Donde nacen las estrellas (Spanish Edition)

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Jose
Sello
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DONDENACENLAS

ESTRELLAS

CHRISTIANMARTINS

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EDICIÓNABRIL2018RESERVADOSTODOSLOSDERECHOS.QUEDARIGUROSAMENTEPROHIBIDA,SINLAAUTORIZACIÓNESCRITADELOSTITULARESDELCOPYRIGHT,BAJOLASSANCIONESESTABLECIDASPORLASLEYES,LAREPRODUCCIÓNPARCIALOTOTALDEESTAOBRAPORCUALQUIERMEDIOOPROCEDIMIENTO,INCLUIDOSLAREPROGRAFÍAYELTRATAMIENTOINFORMÁTICO,ASÍCOMOLADISTRIBUCIÓNDE

EJEMPLARESMEDIANTEALQUILEROPRÉSTAMOPÚBLICO.COPYRIGHT©2018CHRISTIANMARTINS

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Paratodasaquellaspersonasquesiguensoñandoconloscielosrepletosdeestrellas.

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AGRADECIMIENTOS

Graciasa“LaschicasdeChristianMartins”porserlasmejoreslectorasqueunescritorpuedadesear.Siemprelodigo,peronomecansaréderepetirlo:¡soismaravillosas!

Amispesadillasparticularesporsertanpuntillosasydesesperantes.

Amifamilia,porsupacienciainfinita.

Yporúltimo,graciasati,lector,porhaberescogidoestanovela.Esperoquedisfrutesdelahistoriatantocomolohiceyoalescribirla.

Gracias,

ChristianMartins.

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Aferro la taza de café entremismanos, intentando salvaguardar entre ellas elcalorqueelrecipienteaúnconserva.Miapartamentoestáaoscurasyenlacalletodavíanohaamanecido,asíquemepermitorelajarmeunosminutosenelsofá,observandoa travésde lacristaleradelsalón.VivoenlaplantatreintaycuatrodeunodelosrascacielosmásaltosdeManhattanydesdeaquípuedocontemplarlotodo.Absolutamentetodo.

Enelexteriorhacomenzadoalloverylasprimerasgotasyavanasalpicandoelcristal.Laslucesdelasoficinasdelastorresquehayenfrentesehaniluminado,anunciando la llegada de los primeros trabajadores. A través de la cortina deagua que se ha formado enmuy pocos segundos, puedo ver cómo unamujerarrastra un carrito de limpieza entre lasmesas y empieza a pasar el trapo delpolvo. Alzo la mirada hacia el reloj que hay sobre el mueble de mi salón ycompruebo que son las cinco y media de la mañana. Demasiado pronto paraestardespierta;demasiadoprontoparacomenzarlajornadalaboral.

Sinpoderevitarlo,piensoqueyopodríahabermeconvertidoenesamujersinohubiera logrado escapar a tiempo de Kansas. Quizás ni siquiera podría haberllegado a aspirar a limpiar oficinas y me hubiera tenido que conformar conlimpiarlapajadelascuadrasylashecesdeloscaballos.

Suspiroangustiadajustoantesdedejarlataza— queyasehaquedadohelada— sobre la mesa auxiliar. Me aprieto la bata de casa con más fuerza,abrigándome, mientras una tormenta eléctrica ilumina el cielo con furia,reclamandolaciudad.

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Aúndispongodevariosminutosantesdecomenzarmiexigenterutina,asíquedecidonomovermedelsofáhastaquelaagujadelrelojmarquemenoscuarto.¿Porquédemoniosmesientotanangustiadahoy?¿PorquénodejodepensarenKansas?¡Inclusohesoñadoconelmalditorancho!Micorazónseaceleraalpensarenaquelendemoniado lugar,perodespuésmetranquilizorecordándomeamímismaquetodoesoyaquedóatráshacemuchosaños.Estoylejos,muylejos,ytampocotengopensadoregresar.

PuedequemientristecidoestadoanímicoresidaeneltemporalconelquesehadespertadoManhattano,quizás,enquetodavíanohayaamanecido.Verelsolylascallesiluminadas,eltránsitodelavida,elajetreoenlascalzadas…Supongoqueesolograráanimarme.

Alzolamiradaalrelojunavezmás;menoscuarto.Apesardelaperezaydeladesganaquesehaninstaladoenmí,melevantodelsofáymepongoenmarcha.Puedequeestasea laúnicabuenacostumbrequeadquirí a lo largodemi infancia;cumplircon la rutina.Eldíanoesperay lashoras se marchan, así que hay que activarse. Además, con los años hedescubiertoqueeslamaneramáseficienteparaalcanzareléxito.

Enmihabitación,sustituyomipijamaylabataporunasmayasyunacamisetadeportiva.Meatounacoletaalta, recogiendomicabellodemaneracómoda,ymecalzolaszapatillas.Antesdesalirlanzounamiradafugazalespejoyrepasoconlayemademidedoíndicelasojerasennegrecidasquemarcanlaexpresióndemisojos.Dormirpoconosueleafectarmeenexceso,peroparecequeestaveznohasidoasí.Tengounaspectorealmentehorribleymesientoagotada.

Peroeldíanoespera.Lashorassemarchan.

Camino hasta el salón, enciendo la luz, y me subo en la cinta de correr. Elprogramadigitalme comunica quehoy tendré que correr ochokilómetros, asíquenopierdoeltiempoycomienzoamoverunpiedetrásdeotro,adquiriendounritmoestable.Doydosfuertespalmadasqueactivanelequipodemúsicademi apartamento y la radio actual comienza a sonar de fondo con una de lascanciones pop-eras del momento. No podría incluirla en el saco de mi estilomusical,peroparacorrernoestámal.ConEricClaptondefondonoseríacapazdemantenerunbuenritmo.

Casiunahoraycuartodespués,mebajodelacintasudadayagotada,peromuysatisfechaporhabersidocapazdelograrmiobjetivo.Mequitolacamisetayme

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dirijo hacia la ducha en sujetador, con las piernas temblorosas a causa delesfuerzoqueacaboderealizar.Antesdemetermeenelcuartodebaño,lanzounamiradaalexteriorymisojoschocanconlosdelamujerdelalimpiezaqueestátrabajandoenlasoficinasdeledificiodeenfrente.Unadelascosasmalasdelascristaleraseslafaltadeintimidad,aunquelaluminiscenciaqueproporcionanlocompensa con creces. Lamujer aparta la mirada con rapidez, avergonzada, yretomalatareadefregarlossuelos.

«Esapodríahabersidoyo…»,merepito,mientraslaangustiavuelveainstalarseenmipecho.

Peronosoyyo.Yoescapé,yoluché,yopeleé,yolologré.

GinaStevenes ladirectora financieradeGoldmanGroup,unade lasmayoresempresasdetecnologíadelsector.UnadelasmásgrandesdeEstadosUnidosydelasmáscompetitivasanivelmundial.YyosoyGinaSteven,esamujerqueescapó de un rancho para convertirse en una empresaria con aspiraciones ymetas.

Debode habermequedadoobservando fijamente las oficinas, porque lamujervuelveaestarmirándomeconelceñofruncido.Alzo lamano lentamenteparasaludarla,perodespuésmesientoridículaydejocaerelbrazojuntoamicuerpo,antesdeentrarenelbaño.

Compruebo el reloj; voy bien de tiempo. Para las sietemenos cuarto debo deestarvestidaypreparadaparasalirporlapuerta,comotodaslasmañanas.Unademispremisasesnodesviarmedelostiemposnidelarutina.Calientoelaguamásdelonormalymesumerjobajoelchorro,dejandoqueelcalor empañe las mamparas y me proporcione una sensación de alivio yrelajación.

No debo de llevar más de dos minutos en la ducha cuando el teléfono delapartamentocomienzaasonardefondo.¿Quiénpuedellamaraestashoras?Seaquiensea,noesnadabueno.Todoloqueseescapadelarutinaydelohabitualtraealgomaloconsigo,estoysegura.Cierroelaguaymeenvuelvoenunatoallaparasecarme,antesdesaliraporelaparato. Supongo que la llamada se cortará antes de que logre alcanzar elauricular, así que no me apresuro lo más mínimo. Me seco superficialmente,enroscolatoallaenmicabelloymevistolaropainteriornegraantesdesaliralsalón.Hacevariossegundosqueelsonidodellamadasehaextinguido,asíquebuscoelnúmeroenelhistorialdellamadasperdidasyescuchocómolostonos

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sereproducenunodetrásdeotro.

— ¿Hola?— preguntaunavozmasculinaalotroladodelauricular.

Tragosalivacuandomepercatodelacentoconelquehapronunciadolapalabra.

— MellamoGinaStevenyacaboderecibirunallamada…

Peronosoycapazdeterminarlafrase.Elacento,lashorastempranas…¿Quiénpodríaser?EsevidentequeningunodenuestrosinversoresdeGoldmanGroupllamaríatantempranoynuestrasoficinasaúnestáncerradas.Inclusoaunquenuestrasaccionessedesplomasenenpicado,nadiesedaríacuentahastaalmenospasadasunascuantashoras.Puedequemás.Francis tampoco llamaría tan temprano a casa — ¡ni siquiera sabe qué esmadrugar! —, asíquesóloqueda…papá.

—…¿Lehapasadoalgoamipadre?— concluyodespuésdeunabrevepausa.

— Losientomucho,señoritaSteven— susurralavozmasculinaconesetípicoacentoqueyosiempreconsiderédepaletos — .Supadre…bueno,supadrehafallecido.

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Hellegadotardealaoficina.

Creoquenohesidoconscientedelomuchoquemehaafectadolanoticiahastaquehecomprobadoelrelojdelamesademidespacho.Mehesalidodelarutinaporquemipadre, ése al quenoveíadesdehacíamásdediez años, hamuertohoy.

ConnorStevenhamuertoyhoyelmundoparecetotalmentediferente.

Meacomodoenlasilladecueroycierrolosojos,conteniendolaslágrimasqueamenazanconescapardemiscuencas.Seríaundesastre,porqueestropearíaelmaquillajeconelquemeheesforzadoencamuflarmisojeras.

Entrelaoscuridadpuedoversurostro;susarrugasenlacomisuradeloslabios,su frente fruncidaen todomomento, susojosgrisáceos, sucabello canoso.Susemblantedescompuestolamañanaenlaquelecomuniquéquehabíaresultadoganadora de la beca Loyce y que podría marcharme a estudiar a cualquieruniversidaddelpaís,muylejosdelranchoy…deél.Connor,papá,noloentendía.Noconocíaelsignificadodeteneraspiracionesysueñosporqueélera,simplemente,unhombreconformista.

Elhombreconelquehehabladoporteléfonomehadichoqueesimprescindiblequeacudacuantoantesporasuntosdeltestamento,asíquemifuturocomienzaatornarsedeuncolorgrisáceoquenomegustanada.Absolutamentenada.

— ¿Gina? ¿Estás bien?— pregunta Eva,mi secretaria, desde el umbral de lapuerta.

Abro los ojos con lentitud, regresando a la realidad y sopesando qué debo

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responder.

— Sí,Eva…Estoybien— concluyo, sinmolestarmeenmirarla — .Cierra lapuertaydesvíamisllamadas,tengoqueorganizarelpapeleoylaagendaantesdemarcharme.Estaréocupadalaspróximashoras.

Ellaguardasilencioyaunquenolaveo,puedosentirsududa.Aúnestápresenteynosehamarchado,loquemeindicasudesconcierto.

— Mipadrehafallecido,Eva.TengoquemarcharmehoymismoaKansas.

Cualquierpersonahubierautilizadoelverbo“regresar”alexpresarunviajeasulugardenacimiento,peroyono.YonoregresoaKansasporquesémuybienquemiverdaderohogarestáexactamenteeneste lugar, lejosdeloscampos,de losanimales,delbarro,de lasbotas,de loscaballos,de los rodeos.Lejosde todoconloquemecriéyconloqueConnorconvivióhastaeldíadesumuerte.

— ¡OhDiosmío,Gina! ¡Lo sientomucho!— exclama, aúnmásaturdida — .Notepreocupesporlaagenda,yopodríasolucionarlo.

Porprimeravezdesdequehallegado,alzolacabezahaciaella.Parecerealmenteconmocionadaconmiperdidayno puedoevitarsorprendermeconlaempatíaquederrochaesamujer.

— Nomeimporta,deverdad…Hoylasoficinasestántranquilasasíquetendríatiempodesobraparavolveraorganizartuagenda…

Melopiensounossegundosyasiento.Cuantoantesmemarcheantesvolveré. ¿Paraquéalargar innecesariamentemipartida?

— Gracias,Eva— musitoconlavozentrecortada,sopesandosipodríallegaratiempo para subir a bordo del próximo vuelo hacia Kansas — . Si Francis secomunicaconmigoavísaledequepasarélospróximosdíasfuera.

Ellasacudelacabezaenseñalafirmativaysemarchademidespacho.

Porprimeravezdesdequeherecibidolallamadasoyconscientedequevolveralrancho implica reencontrarmedenuevoconKennyRussel.Undolorpunzanterecorremipechocontansolorecreareseposibleencuentroenmiimaginación.¿Estoypreparadaparavolveraverledespuésde tanto tiempo?¿Serécapazdesoportarloysobrellevarlasituación?

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Reservo un vuelo para el mediodía y me apresuro a mi apartamento paraempaquetarmispertenencias.Notengopensadoquedarmemuchoenelrancho,dos días, máximo tres, así que con la maleta de mano podré apañármelas.Solucionaré cuanto antes el tema de la herencia y del rancho y regresaré aManhattan,dejandoeselugaratrásdeunavezportodas…parasiempre.Yanoquedaránadaquemeateaél.

«Kenny…»

Sacudosunombredemispensamientoscomosimehubieraelectrocutado.¿Porquédemonioshavueltoamimemoria?Élnomeataaningúnsitio.Nunca lohizo… En realidad, él sólo es el exnovio capullo que me rompió el corazóncuandonoeramásqueunaniña tontayenamoradiza.PeroyanosoyesaniñatontayKennyhacemuchoquenosignificanada,absolutamentenada,paramí.

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Cierrolosojos,apoyándomecontralaventanilladelaviónparaintentarconciliarelsueño.Elvueloduraráunastreshorasyporalgunarazónquenosoycapazdecomprender,estoyhechapolvo.Mesientoagotadayabatida,ymepreguntosiquizáselcansanciopsíquicomeestarápasandomásfacturaqueelfísico.

El hombre que está ami ladomeobserva por el rabillo del ojo y yo finjo nopercatarme. Parece nervioso; no deja de mover la pierna de una formacompulsivayfrenética,asíquedoyporhechoqueesunadeesaspersonasquetemeviajar en avión.Unmiedoque, enmi opinión, es simplemente estúpido.Muyestúpido.¿Acasonoexisteunmayoríndicedeaccidenteenlascarreteras?¡PorDios!Esprácticamentemásprobablequedescarrileuntren…

Vuelvo lamirada hacia el cristal de la ventanilla yme decido a ignorarle. Lomejorquepuedohacerahoramismo— pormíypormisojeras — escerrarlosojosydejardepensar.Puedeque la ansiedadcon laquemehedespertado sedespejesiconsigocerrarlospárpadosunratoydesconectardelmundo.

Perocuandologroconciliarelsueño,apareceél.

«Kenny…»

Esunasensaciónextrañaporqueséqueestoqueestoyviviendonoesreal,peroaún así no puedo despertarme. Estoy en los campos de girasoles y puedoobservarle de fondo, mirándome fijamente. Una incomprensible felicidad meoprimeelpecho,comosiesamiradaqueparecetraspasarmipielfueraelmejorregaloquemehanhechojamás.

— ¡Gina,corre!

Suvozmeapuñala,recordándomelodulceysedosaquees.Kennysedalavueltayechaacorrerentrelasfloresylosgirasoles,atravesandoelcampoconfacilidad.Elatardeceranaranjadocomienzaacaersobrenosotros

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y soy consciente de que en pocas horas habrá anochecido y tendremos queregresaralrancho.

— ¡Gina!— meapremia,mirandohaciadetrás.

Nomelopiensodosvecescuandoechoacorrertrasél.Elcalorestaninsoportablequeenpocossegundoscomienzoasentirunacapadesudorpegajosoformándosebajomivestido.Lospiestambiénmesudanenelinteriordelasgruesasbotasdepiel,asíquemecuestaseguirleelritmo.Estamos a pocosmetros de distancia cuandoKenny se detiene y se gira paraobservarme. Su sonrisa blanquecina me deslumbra, conjuntada con esos ojosverdososquebrillanbajoelcieloteñidodelatardecer.

— ¡Venga,mipequeñacaracol,unpocomásrápido!

Esincreíbleloguapoqueestáconesosvaquerosdesgastadosyesesombrerodecowboydelquejamássedeshace.«Esútil…»,dicecuandopreguntoalrespecto,«protegedeestemalditosol».Peroenrealidadséquelollevapuestoporqueasísesienteunvaquerodeverdad.UnvaquerofuerteyrudodeKansasCity.Seacomosea,estárealmentesexy,asíquenohagomáscomentariosnovayaaser que decida quitárselo. Me quedo observando el contraste de su pielbronceadaconlacamisablancaydesgastadaquellevaarremangadaporencimadesushombros.Asulado,mipielblanquecinaypálidadebedecontrastaraúnmás.

