Educacion Para La Salud Y Obesidad Infantil
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REVISTA I+E CSI CSIF Sector de Enseñanza de Sevilla - C/ San Juan Bosco 51 B 41008 Sevilla. Tlf. 954069012 E-Mail [email protected] 1 NÚMERO 26 AGOSTO DE 2006 – VOL. III ISSN 1696-7208 DEPOSITO LEGAL: SE – 3792 - 06 “EDUCACIÓN PARA LA SALUD Y OBESIDAD INFANTIL” AUTORA: María Teresa Corrales Llaves
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NÚMERO 26
AGOSTO DE 2006 – VOL. III
ISSN 1696-7208
DEPOSITO LEGAL: SE – 3792 - 06
“EDUCACIÓN PARA
LA SALUD Y OBESIDAD
INFANTIL”
AUTORA: María Teresa Corrales Llaves
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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. EL NIÑO/A OBESO/A
3. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA OBESIDAD INFANTIL
4. LAS CAUSAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
5. LAS CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
6. TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD INFANTIL
7. LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD COMO TEMA TRANSVERSAL
8. TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD DESDE LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD
A. EJERCICIO FÍSICO Y SALUD
B. PAPEL DE LA ESCUELA EN LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD
C. ALIMENTACIÓN Y SALUD
D. FAMILIA SALUDABLE
9. CONCLUSIÓN
10. BIBLIOGRAFÍA
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1. INTRODUCCIÓN
Uno de cada seis niños españoles tiene sobrepeso, y el problema podría ser alarmante a medio plazo, según los expertos, ya que la situación sigue en aumento. Se estima que hoy en día, en muchos países, uno de cada diez niños es obeso al llegar a los 10 años.
La obesidad es la enfermedad nutricional más frecuente en niños y adolescentes en los países desarrollados, pero no sólo se limita a éstos. Estudios recientes realizados en distintos países demuestran que entre el 5-10% de los niños en edad escolar son obesos, y en los adolescentes la proporción aumenta hasta situarse en cifras del 10-20% (Dietz, 1998).
Además, la frecuencia tiende a aumentar en los países desarrollados, constituyendo la obesidad un problema sanitario de primer orden, al ser un factor común para diversas patologías (diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial).
La tasa de niños/as obesos pues, está sufriendo un notable ascenso en la mayoría de países del Primer Mundo y, como no, en España, lo que obliga a padres y centros escolares a extremar las precauciones con el fin de paliar este trastorno alimentario tan perjudicial para la salud.
El sector de la población que comprende desde los 2 a los 24 años, en las últimas dos décadas ha aumentado el porcentaje de enfermos por sobrepeso y obesidad hasta límites preocupantes. Sólo en una mínima parte, el origen es genético, pero a veces el origen pueden ser consecuencias de una alimentación desequilibrada y la vida sedentaria.
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La causa de esta problemática, que puede tener consecuencias muy negativas en el futuro es, básicamente, el cambio de hábitos. Y sobre todo en lo referente a la alimentación y el sedentarismo. Los niños, en gran parte por influencia de los padres, abandonan el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida, "chuches" y bollería. Por lo que respecta al sedentarismo, las actividades físicas tradicionales se están cambiando por la televisión y los videojuegos..
Por ello, es necesario hacer un repaso a las costumbres alimenticias y la forma de vida de nuestros/as alumnos/as e hijos/as, ya que como consecuencia, esto puede provocar enfermedades a largo plazo, siendo esto una preocupación actual en muchos países.
A continuación se pretende exponer algunas consideraciones generales de la obesidad infantil en nuestra sociedad, así como el papel fundamental que deben desempeñar tanto la familia como toda la comunidad educativa en nuestros centros escolares, para frenar este fenómeno.
Dada la importancia de este fenómeno, se hace necesaria una reflexión colectiva, en la difícil labor de luchar contra el sobrepeso de nuestra sociedad infantil, dada las consecuencias tan negativas que tiene la obesidad, tanto en la salud médica como psicológica del niño y del adolescente.
Para ello se van a exponer por un lado, los factores que intervienen en la obesidad infantil, las causas y consecuencias y por otro lado el tratamiento de la obesidad infantil desde la educación para la salud. Todo ello con el objetivo de empezar a tratar de cambiar o al menos hacer el intento por evitar esta enfermedad, informando y ayudando a los niños/as y jóvenes, al mismo tiempo que desarrollar entre nuestro alumnado capacidades que les permitan adquirir una actitud crítica, adoptando hábitos responsable de alimentación y estilos de vida saludables.
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2. EL NIÑO/A OBESO La palabra obesidad deriva del latín “obesus” que quiere decir "persona que tiene gordura en demasía", se caracteriza por la acumulación y almacenamiento excesivo de grasa, principalmente en el tejido adiposo. Se manifiesta por un incremento de peso mayor al 20 por ciento del peso ideal esperado por la edad, la talla y el sexo Por tanto, la obesidad infantil es un proceso metabólico en el que se produce una acumulación de grasa excesiva en relación con el promedio normal para su edad, sexo y talla. Es necesario clarificar términos que con frecuencia se utilizan como sinónimos, pero sin serlos. Por un lado, obesidad se refiere a la excesiva cantidad de grasa corporal y por otro, exceso de peso denota un peso corporal mayor en relación con la talla.
