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(periodo noviembre 2019 - noviembre 2023)

dr. pedro salazar ugarte

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!(&0&$'#,12$La unam te cambia la vida. Es una institución generosa y exigente al mismo tiempo que inevitablemente trastoca la existencia de quienes tienen la fortuna de experimentar la vida universitaria. Algunas personas tienen la suerte de hacerlo desde muy pequeñas cuando sus madres o sus padres las ponen en contacto con las estancias de cuidado o las actividades recreativas o deportivas que la Universidad ofrece; otras entran en contacto con la experiencia uni-versitaria en las fronteras de la adolescencia y conocen desde entonces lo que significa la vivencia en las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria o de la Escuela Nacional “Colegio de Ciencias y Humanidades”; unas más, viven la aventura universitaria un poco más grandes en el nivel licenciatura o, poco después, en el posgrado.

Estoy seguro que ninguna de esas personas —que son miles o tal vez millones con el pasar de los años— son las mismas antes y después de su experiencia en y con la unam.

En lo personal llegué un poco más tarde –hace poco más de dieciséis años- directamente a un cubículo de investi-gador. Como muchas de las y los catedráticos de esta casa de estudios, decidí acercarme a la Universidad Nacional con mis estudios profesionales y doctorales ya concluidos. La unam me recibió de manera generosa y exigente; me ha permitido ser investigador y profesor, dirigir tesis de licenciatura, maestría y doctorado; entrar al Sistema Nacional de Investigadores —de hecho, ingresé al Instituto de Investigaciones Jurídicas gracias a un proyecto de repatriación del conacyt—; conocer la vida colegiada siendo Secretario Académico del mismo; llegar a ser Director en dos ocasiones y, desde esta responsabilidad, presidir la Comisión de Legislación Universitaria del Consejo Universitario desde hace cinco años hasta la fecha.

En esos tres lustros he hecho amistades de todas las edades y he visto y valorado el potencial transformador para las personas y su entorno de la Universidad pública, laica y gratuita que nos acoge. En muchas ocasiones he sentido el orgullo de pertenecer a una institución con vocación social y compromiso crítico y he aprendido con humildad que las y los universitarios nos debemos a una institución que tiene una historia escrita con la mente y la palabra de mujeres y hombres imprescindibles para la historia de nuestro país y del mundo entero.

Por ello, cuando la unam te acoge —ya sea en la niñez o en la adultez temprana (o no tan temprana)— te brinda una oportunidad que no está exenta de deberes. Ser universitaria o universitario es un compromiso con la hones-tidad intelectual, la independencia de criterio, el respeto a la otredad y la vocación de servicio.

Si, además, se asume la responsabilidad de tener cargos directivos, se imponen los imperativos de la honradez, la transparencia y la ejemplaridad. Ética del saber y ética de la responsabilidad son los imperativos que esta Universidad demanda a sus integrantes.

Con esos mandatos como guía y con la conciencia de que la unam ha cambiado mi vida para bien en muchas direcciones, aspiro a ser rector de nuestra casa de estudios, que es el proyecto cultural y social más importante del México moderno.

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1$'(+%.,,12$Existe un acuerdo amplio entre la comunidad universitaria de que algunos temas son constitutivos y deben ser pilares de nuestro quehacer: la autonomía, la excelencia académica, la inclusión, la no-violencia, la igualdad, la perspectiva de género y la transparencia y responsabilidad en la gestión. También existe una reflexión abierta sobre lo que significan y deben implicar conceptos como la democracia o la transparencia universitarias.

Todo ello es importante y me parece que cada concepto demanda precisiones y toma de postura. En esas definicio-nes se juega la proyección de nuestra identidad universitaria desde un pasado que nos honra, a través de un pre-sente que nos atribula hacia un futuro que nos convoca.

Si nos equivocamos y no comprendemos lo que cada uno de esos conceptos debe significar hoy, le fallaremos a una generación de jóvenes que legítimamente nos expresan su malestar e incluso enojo de muchas maneras. Somos sus contemporáneos, pero por nuestra edad y nuestra posición somos quienes debemos dar respuesta y solución a sus genuinos reclamos.

Por eso —como se desarrollará en este Plan de Trabajo—, la autonomía no debe comprenderse como un privilegio sino como un atributo constituyente y constitutivo de nuestro quehacer y de nuestra responsabilidad institucio-nal. La unam es y debe ser autónoma para cumplir con la misión que la sociedad espera de ella. De ahí que deba ser independiente de los poderes políticos, privados y mediáticos, pero debe saber cómo interactuar y construir con ellos. De ahí también que tenga un compromiso con el rigor metodológico, la libertad de pensamiento, la lai-cidad como principio y la responsabilidad social como mandato. Nuestra autonomía es una garantía que se justi-fica en nuestro quehacer colectivo orientado por el saber y comprometido con el pensamiento científico y el rigor humanístico.

La excelencia en la investigación y, sobre todo, en la docencia es un imperativo irrenunciable del que depende el éxito de nuestra misión institucional. Esto siempre ha sido así pero el mundo actual impone retos sin precedentes. La globalidad del conocimiento y la transformación tecnológica nos obligan —como antes nunca— a estar actua-lizados, a innovar y a renovar nuestros paradigmas intelectuales. Si no lo hacemos, le fallaremos a las y los miles de estudiantes que confían en que lo que están aprendiendo será la llave que les abra la puerta a un futuro profe-sional digno y honorable.

Esto vale para la ciencias en general y también para las Humanidades. La ciencia, la tecnología y la innovación son elementos fundamentales para el desarrollo del país y junto a la docencia y la difusión, deben ser ejes nodales en las políticas estratégicas de toda universidad pública, en particular de la unam. Pero también el conocimiento humanístico y social que es fundamental para la formación de profesionistas socialmente responsables.

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Las facultades e institutos de investigación de nuestra Universidad han jugado un papel preponderante en el desarro-llo y maduración del actual Sistema Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (sncti). La unam ha sido –—y debe seguir siendo— un motor desde donde se han formado gran parte de los cuadros de científicos e ingenieros responsables de la creación de muchos de los centros de investigación científica y tecnológica con que cuenta el país.

La unam debe ser una universidad de excelencia porque en ello se juega su mandato social. La Universidad Nacional debe seguir cambiando la vida de las y los jóvenes a través de conocimiento de punta que los proyecte con éxito al futuro en un mundo globalizado y cada vez más incierto. No les podemos fallar.

La inclusión es un imperativo que se desdobla en dos direcciones. Hacia el interior nos recuerda que somos una comunidad plural y diversa y que en ello reside nuestra fortaleza; en nuestros distintos saberes y convicciones políticas, religiosas e ideológicas. Incluir y recrear esas diversidades es un mandato de todos los días.

Pero el imperativo de la inclusión también impone retos hacia el exterior de nuestros recintos universitarios –que cada vez son más y están más presentes en todo el territorio nacional- porque la sociedad espera que el saber uni-versitario llegue al mayor número de jóvenes posible. Si bien los recursos y los espacios son limitados, la unam puede y debe promover un Sistema Universitario Nacional en el que, en alianza con otras instituciones y actores, utilizando las nuevas tecnologías, amplifique sus saberes al mayor número de personas posible.

La violencia es la antítesis del espíritu universitario por eso no debe ser tolerada en ninguna de sus manifestacio-nes. La unam debe ser un espacio seguro, libre de violencias y, en esa medida, un ejemplo para nuestra lastimada sociedad. Pero también debe contribuir con conocimiento científico, humanista y cultural a la pacificación en todas las esferas de convivencia social. Nuestra primera tarea es nuestros campi, pero nuestra verdadera responsa-bilidad es con toda la sociedad mexicana. En ambas dimensiones la colaboración con otros actores sociales y con los diferentes gobiernos es indispensable.

La perspectiva de género debe ser transversal a todo el quehacer universitario. Eso debe quedar claro en el Plan de Desarrollo Institucional de la Universidad y debe apuntalarse con la creación de una secretaría general en el tema de igualdad e inclusión. Debemos aprender de otras experiencias a nivel mundial y abrevar de los estudios de organis-mos internacionales (como onu Mujeres) para apuntalar los esfuerzos que con tino y éxito se han venido impulsando desde la rectoría actual y en particular desde la Oficina de la Abogacía General. Pero también debemos generar polí-ticas institucionales para acoger y recrear otras diversidades —étnicas, lingüísticas, ideológicas, religiosas— y para dar cabida de manera incluyente e inclusiva a personas —por ejemplo— que padecen algún trastorno o enfermedad mental. La unam debe ser una institución modelo en materia de igualdad, inclusión y no discriminación.

Finalmente, sobre el tema de la democracia universitaria, desde hace tiempo, he venido sosteniendo una posición clara. La democracia de la Universidad Nacional Autónoma de México es deliberativa. Esa forma de organización democrática se articula y se despliega en los más de 700 cuerpos colegiados en los que se adoptan las decisiones académicas y administrativas y es propia de su identidad plural. El pensamiento diverso y la reflexión común son la principal fortaleza de nuestra casa de estudios y ambos se recrean en la deliberación colegiada. De hecho, la discusión misma sobre lo que significa y debe significar la democracia en la unam, es prueba del talante abierto y deliberativo que nos caracteriza como comunidad académica.

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"#0 1%&#0 ,"#3& %& &0'& !"#$ %& '(#)#*+ 0+$:

1. autonomía responsable 6

2. excelencia con vocación social 12

3. liderazgo estratégico e innovación tecnológica 21

4. igualdad de género e inclusión de las diversidades 32

5. democracia deliberativa 39

6. gestión trasparente con eficacia y honradez 43

7. universidad segura y libre de violencias 45

La autonomía y el derecho a la educación:

39. Los miembros de la comunidad académica son libres, individual o colectivamente, de buscar,

desarrollar y transmitir el conocimiento y las ideas mediante la investigación, la docencia, el estudio,

el debate, la documentación, la producción, la creación o los escritos. La libertad académica com-

prende la libertad del individuo para expresar libremente sus opiniones sobre la institución o el

sistema en el que trabaja, para desempeñar sus funciones sin discriminación ni miedo a la represión

del Estado o cualquier otra institución, de participar en organismos académicos profesionales o

representativos y de disfrutar de todos los derechos humanos reconocidos internacionalmente que

se apliquen a los demás habitantes del mismo territorio. El disfrute de la libertad académica conlle-

va obligaciones, como el deber de respetar la libertad académica de los demás, velar por la discusión

ecuánime de las opiniones contrarias y tratar a todos sin discriminación por ninguno de los moti-

vos prohibidos.

40. Para el disfrute de la libertad académica es imprescindible la autonomía de las instituciones de

enseñanza superior. La autonomía es el grado de autogobierno necesario para que sean eficaces las

decisiones adoptadas por las instituciones de enseñanza superior con respecto a su labor académica,

normas, gestión y actividades conexas (...)

Comité desc, Observación general Nº 13 El derecho a la educación (artículo 13), 21º período de sesiones

(1999).

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#.'+$+/-# (&0!+$0#)"&El reto de nuestra generación es cuidar su prestigio, preservar su in!uencia, potenciar sus capacidades y, al mismo tiempo, transformarla para adaptarla a los retos del presente.

La UNAM es el proyecto cultural más importante del México contemporáneo y uno de los más relevantes e influ-yente de la región latinoamericana. Es motivo de orgullo de propios y extraños y es reflejo de la riqueza intelectual, humanística, científica y cultural de nuestro país.

