Econosfera

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Material propio no terminado. Me interesa saber tus comentarios ya que es un borrador aún

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La econosfera

La actualización de la economía

En el desarrollo humano actual, no hay otro factor común a todos los quehaceres que la economía. Ella reguló y regula hasta el día de hoy acontecimientos tales como la Revolución Francesa, la colonización a partir de la época de exploración geográfica, o últimamente, la guerra en el Medio Oriente.

Pero, ¿Qué nuevo se puede decir sobre la economía? Parece difícil lograrlo, mediante la abundancia de estudios que se suceden uno tras otro, perfeccionando y ajustando las variables que en ella rigen, o tejiendo nuevos términos con los cuales entender las leyes de mercado.

Pero hay un tema, que quizás sin intención, se ha dejado de lado y obviado: la inespacialidad de la economía ¿qué significa esto? Que aunque ella influya sobre la totalidad del mundo e incluso más allá de sus fronteras (aeronáutica espacial), no posee la ubicuidad de sus otros pares en el conocimiento (química, biología, física, etc., no así la matemática). No existe un lugar en la tierra donde podamos observar desde aquí nace la economía, aunque haya instituciones que se ocupen de ella y sus flujos, e incluso la alimenten de nuevos recursos. Tampoco podemos configurar sectores donde estimemos que acá hay más economía que en este otro sector, aunque existan lugares en donde se observe mayor opulencia respecto a otros, debido a que la economía y sus procesos se suceden de manera horizontal en aquellas posiciones. ¿Y donde se observa esto? Pues en lugares de aglomeración humana obviamente. ¿Por qué? Pues porque simplemente la economía es un invento humano, no algo creado por la naturaleza o derivado del conocimiento de ésta.

Aquí cabe detenerse un momento. Hasta acá puede parecer ingenuo el procedimiento anterior. Pero si lo observamos mas detenidamente, puede que encontremos aceptación. Por ejemplo, es sabido por todos los inmensos flujos que tanto Wall Street u otras bolsas del orbe manejan a diario. Grandes edificios reúnen a los agentes bursátiles y a sus equipos de monitoreo. De un instante a otro se suceden alzas, bajas, estancamientos en los índices de cada uno de los valores ahí en juego, o de los índices generales de la bolsa en cuestión.

Pero ¿dónde se encuentran físicamente estos flujos? Pues desde luego que estos se encuentran respaldados en bancos o instituciones afines, en bonos accionarios de papel o en oro, o en artículos similares, como también el patrimonio mismo (empresas, etc.) que integra los flujos. ¿Hacia dónde quiero llegar? El punto en cuestión es que en la acción de estos flujos no entran en juego las propiedades químicas o físicas del papel, ni del oro ni de otros respaldos. Así los respaldos obtienen vigencia por su valor en el flujo económico. Hasta acá no hay nada nuevo, salvo que el valor añadido del respaldo obtiene, además de una propiedad, una espacialidad, al constituirse como organismo base de su entorno natural: el espacio económico.

¿Porque espacio económico? Porque solamente en sus vectores determinantes (tiempo y valor) obtiene significación económica. Fuera de éstos su significación muta (de valor económico a valor natural real, por ejemplo con el oro), y además, se procura monitorear el sentido y accionar de éstos, a través de mecanismos probabilistas (en su espacio tiempo-valor). Entonces los flujos diarios de dinero en juego en la bolsa, sólo tienen significación real dentro de los márgenes en los que ella se denomina como real, pues fuera de éste adquiere, si se puede decir, una connotación primitiva (natural). Pero esta vigencia de valor real se extrae de los recursos que, como humanos, somos capaces de producir en beneficio propio como totalidad. De lo anterior podemos observar que el recurso recabado y manufacturado, tangible, además de un sentido concreto (por su composición real y relacional espacio-temporal), también obtiene un sentido económico (también real y relacional valuo-temporal) asimilable y percibido debido a que la economía obtiene determinaciones reales espacio-temporales, diseminadas a lo largo y ancho del orbe.

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Y entonces ¿por qué la economía juega un papel fundamental en la cotidianeidad humana, siendo de una significación virtual-digital en el espacio humano, sabiendo que las entidades de las que ella extrae su vigencia, ya tienen un sentido propio concreto (total, verdadero y real)?

