El Buho 141 Completa

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Una segunda oportunidad para el PRI l Verde que te quiero verde Peña Nieto, el voto real y su legitimidad l La invisible fragilidad de la democracia estadunidense l Rostros de la literatura Homenaje a Salvador Camelo l Colaboraciones de Martha Chapa, Roberto Bañuelas, Marco Aurelio Carballo, Hugo L. del Río

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Una segunda oportunidad para el PRI l Verde que te quiero verde Peña Nieto, el voto real y su legitimidad l La invisible fragilidad de la democracia estadunidense l Rostros de la literatura Homenaje a Salvador Camelo l Colaboraciones de Martha Chapa, Roberto Bañuelas, Marco Aurelio Carballo, Hugo L. del Río

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el Búho. Órgano de difusiÓn de la “fundaciÓn rené avilés fabila, a.c.”, revista mensual, Julio 2012editora responsable: ma. del rosario casco montoya l certificado de reserva de derechos al uso exclusivo 04-2008-112519134400-102 l número de certificado de licitud de título y de contenido: 15298 l domicilio de la publicaciÓn: yácatas 242, narvarte, c.p.03020, delegaciÓn benito Juárez, teléfono y fax: 56 39 59 10. cel. 04455-20959228 l www.revistaelbuho.com l impresiÓn y acabado:

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Rruizte (Rafael Ruiz)

De pequeño, el niño Rruizte se diver-tía rayando todo lo que estuviera al alcance de sus manitas: cuadernos, libros, paredes, etcétera.Hizo sus estudios en varias escue-las y por fin, en 1958, ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de México, de la que salió cargado de conocimientos en 1962. También en 1958 se integró a un estudio donde se hacían películas de dibujos animados y se la pasó dibujando para el cine hasta 1998, ¡40 años, ni más ni menos!Empezó a realizar caricatura políti-ca en medios impresos en 1963 en dos revistas: Sucesos para todos y en la revista Caballero que lo ponía muy triste y deprimido al mirar las fotografías de unas mujeres tan pobres, ¡tan pobres! que no tenían ropa que ponerse y, aún así ¡son-reían! Era la versión mexicana de la revista Playboy.Actualmente publica sus trabajos en el periódico Metro, en la revista Siempre! Y además imparte un taller de caricatura en la escuela de perio-dismo “Carlos Septién García”. El humor único de Rruizte, incon-tenible, venció la barrera del papel para invadir, sin piedad alguna para los funcionarios públicos, el univer-so del radio y la televisión, donde colabora constantemente con sus dibujos y su crítica implacable.

Consejo editorial:José Agustín l

Griselda Álvarez (>) l Raúl Anguiano (>) l

Carlos Bracho l José Luis Cuevas l Martha Chapa

Alí Chumacero(>) l Alberto Dallal l

Beatriz Espejo l

Gelsen Gas l David Gutiérrez Fuentes l Andrés Henestrosa (>) l

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Ignacio Retes (>) l Bernardo Ruiz l Sebastián l Fernando Sánchez Mayans (>) l

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Director:René Avilés Fabila

Subdirectora:Rosario Casco Montoya

Coordinación de arte:Félix Acevedo

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ContenidoEditorial

La muerte callada de un gran poeta El Búho l 4

De nuestra portadaAcuerdo Acta César H. Espinosa V. l 6Una segunda oportunidad: Pedro Joaquín Coldwell Agustín Ambriz l 10Verde que te quiero Verde Carlos Flores Marini l 13Amor y otros suicidios, de Ana Clavel: un paraíso infernal Jorge Luis Herrera l 15Peña Nieto, el voto real y su legitimidad Jorge Bravol 18

ConfabularioTextos escoceses Roberto Bravo l 22Poemas Alicia Caballero l 23El curandero Francisco Javier Arroyo l 25Nuevos brevicuentos Roberto Bañuelas l 37Cuentos en Totonaca y Español Manuel Espinosa Sainos l 41La agonía de los alumbramientos Raúl Hernández Viveros l 44Perro sarnoso quiere querer con perrita finolis Hugo L. del Río l 47Poema Ana Laura Medellín l48Poemas Benjamín Torres Uballe l50

Letras, libros y revistasPremio Literario Casa de las Américas 2013 l51A solas con papel y pluma Perla Schwartz l 53Por las rutas de Ulises Roberto López Moreno l 54Los recuerdos del porvenir de Elena Garro Elsa Cano l 57La biblioteca de David recomienda... David Figueroa l 59De la gran familia Azuela Martha Chapa l 60

ApantalladosLa invisible fragilidad de la democracia estadunidense Alonso Ruiz Belmont l62Sicariato teatral Francisco Turón l67Rostros de la literatura Mario Saavedra l71

Arca de NoéImpacto de las encuestas en el resultado electoral Jorge Mancillas l73Turbocrónicas Marco Aurelio Carballo l 77Los trancos de Bracho Carlos Bracho l 80

Para la memoria histórica(archivo coleccionable)Poemas de Salvador Camelo l Páginas centrales

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editorial

... La muerte callada de un gran poeta

� El Búho

Salvador Camelo alardeó su sentido de amistad. Era real. Quería a sus amigos, buscaba nuevos. Escribía sus delicados e ingeniosos poemas. Ponía algo suyo en cada verso. Amaba la ciudad, la recorría a pie y se detenía para saludar a conocidos y admi-radores, aquellos que habían leído sus libros o poemas aislados en pági-nas de revistas y suplementos. No parecía interesarse en la notoriedad, prefería una gozosa conversación y una copa, o muchas. Su amistad con Dionicio Morales, Alfredo Cardona Chacón, René Avilés Fabila, venía de muy lejos, de la juventud. Pero Salvador Camelo no era un hombre que se detuviera en una o dos perso-nas. Gozaba conociendo a muchas más. Platicaba con meseros, con can-tineros, con simples paseantes. De pronto se le podía ver en la Alameda, muy elegante de blanco, platican-do afablemente con un desconoci-do como si fueran amigos de años. Era, habrá que aceptarlo, un hombre de cierta extravagancia.

Mauricio Vega

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Luis Garzón

Editorial �

La obra poética de Salvador Camelo no fue abundante. Escribía poemas cuando le venía en gana o cuando tenía necesidad de decir algo muy preciso. Jamás sus amigos lo vieron rabioso, solía ser gentil, simpático, hacía gala de su buen sentido del humor. Políticamente era un hombre de izquierda y tenía un enorme cariño por el Instituto Politécnico Nacional, donde trabajó años hasta obtener su jubilación.

En el fondo no era tan sociable como a simple vista parecía. Le gus-taba la soledad, la dis-frutaba, pero de pronto corría estupendas juer-gas. Murió en un hotel modesto. Las autoridades recogieron el cadáver en espera de que su fami-lia lo buscara. Amigos de su rumbo dieron con el cuerpo y le avisaron a sus más cercanos colegas y a la revista donde solía edi-tar sus poemas: El Búho.

Sus amigos más cer-canos buscan la forma de hacerle un homenaje muy de su agrado, con poesía y alcohol. Su pér-dida es atroz, su partida desconcertante. Había sabido mantener total dis-creción sobre sus males,

sobre un corazón fatigado. Nos deja un hermoso legado de poemas y el recuerdo entre quienes lo trataron de cerca de su original sentido del humor, sus estrepitosas carcajadas y su enorme cariño y respeto por sus amigos, en su mayoría escrito-res. Lo recordaremos con admira-ción, respeto y amor.

El Búho

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� El Búho

de nuestra portada

César H. Espinosa V.

Las leyes SOPA y PIPA en Estados Unidos, y el acuerdo

ACTA con Japón, reinauguran una nueva etapa de la

“Guerra Fría” que abarcó la segunda mitad del siglo

XX. La “política del secreto” que caracterizó a ese episodio se

inició con la creación de la National Security Agency (NSA),

en 1952, cuando la Guerra Fría llegaba a un primer momento

álgido con las persecuciones anticomunistas de MacCarthy y

la ejecución del matrimonio Rosenberg en EUA.

El acto culminante de esta política del secreto tendría

lugar el 2 de abril de 1982, cuando el presidente Reagan publi-

có el decreto del poder ejecutivo (nº 12356) “que confiere a los

servicios de seguridad… el poder sin precedentes de mantener

en secreto las informaciones sobre la tecnología, incluso, si

fuera necesario, ciertos resultados de la investigación cientí-

fica fundamental”.

El régimen belicista norteamericano eliminó de un plu-

mazo la libertad de expresión con motivo de la Guerra del

Golfo (1992), la llamada “Tormenta del desierto” del primer

George Bush, y lo mismo haría durante las invasiones a Irak y

Afganistán tras el 11 de septiembre de 2001, en la “guerra pre-

ventiva” contra todo el mundo. La autocensura de los medios

y el espionaje doméstico fueron implantados por la Ley Patriota

(Patriot Law) en ese mismo periodo, además de admitir a la tor-

tura como sistema “legal-militar” de obtención de información.

En México: ¿Otra “Ley Televisa”? La Reforma ACTA

del IMPI y la “Ley Döring”

No vaya tan lejos: la Ley Döring, una propuesta hecha por

el senador Federico Döring Casar del Partido Acción Nacional

(PAN), es similar a la polémica Ley SOPA que proponen los

republicanos en Estados Unidos, y a la Ley Sinde, española,

que ya fue aprobada. Se trata de una reforma de la Ley Federal

de Derechos de Autor que busca reglamentar la difusión en

internet de obras registradas.

¿Otra “Ley Televisa”? Igualita, en su tratamiento legis-

lativo. El pasado 14 de diciembre de 2011, el Senado de la

República aprobó reformas a la ley de derechos de autor que

coinciden con la iniciativa de ley que pretende regular las cues-

tiones de piratería ocasionadas por las avanzadas opciones

que se pueden lograr por los medios digitales.

En un comunicado, el Instituto Mexicano de Protección

Industrial (IMPI) expone que las reformas se dan en segui-

miento de las negociaciones del Acuerdo Comercial Anti-

Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés), y que éste recoge

las preocupaciones de los usuarios de servicios de comunica-

ción electrónica y demás actores, tales como acceso a la infor-

mación y a la cultura, la libertad de expresión, la privacidad de

datos y el derecho de debido proceso.

La reforma, aprobada en paquete, porque no hubo mucha

discusión y pasó casi desapercibida, fue seguida al día siguien-

te por la propuesta del senador Federico Döring, e incluso han

llegado a confundirse aunque son dos proyectos diferentes que

tienen un mismo fin.

Supuestamente, la primera reforma aprobada protege los

derechos de autor que ya tienen registro y de los que en teoría

tienen derechos reservados. La controversia radica en que la

aplicación de esta reforma, que al parecer no fue pensada en

sus alcances, conlleva por sí misma una violación a las garan-

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de nuestra portada �

tías individuales de audiencia y seguridad jurídica que estipula

nuestra Carta Magna. Las adiciones o reformas a la ley, cuan-

do están mal hechas, se prestan para ser aplicadas de mala

manera, y en este caso hasta se pueden manejar como parte

de la censura a los medios de comunicación con el pretexto de

defender los derechos de autor.

Bastaría una nota de un visitador de que no quiso ser reci-

bido en algún lugar, para que posteriormente se le notifique

el proceso judicial a la persona a quien se quiera afectar; ésta

sólo se daría cuenta cuando ya se le haya notificado la sanción

respectiva, la cual es demasiado grande. La multa prescrita

va desde 5 mil hasta 40 mil días de salario mínimo, es decir,

de 311,650.00 pesos la mínima hasta 2,493,200.00 pesos la

máxima. Se pretende volverla intimidatoria, pero que al mismo

tiempo puede generar más corrupción porque seguramente se

buscará pagar las súper gravosas multas con “una mordida”.

La iniciativa de la ley presentada por el senador Döring,

llamada también “Ley Döring” y aprobada por el Senado el

15 de diciembre, plantea reglamentar las descargas de conte-

nido que se hagan en el internet para “proteger la propiedad

intelectual”; pretende también bloquear los sitios donde se

comparten archivos, aunque sean gratuitos,

conocidos como P2P.

Esto obedece a que, en su opinión, el

compartir archivos sin afán de lucro merma

la cantidad de ganancias que recibiría

el artista o autor, y por ende el Estado reci-

be menos dinero por los impuestos. Como

queda patente, la visión está basada desde

un sólo ángulo, ya que también este tipo

de intercambio de archivos da a conocer al

artista y obtiene una difusión inesperada.

Tras una larga exposición de motivos,

la propuesta es la de controlar los sitios

web, controlar la información, las imágenes,

bloquear o cerrar los sitios que les parezcan

no convenientes y, en términos generales,

coartar la libertad de expresión y de comu-

nicación entre las personas, por lo cual se

asemeja a las leyes SOPA y PIPA.

Bajo el nuevo esquema legal, el IMPI tendría el poder de

iniciar una investigación de oficio, sin la petición de ningún

afectado. Es decir, sin importar que alguien se lo haya pedido

o no, el IMPI podrá iniciar una investigación sobre cualquier

usuario de Internet.

Una vez que el IMPI tenga a un infractor en indaga-

ción, podría pedir el IP del usuario a la empresa que sea su

proveedor de internet, sin ningún tipo de orden judicial de por

medio. El IP es la etiqueta numérica que identifica, de manera

lógica y jerárquica, a un interfaz, elemento de comunicación/

conexión de un dispositivo dentro de una red que utilice el

“Internet Protocol”.

El supuesto infractor tiene sólo tres días después de

recibir la notificación de que es un infractor para defenderse

y declarar que es el dueño de los derechos de autor. De otro

modo, el IMPI dictará la sentencia. Para que esto ocurra sería

necesario un sistema de vigilancia de la actividad de los usua-

rios en internet, algo que viola la privacidad (según algunos

expertos en redes).

Esto se realizaría mediante una tecnología llamada “deep-

packet inspection”, que consiste en una vigilancia del tráfico

Alberto Calzada

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� El Búho

que viene y va en internet, y que también hace posible la redi-

rección, minado de datos y censura del mismo. Una tecnología

que usan los gobiernos de China, Irán y Cuba para tener en

vigilancia a los internautas.

Expertos de firmas de análisis de mercados, de la acade-

mia, derecho informático, derechos de autor y un represen-

tante del Poder Legislativo, en primera instancia desaprue-

ban el espíritu de ACTA y la propuesta del senador Federico

Döring, así como las iniciativas del Senado (PIPA) y la Cámara

de Representantes (SOPA) en Estados Unidos, pero afirman

que aún deben ser discutidas propuestas similares para que

todas las partes lleguen a un acuerdo.

¿Ha dicho la UNAM una sola palabra a propósito de las

leyes dirigidas a censurar el internet y anular las nuevas liber-

tades de expresión que han surgido en los últimos 15 años?

Tenemos noticias de que el Instituto Federal Electoral (IFE) y

la UNAM firmaron un convenio para que 200 estudiantes de la

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales realicen el monitoreo

de noticiarios en radio y televisión durante las precampañas y

la campaña electoral. (Milenio, 16-12-2011). Qué bien, la “torre

de marfil” toma cartas dentro de la realidad política del país.

Pero, hasta ahora, la institución no ha dicho esta boca es

mía en relación con las medidas destinadas a suprimir la libre

circulación de opiniones y el libre intercambio de ideas en la

red de redes y la supercarretera de la información. Como son

las iniciativas de leyes SOPA y PIPA en EUA, y la “Ley Döring”

y la suscripción del Acuerdo ACTA por el gobierno mexicano,

mediante la aprobación del Senado. ¿Por qué este pecado

de omisión?

Aquí, en los tiempos políticos la censura hace mutis

Aunque sólo aquí, porque el presidente Barack Obama

firmó, en Japón, junto con numerosos países de la Unión

Europea, el acuerdo ACTA. Éste considera imponer sanciones

absurdamente desproporcionadas a los “culpables” y permite

a los gobiernos entrometerse y desmantelar las redes digitales,

presuntamente para combatir la piratería según los dicta-

dos de las poderosas industrias cinematográfica y disquera.

Aunque ya hay parlamentos que están rechazando este sistema

orwelliano.

Apenas este 31 de enero, el columnista Jorge Monroy, del

diario El Economista, informaba que la llamada Ley Döring no

encontró el apoyo de las bancadas del PRI y PRD, por lo que

ese tema no estará dentro de las prioridades de la Cámara Alta

para el periodo febrero-abril. Quedará en el congelador, por lo

menos hasta septiembre próximo, la discusión de la iniciativa

que presentó el 15 de diciembre el senador panista Federico

Döring Casar, así como también cualquier legislación similar

para regular los contenidos de Internet.

Y luego de seis meses de que varios senadores instaron al

presidente Felipe Calderón a no suscribir el Acuerdo Comercial

Antifalsificación, manifestaron que no ha habido ninguna res-

puesta del gobierno, según informó Víctor Ballinas, del perió-

dico La Jornada, el viernes 20 de enero.

Los legisladores advirtieron que se vulnerarían las garan-

tías individuales contenidas en la Constitución y el principio

de presunción de inocencia que debe estar presente en todo

nuestro sistema jurídico.

El grupo plural resaltó que “la ambigüedad de algunas dis-

Ernesto Saemisch

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de nuestra portada �

posiciones del proyecto de Acuerdo Comercial Antifalsificación

resultaría contraria a la seguridad y certeza jurídica de los

habitantes del país, y su implementación podría resultar

en una limitación a la universalización deseable del acceso

a Internet en la sociedad mexicana, ampliando así la ‘brecha

digital’ y (obstruyendo) la posibilidad de que el país se inserte

en la denominada ‘sociedad del conocimiento’”.

Por su parte, el magistrado Roberto Martínez Espinosa,

presidente de la Sala Regional del Distrito Federal, del Tribunal

Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), declaró

que legislar Twitter y Facebook para las próximas elecciones

sería restringir el derecho de los ciudadanos a expresarse con

libertad (Excélsior, 11 de enero).

Las Leyes Duarte y Peña Nieto, ¿de la periferia

al centro?

El alcalde de Querétaro, el panista Francisco Domínguez

Servién, solicitó que de cara a los procesos electorales de 2012

los diputados locales aprobaran una legislación para regular

las redes sociales.

Afirmó que al conocer la identidad de los tuiteros se

podrían fincar responsabilidades, en caso de incurrirse en difa-

mación (Milenio, 2011-11-11). Agregó que así se podría evitar,

salomónicamente, la guerra sucia en contra de autoridades y

actores políticos. Sin embargo, el congreso queretano desmin-

tió la existencia de cualquier iniciativa al respecto.

No así en el estado de Veracruz, donde el Congreso estatal

aprobó una reforma al Código Penal que tipifica como delito la

perturbación del orden público, propuesta por el gobernador

Javier Duarte de Ochoa. Léase el viejo “delito de disolución

social”, abrogado a resultas del movimiento estudiantil de

1968. La iniciativa tuvo 33 votos a favor (del PRI) y 14 en contra

(del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano).

Presuntamente, dijeron, esa medida podría “atenuar” los

cargos que pesaban sobre los tuiteros María de la Luz Bravo

Pagola y Gilberto Martínez Vera, acusados de terrorismo y

sabotaje por difundir en redes sociales presuntos ataques

del crimen, lo que generó pánico en el puerto.

El 18 de octubre de 2011, la Comisión Nacional de

Derechos Humanos advirtió que la reforma al artículo 373

del Código Penal de Veracruz es contraria a la libertad de

expresión que consagra la Constitución Mexicana, además

de establecer una pena que resulta genérica y arbitraria contra

los ciudadanos de Veracruz.

A unas horas de que se venciera el término legal, la CNDH

interpuso una acción de inconstitucionalidad contra la refor-

ma a las leyes de Veracruz que crean el mencionado delito de

“perturbación del orden público”, orientado a castigar con

cárcel a los usuarios de redes sociales que difundieran “infor-

mación falsa” de balaceras y otros hechos de violencia en

esa entidad.

Otro hito relevante dentro de esta campaña u ofensiva

contra el internet y las nuevas libertades de expresión, tuvo

lugar en el Estado de México. A inicios de septiembre del

pasado año, los diputados federales del PRI anunciaron que

presentarían una iniciativa, que bautizaron como “Ley Peña

Nieto”, para castigar con cárcel el mal uso de las redes sociales

que pudiera generar terror entre la población y denostar a los

políticos en campaña con información falsa.

Con el hashtag #LeyPeñaNieto, la presión de miles de

usuarios de Twitter logró frenar la intención del diputado

federal David Sánchez Guevara de presentar esa reforma.

Como se ve, la dupla PRI-PAN tiene preparada toda la artille-

ría legalista –como ya hicieron con las leyes antiaborto– para

lanzar su ofensiva contra la libertad de expresión, de comuni-

cación e intercambio de ideas, de investigación, una vez que

hayan pasado los tiempos políticos de las elecciones federales

y estatales.

Sólo queda analizar y poner en práctica todas las formas

de resistencia civil y social contra los proyectos anti-internet en

todo el mundo, y especialmente en nuestro país. La pelota está

en el aire, y organizaciones clasistas como el STUNAM y la UNT

deben asumir como suya esta tarea de reivindicación de dere-

chos de los ciudadanos y los trabajadores. Y la propia UNAM,

como modelo de la inteligencia y el entendimiento científico

en México, también debe asumir su papel para rechazar esas

intentonas cuando aún es tiempo, no cuando haya que sacar al

niño ahogado del pozo del autoritarismo redivivo.

Publicado en el periódico Unión, nº 964 del 8 de febrero de 2012

y nº 965, del 15 de febrero de 2012

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10 El Búho

agustín ambriz

El presidente nacional del PRI dice que el regreso a Los Pinos traerá consigo

una nueva correlación de fuerzas con los estados de la república, con el fin de

acabar con el verticalismo y autoritarismo de gobernadores

El confeti, la champaña y las serpentinas tuvieron que

esperar en la sede nacional del PRI, a donde se ha

tomado con mucha cautela el adelantado triunfo de

Enrique Peña Nieto reconocido tanto por el presidente Felipe

Calderón Hinojosa como por el árbitro electoral del país,

Leonardo Valdés Zurita.

Desde este emblemático edificio de las históricas glorias

del otrora “partido hegemónico”, a unas horas de conocerse

el fallo final del proceso electoral, el líder de los priístas Pedro

Joaquín Coldwell admite que todavía no es tiempo de cantar

victoria ni de echar las campanas al vuelo.

--¿Pero si ya prácticamente es un hecho, no? Ya hay reco-

nocimiento oficial de los principales actores del país--, se le

inquiere en entrevista.

--No, no, no. Tenemos que ser un partido responsa-

ble, esperaremos que las autoridades competentes nos den

oficialmente el triunfo y la constancia que así lo respalde.

La elección fue impugnada y habrá que esperar que siga sus

cauces legales.

“Ahorita estamos inmersos en la tarea de la calificación

de la elección presidencial. Hay todo un proceso, se tienen

que recontar los votos. Es una tarea muy ardua y deman-

dante. Dejaremos claro que la elección fue limpia y nuestro

triunfo irrefutable”.

Con los resultados oficiales reportados por el Instituto

Federal Electoral (IFE) que dan el triunfo a Enrique Peña Nieto

sobre Andrés Manuel López Obrador, el escenario político del

país pinta como hace 18, 12 y 6 años: una apretada agenda de

reformas estructurales que aguarda en la congeladora legisla-

tiva y que está supeditada a intereses partidistas.

Aunque se confirme su triunfo, el PRI no contará con la

mayoría necesaria en el Congreso de la Unión para hacer solito

las reformas. El nuevo presidente tendrá que buscar nueva-

mente la negociación con las otras fuerzas políticas si en reali-

dad quiere que haya cambios verdaderos para los mexicanos.

--¿Repetiremos un gobierno de presidente débil y par-

lamento fuerte? ¿Habrá entendimiento?--, se le pregunta a

Joaquín Coldwell.

--México lleva con gobiernos divididos ya, desde 1997,

entendiendo por tales aquellos donde el partido del presiden-

te no tiene mayoría en el Congreso. Pero en la democracia,

cuando la mayoría de la alternativa no te la dan los electores,

entonces tienes que construirla con base en acuerdos políticos

con las distintas fuerzas representativas en el Congreso.

--¿Ahora que será gobierno, no teme el PRI un bloqueo del

PAN en aquellas reformas que no fueron correspondidas con el

voto durante el gobierno de Felipe Calderón?

--Fueron muchas las reformas importantes del presidente

Calderón que el PRI apoyó, como la reforma de pensión del

ISSSTE, la de seguridad pública y justicia penal. No podemos

anticipar lo que hará una fuerza política a partir de diciembre

pero sí sabemos qué haremos nosotros, y desde luego hacer

acuerdos para sacar adelante los cambios que el país requiere.

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de nuestra portada 11

En México hay una visión peyorativa de los acuerdos

de las reformas políticas, que son comunes y corrientes

en las democracias maduras, ésa es una forma en que se

hace política.

--¿Hay conciencia de que el país no puede avanzar si no se

logran esos consensos? ¿Cómo le van hacer con las izquierdas

si sigue la inconformidad?

--Yo creo que la sociedad está haciendo un reclamo muy

fuerte a todos los partidos políticos. Están condenando la

parálisis legislativa. En consecuencia, serán los electores quie-

nes valoren quiénes sí contribuyen participando para el país y

quiénes contribuyen a la parálisis.

--¿Le parece que Peña Nieto será un presidente débil?

--No, porque está avalado por una elección democrática.

El hecho de que el PRI no logre mayoría dentro del Congreso

no me parece una debilidad. La legitimidad de él dispone del

mayor número de votos que ningún otro presidente en la his-

toria nacional.

La recomposición de la geografía electoral del país

después del 1 de julio llevó al poder al PRI en estados del

norte cansados del PAN y a la derrota en aquellos conside-

rados como sus bastiones del sureste mexicano, Tabasco

y Quintana Roo.

--¿Qué pasó ahí señor?

--Yo creo que las elecciones expresan la pluralidad de la

sociedad mexicana. Somos un país que no es homogéneo y

la gente usa cada vez más su voto, y de manera diferenciada

muchas veces. Entonces se ve claro que en algunas zonas, el

PRI pierde y en otras zonas recupera una gubernatura que

perdió en 1995. Gana por ejemplo en el municipio de León,

Guanajuato, donde no gobernaba hace 28 años. Entonces es

la expresión de este México democrático.

--¿Se requerirá una estrategia diferente para recuperar los

estados que eran bastión priísta y que pasaron a las fuerzas de

la izquierda, como Tabasco donde hubo carro completo?

--Fue el mismo voto que se vio en Tabasco en el 2006.

Seguramente influyó la oriundez del candidato a la presidencia.

Equilibrios en los estados

Oriundo de Cozumel, Quintana Roo, Joaquín Coldwell

asegura que, de confirmarse el triunfo, el PRI que fue práctica-

mente echado de Los Pinos en el 2000 no será el mismo que 12

años después recupera la Presidencia de la República.

Adolfo Mexiac

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12 El Búho

El líder priísta, en cuyo estado perdió Peña Nieto, refiere

que la nueva alternancia de un presidente priísta traerá equi-

librio en aquellos estados priístas donde los gobernadores

siguen siendo autoritarios. Como virreyes, los calificó el pre-

sidente Calderón.

“El PRI ha cambiado mucho. Es un partido que se des-

centralizó en ese proceso. Es ahora un partido mucho más

generalizado, de decisiones no tan verticales, sino que van

generando acuerdos en las distintas corrientes del partido, de

la estructura territorial. Es un PRI que ha aprendido a competir

en democracia”, comenta.

--Ese cambio no se ve todavía en todos los estados gober-

nados por el PRI, abundan los casos de gobernadores autorita-

rios e inexpertos, ¿cómo van a contrarrestar eso ahora con un

presidente de la república priísta?

--Precisamente la existencia de un presidente de la repú-

blica priísta, establecerá una nueva correlación respecto a las

expresiones políticas locales.

--¿Qué tipo de correlación?

--Establecer un mayor balance.

--¿Digamos que se vuelven a centralizar algunas decisiones?

--No, más bien se aspira a nuevos equilibrios y contrape-

sos de poder. Eso es lo que debemos encontrar.

--Con respecto a estas diferencias que hubo en algunos

estados, donde los senadores y diputados del PRI, alcanzaron

más votos que Peña Nieto ¿No se pudo ayudarle a conseguir los

mismos votos que sus compañeros de coalición? ¿Qué pasó ahí?

Por ejemplo, en Quintana Roo, donde el ex gobernador Félix

González Canto le ganó al candidato presidencial.

--Yo no puedo conocer tan pronto las motivaciones de los

votantes de todo el país, eso requiere estudios, la gente hoy en

México vota de manera más diferencial. En Quintana Roo hubo

más voto para los candidatos legisladores que para presidente

y hay otras regiones donde sucedió a la inversa.

--¿Qué sigue? ¿Qué hará el PRI para que el mayor número

de gente crea en él?

--Me parece que la gente ya le dio voto de confianza

al PRI en esta elección y me parece que nos está dando

una segunda oportunidad y tenemos que corresponder con un

gobierno eficaz.

Victoria colectiva

Principal responsable de los resultados electorales de su

partido, Joaquín Coldwell no está de acuerdo con la considera-

ción que algunos han expresado en el sentido de que el virtual

triunfo es una medalla de condecoración más en la trayectoria

del político cozumeleño.

--¿Lo veremos todavía en el CEN del PRI o irá al gabinete?

--He sido electo para terminar un periodo que llega

dentro de 3 años, pero depende de los priístas. Ahora mis 5

sentidos están en la calificación de la elección presidencial,

de diputados, senadores y gobernadores electos en 7 estados

del país.

--Su compañero, el senador Manlio Fabio Beltrones, habla

de la necesidad de los gobiernos compartidos y que el sistema

político mexicano transita del presidencialismo al parlamenta-

rismo ¿Está de acuerdo?

--Yo creo, que eso lo determinará la evolución política

del país y los acuerdos que deben irse construyendo entre las

diferentes fuerzas políticas. En este momento yo no quisiera

anticipar vísperas en ese tema.

