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EL ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS
EN MÉXICO DESPUÉS DE LA COMUNA DE PARÍS:
1871-1881*
Clara E. L I D A El Colegio de México
Carlos I L L A D E S
Universidad Autónoma Metropolitana-htapalapa
Poco SE S A B E D E L A S V I N C U L A C I O N E S d e l in te rnac iona l i smo anarquista con los movimientos sociales en México en las úl t imas décadas del siglo X I X . Hasta ahora, quienes han tocado este tema han privi legiado, sobre todo, la formación y el desarrollo de los movimientos obreros organizados y su re lac ión con las ideas anarquistas. E n otras palabras, en el caso de México se han estudiado esas influencias ideológicas y organizativas en u n reducido universo de obreros urbanos en vísperas y a comienzos del per iodo conocido como el porfiriato. En Europa, este momento coincidió con los cinco o seis años en los que la Asoc iac ión Internacional de los Trabajadores ( A I T ) , más tarde conocida como la Primera Internacional , se e x p a n d i ó p ú b l i c a m e n t e en diversos p a í s e s y en su seno, a p a r t i r de 1868, s u r g i ó u n a tendencia socialista denominada anarco-colectivista, encabezada
Fecha de r e c e p c i ó n : 10 de e n e r o de 2001
Fecha de a c e p t a c i ó n : 29 de m a r z o de 2001
* Clara E. L i d a inves t i gó la AIT y sus relaciones c o n M é x i c o ; Carlos I l lades e s t u d i ó los m o v i m i e n t o s socialistas y campesinos e n este pa í s .
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por M i g u e l Bakunin . En otras palabras, tanto en Europa como en M é x i c o — y en Amér ica Lat ina—, el examen ha enfocado ese p e r i o d o e s p e c í f i c o d e l desarrol lo p ú b l i c o de esa nueva ideo log í a revolucionaria entre los trabajadores especializados en los centros urbanos de ambos continentes.
Nuestro p r o p ó s i t o en estas pág ina s no es abundar en el mismo asunto, sino estudiar una etapa poco visible, pero no menos significativa que la anterior: la de la clandestinidad, a raíz de la repres ión de la Comuna de París, en 1871. Durante una d é c a d a , a pesar de su existencia secreta, el anarquismo en Europa c o n t i n u ó vivo y activo, y f o r m u l ó teorías y práct icas revolucionarias que inc luían la autonom í a comunal , munic ipa l , y la central idad de los trabajadores del campo, antes relegados por el anarco-colectivismo y ahora privilegiados como sujetos pol í t icos por una nueva corriente ideo lóg i ca conocida como anarco-comunista.
El eje de este trabajo es el impacto de esos desarrollos en el contexto europeo, especialmente el m e d i t e r r á n e o , y sus nexos con algunos movimientos sociales y agrarios en México . Para esto, examinamos a d e m á s las redes y solidaridades que incorporaron elementos aparentemente contradictorios: la experiencia de resistencias seculares aunadas a estrategias revolucionarias modernas; la v inculación de lo local, munic ipa l , con lo nacional e internacional , y la capacidad de convert ir en actores centrales a individuos y grupos sociales que hasta entonces h a b í a n sido ignorados. Así, esta historia mostrará el encuentro entre teorías y prácticas que otorgaban tanto a los trabajadores del campo como de las ciudades el derecho a disponer de los instrumentos y del producto de su trabajo, a decidir sobre su organizac ión social y polít ica y a establecer comunas o municipios libres dentro de a u t o n o m í a s pactadas, federalistas. E n otras palabras, u n tema esencial en este trabajo es analizar c ó m o el anarquismo dio una nueva voz y u n protagonismo antes inimaginado a quienes se atrevían a reclamar que las tradiciones ancestrales y u n pensamiento nuevo caminaran de la mano para crear una sociedad justa e i n clusiva, d e m o c r á t i c a y equitativa.
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L A P R I M E R A I N T E R N A C I O N A L Y L A C O M U N A D E PARÍS
Ya sabemos que la A I T se f u n d ó en Londres, en 1864. U n p r o p ó s i t o inic ia l era agrupar a las sociedades obreras de los distintos países europeos y de Estados Unidos cuyas inclinaciones doctrinarias corre spondían a diversas corrientes d e l socialismo de la é p o c a . O t r o era p r o m o v e r , p o r m e d i o de una organizac ión socialista, la lucha de clases, la eventual destrucción del capitalismo y de los gobiernos burgueses, la e m a n c i p a c i ó n de los trabajadores y la conquista del Estado por el proletariado. Desde el comienzo, Kar l M a r x fue la figura central en esta asoc iac ión , pero en 1868 se integró a la A I T una nueva corr iente internacionalista encabezada por M i g u e l Bakunin , qu ien a part ir de entonces d i sputó la h e g e m o n í a de M a r x e influyó en u n sector d e l m o v i m i e n t o o b r e r o que luego fue conoc ido como anarquista, de cuya organ izac ión y metas se tratará m á s adelante.
A par t i r de entonces, las diferencias y pugnas entre los partidarios de Marx y los de Bakunin se desarrollaron cada vez con mayor claridad, tanto en los congresos y conferencias internacionales que p r o m o v í a la A I T , cuanto en las organizaciones que surg ían en los diversos pa í ses en los cuales ésta tenía influencia. Pero la r u p t u r a definitiva entre ambas corrientes socialistas tuvo lugar en septiembre de 1872, en el Congreso Internac ional r eun ido en La Haya. A par t i r de entonces, la A I T q u e d ó predominantemente en manos de los anarquistas, en tanto que los marxistas se alejaron de ella al mediar la d é c a d a y disolvieron su Consejo General en 1876. E n adelante, hasta la d é c a d a de 1880 incluso, la in f luenc ia de B a k u n i n y de l socialismo anarquista fue mayor que la de M a r x y sus seguidores (quienes se r e a g r u p a r í a n en la Segunda Internacional a par t i r de 1889), y su presencia se sintió especialmente en la Europa lat ina y en Suiza (como veremos en las siguientes p á g i n a s ) , aunque también se e jerc ió en los Países Bajos, Alemania , Europa central e, incluso, en Estados Unidos y se e x t e n d i ó en el Río de la Plata y en Cuba. E n este estudio examinaremos u n aspecto casi desconocido de esta expan-
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s ión: la inf luencia del internacional ismo anarquista en M é x i c o entre la Comuna de París , en 1871, y el Congreso internacionalista de Londres, en 1881.
E n la pugna que se entabló entre los anarquistas y los marxistas, los primeros calificaban a éstos de autoritarios y estatistas, mientras que se caracterizaban a sí mismos como enemigos de todo estado y de toda autor idad. Los bakuni-nistas argumentaban que a los marxistas les interesaba, sobre todo, la conquista del poder pol í t ico para crear u n estado fuerte en manos de u n par t ido y u n gobierno cen-tralizador. Por el contrario , los anarquistas se declaraban opuestos a todo gobierno y part ido estructurados políticamente , y pugnaban porque la o rgan izac ión social se realizara p o r medio de pactos federales y de la part ic ipación popular directa, democrá t i ca , por lo cual, t ambién se manifestaban enemigos acérr imos de la polít ica parlamentaria representativa y de fend ían la o rgan izac ión secreta cuando la r epre s ión los forzara a ella. E n otras palabras, de esta r i validad surg ían numerosos conceptos antagónicos : part ido o mov imiento obrero, c o n f e d e r a c i ó n asociativa o uniones de trabajadores, pactos federales o Estado centralizado, democracia directa o representatividad delegada, procesos pol í t icos públ icos o acc ión organizativa púb l i ca o secreta, s e g ú n las circunstancias.
A poco de comenzar este desarrollo internacionalista, en marzo de 1871, se produjo en Francia la explos ión de la Com u n a de París bajo la influencia de asociaciones socialistas que tenían ya una larga militancia, como el cooperativismo federalista de Pierrejoseph Proudhon, el jacobinismo revolucionario de Auguste Blanqui, la organización del trabajo de Louis Blanc, así como el republicanismo revolucionario heredero de 1789 y 1848. Pero lo que nos importa subrayar aquí es que en la Comuna surgieron con gran fuerza revolucionaria los grupos internacionalistas seguidores de Marx y de Bakunin . Só lo después de la cruenta repres ión contra la Comuna , desde fines de mayo, y la consiguiente prohibic ión de las asociaciones obreras y socialistas, especialmente de la AIT, c o m e n z a r í a una nueva etapa en el revolucionarismo europeo. Si b ien las otras corrientes socialistas y radicales tempra-
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ñas pervivieron, en adelante, quienes realmente se disputarían la organización del proletariado internacional serían, por u n lado, los socialistas de tendencia marxista y, por el otro, los anarquistas influidos por Bakunin.
E n una pr imera instancia, la insurrecc ión de la Comuna de París fue una protesta contra las onerosas reparaciones de guerra exigidas por Prusia al gobierno provisional de la Repúb l i ca —a raíz de la derrota del e jército francés y del derrumbe del segundo i m p e r i o — cuyo costo reca ía duramente sobre las clases populares. Pero si éste fue el catalítico inmediato, lo cierto es que a raíz del levantamiento de París (y de otras comunas hermanas) , el gobierno provisional se enfrentaba con u n "pueblo en armas", organizado en la nueva Guardia Nacional para defender la a u t o n o m í a local y luchar contra toda intervención centralista. Asimismo, la burgues ía capitalista hu ía de una sociedad que redef in ía el concepto de trabajo y de propiedad, sup r i m í a las rentas y organizaba cooperativas de productores —tanto de hombres como de mujeres— en las fábricas y en los talleres abandonados, para mejorar los ingresos de los trabajadores y crear puestos para los desempleados. En síntesis, toda Francia enfrentaba p o r p r imera vez u n reto inéd i to a la tradición de la repúb l i ca centralista, "una e i n divis ible" . 1
Es evidente que este alzamiento parisino conjuntaba transformaciones sociales radicales y la fo rmulac ión explícita del federalismo y la defensa de la a u t o n o m í a municipal frente al Estado. Con la rebe ld ía de las comunas francesas, la descentra l izac ión, por medio de la comuna —o munic i p i o — l ibre , se convirtió en u n p r i n c i p i o esencial de la causa repub l i cano-democrá t i ca y fue la base del federalismo radical proclamado por los diversos participantes en la sublevación. Frente a la Repúb l i ca indivisible emanada de la
1 V é a n s e los d o c u m e n t o s compi l ados e n The Communards, EDWARDS, 1973, especia lmente la " D e c l a r a t i o n to the F r e n c h People" , p p . 81-83, y la " F o r m a t i o n o f a 'Revo lut ionary Socialist Party ' " , p p . 53-54, as í c o m o los interesantes textos obreristas y socialistas e n The París Commune, SCHULKIND, 1974.
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revolución francesa, la p r o c l a m a c i ó n de la Comuna de 1871 aparec í a como la invocación de u n nuevo sistema administrativo, pol í t ico y e c o n ó m i c o , y como el fundamento de la Repúbl ica federal. Es cierto que la defensa de la comuna como la unidad más p e q u e ñ a de gobierno y la organización de los distritos (arrondissements) en cuerpos polít icos populares tenía sus or ígenes en la p r imera Comuna parisina de 1789-1795; pero la segunda, la de 1871, no se proclamaba para mantener una R e p ú b l i c a unitar ia , sino para desarrollar las libertades municipales y los derechos ciudadanos universales, así como las a u t o n o m í a s comunales y la a soc iac ión voluntaria de cada una de las partes dentro de u n federalismo republ icano de signo claramente revolucionario .
E n s íntes i s , podemos precisar que la C o m u n a de 1871 innovó el imaginario polít ico con cuatro propuestas prácticas: a) la implantación de las libertades municipales — e l munic ip io l i b r e — con base en la democracia popular y ciudadana y la part ic ipación electoral directa; b) la defensa de la colectividad por el pueblo en armas; c) el establecimiento del pacto federalista entre comunas libres, y ¿/)la transformación material de las clases populares por medio de la revolución social. Para muchos, todo esto no sólo era s inónimo de federalismo y jacobinismo radicales, sino que significaba socialismo e internacionalismo revolucionarios. De ahí que a part i r de entonces, en diversos lugares de Europa —pero también en México , como se verá m á s adelante— se hablara de los federalistas revolucionarios con calificativos nuevos que evocarían la revolución popular violenta y destructora de todo Estado, como "comuneros", "comunistas" y "socialistas revolucionarios", entre otros. 2
2 El Comunero Federal ( l 2 mayo 1871); Pi y MARGALL, 1872, en " P r ó l o g o " (30 j u n . 1871) y The Times (29 mar . 1871) , c i tado en EDWARDS, 1973. T a m b i é n en M é x i c o , El Socialista, 9 sep. 1871 , se ref iere a los "comunistas". E n j u n i o j u l i o de 1874 el escr i tor l i b e r a l Rafael de Zayas E n r í q u e z e n t a b l ó desde La Revista Universal u n a p o l é m i c a c o n t r a el nuevo p e r i ó d i c o La Comuna; en sus "Cartas sobre el c o m u n i s m o " , Zayas dice que pre f i e re el t é r m i n o " c o m u n e r o " p o r ser menos v i o l e n t o que "comunista" , p e r o p r o p o n e que se p r o c l a m e u n a " c o n f e d e r a c i ó n de m u n i c i p i o s
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L A G U E R R A C O N T R A L A I N T E R N A C I O N A L !