Esto es porque el espacio económico se trasvasija como un contenido, ya que al no tener una espacialidad dentro de lo que como humanos conferimos a lo real (ya que es un proceso netamente relacional), este se zambulle dentro del actuar humano (praxis), y este trasvasije confunde la concepción de un espacio socio-económico (irreal desde su fundación como concepto aglutinador ya que equipara al instrumento con el instrumentista) al de un espacio social (noosfera) de contenido económico (econosfera), y esto es posible debido a que el actuar, en su determinación específica-general, se actualiza de forma continua-discreta(como la Internet, flujo continuo de paquetes discretos de información, o como la luz, flujo continuo de fotones), permitiendo en la continuidad, un contenido discreto (fenoménico e identificable en las clases pasado-antes, presente-ahora, futuro-después) .

De la economía y lo económico

Prosiguiendo, una pequeña introducción de la economía. Para esto debemos analizar el momento en que la economía se hace presente en la organización humana, y este no es más que en las lejanías de los primeros tiempos humanos.

Así, podemos imaginar al ántropo, que, luego de tomar la decisión de quedarse permanentemente en un punto geográfico especifico, en lugar de apreciarlo como un abrigo temporal, decide utilizar los recursos de su entorno inmediato en el provecho de sí mismo y sus cercanos (mujer, hijos, familia, vecindad).

Cabe destacar aquí las implicancias que un crítico de la cotidianeidad como lo fue Freud da en su texto “El malestar en la cultura”, a este estado histórico del humano. Histórico por cuanto a que las variables, tanto internas como externas, son únicas y exclusivas al periodo en que son retratadas, siendo posible sólo la abstracción y la simulación para un análisis a posteriori, pero imposible desde un precepto espacio-temporal exacto, ya que aunque transitamos los mismos espacios que nuestros antepasados, la representación que poseemos como humanos sobre los humanos siendo humanos difiere en bastantes aristas de la representación que poseía este humano histórico.

El hombre (ántropo?), según Freud, en este estado histórico adquiere dos fundamentos base para su posterior organización:

Por un lado, la obligación del trabajo impuesta por las necesidades exteriores; por el otro, el poderío del amor, que impedía al hombre prescindir de su objeto sexual, la mujer, y a esta, de esa parte de su seno que es el hijo.

El humano, entonces, decide y organiza sus necesidades de forma grupal, dividiendo el trabajo entre sus pares próximos (entorno humano) para alcanzar tales necesidades. Pero al alcanzar esta organización una elevada presión demográfica, debido a la consecuente procreación humana (progresión es más exacta, no esa niebla histórica llamada progreso), esta presión se acopla a estas necesidades primarias, haciendo entrar al humano a otro estado histórico: al no poseer en correcta proporción los recursos inmediatos para la satisfacción organizada a la que pertenece, pues se ve en la necesidad de recurrir a organizaciones cercanas de humanos (las cuales tienen congruentes necesidades, pero diferente entorno), con el fin de buscar en ellas los recursos posibles con los cuales su propia organización no cuenta y la cercana puede o tiene en abundancia.

Aquí remarco la palabra necesidad, ya que puede ser comprendida como una necesidad de la necesidad (sin caer en tautología o pleonasmo) de una organización más amplia (actualizada por el proceso cambiario), con el fin de mantener sus variables de necesidad (alimentos, herramientas, abrigo, amor) satisfechas. Así, el humano comienza el intercambio de recursos. En principio,

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poniendo énfasis en la valorización per se (por escasez) de los objetos en juego por parte de los grupos participes en el intercambio.

Con el correr del tiempo, una nueva presión demográfica sobre las necesidades ya impuestas, gatilla que esta valorización por escasez mute de un valor intrínseco del objeto intercambiable, a una valorización externa del mismo, compuesta principalmente por metales, que ya teniendo una valorización externa del mismo por el proceso de descubrimiento y modelado, como por su belleza visual, adquieren un matiz de arbitro: ya no negocian el valor del producto en si, sino que su equivalencia de magnitud entre el objeto a intercambiar y los metales.

Este cambio, significativo hasta el día de hoy, puede posicionarse como el nacimiento de la economía. No hay datos exactos, tampoco los necesitamos, del momento en que se produjo. Adquiere la significación por la consecuencia de que el ántropo, al verse presionado por la mayor demografía de su proximidad inmediata, tanto del grupo al que pertenece como con los que negocia, ocupa un recurso bello como difícil de obtener, como medida y árbitro en el proceso cambiario.