--¿Pero hay consciencia de que se tiene que avanzar jun-

tos construyendo una agenda nacional de beneficio general?

-- Sí, la agenda política nacional ya lleva muchos años

construyéndose en las distintas fuerzas políticas y bueno

eso seguirá. Repito, ahora estamos inmersos en la tarea de

la calificación de la elección presidencial, en la integración

de las cámaras y ya vendrá el momento para tomar otro tipo de

decisiones, yo no quisiera anticipar juicios.

--¿De plano el virtual triunfo no representa otra medalla

en su carrera?

--Yo lo veo como una victoria colectiva. A mi me tocó

coordinar a los priistas, mal haría yo en darme este mérito,

aquí está el trabajo de millones de militantes del PRI, desde

los que pegaron propaganda, de los que hicieron activismo, de

los que se presentaron en las casillas, los candidatos, legisla-

dores, los directivos de campaña. Es un logro colectivo.

*Publicado en la revista Luces del Siglo. Cancún, Qna. Roo., a 9

de julio de 2012.

Page 13: El Buho 141 Completa

de nuestra portada 13

Carlos FlorEs marini

Para nosotros de chavos, lo verde era la

mota y sólo la consumían los soldados. Lo

recuerdo cuando hice mi servicio militar en

el cuartel de Trasmisiones. Porque yo sí hice servicio

militar. Marchábamos los lunes, no los domingos,

porque éramos del equipo de natación de ahí de

Trasmisiones.

Decían que la mota era consumida por los solda-

dos y cuando llegaban pasados, el lunes, los hacían

marchar y correr con el equipo de combate que era

pesadísimo. Arrojaban todo.

La primera vez que tuve conciencia de los

espacios verdes fue en la escuela. No había una

clase especial, pero Domingo García Ramos nuestro

profesor de: Iniciación al Urbanismo, nos llevó a

Xochimilco para ver las Chinampas y las semente-

ras. Todo era verde precioso. No olía a desagüe y no

estaban invadidas las riberas por cientos de cons-

trucciones irregulares, como hoy día.

Con el fino artista que era Chucho Reyes, autor

de los famosos gallos pintados con gouache en

papel de China, comprendí lo que eran los espacios

verdes un día que Helen Krauze lo invitó a un pro-

grama de televisión en que tratábamos “El Mundo

de la Mujer”. Su concepto del jardín, natural más no

olvidado, me cautivó.

Cuando la arquitectura de Luis Barragán se hizo

famosa todos descubrimos a Ferdinand Bac y sus

jardines de paz y de susurro. Volví a recordar mis

clases con Justino Fernández y el mundo oriental

que nos es tan cercano.

En otro orden de ideas me desazonó ver la sal-

vaje deforestación de la selva lacandona que había

conocido años atrás. Recordé que en sus orígenes

Teotihuacan estaba en un entorno selvático con todo

Page 14: El Buho 141 Completa

14 El Búho

un zoológico de flora y fauna. Hoy no hay, ni lo uno

ni lo otro, ni siquiera en La Gruta.

No ha mucho se empezó a hablar del cuidado

de la naturaleza y a interesarse los gobiernos en el

medio ambiente. Aunque no hemos podido proteger

el refugio de las mariposas monarca.

Ahora nuestros gobiernos con cualquier pretexto

se suben al carro de LO VERDE. Aunque sean las poco

afortunadas esculturas VERDES de Av. Chapultepec.

A propósito han visto la cantidad de árboles que el

gobierno de la ciudad ha tirado para hacer el segun-

do piso del periférico. Ahora tenemos cientos de

columnas de concreto en lugar de árboles.

Propugnamos por las azoteas verdes. Acabamos

de ver unas en Puerto Rico preciosas. A espaldas del

museo Carrillo Gil, sobre la calle de Altavista hay un

afortunado muro verde.

Se ha vuelto una moda que esperamos no sea

pasajera. Sin embargo tenemos que pensar en su

mantenimiento. Es caro si queremos conservarla

siempre verde.

Se imaginan los 72 millones de euros que va a

costar recubrir de verde la Torre Eiffel a la que se

piensa vegetarizar con 600.000 plantas como nos lo

informa Le Fígaro. Según la misma nota periodísti-

ca, en un programa de 4 años se espera convertir la

Torre en el árbol más grande del mundo.

Esta evidente exageración que alteraría el sím-

bolo de Paris, me hace pensar que ésta sería una

airosa salida a la desafortunada Estela de Luz, vol-

verla una ESTELA VERDE que se mimetizaría con el

bosque de Chapultepec. Se imaginan mantenida por

goteo en medio de un gran estanque. Saldría mucho

más barato que la iluminación y cuando menos más

novedosa.

Rruizte

Page 15: El Buho 141 Completa

de nuestra portada 15

JorgE luis HErrEra**¿Por qué la gente se obstina en deshacer sus sueños en vez de habitarlos?

ANA CLAVEL

Después de poco más de diez años, Ana

Clavel*** volvió a publicar un libro de

cuentos: Amor y otros suicidios, conforma-

do por dieciocho relatos unos inéditos, otros dados a

conocer previamente en revistas, antologías y libros,

escritos durante tres décadas; por ello, Amor y otros

suicidios puede ser visto como un primer libro de

cuentos selectos de Ana Clavel (entre los que desta-

can, para mí, “Ramillete de violetas”, “Altura inade-

cuada”, “Tu boca rojo carmesí”, “Una relación per-

fecta”, “Una advertencia y tres mensajes en el mismo

correo”, “Flor de sangre” y “Su verdadero amor”).

Los relatos de Amor y otros suicidios tienen el

sello característico de la literatura de Ana Clavel, que

se distingue, entre otras cosas, por su originalidad,

frescura, espíritu transgresor y por el frecuente diálo-

go que establece con otros autores; también porque

su prosa es fluida, clara, intensa, y porque posee una

fuerte carga erótica que apela a despertar los sentidos

del lector; vale la pena subrayar que el erotismo es un

elemento esencial en el libro, donde, acorde con una

de las ideas expresadas por la narradora de “Después

del paraíso”, se hace evidente que sólo por medio

del cuerpo, de las sensaciones, es posible conocer y

aprehender el mundo y la “realidad”: “Es que desde el

principio de los tiempos, el placer siempre ha comen-

zado por el tacto. La piel que se incendia y cuyo goce

es el más profundo de los saberes. Un saber que

no nos abandonará jamás”. Por otro lado, en Amor

y otros suicidios Ana Clavel continúa explorando

algunas de sus más reiteradas obsesiones: la fuerza

del deseo, la conformación y disolución de la iden-

tidad, la sexualidad y el amor; asimismo, aunque en

este libro a diferencia de varios de los anteriores no

es tan evidente su diálogo con otros lenguajes artís-

ticos (como con la fotografía en Cuerpo náufrago y la

pintura en El dibujante de sombras), está presente,

y con gran fuerza, su vena visual: los relatos contie-

nen múltiples imágenes… algunas perturbadoras.

El común denominador de los cuentos de Amor

y otros suicidios es que tratan, desde perspectivas

diversas, sobre las relaciones de pareja, el deseo

y algunas visiones en torno al amor. No obstante,

a pesar de lo que quizá podría pensarse, aunque

son relatos de temática esencialmente amorosa, en

general están permeados de cierto pesimismo y des-

encanto, pues por más que los personajes se afanan

por construir sus propios “paraísos”, cuando son

capaces de materializarlos, o creen haberlo hecho,

su gozo se desvanece y la cotidianeidad les recuerda

que están condenados a la insatisfacción y a la soledad.

La interacción de los personajes con sus propios

deseos es lo que los hace singulares; por ello viene

Page 16: El Buho 141 Completa

1� El Búho

como anillo al dedo una frase incluida en la novela

Cuerpo náufrago: “[…] la identidad empieza por lo

que deseamos. Secreta, persistente, irrevocablemen-

te. Lo que en realidad nos desea a nosotros”, pues

tanto el anhelo por saciar los deseos como la satis-

facción o insatisfacción producida por los mismos,

determinan las vidas de los personajes y, al final, la

soledad y la insatisfacción se apoderan de ellos, irre-

mediablemente (como si fueran versiones modernas

de Sísifo). En ese sentido, los deseos empujan a los

personajes hacia sus propios abismos, abismos que

a veces son padecidos, aunque en otras ocasiones

son asumidos, explorados y gozados… pues de cual-

quier modo quedarán en evidencia las contradicciones

y los contrastes causados por sus luces y sombras.

Tal como lo sugiere el título del libro, el amor es

mostrado como una forma de suicidio, quizá porque

en los diversos escenarios planteados en los relatos

el amor destruye a los personajes, ya sea porque par-

ticipan en una guerra de poder que los aniquila len-

tamente, o porque van “suicidando” ciertos aspectos

de sí mismos que, según ellos, impiden que el amor

se “concrete”. Al final, el amor se erige como una con-

dena: un paraíso infernal que desnuda la incapacidad

del ser humano para estar solo y su imposibilidad

para conciliar sus deseos con su “realidad”.

Ana Clavel utiliza diversos recursos literarios

que le otorgan mayor profundidad a los cuentos,

que problematizan la relación entre “ficción” y “rea-

lidad”, y que estimulan el cuestionamiento de ideas,

Peter Saxer

Page 17: El Buho 141 Completa

de nuestra portada 1�

valores y convencionalismos; por ejemplo, a través

de la creación de atmósferas y situaciones oníricas o

muy imaginativas (como en “Turbias lágrimas de una

simple durmiente” y en “Cuando María mire el mar”),

de los desdoblamientos de los personajes (como

en “Próxima visita a Florencia”, “En un rincón del

infierno”, “Turbias lágrimas de una simple durmien-

te” y “Una advertencia y tres mensajes en el mismo

correo”), de guiños autoficcionales (como en “Su ver-

dadero amor”) y de referencias intertextuales (como

en “Animales que mudan de piel”, “Ramillete de viole-

tas” y “Flor de sangre”). Particularmente atractiva me

resulta la intertextualidad en “Animales que mudan

de piel”, en el que se homenajea a Julio Cortázar y a

su novela Rayuela; en “Ramillete de violetas”, donde

se retoma el diálogo con Felisberto Hernández y sus

célebres hortensias (antes lo hizo en Las Violetas son

flores del deseo); y en “Flor de sangre”, que exige

la atención del lector de manera particular, puesto

que en una primera lectura resulta difícil compren-

derlo a cabalidad: la musicalidad y la cadencia de

las palabras envuelven al lector, como si las palabras

fueran el perfume embriagante de una flor exótica

o la fragancia de una bella mujer… Clarimonda. Sin

embargo, si uno vuelve a aproximarse a él después

de leer “La muerta enamorada” de Théophile Gautier,

el cuento se ilumina, adquiere otras dimensiones y

aumenta la riqueza interpretativa y el disfrute.

A manera de conclusión es posible decir que

Amor y otros suicidios ofrece una visión plural de

variados rostros del amor y de distintas posibilidades

en torno a las relaciones amorosas (heterosexuales,

homosexuales, “incestuosas”, “pedófilas”, “sadoma-

soquistas”, entre otras). También se cuestionan e iro-

nizan algunas de las ideas en torno al amor que han

predominado en occidente; por ejemplo, la noción

de que éste es, por sí mismo, un paraíso; y la idea de

que el amor “verdadero” debe producir sufrimiento.

Por eso, las historias de este libro invitan al lector a

que reflexione e ironice sobre sus propios deseos y

limitaciones, y sobre su forma de vivir y asimilar las

sombras culturales que determinan, ineludiblemente,

sus modos de amar y de convivir con sus pulsiones

y deseos más profundos.

*Clavel, Ana. Amor y otros suicidios. México: Ediciones

B, 2012.

**Jorge Luis Herrera (Ciudad de México, 1978) es

autor de Voces en espiral. Entrevistas con escritores mexi-

canos contemporáneos (Universidad Veracruzana 2009).

Ha colaborado con cuentos, entrevistas, reseñas, ensayos

y/o fotografías en publicaciones como los libros Pasiones

desde ring side. Literatura desde la lucha libre (2011),

Para repasar el círculo. Poesía reunida de Juan Manz

(1996-2007) (2007) y Lo monstruoso es habitar en otro.

Encuentros con Inés Arredondo (2005), así como en el

suplemento cultural El Ángel del periódico Reforma, y en

revistas como Los Universitarios, Tierra adentro, Literal,

Casa del tiempo, Siempre!, La palabra y el hombre, Universo

de El búho, La colmena y Luvina.

***Ana Clavel (Ciudad de México, 1961) es autora

de las novelas Los deseos y su sombra (1999), Cuerpo

náufrago (2005), Las violetas son flores del deseo

(2005) y El dibujante de sombras (2009); del libro de

ensayos A la sombra de los deseos en flor. Ensayos

sobre la fuerza metamórfica del deseo (2008); y de los

libros de cuento Fuera de escena (1984), Amorosos

de atar (1992), Paraísos trémulos (2001) y Amor y otros

suicidios (2012). Ha recibido distintos reconocimientos

como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991,

la Medalla de Plata 2004 de la Société Académique Arts-

Sciences-Lettresde Francia y el Premio Juan Rulfo de

Novela Corta 2005.

Page 18: El Buho 141 Completa

1� El Búho

JorgE braVo

Como en votaciones anteriores, el PRI volvió

a ganar una elección presidencial de mane-

ra cuestionada, pero en esta ocasión sin el

control pleno de las instituciones y las circunstancias,

en medio de un repudio generalizado (sobre todo en

ambientes urbanos y principalmente entre los jóvenes

universitarios) pero con la posibilidad histórica de

realizar reformas trascendentales.

La primera ocasión fue en 1976, cuando José

López Portillo se alzó con la victoria como candidato

único y obtuvo 91.9 por ciento de los votos. Al año

siguiente impulsó la llamada “reforma política”, la

primera de gran calado en el país que, entre otras

cosas, permitió mayor juego partidista y el acceso a

los medios de comunicación.

Le siguió la elección de 1988, marcada por un

cisma relevante en el PRI, el crecimiento de la izquier-

da liderada por Cuauhtémoc Cárdenas, la “caída del

sistema” y la sombra del fraude electoral, además

de la consolidación de la política económica neolibe-

ral; en esa ocasión Carlos Salinas de Gortari triunfó

con el 50.7 por ciento de los sufragios.

Las elecciones de 1994 fueron igualmente cues-

tionadas, en un contexto de crímenes políticos, la

irrupción del EZLN, el inicio del Tratado de Libre

Comercio, la propaganda del miedo al cambio y

una inequidad en la contienda que fue reconocida

por el propio Ernesto Zedillo, quien ganó con 48.69

por ciento de las preferencias ciudadanas.

Después ocurrió el interregno de la alternancia

panista; Vicente Fox obtuvo 42.52 por ciento de los

votos y su legitimidad nunca se cuestionó, pero con

Felipe Calderón (35.89%), con apenas medio punto

de ventaja sobre su más cercano competidor, ocurrie-

ron impugnaciones y el PRD no reconoció la elección

y la calificó como un fraude.

Dos sexenios de gobiernos frágiles, ocurrentes e

inexpertos ocasionaron el triunfo electoral del PRI en

2012, ahora de la mano de Enrique Peña Nieto, quien

logró aglutinar 38.21 por ciento de los votos. En esta

ocasión el cuestionamiento mostró variables distintas

pero igualmente preocupantes: construcción desde la

pantalla de un candidato y apoyo de las dos televi-

soras privadas al mismo, encuestas sesgadas a favor

de él y acusaciones de financiamiento ilícito, rebase

en los topes de campaña y compra del voto a través

de complejas triangulaciones financieras. Sobre el

tema de las encuestas, el consejero electoral Lorenzo

Córdova se expresó en el sentido de que “las encues-

tas, lejos de ser fuente de certidumbre, hoy fueron

fuente de incertidumbre, y peor todavía: fuente de la

disputa política y jurídica”.

Si no ocurre otra cosa, la elección de 2012 repre-

sentaría el regreso del PRI a Los Pinos y al poder

Page 19: El Buho 141 Completa

de nuestra portada 1�

presidencial, pero cabe destacar que sería el triun-

fo priísta con el menor porcentaje de sufragios en

su historia.

Si nos permitimos interpretar los datos y jugar

con los resultados, se puede asegurar que más de

la mitad de los ciudadanos (59.29%) –sin contar a

los abstencionistas– no votó a favor de Peña Nieto,

si para ello sumamos el apoyo que recibieron sus con-

trincantes: Andrés Manuel López Obrador (31.59%),

Josefina Vázquez Mota (25.41%) e incluso Gabriel

Quadri (2.29%). Seguramente habrá quien diga que

el mismo ejercicio de interpretación se puede hacer

con los demás candidatos, pero ése es precisamente

el punto al que quiero llegar más adelante.

Es cierto que en la democracia se gana con votos.

También es verdad que el candidato postulado por

el PRI y el PVEM obtuvo el mayor número de sufra-

gios, pero no se puede asegurar que haya alcanzado

el mayor apoyo ciudadano. Podemos encontrar una

primera y obvia explicación en la competencia políti-

ca y el sistema partidista mexicano que disgrega las

preferencias electorales en tres principales fuerzas

políticas, lo que ocasiona resultados divididos y pos-

turas polarizadas, tanto de los electores como de la

propia clase política.

Sin embargo, no es la primera vez que Enrique

Peña Nieto enfrenta resultados que se prestan a

interpretaciones distintas a las del éxito electoral.

En 2005 triunfó en el Estado de México con el 47.57

por ciento de las preferencias. Pero si sumamos los

votos obtenidos por sus rivales Rubén Mendoza del

PAN (24.73%) y Yeidckol Polevnsky del PRD (24.25%),

resulta que 48.98 por ciento de los ciudadanos tam-

poco sufragó a favor del priísta. Lo interesante de la

elección de 2005 fue el abstencionismo de 57.3 por

ciento. Entonces el padrón electoral era de 8.8 millo-

nes de votantes y Peña Nieto sólo obtuvo 1.8 millo-

nes. Es decir, en términos reales apenas una quinta

parte (20.31%) de los votantes expresó su apoyo al

entonces candidato priísta.

En el caso de la elección federal de 2012, la lista

nominal estuvo integrada por 77.7 millones de ciu-

dadanos y la participación fue elevada, de 63.14 por

ciento (abstencionismo de 36.86%). De ese total, 19.2

millones votaron a favor de Enrique Peña, o sea, efec-

tivamente sólo una cuarta parte del padrón (24.73%)

apoyó al priísta.

Si a estos escasos resultados reales o efectivos

adicionamos la gravedad de las irregularidades duran-

te el proceso electoral de 2012, el descontento social

y la fragilidad de las instituciones, sin mencionar el

clima de inseguridad pública, entonces hablamos de

una democracia de bajísima calidad y de un contexto

de precaria gobernabilidad. Lo anterior parece obvio,

pero ya vimos sus preocupantes consecuencias de

parálisis e incluso retroceso democrático durante los

doce años de alternancia panista, y las que promete

Daniel Zamitiz

Page 20: El Buho 141 Completa

20 El Búho

el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto si no se crea

el acuerdo general para una reforma profunda del

Estado, incluido el régimen legal de la radiodifusión

y las telecomunicaciones.

En el Diccionario de política de Norberto Bobbio

el politólogo Lucio Levy define la legitimidad como

“el atributo del Estado que consiste en la existencia

de una parte relevante de la población de un grado

de consenso tal que asegure la obediencia sin que

sea necesario, salvo en casos marginales, recurrir a

la fuerza. Por lo tanto, todo poder trata de ganarse

el consenso para que se le reconozca como legítimo,

transformando la obediencia en adhesión”.

Sin embargo, el propio Levy sostiene que un

Estado será más o menos legítimo cuando el con-

senso se manifieste libremente y cuando el poder y

la ideología estén alejados de las relaciones sociales

y se permita a los individuos actuar de manera autó-

noma y consciente. Desde luego que lo anterior es

una aspiración, pero en eso consiste la democracia.

Si se acreditan las irregularidades durante el

proceso electoral, si se comprueban la compra de

votos, el dinero ilícito en la campaña de Peña Nieto,

así como las triangulaciones financieras, además

del apoyo que tuvo por parte del poder fáctico de la

televisión, estaríamos ante la negación e imposibili-

dad de alcanzar un consenso ciudadano libre y, por lo

tanto, de un candidato que se encumbró en el poder

de manera ilegítima. Esta suma de factores sugieren

que la mayoría de votos, que ya vimos que además es

relativa, no es suficiente para otorgarle legitimidad a

un gobierno.

Fotografía Roberto De la Torre

Page 21: El Buho 141 Completa

de nuestra portada 21

Por eso cobran relevancia el conjunto de estrate-

gias que ha emprendido López Obrador para que el

Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

declare la invalidez de la elección, nombre una

Presidencia interina y se indaguen las irregularida-

des, “porque –según AMLO– las elecciones no fueron

libres ni auténticas, y estamos hablando del uso de

miles de millones de pesos de procedencia ilegal”,

situación que generaría inequidad en la contienda.

A diferencia del conflicto poselectoral de hace

seis años, en esta ocasión AMLO ha sido más hábil

y responde congruentemente cuando le preguntan si

va a radicalizar su postura: “dicen eso, que estamos

radicalizando la postura, pero si apegarnos a lo que

establece la Constitución es ser radicales, ahora sí

que nos apunten en la lista: sí somos radicales”.

Al final del camino Peña Nieto no las tiene todas

consigo. Mientras el PRI obtuvo 7 millones de votos

rurales y 11.6 urbanos, los dos partidos de oposi-

ción alcanzaron juntos 8.3 millones de votos rura-

les y 19.4 urbanos. Es justo en las ciudades donde

el movimiento #YoSoy132 (jóvenes de clase media

ilustrada) ha aglutinado el repudio al candidato priís-

ta y se ha manifestado en contra de la imposición;

además, el movimiento crece y otros estados de la

República buscan participar y sumarse al mismo, y

hasta “las izquierdas” podrían unirse y conformar

un partido único que enfrentaría al PRI durante el

próximo gobierno.

Por si fuera poco, un sector empresarial tam-

poco parece apoyar del todo al candidato priísta.

Consultado en el marco de la reunión plenaria

del Círculo de Montevideo sobre la situación política

del país, el financiero Carlos Slim descartó que México

vaya a entrar en una crisis política: “lo que hemos

tenido desde hace muchos años es una democracia

muy participativa en la que ha habido una clara mani-

festación de los ciudadanos para votar, para asistir a

las elecciones, que han sido notablemente compe-

titivas, notablemente participativas, y en donde hay

instituciones que al final del día son las que acaban

resolviendo las diferencias que puede haber de los

partidos en general”.

Así, estamos ante un empresario que no ve como

desestabilizadoras las acciones emprendidas por

AMLO, quizá porque en la bancada del PRI y el PVEM

en el Congreso se encuentran algunos de los perso-

neros de Televisa y TV Azteca que han impedido que

Slim entre al negocio de la televisión de paga.

Es momento de recordar que desde el principio

Peña Nieto despertó animadversiones incluso en su

propio partido, imponiéndose como candidato único;

priistas tradicionales como Manuel Bartlett se pasaron

a la izquierda y otros fueron excluidos (Manlio Fabio

Beltrones) por el círculo cercano de jóvenes peñistas,

colaboradores que no han logrado evitar que su líder

se enfrente a situaciones límite como el apoyo abier-

to de Televisa, el surgimiento de #YoSoy132 en la

Universidad Iberoamericana y la opción de invalidez

de la elección.

Estas circunstancias ponen en duda la habilidad

política del equipo que rodea y paradójicamente no

protege a Enrique Peña Nieto. Y también hacen dudar

si, como en las anteriores elecciones cuestionadas

en las que triunfó el PRI, la nueva clase política será

capaz de impulsar y sacar adelante las reformas que

el país necesita. Como demuestran los escánda-

los que se ventilaron durante el proceso electoral,

lo cierto es que no es lo mismo el PRI que doce

años después…

[email protected]

Twitter: @beltmondi

Page 22: El Buho 141 Completa

22 El Búho

confabulario

RobeRto bRavo65

Una pregunta inexistente

De quien no escucha

Ni ve

Vaga sin respuesta.

123

Se un cardo en la adversidad

Una rosa

Una copa de champagne.

142

El aire mueve las ramas del fresno

Las hojas vuelan

Bajando del tejado

Lluvia será pronto el agua del cielo.

120

Las aves cantan y vuelan inquietas

Como en primavera, pero es marzo

Su canción no tiene la pasión de abril

Las rosas no abren sus pétalos todavía.

59

En las tardes me visita

Desde las ramas del fresno

Un colibrí

Las tiernas hojas del árbol

No lo protegen

Es tan pequeño, tan fuerte,

Tan silencioso. Rocco Almanza

Page 23: El Buho 141 Completa

confabulario 23

alicia caballeRo

Insomnio…

La noche duerme

y se sueña a sí misma

el viento

se abraza al silencio

bajo el denominador común

de su intemporalidad

y mis ojos abiertos

conversando con mi insomnio

preguntan quedamente

¿Dónde está?

El silencio se burla de mi candidez

la luna

incorruptible y serena

me mira indiferente

desde su trono

mi cuerpo se estremece

con la memoria de su cuerpo

y la noche, impávida

permanece eterna

soñándose a sí misma.

Rruiste

Page 24: El Buho 141 Completa

24 El Búho

Romance

La mar se enamoró del viento

y el viento… tal vez de la mar

la mar,

levantaba sus brazos de espuma

en busca del viento

que, fiel a su naturaleza

llega y se va,

besa y se difumina

con versatilidad

ligereza y libertad.

El viento, besaba a la mar

con pasión, con deseo

con su fugacidad e inconstancia

El viento abrazaba a la mar

y a veces la estrujaba

con la fuerza de un huracán

y la mar,

se elevaba en todo lo alto

con sus brazos de espuma

y sus besos de sal

deseosa de permanecer ahí, con él,

en la ingravidez del espacio infinito

sin juicios, sin tiempo

en su afán de seguir al viento,

su espuma

se volvía vapor tamizado por la calidez

pensando que siendo nube

acariciaría al viento,

y lo envolvería

en sus besos de sal.

El viento, veleidoso e inconstante

besaba y se iba

envolviendo con pasión

despertando en la mar

la fuerza de mil tormentas

se alejaba sin motivo

y el mar, se diluía

para regresar de nuevo a su lecho.

El viento

abraza y se va

dice para siempre

y se va

tal vez por miedo a amar

demasiado…

El viento, ¡ah el viento!

Ligero y voluble

impredecible y hermético

la mar levanta

los brazos de espuma

en busca del viento

y éste, veleidoso y ligero

le pide que lo siga…

La mar

no ha podido dejar la playa

y el viento,

no quiere volver más.

La mar se enamoró del viento

y el viento, tal vez

tiene miedo de amar.

La mar

levanta sus brazos de espuma

y en la arena dibuja

sus besos de sal

el viento, el viento…

ya no quiere regresar

porque tiene miedo de amar….

El aire mueve las ramas del fresno

Las hojas vuelan

Bajando del tejado

Lluvia será pronto el agua del cielo.

Javier Anzures

Page 25: El Buho 141 Completa

confabulario 25

FRancisco JavieR aRRoyo

Caía la noche. En una choza a orillas del río

Churubusco, en el pueblo de San José Aculco, se

escuchó una voz que decía:

—Termínenselo todo. Si no, nunca va a curarse. Este

té es lo mejor que puede haber para el mal que le hicieron.

Bébalo todo.

El paciente tragó todo, hasta la última gota, obedeciendo

las indicaciones de don Isidoro.

El enfermo llevaba varios meses con cansancio; diaria-

mente amanecía con dolor de cabeza, malestar estomacal

y, sobre todo, mareos que lo hacían permanecer la mayor

parte del día sentado; había ido con dos médicos de la ciu-

dad, pero no lo curaron; fue a parar con un droguero, que le

había preparado una sustancia a base de cloruro de plata y

bicarbonato de sodio, provocándole únicamente daño intes-

tinal que, aunado a su malestar inicial, le había provocado

mayores complicaciones que lo tuvieron en cama por más de

una semana.

Don Isidoro era un anciano de sesenta y ocho años;

a lo largo de su vida había acumulado tantas experiencias

como arrugas en el rostro. Nacido en Tierra Blanca, Veracruz,

sus antepasados habían sido conocedores de los secretos de

la herbolaria prehispánica, de ahí que su bisabuela le trans-

mitiera todos los conocimientos que poseía; además, con el

paso del tiempo él había adquirido mayores habilidades para

la curación de sus pacientes; incluso descubrió que sus manos

eran fuente real de energía; en ocasiones llegó a calmar fuer-

tes dolores de estómago, huesos, espalda, cadera, con el sólo

contacto de las manos; era increíble ver cómo el calor que

emitían sus palmas y dedos disminuía los intensos dolores de

sus pacientes. Mucha gente llegó a creer que era un enviado

de Dios.

Los testimonios de sus curaciones aumentaban cada día;

así surgieron mitos con respecto a que curaba todo tipo de

males. A veces acudían a verlo mujeres que solicitaban sus

servicios para tener novio, verificar la fidelidad de sus parejas

o saber si eran envidiadas por alguien. Era tal la demanda

de trabajo de don Isidoro, que me aceptó como alumno

y ayudante.

Don Isidoro vivía en la ribera del río Churubusco. En

1929, su casa de adobe y carrizo estuvo a punto de inundarse

por las fuertes lluvias que azotaron la zona. Vivía en condi-

ciones humildes; con sus ganancias compraba ingredientes

para hacer sus curaciones. Solíamos recorrer las chinampas y

canales de Santa Anita, Xochimilco, La Viga, San Antonio Abad

y La Merced para buscar plantas, semillas y demás productos

medicinales. Una de sus especialidades eran las infusiones,

linimentos, pomadas, ungüentos, maceraciones, tés, desti-

lados, bálsamos y demás compuestos y mezclas, la mayoría

creados por sus antepasados.

