EL año 1000

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i cualquiera de noso- tros tuviera que convi- vir por una temporada con un habitante de la Península lbérica del año 1000, es muy probable que a duras penas consiguiera superar la prueba. En la actualidad, no exlsten demasiados documentos que permitan reconstruir la socie- dad de aquella época con una exactitud absoluta, pero de lo que no cabe ninguna duda es que nuestros abuelos milenarios eran unos supervivientes natos, que no sólo debían enfrentarse a las guerras, sino también a algo tan corriente en esos tiempos como las hambrunas y todo tipo de enfermedades. El día a día La sociedad estaba básicamente divida en tres órdenes: el de los que oraban, el de los que comba- tían y el de los que trabajaban; y a nadie se le podía pasar por la ca- beza que esta estructura pudiera cambiarse. La mayoría de los ha- bitantes de la península eran aldea- nos. Vivían en casas de adobe y de techo pajizo, de una sola es- tancia en cuyo centro estaba el hogar. Apenas tendrían ventanas para impedir la fuga del calor y só- lo tenían un agujero en el techo por donde salían los humos. Las construcciones de piedra estaban reservadas a monasterios, igle- sias, palacios y castillos. Los aris- tócratas conservaban el tioo de vi- lla romana, una gran casa con pa- tio central y habitaciones más hu- mildes alrededor. También existían las viviendas que tenían cubierta de teja tan características de la zona mediterránea. La vida era sencilla, dura y sobre todo coña. La esperanza de vida ',,i.-..' 24 ñ mujer en el año 1000 no era superior a los 30 años. Aquellos que |os so- brepasaban, raramente lograban vivir más de los 55 años. La vejez era un coto que estaba restringi- do, como muchas otras cosas, a nobles, reyes y sobre todo a algu- nos monjes que tenían, salvando las distancias, unas condiciones de vida mejores y podían llegar a cumplir los 60, 70 e incluso los 80 años. La modalidad infantil era enorme. Se estima que tan sólo tres de cada cinco de los nacidos EI ritual de la comída lVtiniatura del siglo Xl titulada "La mesa del señor, en la abadla de Mon- tecasino, ltalia, Pertenece al códice 132 de Rábano Mauro. nDe Universo,. Libro XVl, capi- tulo lV "De Cibi. bus". Represen ta el ritual de la comida en un castillo de la época. La caza Real Biblioteca de San Lorenzo Íl,l'** Cómo era la estructura soc¡al, la política, la vivienda, la comida, la vestimenta o la religión de aquella época da on ol é$ conseguía cumplir los diez años, y a esa edad ya trabajaban las tie- rras tanto como los adultos, unas 12 o 14 horas diarias. Se casaban jóvenes, las mujeres con 12 años ya estaban prepara- das para ello, y en la mayoría de los casos sus pedenencias se Ii- mitaban a las ropas que vestían, rústicos vestidos sobre camisolas. Los hombres utilizaban una túnica coda a modo de camisa oue caía Dibujo mozár+ be delsiglo X procedente del Códice Emilia- nense encontr+ do en San Mi- llán de la Cogolla. El original se en- cuentra en la por encima de unos pantalones que llegaban hasta la media pier- na, anchos o ajustados. Para pro- tegerse del frío, utilizaban chale- cos de borrego y una capa o man- to. "De acuerdo con los principios de derecho alto medieval, las mu- jeres no llevaban dote, todo lo contrario, ya que recibían las arras del marido como una dote marital para que tuviera bienes propios en caso de viudedad. Lo único que

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Artículo de magazine sobre la situación en el año mil. Bueno para utilizar en clases de secundaria.

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i cualquiera de noso-tros tuviera que convi-vir por una temporadacon un habitante de laPenínsula lbérica del

año 1000, es muy probable que aduras penas consiguiera superarla prueba. En la actualidad, noexlsten demasiados documentosque permitan reconstruir la socie-dad de aquella época con unaexactitud absoluta, pero de loque no cabe ninguna duda es quenuestros abuelos milenarios eranunos supervivientes natos, que nosólo debían enfrentarse a lasguerras, sino también a algo tancorriente en esos tiempos comolas hambrunas y todo tipo deenfermedades.

