educación estilo agustiniano

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EDUCACIÓN ESTILO AGUSTINIANO PUBLICACIONES F. A. E. FEDERACIÓN AGUSTINIANA ESPAÑOLA

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EDUCACIÓNESTILO AGUSTINIANO

PUBLICACIONES F. A. E.FEDERACIÓN AGUSTINIANA ESPAÑOLA

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Escribe:

Pedro RUBIO BARDÓN

Publica:

F.A.E.FEDERACIÓN AGUSTINIANAESPAÑOLA

Coordinan:

María Paz MARTÍN DE LA MATASantiago M. INSUNZA SECO

Imprime:

GRAFINAT, S.A.Argos, 8 28037MADRID

: I . S. B. N .: 84-920358-3-8Depósito Legal: M. 2.565-1996

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PUBLICACIONES F.A.E.

E L P . P E D R O R U B I O B A R D Ó N nos,regaló, hace unos años,un librito titulado «EDUCACIÓN ESTILO AGUSTINIA-NO». En él presenta una selección de textos de SanAgustín sobre la educación. Aproxima la cámara a lasfiguras fundamentales que se mueven en la escena edu-cativa: El alumno, el educador y el padre de familia.Antología sistemática que permite esbozar el perfil delalumno y del educador agustinianos.Agustín fue estudiante, educador, hijo y padre de familia.Por eso, su teoría pedagógica arranca de la experienciavivida.Las comunidades educativas acogieron muy favorable-mente esta publicación en su primera edición. Compa-ñera de viaje de profesores y padres que empeñan susdías en el ministerio de la educación. Lectura interesan-te y sugestiva. Lluvia mansa que empapa y configura unespíritu. Manantial de donde brotan las actitudes queconforman el estilo agustiniano.Esta segunda edición de "EDUCACIÓN ESTILOAGUSTINIANO"ha sido revisada por el autor, aprovechando un paréntesisde su trabajo misionero actual en Tanzania.También es otra novedad es-la cita castellanizada de lasobras de San Agustín y no la abreviatura de los títulos enlatín.El interés de tantos laicos por acercarse al pensamientode San Agustín, reviste de actualidad este librito queagradecemos de verdad al P. PEDRO RUBIO y ofrecemosa todas las mujeres y hombres que desean educarsegún el estilo agustiniano.

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SAN AGUSTÍN Y LA EDUCACIÓN

nuestras Comunidades Educativas a la experiencia y a la teoríaagustiniana de la educación. No tanto porque sea necesario «volver alas fuentes» y «buscar nuestras raíces», cuanto por el hecho de que,también en lo educativo, San Agustín sigue siendo «el hombre moder-no», el adelantado de los tiempos que nos han tocado en suerte.

Muchas de las ideas y estrategias que se ofrecen como novedades en elmundo de la pedagogía y de la psicología, son recurrencias agustinia-nas en clave de modernidad. En ese ir y venir, ondulante y pendular, dela historia de los hombres y de las ideas, estamos otra vez viviendo«tiempos agustinianos». Tiempos de decadencia moral y de desencan-tos políticos. De materialismos maniqueos y de humanismos pelagia-nos. De sectarismos donatistas y de escepticismos académicos. Tiem-pos de muchos ruidos y poco silencio. De muchas prisas y pocainterioridad. De muchas instancias confusas y pocas referencias tras-cendentes.

Frente a todo ello, San Agustín nos ofrece no un recetario, sino un esti-lo. Un modo de SER más que un simple «saber estar». El modo de ser desu propia experiencia de hombre «en camino», buscador incansable deDios y de sí mismo, y el estilo peculiar de su «ser con los demás» y "asu servicio", a la escucha del único Maestro, y sintiéndose "condiscípulo" con todos los seres humanos.

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ESTE librito no tiene más pretensión que facilitar el acercamiento de
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1. LA EXPERIENCIA AGUSTINIANA

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AGUSTÍN: Estudiante

E RAN otros tiempos, los del Imperio romano en su época tardía.Con un sistema educativo carente casi de estructuras formales.

La «escuela», en sus tres niveles, se constituye y articula en torno a lafigura central del «maestro». El litterator, enseñante de primerasletras, el grammaticus, docente de lengua y cultura latinas, y el rethoro rethoricus, a modo de catedrático de «humanidades», con especialénfasis en la jurisprudencia y en la oratoria.

El Agustín-estudiante vivió intensamente estas tres etapas de la educa-ción romana. Y, ciertamente, con gran aprovechamiento personal.

• Estudió bajo la férula de litterator en Tagaste, su pueblo natal,desde los 6 a los 13 años (361-367).

• Cursó gramática en Madaura, capital provincial de su región, desdelos 13 a los 16 años (367-370).

• Y, tras un paréntesis de ocio familiar debido a la falta de recursoseconómicos, y gracias a la ayuda de su mecenas Romaniano, culmi-nó sus estudios de retórica en Cartago, capital norafricana delImperio, desde los 17 a los 20 años (371-374).

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AGUSTÍN: Educador

U LTIMADA su preparación académica, Agustín comienza suandadura profesional como maestro en un mundo convulso y

dominado por la competencia.

• Se estrena como grammaticus en la escuela rural de su puebloduran-te el curso 374-375. En aquella primera hornada de alumnos ypaisanos suyos se encuentra Alipio, su gran amigo y compañero depor vida.

• En el curso 375-376, ayudado otra vez por Romaniano, se trasladaa Cartago y abre una escuela de retórica. Durante siete largos añoscapea el temporal cartaginés como buenamente puede. El mundoestudiantil está revuelto. La situación económica es inflacionaria. Elmismo Agustín anda muy inquieto y se debate en mil angustias. Enbusca, pues, de superación y de sosiego, se lanza a la conquista deRoma, y no repara, para ello, en dejar a su madre en la estacada.

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• Llegado a Roma en el año 383, abre una nueva escuela de retórica enla Capital del Imperio. Una vez más sin demasiada fortuna. Los estu-diantes capitalinos son más educados y mucho más tranquilos que losde Cartago, pero se las saben todas a la hora de pagar, es decir, de nopagar.

Roma, sin embargo, es Roma. Y en Roma surge la gran oportunidad:un concurso público para cubrir la cátedra de retórica de la CasaImperial de Milán. Agustín parte en desventaja frente a sus competi-dores por su condición de «africano», pero, animado por sus amigosy hasta con alguna recomendación de los maniqueos, se presenta alconcurso y obtiene el primer puesto.

• Entre esperanzado y temeroso, se traslada a Milán en el año 384. Hallegado a tocar el techo de sus aspiraciones como profesional de laenseñanza, pero su situación anímica sigue atormentada y susinquietudes personales no le dan tregua.

El feliz encuentro con San Ambrosio, el no menos feliz reencuentro consu madre —venida desde África en el 385—, su propia maduracióninterior de la mano de los neoplatónicos y de San Pablo, y el toque finalde la gracia de Dios, dan un vuelco total a su vida y un nuevo rumbo asu aventura humana. Se convierte a la fe de Jesucristo. Y como conse-cuencia de su «nueva vida», renuncia a la cátedra y abandona su carre-ra profesional en el verano del año 386.

Cerraba, así, con broche de oro, un período magisterial de 12 años.

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AGUSTÍN: Padre e hijo de familia

A GUSTÍN tuvo un hijo. Se llamaba Adeodato. Un chico despiertoy bien dotado intelectualmente, aunque la muerte prematura, con

sólo 17 años, truncó una vida prometedora.

A él dedicó Agustín muchos de sus afanes como padre y como maes-tro. Así nos ha dejado un librito precioso, una auténtica joya de peda-gogía asistemática: El Maestro.

El Agustín padre-educador, dialoga en profundidad con el Adeodatohijo-estudiante. Más que ofreciéndole respuestas, haciéndole pregun-tas. Más que dando satisfacción a su curiosidad, provocando y susci-tando su capacidad de iniciativa. Más que «haciéndole sus deberes»,ayudándole a «hacerse a sí mismo». Respetando siempre su originali-dad, pero sometiéndole a la disciplina del buen orden. Poniendo enpráctica aquel principio básico tantas veces repetido por el mismoAgustín: «El aprendizaje debe comenzar por la exploración y el reco-nocimiento de sí mismo, y debe culminar en el descubrimiento y disfru-te de la Verdad». -

La experiencia contrastante vivida por Agustín como hijo de familiaestá también presente en su acción educativa y en su estilo peculiar deformación. De Patricio, su padre, heredó la preocupación por la vidaintelectual. De Mónica, su madre, se le contagió la cercanía, la cons-tancia inquebrantable y el amor a cualquier precio. De ambos hizo unasíntesis perfecta: cabeza y corazón, verdad y amor, ciencia y sabiduría,racionalidad y trascendencia. No como dicotomías en conflicto, sinocomo binomios en concordia', No como paralelos irreconciliables, sinocomo convergencias necesarias. Es el hombre, todo el hombre, al quehay que formar.

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II. LA TEORÍA AGUSTINIANA

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C UANDO Agustín cambia el signo y el rumbo de su ministeriopara con los hombres, desde la cátedra al púlpito y desde el «ocio

santo» de su retiro monacal al «negocio justo» de su apostolado, noabandona por ello su reflexión sobre el ser humano –como centro de sumensaje– ni su condición de educador, como estilo de su servicio.Ambas, por el contrario, quedan iluminadas y potenciadas por la fe.Testimonio de ello son todos sus libros, que se cuentan por centenares:desde las Confesiones, relato de su intrahistoria personal en clave dediálogo con Dios, hasta La Ciudad de Dios, historia filosofada delmundo en clave de comunión con los seres humanos de todos los tiem-pos.

Tres de sus obras, sin embargo, se refieren específicamente al tema dela educación:

• El ya citado libro de El Maestro ("De Magistro"), escrito un .año des-pués de su regreso a África. Su tema de fondo es el de la comunica-ción, a tres bandas, entre el alumno, el Maestro interior y el Maestroexterno.

Este último –al igual que el padre de familia en cuanto educador prime-ro– no es propiamente un «maestro», sino un «ministro». El verdaderoMaestro es la Verdad –Dios mismo– «que habla desde dentro».

La función primordial del maestro exterior es facilitar y desbrozar elcamino del encuentro entre el alumno y la Verdad, ejerciendo, paraello, un doble ministerio: acercar la Verdad al alumno –lo que exigecompetencia y profesionalismo– y acercar el alumno a la Verdad, loque exige testimonio y contagio. Ello implica, asimismo, el encuentrodel propio maestro con la Verdad -lo que le constituye en «condiscípu-lo de sus discípulos»– y su encuentro personal con el alumno, a cuyoservicio se debe como «formador», no como simple «instructor».

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La educación, por su parte, adquiere su sentido y grandeza, no en elhecho de que los alumnos acaben siendo «fotocopias» estandarizadasdel maestro exterior o, en su caso, del padre de familia, sino en el inten-to –que es siempre un proyecto inacabado– de que cada uno de ellosdescubra y lleve a madurez su propia originalidad. La educación, en estesentido, no termina nunca, lo que hace del mundo «una gran escuela» yde todos los seres humanos «compañeros de camino y de búsqueda».

• Un segundo libro agustiniano sobre educación es La doctrina cris-tiana («De doctrina christiana»).