Page 26: El Buho 141 Completa

26 El Búho

Nunca le pregunté qué motivos tuvo para venir a vivir a la

ciudad de México; don Isidoro era muy reservado en cuanto a

su vida privada. Yo me dedicaba a obedecer sus instrucciones.

Mi casa estaba cerca del pueblo de Iztacalco, a pocos kilóme-

tros de la de don Isidoro, de modo que la mayor parte del día

lo pasaba con él. Yo, de trece años, me afanaba en aprender

todos los secretos del oficio. Don Isidoro me decía:

—Las infusiones, las mezclas y los tés deben llevar la

medida exacta de ingredientes para que surtan efecto; si

las cosas no se preparan con el cuidado y la porción necesa-

rios, es mejor que no se las des a los enfermos.

Cada mañana yo llegaba puntualmente y tocaba la puerta

de madera de la casa de mi patrón, entre pirules, eucaliptos,

nísperos, limoneros y otros árboles frutales; también había un

área pequeña donde don Isidoro sembraba algunas plantas

que servían para las curaciones, como, por ejemplo, albahaca,

manzanilla, hierbabuena, tomillo, laurel, mejorana, ajo, epazo-

te, malva, jengibre, ajenjo y menta. Alrededor de ello se oían el

cacarear de gallinas, el parloteo de guajolotes y el ladrido de

tres pequeños perros: El Güero, El Flaco y Benji.

En una ocasión llegué más temprano que de costumbre y

divisé a alguien sentado a la orilla del río; me parapeté tras un

árbol para ver de quién se trataba: era don Isidoro, que pensa-

tivo observaba la salida del sol y el vuelo de algunas aves. No

me atreví a interrumpirlo.

Cada día me granjeaba nuevas experiencias. Una maña-

na llegó una señora acompañada por un hombre fornido,

que cargaba a un niño de acaso doce años llamado Pascual.

La señora, madre de la criatura, contó (entre lágrimas) a don

Isidoro que su hijo sufría desmayos desde hacía un mes,

que apenas tenía fuerza en las piernas y que no comía; peor

aún, se convulsionaba con los ojos casi en blanco, o bien,

por la madrugada, aún dormido, se arrastraba al tiempo que

profería palabras extrañas y gritos que semejaban el rugido

de algunas bestias. Yo escuchaba todo eso horripilado, y mi

horror se disparó cuando la señora dijo que Pascual había

estrangulado a dos perros que fueran sus mascotas. La señora

ya no dormía; se la pasaba esperando que su retoño le hiciera

Margarita Cardeña

Page 27: El Buho 141 Completa

confabulario 27

algo malo. Un sacerdote había visitado su casa y asperjado

agua bendita, pero ello no aminoró la enfermedad. Entonces,

don Isidoro me dijo:

—A ver, Santiago. Tráeme seis almendras, aceite de olivo,

dos castañas, una veladora blanca, una cruz de ocote, pirul,

ruda y un poco de parafina.

Enseguida le llevé la parafernalia. Advertí que Pascual

me miraba con ojos diabólicos y sonreía sarcásticamente. Me

estremecí y flaqueé. Don Isidoro pidió a la señora que le dijera,

de ser posible, en dónde y con quién había estado jugando el

niño antes de que comenzaran sus males. La señora se empe-

ñaba en recordar cuando el propio Pascual balbuceó:

—Demetrio, mi amigo Demetrio, bajo el árbol de eucalip-

to, en el canal…

La madre añadió que su hijo decía tener un amigo, pero

que ella nunca lo había visto. Aquél salía de casa y se la pasa-

ba jugando a orillas del Canal de la Viga, en el barrio de San

Andrés. Más de una vez, Pascual había regresado a casa exhi-

biendo moretones, y el colmo fue cuando lució una herida en

la cabeza, presuntamente causada por su amigo, quien (moles-

to) lo había golpeado con la diestra, en la cual llevaba un anillo

pesado. La madre había buscado varias veces al amigo imagi-

nario y, claro, nunca lo halló. Una madrugada notó que Pascual

no estaba en casa; lo buscó por los alrededores y lo halló bajo

el mentado árbol de eucalipto, llorando; la mujer miró hacia

arriba y, pese a la oscuridad, divisó algo o a alguien que subió

trepando hasta la copa del árbol. Horrorizada, la señora tomó

a Pascual y volvió a casa; fue entonces cuando comenzaron

a ocurrir cosas tremebundas; los faroles se apagaban solos,

las sillas se movían solas, se escuchaban voces. Creyendo

que la causa de los fenómenos era la posesión de su hijo por

un espíritu malvado, la señora quiso curar a aquél con yerbas

de romero; fue inútil. Una comadre le recomendó que visitara

a don Isidoro, quien sin duda curaría a la criatura.

Don Isidoro le pidió que le indicara el lugar exacto donde

se encontraba el árbol de eucalipto; la señora dibujó una suerte

de croquis, que el curandero examinó apenas y luego guardó.

Don Isidoro me recomendó que saliera, pero no quise pasar

ante él como un cobarde, de modo que le aseguré que prefería

quedarme. Pascual me miró y comenzó a reír a carcajadas;

acto seguido balbuceó palabras extrañas e incomprensibles.

Don Isidoro pidió al sujeto fornido que atara al niño a una

silla, y a mí que apagara el quinqué de petróleo y encendiera

una veladora blanca. Entonces, Pascual profirió maldiciones

y gruñidos. Afuera, los perros aullaron. Pascual prorrumpió

en rugidos. La madre huyó del cuarto para no ser testigo de

lo que pudiera pasar. El cargador, perplejo, se quedó, tomó un

crucifijo que estaba colgado en la pared y se dedicó a rezar

en voz alta. A todo esto, el curandero ordenaba a gritos al espí-

ritu que abandonara el cuerpo de Pascual, al tiempo que molía

almendras y castañas en un molcajete; luego agregó a la mez-

cla aceite de oliva y, no sin dificultad, abrió la boca del niño

para hacerle beber; el niño intentó patalear y escupir. Entré

en acción; lo tomé por la mandíbula para mantenerle la boca

abierta. Don Isidoro le oprimió el estómago para que tragara

la sustancia viscosa; el niño cerró entonces la boca, sin que yo

pudiera sacar algunos dedos; escuché un crujido y enseguida

sentí mucho dolor, que me hizo gritar. Don Isidoro se apresuró

a ayudarme; logró abrir la boca de Pascual lo suficiente como

para que yo sacara los dedos; tomé un trapo para limpiar la

sangre, sobre todo la que brotaba de mi pulgar; don Isidoro me

recomendó que me lo lavara con aguardiente, cosa que hice

mientras que él forcejeaba con Pascual. En un momento dado

se desentendió de él para untarme una pomada en los dedos,

envolverlos en un pañuelo rojo y, por fin, darme de beber un

té amargo. Exigió que me fuera al cuarto de al lado; obedecí,

pero a través de la cortinilla de tela que servía de puerta espié

sus movimientos.

El cargador, con los ojos cerrados, rezaba el Ave María

junto a la puerta principal. Don Isidoro encendió una pequeña

estufa de petróleo, donde colocó una vieja cazuela con agua

a la que agregó parafina; después la tapó. Se armó entonces

de un ramo de ruda con pirul. Pascual se había callado y aga-

chado; parecía dormir. De repente se escuchó un grito que

me sobresaltó:

—¡Sal de este cuerpo! ¡Te ordeno te retires y abandones

a este niño!

Mientras gritaba, don Isidoro golpeaba con el ramo sobre

la cabeza, espalda y piernas de Pascual, que permanecía

agachado, como dormido. Su respiración se aceleraba. Don

Page 28: El Buho 141 Completa

28 El Búho

Isidoro dio un sorbo al aguardiente y lo escupió a los pies de

Pascual, después encendió la veladora blanca y la colocó frente

a los pies del niño.

—¡Regresa, Pascual! —gritó el curandero—. ¡Regresa de

dónde estés! ¡Tu madre te llama, regresa!

Nuevamente dio un sorbo al aguardiente y lo escupió

sobre la veladora; para mi horror, del piso surgió una enorme

llamarada que, en forma de remolino, desapareció en el techo.

Don Isidoro revisó la cazuela con agua y parafina y exclamó

que en ella se había dibujado el lugar exacto donde el espíritu

se había introducido en el cuerpo de Pascual. Efectivamente,

era el árbol de eucalipto. El cargador, aún aterrorizado, se

había arrinconado sin soltar el crucifijo ni abrir los ojos. Don

Isidoro, complacientemente, le dijo que no sintiera miedo,

dado que las ánimas buscan la luz; no hacen daño. De repente,

Pascual gritó una serie de palabras:

—¡Sálvame, libérame, agua, río, niño, madre, luz, sol,

cielo, dios!

Enseguida sobrevino el silencio, que don Isidoro rompió

para pedir al cargador que desatara al niño, ahora com-

pletamente relajado, inconciente. Pese al miedo, el hombre

obedeció, mientras don Isidoro salía para llamar a la seño-

ra. Ésta preguntó si Pascual ya estaba curado; don Isidoro

hizo algún gesto con la cabeza y dijo que faltaba otra visita,

que sería el viernes, antes del mediodía; ello bastaría para que

el niño volviera a la normalidad. La señora preguntó cuánto le

debía, a lo que don Isidoro respondió que, en cuanto el niño

estuviera recuperado, le cobraría cinco pesos. El cargador

tomó a Pascual en brazos y, precedido por la señora, se fueron.

Don Isidoro guardó algunas cosas en una bolsa de yute, me

preguntó cómo seguía de los dedos y si lo podía acompañar.

El dolor había menguado. Accedí a acompañar a don Isidoro

y dimos alcance a la madre de Pascual; don Isidoro le explicó

que tenía que visitar el árbol de eucalipto. Avanzamos unos

cinco kilómetros siguiendo la ribera del río Churubusco hacía

el poniente. Pascual seguía dormido. Pasamos de largo chi-

nampas, milpas, campos verdes, hortalizas y huertas. El cerro

de Huizachtépetl sobresalía por su verdor.

Don Isidoro continuaba platicando con la madre del niño;

ella decía que éste había quedado huérfano apenas cumplido

su primer año. El padre, cabo Renato Sandoval, había par-

ticipado en la Revolución y fue muerto en batalla a manos

de los federales. Ella se enteró de la trágica noticia dos años

después, por medio de un compadre; nunca supo qué hicieron

con el cuerpo de su esposo; le dijeron que había muerto en

Querétaro. El fallecido había dejado dos chinampas, donde

la mujer sembraba algunas hortalizas y flores que vendía

en el mercado de Santa Anita o en el de La Merced, además de

un jacal modesto donde vivían ella y Pascual. A la postre éste

despertó y comenzó a vomitar; el cargador lo puso en el piso

a toda prisa; de la boca de la criatura brotó un líquido negro

y espeso, que fue sucedido por una bola de pelos con uñas.

Agotado, Pascual se quedó mirando a su madre; se abrazaron

y comenzaron a llorar.

Ya en el sitio donde se encontraba el enorme árbol de

eucalipto, don Isidoro me dijo que me preparara, porque íba-

mos a ver algo inimaginable. Sentí terror, pero logré acopiar

algo de valor. Ubicado debajo del árbol, Isidoro fue sacando

de su bolsa las cosas necesarias para comenzar la sanación;

en un anafre de barro puso algunos carbones, que encendió;

agregó incienso, mirra y copal, comenzó a regar el tronco con

un líquido verdoso, y posteriormente sacó un pequeño ejem-

plar de La Santa Cruz de Caravaca, que a la larga sería la base

para mis curaciones. El hombre pronunció una breve oración,

a la que siguieron otras. Pascual, su madre y el cargador se

habían retirado algunos pasos. Con una pequeña pala, don

Isidoro comenzó a cavar bajo el árbol; quise ayudarlo, pero

me dijo que mejor me mantuviera atento de lo que pasara.

Tragué saliva.

El hoyo no estaba muy profundo cuando fueron visibles

unos huesos humanos; don Isidoro extrajo cada una de las

piezas, entre las que destacaron el cráneo, un sombrero y

una cuerda con un nudo corredizo. Don Isidoro me explicó

que del árbol habrían colgado al dueño de la osamenta. Aquél

continuó cavando y encontró una pequeña olla de barro,

tapada con algunos trapos; don Isidoro me miró y me dijo

que contenía monedas, añadiendo que era peligroso abrirla de

repente, dado que “los metales producen gases venenosos”.

Agujereó el trapo con un cuchillo y dejó que los gases salieran;

luego continuó cavando y encontró un rifle, unos huaraches

Page 29: El Buho 141 Completa

confabulario 29

y un escapulario con la virgen de Guadalupe, que en la parte

trasera tenía las iniciales R.S.L. Don Isidoro se quedó pensa-

tivo y acto seguido llamó la atención de la madre de Pascual;

la señora llegó al pie del árbol y vio el escapulario; comenzó

a llorar al ver las iniciales; dijo que eran de su esposo (Renato

Sandoval López). Don Isidoro le explicó que el infeliz había

sido ahorcado en ese árbol, de ahí que Pascual sintiera nece-

sidad de jugar por ahí; el espíritu del cabo Sandoval quería

comunicarse con alguien, y sólo encontró al niño, cuyo cuerpo

quiso poseer.

El pequeño anafre continuaba encendido. Don Isidoro

rezó en voz alta y pidió a la madre de Pascual que hiciera lo

propio, pidiendo por el descanso eterno de su fallecido marido.

En eso se escuchó un estruendo, una especie de alarido pro-

veniente de la copa del árbol; levantamos la mirada y vimos

algo enorme, oscuro, que salió volando hacía el oriente; era

una especie de gato con alas. Don Isidoro me explicó después

que se trataba de espíritus materializados en varias formas,

que se liberan para salir a la luz.

La mamá de Pascual estuvo llorando por un rato, mientras

don Isidoro terminaba de orar. Después enterraron los restos

del cabo Sandoval cerca de la casa de Pascual; pusieron una

cruz en la tumba y se verificaron los rezos de rigor. Por fin el

cabo descansaría en paz. Nunca se supo por qué lo habían

colgado del eucalipto.

Oscurecía cuando don Isidoro entregó a la señora la

pequeña olla de barro, ahora tapada con un pedazo de manta;

le dijo que la había encontrado junto al cuerpo de su esposo.

Nos despedimos, no sin dejar firme la cita del próximo viernes.

Llegado el día, resultó que no serían necesarias más curacio-

nes; Pascual había recuperado la salud. La señora pagó con

cuatro monedas de oro.

Pasaron algunos años. Yo seguía aprendiendo de mi

maestro. En cierta ocasión llegué a su choza y no lo encontré;

lo esperé un rato; me senté a la orilla del río, acompañado

por los perros, y observé a los patos. De pronto me llamó la

atención un tecolote posado sobre la rama de un árbol de

pirul, justo frente a la choza; su mirada era penetrante; parecía

observarme detenidamente. Esa mirada y la de don Isidoro

eran iguales.

En 1933, don Isidoro, que ya me había enseñado cantidad

de cosas, me dijo que es muy difícil curar a la propia familia:

“A la propia sangre no la curas tú. Tienes que buscar a alguien

de confianza para que lo haga.”

Un mediodía, mientras preparábamos un ungüento a base

de eucalipto, mentol y petrolato, alguien llamó a la puerta. Abrí

y vi a dos hombres: uno robusto, alto, bigotón, con sombrero

de palma y huaraches de tres correas, con pistola al cinto.

Esto último me asustó; creí que nos ajusticiarían a tiros. En

cambio, el tipo preguntó por don Isidoro, quien a mis espaldas

me ordenó hacerlos pasar. Entonces vi al otro hombre, cuyo

rostro estaba cubierto con una especie de paliacate; camina-

ba lentamente y despedía el hedor de la carne podrida. Don

Jorge López

Page 30: El Buho 141 Completa

30 El Búho

Isidoro, aparentemente inmune a la pestilencia, le preguntó

al de la pistola el motivo de su visita, y el hombre contestó que

su hermano Paulino se encontraba muy mal; alguien le había

hecho algún tipo de brujería, de ahí que su rostro se estuviera

llagando día a día. Don Isidoro descubrió sin ambages la cara

del enfermo; sentí miedo y asco al notar lo poco que quedaba

de ella; estaba despellejada y cubierta de ámpulas. El maestro

Isidoro contempló aquello de cerca y luego anunció que tenía

cura, si bien el procedimiento sería lento, de un par de meses.

De alguna parte tomó una bolsita roja rellena de algo, y pidió

al enfermo que la llevara siempre en el bolsillo, sin quitársela

ni aun para dormir. El contenido lo protegería de toda maldad.

Preguntó al enfermo cuál era su oficio, y el interpelado, no sin

dificultad, respondió con voz trémula que trabajaba en el pan-

teón municipal de Iztapalapa, pero aclaró que había dejado de

ir hacía seis meses, pues fue entonces cuando empezó a sentir

mucha comezón en la cara, la cual degeneró en ámpulas y

despellejamiento. Curiosamente, la enfermedad o lo que fuera

no se había extendido al resto del cuerpo.

Don Isidoro les recomendó que tuvieran fe; poco a poco

advertirían la mejoría. Ellos preguntaron cuánto costaría el

tratamiento; don Isidoro les dijo que hablarían al respecto

una vez que el enfermo se recuperara. Eso sí, los conminó

a que cierto día le llevaran un zopilote vivo y que Paulino se

presentara en ayunas. Los hombres, tan extrañados como yo,

estuvieron de acuerdo y, antes de irse, le dijeron a don Isidoro

que el señor Adalid, que vivía en Culhuacán, le mandaba

saludos; él los había recomendado con don Isidoro. Para mi

sorpresa, éste puso cara de espanto al escuchar ese nombre.

Me quedé intrigado, pero no pregunté nada. Don Isidoro me

dijo que me fuera a casa; aunque repliqué que nos faltaban

cosas por hacer, alegó que se sentía cansado y que nos vería-

mos a la mañana siguiente. Su actitud me inquietó; la atribuí

a que escuchara el nombre de Adalid. No puse más reparos y

me marché.

Transcurrieron tres o cuatro semanas antes de que Paulino

y su hermano Gaspar volvieran; el primero aún llevaba el ros-

tro velado. Llevaban, dentro de un costal de yute, un zopilote

vivo que se agitaba continuamente. Don Isidoro me pidió que

cerrara las ventanas para evitar que el zopilote escapara. Don

Isidoro lo agarró por el cogote y pidió que Paulino se quitara

el paliacate. Yo acerqué un jarrón de barro preparado especial-

mente para la cura; don Isidoro se las arregló para atar con un

mecate el pico y las patas del zopilote, y acto seguido lo cortó

el pescuezo de un tajo con un hacha; llenó el jarrón de barro

con la sangre de la criatura. Don Isidoro conminó a Paulino a

beber la sangre hasta la última gota. Los hermanos, como era

de esperar, se quedaron estupefactos. Tras breve vacilación,

Paulino se quitó el paliacate, tomó el jarrón con ambas manos

y comenzó a beber, poco a poco y con evidente asco. Ingirió

hasta la última gota.

Una vez concluida la curación, don Isidoro le pidió a

Paulino que descansara. Al rato éste preguntó sobre la próxima

curación, a lo que el maestro contestó que sería el siguiente

viernes, antes de las doce, en ayunas y con un nuevo zopilo-

te. Don Isidoro se negó otra vez a cobrar, y los otros, al irse,

volvieron a dejarle saludos de parte de Adalid. Don Isidoro

guardó silencio.

El siguiente viernes, los hermanos se presentaron pun-

tualmente, con el consabido zopilote. Paulino volvió a beber

la sangre del ave, y luego contó que ya podía descansar un

poco mejor; dormía en ciertas posiciones sin sentir comezón

en el rostro; además, las ámpulas habían desaparecido. Antes

de irse, don Isidoro les preguntó sobre Adalid, concretamente

si seguía viviendo en Culhuacán; ellos respondieron afirmativa-

mente. Por fin, y ante mi mirada interrogadora, el maestro me

dijo que Adalid era un amigo al que tenía más de treinta años

de no ver; la última vez que lo vio le había hecho una infusión,

y ambos habían prometido no reencontrarse. Entonces le pre-

gunté cuál era esa infusión, y me contestó tranquilamente que

algún día yo sabría todos los secretos del mundo, incluyendo

el de la infusión que diera a Adalid.

Una tarde llegaron una señora y su hijo (de ocho años,

más o menos), que era tartamudo, de modo que todos se bur-

laban de él; esto lo había vuelto triste y retraído; no quería salir

ni jugar con nadie; se pasaba todo el día bajo el cuidado de la

madre. Don Isidoro le preguntó su nombre, a lo que la mamá

respondió que Teodosio, y que tal vez había nacido así porque,

cuando ella estaba embarazada, sufrió un susto muy grande:

un toro escapado del rastro casi la corneó; milagrosamente

Page 31: El Buho 141 Completa

confabulario 31

no pasó nada, pero el susto quizá repercutió en el problema

de la criatura. Don Isidoro dijo que tal vez ésa fuera la razón, y

enseguida pidió a Teodosio que abriera la boca; observó la len-

gua y las encías y anunció que el mal tenía remedio, si bien la

curación debía llevarse a cabo bajo la luna llena, así que habría

que esperar hasta los dos últimos días del mes en curso.

El día 29, a las once de la noche, el par regresó pun-

tualmente; el plenilunio era hermoso. Don Isidoro no quería

que yo lo apoyara, pero ante mi insistencia accedió; me pidió

que vaciara un poco de vinagre de alcohol y una aguja en un

recipiente y lo pusiera a hervir; por su parte, él se armó de

unos trapos limpios y después de un rato inició la curación.

Até al niño a una silla y le abrimos la boca; don Isidoro usó

la aguja para pinchar ciertas partes de la lengua y del paladar.

Por supuesto que Teodosio rompió a llorar y a gritar. La cura-

ción fue efectiva; pasados diez minutos, don Isidoro pidió a

Teodosio que hiciera gargarismos de vinagre y luego escupie-

ra; repetida la operación tres veces, la sangre dejó de fluir de

la boca. El niño quedó más tranquilo. La madre le pedía que

hablara. Don Isidoro le pidió calma y recetó al niño que durmie-

ra, y que a la mañana siguiente, al despertar, se lavara la boca

con jugo de limón para acelerar la cicatrización de las heridas.

Una mañana llegué a casa de don Isidoro, que estaba a

punto de salir; llevaba a cuestas su bolsa y vi que metía en ella

una pequeña daga. Me dijo que nos veríamos al día siguien-

te. No estuve de acuerdo y me empeñé en acompañarlo. Nos

dirigimos a caballo a San Francisco Culhuacán; el maestro

desmontó al fin y preguntó a un hombre algo que no escuché,

y luego me dijo que iríamos a la hacienda Los Girasoles, al pie

del cerro del Huizachtépetl. Ante el portal de la hacienda nos

detuvieron tres caporales, que nos preguntaron a quién bus-

cábamos. Don Isidoro contestó que al señor Adalid. Entonces

se oyó una voz:

—Déjenlo pasar, es mi amigo. ¡Pásale,

Isidoro, pásale! Ya sabía que vendrías. Ésta

es tu casa. Veo que traes compañía. ¿Es

tu nieto?

Isidoro contestó con una pregunta:

—¿Por qué tantos guardias? ¿A quién le

debes? Sigues en las mismas, no cambias.

El fanfarrón contestó:

—Claro que he cambiado. ¿A poco no

se nota? ¿No me veo más joven? Yo diría

que unos cincuenta años menos, ¿no?

Comenzó a carcajearse. Isidoro se acercó

a él y le dijo:

—Quería visitarte para salir de dudas.

Quería ver cómo estabas. Paulino me dijo que

me mandabas saludos y quise venir a saludar-

te personalmente. Veo que ya tienes tu propia

finca, muy grande y con trabajadores. Creo

que te ha ido bien.

Adalid, sarcásticamente, respondió:

—Las herencias de la familia. Mi padre,

mi madre, mis tíos, mis hermanos y uno que

otro amigo, no todos podemos llegar a los

Pepe Maya

Page 32: El Buho 141 Completa

32 El Búho

ciento seis años, ¿o no, mi querido Isidoro? Todo te lo debo

a ti. Pero pásale, te voy a enseñar la finca, para que veas

mi ganado.

—Mira, Adalid —dijo Isidoro—, ya nos vamos. Sólo quería

saber cómo estabas y la verdad te veo bastante bien. Creo que

cuarenta años no pasan en balde y mi alumno quería cono-

certe. Le he platicado de ti. Le quedaba la curiosidad de verte

para creer.

Adalid se quedó pasmado y preguntó:

—¿Ya sabe el secreto?

Isidoro contestó que sí. Me quedé callado, no gesticulé.

Adalid saco de su pantalón de cuero un costalito con monedas

y le dijo a don Isidoro:

—Toma, amigo. Para que te ayudes.

—No, Adalid —contestó Isidoro—. No vine a pedir ayuda.

Al único al que le puedo pedir ayuda es a mi dios. Cuídate y

espero que te vaya muy bien.

No se estrecharon la mano. Dimos media vuelta y nos

retiramos al trote. Adalid se quedó en el portón. De pronto, el

maestro me dijo:

—¿Sabes por qué tuve que mentir, Santiago?

—No.

—Te contaré. Hace aproximadamente cuarenta años, yo

era muy joven. Adalid tenía sesenta y seis años, se enteró de

que yo curaba y que había adquirido un poco de fama. Acudió

a mí para que lo pudiera rejuvenecer, cosa que en mi vida había

podido hacer. Habían venido mujeres muy ricas que con tal

de darme la mitad de sus fortunas; trataban de convencerme

para que creara una fórmula y les hiciera el milagro de que se

vieran como doncellas. Nunca accedí, por miedo a cometer

alguna locura y perjudicarlas. Mi madre, que en esa época

se encontraba muy grave (nunca supe de qué), necesitaba

cuidados especiales. Estábamos hundidos en la pobreza, yo

huérfano de padre y ella muy enferma y sin poder hacer nada.

Justo entonces se me apareció Adalid; me dijo que me haría

rico a cambio de ayudarlo. Me negué, pero me prometió que

llevaría a mi madre a la ciudad, al mejor sanatorio y la curaría,

que yo sólo me dedicara a crear la fórmula.

“Era tanto el amor que le tenía a mi madre, que accedí;

sólo quería que ella se curara.”

Aproveché una pausa para preguntarle por qué no la había

curado él mismo.

—Santiago —contestó—, recuerda lo que un día te dije:

sangre no cura sangre. Yo no puedo curar a mi propia sangre,

es la maldición que heredamos los que tenemos este don.

Fue una de las razones por las que me alejé de mi familia en

Veracruz. Por eso nunca quise hijos; es mi destino desaparecer

o convertirme en viento, en agua o en fuego. Ahora compren-

des por qué estoy solo.

La compunción lo movió a llorar. Al cabo relató que Adalid

le había pagado para que investigara la fórmula; regresó a

Tierra Blanca para investigar al respecto. Pasó poco tiempo

allá; regresó para ver cómo seguía su madre. Había fallecido.

El mismísimo Adalid la había mandado sepultar en el panteón

del barrio de la Asunción.

—Pasé varias noches sin dormir —relató—, y luego, fuera

de mí, fui al panteón y desenterré el cadáver de mi madre;

lo llevé a la choza y lo enterré en medio de mi huerto. Nadie

lo supo, y si te lo cuento es porque estoy próximo a desapa-

recer. Adalid no tardará en venir a buscarme y tengo que con-

fiarte esto y más cosas para que ese desgraciado no te pueda

hacer daño. Necesito terminar de contarte la historia del reju-

venecimiento. Eso es lo que anda buscando Adalid; hoy que le

vi los ojos, los noté muy claros, signo de que de un momento a

otro volverá a envejecer y va a querer más fórmula. Sólo tengo

una ración más y no se la vas a dar a nadie, aunque te ofrezcan

todas las riquezas del mundo; no vayas a caer en la ambición,

porque ésa será tu perdición.

Íbamos ya por la ribera del río Churubusco, cuando el

maestro continuó su relato:

—Adalid no había llevado a mi madre a ningún lado. La

dejó morir, sólo para que yo le hiciera su fórmula. Pasaron

algunos meses y continuamente llegaba a amenazarme con

su pistola, para que le entregara la poción. Le di largas, al

principio, y al final le avisé que ya la tenía. La llamé “El rena-

cimiento”; dijo que no le importaba cómo se llamara, sino que

funcionara. Le previne que necesitaría quedarse, por lo menos,

quince días en la choza, pues el tratamiento era lento y doloro-

so. Accedió, informó a su familia que saldría de viaje y se mudó

conmigo. A nadie le dijo lo de la fórmula, y me hizo prometer

Page 33: El Buho 141 Completa

confabulario 33

que sólo nosotros lo sabríamos. Por eso le dije que tú sabías,

para que sintiera miedo.

“Primero le dije que debía estar en reposo durante tres

días, comiendo muy poco; luego tendría que extraerle un poco

de sangre durante cinco días, tres veces al día, y esa misma

sangre debía beberla en la misma dosis que la extracción, para

que estuviera en constante purificación; después de un receso

de un día comenzaría el tratamiento de materia prima, el cual

contiene varios ingredientes, unos traídos de Tierra Blanca y

otros que pude conseguir aquí. Uno de los mas difíciles de con-

seguir fue la hoja de chilhuacle, que crece en la zona húmeda

de Perote y Tajín. Con ese ingrediente ya tienes la mitad de

la fórmula.