L A C L A N D E S T I N I D A D E N E S P A Ñ A , I T A L I A Y F R A N C I A
Estos breves antecedentes explican por qué , inmediatamente d e s p u é s de la derrota de la Comuna de París , el Gobierno Nacional republ icano inició una ofensiva cont inenta l para p r o h i b i r la Asoc iac ión Internacional de los Trabajadores y las actividades de los diversos grupos socialistas que h a b í a n participado en esa insurrección. E n Rusia, Alemania y Austro-Hungr ía , la aceptac ión f o r m a l de la propuesta francesa no se hizo esperar. E n cambio, E s p a ñ a e Italia, aunque t ambién aceptaron la idea francesa, lo hicier o n con variantes propias, según se verá a cont inuación. En ambos países se emi t ie ron decretos contra las secciones de las Federaciones Regionales que subvirtieran el orden social y pol í t ico, con lo cual, en p r inc ip io , las organizaciones e s p a ñ o l a e italiana p o d í a n seguir func ionando, pero siempre amenazadas bajo cualquier pretexto de fomentar la d i so luc ión social.
En el ámbito europeo hubo dos excepciones notables: Suiza y Gran Bretaña , que permit ieron la llegada de comunalis-tas exiliados y de alemanes, rusos y demás perseguidos por sus acciones políticas en otros países. La Confederac ión Helvética —donde existían numerosas secciones de la A I T agrupadas en la Federac ión del Jura— ratificó el derecho de asilo e, incluso, el de mantener actividades políticas, siempre y cuando no amenazaran la tranqui l idad n i las leyes suizas.3
Sobre estos refugiados volveremos m á s adelante. Por su parte, G r a n B r e t a ñ a , opuesta a la nueva entente que p a r e c í a forjarse entre París, San Petersburgo, Berl ín y Viena —que cons ideró como una nueva Santa Alianza—, o torgó el derecho de asilo a los refugiados de todas las nacionalidades perseguidos por actividades socialistas y revolucionarias, y los cons ideró como refugiados políticos.
l ibres" ( 3 j u l . 1 8 7 4 ) . (Agradecemos a G u i l l e r m o A n t o n i o N á j e r a habernos p r o p o r c i o n a d o este dato. ) Sobre el uso de "comunis ta s " en 1 8 4 8 , v é a s e LIDA, e n prensa.
3 ENCKELL, 1 9 8 1 .
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España
Este orden cont inuó hasta el verano de 1873, cuando en España , de spués de la proc lamac ión de la Primera República , se produjeron numerosos alzamientos federalistas con una clara participación de republicanos e internacionalistas españoles, así como de algunos comunalistas extranjeros. La proclamación de cantones en múltiples municipios españoles renovó los temores entre muchos gobiernos europeos ante u n resurgimiento revolucionario de la Internacional y de la Comuna. Aunque estas insurrecciones cantonalistas finalmente fueron aplastadas, esto m a r c ó el final de la Primera República en enero de 1874, tras u n golpe mil i tar y el nuevo gobierno provisional dec laró fuera de la ley a las asociaciones obreras y socialistas e inició una repres ión sistemática de toda actividad considerada ilícita, particularmente contra la bakuninista Federac ión Regional E spaño la ( F R E ) . Desde entonces hasta 1881, cuando el Partido Liberal sustituyó a los conservadores, se produjo una larga prohibición que finalizó cuando el nuevo gobierno permit ió el regreso a la legalidad de aquellas asociaciones. Es decir, durante poco menos de ocho años , las sociedades internacionalistas españolas debier o n disolverse, actuar en la clandestinidad, o ambas cosas.
La impos ib i l idad de reunirse en púb l i co obl igó a la FRE a reorganizarse en secreto en unidades más pequeñas y autónomas conocidas como Comarcas. Cada una deb ía mantenerse en contacto con sus afiliados y reunirse anualmente en una conferencia secreta para promover la organización, la in formac ión y las labores de proselitismo. La pr imera C o n f e r e n c i a C o m a r c a l se r e u n i ó c l andes t inamente e n 1875, y a part i r de entonces hasta 1880; a pesar de la repres ión y el secreto, las Comarcas e spaño la s lograron desarrollarse y mantener in formada a la F e d e r a c i ó n Regional de sus avances, estrategias y problemas.
En estas reuniones se c o m e n z ó a elaborar u n discurso que preconizaba la "propaganda activa" o de "acc ión revoluc ionar ia" directa que movilizara a los trabajadores. E n las ciudades, esto s ignif icaría estimular las huelgas, el paro de fábricas y talleres o la des t rucc ión de m á q u i n a s ; en el
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campo, la acc ión directa significaba el incendio de las cosechas y los graneros de terratenientes y especuladores. E n otras palabras, la violencia no se dirigía tanto contra los i n dividuos, sino contra sus propiedades, y se c o n c e b í a como u n mecanismo de pres ión y de negoc iac ión colectiva, así como u n ins trumento para desarrollar una conciencia de lucha m á s intensa. A l mismo t iempo, las conferencias comarcales t ambién insistieron en la publ i cac ión de hojas sueltas, folletos y per iód icos clandestinos, que empezaron a aparecer en diversas ciudades como medios de comunicación y discus ión. A u n q u e muchos fueron e f ímeros , es importante subrayar que algunos lograron una larga vida clandestina de dos a tres años antes de ser descubiertos por las autoridades. 4
El reconocimiento del derecho de asoc iac ión en 1881 permit ió que las organizaciones políticas y sociales que hab ían permanecido en la clandestinidad resurgieran a la vida púb l i ca con renovada vitalidad. Dada esta coyuntura, los anarquistas españoles , convocaron a u n Congreso obrer o en Barcelona, en septiembre, en el cual se reconst i tuyó la Federac ión Regional E spaño la , ahora con el n o m b r e de Federac ión de Trabajadores de la Reg ión E s p a ñ o l a ( F T R E ) .
Italia
E n el otro extremo del Medi te r ráneo lat ino, a par t i r del verano de 1871 fue aumentando la per secuc ión contra diversas secciones y militantes internacionalistas de Italia. Esto n o impid ió que las actividades de los anarquistas continuaran unas veces a la luz públ ica , cuando las circunstancias locales lo permi t í an , o en la clandestinidad, cuando la repres ión era efectiva. A pesar de las dificultades, las federaciones regionales y la F e d e r a c i ó n italiana alcanzaron una expans ión creciente a c o m p a ñ a d a de la apar ic ión de varios p e r i ó d i c o s anarquistas y de l s u r g i m i e n t o de tendencias
4 Sobre la c l andes t in idad anarquista en E s p a ñ a v é a s e LIDA, 1 9 8 8 y 1 9 9 3 .
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insurreccionales en favor de la revolución social. Este proceso fue especialmente evidente en agosto de 1874, cuando los internacionalistas in tentaron tomar por asalto varias ciudades, como B o l o ñ a , Florencia y otras, y proclamar Comunas revolucionarias. A raíz de esto, las autoridades italianas in ic ia ron diversos procesos públ icos contra los anarquistas por promover la des t rucc ión del Estado y por "provocar la guerra entre las clases ciudadanas", s e g ú n palabras de u n fiscal de Roma. 5 Ta l vez lo m á s significativo de estos procesos es que se convir t ieron en una clamorosa propaganda socialista, pues los ju ic ios públ icos por j u r a d o resultaron una verdadera t r ibuna pol í t ica para los acusados y sus defensores, que p u d i e r o n ventilar en ellos sus ideales revolucionarios y presentar el discurso de los marginados contra la r epre s ión h e g e m ó n i c a del poder.
A par t i r de la segunda m i t a d de la d é c a d a de 1870 los anarquistas emplearon la táctica de ampliar la propaganda más allá de los obreros y artesanos, para alcanzar a quienes hab ían quedado al margen de estas movilizaciones: mujeres y j ó v e n e s , maestros, soldados y, muy especialmente, a los campesinos. E n 1876 se c o m e n z ó a discutir c ó m o desarro l lar la propaganda por medio del acto revolucionario —"la propaganda por el hecho"— y, sobre todo, c ó m o llevarla a las zonas rurales. 6 Poco d e s p u é s , los anarquistas Cario C a ñ e r o y Err ico Malatesta, delegados al Congreso Internacional en Berna, expusieron los planteamientos de la F e d e r a c i ó n italiana y se p r o n u n c i a r o n por el anarco-co-munismo, que se p lanteó allí por vez primera, y por la insurrecc ión revolucionaria, ilfatto insurrezionale, que a par t i r de entonces ser ían conceptos decisivos en la A I T .
En el invierno de 1876-1877 m a d u r ó entre los anarquistas i ta l i anos e l p r o y e c t o de organ izar u n a s u b l e v a c i ó n armada en la r e g i ó n agraria mer id iona l del Mátese , en la provincia de Benevento. Ese alzamiento, conocido como el de la "Banda del Mátese " , recibió el apoyo de u n ampl io grupo de hombres y mujeres de la r eg ión dedicados a me-
5 C i t ado en M A S I N I , 1969, p . 92, n o t a 2 y ss. 6 M A S I N I , 1958.
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nesteres diversos: desde estudiantes hasta campesinos, desde albañiles hasta t ipógrafos y otros artesanos. En la p r i mavera de 1877 el levantamiento no sólo fue sofocado, sino que d io pie a una amplia repres ión que, a raíz de éste y otros actos de violencia, incluyendo u n atentado contra el rey H u m b e r t o I en 1878, l levaron al gobierno a arreciar las medidas contra los anarquistas, quienes se v ieron forzados a replegarse en la clandestinidad hasta entrada la siguiente d é c a d a . 7
Francia
Mientras las federaciones anarquistas en E s p a ñ a e Italia buscaban modos de mantener la actividad revolucionaria, incluso ante la p e r s e c u c i ó n y la ilegalidad, en Francia es evidente que d e s p u é s de la Comuna, las actividades socialistas se debieron frenar mientras se mantuvo el estado de sitio, hasta 1876. Los militantes se redujeron a minúscu los grupos dispersos por el país , mientras los principales líderes se encontraban deportados en los presidios de ultramar o en el destierro. Sin embargo, las actividades organizativas clandestinas no quedaron anuladas, y a par t i r de 1876, después de las elecciones legislativas de ese a ñ o , que abrier o n nuevos espacios pol í t icos , éstas se h ic ie ron cada vez m á s frecuentes y públ icas , en creciente desaf ío al gobierno de la Tercera Repúbl i ca .
La nueva actividad parlamentaria permit ió que en octubre se reuniera legalmente en París u n p r i m e r Congreso obrero, con representantes de diversos oficios especializados, que se p r o n u n c i a r o n contra la huelga y en favor de la asociación obrera (syndicat). A pesar de su carácter y tonos moderados, no dejaba de ser sorprendente que el movimiento obrero en Francia osara levantar la cabeza al cabo solamente de cinco a ñ o s de la gran repres ión ant icomu-nalista. Como resultado, este p r i m e r paso d e s e m b o c ó , en
7 Sobre el a n a r q u i s m o i t a l i a n o en estos a ñ o s v é a n s e ROMANO, 1 9 6 6 ; MASINI, 1969 ,yPERNicoNE, 1 9 9 3 .
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enero de 1878, en la r e u n i ó n de u n Segundo Congreso Obrero , en Lyon.
Entre u n Congreso y el otro , el movimiento obrero francés logró recuperar una fuerza semejante a la que hab ía poseído hacia finales del segundo imperio , cuando sus actividades se fueron intensificando después de varios lustros de persecuciones bonapartistas. 8 Por otra parte, los s íntomas de una creciente actividad socialista fueron claros a pesar de que la Internacional seguía proscrita, y en 1877 este auge significó, incluso, la fundación de dos per iódicos destinados a la propaganda clandestina. En j u n i o , Paul Brousse hab ía establecido u n per iódico quincenal destinado a propagar las ideas anarquistas, L'Avant-Garde, en tanto quejules Guesde, quien se acercaba más a los marxistas, en noviembre hab ía fundado el semanario L 'Egalité.