Las evaluaciones internacionales —en las que ha mejorado la posición de nuestra Universidad en los años recien-tes— dan cuenta de su peso e importancia. Según QS Latin America Rankings, por ejemplo, la unam ocupa la posición número 4 en América Latina. La preceden la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de São Paulo, y la Universidade Estadual de Campinas.1 Si nos concentramos en nuestro país tenemos que, según QS Top Universities, la unam es la mejor universidad en México. A nivel mundial según esta misma medición, la unam se ubica en el lugar 103.2 Por áreas de conocimiento, nuestra Universidad se ubica en el lugar 32 en Artes y humanidades; en el 105 en Ingeniería y tecnología; en el 102 en Ciencias naturales y en el 53 en Ciencias sociales.3

Pero también la dimensión de la Universidad Nacional Autónoma de México da cuenta de su relevancia específica y relativa. Actualmente (2019), cuenta con 356,530 estudiantes —de los cuales 112, 588 de bachillerato, 213,004 de licenciatura; 30,089 de posgrado—; 3 de Técnico Profesional, y 846 de Propedéutico de la Facultad de Música; 128 carreras, 41 programas de posgrado y 42 programas de especialización que se desarrollan en 9 Planteles de la Escuela Nacional Preparatoria, 5 de Escuela Nacional “Colegio de Ciencias y Humanidades”, 15 facultades, 5 uni-dades multidisciplinarias y 9 escuelas nacionales. Además, en la unam tenemos 34 institutos de investigación —11 de humanidades y 23 de investigación científica—, 14 centros y 12 programas universitarios.4

1 Fuente: https://www.topuniversities.com/university-rankings/latin-american-university-rankings/20192 Fuente: https://www.topuniversities.com/university-rankings/world-university-rankings/20203 Fuente: https://www.topuniversities.com/subject-rankings/20194 Fuente: http://www.estadistica.unam.mx/numeralia/

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El reto de nuestra generación es cuidar su prestigio, preservar su influencia, potenciar sus capacidades y, al mismo tiempo, transformarla para adaptarla a los retos del presente.

Conservar y transformar al mismo tiempo es un desafío complejo, pero absolutamente convocante.

La continuidad transformadora exige identificar qué es lo que debe conservarse y qué es lo que debe cambiar. También demanda una actualización en la conceptualización y definición de atributos fundamentales. Ese es el caso de la autonomía que deriva de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y tiene fuente legislativa pero no es un concepto estático en su definición ni en sus alcances.

Si bien la autonomía es atributo constitucional y constituyente de la Universidad Nacional Autónoma de México y de otras universidades públicas en el país no debe entender como autarquía. Para lograr sus objetivos e incidir en su entorno, la unam debe coordinar esfuerzos y emprender proyectos colaborativos con todos los sectores de la sociedad. Ello es particularmente desafiante en un país con la diversidad y complejidad del nuestro.

Como mencioné, la autonomía no es un concepto estático. Se trata de un atributo en permanente evolución y la dirección de la misma depende en buena medida del momento histórico y del contexto social, económico y polí-tico en el que se despliega.

En el contexto mundial y nacional actual, la autonomía de la unam exige tener al conocimiento como eje rector, priorizar la investigación de excelencia y educar con sentido social.

En esa dimensión sustantiva el atributo de la autonomía es, a la vez, condición necesaria y objetivo a salvaguardar. Esto es así porque sin ella serían imposibles las libertades de pensamiento, investigación, cátedra, divulgación y expresión en las que se expresa el quehacer universitario.

Colocar al conocimiento como eje rector permite a la Universidad Nacional Autónoma de México interactuar con actores diversos que tienen intereses propios y legítimos sin que éstos orienten el quehacer universitario. La voca-ción de la universidad como institución que se guía por el saber debe permitirle —precisamente en ejercicio de su autonomía— coadyuvar a que otros sectores de la sociedad —políticos, económicos, empresariales, sociales, etc.— se desarrollen y desplieguen sus agendas sin que eso suponga comprometer la identidad universitaria anclada al conocimiento.

Todo lo anterior sin olvidar que la autonomía también implica auto-gobierno, auto-regulación y auto-gestión. Se trata de tres elementos medulares de la autonomía de la unam. Son su dimensión jurídica y política y, por lo mismo, deben potenciarse con una orientación hacia la democracia deliberativa, la transparencia y la rendición de cuentas.

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acciones concretas para fortalecer y salvaguardar la autonomía de la unam durante los próximos cuatro años:

1. La Universidad Nacional Autónoma de México —tanto su cuerpo directivo como su claustro académico— debe opinar e incidir en el diseño y contenido de la Ley General de Educación Superior y de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación que, por mandato constitucional, serán aprobadas por el H. Congreso de Unión en el año 2020.

La potestad constitucional y democrática de aprobar esas legislaciones corresponde a las y los legisladores del país, pero las y los universitarios tienen el derecho a opinar y el deber de participar con ideas y propuestas para el buen diseño de esos marcos normativos.

Lo anterior es así porque ambas legislaciones tendrán un impacto directo en el quehacer intelectual que las leyes mandatan a la unam. La calidad de la investigación, la excelencia de la docencia y el impacto de la difusión cultural que realicemos pende, en buena medida, de los arreglos legislativos que sustentan y encauzan nuestras tareas.

La Rectoría de la Universidad debe articular los esfuerzos para que esto suceda, procurando la representativi-dad y fomentando la participación de la comunidad universitaria. Para lograrlo cuenta con las coordinaciones y otras instancias colegiadas con las que ya se organiza el quehacer universitario cotidiano.

Nuestra misión común es contribuir a generar las condiciones —en este caso legislativas— que hagan posibles la investigación y la docencia de excelencia. La responsabilidad de la persona titular de la Rectoría y de su equipo de trabajo es promover, organizar y canalizar la participación de la comunidad a las autoridades repre-sentativas del país.

2. En aras de la autonomía universitaria también es necesario emprender una revisión exhaustiva de nuestra legislación y normatividad vigentes. Como presidente de la Comisión de Legislación Universitaria del Consejo Universitario he constatado el valor de esas instancias como espacios de reflexión sobre nuestra normatividad y su potencial modernizador.

Sin embargo, mucha de nuestra legislación se ha quedado obsoleta o es contradictoria. Por lo mismo, propongo realizar un diagnóstico de nuestros marcos regulatorios para abrogar lo que deba abrogarse, actualizar lo que requiera revisión y aprobar nuevos reglamentos u ordenamientos en las materias que sea necesario.

En el mismo sentido, la Universidad requiere un estudio de las interpretaciones a la legislación que con el paso de los años ha realizado la Oficina de la Abogacía General. Ordenar de manera coherente esas interpretaciones es una necesidad ineludible para lograr una aplicación eficiente de nuestra legislación interna. También en ese ejercicio interpretativo se expresa y se potencia a la autonomía universitaria.

En el mismo sentido es conveniente revisar el estado que guarda la normatividad administrativa para identifi-car redundancias, contradicciones y ámbitos de oportunidad que pueden aprovecharse utilizando nuevas herramientas tecnológicas.

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3. Una de las normas internas que debe someterse a examen es el Estatuto del Personal Académico. En años pasados se emprendió un proceso de reflexión y consultas internas para revisar ese importante marco regulatorio del que dependen fundamentalmente derechos y obligaciones de las y los profesores, investiga-dores y técnicos académicos, pero no se llegó a proceso de reforma concluyente.

Este es un buen momento para realizar esa revisión porque el Derecho Internacional de los Derechos Humanos —en particular el relativo a la educación— ha establecido que contar con reglas ciertas y actualizadas en mate-ria de derechos de las y los académicos es un elemento consustancial a la excelencia educativa.

En esa revisión, entre otras cosas, debe analizarse el estatuto del profesorado —en sus diversas modalidades de contratación— y de las y los técnicos académicos. Desde ambos colectivos se han planteado demandas justifica-das que ameritan una reflexión y una definición por parte de la comunidad y las autoridades universitarias.

En el mismo tenor de ideas —aunque ya no en el Estatuto del Personal Académico— es necesario ponderar la pertinencia de homologar las cargas horarias del personal administrativo con el personal académico.

Asimismo, por lo que hace a las relaciones laborales de todo el personal universitario, es necesario diseñar una estrategia universitaria para gestionar, atender y resolver los conflictos laborales. Con estricto respeto a los contratos colectivos de trabajo, las diversas dependencias y entidades universitarias deben contar con personal capacitado que permita atender y resolver conflictos en esta materia.

La autonomía también implica auto-gobierno, auto-regulación y auto-gestión. Se trata de tres elementos medulares de la autonomía de la "#$%. Son su dimensión jurídica y política y, por lo mismo, deben potenciarse con una orientación hacia la democracia deliberativa, la transparencia y la rendición de cuentas.

4. La autonomía no es autarquía y la UNAM debe potenciar su interacción con diversos actores estatales, socia-les, económicos, nacionales e internacionales. La cooperación estratégica siempre ha sido un compromiso de la Universidad y lo debe seguir siendo. De ello depende su capacidad para generar recursos extraordina-rios, al igual que —y esto es lo más importante— para incidir en la vida de las personas con vocación de servicio y compromiso social.

La unam no puede aislarse porque tiene un compromiso social, científico, humanístico y cultural ineludible.

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5. La UNAM debe investigar con rigor los temas de mayor relevancia en el presente para el país y para el mundo. El elenco es extenso pero las prioridades están definidas en documentos internacionales de los que nuestro país es parte. Tal es el caso de los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” también conocidos como “Objetivos mundiales 2030”.

Temáticas como el combate a la pobreza y a la desigualdad; la protección de nuestro planeta; y la garantía de la paz y la prosperidad deben estar en el centro de la agenda de investigación y del programa educativo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Nuestra autonomía es la condición de posibilidad para que contribuyamos desde la ciencia, la cultura y el pen-samiento humanista a superar esas problemáticas y enfrentar esos retos y, al mismo tiempo, es la razón por la que debemos apropiarnos de esas agendas.

Necesitamos ser autónomos para cumplir nuestra misión y debemos cumplirla para honrar nuestra autonomía.

Sobre la excelencia académica:Artículo 13

1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la educación.

Convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad huma-

na y del sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las liberta-

des fundamentales. Convienen asimismo en que la educación debe capacitar a todas las personas

para participar efectivamente en una sociedad libre, favorecer la comprensión, la tolerancia y la

amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos raciales, étnicos o religiosos, y promover

las actividades de las Naciones Unidas en pro del mantenimiento de la paz.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

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&4,&"&$,1# ,+$ 3+,#,12$ 0+,1#"Educar con sentido social implica compromiso con los rigores de la ciencia, la cultura y las humanidades, pero también conciencia con el tiempo histórico que nos ha tocado vivir.

La vocación hacia la excelencia con responsabilidad social en el quehacer universitario debe ser una máxima para la gestión de la Rectoría de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México.

Nuestras y nuestros estudiantes deben ser la prioridad, con especial atención a las y los más jóvenes. La obligación institucional —que es a la vez política y ética— de la Universidad es brindar educación de excelencia que permita a las personas que formamos tener un rol activo, creativo y relevante para incidir y encarar los retos de su generación.