Un niño/a se pueden considerar obeso/a, cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal. Los niños que comienzan con una obesidad entre los seis meses y siete años de vida el porcentaje de los que seguirán siendo obesos en la edad adulta es del 40% mientras para los que comenzaron entre los diez y trece años las probabilidades son 70%, porque las células que almacenan grasa (adipositos) se multiplican en esta etapa de la vida por lo cual aumenta la posibilidad del niño de ser obeso cuando sea adulto.
En la mayoría de los casos el médico, los padres y el niño/a están más preocupados por los problemas sociales que la obesidad origina, que por las alteraciones y complicaciones metabólicas que ésta pueda ocasionar.
La obesidad, en realidad es una enfermedad que implica mucho más: dificultades para respirar, ahogo, interferencias en el sueño, somnolencia, problemas ortopédicos, trastornos cutáneos, transpiración excesiva, hinchazón de los pies y los tobillos, trastornos menstruales en las mujeres y mayor riesgo de enfermedad coronaria, diabetes, asma, cáncer y enfermedad de la vesícula biliar son todos problemas asociados al exceso de peso.
A todos estos trastornos físicos hay que sumarles los problemas psicológicos provocados por la discriminación social y las dificultades para relacionarse con los demás que sufre una persona cuya figura desborda los límites de la silueta saludable.
Además en la infancia el problema puede ser aún mayor por la angustia que provoca en el niño/a la cruel discriminación de los compañeros del colegio y amigos.
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3. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA OBESIDAD INFANTIL
Es fácil pensar, que muchos/as de los niños/as obesos de hoy podrían ser los adultos enfermos del mañana. La obesidad les coloca en la antesala de multitud de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, los problemas cardiovasculares y de las articulaciones, las dolencias hepáticas y el cáncer, que se abordará posteriormente.
Aunque la obesidad depende de múltiples factores, la mayoría de los
profesionales de la medicina coincide en asegurar que hay dos elementos fundamentales y son de tipo ambiental.
El primero es la dieta inadecuada, que se aleja de lo que sería una
alimentación saludable, como la mediterránea. El consumo de platos precocinados, la comida basura, la bollería industrial y los productos cárnicos ricos en grasas saturadas son enemigos de la salud.
El segundo factor que hace que se acumulen los kilos de más es la falta de ejercicio físico, el sedentarismo. Mientras que en los últimos años el consumo de calorías ha aumentado un 19% entre la población española, el sedentarismo entre los más jóvenes se ha disparado. El 40% de los niños y adolescentes prefiere quedarse en casa delante del televisor o el ordenador en lugar de hacer algún tipo de ejercicio físico. La mayoría de esta franja de la población se pasa más de dos horas y media diarias viendo la televisión, más media hora jugando con la videoconsola o navegando por Internet.
La obesidad es una enfermedad compleja, donde intervienen una amplia combinación de factores, además de los citados anteriormente, entre los que se encuentran: La conducta alimentaria, consumo de energía, factores hederitarios, factores hormonales y factores psicosociales y ambientales.
Conducta alimentaria.
Iniciada por el apetito y finalizada con la sensación de saciedad. Los factores alimentarios que influyen directamente en la generación de la obesidad están relacionados con la velocidad de alimentación (cuanto más rápido coma, más probabilidad de aumentar el peso), el hecho de comer en exceso aún después de haber alcanzado la saciedad.
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Consumo de energía
Es decir, gasto de energía. Cuando el gasto (generado por los procesos metabólicos basales, en reposo, más la energía consumida en la actividad diaria) es inferior al ingreso, se produce un exceso que es acumulado en forma de grasas
Factores hereditarios:
Se ha demostrado una cierta relación familiar. El riesgo de llegar a ser obeso cuando los miembros de la familia son obesos es, del 27.5% para el varón y del 21.2% para la mujer. Habiéndose identificado el gen que codifica la obesidad en el cromosoma 6, denominado gen ob.
Factores hormonales.
Donde intervienen hormonas tales como: insulina (suele encontrarse elevada), hormona del crecimiento (puede encontrarse disminuida), leptina (puede estar disminuida), hormonas esteroideas y las hormonas tiroideas.
Factores psicosociales y ambientales.
El comer en exceso puede representar una dinámica familiar alterada. Los padres tienden a sobrealimentar a sus hijos/as como una forma de disipar sus culpas, como expresión de sus propias necesidades no satisfechas o como manifestación deformada de cariño. Las madres obesas tienden a servir raciones mayores que las madres no obesas y a esto se une la regla común de que el niño/a debe acabarse forzosamente todo lo que se sirva en el plato.
La obesidad y la hipoactividad pueden surgir de estrés o duelo por ruptura de la unidad familiar, presiones o fracasos escolares o laborales.