A par t i r de entonces, las secciones francesas de la Internacional in ic iaron su reorganizac ión y, como los e spaño le s en las conferencias comarcales y los italianos u n par de años antes, en 1878 preconizaron t ambién la "propaganda por el hecho", para promover la acc ión revolucionaria. Aunque el desarrollo fue m á s b ien modesto, los grupos franceses se mostraban optimistas y seña laban , no sin cierta razón, que los logros obtenidos no se p o d í a n m e d i r de la misma manera que si hubieran tenido lugar en u n paí s sin repre s ión y con libertades plenas. 9 Sin embargo, la voluntad de r o m p e r las trabas era evidente. A raíz de la Expos ic ión Universal que tendr ía lugar en París ese a ñ o , se convocó s i m u l t á n e a m e n t e a u n Congreso Obrero como u n acto de "propaganda por el hecho contra el Estado". El resultado era previsible: el gobierno desautor izó la reun ión y arres tó a los internacionalistas que desafiaron la p r o h i b i c i ó n . 1 0
A pesar de estos altibajos, u n a ñ o de spués , en octubre de 1879, se p u d o r e u n i r en Marsella el Tercer Congreso Socialista Obrero , con la par t ic ipac ión activa de grupos
8 M o s s , 1976, p p . 65-66. 9 L'Avant-Garde (20 y 23 feb. 1878).
1 0 M A I T R O N , 1983, p p . 101-102 y n o t a 52.
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anarquistas. Allí se dec id ió la f o r m a c i ó n de u n Partido de los trabajadores socialistas de Francia {Partí des travailleurs socialistes de France) que c o m p r e n d e r í a seis regiones autónomas que, a part ir de entonces, se reunirían en Congresos locales, en tanto que anualmente se real izarían Congresos nacionales que rotar ían de reg ión en reg ión — l o cual evocaba directamente el modelo e spañol .
En j u l i o de 1880, el gobierno francés p r o c l a m ó la amnist ía total para los condenados de la Comuna y abrió m á s posibilidades de organizac ión púb l i ca para las asociaciones obreras francesas. Así, en el Congreso Socialista Obrer o Independiente de Le Havre, en noviembre de ese a ñ o , u n grupo de comunalistas liberados del presidio de Nueva Caledonia part ic ipó en él activamente. Allí surgió una significativa reso luc ión sobre la propiedad, en la cual el colectivismo se def inía como una fase transitoria hacia el comunismo l ibertar io y se reafirmaba la confianza en la práct ica revolucionaria conocida como "propaganda por el hecho" . 1 1 Esto lo rat i f icaron al a ñ o siguiente los grupos anarquistas que se r e u n i e r o n en París , en u n Congreso denominado "Socialista Revolucionario Independiente" en el que, a d e m á s , propus ieron formar una organizac ión {partí) anarquista que se pronunciara contra la pol í t ica y el sufragio. 1 2
En síntesis, de todo lo anterior resulta evidente que si al comenzar la d é c a d a de 1870, en los pa í ses latinos los anarquistas se vieron obligados a refugiarse en la clandestinidad o el exi l io para sobrevivir, al despuntar la d é c a d a siguiente volvieron a la vida públ ica con nuevas organizaciones y prácticas revolucionarias gestadas desde los m á r g e n e s de la legalidad. Como veremos en seguida, este logro se d e b i ó , a d e m á s , a que durante esos a ñ o s t ambién en otros países
1 1 APP B a /38 y La Révolution Sociale (12 y 28 nov. y 13 y 5 dic . 1880). 1 2 U n detal lado i n f o r m e sobre estos congresos en APP B a/32. En este
contex to , hay que r ecordar que para los anarquistas, p a r t i d o significaba e l c o n j u n t o l i b r e m e n t e c o n s t i t u i d o p o r quienes c o m p a r t í a n ideales y objetivos en c o m ú n , y n o u n a o r g a n i z a c i ó n p a r l a m e n t a r i a es tructurada y reg lamentada .
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europeos se desarrollaron nuevas preocupaciones teóricas y m é t o d o s de l u c h a que i n f l u y e r o n s igni f icat ivamente en cambios de orientación no sólo internacional, sino también local. N o cabe duda de que estas transformaciones marcaron diferencias, a veces irresolubles, entre quienes se abr ían a las nuevas ideas y aquellos que se m a n t e n í a n dentro de la tradición doctr inar ia or ig inal . Si b ien esto le restó homogeneidad y capacidad de cohes ión un i fo rme al anarquismo, la renovada b ú s q u e d a de planteamientos doctrinales y p r á c t i c o s a la larga f o r j a r o n u n m o v i m i e n t o socialista poco d o g m á t i c o y sorprendentemente abierto a una vasta p lura l idad de corrientes teóricas y de práct icas sociales que le d i e ron una excepcional vital idad.
HACIA EL ANARCO-COMUNISMO
Durante la clandestinidad, a los esfuerzos del anarquismo por sobrevivir localmente a las persecuciones, se sumaron los apoyos de la amplia red internacional desarrollada por los revolucionarios de cada país con sus camaradas en el exi l io , especialmente en Suiza, así como a su v inculac ión con las organizaciones secretas de otros países . De hecho, en la d é c a d a de 1870 el panorama anarquista internacional se h a b í a transformado desde los inicios de la A I T en Londres, en 1864, hasta los años posteriores a la r epre s ión de la Comuna. Ya di j imos que en el Congreso de La Haya, en 1872, se había producido la escisión definitiva entre mar-xistas y anarquistas y que a par t i r de entonces cada movimiento s iguió su p r o p i o camino . 1 3 En el caso especí f ico de los anarquistas, los l íderes que durante la p r imera é p o c a de la Internac ional se h a b í a n dist inguido por su actividad mi l i tante y organizativa, estaban ya desapareciendo de la vida públ ica ; el m á s significativo, Migue l Bakunin , h a b í a muer to en 1876. E n su lugar surg ían l íderes m á s j ó v e n e s formados en su mayor ía en la vida clandestina y el exi l io . Entre éstos cabe mencionar los nombres de quienes comen-
1 3 G E R T H , 1 9 5 8 .
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zarían a destacar en la organización del anarquismo internacionalista, especialmente desde Suiza, como Piotr Kropotkin (ruso), Elisée Reclus ( f rancés ) , James Gui l laume (suizo) y Errico Malatesta (italiano), por mencionar sólo unos pocos.
Por otra parte, t ambién a finales de la d é c a d a de 1870 se empezaron a conocer en Europa las actividades revolucionarias de los grupos populistas y nihilistas rusos, con sus tácticas de movil ización urbana y rura l y su defensa del magnic id io como m é t o d o de lucha revolucionaria contra la autocracia —actividad en la que las mujeres tuvieron u n lugar especialmente destacado. 1 4 En 1881, el asesinato del Zar Ale jandro I I fue recibido por los anarquistas en occidente como una verdadera h a z a ñ a revolucionaria. También los dos atentados alemanes en 1878 contra el Kaiser Gui l l e rmo I I 1 5 y los e spaño le s contra el rey Alfonso X I I en 1878 y 1879, así como los actos violentos de los grupos urbanos y agrarios irlandeses desde 1879 contra la presencia inglesa en la isla, 1 6 creaban en el á n i m o internacionalista una respuesta favorable a la acc ión directa.
Las redes internacionalistas
N o es aventurado af irmar que este interés por los actos revolucionarios dirigidos contra blancos determinados era el resultado de la creciente p r e o c u p a c i ó n por aunar el discurso teórico con el práct ico , es decir, por llevar a cabo lo que, como ya vimos, se comenzaba a denominar "propaganda por el hecho". El interés de estos nuevos grupos por d i f u n d i r activamente la ideo log í a anarquista y por desarrol lar la conciencia de clase a través de la lucha y de los actos revolucionarios conformaba una tendencia anarquista que se llamaba también "socialismo revolucionario" , denomin a c i ó n que evocaba a los grupos m á s radicales surgidos de
14 Five Sisters, 1 9 7 5 ; BROWER, 1 9 7 5 ; BROIDO, 1 9 7 7 ; PERRIE, 1 9 8 2 , y BERG-
MAN, 1 9 8 3 . 1 5 CARLSON, 1 9 7 2 y 1 9 8 2 . 1 6 ALTER, 1 9 8 2 y BORCKE, 1 9 8 2 .
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la Comuna de París y de Rusia. Esta postura estaba destinada a difundirse no só lo entre las secciones anarquistas urbanas, sino t ambién entre los grupos de simpatizantes en la Europa agraria.
Como ya lo anticipamos antes, gracias a la excepcional l ibertad de asoc iac ión que reinaba en Suiza, t ambién fue posible que durante los años de per secuc ión posteriores a la Comuna los exiliados europeos y los internacionalistas helvéticos pudieran convocar allí conferencias y congresos obreros públ icos y t ambién secretos. A pesar de las di f icultades reinantes, a ellos a c u d í a n delegados de diversos países para revisar o re formular los principios teóricos y los mecanismos de propaganda activa. Así podemos verificar que a través de esta red internacional , el discurso que se elaboraba en los centros de organizac ión anarquista, com o Suiza, se d i fundía a los d e m á s países por medio de sus asociados; a la inversa, estos congresos internacionales a su vez se nutr ían de la experiencia local, regional o nacional que aportaban los delegados de distintos puntos de Europa.
Lo anter ior nos permite comprender c ó m o d e s p u é s de la Comuna de París el internacionalismo anarquista sobrevivió gracias al permanente intercambio entre los discursos que brotaban de las preocupaciones y realidades de los diversos grupos locales y los que emanaban de los centros internacionales, y viceversa. La integración de los anarquistas con la comunidad , la imbr icac ión de los grupos locales y regionales entre sí y la vinculación de todos éstos con el movimiento internacional d i e ron al anarquismo de estos años una especial vital idad en el manejo de la organización, la lucha y la fo rmulac ión de la ideo log ía , incluso en los amplios terrenos de la clandestinidad nacional e internacional . L o que era producto de la solidaridad comunal se t raduc ía así en la hermandad de la clase y, a la inversa, la conciencia de una clase trabajadora un ida por intereses comunes que t ra scendían las fronteras nacionales llegaba de esta manera a las comunidades m á s remotas . 1 7
1 7 E l es tudio de los mecanismos de este i n t e r c a m b i o y su discurso, en L I D A , 1 9 9 3 .
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El problema agrario: del colectivismo al anarco-comunismo
A l mismo t iempo que la Internacional pasaba de la vida públ ica a la clandestina y se alejaba de las grandes insurrecciones y huelgas urbanas que hab ían tenido lugar hasta comienzos de la d é c a d a de 1870, en la Europa medi te r ránea y del este, el problema agrario empezaba a reconocerse también como explosivo. Con excepc ión de Rusia, este ámbito h a b í a sido muy poco atendido p o r el revolucionarismo ci-tadino de los años anteriores, pero al mediar la d é c a d a se fue convirt iendo en una p r e o c u p a c i ó n cada vez mayor del internacional ismo, que comenzaba a extender su base social al m u n d o rura l .
Los anarquistas r e c o n o c í a n que la gran mayor ía de las clases trabajadoras era rura l y no urbana, y que había que dirigirse más activamente a esta pob lac ión tradicionalmen-te marginada. Por eso co inc id ían en que para movilizar a los trabajadores del campo ser ía m u c h o m á s eficaz el más simple de los actos revolucionarios que cualquier disquisic ión teórica. Sin embargo, la A T T t ambién insistía en que la propaganda verbal y escrita y la o rgan izac ión de asociaciones campesinas se d e b í a n sumar a la " acc ión revolucionar i a directa" o "propaganda por el hecho". Para que esto sucediera urg í a a que, siguiendo el e jemplo de Italia y Esp a ñ a , se organizaran agrupaciones de trabajadores del campo y s i m u l t á n e a m e n t e se elaborara una propaganda impresa —clara, sencilla y directa—, que se tradujera en per iód i co s , hojas sueltas, folletos y otras publicaciones revolucionarias. Con esto el anarquismo p r e t e n d í a mantener y expandir su presencia entre los trabajadores urbanos, pero a la vez, acercarse m á s activamente a los sectores rurales que no hab ían sido suficientemente atendidos en sus intereses y demandas particulares.
Por u n lado, era evidente que, a pesar de la repres ión, en las zonas manufactureras los obreros p o d í a n continuar asociados p ú b l i c a m e n t e en sociedades que disimularan todo carácter revolucionario (cooperativas, mutualidades, etc.) , y mantener formas de sociabilidad (ateneos, clubes, c írculos culturales, asociaciones corales) mientras no fuera
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con fines pol í t icos explícitos . De este m o d o , los productores urbanos p o d í a n defender posiciones e c o n ó m i c a s (jornales, condiciones de trabajo, etc.), tolerados por el juego mismo del capital y del trabajo, así como mantener la cohes ión y movil ización colectivas (paros, trabajo a desgano, negociaciones salariales), aunque no se pudieran p r o n u n ciar abiertamente en materia polít ica.