Nos reunimos a mitad de camino, porque él también ha retrocedido a miencuentro. No tengo tiempo a replicar porque sus labios se apresuran a caersobrelosmíos.Sientocómosulenguaseabrepasoconviolencia,reclamándomemientrasconquistamiboca.Susabordulzón invademicuerpoy laexcitaciónquesientoalposarmismanossobrelosmúsculosdesuespaldasedispara.

«Oh,Kenny…»

— No te imaginas lo bien que hueles, princesa… — susurra en mi oreja,haciéndomecosquillasconlarespiracióndesunariz.

— Nomejorquetú…— replico.

Kennysueltaunarisitajustoantesdeenredarsusdedosenmicabello.Echolacabezahaciaatrásparavolverabesarleyaspirosuaromayelolordelcampo.Elolordelahierba,delalibertad,delatardecerenllamasqueunlugarcomoéstees capaz de proporcionar. Cierro los ojos para concentrarme en el momento,

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sintiendocómosusmanos traviesas se introducenbajomivestidoyasciendenconlentitud,acariciandomitraseroy,después,miespalda.

Cuandosuslabiosmeliberan,abrolosojos.Esadeslumbrantesonrisadepelículavuelveaformarpartedesurostroysientoquemicorazóndaunvuelco,descontrolado.

— Tenemos que darnos un poco de prisa… — me dice, suspirando — .Anochecerápronto,entreintaminutos.Quizáscuarenta.

Yoasientoy,cuandoélechaacaminaragarrándomedelamano,lesigo.

Séquequierevernacer las estrellasy séque eso significaque llegaré tarde acasa, pero nome importa. Supongo quemi padre será capaz de perdonar mitardanzaporunavez…Además,solocondecirqueestabaconKennysuenfadomenguaráconsiderablemente.

Subimoslaladeraconpasoaceleradohastaalcanzarelclaroquehayllegandoalalto.Kennyopinaqueésteeselmejorlugarparaverlasnaceryyonoseréquienle discuta. Nos sentamos en el tronco caído, ése que cedió a la tormenta elinviernopasadoyqueahorasehaconvertidoennuestropequeño rincónde laladera, y nos volvemos a besar lentamente, suavemente… Delicadamente. Élsiempreestanatentoycariñosoquenopuedoresistirmeaseryolaqueardeenllamasydeseos.

— Cuandoestéspreparada…— dice,suspirandoencimademirostro — ,seráaquí.Dondenacenlasestrellas.

Yoahogoungemidomientraslaexcitacióninundamicuerpo.Estamos esperando el momento… apropiado, para que la primera vez quehagamos el amor sea inolvidable. Llevamos saliendo juntos casi un año ytodavíanohemostenidolaoportunidaddehacerlo.Nosóloserámiprimeravezconél,sinoqueserámiprimeravez«asecas»,yaunquehacetiempoquemesientopreparadaélhainsistidoenhacerloespecial.

Megustaríadecirlequenonecesitonadadiferente,porquesolocontenerlecercayaspirarsuolormishormonasyasedisparan,peroKennytienemásexperienciaqueyoenestostemasymedejoinfluenciar.

— Podríaserahora…— ronroneoensucuello,besándoleconsensualidad — .Podríamoshacerloahora.

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Élsueltaunarisitacariñosaysedisponearesponder,peroyonoledejo.Saltosobresusrodillasyenroscosucuelloentremisbrazosantesdebesarleyreclamarle de forma apasionada. Su cuerpo cede a mi peso y, sin quererlo,caemoshacia detrás demanera estrepitosa.La hierba abunda en este claro asíque a pesar del golpe Kenny no se hace daño y me devuelve el beso entrecarcajadas ahogadas por el deseo. Aprisiona mis pechos bajo sus manos,adivinando la zona en la que se encuentranmis pezonesparamasajearlos.Unmillardemariposas revoloteanenmiestómagoysientocómomehumedezco,presadelmomentoydelalujuria.Intensificomisbesoshastaque,avergonzada,meaparto levementeal comprobarquemeestoy frotandocontraéldemanerasalvaje y animal. Primitiva. Pero entonces puedo sentir su erección palpitantedebajodelpantalón,dura,rozandomispiernas.Regresoalataque.Ledeseo.Lenecesito. Le quiero.Quiero queme haga el amor aquímismo, enmitad de lanada.

SéqueKennyesparamí.Puedeserunamentalidadalgoretrograda,perohaycosasqueenelcampojamáscambian.Yosoyparaélyélesparamí.DentrodeañoymedionoscasaremosyConnor,mipadre,noscederápartede las tierrasque tienealnortedelpueblo.Levantaremos otro rancho y puede que incluso pongamos una huerta, quiénsabe.

— Quiero hacerlo ahora…— gimo ahogadamente en su boca, sin detener elbeso.

Novoyadarlelavirginidadacualquiera,sinoaél.

Pero entonces se detiene y me observa fijamente con esos ojos verdosos.Prácticamentehaanochecidoasíquesehantornadounpocomásoscuros,peroaúnasí,meencantan.

— No,hoyno…

Condelicadeza,meobligaagirarporlahierbahastaquedarsesobremicuerpo.Después se aparta, aún con la respiración entrecortada, y se tumba ami lado.SientoalgoparecidoaladecepciónmientrasKennyenroscasusdedosentrelosmíos.

— Seráespecial,princesa…— susurraenvozmuybaja — ,teloprometo.

Asientoyambosclavamoslamiradaenelcielo.

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Nos quedamos así durante tanto tiempo que pierdo la noción de las horas.Observamos cómo semueven las escasasnubesque salpican el firmamentoy,después, cuando todo se tiñe de negro y la luna brilla en lomás alto, vemosnacer las estrellas. Poco a poco las luces comienzan a resplandecer comopequeños destellos, dotando al cielo de Kansas de un fenómeno tan mágicocomoúnico.

— Te amo, mi princesa… — musita Kenny, sin dejar de contemplar elespectáculoquetienelugarsobrenuestrascabezas.

«Yotambiénteamo…yteamarésiempre».

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Elaviónpegaunafuertesacudidaobligándomearegresaralarealidad.Unalágrimasilenciosarecorremismejillasylaangustiaquesentíaestamañananosólonohadesaparecido,sinoquesehaintensificado.

Noquieropensarenél…Nodespuésdehabermeesforzadotantoporolvidarleyenterrartodosmissentimientos.

¿Porquédemoniostienenqueresurgirahoralosrecuerdos?Esevidentequeesteviajenometraeránadaenpositivo,asíquenadamáspisarelaeropuertoestoytentadadedarmemediavueltay regresar amihogar.Amiverdaderoyúnicohogar;éseenelquesoyyomismaynoelreflejodeunhombretorturado.Peronolohago.Deboser lógicayséquecuantoantes termineconesto,antespodréregresarydeshacermedetodosloslazosqueaúnmeunenalranchodemipadre.

Cuando enciendo mi teléfono me encuentro con un millar de mensajes quereclaman mi atención, pero decido ignorarlos hasta que esté en el rancho,relajada,ypuedaprestaracadaunolaatenciónquesemerecen.

Recojoelcochequehabíaalquiladopreviamenteymeincorporoalacarreteramientrassopesosideberíadequedarmeenalgúnhotelcercano.Lacasademipadremetraedemasiadosrecuerdosyviendomidelicadoestadoanímico,dudoqueseacapazdesobrellevarlosconcorrección.Perounavezmás,lalógicameaplasta.Elhotelmáscercanoestaráaunahoradedistanciaynomerecelapenaperdereltiempo;debodemantenerlacabezafríaysolucionarlasituaciónconrapidez.

Paracuandollegoalpuebloyahaanochecido.Losranchosestánseparadosentresípormilesdehectáreasdecamposyelpaisajemonótonohacequepocoapocovaya adormeciéndome, así que pongo la radio a un volumen alto y bajo las

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ventanillasparadejarcorrerelaireydespejarme.Losúltimoskilómetroslosrealizodemaneraautómataydistraída,pensandoenlas cuentas y reuniones que tengo pendientes con los clientes de la empresa.Estoytanabsortaenmispropiospensamientosquenosoyconscientedelafaltadevelocidadquevaadquiriendomivehículohastaque,prácticamente,viajoatreinta kilómetros por hora. Piso el acelerador a fondo y el motor ruge,protestando.

— ¡Oh,no,no!— exclamo,golpeandoelpedalconfuerza — .¡Notepares,notepares!

Pero el vehículo termina de pararse por completo justo antes de petardear demaneraestrepitosa.

— ¡Joder,joder!

Me bajo de él refunfuñando para mí misma y abro el capó, dejando que lacondensacióndehumonegrunoquecontenía se liberey semezcleconel airelimpioyfrescodelcampo.

Y justamente en ese preciso instante, cuando decido que sin ayuda no lograréhacerfuncionarelaparato,soyconscientededóndemeencuentro.Estoyfrenteal rancho Russel, propiedad de la familia de Kenny Russel desde variasgeneracionesatrás.

¡Detodoslosmalditoslugaresdeesteodiosoplanetateníaquedejarmetiradaelcocheaquí!Pareceunamacabrabromadeldestino…

Me agacho de cuclillas y entierro la cabeza entre mis piernas, intentandocontrolarmirespiración.Podríasubirandandohastaelranchodemipadre,peroesosignificaríadejartiradoelcochedealquilerenmitaddelanada,taponandola calzada. También podría pedirles ayuda a los Russel… Puede que, con unpocodesuerte,Kennyyanovivaallí.Puedeinclusoquesehayacasadoyhayacumplidotodossusestúpidosyabsurdossueñosdeformarunafamiliayvivirenelcampo.

Una punzada de celos sacudemi organismo, provocándome un dolor bastantesimilaraunapatadaenlabocadelestómago.Tengoqueesforzarmeporborraresospensamientosdemicabezayconcentrarmeenbuscarunasolución.

— ¡Eh,oye!— exclamaunavozenmiespalda — .¿Necesitasayuda?

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Megirohacia suprocedencia yme topodebruces con Jhon, el hermanomáspequeñodeKenny.

«Oh,no…¡loquemefaltaba!»

Loúltimoquedeseoahoramismoestenerqueveralcabrónquemerompióelcorazón.Elúnicohombrequemehahechoañicosyquemehadestrozadoenmil pedazos, dejándome heridas tan profundas que jamás he sido capaz derecuperarmetotalmentedeellas.

— El coche…, se me ha parado y…, bueno, yo…, no sé…— tartamudeo,confusa.

Jhonabrelosojoscomoplatos,sorprendido.Es evidente que me ha reconocido porque su rostro expresa una auténticasorpresa.

— ¿Gina?¿Erestú?

Me quedo mirándole con una sonrisa falsa que, desde luego, no llega a mimirada.Jhonestá…,másomenoscomosiempre.Arrastraunpotrilloconunasriendascalzadaarribay,apesardelafaltadeluz,puedoverquesusfaccionesnohancambiadolomásmínimo.Es evidente que el muchacho ha crecido y que ya no es un niño, si no unhombre. Calculo que tendrá unos veinte años, aunque sigue siendo bastantemenudodeconstitución.Llevalacamisametidapordentrodelosvaqueros,queestán atados fuertemente a su cintura con un cordón. Supongo que los habráheredadodeKenny,yaquelequedanenormesylodotandeunaspectoraquíticoquenolefavorecelomásmínimo.

— Sí,soyyo…

ElpotrillosedetienejuntoaJhon,aunosmetrosdedistanciademí.

Eloloracuadrasalcanzamisfosasnasaleshaciéndomeregresaramiinfanciaconrapidez.

— ¡Nojodas!— exclamaconsuacentodeKansas — .¡Noesperábamosverteporaquí!

Tragosaliva,intentandomantenerlacompostura.

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«¿Quiénnoesperabavermeporaquí?¿Kennyotú?»

— Connorhafallecidoy…bueno,tengoasuntosque…

— Yanoshemosenterado— mecorta,atandolasriendasdelpotrilloenlavallaquerodeaelranchodesufamiliaparadespuésacercarseamicoche — .Kennyse ha pasado lamañana en el rancho, solucionando el asunto de los caballos.Creo que ha conseguido bajarlos todos a nuestras cuadras, aunque le heescuchadodecirquemañanateníaquevolver…

— ¿Kennya…?

— Haestadoayudandoa tupadreestosúltimosaños…— continúa,metiendolacabezabajoelcapó — .Yaleconoces,noserindenunca…

— Sí,ya— murmuro,sinsabermuybienaquiénserefiere.¿AKennyoamipadre?

NosquedamosensilenciounossegundoshastaqueJhonsalededebajodelcapóyselimpialagrasadelmotorensusroídospantalonesvaqueros.

— Creoqueesunabujía,podríaarreglárteloparalasemanaquevienesi…

— No será necesario — corto apresurada — . No me quedaré más que unosdías.

Yeslaverdad.Necesitovolveralaciudadcuantoantes.No llevo más que unas horas aquí y ya echo de menos el tráfico, el airecontaminado,laluminosidaddelosrascacielos,lavidaencadaesquina.

— ¡Vaya!— exclama Jhon, mirándome fijamente y recorriéndome de hito ahito — .Teveobien,Gina…

— Seguro.Yotambiénteveobien…Hascrecido…mucho.

Me siento incómoda con la conversación, así que intento buscar una vía deescape.

— ¿Podríasayudarmea retirarelcochede lacalzada?Quizásmañanaconsigallamaraunagrúaparaquevengaabuscarlo.

— ¡Oh,sí,claro!— seapresuraelmuchacho — .Subealasientodelpilotoyyoempujaré.Tusologuíaelvolanteynopiseselfrenohastaqueyotediga,¿vale?

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Cuando lo retiramosdelmedioydejadeestorbar, Jhonseofrecea llevarmeacasa.MedicequeKennysehacompradounanuevapickupyqueestádeseandotener una excusa para probarla, por lo que deduzco quemi antiguo amor aúnviveenelranchodelosRussel.

«Kenny…, ¡uf!», suspiro, intentando desprenderme de la sensación que mecausaescucharsunombre.

— ¿Estássegura?Yasabesquehayunalargacaminatay…— añade,señalandoladirecciónquedebotomar — ,nohayfarolas.Estoestámuyoscuro.

Meapresuroarecogermibolsodelasientodelcopilotoyacerrarlapuertaconestruendo.

— Notepreocupes,Jhon…Llegarésanaysalva— aseguro,convencida.

ElhermanopequeñodeKennysequedamirandofijamentemiszapatosdetacóndeagujaconelceñofruncido,peroyoechoacaminarhaciaarribaantesdequepuedacomentarnadaalrespecto.

— ¡Saludaatuspadres!— legrito,alzandolamanoenseñaldedespedida.

— ¡Claro,detuparte!

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5

YJhonteníarazón.El camino está totalmente sumido en la penumbra, sin siquiera una pequeñalucecitaquemeguíe.Aunquelacalzadaestápavimentada,lagravilladelcampolahasalpicadoporcompletoynopuedoevitartropezarmedevezencuando.Meduelenlospies.

«Almenos,no llueve…»,pienso, intentando imaginarquemi situaciónpodríaempeorarnotablemente.

Escucho el canto de los grillos de fondo, escondidos bajo los hierbajos de loscamposquemerodean,yelululardeunbúhonomuylejano.Nosoyconsciente,hastadespuésdehabercaminadounosquinceminutosmás,dequehedejadolabolsadeviajeenelmaleterodelcochedealquiler.Esunenormeinconvenienteteniendoencuentaquenopodréasearmehastaquela recupere, pero no pienso regresar y desandar el camino que ya he logradodejaratrás.

Cuando las punzadas que siento en la planta de mis pies se vuelveninsoportables, decido quitarme los zapatos. Hace frío y no voy lo suficienteabrigada,pero tampocome importa.Soloquiero llegarcuantoantesydejarmecaerenelsofá,asíquecaminoconpasoacelerado,clavándomeenlospiestodaslaspiedritasquemevoyencontrandoenlacarretera.

Veo las luces del vehículo antes siquiera de escuchar el sonido de su motor,rugiendo a mis espaldas. Me giro deslumbrada, haciéndome a un lado de lacarreteraparacederleelpaso.

Pero…¿Porquénopedirayuda?Este sitioesdemasiadopequeñoy todos losvecinos se conocen entre sí. Seguramente conocerían ami padre— y quizástambiénalaGinaquefuienmiinfancia — ysihayalgopositivoquesacaren

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todoeso,esenlaayudadesinteresadaquesesuelenprestarentresí.IntentorecordarelnombredelranchoqueseparabalashectáreasdemihogardelainfanciadelasdelosRussel;¿seríanlosPrice?Hanpasadodemasiadosañosdesdequememarchéymimemoriaestáconfusa,peroestoycasiconvencidadequesí,eranlosPrice.Teníandosniñaspequeñas,lamayordelamismaedadquelahermanamedianadeKenny,Paige.