El hilo conductor que da unidad al conjunto es, en este caso,. la preten-sión agustiniana –que es primicia histórica– de ofrecer un «curriculum»académico que responda a todas las necesidades e inquietudes huma-nas: desde las puramente científicas, hasta las más profundamente reli-giosas. Todo ello a la luz de la fe y de la mano de la Sagrada Escritura.

La educación vuelve a situarse en el contexto de una relación totalizan-te del alumno con la Verdad. Una relación que es dinámica y ascenden-te, como la vida misma, y que se articula sobre tres pilares: FE en elempeño educativo –como punto de partida–, ESPERANZA, hecha deseo,de lograr sus objetivos –como motivación del esfuerzo–, y AMOR apa-sionado a la Verdad –como fuerza de gravedad que arrastra y enardece.

El verdadero educador, sea maestro o padre de familia, debe tener encuenta este dinamismo interno del alumno y ponerse enteramente a suservicio: suscitando su capacidad de asombro frente al misterio, alen-tando y animando su entusiasmo y acompañándole de cerca en su peno-so caminar hacia la sabiduría como «sapientia» o «saboreamiento» dela Verdad.

El buen ejemplo, más que los grandes discursos, la transparencia devida, más que los mandatos formales, son decisivos en este sentido.

• El tercer libro de San Agustín sobre la educación se titula La cate-quesis de los principiantes ("De catechizandis rudibus").

Es un manual de . acercamiento educativo y pedagógico a ese mundopeculiar de los principiantes o «accedentes» y, por tanto, un directoriopara sus maestros o catequistas.

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Aunque las materias tratadas hacen referencia a la «historia sagrada» o«historia de la salvación», los matices pedagógicos son universales yprevalecen sobre los temáticos.

El encuentro profesor-alumno vuelve a ser el punto estelar de la obra.Con sobrada razón en este caso: por ser el primer contacto suele ser elmás decisivo.

La importancia y la limitación del lenguaje, la capacitación remota y lapreparación próxima del maestro, su equilibrio en la exposición de lostemas, la necesidad de individualizar la acción educativa, la trilogía oírescuchar - entender como vertebración del aprendizaje, el amor comoencuentro con la persona del alumno en sus necesidades... Éstos, yotros semejantes, son los puntos en que Agustín se deleita y nos delei-ta, dando respuesta a las consultas del diácono cartaginés Deogracias.

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III. EL LIBRITO«EDUCACIÓN ESTILO AGUSTINIANO»

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SOY consciente de que no es nada fácil la lectura directa de lasobras agustinianas. Ni siquiera de las que acabo de mencionar

como más significativas para la educación. Por esta razón, he optadopor ofrecer en forma sistemática las ideas de San Agustín, tras entresa-carlas de sus escritos, tratando de hacerlas más accesibles a los lectores.Se mantiene la referencia de las obras citadas para que, quienes lo dese-en, sepan a dónde acudir en la extensa bibliografía agustiniana.

Por motivos estructurales y de conveniencia, el trabajo está dividido entres partes: el alumno, el educador y el padre de familia. Esta división,sin embargo, no tiene carácter excluyente.

Cuanto se apunta sobre el alumno, es igualmente aplicable al educadory al padre de familia. Es el hombre agustiniano el que se perfila en esasdoce características o facetas de su personalidad.

Asimismo, cuanto se dice sobre el educador, es válido también para elpadre de familia. Los dos coinciden en ser educadores. Y para ambostiene aplicación la doctrina agustiniana. Partiendo de este supuesto, latercera parte se reduce a un pequeño mensaje a los padres de familia,matizando su condición insustituible de primeros educadores.

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EL ALUMNO AGUSTINIANO

El alumno agustiniano es:

INQUIETO

– Nos has hecho, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hastaque descanse en ti. (Confesiones, 1,1,1).

Hay que buscar la verdad con empeño, para que su encuentro pro-duzca mayor disfrute. Y hay que disfrutarla sin hastío, para seguirbuscándola con nuevo afán. (La Trinidad, 15,2,2).

– Somos caminantes, peregrinos en tránsito. Debemos, pues, sentirnosinsatisfechos con lo que somos, si queremos llegar a lo que aspira-mos. Si nos complace lo que somos, dejaremos de avanzar. Si locreemos suficiente, no volveremos a dar un paso. Sigamos, pues,marchando, yendo hacia adelante, caminando hacia la meta. No tra-temos de parar en el camino, o de volver la vista atrás, o de desviar-nos de la ruta. El que se para, no avanza. El que añora lo pasado,vuelve la espalda a la meta. El que se desvía, pierde la esperanza dellegar.

Es mejor ser un cojo en el camino que un buen corredor fuera de él. (Sermón 169,15,18).

— ¿Cuál ha de ser nuestro afán de cada día? El intentar siempre lomejor, pero sin cansarse jamás de intentarlo. Por muy lejos que haya-mos llegado, el ideal está siempre más allá. (Comentarios a los sal-mos, 38,4).

– Si aún puedes ser mejor de lo que eres, es evidente que aún no erestan bueno como debes. (La verdadera religión, 41,78).

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— Nada está perdido mientras haya ilusión por encontrarlo. (La músi-ca, 6,23).

— Mientras haya ganas de luchar, hay esperanza de vencer. (Sermón154,8).

— El que no elige la perfección, opta por la defección. (Réplica a lascartas de Petiliano, 2,104,239).

— No habrá jamás un mañana a no ser que exista un hoy. (Sermón 20,

4).

— No busques la quietud en las cosas inquietas. (La catequesis de losprincipiantes, 16).

— Desagrádate en lo que eres, para que merezcas ser lo que aún noeres. (Comentarios a los Salmos, 99,5).

INTERIORIZADO Y REFLEXIVO

— Se desplaza la gente para admirar los picachos de las montañas, lasgigantescas olas del mar, las anchurosas corrientes de los ríos, elperímetro del oceáno y las órbitas de los astros, mientras se olvidande sí mismos... (Confesiones, 10,8,15).

— ¿Por qué te agrada tanto hablar y tan poco escuchar? Andas siemprefuera de ti, y rehúsas regresar a ti. El que enseña de verdad está aden-tro. En cambio, cuando tú tratas de enseñar, te sales de ti mismo yandas por fuera. Escucha, primero, al que habla adentro y, desdedentro, habla después a los que están fuera. (Comentarios a los Sal-mos, 139,15).

— El ser humano empeora y se empobrece cuando, lanzándose a laconquista de lo exterior, vive arrojando sus propias intimidades. (Carta 55,9).

— ¿Hay algo más tuyo que tú mismo? Y, sin embargo, ¿hay algo menostuyo que tú mismo, cuando ni siquiera tú mismo te perteneces? (Tra-tados sobre el Evangelio de San Juan, 29,3).

— Cuanto menos atención presta el ser humano a sus propios fallos,tanto más curioso se vuelve para escudriñar los ajenos. Al no poder

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excusarse a sí mismo, trata de sacarse la espina acusando a losdemás. (Sermón 19,2).

— ¡Cuántas riquezas atesora el hombre en su interior! Pero ¿de qué lesirven, si no se sondea e investiga a sí mismo? (Comentarios a losSalmos, .76,9).

— No te desparrames. Concéntrate en tu intimidad. La Verdad resideen el hombre interior. (La verdadera religión, 39,72).

— ¿Te preocupa el que el árbol de tu vida tenga las ramas podridas?No pierdas el tiempo; cuida bien de la raíz, y no tendrás que andartepor las ramas. (Comentarios a los Salmos, 79,2).

— No podrás juzgar a los demás, a no ser que seas capaz de juzgarte ati mismo. Entra, pues, dentro de ti y siéntate como reo en el tribunalde tu conciencia. Pon a prueba tu integridad como juez en esa salainterior de justicia en la que no necesitas depender de testigosexternos. (Sermón 13,6,7).

— Deja siempre un pequeño margen para la reflexión, margen para elsilencio. Entra dentro de ti mismo y deja atrás el ruido y la confusión.Bucea en tu intimidad y trata de encontrar ese dulce rincón escondi-do del alma, donde, libre de ruidos y argumentos, no necesitas enta-blar disputas sin término contigo mismo para salirte siempre con latuya. Escucha la voz de la verdad en reflexión y en silencio para quelogres entenderla. (Sermón 52,19,22).

— Quien tiene en ruina la propia casa se aleja de ella para no servíctima de su posible derrumbamiento. Quien se ve perseguido en suinterior por una mala conciencia, tiene miedo de sí mismo y se alejade sí. Con el deseo del alma se dedica a andar por fuera tratando dedeleitarse y descansar en las frivolidades. ¿Por qué intenta distraersefuera? Porque no encuentra dentro la paz y el solaz de su conciencia. (Comentarios a los Salmos, 100,4).

— Dentro del corazón soy lo que soy. (Confesiones, 10,3,4).

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— La voz de la verdad no calla nunca. No grita con los labios, perosusurra en el corazón. ¡Aplica el oído interior! (Comentarios a losSalmos, 57,2).

— Cuando el ser humano, descuidando su interior, se divierte con loque está fuera de él, se convierte en un pródigo que apacienta lospuercos de sus vanidades. (Sermón 96,2).

— Buscar el reposo en las cosas externas es prostituir el alma. (La Tri-nidad, 11,5,9).

— Amar las cosas externas es "alienarse" (vivir de lo ajeno). (La Trini-dad, 11,5,9).

— Por la apetencia de las cosas externas el hombre se vuelve huéspedde su propia casa. (Comentarios a los Salmos, 57,1).

— Un corazón desorientado es una fábrica de fantasmas. (Comentariosa los Salmos, 80,14).

HUMILDE Y RECEPTIVO

— Acéptate como hombre. Eso es humildad. (Tratados sobre el Evan-gelio de San Juan, 25,16).

— El primer paso en la búsqueda de la verdad es la humildad. El segun-do, la humildad. El tercero, la humildad. Y el último, la humildad.Naturalmente, eso no significa que la humildad-sea la única virtudnecesaria para el hallazgo y disfrute de la verdad. Pero si las demásvirtudes no van precedidas, acompañadas y seguidas por la humil-dad, la soberbia se abrirá paso entre ellas y, más pronto o más tarde,acabará destruyendo sus buenas intenciones. (Carta 118,3,22).

— Si eres un cabezota, ten cuidado. Una cabeza hinchada desequilibratodo el cuerpo y puede hacerlo caer al precipicio. (Sermón 266,8).

— Agrada a un tonto quien a sí mismo se agrada. (Sermón 47,13).

— Es mejor un pecador humilde que un santurrón soberbio. (Sermón170,7,7).

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– Observa el árbol: para crecer hacia arriba, crece primero haciaabajo. Echa, primero, raíces en el suelo, para echar, luego, las ramasal cielo. (Sermón 117,17).

– Es tan mala la soberbia, que convirtió al ángel en demonio. (Comen-tarios a los Salmos, 18,2,15).

– Si no eres capaz de comprender, por estar aún en plumones, tenpaciencia hasta que tus alas cobren vigor. No sea que, pretendiendovolar antes de tiempo, el aura de tu libertad se convierta en ruina detu temeridad. (Sermón 117,17).

– Estamos llamados a cosas grandes. Recibamos de buen grado lascosas pequeñas y seremos grandes. (Sermón 117,10,17).

– No hay enfermo más incurable que el que no reconoce su enferme-dad. (Comentarios a los Salmos, 8,5,2).