“Adalid se debilitaba día a día. Le di una maceración

de víboras de cascabel, zincuate y coralillo, incluyendo sus

escamas, lo cual le provocó un sueño de dos días y ciertas

convulsiones; le sobrevenían fiebres que yo tenía que controlar

con trapos mojados. También sufrió delirios y leve pérdida de

razón. Perdió todo el cabello y su piel comenzó a madurar;

se convirtió en un bulto morado, como si estuviera lleno

de moretones. Desfallecía a cada pérdida de sangre, y al inge-

rirla con aguardiente se revigorizaba. Le unté un bálsamo a

base de ajenjo, jengibre, albahaca, mejorana, laurel, hoja santa

y otras yerbas prodigiosas, que transpiraba cada día. A los doce

días se le cayeron todos los dientes y comenzó a despellejarse;

al desprenderse, su piel crujía, haciéndolo convulsionarse y

gritar de dolor; los ojos se le transparentaban, las encías se le

amorataban. No dejé de darle líquidos para evitar que murie-

ra. Pasaron tres días. Al cuarto abrió los ojos, un poco más

repuesto, y me dijo: “Ya quedó listo, ¿verdad, Isidoro? Me sien-

to muy bien.” Me pidió un espejo, y su sorpresa fue mayúscula

al darse cuenta de su transformación radical. No creía lo que

había pasado. Tenía cabello nuevo, más corto y delgado, dien-

tes blancos como perlas, piel tersa sin arrugas. Efectivamente,

había renacido en perfecto estado de salud. Me besó las manos

(quise resistirme), me dijo que me volvería rico.

“Le dije que no quería nada de él. Lo albergué por dos

días más y al tercero le exigí que se olvidara de mí para siem-

pre, que no quería volverlo a ver en mi vida, y que nunca más

volvería a darle la fórmula. Antes de que se fuera, le eché

en cara que mi madre había muerto por culpa suya, cosa

que nunca le perdonaría. Se largó a caballo. Eso fue hace

cuarenta años. Ahora que lo vi noté que su piel comienza a

agrietarse y su rostro está cansado, muestra clara de que está

pasando el efecto de la fórmula. Lo que te voy a pedir es que

por nada del mundo le des la fórmula. Sólo tengo una dosis;

bueno, son dos, una es verde y la otra, azul. Si algún día tienes

que dársela a alguien, dale la azul. Tú te quedas con la verde,

no lo olvides. Ésa es la clave para que sigas aquí. Todo lo que

tengo va a ser tuyo, recuérdalo. Le dices a tu madre que yo

te lo dejé. Voy a escribirlo para que quede en papel; te dejo

mi formulario y mis ingredientes. Serás un curandero; eres

valiente, atento, obediente y muy inteligente. Yo me encargaré

de dejarte todo listo. Debes recordar todo lo que te he dicho

y jamás cobres. Deja que la gente te pague lo que considere

necesario. Nunca le quites nada a nadie, nunca abuses de los

débiles. Trata a los demás como quisieras que te trataran,

ayuda a los que no tienen, da esperanza a los afligidos, auxilio

a los necesitados, paz a los aturdidos, amor a los infames, tu

vida a los enfermos.”

El viernes siguiente llegó Paulino, sin su hermano, con

un zopilote dentro del costal. Ya no tenía paliacate; su rostro

estaba prácticamente recuperado. Lo primero que hizo fue

darle las gracias al maestro, que le impidió que le besara las

manos y luego me ordenó que desangrara al ave. La curación

culminó. Paulino preguntó si sería necesaria otra, a lo que el

maestro contestó:

—Depende de cómo te sientas. Si quieres recuperarte

totalmente y sientes que ya estás bien, ya no vengas, pero

recuerda que el que está enfermo eres tú. Tú debes saber cómo

te sientes.

Entonces Paulino dijo:

—Es que la verdad no tengo dinero para otro zopilote.

A mi hermano lo asesinaron y el patrón Adalid no quiso ayu-

darnos para el entierro. Unos tipos entraron a la finca y mi

hermano estaba cuidando el portón, le dieron varios balazos

y lo encontraron muerto al amanecer. Me gasté lo poquito que

tenía y no tengo ni para pagarle.

Don Isidoro se metió al cuarto contiguo, y después de

dos minutos le entregó a Paulino dos monedas de oro; le dijo

Page 34: El Buho 141 Completa

34 El Búho

que con eso trajera el próximo zopilote para que terminara la

curación. Paulino le dio las gracias. Don Isidoro replicó:

—Paulino, recuerda que al que mal obra, mal le va. Sigue

tu camino y no voltees atrás.

El hombre salió. Don Isidoro se sentó, bajó la cabeza y se

quedó ensimismado. Alcancé a escuchar que maldecía a Adalid

entre dientes. Luego me dijo que me fuera y que regresara al

otro día. Entonces tuvimos una sorpresa: nos visitó Teodosio,

aquel niño tartamudo, acompañado por su madre. Estaban

muy contentos; el niño, hablando perfectamente, saludó a don

Isidoro y le dijo que, gracias a él, su vida cambiaría. La mujer

preguntó al maestro cuánto le debía.

—Señora —dijo don Isidoro—, para mí es mucha alegría

ver al niño feliz. Ésa es mi mejor paga.

—Señor —dijo ella—, pero si lo que ha hecho no se lo

pago con nada. Ha curado a mi hijo, le ha cambiado la vida.

No voy a discutir. Le dejo estas monedas, le doy las gracias a

nombre de toda mi familia.

El niño tomó las manos del curandero y las abrazó contra

su mejilla. Cuando se fueron, don Isidoro me dijo:

—Ven, Santiago. Hoy es el día. Cierra la puerta y ven

al cuarto.

Movió una mesita de madera, debajo de la cual removió

una tabla falsa y, a su vez, un baúl cerrado con un candado

desgastado por el paso del tiempo. Del baúl sacó una pequeña

caja de ocote; dentro de ella había algo envuelto en un paño

rojo. Eran las dos fórmulas, cada una en un frasco de vidrio.

Las miré claramente, una azul y otra verde. Me dijo nuevamen-

te que, si alguna vez tenía que dar alguna, diera la azul. Me

dio la llave del candado y me dijo que pusiera todo adentro,

después me enseñó un cuadro con la foto de su madre; lo des-

colgó de la pared y dejó al descubierto un hueco, del que sacó

un pequeño recipiente de barro lleno de monedas de oro.

—Éstas son tuyas —me dijo—. Tú sabrás si te dedicas a

malgastarlas, a trabajar, a ahorrar o a gastar lo necesario. Tú

sabrás qué hacer.

Era tal mi incertidumbre, que le pregunté:

—¿Por qué me está dando todo esto, don Isidoro?

—Tengo que desaparecer. Estaré en el viento, en el agua

y en el fuego. Soy materia, no me voy, permanezco. Ahí estaré,

Rigel Herrera

Page 35: El Buho 141 Completa

confabulario 35

tú te darás cuenta y me observarás y me sentirás a tu lado,

enfrente, encima, detrás, en la noche y en el día. Éste será tu

hogar y el mío.

No entendía todo lo que el maestro trataba de decirme,

pero ya no quise preguntar más. Transcurrió la tarde, el clima

enfrió. En la noche me despedí del maestro. Lo noté muy raro.

Antes de que yo saliera, me dijo:

—Recuerda todo lo que has aprendido y todo lo que te he

dicho. Todo esto te pertenece. Tú tomarás mi lugar.

Ésa fue la última vez que lo vi. Nunca olvidaré su mirada,

su semblante, su tristeza, pero tampoco su bondad, su noble-

za, su humanidad. Durante tres días estuve llegando temprano

a la choza; tocaba hasta cansarme, pero el maestro no apare-

cía. Al cuarto día decidí abrir la puerta y no lo encontré. En la

mesa había unas hojas amarillentas con algunas fórmulas y

pociones; algunos dibujos de animales voladores y otras cosas

que con el tiempo entendería.

Un día antes de la navidad, mientras curaba a una señora

paralizada con una mezcla de abejas vivas, alguien tocó a la

puerta. Abrí y quedé espantado: era ese hombre, no olvidaré

su rostro; era el diablo, era Adalid. Me preguntó por el maes-

tro, le dije que no se encontraba; insistió en esperarlo, le dije

que no regresaría y decidió esperar a que la señora saliera

para ingresar. Me dijo con voz amenazadora que si trataba

de esconder al maestro yo también sufriría las consecuen-

cias. Me tomó por las solapas y me azotó contra la pared.

Su mirada perturbada me indicó que estaba desesperado; sus

ojos estaban completamente transparentes y sólo le quedaban

dos dientes que sobresalían de sus moradas encías, cientos de

arrugas cubrían su rostro, manos, cuello; ya no tenía cabello;

su piel estaba amoratada. Traté de no sentir miedo, pero él

sacó una pistola y me apuntó con ella.

—Dame la fórmula —dijo— o te meto un tiro y luego

vengo a matar a tu maestro, te lo juro.

Tomé las cosas con calma. Le dije que me esperara. Pasé

al cuarto contiguo, saqué mi llave, moví la mesa, abrí el can-

dado y saqué los dos frascos, guardé el azul y tomé el verde.

De repente, a través de la ventana entró una enorme lechuza

dorada con su cabeza blanca, me miró fijamente, me espantó;

comenzó a aletear a gran velocidad, trató de tirarme el frasco

verde. Recordé en ese instante que traía el frasco equivocado,

así que tomé el otro, regresé con Adalid, que desesperado me

quiso quitar la fórmula; se lo impedí, conminándolo a sentarse

y calmarse. Le extraje un poco de sangre y poco a poco comen-

zó a calmarse; respiraba agitadamente; fui vaciando poco a

poco la fórmula en la sangría y después de un momento le

di a tomar la poción. Se relajó, durmió, era de noche cuando

despertó. Me pidió un espejo, se lo di, quedó convencido y se

retiró, no sin antes sacar del pantalón una pequeña bolsita de

tela y arrojarla sobre la silla

—Ésta es tu paga —dijo—, después vuelvo por si algo

salió mal. Me saludas al anciano.

Se carcajeó y salió. Me asomé a la puerta y lo vi alejarse

a caballo. De repente apareció una vez más la lechuza y se

posó en una rama de un pirul. Se quedó mirándome fijamente.

Cerré la choza y corrí hasta mi casa; esa noche no pude dormir.

Mi madre se preocupó y trató de calmarme; intentaba cerrar

los ojos, pero se me aparecía ese desgraciado, Adalid; veía sus

ojos transparentes, sus arrugas, sus encías.

A la mañana siguiente llegué a la choza y vi a Paulino

con su zopilote; me preguntó por el maestro y le dije que yo

me ocuparía de su curación. Accedió a regañadientes. Tomé el

zopilote, lo desangré y vi cómo Paulino bebía la sangre.Le dije

que ya no serían necesarias más curaciones. Me dio unas mone-

das de oro, alegando que el patrón de su hermano les había

dado una gratificación y que él ya tenía trabajo nuevamente.

Antes de que anocheciera reapareció la lechuza; se posó

en la rama del pirul y me observó detenidamente, después

agitó las alas; repentinamente se alejó a toda velocidad. Cerré

la choza.

Pasaron dos días y una mañana encontré a media docena

de hombres malencarados ante la choza; iban armados con

rifles y pistolas. Uno de ellos, con la cara surcada por una cica-

triz, dijo que necesitaban urgentemente a Isidoro, por un motivo

de vida o muerte. Les pregunté quiénes eran y para qué que-

rían al maestro; no estaban para coloquios; entraron a la

choza y la revisaron de punta a punta. Atiné a comentarles

que el maestro no volvería. Entonces uno de ellos me aferró

por el brazo y me preguntó si yo me había quedado a cargo.

Asentí. Uno me dijo que su patrón, no otro que Adalid, estaba

Page 36: El Buho 141 Completa

36 El Búho

muy grave; había despertado “tieso” y con un extraño color en

la piel, que parecía escamosa. Les dije que los acompañaría,

para lo cual necesitaba algunas cosas: pócimas, aceites, unas

fórmulas, yerbas, mentol y demás, pese a que nada de eso era

necesario. Emprendimos el camino a Culhuacán.

En Los Girasoles había conmoción; la gente quería

ver a su patrón, y cuando llegué empezaron a preguntarme

qué le había pasado y si era cierto que la piel le cambiaba.

Los caporales trataban de contener a la gente y, de paso,

dejarme avanzar. Finalmente pasé de largo la sala y llegué a

una recámara, donde un tipo hacía guardia; le dijeron que

yo era el curandero que necesitaba su patrón. Me hizo entrar

y vi a Adalid en la cama, supino, envuelto en un paño blanco,

exhibiendo los ciento seis años que en realidad tenía. Estaba

irreconocible; su piel había engrosado, escamado, y brillaba

con el sol; sus ojos abiertos se veían transparentes; sus uñas

estaban moradas; en su frente se notaban dos protuberan-

cias, que no eran sino cuernos. En la espalda, increíblemente,

se apreciaba el nacimiento de dos alas, que de algún modo

se estimularon cuando les puse un poco de bálsamo de mentol.

Entonces Adalid se convulsionó. Empecé a rezar para evitar el

sufrimiento de su espíritu; le di de beber un poco de fórmula

de ajenjo para calmar el ansia. Comenzó a toser y a gritar, y

a aullar como si fuera coyote; a lo lejos, los perros aullaban

también. La gente congregada afuera de la casa comenzó a

impacientarse; algunos huyeron porque presentían que algo

malo estaba por venir.

Adalid lanzó un alarido, se incorporó y brincó al suelo;

su cuerpo comenzó a transformarse, sus piernas se tornaron

delgadas y sus alas se extendieron. Algunos presentes huyeron

aterrorizados. Un sacerdote asperjó inútilmente agua bendita

sobre la criatura. Los caporales corrieron a refugiarse a los

corrales. Nada quedaba de lo que fuera Adalid; ya no era un

hombre, pero tampoco un ángel; esta criatura era oscura, tenía

escamas y un par de cuernos. El clímax sobrevino cuando

avanzó de algún modo al patio de la casa grande y, ante el

horror de todos, emprendió el vuelo, sus enormes alas zumba-

ron con fuerza en el aire. Rápidamente se perdió de vista.

El hecho fue atestiguado por no pocas personas. Aquel

año, 1933, no sería olvidado jamás por los lugareños. Había

sido el año de la inexplicable desaparición del patrón Adalid.

A mí, por razones ignotas, la gente de la hacienda me dio un

caballo y un costal con 106 monedas de oro, que representa-

ban cada uno de los años cumplidos por el patrón. Conforme

cabalgaba rumbo a casa, la lechuza me seguía de cerca.

Pasaron los años. Acumulé experiencia. Una madrugada

del 27 de julio de 1957 tuve un espantoso sueño; me levanté

sobresaltado, ya no pude dormir. Nunca imaginé que, al día

siguiente, un terremoto cimbraría a la ciudad de México, cau-

sando muchas pérdidas humanas y destrucciones. Me dediqué

a interpretar mis sueños. Cada noche, cuando quería saber lo

que deparaba el futuro, ingería una infusión a base de jengi-

bre, ajenjo y menta, y me relajaba. Así predije muchos even-

tos, como el terremoto de septiembre de 1985 y la muerte de

mi madre.

Hay días en que sigo esperando el regreso de mi maestro

Isidoro. Acabo de cumplir cien años y a diario me pregunto

cuántos más me quedarán de vida. Hoy, al verme en el espejo,

he notado que mis ojos comienzan a transparentarse; ya no

tengo color, no tengo arrugas, no tengo ánimos, no tengo

ganas de seguir sufriendo en este lugar, que se ha convertido

en un caos. Recuerdo cuando todo esto era tan bello. Era mi

pueblo. Hoy todo está peor. Ya no quiero seguir dando malas

noticias, ya no quiero ser el curandero.

Hugo Navarro

Page 37: El Buho 141 Completa

confabulario 37

RobeRto bañuelas*

Encuentro virtual

Un difuso malestar, semejante a una red que

atrapaba pequeños dolores del estómago

a la cabeza, obligó al hombre a ir en busca

de un analgésico. Entró al cuarto de baño y fue tes-

tigo de que los espejos se despiertan con la luz

y de que él estaba contemplando los estragos que

habían producido los excesos de una noche en busca

de algún placer contra el mal de olvido. Mientras la

tableta efervescente se disolvía, él reunía las partí-

culas de un nuevo intento de posible felicidad para

la tarde de ese domingo en que se encontraría con

la todavía joven maestra de danzas orientales. La ale-

gría, reflejo de sí misma, no necesita de los espejos.

Otra vez, situado frente al espejo para podarse una

barba crecida de tres días y tres noches sin ella, la dolo-

rosa ausente, con su imagen incrustada en la mente, se

miró a los ojos y contempló la memoria de un pasado

que fue tan feliz y fugaz como la rapidez del recuerdo

que había engendrado este dolor y esta soledad, porque

ella no quiso compartir más el esplendor del amor ni

de los sueños, y, dueña de una cólera con palabras pre-

cisas, prefirió huir para instalarse en la realidad como

directora de tonterías y vacuidades en un programa de

televisión para un público educado en el servilismo y la

superstición… El hombre terminó de rasurarse, pero no

de pensar en ella.

En defensa del ego

El autor de solemnes imaginerías hace una vida intensa

y contaminada de literatura con la ficción como supre-

ma identidad; consecuentemente, ignora los juicios y

los errores de los demás: habla solo o no deja hablar

a nadie. Usa dentadura postiza a su medida, pero se

queja con frecuencia de dolor de muelas. Su talento

le permitió descubrir, sin recurrir a teorías peregrinas,

que se comía mejor en casa de los amigos que en su

apartamento de soltero insomne.

Ayer, invitado por amigos que le celebran otro

aniversario de su inevitable egolatría, llegó a la comi-

da, y, en lugar de una botella de buen vino, repartió

algunos libros que tenía repetidos o que no deseaba

leer. En verdad, es un hombre más solitario que soli-

dario, pero cree en el arrepentimiento hasta la próxima

ofensa; sin embargo, y a pesar de él mismo, su con-

tacto con la realidad se da a la hora de comer y en la

puntualidad de algunas exigencias del cuerpo, así como

de su sentimiento piadoso hacia algunos escritores

que no dejan de admirarlo aunque lo denuesten con

similar frecuencia.

Contra el mal de erotomanía

La mejor terapia contra el mal de lujuria se logra

al realizar vacaciones en hoteles con playa privada:

ahí abundan las conclusiones de lo que fue bello y de

Page 38: El Buho 141 Completa

38 El Búho

lo que nunca lo será: los excesos de peso, las ruinas

crecientes de la edad, las arrugas y los mapas varicosos

hacen pensar en la redención de los pecados.

Codicia

.Mujer inmoral y codiciosa, con virginidad restaura-

da, provocó en un hombre maduro, propietario de un

“Picasso”, un gran enamoramiento. La decepción para

la mujer fue más que dolorosa ante el descubrimiento

de aquel “piquito”.

Doble indecisión

Soñaba y meditaba, entre la tiniebla emocional del día

y la iluminación perturbadora de cada noche, hasta

completar el desgaste inevitable de otro año, en la posi-

bilidad del suicidio. Finalmente, sin esperar otra recom-

pensa que la de tolerar las contradicciones inevitables

de la existencia, decidió no realizarlo porque consideró

que era más doloroso escapar de la tormentosa vida que

de la desconocida muerte.

Vida para el recuerdo

Cuando aquel verano lluvioso de 2009 me llamó por

teléfono una ex amante, de buena familia y de moral

bien fundada, para encontrarnos en un hotel discreto

y realizar un homenaje a nuestro pasado de pasión y

de impaciencias, le aclaré que no era por el coste de la

cena y del hotel, sino porque ya era yo el feliz poseedor

de una definida impotencia sexual e insensible a todos

los fármacos de prestigio.

Me trató, con su repertorio de mujer frustrada,

de egoísta, engreído y malvado; pero así son algunas

mujeres y, llegado el caso, debemos ser, en homenaje al

pasado amor, tolerantes y comprensivos

Placentero genocidio

Todas las sucursales comerciales de alimentos natu-

rales y preparados del planeta, en convivencia con el

previo cónclave y acuerdo a nivel internacional de las

grandes potencias, creadoras del más perfeccionado

armamento para preservar la paz, decidieron ofrecer

como primicia comercial el regalo de todas las exis-

tencias de alimentos durante una semana. Cada día

de multitudinaria beneficencia estaba atendida por

tres turnos de empleados que distribuían el beneficio

en concordancia con el número de componentes de

cada familia. Las multitudes de peticionarios formaban

turbas y peregrinaciones constituidas por desemplea-

dos, trabajadores y técnicos de todas las especialidades,

artistas incomprendidos y profesionistas con título y

sin ocupación…

Al resultado regenerador y de optimismo conta-

gioso que se produjo después de ingerir la inesperada

e increíble beneficencia durante la primera semana, en

el transcurso de dos meses acaeció el funesto deceso

de millones de gratificados que fatigaron durante meses

los hornos crematorios -secretamente construidos para

la realización del proyecto-. El experimento, del que

hubo víctimas pero no culpables, resultó más exitoso

que las guerras y los controles de natalidad programa-

dos para la reducción poblacional.

Los viajes de Onán

Onán, extraviado en los caminos que él mismo inau-

guraba, entró al paraíso donde ya no estaba Eva.

Angustiado por la proliferación de serpientes, abandonó

los aromas de flores y frutos para correr en busca de

algo parecido al desierto que fuera el ámbito propicio

para su soledad.

Desacuerdo

Cuando Empédocles de Agrigento era niño, sus padres

discutían agriamente en definir el hipocorístico cariño-

so para su vástago: mientras la suplicante madre quería

llamarlo Empedoclitos, el airado padre insistía con el

de Empedítocles.

Page 39: El Buho 141 Completa

confabulario 39

Roberto Bañuelas

Amoroso sueño

El sueño ideal de aquel anciano consciente, era el

de llegar a morir rodeado de bellas enfermeras y no de

parientes codiciosos.

Castillo

Para no defraudar a sus enemigos, construyó su casa de

infamia con resistentes piedras de escándalo.

Contrastante identidad

Se encontraron en el vestíbulo del Gran Hotel y, con una

mirada de profundo reconocimiento en el mundo de las

dimensiones, el hombre más alto del mundo saludó con

la presión amable de sus dedos índice y pulgar la mane-

cita de la mujer más pequeña del mismo mundo.

La voz oculta

Más asombrados que de la lejanía de sus dioses per-

didos, los masai esperaban a que el cantante y los

músicos emergieran del fonógrafo que el antropó-

logo llevaba para darle música al horizonte de su

buscada soledad.

Otro póstumo

Después de la lacrimosa ceremonia en homenaje de

quienes no pudieron destruir, todos, casi en tropel pasa-

ron al salón del banquete. Convencidos de haber cum-

plido un deber de admiración, brindaron y comieron con

el entusiasmo que superaba todas las flaquezas.

Estilomanía

Excéntrico en sus escritos -derivados de la presencia

de un ego incansable- y concéntrico en su vestimen-

ta, cuando se aburrió del gobelino que adornaba el

saloncito de visitas, con ayuda de un sastre experto en

extravagancias lo transformó en un protagónico chale-

co, el cual estrenó en su conferencia quincenal con la

conclusión categórica: “Para escribir un bello poema, un

profundo ensayo o un cuento insustituible, son necesa-

rias la imaginación y la sensibilidad, pero sin tener que

recurrir al abuso de los sinónimos ni a una voraz adjeti-

vación para extenuar la fealdad del idioma”.

Fonética y dicción

Para expulsar cualquier vestigio de mestizaje, el secre-

tario del señor ministro pretendía hablar como un

español castizo y trasladaba sus faltas de ortografía a

la conversación con especialidad en temas y lugares

comunes.

Page 40: El Buho 141 Completa

40 El Búho

Previsora sensualidad

Aquella mujer, dura y madura, apasionada y sensual,

se maquillaba antes de dormir para estar preparada

y dispuesta por si se daba el caso de que en el sueño

apareciese un violador inevitable.

Última voluntad

Con las últimas luces de la conciencia, entre la agonía

y las telarañas que atrapaban su voz, don Antonio con-

fesó y suplicó a su segunda esposa:

-Queridísima Jovita: ahora que estoy por dejarte

para siempre, te suplico que tengas mucho cuidado en

que nuestras dos hijas no se vayan a casar con mucha-

chos de estas rancherías porque podrían ser sus herma-

nos… Júrame que cumplirás mi última voluntad…

Específica estrategia

Las tonantes órdenes del general contenían una

trágica lógica: quería agotar las municiones del enemi-

go con los cuerpos de nuestros bravos y resignados sol-

dados; cuando el enemigo agotara su parque, nuestras

tropas restantes entrarían a un definitivo exterminio

con el total de nuestro escaso armamento. La justifica-

ción final, en el supuesto caso de no lograr la victoria,

sería la de siempre: “Murieron por la patria”.

Ceremonia

Aquel adolescente asistía a la ceremonia de la mastur-

bación, convencido de que el amor perfecto consistía

en hacerlo con el ser más querido de su vida y que el

verdadero pecado consistía en renunciar al amor.

No desearás…

Los contubernios y los negocios con testaferros sobor-

nables incrementaron en forma inevitable la fortuna

del diputado representante de un distrito que nunca

conoció. Con la separación de su pasado gris, incluyó

el de su esposa, a la que pronto sustituyó por otra que

podría ser su hija. Para no provocar enconos ni sospe-

chas, adquirió nueva casa donde poder alojar y alejar a

la causa de su renovado erotismo. Seguro de sí mismo

y triunfante, consciente de la conducta licenciosa de

sus hijos mayores, pensó: “No desearás a la segunda

mujer de tu padre”.

Jinetes

Con la doble carga del flaco barbudo y la tetona teñida

de rubia, la motocicleta va por las calles anunciando su

estruendosa presencia.

El crimen perfecto

Me siento a leer alguno de los libros vírgenes que inva-

den mi biblioteca del futuro; lo hago habitualmente en

el cómodo sillón que propicia ver el jardín a través del

cristal y de las cortinas blancas que cancelan la curio-

sidad de los vecinos grises. Al acto de la lectura, acom-

pañada de un zumbido molesto y admonitorio, acude

con frecuencia la embajada o el mensaje de una robusta

mosca, contra la cual cometo el perfecto asesinato con

el auxilio de una revista -siempre el más reciente núme-

ro- de la ópera y sus intérpretes, de los aficionados y su

locura lírica por el “do de pecho”.

Fundación de país

A pesar de que tienen millones de representantes en los

cinco continentes y algunas islas de turismo y placer,

los activos ciudadanos de Sodoma y Gomorra -asilados

o ilegales-, claman y solicitan a las organizaciones

del imperio económico que les otorguen un territorio

donde fundar su país representativo.

*Tomado del libro inédito El ocaso de los quelonios,

de Roberto Bañuelas.

Page 41: El Buho 141 Completa

confabulario 41

Manuel espinosa sainos

Xatakganún lalakapastakat

Akxni lu pulana ktilakgatín

lakum pulha aktsu talhtsi kkataxawt

lituxtulh kilatamat.

Alh kilhtamakú ktatlankilh,

klitatliwakglh mintatlín lakum xtatlin stantas

lu tlanka kiwi kwa.

Ksmanipasalh kintankhaxekg,

kintantikiwi,

kin tawanín,

ki sakgsitawakat,

tipalhuwa tatlín takgastokglh

kki akganín.

Klitatliwakglh mintapaxkin

chu tsinu tsinu titaxtulh kilhtamakú,

liyukgolh wun kintawanín.

Chu antá tamá

k akgalasasa lasasa kiwi

lata xmasekga kuxtalampakga

akganuwaka mintalakapastakni.

Recuerdos colgantes

Al enamorarme de ti

me convertí en una semilla

parida por la madre tierra.

El tiempo me puso alas

y abonado con tu canto de pájaro,

me convertí en árbol.

Enrique Zavala

Page 42: El Buho 141 Completa

42 El Búho

Y me aferré a mis raíces

a mi tallo,

a mis hojas,

a mis frutos,

una diversidad de cantos

se anidaron en mis brazos.

Me alimenté del tiempo

mientras mis hojas

se fueron cayendo tras el viento.

Y en ese árbol

de ramas quebradizas,

como un nido colgante

permanece tu recuerdo.

¿Tu xpalakata nelh lichiwinankgoy lapaxkit kiwi?

Lipekwa anán akstutawalat, tini akgapixtinán,

lipekwa akgayukgonit kiwi, lasat akgawankgoy,

¿tuku xpalakata nelh lichiwinankgoy lakaxpit kiwi?

Xkatsit tapumakgantilhá lapaxkit ktiji,

lata tapumakgan xkgalhxtajat chichí,

lata titaxtuma kilhtamakú skaktilha lapaxkit.

¿Tuku xpalakata nelh lichiwinankgoy lapaxkit kiwi?

lipekwa akskaktamakgonít talhtsi kkakiwín,

ni a patikgoy sen tachanán, tini a majininán.

Lilakgapatsa litalhkintikgonít wun masekga,

nelhtu sakgsi tawakat chu laktsu spun kxakgan kiwi,

¿tuku xpalakata nelh laslakgkgoy paxkinanín

[kkatawanín?.

¿tukú xpalaka nelh lichiwinankgoy lapaxkit kiwi?

Jazzamoart

Page 43: El Buho 141 Completa

confabulario 43

¿Porqué los árboles ya no hablan de amor?

Tanta soledad colgada entre los brazos,

tantas ramas desmariposadas,

¿porqué los árboles ya no hablan de amor?

Tanto amor que va escurriendo

como la baba del perro sediento,

tanto amor que se va secando con el tiempo.

¿Porqué los árboles ya no hablan de amor?

tantas semillas moribundas en los campos,

olvidadas por la lluvia y por el humo del incienso.

Tantos nidos destrozados por el viento,

árboles abandonados por los frutos y por los pájaros,

tantos amantes que ya no se cortejan entre la hojarasca,

¿porqué los árboles ya no hablan de amor?

Kxa kiwi lapaxkit

Antá kxa kkwi lapaxkit

tlan puxkan xalakspininín

chu xalakskayiwán latsukat,

tlan lipuxkan latsukat listakni,

tlan lipuxkan xtatlinkan laktsu spun.

