El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

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Contenidos Artículos El árbol del bien y del mal 1 La investidura (1915) 3 La investidura 3 Voces Inefables (1915-1916) 7 Al Angelus 7 Crepúsculo de Asia 8 Hora santa 8 La respuesta 9 Junto al mar 10 Vesper marino 10 La muerte perfumada 11 Intermezzo 12 Preces de la tarde 12 Estancias (1914) 14 Estancias: I 14 Estancias: II 14 Feuille d'album 15 Estancias: IV 15 Estancias: V 16 En provincia 16 Estancias: VII 17 Estancias: VIII 17 Estancias: IX 18 Sueño en el jardín 18 Estancias: XI 19 Estancias: XII 19 Estancias: XIII 20 Velada del sábado 20 Estancias: XV 21 Estancias: XVI 21 Estancias: XVII 22

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El Arbol del bien y del mal por Medardo Angel Silva

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ContenidosArtículos

El árbol del bien y del mal 1

La investidura (1915) 3

La investidura 3

Voces Inefables (1915-1916) 7

Al Angelus 7Crepúsculo de Asia 8Hora santa 8La respuesta 9Junto al mar 10Vesper marino 10La muerte perfumada 11Intermezzo 12Preces de la tarde 12

Estancias (1914) 14

Estancias: I 14Estancias: II 14Feuille d'album 15Estancias: IV 15Estancias: V 16En provincia 16Estancias: VII 17Estancias: VIII 17Estancias: IX 18Sueño en el jardín 18Estancias: XI 19Estancias: XII 19Estancias: XIII 20Velada del sábado 20Estancias: XV 21Estancias: XVI 21Estancias: XVII 22

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Estancias: XVIII 22Estancias: XIX 23Estancias: XX 23Estancias: XXI 24Estancias: XXII 24Estancias: XXIII 25Estancias: XXIV 25Estancias: XXV 26Estancias: XXVI 26Estancias: XXVII 27Estancias: XXVIII 27Estancias: XXIX 28Estancias: XXX 28Estancias: XXXI 29Estancias: XXXII 29Estancias: XXXIII 30Estancias: XXXIV 30Estancias: XXXV 31

Libro de amor (1915-1917) 32

El templo 32Tapiz 33Votos 34Velada 34Sin razón 35Citeres 36Pretérita 37Hoja de álbum 37Romanza de los ojos 38Voces en la sombra 39Amada 40Philosophia 40

Estampas románticas (1915) 42

Estampas románticas: I 42Estampas románticas: II 43Estampas románticas: III 43Estampas románticas: IV 44

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Estampas románticas: V 45Estampas románticas: VI 45

Divagaciones sentimentales (1915-1916) 47

Divagaciones sentimentales: I 47Divagaciones sentimentales: II 48Divagaciones sentimentales: III 48Divagaciones sentimentales: IV 49Divagaciones sentimentales: V 50

Otras estampas románticas (1916) 51

Otras estampas románticas: I 51Otras estampas románticas: II 51Otras estampas románticas: III 52Otras estampas románticas: IV 52

Baladas, reminiscencias y otros poemas (1916-1917) 53

Balada del infante loco 53Balada de la melancolía otoñal 54Reminiscencia griega 55Reminiscencia siglo XVIII 56Envío (Silva) 57Amanecer cordial 57Danza oriental 58Revelación (Silva) 59Un cuento 60La primera estrella 61Amanecer 62La libertadora 62Fiesta cromática en el mar 63La emperatriz 64Aparición (Silva) 65

Suspiria de profundis (1917-1918) 66

El tesoro 66Las hadas (Silva) 66El cazador 67Ofrenda a la Muerte 68Las alas rotas 68

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De Profundis Clamavi 69Inter Umbra 70Poema de la carne 70Soneto de otoño 71El viajero y la sombra 72El alba de Jesús 73Lo tardío 73La noche (Silva) 74Canción de tedio 74Fin 76

ReferenciasFuentes y contribuyentes del artículo 77Fuentes de imagen, Licencias y contribuyentes 80

Licencias de artículosLicencia 81

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El árbol del bien y del mal 1

El árbol del bien y del mal

El árbol del bien y del malde

Medardo Ángel Silva

Índice

La investidura(1915)

Las voces inefables(1915-1916)Al Angelus

Crepúsculo de AsiaHora santa

La respuestaJunto al mar

Vesper marinoLa muerte perfumada

IntermezzoPreces de la tarde

Estancias(1914)

I - II - III - IV - VVI - VII - VIII - IX - X

XI - XII - XIII - XIV - XVXVI - XVII - XVIII - XIX - XX

XXI - XXII - XXIII - XXIV - XXVXXVI - XXVII - XXVIII - XXIX - XXX

XXXI - XXXII - XXXIII - XXXIV - XXXVLibro de amor

(1915-1917)El templo

Tapiz Votos Velada

Sin razón Citeres

Pretérita Hoja de álbum

Romanza de los ojos Voces en la sombra

Amada Philosophia

Estampas románticas

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El árbol del bien y del mal 2

(1915)I - II - III - IV - V - VI

Divagaciones sentimentales(1915-1916)

I - II - III - IV - VOtras estampas románticas

(1916)I - II - III - IV

Baladas, reminiscencias y otros poemas(1916-1917)

Balada del infante locoBalada de la melancolía otoñal

Reminiscencia griegaReminiscencia siglo XVIII

EnvíoAmanecer cordial

Danza orientalRevelaciónUn cuento

La primera estrellaAmanecer

La libertadoraFiesta cromática en el mar

La emperatrizAparición

Suspiria de Profundis(1917)

El tesoroLas hadasEl cazador

Ofrenda a la MuerteLas alas rotas

De Profundis ClamaviInter Umbra

Poema de la carneSoneto de Otoño

El viajero y la sombraEl alba de Jesús

Lo tardíoLa noche

Canción de tedioFin

(1918)

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La investidura (1915)

La investiduraSi, inspirado por Hari, tu espíritu se deleita

con la voluptuosidad literaria, si el arte de losjuegos de amor suscita tu curiosidad, enton-ces, escucha, suaves, fáciles, adorables, esta

serie de palabras...JAYADEVA — (El Gita-Govinda)

Fue en un poniente mágico de púrpura y oros:con música de brisas en los pinos sonoros,rítmicas desfilaban las horas, al ocaso,tal una ronda griega cincelada en un vaso;un terciopelo verde parecía la pampay el cromo era lo mismo que una eglógica estampa.Escuchaban los valles la Palabra Infinitacon que Él habla a las cosas:a las humildes yerbas, a las rosas,al león de aceradas zarpasy al Viento que sacude la orgullosa florestay dirige en las sombras la polífona orquestadel bosque, en un concierto de medio millón de arpas...¿Cómo me hallé de súbito en la selva —que fuera,por lóbrega y sin rutas, hermana de la obscuraselva que Dante viera—?Yo no sé. Como un niño temblaba de pavura;en mis carnes hundía sus ventosas el Miedo,tal un informe pulpo. Llegaba hasta mi oídoun confuso remedode llanto, de blasfemia y de rugido.Mil insectos charlaban en gangosos dialectos,y al desplegar la seda de sus galas,piedras preciosas con alaseran en la penumbra los insectos.Flexibles bayaferas fingían las exóticasflores, de cuyos pétalos obscurosse exhalaba un aliento de fragancias narcóticas

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La investidura 4

que a las bestias sumían en ensueños impuros.En el ambiente Cálido, como un remordimiento,se escuchaba el reptar de invisibles gusanos;—un rumor de fermento,que a las bestias sumían en ensueños impuros.Las lianas se envolvían a los troncos macizos,desplegando en sus curvas femeniles hechizos,dando a sus movimientos perversas inflexionesy simulando, en torpes convulsiones,los lúbricos espasmos del Deleite...Y eso, a una lumbre lívida de lámpara de aceite,tomaba ante mis ojos aspectos inauditoscuando, como un relámpago miré pasar tropelesconfusos y oí los rudos gritoscon que azuzaban en el bosque ocultosus ágiles lebreleslos manes de la Envidia y el Insulto...Pero triunfó mi espíritu en la artera emboscaday arrojé, como un lirio sobre un agua estancada,sobre ellos la silente piedad de una mirada.Y, tal un Amadís de la moderna Gestaseguí, bajo el asombro mudo de la floresta...¡Oh! Entonces contemplaron mis ojos extasiadosla sacra maravilla del rostro de la Diosay viéronla mis locos sentidos prosternadoscon la diadema augusta sobre la frente rosa.Tenía en sus pupilas toda sabiduría,de sus manos brotaban los designios eternos,como un ave en su nido la sagrada Harmoníaresidía en sus labios. ¡Su mirada vertíaluz en los tenebrosos ventisqueros internos!¡Oh, celeste prodigio! De fulgores solarestejió el Supremo Numen su inmaculada veste.Sus senos palpitaban como tranquilos maresde pentélico mármol. ¡Oh, prodigio celeste!Y en el aire sutil su acento indescriptible,su voz, como no oyeran nunca oídos mortales,vibró tal un milagro de dulzura imposibleen un triunfal repique de sonoros cristales:

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La investidura 5

"Lírico adolescente, ve a cumplir tus empeños;que tu espíritu sea una candente pira;musicaliza tus ensueños;sé divino por el alto don de la Lira.En el rosado cáliz que aúreas mieles rebosada de beber a tu alma sedienta de ideales;¡Psiquis es una mariposaque, al revolar, se posasobre la carne rosada de las rosas carnales!Sé ingenuo, como el agua de las puras cisternaso el remanso que copia todo el celestecielo;y así verás triunfar la aurora de tu anheloy será tuyo el reino de las cosas eternas.Y salvarás las duras verdades metafóricasdel hondo abismo de Ti mismoy escucharás las claras músicas pitagóricasdesde la noche de tu abismo...La fuente de Hipocrene surte dentro de ti;duerme Pan en el pecho noble del adanidaauscúltate en la sombra, mírate, lee en Ti;¡como en un libro abierto de Verdad y de Vida!¡Calla al interrogante del Porvenir que ofusca,yérguete alto y sereno en la gracia del día rosa;y, en toda cosa,eternamente buscala Harmonía, la Harmonía, la Harmonía...!"Así dijo la Diosa...En éxtasis devotomi espíritu escuchó la divina enseñanza...Al levantar los ojos, miré el encanto roto;la visión se esfumaba en la azul lontananza.La selva parecía un corazón inmenso,los dulces frutos de oro lloraban ambrosía,respiraba la Tierra un como leve incienso.¡Yo estaba de Ti lleno, augusta Poesía!Entre los arabescos de las ramas floridasen que el rocío era un diamantino lloro,estaban las estrellas esparcidascomo un reguero de átomos de oro.