– No levantarías tan orgullosamente la cabeza si no la tuvieras vacía. (Comentarios a los Salmos, 37,8).

– Es preferible ser pequeño, pero sano, como Zaqueo, que grande,pero hinchado, como Goliat. (La bondad del matrimonio, 23).

– El hombre soberbio se parece a un globo hinchado. En aparienciatiene una gran figura, pero por dentro está vacío. (Sermón 36,2).

– La humildad debe ser proporcional a la grandeza. Cuanto más altose encuentra uno, tanto más desastrosa puede ser su caída. (La santavirginidad, 31).

– Acepta tu imperfección. Es el primer paso para lograr tu perfección.(Sermón 142,10).

– No te asustes de los soberbios y pagados de sí mismos que, igualque los torrentes de invierno, van haciendo ruido por el mundo. Soncomo el agua de deshielo que irrumpe contra las peñas. Pasado elinvierno, desaparecen. Todo se les va en ruidos y amenazas, pero,tras deslizarse fugazmente, no dejan rastro. (Comentarios a los Sal-mos, 57,16).

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— Nadie te ha dicho que seas menos de lo que eres, sino que te reco-nozcas como eres. Reconócete como débil, como ser humano, comopecador. Al aceptar y confesar tus miserias, entras en el camino de lasalvación. (Sermón 137,4,4).

— Camina por la senda de la humildad, si quieres llegar a la eternidad.Cristo, en cuanto hombre, es tu camino. Cristo, en cuanto Dios, es tudestino. Vete a Él, pero por Él. (Sermón 123,3,3).

— Dios está arriba, el ser humano abajo. Cuanto más trata el ser huma-no de auparse hasta Dios, tanto más se separa de Él resbalando haciasí mismo. Cuanto más se humilla el ser humano, tanto más se le acer-ca Dios bajando hasta él. (Comentarios a los Salmos, 33,2, 23).

— Al dártelas de perfecto vas pregonando tu primer defecto. (Sermón47,17).

— El soberbio es como hierba que crece en los tejados. Está muy alta,pero no tiene raíz. Y se seca antes incluso de ser arrancada. (Comen-tarios a los Salmos, 128,11).

— Cuando tratamos de justificar nuestros fallos, oscurecemos más aúnnuestra propia oscuridad. (Comentarios a los Salmos, 138,15).

LIBRE Y RESPONSABLE

— La verdadera libertad no consiste en hacer lo que nos da la gana, sinoen hacer lo que tenemos que hacer, porque nos da la gana. (Sermón344, 4).

— Nadie hace bien lo que hace a la fuerza, aunque sea bueno lo quehace. (Confesiones, 1,12,19).

— Una cosa es estar en la ley, y otra estar bajo la ley. El que está en laley, actúa según ella. El que está bajo la ley, es actuado por ella. Elprimero, por tanto, es libre; el segundo, un esclavo. (Comentarios alos Salmos, 1,2).

— Sólo puedo, en verdad, hacer lo que quiero, cuando dejo de quererhacer lo que no puedo. (Carta 10,1).

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– Las leyes no se promulgan para forzarnos a ser buenos, sino para pre-venirnos de ser malos. (Réplica a las cartas de Petiliano, 2,83,184).

– Una libertad sin tino, más que liberales hace libertinos. (Carta 157,16).

– Sé grande en las cosas grandes. Pero no seas pequeño en las peque-ñas. (Sermón 213, l).

– Los fallos ajenos, sea cual fuere su gravedad, son una pobredisculpa para disimular o justificar los propios. En el vano intento dehallar un patrón en la misma causa nos encontramos como uncamarada en la misma miseria. (Sermón 137, 7, 7).

– Mientras seamos seres humanos, no podremos evitar las caídas. Loque importa, en cualquier caso, es no ignorarlas o minimizarlas porpequeñas. ¿De qué están hechos los ríos que se desbordan e inundanlos campos, sino de pequeñas gotas de agua? Una pequeña filtraciónno reparada a tiempo, provoca, a la larga, el hundimiento del barco. (Sermón 58, 9,10).

– Ser fiel en las cosas pequeñas es una empresa mayúscula. (Ladoctrina cristiana, 4,18).

ORDENADO EN SUS AMORES

– Todo cuerpo, por su peso, tiende al lugar que le es propio. Un pesono tiende únicamente hacia abajo, sino hacia su propio lugar. Elfuego tiende hacia arriba, la piedra hacia abajo. Accionados por supropio peso, buscan su propio lugar. El aceite echado debajo delagua se coloca sobre ella. El agua derramada sobre el aceite secoloca deba-jo de él. Accioñados por sus propios pesos, buscan ellugar que les compete. Las cosas menos ordenadas están inquietas.Al ordenarlas, hallan su descanso. Mi amor es mi peso, él me llevaadonde soy llevado. (Confesiones, 13,9,10).

– El alma humana es como una paloma. Cuando está esclavizada porlos amores terrenos, su plumaje se vuelve pesado a causa del lodo yno puede volar. Pero cuando el lodo de los afectos terrenos es remo-vido de sus plumas, recobra su libertad y usando el amor de Dios y el

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amor del prójimo, a modo de alas, comienza a volar. Asciende por-que ama. (Comentarios a los Salmos, 121,1).

– Pon amor en las cosas que haces y las cosas tendrán sentido. Retíra-les el amor y se volverán vacías. (Sermón 138,2).

– Todo amor tiene su fuerza y no hay amor ocioso. Arrastra sin reme-dio. ¿Quieres saber cuál es tu amor? Mira a dónde te lleva. (Comen-tarios a los Salmos, 121,1).

– Cada ser humano es lo que ama. (Ochenta y tres cuestiones diversas,83,35).

– No todo el que es indulgente con nosotros es amigo nuestro, ni todoel que nos castiga nuestro enemigo. Es mejor amar con severidad queengañar con suavidad. (Carta 93,2,4).

– ¿Quieres saber qué clase de persona eres? Pon a prueba tu amor. ¿Amas las cosas de la tierra? Eres tierra. ¿Amas a Dios? No tengasmiedo en decirlo: eres Dios. (Tratado sobre la primera Carta de SanJuan, 2,2,14).

– Dime quiénes son tus amigos, y te diré quién eres tú. Todo hombrese alía con su propia imagen y se aparta de su disimilitud. (Sermón15,2,2).

– Hay dos clases de personas, porque hay dos clases de amor. El unoes santo, el otro egoísta. El uno se preocupa del bien común en arasde la fraternidad y del entendimiento mutuo, el otro trata de someterlo común a lo propio en aras de la arrogancia y del ansia de dominio.El uno está al servicio de Dios, el otro se afana por igualarle. El unotrabaja por hacer la paz, el otro provoca la rebelión. El uno prefierela verdad a las alabanzas y honores humanos, el otro busca sindescanso el honor, aunque sea falseado. El uno es amigable, el otroenvidio-so. El uno desea para el prójimo lo que desea para sí mismo,el otro desea someter al prójimo a sí Mismo. El uno ayuda a losdemás en interés de ellos, el otro, en interés propio. (Comentarioliteral al Génesis, 11,15,20).

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– No se puede ser buen amigo de los hombres si no se es, primero,buen amigo de la Verdad. (Carta 155,11).

– Cuando el amor busca y anhela lo que le atrae, se convierte endeseo. Cuando lo posee y lo goza, en felicidad. Cuando trata deevitar lo que le molesta, en miedo. Y cuando lo sufre y aguanta, entristeza... Todos estos afectos o movimientos del alma son buenos,si están motivados por un buen amor, y malos, si es malo el amorque los sostiene. (La Ciudad de Dios, 14,7,2).

– El fallo moral no se define por el mal que se intenta, sino por elbien que se abandona. No por el objeto de la defección, sino por ladefección misma... Quien ama desordenadamente la bondad de unacosa cualquiera, no se hace malo por amar un bien, sino por amar unbien más pequeño a expensas de otro mayor. (La Ciudad de Dios,12,8).

– Cuando se ama de verdad, o no se trabaja en absoluto, o se amaincluso el mismo trabajo que se hace. (La bondad de la viudez, 21,26).

-- El amor bien ordenado no ama lo que no debe, ni deja de amar lo quedebe. No ama más lo que debe amar menos, ni ama menos lo quedebe amar más. (La doctrina cristiana, 1,25).

– Quien apetece muchas cosas se condena a sí mismo a la indigencia.Su avidez le hace víctima de la pluralidad y esclavo de la multiplica-

ción...

Os voy a poner un ejemplo: en todo círculo, grande o pequeño, haysólo un punto en el que coinciden todos los radios: es el centro. Elcentro está en todos los radios y, por decirlo así, los domina a todos.Cuando uno se aparta del centro, tantos menos radios abarca cuantomás intenta abarcar. Del mismo modo, el -alma que se aparta de sucentro se lanza hacia la inmensidad de los objetos que le ofrece elmundo, fracasa en el intento de abarcarlos todos y se ve condenada altormento y a la indigencia... Su naturaleza le empuja a la unidad,pero, por su avidez, acaba en la dispersión. (El orden, 1,2,3).

– Amar al enemigo, como enemigo, es una locura. Amarle comohermano, es caridad. Si el médico amase al enfermo, como enfermo,preferi-

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ría que no se curase jamás. Al amarlo como sano, se apresura a resta-blecer su salud. (Tratado sobre la primera Carta de San Juan, 8,4).

- No basta con ser pacífico, hay que ser «pacificador». No basta conno odiar o ignorar a los enemigos, hay que amarlos como hermanos. (Sermón 357,1).

— De la misma forma que no odias a los ciegos, aunque ames la luz,debes amar la paz sin odiar a los que hacen la guerra. (Sermón 357,1).

HUMANO Y COMPRENSIVO — Hombre soy. Entre hombres vivo. Y nada de lo humano

me es ajeno. (Carta 78,8).

— Hombre soy. Uno de tantos. (Sermón 233,2).

— Que no piense el malo que no hay nadie bueno. Y que el bueno nocrea que sólo él lo es. (Comentarios a los Salmos, 25,2,5).

— Cuanto menos vale un ser humano, tanto más trata de hacerse valer:frente a los demás y frente a sí mismo. (Carta 22,3,7).

— Generalmente, sospechamos de los demás lo que sentimos en noso-tros mismos. (Comentarios a los Salmos, 118,12,4).

- En tanto eres un buen amigo de tus amigos en cuanto eres enemigode sus defectos. (Carta 151,12).

— Amemos a los seres humanos, pero no como aman los golosos a lostordos. "Yo amo a los tordos —dice el goloso—. ¿Sabes para qué?Para matarlos y comerlos». No ama a los tordos, sino que se ama a símismo a costa de ellos. (Tratado sobre la primera Carta de SanJuan, 8,5).

— Estudia "Humanidades". ¿Para qué? Para ser un «humano». Esdecir, un hombre digno en medio de los hombres. (La doctrina cris-tiana, 11,12).

— Si la verdad es el objeto de las aspiraciones de todos los seres huma-nos, no puede ser coto cerrado de ninguno de ellos. La Verdad no es

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mía ni tuya para que pueda ser tuya y mía. (Comentarios a los Sal-mos, 103,2,11).