Nuestro deber es formar profesionistas capaces con un alto sentido ético y con conocimientos que les permitan tener éxito individual con responsabilidad social. La investigación –científica, tecnológica, social, cultural, huma-nística- también debe ser de excelencia porque en ello se juega la responsabilidad social de la unam.

Educar con sentido social implica compromiso con los rigores de la ciencia, la cultura y las humanidades, pero también conciencia con el tiempo histórico que nos ha tocado vivir. “Conciencia histórica es responsabilidad his-tórica”, decía María Zambrano.

Las y los jóvenes universitarios deben recibir información y conocimiento riguroso y, a la vez, deben aprender la relevancia del mismo para superar los problemas que nos aquejan como personas y como sociedad. Nuestra res-ponsabilidad es educarlos en la responsabilidad.

Es importante advertir que este imperativo —la excelencia en la educación— es un mandato constitucional y una obligación convencional para el Estado mexicano y, en esa medida, para su Universidad Nacional.

La educación superior de excelencia es un derecho humano que tiene reconocimiento jurídico tanto en el plano nacional como en el internacional. De hecho, nuestra Constitución fue la primera en el mundo en considerar a la educación como un derecho para todas las personas. Esto fue reafirmado con posterioridad en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 en su artículo 26 que establece que la educación:

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[…] tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Desde entonces, diversos tratados han retomado el compromiso de proteger el derecho a la educación. En el ámbito universal se encuentran la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco) relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza (1960); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966); la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (1981); y la Convención de los Derechos del Niño (1989).

Por lo que hace al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, cuenta con el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, también conocido como “Protocolo De San Salvador” que en su artículo 13 reconoce el derecho a la educación.

Citas de esos documentos sirven como introducción a los diferentes apartados de este Plan de Trabajo porque tengo la convicción de que la perspectiva de los derechos humanos —también por mandato del artículo 1º de la Constitución de nuestro país— debe ser el eje articulador del proyecto rector de nuestra Universidad.

Aunque el reconocimiento legal del derecho a la educación se encuentre garantizado, el desarrollo material y sus-tancial del mismo enfrenta retos relevantes. Ello por muchas razones de carácter estructural y coyuntural pero también porque el derecho a la educación es habilitador de otros derechos. Esta tesis ha sido desarrollada por el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales (desc) de la onu:

1. La educación es un derecho humano intrínseco y un medio indispensable de realizar otros derechos humanos. Como derecho del ámbito de la autonomía de la persona, la educación es el principal medio que permite a adultos y menores marginados económica y socialmente salir de la pobreza y participar plena-mente en sus comunidades. La educación desempeña un papel decisivo en la emancipación de la mujer, la protección de los niños contra la explotación laboral, el trabajo peligroso y la explotación sexual, la promo-ción de los derechos humanos y la democracia, la protección del medio ambiente y el control del crecimiento demográfico […]5

5 Comité DESC, Observación general Nº 13 El derecho a la educación (artículo 13), 21º período de sesiones (1999), párr. 1.

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Este hecho convierte al derecho a la educación en una especie de derecho/garantía que merece una atención espe-cial. Por lo mismo la educación brindada por la unam debe ser de excelencia. De hecho, se trata de un mandato establecido en el artículo 3º de nuestra constitución recientemente reformado:

“Será [la educación] de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortale-cimiento de los lazos entre escuela y comunidad.”

El concepto de excelencia se equipara con el de calidad que está contemplado en diversos instrumentos internacionales. El Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales (Comité desc) delinea las siguientes características —que son a la vez exigencias— de una educación de excelencia:

a) Disponibilidad. Debe haber instituciones y programas de enseñanza en cantidad suficiente en el ámbito del Estado Parte. Las condiciones para que funcionen dependen de numerosos factores, entre otros, el contexto de desarrollo en el que actúan; por ejemplo, las instituciones y los programas probable-mente necesiten edificios u otra protección contra los elementos, instalaciones sanitarias para ambos sexos, agua potable, docentes calificados con salarios competitivos, materiales de enseñanza, etc.; algu-nos necesitarán además bibliotecas, servicios de informática, tecnología de la información, etc.

b) Accesibilidad. Las instituciones y los programas de enseñanza han de ser accesibles a todos, sin discri-minación, en el ámbito del Estado Parte. La accesibilidad consta de tres dimensiones que coinciden parcialmente:

No discriminación. La educación debe ser accesible a todos, especialmente a los grupos no vulnerables de hecho y de derecho, sin discriminación por ninguno de los motivos prohibidos;

Accesibilidad material. La educación ha de ser asequible materialmente, ya sea por su localización geo-gráfica de acceso razonable (por ejemplo, una escuela vecinal) o por medio de la tecnología moderna (mediante el acceso a programas de educación a distancia);

Accesibilidad económica. La educación ha de estar al alcance de todos.

c) Aceptabilidad. La forma y el fondo de la educación, comprendidos los programas de estudio y los métodos pedagógicos, han de ser aceptables (por ejemplo, pertinentes, adecuados culturalmente y de buena calidad) para los estudiantes y, cuando proceda, los padres.

d) Adaptabilidad. La educación ha de tener la flexibilidad necesaria para adaptarse a las necesidades de sociedades y comunidades en transformación y responder a las necesidades de los alumnos en contextos culturales y sociales variados.”6

“

6 Ibídem, párr. 6.

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Todos esos atributos refuerzan la tesis de la importancia de la educación como un derecho humano que habilita a las personas para tener una vida autónoma. Pero, en particular, el atributo de la aceptabilidad demanda conteni-dos de calidad —o excelencia— en los planes y programas de formación de las instituciones de educación. Esto es así porque los contenidos educativos deben estar vinculados con los contextos y realidad en los que viven las per-sonas y, en esa medida, supone la formación de personas capaces de influir en su entorno. Aunque no existe una definición internacional de qué es la calidad en la educación, la Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (unicef, por sus siglas en inglés) en su informe sobre “Un enfoque de la educación basado en los derechos humanos” ha señalado lo siguiente:

“[...] la mayoría de los intentos de definir —la calidad— recogen dos perspectivas fundamentales. En primer lugar, que el desarrollo cognitivo es un objetivo primordial de la educación, y que la eficacia de ésta se mide por su éxito en lograr ese objetivo. En segundo lugar, que la educación debe promover el desarrollo creativo y psicológico, respaldando los objetivos de la paz, la ciudadanía y la seguridad, fomen-tando la igualdad y transmitiendo los valores culturales mundiales y locales a las generaciones futuras.7”

En este mismo sentido, el Marco de Acción de Dakar —publicado en el año 2000— plantea en su objetivo número seis, que:

42. La calidad constituye el centro de la educación y lo que tiene lugar en el aula y otros entornos de apren-dizaje es de importancia fundamental para el bienestar de los niños, jóvenes y adultos en el futuro. Una educación de calidad ha de atender a las necesidades básicas de aprendizaje y enriquecer la existencia del educando y su experiencia general de la vida.

44. Los gobiernos y todos los demás asociados con la ept [Educación Para Todos] deberán colaborar para garantizar una educación básica de calidad para todos, con independencia del género, la riqueza, el lugar, la lengua o el origen étnico. Para que un programa de educación tenga éxito hace falta: i) alumnos sanos, bien alimentados y motivados; ii) docentes bien formados y técnicas didácticas activas; iii) locales ade-cuados y material didáctico; iv) un plan de estudios que se pueda enseñar y aprender en una lengua local y aproveche los conocimientos y la experiencia de profesores y alumnos; v) un entorno que no sólo fomente el aprendizaje, sino sea, además, agradable, atento a las cuestiones del género, sano y seguro; vi) una definición clara y una evaluación precisa de los resultados esperados, entre ellos, los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores; vii) un gobierno y una gestión participativos; y viii) el res-peto por la comunidad y la cultura local y participación en ellas.”8

“

7 UNICEF, UNESCO, Un enfoque de la educación basado en los derechos humanos, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2008, p. 32.

8 UNESCO, Marco de Acción de Dakar, ED-2000/WS/27, 2000, p. 17.

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Para lograr esos objetivos resulta fundamental mejorar la condición social, el ánimo y la competencia profesional de los docentes. Veamos lo que establece al respecto el mismo documento:

69. Los docentes desempeñan un papel esencial para promover la calidad de la educación tanto en la escuela como en programas más flexibles basados en la comunidad y son los abogados y catalizadores del cambio. Ninguna reforma de la educación tendrá posibilidades de éxito sin la activa participación de los docentes y su sentimiento de pertenencia. Los profesores de todos los niveles del sistema educativo deberán ser respe-tados y suficientemente remunerados; tener acceso a formación y a promoción y apoyo continuos de su carrera profesional, comprendida la educación a distancia; y participar en el plano local y nacional en las decisiones que afectan a su vida profesional y al entorno de aprendizaje. Asimismo, deberán aceptar sus responsabilidades profesionales y rendir cuentas a los alumnos y la comunidad en general.

70. Será preciso establecer estrategias bien definidas y más imaginativas para encontrar, atraer, formar y retener a buenos profesores. Esas estrategias deberán abordar el nuevo papel del docente para preparar al alumno a una nueva economía basada en el saber y movida por la tecnología. Los profesores deberán entender la diversidad de los estilos de aprendizaje y del desarrollo físico e intelectual de los alumnos y crear entornos de aprendizaje estimulantes y participativos.”9

Estos mandatos y directrices imponen retos que la unam no debe eludir. Los mismos deben traducirse en acciones concretas.

“

9 I Ibídem, p. 20-21.

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acciones concretas para garantizar la excelencia académica:

1. Actualización permanente de Planes de Estudio. Garantizar que los contenidos, las metodologías y las estrategias educativas estén al día es una tarea constante

en la que una Universidad no puede ni debe claudicar.

No hacerlo tendría repercusiones sociales muy costosas para las y los estudiantes que confían en que aprenden lo que necesitan saber para tener una vida profesional honorable y digna.

Este imperativo es mucho más relevante en una Universidad pública y gratuita como la unam que recibe a jóvenes —a veces desde una edad muy temprana— que provienen de sectores desaventajados y que tienen condiciones de vida precarias.

La educación de excelencia —en esta dimensión vinculada con los contenidos educativos— es, entonces, una garantía irrenunciable al derecho humano que nos corresponde como universitarios proteger.

De este hecho depende que la unam sea una institución que garantiza la movilidad social en nuestro país.

2. La evaluación entre pares también es condición necesaria para la excelencia.

Por eso es fundamental mantener vigentes estándares y mecanismos de evaluación muy rigurosos para la incorporación de nuevas o nuevos académicos a la Universidad Nacional Autónoma de México, así como pro-cedimientos exigentes —y al mismo tiempo imparciales y justos— de evaluación para el desarrollo de las carreras académicas dentro de la Universidad.

Por lo mismo, debe contarse con una política constante de revisión de los mecanismos de evaluación de des-empeño, tanto para el desarrollo de la carrera académica como para los programas de estímulos y reconocimientos.

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3. La capacitación y la actualización son fundamentales para producir investigación e impartir docencia de excelencia.

La unam debe ofrecer cursos de capacitación, gratuitos y de alta calidad, para las y los docentes que les permita tener una formación actualizada y, con ello, transmitir conocimiento de punta. De esta manera se dignifica su labor profesional y se reconoce su misión social.

Para ello, es indispensable vincular de una manera más eficiente la investigación con la docencia y generar proyectos con visiones interdisciplinarias. En eso la Universidad Nacional tiene un enorme potencial que no se ha aprovechado a cabalidad.

