El Aguardiente

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Santiago de Cali, Marzo del 2016 El aguardiente. Universidad de San Buenaventura Cali. Facultad de Ciencias económicas. Programa de economía. Presentado por: Valeria Trujillo Rosero (Código: 1140533). En este documento se tomara como referencia “el aguardiente” junto con el todas las creencias y mitos que las personas han especulado sobre este; el estudio se realizó en Medellín- Antioquia. El aguardiente, es una bebida alcohólica de alta graduación obtenida por medio de la destilación. El origen del aguardiente tuvo lugar desde el siglo XVI, con raíces españolas, existen diferentes tipos de aguardiente, cada país o cada región tiene uno en particular que han elaborado. El Aguardiente puede referirse prácticamente a cualquier bebida alcohólica obtenida por destilación, pero se le aplica mayoritariamente a aquellas que poseen entre 28% y 60% de grado o volumen de alcohol. La sociedad ha tomado como referencia este tipo de bebidas para incluirlas en reuniones familiares, celebraciones y todo tipo que amerite un “aguardientico”. Cuando se habla de este licor, las personas que son fieles demandantes de este bien tan preciado se vuelven irracionales al afirmar sobre las una

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Santiago de Cali, Marzo del 2016

El aguardiente.

Universidad de San Buenaventura Cali.Facultad de Ciencias económicas. Programa de economía.Presentado por: Valeria Trujillo Rosero (Código: 1140533).

En este documento se tomara como referencia “el aguardiente” junto con el todas

las creencias y mitos que las personas han especulado sobre este; el estudio se

realizó en Medellín-Antioquia.

El aguardiente, es una bebida alcohólica de alta graduación obtenida por medio de

la destilación. El origen del aguardiente tuvo lugar desde el siglo XVI, con raíces

españolas, existen diferentes tipos de aguardiente, cada país o cada región tiene

uno en particular que han elaborado. El Aguardiente puede referirse prácticamente

a cualquier bebida alcohólica obtenida por destilación, pero se le aplica

mayoritariamente a aquellas que poseen entre 28% y 60% de grado o volumen de

alcohol.

La sociedad ha tomado como referencia este tipo de bebidas para incluirlas en

reuniones familiares, celebraciones y todo tipo que amerite un “aguardientico”.

Cuando se habla de este licor, las personas que son fieles demandantes de este

bien tan preciado se vuelven irracionales al afirmar sobre las una y mil cualidades

que contiene, al realizar esta afirmación lo hacen aprobando la veracidad de este,

por lo tanto, cabe aclarar que según Karl Popper, no existe una teoría

enteramente cierta, el termino adecuado entonces seria, una aproximación a la

verdad. Existen aproximaciones a la verdad objetiva y demostrable, otras

subjetivas, más conocidas como mitos.

A partir de esto, podemos discriminar lo primero como científico y el segundo

como un campo de saber, según “los saberes culturales”, el conocimiento

científico como el saber subjetivo son enteramente culturales.

Para muchos, es fácil discernir sobre que es verdadero y que no, ya que se

pueden apoyar en la experiencia y en el conocimiento heredado con que las

personas cuentan congénitamente, según el positivismo.

Algunos consideran que el aguardiente debería ser el símbolo nacional, otros lo

relacionan con las cualidades que tienen las personas colombianas, se dicen

también que hace parte de la cultura de las personas, es decir, como una

costumbre para desesterarse, todas estas afirmaciones como muchas más, no

tienen que ser completamente aceptadas como conocimiento científico, estos son

postulados que hacen referencia a algo valido aunque para las demás personas

no sea cierto ni razonable, no son simples opiniones irracionales, constituyen

certezas con experiencias de los seres humanos.

Cuando un mito, por ejemplo, que el aguardiente cura la gripe y la indigestión,

incluso que es afrodisiaco, es aceptado por una sociedad, se puede denominar

como un saber cultural, es decir, se convierte en la verdad para los miembros de

esa sociedad y todos creen que es así. Estos saberes culturales trascienden de

generación en generación.

Se concluye, que tanto las ciencias como los saberes técnicos tienen cierta

veracidad sobre las expectativas de las personas, es decir, tanto la ciencia como

los saberes técnicos son verdaderos relativamente. Y no tienen que ser científicos

para que las personas lo acepten y lo adopten en una cultura.