— Ama a los seres humanos, pero combate sus errores. Enséñales laverdad, pero sin orgullo. Lucha con ellos por la verdad, pero sinresentimientos. (Réplica a las cartas de Petiliano, 1,29,31).

— Quien consiente en que otros se engañen con tal de poder encubrirsus propios errores, tiene el más perverso amor de sí mismo. (Carta143,2).

— Toda la vida humana es una auténtica tribulación. Dos son losverdugos que atormentan al ser humano haciéndose el relevo: elmiedo y el dolor. Cuando todo va bien, aparece el fantasma delmiedo. Cuando todo va mal, es la hora del sufrimiento... Por esoquien no se deja embaucar por la prosperidad, no se deja romper porla adversidad. (Sermón 124,2,2).

— Que nadie se considere inmortal por no tener sentimientos. La saluddel ser humano que se retuerce de dolor, está mucho más cerca de lainmortalidad que la torpeza del que es duro y sin entrañas. (Comen-tarios a los Salmos, 55,6).

— En medio de los posibles escándalos, piensa siempre bien de losdemás. Sé tú humilde e interiormente lo que quieres que ellos sean, yno tendrás por qué pensar que ellos son lo que tú no eres. (Comenta-rios a los Salmos, 30,2,7).

— No desesperes de nadie mientras esté vivo. (Comentarios a los Sal-mos, 36,2,11).

— Las distracciones de los adultos se llaman negocios, mientras quelas de los niños, que son simplemente distracciones, son objeto decastigo por parte de los adultos. Y nadie se compadece ni de losniños ni de los grandes, o más bien, ni de unos ni de otros. (Confesiones, 1,9,15).

EQUILIBRADO Y MODERADO

— Mientras no nos contentemos con tener lo necesario, seguiremosempeñados en conseguir lo superfluo. Nada es suficiente para quien

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ha puesto límite a sus caprichos. (Comentarios a los Salmos, 147,12).

— No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. (Reglaa los siervos de Dios).

— No ambiciones lo superfluo. Conténtate con lo necesario. Ambicio-nar lo superfluo es una mendicidad camuflada. Contentarse con lonecesario es la única riqueza verdadera. (Sermón 177,10).

— Guarda la moderación dorada de la rectitud. Sin desviarte a laizquierda de la desesperación, ni a la derecha de la presunción. (Ser-món 142,1,1).

— La justicia, la verdadera justicia, no consiste en el igualitarismo,sino en la equidad o proporción. No en dar a todos lo mismo o enexigir de todos por igual, sino en dar a cada uno según susnecesidades y en exigir de cada uno según sus talentos. (Laverdadera religión, 48,93; Regla a los siervos de Dios).

— Aunque el agua apaga el fuego y el fuego evapora el agua, ambosson peligrosos. El fuego quema; el agua corrompe. Lo mismo ocurreen la vida. Cuando nos visita la adversidad, el fuego de latribulación asola nuestro espíritu. Cuando nos sonríe la prosperidad,el agua de -la corrupción debilita nuestra solidez. Cuídate, pues, deque no te queme el fuego ni te pudra el agua. Permanece firme anteel fuego; conviene que te cueza. Como vasija de barro, aguanta elcalor del horno para que se consoliden tus formas. El vaso cocidono teme al agua. (Comentarios a los Salmos, 65, 17).

— La moderación es la madre del orden. Y el orden, lo es de lapaz. (El orden, 2,19,50).

— Administra tus asuntos de forma ordenada, dando a cada uno sutiempo y un tiempo a cada uno. Si no lo haces así, te verás perturba-do por la confusión y serás víctima de mil enredos. (El trabajo de losmonjes, 18,21).

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– De la voluntad pervertida nace la pasión, de servir a la pasión nace lacostumbre, y de la costumbre no combatida surge la necesidad. (Con-fesiones, 8,5,10).

– Las posesiones superfluas de los ricos son las necesidades de lospobres. Por eso el almacenar cosas superfluas es una forma de robar.(Comentarios a los Salmos, 147,12).

– La sabiduría es la medida del hombre. Una medida por la que el serhumano se mantiene en equilibrio: sin intentar lo imposible ni con-tentarse con lo insuficiente. (La vida feliz, 4,43,34).

SINCERO Y TRANSPARENTE

– La sinceridad es una especie de matrimonio entre las palabras y lasobras. (Sermón 88,12).

– La felicidad de una buena conciencia es una pregustación de la feli-cidad del cielo. (Comentario literal al Génesis, 12,34,65).

– Que cada uno entre en la ermita dé su conciencia y se examine a símismo sin adulación. La mayor tontería que puede hacer un serhumano es la de tratar, en vano, de engañarse a sí mismo. (Comenta-rios a los Salmos, 85,7).

– Haz de tu corazón una audiencia y siéntate en ella como juez de timismo. Que tu memoria sea el fiscal, tu conciencia el testigo, y eltemor de Dios el verdugo. Confiesa allí tus crímenes con toda hones-tidad y, tras pronunciarte culpable, cumple la pena. (Sermón 351,4,7).

– Hay algunos a quienes el respeto humano, les mantiene disociadosde su propia conciencia. Tomen nota esos tales de que Dios ve alhombre por dentro y que ni es posible engañarle como testigo, niescapar-se de Él como juez. (Carta 144,3).

– El hipócrita se preocupa menos de su salud que de las enfermedadesajenas. Pone en evidencia los males de los otros para encubrir lossuyos propios. (Sermón 351,1,1).

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– Busca lo que es meramente humano y privado en el hombre, yencontrarás la mentira y la confusión. No ames, pues, tu propia «pri-vación». Exponte a la luz que viene de lo alto. Si te mantienes cerra-do en ti mismo, te haces un mentiroso de profesión. (Sermón 32,10).

– No hables de tu propia cosecha. Exponte a la iluminación de laverdad y hazte «transparencia» de la misma. (Sermón 166,2).

– La conciencia y el buen nombre son dos aspectos de la veracidad.La conciencia mira hacia adentro; el buen nombre, hacia afuera. (Ser-món 355,1).

– El darse golpes de pecho, sin corregir el mal hecho, es como dar unamano de barniz a nuestros pecados. (Sermón 332, 4).

– ¿De qué sirve hacer la señal de la cruz sobre la frente, si esa mismaseñal no está sobre el corazón? Dios no quiere pintores de sus sig-nos, sino hacedores de ellos. (Comentarios a los Salmos, 50,1).

– No hace mártires la pena. Los hace la buena causa. (Comentarios alos Salmos, 34,2,13).

ATENTO Y DISPONIBLE

– Dios no toma en consideración tus talentos, sino tu disponibilidad.Sabe que has hecho lo que has podido, aunque hayas fracasado en elintento, y contabiliza en tu favor, lo que trataste de hacer y no pudis-te, como si lo hubieras hecho de verdad. (Sermón 18,5).

– Haz lo que puedas. Dios no te pide más. (Sermón 128,10,12).

– Dios no manda cosas imposibles, sino que al mandar, te amonestapara que hagas lo que puedas, pidas lo que no puedas y pidas paraque puedas. (La naturaleza y la gracia, 43,50).

– La nieve recién caída se derrite con facilidad. Pero si se libra de laacción del sol, se endurece. Y si se acumula año tras año resistiendolos cambios del clima, se convierte en un glaciar, en una gran roca dehielo. Algo parecido ocurre con nuestros pequeños fallos. Fáciles deeliminar al principio, se van acumulando y endureciendo poco a poco

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y, cuando escapan por mucho tiempo a la acción correctora, se hacencasi incorregibles. (Comentarios a los Salmos, 147,1,2).

— Un león puede matar a un hombre de una sola dentellada; unaavispa, no. Pero si un ser humano tiene la desgracia de caer en unavispero, ¿no es cierto que, a la larga, va también a morir a causa delas miles de picaduras de las pequeñas y frágiles avispas? (Sermón9,11,17)

— Hay algunos que, aunque no duermen, dormitan. No entregansus ojos al sueño, pero abandonan sus párpados al sopor y, comoadormilados, cabecean. En vez de llevar las riendas de su vida, sonllevados sin rumbo por ella. Despierten, pues, y estén alerta. (Comentarios a los Salmos, 131,8).

— Así como el ser humano no come el trigo, si antes no lo muelepara hacerlo pan, así el diablo no come a nadie, si antes no le derribapor la tribulación. Derriba para comer. Por tanto, cuando estésatribulado permanece íntegro, como el grano, y no te conturbes. ¿Teme, acaso, el grano de trigo al trillo que le separa de la paja? No;mientras que la paja resulta molida y deshecha, el grano se libera delo que le sobra. (Comentarios a los Salmos, 100,12).

— La mayoría de las veces el ser humano se desconoce a símismo. Víctima del descuido o de la improvisación, o presume desus carencias, o desespera de sus posibilidades. Sólo cuando latentación viene a probarle, como una pregunta de urgencia, lograconocer la verdad sobre sí mismo. (Comentarios a los Salmos, 55,2).

— Todos nacemos reyes. La mayoría morimos «en el exilio». (Sermón 46,12,27).

— Los seres humanos son curiosos para averiguar vidas ajenas yperezosos para corregir la propia. (Confesiones, 10,3).

ESFORZADO Y ESTUDIOSO

— El que te creó sin ti, no te salvará sin ti. (Sermón 169,11,13).

— Dios sólo ayuda a quien se ayuda a sí mismo. (Carta 147,2).

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– Nuestro pan es la verdad. Sudemos, pues, amasándolo, para que notengamos que sufrir deseándolo. (Comentarios a los Salmos, 32,2,2).

– No nos entretengamos con los deleites del pasado, ni nos dejemosatrapar por las provocaciones del presente. No hagamos como lanecia serpiente que se tapa sus oídos con la cola. Que nada del pasa-do nos impida vivir a la escucha del presente, y nada del presentepensar en el futuro. Movámonos con decisión hacia lo que nos espe-ra. (Comentarios a los Salmos, 66,10).

– ¿A quién no agradaría llegar a degustar la sabiduría sin tener quepasar por los sudores y sacrificios del aprendizaje? Por desgracia,esto no es posible en este mundo de mortales. Antes de llegar a lafelicidad de conocer la verdad, y según los cánones de la recta edu-cación, no hay más remedio que pasar por las apreturas del estudio ydel trabajo. (La catequesis de los principiantes, 9).

– Si no te es dado poder hacer todo lo que quieres, no es razón paraque no quieras hacer todo lo que puedes. (Carta 166,1).

– Dios no condena a quien no puede hacer lo que quiere, sino a quienno quiere hacer lo que puede. (Sermón 54,2).

– No se puede vencer, si no se lucha. Por eso no pedimos a Dios quenos libre de la tentación, sino que nos preserve del mal. (El sermónde la montaña, 2,9,31).

– Nuestra vida es una peregrinación. Y, como tal, está llena de dificul-tades. Pero nuestra madurez se fragua en las dificultades. Nadie seconoce a sí mismo, si no es sometido a prueba; ni puede ser corona-do, si no vence; ni vencer, si no pelea; ni pelear, si carece de enemi-gos. (Comentarios a los Salmos, 60,3).

– No te adormezcas a la hora de escuchar la verdad para no tener quelevantarte sobresaltado a la hora de rendir cuentas de ella. (Comen-tarios a los Salmos, 32,2,2).