El porqué de este método puede explicarse de esta forma:

Esta medida de intercambio se denota en que el metal, al obtener un valor diferente al recurso que gestiona, normaliza la medida a todo lo producible e intercambiable entre los grupos en el proceso, pudiendo esta medida no sólo relacionar la obtención de recurso-metal que se crea en el intercambio mismo, sino relacionarla a otras necesidades que este recurso-metal puede satisfacer, convirtiéndose en una entidad determinante y dual.

El humano no arraiga a su cotidianeidad la concepción de estado-nación ni tampoco se ve como parte de una organización planetaria, sino que su diario vivir y creencias, tanto religiosas como humanas, nacen de su proximidad: su grupo de nacimiento, lo que constata que al no verse como lo que ahora conocemos como aldea global, ellos recurren a una árbitro parcial (¿ningún ántropo puede serlo?), el metal, en su intercambio con los otros.

Por lo anterior, desde los orígenes la economía muta su organización y componentes-propiedades en cada una de las revoluciones humanas.

Civilizaciones del Medio Oriente, Americanas Economía de subsistencia, tributaria. y Asiáticas

Polis Griega, Imperio Romano Mercantilismo, tributaria, monetaria. Feudalismo Economía interna, caravanismo. Renacimiento Mercantilismo pre-liberal, burguesía Revolución Francesa, Colonialismo Economías acumulativas, liberalismo. Comuna de Paris No-economía Soviets Normalización económica1. Segunda Guerra Mundial Ciencia económica probabilista, economía

de servicios

El cuadro anterior es solamente un esbozo incompleto y fácilmente rebatible, nunca un determinio, pero basta para dar cuenta de la mutabilidad y el proceso en el que se encuentra en el presente-ahora. También el cuadro, a grandes rasgos, inserta a la economía en una historicidad real, por mas que ella se identifique de una clase natural externa al humano, lo que a su vez nos dice que los cambios económicos son del tipo acumulativo, es decir, se conforman nuevos métodos de intercambio, pero manteniendo con cierto rigor los métodos anteriores. ¿Podríamos decir entonces

1 Normalizar en cuanto equiparar los recursos económicos a toda la población (en teoría).

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que la economía de subsistencia y tributaria son parte de la ciencia económica actual? Si, con toda afirmación2.

Llegados a este punto, ¿cuál es la diferencia entre la economía y lo económico?, pues aunque lo económico se observe como una derivación de la economía, no tiene esta acepción en lo real. Si analizamos qué es lo económico, pues una de las primeras definiciones es la de utilizar los recursos en la medida de que éstos, al ser utilizados, no devengan en una posterior introducción de más recursos o en menor medida de los que han sido dispuestos al principio de ésta. En otras palabras, utilizar los recursos en la medida que la utilidad misma los requiera. Al contrario de la economía, esta definición sí es observada en la naturaleza: así, una semilla no ocupa más cantidad de agua, sol y tierra de la que necesita para convertirse en árbol, donde la saturación de recursos dispuestos al servicio del árbol conllevan a su muerte; un animal no necesita más alimento y agua de la necesaria para su subsistencia, por más que su hábitat posea infinidad de elementos de los cuales puede utilizar en su desarrollo. Las instancias de acumulación de recursos en la naturaleza sólo se dan en casos puntuales por propia organización (las hormigas, para prepararse al invierno), o en casos de incertidumbre climática (el camello). ¿Y en la humanidad? Puede concluirse que la posibilidad de servirse de la economía fue por una necesidad, necesidad que en el siglo XXI ya no se ve tan imperiosa, sólo en casos en que la economía así lo ha querido (como por ejemplo en el caso del petróleo, ya que existen mecanismos que no necesitan de éste para el funcionamiento de maquinarias, como el motor de porcelana, contraargumento del cual las compañías petroleras afirman que la utilización del motor de porcelana traería la caída de los mercados y el desempleo de millones de personas).