En cambio, en lugares poco o nada urbanizados, de econ o m í a menos desarrollada y sin u n espacio asociacionista def inido, los trabajadores del campo y de p e q u e ñ a s áreas agrourbanas chocaban directamente con los intereses econ ó m i c o s de las o l igarquías agrarias locales y nacionales dado el carácter de sus aspiraciones por colectivizar la tierra, el trabajo y su producto , por abol ir la propiedad y sus privilegios y por defender el trabajo y el salario. En estos universos desiguales, los obreros urbanos y los trabajadores de la t ierra di fer ían en sus formas práct icas de organización y de lucha, así como en sus metas. E n España , por ejemplo, si b ien en 1872-1873 se d io u n p r i m e r paso hacia la c reac ión de una federac ión de sociedades de oficio rurales: la U n i ó n de los Trabajadores del Campo ( U T C ) , no fue hasta 1881, cuando el anarquismo e m e r g i ó de la clandestinidad, que la U T C se mostró como una posibilidad asociativa viable —-pero excepcional y de breve d u r a c i ó n — , que asemejaba a las uniones de oficio que se desarrollaban en las ciudades y adoptaban la huelga como instrumento de pres ión , lucha y n e g o c i a c i ó n . 1 8
Esta p r e o c u p a c i ó n por la o rgan izac ión y movilización campesina se mani fes tó dentro de la Internac ional al mediar la d é c a d a de 1870 en una paulat ina re formulac ión doctr inar ia , ya que u n sector de la A I T consideraba necesaria una revisión del bakuninismo que hasta entonces había sentado la base doctr inar ia conocida como "colectivismo anarquista". B a k u n i n y sus seguidores sos tenían que para organizar la sociedad de u n m o d o justo , se d e b í a recurr i r a
1 8 Sobre la f o r m a c i ó n de la UTC, v é a s e MAURICE, 1 9 9 0 ; sobre su a c c i ó n re iv indica t iva p o r m e d i o de la hue lga agrar ia y su pos ter ior r e p r e s i ó n , v é a s e L I D A , 1 9 8 8 .
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la colectivización de los instrumentos de trabajo y a la distr ibución del producto entre los trabajadores, de tal modo que el bienestar resultante fuera disfrutado directamente por aquellos que contr ibuían a crearlo con su trabajo y su esfuerzo. En síntesis, se trataba de la def inic ión teórica del lema bakuninista: "de cada u n o s e g ú n su capacidad, a cada cual s e g ú n su trabajo", que h a b í a servido de bandera a los p e q u e ñ o s productores urbanos —artesanos, obreros, empleados— cuyo trabajo se hab ía devaluado e c o n ó m i c a y cualitativamente dentro del liberalismo capitalista.
Frente a los colectivistas surgieron sus críticos, los anar-co-comunistas, que proponían una alternativa teórica según la cual los instrumentos y el producto del trabajo no fueran privi legio exclusivo de los grupos productores, sino pat r i m o n i o de toda la comunidad para el bienestar de todos sus miembros . Es decir, el anarco-comunismo formulaba la c reac ión de u n nuevo sistema de relaciones e c o n ó m i c a s y sociales en el que la riqueza acumulada perteneciera a la c o m u n i d a d entera, ya que todos sus miembros , cada cual en la medida de sus fuerzas y de sus capacidades, habían con t r ibu ido a producir la , por lo cual todos, sin excepc ión , debían tener derecho a usufructuarla según sus necesidades. Los partidarios del anarco-comunismo insistían que en aquellos lugares donde los modos de p r o d u c c i ó n ya alcanzaban u n alto grado de comple j idad industr ia l y técnica, era imposible determinar la p r o p o r c i ó n exacta de l trabajo realizada p o r cada uno en la c reac ión del producto final n i cuál era el pago jus to que c o r r e s p o n d e r í a a cada cual. Esto mismo era aplicable a la p r o d u c c i ó n agr íco la , ya que e n ella en muchas ocasiones tampoco se p o d í a deslindar con prec i s ión el trabajo de cada u n o , puesto que en los cultivos intervenían distintos trabajadores con tareas diversas s e g ú n la cosecha y la es tac ión. A n t e estas situaciones que abarcaban desde la industr ia m á s m o d e r n a hasta el m á s elemental trabajo agr íco la era evidente que la riqueza acumulada d e b í a pertenecer a todos p o r igual , ya que todos cont r ibu ían a produc i r la en la medida de sus fuerzas y de sus capacidades; pretender cuantificar q u é parte había p roduc ido cada u n o sería lo mismo que caer en injustas
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práct ica s capitalistas que a c a b a r í a n p o r beneficiar a unos sobre otros, promoviendo la desigualdad e c o n ó m i c a y social. Así, los anarco-comunistas sintetizaban su pensamiento propugnando la noc ión de que el reparto de la riqueza se d e b í a realizar "de cada uno s e g ú n sus fuerzas, a cada uno s e g ú n sus necesidades". 1 9
Estas ideas se empezaron a d i fundi r en Suiza a comienzos de 1876, gracias a las elaboraciones teóricas del comunalista francés Elisée Reclus y del suizo Frangois Dumartheray, y los primeros en adoptarlas en otros países fueron, como ya vimos, los anarquistas de la Federac ión italiana. A la llegada de P. K r o p o t k i n a Ginebra, en febrero de 1877, el terreno ya estaba abonado para que él se pudiera convertir eventualmen-te en u n o de los principales propagadores de la doctrina. De hecho, la prueba inicial tuvo lugar durante el Congreso I n ternacional de Verviers, en septiembre de 1877, donde el anarco-comunismo se debat ió púb l i camente por pr imera vez. 2 0 Los siguientes congresos y conferencias internacionales contribuyeron a di fundir las nuevas tendencias; a esto ayud ó la prensa anarquista suiza que, como el Bulletin de laFédé-ration Jurassienne y Le Révolté, dio a conocer el comunismo anarquista a sus lectores de diversos países . A su vez, los periódicos locales y las hojas sueltas reprodujeron mucha de esta discusión, y muchos de los representantes anarquistas que participaban clandestinamente en esos congresos contr ibuyeron a llevar las nuevas teorías a sus diversas federaciones, comarcas o secciones.
A u n q u e el colectivismo se mantuvo como la ideo log ía dominante dentro de la A I T , las ideas anarco-comunistas p r e n d i e r o n con cierta fuerza entre quienes el énfasis colectivista en el trabajo era una fo rma de cont inuar con una vida de sacrificios y fatigas, en la que la ú n i c a recompensa eran unos míseros jornales. E n cambio, la n o c i ó n anarco-comunista del usufructo del trabajo y de la t ierra y sus pro-
1 9 Sobre colect ivismo y anarco-comuni smo v é a n s e STAFFORD, 1 9 7 1 , p p . 6 4 - 6 6 ; M I L L E R , 1 9 7 6 , p p . 1 8 1 - 1 9 8 ; FLEMING, 1 9 7 9 , p p . 1 3 7 - 1 3 9 , y C A H M ,
1 9 8 9 , p p . 3 6 - 4 3 . 2 0 G U I L L A U M E (1907-1910), t . iv, p . 2 6 0 .
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ductos según la necesidad de cada u n o era fác i lmente comprensible para poblaciones fuertemente arraigadas en tradiciones comunitarias, como algunos sectores artesanos y, muy especialmente, entre los jornaleros del campo.
Este creciente interés de los internacionalistas por los trabajadores agr ícolas t ambién era estimulado por los debates sobre el campesinado y la comuna r u r a l que hab ían surgido del popul i smo y del n ihi l i smo rusos, así como de la movil ización y violencia agraria irlandesas contra los terratenientes ingleses. Pero también se p o t e n c i ó a raíz de la intensa crisis agr íco la que se desa tó en los pa í ses meridionales europeos en los últ imos años de la d é c a d a de 1870 y primeros de 1880 a causa de f e n ó m e n o s cl imáticos y ecológicos , y que condu jeron a la protesta agraria frente a las crisis de subsistencias que tenían lugar a lo largo del Medite r ráneo .
LOS SOCIALISMOS EN MÉXICO Y LA INTERNACIONAL
Estos contextos y desarrollos durante los años posteriores a la Comuna de París tuvieron u n impacto decisivo en las transformaciones que sufriría el anarquismo en la d é c a d a siguiente. En efecto, hacia 1880, a medida que la repres ión contra el internacionalismo amainaba, los anarquistas comenzaron a recomponer las organizaciones y vínculos que en la década anterior se hab ían debilitado o fragmentado, pero que empezaban a resurgir con sorprendente vitalidad en algunos países . A d e m á s , para muchos también era necesario evaluar y sistematizar los nuevos planteamientos teóricos e ideológicos que se hab ían desarrollado durante esos años . Así, al aproximarse el d é c i m o aniversario de la insurrección de la Comuna de París, la fecha parec ía una ocas ión propicia para convocar a una reunión para reconstruir la A T T . Desde la clandestinidad no fue fácil organizar este encuentro, pero finalmente se concretó en u n congreso secreto denominado "socialista revolucionario", que se reunir ía en Londres el 14 de j u l i o de 1881, fecha s imból ica que permit ir ía también celebrar la toma de la Bastilla.
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México en el congreso anarquista de 1881
A esta convocatoria acudieron, con representantes propios o a través de mandatos, m á s de sesenta agrupaciones revolucionarias de cuatro continentes — n o sólo de Europa, sino t ambién de Amér ica , de Asia ( T u r q u í a ) y de África (Eg ip to )— para discutir las nuevas estrategias organizativas y los cambios doctrinales del anarquismo revolucionario con el propós i to de darle nuevo br ío a la A I T . Es significativo seña lar que por pr imera vez desde su fundac ión en 1864 estuvo presente u n delegado de Hispanoamér ica en u n congreso de la Asociac ión Internac ional de los Trabajadores. Este se p re sentó como portador del mandato de la " C o n f e d e r a c i ó n Mexicana Socialista" y de los 1800 miembros que, se aseguraba, cotizaban en sus 18 secciones.2 1 Se trataba del doctor Edward Nathan-Ganz, residente en Boston , qu ien allí publicaba The An-archist cuya divisa era el lema anarco-comunista "From every one according to his ability; to every one according to his needs". 2 2
Este personaje, de cuya vida sabemos poco por ahora, des e m p e ñ ó u n papel muy activo en Londres j u n t o a revolucionarios más conocidos como K r o p o t k i n , Malatesta y otros, y su in forme sobre México desper tó gran interés entre los dem á s delegados. En este Rapport, cuyo or ig inal manuscrito en francés aún permanece inédito, Nathan-Ganz manifestaba su sorpresa por el desconocimiento que existía en Europa en general y en la A I T , en particular sobre Lat inoamérica . En esta reseña , Nathan-Ganz se centró especialmente en México e hizo u n resumen sobre la p e q u e ñ a p roducc ión industrial y las malas condiciones de vida de los trabajadores en ese país y observaba que la gran mayoría de la pob lac ión vivía en el
2 1 "Rappor t d u Delegué de la C o n f é d é r a t i o n mexicaine sur la Situation dans r A m é r i q u e c é n t r a l e et d u Sud" , en R o n d AIT, Congress 1881, Col-l e c t i o n N e t t l a u , I n t e r n a t i o n a a l I n s t i t u u t v o o r Sociale Geschiedenis, A m s t e r d a m , 4 p p . manuscritas , numeradas 111-114 [ e n adelante: I ISG, " R a p p o r t " ] . Los d o c u m e n t o s consultados n o d a n m á s pistas para saber a q u é C o n f e d e r a c i ó n p o d í a referirse .
2 2 N ú m e r o 1, enero de 1881. Agradezco a H e i n e r Becker, d e l I ISG, la f o t o c o p i a que m e fac i l i tó de este n ú m e r o .