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4. LAS CAUSAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
La principal causa de obesidad infantil es la conversión del exceso de alimentos ingeridos en grasas que quedan almacenadas en el organismo. Este desequilibrio en el proceso energético puede deberse por un lado, a un consumo excesivo de nutrientes, y por otro a un descenso en el gasto energético.
No obstante hay que determinar otras posibles causa, tales como:
Genéticas: se sabe que la obesidad es frecuentemente diagnosticada dentro de las familias. Por ejemplo, hay alteraciones específicas en la vía de la Leptina. Ambientales: el estilo de vida (dieta y ejercicio) influye considerablemente en la expresión de la obesidad. Síndrome de Cushing: es una alteración de la glándula suprarrenal que consiste en el aumento en la producción de cortisol, lo que lleva a la obesidad. Hipotiroidismo: la disminución de la hormona tiroidea puede llevar a la obesidad. Esta patología siempre debe descartarse frente a un cuadro de obesidad, sin embargo, es una causa poco frecuente. Insulinoma: existe muy raramente la presencia de un tumor de insulina, el cual puede llevar a la obesidad. Alteraciones Hipotalámicas: ciertos tumores, inflamación o traumas a nivel del Sistema nervioso Central, pueden producir alteraciones en los centros reguladores de la saciedad. Síndrome de Ovario Poliquístico: es las causas más comunes de la obesidad en la mujer joven. Se asocia a irregularidades menstruales, acné, hirsutismo y resistencia insulínica. Hipogonadismo: en el hombre, la disminución de la hormona testosterona, aumenta el tejido adiposo y lleva a la obesidad.
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5. LAS CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
Las consecuencias que puede ocasionar la obesidad infantil tiene dos frentes, el primero está relacionado con los posibles cambios psicológicos y el segundo guarda relación con el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades o condiciones patológicas. Por lo tanto, estas consecuencias pueden ser:
1. Consecuencias de orden psíquico:
• Problemas familiares • Baja autoestima • Un cambio en la auto-imagen, particularmente durante la
adolescencia. • Censura de los hermanos y amigos • Bajos resultados en el colegio. • Rechazo por los compañeros de clase • Pobre desempeño de actividades deportivas • Introversión, a menudo seguida de rechazo social
2. Causa o efecto de enfermedades
• Aumento en la presión arterial (hipertensión). • Aumento de los niveles del colesterol general
(hipercolesterolemia), especialmente del "colesterol malo". • Altos niveles de insulina en la sangre (hiperinsulinemia). • Hipotiroidismo • Problemas respiratorios al dormir (apneas de sueño). • Problemas ortopédicos, especialmente de articulaciones.
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6. TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD INFANTIL
La obesidad no es un problema que no tenga soluciones, el riesgo de sufrir obesidad se reduce en los niños/as que desarrollan actividad física y tienen una dieta equilibrada.
La atención y cuidados de los padres y madres deben ir dirigidas a evitar la aparición de obesidad, para ello es necesario controlar la comida de los niños/as, lo que el niño /a ingiere entre comidas y el ejercicio físico que realiza al cabo del día.
Los padres deben ser responsables en la educación de sus hijo/as y vigilar que en el niño/as durante el día a día, no se presenten alteraciones en su crecimiento y desarrollo, causándole alteraciones metabólicas y los consiguientes problemas psicológicos
El tratamiento del paciente obeso es multidisciplinario. Ante la sospecha de sobrepeso en un niño/a, los padres deben consultar al médico lo antes posible, quien a su vez se apoyará en el endocrinólogo, pediatra, nutriólogo, paidopsiquiatra, gastroenterólogo pediatra y psicólogo, para manejarlo integralmente.
El tratamiento de la obesidad presenta cuatro grandes pilares:
1. Dieta adecuada para su etapa de crecimiento y desarrollo
Es necesario que la dieta esté adaptada a la edad del niño/a, sexo, estatura…, en definitiva adecuada a su etapa de crecimiento y desarrollo, para prevenir la obesidad, ya que una alimentación equilibrada nos ayuda a disfrutar de una salud óptima.
La población infantil ha de incorporar en su dieta alimentos como las verduras, las hortalizas y las frutas, porque son ricas en agua, fibras, vitaminas y minerales, y juegan un papel protector frente a muchas enfermedades.
En caso de sobrepeso, es adecuado consumir una dieta adecuada. Bajo prescripción médica se aportarán los requerimientos calóricos diarios del niño, de acuerdo a su etapa de crecimiento y desarrollo. No olvidar que el niño pertenece a un entorno social en el que la alimentación juega un papel trascendental.
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2. Cambiar el hábito alimentario del niño y la familia.
Educar a un hijo/a y modificar los hábitos alimentarios familiares, no es tarea fácil.
Es aconsejable por un lado, que exista un control diario por parte del niño /a del consumo de alimentos y por otro, evitar las actividades que condicionan el consumo de alimentos fuera de los horarios de comida, como el ir de compras al supermercado antes de haber comido, consumir alimentos que por costumbre se acompañen de otros hipercalóricos, como hamburguesas con patatas y refresco, pizzas, hot dogs y especialmente lo que se conoce como "comida rápida".
El niño/a debe comprometerse en la observación de su dieta y actividad física, que lo hará más responsable y consciente de su problema.