Así, por ejemplo si analizamos la educación, ésta puede dividirse entre economía educacional y educación económica. La primera, busca insertar a la educación dentro del espacio económico, al crear las instituciones privadas de educación, donde éstas se concatenan con otros derivados de la economía educacional (créditos de financiamiento, pagarés, matrículas, etc.). La segunda, pues busca que cada uno de los educandos obtengan los recursos necesarios para su educación en la medida que lo requieren: lápices, libros, profesores, salas de clases, etc. ¿La diferencia? La primera obtiene el recurso final (la educación), como la concatenación de los factores económicos antes diferenciados (pagarés, créditos, instituciones educacionales, plantillas docentes etc.) sin interrupción, con el fin de dar educación; la segunda, obtiene sus resultados de la distribución de los recursos educacionales (salas de clases, libros, lápices) en la medida que el educando los requiere, sin interrupción. Con esto, la economía educacional ve a la educación como el resultado ininterrumpido de su organización (instituciones educacionales, créditos, pagarés, etc.), la educación económica, también ve la educación como el resultado de su organización ininterrumpida (libros, lápices, salas de clases, profesores, etc.)

Para no ser un análisis antojadizo, pues diferenciemos entre la economía del transporte y el transporte económico. La primera obtiene su fin (el transporte) de su organización ininterrumpida (pasaje, patentes, permiso de circulación, etc.), la segunda, de la cantidad requerida para su fin (vehículos, choferes, caminos, etc) de forma ininterrumpida.

Con esto, la principal diferencia entre la economía y lo económico es que la primera necesita que sus factores de organización no se vean interrumpidas para cumplir su fin (sea cual sea), la segunda, busca la medida exacta requerida para cumplir su fin (sea cual sea), siendo no necesariamente la utilización de la economía para éste (por ser lo económico verdadero y real en la naturaleza, no así la economía, ya que aunque sus componentes sean los mismos que de lo económico, su naturaleza es dual, de valor de mercado y valor natural, no así lo económico, que su naturaleza radica en su valor natural).

Espacio: ¿autopoiesis?

2 Este cuadro también rememora lo analizado por Marx, en cuanto a que su sucesión histórica es inversa a su orden lógico.

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Cuando al principio, comenzamos con la inespacialidad de la economía, es porque su naturaleza, a la cual multitud de estudios han ayudado, se especifica dentro de su propio espacio, donde cada una de sus variables y sus relaciones, que la especifican como un espacio (interés, oferta, demanda, capital, empresa, etc.) tienen, digamos, un enlace digital al espacio humano (real).

Y este espacio es definido como autopoiético, por la sencilla razón de que sus componentes (acciones, moneda, etc.) sólo encuentran significación dentro de ella como componentes económicos (siendo definido en la actualidad como autopoiético). Al contrario de lo que se pueda pensar, la autopoiesis ha encontrado aceptación en lo económico, con el fin de una mayor estructuración de los procesos que se suceden en la economía.

Entonces ¿nada más podemos decir de nuevo, siendo que la economía ya es vista como autopoiesis, siendo quizás lo rescatable el concepto de espacio? Todavía no reflexionamos aun el concepto de autopoiesis.

Maturana y Varela, dos destacados biólogos Chilenos, configuran el concepto de autopoiesis como la base para denominar un organismo vivo. Subrayan que sólo un organismo vivo natural (espacio molecular) puede ser visto de esta forma, no un organismo artificial (como la cibernética lo usa en la actualidad), submolecular ni supramolecular. En escritos posteriores, Maturana remarca que el concepto de autopoiesis no explica la generación de sucesos, sino que este sólo es un marco explícito, una explicación científica de lo espontáneo que parece suceder la vida. En otras palabras, la autopoiesis no explica la generación de los fenómenos. Los fenómenos generados son responsabilidad de las mismas unidades autopoieticas en relación continua-discreta. Así, autopoiesis implica un sistema homeostático (totalidad), donde la variable-constante es su organización. Esta notable concepción es quizás el aporte más significativo del siglo XX por sobre los otros sin dudarlo, al permitir, de una buena vez, ver acabada la tradición poiética y darle sepultura, para darle la bienvenida a lo mutable e inmanente de la praxis.

Para no diluir el tema principal, diremos que esta organización variable-constante es, según la definición de autopoiesis, origen, medio y fin de la autopoiesis misma (es el origen de lo autopoietico, es el medio por el cual se define como autopoietico, es el fin de lo autopoietico). Así, la autopoiesis actualizada en el humano es la praxis (autopraxis?), pues sólo el humano organiza y modela (actúa) su entorno, siendo las transformaciones (historia, memoria, experiencia) procesos de él mismo con su totalidad (entorno-contorno), teniendo plena conciencia de estas transformaciones.