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La investidura 6

¡Y, al estrellar sus ímpetus en rocas,para delectación de la floresta,el río completaba aquella orquestade ramajes, de brisas y de bocas...!La absorta muchedumbre desde entonces me ha visto—los ojos encendidos por la sagrada fiebre,la frente coronada de espinas como Cristo,las manos temblorosas de melenudo orfebre—desdeñando las fútiles cosas del Universo,consagrar mi existencia al apolíneo rito;así tiene mi vida la harmonía de un versoy es rítmico sollozo lo que naciera grito.E indiferencia al Tiempo y al Dolor peregrinapor la ignorada senda mi espíritu romero,mientras, en la asechanza en la sombra asesina,¡vanamente me envía sus flechas el Arquero!

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Voces Inefables (1915-1916)

Al AngelusAtravesó la obscura galería...Al Angelus... llamaban al rosario...la religiosa voz del campanariovibraba en la quietud de la Abadía.En sus manos de nácar oprimíael viejo Kempis o el Devocionario...La luz de un aceitoso lampadariodelató su presencia en la crujía...Se vio palidecer su faz de nardohablaba de Eloísa y Abelardoel llanto que la fuente diluía.Y la Sor que en el mundo fue princesa,inclinando la pálida cabeza,atravesó la obscura galería.

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Crepúsculo de Asia 8

Crepúsculo de AsiaVírgenes rosas inclinaron haciatus cabellos la red de sus pistilosal beso de los astros, intranquilos,por tus pupilas húmedas de gracia.Tal una araña que a la luz espacialas traidoras urdimbres de sus hilos,se proyectó la sombra de los tilosen tu balcón de vieja aristocracia...Trémulas al prodigio de tu encanto,como anegadas en celeste llantote contemplaron las estrellas fijas.¡Y era un triunfo de reinas diademadasen las Mil y Una Noches perfumadasdel mundo sideral de tus sortijas!

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Hora santaLos espejos de límpida miradacon una voluptuosa complacenciacopiaban tu imperial magnificenciade blondes y de seda perfumada.Las bujías de ardiente llamarada,en el salón de asiática opulencia,fingían, circundando tu presencia,los ojos de una fiera hipnotizada...Un llanto largo y musical vertíaChopin en una rara melodía...huyeron ritmos como sueños vanos...Flotó un perfume de yacentes lilas...¡y ante la inmensidad de tus pupilasdejé mi corazón entre tus manos!

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Hora santa 9

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La respuestaMuda a mis ruegos, impasible y fría,en el sofá de rojo terciopeloun pálido jazmín hecho de hielotu enigmático rostro parecía.La hostia solar, en roja eucaristía,se ocultaba en el mar; y, al dulce cielo,el divino Chopin su desconsueloen un sollozo trémulo decía.Y cuando, por oír esa palabraque eternos lutos o venturas labra,te hablé de tu desdén y mi agonía,con ademán de reina mancilladame clavaste el puñal de tu mirada,muda a mis ruegos, impasible y fría.

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Junto al mar 10

Junto al marUna anemia de lirios otoñalesse deshojaba en la amplitud marinay la vibrátil onda cantarinarecitaba exquisitos madrigales.Y era que en un arpegio de cristaleselogiaba tus gracias de Infantinay tu perfil de emperatriz latinanimbado de fulgores ideales.De pronto se borraron los confines;un eco de lejanos burcelinesrasgó los terciopelos de la bruma.Y soñando en tus manos irrealesen las arenas deshojó la espumauna anemia de lirios otoñales.

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Vesper marinoRugió el lascivo mar a la manerade un sátiro de barbas temblorosas,al poner tu presencia en la riberasu gracia peculiar sobre las cosas.Joyas raras y sedas olorosasprestigiaban tu dulce primaveray al deshojarse tus palabras eracual si estuvieran deshojando rosas.Hubo un silencio de éxtasis en todo...el mar violento suspiró a su modo...lloraron en la niebla las esquillas...Y me halló de rodillas el Ponienteviendo abrirse los astros dulcementeen el cielo otoñal de tus pupilas.

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Vesper marino 11

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La muerte perfumadaConvaleciente de aquel mal extraño,para el que sólo tú sabes la cura,como un fugado de la sepulturame vio la tarde, fantasmal huraño.Segó mis dichas la Malaventuracomo inocente y cándido rebañoy bajo la hoz de antiguo desengañoagonizaba mi fugaz ventura...Cual destrenzada cabellera canala llovizna ondeó tras la ventana...Y aquella tarde pálida y caducasentí en mi dulce postración inertela bella tentación de darme muertetejiéndome un cordel con tu peluca.

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Intermezzo 12

IntermezzoLa seda de tus lánguidas pestañasa proteger tus ojos descendía,ante la encantadora bicromíade las aristocráticas arañas.Un solemne mutismo de campañasal Vesper nuestras almas invadía;y, de súbito habló la melodíacon un dulzor de pastoriles cañas...Para escucharla, se detuvo el viento...a la maga caricia de su acento,vibró tu carne de escultura, viva;la noche se durmió en tu cabelleray besando las lilas de tu ojera,se perfumó una lágrima furtiva.

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Preces de la tardeTules de nieblas sobre las campañasvelaban los contornos de la quintay ascendía, en la tarde de aúrea tinta,la égloga suspirante de las cañas.Desenrrollaba su monstruosa cintala negra procesión de las montañasy evocaba el temblor de tus pestañasnuestra felicidad por siempre extinta.Entre las sombras, un gemir de esquilasanunciaba las horas dolorosas...vagaron por el prado tus pupilas...Y, a punto de elevar sus oraciones,tus labios se encendieron con las rosasdivinas de las Transfiguraciones.

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Preces de la tarde 13

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Estancias (1914)

Estancias: IAquella dulce tarde pasaste ante mi vistasoberbia, en el decoro de tu vestido rosa;inefable, irreal, melodiosa, imprevista,como si abandonara su plinto alguna diosa.Y perfumando la hora de lilas, te perdisteal fondo de la calle, cual tras una áurea gasa...mis ojos te seguían, ¡con la mirada tristeque lanza un moribundo a la salud que pasa!

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Estancias: IISe han unido la hora, el piano y tu cuerpo para hacerme morir de nostalgias fragantes.

JUAN RAMON JIMENEZ

¡Qué rosas de armonía deshojas a la tarde,cuando sobre las teclas -lirios blancos y negros-insinúan tus manos, en un lírico alarde,las finas carcajadas de los locos allegros!La agonía del sol pone de oro la estancia...los verdinegros árboles son vagamente rojos...y, desde el corazón -búcaro de fragancia-¡sube un dulzor de lágrimas que hace nublar los ojos!

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Feuille d'album 15

Feuille d'albumTienes esa elegancia lánguida y exquisitade las pálidas vírgenes que pintó Burne Jones;y así pasas, como una visión prerrafaelita,por los parques floridos de mis vagas canciones...Y si el cielo azulado tu mirar extasiacuando el poniente riega sus fantásticas flores;eres como esos ángeles, que alabando a María,se ven en los retablos de los viejos pintores!

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Estancias: IVSe abren tus dos pupilas como dos precipiciospor los que ruedan almas al sueño y a la nada,(Mujer, dame a probar tus dulces maleficios;¡húndeme el luminoso puñal de tu mirada!...).Surgen tus manos breves, lánguidas y perdidas,como lirios carnales, de las batistas claras...(Yo pienso que gustoso te daría mil vidas,para que con tus manos finas me las quitaras!)

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Estancias: V 16

Estancias: VDe la gasa inconsútil de tu rosa batistasurges, vibrante, en una danza de bayaderas,(¡Te juro que en la corte del gran Tetrarca hubierasobtenido la roja cabeza del Bautista!...)Bailas... y el blanco sátiro, que decora la estancia,sonríe desde el ángulo, coronado de viña...(Y mientras me conmueve tu mirada de niña,estremece mi carne tu lasciva fragancia...)

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En provinciaEn province, dans la largueur matutinale

G. RODENBACK

Dulzuras maternales de la hora matutina...bajo cielos que evocan los caprichos de Goya,mueven los frescos árboles su ropa esmeraldinaque el sol de primavera fastuosamente enjoya...Suenan voces de niños... cristales de agua clara...trina el mirlo... en la calle, cruje la diligencia...En esta hora parece que del azul bajarauna sedosa lluvia de paz y de inocencia...