El día a díaLa sociedad estaba básicamentedivida en tres órdenes: el de losque oraban, el de los que comba-tían y el de los que trabajaban; y anadie se le podía pasar por la ca-beza que esta estructura pudieracambiarse. La mayoría de los ha-bitantes de la península eran aldea-nos. Vivían en casas de adobe yde techo pajizo, de una sola es-tancia en cuyo centro estaba el

hogar. Apenas tendrían ventanaspara impedir la fuga del calor y só-lo tenían un agujero en el techopor donde salían los humos. Lasconstrucciones de piedra estabanreservadas a monasterios, igle-sias, palacios y castillos. Los aris-tócratas conservaban el tioo de vi-lla romana, una gran casa con pa-tio central y habitaciones más hu-mildes alrededor. También existíanlas viviendas que tenían cubiertade teja tan características de lazona mediterránea.La vida era sencilla, dura y sobretodo coña. La esperanza de vida

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24 ñ mujer

en el año 1000 no era superior alos 30 años. Aquellos que |os so-brepasaban, raramente lograbanvivir más de los 55 años. La vejezera un coto que estaba restringi-do, como muchas otras cosas, anobles, reyes y sobre todo a algu-nos monjes que tenían, salvandolas distancias, unas condicionesde vida mejores y podían llegar acumplir los 60, 70 e incluso los 80años. La modalidad infantil eraenorme. Se estima que tan sólotres de cada cinco de los nacidos

EI ritual dela comídalVtiniatura delsiglo Xl titulada"La mesa delseñor, en laabadla de Mon-tecasino, ltalia,Pertenece alcódice 132 deRábano Mauro.nDe Universo,.Libro XVl, capi-tulo lV "De Cibi.bus". Representa el ritual dela comida en uncastillo de laépoca.

La caza

Real Bibliotecade San Lorenzo

Íl,l'**

Cómo era la estructura soc¡al, la política, la vivienda,la comida, la vestimenta o la religión de aquella época

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conseguía cumplir los diez años, ya esa edad ya trabajaban las tie-rras tanto como los adultos, unas12 o 14 horas diarias.Se casaban jóvenes, las mujerescon 12 años ya estaban prepara-das para ello, y en la mayoría delos casos sus pedenencias se Ii-mitaban a las ropas que vestían,rústicos vestidos sobre camisolas.Los hombres utilizaban una túnicacoda a modo de camisa oue caía

Dibujo mozár+be delsiglo Xprocedente delCódice Emilia-nense encontr+do en San Mi-llán de laCogolla. Eloriginal se en-cuentra en la

por encima de unos pantalonesque llegaban hasta la media pier-na, anchos o ajustados. Para pro-tegerse del frío, utilizaban chale-cos de borrego y una capa o man-to. "De acuerdo con los principiosde derecho alto medieval, las mu-jeres no llevaban dote, todo locontrario, ya que recibían las arrasdel marido como una dote maritalpara que tuviera bienes propios encaso de viudedad. Lo único que

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Su alinnentación era precaria,basada fundamentalmente en los cerealesellas aportaban era el ajuar. Porsupuesto, esto sucedía en las cla-ses altas. En las familias camoesi-nas estas circunstancias no se da-ban y lo único que se aportaba eramano de obra, la mujer trabajabaen las tierras tanto como el hom-bre", señala Miguel Ángel LaderoQuesada, director del Departamen-to de Historia Medieval de la Uni-versidad Complutense de Madrid.

Lo que comíanSu alimentación era precaria ydescompensada. En las épocasen las que había muchos alimen-tos perecederos era preciso co-mérselos antes de que se estrope-aran, sin embargo se daban otrastemporadas en las que no habíaqué comer y se pasaba hambre.De cualquier forma, la dieta eramuy pobre. Se basaba sobre todoen los cereales (el 60 por ciento delas calorías procedían de ellos).También se consumía trigo y, porlo tanto, tortas de pan, y comple-mentos como la leche y sus deri-vados. Se sabe que no eran muyaficionados a las verduras y quelas frutas que se consumían eran,básicamente, manzanas y peras.En cambio, sí gozaban de granpopularidad las legumbres y en elsiglo X ya se empiezan a cultivarcon mayor abundancia distintostipos de alubias. También se co-men habas, frutos secos V casta-