Finalmente, como ya se ha advertido, es pertinente considerar una reforma al Estatuto del Personal Académico para actualizar sus reglas y procedimientos con la finalidad de ofrecer garantías a la carrera académica acordes con la realidad y los retos que enfrenta la Universidad en la actualidad.

4. Deben encontrarse las ventanas de oportunidad que permitan potenciar la capacidad de impacto del saber que se genera en la Universidad.

Para lograr esto, pueden aprovecharse las modificaciones recientes al reglamento de Estudios de Posgrado con la finalidad de contar con nuevos programas interdisciplinarios.

Esta clase de programas, además de permitir y fomentar una interacción constructiva entre diversos saberes demandan una forma de investigación participativa, interdisciplinaria e incluyente. Todo ello redunda en la excelencia académica.

Esto exige encontrar mecanismos que fomenten mayor interacción sustantiva entre las coordinaciones acadé-micas que articulan la investigación científica, en humanidades y en difusión cultural.

Debemos reconocer que algunas modalidades de estímulos o de programas —destacadamente los Programas de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (papiit)— han abonado en esa dirección, pero también es atinado advertir que no existe transversalidad sustantiva en las agendas de trabajo entre las tres coordinaciones. Tampoco se ha logrado vincular de manera satisfactoria la investigación con la docencia. Esto último es fundamental a nivel posgrado y licenciatura, pero también sería idóneo a nivel bachillerato.

Fomentar proyectos conjuntos entre las y los académicos de esas áreas —como bien advierten las instancias internacionales mencionadas— potencia la capacidad universitaria para generar y enseñar conocimiento de excelencia.

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5. La excelencia educativa exige que la UNAM haga esfuerzos constantes para garantizar el debido manteni-miento, rehabilitación y optimización de las instalaciones en las que opera.

La garantía y defensa de las condiciones dignas de trabajo para investigadores, profesores y técnicos académi-cos es un imperativo irrenunciable para las autoridades universitarias, pero lo es sobre todo cuándo se trata de las instalaciones en las que se educa a las futuras generaciones.

Un entorno adecuado y seguro es parte medular del derecho humano a la educación. Esto es particularmente relevante si se considera el perfil socioeconómico de muchas y muchos de nuestros estudiantes.

Por eso deben procurarse espacios de esparcimiento, estudio y descanso seguros; comedores saludables y con alimentos balanceados y nutritivos; actividades culturales diversas; y áreas de trabajo y estudio con alta conec-tividad. Todos esos espacios deben ser accesibles y, en la medida de lo posible, gratuitos o de bajo costo.

Lo anterior, no sólo pensando en el estudiantado y en el claustro académico, sino también en las y los funcio-narios y trabajadores de base y de confianza. Las miles de personas que hacen que la vida universitaria fun-cione deben contar con los elementos suficientes para trabajar en condiciones dignas y seguras.

La vocación hacia la excelencia con responsabilidad social en el quehacer universitario debe ser una máxima para la gestión de la Rectoría de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México.

Liderazgo estratégico e innovación tecnológica:

“8. Se deberá generalizar en la mayor medida posible la utilización de las nuevas tecnologías para

que ayuden a los establecimientos de educación superior a reforzar el desarrollo académico, a am-

pliar el acceso, a lograr una difusión universal y extender el saber, y a facilitar la educación durante

toda la vida. Los gobiernos, los establecimientos de enseñanza y el sector privado deberán procurar

que se faciliten en un nivel suficiente infraestructuras de informática y de redes de comunicaciones,

servicios informáticos y formación de recursos humanos.”

MARCO DE ACCIÓN PRIORITARIA PARA EL CAMBIO Y EL DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN

SUPERIOR.

(Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Conferencia mundial so-

bre la educación superior. 1998)

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"1%&(#56+ &0'(#'761,+ & 1$$+3#,12$ '&,$+"261,#Solo mediante la coordinación estratégica con otras instituciones educativas orientada al aprovechamiento tecnológico para difundir el conocimiento será posible restablecer el vínculo entre educación superior y movilidad social.

La unam es la universidad nacional y, a la vez, una universidad global en la era digital que no puede ni debe sus-traerse de las grandes transformaciones del conocimiento en nuestra era.

En ese terreno adquieren primordial relevancia las tecnologías de la información y de la comunicación. El reto es el que siempre han encarado las instituciones universitarias desde su creación: aprovechar, asimilar y difundir con rigor y pasión intelectuales y con compromiso ético los saberes del tiempo histórico presente.

No es exagerado sostener que, como nunca antes en su historia y evolución, la humanidad vive, a partir del avance de las tecnologías digitales, momentos de transformación.

Un ámbito particularmente desafiante es el de la inteligencia artificial (ia). Los saltos cualitativos y cuantitativos en su desarrollo e implementación han sido de tal trascendencia que es difícil identificar todas y cada una de las áreas en las que tiene presencia y potencial de incidencia. Es un área de crecimiento rápido con muchas posibles aplicaciones sociales y empresariales en inteligencia artificial, machine learning, big data, computación cuántica, robótica, blockchain, etc.

De hecho, la ia es la principal apuesta de los países más desarrollados (ee. uu, China y la Unión Europea, princi-palmente) y la cantidad de recursos y programas específicos que destinan al desarrollo de estas tecnologías es ingente. Lo que está en juego es la definición de los nuevos liderazgos geopolíticos.

Se trata de un tema complejo en su entendimiento, en su dimensionamiento y en su proyección hacia el futuro. Desde hace poco tiempo dejó de ser una herramienta informática que sólo interesaba a los expertos en esa materia para convertirse en un instrumento que está cambiando nuestras vidas. La Universidad Nacional Autónoma de México no puede ser ajena a esta transformación que no solo es tecnológica sino también cultural.

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Estas tecnologías tienen un potencial indiscutible para incrementar nuestra calidad de vida en ámbitos como la salud, los medios de producción, la mercadotecnia y las ventas, los sistemas de transporte, el sistema financiero, los mecanismos de interacción social, la manera en la que hacemos investigación, por citar sólo unos cuantos. Desde esta arista son instrumentos que pueden mejorar la vida de las personas en clave emancipadora.

Sin embargo, el desarrollo e implementación de la ia también presenta dilemas éticos, sociales y jurídicos que se deben analizar y discutir ampliamente para lograr que estas tecnologías estén alineadas con los objetivos funda-mentales de la humanidad. Para ello, se requiere la participación de toda clase de especialistas que puedan aportar una visión enriquecida por la mayor cantidad de puntos de vista. Las Universidades tienen una responsabilidad ineludible en este quehacer intelectual y deben involucrarse sin dilaciones. Algunos datos y proyecciones explican esta urgencia.

Por ejemplo, se estima que la creciente implementación de la ia puede generar para 2030 un incremento del 16% en el Producto Interno Bruto mundial respecto del actual.10 Ello aumentaría considerablemente los ingresos de generadores e implementadores de la tecnología, siendo predecible una mayor desigualdad económica entre paí-ses, compañías e individuos.

De la mano de lo anterior, se anticipa un incremento sustancial en el desempleo derivado de la implementación de estas tecnologías. Al respecto, predicen expertos que, en menos de 15 años, la ia será capaz de remplazar entre el 40 y el 50% de los trabajos que hoy son realizados por humanos.11 Sin embargo, la disrupción a mercados laborales específicos será una realidad que se volverá evidente en el corto plazo, por lo que la evaluación y discusión del problema, obliga al diseño de mecanismos de mitigación de tales impactos que prevengan y eviten crisis sociales relevantes.

Como resulta evidente, el reto es enorme para la humanidad en general y particularmente en nuestro país. Somos pasivos adoptantes de la tecnología que se genera más allá de nuestras fronteras, y los pocos debates que tenemos sobre el tema se centran en problemáticas y aplicaciones muy específicas desprovistas de una visión integral.

En México, la unam es la institución mejor preparada para asumir esta tarea. En ella se encuentra la actividad de desarrollo e investigación científica más relevante del país (de manera específica en la ciencia e ingeniería compu-tacionales), pero también alberga a las y los más talentosos estudiosos de todas las áreas del conocimiento y es la principal formadora de estudiantes en sus diferentes niveles académicos, todo lo anterior con un profundo com-promiso social.

Por ello es indispensable hacer frente a este reto con toda nuestra capacidad y a partir de la gran riqueza con que contamos. Nuestra responsabilidad institucional en esta materia es muy trascendente.

10 Varios, “Notes from the AI Frontier”, McKinsey Global Institute, 2018, p. 22-23.11 Kai-Fu Lee, “AI SUPERPOWERS, China, Silicon Valley and the new world order”, 2018, New York, Houghton Mifflin Harcourt, p. 19

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En otra dimensión, las tecnologías también son y deben seguir siendo aliadas de la educación y de la difusión del conocimiento. Las tecnologías, de hecho, se han demostrado como un medio idóneo para llevar educación al mayor número de personas posibles. Sin embargo, también en esta arista debemos de ponderar alcances, limita-ciones y potencialidades. Por ejemplo, el Relator Especial de la onu en la materia ha señalado que:

30. Los cursos en línea masivos y abiertos proporcionan una vía alternativa a la educación superior. Muchas universidades de todo el mundo están ofreciendo ahora cursos en línea, ya sea por cuenta propia o conjuntamente con un proveedor de cursos en línea masivos y abiertos. Muchos promotores entusiastas de las sociedades del conocimiento, el establecimiento de redes de contactos y el aprendizaje permanente pueden soñar hoy con un mundo convertido en un aula gigante en la que hay algunos maestros mundia-les poderosos y millones de asimiladores de información y conjuntos de conocimientos a través de Internet. Del mismo modo, los recursos educativos abiertos pueden aprovechar las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología digital para resolver problemas educativos corrientes. Como resultado de ello, el panorama de la educación superior está experimentando rápidas transformaciones.”12

En la unam se han hecho esfuerzos importantes para aprovechar esas oportunidades y para potenciar nuestra capacidad de impacto en la educación a través de modalidades en línea. Dentro de los sistemas educativos a dis-tancia se cuenta con la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (cuaed) y el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed), que está integrado por un Consejo Asesor, las Facultades y Escuelas que ofrecen programas académicos en la modalidad abierta y a distancia, así como la propia cuaed.

El Sistema cuenta con un bachillerato a distancia (b@unam), licenciaturas (23 en modalidad abierta y 21 a distan-cia), 6 especializaciones (4 abiertas y 2 a distancia), 5 maestrías a distancia y 3 doctorados.13

Además de las ofertas en los distintos niveles educativos también se cuenta con la Red de Educación Continua (redec). A través de esta red se brindan cursos de actualización y especialización al público en general y en tres modalidades: presencial, a distancia o mixta.14

Todos estos esfuerzos merecen ser reconocidos, pero deben ser potenciados sin dilaciones y con una visión estra-tégica que permita –entre otras cosas- compatibilizar la exigencia de la excelencia con la necesidad de llevar el conocimiento al mayor número de personas posibles.