– De nada sirve «saber» la verdad, si, al mismo tiempo, no se «hace»con la vida. Hay que edificar sobre piedra, no sobre arena. Hay que

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«oír» y «obrar». El que oye, y no obra, edifica sobre arena. El que nioye ni obra, no edifica nada. El que «oye» y «obra», edifica sobrepiedra. (Comentarios a los Salmos, 57,23).

— No basta con padecer para ser justo. Hay que padecer por la justicia.No alardees, pues, del suplicio. Prueba la causa. (Comentarios a losSalmos, 34,2,13).

AMIGLABLE Y COMUNITARIO

— Todos somos prójimos unos de otros por la común condición delnacimiento terreno, y hermanos unos de otros por la esperanza com-partida de la heredad celestial. (Comentarios a los Salmos, 25,2,2).

— Todo ser humano es prójimo de sus semejantes. Donde la naturalezaes común, las diferencias son siempre accidentales. (Comentarios alos Salmos, 118,8,2).

— Necesitamos de los demás para ser nosotros mismos. (Comentariosa los Salmos, 125, 13).

— Feliz el que te ama a ti, al amigo en ti y al enemigo por ti. No pierdea ningún ser querido aquel, y sólo aquel, para quien todos son seresqueridos en Aquel que nunca se pierde. (Confesiones, 4, 9,14).

— No puede haber verdadero acuerdo en materias humanas entrepersonas que discrepan en materias espirituales. (Carta 258,2).

— En la escuela del Señor somos todos condiscípulos. (Sermón 242,1).

— No hablo como maestro, sino como ministro. Porque no hablo a dis-cípulos, sino a condiscípulos; no a siervos, sino a consiervos. Hay unsolo Maestro cuya escuela está en la tierra y cuya cátedra está en elcielo. (Sermón 292,1,1).

— Lo primero por lo que os habéis congregado en comunidad es paraque habitéis en comunión, teniendo un alma sola en Dios y un solocorazón hacia Dios. (Regla a los siervos de Dios).

— Había muchos detalles por parte de mis amigos que me hacían máscautivadora su compañía: charlar y reír juntos, prestarnos atenciónunos a otros, leer en común libros amenos, bromear unos con otros

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dentro de los márgenes de la estima y respeto mutuos, discutir aveces, pero sin acritud, como cuando uno discute consigo mismo.Incluso estas mismas diferencias de pareceres, que, por lo demás, eraun fenómeno muy aislado, era la salsa con que aderezábamosmuchos acuerdos. Instruirnos mutuamente en algún tema, sentir nos-talgia de los ausentes, acogerlos con alegría a su vuelta; estos gestosy otras actitudes por el estilo, que proceden del corazón de los que seaman y se ven correspondidos, y que hallan su expresión en la boca,lengua, ojos y otros mil ademanes de extrema simpatía, eran a modode incentivos que iban fundiendo nuestras almas y de muchas sehacía una sola. (Confesiones, 4,8,13).

– La caridad crea la cohesión. La cohesión produce la unidad. Y launidad conduce a la claridad. (Comentarios a los Salmos, 30,2,1).

– 'Tu alma ya no te pertenece por completo. Pertenece también a tushermanos. Pero sus almas también te pertenecen a ti. Tu alma y susalmas deben ser un alma sola. (Carta 243,4).

– Sólo forman comunidad los que avivan el amor para hacerse unos.Los que no aman de verdad, aunque habiten juntos, odian, molestany atormentan a los demás. Con su mal humor perturban al resto yandan a la caza de alimentos para su murmuración. Les acontececomo al caballo inquieto uncido al carro: además de no tirar de él,trata de romperlo a coces. (Comentarios a los Salmos, 132,12).

– Vivamos todos en armonía y en amor y honremos a Dios, de quiensomos templos los unos en los otros. (Regla a los siervos de Dios).

– Es una obligación de caridad el soportarnos mutuamente en llevarnuestras cargas. Escuchad esta bonita ilustración tomada del mundoanimal. Según los entendidos en la materia, cuando los ciervostienen que cruzar un río se organizan de tal forma que cada uno deellos lleva sobre su espalda la cabeza del que le sigue mientras élreposa su cabeza sobre la espalda del que le precede. Y como el pri-mero no tiene a nadie delante, sobre quién reposar su cabeza, supuesto es ocupado por turnos, de tal manera que, después de unrato, el segundo pasa a primero y el primero a último... Así, sobre-llevándose y ayudándose mutuamente, son capaces de cruzar sin

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peligro anchos ríos y hasta brazos de mar, hasta llegar a la estabili-dad de la tierra firme. (Ochenta y tres cuestiones diversas, 83,71,1).

– Donde no hay envidia ni temores, las diferencias, lejos de crear divi-siones, causan la armonía. (La santa virginidad, 29,29).

– Donde hay unidad, hay comunidad. Donde no hay unidad, hay turba-multa, es decir, «una multitud turbada». (Sermón 103,4).

– La verdad es patrimonio de todos y, por eso, no es propiedad denadie. Se halla en medio para que, en torno suyo, vivan los que laaman. Lo que es común se halla en medio, es decir, dista igualmentede todos y de todos está igualmente cerca. (Comentarios a los Sal-mos, 75,17).

– Una comunidad es un grupo de individuos unidos por la armonía ycomunión de las cosas que buscan y aman en santa compañía. (Laciudad de Dios, 19,24,5).

– La verdadera unidad entre los hombres se crea, se refuerza y se pro-tege por la comunión en el amor. (Tratados sobre el Evangelio deSan Juan, 32,7).

– Un buen coro es el resultado del consenso de muchos y distintoscantores. Si la voz de cada uno de ellos no se fusiona con las demás,todo el coro desafina, se hace ofensivo para la audiencia y elconcierto se malogra. (Comentarios a los Salmos, 149,7).

– En una orquesta hay muchos instrumentos diferentes. Pero todosestán tan cuidadosamente afinados y atonados, que la audiencia oyesólo una melodía. Éste ha de ser nuestro ideal: ser una orquesta parael Señor. (Comentarios a los Salmos, 150,8).

– Competid unos con otros en buenas obras, en amor mutuo y en santaemulación, pues no competís unos con otros, sino todos contra elenemigo común. El que pueda menos, haga su parte y ame en el quepuede más lo que él no puede hacer. De esta forma el más débil noserá una carga para el más fuerte, y el más fuerte no hará que el másdébil se sofoque. (Carta 130,16,31).

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ABIERTO A LA TRASCENDENCIA

— Oh Dios, que eres siempre el mismo, conózcame a mí, conózcate a ti.(Soliloquios, 2,1,1).

— Señor, que yo me conozca como tú me conoces. (Confesiones, 10,1,1).

— Hiciste, Señor, al hombre a tu imagen y semejanza. Esto lo reconocequien a sí mismo se conoce. (Soliloquios, 1,1,4).

— El hombre es de Dios. Es en Dios. Y es para Dios. (El combate cris-tiano, 14,16).

— Donde están la fe, la esperanza y la caridad, allí tiene Dios suretrato. (Comentarios a los Salmos, 48,2,11).

— Por la semejanza subimos a Dios. Por la desemejanza nos apartamosde Él. (La ciudad de Dios, 9,18).

— Una cosa es la fuente, otra la luz. Si tienes sed, vas a la fuente y, parair a ella, si es de noche, enciendes la luz. Dios, en cambio, es a untiempo fuente y luz. Para el que tiene sed, es fuente; para el ciego esluz. Abre, pues, tu ojo interior para ver su luz. Y abre la boca delcorazón para beber su agua. (Tratados sobre el Evangelio de SanJuan, 13,5).

— La vida de la vida mortal es la esperanza de la vida inmortal. (Comentarios a los Salmos, 103,4,17).

— ¿Quieres tener a Dios de tu parte? Es muy sencillo: ponte tú de partede Dios. (Comentarios a los Salmos, 39,27).

— Ningún hombre es veraz si Dios, que es la Verdad, no habla en él.Pero ¿cuándo habla Dios en el hombre? Cuando el hombre está llenode Dios. (Comentarios a los Salmos, 108,2).

— Dios está en todas partes. Por tanto, si tú no quieres apartarte de El,El no podrá apartarse de ti. (Tratados sobre el Evangelio de SanJuan, 34,6).

— La búsqueda de Dios es la búsqueda de la felicidad. El encuentro conDios es la felicidad misma. (Las costumbres de la Iglesia católica,11,18).

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– No olvides jamás: Dios llena los corazones, no los bolsillos. (Comen-tarios a los Salmos, 52,8).

– Cuando nosotros hacemos la voluntad de Dios, entonces se hace lavoluntad de Dios en nosotros. (Sermón 58,4).

– ¿Has declarado la guerra a Dios? Ten cuidado: Cuanto más y mayo-res sean las piedras que lances al cielo, más y mayores serán las heri-das que te causarán al caer sobre ti. (Comentarios a los Salmos, 79,1,14).

– Acercarse a Dios es asemejarse a El. Apartarse de El es deformarsea uno mismo. (Comentarios a los Salmos, 34,2,6).

– Dios, que te hizo, no quiere nada de ti fuera de ti mismo. (Sermón34,7).

– Toda mi esperanza está depositada sólo en tu misericordia, que esinmensamente grande. Da lo que mandas y manda lo que quieras. (Confesiones, 10,29,40).

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ORACIÓN DEL ALUMNO AGUSTINIANO

Dios, Padre bueno,que nos exhortas a la oracióny nos concedes lo que pedimos.Escúchame mientras camino entre tinieblasy alárgame tu mano segura.Ilumíname con tu luzy hazme salir de mis errorespara que, conducido por ti,vuelva a mí y me encuentre contigo.Mándame lo que sea de tu agrado,pero limpia mis oídospara que puedan escuchar tu voz,y sana mis ojospara que puedan ver tu luz.Que yo te busque, Padre, sin caer en el error.Sal al paso de mi vidapara que conociéndome te conozca,y pueda encontrarme contigoya que te busco y te deseo.

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

• No es propiamente un MAESTRO, sino un MINISTRO. El verdaderomaestro es "el Maestro Interior".

• Su meta no es la información-conocimiento, sino la FORMACIÓN-

SABIDURÍA. No la transmisión de IDEAS, como datos, sino la oferta ypromoción de IDEALES como actitudes.

• Es, fundamentalmente, un CONDISCÍPULO, un compañero debúsqueda. La escuela es UNA GRAN FAMILIA en la que el DIÁLOGO,

la INTERACCIÓN y el COMPARTIR entre los distintos miembros de laComunidad Educativa, constituyen los elementos CONNATURALES

del proceso educativo.• En tanto es buen maestro en cuanto sigue siendo UN ALUMNO.

Vocación-profesionalismo.Reciclaje - formaciónpermanente.

• Su mejor lección es EL BUEN EJEMPLO, la propia COHERENCIA. Y

su autoridad es, principalmente, de CONTAGIO y de PRESTIGIO.

Hay tres tipos de educadores:

Unos "venden palabras a cambio de un sueldo". San Agustínlos llama COTORRAS y LADRONES. Cotorras, porque no hacenmás que repetir lo que han aprendido de memoria. Ladrones,porque "hablan de lo ajeno. ¿Cómo puede ser SUYO lo quedicen de palabra si lo niegan con las obras?".

Otros, como las piedras miliares, muestran el camino a losdemás mientras ellos se quedan parados. Dicen, pero no hacen.