ñas en el norte. Ahora bien, junto alos cereales, el producto estrellade la época es el vino. Donde ha-bía la posibilidad de plantar unavid, se procedía a la labor. Segúnlos estudios realizados de dietasdel siglo Xll y Xlll, se sabe que enalgunas, el vino propor-

los señores, pero mu-chos eran dueños desus tierras. "En las

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El matrimonioMiniatura del si-

glo xl tituladanla pareja de e+posos,. Procede

del códice *De

Universo'de Rabano Mauro en

la abadia deMontecasino,Italia. Se tratade una edición

basada en elmanuscrito caro

lingio delsiglo lX.

La vestimentaM¡"¡;i;;;;;i árte mozárabe det sigto x det Bea-to de Liébana en Gomentarios al Apocalipsis. Seencuentra en la Biblioteca de Santa Cruz en Va-lladolid. Muestra la indumentaria de las poblacienes norteñas en la época.

zonas de Cataluña y Castilla gene-ralmente, los territorios de coloni-zación podían pertenecer a loscamoesinos. Otros cultivaban entierras de los señores, pero eranusufructos de larga duración. Lastierras conquistadas pertenecíanal rey de León y al conde en Cata-luña, pero se podían ocupar porun procedimiento que se llamabapresura o aprisio en Cataluña.También se dieron las cargas deservidumbre personal, pero enotras zonas de Europa fueron másduras que en la península lbérica,,asegura Ladero Quesada.

La guerraEn elaño 1000, la obligación mili-tar de los aldeanos era básica-mente la de defender el territoriode las incursiones de los infieles.En aquella época, los cristianos dela Península estaban en seria des-ventaja frente a los musulmanes.Los ideales de conquista que per-manecían en León y Asturias des-de el siglo lX no toman una autén-tica fuerza hasta el siglo Xl, cuan-do se hacen las guerras para recu-perar los territorios usurpados a loque ellos consideraban el poderlegítimo de los cristianos. Peroconcretamente en el año 1000, lasfuerzas guerreras de los cristianoseran inferiores a las de sus enemi-gos y se limitaban a ocupar las tie-rras vacías oue no estaban domi-nadas oor los musulmanes.Otra cosa era lo que ocurría en Al-Andalus, que en aquella época seextendía hasta la línea del río Due-ro. El gobierno central estaba enuna esolendorosa Córdoba. El ca-lifa era Hisham ll, quien reinarÍa,pero nunca llegaría a gobernar.Esas funcionés se las tomó el am-bicioso Abu Amir Muhammad ibnAbi Amir al-Maafiri, al que conoce-rían como al-Mansur, y que loscristianos llamarían Almanzor. El

héroe musulmán procedía de unaantigua familia árabe de terrate-nientes de la región de Algeciras.Su padre gozaba de cierta famacomo intelectual y envió a su hijo aestudiar a Córdoba. Allí fue escri-ba público, tutor del hijo del califa,

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La población en At-Andatusera de unos tres millones de habitantes

Los temoresdel año 1000l-staban los habitantes de

l- l" Península lbérica ate-l-rrorizados con la llegadadel año 1 000? Parece queno. "Ningún texto de la Espa-ña cristiana y prácticamenteninguno europeo de la épocanos indica que en el año 1000se vivieran terrores especia-les', señala Miguel Angel La-dero Quesada.La creencia de que las víspe-ras del año 1000 de la eracristiana estuvieron plagadasde miedos parte, al parecer,de un pasaje del Apocalipsisde San Juan, según el cualmil años después de que unángel hubiera dado sepulturaa Satanás se desencadenarí-an todo tipo de atrocldaoes.El problema estaba en situarel inicio del cómputo y la tra-dición se inclinó por fechasclave como Ia del nacimientode Cristo. Historiadores delsiglo XlX, popularizaron estaidea manteniendo oue en elaño 1000, cientos de fielesaeudieron aterrorizados a lasiglesias. Además, en aquellaépoca, los cristianos de la Pe-nínsula se regían por la llama-da era hispánica que comien-zael año 38 a. C., un cómpu-to tradicional desde OctavioAugusto que dejó de utilizarseen el siglo XIV en Castilla yLeón, y antes en Cataluña.