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Estancias: VII 17

Estancias: VIISeñor, no ha recorrido mi planta ni siquierala mitad de la senda, de que habló el Florentinoy estoy en plena sombra y voy a la maneradel niño que en un bosque no conoce el camino.De profundis clamaré, pastor de corazones,da a mi alma el fuego que hizo de la hetaira una santa;renueva los milagros de las resurrecciones;espero, como Lázaro, que me digas: ¡Levanta!

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Estancias: VIIIMon âme est un beau lac solitaire qui tremble...

ALBERT SAMAIN

Ni una ansia, ni un anhelo, ni siquiera un deseo,agitan este lago crepuscular de mi alma.Mis labios están húmedos del agua del Letheo.La muerte me anticipa su don mejor: la calma.De todas las pasiones llevo apagado el fuego,no soy sino una sobra de todo lo que he sidobuscando en las tinieblas, igual a un niño ciego,¡el mágico sendero que conduce al olvido!

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Estancias: IX 18

Estancias: IXHoras de intimidad y secreta armonía...en la paz melodiosa de las tibias estanciasson nuestros corazones, ebrios de melodía,dos rosas que confunden en una sus fragancias...¡Qué lejos está el Mundo de nosotros, qué lejosla existencia liviana!... (Las luces amarillasde las arañas doran el piano y los espejos...)

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Sueño en el jardínInmóvil duerme el agua del estanque aceitunabajo las melodiosas cúpulas florecidas,y, como Ofelia en Hamlet, va el cuerpo de la luna,inerte, sobre el lecho de las ondas dormidas...Las dos... soñando en Ella, por la avenida voy...mis brazos la presienten y mi labio la nombra...¡Inútil idealismo! ¡si únicamente soyuna sombra que busca las huellas de otras sombras!

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Estancias: XI 19

Estancias: XIVen, muerte adorable y balsámica

WALT WHITMAN

Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera,que al llevarnos dormidos en tu regazo blandonos das la clave de lo que dijo la Quimeray en voz baja respondes a nuestros cómo y cuándo,apenas si fulgura mi lámpara encendida,derroché mis tesoros como una reina loca,me adelanté a la cita, y, al margen de la vida,ha dos siglos que espero los besos de tu boca!

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Estancias: XIISur votre seine laissez rouler ma tête.

PAUL VERLAINE

Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza,como un mundo cargado de recuerdos sombríos;y dime la palabra santa y única, esapalabra que consuela mis perennes hastíos...O, mejor, calla... deja que en el silencio blandode la extinguida tarde, sobre divanes rojos,¡me sienta agonizar lentamente mirandocómo se llenan de astros los cielos y tus ojos!

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Estancias: XIII 20

Estancias: XIIIPor donde ella pasaba la tragedia surgía;tenía la belleza de una predestinada,y una noche de otoño febril aparecíaen sus ojos inmensos y oscuros retratada...Y fue bajo el auspicio del padrino Saturnoque deshojé a sus plantas mi juventud florida...¡desde entonces padezco de este mal taciturnoque hace una noche eterna del alba de mi vida!

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Velada del sábadoMarcha la luna trágica entre nubes de gasa...sin que nadie las toque se han cerrado las puertas...El miedo, como un lobo, pasea por la casa...se pronuncian los nombres de personas ya muertas...El abuelo las lámparas, por vez octava, prende...se iluminan, de súbito, semblantes aturdidos...Es la hora en que atraviesa las alcobas el duendeque despierta, llorando, a los niños dormidos...

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Estancias: XV 21

Estancias: XVComo el aire se aroma con tu carne bendita,mi corazón comprende por el lugar que pasasomnipotente como la divina Afrodita,entre la ola sutil de flores y de gasas.Y al mirarte parece que miro a Anadyomena,pues, como ella, al influjo de tu mirar, fascinas;-sembradora impasible de mi angustia y mi pena,por quien mi alma es un Cristo coronado de espinas!-

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Estancias: XVIHastíos otoñales... ya nada me entusiasmade cuanto me causara infantiles asombrosy así voy por la vida, cual pálido fantasmaque atraviesa las calles de una ciudad de escombros.Y mi alma, que creía la Primavera eternaal emprender sus locas y dulces romerías,hoy ve, como un leproso aislado en su caverna,podrirse lentamente los frutos de sus días!

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Estancias: XVII 22

Estancias: XVIIPara los que llevamos, como un puñal sutil,dentro del alma una ponzoñapara los que miramos nuestra ilusión de abrilhecha una mísera carroña;inútilmente suena tu pandero de histrión-¡o, vida frívola y banal!-¡si no es de nuestros labios la divina canciónprimaveral y matinal!

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Estancias: XVIIIAmor, di ¿qué senderos se gozan con tu paso?¿cuáles los reyes magos a que sirves de guía?...¿qué rubicunda aurora, que sonrosado ocasovio tu carro de fuego en el triunfo del día?...¡Ah! ¡Si tu alba luciera para mi noche oscura!¡Si mis rosas abrieran temblorosas a verte!¡Se endulzaría el hondo cáliz de mi amarguracon el néctar con que haces tan amable la Muerte!

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Estancias: XIX 23

Estancias: XIXBendigo el sufrimiento que viene de tu manoy el vértigo radiante en que tu voz me sume.Mi amor es para ti como un jardín lejano,que a una alcoba de reina envuelve en su perfume.Y eternamente oirás en tus noches sin calmami sombría plegaria que, rugiendo, te invoca:al precio de mi sangre y al precio de mi alma,¡véndeme la limosna de un beso de tu boca!

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Estancias: XX-¡Qué lejos aquel tímido y dulce adolescentede este vicioso pálido, triste de haber pecado!...-Tomó del árbol malo la flor concupiscentey el corazón se ha envenenado!...

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Page 28: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXI 24

Estancias: XXI-¿Y la luz verdadera?... ¿Y la absoluta paz?...¿Y la cifra segura de la Sabiduría?...-Da tregua al Tiempo, iluso corazón, ¡ya entrarásal gran silencio donde llegaremos un día!...

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Estancias: XXIIEn loor a Juan Ramón Jiménez.

Príncipe de las Arias fragantes como rosasy el verso con fulgor de estrella vespertina,a cuyo beso se abren las madreselvas rosasdel jardín interior, ebrio de luz divina;A tu voz se despiertan yo no sé qué dulzuras,venidas de ignorados países de consueloy desciende, a la noche de las almas impuras,una paz de campiña, de alma blanca y de cielo!

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Page 29: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXIII 25

Estancias: XXIIIUn gato, grave y frío, sobre el vecino alero,en yo no sé qué fina meditación se pierde,contemplando la rosa de la luna de enerocon la viva esmeralda de su pupila verde.Inclinada la testa como un Platón ideólogoe inmóvil, en hipótesis magníficas se abstrae...y sólo turba el hondo silencio del monólogo¡la canción olorosa que alguna brisa trae!

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Estancias: XXIVRosas blancas deshojan los blancos surtidores;al caer, el ocaso los pétalos irisay la fuente del Término coronado de floresmodula un canto igual a una nerviosa risa...Yo, como un habitante pálido de otra vida-Lázaro espiritual- marcho con lento paso...¡y las fuentes parecen en la tarde dormidamujeres cuyas voces son de seda y de raso!

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Page 30: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXV 26

Estancias: XXVMi espíritu es un cofre del que tienes las llaves-¡Oh, incógnita Adorada, mi Pasión y mi Musa!Ya inútilmente espero tus dulces ojos gravesy siento que me acecha en las sombras la Intrusa,Pero mi alma -jilguero que canta indiferentea la angustia del tiempo y al dolor de la Vida-te esperará, lo mismo que una virgen prudente,con la devota lámpara de su amor encendida.

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Estancias: XXVIDime que todo ha sido la sombra de un mal sueño,que en la tiniebla actual palpita el alba pura,que puede retornar el minuto abrileño,las extinguidas horas colmadas de dulzura;que nuestro amor es Lázaro, que aguardando su díaespera tu palabra para olvidar su fosa,que sobre este dolor y esta melancolíaarrojará la aurora su risa luminosa.

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Page 31: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXVII 27

Estancias: XXVIIAl pasar la carroza dorada de la vida,implorando extendí la mano suplicante;ella me vio lo mismo que una reina ofendiday se perdió en la sombra de la noche fragante.Y fue para volver: en su carroza de oro,sonriéronme sus ojos impuros de esmeralda,pero yo conocía qué vale su tesoro;¡la miré indiferente y le volví la espalda!

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Estancias: XXVIIINo dicen los inviernos que no haya primavera;en la noche más negra palpita el alba pura:lo sabio es esperar; es fuerte quien espera-buen sembrador- velando la cosecha futura.Las horas en su danza llevan tan loca prisa,que a la risa y el llanto ofrecen pronto fin:feliz quien pueda ver con la misma sonrisala serpiente del bosque y el lirio del jardín.

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Page 32: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXIX 28

Estancias: XXIXIgnorado viajero que una mañana triste,sobre la tierra-madre, para siempre dormisteel eterno cansancio de tus días fatales:hoy que la primavera nos devuelve su trinode pájaro, su sol y sus rosas nupciales,siento que algo de ti me hace dulce el camino,me da sombra en el árbol y miel en los panales.

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Estancias: XXXBien haces, rey; bien haces, pordiosero, tu rol;y tú también poeta; y los demás... ¡comparsas!-Perfectos figurantes de un extraño Guiñol:¡somos polichinelas de las divinas farsas!