Perono es necesario que alce lamanopara detener su trayectoria porque, seaquiensea,disminuyesuvelocidadhastaquedarsedetenidoamilado.

Mi corazón se detiene en el acto cuando observo la pickup roja y raída, ymiimaginaciónnonecesitavolardemasiadoparaimaginarquiéneselconductor.

«Kennyno,porfavor…¡QueseaJhon!»

Elmotorsedetiene,aunquedejalaslucesencendidas.Yahíestá,comosieltiemponohubierapasadojamás,vestidoconsucamisadecuadros y su sombrero de cowboy huraño. Porque eso es lo que parece: uncowboy huraño y un paleto de campo. Pero después me fijo mejor en él yverificoquesiguesiendoelmismoKennydesiempre,consusonrisade lado,susojosverdososchispeantes,susbrazosfornidosymusculadosysuactituddeseguridad.Siempretandecididoyconfiadoensímismo.

— Jhonmehadichoqueteníasproblemas— dicedespuésdebajarlaventanilladelcopiloto.

«¡Oh,Dios…!»

Nosémuybiensiserécapazdesobrellevaresto.

Estoydemasiadoconfusapararesponderle,perofinjounasonrisaconciliadorayesperopacientehastaqueelmeladevuelveyañadealgomás.

— ¿Quieresqueteacerqueaalgúnsitio?

No necesito hacer demasiadamemoria para rememorar cómo terminó nuestrarelación.Lorecuerdocomosihubierasidoayer,loquehacequeestaescenaseatodavíamásincomodadeloquedeberíaser.

— Porfavor…— musitoentrecortada,subiéndomeconlaspiernastemblorosasenlaviejafurgoneta.

El olor de Kenny ataca mis fosas nasales nada más sentarme dentro. Estoy

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demasiado próxima a él y mi cuerpo reacciona instintivamente, como si aúnrecordaseloquésignificabaélparamí.

Peroyanosoylamismachicaqueeraentonces.Ahorasoyfuerte,ahoraestoydecididay…ahoranolenecesito.Nolehenecesitadoniunasolavezdurantetodosestosaños.

— ¿Vasal ranchodeConnor?— mepregunta,apretando lasmanosalrededordelvolante.

Lemiroporelrabillodelojo;tienelamandíbulatensaylosmúsculosrígidos.Mepreguntoporquénariceshabrávenidoabuscarme…

— ¿Gina?— repite,alverquenolerespondo.

Necesitodossegundosmáspararememorarsupreguntayasentir,ensilencio.

Lossiguientesminutossonembarazosos.Niyohabloconél,niélhablaconmigo.Loúnicoque rompeel silencioes larespiraciónroncayconcentradadeKenny;ésaqueyaconozcomuybienyquesiempreutilizabaparaintentarrelajarse.Bien, está bien. Supongo que me gusta saber que aún soy capaz de ponerlenervioso…Oalmenosqueloestápasandotanmalcomoyo.

Detieneelvehículo frente a laverjaque rodeael antiguo ranchodemipadre.Laslucesdecruceloalumbranlevementeypuedoapreciarquetodocontinúatalycomolorecuerdoenmicabeza.Apesardelosaños,lafachadadecolorbeigesigue estando igual de cuidada y el porche parece encontrarse enmuy buenamanera.Quizás,incluso,mejorquelaúltimavezquelovi.

— Esto…gracias.

Nosémeocurreotracosamejorquedecir.Kennysegiraysonríe,conesosdientestanperfectosyblanquecinos.En ese instante, me digo a mí misma que la sonrisa fue la razón por la queterminéperdiendolocamentelacabezaporél,seguro.PorestoslaresdeKansaslos ganaderos y granjeros no suelen invertir demasiado dinero en cuidar suhigiene bucal y la mayoría terminan, con los años, luciendo unos dientespodridos— siemprequeconservensusdientes,claro — .

— ¿Tequedarásmuchotiempo?

Puedo sentir su tono de voz pausado y lento, midiendo cada palabra que

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abandona su boca. Vuelvo a quedarme hipnotizada unos segundos,contemplándolefijamente,hastaquereacciono.

— Nodemasiado.

Deprontoborralasonrisaymeescrutaconelsemblantemásserio.

— Ya sé que no es de mi incumbencia, pero… ¿qué harás con el rancho deConnor?

Lo sopesounos instantes, valorando si darleuna explicaciónono.Al finy alcabo, el mero hecho de estar dirigiéndole la palabra ya es algo que no teníaprevistoy con loqueno contaba.Creíaquenadamásverle toda la rabiay elodio que había contenido contra él explotarían en un torbellino destructor deemociones.

«No,noesdetuincumbencia…»

— Bueno,sinoquieresdecírmelo…— añade,presionándome.

— Lovenderé— confieso,conlamanoapoyadasobrelamanilladelapuerta,preparadaparamarcharme.

Kenny sonríe irónicamente y suelta una pequeña risita, acompañada de unresoplido.

— ¿Qué…?— pregunto,sintiendocómoeseodioquehabíaestadoconteniendohastaahoraamenazapeligrosamenteconescapar.

«Nomejuzgues,Kenny,noteatrevas…»

— Nada, supongo que era lo queme esperaba— dice, sin borrar esa odiosasonrisa de su rostro y con la mirada clavada al frente — . Siempre fuistedemasiadoegoísta,asíque…¿Porquéibasadejardepensarentiahora?

— ¿Perdona?— escupo, rabiosa — . ¿Egoísta? ¿Por qué se supone que soyegoísta,Kenny?Cuéntame…¿Porvenderelranchoyseguirconmivida?¿Porescapardelcampoenbuscadeunfuturo?¿Porqué,Kenny?

He soltado la manilla de la puerta y me he girado hacia él con actitudamenazante.Novoyapermitírselo;nodenuevo.¿Quiéndemoniossecreequeesparadarmelecciones?Él…Quefuecapazdedestrozarmeenpedazos,deabandonarme,dehumillarme.Él…

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— Sabesperfectamenteporquéeresunaegoísta,Gina,asíquenomeobliguesadecirloenvozalta— murmura,sinborrarsusonrisa.

«¡Oh,Dios!»

Tengoganasdelanzarmesobreélyapalearle,peronoperderémitiempoenelloporque no se merece, ni siquiera, que me estropee las manos en atizarle unpuñetazo.

— No temetas enmis asuntos, Kenny Russel— concluyo, bajándome de lapickupconlamayordignidadposible.

Echo a caminar hacia la verja sin volver la vista hacia detrás, apretando lospuñosconfuriaparadescargarlairaquemeposeeporinstantes.

— ¿Quieressaberporquéeresunaegoísta,Gina?¿Quieressaberlo?— gritaél,asomandolacabezaporlaventanilla.Nopuedoverle,perolasangrehierveenmis venas con tan solo imaginarle y tengo que concentrarme para continuarandando hacia el porche — . ¡Porque te largaste de aquí y dejaste a tu padremuriéndoseenlamiseria!¡Porquenohassidocapazdeveniraverleniunasolavezen todos estos años! ¡Porquedejasteuncorazón rotoyno fuiste capazdederramarniunasolalágrimaporél,Gina!¡Siemprefuisteunapuñeteraegoísta!

Repitoenmicabeza laúltima frase,ésaquehadichosobreunhombreconelcorazónroto,ymepreguntosilodiráporélopormipadre.

«Kennyno tiene corazón…»,me recuerdo, justo cuando comienzo a subir lasescalerasdemadera.Mequedoplantadafrentealapuertahastaqueescuchoelsonidodelmotordelafurgonetaalejándosecalleabajoy,cuandoestoyseguradequeyanomeve,mederrumboenelsueloyestalloenunllantodesgarrador.Séquehadichotodoesosobre mi padre para dañarme y que no debería de caer en su juego, pero nopuedoevitarlo.Eldíahasidodemoledor,mesientoexhaustay…además,tienerazónentodoloquemehadicho.¿Cómonegarlo?

Grito y lloro, calmándome a mí misma con el propio alarido de dolor queabandonamisentrañas.Melomerezco…

«Telomereces,GinaSteven…»

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6

Mesientodemasiadoexaltadaeinquietacomoparaintentarconciliarelsueño,así que nadamás entrar al interior— gracias a la llave queConnormanteníaoculta en la maceta de la entrada — , me dirijo a la cocina en busca de unabotelladevinoyunacopa.Sinéxito.

Tan solo quedan cuatro latas de cerveza y, para ser sincera, creo que necesitoalgounpoquitomásfuertequeeso.

Convencidadequemipadredebíadeteneralgunabotelladelicorguardadaporel rancho,me embarco en una búsquedamientras poco a poco voy repasandocada rincóndelhogarenelquepasé lamayorpartedemi infancia.Todoestáexactamenteigual,loquehacequelanostalgiaseaaúnmásdolorosa.

¡Ni siquiera tiró la colcha que cubría mi cama el día que me marché a launiversidad!

Repaso las fotografías que decoran las paredes con la yema de mi dedo,impregnándola de polvo. En algunas de ellas puedo verme a mí de pequeña,juntoapapá.Sonríoalobservarlainstantáneaquecapturóenmiprimerrodeodebarrilesynopuedoevitarunacarcajadaal comprobar lamuecadeespantoquedelatalopocoquemeagradabanlosrodeosylasactividadespropiasdeunrancho.

— Estenuncahasidotusitio,Gina…nuncalofue— medigoenvozalta,sinapartarlavistadeunafotografíademipadre.

Enellaselevedomandoaunpotrillosalvaje,juntoalpadredeKennyRussel.Nuestras familias siempre habían estado unidas, lo recuerdo bien— cosa quehaceaúnmásdolorosoelfinalquetuvimosKennyyyo — .

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Trasrecorrer lashabitaciones,decidotumbarmeenelsofádelsalónytaparmecon una de las viejas mantas de lana que he encontrado en el armario de laentrada. No puedo dejar de sentirme como una intrusa, a pesar de habermecriadoaquíydequeahoraestapropiedadmepertenezca.

«Elranchoesmío,yharéconélloquemeplazca…»

Ese último pensamientome recuerda lo que ha dicho antes Jhon; eso de queKennysehallevadoloscaballosasusestablos.Tengoquerecuperarlos,porquetambiénmepertenecen,yvenderlosaunbuenpostor.

Divisounafotografíademipadresobreelmuebledelachimeneaymequedomirándolafijamente,intentandoadivinarquéopinaríaéldemispróximosplanesde futuro. Supongo que no estaría de acuerdo, pero al fin y al cabo, jamás loestuvoconmigo.

— Buenas noches, papá… — susurro, dejando que mis párpados cedan alcansancio.

Losgritostraspasanlasparedesdemihabitación,peroesonoeslopeordetodo.Eslavozrotadepapá,suplicanteydesesperada.Me tapo las orejas con la almohada de mi cama y comienzo a tararear unamelodíaparaamortiguarelsonido,peronohaymanera.

— ¡Noseráscapaz!— exclamapapá,conesetonodevozquetantaangustiamecausa.

Lavozdemimadre,encambio,esfirmeydecidida.

— Sí,Connor,losientoperosí…Estonopuedeseguirasí,yonopuedoseguirasí.

— ¡Joder,Jessica!¡Nopuedeshacerlo!

— ¡Sueltalamaleta,Connor!¡Hedichoquememarcho!

Aparto de golpe la almohada y dejo de canturrear de inmediato. Se marcha;mamásevaamarchar.¿Adónde?¿Cuántotiempo?¿Porqué?

Saltodemicamaymeapresurohasta lapuerta, agudizandomásmis sentidosparanoperdermeniunsolodetalledeladiscusión.Poralgunarazón,sospecho

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queéstanoseráunapeleacualquiera…

— ¡Nopuedesmarcharteasí,sinmás!

— ¡Oh,sí,Connor!— gritamimadreconsatisfacción — .Sí que puedoy lovoyahacer…

«Semarcha,semarcha…»

— Esto ya no tiene sentido— añade, ahora más calmada — . Yo no quieroquedarmeenestemalditoranchoyjamásloquise,sólovineporti,Connor…Yyanisiquieratequieroati.

Tirodelpicaporteparaabrirlapuertaylanzounamiradaalexterior.He debido de hacer ruido, porque nadamás dirigirmi vista al salónmis ojoschocanconlosdemipadre,queestánempañadosyenrojecidos.

— ¿Y Gina? — pregunta él, señalándome con el dedo — . ¿También vasabandonarla?¿Vasadejardeladoatufamilia?

— Volveréaporellacuandolasituaciónestémejoryhayaencontradounlugarenelquevivir— aseguramimadre,recuperandolamaletaquehastaentoncesmi padre había estado reteniendo entre sus manos — . Asúmelo, Connor. Memarcho.

— Nolohagas,porfavor…— suplicaconelcorazónenunpuño.

Noterminodecomprendermuybienquéesloquesucede,peroséquelascosasestánmal,muymal.Cuandomimadrerodeaamipadreparaacercarsehaciamí,comienzoallorar.Noquieroquesemarche.Noquieroqueabandoneamipadre.Noquieroquemeabandoneamí.

— Nollores,niña— medice,agachándoseparaquedaramialtura — .Enestavidanosirvedenadallorar…

Asientoconlaslágrimasaúnresbalandopormismejillas.

Ellamedaunpequeñobesoenlafrentey,sinsiquieradecirmeadiós,abandonaelrancho.

Medespiertoconelúltimorecuerdoquetengodemimadreaúnflotandoenmimente, recordando cómo las siguientes semanas mi padre no dejó ni un solo

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segundodellorar.Ellaledestrozóelcorazóny…mástardeselodestrocéyo.

DespuésderesultarlaganadoradelabecaLoyceestabademasiadoemocionaday entusiasmada pensando en cómo sería mi vida en la mejor universidad deManhattan,Columbia,comoparapreocuparmepormipadre.Enesosinstantesdemijuventudtansolopodíaimaginarcómodefelizseríaenminuevavidaenla ciudad, junto a Kenny.Me veía vestida con un traje, sentada en un bonitodespacho, y esa proyección me entusiasmaba. Me encantaba. Sería unaempresaria de éxito y podría quitarme las botas del campo y dejar de oler aavenatodoeldía.Sería«algomás»queunasimpleganaderaderancho.

Puede que mi madre, al marcharse, crease esas aspiraciones y sueños en misubconsciente,opuedequesimplementelabombillaseencendieraenmimentejustocuandoeldirectordemi institutomenombrócomoganadorade labeca,abriendounanuevapuertafrenteamí.Unaalaquehastaentoncesjamáshabíatenidoacceso.

Pero las cosas no fueron exactamente como yo imaginaba; Kenny tuvo queescogerentreelcampoolaciudad,omejordicho,entrequedarseensuranchooacompañarmeamí.Escogióelrancho,claro.SupongoqueesafuelaprincipalrazónporlaqueKansasterminótachadosobreelmapademividaymisdestinos; regresar al campoerademasiadodolorosoparamí.Él…Kenny…melohabíarobadotodo.Lainocencia,lajuventudylaesperanza. Me había hecho soñar con esas absurdas historias de amoresverdaderosypríncipesyprincesas.Afindecuentas,todohabíasidounengañoyyomehabíadejadomanipularcomounaniñatontayestúpida.Muyestúpida.

Connorpagómiserroresdelajuventud.Alprincipiomeexcusabaamímismadiciéndomeque“habíalamismadistanciadel rancho aManhattan que deManhattan al rancho” y que si él no venía avermeeraporquenoquería.Ahora,aquísentadafrenteasufotografía,supongoqueloveounpocodiferente.Meduelenosabersimurióguardándomerencor…

Me levanto del sofá para inspeccionar la cocina en busca de café cuandomepareceescucharelrelinchardeuncaballo.

— Noesposible…— murmurocontrariada, recordando laspalabrasqueJhonmehabíadichoeldíaanterior.

¿NosehabíallevadoelcapullointegraldeKennyloscaballosdemipadre?

Otro pequeño relinchar me confirma que sí, debe de quedar alguno en las

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cuadras.Ypareceestarreclamandosudesayuno…

Aunque no he comprobado la hora, supongo que serán las siete u ocho de lamañana— demasiado tarde paramí y para el caballo — .Hacemuchos añosquenoamanezcoenun rancho,pero la típica frasedemipadrede “eldíanoespera”resuenaenmimentecomosimelahubieradichoayermismo.Doyporhechoqueeseanimaljamáshadesayunadomástardedelasseisdelamañana…

Una fría mañana de Kansas me da la bienvenida cuando salgo al porche,abrigadaconlamantadelanabajolaquehedormidoestanoche.Laaprietomáscontra mi cuerpo mientras inspecciono el paisaje que me rodea y diviso lashectáreasderanchoqueahoramepertenecenamí.Todoloqueveoesmío,yesaafirmaciónmeparecetanincreíblequemecuestaasimilarlacontotalidad.

Desciendo las escaleras yme dirijo hacia los establos con esa opresión enmipecho;nostalgia,angustia,ansiedady…denuevoesasganasterriblesdeescaparyhuirdeestelugar.