Además de un control diario en el consumo de alimentos, es recomendable modificar los hábitos dietéticos, tales como, la masticación, el comer despacio, disminuir la cantidad de alimentos, equilibrar la dieta, evitar las golosinas, tomar agua en lugar de refrescos, no realizar otra actividad simultánea como ver la televisión o distraerse con juguetes, cambiar los hábitos de toda la familia o plantear metas semanales para evaluarlas e incrementar la actividad física diaria.
3. Ejercicio y actividad física rutinaria.
Este favorece el gasto de energía y contribuye a disminuir de peso. Incorporar al niño y adolescente a la actividad física diaria es un principio indispensable. Se recomienda que esta actividad la realice acompañado de los padres, hermanos o amigos con una frecuencia de 3 a 5 días por semana, iniciarlo con una duración de 15 minutos e incrementarlo hasta una hora.
Actividades como andar, natación, ciclismo, o bien, algún deporte de interés y diversión para el niño como jugar fútbol, baloncesto, patinar…
Por otra parte, se debe propiciar la actividad física diaria en casa, tratar de caminar más, subir escaleras en lugar de utilizar ascensores y andar en bicicleta. Disminuir las actividades sedentarias por largos periodos, como son ver televisión, usar la video consola y navegar por Internet.
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4. Participación activa de los padres y la familia.
La alimentación es un hábito que se adquiere en el seno familiar. De los padres depende en gran medida el tipo, cantidad y la preparación de los alimentos que comerá el niño. Es muy útil modificar los hábitos alimentarios de toda la familia, no comprar alimentos que el niño/a no puede consumir, utilizar platos pequeños, ofrecer porciones pequeñas, mantener los alimentos fuera de la vista del niño y educar con el ejemplo.
En ocasiones los padres condicionan indirectamente la obesidad de sus hijos, al ofrecer alimentos para distraer la atención de los niños, les brindan golosinas en los momentos en que están "ocupados" y no pueden atenderlos o los premian con pasteles, dulces, chocolates y helados.
Convivir durante la alimentación del niño, poner límites y compartir los alimentos en familia, favorece el instituir buenos hábitos.
A partir de la edad escolar es conveniente hacer responsable al niño/a de seguir las recomendaciones de la dieta, siempre supervisado por los padres, quienes deben estar convencidos y de mutuo acuerdo con todas las medidas que se llevarán a cabo para alcanzar el éxito del tratamiento.
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7. LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD COMO TEMA TRANSVERSAL
Reconocidos como contenidos educativos, los temas transversales deben impregnar la actividad docente y estar presentes en el aula de forma permanente, pues se refieren a problemas y preocupaciones fundamentales de la sociedad.
Conseguiremos una educación en valores diseñando actividades relacionadas con la educación moral y cívica, educación para la paz, educación para la igualdad entre ambos sexos, educación para la salud, educación sexual, educación ambiental, educación del consumidor y educación vial.
Los contenidos transversales, según Fernández (1999), emergen de las propias necesidades de nuestra sociedad e impregnan a todos los demás. Este tipo de contenidos debe ser tratado desde un prisma global, donde los contenidos curriculares de los temas transversales son objeto en la actualidad, de una fuerte demanda social: la sociedad pide que esos elementos estén presentes en la educación.
La educación para la salud pues, es un contenido que ha de desarrollarse dentro de las áreas curriculares, dándole una dimensión desde una doble perspectiva.
En un primer lugar, acercándolas y contextualizándolas en ámbitos relacionados con la realidad y con los problemas del mundo contemporáneo, y por otro, dotándolas de un valor funcional o de aplicación inmediata respecto a la comprensión y a la posible transformación positiva de esa realidad y de esos problemas.
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La educación para la salud es un contenido de gran riqueza que debe responder a un proyecto válido de sociedad y de educación, y que por consiguiente, está plenamente justificados dentro del marco social en que ha de desarrollarse toda la educación, principalmente ante la gran preocupación social que existe ante el gran número de niños/as obesos en nuestra sociedad.
La Educación para la Salud constituye una responsabilidad de toda la
comunidad educativa, puesto que han de impregnar toda la acción educativa. Es necesario pues, que este tema transversal impregne, el currículo establecido en sus distintas áreas y adquiera un carácter interdisciplinar integrándolo en las diversas áreas y en un tratamiento específico con un desarrollo en jornadas y actividades físico deportivas.
La educación para la salud pues, tiene un valor importante no sólo para el desarrollo personal e integral de los alumnos, sino también para la promoción de estilos de vida saludables en el ámbito escolar, en la atención primaria y en el entorno comunitario.
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8. TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD DESDE LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD
Se hace imprescindible educar para la salud por un lado, para adquirir los conocimientos y habilidades indispensables que permitan adoptar decisiones con responsabilidad en relación con la salud personal, la de los demás y con el cuidado del entorno, además de aumentar la capacidad de actuación sobre las distintas dimensiones de la vida. Del mismo modo, es adecuado educar para la salud, para fomentar el cuidado de la salud en todos sus aspectos: físico, psíquico y social y tener una imagen personal positiva.