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campo. Esto lo llevaría a señalar que la cuestión social en México era, sobre todo, agraria y que era tan importante como en Rusia e Irlanda. En el informe también destacaba que a pesar del pretorianismo político, México era u n país profundamente revolucionario en el que existía una Confederac ión Socialista dividida en cinco provincias con su centro en la capital. Allí se publicaban ya cuatro per iódicos socialistas, de los cuales dos — L a Revolución Social, que existía desde hacía dos años , d ir ig ido por J e s ú s A. Laguna, de quien nos volveremos a ocupar más adelante, y La Reforma Social, que tenía cuatro meses y estaba dir ig ido por Juan O. Orellana—, eran según él, "francamente anarquistas". 2 3 Sobre esta últ ima publicación seña laba que en uno de sus últ imos n ú m e r o s dio a conocer "el manifiesto de la R S. [La Révolution Sociale] de París y la convocatoria al congreso de Londres" . 2 4 Como veremos detalladamente más adelante, Nathan-Ganz informaba, a d e m á s , sobre una sublevación que se produ jo en 1879 en la ciudad de Querétaro, dir igida por el prop io Orellana, a la que califica de anarco-comunista. Es cierto, señala el delegado por México , que finalmente el ejército derrotó a los insurrectos, pero — a ñ a d í a — , el que una acción fracasara no era criterio suficiente para ridiculizarla, como se hab ía hecho en Europa, n i para emit i r u n j u i c i o histórico negativo. 2 5
2 3 Los otros dos p e r i ó d i c o s que se m e n c i o n a n en este I n f o r m e son el Express y El Socialista, de los cuales aclara que n o se o c u p a r á .
2 4 E l 18 de marzo , en el d é c i m o aniversario de la C o m u n a , se p u b l i c ó la convocator ia d e l e n c u e n t r o en n o m b r e de diversos grupos anarquistas y socialistas revo luc ionar ios , y la r e p r o d u j o La Révolution Sociale, a c o m p a ñ a d a de u n desafiante e d i t o r i a l d i r i g i d o " A los revo luc ionar ios de ambos m u n d o s " , firmado p o r la r e d a c c i ó n . L a convoca tor i a l l ama a u n "Congreso I n t e r n a c i o n a l Socialista R e v o l u c i o n a r i o " para reagrupar-se c o n t r a " la c o a l i c i ó n de todas las fuerzas burguesas" y l og ra r " la rec o n s t r u c c i ó n de la A s o c i a c i ó n I n t e r n a c i o n a l de los Traba jadores" . M á s tarde se supo que este p e r i ó d i c o f r ancé s estaba pagado p o r la p o l i c í a de Par í s para i n f i l t r a r y radical izar el m o v i m i e n t o anarquis ta y p o d e r l o rep r i m i r m á s f á c i l m e n t e ; su d i r e c t o r , Serraux (alias de Egide Spi l leux) era u n s o p l ó n a sueldo d e l pre fecto de p o l i c í a . Sobre estas táct icas p o l i ciales, v é a s e ANDRIEUX, 1885.
2 5 U n a p r i m e r a a p r o x i m a c i ó n a este t ema en LTDA, 1979.
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¿Qué había de cierto en lo que informaba E. Nathan-Ganz sobre México y cuan significativo hab ía sido el desarrollo anarquista en este país? Para intentar responder debemos empezar por revisar cuál fue la historia de la recepción y el desarrollo de las ideas socialistas en el ámbi to mexicano y cóm o se manifestaron en la práctica revolucionaria.
De los primeros socialismos a la Internacional
Ya sabemos que los or ígenes de las ideas socialistas en México se remontan a la tercera d é c a d a del siglo XIX , con la presencia de seguidores de R o b e r t O w e n y de Charles Fourier y los primeros intentos de fundar comunidades socialistas. A partir de entonces, aunque de modo esporádico, la d i scus ión de los principios inspirados en las doctrinas de las diversas corrientes societarias, se d i fundió en las décadas siguientes, pero n u n c a de manera ampl ia . Incluso las ideas emanadas de las revoluciones europeas de 1848 t u v i e r o n u n eco tenue en e l m u n d o social e i d e o l ó g i c o mexicano, aunque p o n í a n en el tapete las diversas teorías socialistas más en boga en Europa, como el comunismo icariano de Etienne Cabet, la organ izac ión del trabajo de Louis Blanc y el mutual ismo de Pierre-Joseph P r o u d h o n . 2 6
C o n la intervención tr ipart i ta y el imper io de Maximil iano , algunas doctrinas francesas, como las de Saint-Simon y de Vic tor Cons idérant , se d i f u n d i e r o n más , pero incluso entonces encontramos pocos espacios de discusión de estos socialismos y poca m e n c i ó n de otros nombres famosos como, por ejemplo, el de Rarl Marx , pese a que se hab ía ocupado de este país en diversas ocasiones. 2 7 A d e m á s , ahora sabemos que durante el i m p e r i o de Maximi l i ano y en los inicios de la R e p ú b l i c a restaurada (1865-1871) surgier o n los primeros contactos del Consejo General de la AIT
2 6 GARCÍA CANTÚ, 1 9 7 4 ; ILLADES, 1 9 9 0 , r e p r o d u c i d o en 1 9 9 7 , y L I D A , en
prensa. 2 7 Sobre el in te ré s de M a r x p o r M é x i c o , especia lmente entre 1 8 4 7 y
1 8 6 6 , v é a s e MONJARÁS-RUIZ, 1 9 8 3 .
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 127
en Londres con Méx ico , y los primeros intentos por crear una sección de la Internacional en este país por iniciativa de u n núc leo en San Francisco, California, y la propaganda de otro en M a d r i d . 2 8
En este contexto hay que recordar que en 1861 l legó a México proveniente de Barcelona, d e s p u é s de una larga estancia en París y otras capitales europeas, el griego Ploti-no C. Rhodakanaty, qu ien p r o n t o c o m e n z ó a atraer a jóve-nes disc ípulos a las ideas socialistas, especialmente las de Fourier, pero t ambién las de P r o u d h o n y otros. A d e m á s , c o m e n z ó a promover la t rans formación de la propiedad rura l y la p r o m u l g a c i ó n de una "ley agraria" en Méx ico . Es cierto que los principios en los que se apoyaban estos cues-tionamientos eran muy generales; a grandes rasgos, se trataba de condenar "el feudalismo", que s e g ú n Rhodakanaty representaban las haciendas, de promover el reparto justo de la t ierra y de favorecer la r e g e n e r a c i ó n social arm ó n i c a m e n t e y no por medio de la lucha de clases n i de la violencia revolucionar ia . 2 9
Dentro de la e x p a n s i ó n de los socialismos en este país , el mayor cambio se e m p e z ó a sentir cuando en 1871, en la ciudad de M é x i c o , se f o r m ó u n núc leo l lamado La Social, inspirado t a m b i é n por Rhodakanaty y sus seguidores, especialmente por Francisco Zalacosta. U n lustro d e s p u é s , en 1876, La Social se reorganizaba e incorporaba t ambién a las mujeres como militantes activas, y se pronunciaba con cierta mayor claridad respecto del problema agrario y de la "propiedad mal distr ibuida" . Así, en 1876 reiteraba lo dicho p o r Rhodakanaty unos años antes, que la ún ica manera de abol ir el m o n o p o l i o de la t ierra era disolviendo las haciendas, pues eran "verdaderas instituciones feudales" y "focos de esclavitud e ignorancia para la raza i n d í g e n a
2 8 A l respecto se e n c u e n t r a n datos dispersos en The General Council of the First International. Minutes, s.f., vols. 1-5.
2 9 V é a n s e los escritos compi l ados p o r Carlos Il lades en RHODAKANATY, 1998. Este a u t o r p repara en la ac tua l idad u n estudio a m p l i o sobre la i n fluencia de este personaje e n M é x i c o .
1 2 8 CLARA E. LIDA Y CARLOS ILLADES
del p a í s " ; 3 0 pero ahora el p r o p i o Rhodakanaty se manifestaba porque los derechos del socialismo fueran: " A cada u n o s e g ú n sus necesidades. De cada u n o según sus fuerzas". Y agregaba: "digamos que nuestra aceptac ión es completa de esta últ ima fó rmula ant iautor i tar ia" , 3 1 para lo cual si b ien invocaba exp l íc i t amente a P r o u d h o n y a Saint-Si-m o n , t ambién evocaba tác i tamente la fó rmula anarco-co-munista de los internacionalistas europeos. Lo anterior ilustra el carácter ecléct ico del socialismo que surgía en México , en el que convivían influencias doctrinales de los socialismos tempranos y los avances teóricos más recientes, e incluso de ciertas tendencias agrarias, comunalistas y municipalistas de u n l iberalismo d e c i m o n ó n i c o que algunos han llamado popular . 3 2 Sin embargo, debemos señalar que el eclecticismo no era exclusivo de México , sino que en su m o m e n t o hab ía sido inherente al desarrollo del socialismo en general y era u n proceso que otros países hab ían recorr ido en distintos momentos .
T a m b i é n en 1876, La Social par t ic ipó al lado de varias decenas de asociaciones laborales (aunque sus dos delegadas mujeres fueron rechazadas) en la instalación del Congreso O b r e r o , 3 3 que se convocó con el objeto de crear una Gran Confederac ión de las Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos. Algunos participantes en este Congreso manifestaron sus afanes internacionalistas al proclamar "la u n i ó n universal" y al pedir que se notifica-
3 0 " L o que queremos" , e n El Hijo del Trabajo ( 2 8 abr. 1 8 7 8 ) . V é a s e t a m b i é n " R e i n s t a l a c i ó n de L a Social" , El Hijo del Trabajo ( 9 mayo 1 8 7 6 ) , recogidos en RHODAKANATY, 1 9 9 8 , p p . 5 0 - 5 7 y 1 1 0 - 1 1 2 , respectivamente.
3 1 C i t ado en VALADÉS, 1 9 2 7 , p . 8 1 . 3 2 K N I G H T , 1 9 8 5 , p . 6 6 y T H O M S O N , 1 9 9 1 , p p . 2 7 3 - 2 7 9 . 3 3 E n el acto de L a Social, Rhodakanaty h a b í a de fend ido que la dele
g a c i ó n estuviera in tegrada p o r mujeres , l o cual se a p r o b ó p o r u n a n i m i d a d a pesar de que Zalacosta protestara . Ya en el Congreso, se h a b í a n e m i t i d o 2 9 votos a favor y 4 9 e n c o n t r a , c o n la fuerte o p o s i c i ó n de J u a n de M a t a Rivera, redactor de El Socialista. " O t r a vez e l Congreso", El Hijo del Trabajo ( 1 5 mayo 1 8 7 6 ) ; " E l Mani f ie s to" , El Socialista ( 2 1 mayo 1 8 7 6 ) ; "Lis ta de los c iudadanos al Congreso O b r e r o Const i tuyente cuyas credenciales h a n sido aprobadas" , El Socialista ( 2 6 mar . 1 8 7 6 ) y VALADÉS, 1 9 2 7 , p . 8 2
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 1 2 9
ra a las organizaciones obreras de otros países la c reac ión de esta Gran C o n f e d e r a c i ó n . 3 4
A l año siguiente, en febrero de 1877, la F e d e r a c i ó n Regional de Montevideo asociada a la A I T escribía al "Comp a ñ e r o Presidente de La Social (Secc ión mejicana de la Asociación Internacional de Trabajadores)" en respuesta a una c o m u n i c a c i ó n de agosto del a ñ o anterior, en la cual los mexicanos in formaban a los uruguayos que se h a b í a n adherido a la " F e d e r a c i ó n del Jura" —sede de la A I T en Suiza— por medio de la Federac ión Regional E s p a ñ o l a . 3 5
E n 1878 surg ían ya señales inequívocas de que La Social hab í a establecido contacto con la Internacional , pues en su Asamblea extraordinar ia realizada del 7 al 9 de febrero de 1878 no sólo se aceptaron las tesis y el lema de la Asociación Internacional : "la e m a n c i p a c i ó n de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos", sino que sus miembros se def in ían como "socialistas revolucionarios" — s e g ú n el t é rmino que estaba en uso en Europa desde la Comuna, pero sobre todo durante los años de la clandestin idad anarquista—, y se pronunciaban, entre otras cosas, en favor de la " revoluc ión socialista y la a n a r q u í a social". A d e m á s , la Asamblea es tablec ía la defensa de la j o r n a d a semanal de 50 horas, el derecho a las huelgas, la c reac ión de sociedades obreras por oficio con fines de resistencia, as í como el n o m b r a m i e n t o de u n delegado para el "próxim o Congreso I n t e r n a c i o n a l " . 3 6
L A CUESTIÓN AGRARIA Y EL MUNICIPIO LIBRE
Como podemos observar por estos temas, México no quedaba al margen de los desarrollos socialistas que hab ían tenido
3 4 "Acta const i tut iva de las Asociaciones de Trabajadores de los Estados Un idos Mex icanos " , El Socialista ( 1 8 ago. 1 8 7 6 ) .
3 5 VALADÉS, 1 9 2 7 , p p . 8 7 - 8 8 . Hasta a h o r a n o sabemos q u é h a sido de los documentos or ig ina les que c i tó este autor , que n o hemos p o d i d o localizar en n i n g ú n a rch ivo p ú b l i c o .
3 6 VALADÉS, 1 9 8 4 , p p . 1 1 8 - 1 2 1 y 1 3 7 , es el ú n i c o en referirse a este n o m b r a m i e n t o .