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Otros, finalmente, se ofrecen EN IMITACIÓN a los alumnos. "Nosólo muestran el camino, sino que VAN POR DELANTE. Hacen loque dicen".

• Su misión no es anónima, sino PERSONAL: personalizada y persona-lizadora.

La educación es PARA LAS PERSONAS, con nombres y apellidos, convirtudes y defectos, con necesidades y valores.

Debe, pues, potenciar LAS DIFERENCIAS, pero en clave de UNIDAD yCOMUNIÓN. Respetar la igualdad y la justicia, pero en clave de PRO-PORCIÓN: "No a todos igual, sino a cada uno según sus necesidades".

• Necesita de un gran EQUILIBRIO en el ejercicio de su ministerio. Laeducación es un proceso y un proyecto.

IMPONER - PROPONER - EXPONER.DISCIPLINA - ORDEN - PAZ - AMOR.

• Su mundo de referencias esenciales tiene las siguientes coordenadas:

– INTERIORIDAD: "La VERDAD reside en el hombre interior".Educar es "sacar a la luz", "ayudar a dar a luz", "recordar"...

– TRASCENDENCIA: "Nuestro corazón está inquieto hasta que des-canse en Ti". "El ideal está siempre más allá".

– COMUNIÓN: "Necesitamos de los demás para ser nosotrosmismos"."La Verdad no es mía ni tuya, para que pueda ser tuya y mía"."Una sola alma en Dios y un solo corazón hacia Dios"

Es una definición aproximativa. Suficientemente genérica para quetodos podamos situarnos en ella. Y suficientemente específica comopara que cada uno tenga que seguir esforzándose hasta lograr encar-narla.

Con este esquema por delante, resultará, sin duda, más fácil la com-prensión de los temas que se ofrecen a continuación.

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EL MAESTRO INTERIOR

– Tenemos todos un solo Maestro. Y, bajo El, somos todoscondiscípulos. No nos constituimos en maestros por el hecho dehablar desde una cátedra. El verdadero Maestro habla desde adentro.(Sermón 134,1,1).

– En todo lo que comprendemos no consultamos a las palabras queresuenan en el oído, sino a la verdad que reside en la mente, si bienlas palabras externas nos sirven de estímulo. El que es consultado, elque amaestra, es la Verdad de Dios que habita en el hombre interior.Todos consultamos a esa Verdad, pero sólo se revela en tanto encuanto se lo permite la buena o mala voluntad de cada uno. Y sialguien, al consultar, se equivoca, no sucede esto por defecto de laverdad consultada, como no es defecto de la luz el que, con frecuen-cia, los ojos corporales falseen la realidad. (El maestro, 11,33).

– Cuando hablamos de cosas inteligibles, nos referimos a realidadespresentes a la luz de la verdad que el hombre interior conoce por ilu-minación. Y nuestros oyentes las conocen, no por nuestras palabras,sino por la propia visión interior. Al proclamar la verdad, por tanto,no amaestramos a quienes la descubren por sí mismos. Lo que ocurrees que, guiados por las palabras del que le interroga desde afuera, losalumnos acaban consintiendo con la misma verdad que, en principio,negaban, debido a que, por debilidad de la visión interna o por faltade atención, no estaban capacitados para abarcar de golpe toda la rea-lidad presentada. Estimulados poco a poco y cuestionados por partes,son conducidos al encuentro interior con la verdad, por medio de laspalabras del que les interroga. (El maestro, 11,38).

– En las cosas que se ven con la mente, en vano escucha el discursodel que las sabe, quien no es capaz de verlas por sí mismo, excepto enel caso de que, mientras se ignoran, sea útil el creerlas. Quien, encambio, es capaz de verlas interiormente se constituye en discípulode la misma Verdad y en crítico de quien la expone, es decir, de suspalabras. (El maestro, 11,38).

– Cuando los maestros explican las disciplinas que profesan,incluidas la virtud y la sabiduría, los que se llaman y sondiscípulos de ver-

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dad consideran dentro de sí y contemplan según sus fuerzas lo quehan oído de ellos y lo contrastan con la verdad interior. Sólo entoncesaprenden. Y cuando dentro de sí descubren que les han dicho la ver-dad, alaban a sus maestros sin darse cuenta de que, más que a maes-tros, alaban a hombres, instruidos... Se equivocan, pues, los hombresllamando maestros a quienes, en realidad, no lo son, confundiendo,por su simultaneidad, la acción externa que les estimula y provoca ysu propia reacción interior. Como entre la admonición del que habla yel aprendizaje interno no hay apenas intervalo de tiempo, creen haberaprendido desde afuera lo que sólo desde adentro se puede aprender.(El maestro, 14,46).

– No atribuyamos, pues, a las palabras un valor mayor del que tienenen realidad. De tal manera que no sólo creamos, sino que comence-mos a comprender con cuánta verdad y autoridad ha sido escrito: "No llaméis maestro a nadie en este mundo, pues el único Maestroestá en el cielo". Qué signifique en el cielo nos lo enseñará Aquelque, por medio de los hombres y por signos, nos amonesta tambiéndesde afuera a fin de que, volviéndonos a Él que está adentro,seamos instruidos. Amarle a Él y conocerle es la vida feliz que todosdicen buscar y que sólo unos pocos logran encontrar. (El maestro, 14,46).

ANDAR POR ADENTRO

– No te desparrames. Concéntrate en tu intimidad. La verdad reside enel hombre interior. (La verdadera religión, 39,72).

– ¿Por qué te agrada tanto hablar y tan poco escuchar? Andas siemprefuera de ti, y rehúsas regresar a ti. El que enseña de verdad está den-tro; en cambio, cuando tú tratas de enseñar, te sales de ti mismo yandas por fuera. Escucha, primero, al que habla dentro, y, desde den-tro, habla después a los que están fuera. (Comentarios a los Salmos,139,15).

– Con dificultad conoce el hombre lo que es hoy. Lo que va a sermañana, no puede ni imaginarlo. (Sermón 46,12,27).

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— El reconocimiento de la propia ignorancia es la primera prueba deinteligencia. (Sermón 301,4,3).

— Entiende, primero, cuánto es lo que no entiendes, no sea que no lle-gues a entender nada en absoluto. Y no desprecies al que, para llegara entender lo que no entiende, entiende, al menos, que aún no halogrado entenderlo. (Naturaleza y origen del alma, 4, 11,16).

— De nada aprovecha abrir los ojos al que está en tinieblas. Y de nadale sirve estar en la luz al que tiene los ojos cerrados. (Comentarios alos Salmos, 25,2,14).

— ¿Te preocupa el que el árbol de tu vida tenga las ramas podridas?No pierdas el tiempo: cuida bien de la raíz, y no tendrás que andartepor las ramas. (Comentarios a los Salmos, 79,2).

— ¡Ay de mí, Señor, que ni siquiera sé lo que desconozco! (Confesio-nes, 11,25,32).

LA VERDAD ES PARTICIPATIVA

— La verdad no es mía ni tuya, para que pueda ser tuya y mía. (Comentarios a los Salmos, 103,2).

— Por eso, Señor, tus juicios son terribles, porque tu verdad no es mía,ni del otro, ni del de más allá, sino que es de todos nosotros a quienesllamas públicamente a participar de ella, amonestándonos a no pre-tender su posesión en exclusiva para no vernos excluidos de ella.Todo aquel que reivindica como cosa propia cuanto ofreces para eldisfrute de todos y trata de poseer en exclusiva lo que es de todosviene rebotado desde el bien común hacia el suyo propio, es decir,desde la verdad hacia la mentira, porque el que habla mentira hablade lo suyo propio. (Confesiones, 12,25,34).

— Sólo conquista la verdad. Su victoria es el amor. (Sermón 358,1).

— En la escuela del Señor todos somos condiscípulos. (Sermón 242,1).

— No hablo como un maestro, sino como un ministro. Porque no habloa discípulos, sino a condiscípulos, no a siervos, sino a consiervos.

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Hay un solo Maestro cuya escuela está en la tierra y cuya cátedra estáen el cielo. (Sermón 292,1,1).

– Nadie puede juzgar la verdad, pero sin la verdad, nadie puede juzgarrectamente. La verdad constituye a los hombres en jueces, no de laverdad en sí misma, sino de todo lo demás, con ayuda de la verdad. (El libre albedrío, 2,12,33).

– Tú, que eres la Verdad, ocupas un puesto de preferencia en todas par-tes para responder a los que te consultan. Respondes simultáneamen-te a todos, aunque te consulten sobre los asuntos más heterogéneos.Tus respuestas son claras, pero no todos las oyen con claridad. Todo .el mundo consulta sobre lo que quiere, pero no todos oyen siempre loque quieren. (Confesiones, 10,26,37).

– Cuando la verdad llega con fuerza a los oídos y al corazón de loshombres, las arenas movedizas de los malos hábitos comienzan adevorarlos. Y, en vez de doblegarse a la verdad, prefieren resistirse,bien persiguiendo a quienes la proclaman, bien optando por el des-cuido y el sopor espiritual. (Carta 98,6).

– La suavidad de la luz hiere a los ojos enfermizos: lo que es alegríapara otros, es dolor para ellos. De la misma forma, el pan de la ver-dad sabe amargo a los mentirosos; por eso odian a sus mensajeros. (Comentarios a los Salmos, 5,14,15).

– Pero ¿por qué la verdad genera el odio? ¿Por qué el hombre quepro-clama la verdad en tu nombre viene a ser para ellos un enemigo,amando como aman la felicidad, qué no es más que el gozo de la ver-dad? No hay más respuesta que ésta: el amor de la verdad es tangrande, que todos aquellos que aman otra cosa quisieran que eso queaman fuera la verdad. Y como no les gusta que les engañen, tampocoles agrada convencerse de que se engañan. Por eso odian la verdad, acausa de aquello que aman en lugar de la verdad. La aman cuandobrilla, la aborrecen cuando reprende. No quieren que nadie les enga-ñe, pero quieren engañar. Por eso la aman cuando se descubre y laodian cuando les descubre a ellos. (Confesiones, 10,23,34).

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— No es lo mismo tener ojos que mirar, ni mirar que ver. Ni es lo mismooír que escuchar, ni escuchar que entender. (Soliloquios, 1,6,12).

OBJETIVO: FORMAR AL HOMBRE

— Para lograr su madurez, el hombre necesita un cierto equilibrioentre estas tres cosas: talento, educación y experiencia. (La Ciudadde Dios, 11,25).

— Los conocimientos que se imparten son como el andamiaje queayuda a construir el edificio del amor y de la sabiduría; edificio quedurará por siempre, incluso cuando los conocimientos hayan sidoolvidados. (Carta 55,21,39).

— Teniendo presente que la caridad debe ser el fin de todo cuantodigas, explica cuanto expliques de modo que la persona a quien tediriges, al escucharte crea, creyendo espere y esperando ame. (Lacatequesis de los principiantes, 4,11).

— La función del maestro es desarrollar un acercamiento gradual delalumno a la verdad. Sin un plan cuidadoso y progresivo sólo porcarambola puede lograrse el éxito. (Soliloquios, 1,23).

— Es correcto decir, en sentido metafórico, que el hombre crece apren-diendo y disminuye olvidando. (La dimensión del alma, 33).