Es fundamental educar para la salud, para mejorar las buenas relaciones en el centro, el hogar y el entorno y para fomentar el sentido de responsabilidad individual, familiar y social.
En definitiva se trata de impulsar y potenciar una educación en conocimientos, destrezas y valores de los alumnos/as en todos los ámbitos de la vida personal, profesional y social, para contribuir a su desarrollo integral y promover la adquisición de estilos de vida saludables.
A continuación se van a tratar los aspectos fundamentales, que desde el ámbito escolar se deben abordar para afrontar una correcta educación para la salud.
Estos son:
A. Papel de la escuela en la prevención de la obesidad
B. Ejercicio físico y salud
C. Alimentación y salud
D. Familia saludable
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8.A.PAPEL DE LA ESCUELA EN LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD
Nuestras actuaciones deben ir orientadas a la prevención de la obesidad enfocándolas apropiadamente en educar a los niños/as evitándoles cualquier tipo de riesgo. Es importante tratar a los niños y ayudarles a entender las conductas apropiadas y a incorporarlas a sus vidas para que logren un mayor desarrollo y crecimiento.
Toda la comunidad educativa tiene la responsabilidad de crear un ambiente enriquecido que ayude a los niños/as a reconocer su propio valor y el respeto a su propio cuerpo y el de los demás.
El sobrepeso, la obesidad, las actitudes, las conductas alimentarias, la imagen corporal y la actividad física, están interrelacionadas y deben ser atendidas de manera comprensiva.
Por lo tanto un programa seguro y efectivo, destinado a prevenir la obesidad, incluirá medidas para prevenir problemas de pesos relacionados con un exceso de peso, tales como, desórdenes de alimentación, pérdida de pesos severas, deficiencias nutricionales, discriminación por peso y desprecio por su cuerpo.
Toda la comunidad educativa debe plantar actuaciones exitosas y compresivas, enfocadas a promover y apoyar estilos de vidas saludables en el hogar, en las escuelas y en la comunidad de forma integral y para el bienestar de todos/as los niño/as sean cual sea su peso.
Esto supone implantar y desarrollar actividades que creen un ambiente saludable para los niños/as, potencien una adecuada educación acerca de la sana alimentación y apoyen y promuevan oportunidades para actividades físico deportivas lúdicas y entretenidas.
Es necesario pues, sensibilizar a la comunidad educativa en la promoción y educación para la salud, desarrollar acciones favorecedoras de formas y hábitos de vida saludable, con objeto de fomentar actitudes preventivas, desde la concepción de la escuela como un ámbito para la promoción y educación para la salud, así como la colaboración entre el profesorado, alumnado, familias,... para que la educación para la salud contribuya a desarrollar una educación en valores desde todas las área, etapas y ámbitos educativos.
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8. B. EJERCICIO FÍSICO Y SALUD
Muchos de los niños/as se están convirtiendo en obesos a temprana edad. Esta problemática se debe principalmente al desequilibrio entre la nutrición y la actividad física. La modernidad trae consigo que los niños se diviertan cada vez más de forma sedentaria con la televisión, el ordenador, los videos juegos y las nuevas tecnologías.
Por lo tanto, han disminuido considerablemente la actividad física ya sea en juegos, al aire libre, excursiones deportes etc. Todo esto unido a una dieta de mala calidad se trasforma en obesidad temprana.
El incremento de la actividad física nos va a permitir un aumento de:
• Gasto energético
• Estímulo de la respuesta termogénica aumentando la tasa metabólica en reposo.
• Aumento de la capacidad de movilización y oxidación de la grasa.
• Aumenta los transportadores de Glut-4 en células.
• Reduce la resistencia a la insulina.
• Mejora la capacidad cardiopulmonar (aeróbico).
• Baja la presión arterial.
• Disminuye los LDL y aumenta los HDL.
• Reducción de la grasa corporal y aumento de masa magra.
Para mantener el peso es necesario que haya un equilibrio entre la energía que se gasta y la energía que se consume. La obesidad se desarrolla cuando se consume más de lo que se gasta durante un determinado periodo de tiempo.
Como se ha mencionado anteriormente, la obesidad es consecuencia directa de los cambios que se han dado en nuestro entorno, entre ellos la disponibilidad de instrumentos que ahorran trabajo, el transporte motorizado, entretenimientos sedentarios como ver la televisión, y un acceso más fácil a alimentos ricos en calorías a un menor precio.
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Se puede prevenir la obesidad llevando un estilo de vida activo y manteniéndose en forma. En particular, parece que la actividad física evita el aumento de peso, además el ejercicio puede ayudar a los niños/as que ya son obesos o tienen sobrepeso, a perder peso, si lo combinan con una dieta hipocalórica (baja en calorías) y puede mejorar su composición corporal, ya que conserva el tejido muscular y aumenta la pérdida de grasa.
Desde el centro educativo, se debe potenciar la realización de actividades físicos deportivas. Las dos horas que nuestro alumnado realizan educación física en nuestros centros, son insuficientes. Es necesario un esfuerzo por parte de toda la comunidad educativa para ofertar al alumnado una amplia y variada gama de actividades, que estimulen la práctica de actividades físico deportivas fuera del horario escolar.