Wanti nitu xtalapaxkinkán

tlan anta namakgankgoy xtalipuwankan

kum nawakgoy xmankganat xatawan lapaxkit,

tlan namalakgsputaya miakstutawalat

kum nawaya ksakgsiní xa kiwi lapaxkit.

Antpa kxa kiwi lapaxkit

ni akxnikú lakgsputa talitsin,

lu stlan latsukkgoy tamputsni,

lakum klaktsu tawan anán lapaxkit kkgapín,

lustlan lapuntanukán.

Makgapitsin paxkinanin ankgoy tapuxtukgoy

xmaknikán chu xtakuwanikán,

ankgoy tampilitnankgoy kskgakgat lapaxkit,

ankgoy lilhakganankgoy lakspupukun xanat,

makgapitsin kaxman ankgoy wakgoy sakgsiní

akxní makgalhsputukgoy xtalakgxtamitkán.

En el árbol del placer

En el árbol del placer

se pueden cortar besos,

besos rojos y rosados,

con el silencio del alma,

con el canto de los pájaros.

Pueden las personas sin amantes

cubrir sus penas

si beben el rocío de las hojas,

es muy posible acabar la soledad

con una mordida a los labios frutales.

En el árbol del placer

hay sonrisas que nunca mueren,

ombligos que esperan un beso,

muslos abiertos como las verdes hojas,

se puede penetrar lo impenetrable.

Hay amantes que siempre acuden

a cambiar de piel y de nombre,

a revolcarse desnudos bajo la sombra,

a vestirse de flores azules,

o simplemente comer una fruta

después de hacer el amor.

*Tomados del libro Kxa kiwi tamputsni. En el árbol de los ombligos.

Manuel Espinosa Sainos.

Page 44: El Buho 141 Completa

44 El Búho

Raúl HeRnández viveRos

México fingía una necrópolis

Ramón López Velarde

I

Sobre las piedras de los sacrificios,

entre los volcanes y flores del altiplano,

el viento abre los caminos

rumbo al valle

donde la luz

se tiñe de rayos y relámpagos

que arrojan los dioses

de la traición y muerte.

Detrás de las montañas

se elevan los lamentos

bajo el júbilo sagrado,

entre los cuerpos vestidos

y envueltos con la esperanza,

acompañados del deseo por la salvación.

En el centro del universo

todo está en calma.

Dentro de las tinieblas

sosegadas por las estrellas brillantes

y el relámpago del tiempo vivido

frente a los dioses solares.

II

Desaparece la tristeza

en los rostros de hombres y mujeres.

De la noche a la mañana

brotan los rostros enmascarados,

vendaval de fusiles en las manos

se abre entre el ruido de las sirenas.

En este lance espurio

Juan Román del Prado

Page 45: El Buho 141 Completa

confabulario 45

continúa el fuego provocado

por el estallido de las explosiones.

El ruido cesa hasta la llegada de las sombras

se abre el telón crepuscular.

donde la muerte sopla la música

que fluye entre las calles y avenidas.

El asentimiento ordinario desaparece.

La ilegitimidad abre las puertas

a la violencia y corrupción.

De una manera sigilosa

los escrúpulos se hacen invisibles.

Las evidencias destruyen las ciudades

y en los campos inertes

triunfa la calamidad.

En el fuego los inocentes

danzan entre las tinieblas

de la oscuridad,

olvidándose hasta de sus nombres.

Los bienaventurados abren los pechos

de los adversarios que, sin lamento de agonía,

contemplan las imágenes

de sus corazones todavía palpitantes

entre las manos de los jinetes de la guerra.

Sobre las piedras de los sacrificios

se escuchan las exclamaciones

y rezos de los vencedores.

Las promesas divinas

de que algún día la verdad

sosegada abonará el jardín

de las azucenas pintadas de sangre.

III

Cuando aparece el crepúsculo,

algunos huérfanos preguntan,

con inocente ternura,

sobre el paradero de sus padres;

enlutados ignoran el lugar de origen.

Los restos de las figuras hirientes

pintan las calles y avenidas.

Por los campos

de la tierra abandonada

alzan las manos con sangre tibia

para exigir esperanza

de un poco de vida.

IV

Miles de hileras

de sombras fugaces

anhelan agua y comida.

Desde el fondo del cielo

brota la orden de los dioses.

El príncipe embriagado

ordena a sus ejércitos

la ampliación sagrada

del imperio de terror.

Desde lo alto de las pirámides

los huérfanos frenéticos

se precipitan hacia el fuego

que brota en el pebetero de la eternidad.

V

En la espalda del dios de la violencia

el penacho baila alrededor de sus hombros.

La muchedumbre llora

relumbra la clemencia

y se desmoronan las gargantas.

El dolor de los ausentes

hiere más que el olvido.

La espina dorsal de la patria

es atravesada por las cuchilladas

de los pedernales ensangrentados.

Page 46: El Buho 141 Completa

46 El Búho

Los verdugos encapuchados

desoyen los cantos angustiantes

de piedad y respeto a vivir.

La serpiente devora las plumas

de la poderosa águila

que agoniza debajo del nopal.

En la piel de los tigres brillan las manchas

que esconden las garras y colmillos.

Al borrar los fragmentos

de aquellos instantes

la vida se extravía en los episodios

y escenas de la historia de México.

Los sacrificios terminan cuando

los lamentos de las mujeres

se unen en coro:

¡Ay, mis hijos!

¿Dónde están,

a qué lugar se fueron?

Y el coro se repite desde

tiempos antiguos

hasta la eternidad

del presente del fulgor solar

que nadie puede contemplar

por la arena del infierno.

Fotografía Karla Mariana Cruz Jiménez

Page 47: El Buho 141 Completa

confabulario 47

Hugo l. del Río

¿Me amarás si te digo que he vivido como lo que

soy: un perro? Chucho callejero casi siempre: pata-

das en esta calle, patadas en la otra; aquí me arro-

jan agua hirviendo; allá me ofrecen un pedazo de carne

con vidrio molido; muchos automovilistas cambian de

carril con ánimo de atropellarme y dogos más grandes o

más hábiles que yo me muerden y me zarandean.

El hambre y el frío se tutean conmigo; sólo la llu-

via me limpia un poco el pelaje. El pordiosero mutilado

que me daba casi toda su mísera ración se murió hace

rato y sé, porque entiendo el lenguaje de los humanos,

que los de la perrera municipal han cruzado entre sí

apuestas a que me capturan.

Quizás lo lograrán. Por qué no.

No me malinterpretes: quejas, no. Hubo y hay perras

tan roñosas como yo que me dieron caricias y calor, y

algunos perros famélicos fueron mis amigos y compañe-

ros de correrías.

Algunos murieron, otros cambiaron de barrio. Hoy

camino solo, con una de mis pobres patas muy lasti-

mada. Los perros del rumbo me ven con malos ojos y

me gruñen, las perras se dan aires de grandeza y me

ignoran.

Y los niños, claro, me tiran piedras y botellas. Pero

sé esquivar toda clase de proyectiles. En la calle aprendes

a sobrevivir.

Déjame decirte que también conocí la buena vida.

Fui perro guardián en casas de ricos. Tenía mi casita de

madera con una caja de cartón como cama. En invierno

me procuraban mantas de lana y todos los días comía

croquetas con vitaminas.

Bueno, debo decirte que hasta novias me conseguían.

Perdonarás, también, la falta de modestia, pero fui

héroe. Salvé de un par de secuestradores al hijito de uno

de mis patrones. A mi gusto mordí a los truhanes, los hice

sangrar, los hice gritar.

Pagué el precio, claro. Me dieron un balazo en una

de las patas, que nunca me volvió a quedar bien. Pero

la familia me llevó a un hospital de mascotas domésticas

y fui bien atendido.

Y ahí la conocí.

Las cosas buenas nunca duran mucho. Nada me

costaba quedarme en aquella casa, dejarme querer. Pero,

qué quieres:

Claro, una perrita guapísima. Me volví loco por ella.

Cuando se la llevaron escapé del hospital y durante

meses seguí su rastro. El olfato y todo eso. Tú sabes.

Cuando la encontré, meses después, estaba yo hecho

un asco. Frunció su hociquito, que tantas veces besé,

alzó con desdén su cabecita de reina y me mandó a freír

espárragos.

Te hablaré con franqueza y seré muy claro. Lo único

que te puedo ofrecer es mi amor. Conmigo sólo te espe-

ran días de hambre y golpes y noches de frío y lluvia.

Page 48: El Buho 141 Completa

48 El Búho

ana lauRa Medellín

Han caminado mis pasos

En el tiempo fingido espejo

Donde la imagen se pierde

En fríos laberintos inciertos.

Dejan huella mis pasos

En la prisa de la vida

Entre los sueños perdidos

De noches que no tienen día.

Mis pasos ya viejos, caminan,

Temerosos de llegar al principio del fin

Donde empieza la existencia

La forma en que yo te amaba

Y el gran amor que me diste.

Hoy la noche interrumpió

Su danza con las estrellas

Y conmigo lloró

Abrazando la lluvia, mi corazón.

Rruizte

Page 49: El Buho 141 Completa

confabulario 49

benJaMín toRRes uballeLa soledad

La soledad es vida perdida,

manos inertes, dolidas y frías.

Horas eternas, cruzadas perdidas.

Llorar en silencio al alma vacía.

Ahogarse en veneno, morir en tormento.

Perderse en las sombras, callar los secretos.

Flagelos constantes, sumiso el momento.

Soledad, esclavitud rendida, maligna, perversa.

Es negación, ruindad; destruirse solo en el tiempo,

perder una y otra vez descarriadas batallas en miedo.

Corromper los ¿por qués? en pausas sombrías,

en sordidez extraviados, en los años hallarlos.

Enjuiciadora innoble, miserable te yergues,

inmisericorde, por la atrocidad de los yerros.

Soledad, en el hastío destrozas, rompes, vences;

juegas siempre a ganar, siempre humillas tú,

rejuegas indócil, asedias furtiva; es tuya la mente.

Aniquilas el color, sólo hay dolor en negro y blanco.

Miras las penas, y en el triste encono de los ojos,

en el lerdo andar, sinuosos caminos te maldicen.

Agonizas tantas marionetas inertes: en el pozo, en el fango,

[en el lastre.

Tu aura de maldad es viento impuro, rocío de hiel,

horas vanas, noches y mañanas álgidas, amargadas.

Soledad, eres luto y encuentro, saldo pendiente a quien debe,

cruel ejecutor puntual; presente que nos hiere, en el alma,

ahí, donde es verdad que duele, hoy... quizás... por siempre.

OcéanoEs pensar en tila disfunción de mis sentidos,arrogancia inexorable,aprendiz en vuelo nuevo.

Oprimir el alma al llantoque se opone entre crisoles,y obcecadas las razones,no hallan luz, son perdedoras.

Estoy a ti,donde anudan las fricciones,soy más simple caballero,rededor del mar entero,es tu océano,en él navego... Bésame¡Bésame! Felizcomo si en ellodejaras la vida;entrégate hoy aquí,y deja luego que el mundo entero diluya. /Guarda tus ojos hermososen mi corazón seducido,vierte la luz del sol,haz motivo de mis brazos. /Abrázame sin pudortan fuerte aunque yo muera;en el último aliento de amor mi alma entera te guardara. /Pon en mí tu piel y madrugada,desnuda el jardín, en estas horas amadas;en este agradecer a Dios,en estos etéreos aromas. /¡Ámame ya! Mañana nada nos sirve,

Page 50: El Buho 141 Completa

50 El Búho

necesaria es tu verdadde mi espacio y la inocencia.¡Bésame!, otra vez, suavecito, sin prudencia. /Detén las manecillas a las diez,cual instante portentoso, amarte siempre es mi pasión,necesario tal reposo. /¡Encántame!, sólo dime que me amas,sin palabras, sin maldad,en verbenas luminosas. /¡Ámame!, en nuestra vívida sustancia,de lo que somos, de lo que anhelamos,de lo que fuimos, de lo que añoramos,aun sí, a todo aquello que escapamos...

El Hombre Va el hombre detrás de la vida, a destiempo;en el crujir de la noche dura, tanta maldad exaltada.

Inmerso ya, ahogándose en traiciones. ¡Qué tristeza, cuánta soberbia!;ensimismado es él, por él.Bebe la hiel que a borbotones desprecia el tiempo.

Se va, en el espejismo final del retroceso inquieto;no es eterno, no su corazón certero, muere de sed;quiere ser hombre y mujer, quiere morirse todo en silencio.

Tiene mirada y corazón de fuego, está quemándose solo por [dentro;

miserable es su dolor, esclavo pronto, prisión del blanco y [negro.

Emisario de su dios, es perversidad, vileza, pretexto, débil voz.Ambigüedad de sol, inminencia de las manos, feligrés tan inexacto.

Desesperado busca sombra de ocasión, ignorante, ¡qué perdición!Su vuelo es odio rasante, desigualdad particular, veneno en su

[vientre;esclavo de ir y volver, invalidado juez en desasosegadas horas

[tarde.

Nómada en el desabrigo, del amor, del error en lo vivido, de la [seducción;

la ferocidad es aroma irracional que lo ha ungido.Bestia maldita, verdugo impío, tormento que lo ha engullido.

A ese hombre, no hay retribución, no hay espaciosidad, no hay

[lamento.

El dolor no es oropel: es sangre, angustia, arrepentimiento,

[llanto.

La memoria se extraviará, en el destierro execrable.

Sus lamentos gemirán, nadie escuchará, la piedad es modo

[imperceptible.

Hombre, desagravia el amor, duerme pleno, son horas de dolerse;

de redimir la paz, de tener erguida la frente, de plantar nueva

[simiente.

* Tomados de Benjamín Torres Uballe, Plural Vagabundo versión

19.52. Abril 2011; prohibida la reproducción total o parcial a través

de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por

escrito del autor.

www.benjamintorresuballe.blogspot.com

Pita Amor

Page 51: El Buho 141 Completa

para la memoria histórica �

Salvador Camelo murió el 3 de julio de 2012. A manera de

homenaje publicamos una semblanza de Dionicio Morales

y una selección de sus poemas.

Salvador Camelo: Poeta a contracorriente

En mi poema “Bar La Reforma” menciono a los amigos

que cada viernes acostumbrábamos reunirnos a partir del

mediodía; al referirme al infalible Salvador Camelo, digo en

unos versos:

Salvador pareciera que nunca tuvo abuela/ y no sabemos

qué festejarle más,/ si su pretenciosa locura de vivir/ o su

maldito cinismo. La vida de Camelo transcurre entre estos

extremos y en medio de ellos, la poesía le hace cosquilli-

tas... hasta en el alma. Para Salvador lo más importante es

vivir, como duermen los caballos, a rienda suelta. Es de los

que prefiere, como decía Novalis, tocar un cuerpo hermoso,

porque es tocar el cielo, que escribir un poema.

La biografía de Salvador Camelo tiene de todo como en

botica vieja: desde su juvenil amistad con ese gran maestro,

gran viejo, crítico y escritor de polendas mal entendido,

Rubén Salazar Mallén, a su furibunda y desesperanzada

participación en el Movimiento del 68; del accidente sufri-

do una madrugada etílica al ser arrollado por un camión

de carga en el eje vial de Félix Cuevas fracturándole pre-

cisamente la pierna izquierda, a su viaje intercontinental

inventado por Luis Echeverría para llevar de paseo a 120

intelectuales mexicanos en un avión, que por un milagro

guadalupano, no se desplomó; de su trabajo cultural en la

Universidad Autónoma de Guerrero con una administración

comunista, a sus elucubraciones mefistofélicas en una mesa

de cantina sobre la política, el arte, la vida, el sexo. Amigo

a carta cabal, ha aprendido que la sabiduría se adquiere

después de un largo silencio, después de haber padecido los

infiernos propios y ajenos.

Si su vida es un completo desmadre bien organizado,

su poesía, claro, es hija de. En su obra poética escasa y

siempre a salto de mata, resaltan las peculiaridades que

tanto nos asombran y nos divierten de su vida. El mismo

desparpajo que linda y colinda con la ingenuidad y la auda-

cia; el cinismo que raya, a veces, en la intolerancia; el reco-

gimiento instantáneo para planear y perpetrar los suaves

atropellos que todavía, a nuestra edad, pueden hacérsele a

la vida; el inventario de sitios y bares de la Ciudad de México

donde se aplatanan las nalgas y se le da vuelo a la hilacha

cuando se encienden los sentidos al ingerir la agüita que

ataranta bestial y celestialmente; las postales de ciudades

lejanas en las que como ráfagas lumínicas se desdobla su

existencia, y sus escandalosas declaraciones de los amores

que ya pueden no sólo decir sino gritar su nombre.

Un crítico “exigente”, de esos con apellido extranjero

pero que suena igual a un Pérez o López cualquiera, a los

que el aire evita tocarlos porque no quiere convertirse en una

lluvia de negras cenizas cayendo sobre nuestras cabezas,

podría “razonar” que la poesía de Salvador Camelo es des-

enfrenada, descuidada, de primera intención, despatarrada,

elemental —todo ello lanzado a la cara como una sarta de

maldiciones—, y al final, señalada arteramente como vicios

y defectos, y no sólo literarios. Para quienes, aun no siendo

críticos, no somos dados a la cartomancia literaria de des-

entrañar algunos crípticos escondidos, sepultados, en cada

uno de los versos, y además somos incapaces de realizar

traducciones directas del español para saber dónde quedó

la bolita, estas “imposibilidades poéticas” nos parecen, pre-

cisamente, su mayor virtud porque las salvan su llaneza, su

desenfado, su brevedad, su honestidad.

Ya sabemos que una poesía escrita de esta manera

conlleva sus necesarios riesgos. Camelo, quizá sin darse

cuenta, los asume, los corre y no le interesa preguntarse los

resultados inmediatos. Poesía sin artificios, directa, atrevi-

da, humorística, escrita quizá de un solo tirón, como sacan

los magos los conejos y las palomas de sus sombreros.

Poesía de un aparente olvido formal pero en la que, como

dirían otros críticos, laten las carnalidades de un poeta.

Dionicio Morales

Salvador Camelo

(Archivo coleccionable)

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�� El Búho

Poemas de Salvador Camelo tomados de su libro POEMAS 1966-1996.

1Hoy quince de marzo de 1967nos hemos cansado juntos.Nuestros cuerpos que juntos permanecíanhan empezado a ceder, a aflojarselentamente hasta llegar a unalaxitud completa.

Por momentos el mundosólo lo formamos tú y yo.Nos olvidamos de la luz,del tic tac de mi corriente despertador.Fue hasta después de habernosamado que notamos que eldisco ya no sonaba y no hacíamospara que de nuevo tocaray ninguno de los dos lo apagaba.

No sé de qué color es elsudor que tú despides; perolo aspiré con tanto amorque me será difícil olvidarlo.Tu sexo es color de rosa y sobresaleentre las aguas de tu morena pielcomo las uñas de entre tus manos.

2Ayer nos amamos¡Sólo por eso hoy me siento diferentey superior a los otros!Yo me quedé en ti;tú vienes ya conmigo para siempre.La sensación de tus piernasanudadas a las mías,tu respiración acelerada,el violento latido de tu corazón fatigado,la fuerza de tus manosaferrándose a mi cuerpocomo con temor a perderse o a perderme.Toda esa secuencia de cosasque ni tú ni yo provocamos,que no hemos osado interrumpirque corrieron, que siguenhace que yo me sienta en tipara siempre.Ayer nos amamosy sólo por eso soy diferentey superior a todos.

VIUDO DE DIOSSi Dios no existiera,

todo estaría permitido.Dostoievsky

Mi año nuevo es el día de hoyse dice y consta que nací un 10 de abril— total—

Hoy cuando son mis cuarenta el abandono,y la dejadez las conozco; aun más,a estas alturas me declaro viudo de Dios de timuerto desde hace meses.A mis cuarenta años—tan esperados—,descubro poco a poco,con calma,sin alteracionesque me amaronque me abandonarony que después de siete mesessoy viudo de Dios.

Mi viudez la conocí ayerMi viudez atrás se quedó:Tu moriste solo, así lo quisiste

¡Buen viaje!ahí te alcanzo.

1Hay veces que te encuentro con toda la sal del maren los labios.

Octavio Ocampo

Page 53: El Buho 141 Completa

para la memoria histórica ���

Otras en que tienes en la miradatoda la humedadde un bosque.

También, a veces, tienestoda la luminosidadde una noche de luna.A veces traes contigosobre tu piel—en tus brazos y en la cara—todo el sol del caminoy los olores de tu cuerpo se confundenentre sudor y tierra y el gas que el camiónha consumido.

Pero siempre, invariablemente,te he encontradocon tu belleza a cuestascon tu soledady tu poco de muerte.

IIEn veinticuatro horascasi desaparece todo;primero la voz porque no te habloy junto con ésta, los sonidos porque no

[te escuchoy la vista porque no te veoy también el tacto porque no te toco.

Tú desapareciste. Decidiste irte—a pesar de que se te extraña.

Lo que lastimosamente permanece—como siempre—es la soledady también por suertela memoria y el recuerdo;no te olvido.

Llegaste al finalizarel verano.Durante el otoñopermanecisteintensamente;tensamentedurante el inviernoy ahora que ha entradola primaveraestás ausente.

Ya formas partede los amores llegados y ya idos.Eres historia,un poco de anécdota —como todo—,también dolory algunas lágrimas.Es difícil enumerartodo aquello que no se alcanza en la vida.

Por ahora séque no veré las cicatrices de tus piernasy ni tampoco cómo manejas un cochecómo te sumerges en el mar—aunque todos dicenque lo haces bien—.

Es más fácil saber la que sealcanza.Ya antes de mirartealcancé la tranquila soledad.Ahora no te miropero ya no tengo tranquilidad.Perdón, olvidabatambién se sabe lo que se pierde.

IPregúntome¿qué es lo que he hecho?Quererte mucho.Me contesto¿qué hago con todo este amor?¿Nada? ¿Todo? ¡Nada!Tú lo dijiste desdendenantes: NADA.

IIQuerer a la gente no es malo.Hay quienes sin temerla ni tenerlaevitan y atacan:A ellos se les revertirá la maldad.

IIIEstoy cansadome siento cansadoy no por ti,sino por los otrosque son mezquinosy están a diestra y siniestrate invito a descansar: descansemos.

IVCuando te hablo no hay ecoy quiero tu vozy no soy tu eco.Quiero un dúoun eco común y sostenido.

VQuiero ser un escritordecidor de palabrasy todas te las quiero decira ti, ahora.

PÉRDIDAS En un viaje suelen perderseun abrigocuatro suéteres

Page 54: El Buho 141 Completa

�V El Búho

luirse cuatro pantalonesgastárseles el talón a doce pares de

[calcetines—y desgraciadamente—muchos amores.Todo se va quedandoen diferentes lugares:En Quito, en Lima, en Santiago,en Concepción, en Buenos Aireso qué sé yo dónde.Lo que perdí hace mucho tiempofue la vergüenzay para ser francono sé ni dónde.Quizá entré a una oficina públicay al salir ya no la tenía;Tal vez, un día o una nocheme dormíy durante el sueñose saliócomo se le sale el almaal muerto.Sé que con todo lo anteriorme voy a reencontrar—hasta con el amor—pero por suerte con la vergüenzame será difícil.

Otro día se me irá el almay se unirá a la vergüenza perdiday yo buscaré a las dos—mi alma con vergüenza—en el juicio final.

…..En mis viajes nunca he perdido mi juventudy mucho menos el tiempo.

Ahora resulta quellevo vivido medio díade adelanto;no obstante,no hay una arruga másy mucho menos una cana(porque saldría de ganasy, yo ya dije, que no me lasaguanto).

Se que regresarépor donde vine(¡Siempre! En polvo eres y en polvote convertirás)y tendré en mi habertiempo ganado¡se sufre tanto!

BREVE POEMA A LOS COPREROSEsos treinta cadáveres me duelen,me calan muy hondo.Me angustia el no podercantar a esas ciento veinte extremidades

[morenas,quietas y sangrantesinmóviles y rojas,apacibles y costrosas.

¿Qué se puede decir de ojosque no se conocen?¿Que no se han visto nunca?¿Qué puedo decir de esos sesenta ojos,algunos desorbitados por los impactos,otros fijos indiferentespero todos con algo en común: sin luz e

[ignorados?

Me siento mal por buscar palabras—y no hallarlas— que encierrenla mísera tragediade esos treinta pobres quemados dorsos,ya para ahoritaagusanados, podridos y olvidados.

IEl que tengavergüenzaque aviente la primera piedra.

IIEsto es un valle de lágrimas en el cualyo soy vertiente.

IIIEn Méxicola tristeza es tantaque es impermeable.

IVDeambulares un pocoentrar en mucho conflicto.

VEs muy difícildescubrirlo todoy más las cualidades del silencio.

VILas bugambiliasson como mariposaspor esqueléticas.

Page 55: El Buho 141 Completa

para la memoria histórica V

VIISe fueron cayendo las inhibicionesapareció la verdady me hice auténtico.……Soy del ejército mundialde los de sin casaSoy nómadame cambio de casa de trabajo de amante con frecuencia

Lo que no me quito nuncason los zapatosque me acompañan siemprea buscar otra casa otro trabajo u otro amante según el caso lo requiera.

……….El tehuacanensede azul y blanco—no sin mentiras—me contó algosobre su viday algo sobre su buena suertedesumuertenadavalientetoreroélyolaadivino

IVeo el mary el mar no se envenena nunca:al amanecer toda la suciedadestá sobre la playa,la ha expulsado.

IIYo nunca me meto al mar.

IIIEl mar sólo respeta la bellezapues muere con ella.

IVYo sólo veo el mar...

……….

País sin pasadopaís de muertos.

Busco en el pasadoporque todos lo ignoran...su ayer, nada significa con su hoy.

El dolor se transformasin embargo, nosotrossufrimos sin sufrirluego entonces...

……..No se preocupenpor mi borracherani por mi conciencia:pido permiso para condenarme.

Angústiense por sustablishmentpor sus traicionesdiarias;por la miseria del paíspor su inmoralidadpor la parte que les toca de corrupción.

Déjense de oler a lociones

No traten de disimularel olor a mierda que despiden.

……….En efectoen el bar ku-ku no fui paridopero como si tal.

Mis primeros alcoholesal igual que los amores

Aída Emart

Page 56: El Buho 141 Completa

V� El Búho

allí se cristalizaron;de los segundosla mayoría se han desintegrado.El cuanto a los primerosestán totalmente polarizados,es decirpermanecen.

En efectoel ku-kuno fue mi cunapero todo me diceque será mi féretro

CONOZCO UNA QUE OTRA RUINA DEL MUNDO.

Del país todas;Monte AlbánTajínTeotihuacánChichen Itzá, etcétera,y las he gozado profundamente.

Otras, las ruinas vivientesy que en el país abundanno las tolero.

La mía,mi propia ruina la soporto,la sobrellevono sé si con dignidad.Eso que lo digan los testigos.

……….¿En el tren me voy o no me voy?¿En cuál me voy?En el petrolero, o en el areneroo en el de segunda, o en el de primera

Yo sé que voyen su silbato ensordecedor

Yo sé que vamos los que estamos.

OJOS NEGROSEn el mercado de Medellínallá en la Romaen La Sorpresanos asombramos al encontraral carnicero de los ojos negros.

Por fortuna

él no es un malvivientey para consuelo y regodeo de lavistaél es un bienviviente¡Viva Dios redivivo!

………..

Se creenpríncipes austríacospashas hindúesmandarines pekinesesPero sólo se creen¡Gracias a Dios!Porque no pueden serTlatoanis Mexicas¡viva Huichilobos!

EL CENTENARIOPara Benjamín Varela Orihuela

El centenario no es la moneda decincuenta pesosdonde aparece troquelado al Ángelde la Independencia.Tampocoson las Fiestas del Centenariopues ésas fueron de él y sólo para

él:para Don Porfirio.

El Centenario es una cantina debarrioen donde con agilidad delfinescael Gordo Víctor atiende con esmeroa sus comensalesque son entre otros ora el Púas ora Zuritaora yo mismoque soy su seguro servidorsediento necio e insaciable.

A TAMAYOEL DÍA QUE INGRESÓ

AL COLEGIO NACIONALPara Sergio Viñals Padilla

A ti te hablosí, a tisí, tú

Page 57: El Buho 141 Completa

para la memoria histórica V��

el Oaxaqueñoel de las SANDÍAS (Con Mayúsculas)a ti, ése que eres de la Repúblicay de Olgaa ti el críticosutil y lacerantedel Sistema Mexicanoa tiTamayoque como a Pelliceralguienquién sabe quiénles diolas manos llenas decolor.

IChapultepec esel tren de Cuernavaca a la media noche;el rugido de tos leones en el amanezque.

II¿Qué hacen los elefantes?Lo que haganno importalo hacen de noche y en Chapultepec;y se distinguen de los demás sonidos.

IIIChapultepec es el vientoque en la soledad y en el silenciode la nochemueve a los árboles.

Hacen que se froten,jadeencomo nosotrosen el habituariocohabituariodispensarioosario.

Poemas para Alejandro y Lucero Chacón I

Yo como buen borrachome retiro a dormira las altas horas de la noche

IIEn la mañana,digo que estoy dejado de la mano de Diosdel Diabloy de los hombres.

IIIDigo, que no me dueleni la muelani la duelani el alma¡Viva Altazor!

IConozco las ciudadespor el caminarpor la contemplacióny por sentarme en la banquetay en las calles.

Alonso

Page 58: El Buho 141 Completa

V��� El Búho

IIAl Apóstol—(alguno de entre los doce)—viejo, sucio y cansadoen la calley en la banqueta.

IIIÉl perdona mi vida de antes de ahora y de siempre

IVEn la soledad del apóstola quien siguen y protegen los perros nocturnosentendí a los apóstolesy por una vez másmi propia soledad.

VVA mí ¡mejor!No me sigue nadie sólo a veces mi sombra.

...............

