El Afan y La Ansiedad 3

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El Sermón del MonteEL AFÁN Y LA ANSIEDAD

(Mateo 6:25–34) (Pr. 30: 8-9) (Fil. 4: 11-13) (I Ti. 6: 6-10).

Muchas personas piensan que si fueran ricas se acabarían todos sus problemas. Y Los que son ricos creen que si fueran pobres serían más felices. Pero tanto el  rico como el pobre padecen del mismo mal: Su problema es espiritual. El rico se ve tentado a confiar solo en sus posesiones, mientras que el pobre se ve tentado a dudar de la provisión de Dios. El rico se ve tentado a confiar en la falsa seguridad de sus riquezas, mientras que el pobre se ve tentado a afanarse y a preocuparse en la falsa inseguridad de su pobreza. El problema del pobre no es su pobreza y el problema del rico tampoco es su riqueza. El problema de ambas personas es su actitud hacia el dinero y hacia las posesiones materiales. Ya sea que la persona sea pobre o sea rica, o de clase media, su actitud hacia las posesiones materiales es uno de los distintivos más confiables de su verdadera condición espiritual. I.- La importancia que Jesucristo le da a nuestra vida (v. 25)a) Jesucristo habló de tres necesidades básicas que nuestro cuerpo necesita: El comer, el beber y el vestirse. Cada una de esas tres necesidades le pertenecen al cuerpo y Jesucristo claramente nos dice que la vida consiste en algo mucho más que solo cuidar de nuestro cuerpo.  b) Sin embargo, el cuidado del cuerpo ha sido siempre la obsesión de todos nosotros. Aunque no nos encontremos hambrientos, sedientos o desnudos, le prestamos una atención desmedida a nuestro cuerpo: lo ejercitamos, le damos vitaminas, lo protegemos de las enfermedades, lo protegemos de las desveladas y un sin número más de cosas que hacemos para mantener a nuestro cuerpo saludable y en buena forma. c) Pero Jesucristo claramente dice que la vida no consiste en la atención que le demos a nuestro cuerpo. Nuestros cuerpos por sí mismos no son la fuente de nada. Nuestro cuerpo no es el que nos da la vida, sino que ellos reciben la vida de parte de Dios quien es la fuente de toda la vida: tanto espiritual como emocional, física e intelectual. II.- Jesucristo prohíbe el afán y la preocupación porque ellos pasan por alto las promesas y la providencia de Dios (v.25) a) Aunque el afanarse es pecado, ese es un pecado que los creyentes cometemos con más frecuencia que cualquier otro.  b) Jesucristo nos advierte en contra del afán y la ansiedad porque eso es lo que nos lleva y nos impulsa a que dediquemos nuestros mejores años y nuestras mejores energías a acumular riquezas que nos aseguren de que tendremos suficientes recursos para sobrevivir en los años que vienen.  c) Pero la realidad es que antes de que nos demos cuenta, nuestros mejores años se han ido y hemos dejado escapar el propósito principal para el que fuimos creados. Dios no nos creó a su imagen solo para que vivamos nuestra vida afanándonos en amontonar riquezas. Nos creó y nos puso en esta tierra para glorificarle, para servirle y para ser representantes de Sus intereses y no de los nuestros.  d) En ninguna parte de las Escrituras se alaba a la pobreza ni tampoco se condena o se critica la adquisición legitima de la riqueza.