Abro laspuertasatrancadasconesfuerzo.Lasbisagraschirríanporeldesgastedelosañosyelolorapajaycebadainundaelambiente.Mealegrahaberdejadoloszapatitosdeagujaenelranchoyhabermecolocadoestasviejasbotasdecampo,porquecontansolocaminardospasosyaestaríandestrozadosypringosos.Elcaballovuelvearelincharconfuria,impaciente.

— Yavoy,yavoy…

Camino hasta el fondo y, en el último de los establos, me encuentro con unpreciosopotrillodepelajecompletamenteblancoymiradacolormiel.

— ¿Tieneshambre,chico?

Elanimalreculahaciadetrás,seguramentealconsiderarmeunaintrusa.

Tanteolamiradaporcadaesquinahastadarconelsacodepiensoyrellenosucomedero.Mealejounospasosparaqueelpotrillonoseasustey recuperesucírculodeconfianza.Juntoalapuertadesuestablomipadregrabóunnombreenplata;Twist.

— ¿TellamasTwist,chico?— pregunto,sonriendoaunosmetrosdeél.

Me quedo ensimismada contemplando su belleza tan singular y recuerdo,haciendo un gran esfuerzo, que los caballos albinos no son precisamentecomunes.Eselraroyelolvidado.MepreguntoporquéKennylohabrádejado

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aquíysehabrállevadoalrestoasurancho…

Compruebo que el campo esté totalmente vallado y, cuando termina dedesayunar,abrolapuertadesucuadraparaquesalgaalexterior.Bajolosrayosde sol la belleza del animal resplandece con más fuerza. Es, prácticamente,hipnótico.Piensoquelefaltaelcuernoparaconvertirseenunanimalmágicoymitológico.

Medirijoalporcheymesientoenelbancodemaderaquemipadredebiódecolgar en las vigas del techo después de que yo memarchara, porque nuncaanteslohabíavistoaquí.Mebalanceolentamente,arropadaconlamantadelanamientrasobservoalpotrillorecorrerelcampocerradoenpequeñoscírculos.Elsolgolpeamirostro,bañándomedecalidez.

Cierro los ojos, perdiéndome en la paz y en la tranquilidad del lugar quemerodeahastaqueelsonidodelmotordeuncocheaproximándoseal lugarcaptamiatención.

— ¡Nomelopuedocreer!— exclamoenvozalta, incapazdeprocesar loqueestoyviendo.

SetratadelapuñeterapickupdeKennyRussel.¿Peroquédemoniospuedequererahora?

Nomelopiensodosvecesycorroalinteriordelranchoenbuscadelriflequemipadresiempreguardabaenelarmariodelasarmas.Nosésiestácargadoono, pero creo que supondrá un importante incentivo para que Kenny deje depisardeunamalditavezmipropiedad.Mío.Elranchoesmío.¿Quétengoquehacerparaqueleentreenlacabezadeunavez?¿Querráconvencermeparaquenolovenda?¿Quémásledaaélloquehagaconmispertenencias?

Vuelvoasaliralporcheconelarmacolocadaenalto,demaneraamenazante.LaPickup se detiene a pocos metros de mí y detiene su motor, mientras yo mepreguntoqué tipodepolenhabráesnifadoenel campoesepedazode imbécilcomoparanosercapazdepillarlaindirecta.

— ¡Saldemipropiedadahoramismo,Kenny!— amenazoconeltonodevozlosuficientemente elevado como para que pueda escucharme a través de lasventanillasbajadas.

Me imagino la patética imagen que debo de dar; una paleta de campo con unrifleenlasmanos.Depronto,mehetransformadoenesachicacowgirlconlas

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botas llenasdehecesde caballo, cuidandodeun ranchoqueni siquieradeseaposeer.

— Alparecerelamorqueosprocesáisesmutuo,Gina…— gritaella,conunaenormesonrisaenelrostro.

Instantáneamente,dejocaerelriflejuntoamicuerpo.

— ¡Paige!— exclamo,dejandoelarmaenelsueloycaminandoasuencuentro— .¿Peroquéhacesaquí?

Ellasueltaunaenormecarcajadaquemerecuerdalafelicidadinnataqueposeíaesa chica. La hermana deKenny siempre era un soplo de aire fresco allí pordondepasaba,yesohacíaquetodoKansasCitylaadorasenadamásverla.

— Creo que te lo puedes imaginar— se ríe, alcanzándome y estrechándomeentresusbrazos.

Unavezmás,tengoesaextrañasensacióndequeaquí,enelcampo,eltiemponohapasadoparanadie— exceptoparamipadreylosque,aligualqueél,sehanido — .

Paigeestádiferentey,asuvez,exactamenteigual.Ahora lleva el cabello muy, muy corto, con las puntas acabando en pinchos.Parecequeelsolselohaidoaclarandoconlosañosdotándolodeunosreflejoscobrizos que antes, en su juventud, no tenía. Aunque está más mayor, sigueteniendo esa expresión desenfadada y tierna de siempre, con sus ojos azulespequeños y saltones.Va vestida con unos vaqueros desgastados y un niqui decolorbeige.

Pasamosalinteriorynossentamosenelsofádelsalón.Nohesidocapazdeencontrarténicafé,asíquemeavergüenzaconfesarlequeno puedo ofrecerle nada para tomar; ni siquiera unas tristes galletas. Miestómagorugeconfirmandomispalabrasyyomeruborizo,avergonzadaporelaspectodesaliñadoydesastrosoquedebodetener.

— Note imaginas laquesearmóayerencasa…— seríe,echando lacabezahaciaatrásenungestoque,pordesgracia,merecuerdademasiadoaKenny.

Siempreseparecieronenmuchosdesusgestos.

— Ya…

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— EstamañanamimadrehaamenazadoconechardecasaaKennysielmuymiserablenosubíaadisculparsecontigo…

Evidentemente, Sydney jamás pondría de patitas en la calle al mayor de sushijos.

— ¿Oshacontadoquenospeleamos?— pregunto,acomodándomeasulado.

Ellaniega.

— Nohahechofalta,noslohemosimaginado— explicaPaige — .Ayerllegócomounloco,despotricandoyhablandosolo…EsomásloqueJhonnoscontó,yatepuedesimaginar…

Asiento,sonriente,satisfechaahoraqueséqueKennytambiénse llevóunmalrato.

— Hepensadoquetevendríabienlavisitadeunaviejaamigaporaquí,Gina…— murmura,mirándomeconternura.

«Esimposiblenoquererte,Paige»

Asientoyellaseapoyaenelsofáparaabrazarme.

Lasiguientemediahoraladedicamosaponernosaldía.Me pregunta qué tal estoy y cómo llevo lamuerte deConnor y yo le explicocómomevaen laciudad.Tengopocoquecontarle,prácticamentenadaque lepueda interesar, asíquememantengoen silencioypermitoque seaellaquienllevelabatutaenlaconversación.Meenteroconpesarquesupadretambiénmurió.Porlamaneraenlaquehabladeélymerelataloshechos,supongoquedebiódeocurrirhacebastantetiempo.Noprofundizaenelloasíqueyotampocoinsistoeneltema.DesdequeelseñorRussel se marchó, Kenny ha tomado las riendas del rancho y se ocupa demantenerlo a flote y a llevar las facturas al día — que eso ya es más quesuficiente — .Mehabladelorudaqueresultalavidaenelcampoydelomalquelleganafinaldemesynopuedoevitarpensarque,paraalgunosalmenos,ese estilo de vida siempre ha sido una elección. Jhon también trabaja codo acodo conKenny en el rancho, así que hace tiempo que dejó los estudios. Laúnicaque terminóel instituto fueella,peroconfiesaquesusestudios tampocosirvieronparamucho.

— Me casé con Taylor Cook y, bueno, ahora me dedico a ser mamá…

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— confiesaconilusión.

AyudaaSydneyconlastareasdelhogarytambiéncolaboraconlalimpiezadelas cuadras. Taylor, su marido, trabaja en la granja que hay en las afueras,ayudandoconloscultivosylashuertas.

— EsuntrabajohonradoyHenryvaloramuybienasusempleados…Peroaúnasínopodemospermitirnosconstruirocomprarunacasa,asíquevivimosenelranchoconmimadre.

Suhijo,Nathan,yatieneseisañosdeedadyhacomenzadoelcolegio.

Mientrasmerelatatodoeso,nopuedodejardepensarquesinohubieraganadola beca y me hubiese marchado, ésa habría sido la vida que me habríacorrespondidollevar.Rancho,niños,limpiar,cocinar…Ningúnfuturo,ningunaaspiración,niunasolaambición.Cerometas.Me acostumbraría a terminar elmes cenandouna rebanadade pany a comer,prácticamente a diario, hortalizas o caldos. Un hueso en una cazuela podríasuponerunmanjarenunlugarcomoéste.

— He pensado que quizás necesitarías a alguien que te rescatase del rancho— bromea — .Nocreoqueconsigasllegarmuylejossinelcoche…

Ytienerazón.Elpuebloestáamásdetreintaminutoscaminando,asíquenecesitounvehículoparadesplazarmesíosí.Cuantoantesloreparenomedenotrodesustitución,mejor.

— Sí, creo que debería llamar a la grúa cuanto antes…— digo, estirándomeparacogermiteléfonomóvil.

Paigeniega,sacudiendolacabezaconrotundidad.

— Primerotendrásqueencontrarcobertura,yyasabesqueporestoslaresesunatareacomplicada.

— ¡No!

Yporsegundavezconsecutiva,Paige tienerazón; ¡nohayniunasola rayadecobertura!

— ¡No,no,no!— repito,agitandoelteléfonodeformaabsurda.

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—Noconseguirásnada,aunqueLarrysigueteniendounacabinaensulocal.

Medanganasdeestrellarelmalditoteléfonocontralaparedymaldigoparamímisma a este horroroso lugar. ¿Cómo se supone que voy a poder trabajar yresponder losmensajes si nohayniuna sola rayade cobertura enesteodiosorancho?

Laideademarcharmeaunhotelvuelveabrillarenmimente.Quizássíquesealomejor.

— Venga, vamos— me dice, tirando de mí — , te llevaré a donde Larry ydespués nos acercaremos a ver al juez Dixon. Me ha parecido escuchar quetenéispapeleoquesolucionaryquefirmarantesdelentierro.

— ¿Entierro?— pregunto,asombrada.

Eraalgoenloqueaúnnohabíacaído.

— Mimadre se ha hecho cargo de casi todo, pero… bueno, ya sabes que noandamosprecisamentebiendedinero.

— ¡Oh,sí,claro!— salto, cayendo en la cuenta — .Noosdejaríapagarlodeningunamanera,Paige…

Ellasonríeconternuraymeaprietalamanodeformacariñosa.

— Lamisaseráalassiete.Podríabajaryacompañarte,siteapetece,claro…

— Sería estupendo — confieso, recordando porqué esa chica había sido mimejoramigadurantetantísimosaños.

Me asombra comprobar que en el pueblo todo sigue exactamente igual quecuandomemarché.HubieracabidoesperarqueLarrymodernizarasuteléfonoocontratasewifiparaellocal,peroalparecerelsigloXXIaúnnohaalcanzadoaloscampesinosdelosranchos.Llamo a la grúa y también hablo con la empresa encargada de mi coche dealquiler.Secomprometenatraermeunoloantesposible,aunquenomeaseguranunplazofijo;entreveinticuatroysetentaydoshorasencasodedisponibilidad.Supongo que hasta que se solucioné tendré que contar con la ayudadesinteresadadePaige.

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Despuésdehacerlallamadaydeponeresosasuntosenorden,mesientojuntoamiantiguaamigaenunadelasmesasdelfondoynosdedicamosaponernosaldíaaligualquelohemoshechoenelranchodemipadre.Nohablamosdenadaenconcreto,peromesientoagustojuntoaella.Paigesiemprehasabidotrataralaspersonascomocorresponde,yésaesunadelascualidadesquemásvalorodeella.

PasamosenelbardeLarryeltiempoexactoquenosduralacerveza;unamediahoraaproximada.Duranteeseratoreconozcounpardecarasfamiliares,aunqueesevidentequemisantiguosvecinosnotienenniideadequiénsoyyo.Esosí,nopasodesapercibida,y supongoquealgo tendráquever conmis zapatosdeagujaymiropadechicadeciudad.

«Eres y siempre serás una chica de ciudad»,me digo amímisma, sin poderevitarunapequeñarisitaconciertoorgullo.

DespuésnosdirigimosaldespachodeljuezDixon.No es más que un cuartucho en el viejo edificio que corresponde alayuntamiento;perounlugarcomoéste,suponeunnivelsuperior.LosuficientelujosocomoparaqueloscatetosdelpueblotetratencomoaunDios.

— Voy a aprovechar para hacer unas compras, te veré en un rato— me dicePaige,despidiéndoseenlapuertaprincipaldeledificio.

Yoasientoymedirijoalinterior.

Pisarestesueloesexactamenteigualqueintroducirteenunacápsuladeviajarenel tiempo.Contemplo lasparedesde ladrillomientras rememoroaquellosañosdemijuventudenlosqueacompañabaamipadreaesteayuntamiento.

— ¿GinaSteven?

Megiroalescucharminombre.

— ¡JuezDixon!— exclamoconuntonodemasiadoinfantil.

¡Esincreíblequenohayaenvejecidoabsolutamentenada!

Puedequemimemoriameestéjugandounamalapasadaoquemisrecuerdossehayanidooxidando.

— Cuánto tiempo, querida, cuánto tiempo…— resopla, sujetandomismanosentre las suyas — . Te has convertido en toda una mujer, ¿eh? — añade,

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sonriendo con cariño — , tu padre estaría muy orgullo… Sí, señor, muyorgulloso…

— En cambio, usted no ha cambiado absolutamente nada — indico, aúnfascinada — ,sigueexactamenteigualquecuandomemarché.

RecordabaaljuezDixoncomoaunhombremayorysabioalquetodoelmundorespetaba en el pueblo, pero ahora, pasados los años, sigue sin tener una solacanaensupobladocabello.

— ¡Oh, no! ¡Yame gustaría!— exclama entre risotadas, guiándome hacia sudespacho.

— Deberácontarmecuálessusecreto…— río,coreándole.

Nadamásentrar,montañasymontañasdepapelesnossaludan.Todo lo que nos rodea es un verdadero desastre y supongo que, quizás, enalgunosaspectossíquehayaenvejecido.

LasbromascesanrápidamentecuandoeljuezDixonsacaeltemadelfuneral.MeexplicacómoSydneyselashaapañadoparaorganizarlotodosinayudadenadie y me digo a mí misma que tendré que pasar por casa de los Russel— aunquenomehaganingunagracia — paradarle lasgraciasa lamujer.LaverdadesquesiempresehaportadorealmentebienconConnordesdequemimadrenosabandonó.

RecuerdoconperfecciónesasprimerassemanasdedueloquesufriómipadreycómoSydney se ocupó de nosotros, de las comidas y de la casa. Fue nuestrasalvadora,yalparecerahoravuelveaserlo.

Firmo los chequesparahacermecargode losgastosdel funeral, agradeciendomentalmentequenoseanexcesivamenteelevados.Despuéslaconversacióngiraentornoalaherenciaydelrancho.

— Hayunpardecabossueltosquetengoqueverificar,porqueporalgunarazónelarchivodelayuntamientonocuentacontodoslospapelesquedebería— meexplica con aire pensativo, hojeando el contenido de una carpeta — , pero nocreoquenosllevedemasiadotiempo.Unasemanacomomucho.

— ¿Unasemana?— repito,incrédula.

Esoesmuchomásdeloqueesperabapasaraquí.

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—Comomucho— measegura,sinapartarsumiradadelpapeleo — .Mientrastantotendrásqueocupartedeotrosasuntosquenopuedenesperar.

— ¿Quétipodeasuntos?

El juez Dixon saca un tocho de papeles grapados y los pone sobre ladesordenadamesadeldespacho,justoencimadeunamanchadecafé.

«Sí,debedeestarhaciéndosemayor…»

— Lasfacturaspendientesdetupadre— explica,deslizándolohaciamí — .AConnor le costaba mucho sacar adelante el rancho y si consiguió hacerlo…Bueno,fuegraciasalmayordelosRussel,esoseguro…,peroniconsuayudaconsiguióliquidartodaslasdeudasqueteníapendientes.

Con los ojos desorbitados, voy deslizando mi dedo índice por las cuantiosascantidadesquemuestranlasfacturasimpagadas.

«¡Oh,Dios,mipadreestabarealmenteendeudado!»

— Tendrás que hacerlas frente antes de poder vender la propiedad. Porquesupongoquequerrásvenderelrancho,¿verdad?

Yosacudolacabezaenseñalafirmativa.

— Lo suponía, lo suponía… — murmura — . Entonces… veamos. Intentaréponerlospapelesenordenloantesposibleymientrastantotúteharáscargodeesasfacturas.¿Teparecebien?

«¡Quéremedio!»,pienso,aturdida.Estoesalgoconloquenocontaba.

— Puesesoestodo,Gina…Esperoquetuestanciaenelranchotetraigaunosrecuerdosbonitosde tu infancia— sedespide,estrechándome lamanocon lamismaternuraquelohabíahechoalverme.

