Educar

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Educar…. Prof. Alba challú. Especialista en educación musical Cuando reflexionamos acerca de la educación, aparecen ante nosotros como bailando una danza sin fin, metodologías, teorías, más novedosas, menos novedosas, e inmediatamente nos decimos: se trata de tomar de una u otra lo que más nos sirve, y, en el mejor de los casos, fabricar, por decirlo de alguna manera, nuestro propio método (aunque esto, en la actualidad, también se reduce a un mero enunciado, en la mayoría de los casos); como si educar fuera aplicar una u otra metodología, en el marco de una u otra teoría del aprendizaje…. OK… pero….vemos. Pensar en la educación, es lo mismo que pensar en el hecho educativo? Y, no. Educación, como concepto abstracto, engloba miles de posibilidades, de aspectos, de connotaciones, tantas como interpretaciones existen del hecho educativo. Hecho educativo, implica: proceso, yo, aquí y ahora en la clase; asimismo, el estudiante, la escuela, la comunidad educativa, el momento socio- político- económico, el momento humano. Bien. Recorté la abstracción, trayéndola a la concreción, desde mi experiencia, ya puedo comenzar a demarcar límites más precisos para una acción pedagógica significativa. Así, considero que el hecho educativo, fundamentalmente pasa por la educación de la percepción. Refiriéndome a la percepción del mundo. Básicamente educamos para que los alumnos (sin – luz) perciban el mundo tal como nos lo enseñaron. Educamos para que las convenciones imperantes continúen vigentes. Ya, en este punto, por lo que se observa, la mayoría de las metodologías y teorías del aprendizaje, están para ello, salvo muy honrosas excepciones, las que por serlo, permanecen ocultas, a pesar de estar a la vista de todos. Las novedosas, pretenden imponer una única percepción del mundo también, considerándola superadora a las anteriores. Intenta romper viejos moldes, para imponer los pretendidamente nuevos.

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Educar….Prof. Alba challú. Especialista en educación musical

Cuando reflexionamos acerca de la educación, aparecen ante nosotros como bailando una danza sin fin, metodologías, teorías, más novedosas, menos novedosas, e inmediatamente nos decimos: se trata de tomar de una u otra lo que más nos sirve, y, en el mejor de los casos, fabricar, por decirlo de alguna manera, nuestro propio método (aunque esto, en la actualidad, también se reduce a un mero enunciado, en la mayoría de los casos); como si educar fuera aplicar una u otra metodología, en el marco de una u otra teoría del aprendizaje….OK… pero….vemos. Pensar en la educación, es lo mismo que pensar en el hecho educativo? Y, no. Educación, como concepto abstracto, engloba miles de posibilidades, de aspectos, de connotaciones, tantas como interpretaciones existen del hecho educativo.Hecho educativo, implica: proceso, yo, aquí y ahora en la clase; asimismo, el estudiante, la escuela, la comunidad educativa, el momento socio- político-económico, el momento humano.Bien. Recorté la abstracción, trayéndola a la concreción, desde mi experiencia, ya puedo comenzar a demarcar límites más precisos para una acción pedagógica significativa.Así, considero que el hecho educativo, fundamentalmente pasa por la educación de la percepción. Refiriéndome a la percepción del mundo.Básicamente educamos para que los alumnos (sin – luz) perciban el mundo tal como nos lo enseñaron. Educamos para que las convenciones imperantes continúen vigentes.Ya, en este punto, por lo que se observa, la mayoría de las metodologías y teorías del aprendizaje, están para ello, salvo

muy honrosas excepciones, las que por serlo, permanecen ocultas, a pesar de estar a la vista de todos.Las novedosas, pretenden imponer una única percepción del mundo también, considerándola superadora a las anteriores. Intenta romper viejos moldes, para imponer los pretendidamente nuevos. Por supuesto, desde la visión del que los inventó.Esto es, vemos sólo lo que nuestra pretendida educación dice que tenemos que ver: la dualidad permanente. La polaridad.Y así estamos. En un eterno vaivén…. El aprendiz, abre sus ojos con asombro ante el nuevo mundo que descubre cuando le mostramos algo que él desconocía. Inmediatamente de mostrárselo, le regalamos en paquete de oro nuestra interpretación. El asombro se va de sus ojos. El cansancio se instala poco a poco. El aburrimiento y la falta de motivación para el aprendizaje, comienzan a enseñorearse de la situación.Y el maestro? Sigue interpretando rígidamente la realidad. Tratando de resignificar, emparchando, por decirlo de alguna manera, aquello que ya la experiencia demostró que está muerto, acabado. Tampoco hay asombro en sus ojos.Ya lo sabe todo. En esa única vía de interpretación, generada por una única forma de percibir el mundo.Me pregunto…es posible educar para favorecer la capacidad de percibir el mundo tal como se nos muestra? Esto es ser capaces de percibirlo con todas las posibilidades que nos presenta, y no la única que nos enseñaron a ver? Y desde ahí, construir una nueva forma de estar en y percibir el mundo?Me respondo, y …. si. Siempre que estemos dispuestos a comprender que nuestro mejor estimulo para ello, es no

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perder nuestra capacidad de asombro; aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje que se nos presentan, con ojos libres de pre-juicios, abiertos a las nuevas posibilidades de esta maravillosa era que comenzamos a transitar: la de la integración, la del rescate del ser.Me despido hasta un próximo compartir. Gracias……..Alba

En una u otra forma, toda falta es consecuencia de una degeneración del instinto, de una disgregación de la voluntad; por ahí casi se llega a definir lo malo. Todo lo bueno sale del instinto y es, por consiguiente, ligero, necesario, espontáneo. El esfuerzo es una objeción; el dios se diferencia del héroe por su tipo (en mi lenguaje, los pies ligeros son el primer atributo de la divinidad)

Nietzsche