tesorero, inspector de las tropasmercenarias e incluso se dice ouefue amante de la madre de His-ham ll, la concubina vasca Sohbe-ya. Como primer ministro del cali-fa, Almanzor, a base de intrigas ybatallas, consiguió eliminar a susrivales políticos y resultaba franca-mente difícil oponerse a su poder.A finales del siglo X derrotó a Ra-miro lll de León y a su sucesor,Bermudo ll. En el año 988 saqueóla propia León y el conde de Cas-tilla, García Fernández murió sien-

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do prisionero suyo en el 995. En el997 se internó en las montañas deGalicia y, según asegura el histo-riador Bernard F. Reilly en su libro

"Las Españas medievalesu, incen-dió Santiago de Compostela, lle-vándose las campanas de la igle-sia para adornar la de Córdoba.En el año 1000 invadió las tierrasdel conde de Castilla, SanchoGarcía, y tomó Burgos. Las incur-siones de los guerreros musulma-nes dirigidos por Almanzor eranfrecuentes en la época ,- , iy a los cristianos no les * }(\quedó más remedio que in- \:

berenjena, la sandía, y frutasy ver-duras obtenidas del rico suelo delvalle del Guadalquivir. Tambiénexistían productos traídos por losmusulmanes como la granada, lapalma datilera, los higos, e inclusoes posible que introdujeran el li-món, la lima y la naranja agria.

"Aquí, la alimentación era un pocomás variada, se utilizaba el aceitede oliva y en las zonas costeras seconsumía pescado, por lo que lo

de la costumbre delpescaíto frito es posibleque ya viniera de en-

tonces. Incluso el con-sumo de buñuelos, por-

que en el siglo Xll habíabuñoleros en Sevilla", se-ñala Ladero Quesada.Aunque la mayor partede la población de AlAn-dalus era campesina, eltentar frenarlas. Así, el conde Ra-

món Borrel I de Cataluña se vioobligado a solicitar una tregua yAlmazor incluso tuvo oue seraceptado como árbitro en la dis-puta generada en el reino de Leónsobre cuál sería el regente másadecuado del joven Alfonso V,

sucesor de Bermudo lll.

Desarrollo andalusíAl Andalus vivía por entoncesuna de sus mejores épocas.Hay autores que mantienenque en torno al 1000 la poblaciónde Al-Andalus podía igualarse ennúmero a la población de toda laPenínsula en el periodo romanotardío, unos tres millones de habi-tantes. Allí prosperaban las ciuda-des, Córdoba pudo llegar a tener100.000 habitantes, Sevilla,52.000 y se calcula que en Toledovivían entre 30.000 y 35.000 per-sonas. Eran ciudades enormescomparadas con León o Barcelo-na que no llegaron a tener más de1.000 o 1.500 habitantes.En Al-Andalus la economía era bá-sicamente rural, pero enesta época se da unanueva agricultura flore-ciente que se caracteri-zaba oor la utilizaciónde nuevas técnicas ycultivos. En el sigloX, se sabe que secultivaban oro-ductos como elalgodón, eltrigo, la

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Lenguasl-n el año 1000,

F l" poblaciónl-era de lo másvariopinta. Convi-vían los hispanosdescendientes dela época romana yvisigoda, muchosde los cuales aca-baron haciéndosemusulmanes, conlos cristianos, loscuales podían tam-bién vivir en las tie-rras de Al-Andalus.Estos llegaron aadoptar el atuendoy parte de la dietade los musulma-nes, pero nuncaabandonaron sureligión. Se les lla-mó mozárabes.También había ju-

y rel'i gi onesdíos, tanto en losterritorios cristia-nos como musul-manes, árabesprocedentes deArabiaySiria,ybe-réberes del nortede Africa, que nollegarían al 6 porciento de la pobla-ción total de laPenínsula.