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Page 33: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXXI 29

Estancias: XXXIReleyendo mis versos, una tarde dorada,-versos donde contuvo mi pena su alarido-impasible a mi viejo dolor, no sentí nada...Y comprendí el encanto del alma volandera-¡Árbol sonoro y libre, por cada Primaverade musicales hojas nuevamente vestido!

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Estancias: XXXIIPor inasible adoro la gala de los cielos...¡Señor, jamás permitas que goce mis anhelos,que nunca satisfaga la sed que me devora!Lo amargo es el hastío de los sueños hallados,el corazón ahíto de los bienes gozadosque se pregunta: ¿qué voy a pedir ahora?...

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Page 34: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXXIII 30

Estancias: XXXIIIEn tanto que la carne adormécese ahítael ángel interior gime sus desconsuelos.-¿Todo esto es el amor?... ¡Oh, miseria infinitade la carne!... ¡Dolor de la verdad sin velos!...Y Psiquis -revestida de luz resplandeciente,con ojos parecidos a las piedras preciosas-,hacia los cielos puros agita dulcemente,con un celeste ritmo, las alas armoniosas...

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Estancias: XXXIVEs como un lento y triste retornar a la vida...y es el inevitable cansancio de volverdel borde de la negra playa desconocida,donde mueren tus olas, ¡oh, río del No-ser!Y el alma, que creía mirar la aurora eterna,vuelve, cual un iluso viajero macilentoque fue a calmar su sed a lejana cisterna,equivocó el camino... y ¡torna más sediento!

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Page 35: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Estancias: XXXV 31

Estancias: XXXVEn vano, como niños que velan su tesoro,del amor nuestras almas, temerosas, guardamos...¡Ay! presto nos descubren sus grandes ojos de oroy, malhechor divino, roba lo que ocultamos...Nutrimos su existencia con nuestra propia viday sus labios, que vierten sensuales embelesos,juntan en una mezcla la caricia y heridael sabor de la sangre al sabor de los huesos.

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Libro de amor (1915-1917)

El temploA Miguel Ángel Granado y Guarnizo

I

Oh Deidad impasible por quien blasfemo y oro:tu alma es como un palacio de mármol, bello y frío,con plafones de cedros y altivas puertas de oro,solemne y armonioso, como un templo vacío.En diáfanos ponientes hay la gracia de un vuelo,de leves sedas blancas, de cisnes y palomas;y, entre las columnatas, elevan hasta el cielosus espiras sensuales humaredas de aromas.La luz de un sol eterno, que sólo igualaríael tibio resplandor que velan tus pestañas,su claridad celeste difunde noche y día...A las puertas de tu alma mi amor está llamando...y el eco de su voz, se pierde en las montañas...y, cual si comprendiera, ¡el Sol se va ocultando!II

Llamé a tu corazón… y no me has respondido…Pedí a drogas fatales sus mentiras piadosas…¡En vano! Contra ti nada puede el olvido:¡he de seguir esclavo a tus plantas gloriosas!Invoqué en mi vigilia la imagen de la Muertey del Werther germano, el recuerdo suicida…¡Y todo inútilmente! ¡El temor de perdertesiempre ha podido más que mi horror a la vida!Bien puedes sonreír y sentirte dichosa:el águila a tus plantas se ha vuelto mariposa;Dalila le ha cortado a Sansón los cabellos;mi alma es un pedestal de tu cuerpo exquisito;y las alas, que fueron para el vuelo infinito,¡como alfombra de plumas están a tus pies bellos!

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El templo 33

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TapizLos húmedos myosotis de tus ojossugieren claros lienzos primitivoscon arcángeles músicos de hinojosy santas de los góticos motivos.Copiaron esos místicos sonrojoslos ingenuos maestros primitivosy dieron los myosotis de tus ojosa sus Evangelistas pensativos...Virgen de las polícromas vidrieras,los zahumerios y los lampadarios:velan tus sueños todas mis quimerasy, ante el cortejo de tus primaveras,dan su mirra y olor mis incensarios.

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Votos 34

VotosAl verte, sin pensar, se dice ¡Ave María...!Y pues es tuyo el reino de la estrella y la rosay está en tu corazón la sacra Poesíapor gracia de una antigua virtud maravillosa;que suenen tiorbas y arpas; y Psalmo y Letaníase digan en tu elogio; que la lira y la rosay el ciego ruiseñor, al expirar el día,unánimes saluden tu aparición gloriosa.Que con voz auroral de fuente diamantina,y con luz vesperal de estrella cristalinay con apasionada voz de brisas y mares.Cielo y Tierra consagren tu venusino imperio...¡O sonaré en tu gloria mi místico salterioen otro salomónico Cantar de los Cantares!

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VeladaTú —cuyo amor ha sido como un lecho de plumaspara mi corazón, en las difuntas horaso como un sol de invierno que ha dorado mis brumas—ángel anunciador de las nuevas auroras,mientras la lluvia pone su vaho en las vidrieras,hablemos en voz baja de los muertos queridos,y se abrirán las rosas de las falsas primaverasa la débil penumbra de los sueños huídos...Es nuestra alma lo mismo que una estancia desierta,de polvosas molduras, de raso desteñidoy de espejos que copian una imagen ya muerta;por ella los recuerdos dejan sus sepulturasy en la alcoba sin nadie, ¡sus blancas vestidurasvierten un suave olor de ultratumba y olvido!

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Velada 35

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Sin razónDime —¿qué filtro da tu bocaen su divino beso cruento,que hace vibrar mi carne locacomo a la débil hoja el viento?¿Con qué fórmula cabalísticamis penas rindes dulcemente,cual la celeste Rosa Místicahace inclinar a la serpiente?Di —¿dónde ocultas el secretode esta maga fascinación?¿Algún venusino amuletome ha ligado a tu corazón?En vano quiero descifrarla causa de mi rendimiento;como la luna sobre el marluz móvil es mi pensamiento...En tus leves manos estrujami espíritu sin voluntad:¡eres la playa a do me empujala ola de la Fatalidad!

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Citeres 36

CiteresCon el frú-frú sedoso de femenil enaguadeshilaba en la costa sus encajes el agua...¡Oh, la isla melodiosa!surgía de las ondas como una enorme rosaprimaveral, o el cuerpo de la niña;era la voluptuosaisla donde vendimia Amor su roja viña...¡Oh, ingenuas albas! ¡Oh, inocencias! Eraen la frescura de la Primaverablanca de lirios opulentos. Sobreel mar azul marchaba mi galera.Sonaba el viento sus eolias flautasy daba el mar su fragancia salobreque fue el incienso de los argonautas.Y sonó entonces el eróticollanto de las oceánides, en las rubias arenassoplaban caracoles rosados las sirenas;se cerraron los párpados por el influjo hipnótico...¡Y el triunfo fue de las sirenas...!Al fin, dejé esas playas... (Descendía la nocheUlises, en la sombra, me daba su reproche...)Blancos miembros desnudosde mujeres, quedaban en la playa fragante;y teñidos de sangre vi sus brazos menudosal temblor luminoso de una estrella distante...Me incorporé... (Mordía en mis carros el frío...)Y miré un corazón palpitando en sus manos;llevé mi mano al pecho... y lo encontré vacío...¡Y seguí, oyendo el ritmo de los astros lejanos...!

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Pretérita 37

PretéritaTe había soñado hija de un antiguo mar grave,en un negro castillo cerca del Rhin azul;unánimes al ritmo de tu sonrisa suavecharlaban las alondras en fresco abedul.Tu perfumada sombra cantaban los poetas(eran los bellos días de Erec y Parsifal)y tus ojos velados cual obscuras violetascausaron la locura de un príncipe feudal.Los nelumbos abrían a tus leves contactos...A ti vagaban trémulos cisnes estupefactossi tus pupilas de oro volvías al jardín...Los nardos deliraban con tu cutis de azaliay un pajecillo rubio que llegara de Italiamirándote impasible, se suicidó en el Rhin.

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Hoja de álbumAtraviesas la vida como un jirón de bruma—tan exquisita y tan crepuscular—celeste y vaporosa, con levedad de espumao de aroma lunar.No basta el verso diáfano para tu gracia suma,ni la cadencia rítmica del misterioso mar,ni el trino de la alondra que sonrosa su plumaen el parque de sol y aroma de azahar.Es tuyo el melodioso imperio de la Aurora:el grupo de los cisnes que el estanque decoracanta el advenimiento de tu azul primavera;la noche se detiene, al umbral del ocaso,por la embriaguez de olores que da tu cabellera...¡Y el corazón del mundo late bajo tu paso!

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Hoja de álbum 38

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Romanza de los ojosCálido estío de tus grandes ojos.Negras flores, en selvas encantadas,que abre la reina de los claros ojos,el alba de las manos sonrosadas.Lámpara astral de tus miradas puras.Pálida luz de sol convalecienteque cuida, bajo sus dos alas puras,un rubio serafín adolescente...Otoño triste de tus ojos dulces.Crepúsculos de seda y pedreríaque cierra el soplo de tus labios dulcestu sacra hemana la Virgen María.

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Voces en la sombra 39

Voces en la sombraAl espíritu lírico de Abraham Valdelomar

Está en el bosque, sonrosada,la luna de la madrugada.El negro bosque rememoralo que miró desde la aurora:Se recuerda, temblando, una hojadel lobo y Caperuzita Roja;del aúreo son del olifantedel Rey de barbas de diamantehabla la eufónica espesuradonde claro eso perdura;cuenta el césped que fuera alfombraal paso de una leve sombra,y al ligero trote lascivodel dios de las patas de chivo,,,De una polífona armoníase puebla la selva sombría...Mas cuando dice una voz: "Ella,la Diosa, el Ídolo ha pasado..."pensando en su blancor de estrellael negro bosque se ha callado...