Estoy quemado(en todos sentidos)La quemaduraes de un grado avanzadoLa huella será imborrableni tintas ni picratos ni la concha nácar quitarán la marca

Estoy dolidoes un dolor muy profundoque bien a bien no ubicono sé si es muscularu orgánicono hay calmante que lo calme¡vamos ni el árnica tan efectiva lo controla!el alcohol lo recrudecesólo el verte lo amainay te veo tan poco.

En fin que me debatoentre la quemadura y tu huellay el dolor y tu marca.

A LA CIUDAD DE MÉXICOPara Alfredo Cardona Chacón

Hay una ciudad espiritual emergida de los [siglos

con una arquitecturade rasgos rotundamente definidos.Al escalar sus murallas grises; colonialesel hechizo se desvanece sobre el calor del

[asfalto.

Sobre la melancolía del tezontle milenariose alzan las formas extrañas y fantásticas:los pisos de mármollos muros de luceslas columnas en orden mágicoen primavera el sol imprimesu carácter ritualen todo aquello.

Al entrar en ella,atrás dejamos el vallelo traspasamos lo abandonamosy penetramos en el ámbito insondable del

[misterio.

Hallamos ciudades emergentesy un pueblo ausente que se oculta,que se calla —parece ser que para siempre—abandonado en el vértice mismodel tiempo y del olvido.

Rruizte

Page 59: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 51

La Casa de las Américas convoca para el año 2013 a la

LIV edición de su Premio Literario. En esta ocasión

podrán concursar obras inéditas en los siguientes

géneros y categorías: a) novela, b) poesía, c) ensayo de tema

histórico-social y d) literatura testimonial. Además, se convoca

a la literatura brasileña (con libros de ficción escritos en portu-

gués y publicados en esa lengua durante el bienio 2011-2012).

Al mismo tiempo —y en ocasión de conmemorarse el

centenario del intelectual y político guatemalteco Manuel

Galich, lúcido estudioso del mundo indígena y pilar de esta

propia institución— la Casa de las Américas convoca a un

Premio Extraordinario de estudios sobre las culturas origi-

narias de América. Podrá optar por dicho Premio cualquier

estudioso, sea indígena o no, con un libro inédito escrito en

lengua española. Serán aceptados, siempre que se ajusten al

tema convocado, todos aquellos libros que lo aborden desde

las más diversas disciplinas.

Los autores concursantes en novela, poesía, ensayo de

tema histórico-social y literatura testimonial, así como en el

Premio Extraordinario deberán regirse por las siguientes

BASES

1. Podrán enviarse obras inéditas en español en novela,

poesía, ensayo de tema histórico-social, literatura testi-

monial, así como en el Premio Extraordinario. Se consi-

derarán inéditas aun aquéllas que hayan sido impresas

en no más de la mitad.

2. En novela, poesía y literatura testimonial sólo podrán

participar autores latinoamericanos, naturales o natu-

ralizados.

3. Por el premio de ensayo de tema histórico-social

podrán concursar también autores de cualquier otra

procedencia, con un libro sobre la América Latina o el

Caribe, escrito en español. Igualmente por el Premio

Extraordinario podrán concursar autores de cualquier

nacionalidad siempre que el libro se ajuste al tema

convocado.

4. Los autores deberán enviar dos (2) ejemplares impre-

sos en un tipo y tamaño de letras perfectamente legibles,

a espacio y medio y foliados. Las obras no excederán en

ningún caso de las quinientas (500) páginas.

5. Ningún autor podrá enviar más de un libro por géne-

ro, ni participar con una obra en proceso de impresión,

aunque esté inédita, o que haya obtenido algún premio

nacional o internacional u opte por él mientras no se

haya dado el fallo del Premio Casa de las Américas.

Tampoco podrá participar en un género en el que hubie-

Jaime Godet

letras libros revistas

Page 60: El Buho 141 Completa

52 El Búho

ra obtenido ya este Premio, en alguno de los cuatro años

anteriores.

6. Se otorgará un premio único e indivisible por cada

género o categoría, que consistirá en 3000 dólares o su

equivalente en moneda nacional que corresponda, y la

publicación de la obra por la Casa de las Américas. Se

otorgarán menciones si el jurado las estima necesarias,

sin que ello implique retribución ni compromiso editorial

por parte de la Casa de las Américas.

7. Las obras serán firmadas por sus autores, quienes

especificarán en qué género o categoría desean parti-

cipar. Es admisible el seudónimo literario, pero en este

caso será indispensable que lo acompañe de su iden-

tificación. Los autores enviarán sus respectivas fichas

biobibliográficas.

8. La Casa de las Américas se reserva el derecho de publi-

cación de la que será considerada primera edición de las

obras premiadas, hasta un máximo de 10 000 ejempla-

res, aunque se trate de una coedición o de reimpresiones

coeditadas. Tal derecho incluye no sólo evidentes aspec-

tos económicos sino todas las características gráficas y

otras de la mencionada primera edición.

9. Las obras deberán ser remitidas a la Casa de las

Américas (3ra y G, El Vedado, La Habana 10400, Cuba), o

a cualquiera de las embajadas de Cuba, antes del 31 de

octubre del año 2012.

10. Los jurados se reunirán en La Habana en enero del

año 2013.

11. La Casa de las Américas no devolverá los originales

concursantes.

12. El incumplimiento de alguna de estas bases conduci-

ría a la invalidación del Premio otorgado.

La Casa de las Américas anuncia que una vez más entre-

gará tres premios de carácter honorífico. Dichos premios (José

Lezama Lima, de poesía; José María Arguedas, de narrativa,

y Ezequiel Martínez Estrada, de ensayo) se otorgarán a obras

relevantes escritas por un autor de nuestra América, cuya

primera edición en español sea de los años 2010 o 2011. En

el caso de los libros de ensayo se tendrán en cuenta también

aquéllos sobre tema latinoamericano y caribeño, publicados

asimismo en español, sea cual fuere la nacionalidad de sus

autores. Las obras concursantes, en lugar de ser enviadas por

los autores, serán nominadas exclusivamente por un Comité

creado al efecto.

PREMIOS CASA DE LAS AMÉRICAS 2012

TEATRO

El tao del sexo, de Ignacio Apolo y Laura Gutman (Argentina).

LITERATURA PARA NIÑOS Y JÓVENES

Mi hermano llegó de otro planeta un día de mucho viento, de Liza

Josefina Porcelli Piussi (Argentina).

LITERATURA BRASILEÑA

O alufá Rufino. Tráfico, escravidão e liberdade no Atlãntico negro

(1822-1853), de João José Reis, Flávio dos Santos Gomes y

Marcos J. M. de Carvalho.

LITERATURA CARIBEÑA EN FRANCÉS O CREOL

Le sang et la mer (novela), de Gary Víctor (Haití).

PREMIO DE ESTUDIOS SOBRE LATINOS EN LOS

ESTADOS UNIDOS

The Trouble With Unity: Latino Politics and the Creation of

Identity, de Cristina Beltrán.

PREMIO EXTRAORDINARIO DE ESTUDIOS SOBRE

LA PRESENCIA NEGRA EN LA AMÉRICA Y EL CARIBE

CONTEMPORÁNEOS

Elogio de la altea o las paradojas de la racianalidad, de Zuleica

Romay (Cuba).

PREMIO DE POESÍA JOSÉ LEZAMA LIMA

Obra cierta. Antología poética, de Humberto Vinueza (Ecuador).

PREMIO DE NARRATIVA JOSÉ MARIA ARGUEDAS

Blanco nocturno, de Ricardo Piglia (Argentina).

PREMIO DE ENSAYO EZEQUIEL MARTÍNEZ ESTRADA

Promesa y descontento de la modernidad. Estudios literarios y

culturales en América Latina, de Raúl Bueno (Perú).

Page 61: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 53

Perla Schwartz El café es el lugar de la escritura. Se está a solas con papel

y todo lo más, dos o tres libros, aferrado a la mesa, como

un náufrago batido por las olas.”

Claudio Magris, Microcosmos

Se refugia en un café un tanto bullicioso, para

poder conectarse con la asimetría de sus

silencios. Está en un clásico lugar para solita-

rios, oasis en uno de esos domingos inacabables. Se

sienta en su mesa preferida, aquélla que se encuentra

junto al ventanal, a través de la cual puede mirar hacia

el parque.

Ella se abstrae, arrastrada por su status de soli-

taria irredenta. La acompañan el papel y la pluma,

anda hacia la búsqueda de una tabla de salvación: la

palabra. La inspiración no es su cómplice, ansía des-

plegar su grafiti personal a su máxima potencia. Pero,

no hay mayor congruencia en esas frases que afanosa

busca hilvanar.

Da un sorbo a su expresso. Lo disfruta, antídoto

a su tristeza. Sigue llenando hoja tras hoja de su

libreta. Su caligrafía es firme, mas su escritura domi-

nical no es del todo afortunada. El lenguaje naufraga

en su intento por capturar la música del azar. ¡Cómo

recuerda ese libro de Paul Auster!, sobre todo uno

de sus párrafos paradigmáticos: “Una comunidad

de hombres y mujeres solitarias, enclaustrados y

maniáticos que pasamos casi todo el tiempo encerra-

dos, luchando por colocar palabras en una página.

Es algo, en exceso arduo, demasiado mal pagado,

demasiado lleno de decepciones, para que, de otro

modo, alguien acepte este destino.”

Sí es una tarea ardua pero impostergable, tal vez

algo ingrata… Da otro sorbo a su café, quiere pro-

seguir, cada vez que escribe se siente viva, a pesar

de las exacerbadas turbulencias que la rodean. Cada

palabra tiene el poderío de conectarla con el fluir de

sus emociones y la aleja de las absurdas sombras

sin contornos.

Pero, ella es impaciente, su expresso se agotó y

las partículas del lenguaje andan aletargadas. El tedio

la atenaza y aún faltan muchas horas para que ter-

mine el domingo. En un estado de desasosiego, le

pide al mesero otra taza de café.

Francisco Tejeda Jaramillo

Page 62: El Buho 141 Completa

54 El Búho

roberto lóPez Moreno

De editora a editora, de librería a librería,

de biblioteca a biblioteca, de café a café,

de mesa redonda a mesa redonda, de centro

cultural a centro cultural, de citas con acelerados

a citas con acelerados hasta llegar a las inme-

diaciones de Ítaca, ésas son las circunvalaciones

de Velázquez.

Pero partamos del posible ábrara de las home-

raciones. Rubén Darío, nuestra primera gran fuente

para el mundo, utilizó para él el término “nefeliba-

ta”; desde sus raíces griegas la palabra nefelibata

apunta certera al que “anda entre las nubes”. Ese

término lo utilicé mucho tiempo para mí, pues

no he conocido a nadie más con tal vocación

para deambular entre masas fumígenas, en la

galaxia, en la luna, en el éter; que lo digan si no, los

400 mil pesos, ahorros de mi madre, que impune-

mente se embolsó Banamex en complicidad con un

abogado “amigo” mío; que lo digan si no, mis com-

pañeros escritores que frente a mi ignorancia saben

perfectamente quienes reparten los premios, becas,

viajes, entrevistas por televisión, radio, periódicos

o internet; quiénes publican libros y reciben home-

najes mientras yo guardo hojas y hojas amarillentas

en mis gavetas cada vez más saturadas; que lo digan

si no, los partidos políticos por los que he votado.

A la palabra nefelibata le antepuse la de chilan-

godante por mi inveterada tendencia de andar, como

en mi casa, por el cielo, la tierra y en todo lugar

de Chilangolandia. Así es que por mucho tiempo fui

el chilangodante nefelibata. Caminé mucho, es cier-

to, pero al contrario de otros, muy poco me enseñó

la calle, como menos la escuela.

Lo de nefelibata me sigue quedando como

anillo al dedo, pero en un gemelo escritor, Ulises

Velázquez, encontré mejor recipiendario para la

aplicación unitaria del chilangodantismo dentro

del mundillo literario. Ulises Velázquez -desde mi

percepción, no siempre confiable- es el más sobre-

saliente chilangodante de nuestras letras. Desde

la A hasta la Z y Ulises, mi personaje inolvidable,

en medio.

¿Cómo ve un chilangodante el día que nos

rodea? Ulises:

Cada domingo, la nostalgia

no conoce ciudadanía alguna

cuando la niña

juega con los pájaros en el Zócalo

y su quedo movimiento

se torna exageración del sol.

O bien:

Días de navegable radio

hacia invisibles urbes de sonido;

recintos de tiempo

amparados al mentido paraíso

de una espiral infinita.

La babel de Ulises. Babelises que arroba. De

hot mail a punto com, sus contrapuntos son sanas

Page 63: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 55

manifestaciones de movimiento. Si en uno de

nuestros feroces inviernos nos estamos muriendo,

no con el Jesús, sino con el témpano en la boca, él

nos habla de que:

Septiembre cuidó a un niño

(nacido bajo el edén de las palabras)

e inventó su cuna con el níveo sueño

con que se forjan los atardeceres

y le devolvió la luz

cuando con su primer balbuceo

escribió su carta de ingreso al silencio.

….

Septiembre me mostró la lluvia:

única exasperación del tiempo

donde las lágrimas escriben la vida

que me concedió un verano

pleno de ciudades trashumantes,

prístinos paraísos conquistados

con la sangre de una pluma fuente.

Me refiero a uno de los personajes de la litera-

tura mexicana actual que habita más que nadie en

nuestra presencia física. Lo encontramos en todos

lados y él en todos lados nos encuentra, siempre

con su carga de novedades o cargándose de nove-

dades, siempre cordial y generoso, siempre Ulises.

¿Cuántos como él habrán existido en la historia

de la literatura en el mundo? Personaje emblema

éste del que hablo y que, ¡claro!, casi todos o muy a

lo mejor todos, sí, he dicho todos, le conocen, como

él nos conoce y nos hace cohabitar en la misma

ciudad a todos. Por él sabemos con precisión, cuán-

do cumpleaños fulano, qué libro acaba de publicar

zutano, cuándo va a dar su conferencia mengano,

Pedro Bayona

Page 64: El Buho 141 Completa

56 El Búho

en qué fecha pereció perengano, el todo de todos

lo mantiene minuciosamente procesado en el cere-

bro, y para mí que es un ser raro porque a todos

los quiere (yo quiero a muy pocos… y a veces ni a

mí mismo).

Para que todo esto sea posible Ulises Velázquez

es en una misma persona: agenda, diario, anuario,

inventario, bitácora, calendario, obituario, bibliote-

ca, hemeroteca, directorio, conmutador, ordenador,

libreta de memorias, de citas, de notas, anecdota-

rio, listado de efemérides, santoral, fichero, cardex,

índice, registro, prontuario, relación, canon respec-

to a autores actuales, a todos conoce, a todos trata,

con todos se lleva, de todos sabe todo, de las gene-

raciones que sean, en su ecumenismo cotidiano los

hace convivir a todos, buenos o malos (me refiero de

alma… también de letra). Si quieres saber por dónde

anda fulano de tal, al rato que te encuentres a Ulises

-porque te lo encontrarás- tendrás el dato. Veo que

ésa es una de sus maneras de servir a las letras

de su tiempo, siendo un archivo andando, amoroso

con la información y los materiales que maneja.

De su deambular por el mundo de la literatura,

cuando uno se entera de la gente con la que ha con-

vivido ese día, dice uno (a veces) “qué bueno que

estuvo con fulano” o dice uno (a veces) “cómo pudo

tener estómago”). Él está por encima de eso. Él ama

las letras y siempre encuentra la forma de servirles.

A este personaje único le conocí en la FES-

Acatlán, fiel fiel entre Raymundo Ramos y Oscar de

la Borbolla; lo conocí esa vez, pero si así no hubiera

sido, de cualquier forma lo iba a terminar conocien-

do en algún momento.

Contra el Ulises de la nave postroyana, nosotros,

aquí, tenemos nuestro Ulises de la nave métrica, de

la metrobúsica, de la microcida, es el andante, el

chilangodante, el poeta al que ahora cito:

Llegan las primeras lluvias

y un recuerdo apenas se desdibuja

del silencio que conlleva el llanto

cuando toda esperanza se ha perdido.

Se dispersa la tarde hacia el Norte:

invisible geografía donde el sueño

se torna sobre manera breve estancia

entre el tiempo y las ciudades.

Confluyen los segundos

en la exageración de la memoria

donde ansían hallar esa total palabra

cuyo destino se pierda en la lluvia.

Torres de luz y ríos de humo

se vuelven discretos centinelas

quienes guardan nuestra travesía

del hastío y la exageración,

desangrando una ilusión de ciudad.

Casi llega el fin del viaje

y obstinado estoy en quedarme a bordo;

exagero, sí, mas no deseo una postrer

invitación para detener mi itinerario.

No hay más. Sólo el viaje,

donde -¡por fortuna!-

la siguiente semana será igual.

(Ni modo,

La vida comienza en mayo,

y se niega a terminar en junio).

Este poema lleva por título “La vida comien-

za en mayo”, fue publicado en el número 88 de la

revista Universo de El Búho (agosto del 2007) y a

puño y tinta reza la dedicatoria: Para Roberto López

Moreno, cuya prosapia afroamericana surge -con sus

poemas- y con la franqueza y cordialidad chiapane-

cas. ¡¡Gracias!! Con afecto Ulises V. La dedicatoria

está fechada el 04 de marzo del 2008 en la ciudad

de México, a unas cuantas cuadras de la Ítaca de

Ulises Velázquez. Después de su firma aquella (esta),

aquella vez (esta), él regresó a transitar sus rutas

interminables, mientras yo me quedé flotando, plá-

cidamente, en mi intangible subyacer de nubes.

Page 65: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 57

elSa cano

Esta novela fue publicada en 1962 y como el

tiempo que describe es otro, no es el nuestro,

o sea que el tiempo es distinto al real, siempre

será una novela vigente.

Elena Garro (México 1918-1998) nos ofrece en

este libro un relato cuya historia se ubica en los años

veinte (1926-1927) durante el gobierno de Plutarco

Elías Calles, por lo que la guerra cristera será el con-

flicto político-religioso que mueva a los habitantes-

personajes del pueblo llamado Ixtepec. Pero no es éste

el meollo del relato, sino las relaciones humanas en

Ixtepec. Entrar a este pueblo es entrar a un espacio

donde el tiempo se detiene, se acelera o se retarda,

según convenga a la estructura del discurso. Es como

entrar al “país de las maravillas de Alicia” o al “laberin-

to del fauno”, o a Comala o a Macondo o a un pueblo

de fantasmas.

La voz narradora es Ixtepec a veces en primera per-

sona del singular y otras en primera persona del plural.

Los recuerdos del porvenir fue considerada una novela

difícil durante mucho tiempo. Jean Franco dice que se

debe leer como novela fantástica, no histórica, no polí-

tica, no realista. Garro usa un lenguaje poético porque

esta historia lo exige. En el título del libro usa la figura

retórica llamada oxímoron que consiste en relacionar

dos antónimos en una especie de paradoja o antítesis;

por ello el manejo del lenguaje es la mayor riqueza de

esta novela.

La estructura es redonda, nada falta, nada sobra y

esto se da con el magistral manejo del tiempo: todo lo

que vivimos es lo que vamos a recordar, y también será

parte del futuro. Esas cosas del pasado que quisimos

hacer, pero no las hicimos son los recuerdos del porvenir.

Los personajes tienen capacidad de dialogar, pero son

escenas pequeñas; hablan los muebles, la luz, los vientos,

las armas como sucede en el teatro del absurdo. Elena

Garro se adhiere al surrealismo, pero no al realismo mági-

co porque ella lo consideraba “light”, obvio y comercial.

En Ixtepec vive la familia Moncada: Ana y Martín,

los padres; Juan, Nicolás e Isabel, los hijos. En esta casa

el tiempo no transcurre. El general Francisco Rosas no

sólo maneja el tiempo sino que impone su propio tiem-

po a todo el pueblo desde su llegada.

Los recuerdos del porvenir no puede leerse rápido

y seguido; el lector debe detenerse para disfrutar las

imágenes, las metáforas, el lirismo con los cuales Garro

describe la tradición y la oralidad. Las grietas y las elip-

sis debe llenarlas el lector.

Las cuentas pendientes de la Revolución Mexicana

en el medio rural, las denunció Elena Garro en esta

novela, por ello recién publicada fue mal aceptada.

Con ésta, su primera novela, Garro ganó el premio

Villaurrutia. Otras novelas suyas son: Andamos huyendo

Lola, Testimonios sobre Mariana, Recuento de persona-

jes. Entre sus obras de teatro Andarse por las ramas, Los

pilares de doña Blanca, Un hogar sólido.

Page 66: El Buho 141 Completa

58 El Búho

DaviD Figueroa

V iaje al centro de la Tierra. Pocas oca-

siones tenemos la oportunidad de leer

a un clásico que nos permita imaginar

lo impensable, lo que siempre quisimos reali-

zar pero que debido a carencias tecnológicas,

financieras y a veces, por simple negación, nos

limitamos para no realizar. Éste es ejemplo claro

de lo que una buena historia puede reflejar.

De la fantástica mente de Julio Verne, nos llega

esta gran lectura que, independientemente del

momento en la que nos adentremos en ella, siem-

pre nos permitirá imaginar mundos nuevos, esce-

narios extraordinarios que nos transportarán a un

sin fin de aventuras, cada una de ellas llevadas a

cabo por personajes similares a nosotros.

La época en la que dicha trama de desarrolla,

nos pareciera muy alejada de la actualidad; no

obstante, para Verne esto no era impedimento

para recrear un presente lleno de grandes posibi-

lidades, de descubrimientos insólitos de los que

muchos nos preguntamos y, ¿por qué no?; el ima-

ginar un futuro tecnológicamente más avanzado y

compartido por los seres humanos para el pleno

goce de su convivencia.

Viaje al centro de la Tierra se convierte en ese

gran relato de un joven, Axel, en el que admira

la dedicación de su tío, un erudito y estudioso

de la ciencia, geógrafo y ávido aventurero de las

páginas de libros antiguos, Otto Lidenbrock. De

esta forma, ambos, junto con Hans, un islandés

que contratan para acompañarlos a ese país, viven

una historia épica en la que emprenden un viaje a

las entrañas mismas del globo terráqueo.

Los tres, teniendo el gran espíritu del cientí-

fico, emprenden la marcha a una expedición que

anteriormente ya había sido recorrida por Arne

Saknussemm y quien deja rastros encriptados

que sólo alguien colmado en la sabiduría de las

ciencias podría descifrar. Es así como viajan a

Islandia y se adentran en un poderoso volcán

que es la puerta de entrada a un mundo nuevo y

maravilloso que nunca olvidarían.

Por grandes recorridos, los personajes centran

su atención cada uno en lo que más los mueve

a conocer el centro de la Tierra. El profesor, la

ciencia y la aventura; Axel, la aventura y el amor

de su prometida; Hans, la paga. Este último, logra

una estima por ambos al grado de salvarles la vida

en varias ocasiones.

Una vez dentro, nuestros aventureros pasan

hambre y sed, se pierden durante el trayecto;

la desesperanza en el relato -la historia misma-

de Axel, es conmovedora, siempre admirando la

gran sabiduría de su tío. Los escenarios con los

que se topan nuestros personajes son tan vívidos

que logran despertar en el lector imágenes que

Page 67: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 59

parecieran increíbles óleos. La narración se vuelve

una búsqueda constante por saber cómo acabará

el relato.

Los escenarios narrados resultan poco pro-

bables en la realidad pero bastante reales en la

cabeza de Verne: un paraíso perdido con gigan-

tesca vegetación y seres vivos que hace millones

de años dejaron de existir sobre la faz de la tierra;

finalmente, la esencia de haber encontrado rastros

de seres humanos que pudieron haber vivido en

esos remotos lugares de la tierra.

La presente lectura, para los jóvenes y adultos,

es una muestra de que la literatura nos permite

dilucidar que probablemente la ciencia en la vida

real nos ponga un alto. Los sueños, la imagina-

ción, es una virtud que sólo nosotros como espe-

cie poseemos y que pocas veces logramos plasmar

en una maravillosa historia.

Julio Verne, con obras como la presente, se

convertiría en uno de los escritores más conoci-

dos en la literatura universal de corte fantástico.

Su ejemplo inspiraría hechos que para el hombre

han sido una constante en su devenir, ejemplo de

ello, la llegada a la luna o las grandes exploracio-

nes marinas. Sin duda, una lectura que se debe

gozar desde la primera página.

Viaje al centro de la Tierra. Julio Verne, Autores

Selectos. Grupo Ed. Tomo. 2009, 228-407

[email protected]

Rruizte

Page 68: El Buho 141 Completa

60 El Búho

Martha chaPa

De una familia de estirpe distinguida en

las letras mexicanas, Arturo Azuela hizo

méritos propios en el mundo de la litera-

tura y nos legó obras de primera línea.

Muy elogiada fue, por ejemplo, El tamaño del

infierno (1973), su primera novela, merecedora

del Premio Xavier Villaurrutia, obra inspirada en

su propia familia y que recrea el barrio donde vivie-

ron durante décadas: la legendaria Santa María

la Ribera.

Nieto del célebre escritor Mariano Azuela

–quien inauguró la novela de la Revolución mexi-

cana–, Arturo Azuela relataba que había nacido y

crecido entre libros. En una entrevista realizada

por Club de Lectores en 2005, el escritor recordó:

“En la casa donde nací, como era muy grande,

había tres viviendas; en una de ellas estaba mi

abuelo, Mariano Azuela; en otra estábamos noso-

tros, que éramos ocho. Vivíamos en la casa del

centro; en otra, que era la casa del fondo, estaban

mi tío y sus hijos. Y mi padre era un magnífico lec-

tor. De modo que había tres bibliotecas: la biblio-

teca de mi abuelo, la de mi padre y la de mi tío.

Pero muy especialmente la biblioteca de mi padre.

Desde muy niño, hizo que los libros fueran mis

compañeros de toda la vida”.

Aunque su formación universitaria provenía del

área de las ciencias, concretamente de la división

de matemáticas, disciplina en la que obtuvo el

grado de maestría, incursionó también en el campo

de historia, hasta alcanzar el doctorado. Obtuvo

también el doctorado cum laude de la Universidad

de Zaragoza en España. Esa formación multidisci-

plinaria le permitió adentrarse lo mismo en la lite-

ratura que en el ensayo, así como en la divulgación

de la ciencia.

Su brillante trayectoria académica se extendió a

la docencia en su propia alma máter, la Universidad

Nacional Autónoma de México, donde estuvo al

frente de la Dirección de la Facultad de Filosofía

y Letras en los años ochenta. En la misma institu-

ción fue también director de la Casa del Lago y de

la Revista Universidad de México.

Se desempeñó como profesor invitado en

diversos centros de enseñanza superior de Estados

Unidos, América Latina y Europa. Asimismo, pre-

sidió el muy prestigiado Seminario de Cultura

Mexicana desde hace siete años y hasta el momen-

to de su lamentable fallecimiento, ocurrido el pasa-

do 7 de junio.

Fue también un eficiente funcionario en varias

de nuestras instituciones culturales, como el

Instituto Nacional de Bellas Artes, donde ocupó

el cargo de director de Literatura. También diri-

Page 69: El Buho 141 Completa

letras, libros y revistas 61

gió la sucursal del Fondo de Cultura Económica

en España.

Como puede verse, fue la suya una vida fecun-

da, entregada al estudio de la filosofía, la divulga-

ción cultural y la creación literaria, que mereció

múltiples premios y reconocimientos dentro y fuera

de nuestras fronteras.

Otros de sus libros son: Un tal José Salomé

(1975), Manifestación de silencios (1979) –que lo

hizo acreedor al Premio Nacional de Novela José

Rubén Romero–, La casa de las mil vírgenes (1983),

El don de la palabra (1984) y Estuche de dos violines

(1994). Todavía hace un par de años publicó Desde

Xaulín. Historia de la ruta de Goya.

El poeta Jaime Labastida, presidente de la

Academia Mexicana de la Lengua, recordó que Arturo

Azuela era un hombre multifacético: “Era un hom-

bre de ciencia, fue historiador y escritor, su voca-

ción como narrador lo llevó a ser miembro de la

Academia Mexicana de la Lengua; de manera que

es una figura difícil de sustituir en cualquier terreno

por la multiplicidad de sus intereses”.

Hoy, aunque ya no está con nosotros, lo tengo

muy presente y lo recuerdo con aprecio y admira-

ción, pues tuve el gusto de conocerlo y atestiguar

su generosidad, sencillez y afabilidad.

http://www.marthachapa.net/

[email protected]

Twitter: @martha_chapa

Facebook: Martha Chapa Benavides

Martha Chapa

Page 70: El Buho 141 Completa

62 El Búho

apantallados

Alonso Ruiz Belmont

Las acusaciones de fraude (legítimas o infunda-

das) esgrimidas por la izquierda lopezobradoris-

ta ante los resultados oficiales de las elecciones

presidenciales en 2006 y 2012 simbolizan el infortunado

regreso de la sospecha y la desconfianza en la vida elec-

toral de nuestro país. El término “recuento electoral”

ocupa un lugar ya simbólico en la memoria de varios

mexicanos que observamos con preocupación la fragili-

dad de nuestras incipientes instituciones democráticas,

así como las sistemáticas dificultades que experimentan

nuestras leyes e institutos electorales para resistir los

embates originados desde los centros del poder econó-

mico y asegurar la limpieza de cada elección.

Sin embargo, no deberíamos perder de vista que

en el año 2000 los recuentos de votos jugaron un papel

central en otra crisis poselectoral que se desató tras los

comicios presidenciales celebrados el 7 de noviembre en

los Estados Unidos. En aquella fecha, el vicepresidente

demócrata Al Gore y el republicano George W. Bush,

entonces gobernador de Texas, eran los dos principales

aspirantes a ocupar la Casa Blanca. El vicepresidente

destacaba por su brillante oratoria y una larga experien-

cia en la vida pública, mientras que el tejano sobresalía

por la ausencia de méritos políticos e intelectuales. Bush

cargaba con el estigma de la mediocridad, Gore con el de

la falta de carisma.

