ZA puna éí y m¿& utíJUdad dzA U aM.eniwtii.ento. [Pp. 62J-62S)

Como se ve, el Doctor habla con desenfado de problemas ma-teriales, tal vez adivinando que la riqueza monetaria en sí, "enun país donde llega abundancia de oro y plata, estí en el aire,es tesoro de duendes, letra de cambio" (91). El trabajo se des-precia (lo rebaja el propio Isidro), porque se considera honrosoy reputado al que tiene las manos limpias de oficios mecánicos ydomésticos. Pero las advertencias del Doctor sobreentienden quela cualidad estamental puede adquirirse con nuevos merecimientos,que no son los del linaje y la sangre, sino los de una justa in-versión de dinero o de una correcta gestión de sus bienes : un"nuevo sentir que se añade a los otros dos caminos [antaño] im-prescindibles para adquirir la nobleza : la armas y las letras (92).

(90) Pp. 622-624.

(91) C. Blanco Aguinaga, J. Rodríguez Puertolas y J. M. Zavala, ob. cit., p. 350.

(92) M. Herrero García, Ideología española del siglo XVII : La nobleza (II),enR.F.E., XIV, 1927, p. 161.

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3.4 El camino hacia el desmoronamiento de la sociedad esta-mental sería largo todavía. Sin embargo, E¿ PaiajeAo — y con él elque hemos definido un "tratadillo de cortesanía"— sirve, entreotras cosas, a llamar la atención sobre el hecho de que "la acumu-lación de una gran riqueza... no sólo significa la posesión deuna riqueza pasiva, como la de quien acumula y guarda tesoros,sino la posesión de una capacidad de disponer sobre las economíasde los demás y, por consiguiente, de proyectarse operativamente,sobre la sociedad, con gran amplitud ; por tanto, en fin de cuen-tas, de disponer de los demás" (93).

Riqueza significa poder (94). Y el poder es siempre minori-tario. He aquí por qué los consejos del Doctor se insertan aúnválidamente en la serie de discursos de Corte que tienen por mode-lo al CoJUzgiano italiano. Intereses distintos y urgentes intervie-nen, no obstante, a desarticular el espíritu del Renacimiento,que caracterizaba al patron del conde mantuano, para encauzarloen una cosmovisión más contrastada y avisada, donde el desfaseentre ideales y realidad se concreta en una óptica sumamente pre-cavida y desencantada. Consciente de que es imposible mantener elideal humanístico del equilibrio —-atributo connatural no sólo alCohX.ZQiM.no, sino a todos los clasicos antiguos—, el autor y el pro-tagonista del "tratado de cortesanía" están en balanza entre unaconducta ideal y otra mundana. Ésta pone en entredicho aquéllacontinuamente, y al "nuevo" caballero y a su maestro no les quedamás que vacilar entre contradicciones, oposiciones, incertidumbres,intentando vivir con su momento histórico, contraponiendo a lamalicia del mundo unas prendas aureoladas de desengaño. Un desen-gaño amargo, que no pierde de vista el valor de la virtud y noconstituye la base de un esperpéntico juego de escaramuzas psico-lógicas para mantenerse en el poder. Isidro puede engañar los ojos,pero no del todo el corazón. E¿ Vi.iCA.iiO, en cambio, partiría igual-mente del desengaño para llegar a un engaño vestido de oropelesy de refinados modales. El Doctor quiere salvar la dignidad polí-tica de un "ser superior", a costa de una dignidad realmente "mo-

(93) J. A. Maravall, Poder, honor y élites en la España del siglo de Oro, cit.,p. 221.

(94) "El dinero —confirma C. J. Cela— engendra consideración pública, la con-sideración pública causa honor, el honor produce poder, el poder devuelve honor,el honor recaba la consideración pública, la consideración pública es manan-tial de dinero, y vuelta a empezar". Pvcaros, clérigos, caballeros y otras fa-lacias, y su reflejo literario en los siglos XVI y XVII, conferencia inauguralde la IV edición del Seminario de Literatura Española y Edad de Oro, en Edadde Oro, Madrid, vol. IV, 1985, p. 37.

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ral". Isidro desea la fama de caballero, pero no siendo todavíahechura del poder, puede aspirar a resolver la antinomia entreser y parecer.