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Amada 40

Amada¡El duro son de hierro tornaré melodíapara cantar tus ojos! —violetas luminosas—la noche de tu negra cabellera y el díade tu sonrisa, pura más que las puras rosas.Tú vienes con el alba y con la primaveraespiritual, con toda la belleza que existe,con el olor de lirio azul de la praderay con la alondra alegre y con la estrella triste.La historia de mi alma es la del peregrinoque extraviado una noche en un largo caminopidió al cielo una luz... y apareció la luna;pues, estaba de un viejo dolor convaleciente,y llegaste lo mismo que una aurora naciente,en el momento amargo y en la hora oportuna.

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PhilosophiaAl borde de la vida sentémonos, ¡oh Mía!y miremos correr las horas pasajeras;¡dulce es el sol fugaz!, bendigamos el díay confiemos en El que hizo las primaveras.Comamos nuestro pan, bebamos nuestro vinoy reciba el Señor nuestra diaria alabanza:podrá ser duro el golpe del adverso Destinopero quedan las alan: ¡nos queda la Esperanza!Dejemos el camino a los que tienen prisa;a nosotros nos basta un beso, una sonrisa...El tesoro mental pródigamente damosy no guardamos nada porque nada tenemos...Y menos nos inquieta el saber donde vamospues el Amor nos dice que juntos marcharemos...

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Philosophia 41

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Estampas románticas (1915)

Estampas románticas: ICuando en el clave lloran los antiguos motivos—esas pavantes gráciles, aquellas pastorelas—en la aúrea cornucopia se ven rostros furtivosy se aspiran fragancias de olvidadas esquelas.Todo el noble Pasado secular y doliente,duerme entre seda y púrpura en la estancia fastuosay su alma delicada y exquisita se sientevagar en el silencio como una mariposa...Esos vasos de Sevres... esos perfumes viejos...hasta el reloj inmóvil en la negra consolaevocan tanto... ¡A veces se mira en los espejosuna Infanta que pasa con su traje de cola!

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Estampas románticas: II 43

Estampas románticas: IIEl paisaje es de fábula... de ensueño... hasta la lunasuscita la ilusión de mágicos países...El jardín encantado, cuando suena la una,entre el perfume de almas ve mil espectros grises.Como un niño extraviado, mi pesar errabundova por otras edades doradas y distintas...(El jardín no parece ya un jardín de este mundoirreal, sin la voz de sus fuentes extintas...)Tapiz descolorido de grandes rosas rojasy magnolias nevadas, es la triste alameda...y el alma ultrasensible, al caer de las hojas,cree oír el rumor de tu enagua de seda.

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Estampas románticas: IIIEncanto mustio, frío encanto versallescodel budoir... Empañado cristal de las arañas...Del celeste plafond, donde se admira un frescode Mignar, cuelgan aúreos hilos de telarañas...Pende, ya desdorado, de la pared desnudael espejo que viera el mohín de Madama,mientras algún abate decía un epigramacasi mordiendo el raso de su oreja menuda...El elegante osario del lindo tiempo ido,hoy parece la estancia de esfumados aromas,donde es tal el silencio que se escucha el ruidoque hacen, al taladrar los muebles, las carcomas...

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Estampas románticas: III 44

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Estampas románticas: IVEn este parque antiguo —¡que tanto se parece,por su abono y paz al jardín de mi vida!—el pájaro que canta, la flor que se estremecenos hablan dulcemente de una edad extinguida.Sobre todo hay un sitio —donde un Eros de piedradispara eternamente sus flechas diamantinas—en que huelen a carne las hojas de la yedray se ven dulces nombres en las viejas encinas...Y, a la anémica luz del crepúsculo lila,se yerguen vagas formas de una época lejana...¡Y la blanca teoría fantástica desfilacomo el ceremonioso ritmo de una pavana!

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Estampas románticas: V 45

Estampas románticas: VPor las salas azules, melancólicamente,va la luna arrastrando sus vestidos de novia,al desplegar las brisas, en los parques floridos,con un rumor de seda, las alas temlorosas...Bajo el claro de luna, enigmático y triste,diseña en el azul de la noche armoniosa,un castillo que se alza sobre el feudo de antaño,las finas esbelteces de su silueta gótica...Y a las doce, al regar sus azahares el astro,se esparce una fragancia de leyendas remotas...y se escuchan los pasos furtivos de las dueñas...y un rechinar de goznes de ventanas musgosas...

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Estampas románticas: VIMayo en el Huerto y en el cielo...

ARTURO BORJA

Las rosas del crepúsculo de la tarde de Mayo,como una fresca lluvia —rosadas, amatistas—descienden a las casas... el sol en un desmayode lumbres, idealiza las flotantes batistas...Voces que hacen pensar en magnolias y armiñosconmueven el fastuoso silencio de las salas...Las horas, perfumadas de inocencias de niños,pasan sobre la frente con dulce roce de alas...Sobre los sueños puros de nueva primavera,un júbilo de bronces en el aire se espacia...Y la brisa errabunda parece que dijera:—Dios te salve, María, llena eres de gracia...

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Estampas románticas: VI 46

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Divagaciones sentimentales (1915-1916)

Divagaciones sentimentales: IVida de la ciudad: el tedio cotidiano,los dulces sueños muertos y el corazón partido;vida exterior y hueca, vida falsa, ¡océanoen que mi alma es igual a un esquife perdido!No, dadme el reino puro del Silencio exquisito,la Soledad de blancos pensamientos floriday la torre interior abierta a lo Infinitomás allá del Dolor, del Tiempo y de la Vida.Donde mi corazón —urna de melodía—vierta en un verso triste su lírico tesoro;y duerma en tu regazo —¡oh, sacra Poesía!—¡frente al lirio, a la estrella, al tibio ocaso de oro!

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Divagaciones sentimentales: II 48

Divagaciones sentimentales: II¡Sirena, cómo turba tu voz engañadora!¡cómo haces dulce el lloro y agradable el tormento!fontana cristalina del parque de la aurora,que nunca has de apagar la viva sed que siento.Atalanta, que alegras con tus labios risueñosmis neuróticas noches de muchacho enfermizo;Esfinge, que te yergues frente a mis locos sueños;Arcángel, que me niegas la entrada al Paraíso...Por la Nada huye el Tiempo en su carro triunfante—¿quién podrá detener el curso de lo Eterno?—¡Abre, divina dueña, la puerta de diamante:no importa que tu alcázar llame cielo al infierno!

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Divagaciones sentimentales: IIIPrincesa de los ojos floridos y románticos,que vierten una suave luz purificadora,por quien deshojo todos los lirios de mis cánticosy hay en mis negras noches resplandores de aurora.Sé que tus manos leves no estrecharán las mías,ni probarán mis labios lo dulce de tu boca;que por el lago azul de mis melancolíasno pasará tu esquife blanco de reina loca;y, sin embargo, te amo desesperadamentey como un ciego voy tras tus amadas huellas;o elevo mis canciones, ¡como un niño dementeque alza las manos para alcanzar las estrellas!

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Divagaciones sentimentales: III 49

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Divagaciones sentimentales: IVToda mi inútil gloria no vale lo que el orode tu risa o un rayo de tu mirar profundo.Mujer, carne de nardos y de estrellas, tesoroceleste que ilumina la conciencia del mundo.Tú, que haces florecer jazmines en el lodoy siendo fuente humana das el divino verso,tienes por arma el llanto, la risa, el beso, todolo fragante y lo puro que tiene el Universo...Mujer, Diosa o Esfinge, mi corazón quisieraser una roja acelfa a tu seno prendida,¡que tu boca —rosado vampiro— me sorbierala nostálgica y pura fragancia de mi vida!

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Divagaciones sentimentales: V 50

Divagaciones sentimentales: VComo esos monjes pálidos de que hablan las leyendas,espectros de las negras crujías conventuales,yo quiero abandonar las escabrosas sendasen que urde el Mal sus siete laberintos fatales.Encerraré en un claustro mi dolor exquisitoy a solas con mis sueños cultivaré mis rosas;mi alma será un espejo que copie lo Infinitomás allá del humano límite de las cosas...Tal ha de ser mi vida de paz... Hasta que un díaen la devota celda, me encuentren los Hermanosmoribundo a los pies de la Virgen María,¡teniendo tu amarillo retrato entre mis manos!

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Otras estampas románticas (1916)

Otras estampas románticas: IDaba el heno cortado su olor y su frescuray el sonámbulo río su monótona música.Iba en el cielo azul, como una reina impúdica,la luna sonrosada, soñolienta y desnuda.La sombra de las ramas, en las aguas obscuras,jugaba azul y triste, sus mil danzas confusas;y, luminosa escarcha, arrojaba la lunasu polvillo de plata sobre las rosas húmedas.

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Otras estampas románticas: IIComo una sombra fría bajo la niebla lila...el sol es peso triste, sin color, que se miraentre las aguas palúdicas, entre flores podridas.Como el agudo llanto de una niñase oye la voz lejana del río que tirita...tiemblan las hojas de oro al respirar la brisasu congelado soplo sobre la tierra lívida...danzan llamas alegres en todas las cocinas...y aúlla a las cerradas puertas de la alquería,el viento, como un lobo con hambre y sin guarida.