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Jesucristo no nos dice que es  malo el poseer cosas materiales, lo que sí es malo es que esas cosas materiales nos posean a nosotros.  III.- El afán y la preocupación son innecesarios debido a quién es nuestro Padre (v. 26)a) La frase “Las aves del cielo”, ilustra claramente el cuidado de Dios por Sus criaturas. Ellas nos gritan de lo innecesario que es para nosotros el preocuparnos. Ellas no siembran ni tampoco siegan, sin embargo Dios las alimenta.  b) Pero esto no significa que no debemos trabajar para ganar el sustento diario.  Aunque Dios es el que alimenta a las aves, ellas salen a buscar su comida con diligencia. No se sientan a esperar en la rama de un árbol a que la comida les caiga del cielo. El apóstol Pablo también nos recuerda que debemos ser diligentes también en nuestro trabajo (2 Tesalonicenses 3:10).  c) Tampoco debemos concluir por lo que dijo Jesucristo que los labradores del campo no deberían entonces sembrar y levantar su cosecha. Todas esas actividades son una parte necesaria de las provisiones que Dios hace para nuestras propias necesidades.  d) Lo que Jesucristo prohíbe en estos versículos es el afanarse y construir abundancia de almacenes o graneros en un intento por proveer seguridad para el futuro sin tomar en cuenta a Dios (Lucas 12:16-21). e) Pero las aves del cielo no se preocupan ni tampoco se les va el sueño en pensar de donde irán a conseguir su próxima comida. Ellas recogen su alimento hasta que tienen suficiente y después se dedican a otras cosas hasta que se llega el momento de su próxima comida.  IV.- La preocupación es completamente notable debido a que no puede cambiar absolutamente nada (v. 27). a) Ni toda la preocupación del mundo puede añadir siquiera un solo minuto a nuestra vida. Y si no obtenemos cual ningún beneficio por preocuparnos, entonces ¿Por qué nos preocupamos tanto por cosas que no podemos cambiar? b) El preocuparse por el futuro no solo es una deshonra a Dios, sino que también es algo inútil. Jesucristo lo expresa claramente al decir que la preocupación no trae cual ningún beneficio. c) Si la preocupación fuera de ayuda o tuviera algún valor, entonces tendríamos por lo menos una excusa para poder usarla. Pero es todo lo contrario, nos afecta en vez de ayudarnos. Podemos preocuparnos hasta el cansancio pero eso, lejos de ayudarnos nos afecta en casi todas las áreas de nuestra vida.  V.- La Lección que Jesucristo nos da de las flores del campo (vs. 28-30)1) Las flores no tienen el mismo valor que nuestra vida.a) La enseñanza de Jesucristo en estos versículos es que si Dios puede proveer tan elegantes vestidos a las flores del campo que duran tan poco tiempo y después son usadas para encender fuego, ¿Acaso Dios no proveerá mucho más para su pueblo que le adora y le sirve? 

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b) Muy posiblemente algunas de las personas a las que Jesucristo les dijo estas palabras no tenían suficiente ropa para vestir. Tal vez con lo único con que contaban era con una o dos túnicas.  Pero nosotros vivimos en una época y en un país en donde la ropa no es ningún problema. Pero en aquél tiempo no existían ni las grandes fábricas de ropa, ni los recursos económicos que tenemos en la actualidad y sin embargo Jesucristo les dijo  que no tenían que preocuparse por su ropa.Nos garantiza que él como nuestro padre celestial tiene cuidado de nosotros. (V. 31- 32) No os afanéis Griego merimnao «afanarse» Denota estar ansioso, preocupado, perturbado, fatigado, apurado, acongojado. Es un estado de angustia y temor que no permite el sosiego.Existe una tendencia general a estar preocupados por la condición económica y esto suele generar dos peligros constantes: a. En medio de la abundancia el hombre se olvida de Dios, llenándose de orgullo y autosuficiencia.b. En medio de la escasez, surge la queja y la tentación a tomar lo que no le pertenece. Por esta razón, el proverbista dijo sabiamente que es mejor mantenerse con lo necesario (Proverbios 30: 8-9), algo que Pablo enunció como una actitud de contentamiento (Filipenses 4: 11-13, I Timoteo 6: 6-10).

Todos los seres humanos nos preocupamos por el día de mañana. Tenemos temor de lo que nos ocurrirá mañana.

El mundo vive preocupado por el trabajo, por el dinero, por la política, por las riquezas, por los bienes materiales.

Si trabajamos, pensamos que no nos alcanzará el dinero para llegar a fin de mes. Si estudiamos, nos preocupamos por los exámenes o por la lección que debemos estudiar. Si deseamos un vestido o un pantalón nuevo, estamos ansiosos hasta que lo obtenemos. Cuando ya hemos logrado comprarlo, comenzamos a pensar en alguna otra cosa que creemos necesitar… Y así va pasando nuestra vida.

Por eso el Señor Jesús nos está enseñando a vivir tomados de Su mano

Conclusión: El estar ansiosos por cosas que necesitamos para sobrevivir, Jesucristo dice que es pecaminoso y que demuestra poca fe. El afán y la preocupación no es algo insignificante y sin importancia debido a que pone en tela de juicio el amor y la integridad de Dios. La preocupación niega que nuestro Padre celestial sea digno de confianza por las promesas que nos hace en su Palabra. Si queremos vencer el afán y la ansiedad es necesario que sigamos los lineamientos de la Palabra. Jesús nos ha prometido que si le buscamos de todo corazón, Él se ocupará de todas nuestras necesidades.

El rey David dice en SALMO 37:2 "Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni su simiente (sus hijos) que mendiguen pan"