Para ello, es conveniente tener presentes algunas de las advertencias que ha realizado el propio Relator Especial sobre el derecho a la educación de la onu. Pienso en particular en las siguientes tesis:15

“

12 Informe del Relator Especial sobre el derecho a la educación, ONU, 2016, pp. 7-8. 13 El Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia oferta: Modalidad abierta: 23 licenciaturas. Y especializaciones Modalidad a distancia (en

línea): Un bachillerato (B@UNAM), 21 licenciaturas , 2 especializaciones, 5 maestrías, 3 doctorados. Cfr. Coordinación de Universidad abierta y educa-ción a distancia: https://web.cuaed.unam.mx/oferta-educativa/

14 Red de Educación Continua: https://educacioncontinua.unam.mx/15 Los datos contenidos en esta opinión del Relator Especial son de 2016.

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34. Las tecnologías digitales son omnipresentes solo en principio; en la vida real, su presencia está frac-cionada por la brecha digital.

35. Las estadísticas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones indican que los países en desarro-llo, pese a un impresionante crecimiento general, siguen estando a la zaga. En 2015, el acceso de los hoga-res a Internet fue del 34% en los países en desarrollo y solo del 7% en los países menos adelantados, frente a más del 80% en los países desarrollados, lo que arrojó un promedio mundial del 43%. En África, 1 de cada 5 personas utiliza Internet, en comparación con casi 2 de cada 5 en Asia y el Pacífico y 3 de cada 5 en la Comunidad de Estados Independientes. El desafío fundamental es lograr que el acceso a los recursos educativos y de aprendizaje mediante Internet sea más igualitario entre los países, de la misma manera que la capacidad de ofrecer ese tipo de educación.”16

En este tenor de ideas, el propio Relator ha hecho una advertencia muy relevante en el sentido de que “Los gobier-nos no deben utilizar los cursos en línea masivos y abiertos para reducir la financiación pública y disminuir los costos de instrucción”.17 De hecho, la idea es incrementar las inversiones para lo cual es necesario que se hagan alianzas estratégicas. En palabras del propio relator: “los elevados costos de la tecnología digital están obligando a las universidades a establecer consorcios para compartir recursos, costos e infraestructura”.18

De estas premisas se desprende la necesidad de que la Universidad —en nuestro caso pública y gratuita— genere sinergias constructivas con otros actores. En esa dirección el propio relator ha sostenido que:

99. Para obtener los recursos para las tecnologías digitales se necesitará inevitablemente la participación de proveedores privados, como los operadores de redes, los proveedores de contenidos y otros interesa-dos. Los cursos en línea masivos y abiertos pueden entrañar la creación de alianzas entre instituciones educativas de los países desarrollados y en desarrollo, gobiernos, organismos de desarrollo y el sector privado. Cuando los gobiernos establecen principios fundamentales y un marco normativo claro, el sec-tor privado puede participar en el suministro de productos y la prestación de servicios pertinentes.”19

Para lograr las alianzas en esa dirección, la unam debe promover y coordinar un Sistema Universitario Nacional. De esta manera —como se explica a continuación— puede y debe atenderse el legítimo reclamo de ampliar expo-nencialmente el número de personas receptoras del conocimiento que generamos.

El reto ineludible del presente radica en equilibrar la máxima inclusión posible sin mermar los rigores de la exce-lencia académica. La educación universitaria debe ser accesible a todas las personas que acrediten los conocimien-tos necesarios. De ello depende la garantía del derecho humano a la educación sin discriminación.

16 Informe del Relator Especial sobre el derecho a la educación, ONU, 2016, p. 9. Aunque también es cierto que el propio relator advierte que: “Las elevadísimas tasas de matriculación de los cursos en línea masivos y abiertos se ven contrarrestadas por sus índices de finalización sumamente bajos, de los que no padece la enseñanza tradicional presencial”.

17 Ibidem.18 Ibidem.19 Informe del Relator Especial sobre el derecho a la educación, ONU, 2016, p. 20.

“

“

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Solo mediante la coordinación estratégica con otras instituciones educativas orientada al aprovechamiento tecnoló-gico para difundir el conocimiento será posible restablecer el vínculo entre educación superior y movilidad social.

El problema de la movilidad social y la necesidad de que la educación siga siendo un factor transformador de la vida de las personas y de sus entornos es crucial de cara a lo que sigue en el Siglo xxi. Como bien advierte Rolando Cordera Campos:

“[...] debía ser claro que tal y como hoy está organizada, la educación superior no es garantía de capilari-dad social. No, al menos, como se le pensó en la era desarrollista y se la imaginó en el Manifiesto Liminar de 1918. Por esto, se requiere de un nuevo proyecto que privilegie y concrete el compromiso social, el talento innovador y la creatividad como vectores de los compromisos de las universidades con sus Estados y sus comunidades.”20

Es cierto, como lo ha señalado en diversos foros el rector Enrique Graue, que el 60% de los alumnos provienen de familias con ingresos menores a los cuatro salarios mínimos y que el 56% de los alumnos recibe algún tipo de beca o apoyo para continuar sus estudios; pero también lo es que a la educación superior en general no ingresan los jóvenes más desaventajados y, aunque se han hecho esfuerzos importantes para aumentar la matrícula, las capaci-dades institucionales inevitablemente son limitadas. El reto está en superar esas limitaciones para llegar al mayor número de personas.

Las y los universitarios deben encontrar con creatividad mecanismos para recuperar la capacidad universitaria para generar movilidad social y cambiar la vida de las personas. Se trata de un desafío crucial para las y los univer-sitarios por la responsabilidad social que les corresponde. Con palabras de Rolando Cordera:

“Reimaginar las universidades en América Latina pasa por reorientar nuestro desarrollo. Las universidades públi-cas de alto nivel, capaces de formar investigadores y de realizar investigación de alta calidad en ciencia y tecnología son, deben ser, sujetos centrales en este cometido”.21

El propio Cordera identifica la ruta que debemos transitar para lograr ese propósito:

“Hacen falta las bases institucionales, financieras y de recursos humanos; es menester contar con el apoyo franco y coordinado tanto del Estado como del sector privado, de la comunidad toda, pues en tanto pre-valezcan las brechas entre la educación superior, las universidades, la economía, la sociedad y el Estado las competencias de nuestras economías y sociedades seguirán en buena medida basadas en recursos naturales y minerales, o seguirán desaprovechando el ’bono demográfico’ y, más bien, haciendo uso intensivo de mano de obra no calificada.”22

20 Cordera, R., Educación y movilidad social. Vínculo roto. https://www.udual.org/principal/wp-content/uploads/2018/06/RE6.pdf21 Ibid.22 Ibidem.

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El Sistema Universitario Nacional que se propone en este Plan de Trabajo está inspirado por esas tesis y eslabona las piezas y propuestas que ya se han venido exponiendo. A la propuesta de aprovechar las tecnologías para ampli-ficar los alcances del conocimiento que generamos se adiciona una gran alianza nacional con diversos actores, pero sobre todo con centros educativos —universidades, centros públicos de investigación, centros de formación técnica, etc.— para hacer sinergias y aprovechar el conocimiento generado en y por la unam a lo largo y ancho del territorio nacional.

Las tecnologías de la información pueden ser el medio idóneo para que esa expansión del conocimiento incluso tras-cienda los recintos universitarios propios y ajenos. Si bien —por limitaciones e imperativos fácticos— no es posible recibir a todas y todos los jóvenes que aspiran a entrar a la unam, sí es posible compartir el conocimiento científico, social, cultural y humanístico que la unam genera a través de la formación y capacitación de maestras y maestros a nivel nacional y de la difusión masiva de cursos y materiales de alta calidad en su contenido y accesibilidad. De hecho, el germen de ese sistema ya existe en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (anuies). Esta organización —de hecho— tiene a la innovación como uno de sus fines prin-cipales y desde la definición de su nombre, naturaleza y objeto queda clara su idoneidad para encauzar un proyecto de esta naturaleza.23

23 “La ANUIES es una Asociación no gubernamental, de carácter plural, que agremia a las principales instituciones de educación superior del país, cuyo común denominador es su voluntad para promover su mejoramiento integral en los campos de la docencia, la investigación y la extensión de la cultura y los servicios.

La Asociación está conformada por 195 universidades e instituciones de educación superior, tanto públicas como particulares de todo el país.” Cfr.: http://www.anuies.mx

Las tecnologías de la información pueden ser el medio idóneo para que esa expansión del conocimiento incluso trascienda los recintos universitarios pro-pios y ajenos.

El presidente de esa organización, Jaime Valls Esponda, en marzo pasado —después de un encuentro entre Instituciones de Educación Superior, representantes de la Secretaría de Economía y otros actores del sector público y empresarial—, manifestó con claridad la relevancia de una alianza como la que aquí se propone:

“Los resultados del encuentro nos permitieron identificar iniciativas, entre las que destaca el diagnóstico de necesidades sectoriales y la oferta educativa que será base para la generación de acciones específicas: redes de colaboración, propuestas de política pública, marcos de referencia para la adopción de los com-ponentes de la Industria 4.0 y el desarrollo de contenidos y cursos de actualización para docentes, profe-sionistas y estudiantes.

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Estamos convencidos que para responder de manera oportuna a la necesidad cada vez más urgente del reto que supone la cuarta revolución industrial, nuestro país debe actualizar sus políticas públicas y las instituciones de educación superior deben desarrollar nuevos modelos educativos y revisar la pertinencia de su oferta para atender de manera efectiva las necesidades que exigen los sectores sociales y productivos de nuestra economía.

El acelerado avance del conocimiento y la incesante revolución tecnológica depositan en las instituciones de educación superior y los centros de investigación una enorme responsabilidad para contribuir con la mayor pertinencia al desarrollo del país mediante la formación avanzada de un creciente número de pro-fesionistas, la generación y aplicación innovadora del conocimiento, la difusión de la cultura y la atención a los problemas locales y nacionales. De manera corresponsable, los distintos órdenes de gobierno deben actualizar sus políticas, estrategias y modelos de financiamiento para apoyar a las instituciones educati-vas y converger en el esfuerzo de posicionar a México como un país con mayores niveles de desarrollo y prosperidad.24

La Universidad Nacional Autónoma de México —que forma parte del Consejo Nacional de esa Asociación— debe ser una institución líder de esa iniciativa que permitiría generar conocimiento y transmitirlo exponencialmente a través de las tecnologías que la actualidad ofrece.

24 Vals, Jaime, “Las IES ante la cuarta revolución industrial”, cfr., https://www.eluniversal.com.mx/articulo/jaime-valls-esponda/nacion/las-ies-ante-la-cuarta-revolucion-industrial

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acciones concretas para lograr el liderazgo en innovación tecnológica que permita difundir el conocimiento que la unam genera:

1. Crear un Centro Multidisciplinario de Estudios Sobre Tecnología e Inteligencia Artificial que se consti-tuya como el primer gran acumulador de conocimientos y coordinador de esfuerzos en esta materia den-tro de nuestra Universidad.

Los objetivos de ese centro serán los siguientes:

1.1. Dimensionar y diagnosticar el impacto de las tecnologías de ia que adoptamos de los países desarrolla-dos, a partir de un mecanismo multidiscipliniario de amplio espectro que permita un entendimiento adecuado de los cambios inmediatos, mediatos y futuros que estas tecnologías generarán en los diferentes aspectos de la vida humana.

1.2. Identificar riesgos y clasificarlos en razón de su relevancia e inmediatez, para diseñar y proponer solucio-nes específicas, contribuyendo al diseño de políticas públicas y adecuaciones legislativas.