Desde el centro de pueden potenciar la realización de actividades:
• Con carácter interno: competiciones deportivas extraescolares, en el horario del recreo.
• Con carácter externo; por un lado mediante competiciones o encuentros con otros centros escolares, y por otro con las actividades ofertadas por el los ayuntamientos, las diputaciones o federaciones deportivas.
Para ello desde el AMPA se pueden ofertar actividades y talleres, tales como:
• Taller de psicomotricidad
• Talleres de diferentes deportes: fútbol, baloncesto, voleibol, balonmano, bádminton…
• Talleres de deportes alternativos: hockey, béisbol…
El centro debe colaborar con las actividades que se oferten desde el ayuntamiento, a través del patronato de deportes, realizándola bien en las instalaciones del centro escolar o bien en las instalaciones municipales.
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8.C. ALIMENTACIÓN Y SALUD
Hoy día, la alimentación es un tema que suscita polémicas y que se encuentra en boca de todos. Los espectaculares avances que han experimentado las ciencias de la alimentación y de la nutrición en las últimas décadas revelan la importancia que tiene llevar a cabo una alimentación adecuada como una de las mejores vías de promoción de la salud y del bienestar físico y emocional.
Los avances científicos nos introducen a fondo en el mundo de la alimentación y en la relación que los hábitos alimentarios mantienen con la salud. Cada estudio, cada investigación, nos reafirma en la idea de que la dieta más adecuada, es aquella que tiene en cuenta todas las condiciones que nos caracterizan como personas educadas en una cultura determinada, con hábitos alimenticios concretos, gustos, estado de salud, costumbres e ideales, actividad física y estilos de vida diferentes.
Por tanto, no existe una dieta ideal que sirva para todo el mundo, pero sí un criterio universal en cuanto al tipo de alimentos que deben consumirse dentro de la dieta cotidiana, lo que por un lado garantiza que se cubren las necesidades energéticas y nutritivas de la totalidad de las personas que componen una población sana, y por otro, colabora en la prevención de ciertas alteraciones y enfermedades relacionadas con desequilibrios alimentarios.
Una alimentación correcta, variada y completa es imprescindible.Una dieta equilibrada cuyo modelo más reconocido es la dieta mediterránea, que permite por un lado, que nuestro cuerpo funcione con normalidad (que cubra nuestras necesidades biológicas básicas -necesitamos comer para poder vivir-) y por otro, previene o al menos reduce el riesgo de padecer ciertas alteraciones o enfermedades a corto y largo plazo.
Basta con recordar el impacto que tienen en nuestra sociedad enfermedades como la hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, trastornos de la conducta alimentaria e incluso ciertos tipos de cáncer se relacionan con una alimentación desequilibrada. No es, normalmente, una relación directa de causa-efecto, pero sí supone uno de los factores que contribuye a aumentar el riesgo de aparición y desarrollo de dichas enfermedades.
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Es fundamental, potenciar desde el ámbito escolar la necesidad de una dieta equilibrada, a través de las áreas, tales como, conocimiento del medio o educación física, así como la educación para la salud como tema transversal.
Alimentación equilibrada es aquella que incluye una diversidad suficiente de alimentos en las cantidades adecuadas, en función de las características de cada persona (edad y situación fisiológica -infancia, estirón puberal, embarazo y lactancia-, sexo, composición corporal y complexión…) y de su estilo de vida (activo, sedentario...), y que garantiza que se cubren los requerimientos de energía y nutrientes que nuestro organismo necesita para mantener un buen estado nutritivo, de salud y bienestar.
Así pues, hemos de proporcionar a los niños/as un menú acorde con su actividad física y rico en nutrientes. No debemos, bajo ningún concepto, prescindir de:
• Proteínas: en nuestra sociedad es muy difícil tener deficiencias de proteínas. Provienen de carnes y pescados, que se recomienda tomarlos a la plancha, y de huevos.
• Minerales y vitaminas: son totalmente imprescindibles en las dietas infantiles: hierro, calcio, vitamina D o cinc son necesarios para el óptimo desarrollo de los más pequeños.
Los alimentos más recomendados son las legumbres, que, a la vez que son energéticas, también son bajas en grasas. El pescado azul, el aceite de oliva, las verduras, lácteos y frutas son productos obligados que no podemos suprimir en su dieta. Los alimentos precocinados quedarán desterrados al olvido, ya que contienen una elevada cantidad de calorías.
A través de un tratamiento interdisciplinar de esta problemática, esto es, desde todas las áreas, y un tratamiento transversal, a través de la educación para la salud, es necesario aunar esfuerzos para educar en la prevención de la obesidad y educar en una alimentación sana y equilibrada. De ahí la necesidad de respetar algunas de las siguientes sugerencias:
1. Dieta variada: cuanto más variedad de alimentos exista en una dieta, la alimentación tendrá los nutrientes necesarios y será equilibrada.
2. La base de la alimentación: los cereales, las patatas y las legumbres, deben constituir la base de la alimentación. Los hidratos de carbonos deben constituir entre el 50% y el 60% de las calorías de la dieta.