Las encuestas de opinión levantadas en días previos

anunciaban que aquélla sería una de las elecciones más

reñidas en la historia de ese país. Hacia las 19:00 horas,

tiempo del este (ET) del 7 de noviembre se hizo evidente

que la victoria en el estado de Florida definiría al gana-

dor: quien obtuviese la mayor votación allí tendría los

27 votos decisivos que aquel Estado aportaba al Colegio

Electoral (el presidente de los EEUU es elegido por

votación indirecta). A las 19:00 hrs. (ET) en el centro del

país, CNN y NBC anunciaban que Al Gore había ganado

Florida, un dato que el resto de las cadenas confirmaron

una hora después. Sin embargo, conforme avanzaba la

noche comenzaron a fluir en los medios reportes con-

tradictorios sobre lo que estaba ocurriendo en aquel

estado. A las 21:00 hrs. (ET) Tom Brokaw, locutor de

la NBC, informaba de un cambio abrupto y declaraba

que Florida era para Bush; en ese momento la cadena

también emitía los primeros reportes sobre protestas

de votantes demócratas en el condado de Palm Beach,

que decían haber votado equivocadamente por el ultrade-

rechista Pat Buchanan, candidato del Partido Reformista,

a causa de una confusión generada por la configura-

ción de las boletas electorales en esa demarcación. En

varios estados, entre los cuales se hallaba Florida, los

electores votan perforando con una aguja el recuadro

correspondiente al candidato de su preferencia en la

boleta electoral e insertan ésta en un lector automatiza-

do que contabiliza su voto de manera electrónica. Pese a

ello, el sistema no es infalible ya que, en muy contadas

ocasiones, las máquinas registradoras pueden anular o

Page 71: El Buho 141 Completa

apantallados 63

contabilizar erróneamente un voto al leer la boleta. Sin

embargo, hasta aquel entonces eso sólo había sido un

problema menor que no había influido en el resultado

final de alguna elección presidencial.

Para las 2:16 (ET) todas las cadenas de televisión

confirmaban el triunfo republicano en Florida; dos minu-

tos después, éstas declaraban a George W. Bush presi-

dente electo. Gore se comunica telefónicamente en pri-

vado con el gobernador de Texas para felicitarlo y aborda

un auto con su esposa afuera de su hotel en Nashville,

Tennessee. La comitiva del vicepresidente se dirige hacia

el War Memorial en el centro de la ciudad para que Gore

pronuncie su discurso de aceptación de derrota frente a

las cámaras de televisión. Sin embargo, unos segundos

antes de subir al templete para comenzar a hablar en

el Memorial, sus asesores le comunican que la ventaja

de Bush en la península se ha estrechado, de cincuenta

mil votos, a poco menos de dos mil. Florida sigue en dis-

puta. El demócrata abandona apresuradamente el lugar y

llama nuevamente a Bush para retractar su concesión, los

medios difunden la noticia inmediatamente. En el trans-

curso de la madrugada las cifras muestran que la ventaja

del republicano en Florida era de tan sólo 1,784 votos,

un 0.03% del total local y suficiente para que se activase

un recuento de votos reglamentario estipulado por las

leyes electorales. Las máquinas registradoras comienzan

dicho recuento y para el 10 de noviembre la brecha se

reduce a apenas 327 votos. Sin embargo, desde las pri-

meras horas del día 8 los asesores de Gore habían detec-

tado también un número anormal de votos anulados. El

9 de noviembre, los demócratas piden a la junta electoral

de aquel estado el primer recuento manual en los con-

dados de Volusia, Palm Beach y Miami-Dade; comenzaba

así una sorpresiva crisis poselectoral que colapsaría

a mínimos históricos la credibilidad de la democra-

cia liberal más importante en el mundo occidental.

Los detalles de este acontecimiento histórico son

abordados en la cinta de ficción Recount* (2008), de

Jay Roach. Dicho filme está centrado en la encarnizada

batalla política que protagonizaron los equipos legales

demócrata y republicano, encabezados a su vez por los

ex secretarios de Estado Warren Christopher (asesor de

Gore) y James Baker III (asesor de Bush). Mientras Gore

se dirigía al War Memorial, Ron Klain, ex jefe de aseso-

res del vicepresidente y encargado de prensa durante

la campaña, recibe en su habitación del Hotel Loews

en Nashville una perturbadora llamada del periodista

Ron Fournier, corresponsal de Associated Press (AP), la

agencia de noticias más antigua de los EEUU. Fournier

le informa a Klain que las cifras de AP no concuerdan

con las del resto de las cadenas informativas y que el

margen de diferencia en Florida es muy estrecho para

declarar un ganador en ese momento. Al mismo tiempo,

Michael Whouley, asesor demócrata, observa confundido

en el monitor de su computadora las cifras de la votación

actualizadas en tiempo real y se comunica con Klain para

decirle lo mismo que Fournier. Los lectores electrónicos

estaban fallando en varias demarcaciones, quitándole

miles de votos a los demócratas en cifras que rebasaban

el número de votantes registrados. En ese momento,

Gore y su esposa viajan solos en una limusina que se

hallaba en la punta de la caravana motorizada, pero

su línea telefónica está apagada y nadie puede hablar

con él para informarle que la situación ha dado un vuel-

co inesperado. Bill Daley, el director de la campaña es

contactado en su teléfono por Klain y Wohuley, Daley

se comunica entonces con otro asistente llamado David

Morehouse, la persona que viajaba más cerca del auto

de Gore, para pedirle que detenga al vicepresidente antes

de que suba al templete y acepte su derrota ante las cáma-

ras de televisión. Morehouse, con una rodilla lesionada,

trata de correr hacia Gore y le grita infructuosamente,

finalmente lo alcanza y se interpone desesperadamente

entre éste y los escalones al proscenio exclamando la

frase más importante de toda su vida: “Sr. vicepresidente,

hay un problema con los números en Florida”.

A partir de entonces se inicia una batalla contra

el tiempo en la que el equipo demócrata solicita a las

juntas electorales un recuento manual en cuatro de sus

más importantes bastiones en aquel estado, ubicados

en los condados de Miami-Dade, Broward, Palm Beach

y Volusia; de conformidad con lo estipulado por las

Page 72: El Buho 141 Completa

64 El Búho

leyes de Florida, los recuentos debían concluir el 14 de

noviembre. Sin embargo, únicamente Volusia estaba

en condiciones de cumplir el plazo perentorio estableci-

do. Ante esta situación, la única funcionaria con atribu-

ciones para ordenar la extensión de dicho plazo en los

tres restantes condados era Katherine Harris, secretaria

de Estado en el gabinete de Jeb Bush, gobernador de

Florida y hermano del candidato republicano. Sin embar-

go, Harris, quien también participaba como promotora

en la campaña de W. Bush, rechaza extender el plazo

legal. Los asesores de Gore y las juntas electorales de

Broward, Palm Beach y Miami-Dade acuden entonces a

la Suprema Corte de Justicia del estado de Florida; ésta

ordena extender la fecha hasta el día 26. Posteriormente,

los magistrados facultan a los funcionarios electorales

para recontar las boletas anuladas que hubiesen sido

procesadas erróneamente por los lectores electrónicos,

estas representaban varios miles de votos, suficientes

para alterar el resultado de la elección.

A pesar de la extensión otorgada por la Suprema

Corte del estado, los tres condados mencionados no

logran completar el recuento para el 26 de noviembre.

Harris declara a Bush como ganador el día 27 y, tras

un accidentado proceso de apelaciones y fallos, los

magistrados de Florida ordenan contabilizar los recuen-

tos extemporáneos en Palm Beach y Miami-Dade así

como otros sesenta mil votos nulos. Baker y su equipo

ya habían apelado el fallo en Florida ante la Suprema

Corte de la Nación en Washington, dominada por jue-

ces conservadores. Esta última anula la determinación

de los jueces estatales el 12 de diciembre. En un fallo

dividido por cinco votos a favor (William H. Rehnquist,

Sandra Day O’Connor, Antonin Scalia, Clarence Thomas,

Anthony Kennedy) y cuatro en contra (John Paul Stevens,

David Souter, Stephen Breyer, Ruth Bader Ginsburg), la

Suprema Corte en Washington ordena finalizar el proceso

electoral, argumentando que el recuento de los sesenta

mil votos nulos en Florida alteraba la llamada “cláusula

de equidad constitucional” (equal-protection clause) en

perjuicio de Bush y que sería imposible finalizar a tiempo

los demás cómputos. George W. Bush se convertía así en

el 43er presidente de los EEUU.

Recount consigue retratar de modo verosímil los

contrastes entre los equipos legales demócrata y repu-

blicano. Mientras Christopher creía ingenuamente que

la batalla que se estaba librando era una disputa entre

caballeros con estricto apego al orden jurídico, Baker

entiende desde un principio que el problema era emi-

nentemente político y que la crisis poselectoral sería

una auténtica pelea de perros. Los demócratas buscaron

Guillermo Ceniceros

Page 73: El Buho 141 Completa

apantallados 65

conjurar el peligro de enfrentamientos callejeros entre

sus partidarios y los seguidores de Bush, en tanto que los

republicanos enviaban grupos de agitadores a las juntas

electorales en Tallahassee, Florida con el propósito de

agredir e intimidar a los funcionarios que estaban efec-

tuando los recuentos y demorar el proceso para evitar

que concluyera a tiempo.

Aunque varias investigaciones independientes rea-

lizadas con posterioridad llegaron a conclusiones diver-

gentes acerca de quién había ganado realmente la

elección, el resultado final del litigio poselectoral cavó

brechas infranqueables entre muchos ciudadanos esta-

dunidenses. Autores como Vincent Bugliosi, Alan M.

Dershowitz, Michael Parenti y Jefrey Toobin señalaron

acertadamente que, lejos de apegarse a su papel ins-

titucional como garantes de imparcialidad, los cinco

jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que

fallaron contra Gore prefirieron honrar sus inclinaciones

republicanas y hacer activismo político. Dicha polémica

ha seguido presente en años posteriores. En 2007, John

G. Roberts, presidente de la Corte nombrado por George

W. Bush, invocó también la “cláusula de equidad cons-

titucional” para detener los programas que impulsaban

la profundización de la integración racial voluntaria en

las escuelas de Seattle y Louisville. La misma cláusula

ha sido invocada por Roberts, Scalia,

Thomas y Samuel A. Alito (quien ocupó

el espacio vacante que dejó O’Connor)

para expresar su rechazo a iniciati-

vas de protección al medio ambiente,

así como al establecimiento de mayo-

res controles a la venta de armas y

de topes a las contribuciones privadas

de corporaciones a las campañas elec-

torales, tres posturas que definen a la

perfección el ideario conservador del

partido republicano.

A ojos de muchos estadunidenses,

el 7 de noviembre de 2000 los republi-

canos utilizaron diversas tácticas frau-

dulentas en Florida y otros estados

(votantes excluidos del padrón electoral, actos de intimi-

dación a los ciudadanos por miembros de las fuerzas de

seguridad locales, urnas de votación y boletas desapare-

cidas, cierre prematuro de casillas) que les permitieron

robarse la elección presidencial.

Pero más preocupantes aún resultan las conclusio-

nes de académicos y periodistas como Parenti, Mark

Crispin Miller, Rick Garves, Gregory Elich, Bob Fitrakis,

Harvey Wasserman, Anita Miller, Andy Dunn, Greg Palast,

Steven F. Freeman y Joel Bleifus, quienes aseguran que

Bush también le habría robado la elección presidencial

de 2004 al candidato demócrata John Kerry. Las encues-

tas de salida levantadas el día de la elección mostraban

que Kerry estaba obteniendo entre 47 y 53 por ciento

del total de los votos emitidos y que llevaba una ventaja

de 1.5 millones de sufragios frente a Bush, suficiente

para conseguir una sólida victoria en el Colegio Electoral.

Sin embargo, horas después las cifras oficiales le dieron

a Bush la victoria con una ventaja de dos millones de

votos, un giro en las tendencias técnicamente imposible.

En estos comicios las principales anomalías reportadas

fueron la desaparición de urnas provisionales y el envío

extemporáneo de boletas a estadunidenses residentes en

el extranjero (unas seis millones de personas), la mitad de

los cuales habían formado grupos de protesta anti Bush.

Extrañamente, el envío corrió a cargo de Pentágono y no

del Departamento de Estado, como en ocasiones previas.

Otros hechos anómalos, observados en decenas de miles

de casos, fueron la exclusión injustificada de votantes

demócratas en los padrones de varios Estados y miles de

votos contabilizados para Bush que excedían el número

de votantes registrados en condados ubicados en Ohio y

Florida, así como en la mitad del estado de Nuevo México

(¿suena familiar?). En 2004 una buena parte de los lec-

tores de tarjetas habían sido reemplazados por sistemas

computarizados que incorporaban monitores con sen-

sores de tacto, una tecnología mucho menos confiable

que los lectores, sin respaldos impresos y totalmente

vulnerable ante manipulaciones de las redes informáti-

cas. Los sensores de tacto fueron usados en al menos

once de los Estados en los que la ventaja de Kerry cambió

Page 74: El Buho 141 Completa

66 El Búho

abruptamente en favor de Bush en el transcurso de la

votación. Considerando lo anterior, no resulta ninguna

coincidencia que las principales empresas que comercia-

lizan dichos sistemas en la unión Americana (Sequoia,

Diebold y ES&S) sean propiedad de activos militantes del

partido republicano. Todos estos contratistas privados

se han opuesto de manera sistemática a que los fun-

cionarios electorales auditen sus softwares operativos

aludiendo supuestos secretos industriales.

Todos estos datos conllevan implicaciones demo-

ledoras si consideramos el entusiasmo con el cual

numerosos académicos y medios de comunicación en

la derecha del espectro político se empeñan en definir

a los Estados Unidos como la última de las grandes

democracias liberales en el mundo. Mientras que en

nuestro país el mayor reto hoy día es la consolidación de

las instituciones democráticas, en los EEUU los grupos

sociales mayoritarios parecen estar luchando en cambio

por evitar que la división de poderes y la rendición de

cuentas se conviertan en una ficción. No obstante, y sin

olvidar las diferencias históricas y culturales que dividen

a ambos pueblos, tanto en México como en los Estados

Unidos los violentos embates que están recibiendo

actualmente las instituciones democráticas desde los

centros del poder financiero y mediático parecen tener

un correlato implícito con la virtual desaparición de las

clases medias y el escandaloso incremento en los niveles

de pobreza.

[email protected]

Notas

*Recount, Estados Unidos, 2008. Dirección: Jay Roach.

Producción: Everyman Pictures, HBO. Films, Mirage Entertainment.

Guión: Danny Strong. Elenco: Kevin Spacey, Bob Balaban,

Denis Leary.

Patricia Gorostiza

Page 75: El Buho 141 Completa

apantallados 67

FRAncisco tuRón

“Ésta es una obra sobre gente obtusa”, escribe en

el programa de mano de la obra Los Asesinos,

su autor y director, David Olguín. La estridente obra,

que por cierto tiene un título bastante ordinario, trata

de un baño de muerte absurda. La historia marcha en

dos planos. En uno, “la gringa” dice: “nos vemos en

la Carretera 45, tres kilómetros hacia el Cerro Pelón, en La

fosa Bufalito”. Los primeros en llegar son “el chaparro”

y “el torcido”. El megalómano “chaparro” viene de fallar

en un golpe, y está esperando que vayan llegando el

resto de los miembros de la “clica”. Después de asesinar

a “el torcido”, gradualmente, lo que hace “el chaparro”,

es que los va matando a todos conforme van llegando, uno

por uno. Ésa es una línea de la historia, y de ahí, nos

vamos hacia atrás. Básicamente lo que vamos descu-

briendo es cómo los mata, porqué los mata, hasta que al

final, él mismo muere a manos de otro, en una situación

de autofagia de estas clicas.

Nos ha tocado vivir el festín de la muerte masiva de

una sociedad en pleno ocaso. Uno vive miles de muertos

que evidentemente no son ocultos. Los muertos apare-

cen decapitados en las calles, apilados en las cajuelas

de camionetas abandonadas, o colgados de los puentes, y

no se sabe quiénes son los que matan. Uno puede decir: “es

el crimen organizado”, aunque el problema es que nunca

supe de un “crimen desorganizado”. No se sabe si los

asesinos son policías, o narcotraficantes, o es un ejér-

cito que mata a los narcotraficantes, y a los que tal vez

no lo sean. No sabemos dónde está quién mate, y qué

motivos tenga para matar. Si hay una verdad política muy

elemental en el espectáculo es la idea de que nosotros

contamos muertos, y los culpables no están castigados

porque son la base de una pirámide. Los sicarios por cada

uno que maten, -que son legión-, seguirán apareciendo

más y más exterminados. Porque toda la estrategia del

fenómeno no ataca el asunto financiero, ni ataca el asun-

to político. La historia trata de contarnos cómo estamos

sumergidos en medio de la muerte cotidiana de mane-

ras distintas. Las cifras ascienden a decenas de miles de

muertos. ¿Pero por qué se produce una matanza inadmi-

sible? Me pareció interesante ver la obra en el sentido

de preguntarme: ¿Cuál es la respuesta de Olguín? ¿Cuál es

su propuesta de trabajo con este grupo de Ciudad Juárez,

Chihuahua, “Carretera 45 Teatro A.C.” (antes Alborde), en

relación a esa muerte que ellos llaman “el sicariato”? Un

término rarísimo que me suena como a una estructura

académica de denominación para una forma de destruc-

ción realizada con la mano de obra barata ejecutoria que

son los sicarios. Olguín es un teatrista que asume su com-

promiso con la teatralidad, y con cierta calidad de teatro,

al compartir su visión sobre el problema contemporáneo:

la muerte multitudinaria en medio de un desierto donde

suceden las aberraciones más grandes. Chihuahua esta-

dísticamente es la zona más violenta del país, y uno de los

primeros estados en los que se experimenta el envío de

tropas militares, que al final del día, sólo aumenta la cifra

Page 76: El Buho 141 Completa

68 El Búho

de muertos que catapulta exponencialmente la violencia

a un nivel estratosférico de homicidios. Al irrumpir las

fuerzas federales, lo que ocurre es que rompen el tejido

de las pequeñas complicidades de corrupciones menores,

y entonces lo que generan es la desorganización de todas

las fuerzas, y un vacío de autoridad de instancia, que es

lo más grave que esté ocurriendo en los estados fallidos

del país. Siempre cuando está de por medio una visión

ideologizante de la política, es cuando tu crees en un

todo contra puesto como una realidad múltiple. Olguín

combate esas visiones de blanco y negro, para abarcar

una realidad que no es de un teatro testimonialista, ni

de un teatro ideologizante de hace treinta años, sino

de un teatro que cuestiona esa realidad para enriquecer

la mirada, y las posiciones. Esa posición del artista de: no

bajo una visión ideológica como un todo, no bajo verda-

des, no bajo línea política, y sólo muestro una realidad,

un poco más compleja que la mirada común, sólo es para

poder enriquecer tú mirada. Sin embargo, un elemento

que me parece aún más importante que la muerte, es el

tema de la identidad, y de la disolución de las identidades

en el interno de una población determinada. El trata-

miento de la obra se da en Chihuahua, con un grupo de

Chihuahua, que coacciona a la realidad de su entorno.

¿Entonces qué dimensión nacional debe tener la lectura

de Los Asesinos? ¿En qué medida el eje fundamental es

Chihuahua un espejo de la realidad social del país, o sólo

refleja una realidad fronteriza? Al comienzo del espectá-

culo dicen: “Chihuahua es una isla”, que bien podríamos

decir: “México es una isla”, y al final terminan diciendo:

“Estamos solos”. Es como si dijéramos: “México es una

isla y estamos solos”. Está la paradoja de que Chihuahua,

siendo el estado más grande de nuestra república, pudie-

ra verse como un territorio aislado. Cuando hablamos de

islas podemos hablar del sentido literal del término, o en

el sentido figurado. “El Chaparro”, personaje interpreta-

do con el talante del actor Antonio Zuñiga, ha llegado a

la conclusión de haber creado una metáfora: “Chihuahua

es una isla”. Pero en realidad podríamos metaforizar que

todos los personajes son una isla. Lo que plantea esta

guerra, en ese espacio social, y en ese elemento destruc-

tivo del autor, es que todos los personajes son islas. En

otras palabras, lo que se ha destruido es el entramado de

relaciones. Si antes existía un entramado de relaciones

que se llamaba familia, y un entramado de relaciones

que se llamaba religión, y un entramado de relaciones

que se llamaba cultura social, ahora esos entramados de

relaciones, que imponían un sistema de comunicación, se

han quebrado. Y al quebrarse quedamos todos como islas,

en donde la única posibilidad de comunicarme con el otro

es, o violándolo, o matándolo. Siempre cuando destruyen

los sistemas comunicacionales, lo que te queda es un

sistema de muerte real, o de identidad. El tema de la isla,

es el que me parece que es interesante que proponga esta

obra: este sistema de muerte que impera, no solamente

produce la cifra murtuori de 60,000 muertos, sino produce

Los Asesinos. Texto y Dirección: David Olguín

Page 77: El Buho 141 Completa

apantallados 69

100 millones de muertos vivos. Y esas 100 millones de

islas son la muerte de nuestra identidad social, y de nues-

tro sentido de México como una estructura contenedora.

Y si ese elemento se coadyuva como una situación social

política como la que estamos viviendo, donde escucha-

mos a uno, y a otro, y no sabemos quién es quién, porque

todos dicen las mismas estupideces con la misma falta de

profundidad, y de concepción de lo que necesita México.

La pregunta sería: ¿dónde está la identidad del mexicano?

Y esa disolución de identidades se confronta fuertemente

con el concepto de mexicanidad que tiene nuestro propio

teatro. Los estereotipos del mexicano son parámetros

ya caducados, se desintegraron, se destruyeron, pero no

se transformaron. Esas escrituras de islas, significan que

la necesaria transformación de una identidad personal,

social y nacional, en vez de convertirse en algo que nos

siga conteniendo y enriqueciendo, se disuelve en una nada

política en medio de la muerte física, y biológica, y de la

muerte de opciones sociales, e históricas.

Por otra parte me pregunto ¿si puedo describir lo

nuevo con la mirada de lo viejo? La puesta en escena es

convencional en el sentido estructural, y en como está

construida la obra. El montaje de esta tragicomedia,

tiene un leit motiv que consiste en citas de connotacio-

nes bíblicas, y por otro lado, está el diseño sonoro que

retoma fragmentos de canciones y música como: Amor

de novela de Bobby Pulido, ¡Que viva Chihuahua! de José

Alfredo Jiménez, El gato de Chihuahua de Los huracanes

del Norte, New York, New York de John Kender y Fred Ebb,

Oh Chihuahua! en versión del DJ Bobo y Letter to me de

Brad Paisley, así como el tradicional Toque de difuntos,

de la Banda de alientos de la comunidad de San Bartolo

Tutotepec, Hidalgo. Las nuevas realidades están siendo

construidas con sistemas viejos. Los Asesinos puede

reflejar con un sistema viejo algo que no era contenido

por ese sistema. Me da la sensación de que cuando abro

una ventana, y descubro un paisaje que es absolutamente

inédito, los elementos convencionales de descripción de

ese paisaje ya no me sirven. Si es que el paisaje es inédito,

tengo que inventar un lenguaje que me describa lo que

antes no estaba. Las palabras que describían lo anterior,

estaban hechas para algo que ya no sirve. Si las estruc-

turas son convencionales, quiere decir que la realidad

no es tan novedosa. Si la estructura es novedosa, puede

que la descripción de la misma, teatralmente, no sea tan

convencional. El tema es la violencia en la realidad, y la

violencia en el teatro. Hay un fenómeno -claramente- en

los últimos años de teatralización de la realidad, lo cual

pone en crisis al teatro, porque la realidad se ha vuelto

mucho más teatral que el teatro mismo. Es claro que el

elemento de violencia, al igual que el elemento del ero-

tismo, dos componentes básicos del teatro, y de la reali-

dad, no pueden ser abarcados de manera lineal, porque

si no de lo contrario, la realidad es mucho más fuerte

que el teatro. Por supuesto que la violencia de la obra,

es menor que la violencia de la realidad. La violencia, y

el erotismo, sólo admiten en el teatro una metoforización.

Es el grado de poder de esa metáfora el que habla de la

eficacia del producto. Siento que más allá de las implica-

ciones ideológicas, la obra está formalmente por debajo

de los temas como la violencia, la muerte, y la identidad

de nuestro país. Los Asesinos toma distancia tanto de una

visión ideologizante de la política, como del testimonial

del teatro documental, para apostar por la exploración

de una mentalidad regional, y la construcción de una

metáfora con una lectura perturbadora que nos habla

del espacio específico de esa atroz realidad de México,

y la tragedia de su vecindad con Estados Unidos. Esto

lleva a sugerencias problematizadas. Durante décadas

la mano de obra barata mexicana sirvió para enriquecer

a Estados Unidos independientemente de la droga, por-

que cobraban un décimo de lo que cobraban los demás,

y se peleaban por trabajar horas extras. Los migrantes

están explotados en doble sentido: por los americanos

a nivel de trabajo, y por los mexicanos, porque vivi-

mos gracias a lo que nos mandan. A ese discurso de los

migrantes explotados, ahora aparecen otros explotados,

que además son unos asesinos sanguinarios capaces

de mutilar cabezas, brazos, manos y descuartizar, pero

que son la mano de obra última que está utilizándose

Page 78: El Buho 141 Completa

70 El Búho

para que Estados Unidos obtenga drogas a bajo costo.

Hay un parecido entre aquellos explotados que recogen

tomates, y los mexicanos explotados en el asesinato y

la distribución de drogas, que generalmente son jóve-

nes. Sin afán de desprecio, se retrata el caldo de cultivo

de seres primitivos con mentalidades muy estrechas,

y pauperizados, no solamente en lo material, sino en lo

intelectual; que en última instancia si les pegan un tiro

no me afecta, ni me produce rechazo que los maten. El

tema del “sicariato” como una mano de obra híper barata

y explotada por Estados Unidos como nuevos migrantes,

es una realidad muy complicada. Una de las líneas que

se exploran en el espectáculo lo expresa el personaje de

“La gringa” interpretada convenientemente por Laura

Almela cuando dice: “Todos matándonos: guachos contra

municipales, federales contra narcos, narcos contra nar-

cos, narcos contra soldados, y el Pato Donald, atascándose

de coca con toda libertad.” La reflexión es: ¿cuánto puedo

asumir de eso y cuánto no? El fenómeno de la violencia

es demasiado complejo como para generalizarlo. Pienso

en Bertolt Brecht que hablaba de los chinos, porque era

una forma muy cómoda de hablar de la realidad europea

en el momento racial de Alemania. Es frecuente que a la

cultura política la extendamos en el tiempo-espacio, para

en definitiva, hablar de nosotros mismos. En la obra hay

un problema de convocatoria de disolución de la iden-

tidad: en el carácter familiar, de la identidad en el uso

religioso y pertenencia, de la identidad del país, y de las

relaciones con otros países. Las preguntas que se plantea

un grupo de Chihuahua, son inherentes a su espacio,

y a la vez podemos extrapolarlo como una lectura de

un fenómeno particular y lejano. El estar hablando

de algo lejano, puede estar distante, o tan pegado a

nosotros, que no lo vemos. No veo la muerte desaforada

que está a mi lado, porque eso pasa allá, en Chihuahua.

En una ciudad, uno puede estar viviendo realidades que

no ve. La violencia hasta que te toca, pareciera que no

existiera. En Los Asesinos se busca ir más allá del revan-

chismo social, y del ingrediente de la violencia sembrado

en un terreno siniestro. Se hace un retrato aspiracional

de la limitada mentalidad de estos entrañables personajes

que están abandonados socialmente por nuestro país:

“El Torcido” (Gilberto Barraza), “La Telegrafista” (Sandra

Rosales), “El Chicolito” (Saith Torres), “El Nicanor”

(Rodolfo Guerrero), “El Sónico” (Gustavo Linares) y “El

Profesor” (Raúl Espinoza). Es cierto que en Los Asesinos

hay verdades políticas primarias, y que a pesar del riesgo

de interpretación del fenómeno, se logra una teatraliza-

ción de la realidad fronteriza convincente, sin embargo,

es mucho más efectiva la realidad, que el teatro.

*Los Asesinos. Texto y Dirección: David Olguín

Lunes, martes y miércoles 20:00 horas. Teatro El Galeón.

Centro Cultural del Bosque

Reforma y Campo Marte s/n. Metro Auditorio. Duración

110 minutos.

Los Asesinos. Texto y Dirección: David Olguín

Page 79: El Buho 141 Completa

apantallados 71

mARio sAAvedRA

Ya Baudelaire reconocía al referirse a Delacroix,

de quien fue su primer gran defensor y promo-

tor a ultranza, la generosa y noble compañía

que sus colegas los pintores y escultores habían veni-

do haciendo –desde tiempos inmemoriales– del oficio

literario. El primero en teorizar sobre la naturaleza

sinestésica del arte moderno, cuando en igualdad de

circunstancias defiende y promueve a Wagner en París,

el autor de Las flores del mal supo también poetizar

sobre esa cuasi indestructible “constancia de memo-

ria” que han representado las artes visuales para con

sus demás hermanas, cuando eternizan el semblante

humano del arte y de sus creadores.

Ya en el siglo XX, escritores como Susan Sontag,

en ese juego de espejos que es la propia creación y el

diálogo abierto entre las distintas artes, se ocupó a su

vez de consignar lo que un filósofo visionario como

Walter Benjamin había logrado descifrar de lo expresa-

do una centuria atrás por el clarividente poeta maldito:

“El verdadero rostro de la creación”. Y la propia Sontag

lo confirmó en su desgarrador ensayo Ante el dolor

de los demás, cuando atestigua que “…si la mirada

del otro no es capaz de penetrar en el alma de quien

sólo observa y no mira, acaso permanecerá la osadía

del extraño que interrumpe en la intimidad”.