1.3. Impulsar y generar el desarrollo de tecnologías propias, que resuelvan problemáticas nacionales bajo nuestras muy particulares circunstancias y realidades y que brinden herramientas para el atempera-miento o eliminación de los riesgos identificados.

1.4. Servir como enlace con otras instituciones nacionales e internacionales, que se encuentran abordando esta problemática.

1.5. Aportar a las diferentes escuelas, facultades e institutos que conforman a nuestra universidad, las últimas visiones que se tengan sobre el tema, para que puedan ajustar planes de estudio y enfoques que permitan formar estudiantes e investigadores mejor preparados para enfrentar el reto que esta particular moderni-dad les impone, y generar las herramientas tecnológicas que se requieran para mejorar la calidad educa-tiva y los métodos de aprendizaje.

1.6. Difundir el conocimiento que se genere sobre el tema y las propuestas de soluciones que correspondan.

1.7. Fungir como instancia coordinadora de iniciativas tecnológicas al interior de nuestra Universidad. Actualmente, como ya se ha advertido, se realizan esfuerzos importantes pero dispersos para generar proyectos y productos digitales, pero no existe coordinación entre los mismos.

Para determinar las características y naturaleza de la instancia que se proponen, es necesario realizar un diag-nóstico en cuya elaboración participen las entidades y dependencias universitarias que ya existen y que están avocadas a tareas relacionadas con tecnologías de la información y de la comunicación (dgtic, cuaed, pad-iij, Coordinación de Innovación y Desarrollo unam).

plan de trabajo rectoría / ") / dr. pedro salazar ugarte

La finalidad de ese diagnóstico es contar con los insumos para determinar cuál sería la mejor manera de organi-zar las iniciativas que ya realiza la universidad en estas materias, pero sobre todo para identificar cuáles son las tareas que deberían estarse realizando.

En ese tenor de ideas, el Centro también debe impulsar la homologación de los criterios para la presentación de informes, estadísticas, generando bases de datos únicas. Para ello también es necesario realizar una inversión estratégica en plataformas digitales homologadas que faciliten la gestión administrativa y académica. Las tecno-logías deben ser una herramienta que simplifique y agilice la gestión administrativa y en la actualidad en muchas ocasiones sucede lo contrario.

2. Fomentar y liderar un Sistema Universitario Nacional que permita armonizar y potenciar la alianza entre

inclusión y excelencia. Para lograrlo, primero se requiere contar con un análisis puntual de las alianzas que ya existen con la finali-

dad de organizarlas y aprovecharlas.

Debemos realizar un diagnóstico de las alianzas institucionales con las que contamos actualmente para cali-brar si los convenios y acuerdos de colaboración han servido de base para acciones concretas con resultados palpables o si, por el contrario, los esfuerzos de vinculación se han quedado solamente en el plano formal y protocolario.

Esto vale para convenios o acuerdos nacionales e internacionales. De hecho, no existe un censo universitario de acuerdos celebrados y, por lo mismo, es posible que existan esfuerzos redundantes e iniciativas reiteradas.

Dentro de los objetivos de ese Sistema Nacional de Educación se cuentan los siguientes:

2.1. Combatir la brecha digital nacional. El gran consorcio universitario que se propone debe ser la iniciativa detonante de una serie de alianzas con gobierno y actores del sector privado para realizar inversiones estratégicas en infraestructura que permita el acceso a las tecnologías a las personas que hoy han quedado al margen del salto digital.

El primer paso en esa dirección consiste en detectar necesidades a nivel nacional para, posteriormente, deter-minar en dónde es conveniente realizar las inversiones para desarrollar un programa permanente de inver-sión y desarrollo tecnológico.

Su implementación no puede ser responsabilidad exclusiva de las universidades, pero sí son éstas las institu-ciones que deben llevar el liderazgo porque la finalidad de esta iniciativa es llevar el conocimiento a las perso-nas que no tienen acceso al mismo.

2.2. Incidir en la educación desde el nivel de bachillerato.

plan de trabajo rectoría / "( / dr. pedro salazar ugarte

Lo anterior se justifica por tres razones. En primer lugar, porque las nuevas generaciones son las más familia-rizadas con las tecnologías. En segundo lugar, porque aquellas personas jóvenes que no han tenido contacto con los avances tecnológicos deben necesariamente tenerlo para no quedar marginadas de su generación pre-sente y futura. En tercer lugar, porque en pocos años esas personas serán las principales promotoras del Sistema Universitario Nacional.

2.3. Revisar y optimizar los modelos de universidad abierta y educación a distancia con los que cuenta la unam y las otras universidades con las que se coordinarán los esfuerzos.25

En un contexto en donde se busca ampliar el alcance de la oferta educativa, a nivel licenciatura, estos modelos permiten llevar la educación universitaria a millones de personas.

En el caso de la modalidad a distancia, resulta de vital importancia concentrarse en dos puntos fundamenta-les: las plataformas digitales y, la información que contienen. Es decir, se requieren plataformas con la capaci-dad para incrementar, de manera progresiva, el número de personas que pueden acceder a estas y, al mismo tiempo, garantizar la calidad de los contenidos.

2.4. Aprovechar la experiencia internacional y seguir haciendo alianzas con universidades y centros de pen-

samiento e innovación a nivel mundial.

Para ello –con la finalidad de aprovechar el conocimiento y difundirlo de la manera más amplia posible-, es oportuno utilizar de manera estratégica a las oficinas de representación que ya tienen la unam en diferentes países y ciudades del mundo.

2.5. Generar alianzas con gobiernos, sector privado y sector social.

El Sistema Universitario Nacional debe ser el eje articulador de los esfuerzos de los diferentes sectores guber-namentales, económicos y sociales que permitan llevar el conocimiento al mayor número de personas posi-bles. Esto es fundamental para contar con los recursos de diferente tipo necesarios para cumplir con los demás objetivos del Sistema.

25 También puede considerarse el aprovechamiento de medios de bajo costo y alto impacto como YouTube. YouTube es una herramienta digital que se encuen-tra en sintonía con los criterios del Relator Especial sobre el derecho a la educación de la ONU, pues, aunque es un medio privado, es una herramienta digital gratuita y con un alcance enorme, lo que le da un gran valor para la comunicación del conocimiento de una forma estructurada. (Cfr. https://www.dw.com/es/educación-la-silenciosa-revolución-de-youtube-en-la-sala-de-clases/a-49059054).

Universidad igualitaria, incluyente y laica: Parte I

“33. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos reitera el deber de los Estados, explicitado en

la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Económi-

cos, Sociales y Culturales y en otros instrumentos internacionales de derechos humanos, de encau-

zar la educación de manera que se fortalezca el respeto de los derechos humanos y las libertades

fundamentales. La Conferencia destaca la importancia de incorporar la cuestión de los derechos

humanos en los programas de educación y pide a los Estados que procedan en consecuencia. La

educación debe fomentar la comprensión, la tolerancia, la paz y las relaciones de amistad entre las

naciones y entre los grupos raciales o religiosos y apoyar el desarrollo de las actividades de las Na-

ciones Unidas encaminadas al logro de esos objetivos. En consecuencia, la educación en materia de

derechos humanos y la difusión de información adecuada, sea de carácter teórico o práctico, des-

empeñan un papel importante en la promoción y el respeto de los derechos humanos de todas las

personas sin distinción alguna por motivos de raza, sexo, idioma o religión y deben integrarse en las

políticas educativas en los planos nacional e internacional. La Conferencia observa que la falta de

recursos y las inadecuaciones institucionales pueden impedir el inmediato logro de estos objetivos.”

Declaración y Plan de Acción de Viena (1993)

plan de trabajo rectoría / "" / dr. pedro salazar ugarte

16.#"%#% %& 67$&(+ & 1$,".012$ %& "#0 %13&(01%#%&0 El deber de las autoridades universitarias es procurar el bienestar de las y los universitarios en varios niveles, lo que incluye la salud física y mental de las personas. Los datos en torno a las enfermedades y los trastornos mentales en la población juvenil son preocupantes y deben ser atendidos –entre otras instituciones- por las universidades.

Nuestra sociedad y, por ende, nuestra comunidad se caracteriza venturosamente por la diversidad. Ese atributo se despliega en muchos ámbitos como el género, las orientaciones sexuales, las concepciones ideológicas, las convic-ciones éticas o religiosas, los métodos de estudio, las disciplinas científicas, sociales, culturales o humanísticas, etcétera.

El reto de la Universidad es procurar hacia su interior y proyectar hacia su exterior que esa diversidad esté garan-tizada a todas las personas en igualdad de condiciones.

Por lo mismo, nuestra Universidad Nacional es y debe seguir siendo laica. Ese atributo fundamental de la civilidad y de la modernidad es condición de libertad y de igualdad. La laicidad —entendida como la autonomía del saber frente a los dogmas religiosos, pero también ante los prejuicios y los dogmatismos en general— es una garantía para la libertad de pensamiento, de investigación, de cátedra y de expresión. Asimismo, es un antídoto contra la discriminación por motivos de convicciones éticas o creencias religiosas.

Evitar discriminaciones por motivos religiosos, y garantizar que el principio de laicidad sea un eje del quehacer académico en la investigación, la docencia y la difusión de la cultura. Esto es fundamental y tiene que ver con la libertad en la labor intelectual, la igualdad y la inclusión entre personas que tengan creencias o convicciones éticas distintas.

Un tema particularmente relevante es el de la igualdad de género y la eliminación de la violencia en contra de las mujeres y de las personas de la diversidad sexual. Sobre el particular, debemos reconocer que se han llevado ini-ciativas importantes en los últimos años que, entre otras cosas, han permitido contar con los siguientes acciones, instrumentos e iniciativas:

plan de trabajo rectoría / "# / dr. pedro salazar ugarte

a) Lineamientos generales para la igualdad de género en la unam;

b) Protocolo para la atención de casos de violencia de género en la unam;

c) Manual para la atención de casos por procedimiento alternativo en la Unidad para la Atención de Denuncias (unad);

d) Subsistema Jurídico para la atención de casos de violencia de género;

e) Foros con otras universidades sobre la implementación de protocolos de género; y

f) Guía para el uso de lenguaje no sexista.

Se trata de esfuerzos loables que deben ser potenciados y reforzados bajo la premisa de “tolerancia cero” —retomo el concepto utilizado por los organismos internacionales— a la violencia de género.

Por ejemplo, “onu Mujeres” ha venido desarrollando el programa “Ciudades Seguras y Universidades contra la Violencia y el Acoso Sexual en Espacios Públicos”. Se trata de un programa que ya se está implementando en cinco ciudades en Colombia (Medellín, Bogotá, Cali, Villavicencio y Popayán) pero que en México aún no se ha imple-mentado en su totalidad en ninguna universidad.

Las premisas sobre las que se sustenta dicho programa son incuestionables y contundentes:

“Hoy, por primera vez, prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres es prioridad de los países en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El acoso y la violencia sexual es un problema universal que ocurre en las calles, en el transporte público y en las escuelas, universidades y lugares de trabajo, en par-ques, en baños públicos y en puntos de distribución de agua y alimentos, en los mercados y en los propios hogares. Las mujeres y las niñas sufren y temen diversos tipos de acoso y violencia sexual en espacios públicos que van desde comentarios sexuales hasta el manoseo, violación, llegando al feminicidio.”26

En el mismo tenor onu-mujeres recuerda que:

“En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se adoptaron entre los objetivos de desarrollo sosteni-ble (ods) 5, Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas y ods 11, Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles y se acordó una meta concreta para la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas en los ámbitos público y privado.”27

26 https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2016/folleto-ciudades-seguras 27 Ibid.