— Gracias,juezDixon.

Me levantocon intencióndeabandonareldespachoperonadamáshacerlo,elviejojuezcarraspeallamandomiatención.

— ¿Algomás?— inquiero.

Élfrunceelceño,dubitativo.

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—Noesunasuntodemiincumbencia— dice,pensativo — ,peroelmayordelosRussel se ha ocupado de ese rancho durantemuchísimos años. Bueno, yocreo..., y esto solo es mi opinión…, que deberías de hablar con él antes devenderlo.

— Sí,claro…

«¡Niloca!»

— Peroésaessólomiopinión,Gina…Afindecuentas,dentrodemuypocosdíasseconvertiráenturancho.

— Claro…

Sonrío levemente yme apresuro a abandonar el lugar con esa extraña presiónqueayercomencéasentirenelpechoenplenocrecimiento.Todo,absolutamente todo loqueme rodea,me recuerdaal estúpidodeKennyRussel.

— ¿Todo bien? — me pregunta Paige, con las bolsas del supermercadocolgandodeambosbrazos — .Notienesmuybuenacara…

— En realidad, no— escupo, rabiosa — . Creo quemi estancia en el ranchotendráquealargarsemásdeloquepensaba.

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7

Paigenosólohahecholacompraparaella,sinoquetambiénsehapreocupadoderecargarmineveradeprovisiones.

— La mayoría de los días Connor comía en nuestro Rancho, Con Kenny ySydney— meexplicarápidamentecuandomeentrega labolsadecomida — ,asíquesupongoquetendráslaneveravacía…

Se lo agradezco en el almaynopuedohacermenosquepagar su cuentay lamía.SéquelosRusselnoandansobradosdedinero.

Despuésderecuperarmiequipaje,mellevaalranchodemipadreysedespidefugazmentedemí.SumaridoTaylorestáapuntodellegaracasayseextrañarásinoestápararecibirle.Unacostumbreque,enmijuicio,esdelomásmachista;pero no digo nada al respecto. Paige ha escogido el estilo de vida al que sequieresometeryyonosoynadieparajuzgarla.

Twist me da la bienvenida acercándose a mí cuando camino en dirección alporche.Vuelvo a quedarme ensimismada contemplando la belleza descomunaldel animal yme acerco a la valla para darle unpar de zanahorias.Las aceptaencantadoynotardoendescubrircuálessugolosinafavorita.

— Asíquezanahorias,¿eh,chico?— susurro,acariciándoleelhocico.

Elanimalmeresponderestregandosucabezacontralamangademijerseyyyonopuedoevitarunapequeñacarcajada.

— Nomepuedoquedar,Twist…— ledigoconvozdulce — ,tengocosasquehacerantesdelfuneral.

Despuésdepropinarle unpar depalmaditas cariñosas regreso al interior de lacasayvacíoelcontenidodelasbolsasenlanevera.

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Apesardelhambrevorazquesientoydemiestómagovacío,corroaladuchaparaasearme.Mesientosuciaypegajosa,yesadesagradablesensaciónescapazdeganarlelabatallaacualquiercosa.

Elaguacalientecaepormiespaldacreándomeunafalsasensacióndeconfort.EchodemenosManhattanymiapartamento,perosobretodoechodemenoslatecnologíaylasmodernidadesquelagranmanzanamebrindaba.Intentopensarcómomeentreteníaporestoslaresenmiinfancia,peroKennyvuelveaaparecerenmis recuerdos y decido concentrarme en cualquier otra cosa que no tenganadaquever con él. ¿Quédemonioshaciayo aquí antesdeque esegilipollasaparecieseenmivida?Sueltootracarcajadaalrecordarlosrodeosdebarrilesenlosquemipadremeobligabaaparticipar;seguramenteeraelacontecimientomásimportantedelañoenKansasCity.Losrodeos,claro.Nuncasemediodemasiadobienconectarconlosanimalesymuchomenosmontaracaballo,peropapásededicabatodoelañoa entrenarme para poder rodear esos barriles y sermedianamente competitivaparael restode las chicas.Nuncaganéun solo rodeo,peroél jamásperdió laesperanzadequepudierahacerlo.

«¿Seré capaz de volver a subirme en un caballo?», pienso, imaginándomecabalgandosobreTwistundíasoleadodeKansasCity.Poralgunarazónquenocomprendo,esepotrohalogradoconquistarmecontansolounamirada.

«IgualqueteconquistóKenny…»

¡Oh,Dios!¿Quétengoquehacerparasacármelodelacabeza?

Despuésdetantosañospensabaquetendríatodoestomásquesuperado,peroalparecer,meequivocaba.

Mevistoconropacómodaymecalzounascamperasqueconsiderolosuficienteapropiadasparaelcampo.Picoteoalgoenlaneveraycuandoyanotengonadaquehacer,metumboenlaantiguacamademihabitaciónacontemplareltechoeintentarordenarmisideas.Perosinquererhacerlo,vuelvoarecordarlaladeraenlaquenacenlasestrellasymiimaginaciónconsiguerecrearconexactitudesoscielos titilantes de verano en los que Kenny y yo nos tumbábamos sobre lahierbaynosquedábamoshastaprácticamenteelamanecer.

Entoncestodoerapreciosoyyopensabaquetansólolenecesitabaaélparaserlamujermásfelizdelmundo.

— Esto es lo más bonito que he visto jamás — le decía cada noche,

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impresionadaporelespectáculo.

— Túereslomásbonitoquehevistojamás,princesa— merespondíaél.

Ysusojos…¡Oh,Dios,susojosverdes!Parecíatansincerocuandomelodecíaqueyo,estúpida,mecreíacadapalabra.

Recuerdo un verano en el que nos dedicamos a correr e investigar por loscampos de girasoles, a recorrer la ladera montados sobre un caballo y adescubrirnosanosotrosmismos.PensabaquesiKennydesaparecíadelmundotododejaríadetenersentido,asíquecadasuspiroqueabandonabamicuerpoeraporél.Entoncesélera…perfecto.Era el chicomás altruista del condado, siempre dispuesto a ayudar sin recibirnadaacambio.Sedesvivíaporlosdemásyteníaunosvaloresmuyfuertesquesiempreteníapresentes.

— Siunhombrenotienepalabra,entoncesnotienenada— medecíasiemprequemeprometíaalgo.

— ¿Medejarássola?

— Jamás.

— ¿Lojuras,Kenny?— preguntabaasustada,imaginandocómopodríallegarasuperar una perdida semejante llegado elmomento — . ¿Estarás siempre amilado?

Yélsiempreteníaesarespuestapreparada.

«Mentirosodemierda…»

Mehabíadejadoengatusaryengañarcomouna idiota.Sí,esoes loquehabíasido:unaniñaestúpidaeidiota.

Yaunqueséperfectamentequeyanosoyesaniñayqueahorasoyunamujerhechayderecha,conunpuestodetrabajoimportanteyunacarrerauniversitariacapazdeabrirmecualquierpuertaenelmercadolaboral,mecuestarecordarlo.Tal vez sea culpa del rancho, de los campos, o deKenny, pero es como si alhaberpisadoestelugartodosmislogrossehubiesenesfumadoyvolvieraaserGinaSteven,lahijadeConnor,ganadero,rancheroyentrenadordepotrillos.Esunasensaciónextrañaporque,apesardequemisueldocuadripliqueeldeljuez Dixon — que es el único hombre de todo el pueblo con un título

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universitario y la dentadura completa a su edad — , siento que no soy nadie.Absolutamentenadie.

«No seas tonta», me recrimino justo en el instante en el que Paige golpea lapuertaprincipaldelrancho.

Hallegadolahoradeacudiralfuneraldepapá.

Bajamos en la pickup hasta el pueblo y llegamos las primeras a la pequeñacapilla. Absurdamente, había dado por hecho que no acudirían demasiadosvecinosalaceremonia,peroestabaequivocada.Parecequetodoelmundosehaenterado de la muerte de Connor y todos los vecinos quieren presentar susrespetosycondolencias.Elsacerdotecomienzaadarundiscursoemotivosobremipadrey,aunqueélnome suena de nada, comprendo que debían de sermuy buenos amigos por loscomentarios que hace. Según pasan los segundos el corazón se me vaencogiendo y siento que la ansiedad que me está estrujando los órganosterminaráporestallardealgúnmodo.Intento contener las lágrimas sin éxito, recordando las tostadas que mi padrehacíacadadomingoparadesayunar,loscuentosquemerelatabaporlasnochesantesdedormiro laprimerasillademontarqueme regalócuandocumplí losocho años.Yo quería unamuñecaBarbie, no una silla demontar, así quemeagarrétalberrinchequeestuvedosdíasenterosantesdeperdonarlesinsalirdemi habitación. También rememoro esas primeras llamadas de teléfono cuandomemudé aManhattan; en ellas mi padre intentaba entonar una voz alegre yfingirquenoledolíamimarchaparanohacermesentirmal,peroeraevidentequesufríamucho.JamásmepreguntócuándopensabaregresaryquizásesafuelarazónprincipalporlaquenuncavolvíapisarKansas.Nolosé.

APaigetambiénselecaenunaslagrimitas,peroambaspasamosdesapercibidasencomparaciónconsumadre,Sydney,quenoconsiguecontenerlosgimoteosysollozosdeangustia.Sinosupieraquiénes,hubierajuradoquesetratabadelaviudadesconsoladadeldifunto.

Aúncontodasesasemocionesaflordepiel,consigoaguantareltipohastaquellegalagotaquecolmaelvasoytodoamialrededorsedesmorona.Paigeyyosalimos de la iglesia y nos juntamos con su esposo y el pequeño Nathan,mientras,incomprensiblemente,todoslospresentesseacercanhastaKennyparadarleelpésameyhacerlesabercuántosientenlamarchadeConnor.

¡AKenny!¡Noamí!

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Sí, puede que nome reconozcan porque han pasado demasiados años pero…¿PorquénaricestienenqueiradondeKenny?¿Quiénsesuponequeesél?

— Estoesincreíble— grazno,conelodioconquistandocadaporodemipiel.

— ¿Quéocurre,Gina?— mepreguntaPaige,separándosedesumarido.

Peroyonolerespondo.

Nopuedomás.Estoesdemasiado.

Echo a caminar sin siquiera pensar hacia dóndeme dirijo, tan sólo deseandoalejarme de ese lugar y de toda esa parafernalia que los Russel han armado.Puede que no haya sido lamejor hija delmundo, pero yo quería ami padre,siemprelequise…Apesardequejamásencajéenestelugar.Nunca.

Aprieto los puños con ira y acelero el paso cuando presiento que Paige sedisponeaseguirme.Noquieroestarconella,tansólonecesito…respirar.

— ¡Gina,espera!

Suvozmeduelecomounpuñetazoenlabocadelestómago.Poralgunarazón,mispiesseclavanenelsuelo,negándoseacaminar.

— ¿Y qué demonios se supone que quieres tú? — pregunto con rabia,girándomehaciaKenny.

Debodetenerunaspectoterribley,además,noconsigodejardellorar.Supongoqueestaeslaconsecuenciadehabercontenidoesahorribleopresiónenmipechodurantedosdías.

— Yo… — musita entrecortadamente, mirándome con los ojos repletos dedolor — .Yosoloqueríadisculparmey…decirtequelosiento.

No puedo evitar preguntarme si esa mueca dolorida de su rostro es tan falsacomoloeranlos“tequiero”quemedecíacadanoche,bajolasestrellas.

— ¿Yquédemoniosesloquesientes,KennyRussel?¿Habermeinsultadoayero que mi padre esté muerto y que a nadie le importe cómo me siento yo?— grito, furiosa, mientras todas las miradas de los presentes se clavan ennosotros — .¿Quésientes,eh?¡Dímelo!

— ¿ÉsaeslahijadeConnorSteven?— preguntaalguienentresusurros.

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—Noparecelamisma…— diceotra.

— Puesalparecersehadignadoaveniralfuneral…

— Yonodabanidosdurosporverlaaquí…

«Estoesdemasiado,nopuedomás…»

— Sientolasdoscosas— aseguraKenny,agarrándomedelamano.

Nosoymuyconscientedemireacciónhastaqueyalehepropinadoelpuñetazoen la cara, haciendo que el contacto que se había generado entre nosotros seanule.Kenny se lleva lamano a la nariz con una expresión contrariadamientras unhilillodesangresedeslizapaulatinamenteatravésdesuslabios.

— ¡Novuelvasatocarmeentuvidaolasiguienteveztemataré,KennyRussel!

Cuandoechoacorreratravésdelsenderoqueguíahacialoscampos,agradezcohaberescogidolascamperasenlugardecualquierotrozapato.Ahoramismosoyunabombaderelojeríaynosécuáleslamejormaneraderecuperarelcontrolsobremímisma,perodesdeluego,tengoclaroquenecesitoescapardetodoestocuantoantes.

«OlvídatedelranchoyvuelveaManhattan,Gina…»

— ¡Le odio! ¡Le odio! ¡Le odio!— grito, histérica, cuando el espesor de lavegetaciónmerodeaymesientolosuficientealejadadelmundo.

Respirocondificultadasíquetardovariosminutosencalmarmey,pocoapoco,lairritaciónquesentíavadesapareciendohastadejarpasoalaserenidad.

¿Y si el problema soy yo?Al fin de cuentas, Kenny tampoco ha hecho nadamalo.Quizás seaque regresar aKansasCityme esté suponiendoun trastornomásgrandedelqueimaginaba.Depronto,soyplenamenteconscientedequemehecomportadodeuna forma infantily loca.Nopuedo imaginarquées loquepensaránlosvecinossobremí,perosospechoquenadabueno.Serélacomidilladelbarlospróximosdías,seguro.Ylopeordetodoesquemelomerezcoporcomportarme de esa manera tan… irritante. Inevitablemente me odio a mímisma.

«¿Yquémásda?»,medigo, recordándomequeprontovolveréasubirmeaun

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avión,«novolveránavermejamás».

— ¿Vasavolveraatizarmesimeacercoati?

Suvozmesobresalta.

— No…noloharé.

Sorprendida,mepreguntoporquédemoniosmehabráseguidohastaaquí.

Kennycaminaunospasoshastaquedarami ladoyambosnossentamosenelsuelo. No hablamos, simplemente los minutos pasan mientras las nubes semuevenyelsilencioconquistaellugar.

«¿Mehabráechadodemenos?»

Sacudo esa pregunta inmediatamente demis pensamientos, pero por desgraciatansóloeslaprimeraqueaconteceaotrasquesonmuchopeor.

«¿Mequeríadeverdad?¿Mehaesperado?¿Sealegradevermedevuelta?»

— Hapasadodemasiadotiempo,Gina…— resopla,conlavistaclavadaenelcielo.

Estádespejadoylasesparcidasnubesqueaúnseresistenadesaparecersevanalejandopocoapocoporelnoreste.Elolorahierba,libertadycampoinundaelambiente.

— Sí,demasiado— admito,encogiéndomedehombros.

— ¿Quiereshacermealgunapregunta?

Intentocomprenderaquéserefiereconello,peronoloconsigo.Claro que quiero hacerlo; me encantaría expresar en voz alta todas esaspreguntasqueacabodehacermeamímisma,perosospechoquelarespuestaacada una de ellas sería demasiado dolorosa de soportar. Las heridas que creíacerradashanvueltoaabrirseyloúltimoquenecesitoesquealguienlesechesalencima.

— Tu padre sacó el rancho adelante como pudo, pero no le fue fácil…— comienza a explicarse — . Al principio aún tenía la fuerza suficiente paraenfrentarsea todo,peropocoapoco fuedecayendo…Con losañosse leveíapeor.Hacesieteañosquecomencéaayudarledeformadiariaconlastareasdelrancho.Yasabes,losdesayunosdeloscaballos,lascenas,limpiarlascuadrasy

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seguirconlastareasdelospotros.

Trago saliva, intentando no pensar en lo duro que tuvo que resultar para mipadre.Noconsigoimaginarmecómodemal tuvoquesentirsesusúltimosdíasdevidasinnadieasulado,totalmentesolo.

— Mimadrecuidódeél— añade, como simehubiera leído el pensamiento— , pero eso no quiere decir que no te echase de menos. Siempre que teníaocasión alardeaba con orgullo de los éxitos que había logrado su hija…, deltrabajoquehabíasconseguidoenunadelasmáspotentesmultinacionalesydelobienqueteibatodo.Sesentíamuyorgullosodeti.

Una lágrima rebelde se escurre por mi mejilla y yo me apresuro a atraparla,procurando no mostrar más signos de debilidad. Pero en el fondo, estoydestrozada.¿Cuándofuelaúltimavezquehabléconpapá?Nisiquierarecuerdola última llamada. Y su imagen…, la última imagen que tengo de él es esaexpresióndedoloryangustia,rotopormimarcha.

— Mevoy,papá…mevoy.

Prácticamentelehabíarepetidolasmismaspalabrasqueledijomimadreporquesabía que de esa manera no me intentaría convencer para que me quedase.Kennyteníarazón:lehabíarotoelcorazón.Yahorayanopodíaarreglarlo.