130 CIARA E. LIDA Y CARLOS ILLADES
lugar en Europa n i de los problemas que se debat ían en la A I T , incluyendo la p r e o c u p a c i ó n evidente por los problemas agrarios. Sin embargo, esto encontraba u n campo ya fértil gracias al evidente y extendido malestar rura l que dominaba la realidad social de México desde hacía décadas , especialmente después de las desamortizaciones y privatizaciones de las tierras comunales promovidas por los gobiernos liberales, y a la intensa lucha de los ayuntamientos por las au tonomías municipales y el federalismo a lo largo del siglo. En este contexto, la Asamblea de La Social en febrero de 1878 también resolvió formar "ligas de resistencia campesina", promulgar "el socialismo" como s inónimo de "la idea de bienestar para todos", con la consiguiente necesidad de la "expropiac ión de [la tierra a] los usurpadores", y proclamar, ahora sí, una "ley agraria" radical. Entre sus objetivos se incluía la autonomía municipal , la revisión y deslinde de los terrenos amortizados, la nivelación de la propiedad; el alza de los jornales agrícolas e industriales por medio de la huelga, y el aseguramiento de la venta de los productos por los productores agr íco las . 3 7
El programa agrario de La Social no sólo o b e d e c i ó a consideraciones ideo lóg icas , sino también a la experiencia práct ica de la d é c a d a anterior . A l respecto, conviene recordar que en 1868 Ju l io L ó p e z e n c a b e z ó una rebel ión en el valle de Chalco cuya inf luencia i r rad ió hacia los valles a l edaños . L ó p e z , qu ien fuera d i sc ípulo de Rhodakanaty cuando éste es tablec ió una escuela l ibre en aquel lugar, posiblemente hacia finales de marzo de 1868 3 8 en su "Ma-
3 7 "Programa internacional is ta" , La Internacional (14 j u l . 1878). H a y que s e ñ a l a r que este "Programa" , a u n q u e m á s cercano a la AIT, especialm e n t e al hablar de la " n i v e l a c i ó n " social de la p r o p i e d a d y de la hue lga c o m o i n s t r u m e n t o de n e g o c i a c i ó n salarial, t o d a v í a t iene for t í s imos ecos de los socialismos m á s t e m p r a n o s de Four i e r , Blanc y P r o u d h o n . Esto es p a r t i c u l a r m e n t e c i e r to e n los p u n t o s 6, 11 y 12, en los cuales se habla de la o r g a n i z a c i ó n de u n "Falansterio societar io" y de "falanges industriales" que r e m p l a z a r í a n al e j é rc i to , a s í c o m o de la c r e a c i ó n de "bancos te r r i tor i a l e s " y de " la a p e r t u r a d e l m e r c a d o a todos los p a í s e s d e l glob o " .
3 8 ANAYA PÉREZ, 1997, v o l . i , p . 117.
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 1 3 1
nifiesto a todos los opr imidos y pobres del universo" planteó fundar la Repúb l i ca Universal de la A r m o n í a , resarcir a las comunidades de las tierras arrebatadas por las haciendas y nivelar la s i tuación material de las clases sociales.3 9
Ya hemos visto que la idea de la "ley agraria" estaba en el aire desde las primeras prédicas socialistas de Rhodakanaty, pero a fines de la d é c a d a de 1870 su actualidad posiblemente aumentara no sólo por la actividad proselitista de La Social y de los periódicos de tendencia socialista que se publicaban en México, sino también debido a las incansables actividades que en las comunidades agrarias desarrollaba, entre otros, Francisco Zalacosta. Sabemos también que en j u n i o de 1877, Zalacosta, después de visitar los estados de México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, convocó a una Asamblea campesina en la ciudad de México para el 15 de agosto, a la que asistieron representantes de varias comunidades rurales con el objeto de fundar u n Gran Comité Central Comunero.
Para presidir esta nueva organizac ión se recurr ió a A l berto Santa Fe, qu ien ya desde 1861, cuando se dice que c o n o c i ó a Vic tor C o n s i d é r a n t en Texas, se hab í a comenzado a preocupar por resolver el problema agrario en México . 4 0 Ta l vez fue gracias a su co l aborac ión con el grupo de La Social y con el C o m i t é Comunero , que en j u l i o de 1878 Santa Fe fundó en Puebla el Partido Socialista Mexicano, y desde mediados de 1878 t ambién c o m e n z ó a publicar allí el per iód ico La Revolución Social, u n par de años más tarde éste r eaparecer í a en la c iudad de Méx ico con el expl íc i to subtí tulo de " Ó r g a n o del Partido Socialista y defensor de la Ley del Pueblo", a cargo de J e s ú s A . Laguna. 4 1 Precisa-
3 9 VALADÉS, 1 9 8 4 , p p . 3 7 - 4 3 ; HART, 1 9 8 0 , p p . 4 5 - 5 7 ; REINA. 1 9 8 0 , p p . 6 4 -8 2 , inc luye u n a interesante d o c u m e n t a c i ó n tomada de l A r c h i v o His tór i co de la S e c r e t a r í a de la Defensa N a c i o n a l .
4 0 Sobre la posible i n f l u e n c i a d e l pensamiento socialista f r a n c é s en Santa Fe, véa se OBREGÓN, 1 9 8 0 , p p . 1 4 - 1 5 . GARCÍA CANTÚ, 1 9 7 4 , p p . 2 2 0 -2 2 1 , parece o p i n a r lo c o n t r a r i o .
4 1 OBREGÓN, 1 9 8 0 , p . 2 4 ; "La R e v o l u c i ó n Social" , en El Socialista ( 4 d ic . 1 8 7 9 ) ; "La Sociedad U n i ó n T i p o g r á f i c a " , en El Socialista ( 8 j u n . 1 8 8 2 ) . U n a r e p r o d u c c i ó n facs imilar de esta 2~ é p o c a se p u b l i c ó en Historia Obrera, vo l . i, n ú m . 1 , M é x i c o : C E H S M O , j u n i o de 1 9 7 4 , p p . 2 - 1 7 .
132 CLARA E. LIDA Y CARLOS ILLADES
mente en septiembre de 1879, Santa Fe, j u n t o con Manue l Serdán , hab ían dado a conocer la "Ley del Pueblo" en la que, al igual que La Social, p r o p o n í a que se expropiaran las haciendas. Pero Santa Fe iba más lejos, ya que entre otras cosas, exhortaba a designar el m u n i c i p i o como la un idad pol í t ica fundamenta l encargada de llevar a cabo la t rans formación agraria y que el pueblo en armas fuera el ún ico garante de la seguridad general . 4 2 Si en la pr imera propuesta estaban muy presentes las realidades agrarias mexicanas y las influencias socialistas de Rhodakanaty y sus seguidores, mezcladas con u n liberalismo radical, en los úl t imos dos puntos p a r e c í a n resonar los objetivos revolucionarios de la Comuna de París, con su defensa del m u nic ip io l ibre y de las milicias populares examinados al comienzo de estas p á g i n a s . 4 3
Por su parte, en 1878 Francisco Zalacosta h a b í a fundado el semanario La Internacional como ó r g a n o de La Social; en su largo subtí tulo se s eña l aba que estaba
consagrado exclusivamente a la propaganda teórico-práctica del socialismo para la defensa de los pueblos, redención de la clase obrera y proletaria, emancipación de la mujer y organización agrícola industrial de la República, cuyo lema es igualdad, progreso y solidaridad. 4 4
Estas publicaciones, con otras que surgieron al comenzar la d é c a d a de los setenta, como El Socialistay El Hijo del Trabajo, posiblemente fueron los per iódicos obreros más importantes de esos a ñ o s . 4 5 Incluso El Socialista c o m e n z ó a publ i -
4 2 OBREGÓN, 1980, r e p r o d u c e é s t e y otros d o c u m e n t o s ; El Socialista (9 nov. 1879) y El Hijo del Trabajo (23 nov. 1879).
4 3 Sin embargo , estas propuestas t a m p o c o eran ajenas a los l iberales m á s progresistas; ta l fue el caso de R de Zayas E n r í q u e z , q u i e n ya e n 1874 d e f e n d í a la " c o n f e d e r a c i ó n de m u n i c i p i o s l ibres" , aunque cuestionaba la C o m u n a c o m o equivalente de v io lenc ia social y p i l l a je (véase la n o t a 2 ) . Sobre la t r a d i c i ó n federal ista y munic ipa l i s t a e n M é x i c o , en el siglo xix , y su p u g n a c o n e l centra l i smo, v é a s e T H O M S O N , 1995.
44 La Internacional ( 1 4 j u l . 1878) . 4 5 VALADÉS, 1927, p . 72, a f i r m a que de todas estas publ icac iones , La
Internacional era " f r ancamente anarquista" .
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 133
car en agosto de 1881 una hoja suelta titulada Express, para ser pegada en las paredes como cartel con el objeto de llegar más ampliamente a distintas localidades. Este título evocaba al per iódico h o m ó n i m o , Express Mercantil de México, que entre septiembre y diciembre de 1880 había publicado 23 números y que con u n evidente inf lu jo proudhoniano se hab ía declarado defensor del asociacionismo y de "la justicia distributiva", y en favor de "la redenc ión de la miseria". 4 6 En la misma l ínea de la prensa más radical, en abri l de 1881 se anunc ió la creación de una nueva publ icación, La Reforma Social, "periódico consagrado a propagar las doctrinas socialistas y a defender a los indígenas reclamantes de terrenos", que a d e m á s , señalaba que el r ég imen munic ipa l era la columna vertebral de la Repúb l i ca . 4 7 Es evidente que México, como otros países de Europa y América , en los años de 1870 exper imentó u n notable auge de la prensa socialista destinada a dar a conocer las teorías revolucionarias y a defender a los proletarios y despose ídos de la ciudad y del campo, incluyendo a los indígenas . Aunque muchos de estos periódicos fuer o n ef ímeros , su apar ic ión en el escenario político revela las preocupaciones sociales de los sectores menos privilegiados y la a tención que les prestaban los grupos m á s radicales.
En este contexto, la efervescencia socialista p lura l se sum ó al proceso que se vivía en el campo mexicano contra el despojo de las haciendas y en favor de la defensa de las tierras comunitarias campesinas e ind ígenas ; en algunos casos, a esto se a g r e g ó una propuesta federalista radical que
46 'Express de El Socialista', El Socialista (16 ago. 1881). E l Express Mercantil Mexicano, " p e r i ó d i c o consagrado a los intereses mercanti les e i n dustriales, a la p u b l i c a c i ó n de anuncios y l i t e ra tura " , estaba d i r i g i d o p o r Fel ipe B u e n r o s t r o e hi jos y se edi taba a unos cuantos pasos de la i m p r e n t a de El Socialista. P r o p o n í a " fundadas iniciativas que l leven en sí e l sello c o m p l e t o de la j u s t i c i a d i s t r ibu t iva en t re los que , a f a n á n d o s e p o r c u m p l i r sus sagradas obl igaciones , buscan en los talleres y e n las t r ansacciones mercant i les la r e d e n c i ó n de la miser ia" , en "La clase obrera" , Express Mercantil Mexicano (3 oct . 1880) .
47 "La Reforma Social", en El Socialista (30 abr. 1881) . C o m o ya lo i n d i camos, Nathan-Ganz se ref iere e x p l í c i t a m e n t e a esta p u b l i c a c i ó n en su Rapport al Congreso de L o n d r e s .
134 CLARA E. LIDA Y CARLOS ILLADES
preconizaba la a u t o n o m í a munic ipa l o el m u n i c i p i o l ibre como forma general de gobierno. La movil ización l legó al p u n t o de convocar a u n Congreso agrario, con la representac ión de los pueblos, ante lo cual, el 24 de marzo, El Socialista reprodujo u n ataque del per iód ico l iberal El Monitor Republicano, que prevenía contra este Congreso porque p o d í a tener el p ropós i to de "promover la guerra de castas y de proclamar principios disolventes" pues, añad ía , propugnaba la c reac ión de una liga de pueblos ind ígenas para formar la C o m u n a . 4 8
El l 2 de j u n i o de 1879, en el art ículo t i tulado "La cuestión ind ígena" , El Hijo del Trabajo informaba por su parte del discurso pronunc iado por u n l íder i n d í g e n a cuyos temas combinaban añe jas tradiciones mexicanas con ecos de las revoluciones europeas m á s recientes. En él, no sólo se señalaban las virtudes del gobierno municipal , sino que se justif icaban los m é t o d o s y las acciones empleados en la Com u n a de París , y se exaltaban también los pr incipios de justicia, igualdad y propiedad implícitos en las propuestas socialistas. A d e m á s , el art ículo subrayaba el carácter científico y benéf ico del socialismo y alababa la inf luencia que p o d r í a tener en Méx ico u n sistema que lograra la transform a c i ó n del r é g i m e n de propiedad de la t ierra:
[. . . ] tan grandiosa doc t r ina está fundada en la ciencia y no en el empi r i smo , es esencialmente científ ica y esencialmente buena. E n M é x i c o , sobre todo , tiene p o r objeto devolver a los ind ígenas los terrenos que les han usurpado e i m p a r t i r a éstos, así como a las masas, la ins t rucc ión necesaria para que en todo t i e m p o sepan reclamar los derechos de que ahora se h a n despojado.