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Con esas tesis como fondo, la propia organización onu Mujeres, elaboró el documento “10 elementos esenciales para abordar la violencia en los campus” que se basan en cuatro principios cardinales:28

Enfoque integral. Este enfoque puede implicar reformas institucionales, provisión de servicios adecuados y movilización de indivi-duos y comunidades para transformas sus prácticas y comportamientos.

Enfoque centrado en las sobrevivientes. Las respuestas institucionales deben dirigirse al empoderamiento de las sobrevivientes.

Enfoque de derechos humanos. Las intervenciones deben contemplar el principio de no discriminación

Responsabilidad. Los perpetrados deben rendir cuentas respetando el debido proceso. También debe respetarse el derecho de las sobrevivientes de no denunciar.

Esos principios se desdoblan en siete elementos:

1. Evaluar la situación dentro y en el entorno de los campus en materia de violencia en contra de las mujeres.

2. Una política de tolerancia cero.

3. Un coordinador universitario dedicado.

4. Protocolos que describan pasos y procedimientos para la implementación de políticas.

5. Medidas provisionales para sobrevivientes garantizando su seguridad y confidencialidad.

6. Mecanismos de monitoreo y evaluación.

7. Presupuesto exclusivo.

28 Retomo los principios y acciones reformulando su redacción. https://www2.unwomen.org//media/field%20office%20americas/documentos/publicacio-nes/2017/ciudades%20seguras%202016.pdf?la=es&vs=2718

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Además, estos principios y medidas se complementan con tres acciones: suministro de apoyos y servicios para las víctimas (o sobrevivientes como se les identifica en el documento); campañas de prevención, sensibilización e intervención que promuevan relaciones respetuosas; y fomentar las masculinidades no violentas.

Como puede observarse se trata de un programa integral muy ambicioso que debe operarse desde las autoridades centrales de la Universidad.

Finalmente, otro tema prioritario que no ha sido suficientemente abordado en la Universidad —y que tiene que ver también con la igualdad y con la inclusión— es el de la salud mental.

Como ha sostenido la Organización Mundial de la Salud, la salud es un “estado de completo bienestar físico, men-tal y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.29

El deber de las autoridades universitarias es procurar el bienestar de las y los universitarios en varios niveles, lo que incluye la salud física y mental de las personas.30 Los datos en torno a las enfermedades y los trastornos mentales en la población juvenil son preocupantes y deben ser atendidos —entre otras instituciones— por las universidades.31

La atención, el respeto y la empatía hacia las personas con padecimientos mentales, debe ser una prioridad en la unam sin discriminación ni estigmatización.

29 Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados.

30 La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Organización Mundial de la salud. Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados.

31 De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el mundo 450 millones de personas padecen algún tipo de trastorno mental; la Secretaría de Salud Federal estima que de los 15 millones de personas que padecen en trastorno mental en México, la mayoría son adultos jóvenes en edad productiva. Los trastornos más comunes son depresión, trastorno de ansiedad, trastorno por déficit de atención, autismo y trastornos de la conducta alimentaria y estos trastornos prevalecen más en las mujeres. http://data.salud.cdmx.gob.mx/portal/index.php/programas-y-acciones/309.

Nuestra sociedad y, por ende, nuestra comunidad se caracteriza venturosa-mente por la diversidad. Ese atributo se despliega en muchos ámbitos como el género, las orientaciones sexuales, las concepciones ideológicas, las convic-ciones éticas o religiosas, los métodos de estudio, las disciplinas cientí&cas, sociales, culturales o humanísticas, etcétera.”

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acciones concretas para garantizar la igualdad, la inclusión y erradicar la violencia de género en la unam:

1. Crear la Secretaría Universitaria de Igualdad e Inclusión.

La finalidad principal de esa instancia sería garantizar la transversalidad en todas las áreas del quehacer uni-versitario la perspectiva de género, el principio de la laicidad y la inclusión sin discriminaciones de ningún tipo. Dentro de sus objetivos y tareas estarán las siguientes:

1.1. Coordinar con la Oficina de la Abogacía General las acciones para prevenir, investigar y, en su caso, san-cionar los casos de violencia de género.

1.2. Implementar los principios, medidas y acciones de la iniciativa de onu Mujeres intitulada “10 elementos esenciales para abordar la violencia en los campus” que se recoge en este Plan de Trabajo.

1.3. Dar seguimiento y cumplimiento a los compromisos que adquirió la Universidad Nacional Autónoma de México al adherirse a la Plataforma de onu Mujeres “He for She”. Se trata de 27 compromisos que deben ser permanentemente evaluados.

Dentro de los compromisos asumidos se encuentran promover el reconocimiento de los estudios de género

por los sistemas nacionales de evaluación, y fomentar que la educación en derechos humanos e igualdad de género estén incluidos en los planes y programas de estudio de todos los niveles educativos.

La unam también se comprometió a evaluar la situación de género en todas las entidades universitarias; impulsar que más mujeres ocupen puestos directivos y desarrollar desde el bachillerato acciones para incre-mentar el interés de las alumnas por ingresar a licenciaturas en las que ellas tienen poca representatividad.

La Secretaria Universitaria de Igualdad e Inclusión deberá dar seguimiento e impulsar el cumplimiento de esas acciones mediante una estrategia de descentralización de esfuerzos en coordinación con todas las enti-dades y dependencias de la Universidad.

1.4. Fomentar que las universitarias se inscriban en áreas que originalmente han sido dominadas por hom-bres, por ejemplo, en la ciencia y tecnología. Para ello desde el nivel de bachillerato se debe inculcar a las y los jóvenes que no hay carreras y profesiones que correspondan sólo a un determinado género y se debe fomentar que en los talleres de las Escuelas Nacionales Preparatorias y de las Escuelas Nacionales “Colegios de Ciencias y Humanidades” haya apertura para mujeres y hombres por igual.

1.5. Acoger a la Cátedra Extraordinaria “Benito Juárez” de la Universidad Nacional Autónoma de México que actualmente tiene sede en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y, aunque a lo largo de siete años ha dado resultados dignos de reconocimiento, debe potenciar su presencia en toda la Universidad.

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Ello, con la finalidad de ampliar el alcance de las investigaciones y políticas institucionales que se han venido gestando al interior de esa Cátedra Universitaria.

Para la creación de esta Secretaría de Igualdad e Inclusión y de otras centros y entidades que se proponen crear en este Plan de Trabajo no será necesario aumentar personal ni incrementar gastos. Su personal provendría de dependencias y entidades ya existentes en la Universidad que deben ser reorganizadas para aprovechar de mejor manera sus recursos humanos y materiales.

Para ello, es necesario realizar un análisis de las estructuras y del quehacer de cada entidad, dependencia, dirección, programa, etcétera. Con ello será posible utilizar de manera óptima los recursos humanos, econó-micos y de infraestructura con los que contamos.

Debemos aprovechar al máximo nuestros recursos (humanos, tecnológicos, económicos, materiales, patri-moniales) porque en algunos casos existe una subutilización de los recursos institucionales en diversos ámbi-tos de la operación académica y administrativa.

2. Fortalecer al Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina. Ello para lograr los siguientes objetivos:

2.1. Fomentar el cuidado y atención de la salud mental en el bachillerato, la licenciatura y el posgrado

2.2. Implementar una política universitaria para atender los trastornos y enfermedades mentales de las y los integrantes de la comunidad.

2.3. Monitorear el estado de salud mental de las y los alumnos desde su ingreso a la Universidad. Para ello es necesario dar seguimiento a los exámenes que se realizan al ingresar como estudiantes.

2.4. Contar con clínicas de salud mental en los diferentes campi universitarios.

2.5. Impartir talleres sobre el cuidado de la salud mental, la importancia de atenderla y la necesidad de des-estigmatizar a las personas que pudieran padecer algún trastorno o enfermedad mental.

2.6. Fomentar una cultura de respeto y empatía en el trabajo y en el aula.

Sobre la democracia universitaria:Artículo 10. El personal y los estudiantes, principales protagonistas de la educación superior:

“[...]

c) Los responsables de la adopción de decisiones en los planos nacional e institucional deberían

situar a los estudiantes y sus necesidades en el centro de sus preocupaciones, y considerarlos parti-

cipantes esenciales y protagonistas responsables del proceso de renovación de la enseñanza supe-

rior. Estos principios deberían abarcar la participación de los estudiantes en las cuestiones relativas

a esta enseñanza, en la evaluación, en la renovación de los métodos pedagógicos y de los programas

y, en el marco institucional vigente, en la elaboración de políticas y en la gestión de los estableci-

mientos. En la medida en que los estudiantes tienen derecho a organizarse y tener representantes,

se debería garantizar su participación en estas cuestiones.

[...]”

DECLARACIÓN MUNDIAL SOBRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SIGLO XXI: VISION Y

ACCION (1998)

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%&/+,(#,1# %&"1)&(#'13# La democracia de la Universidad Nacional Autónoma de México es delib-erativa [...] esa forma de organización democrática se articula y se despliega en los más de '(( cuerpos colegiados en los que se adoptan las decisiones académicas y administrativas y es propia de su identidad plural.

La democracia de la Universidad Nacional Autónoma de México es deliberativa. Como he sostenido en diversas oca-siones y en algunos foros, esa forma de organización democrática se articula y se despliega en los más de 700 cuerpos colegiados en los que se adoptan las decisiones académicas y administrativas y es propia de su identidad plural.32

Desde mi perspectiva, el pensamiento diverso y la reflexión común son la principal fortaleza de nuestra casa de estudios.

La cuestión de la democracia universitaria ha sido objeto de debate dentro y fuera de la máxima casa de estudios y tiene múltiples aristas como recuerda Imanol Ordorika en un texto reciente intitulado “Democratizar la universi-dad”.33 Desde mi punto de vista, la unam no es “plenamente” democrática en el sentido que sostiene Ordorika pero sí es suficientemente democrática y la manera en la que lo es merece ser reconocida, analizada y fortalecida.

La tesis central de mi argumento es que las decisiones fundamentales de nuestra universidad se adoptan de forma colectiva, con representación ponderada de todos sus sectores (académico, estudiantil y administrativo) y, en muchos casos, con integrantes que han sido electos por voto directo y universal. De esta manera la democracia universitaria también contempla el mecanismo electoral cuando procede y lo hace en una multiplicidad de decisiones.

32 He escrito estas mismas ideas en artículos publicados en el periódico El Financiero y en la Revista Configuraciones. 33 Ordorika, I., “Democratizar la universidad”, Revista de Educación Superior, 47 (188), 2018.

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El resultado, como advierte, Fernando Castaños es virtuoso:

“Si nos interesa la calidad deliberativa y la eficacia para evitar el abuso de poder, como criterios de demo-cracia institucional, entre las propiedades sistémicas de la estructura múltiple de órganos de representa-ción diferenciada de la unam, cabría destacar las siguientes:

(1) Toda determinación que tiene consecuencias para el trabajo universitario, como, por ejemplo, la apro-bación o el rechazo de fondos para un proyecto de investigación, es resultado de una conjunción de opi-niones y decisiones razonadas, distribuidas entre diferentes órganos, de manera que ningún individuo puede beneficiar (o perjudicar) indebidamente a otro. En otras palabras, el ideal que norma el comporta-miento es el de la imparcialidad, y la práctica se acerca mucho a ese ideal.