— Eh,Gina…— susurra,ahuecandolapalmadesumanoenmirostro — ,nollores,porfavor…Todosaldrábien.

«¿Otradetusmentiras,Kenny?»

Me sorprendocuandoal abrir losojosmeencuentro su rostro a tan solounoscentímetrosdelmío.Mi corazón sedispara en ese instante,mientrasun fuegoabrasadorrecorremigarganta.Seacercaunoscentímetrosmásyconsuavidadposasuscarnososlabiossobrelosmíos,recordándomelobienquesabíansusbesos.

«Susbesosmatan,Gina…Noseastonta»

Peronopuedo.Yaestarde.Todalaangustiaquehesentidoestosdíasvadesapareciendomientrassulenguase abre paso entre mis labios con brusquedad, inundando mi boca conimpaciencia. Estiro la mano y recorro su nuca hasta llegar a su sombrero decowboy,queretirodeunmanotazohaciéndolocaeralsueloparapoderenredar

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misdedosensucuerocabelludo.Mejuntomásasucuerposindejardebesarle,sinsiquierapensaren loqueestoyhaciendo.Mefaltaairey,a suvez, respirofuego. Fuego que hace que mis pulmones ardan en llamas y me incineren elcorazóndescompuestoquecontienemipecho.

«Oh,Kenny…»

— Teheechadodemenos…— murmuraencimademislabios,golpeandomipielconsualiento.

Y esa frase es suficiente para hacerme regresar a la realidad y comprender elerrorqueestoycometiendo.Meseparodeél,empujandosupechoconunamanoy poniéndome de pie de un solo salto. Siento mi corazón acelerado y milpulsacionesporsegundopalpitándomeenlasien.

«¿Peroquédemoniosacabasdehacer?¡Estúpidamujerinmadura!»

— ¿Qué…?— comienza,peronoterminasupregunta.

— Nopuedo,Kenny, nopuedo— le digo, con las extremidades temblorosas.Siento que en cualquier instante me desplomaré en el suelo — . Esto esdemasiadoparamí…

Nos quedamos observándonos fijamente los próximos segundos, traspasandonuestrasalmasconlamirada.Todoestandoloroso…Surecuerdo,susabor,sucuerpo,sumirada,susonrisa.Escomounvenenoquepocoapocomevamatando.Unvenenodelquemehemantenido alejada demasiado tiempo y que ahora estoy ingiriendovoluntariamente.

«Nodejesquevuelvaaacabarcontigo,Gina…¡Aléjate!»

— Losiento— concluyo,rompiendoelcontactovisualyechandoacaminardevueltaalsenderoprincipal.

— ¡Dejaquetelleveacasa,porfavor!— exclamaamiespalda.

«Micasanoestáaquí.Micasaestámuy,muylejos».

— Necesitocaminar…

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8

Cuandollegoalrancho,elcieloyahacomenzadoateñirsedeanaranjado.MequedoembobadaobservandocómoTwistgalopaporlacampacongracilidadyelegancia,iluminadoporloscolorespastelesdelatardecer.

Parecefeliz.

Meduelenlaspiernasysientolacabezaembotellada,asíquemedejocaerenelporche, rendida, dejando que el espectáculo de la naturaleza me distraigafugazmente de todos los sentimientos encontrados que han surgido en miinterior.

Unosminutosdespués,consigoreunirlasfuerzasnecesariasparavolverameteraTwistensuestabloyrellenarsucomederodepienso.

— ¿Hastenidounbuendía,chico?— pregunto,acariciándolelacrin.

Aunquenomeresponde,susojosdecolormielmetransmitenpazyserenidad.

— Teveomañana…— susurro,rozándolepordebajodelasorejas.

Mientras camino por los establos vacíos no puedo evitar sentirme agradecidaporqueKenny se llevase a los caballos.Me imagino la preocupación quemesupondría tener que ocuparme de cinco potros más y no sé si sería capaz desobrellevarlo.

«Pero…¿PorquénosehallevadoaTwist?»,mepreguntoamímisma,incapazdeencontrarunarespuestalógica.

En muy poco tiempo, me he encariñado mucho con el potrillo y no sé si

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encontrarélamaneraindoloradevendérseloaundesconocido.

«No,ésteseloquedaránlosRussel…Paigecuidarádeél».

Echoelcierreymedirijoalinteriordelrancho,abatida.

Eldíahasidorealmentedemoledor,asíquedespuésdeunalargayreparadoraduchametumboenelsofá.Estoy convencida de que hoy no lograré conciliar el sueño, pero en contra detodo pronóstico, termino cayendo rendida en los brazos de Morfeo. No soyconsciente de ello hasta que la melodía de mi teléfono móvil, resonando poralgunadelasesquinasdelrancho,mehacevolverarealidad.

— ¡Nopuedeser!— exclamo,levantándomedeunsalto.

¿Cobertura?¿Deverdadhayunpuntoconcoberturaenestemalditolugar?

Elsonidoprovienedemiantiguahabitación.

— ¿Francis?

«¡Loquefaltaba!»

Sopesounosinstantessideboresponderono,peroalfinalterminopulsandoelbotónverdequecontesta la llamada.SupongoqueEva,misecretaria, lehabrácontandoporencimadóndeestoyylodelamuertedeConnor.

— Hola,cariño…— susurroenvozbaja,comosi temieradespertaraalguienmás.

Perolaverdadesqueestoysola.Muysola.

— ¿Gina?— pregunta,dubitativo — .¡Oh,Gina!¡Penséquehabíasperdidoelteléfono!

UnapunzadadeculpabilidadsehundeenmipechopornohaberpensadoenélniunasolavezdesdequelleguéaKansasCity.

— Losiento,esqueaquínohaydemasiadacobertura.

Francisresopla.Meparecequeesunresoplidodealivio,aunquetampocoestoymuysegura.

— Vale, bueno… Pero podías haberme avisado— continúa — . Eva me hacontadolodetupadre.¿Estásbien?

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«No,noloestoy.»

— Sí,tranquilo— miento — ,sóloestoycansada.Estoydeseandoterminarconelpapeleoyvolveracasacuantoantes.

— Yyodeseandoqueregreses,cariño…

Poralgunarazón,Kennyvuelveaaparecerenmicabeza,torturándome.Noquieropensarenél,noahora.¿Porquénopuedoconcentrarmeenmirico,guapo y simpático novio de Manhattan? ¿Ése que daría por mí su riñónizquierdo?¿Éseconelquellevosaliendomásdecincoañosyquenuncajamásme ha fallado? Se merece mucho más que el estúpido e imbécil de KennyRussel.

— Esperoregresarlasemanaqueviene,sitodovabien…

— ¿Gi…Gi…n? N…no… es…cucho… — tartamudea entrecortadamente alotroladodelalínea.

Miro la pantalla del teléfono y compruebo que las líneas de cobertura estántotalmentevacías.Intentovolveracolocarmeenelmismositioenelqueestabahacedossegundos,peronohaymanera.

— ¿Francis?¿Hola?

Escucho un sonido distorsionado a través del auricular y un poco después lallamadasecorta.

Despuésdeeso,elsueñoyanoregresaamíhastaentradalamadrugada.Nosémuybienquées loquehesoñado,perocuandomedespiertoa lasochode lamañanaenKansasCity,séquenohasidoconFrancis.Piensoenestemomentoquemeencantaríapoderescogerquésentir,porquiénsentirloycuándosentirlo.Pero no puedo. Lo único que puedo escoger — y lo haré — , es de quiénalejarme.

— Tehabíaolvidado,malditoKennyRussel…

Nadamásamaneceryabrir losojos,mevistoconunostejanosylascamperasdeldíaanteriorparapoderirasaludaraminuevocompañerofavorito;Twist.Hedesempolvado la silla de montar que papá me regaló hace años por micumpleaños y estoy dispuesta a corroborar si aún conservo algo de sangre deKansas pormis venas.Quizás pueda fingir por un rato que soy una auténticacowgirldelaquemipadresesentiríaorgulloso.

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— ¡Buenosdías,chico!— exclamomientrascaminodirectaaporsupienso.

Supongoqueestaráhambriento.

Laluzamarillentadelamañanasecuelaenelestabloentrelasmaderasroídasporelpasodelosaños.Depronto,elambientemeparecemágico.Comosimeencontrase en el lugar idóneo en el momento oportuno; como si estemalditoranchonomecausaratantoodioyrepulsión.

Twist termina de desayunar y despuésme entretengo cepillándolo, bañándolocon ayuda de la manguera y trenzando su crin. Cuando termino con él, casipareceunodeesospreciososejemplaresquesevendenenlasexposicionespormilesdedólares.

— Tú vales mucho más, ¿verdad?— murmuro, propinándole unas pequeñaspalmaditasenellomo — .Ahorapasemosalodifícil,Twist…

Lecolocoelcabestrocondelicadeza,muydespacitoparanoasustarle,ydespuéssalimosalcampoparatrabajarconelramal.Haymuypocascosasquerecuerdede las antiguas lecciones queme diomi padre, pero nunca olvidaré que paramontaruncaballoprimerodebesdeganartesuconfianza,asíqueempezamosapasearencírculoshastaquepocoapocoavanzaaunligerotrote.Puedosentircómolaconexiónquesevacreandoentrenosotrosescadavezmásfuertey,pasadaunahoradeentrenamiento,decidoprobarsuerte.Quieromontar.Mientraslepreparotalycomorecuerdoquesehacía,mepreguntoquépensaríamipadresipudieravermeasí,devueltaenelrancho,preparandoestasillaquetantoodiéenmiinfancia.

Twistesmuylisto.Elcaballomáslistoquejamásheconocido;asíquesupongoque no tendré demasiados problemas. Además, ya reconoce casi todas lasórdenesycomandosdevoz.

— ¿Vamosahacerlojuntos,vale,chico?— lesusurrocondelicadeza — .Hacemucho tiempo que no hago esto, así que necesitaré tu ayuda… Pórtate bienconmigo,¿vale?Quieroqueestosalgabien,Twist…

Coloco el pie izquierdo en el estribo, pero no termino de sentirmecompletamente segura hastaque balanceo la pierna derecha sobre su lomo ycompruebo que Twist no se mueve ni un solo centímetro. ¡Quiere hacerlo!¡Quierequelomonte!

Cuandoestoysobrelamontura,ensuespalda,apretandomispiernascontrasu

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lomo, Twist comienza a trotar lentamente.Una conexión increíble fluye entrenosotrosysientoquesoycapazdepercibirelcampodelamismaformaqueél.

— Venga,vamos,chico— murmuro,acariciándoleelcuello — .¡Enséñameloquemeheperdido!

Legolpeolevementeconlascamperasy,almomento,eltroteseconvierteenunmedio galopar. Siento un millar de cosquillas atravesando mis extremidadesmientrassujetoconfirmezalasriendasymemuevojuntoaél,disfrutandodeloloralahierbahúmedaydelcielodespejado.

«Loestoyhaciendo…¡Loestamoshaciendo!»

Ahoramismo,daríacualquiercosadelmundoporquemipadrepudieraestarahí,enelporchedelrancho,observandoestaimagen.Daríacualquiercosaporpoderdarle las gracias; las gracias por haberme traído al mundo, por habermeenseñadolanaturaleza,porhabermequerido,habermerespetado,ysobretodo,las gracias por haber dejado que hiciera mis sueños realidad. Por haberentendidoquemicaminoyelsuyojamásestuvieronenlamismadirección.

— ¡¡¡Gracias, papá!!! — grito con fuerza, liberando todo el aire de mispulmonesysintiendolavelocidaddelgalopebajomispiernas.

— ¡Guau!— exclamaPaige,apoyándosesobrelaverjaquedelimitaelcampo— .Simelleganacontaresto…¡Nomelocreo!

Nopuedoevitarsaltarencarcajadascomounaloca.¿Estaréperdiendolacabeza?¿EstaráKansasCityafectandoamibuenjuicio?

—¡ So,chico,so!

Twistobedeceycomienzaadesacelerarhastaque,alfinal, terminacaminandoendirecciónaPaige.

— ¿Yesto?— mepregunta,risueña.

— Creo que lo necesitaba— confieso, bajándome de la silla y acariciando alcaballo. Ha sido increíble — . Además, hay muy pocas cosas que se puedanhacerporaquí…

— Justo venía a hablarte de eso… — murmura, frunciendo el ceño condisgusto — ,bueno,devariascosasenrealidad.

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— ¿Quéocurre?

Ellaseñalaelporcheconlacabeza.

— Hetraídolimonada,¿porquénonossentamos?

AcomodoaTwistantesdeacompañaraPaigealporche,conlacuriosidadaflordepieleimpacientepordescubrirquénovedadestieneparacontarme.Espero,porelbiendemicordura,queno tenganadaqueverconsuhermanomayor…

Nossentamosen lasescalerasdelporcheconunvasoderefrescante limonadaentre las manos y nos quedamos varios segundos en silencio, observando alpotrillogaloparporelcerco.

— Esprecioso,¿verdad?

— Síqueloes— confieso,sinquitarlelamiradadeencima.

Deboadmitirque,sinquererlo,meheenamoradodeeseanimal.

— Era el favorito de tu padre… Kenny me dijo que no se lo había llevadoporquequeríaquetúloconocieras.

— ¿Deverdad?

— Ajá— admiteconunapequeñarisita, torciendolamiradahaciamí — .Noestanmalocomotúcrees,Gina,deverdad…

— Losé— suspiro.

— Séquetepartióelcorazónquenoquisieramarcharsecontigopero…

Paige aguarda un segundo, buscando las palabras más sensatas con las queexplicarse.Mientrastanto,yotengolasensacióndequevaacontarmealgoquenodebería;algoquedeberíadecirKennyynoella.

— Élnoescomotú…Élesdecampo,Gina,deverdadque loes.Nohubierasobrevividoenlaciudad.

Sospechoquealfinalnohadichotodoloquepretendíadecir.

— Podíahaberlointentado…habervenidoconmigoaprobarsuerte— señalo,incapaz demirarla a los ojos — .Él sabía lo importante que era paramí y lasuerte que había tenido ganando esa beca, Paige… Lo sabía y no quiso

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acompañarme.

Ellaaprietaloslabios,conteniéndose.

— Deberíais hablarlo, de verdad. Creo que hay demasiadas cosas que no oshabéisdicho.

«Enrealidad,hacemuchoquenohaynadaquedecir…»

— Detodasmaneras,yanoimporta— aseguroconuna levesonrisa — .Todoesoquedóatráshacemuchotiempo…

«Yseguiráatrás…»

— Bueno — añade, dejando el vaso de limonada sobre un escalón — , enrealidadnohevenidoparahablardelpasado.

— ¿Yaquéhasvenido?

Ella tuerce su rostro en unamueca de niña traviesa que la hace aparentar sermuchomásjovendeloquees.

— He venido porque hoy comienzan las fiestas yme gustaría que vinieras albaile del granero— confiesa, golpeándome levemente con el costado de sucuerpo — .Lopasaremosgenial,deverdad.

— ¡Oh, Paige! No tengo pensado asistir a ningún baile, ymenos si es en ungranero.

— ¿YdóndeestálaGinaStevenqueyoconocí?¡Siempreteencantóelbailedelgranero!

Sueltounatremendarisotadaantesuafirmación.

— Esoeraporquenoconocíaningúnotrobaile— señalo — ,despuéssupe loqueeraunagalaencondiciones.TeaseguroqueenManhattannosededicanapescarmanzanasconlabocaenbaldesdeagua.

Paigeselevantadelescalón,fingiendounospequeñospucheritos.MedigoamímismaquecomosuhijoNathanhayaheredadosusdotesteatraleselpobreTaylordebedeestarvendido.

— Vendrás— asegura, sin borrar esa carita de pena — , lo sé. No hay nadamejorquehacerenelcampo…Además,estarátodoelpueblo.

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«¡Genial!¡Quedadadeganaderos!»

— Pero ahora tenemos otra cosa pendiente — murmura, caminando endirección a la pickup — . El juez Dixon quiere verte. Me ha dicho que esimportante.

Comonormageneral,lascarreterasenelcamposuelenestartranquilas.Devezencuandotecruzasconalgunasvacasopuedequeconalgunayeguaquesehaextraviado,perohaypocoscochesporaquí.NopuedoevitarpensarenlodiferentequeesmividaenManhattanmientrasunsolradianteiluminalacalzadaporlaquenosdeslizamoshastallegaralpueblo.¿Podríasobrevivirunmesenelcampo?Sí,puedequesí.¿Sobreviviríaunaño?No,definitivamente,no.

Justoantesdeaparcarfrentealayuntamiento,PaigemecuentaqueLarrytieneenventa sucamionetaantiguayqueestádeseandodeshacersedeella. “Puedeque se la consigas sacar por un buen precio”, me asegura, y me aconsejapensármelo.Pero,¿paraquéleibaacompraraLarrylacamionetasilomásprobableseaqueeljuezDixonhayasolucionadomisproblemasdeherencia?Esosignificaríaque,consuerte,mañanamismopodríaestarhaciendolasmaletasysubiéndomeaunavión— loquesindudaseríamaravilloso — .