— De la misma manera que eliges con cuidado lo que has de comer,debes elegir con cuidado lo que has de enseñar. Lo que tú enseñas esel alimento del que te escucha. (Comentarios a los salmos, 51,10).

— No es el maestro quien ilumina --con su luz el alma del alumno. A lamanera que alguien da luz a una casa abriendo sus ventanas, así elmaestro, abriendo paso a la luz de la verdad, hace que sea la propiaverdad la que ilumine el alma del alumno. (Comentarios a los sal-mos, 118,18,4).

— Como una madre da de comer a su hijo pequeño, no para que sequede pequeño, sino para que crezca, el buen maestro debe dar a suspupilos el alimento apropiado para que llegue el día en que, habiendocrecido, ellos mismos sepan procurarse el alimento. (Sermón 23,3,3).

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CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN

– Nadie logra elevar al otro a su propio nivel a no ser que él mismodescienda al nivel del otro. (Carta 11,4).

– Es preferible que nos critiquen los gramáticos a que no nos entiendanlos alumnos. (Comentarios a los salmos, 138,20).

– La función del lenguaje no es hacer gustar a la gente lo que le dis-gusta, u obligarle a hacer lo que no quiere, sino poner en claro lo queestá oscuro. Por eso, la marca distintiva de un buen maestro es amarla verdad por encima de todo y las palabras en función de la verdad.¿De qué sirve una llave de oro si no puede abrirnos la puerta que que-remos franquear? O ¿qué hay de malo en una llave de madera si cum-ple su misión de abrir lo que estaba cerrado? (La doctrina cristiana,4,11,26).

– Sucede también, con frecuencia, que el que al principio escuchabacon agrado, luego, cansado de escuchar o de estar tanto tiempo depie, abre los labios no para alabar nuestras palabras, sino para boste-zar, e incluso nos dice que, aun muy a pesar suyo, debe marcharse.En cuanto nos demos cuenta de esto, conviene despertar su atencióndiciéndole algo relajante y jugoso, adaptado al argumento que esta-mos exponiendo, o también algo maravilloso y deslumbrador... Omejor todavía, expongamos algo que le toque directamente a él, demodo que, tocado en su propio interés, preste atención... (La cate-quesis de los principiantes, 13,19).

– El maestro provoca auténtica satisfacción en sus alumnos, cuandoproyecta la luz de sus explicaciones sobre materias que no están claras.Pero cuando se detiene más de la cuenta en asuntos trillados, seconvierte en un pesado. Hay, pues, que mantener un cierto equilibrio,evitando tanto la pesadez como el desencanto. (La doctrina cristiana,4,10,25).

– Ya lo dijo el orador romano: hay que tratar las cosas sencillas consencillez, para instrucción del oyente; las cosas normales connormalidad, para delectación del oyente; y las cosas importantes consolemnidad, para sumisión del oyente. (La doctrina cristiana, 4,17,34).

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– El buen maestro no sólo sabe lo que ha de decir, sino también lo queha de ocultar. (Comentarios a los salmos, 36,1,1).

– El que enseña debe evitar toda palabra que no enseña. (La doctrinacristiana, 4,10,24).

– El comer y el aprender tienen algo en común, ambos son medios desubsistencia: el uno para el cuerpo, el otro para el alma. Y a ambos seacerca la gente con paladares distintos y hasta caprichosos. Por esohay que condimentar los alimentos en función de quien vaya a tomar-los. (La doctrina cristiana, 4, 29).

– Si por falta de capacidad para entenderlas hemos de ocultar ciertasverdades a nuestros alumnos, no por ello debemos enseñarles lo queno es cierto. (Contra la mentira, 6,15).

AUTORIDAD Y DISCIPLINA

– La autoridad es la puerta de la educación. Una vez que el alumno haentrado por ella, él mismo va desentrañando, por medio de la razón,los principios que la autoridad le ha dispensado. (El orden, 2,26).

– Cuando nos decidimos a aprender algo, lo primero que estimulanuestro entusiasmo e interés es la autoridad de quien lo enseña. (LaTrinidad, 10,1).

– En todo aprendizaje somos guiados por la autoridad y por la razón.La autoridad tiene prioridad cronológica, pero en el proceso formalde la educación, la razón es lo primero. (El orden, 2,9).

– Al principio, el alumno es un mero seguidor, guiado y servido por laautoridad, pero, poco a poco, se convierte en su propio guía. Cuantomás maduro y personal llegue a ser, tanto más crecerá en conoci-miento y en sabiduría. (El orden, 2,26).

– La autoridad humana cumple una misión de servicio. Pero si nolleva aparejada la confirmación del buen ejemplo, puede resultarengañosa. La buena conducta de quien ejerce la autoridad es lamejor y más eficaz confirmación de las verdades que enseña. (Elorden, 2,9,27).

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– El desempeñar un puesto de liderazgo no consiste en estar másarriba, sino en ir por delante. (Sermón 340,2).

– Dios ama la disciplina. Y es perversa la inocencia falseada del edu-cador que da largas a los fallos del educando. (Comentarios a los sal-mos, 50,24).

– Pongamos mucha atención en no faltar por exceso en el castigo, nipor defecto en el perdón. No castiguemos si no es para mejorar, yevitemos toda indulgencia que lleva al empeoramiento. Considere-mos como de nuestra familia a todos aquellos sobre quienes se nos hadado cualquier potestad. Estemos a su servicio como si nos avergon-záramos de tener que mandarles, y mandémosles como si nos gozá-ramos de tener que servirles. (El orden, 2,8,25).

– Hay una misericordia que castiga y una dureza que perdona. Escruel dejar a un muchacho que juegue con un nido de víboras. Esmisericordioso el no dejarle, aunque, para ello, haya que recurrir alcastigo. (Carta 153,6,16).

– No debe darse a todos la misma medicina, aunque a todos haya quedar el mismo amor. A unos hay que amarlos con gentileza, a otroscon severidad. Con un amor que, sin ser enemigo de nadie, es consi-derado con todos. (La catequesis de los principiantes, 15,23).

– Es mejor amar con severidad que engañar con suavidad. (Carta 93,2,4).

ENSEÑANDO Y APRENDIENDO

– En tanto soy un buen maestro, en cuanto sigo siendo un alumno. (Sermón 244,2).

– Procura que tu búsqueda sea tal que puedas estar seguro deencontrar la verdad, y que tu encuentro con la verdad sea tal quepuedas seguir buscándola. (La Trinidad, 9,1,1).

– La obligación de enseñar es consecuencia del amor a los demás. Laobligación de seguir aprendiendo es consecuencia del amor a la ver-dad. (Respuesta a las ocho preguntas de Dulquicio, 2,6).

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— Si es cierto que los niños no pueden aprender a hablar bien si no esescuchando a buenos locutores, ¿cómo podrán los maestros enseñarbien si no es leyendo los libros e imitando las conductas de los queson autoridad en sus materias? (La doctrina cristiana, 4, 3,5).

— Cuando se trata de aprender, no hay viejos ni jóvenes. Es cierto quelos ancianos debieran estar enseñando más que aprendiendo, pero espreferible que se dediquen a aprender, cuando tratan de enseñar loque no saben. (Carta 166,1,1).

— No esperes recibir de mí todas las respuestas que necesitas. Yo nosoy un maestro perfecto, sino que sigo aprendiendo nuevas cosascada día en el mismo ejercicio de la enseñanza. (Carta 266,2,4).

— El verdadero maestro está siempre dispuesto a aceptar la corrección.Es mejor corregirse, aunque a uno le tengan por pequeño, que romper-se la cabeza por mantenerse en la propia terquedad. (Carta 193,10).

— Aprende a ignorar, si quieres llegar a saber. (Naturaleza y origendel alma, 4,9,13).

EL AMOR: " L A GRAN DIFERENCIA"

— Muchos enseñan la verdad sin vocación y sin pizca de honradez. Lavenden en el mercado público y al mejor postor. ¿A cambio de qué?De las comodidades de este mundo. (Comentarios a los salmos, 11,7).

— Si nos aburre repetir muchas veces las mismas cosas, sabidas einfantiles, unámonos a nuestros oyentes con amor fraterno, paternoo materno, y fundidos a sus corazones, esas cosas nos parecerán nue-vas también a nosotros. (La catequesis de los principiantes, 12,17).

— El amor es el complemento de la instrucción. (Las costumbres de laIglesia y las de los maniqueos, 1,28,56).

— Considérate feliz, no tanto por ejercer la autoridad sobre tussúbditos, cuanto por tener la oportunidad de servir con amor a tushermanos. (Regla a los siervos de Dios).

— Merece la pena observar que si los superiores desean ser amados porsus súbditos y se alegran de su obsequiosa obediencia, y cuanto más

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obedientes los ven tanto más los aprecian, con mucho más amor seinflama el súbdito cuando se siente amado por su superior. Es másgrato, en efecto, el amor cuando procede no de la sequedad de laindigencia, sino de la abundancia de la benevolencia. (La catequesisde los principiantes, 4,7).

– No te preocupes demasiado de tu dureza para con los alumnos;preocúpate más bien de tu amor para con ellos. ¿Qué clase de amorles profesas si, por compadecerte de sus fallos, consientes en sudegeneración? ¿No es lógico y natural que el paciente deteste elbisturí? (La utilidad del ayuno, 9).

– Es un médico cruel el que, por agradar al enfermo, perdona suherida y deja seguir su curso a la gangrena. (Comentarios a lossalmos, 33,2,20).

– Con frecuencia nos sentimos desganados y aburridos al tener queinsistir en temas que nos sabemos de memoria y que, por su conteni-do, son más bien cosas de chiquillos. Cuando nos suceda esto debe-mos provocar un encuentro amigable y amoroso con nuestros alum-nos. Una vez unidos a ellos con el corazón, los temas en cuestión nosresultan tan novedosos como lo son para ellos. Es tan grande la fuer-za de la simpatía de las almas y tan propicio el clima familiar que segenera, que nuestros oyentes se sienten afectados mientras nosotroshablamos. Y nosotros nos sentimos afectados mientras ellos escu-chan. De esta forma, llegamos a morar los unos- en los otros y, encierto modo, ellos hablan en nosotros lo que de nosotros escuchan. Ynosotros aprendemos en ellos lo que de nosotros aprenden. Y tantomás vivamente experimentaremos esta sensación cuanto mas íntimasea nuestra amistad con aquellos a quienes enseñamos. Mantenién-donos unidos a ellos por los lazos del amor, lo que antes nos resulta-ba aburrido, por rutinario, se nos vuelve ahora novedoso y agradable.(La catequesis de los principiantes, 12, 17).

CLIMA DE AMABILIDAD Y COMPRENSIÓN

– Hay que relajar la tensión y eliminar el temor que previene al alumnode expresar sus puntos de vista, creando un clima de amabilidad y

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comprensión. Hay que romper el hielo con palabras y exhortacionesque provoquen su confianza y den rienda suelta a su libertad... Perohay que hacerlo con finura y tacto, rezumando confianza y compren-sión..., no hiriendo o avergonzando al alumno. (La catequesis de losprincipiantes, 13,19).

— Dése a cada uno según sus necesidades. (Regla a los siervos de

Dios).

— Si a un niño se le alimenta en proporción a su desarrollo, se le vacapacitando para tomar alimentos más sólidos según va creciendo.Pero si se le atosiga con dosis exageradas, puede, incluso, perecerantes de desarrollarse. (La Ciudad de Dios, 15,3).