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Otras estampas románticas: III 52

Otras estampas románticas: IIIFantasmas blancos en los miradoresy llanto de los pianos a las estrellas, sonesque apagan las cortinas y los tapices; rocesde largos trajes; leves como de apariciones,temblando en los espejos amarillos; rumoresque expiran como la luz del horizonte...Y son cosas de sueño melodías informessonando en Penumbrosos laberintos; y vocesde lo Desconocido que llegan con la Noche.

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Otras estampas románticas: IVLa noche es un suspiro azul que tiemblasobre el obscuro sueño de la Tierra.El parque es un silencio perfumado... aletea,como un pájaro herido, torpe, la brisa negra.Se corta la palabra de la fuente, resecaen la taza de piedra.Se va a acabar la vida... soñolientaslas hojas cabecean.Y cae sobre el alma la tristezaigual que sobre un muerto, un puñado de tierra.

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Baladas, reminiscencias y otros poemas(1916-1917)

Balada del infante locoA José María Egas M.

El pálido Infanteuna extraña locura tenía,el pálido Infanteposeer una estrella quería...Para curar su mal, el Rey hizo venirde un imperio lejano a la Infanta más bella,pero, el Príncipe, al ver sus ojos de zafir,se acordó de la estrella...Amarga era su vida hasta que, una mañana—sin criados ni mastines,el gerifalte al puño— lo vio pasar la gente cortesana;se dijo que iba a cazar a la selva cercana...No retornó jamás a sus jardines...Y Carmín, el buen paje que persiguió su huella,hallóle muerto frente al mar sonoro:en sus ojos azules se miraba la estrellacomo una lágrima de oro...

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Balada de la melancolía otoñal 54

Balada de la melancolía otoñalA E. Bustamante y Ballivian

Ya en la otoñal y hermosa alamedavuelan los últimos cálices de oroy en tus nerviosas pestañas de sedaqueda temblando una lágrima de oro.El surtidor su romanza masculla,siempre más triste en la noche cercana,—Dime, Princesa, la historia que arrullay hace olvidemos la Muerte cercana.Dime la vieja leyenda harmoniosaque habla de aquella Princesa difunta:así pondremos mortaja de rosaa la divina esperanza difunta...Pálido amor que los sueños enlutas,torna el mirar a la luz de la vida:viene a nosotros por místicas rutasla barca negra del mar de Ultra-Vida.¡Tú que obstinadas las albas esperas,entre tus sedas, tus rosas, tus joyas!Mas, no vendrá la Anunciada que esperascuando la aurora derrama sus joyas...Hacia la noche voló nuestro sueño—blanca hipsipila con alas de gloria—¡pero en el claro jardín del Ensueñovelan las puras estrellas su gloria!

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Reminiscencia griega 55

Reminiscencia griegaA Wenceslao Pareja

Pan recobró su otoñal caramilloy hace vibrar la dorada florestay es en un claro del bosque amarillodanza rosada de ninfas en fiesta.Sombras desnudas temblando en la brisasiempre más fina, más suave, más leve,mientras el agua la imagen precisade piernas rosas y cuerpos de nieve.De lo más negro del bosque fragante,como la sangre se va de la herida,fluye la voz pastoril y galantedel armonioso instrumento panida.Suave se riza la yerba menudabajo el jazmín de los pies nacaradosy va borrando la danza desnudala sombra gris de los sueños pasados...¡Y es un dolor armonioso, una angustiaimprecisible, una amargura ambiguaver tan lejana la dulce edad mustiay la belleza de esta tarde antigua...!

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Reminiscencia siglo XVIII 56

Reminiscencia siglo XVIIIVaga el olor por la antigua vereda,donde marmóreo Sileno retoza,del dieciochesco vestido de sedaen la ducal y dorada carroza.Erán Trianón y la Arcadia —artificioque hizo más suaves las ásperas horas—el pastorial y bucólico viciode las divinas marquesas pastoras.Eran los iris, las joyas temblantesy las espumas de los surtidores:la sombra azul en los kioskos galantesy el sonreír de los lindos Amores.Eran los mórbidos brazos de lira,inclinaciones de blancas pelucasy Pompadour y la cruel Lindamiray los lunares en las rubias nucas.Ardiente roce de la mano cautay acariciante boca diminuta...Era el idilio al sonar de la flautadel verde fauno de la barba hirsuta...¡Oh, siglo lindo! —amarilla viñeta,rasos, perfumes, risas, terciopelos,—que tuvo un viejo y galante poeta:Pablo Verlaine que se encuentra en los cielos.

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Envío (Silva) 57

Envío (Silva)Apolinada a las voces lejanasde la siringa del fauno sonoroponen oído las musas hermanasen el dormido crepúsculo de oro.Un manantial melodioso de llorotiembla en la flauta de risas paganas,Apolonida a las voces lejanasde la siringa del fauno sonoro.

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Amanecer cordialA Aurelio Falconí

Ah, no abras la ventana todavía,¡es tan vulgar el sol...! La luz inciertaconviene tanto a mi melancolía...Me fastidia el rumor con que despiertala gran ciudad... ¡Es tan vulgar el día...!Y ¿para qué la luz...? En la discretapenumbra de la alcoba hay otro díadormido en tus pupilas de violeta...Un beso más para mi boca inquieta...¡Y no abras la ventana todavía...!

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Danza oriental 58

Danza orientalA Víctor Hugo Escala

Danza la danza caprichosa...(¿Tórtola...?) ¿Salomé...?Y tras el fino velo rosasonríe Astarté.En el crepúsculo amatistallena la gracia del jardínBablbul saluda la imprevistadanza... ¡Salve Mahanaím...!Panderos y timbalería.Kaleidoscopio es el pierosa vibrante de harmonía(Tórtola y Samolé).Es Occidente y es el Asia,pálida y desnuda,si bien se mira esa su graciaes un don de Buda.Acompaña a sus deliciosasmaneras rituales,un desplegar de alas fastuosas,de pavos reales.Como a compás de una rapsodiamueve las túnicas brillantes;son su custodiaceremoniosos elefantes.Junta a los graves ademanesburla de los labios;y saben más que los brahamanesesos labios sabios.Hipnotizados la ven lossiete vicios —siete leopardos—Y, en cada mano, mueren dossedientos nardos.

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Danza oriental 59

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Revelación (Silva)Erraba por la orilla del malecón desierto,interpretando el ritmo de la onda bulliciosa.Las brisas matinales aromaban el puerto,el alba despeinaba su cabellera rosa.Y, al rumor apagado de la ronca sonata,sentí una sangre nueva circular por mis venas,sangre bermeja digna de un corazón pirata,o de un moderno Ulises, pescador de sirenas.Y ansié el himno que rugen los piélagos amargos,los sueños que impulsaron a los marinos Argos,la luz que el albo encaje de las espumas dora...Un Yo nuevo del fondo de mi pecho surgía,¡y algo de mi alma loca de aventuras partíaen un esquife de oro con rumbo hacia la Aurora!

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Page 64: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Un cuento 60

Un cuentoEstá Lisete, la Infantina,cerca del mar,escuchando la sonatinacrepuscular.Y una azafata dice: Dueñate contaréuna leyenda, alba risueña,que yo me sé.Responde la niña con leve,dulce mohín,y ya impaciente mueve el breve,rojo chapín.—El viejo Rey de la Isla de Oroposeíaun rubio y cándido tesoro—luz y ambrosía—.Y ese divino tesoro erauna hija linda;celosa estaba la Primaverade la Princesa Rosalinda.Mil Príncipes iban a verlay enloquecíanapenas su faz color de perlarosa veían...Pero la niña era curiosay, cierta vez, quiso mirarla espuma que el Alba sonrosadel viejo mar.Y sola fuese hasta la orilla...mejor no fuera,porque al mirar tal maravillaen la ribera,robósela un monstruo marinoy Poseidónguardó a la niña en submarinoterreón.¡Y cuando la negra mar delira,

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Un cuento 61

se pone a llorar,como una vaga y dulce liracrepuscular!

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La primera estrella'

Subió la Infanta a la terraza,a la sombra del abedul,y delataron su presenciamariposas de alas de tul.Irguió columnas de diamanteel melodioso surtidor,soñanado serle blanda alfombraagonizó más de una flor.Para poder en sus pestañasde seda rubia, se asilarel crepúsculo temblorosoprolongaba su agonizar.De pronto, rasgando su seno,como una flecha de marfilhacia el azur, leve suspirodejó su cárcel princesil.Tomó el mensaje perfumadoadolescente serafíny lo prendió como una estrella,en una nube de carmín.

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Amanecer 62

Amanecer¡El Día...!Y una vez más el vocablo snorohace rodar, sobre la faz sombríade la Noche, la gran lágrima de oro.¡FIAT LUX...! Y la divina algarabíaque predice las horas bellastruena bajo la cúpula doraday apaga con su soplo las últimas estrellas...Y todo es una claridad rosadaque anuncia el Día...¡El Día...!

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La libertadoraA M. E. Castillo y Castillo

Desde mi torre de marfilmiro la vida que discurre.Mi alma romántica y sutilsuspira, sonríe y se aburre.Hay un jardín de negras rosas,hay un jardín de blancos lirios:son mis tristezas negras rosas,mis ilusiones blancos lirios.A veces en el aire azul,solloza el viento un miserere,huye un ave de alas de tul:es algún lirio que se muere.Y tantos son los que se han muerto,calladamente, uno por uno,que el jardín va a quedar desiertoy pronto no ha de haber ninguno.Ya queda de mi Primaverasólo un olor a rosa seca...Y mi alma espera, espera, espera,

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La libertadora 63

hilando sueños de su rueca.Espera oír en el confín,al dulce final de su suerte,la voz aguda del clarínde la Muerte.Caerán las duras cadenas,se abrirá la puerta de hierro:y, entre un perfume de azucenas,¡el alma saldrá de su encierro!