Fuera de dudas queda el que Isidro puede considerarse anti-cipación bien trazada de Et D-L&CAeto, en el que, obsesivamente, seprofundizarían los rasgos oportunistas. Asi considerado, el t r a ta -d i l lo que le dedica el Doctor —como decíamos en otra parte a pro-posito de todo El Paiajilo (95)— se revela mediador legítimo entreRenacimiento y Barroco, mereciendo si tuarse, por los reflejos dela época que en él se reproduce, entre los textos más famosos ycélebres de los dos Baldasares : I¿ tibio dit Co>rfeg¿ano de Casti-glione y El ViicAiUo de Gracia'n.

PANI2ZA, E m i l i e t t a . El " c a b a l l e r o " de SuaVez de F i g u e r o a e n t r e " I I C o r t e g i a n o " y " E l D i s c r e t o " .

En C r i t i c o ' n , ( T o u l o u s e ) , 39 , 198? , p p . 5 - 6 2 .

Resunen. El ensayo es un a n á l i s i s p o r m e n o r i z a d o de l o s c a p í t u l o s IX y X de Q P a s a j e r o de C r i s t i -

b a l Suárez de F i g u e r o a . Esos c a p í t u l o s c o n s t i t u y e n , po r su a r g u m e n t o , una e s p e c i e de " t r a t a d o de

c o r t e s a n í a " . En focando l o s a s p e c t o s que l o s d i s t i n g u e n o l o s a c e r c a n a I I l i b r o d e l C o r t e g i a n o de

B a l d a s s a r C a s t i g l i o n e , se d e s t a c a cómo e l l o s se s i t ú a n en l a misma l í n e a t e m á t i c a d e l t r a t a d o

i t a l i a n o . A c o n t i n u a c i ó n , se i n t e n t a pone r de r e l i e v e l o s rasgos por l o s c u a l e s e l " t r a t a d i l l o "

p o d r í a s e r j u z g a d o , por o t r o l a d o , como un p r e c e d e n t e de íl D i s c r e t o de B a l t a s a r G r a c i a ' n .

Résumé. A n a l y s e d é t a i l l é e des c h a p i t r e s IX e t X de E l P a s a j e r o de C r i s t ó b a l Suárez de F i g u e r o a .

Ces c h a p i t r e s c o n s t i t u e n t , pa r l e u r s u j e t , une s o r t e de manuel du c o u r t i s a n . En e x a m i n a n t l e s

é l é m e n t s q u i l e s s é p a r e n t ou l e s r a p p r o c h e n t du L i b r o d e l C o r t e g i a n o de B a l d a s s a r C a s t i g l i o n e ,

on c o n s t a t e que ces é l é m e n t s se r a t t a c h e n t à l a l i g n e t h é m a t i q u e du t r a i t é i t a l i e n .

L ' a n a l y s e de c e r t a i n s d é t a i l s p r o u v e d ' a u t r e p a r t que ces c h a p i t r e s p e u v e n t être c o n s i -

dérés comme un p r é c é d e n t de E l D i s c r e t o de B a l t a s a r G r a c i a ' n .

Sumnary. Th i s essay i s a d e t a i l e d a n a l y s i s o f C h a p t e r s IX and X of E l P a s a j e r o by C r i s t o ' b a l Sua'rez

de F i g u e r o a . I h e s e c h a p t e r s c o n s t i t u t e , on accoun t of t h e i r s u b j e c t m a t t e r , a s o r t o f " c o u r t i e r ' s

h a n d b o o k " . ï h r o u g h a s tudy o f s i m i l a r i t i e s and d i f f é r e n c e s w i t h t h e L i b r o d e l C o r t e g i a n o by B a l -

d a s s a r e C a s t i g l i o n e , i t w i l l appear t h a t t hey f o l l o w the same t h e m a t i c U n e s as t h e I t a l i a n t r e a -

t i s e . On t h e o t h e r h a n d , t he a n a î y s i s o f c e r t a i n d é t a i l s p r o v e s t h a t t h è s e c h a p t e r s may be seen as

an a n t é c é d e n t f o r El D i s c r e t o by B a l t a s a r G r a c i á n .

P a l a b r a s c l a v e : Sua'rez de F i g u e r o a . E l P a s a j e r o . T ra tado de c o r t e s a n í a . I l l i b r o d e l C o r t e g i a n o .

El D i s c r e t o .

(95) E. Panizza, ob. cit . , pp. 26-48.