También podemos decir que las propiedades de los componentes de esta organización son de dos tipos: están las naturales (que son propias del componente), como las autopoieticas (que permiten la autopoiesis). La relación entre estas propiedades demuestra que las propiedades naturales no son todas parte de la autopoiesis, mientras que las propiedades autopoieticas son todas naturales (puedo ser un físico y jugador de fútbol, pero mi equipo de fútbol no considera mis aptitudes como físico, sino como jugador de fútbol; y esta propiedad de jugar fútbol es igual a la de ser físico, por ser propias de mi naturaleza).

Dejamos hasta acá la vista hacia la autopoiesis, por no ser la intención hacer un estudio acabado de esta, no sin antes de finalizarla, denotar que lo interesante no es la creación misma, sino que cómo se organiza y actúa esa creación como totalidad particular, en la particular totalidad, de lo vivo.

Cuasi-conclusiones

Finalizando esta pequeña indagación sobre la naturaleza económica, dos puntos que remarcar:

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La intención del contenido es ver porqué la economía se observa como algo etéreo, inespacial.

Ahora que puede tomarse como un espacio y autopoiético, pueden observarse consecuencias.

La utilización de la autopoiesis no es generada por este diminuto escrito. Esta es utilizada como una explicación científica (y por ello, avalada) de la economía y otros menesteres, siendo algunos resultados irrisorios, pero no por ello la definición es inútil, pues permite al desarrollo de la praxis un marco explícito (un entorno-contorno) en el cual determinar procesos dialécticos. En definitiva, la definición de autopoiesis nos libera de procesos en los cuales el humano no compete, por ser exclusivos de un espacio molecular. La consecuencia principal es en el variar el contorno en los cuales como humanos nos observamos como responsables de los fenómenos que se presentan (demostrando así, sus causas, por ser el origen, como por ejemplo, de la agricultura, la prostitución y la economía), pudiendo especificar y generalizar las acciones así puestas en marcha en la totalidad, no por la creación per se de entidades autopoieticas (posible solamente por organismos moleculares que permiten su actualización a través de su organización variable-constante, sea cual fuese), sino entidades de praxis (actualizables a través de los actos humanos).

Otra consecuencia fundamental es que la autopoiesis de la economía es responsabilidad única de nosotros, como humanos participes de la biosfera, al aplicar la econosfera como relación entre entidades de congruente identificación (¡nosotros¡). Con esto, el contorno mismo se transforma en la econosfera, no la biosfera (contorno real). Así, la aplicación de la economía y su definición como ciencia natural no es verdadera (su forma es congruente con la definición, por ser actualizada en la praxis), pero es real e histórica. Y siendo real e histórica, es superable.

Finalmente, podemos definir economía como un espacio real en donde la variable constante es su organización (oferta, demanda, interés, empresa, etc.) para que siga siendo economía (autopoiética).

De la definición, lo más interesante:

La economía maneja recursos, a manera de ser árbitro entre la organización (intercambio de recursos) de las partes en juego, y le otorga una valoración a este recurso propia de su entorno base (espacio económico), y este recurso, necesario para el ántropo, se organiza no con el fin de la autopoiesis molecular (que es el medio en el cual nosotros existimos), ésta es un derivado de la autopoiesis económica, ya que al ser componente de la economía (por ejemplo, el trigo) no interesa su valor natural (alimenticio y generador de más trigo), ya que ha mutado a una valoración económica, que es una propiedad (del trigo) base de la economía para que sea autopoietica.

En otras palabras, la economía sólo procura seguir siendo economía, al no interesarle el valor natural (humano¡) de su componente, sino su valor relacional que lo define y mantiene su autopoiesis, siendo que la definición de autopoiesis consiste en que no genera una explicación del fenómeno, todo lo contrario, se mantiene a si misma de forma espontánea, sin que las relaciones (intercambiarias) que ocurren dentro de su totalidad (espacio económico, econosfera) la afecten.

Quien quiera que no acepte esto como demostrado, es a su parecer, y puede no importarle y desviar la mirada, sin que nadie pueda decir nada malo de ese humano. Quien lo medite y acepte, pues tiene la historia de su parte para actuar.