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Fiesta cromática en el marDesgranamiento de rubíesy crujidos de seda rosa,romper de gasas carmesíesy de púrpura temblorosa.Ópalos, granas y berilosen las ondas aurirrizadas,que a las rocas de duros filosdejan de luces consteladas.Sobre los riscos y peñonesse diría que alguien hubieravolcado las constelacioneso prendido la Primavera.El mar, al aúreo mediodía,es un tapiz de reina asiática;en él vibra la sinfonía,la gran sinfonía cromática.Materialízase un utópicocuento leído en las Mil y Una;sobre el divino mar del trópicopasa en su carro la Fortuna.La móvil onda dice: ¡Vida!con femenil volubidad;del cielo la comba inmedida,serena; dice: ¡Eternidad!

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Fiesta cromática en el mar 64

El pobre espíritu suspenso,estático y turbado estáfrente a las olas y al inmensoabsoluto del Más Allá...Ya el rojo es pálido... las olastoman un tinte turquí...Y ya son mustias amapolaslas que eran rosas de rubí...Pronto esta fantasmagoríairá en la noche a fenecery será luego, su agoníaun divino palidecer.Y en el crepúsculo marino,sobre el azul plafond astral,¡pondrá una estrella su perlinopunto final!

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La emperatrizA César E. Arroyo

Mueven al aire rosa sus alas los pavones...Huella la Emperatriz la escalera de jadey su traje de luna y aúreas constelacionesde un aroma inefable los jardines invade.Sus ojos de luz tibia y de mirada sabiahacen palidecer astros y pedrerías;su carne macerada en ungüentos de Arabia,de nardo ungieron siete noches y siete días.Lagrimea una estrella en el cielo escarlata...Reza el ángel del éxtasis su faz de terciopeloy un anhelo infinito su corazón dilata...(Enlazan alma y cuelo pensamientos humanos...y en los sus diáfanos ojos se ve pasar un vuelode vagamundos ibis havia reino).

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La emperatriz 65

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Aparición (Silva)Lloraba perlas la fonta harmónicalas dalias descubrían sus sonrojos,cuando pasó triunfal y salomónicala Emperetriz de los celestes ojos.Tornaba en mi divino clavileñode una excursión solar hollando abrojos;y me sonrió en un éxtasis de ensueño,la Emperatriz de los celestes ojos.Rimaba un grillo su sonata abstrusa,agria a la luz de los ponientes rojos.Y era Diosa y Esfinge, Lira y Musa,la Emperatriz de los celestes ojos.Iba hacia su blancura de alabastrocuando me victimaron sus enojos...Y se desvaneció en la luz del astrola Emperatriz de los celestes ojos.

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Suspiria de profundis (1917-1918)

El tesoroCon nuestras propias manos temblorosastejemos nuestro bien y nuestro mal;¡y deshojamos nuestras propias rosascomo en un juego trágico y banal...!Y depués, al mirar el alma pobre,es la angustia y desesperaciónde ver trocado en monedas de cobretodo el oro de nuestro corazón...

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Las hadas (Silva)Las hadas que tejían mis ensueños,en la dulzura de mi abril en flor,las hadas que tejían mis ensueñosdulces, abandonaron su labor...En cortas primaveras y risueñosdías celestes de mi abril en flor,fui pródigo del oro de mis sueñoscon generoso gesto sembrador...Mujer, rosas canción, sonrisa franca,todo se fue con la mañana blanca...El Odio abrió la herida carmesí...¡Canción mujer, sonrisa blanca, rosas,cifré mi vida en tan livianas cosasque, por mi futileza, la perdí!

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Las hadas (Silva) 67

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El cazadorA Luis G. Urbina

Satán es cazador furtivo en la celesteselva donde divaga el místico redily, como un joven sátiro, en la dulzura agreste,suena la tentación de su flauta sutil.¡Ay, del que oyera el canto del Malo!, quien oyerala perversa sirena del Pecado Mortal,ni rasgando su carne poseída pudieraextirpar la ponzoña del hechizo fatal.¡Y bien lo sabes tú, melodiosa alma mía,alondra cantarina en la clara harmoníadel bosque donde pulsan los Coros sus laúdes,tú, que del cazador en las manos lascivas,en las velludas manos, viste llevar cautivasa las siete palomas de tus siete virtudes!

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Ofrenda a la Muerte 68

Ofrenda a la MuerteMuda nodriza, llave de nuestros cautiverios,¿oh, Tú, que a nuestro lado vas con paso de sombra,Emperatriz maldita de los negros imperios,cuál es la talismánica palabra que te nombra?Punta sellada, muro donde expiran sin ecode la humillada tribu las interrogaciones,así como no turba la tos de pecho huecola perenne armonía de las constelaciones.Yo cantaré en mis odas tu rostro de mentira,tu cuerpo melodioso como un brazo de lira,tus plantas que han hollado Erebos y Letheos;y la serena gracia de tu mirar floridoque ahoga nuestras almas exentas de deseos,en un mar de silencio, de quietud y de olvido.

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Las alas rotasEn antiguas orgías cuerpos y almas servimosa los siete lobeznos de los siete pecados;la vid de la Locura de sus negros racimos;exprimió en nuestras bocas los vinos condenados.Pálidas majestades sombrías y ojerosas,lánguidos oficiantes de pintadas mejillasse vieron coronados de nuestras frescas rosasy en la Misa del Mal doblamos las rodillas...¡Y acabadado el festín –al ensayar el vuelohacia el puro Ideal– como heridas gaviotaslas almas descendieron al putrefacto suelo,asfixiadas de luz y con las alas rotas!

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Las alas rotas 69

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De Profundis ClamaviSeñor, ved nuestras almas, en sus duros encierrosdonde no hacen la luz vagas filosofías,vírgenes arrojadas desnudas a los perroscuando apenas se encienden las rosas de sus días.En vano no hemos buscado, por diversos caminos,la ruta azul que lleva a la ideal Bizancio...Y hoy vamos hacia el puerto de tus brazos divinos,pobres de voluntad y exangües de cansancio...A idolatrías locas nuestro amor ofrendamos,cuando Placer y Vida creímos infinitos...Y hoy, a tus pies, aquellos despojos arrojamos,atados con la cinta de los sueños marchitos.

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Inter Umbra 70

Inter Umbra¡Cómo estás en tu negro calabozo de arcilla,en vigilia perenne sepulta, oh, alma mía!,¡en el fango del mundo hincada la rodilla,tú que eres toda luz y gracia y harmonía!¡Gota azul de la sangre divina de los astros,que el Destino virtió en un ánfora pobre!¡Arquitectura eximia de oros y alabastroshundida para siempre en el mar salobre...!En el confín rosado ya se anuncia la hora...Gabriel mueve sus alas en el campo celeste...¡vuelve desde tu noche a la límpida auroray que sepan los astros el color de tu veste!

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Poema de la carne¡Carne del asesino, maldita podredumbreque pende de las horcas en fúnebres racimosy muestra a las pupilas de ávida muchedumbrela malévola herencia que todos recibimos...!¡Oh, carne de los mártires, Gloria in excelsis Deo,que de nuestro Rey Cristo son divinas cosechas!¡Oh, labios siempre abiertos al consuelo de un Creo!¡Divina vestidura traspasada de flechas..!¡Oh, carne de las vírgenes que la inocencia armiña,nieve, azucena, estrella, lirio, polar campiñadonde no puso Amor a la llama de su planta!¡Hostia, carne de Dios para la cena mística,y que, por el milagro de la gracia eucarística,a nuestra carne inmunda une su carne santa!

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Poema de la carne 71

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Soneto de otoñoA Amado Nervo

¡De nuevo son las rosas de Octubre, Otoño mío...!Han escondido el sol en una cueva obscura...y los pálidos dedos del inmortal Hastíoestrujan –rosa seca– mi pasada ventura.¡Lacerante recuerdo de la extinta dulzuraque torna vanamente al corazón vacío...!Perdimos el sendero y la noche perdura–¡la noche!– y aún no brilla tu luminar, ¡Dios mío!Los años son guirnalda florecida–pensamos– una fiesta es nuestra vida...E hicimos una fiesta de toda ella...Pero sonó el Destino inexorable su horay el brusco despertar nos anunció la auroraverdadera, la aurora sin flor y sin estrella.

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El viajero y la sombra 72

El viajero y la sombraA Ernesto Noboa y Caamaño

A los que hemos mirado –en una noche horrenda–a nuestra cabecera la faz de la Ignorancia,puesto que comprendimos, se nos cayó la venday tenemos la ciencia de la sonrisa helada.Y vimos –presentimos más– la cosa estupenday la tiniebla en que se hundirá nuestra naday la noche absoluta en la perdida sendasin amores, sin albas, sin fin de la jornada.No obstante, cautelosos, en nuestra ceguedad,vamos hacia la fuente de Piedad y Verdad...¡Pero el mayor suplicio es ignorar el puertoy, en la tormenta hostil que nuestro sueño enluta,al ser como un navío, cuyo piloto muertoy aferrado al timón, no puede darle ruta!