En esa misma fecha, el 1~ de j u n i o de 1879, "Los pueblos unidos de la C o n f e d e r a c i ó n Mexicana" — u n a coalic ión de comunidades campesinas del centro del país presumiblemente vinculadas con el C o m i t é C o m u n e r o — se ag lut inaron en to rno al "Plan de la Barranca", en cuya redacc ión tal vez h a b í a i n f l u i d o el p rop io Zalacosta. E n su
48 Agradecemos a G. A . N á j e r a estos datos.
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 135
art ículo pr imero , el documento declaraba el desconocim i e n t o de "la autor idad de todo gobierno constituido en las formas conocidas hasta hoy, y las que de él emanen, reconociendo sólo el munic ipa l o socialista". Más adelante, en el art ículo X I , se s eña laba que la autor idad m á x i m a del mov imiento sería u n "Director io Socialista" y que el ejército revolucionario adquir i r ía el nombre de "Falanges Populares" ( X I I I ) , lo cual no sólo eran claros ecos fourieristas y blanquistas, sino que evocaba el "Programa Intemacionalista" de La Social. 4 9 En los puntos V I I y V I I I se seña laba que c o n f o r m e la l u c h a avanzara, en las capitales de los estados se convocar ía a u n Congreso Agrar io para devolver "a los ind ígenas los terrenos que les hayan usurpado" y que u n mes d e s p u é s de ocupada la capital de la Repúbl ica , el Di rec tor io Socialista l lamaría a elecciones para elegir gobiernos municipales y para convocar a u n Congreso Agrar i o general que promulgara una "Const i tuc ión Socialista" (art ículo X I I ) . Finalmente, al calce de este extenso documento a p a r e c í a n los nombres de los representantes de las comunidades que lo h a b í a n apoyado. 5 0
La rebe l ión de los pueblos unidos fue secundada ampl iamente en la reg ión y l legó a abarcar diversos pueblos de los estados de Querétaro y Guanajuato que, s egún La Voz de México, hab ían reunido u n ejército cuyo n ú m e r o "asciende ya a m á s de dos m i l hombres" . 5 1 Por otra parte, al poco t iempo los insurgentes encontraron como aliado a u n mi l i t a r ya conocido por su historial rebelde, Migue l Ne-grete, qu ien el 1~ de j u n i o de 1879, h a b í a emi t ido u n manifiesto a la nac ión , desde M o n t e A l t o , Estado de México , contra Porf ir io Díaz debido a las promesas incumplidas del
49 "Programa internacional i s ta " , La Internacional ( 1 4 j u l . 1878). V é a s e la n o t a 37.
3 0 "La c u e s t i ó n i n d í g e n a " , El Hijo del Trabajo (lq j u n . 1879); "Telegram a de B e n i t o C h á v e z al g o b e r n a d o r de Q u e r é t a r o " (25 abr. 1879), A H E Q Poder Ejecutivo, Guerra, exp . 22; " T e l e g r a m a de B e n i t o C h á v e z al g o b e r n a d o r de Q u e r é t a r o " ( l 2 mayo 1879), A H E Q , Poder Ejecutivo, Guerra, exp. 22, y El Monitor Republicano (5 j u n . 1879) .
ü l "Los socialistas", La Voz de México ( 2 4 j u n . 1879) .
1 3 6 CLARA E. LIDA Y CARLOS ILLADES
Plan de Tuxtepec? 2 Si b ien Negrete no cons igu ió sumar muchos adeptos, al amalgamar su movimiento con el de los alzados de la Sierra Gorda dio u n giro estratégico que reforzó la rebe l ión de la Barranca. Ambas partes ganaron: como veremos, el general se hizo de una propuesta social de la cual carecía , mientras los rebeldes y sus "dirigentes socialistas" contaron con u n profesional de la guerra . 5 3
En efecto, el 15 de j u l i o de 1879, los insurrectos proclamaron en la Sierra Gorda el Plan Socialista, que retomaba algunos de los puntos tratados por otros programas revolucionarios previos, pero daba u n paso adelante en cuanto a proclamar los derechos de los pueblos a la propiedad comuna l , aunque no abo l í a la propiedad privada; designar al m u n i c i p i o como la un idad fundamenta l de gobierno con p leno goce de a u t o n o m í a ; estipular la práct ica electoral públ ica , directa y secreta, y plantear la s implif icación del aparato administrativo e, incluso, la abol ic ión de algunas de sus instancias. El Plan Socialista se dividía en tres partes principales, cada una conformada por varios artículos: u n proyecto de ley agraria, o tro de re forma polít ica y uno m á s de ley electoral.
Entre sus puntos principales el proyecto de ley agraria p r o h i b í a las exacciones realizadas por las haciendas y cancelaba las deudas que jornaleros y sirvientes tuvieran con ellas ( I V y V I I ) . Cada campesino de las haciendas recibiría "en prop iedad part icular el solar que habita y el terreno que cultiva" ( V I I I ) , la cual no se p o d r í a enajenar sin el consentimiento de la famil ia ( x ) . T a m b i é n se c o n c e d í a a los pueblos las obras de infraestructura de uso c o m ú n realiza-
5 2 L a i n f o r m a c i ó n m á s d o c u m e n t a d a sobre Negre te e s t á en H A R T , 1 9 7 4 , p p . 9 4 - 9 6 y 1 0 9 - 1 1 1 .
5 3 " E l genera l Negre te " , El Hijo del Trabajo ( 2 3 mayo 1 8 8 0 ) ; Carta de A g u s t í n P r a d i l l o a P o r f i r i o D í a z , l O j u l . 1 8 8 0 , e n C P D , leg. 5 , c. 5 , doc. 2 2 7 4 ; Carta de P o r f i r i o D í a z al genera l J u a n de la L u z Enr iquez , 8 j u l . 1 8 8 0 , e n CPD, leg. 5 , c. 5 , docs. 2 6 1 4 y 2 6 4 4 ; Carta de J u a n Fuentes a P o r f i r i o D í a z , l f i ago. 1 8 8 0 , CPD, leg. 5 , c. 4 , doc . 1 5 6 9 ; "Notic ias sueltas", El Hijo del Trabajo, M é x i c o , 1 0 oct. 1 8 8 0 . V é a n s e t a m b i é n , REINA, 1 9 8 0 , p . 3 1 0 y SALINAS SANDOVAL, 1 9 9 6 , p . 1 6 8 .
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das por las haciendas, conservando los antiguos propietarios sus casas de campo, fábricas, minas, ganado y todas sus fincas urbanas ( V - V I ) . Los pueblos tendr ían derecho a poseer en propiedad comunal "el terreno que les baste para cubr i r sus necesidades sociales" ( X I I I ) , el cual sería inalienable ( X V I I ) . Todos los productos naturales resultarían gratuitos para los habitantes locales ( X X I I ) . E l proyecto de ley agraria conc lu ía con una significativa frase que rescataba la n o c i ó n de que las comunidades conformaban una ent idad mayor compart ida por todos: "la n a c i ó n declara ante la faz del m u n d o que por esta ley se restablece la pat r i a " ( X X I I I ) .
La propuesta de reforma pol í t ica era esencialmente federalista, tenía al m u n i c i p i o como base y abo l í a las jefaturas pol í t icas ( I I ) . En varios art ículos se estipulaba que el consejo del m u n i c i p i o realizaría las funciones políticas, sociales, educativas y también las judiciales, para tal efecto se er ig ir ía en "Supremo T r i b u n a l " . Los munic ip ios deb ían r e u n i r entre 1000 y 5000 almas, en tanto que los estados de 100000 a 200000 ( I y V i l ) . En las capitales, el presidente m u n i c i p a l t ambién lo sería del estado y, en la de la nación, h a b r í a u n presidente ( V I I I y X ) , y en ambos casos, la estructura del gobierno munic ipa l sería su fundamento . Por otra parte, los consejos municipales o c u p a r í a n el lugar del congreso legislativo ( I X ) . A d e m á s , todos los pueblos deb ían estar armados y organizarse mi l i t a rmente ( X ) .
F inalmente, el proyecto de ley electoral otorgaba a cada pueblo la a t r ibución de elegir a sus autoridades "con absoluta independencia" de las superiores ( I ) . L o mismo valdr í a para las fracciones, munic ip ios , estados y para toda la R e p ú b l i c a ( I I - I V ) . Cada e lecc ión se real izaría "en asamblea p ú b l i c a y p o r escrutinio directo y secreto" ( X V I I ) . Las autoridades tenían la obl igac ión de reconocerse rec íprocamente y, por su parte, las poblaciones e leg ir ían a los consejos municipales , éstos a sus presidentes que, a su vez, elegir ían a regidores y pol ic ías ( V I - V I I ) — l o cual no dejaba de resultar p a r a d ó j i c o , pues implicaba que la e lecc ión a los cargos superiores acababa por ser indirecta y que el voto directo só lo se d a r í a dentro del á m b i t o comunal . El mismo proce-
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d imiento valía tanto para los gobiernos de los estados com o para la presidencia de la Repúb l i ca ( X I I ) . 5 4
El fuerte carácter municipalista del Plan Socialista, así como su claro llamado a la propiedad comunal , sin por ello declararse contra una propiedad privada, aunque a ésta le otorgara u n carácter l imitado, y su propuesta de participación democrá t ica en la vida de los municipios y de la nac ión pueden explicar la magnitud y durac ión del movimiento. En efecto, las fuerzas armadas tardarían dos años en aniquilar esta rebel ión de los pueblos unidos de la Sierra Gorda a pesar del interés personal de Porfirio Díaz por lograrlo.
Los informes oficiales y de la prensa t a m b i é n hablan de levantamientos de indígenas en los estados de México , Puebla e Hida lgo inspirados por el "comunismo" . Más de una vez se acusó a Alber to Santa Fe de haber instigado con sus préd ica s "comunistas" a algunos indios que se hab ían convencido de que ellos eran los d u e ñ o s genuinos de las haciendas, como en el caso de la insurrecc ión campesina en el distr i to de Huejotz ingo (Puebla) y otras, 5 ¿ ) de las que se d i jo que eran alentadas por el Partido Socialista que encabezaba el coronel Santa Fe y al que apoyaba, entre otros, J e s ú s A . Laguna. Las rebeliones fueron eventualmente controladas por el ejército; aunque Laguna logró hu i r , Santa Fe, en cambio, fue apresado y condenado a dos años de cárcel —aunque n e g ó los cargos y só lo se def inió como socialista y no comunista . 5 6 Mientras la prensa l iberal con-
5 4 GARCÍA C A N T Ú , 1974, p p . 67-71 y REINA, 1980, p p . 317-321. 5 5 Sobre varios de estos levantamientos v é a n s e las siguientes fuentes:
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5 6 A l b e r t o Santa Fe, " C o m u n i s m o y socialismo", El Hijo del Trabajo (11 mayo 1879). Este texto es r e p r o d u c c i ó n d e l que p u b l i c ó el Diario Oficial de la Federación, el mes anter ior . "Carta abierta de l socialista A l b e r t o Santa Fe", El Hijo del Trabajo (15 j u n . 1879) y OBREGÓN, 1980, p p . 20-23.