— Cuando el alumno es torpe para aprender, hay que armarse demisericordia y de paciencia. Pero, sobre todo, hay que hablar más aDios de él, que a él de Dios. (La catequesis de los principiantes, 13,18).

— Es de capital importancia que el maestro cumpla su misión conentrega y alegría. Cuanto más lo consiga, tanto más atractivas seharán sus enseñanzas. (La catequesis de los principiantes, 2,4).

— Si un maestro quiere enseñar con propiedad, debe tratar de ser escu-chado con atención, con alegría y con sometimiento. (La doctrinacristiana, 4,16,56).

— Enseña con alegría. La tristeza ensombrece el ambiente y marchitael frescor de las palabras. (La catequesis de los principiantes, 10,14).

E L BUEN EJEMPLO: LA MEJOR LECCIÓN

— Lo quieran o no, los maestros se ofrecen en imitación a sus alumnos.Eso es, en esencia, lo que se llama enseñanza. (La música, 1,6).

— La buena conducta de quien ejerce la autoridad es la mejor y máseficaz confirmación de las verdades que enseña. (El orden, 2,27).

— Hay maestros que son como piedras miliares: muestran el camino alos demás, pero ellos se quedan parados. (Sermón 119,2).

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— Si no eres capaz de hablar sabiamente, procura, al menos, que tuvida sea una lección. Haz que tu forma de vivir sea un elocuentediscurso. (La doctrina cristiana, 4,29,61).

— El que enseña bien y vive mal es, a un tiempo, una cotorra y unladrón. Una cotorra, porque no hace más que repetir lo que ha apren-dido de memoria. Un ladrón, porque habla de lo ajeno. ¿Cómo puedeser suyo lo que dice de palabra, si lo niega con las obras? (La doctri-na cristiana, 4,29,62).

— Cada uno da de lo que tiene. Y erupta de lo que ha comido. (Ladoctrina cristiana, 4,15,32).

— Aunque el modo de decir las cosas tiene una importancia grande,la propia vida del maestro es el factor más decisivo a la hora deprovocar la receptividad de la audiencia. Nunca faltan, en efecto,quienes justifican sus propios fallos a costa del mal ejemplo de susmaestros: «¿Por qué no practicas —dicen interiormente— lo quepredicas, si es tan bueno como pregonas?». Distraída así suatención y despreciando al maestro, acaban por despreciar susenseñanzas. (La doctrina cristiana, 4,27,60).

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ORACIÓN DEL EDUCADOR AGUSTINIANO

Enséñame, Señor, único Maestro,lo que tengo que enseñary lo que aún tengo que aprender.Enséñame el arte de escuchar,más excepcional que las palabras elocuentes.Enséñame a colocar en mi libro de ruta elviaje al mundo interiordonde pueda oír el rumor de la verdad.Dame el regalo del silencio,de la alegría y la misericordia.Que sepa esperarigual que el labrador contempla el surcocon los ojos abiertosa la admiración y a la sorpresa.Que mi corazón no sea una plazavacía, un territorio privado,sino el rincón soleadodonde puedan sentirse cómodoslos hambrientos de amistad.Que buscando aprenda, esperando amey conociéndome te conozca,como el beso de la luz que entra por la ventaname ayuda a descubrir el sol inmenso.

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LOS PADRES "PRIMEROS EDUCADORES"

– Lo mismo que nos corresponde a los obispos el pastorear nuestraiglesia, os corresponde a los padres el gobernar vuestra casa. En unoy otro caso para dar cuenta ante Dios de aquellos que nos han sidoconfiados. (Comentarios a los salmos, 50,24).

– Dios ama la disciplina. Y es perversa la inocencia falseada del padreque da largas a los pecados de sus hijos. El pecado que no te desagra-da en el hijo, en el fondo es porque te agrada a ti. Aunque no come-tas el mismo acto, te mueve la misma concupiscencia. (Comentariosa los salmos, 50,24).

– Atended a vuestra misión de padres. Cuidad de vuestros hijos comohijos de Dios, pues a ello os comprometisteis solemnemente en subautismo. Y no os preocupe demasiado el que, a veces, desoiganvuestros consejos y hasta vuestra severidad. Vosotros haced vuestraparte; ,Dios les pedirá a ellos la suya. (Comentarios a los salmos,50,24).

– Todo padre de familia reconozca en este título una deuda de amor aquienes le han sido confiados. Por amor de Cristo y de la vida eterna,instruya, advierta, corrija y exhorte a todos los suyos. Ser padre no esun oficio, sino un servicio. (Tratados sobre el Evangelio de SanJuan, 51,13).

– Educa a tu hijo. Y hazlo de modo que, en cuanto sea posible, la ins-trucción vaya acompañada de pudor y liberalidad. Es decir, procuraque tu hijo se avergüence de ofenderte sin que, por ello, llegue atemerte como se teme a un juez... Pero si esto no fuere suficiente, notengas reparo en echar mano del castigo causándole pena, pero bus-

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cando su salvación. Muchos fueron corregidos por el amor, otros porel temor: por miedo al castigo, llegaron al amor. (Sermón 13,8).

— No debes amar la inocencia de modo que hagas perecer ladisciplina. Escrito está: "El que aborrece la disciplina es undesgraciado» (Sabiduría, 3,11)... De la misma forma que quienaborrece la disciplina es un desgraciado, quien no la impone,cuando debe, es un cruel. ¿Queréis un ejemplo de castigo piadoso?Ninguno mejor que el del padre que por amor a su hijo llega incluso apegarle. No quiere que su hijo sea abatido por los golpes, pero,amándole como bueno y queriéndole siempre tal, prefiere que sufra aque se haga malo y pierda su heredad. Pegándole, pues, es piadosocomo padre y misericorde como prójimo. ¿Queréis un ejemplo dedejadez cruel? Los mismos personajes nos sirven: si un hijoindisciplinado y consentido lleva una vida de perdición y su padre,mientras tanto, se dedica a disimular y, por miedo a ofenderle, no leaplica el correctivo de la disciplina, ¿no es cruel, en su blandura, ladejadez del padre? (Sermón 13,8,9).

— Es mejor amar con severidad que engañar con suavidad. (Carta 93,2,4).

— Sembrar el trigo, cultivar la mies, preocuparse mientras madura yalegrarse con el fruto de tantos afanes, es quehacer de unos pocos,pero cualquiera puede en un instante, y con un simple fósforo, incen-diar toda la mies. De la misma forma es un gran deber —y son pocoslos que lo cumplen— engendrar un hijo, alimentarle debidamente,educarle como conviene y guiarle a la madurez, pero, ¡cuidado!, quecualquiera puede matarle en un instante. (Comentarios a los salmos,51,7).

— La educación es un trabajo de amor. Y, cuando se ama de verdad, ono se trabaja en absoluto, o se ama, incluso, el trabajo que se hace. (La bondad de la viudez, 21,26).

— El amor no tiene más razones que el amor mismo. (Tratado sobre laprimera Carta de San Juan, 8,5).

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– El amor es la única deuda que, una vez pagada, aún mantiene a unocomo deudor. Se paga cuando se otorga, pero aún debe seguir pagán-dose después, ya que no existe tiempo en que no deba otorgarse. Yno se pierde cuando se otorga, sino que se multiplica al otorgarse,dado que, al otorgarse, se retiene, no se traspasa. Cuando alguien lootorga aumenta en él, y cuanto más otorga, más gana. (Carta 192, l).

– Quienes se enorgullecen de ser de piedra y de no ser movidos por losafectos, lejos de obtener la serenidad que aparentan, pierden, en elfondo, su propia humanidad. Una cosa es la dureza, y otra la bondad.Una cosa es la dignidad, y otra la estupidez. Ni lo duro es bueno, porser duro, ni lo estúpido es digno, por ser tal. (La Ciudad de Dios, 14,9,6).

– Nadie que no sepa obedecer a sus superiores está capacitado paragobernar a sus súbditos. (Comentarios a los salmos, 46,10).

– Los males sociales no se eliminan por la ley del palo, ni por el temorhecho sistema. Es la educación, más que los preceptos formales, lapersuasión, más que el temor, los que ayudan por principio a elimi-narlos. (Carta 32,5).

– He aquí un elenco de las obligaciones de un buen superior: reprendera los inquietos, confortar a los pusilánines, defender a los débiles,doblegar a los tozudos, estar alerta contra los intrigantes, enseñar alos indoctos, motivar a los indolentes, bajar los humos a los arrogan-tes, pacificar a los contenciosos, ayudar. a los necesitados, liberar alos oprimidos, animar a los buenos, sufrir a los malos y amarlos atodos. (Sermón 340,1).

– La felicidad no consiste en tener hijos, sino en tenerlos buenos. (Comentarios a los salmos, 127,15).

– No debe darse a todos la misma medicina, aunque a todos hay quedar el mismo amor. A unos hay que amarlos con gentileza, a otroscon severidad. Con un amor que, sin ser enemigo de nadie, es consi-derado con todos. (La catequesis de los principiantes, 15,23).

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— Feliz el que te ama a ti, al amigo en ti y al enemigo por ti. No pierdea ningún ser querido aquél y sólo aquel para quien todos son seresqueridos en Aquel que nunca se pierde. (Confesiones, 4,9,14).

— Tres son las situaciones de liderazgo que se nos ofrecen en laparábola del Buen Pastor: autoridad, poder y usurpación demando. La verdadera autoridad da vida y ayuda a crecer, como en elcaso del Buen Pastor. El poder desnudo produce miedo, como en elcaso del mercenario. Y la usurpación de mando trae consigo lainjusticia y la muerte, como en el caso del ladrón. (Sermón 137,5,55).

— El dar es mérito para recibir. (Carta 266,1).

— La bendición de los padres no consiste en procrear a sus hijos, sinoen procrearlos honorable y castamente y en educarlos con rectitud yperseverancia. (La santa virginidad, 11,11).

— De la misma forma que los buenos hijos de los adúlteros no son unajustificación del adulterio, los malos hijos de los casados no son unaacusación del matrimonio. (La bondad del matrimonio, 16,18).

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ORACIÓN DE LOS PADRES DE FAMILIA

Señor, Tú que nos distela gracia de encontrartey el ánimo para seguir buscándote,no nos abandones al cansancio y la desesperanza.Haz que te busquemos siempre y danos fuerzaspara no descansar en tu búsqueda.Ponemos delante de tinuestra fortaleza y nuestra debilidad.Te mostramos nuestra cienciay con ella nuestra ignorancia.Enséñanos a amar,a corregir por amor,y a ir por delantecon la lección del ejemplo.Que nuestros hijos,—también tuyosnacidos de nuestra carnepara el trabajo y para la muerte,renazcan por el bautismo a lavida feliz que no termina.

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ÍNDICE

Presentación, 3

San Agustín y la Educación, 4

I. La experiencia agustiniana, 5Agustín: Estudiante, 7Agustín: Educador, 8Agustín: Padre e hijo de familia, 10

II. La teoría agustiniana, 11

III. El librito "Educación Estilo Agustiniano", 17El alumno agustiniano, 20Oración del alumno agustiniano, 41El educador agustiniano, 42Oración del educador agustiniano, 56Los padres "primeros educadores", 57Oración de los padres de familia, 61

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