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3. Consumo de grasas; se recomienda que éstas no superen el 30% de la ingesta diaria, debiendo reducirse el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos.
4. Proteínas: se recomienda combinar proteínas de origen animal y vegetal. Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales.
5. Frutas, verduras y hortalizas: se debe incrementar la ingesta diaria de estos alimentos, hasta alcanzar al menos las 400 gr./día.
6. Azúcares: se recomienda moderar el consumo de productos ricos en azúcares simples, como dulces, golosinas y refrescos.
7. Sal: moderar el consumo de sal a menos de 5 gr./día.
8. Agua: es aconsejable beber entre 1 y 1.5 litros de agua al día.
9. El desayuno- No prescindir del desayuno completo, de esta manera se evita o se reduce la necesidad de consumir alimentos menos nutritivos a media mañana y se mejora el rendimiento físico e intelectual en el colegio.
10. Colaboración: recordar la importancia de colaborar en casa en tareas tales como hacer la compra, elaborar el menú semanal, preparar y cocinar alimentos…
La colaboración entre familia y maestros/as es fundamental. De ahí la necesidad de crear unas pautas y conductas de alimentación en el recreo, estableciendo al menos a la semana, un día a los lácteos y dos de fruta.
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8.D. FAMILIA SALUDABLE
Inculcar a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios y fomentar su actividad física (deporte, juegos, paseos, excursiones,…) es fundamental para prevenir o remediar su obesidad, y de paso habremos hecho mucho para evitar que tengan sobrepeso de mayores.
Pero tenemos que empezar por nosotros mismos, pues si la madre y el padre son obesos, el riesgo de que lo sea también el hijo es elevado. Los hábitos de los hijos/as tienen mucho que ver con los de sus progenitores, y de ahí la necesidad de modificar las costumbres de los padres, cuando no sean adecuadas en materia de alimentación y salud. Por tanto, si luchamos contra nuestra propia obesidad, además de los evidentes beneficios que lograremos para nosotros mismos, también los conseguiremos para nuestros hijos/as.
Los malos hábitos alimentarios de los padres los aprenden los hijos, (agregar sal antes de probar los alimentos, usar azúcar en exceso, condimentos, salsas y aceites), son algunos de los ejemplos que durante las comidas del día, el niño adquiere, inicialmente por imitación y que posteriormente repite, lo que generará un mal hábito para su vida futura.
El modificar los hábitos nutricionales de la familia, principalmente en los padres, es adecuado también, para quienes a pesar de no ser obesos deben vigilar estrechamente la alimentación de sus hijos y limitar el consumo exagerado de alimentos. El ejemplo de qué alimentos, cómo y cuándo es la mejor forma para educar a los hijos. Ya que compartir los alimentos constituye una actividad social y trascendente en la relación familia, esta oportunidad debe aprovecharse para prevenir la obesidad infantil y evitar llegar al tratamiento que es muy complejo y prolongado.
Hay que recordar que la alimentación en un hábito por lo que deberá adaptarse al horario y al menú familiar, lo que favorece socialización y aprendizaje.
Reglas para la alimentación, como horarios fijos específicos para los tiempos de comida, determinar el lugar para el consumo de alimentos, indicar cuál es el comportamiento que se debe tener en la mesa, promover una masticación adecuada y marcar el tiempo disponible para el consumo de alimentos, entre otras, serán las bases de los hábitos de alimentación.
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Utilizar algunos alimentos y principalmente las golosinas como premios no es conveniente, ya que se encuentran fuera de las reglas, esto puede originar que el niño/a empiece a tener una preferencia marcada por estos alimentos, al relacionarlos con actos y conductas que ante sus padres fueron positivos.
Desde el ámbito familiar, se debe hacer ver a los niños/as la necesidad de seguir una dieta equilibrada, evitando la comida rápida y basura, así como la importancia de realizar algún tipo de ejercicio físico.
Son varias las recomendaciones a seguir no sólo como prevención, sino también como consejos útiles para los niños/as obesos/as, en la medida que les van a permitir la adquisición paulatina de conductas, a través de pequeños cambios, para la construcción y consolidación de hábitos alimenticios saludables y el disfrute de una vida sana y un estilo de vida activo.
Dichas recomendaciones son:
1. Eliminar calorías.
Medio kilo de peso corporal aproximadamente, equivale a unas 3500 calorías. Esto quiere decir, que si un niño/a toma 300 calorías extra al día, en tres semanas habrá ganado un kilo.
2. Beber menos calorías
La mayoría de los niños beben demasiadas calorías. Cuando se tiene sed, lo mejor es beber agua. Pero hoy en día tendemos a abusar de los zumos de frutas, yogures líquidos, batidos, zumos con leche, botes de refrescos..... Los cuales suelen tener mucho azúcar y por lo tanto engordan mucho. Es aconsejable, eliminar las bebidas con un alto contenido de azúcar y calorías a favor de leche desnatada y agua.