"Las estimacionesdel número de ha-bitantes oscilanentre mínimos de 3millones y maxi-mos de 8 millones.En aquel momentopodría haber entre3 millones y 3,5 mi-llones de habitan-tes, de los que de2a3millonesde

personas vivían enlazona musulmanay entre un máximode 700.000 y unmillón en la cristia-¡¿", señala LaderoQuesada.En cuanto a la con-vivencia religiosa,no había la obliga-ción de exigir laconversión, debíaser un acto volun-tario, aunque porsupuesto sí se die-ron coacciones. Enel lslam se consi-deraba que cristia-nos y judíos pract¡-caban religionesque estaban en elcamino de la ver-dad. No podíanpracticar en públi-

co su culto y debíanpagar tributos es-peciales.También coexistíandiferentes lenguas.Además del latín, elárabe y el hebreo,ya se hablaban en-tonces lenguas ro-mances incipientescomo el galaico-portugués, el leo-nés, el castellano,el aragonés, el ca-talán y el euskera.Los andalusíeseran bilingües. Ha-blaban árabe y unalengua romancederivada del latínmuy parecida a laque tenían los cris-tianos del norte dela península.

florecimiento de las ciudades haceque se desarrollen formas de vidaapenas conocidas en los territo-rios cristianos.Allí eran comunes los letrados, los

artesanos, los comerciantes, elqadí o juezy el muhtasib, una es-pecie de auxiliar del qadi encarga-do del orden de la ciudad, la lim-pieza,la iluminación, el mercado oque los oficios artesanos cumplie-ran con sus obligaciones de pre-

cio y calidad de los productos.

La corteEn el siglo X se produce tambiénun florecimiento del comercio conel cercano Oriente y la costa nodede África, por lo que Almería seconvierte entonces en el mayorpuedo de la Península para el trá-fico de textiles y artesanía.Lo cierto es que se conoce mejorla vida de las ciudades andalusíesque la de las cristianas, gracias alas crónicas y literatura que losmusulmanes dejaron. "De las ciu-dades cristianas no sabemos tan-to. En el libro de Claudio SánchezAlbornoz "Una ciudad de la Espa-ña cristiana hace 1.000 años" que

se refiere a León, muestra que la

estructura urbana estaba hereda-da de la época romana. De cual-quier forma se puede decir que en

ffiffila corte, en torno al rey, vivía el

médico, los consejeros, los escri-bas y los clérigos de la capilla real,

capaces de hacer códices con mi-niaturas espléndidas", señala Mi-guel Ángel Ladero Quesada.

Despegue culturalPero no todo fueron penurias y pre-

caridades oara los cristianos. A fi-nales del siglo X en la España cris-tiana se vivió una buena época. "Di-gamos que fue el primer siglo de re-

novación cultural; los códices o be-atos, copias del texto elaborado en

el siglo Vlll por el Beato de Liébana,

muestran oue la calidad de las artes

menores en aquella época era ya

muy grande. Además, la arquitectu-ra religiosa era muy interesante. Se

construyeron pequeñas iglesias

mozárabes en la cuenca del Dueroque conservaban el estilo de laépoca tardo-romana y visigoda",dice este historiador.Perotambién hubo un cierto renaci-

miento demográfico y económico.La posibilidad de colonizar tierrassin roturar en la cuenca del Ebro,permitió un avance sustantivo haciael sur. El que hubiera más poblado-

res de nuevas tierras (quién sabe si

este hecho también estuvo facilita-do por las condiciones climáticas,ya que entre los siglos Vll y Xll el cli-ma fue más templado, mientrasque desde el siglo XIV hasta medi-dados del XIX fue más frío) permitíapoderlas defender mejor frente al

enemigo. Quizá esto, unido al des-menbramiento del califato de Cór-doba en los reinos de Taifas, propi-

ció que a pattir del siglo Xl los cris-tianos se enfrentaran con más fuer-za y ahínco a la conquista de los te-rritorios ocupados. Pero esto ya es

otra historia.rYolanda COLIAS <jl

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La viviendaMlniatura del Gódice Emili+nense. Se encuentra en laReal Blblioteca del Monaste¡lode San Lorenzo de El Escorlal.

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