(2) Muy ligado a lo anterior, los márgenes de interpretación de las normas y los criterios que existen son los mismos que se requieren para el tratamiento de lo imprevisible, los que obedecen al significado más puro del término ‘discrecionalidad’: prudencia y buen juicio. Queda fuera la arbitrariedad que muchas veces connota ese vocablo en otros ámbitos.

En consecuencia, el sistema es virtuoso: en su condición, digamos en su adn, está”.34

Esa virtud reside en la dimensión democrático-deliberativa del diseño institucional universitario. De hecho, la democracia nunca debe reducirse ni agotarse en el expediente electoral y se perfecciona cuando las decisiones que emanan de los órganos que las adoptan están fundamentadas en argumentos y razones. La mejor manera de lograrlo es deliberando y buscando los consensos cuando sean posibles o simplemente votando cuando no se logran.

Esa noción de la democracia ha sido estudiada y desarrollada por pensadores como Jürgen Habermas o Carlos Santiago Nino y pone el acento en la manera en la que se procesan y logran acordar las decisiones fundamentales en una sociedad o en una organización determinada.

Si pensamos en la unam tenemos que los Consejos y Comités —desde el Consejo Universitario y sus comisiones hasta los comités editoriales, pasando por la Junta de Gobierno y el Patronato Universitario— son espacios de deliberación abierta y libre de los que emanan las decisiones fundamentales. Además, con frecuencia, unos órga-nos colegiados revisan las decisiones de otros con lo que la deliberación se reproduce y se amplía.

Todo lo anterior no implica que no puedan mejorar en clave democrática los procesos de decisión universitaria. La democracia universitaria puede fortalecerse de muchas maneras sin alterar la estructura general ni la forma de funcionamiento que ha dado resultados al amparo de nuestra Ley Orgánica y del resto de la legislación universitaria.

34 Castaños, F., “La democracia y la autonomía”, documento de trabajo, 23 de septiembre de 2019. Agradezco al Dr. Humberto Muñoz la referencia del trabajo.

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acciones concretas para fortalecer la democracia universitaria:

1. Revisar la integración de órganos colegiados para ampliar la presencia de las y los alumnos, técnicos aca-démicos y personal administrativo.

Si la democracia universitaria es deliberativa será más democrática en la medida que más personas participen en la deliberación.

2. Revisar los reglamentos de operación de los diferentes cuerpos colegiados para fomentar la deliberación y garantizar la accesibilidad de todas y todos los integrantes a los insumos necesarios para participar de manera informada.

3. Diseñar mecanismos de información para socializar entre toda la comunidad los procesos de decisión universitarios y para permitir que las y los interesados puedan hacer llegar opiniones y comunicaciones a las diversas estancias de decisión.

4. Utilizar a los medios de difusión universitarios para abrir la deliberación sobre temas relevantes a la comunidad en general.

Transparencia y rendición de cuentas:

“40. (...) el autogobierno debe ser compatible con los sistemas de fiscalización pública, especial-

mente en lo que respecta a la financiación estatal. Habida cuenta de las considerables inversiones

públicas destinadas a la enseñanza superior, es preciso llegar a un equilibrio correcto entre la

autonomía institucional y la obligación de rendir cuentas. Si bien no hay un único modelo, las

disposiciones institucionales han de ser razonables, justas y equitativas y, en la medida de lo po-

sible, transparentes y participativas.”

Comité desc, Observación general Nº 13 El derecho a la educación (artículo 13), 21º período de sesiones

(1999).

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6&0'12$ '(#0!#(&$'& ,+$ &81,#,1# 9 :+$(#%&5Honestidad, pulcritud, transparencia y rendición de cuentas son deberes jurídicos, políticos y éticos ineludibles de la Universidad Nacional Autónoma de México y de todo su personal sin excepciones.

Para ello, se cuenta con un Reglamento de Transparencia y otro de Responsabilidades de los funcionarios y empleados universitarios en cuya elaboración tuve la oportunidad de participar en mi calidad de presidente de la Comisión de Legislación Universitaria del Consejo Universitario.

Esas normas son importantes, pero se deben seguir fortaleciendo las capacidades institucionales para cumplir con nuestras obligaciones en materia de transparencia y rendición de cuentas.

Para lograr que las estructuras administrativas operen con precisión y resultados la totalidad de los procesos de gestión, es necesaria la capacitación de calidad y permanente, así como ofrecer incentivos económicos y laborales. Ello también conlleva una revisión y simplificación de las mismas.

Seguridad en el saber y en el entorno:

“65. La calidad de la educación es y debe ser el centro de la ept [Educación Para Todos]. Todos los

interesados (docentes y alumnos, padres de familia y miembros de la comunidad, personal de los

servicios de salud y funcionarios locales) deberán trabajar juntos para crear un entorno propicio al

aprendizaje. Si se quiere ofrecer una educación de buena calidad, las instituciones y los programas

de educación deberán contar con recursos adecuados y distribuidos de modo equitativo, siendo los

requisitos esenciales los siguientes: locales seguros, respetuosos del medio ambiente y fácilmente

accesibles; profesorado muy motivado y profesionalmente competente; libros, material didáctico y

tecnologías, adecuados al contexto específico, poco costosos y asequibles a todos los estudiantes.

“66. El entorno del aprendizaje deberá asimismo ser sano, seguro y protector. Para ello se requieren:

i) buenas instalaciones hidráulicas y sanitarias; ii) acceso a los servicios de sanidad y nutrición o

relación con ellos; iii) políticas y códigos deontológicos que favorezcan la salud física, psicosocial y

emocional de profesores y alumnos; y iv) contenidos y prácticas de la educación que lleven a adqui-

rir los conocimientos, actitudes, valores y aptitudes prácticas necesarias para la autoestima, la buena

salud y la seguridad personal.”

UNESCO, Marco de Acción de Dakar, ED-2000/WS/27, 2000, p. 20-21

(Crear un entorno educativo seguro, sano, integrado y dotado de recursos distribuidos de modo equitativo,

a fin de favorcer un excelente aprendizaje y niveles bien definidos de rendimiento para todos)

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.$13&(01%#% 0&6.(# 9 "1)(& %& 31+"&$,1#0 Debe fomentarse una cultura institucional de la no-violencia. Esta cultura debe imperar en las dinámicas de interacción entre autoridades, funcionarios, directivos y trabajadoras y trabajadores. Ninguna manifestación violenta —verbal, física, simbólica, etcétera— debe ser aceptada.

La seguridad es un reclamo sentido y justificado por nuestra comunidad estudiantil, académica y administrativa. El deber de las autoridades universitarias —comenzando por la Rectoría— es brindar seguridad en el saber, en el bienestar presente y futuro de las y los universitarios y, en ejercicio de sus responsabilidades y atribuciones en su entorno cotidiano.

La seguridad en el saber se funda en el rigor y seriedad de nuestro trabajo; la seguridad en el bienestar depende de la pertinencia de lo que investigamos, enseñamos y difundimos; la seguridad en el entorno depende de acciones preventivas, formativas e informativas en nuestros campi y de una colaboración respetuosa y responsable con las autoridades gubernamentales en todas las entidades federativas en las que tenemos presencia y con el gobierno nacional.

Ya me he referido en específico a la necesidad ineludible de atender para evitar y, en su caso, sancionar la violencia de género. La política institucional debe procurar la convivencia pacífica y segura en todos los ámbitos de la vida universitaria.

Las propuestas que a continuación se exponen en esta materia requieren una supervisión permanente y un segui-miento constante por parte de la Rectoría de la Universidad, porque su impacto debe ser inmediato, y debe lograr mantenerse en el mediano y largo plazo. Esto es así porque la seguridad en el entorno solo es verdadera seguridad si no tiene a la violencia como alternativa amenazante.

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acciones concretas para lograr una universidad segura:

1. La capacitación de nuestras y nuestros trabajadores encargados de la seguridad de nuestras instalaciones debe ser permanente.

Esta tarea requiere de diagnósticos diferenciados —porque no es lo mismo un observatorio en Ensenada que una granja en Morelos, una Facultad de Estudios Superiores en el Estado de México o una facultad en Ciudad Universitaria— pero también demanda acciones coordinadas.

Dicha capacitación, para responder a la demanda de seguridad de nuestra comunidad, debe estar orientada hacia la prevención, la acción inmediata y la atención a las posibles víctimas.

2. Mantener y fomentar la utilización y el aprovechamiento de los espacios públicos dentro de nuestros campi por el estudiantado y la comunidad académica.

La estrategia de cercar o delimitar espacios debe ser sustituida por una política de apropiación del espacio público a través de actividades recreativas, culturales y académicas.

3. Es necesario realizar un análisis del entorno social y económico de las zonas aledañas a nuestros campi e instalaciones para conocer el entorno inmediato y detectar riesgos y posibilidades.

En este ámbito —con la finalidad de mejorar el entorno— resulta fundamental la comunicación y la colabo-ración con las autoridades de las diferentes demarcaciones y entidades en las que se ubican las instalaciones universitarias.

Lo cierto es que una intervención constructiva en nuestros entornos inmediatos puede redundar en seguridad dentro y fuera de los espacios universitarios. Con ello, la unam brindaría un servicio a las comunidades que la acogen.

4. El tema del transporte y de la seguridad en el mismo es crucial. En las sesiones del Consejo Universitario es frecuente escuchar las peticiones de apoyo de las y los estudiantes en ese sentido.

Esto evidencia la relevancia de continuar y potenciar el proyecto de Transporte unam para alumnas y alum-nos que vivan en zonas muy alejadas de sus planteles.

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5. La participación de la comunidad en la planeación y ejecución de las tareas tendientes a lograr una segu-ridad permanente es muy importante.

Por lo mismo, deben crearse oficinas en cada escuela y dependencia de la unam en las que se reciban quejas y sugerencias sobre la seguridad de los universitarios en los planteles y fuera de ellos.

En ese tenor, es importante fomentar una cultura de la denuncia que traiga aparejada una estrategia de meca-nismos de solución de conflictos entre las y los universitarios.

Asimismo, debe fomentarse una cultura institucional de la no-violencia. Esta cultura debe imperar en las dinámicas de interacción entre autoridades, funcionarios, directivos y trabajadoras y trabajadores. Ninguna manifestación violenta —verbal, física, simbólica, etcétera— debe ser aceptada.

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colofón

En tiempos de incertidumbre y transformación, el pensamiento crítico —científico y humanista— y comprome-tido con las causas de la igualdad robusta, de la libertad más amplia y de la fraternidad pacífica debe servirnos como guía y como medio.

La meta debe ser la realización práctica de una convivencia incluyente entre personas que legítimamente ejercen su derecho a ser y a pensar distinto. Una sociedad decente y civilizada —como ha propuesto Avishai Margalit— en la que ni las instituciones humillen a las personas ni los miembros de la misma se humillen unos a otros.

La Universidad Nacional Autónoma de México y las universitarias y los universitarios deben ser actores activos y comprometidos en el engarzamiento de esos eslabones. Nuestra misión social fundamental es lograr generar y transmitir el conocimiento que permita que el pensamiento libere a las conciencias e incida en el cambio social.

De esta manera —y solo de esta manera— la unam seguirá cambiando la vida de millones de personas.

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