3. Comer menos comida basura
A pesar de que sitios de comida rápida, han empezado a ofrecer alternativas supuestamente más sanas (ensaladas varias, pescado....), lo cierto es que estos sitios deben su éxito a la oferta de comida rápida con sabor estándar. No hace falta renunciar a este tipo de comida, pero es mucho mejor ofrecerlo en casa, ya que además de tener mejor sabor, sin duda suponen una alternativa mucho más saludable.
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4. Una lista de compra más sabia
Aunque no podamos tener control sobre lo que coman nuestros hijos fuera de casa, es preciso enseñarles buenos hábitos puesto que pasan más horas en el hogar que en cualquier otro sitio. Hay que replantear su lista de compra, apostando por alimentos sabrosos y sanos y rechazando los alimentos "fáciles" como galletas, dulces, patatas fritas, bollos, petit suisse, frutos secos.... Si no hay alimentos que engordan en la despensa, nadie en nuestra familia podrá comerlos habitualmente.
5. Aspirar a una vida más activa
No es adecuado abusar del ordenador, video-juegos y televisión.... La mayoría de los pasatiempos modernos no exigen ningún esfuerzo físico de nuestros/as hijos/as, y eso contribuye a la obesidad infantil. Hace años el sitio de ocio y juego era la calle. Partidos improvisados y callejeros de fútbol, baloncesto, carreras, polis y cacos, la comba, patines...
Es aconsejable animar a nuestro/as hijos/as en la práctica de algún deporte, baile o actividad físico deportiva, lúdica o recreativa. O simplemente ir a pasear media hora diariamente con ellos. Se puede aprovechar para ponerte en forma y proponle que hagáis footing juntos. Cuanto más obeso sea el niño, más intentará evitar el esfuerzo físico porque le cuesta cada vez más moverse y también le da vergüenza su obesidad.
Se puede ayudarles a organiza su tiempo libre para que esté obligado a realizar algún tipo de ejercicio, aunque solo sea pasear contigo, sacar al perro, ir a comprar.... una vez al día.
Los padres y madres deben tener una actitud crítica, reflexiva y responsable frente a la información de alimentos "chatarra" en los medios de comunicación, el tiempo que los niños/as están frente a la televisión, frente a la computadora o con los juegos interactivos y la falta de promoción de alimentos saludables en las "tienditas" de las escuelas.
Las familias deben evitar el error de estimular a los niños/as a base de algún alimento alto en calorías, el aumento indiscriminado de los restaurantes de comida rápida y el tratar de compensar la ausencia física de los padres a base de alimentos altos en calorías.
La familia debe ser consciente de la importancia de prevenir la obesidad infantil. Para ello, es necesario predicar con el ejemplo, enseñarle al niño/a a no compensarse ni gratificarse con la comida, tener a la mano fruta y/o verdura para que el niño pueda tener fácil acceso a ella en caso de hambre.
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Hay que motivarlo para desarrollar una actividad física programada, enseñarle a tomar agua o agua de frutas en vez de refrescos. No prohibirle los alimentos altos en calorías sino enseñarle que el exceso de estos, le causará problemas. No desarrollar otro tipo de actividad mientras está comiendo (ver T.V. etc.) y no obligarlo a ponerse a dieta, sino darle los argumentos para que se convenza por sí mismo.
9. CONCLUSIÓN
No hay duda de que la mayoría de los programas de prevención deben introducirse durante los primeros años de la vida, momento en el que se establecen los hábitos y conductas dietéticas y de estilo de vida. Además es imprescindible la actuación en cuanto a la educación nutricional a tres niveles: niño, familia y escuelas. La prevención deberá ser todavía más exigente en aquellos niños/as con factores de riesgo conocidos.
La obesidad es más que un problema estético, pues su presencia conlleva serios riesgos para la salud de los afectados. Lo más recomendable es que las generaciones jóvenes aprendan a prevenirla. El tratamiento del trastorno se basa, esencialmente, en un plan alimentario bien diseñado junto con un programa de actividad física frecuente.
Algunos padres piensan que la obesidad no es una enfermedad y que no hay que tratarla cuanto antes. Es importante hablarlo con nuestro alumnos/as, apoyarlos y ayudarlos al respecto, ya que lo fundamental es prevenirla cuanto antes.
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10. BIBLIOGRAFÍA
1. Ejercicio, alimentación y salud. Conferencia Magistral. I Jornadas Nacionales de Nutrición y Salud. ANAVIP. Mayo, 1993.
2. Estudio epidemiológico sobre nutrición y obesidad infantil. Paidós 84. Madrid, Jomagar, 1985
3. “Estudio confirma que la obesidad está en los genes", en Diario La Nación, 27 de septiembre de 2001.
4. FERNANDEZ, J.M. (1999). Los valores en el marco de la Educación Primaria. Educadores, nº 189, 93-97.
5. LUCINI, F.G. (1993). Temas transversales y educación en valores. Alauda/ Anaya, Madrid.
6. Nutrición, Metabolismo y Obesidad. Avances y nuevas perspectivas. Universidad del País Vasco.1997.
7. DÍAZ DE SANTOS Obesidad. La epidemia del Siglo XXI. 2001.