— Teveoenunrato— sedespidePaige,alejándoseendirecciónalatiendadeultramarinosquehayenlaesquina.

Cuandoentroeneldespachoeljuezaúnnohallegado,asíquemeacomodoenla silla que hay frente el escritorio para esperarle pacientemente. Sé que elhombrenoesconocido,precisamente,porsupuntualidad.

VuelvoasorprendermeconeldesastrequeeljuezDixonconsideraundespacho.Desastreocaos,esossonlosúnicoscalificativosquepuedenhacerreferenciaaestahabitaciónrepletademontañasdearchivossinordennilógica.

Mepreguntosinelexpedientedemipadreandaráporencimadelamesaymelevantocon intenciónde trastearcuando,derepente, lapuertadeldespachoseabreyyovuelvoadejarmecaerenlasilla.

— ¿Leocurrealgo,Gina?— preguntaelhombre.

Yofinjocambiarlaspiernasdeposición,buscandounaposturamáscómoda.

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—Nada,nada…

— ¡Bien! ¡Veamos…!— exclama con energía, dejando su maletín aparcadojunto a la mesa del escritorio y tomando asiento en la descomunal silla — .Tengomalasnoticiasparausted,muymalas…

— ¿Malas…noticias?— tartamudeo,sintiendounnudoopresoren labocademigarganta.

«¡PorDios,no!¡Nosobrevivirécuatrodíasmásenestelugar!»

— Enelregistrocivildelayuntamientonoencuentraneldivorciodesuspadres— anuncia,meneandolacabeza — .¿Estabansuspadresseparados?

Tuerzounamueca.

— JuezDixon,creoqueconocemejorqueyolahistoriademifamilia…

Enefecto,nohaygranjeroopueblerinoacincuentakilómetrosalaredondaquenoconocieraamipadreysupieraquemimadrelehabíaabandonadocuandoyotansóloeraunaniña;asíquesupreguntaesrealmenteabsurda.

— Losé,losé…Peromerefieroaunaseparaciónoficial— señala — ,conlospapelesfirmados.

— Supongoquesí.

— Bien, esperemos que sea así, claro. He enviado una solicitud al registroestatal,peronorecibirérespuestahastadentrode…almenos,quincedías.

— ¡¿Quincedías?!¡Nopuedeser!— exclamo,apuntodecaermedelasilla.

— Sé que es mucho tiempo, todavía más si le sumamos el necesario pararegularizarelpapeleo.

Tamborileoconmisdedosencimadelescritorio,intentandobuscarunasoluciónparanovenirmeabajo.Podríaregresaracasa,esperarpacientementeaquetodoestuviera resuelto y, después, acudir a firmar los papeles y a proceder con laventa del rancho. Sí, es buena idea… Pero conllevaría el hecho de tener queregresar al campo y tener que volver a pasar por el sufrimiento que me estásuponiendo.

— ¿Ynohayningunamaneradesolucionarelasuntocuantoantes?¿Sintenerqueesperartanto?

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— En realidad, sí… — murmura el juez Dixon, pensativo, mientras repasapapeles — .Peronosésiserádetuagrado.

Guardosilencio,esperandomásinformación.

— Podríamos intentar contactar con tu madre y solicitarle los papeles deldivorcioaella.Elsimplehechodequeconfirmeeldivorcioagilizaríalamayorpartedeltrámite.

Lomeditounosinstantes.

Mi madre… No he vuelto a verla desde que me abandonó. Tampoco hemosvueltoahablarnisehainteresadoensabernadademí.¿Seríacapazdesentarmeconellaenunamesaydialogarsinescupirlealacaraelrencorqueleguardoyeldolorquemehacausadodurantetodosestosaños?Ynosóloamí,tambiénamipadre.Aún recuerdo cómo lloraba cuando ella semarchó, cómoesamujerfuecapazderompernoselcorazónenpedazossinmiraratrás.

«Ydespuéstúhicistelomismo,Gina…»

— Estábien.¿Tendríaquecontactaryoconella?

EljuezDixonniega.

— Loharéyosiloprefieresasí.

— Entonces no hay nada más que hablar — determino, levantándome delasientoconunasonrisaefímeraenelrostro — .Solucionemosestocuantoantes,porfavor.

— Seráunplacer,querida— aseguraeljuezconternura.

Debedeimaginarselopocoagradablequeresultaparamí.

Cuandoestoyapuntodeabandonareldespacho,unaideafugazcruzamimente.

— SeñorDixon,¿quéocurriríasinmispadresaúnestuvieran…casados?O,almenos,noseparadoslegalmente.

Élseencogedehombros.

— Segúnconstaenlapartidadematrimonio,secasaronenrégimendebienes.

— ¿Yesoquieredecir…,qué…?

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— El rancho y todas las pertenencias de tu padre pasarían a ser de ella. Sinexcepción.

Tragosalivaalescuchareso.¿Podríaserposiblequemispadresjamáshubiesenllegadoafirmareldivorcio?Enrealidad,séquenodeberíadeimportarmeloquepaseconesemalditorancho— afindecuentas,tengopensandovenderlo — .Perosetratadeorgullo.Kennytienerazóncuandodicequehesidounaegoístatodosestosaños,seguro,peroestáequivocadocuandoafirmaquenovaloronitengoencuentalodeseosdeConnor.

— Adiós,juezDixon.

— Hastaluego,señoritaSteven.

¿Sería mi madre capaz de reaparecer aquí para reclamar la herencia de unhombre al que abandonó hace tantísimos años? No, desde luego que no. Notendríasentido.¿Querríayovolveraverla?¿Preguntarleporquénovolvióapormí?¿Porquéjamásmellamóomeescribió?Tampoco.Lomejorseráqueenvíeun fax con los papeles firmados del divorcio y que solucionemos todo de lamejorymásrápidamaneraposible.

— ¿Gina?

Estaba tan distraída en mis propios pensamientos que tropiezo con Kenny ypierdoelequilibrioaldarmedebrucescontrasupecho.Élseapresuraarodearmi cadera para atraparme y evitar que caiga al suelo y cuando recobro lacompostura,soyunmanojodenerviosandanteincapazdepronunciarunsimplegracias.«¿Peroquédemoniospasacontigo,GinaSteven?»

— Noqueríaasustarte,perdona…

«¡Oh,Dios!¡Esinsufrible!»

— Nolohashecho— aseguro,esquivándoleypasandodelargo.

Puedo sentir su presencia en mi espalda y soy consciente de que me estásiguiendo.

— ¿Irásalbailedeestanoche?

— No.

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Me alcanza y comienza a caminar a mi lado, manteniendo el ritmo de miszancadassinesfuerzo.

— Paigemehadichoquesí.

Cuandollegoalapickup,estoyexhausta.

— Paigetehamentido— escupo,subiéndomeenlamalditafurgoneta.

¿Cómo tiene la capacidad de ponerme de tan mal humor? El sólo hecho detenerlecercaconsigueenervarme.

— Pues entonces tendré que convencerte yo mismo — dice, sonriendosocarronamente.

¿AsíquetodoesodelbailehasidoideadeKenny?¡Vaya!

— No voy a ir al baile, Kenny Russel— afirmo, cerrándole la puerta en lasnarices.

Sequedamirándomefijamentealotroladodelcristal,conesaodiosaymalditasonrisa en el semblante. En respuesta, agito mi mano en señal silenciosa dedespedidayclavomimiradaenel salpicaderopara fingirqueyanoestá.QueKennyhadesaparecido.¿Porquédemoniosnopodríamarcharseydejarmeenpaz?

Dosminutosdespués,lapuertadelpilotoabriéndosehacequesalteporlosaires.

— ¿Peroquédemonioshaces,malditoRussel?¡Bájatedelacamioneta!

Kennyseechaareírcomounloco.

— Sólounachicacomotúpodríaordenarleaalguienquesebajedesupropiovehículodeesamaneratanautoritaria— asegura,quitándoseelsombrerodelacabezaparasacudirlo.

Unamatadepolvoarenososelevantafrenteamíynopuedoevitarunataquedetos.

— No puedes dejarme en paz, ¿verdad? — pregunto, furiosa, apretando lospuños.

¿Peroporquédemoniostienequesertanterriblementeguapo?¿Porquénohaengordado,sehaquedadocalvooselehancaídolosdientes?

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— Sípuedo,peronoquiero— susurraconvozsensual,guiñándomeunojo — .Ysabesqueyosiempreconsigoloquequiero.

¡Estoesdemasiado!

— Bueno, vaquero… — digo, sonriendo con ironía — . Hasta aquí hemosllegadotúyyo…

Pero nada más abrir la puerta, Kenny apresa mi brazo con su mano,deteniéndome.

— Gina, por favor, deja de comportarte de esamanera…— suplica con vozdulce.

Un millar de mariposas comienzan a bailotear en mi estómago y, sin poderocultarlo,misojosseencharcan.

«Necesitosalirdeaquícuantoantes…»

— Déjameenpaz,Kenny,porfavor…

— Nosoytuenemigo,Gina— asegura,sinsoltarme.

Unalágrimasedeslizapormimejillayyomeapresuroazafarmedesumano.Escomosielcontactoentrenuestraspieleshubieraelectrocutadomicuerpo.

— No,tienesrazón— aseguro,retirándomeconfierezalalágrimarebeldequesemehaescapado — .Túnoeresnadie.

Mebajodelvehículocomounhuracán,encrespaday…¿Quémás?¿Quéesesoquesiento?¿Porquéquieroescaparyalavezquedarmejuntoaél?¿Porquénosoycapazdealejarmedeesemalditovenenoqueenunaocasiónestuvoapuntodematarme?

— ¡Terecogeréalassiete,Gina!— grita,sacandolacabezaporlaventanilla.

— ¡Seráentusmejoressueños,Kenny!

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9

Desde una de las ventanas del bar de Larry puedo ver cómo Paige y Kennydiscuten en la furgoneta. Bueno, al menos parecen estar peleándose, pero nopuedoestarsegura.Diezminutosdespuéssemarchandelaparcamientoyyometerminoelmalditowhisky sinhielosque irritamigargantaynublamivisión, peroquegracias aDios, calma el vuelo de las mariposas que ese maldito Russel es capaz dedespertarenmiestómago.

Leodio.Leodiocontodamialma.LeodiomuchísimomásdeloqueleodiabalaprimeravezquememarchédeestelugarylleguéaManhattansinél.Leodioaúnmás que antes de subirme almaldito y asqueroso avión queme ha traídohastaaquí.Leodio,leodio,leodio,leodio,leodio…

— ¿Señorita?¿Unomás?

AlzolamiradahaciaLarryysonríodesganada.

— Sí,porfavor.

Necesitaré“muchosmás”parasuperareldíadehoy.MientrasLarryvacíaotrochorritodewhiskyenmivasovacío,recuerdoloquemehacontadoanteriormentePaige.

— Oye,Larry, ¿es verdadque vendes la camioneta?— pregunto, captando laatencióndelcamarero.

Éldudaunosinstantes,repasándomedehitoahito.

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Paraestasalturasydespuésdelnumeritoquearméenelfuneraldepapá,estoyconvencidadequesabráquiénsoy.Además,meconstaqueConnoryélteníanunabuenarelacióny…

— Sí,asíes— meconfirma — .¿Porqué?¿Teinteresacomprarla?

Yo niego, dibujando una sonrisa sincera. La primera desde que Paige haaparcadolamalditapickupenelpueblo.

— Enrealidad,no.Meinteresaalquilarla.

Élselopiensaunosminutosensilencioypuedoverenlaexpresióndesurostroquemipropuestanoleconvenceenexceso.

— Tepagarétreintadólaresaldíayantesdedevolvértelalalimpiaréytellenaréeldepósitodegasoil.

Eraunbuentratoysabíaquenopodíanegarseaaceptarlo.Treintadólaresaldía,tirando por lo alto, suponían sus ingresos de al menos media semana.Mediasemanaenlaquesecontabaelsábadoyeldomingo,claro.

Esta vez Larry no se lo piensa demasiado antes de escupirse en la mano ytendérmela.

— Tratohecho— aseguraconfelicidad.

Conrepugnancia,estrechosupringosapalmayledevuelvolasonrisamientrascontengolasnauseas.Bien,yatengotransporte.

CuandoregresoalranchomeentretengoaseandoaTwistylimpiandosucuadra.Descubroqueeseejerciciosuponeunesfuerzomuchísimomayoralqueimplicacorrer en la cinta varios kilómetros diarios.Cuando termino estoy tan agotadaquenonotonilosbrazosnilaspiernas,peromesientofeliz.

— Teveoluego,chico…

Medespedidoconunasbrevespalmaditasyelcorazónenunpuño.Séqueestoyhaciendomalenencariñarmeconélpero,¿cómoevitarlo?Además,ahoraséqueTwisteselúnicovínculoquemeuneaúnamipadreydealgunamanera,sientoqueestápresentecuandoyocompartomitiempoconelcaballo.

«Noseasestúpida,Gina…»

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Me ducho rápidamente para desprenderme del olor a cuadra y me visto unpijamadedospiezas,cómodoypráctico.DespuésrepasolasfacturaspendientesqueteníaConnoryvoytachandoaquellasdelasqueyamehehechocargoestamañana,enlatabernadeLarry.Menosmalqueaúnfuncionaesedescacharradoyanticuadoteléfono,porquesinoestaríavendida.Cuandoterminodeponeraldía el rancho,me centro en losmensajes queme ha ido enviandoEva y voyanotando en una agenda las tareasmás importantes que tengo pendientes.MedigoamímismaquemañanatendréquebajaralpuebloyponerenordenmisprioridadesocuandoregreseaManhattanmipuestodetrabajosehabrárifadoalmejorpostor.

Dosgolpessecoscontralapuertademaderamehacenbrincardelsofá,asustada.Desvíolamiradahaciaelrelojdeparedquetengofrenteamí,maldiciendoenvozbaja.Nopuedeser…¡sonlassiete!Deslizomispiesporlamaderasinhacerruido,meacercoalaventanayretirolacortinaconsigilo.ElidiotayguapísimodeKennyRusselapareceenmicampodevisión,vestidoelegantementedevaquero.

— ¿Gina?¿Estásahí?

«Kenny,Kenny,Kenny…»

¿Por qué no puedo dejar de suspirar por él cómo una niña tonta, estúpida yenamorada?Nolequiero.Noleamo.Hacedemasiadotiempoquemeolvidédeél y que he rehechomi vida.Aunque el beso del otro día fue capaz de hacervibrarcadaporodemipiely….

«¡Ynada!¡Malditasea!¡Tengoquesacarledemicabeza!»

— Venga, Gina, sé que estás ahí dentro… — grita, golpeando de nuevo lapuerta con los nudillos — .La furgoneta deLarry está ahí aparcada y todo elpueblosabequeselahasalquilado.

AúnestoysopesandocómodeberíaactuarcuandoKenny, impaciente,vuelveagolpearlapuertacrispandomisnervios.Caminoenfurecidahastaellaylaabro,chocandodeprontoconsuintensamirada.

— ¡Déjame en paz, por Dios! — grito con fuerza, fuera de control — . HevueltoaKansasCityparasolucionareltemadeestemalditoranchoysitesoysincera, lo último que esperaba era verte, Kenny— continúo, hablando condemasiada rapidez — . Ya me rompiste una vez el corazón y decidí que nosignificabasnadaparamí,¿meoyes?¡Nada!¡Polvo!¡Aire!

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Veocómosusojosseensombrecen,peroestardeparapreguntarmesimeestoypasandodelarayaono.

— Lascosasnofuncionancomotútecrees,KennyRussel,¡asíquedéjameenpaz de una maldita vez y sigue con tu vida!— exclamo sintiendo cómo mienfado va en aumento — . Sólo eres un maldito caprichoso egocéntrico ymanipuladorquesepiensaquepuedejugaryhacerconlaspersonasloqueledalarealgana…¡Yconmigono!¡Vaslistositecreesquevoyavolveracaerentusredesyacreermetodastuspuñeterasmentiras!

Leseñaloconeldedoíndice,exaltada.Mipechosubeybajaconrapidezysoyconscientedequeestoyhiperventilando.

— No significas… — susurro con el tono de voz contenido y las mejillasencendidasderabia — ,nihas significado…¡nada! ¡Absolutamentenadaparamí!

Kennysequitaelsombrerodecowboyconaireabatidoyseencogedehombros.Estoyconvencidadequesaltaráenmicontraconalgunadesusartimañas,peroenlugardeesosonríecontristezaysedalavueltapararegresar,ensilencio,asupickup.Meparecequesusurraalgoenelmomentoenelquesubealasientoconductor,peroaestadistancianosoycapazdeescucharle.

Cuandocierrolapuerta,meechoallorardesconsoladamente,recriminándomeamímismalapatéticaactitudqueestoymostrando.Necesitounbuenwhisky,deesonomecabelamenorduda,asíquemedirijoamiantiguahabitaciónymevistoconlosprimerostraposqueencuentroenmibolsadeviajeantesdeecharacorrerhacialacamionetadeLarry.