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 139
denaba de manera casi u n á n i m e los movimientos de las comunidades, El Socialista fue de los pocos que des tacó una veta anarquista en esa lucha: "hartos los pueblos de pés imos gobiernos optan por no tener n i n g u n o " . 5 7
Si b ien este malestar agrario no nos permite precisar la inf luencia de una ideo log ía determinada m á s allá de la federalista y municipalista, en cambio las actividades de muchos de los organizadores y simpatizantes socialistas nos hacen pensar que los ecos de las teorías anarco-comunis-tas y de la propaganda por el hecho h a b í a n empezado a llegar a Méx ico . Sin embargo, es evidente que el uso del té rmino "comunista" , vinculado con los movimientos de los pueblos en defensa de las tierras comunales, no era nuevo y estaba presente como anatema en el vocabulario pol í t ico mexicano desde antes. 5 8 Por otra parte, recordemos t a m b i é n que el término circulaba con u n sentido socialista desde los años de la revolución de 1848, sin duda por inf luencia de las transformaciones y doctrinas que surgieron con esa revolución, cuyos ecos l legaron a México pronto , y que en ese a ñ o se hab ía publ icado el Manifiesto Comunista}9 A d e m á s , su util ización h a b í a sido reforzada desde 1871 a raíz de la Comuna de París y, sin duda, por las renovadas actividades anarquistas de esta d é c a d a . 6 0
En este contexto, a la par que estas sublevaciones agrarias, en septiembre de 1879 se p rodu jo en la c iudad de
5 7 "Los socialistas", El Socialista ( 9 j u n . 1879). 5 8 REINA, 1980, p p . 132-135, se ref iere al P lan de C o m u n i s m o de
1869, redactado p o r Francisco Islas, que l l amaba a r ecupera r las tierras comunales arrebatadas p o r los hacendados. E n la p . 306 la mi sma autora cita la i r ó n i c a frase c o n la que El Hijo del Trabajo conc luye la i n f o r m a c i ó n sobre la r e p r e s i ó n m i l i t a r en el Estado de M é x i c o y Q u e r é t a r o c o n t r a quienes son acusados de comunistas p o r e x i g i r la d e v o l u c i ó n de sus tierras: " ¡ A h , q u é t iempos , s e ñ o r e s , en que nad ie puede rec lamar lo suyo sin que se le l l ame comuni s t a ! " (30 sep. 1877) .
0 9 Sobre los ecos de la r e v o l u c i ó n par is ina e n M é x i c o y otros p a í s e s h i s p á n i c o s y e l t e m o r al " c o m u n i s m o " , v é a s e LIDA, e n prensa.
6 0 Para m á s datos, v é a s e la n o t a 2. A d e m á s , RHODAKANATY, 1998, p p . 97-98, r e p r o d u c e u n a r t í c u l o de El Socialista (12 mar . 1876) , en el que su au tor l l a m a al c a m b i o social para evitar el " c o m u n i s m o y la disoluc i ó n social" .
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Querétaro una insurrecc ión de aparente carácter anarquista. Los únicos datos que conocemos sobre este levantamiento urbano que e n c a b e z ó Juan A. Orel lana con u n grupo inic ia l de 40 hombres que en doce horas a u m e n t ó a 700, los p r o p o r c i o n ó Nathan-Ganz en su in forme de 1881 al Congreso de Londres. S e g ú n este relato, los insurrectos se apoderaron de la ciudad y proc lamaron "la Repúbl ica comunista y antiautoritaria" , en tanto la Junta provincial se daba a la fuga. Ante esto, Nathan-Ganz comenta que estos revolucionarios "no cayeron en el e r ror de sus predecesores de apoderarse del Palacio M u n i c i p a l para proclamar u n nuevo gobierno, sino que, por el contrar io , amenazar o n con fusilar a cualquiera que buscara apoderarse de nuevo del gobierno" . Pero agregaba, "la a legr ía no d u r ó m u c h o " , pues en dos días el e jército d e r r o t ó a los sublevados, h i r i e n d o a una veintena y dejando trece muertos, mientras que "el resto se retiraba a las m o n t a ñ a s " . Y Nathan-Ganz conclu ía con sarcasmo: "una vez m á s la sociedad fue salvada". 6 1
Alrededor de esta misma é p o c a tuv ieron lugar otros brotes insurreccionales en distintos estados, en los que se sabe que part ic ipó Francisco Zalacosta. E n 1880 y 1881 cont inuaron las insurrecciones, y Queré taro —tanto el estado como la c iudad— a p a r e c í a como u n centro importante de estas manifestaciones insurreccionales, que sólo p u d i e r o n ser abatidas por la ampl ia par t ic ipac ión del ejército tras una larga lucha y fuerte r e p r e s i ó n . 6 2 Así, el prop io Zalacosta fue muer to allí en abr i l de 1881 y decenas de i n surrectos fueron capturados.
De todo lo anterior quedaba claro que la a tención del gobierno contra el socialismo, contra toda insurrección agraria y social y contra todo centrifugalismo federalista se m a n t e n d r í a en estado de alerta permanente a part i r de
6 1 I I S G , "Rappor t " . 6 2 "Los comunistas" , La Sombra de Arteaga (2 nov . 1879); A G N , Gober
nación, Seguridad Pública, sec. 2 a , 8 8 1 ( 8 ) , c. 130, exp . 178, 15 mar . 1881 y "Socialistas", El Hijo del Trabajo (27 mar . 1881) ; " Q u e r é t a r o " , El Socialista (8 abr. 1881).
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 141
entonces. Pero t a m b i é n sabemos que este cont inuo despliegue de fuerza no sería suficiente para evitar que en 1910 resurgieran de manera avasalladora la violencia social, la lucha por la t ierra y las demandas por u n verdadero federalismo y munic ipa l i smo polít icos.
CONCLUSIONES
Esta larga exp lorac ión del desarrollo del socialismo en México y de las insurrecciones agrarias de fines de los años de 1870 y comienzos de la d é c a d a de 1880, nos remite nuevamente al anarquismo en Europa y al Congreso de Londres de 1881. Sin duda, p o r vez pr imera en u n congreso internacionalista se daba u n in forme extenso sobre u n paí s americano que no fueran los Estados Unidos . Sin duda, también, la re lac ión que Nathan-Ganz hac ía sobre la tradición agraria de Méx ico , a soc i ándo la con las de Rusia e Ir landa en u n m o m e n t o en el que éstas cobraban una destacada s ignif icación revolucionaria, daba al prob lema mexicano u n relieve especial dentro del ámbi to de la lucha social anarquista. Por otra parte, gracias a Edward Nathan-Ganz tenemos los pr imeros detalles sobre la di fus ión de las ideas y práct icas revolucionarias en este país , especialmente en lo que concierne a la insurrecc ión en la c iudad de Querétaro , sobre la cual pa rec í a estar muy b ien informado, y de la organizac ión de una "Confederac ión Mexicana Socialista". Si b ien es probable que Nathan-Ganz nunca visitara Méx ico , sabemos que desde finales de 1880 h a b í a estado en contacto con El Socialista y con La Revolución Social; sin duda t a m b i é n con el p rop io Orel lana —de quien dice en su Rapport que es "uno de nuestros c o m p a ñ e r o s m á s generosos m á s nobles"—, y tal vez con otros grupos radicales en M é x i c o . Ya en enero de 1881 hab ía dado not i cias de sus v ínculos con grupos mexicanos desde las páginas de su p e r i ó d i c o The An-archist, publ icado en Bos ton . 6 3
6 3 USG, " R a p p o r t " ; e n " C i ó s e the Ranks", The An-archist, 1 enero de 1881, pp . 16-17, m e n c i o n a a " o u r frien.ds i n M é x i c o , M o n t e v i d e o
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A u n q u e los detalles no siempre sean precisos, cabe destacar que esta pr imera v inculac ión de Méx ico con el internacionalismo anarquista sin duda fue significativa. A par t i r del Congreso de Londres en j u l i o de 1881 volvemos a encontrar referencias a Méx ico en informes policiales secretos sobre reuniones anarquistas que tuvieron lugar en Suiza a fines de ese a ñ o y comienzos del siguiente, donde se seña laba que en la A I T se h a b í a n recibido adhesiones de cinco grupos de la F e d e r a c i ó n Mexicana . 6 4 En contraparte, con sólo revisar los artículos que sobre Europa publ icaba u n per iód ico como El Socialista entre 1880 y 1882, vemos que el interés por los acontecimientos revolucionarios y socialistas está muy vivo en Méx ico . Las noticias que a p a r e c í a n sobre la Internac ional en Francia, E spaña , Alemania, Suiza y Bélg ica ; el n ih i l i smo en Rusia; la violencia revolucionaria en Alemania ; las huelgas de obreros en distintos países, así como las noticias generales sobre las organizaciones obreras y revolucionarias europeas, t ambién nos dan una idea muy clara del interés rec íproco que en estos momentos se despertaba en ambas orillas at lánticas . 6 5
a n d R i o de Janeiro , where o u r ideas c o u n t already thousands a n d t h o u sands o f organized partisans", que a p l a u d e n el proyecto de u n a "Revol u t i o n a r y Al l i ance o f the A m e r i c a n C o n t i n e n t " . E n o t r o a r t í c u l o t i t u l a d o " I n t e r n a t i o n a l Revo lu t ionary Congress", p . 34, habla de " o u r sympathet ic c o m p a n i o n s o f 'La R e v o l u c i ó n sociale' [sic], M e x i c o ; 'E l I n t e m a c i o n a l i s t a ' M o n t e v i d e o [ . . . ] " . L l a m a la a t e n c i ó n que en APP B a /30 , f. 16 se e n c u e n t r e n estos dos a r t í c u l o s impresos , pero en u n a t i p o g r a f í a d i s t inta y c o n variantes e n el t ex to ; e n el ú l t i m o se m e n c i o n a t a m b i é n " E l Socialisto [sic], que n o aparece e n nues t ro e jemplar (véase la n o t a 22) , l o cual nos hace pensar en u n a c o n e x i ó n directa o ind i rec ta c o n e s p í a s policiales, po s ib l emente c o n Serraux y su Revolution Sociale (véa se la n o t a 24) , que h u b i e r a n t e n i d o acceso a u n a prueba de i m p r e n t a o galeras de l p e r i ó d i c o b o s t o n i a n o .
6 4 APP B a /438 , 23 nov. 1881. El Socialista (26 sep. 1882), i n f o r m a sobre la a d h e s i ó n m e x i c a n a a la I n t e r n a c i o n a l y provee datos sobre la o r g a n i z a c i ó n y sus m i e m b r o s .
6 5 E n El Socialista, x i , 1 (10 ene. 1881) , aparece u n a "Carta de l D r . Nathan-Ganz" para dar a conocer la revista El Anarquista, p . 1, co l . 2. Las not ic ias sobre E u r o p a se suceden c o n m a y o r f recuencia a p a r t i r de mediados de 1881.
ANARQUISMO EUROPEO Y SUS PRIMERAS INFLUENCIAS EN MÉXICO 1 4 3
Así, en los años de 1870 y de 1880, a pesar de la repres ión en Europa y de su lento desarrollo en México , el anarquism o encontraba sujetos sociales dispuestos a adoptarlo. Esto expl icará sin duda por q u é en las década s siguientes, la historia de muchas de estas comunidades de u n o y o t ro lado del Atlántico q u e d a r í a marcada por este encuentro entre teorías y práct icas que reivindicaban, entre otros, el derecho de los trabajadores del campo y de las ciudades a sus instrumentos de trabajo, a su producto y al b ien com ú n , a decidir sobre su organizac ión social, a part icipar directamente en el gobierno y la defensa locales, y a darle a la comunidad l ibertad y a u t o n o m í a pactadas de manera federalista.
Estos procesos, que abarcaban desde lo local y lo regional hasta lo nacional e internacional , estaban conectados entre sí por formulaciones teóricas y experiencias prácticas de solidaridad y de lucha que el anarquismo del siglo X I X supo integrar sin contradicciones. Esto lo logró a través de redes y capilaridades que vinculaban entre sí elementos aparentemente h e t e r o g é n e o s y contradictorios: la difusión ideo lóg ica y organizativa por medio de la palabra hablada, pero t ambién su c o n c r e c i ó n en la prensa y otros escritos; la experiencia y práct ica de rebeldías ancestrales aunadas a tácticas y estrategias revolucionarias modernas e inéditas . En otras palabras, una excepcional or ig ina l idad del anarquismo d e c i m o n ó n i c o fue saber u n i r lo e n d ó g e n o — l o c a l , m u n i c i p a l — c o n lo e x ó g e n o —nac iona l e internacional . Es decir, supo vincular el c írculo ínt imo con la sociabilidad colectiva y darles e x p r e s i ó n y sentido a los i n dividuos y a los grupos sociales que hasta entonces h a b í a n sido ignorados. 6 6
En síntesis, a pesar de las constantes limitaciones impuestas por la per secuc ión y repres ión, el anarquismo del úl t imo cuarto del siglo X I X s i rv ió de vehículo para dar voz a las comunidades agrarias y a las colectividades de trabajadores que se atrevían a pensar lo impensable y a desear lo proh ib ido , e
6 6 L I D A , 1 9 9 3 .
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hizo posible oír los reclamos de quienes exigían el derecho a una sociedad más equitativa, más solidaria, más democrática y menos ajena. E n pocas palabras, aunque con características particulares y matices diferenciadores, tanto en la Europa medi terránea como en México permit ió que se viera y escuchara a quienes durante siglos hab ían sido empujados a la marginalidad y al silencio, pero que a part ir de entonces ya no cejarían de luhar por crear u n nuevo orden de cosas, aunque cada cual siguiera caminos propios según sus diversos contextos.
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