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El alba de Jesús 73

El alba de JesúsSeñor, en mí me busco y no me encuentro...¿Dónde la claridad del nuevo díacuya luz inmortal fulgura dentrodel corazón sin pena ni alegría?Tú eres la paz, y yo soy la contienda;tú eres la luz, la noche va conmigo...Mis ojos, ciegos por la negra venda,no distinguen amigo ni enemigo...¡Pero una voz en mi interior te nombray dulcemente hacia tu fin me lleva,porque tú estás en mí como en la sombrala luz celeste de la aurora nueva!

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Lo tardíoMadre: la vida triste y enferma que me has dadono vale los dolores que ha costado;no vale tu sufrir intenso, madre mía,este brote de llanto y de melancolía!¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor,así como agonizan tantos frutos en flor?¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,de un ángulo del cuarto no salió una serpienteque, al ceñir sus anillos a mi cuello inocente,con la flexible gracia de una mujer querida,me hubiera libertado del horror de la vida...?Más valiera no ser a este vivir de llanto,a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto,al lento laborar del dolor exquisitodel alma ebria de luz y enferma de Infinito!

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Lo tardío 74

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La noche (Silva)Mi corazón solloza en su prisión sombríay endulza, suspirando, la noche de su encierro;mi alma es un ave lírica de un parque de Harmoníacuyas almas, cautivas, golpean contra el hierro.Señor: ¿no saldrá mi alma de su prisión obscura...?¿Nunca veré el celeste país que me ofreciste...?Ansío paz, la paz que tu evangelio augura...¡Tan grande es mi cansancio de todo lo que existe!

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Canción de tedio¡Oh, vida inútil, vida triste,que no sabemos en qué emplear!Nos cansa todo lo que existepor conocido y por vulgar.¡Nuestro mal no tiene remedioy por siempre vamos a sufrirla cruel mordedura del tedioy la ignominia de vivir!¡Frívolos labios de mujeresnos brindan su hechizo fatal!¡Infeliz del que oyó en Citeresla voz del Pecado Mortal!Vuelan las almas amorosashacia los ojos de abenuz,e igual a incautas mariposasqueman sus alas en la luz.Pero no tienta al alma míadulce mirar o labio pulcro…Yo pienso en el tercero día

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Canción de tedio 75

de permanencia en el sepulcro.Tras de los éxtasis risueñoscon lunas y aves en la brisa,se deshacen nuestros ensueñoscomo palacios de ceniza.Tened de amor el alma llenay perderéis en la aventura:eso es hacer casa en la arena,como nos dice la escritura.Invariable, sólo el fastidio;siempre es el viejo spleen eterno.El negro lago del suicidioes la antesala del Infierno.Idealiza, ten el anhelodel águila o de las gaviotas;ya volverás al duro suelo,Ícaro con las alas rotas…Un palimpsesto es nuestra vida:Dios en él borra, escribe, altera…mas la última hoja es conocida:una cruz y una calavera…Señor, cual Goethe no te pidola luz celeste con que asombras:dame la noche del olvido:yo quiero sombras, sombras, sombras…¡Estoy sediento, no de humanoconsuelo, para mi aflicción:quiero en el lirio de tu manoabandonar mi corazón!¡Como una inútil alimañaque se arroja lejos de sí,anhelo arrancarme la entrañaque palpita dentro de mí!Y con aquella calma fríadel que un principio no ve,iré a buscar mi paz sombríano importa a dónde…, pero iré.

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Canción de tedio 76

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FinCuando la noche negra amenaza la Tierrael buho abre los ojos, la paloma los cierra;así suena mi júbilo su caracol sonorocon la fragante risa de la mañana de oro;y, en las anubarradas noches de duelo y llanto,como una alondra tímida, enmudece mi canto.

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Fuentes y contribuyentes del artículo 77

Fuentes y contribuyentes del artículoEl árbol del bien y del mal  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401577  Contribuyentes: Freddy eduardo, 1 ediciones anónimas

La investidura  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=391405  Contribuyentes: Freddy eduardo, Taba1964

Al Angelus  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=391401  Contribuyentes: Freddy eduardo

Crepúsculo de Asia  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351695  Contribuyentes: Freddy eduardo

Hora santa  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351698  Contribuyentes: Freddy eduardo

La respuesta  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351702  Contribuyentes: Freddy eduardo

Junto al mar  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351703  Contribuyentes: Freddy eduardo

Vesper marino  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351713  Contribuyentes: Freddy eduardo

La muerte perfumada  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351720  Contribuyentes: Freddy eduardo

Intermezzo  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351723  Contribuyentes: Freddy eduardo

Preces de la tarde  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351727  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: I  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401519  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: II  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401520  Contribuyentes: Freddy eduardo

Feuille d'album  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401563  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: IV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401525  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: V  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401526  Contribuyentes: Freddy eduardo

En provincia  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401565  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: VII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401528  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: VIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401529  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: IX  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401531  Contribuyentes: Freddy eduardo

Sueño en el jardín  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401561  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401533  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401534  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401535  Contribuyentes: Freddy eduardo

Velada del sábado  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401567  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401537  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XVI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401538  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XVII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401539  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XVIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401540  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XIX  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401541  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XX  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401542  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401543  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401544  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401546  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXIV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401547  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401548  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXVI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401549  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXVII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401550  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXVIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401551  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXIX  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401552  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXX  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401553  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXXI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401554  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXXII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401555  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXXIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401556  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXXIV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401557  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estancias: XXXV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401558  Contribuyentes: Freddy eduardo

El templo  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401442  Contribuyentes: Freddy eduardo

Tapiz  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394196  Contribuyentes: Freddy eduardo

Votos  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=377377  Contribuyentes: Freddy eduardo

Page 82: El arbol del bien y del mal, Medardo Ángel Silva

Fuentes y contribuyentes del artículo 78

Velada  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=378188  Contribuyentes: Freddy eduardo

Sin razón  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382891  Contribuyentes: Freddy eduardo

Citeres  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382915  Contribuyentes: Freddy eduardo

Pretérita  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382923  Contribuyentes: Freddy eduardo

Hoja de álbum  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382930  Contribuyentes: Freddy eduardo

Romanza de los ojos  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382937  Contribuyentes: Freddy eduardo

Voces en la sombra  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382961  Contribuyentes: Freddy eduardo

Amada  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382942  Contribuyentes: Freddy eduardo

Philosophia  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=382945  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: I  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401085  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: II  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401096  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: III  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401130  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: IV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401128  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: V  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401127  Contribuyentes: Freddy eduardo

Estampas románticas: VI  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401155  Contribuyentes: Freddy eduardo

Divagaciones sentimentales: I  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401170  Contribuyentes: Freddy eduardo

Divagaciones sentimentales: II  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401196  Contribuyentes: Freddy eduardo

Divagaciones sentimentales: III  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401201  Contribuyentes: Freddy eduardo

Divagaciones sentimentales: IV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401229  Contribuyentes: Freddy eduardo

Divagaciones sentimentales: V  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401282  Contribuyentes: Freddy eduardo

Otras estampas románticas: I  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401435  Contribuyentes: Freddy eduardo

Otras estampas románticas: II  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401439  Contribuyentes: Freddy eduardo

Otras estampas románticas: III  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401440  Contribuyentes: Freddy eduardo

Otras estampas románticas: IV  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=401441  Contribuyentes: Freddy eduardo

Balada del infante loco  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394025  Contribuyentes: Freddy eduardo

Balada de la melancolía otoñal  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394028  Contribuyentes: Freddy eduardo

Reminiscencia griega  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394035  Contribuyentes: Freddy eduardo

Reminiscencia siglo XVIII  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394037  Contribuyentes: Freddy eduardo

Envío (Silva)  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394040  Contribuyentes: Freddy eduardo

Amanecer cordial  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394048  Contribuyentes: Freddy eduardo

Danza oriental  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394079  Contribuyentes: Freddy eduardo

Revelación (Silva)  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394091  Contribuyentes: Freddy eduardo

Un cuento  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394105  Contribuyentes: Freddy eduardo

La primera estrella  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394115  Contribuyentes: Freddy eduardo

Amanecer  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394118  Contribuyentes: Freddy eduardo

La libertadora  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394123  Contribuyentes: Freddy eduardo

Fiesta cromática en el mar  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394140  Contribuyentes: Freddy eduardo

La emperatriz  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394145  Contribuyentes: Freddy eduardo

Aparición (Silva)  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=394191  Contribuyentes: Freddy eduardo

El tesoro  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351668  Contribuyentes: Freddy eduardo

Las hadas (Silva)  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351669  Contribuyentes: Freddy eduardo

El cazador  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351670  Contribuyentes: Freddy eduardo

Ofrenda a la Muerte  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351671  Contribuyentes: Freddy eduardo

Las alas rotas  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351673  Contribuyentes: Freddy eduardo

De Profundis Clamavi  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351675  Contribuyentes: Freddy eduardo

Inter Umbra  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351677  Contribuyentes: Freddy eduardo

Poema de la carne  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351678  Contribuyentes: Freddy eduardo

Soneto de otoño  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=322536  Contribuyentes: Freddy eduardo

El viajero y la sombra  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=322530  Contribuyentes: Freddy eduardo

El alba de Jesús  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=322524  Contribuyentes: Freddy eduardo

Lo tardío  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351680  Contribuyentes: Freddy eduardo

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Fuentes y contribuyentes del artículo 79

La noche (Silva)  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351683  Contribuyentes: Freddy eduardo

Canción de tedio  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=351684  Contribuyentes: Freddy eduardo

Fin  Fuente: http://es.wikisource.org/w/index.php?oldid=392499  Contribuyentes: Freddy eduardo, 1 ediciones anónimas

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