Todos tenemos ese gran instinto para

poder salir de los problemas lo más

rápido, buscamos muchas opciones y

siempre creemos que optamos por la

mejor; Y más cuando se trata de

dinero, siempre vemos la forma de

“ahorrarnos” unos pesos.

Y nos volvemos unos expertos en la

materia. Nos sale el mecánico, el

electricista, o en el caso de las

mujeres, la estilista y la costurera que

llevamos dentro; en fin muchas

personalidades que afloran al momento

de querer solucionar un problema

rápidamente.

A veces o medimos las consecuencias de

las acciones que tomamos, e intentamos

reparar el coche por algo mecánico siendo

que el problema era eléctrico, y al

estarnos pintando el pelo con el tinte de

fácil aplicación, para que nos quede como

la protagonista de la novela, y al final

nos queda todo descolorido y no cubrimos

bien las raíces.

No digo con esto que las decisiones que

tomamos siempre sean incorrectas, igual

y somos buenos electricistas o buenas

costureras, pero no siempre seremos

buenos en todo.

¿Pero qué pasa cuando tomamos

decisiones de cómo administrar nuestro

dinero o esos préstamos que tenemos? En

específico en esas ocasiones donde nos

vemos ya medio atorados para realizar el

pago que nos toca y no sabemos de dónde

sacar el dinero, ¿qué es lo primero que se

nos ocurre en momentos así…?

¡Pues claro, Un préstamo! ¿Cómo no se

nos ocurrió antes? Pedir un préstamo

para pagar otro, creo que es lo más

razonable y lógico; digo, si no puedo

pagar un adeudo, pues pido otro crédito y

liquido el primero y pago el nuevo, digo

son pagos más pequeños, un poco más de

tiempo ¡pero es solo unos meses! Y nos

convencemos tanto al igual que con el

coche de que tenía un problema

mecánico.

Actualmente existen muchas empresas

que nos prestan dinero fácil y

rápidamente, y por salir de ese problema

los tramitamos sin ver que tienen tasas

de interés hasta por un 90% lo cual es

exagerado por lo que no me sorprendería

que después volvamos estar como en el

principio.

Posiblemente si estaremos abonando

menos cantidad al mes o quincena en el

nuevo crédito que obtuvimos, ¿pero qué

tan distinta es la tasa de intereses y el

plazo en el que pagaremos

? Es muy importante saber estos

detalles ya que al final podremos estar

pagando más de lo que teníamos

contemplado, ya que aunque sea menor

la cantidad a pagar, el plazo es mayor lo

cual implica pagar intereses por más

tiempo, y el supuesto “ahorro” que

tendríamos, jamás lo vimos.

O que tal con la tarjeta de crédito.

Tramitamos una nueva tarjeta, para ir

pagando el mínimo de la primer

tarjeta, y así llevarla, pero lo que no

sabemos es que al pagar solo el mínimo

solo abonamos para cubrir los

intereses, y ahora tenemos la deuda de

la nueva tarjeta.

Siendo así no necesitamos ser unos

genios para saber que si tenemos un

problema meternos en otros más, no es

una mejor solución, y el ir destapando

hoyos para tapar otros, es de las peores

decisiones que podemos tomar. ¿Pero

entonces qué hacer?

Lo más prudente sería pagar con

nuestros propios recursos esos adeudos

que tenemos, aunque se supone por eso

no podemos pagar, ya que se está

saliendo de nuestros recursos el dar ese

pago y no queremos endeudarnos de

nuevo para salir de ese apuro.

Es entonces cuando necesitamos una

excelente solución ahora si ya después de

ver qué el coche no tenía un problema

mecánico sino eléctrico, pero esta

solución tiene una excelente

recomendación por parte de la Condusef

y es DeudaFin. ¿Y que lo hace tan buena

opción?

Primero que nada hay que saber que

DeudaFin es una reparadora de crédito y

ellos negocian con los bancos, etc., a

quienes debemos para que paguemos la

mitad o menos de esa deuda vencida que

tenemos; creando un sistema de repago

para que de acuerdo a sus actuales

posibilidades, sin la necesidad de solicitar

un nuevo préstamo y tener que pagar aún

más intereses (que es lo que no

queremos), podamos liquidar nuestro

adeudo.