Alfonso alfonso ugarte

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Alfonso Alfonso Ugarte Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación) . Alfonso Ugarte Vernal Coronel Lealtad República del Perú Mandos Comandante de la Octava División del Ejército del Sur en la Batalla de Arica. Participó en Guerra del Pacífico Batalla de San Francisco , 19 de noviembre de 1879 Batalla de Tarapacá , 27 de noviembre de 1879 Batalla de Arica , 7 de junio de

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Alfonso Alfonso UgartePara otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación).

Alfonso Ugarte Vernal

Coronel

Lealtad República del Perú

Mandos

Comandante de la Octava

División del Ejército del Sur en la

Batalla de Arica.

Participó en

Guerra del Pacífico

Batalla de San Francisco ,

19 de noviembre de 1879

Batalla de Tarapacá , 27 de

noviembre de 1879

Batalla de Arica , 7 de

junio de 1880

Nacimiento 13 de julio de 1847

Iquique, Provincia de

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Tarapacá, Perú

Fallecimiento7 de junio de 1880

Arica, Perú

Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi.

Índice

1 Biografía 2 Muerte heroica en la batalla de Arica 3 Testamento 4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 5 Importancia 6 Referencias 7 Véase también 8 Enlaces externos

Biografía

Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad.

Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal.

Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica.

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Muerte heroica en la batalla de Arica

Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".

Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880:

El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1

Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente.

Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo.

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Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro.

El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla.

Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.

Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara.

Testamento

El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica.

(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte

Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2

El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura

Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por

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efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3

Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima.

La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera:

De pronto, en su corcel, entre el tumulto

que arrolla el invasor, rápida avanzaAlfonso Ugarte: esgrime un meteoro.Tal en las sombras del dolor ocultobrilla a veces un rayo de esperanza...

Es blanco su corcel (cascos de oroy pupilas de Sol). Rasga la brumacomo flecha veloz; y sobre el altacumbre erguido en dos pies, salpica espumacon relincho de horror... ¡y luego salta!

Estrellóse por fin en la ribera;y la ola al besarlo lastimeralo envolvió en la mortaja de su espuma:mientras un solo instante, uno tan solo,detuvo su fragor la lucha fiera;que todos, todos, con sorpresa suma,parecían mirar entre la bruma

el rayo aún de esa veloz carrera...

Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe:

(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y

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chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que azota los pies del morro.

Jorge Inostroza C.4

Importancia

Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia.

Referencias

1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90.2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya

del Morro de Arica", 1980.3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90.4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957

Bibliografía

Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).

UgartePara otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación).

Alfonso Ugarte Vernal

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Coronel

Lealtad República del Perú

Mandos

Comandante de la Octava División

del Ejército del Sur en la Batalla de

Arica.

Particip

ó en

Guerra del Pacífico

Batalla de San Francisco , 19

de noviembre de 1879

Batalla de Tarapacá , 27 de

noviembre de 1879

Batalla de Arica, 7 de

Alfonso UgartePara otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación).

Alfonso Ugarte Vernal

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Coronel

Lealtad República del Perú

Mandos

Comandante de la Octava

División del Ejército del Sur en la

Batalla de Arica.

Participó en

Guerra del Pacífico

Batalla de San Francisco

19 de noviembre

Batalla de Tarapacá

noviembre

Batalla de Arica

junio de

Nacimiento

13 de julio de 1847

Iquique, Provincia de

Tarapacá, Perú

Fallecimiento7 de junio de 1880

Arica, PerúAlfonso Ugarte y Vernal (Iquique,

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13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi.

Índice

1 Biografía 2 Muerte heroica en la

batalla de Arica 3 Testamento 4 El sacrificio de Ugarte en

el arte y la literatura 5 Importancia 6 Referencias 7 Véase también 8 Enlaces externos

Biografía

Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad.

Al inicio de la Guerra del Pacífico,

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Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal.

Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica.

Muerte heroica en la batalla de Arica

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Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".

Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880:

El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso

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sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1

Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente.

Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo.

Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del

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Morro.

El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla.

Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.

Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara.

Testamento

El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se

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había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica.

(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte

Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2

El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura

Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más razonable fue

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que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3

Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima.

La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera:

De pronto, en su corcel, entre el tumulto

que arrolla el invasor, rápida avanzaAlfonso Ugarte: esgrime un meteoro.Tal en las sombras del dolor ocultobrilla a veces un rayo de esperanza...

Es blanco su corcel (cascos de oroy pupilas de Sol). Rasga la brumacomo flecha veloz; y sobre el altacumbre erguido en dos pies, salpica

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espumacon relincho de horror... ¡y luego salta!

Estrellóse por fin en la ribera;y la ola al besarlo lastimeralo envolvió en la mortaja de su espuma:mientras un solo instante, uno tan solo,detuvo su fragor la lucha fiera;que todos, todos, con sorpresa suma,parecían mirar entre la bruma

el rayo aún de esa veloz carrera...

Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe:

(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del

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mar que azota los pies del morro.

Jorge Inostroza C.4

Importancia

Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia.

Referencias

1. Citado por Basadre 2005,

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tomo 9, p. 90.2. Comisión Permanente de

Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya del Morro de Arica", 1980.

3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90.4. Jorge Inostroza C., "Adiós al

séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957

Bibliografía

Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).

junio de 1880

Nacimie

nto

13 de julio de 1847

Iquique, Provincia de Tarapacá,

Perú

Fallecim

iento

7 de junio de 1880

Arica, Perú

Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi.

Índice

1 Biografía 2 Muerte heroica en la batalla de Arica 3 Testamento 4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 5 Importancia 6 Referencias 7 Véase también 8 Enlaces externos

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Biografía

Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad.

Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal.

Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica.

Muerte heroica en la batalla de Arica

Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".

Page 20: Alfonso alfonso ugarte

Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880:

El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1

Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente.

Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo.

Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro.

El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla.

Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.

Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte,

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encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara.

Testamento

El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica.

(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte

Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2

El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura

Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3

Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima.

La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera:

De pronto, en su corcel, entre el tumulto

que arrolla el invasor, rápida avanzaAlfonso Ugarte: esgrime un meteoro.

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Tal en las sombras del dolor ocultobrilla a veces un rayo de esperanza...

Es blanco su corcel (cascos de oroy pupilas de Sol). Rasga la brumacomo flecha veloz; y sobre el altacumbre erguido en dos pies, salpica espumacon relincho de horror... ¡y luego salta!

Estrellóse por fin en la ribera;y la ola al besarlo lastimeralo envolvió en la mortaja de su espuma:mientras un solo instante, uno tan solo,detuvo su fragor la lucha fiera;que todos, todos, con sorpresa suma,parecían mirar entre la bruma

el rayo aún de esa veloz carrera...

Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe:

(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que azota los pies del morro.

Jorge Inostroza C.4

Importancia

Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó

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simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia.

Referencias

1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90.2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya

del Morro de Arica", 1980.3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90.4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957

Bibliografía

Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).