Casi contraviniendo la tesis del transcurrir inexo-

rable implícita en la filosofía de Heráclito de Éfeso,

la fotografía ha sido desde sus orígenes testimonio

de lo que permanece eternamente para la memoria.

Y en nuestra propia tradición nacional tan prolífica

en virtuosos de la lente, la figura señera del artista-

fotógrafo por antonomasia Manuel Álvarez Bravo se

erige como la del gran maestro, quien en su amplio

y variado registro dejó de igual modo constancia de los

rostros de muchos artistas eternizados por la mirada

poética de quien consiguió penetrar en el alma misma

de creación.

Siguiendo esta tradición, el reconocido actor,

hombre de letras y también fotógrafo Carlos Bracho

nos regala con estas treinta y cuatro imágenes dete-

nidas en el tiempo, para conocimiento de las futuras

generaciones que ya no tuvieron la oportunidad de

conocer a igual número de distintos creadores que a

través de la palabra han construido la memoria litera-

ria de México y el mundo, la evocación imperecedera

de algunos “rostros de la literatura”…

Rostros de la literatura, o mejor sería decir …de

la escritura, pues incluye no sólo a literatos sino

también a periodistas, y en su mayoría a artífices

de estos dos oficios que René Avilés Fabila recono-

ce más que cercanos en su imprescindible Incómoda

frontera entre el periodismo y la literatura, pasa amplia

revista. Empezando por los premios Nobel Pablo

Neruda y Octavio Paz, de igual modo han tenido cabi-

Page 80: El Buho 141 Completa

72 El Búho

da en este ecléctico y plural recorrido, para honrar su

memoria, otros personajes, también ya desaparecidos,

de la talla del poeta Efraín Huerta, el cuentista Juan

José Arreola, el polígrafo Carlos Montemayor, el dra-

maturgo Víctor Hugo Rascón Banda y el también poeta

y hombre de teatro Alejandro Aura; o los más vincula-

dos al cine, de igual modo ya muertos, Alejandro César

Rendón y Jaime Casillas. Las más todavía en activo,

figuras literarias, o bien con peso específico en ambos

campos arriba mencionados, o incluso sólo periodistas

con un notable anclaje en el terreno cultural, cuando

no académicos o filólogos, Carlos Bracho rinde aquí

también tributo a estos otros reconocidos oficiantes

de la escritura (algunos de ellos, premios nacionales),

de distintas generaciones, imagen viva de un México

que si en algo no muestra crisis alguna, es en su natu-

raleza pródiga en talento: Miguel Aroche Parra, Carmen

de la Fuente, Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”,

María Luisa “La China” Mendoza, Juan Bañuelos, José

Martínez, Hugo Gutiérrez Vega, Marco Antonio Acosta,

Eraclio Zepeda, Miguel Sabido, Froylán López Narváez,

Leopoldo Ayala, René Avilés Fabila, Felipe Garrido,

Marco Aurelio Carballo, Dionicio Morales, José Agustín,

Eugenio Aguirre, Silvia Molina, Vilma Fuentes, Óscar de

la Borbolla, Adolfo Castañón, Bernardo Ruiz e Ignacio

Trejo Fuentes.

*Rostros de la literatura. Treinta y cuatro fotografías de

Carlos Bracho. Exposición fotográfica que se presentará en la

Feria del libro en Hidalgo, del 15 al 20 de agosto de 2012.

Fotografías de la inaguración de la exposición fotográfica: Rostros de la literatura en la Ciudad de México

Page 81: El Buho 141 Completa

arca de Noé 73

Jorge Mancillas

Además de la contradicción señalada por

Leonardo Valdez, entre la postura del PRD

de rechazar el impacto de las encuestas en

la elección Federal y no en la elección del DF, el argu-

mento del PRD revela una ignorancia completa de la

base de conocimiento técnico (y hasta cierto punto

de la ciencia) de la actividad electoral.

Yo participe por varios años, primero a nivel de

voluntario y por algunos años a nivel profesional,

en campañas electorales del movimiento sindical en

Estados Unidos. Recibí entrenamiento en la academia

creada para este objeto por el ala progresista del par-

tido demócrata.

Les puedo asegurar que es de conocimiento común

entre los profesionales del área, que la difusión de

resultados de encuestas que favorecen a un candida-

to son un factor de impacto negativo, no positivo. La

razón es que pueden ser y frecuentemente son, factor

que cataliza una mayor participación de los que favo-

recen al candidato contrario y al mismo tiempo dis-

minuyen las probabilidades de que quienes apoyan al

delantero, sientan mucha urgencia de ir a votar.

En el caso de México, la disminución de la ventaja

de Peña Nieto el día de las elecciones, con relación a lo

que mostraban las encuestas, podría muy bien deberse

en parte a ese fenómeno. Alguien debería realizar una

encuesta, y a quienes respondan que no votaron, pre-

guntarles por quien hubiesen votado y no me sorpren-

dería que el número de simpatizantes de Peña Nieto

que no votaron fue mayor que el de seguidores de

AMLO. En términos técnicos, el índice de ausentismo

de los favorecedores de un candidato que encabeza las

encuestas es generalmente mucho mayor, y el índice

está relacionado con la magnitud de la ventaja que

mostraban las encuestas previas.

No tienen idea del esfuerzo que pusimos en cam-

panas cuando nuestro(s) candidato(s) encabezaban las

encuestas, para tratar de impedir ese efecto negativo.

En campañas en que yo participé como parte del núcleo

de dirección estratégica, cuando nos veíamos en esa

situación, la considerábamos como una emergencia

y arreciábamos los esfuerzos para motivar y organi-

zar el "get out the vote", es decir, las actividades para

movilizar el voto el día de las elecciones. Esto incluía

recordar a la gente que ya habíamos confirmado apoyo

a nuestro candidato, a través de llamadas telefónicas,

visitas domiciliarias y reuniones en los centros de tra-

bajo, poniéndole colgajes en las perillas de la puerta

de su casa, llamándoles por teléfono, visitándoles en

la mañana antes del trabajo y al volver de éste, y hasta

ofrecerles llevarlos a la casilla.

Lo cual tiene relación con los mañosos videos

sobre el uso de tarjetas de Soriana, pues alguien tiene

que hacer todo ese trabajo. Cuando los vi, noté que

arca de Noé

Page 82: El Buho 141 Completa

74 El Búho

la mujer entrevistada mencionó, en respuesta a una

mujer cuya voz se escucha pero nunca se ve ni se le

identifica y quien visiblemente está tratando de influir

en las respuestas, la entrevistada dice que fue por el

trabajo que hicieron por el partido. ¡Pues si!

Nosotros, en el movimiento sindical progresista en

Estados Unidos, construíamos campañas con volunta-

rios, fundamentalmente trabajadores. Pero estos esta-

ban limitados, por ser trabajadores, en la cantidad de

tiempo que podían dedicarle a la campaña. Es por ello,

que utilizábamos recursos, dinero donado por los mis-

mos trabajadores, para "profesionalizar" a los mejores

voluntarios. Es decir, les pagábamos para que pudieran

pedir permiso para ausentarse de su trabajo por el

tiempo necesario, para trabajar de tiempo completo en

la campaña. Eso, contratar gente de medios limitados

para trabajar en las campañas, es reflejo de una cam-

paña de corte popular, no de compra de las elecciones.

Qué va a saber de eso un profesional de la grilla como

López Obrador y los profesionales de la política que

nunca han tenido trabajo productivo, como la cúpula

perredista y morenista.

Yo creo que el PRI ha tenido dos huecos post-

electorales por donde el equipo de Bartlett, Camacho,

AMLO y los Chuchos les han metido agua para dete-

nerles, y sí pueden, hundirles el buque presidencial.

Uno ha sido el de la campaña de mentiras y medias

pequeñas verdades insignificantes para construir una

percepción de ilegitimidad de las elecciones, argumen-

tar la invalidez y mantener a AMLO en los reflectores.

Aunque, como se ha señalado, ya están reaccionando.

Pero no siempre responden bien. Un ejemplo es en el

tema de las encuestas.

El otro hueco es el de arrebatarle el triunfo a Peña

Nieto. Ahora resulta que no es el ganador. Es cierto

que no recibirá la investidura hasta el 1 de Diciembre.

Es cierto que la decisión oficial del IFE será en

Septiembre. Pero la elección ya se dio. Los resultados

son muy claros. Mancera puede actuar y actúa como

Jefe de Gobierno electo del DF. No se arroga ningu-

na atribución, pero no sólo pueden él y Peña Nieto,

sino que tienen la obligación, de empezar a preparar

su gestión.

Todo lo que se pueda hacer en el campo de crear

base política para implementar su programa, para crear

apoyo entre la población o entre los sectores que debe-

rán participar, para construir relaciones con miembros

electos del Congreso y el Senado, para crear su equipo

de Gobierno, es recomendable y hasta indispensable.

¿Quién acusó de actuación ilegal a López Obrador

por empezar a nombrar su futuro Gabinete en el perio-

do anterior a las elecciones?

Para el Presidente y los gobernadores electos, dichas

reuniones y la construcción de relaciones, es parte de

la tarea de preparase para asumir la responsabilidad

del Gobierno, especialmente en este periodo tan difícil.

En ese sentido, Peña Nieto, a título de ciudadano

con propuesta, de dirigente político de un partido, y de

triunfador en las elecciones, debería empezar a tener

reuniones informales, no como jefe de estado, pero

como persona que ya ha recibido el apoyo de la mayo-

ría necesaria en las elecciones, con todos los actores

nacionales e internacionales. Debería difundir pública-

mente los resultados de reuniones con los miembros

de su partido electos a las dos cámaras. De reuniones

con todos los gobernadores que estén dispuestos. Con

los miembros de otros partidos electos al Congreso y

Senado que estén dispuestos. Con dirigentes sindica-

les, campesinos, populares, intelectuales, formadores

de opinión. Discutir con todos ellos los ejes centrales

de la política que promoverá durante su gobierno,

pedirles su apoyo, escuchar su opinión y propuestas

y empezar a construir las relaciones necesarias.

Todo esto lo debería difundir, para ir estableciendo

la percepción correcta: él será el próximo Presidente.

Es un hecho. Hay que crear la percepción acorde.

No hay que tenerle miedo al ataque de AMLO y sus

huestes, y a las acusaciones que vendrán, como se die-

Page 83: El Buho 141 Completa

arca de Noé 75

ron cuando se reunio con el Presidente Calderon. Eso

lo hacen para intimidar y para que efectivamente, se

detenga de efectuar dichas reuniones y actuar como lo

que es, el ganador de las elecciones, y crear la percep-

ción de que no está resuelto el asunto. Quieren crear

la percepción, no sólo de que todavía no es Presidente,

lo cual es correcto, sino de que TODAVÍA NO HAY

RESULTADO ELECTORAL. Esa es la percepción que

quieren crear y la que están creando.

La única manera de combatirla es actuar como

se debe de hacer en base a la realidad política. Ya se

dieron las elecciones, fueron tan correctas, con todas

sus imperfecciones, como lo pueden ser dentro de

una democracia burguesa en un sistema capitalista.

O rechazas el sistema político y económico y actúas

en consecuencia, dejando atrás el traje, la corbata, el

sueldo, el subsidio, los privilegios, el coche, la cobertu-

ra de medios y todas la prebendas y te pones a luchar

en serio y consecuentemente por una alternativa, o

si aceptas los términos del juego, juegas limpio. No

se pueden crear las bases para un eventual gobierno

honesto, sobre bases distintas, si actúas en forma des-

honesta, marrullera, y manipuladora desde ahora. ¿Si

se pueden encontrar razones para la deshonestidad y

la mentira fuera del Gobierno, qué se puede esperar

cuando tengan control de los instrumentos de poder?

¿Si intimidan a los que difieren de ellos, a los periodis-

tas, columnistas y ciudadanos comunes, cómo se les

puede confiar el aparato de Estado?

Cuando AMLO y los Perredistas criticaron la reunión

entre Calderón y Peña Nieto, habría que haberse bur-

lado de ellos y preguntarles ¿"pues no que Calderón

es espurio y no legítimo?" En su lógica, sólo se debe-

rían de quejar si Peña Nieto pide reunirse con "el legí-

timo." Y en todo caso, el que está violando la constitu-

ción sería AMLO, pues ésta prohíbe la re-elección. Pero

Angélica Carrasco

Page 84: El Buho 141 Completa

76 El Búho

Marco aurelio carballo

es que sus argumentos son surrealistas en el mejor de

los casos, risibles las más de las veces. El problema

es que en el vacío de gente capaz en el relativamen-

te reciente nuevo juego político en México, no se les

maneja bien.

Peña Nieto debería sostener entrevistas individua-

les en todos los medios impresos y electrónicos para

explicar el programa que implementará, dirigirse a la

población como Presidente electo de todos, a quien le

importa que todos entiendan su proyecto para que todos

participen y se pueda construir un México mejor. Si le

preguntan sobre las elecciones o sobre las acusaciones,

su respuesta debe ser simple y clara: las elecciones ya

se dieron, y cualquier acusación de irregularidad será

resuelta por el tribunal. Pedir que todos sean pacientes

en cuanto a lo segundo y comprensivos (y hasta "amo-

rosos") con aquellos que se sienten frustrados por no

haber tenido una propuesta convincente. Ser generoso

y decir que ya se calmarán.

Pedirles la consideración a su propuesta y el apoyo

a todos los que votaron por los OTROS TRES candida-

tos y que nos demos todos los mexicanos la oportuni-

dad de probar honesta y fraternalmente la propuesta

que él les ofrece. Que si no cumple en los primeros

meses, que le reclamen, con toda razón. Hablar de

los canales a través de los cuales todos los mexica-

nos podrán participar. Señalar que los que no están

de acuerdo con él tendrán representantes en las dos

cámaras del Congreso para OFRECER PROPUESTAS

alternativas. Alertar sobre aquellos que intentarán sólo

bloquear para fomentar el fracaso, obstaculizar el pro-

greso y lucrar con el resultante sufrimiento de muchos

mientras ellos disfrutan de privilegios y prebendas en

puestos políticos.

Pero bueno, todo mundo es quien es. En mi opi-

nión, eso es lo que haría un dirigente y un partido

comprometido y honesto y que realmente cree en

su propuesta.

Perla Estrada

Page 85: El Buho 141 Completa

arca de Noé 77

Marco aurelio carballo

Adicto a la adrenalina

En La Prensa de Managua, Nicaragua, me pasa-

ron la grabación inédita de una arenga del hijo

de Anastasio Somoza. Era nota de primera

plana, intuí. Ellos no la habían publicado por temor a

represalias. Mejor regresaba a México para publicarla.

En la proclama Tachito adiestra a un grupo de elite

para tratar a los sandinistas como se merecen. Le dejé

la decisión al jefe de Internacionales del Unomásuno,

Hugo Leonel del Río. Por otro teléfono le consultó al

director. Caballito, dijo el jefe del Río, dice que se vayan

a San José y entrevisten a comandantes de la guerri-

lla. Ardía en deseos de entrevistar al Comandante Cero

(a) Edén Pastora.

La presencia de la fotorreportera Martha Zarak

había influido en esa decisión, pensé. ¿Qué habría

sucedido si el foto hubiera sido hombre? Tampoco en

periodismo existe el hubiera. Ella era valiente o intrépi-

da porque llegábamos a cualquier ciudad bombardeada,

todavía con escaramuzas. Luego de citarnos en tal o

cual punto a tal o cual hora, antes del toque de queda,

se iba con los fotógrafos y yo con los corresponsales.

En la pacífica San José, aun cuando se tomaban ahí

decisiones cruciales en la guerra antiSomoza, mientras

buscamos por cielo, selva y tierra al Comandante Cero,

entrevistamos al sacerdote sandinista Ernesto Cardenal.

Vivía en una casa de madera, en una atmósfera bucó-

lica. Lo custodiaba un enorme perro policía aparte de

algún guardia.

Cuando envié la entrevista al ahora Premio Sofía de

Poesía 2011, en la actualidad separado del sandinismo,

el jefe Del Río nos transmitió la orden de regresar al DF.

El gerente había puesto el grito en el cielo debido a los

gastos de la Zarak y los míos. Regresaríamos a Managua

cuando le entrara dinero al periódico.

Regresé pero sin Martha Zarak. Los jefes argumen-

taron escasez de plata. Era para no exponerla, sospeché.

Aunque ella trabajaba al nivel de un Miguel Castillo o

de un Pedro Valtierra. Es que, a la pregunta de por qué

no habían atacado el búnker de Somoza, el sacerdote

Ernesto Cardenal dijo que, según el espionaje, al primer

intento el dictador lanzaría el contraataque al hotel

Intercontinental y culparía a los sandinistas. Ahí se

hospedaba noventa y nueve por ciento de los periodis-

tas, incluida la Zarak y el de la tecla. Adicto a la adre-

nalina volví a ese hotel durante mi segunda estancia

en Managua.

El desengaño

Feldespato teme que la realidad mal hecha le impida lle-

gar a tiempo a la casilla electoral. El avión aterrizará con

media hora de atraso y dispondrá de hora y media... Esa

mañana, cuando caminó hacia el baño del cuarto 204,

no había periódico gratis bajo la puerta. Mal comienzo.

Así que ¿por qué extrañarse de las enchiladas de mole

bajo un cúmulo de repollo sin rodajas de cebolla ni

queso. Una cocinera las prepara al modo clásico, le dije-

ron, y otra con repollo chorreando agua turbia,

Page 86: El Buho 141 Completa

78 El Búho

Su hermano lo lleva al aeropuerto sorteando calles

despanzurradas y de banquetas destruidas que el alcal-

de dejó a medias porque es candidato a gobernador. De

pie frente a la puerta de entrada, tres federales juegan

absortos en sus respectivos celulares, dos boquia-

biertos. Feldespato oprime el botón y se enciende la

luz verde. También los soldados le dicen adelante, no

hay revisión. En el televisor de la antesala el número

de vuelo aparece como el 561 pero en su boleto como

2489. Realidad absurda, surrealista, kafkiana.

Pide un café y cuando se lo están sirviendo pre-

gunta si hay crema. La vendedora suspende con vio-

lencia el chorro y tritura frases incomprensibles. Ella

devuelve el café a la cafetera y de otro recipiente

echa al vaso un chorro de crema. ¿Cómo adivina la

cantidad?, le pregunta. Ella vuelve a pulverizar hiel

sólida con las muelas. Podría haber quedado al gusto

del cliente por el color de la mezcla, pero está tibio.

Para beber cualquier café por malo que sea, Feldespato

le pone crema. En casa lo bebe sin crema y… caliente.

Compra agua en otro local. No es masoquista. En los fil-

tros decomisan las botellas de agua, ¿para beneficio del

comercio interno? En las salas del DF, cuesta diez pesos

más y en el aeropuerto de Tapachula veinte.

A los aviones de dos filas de asientos suben primero

los pasajeros de ventanilla y enseguida los de pasillo.

Una empleada le franquea el paso a una pareja, pero un

empleado sin criterios se lo impide a otra. El cuarentón

a su izquierda ocupa los dos descansabrazos marcan-

do su territorio, los orinaría si fuera gato. Cuando no

juega en su celular o le toma fotos a las nubes “ojea”

los anuncios de la revista gratuita, y se persigna en el

despegue. Feldespato devuelve los cacahuates y pide

café. Tiene que esperar, le dice, tajante, la aeromoza.

Si una mesera te ordena permítame es que la cosa ya se

chingó, decía Rafael Ramírez Heredia.

A las cinco y pico entra a la escuela donde está su

casilla, en territorio panista. Vota y siente la emoción en

el estómago. Ahí arrasará la izquierda.

Pero a las 11:30 pm escucha el resultado

absurdo, surrealista, kafkiano.

La mula de seises

Estimado Raúl, tus paisanos adoptivos

siguen pasándola canutas. Van de lo

duro a lo tupido con el alza generalizada

del IVA, incluidos servicios como el de

las peluquerías y el de las funerarias.

Puedes dejarte la pelambrera a lo que

dé, incluso en el continente de España,

aunque los burlones afirmen que ahí

empieza África. Pero ¿cómo evitas la

muerte para no salirle caro a tus deu-

dos? ¿Con una cuenta de ahorros exclu-

siva? Aquí aún andamos en lo postelec-

toral. Faltan cinco meses y pico a fin de

saber cómo será el nuevo gobierno en

materia de impuestos. Igual o peor.

Damián Andrade

Page 87: El Buho 141 Completa

arca de Noé 79

Ocupados como estamos los del oficio teclean-

do acerca del tema electoral, con información más o

menos completa o con la opinión y el análisis en pleno

uso de la independencia, o cooptados por el partido de

nuestras simpatías, los protagonistas de la vida pública

aprovechan para opinar gracias a la libertad obtenida

hace años, pocos. Aun cuando se trate de una libertad

despilfarrada con abuso de adjetivos o porque esté

en proceso de ajustes. Son creadores de una película

(Oliver Stone) o actuaron en otra (Héctor Suárez), o le

pondrán su nombre a un premio de traducción (Sergio

Pitol) o ganaron un premio de literatura (Ernesto de la

Peña). ¿Representantes de los sin voz? Pareciera. El ejer-

cicio de la libertad de expresión evoluciona y quién sabe

hasta dónde tope, cibernautas incluidos.

¿Alguien le habló de la mula de seises a Oliver

Stone? Para los recién nacidos: el artículo 33 consti-

tucional fascista que prohíbe a los extranjeros opinar

sobre este país. Él viene a promover una película y

equipara a nuestro gobierno con el de Bush. A uno por-

que sacó el Ejército a las calles y al otro porque llevó

el suyo, su Ejército, a Irak. Pero olvida tú esos puntos

de vista que escandalizaron a los chicos nativos de la

prensa, a pesar de que no influya en nada como para

cambiar ningún sistema, según dijo el propio Oliver.

Ni siquiera con sus películas. Él puede decir lo que le

dicte su conciencia en EE.UU. y no (le) sucede nada,

pero ¿aquí?, ¿en estos países al otro lado del río y entre

los servipoderosos nietos o bisnietos de caciques?

Quién sabe si la mitad le anda midiendo la temperatura

al mondongo, pero la otra mitad pareciera saltarín ante

la idea de volver a vivir como hace doce años, como

hace dos sexenios.

La relectura

Cuando estás metido en el hábito de la lectura, cuando

ya te has hecho adicto, llegas a preguntarte a veces en

qué momento comenzará en ti la relectura. Lo cual no

denota que hayas leído en una sola ocasión tal o cual

título, sobre todo durante la adolescencia. El repaso

comienza a edad madura, según la información coinci-

dente de tus autores preferidos. Acaso porque ya pocas

novedades te atraen y prefieres leer a tus clásicos, es

decir, releerlos. A los veinte, a los treinta fue difícil que

te detuvieras a reflexionar en el tema. Aún buscabas

con mayor o menor avidez y, al mismo tiempo, amplia-

bas la biblioteca o crecían las pilas de volúmenes.

Se te hizo hábito leer un libro tras otro hasta agotar

la totalidad de la obra si el autor estaba ya muerto. ¿Por

qué? Entre otras razones porque si compras el libro y lo

dejas para después podría ocurrir que meses adelante,

o años, estés interesado en otro u otros autores y te

cueste regresar a las lecturas pendientes.

Adicto a la lectura te ha sido difícil sustraerte a las

novedades y a no caer en la trampa de la publicidad y de

la crítica o de la reseña. El tiempo transcurre y el tiem-

po de la relectura ¿cuándo? Quizá olvidaste el asunto

metido hasta el cuello en las novedades o en la lectura

de libros que compraste en época de bonanza, mayor

número de cuanto podías leer por falta de tiempo. Así

que durante cada crisis buscas y rebuscas en tu librero.

Cuando lees acerca de la muerte súbita de Fuentes,

de que Bradbury se ha ido a Marte, de que Arturo Azuela

no estará más en esta dimensión sientes ganas de

releerlos. Buscas en el librero y descubres que alguien

se llevó las dos novelas de Fuentes más preciadas y que

los libros de Bradbury se han convertido en un mazo de

barajas amarillentas. Tampoco está el libro de Azuela.

¿Qué haces? Sin duda las editoriales vaciarán sus

bodegas de títulos de esos autores o reeditarán los

agotados. Le echas un vistazo a tu billetera y en el tra-

yecto lees la nota sobre la nueva edición de La ciudad

y los perros de Vargas Llosa. ¿Otro motivo de relectura?

¿Las reediciones por los primeros cincuenta años de

su publicación, por los primeros cien? Pero ¿comprarlo

de nuevo? Sí, porque sin duda ha desaparecido de tu

librero, y aunque no.

marcoaureliocarballo.blogspot. com

Page 88: El Buho 141 Completa

80 El Búho

carlos brachoTRANCO I

“Esta vez el maestro, el ínclito señor Bracho no

ha tocado directamente en su gustado Tranco

el asunto de las elecciones del pasado mes de julio.

Y hace bien. Todos los que formamos este siete veces

H. Consejo Editorial, como él, estamos bastante

disgustados, enormemente enojados y mayormente

indignados con los tristes sucesos que en ese proceso

se sucedieron. Realmente no sabemos dónde meter

la cara, pues no queremos parecernos a los avestru-

ces que la meten con singular alegría en la meritita

tierra. No, que nuestra cara se vea así, llena de coraje,

de fervor revolucionario, de ganas de saborear por

fin un México democrático. Pero no, parece que la

suerte maldita está echada, parece que el mal fario

nos perseguirá per saecula saeculorum. Sí, sexenios

van y sexenios vienen y el avance de las libertades y de

la justicia social y del reparto equitativo de la rique-

za y la dignidad y la soberanía nacional son metas

inalcanzables, son los famosos elotes atados a un

palo que lleva delante de su hocico el burro, son pro-

mesas intemporales y vagas -al cabo que el prometer

no empobrece- y son el caldo gordo de los discursos

de los políticos de marras. Pero, como otras veces

hemos hecho, dejaremos que el maestro nos cuente

algo de su basta y enojable memoria política y social:

Dejo de lado los berrinches de párvulos electo-

rales, dejo en el tintero los reproches a los IFES y a

todos los organismos en donde los que allí laboran

se dedican a ganar enormes sumas de dinero para que

-supuestamente- cualquier proceso electoral salga

chulo de limpio. Mejor es olvidar y dedicar el her-

moso tiempo a cosas que la hermosa vida nos ofre-

ce. Sí, mejor escuchemos los conciertos de Manuel

M. Ponce, de Silvestre Revueltas; dispongámonos

a escuchar las propuestas musicales del maestro

Lavista. En su aparato de sonido haga los ajustes

para que el oído perciba todos los tonos, todas las

variaciones y todos los bajos y agudos que las par-

tituras nos ofrecen. Y si a esta delicia musical usted,

lectora insumisa, le enciende su chimenea, pone en

su mesita la botella de coñac y entre trago y sorbo

se deleita con los malabares de cornos y trompetas

y de violas y contrabajos y pianos y violines, la vida

vista de esa manera rotunda será más bella que un día

de malhadadas elecciones federales. Eso que ni qué,

dicen los sabios. Así las cosas, digo que resulta más

grato al oído, más reconfortante al espíritu el -aparte

de los sonidos y silencios majestuosos de Bach y de

Wagner- tomar una libro de poesía de Ramón López

Velarde o de Garcilazo de la Vega o de Sor Juana o de

Pita Amor o de Villaurrutia o de Sabines o de Pellicer

y apoltronados en el sofá preferido, dispóngase a lo

mejor de lo mejor, ya que por la ventana se asomará

la luna lunera cascabelera, y le pido encarecidamen-

te que un vaso de vino tinto permanezca siempre al

lado -siempre lleno y siempre vacío, claro- y ya vera,

lectora no pripanista, como esa luna descenderá

más rápido que un rayo tormentoso y se posará en

el marco de su ventana y le ofrecerá a usted, amiga,

Page 89: El Buho 141 Completa

arca de Noé 81

su luz, su magia, su esplendor. Vaya, que leer poemas

es mucho más agradable que leer los discursos del

tal señor Calderón -claro, no de don Pedro, no- que,

aparte de ser una basura en términos métricos

y conceptuales, son las ideas de un fascismo que

salta a los cuatro vientos. Mejor Torri y mejor Novo,

mejor Lizalde y mejor Dionicio Morales y mejor

Neruda que enredarse en palabras necias y sobradas

del presidente en turno. Mejor escuchar los sonetos

de la vida profunda y las rimas de Góngora que ver

los sainetes de funcionarios electorales. Mejor lle-

nar a plenitud los espacios que cubren los ojos con

pinturas de Rembrandt y de Goya y de Nierman y de

Tamayo que ver el horror de los carteles de anuncios

políticos. Mejor es ver los movimientos de ballet y

de la danza de bailarines hechos de hierro o de espu-

ma de mar o de nubes o de resortes quiméricos que

observar el desplazamiento torpe de los guaruras

que cuidan a los que tienen que cuidarse de la ira

del pueblo. Es mejor escuchar la voz quejumbrosa

y dulce de la novia o de la voz de la amante inquie-

ta o de la mujer que está en la cima de las cosas y

que uno lucha por bajarla y tenerla en brazos para

besarla y amarla hasta morir en ello, que escuchar

los discursos de los que “trabajan por el pueblo”

y se sacrifican por México. De veras, es cosa probada

y de éxito la sugerencia que arriba me permito hacer-

le, amiga del alma, amiga abrazable, amiga besable,

amiga de todas las amigas. Yo, por lo pronto, ni tardo

ni perezoso me arrimo un tequila blanco, junto unos

cacahuates enchilados y me dispongo a escuchar

el Huapango del nunca olvidado maestro Moncayo.

Al escucharlo gritaré a los cuatro condenados vien-

tos: ¡Viva México ca…! Vale. Abur.

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Oswaldo Sagástegui

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