Conduzcodistraídahastaquepasopordelantedelgraneroenelquecadaaño— desdemiinfancia — seinicianlasfiestasdelcampo.Lamúsicasuenaaunvolumen anormalmente elevadoy la gente se aglomera en la puerta del lugar,charlandoyriendoanimadamenteconunvasodeponcheenlasmanos.

«Elponcheesparaloscatetosdecampo»,pienso,deseosadepoderingeriralgofuertequecalmeeldolorquesemehaformadoenelpecho.

Disminuyolavelocidad— nosémuybienconquéintención — ,hastaquemisojoschocanconlosdeél.Nuestrasmiradassecruzanyeltiempoparecequedarsuspendidoenelaire.CuandoKennyRusselabandonamicampodevisión,eldolor es aún mayor y la ansiedad ha crecido desmesuradamente. ¡Con una

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puñeteramirada!

«Esehombreesvenenoso,Gina,muyvenenoso.»

— Unwhisky,porfavor— pido,sentándomeenlabarra.

— Estabaapuntodecerrar— señala,arqueandolascejas.

Yodeslizounbilletedeveintedólaresporlabarra,incentivandoalviejoLarryamantenerseabiertounratitomás.

— Solodiezminutos— prometo,poniendocaradeniñabuena.

Larryasienteycolocaunvasoconwhiskyfrenteamí.Sólo tengodiezmíserosminutosparaahogarmispenasasíquenohay tiempoqueperder;alzoelvasoeingieroelcontenidodeunrápidotrago.

— Más— ordeno.

Elcamareroselopiensaantesderellenármelo.

— ¿Estásseguradequé…?

— Porfavor.

Asiente,volcandolabotella.

Cuando presiento quemis sentimientos están lo suficiente entumecidos comoparasoportarloquerestadenoche,sonrío,deslizootrobilletedeveintedólaresporlabarraymedespidodeLarrytambaleándomedeunladoaotro.

Estoy intentando dar con las malditas llaves de la camioneta cuando veo elgranerodefondo,repletodeluces,músicaydegente.

«Noesbuenaidea…»

Pero el diablitomalo queme susurra en la oreja gana la batalla al angelito ycuando quiero darme cuenta ya estoy caminando hacia allí. Deseo volver aencontrarme con Kenny Russel. Sé que no es lo mejor — dado mi estado,menos aún— , pero lo deseo tanto que es la única razón por la que caminohaciaesemalditogranero.Quierogritarle,quieroinsultarle,quieropegarley…¡OhporDios,tambiénquierobesarle!

Es como si un remolino de sentimientos contradictorios aplastase cualquierlógicalatenteenmimente.

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ClavolospiesenlagravillacuandomimiradachocaconPaige,quetieneasupequeñosujetodelamano.Taylorlerodealacinturaconternuraylaestrechacontraélmientrascharlananimadamenteconunodelosvecinosdelpueblo.Unaguijonazo de celosme atraviesa y soy consciente por primera vez de cuántoenvidio eso que tiene ella… una familia. Una familia de verdad. Eso que yonunca,jamás,logrétener.Medesplomode rodillas enel suelocuando soyconsciente,denuevo,dequeKenny no es tanmalo como siempre pensaba. En fin, sé que dentro de cincominutosvolveréaodiarlecontodasmisfuerzas,peroahoramismoloúnicoqueprocesosonloscelos,laenvidiayladecepción.CelosporquelosRusselsiemprehan estado unidos, porque nunca les faltó cariño o amor, porque jamás sesepararon.Envidiaporqueelamorquesehanprocesadosiemprehasidosincero,porquehantenidounamadrequeloshaadoradoporencimadetodoyporquePaigehaencontradoaunmaridodeverdad.Unocapazdecuidardeellaydelpequeño Nathan; uno capaz de bajarle la luna en vez de prometérsela. Ydecepción porque todo eso fue lo queKennyme prometió y no fue capaz decumplir…decepciónporque todosmissueñosquedaronatráshace tantosañosqueyanisiquieraeracapazderecordarlos.

— ¿Gina?— preguntaPaige,encaminándoseamidirección — .¡Gina!

Meayudaaenderezarmesujetándomeporambosbrazos,desdelaespalda.Veo cómo le indica a Taylor que no hace falta que se acerque y después, secentraenmí.

— Paige,Paige,Paige…— ronroneo,riendotontamente.

Ellatambiénseechaareírdelamismamanera.

— Tehasagarradounabuena,¿eh?

Yolevantolosbrazosylosdejocaercontramicuerpoenseñalderendición.

— Mehaaaaaspillado…

Paigevuelveareír,abrazándomeconternura.

— Creoquedeberíallevarteacasa— medicealoído.

— Notepreocupes,yomeencargo.

LavozdeKennymegolpeaconfuerza,dejándomesinrespiración.Estoy a punto de gritarle que se vaya a lamierda, perome trago las palabras

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cuandosuolormegolpealasfosasnasales,aturdiéndome.

— ¿Seguro?— preguntaPaige,aúnsinsoltarme.

Debedesaber lomalqueterminólacosaentrenosotroslaúltimavezquenosvimos;loquenoséescuántolehabrállegadoarelatarKenny.

— Notepreocupes,ladejaréencasasanaysalva.

— ¡Hip!

Me tapo la boca con ambas manos, avergonzada, cuando comienzo a hiparbochornosamenteysinpausa.KennyseríedelamismamaneratiernaquePaigey me aúpa entre sus brazos. Yo me estrecho contra su pecho con fuerza,sintiéndomedenuevoesaniñadesprotegidaquequeríaquedarsejuntoaélparasiempre.

— ¿Teencuentrasbien?— inquiere,colocándomesobreelasientodelcopilotodelafurgoneta.

Yoasientorotundamenteconlacabezaydebodeponerdemasiadoénfasisenelgesto, porqueKennyvuelve a echarse a reír de esa forma tan sensual quemevuelveloca.

— Tellevaréacasa…

Él arranca la camioneta, agarra el volante y echa a conducir en dirección alranchodemipadre.

Talvez sedebaa la cantidaddealcoholquehe ingerido,pero instintivamentepiensoqueestasituaciónpodríahabersedadoperfectamentesijamásmehabríamarchadoaManhattan.Las facturas llegaríanal ranchoanombredeKennyyGinaRusselycadaañoacudiríamosalainauguracióndelasfiestas.Bailaríamosen el granero, iluminados por la escasa luminiscencia de la decoración ytomaríamosponchehastamarearnos.Seguramente, al llegar a casa,Kennymeharíaelamor.Vuelvoasentireseaguijonazodeenvidia;estavezporlavidaquenohetenidoyporel«podríahabersido».Antes de que mi padre falleciera y de bajarme del maldito avión, estabaconvencidadeque loúnicoquedeseabayanhelabaen lavida era ser alguienimportanteylabrarmeunbuenfuturodelquesentirmeorgullosa,peroahorayanolotengotanclaro.Quizástodosmisintentosportriunfarenelámbitolaboral

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noeranmásqueunengañoamímismayunaexcusaparanopensarenKennyRussel.

Desvíolamiradahaciaélymequedoobservandocómoconduce,concentrado,conlavistafijaenlacarretera.Estátansexyconesesombrerodevaqueroyesamiradadehombreheridoque…

«¡Estás borracha!»,me recuerdo, «mañana te arrepentirás de todo lo que hoyhagas…»

Peroprefieropreocuparmepormisactosmañanaquereprimirmehoy.

— Quiero ir a ver las estrellas… — murmuro en voz baja, procurando noarrastrarlaspalabrasnihipar.

Enrealidad,noestoytanmalcomopensaba.Oesocreo.

Kennymemiradereojo.

— Nocreoqueseaunbuenmomento.

Yosacudolacabezaenseñalafirmativa.

— Loes— aseguro — ,llévameallugardondenacenlasestrellas.

Detiene el coche en mitad de la calzada y se gira para observarme de arribaabajo,mordiéndoseellabio.

— Noesbuenaidea.

— ¿Porquéno?

LaspiernasmetiemblanmientrasKennymetraspasaconlamirada.

— Porque creo que no soy capaz de quedarme a solas contigo. No estoy…preparado.

— Porfavor…— suplico,imaginándomeelclaroenelqueporprimerayúnicavezKennyRusselyyohicimoselamorbajolasestrellas — ,llévameallí.

Parececontrariado,peronomediscute.Hace girar el volante en dirección opuesta y vuelve a conducir con lamismaconcentraciónqueantes,ensilencio.Nomemiranimehablayesomeproduceaúnmásconfusión.Megustaríapreguntarlequéesloqueestápensando,peroesotansolodaríapie

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amuchaspreguntasmás.Hay tantascosasquenoentiendo…¿Porquénomeacompañó?¿Porquésequedóaquísihabíaprometidocaminarjuntoamíhastaelfindelmundo?¿Porquémedejódequererdelanochealamañana?Sí,ésaeslapreguntaquemásmehatorturadoestosúltimosaños.¿Cómoesposiblequeun hombre deje de amar sinmotivo alguno?O quizás si hubomotivo…Peroentonces,¿cuálfue?

— Hayqueseguirapie— dice,deteniendoelmotor.

Memiraconcuriosidadypuedoverelbrillodesusojosrenacer.

— Vale.

Tambaleándome levemente, consigo salir de la camioneta por mis propiosmedios.Puedoescuchar la risita traviesadeKennyalotro lado,caminandoenmidirección.

— ¿Quétehacetantagracia?

Élmeatrapaentresusbrazosymeaúpaenvolandas.

— Lo cabezota que eres— asegura,mientras yo comienzo a sacudirme entresusbrazos.

— Caminaré— ledigo,convencida — .Caminaréhastaelclaro.

— Haydemasiadocaminoydemasiadavegetación,ytúestásborracha.

Hiposincontrolrepetidasveceshastaqueconsigocontrolarlo.

— Caminaré.

— ¿Nopuedesserlamismachicaqueconocí?¿Nopuedesconfiarenmí?

— No.Caminaré.

Kennyme deja en el suelo riéndose suavemente, pero no suelta mis caderas.Siento cómo ese contacto hace vibrar cada parte de mi cuerpo y vuelvo apresentirlamaneraenlaquesuvenenomeconsumepocoapoco.Séquenoesbuena idea y que estoy jugando con fuego, pero, ¿cómovoy a echarme ahoraatrás? ¿Cómo hacerlo si puedo sentir la calidez de sus llamas? Voy a acabarabrasándome,peronomeimporta.EstanocheloúnicoquepiensoesenmorircalcinadaporKennyRussel.Ahuecasumanoenmimejillaymeobservaconternura.

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— ¿Puedobesartedenuevo,Gina?

Mi corazón se acelera con brusquedad. Intento controlarme para no sufrir uninfarto,peroesimposible.Estátanaceleradoydesacompasadoquenosoycapazsiquieraderesponderle.

— Metomarétusilenciocomounsí.

Yantesdequepuedaprocesar nada, su alientogolpeamipiel y sus labios seposan sobre los míos. Al principio de forma brusca y salvaje, pero despuésdemuestra una mayor suavidad y ternura. Recorre con su lengua mi boca,deseosodecogertodoaquelloquenoshemosnegadotodosestosaños.Sientolaexcitaciónypasióncreciendoenmiinteriorynopuedocontenermealdeslizarmisbrazosporsucuello,dejandocaersusombrero.

— Oh,Gina…— gimeahogadamente,sinliberarmislabiosdelossuyos.

Todocomienzaadarvueltasamialrededor,asíquecierrolosojosymerindoaél. Puedo sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, deseándome. Sus dedostraviesos se introducen por debajo de mi blusa y se deslizan con suavidad atravésdemivientreparaalcanzarmisujetador.EstallodeplacercuandoKennyaprisiona uno de mis pechos. Jadeo lujuriosa y pasionalmente, necesitandomuchomásdeesecontacto.Después saca lamano demi blusa y, sin dejar de besarme, vuelve a auparmeentresusbrazos.

— Llegaremosantes— susurraenmioreja,sonriéndomeconpicardía.

Estaveznodiscuto.

Cruzamos el campo de girasoles bajo la luz de la luna llena. Puedo notar elesfuerzo físico que debe de estar realizando Kenny, pero no quiero que laenemistadvuelvaasurgirentrenosotros,asíquenoprotesto.Yano.Hedecidorendirmea…él.

Séquemañanaseráotrodíayquedentrodemuypocoregresaréamihogar.Yentonces,cuandollegueesemomento,yamepreocuparéporvolverareconstruirypegarconpegamentocadapedazomagulladodemidestrozadocorazón.Puedequeestavezseamuchomásletalquelaprimera,peroesotampocomeimporta.Elvenenosabe tanbienyes tandeliciosoqueloúnicoen loquepiensoesensaborearlolentamenteydisfrutarlohastaquememate.

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—Miraelcielo,Gina…— bisbisea — .Lasestrellashanvueltocontigo.HacíamuchotiempoqueKansasnobrillabatantocomohoy…

Levanto lamiradaychococonunmantode lucesbrillantesy titilantesquesealza hacia el horizonte sobre nosotros. El recuerdo de un millar de nochesmágicasbajoeste techogolpeamimente,perohagounesfuerzoporcontrolarlaslágrimasynoderrumbarme.

— Seguroqueenlaciudadnovesnacerlasestrellas— aseveraconuntonodevozquenosoycapazdeidentificar.

Podría contarle que tiene razón; que la contaminación lumínica encapotaManhattan. Podría explicarle que por ésa misma causa me compré unapartamentoenunodelospisosmásaltosdeunrascacielosypodríadecirlequecada noche antes de irme a dormir soñaba con la luna de Kansas City y meimaginabaqueéltambiénseencontrabaobservándola.Perodecirtodoesoimplicaríadejaraldescubiertolodébilquesoyyeldañoqueélfuecapazdecausarenmí,asíquemequedocalladaymemuerdoellabio.

Kennymedejacondelicadezaysetumbaamilado,enlahierba.Supongoqueestaráagotadodelesfuerzo,peronosequejaenvozalta.

— Esprecioso…

Élseciernesobremicuerpoymemirafijamente.Despuéssequitaelsombreroconlentitudylocolocaamilado.

— ¿Puedohacerteelamor,Gina?

Una vez más, mi corazón se desboca en mi pecho y comienza a latirarrítmicamente.

«Sí,Kenny…hazmetodoloquequieras.»

Peronosoycapazderesponderporque,enelfondo,estoytanatemorizadacomoaquellaprimeravezqueleentreguémivirginidadpensandoquelonuestroseríaparasiempre.

«Ahoraalmenossabesquenotequiere»,pienso,«ahoralosdosjugáisconlasmismascartas».

— Metomarétusilenciocomounsí.

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Mebesa,primerobruscamenteperodespuésconmayorsuavidad.Cuandoseretirademislabiossientoquenecesitomuchomásdeél,desusabor,de su contacto. Puedover cómo se quita la ropa bajo la leve luz de la luna ycómo sus pectorales quedan al descubierto. Un escalofrío recorre mi cuerpocuando posa las manos en mi cadera y eleva mi camiseta, retirándola. Estoyhúmeda,hambrienta,desamparada.PrecisorecordarconurgenciaquésesentíacuandoKennyinundabamiser,cuandoreclamabamicuerpoconfiereza.Peroélsetomalascosasconcalma,conteniendocadamovimiento.Desabrochami pantalón y lo retira junto amis bragas, así que únicamente llevo puesto elsujetador. Recorre con su dedo índice el camino de mis pies a mis pechos,pasandocondisimulopormimontedeVenusyobligándomeatemblaranteél.Suspiro ahogadamente intentando controlar el impulso de agarrarle del pelo ytirarlehaciamí,parapoderbesarle,parapodertenerle.Cuandollegaamispechos,seentretienedibujandolaformadelsujetador,peronolodesabrochani loretira,sinoquelodejadondeestá.Despuésterminadedesnudarse,dejandoaldescubiertosuduroyvirilmiembro.

«Kenny…uff»

Alargomibrazodirigiéndoloaél,peromeretieneycolocamimanodetrásdemicabeza.

— Estate quieta, Gina — ordena con voz autoritaria, retomando esos airessuperiores de cowboy seguro de sí mismo — . He esperado esto demasiadotiempo,asíquevoyadisfrutarlo…

«¿Asíqueesverdad?¿Mehasestadoesperando?»Sacudoesaspreguntasdemispensamientosporquenoesmomentodemeditarenellas.Ahora sólo quiero disfrutar y…mañana ya tendré tiempo de arrepentirme detodo.

Vuelve a besarme, apoyando su cuerpo desnudo contra el mío y rozándosecontramí.Memuerdeellabiomientrasserestriegadetalmaneraquelateladelsujetador consigue erizarme la piel y los pezones. Intento rodearle con unapiernaparaexigirlemás,peroKennymeretieneconfuerza,inmovilizándomeytomándome sólo cuándo y cómo quiere, anulándome. Aunque no quierosometerme a él de ningún modo, me gusta. Siento que se comporta de unamaneraanimalysalvaje,comosiintentararecordarmequesoysuya.Sólosuya.Terminadesabrochándomeelsujetadorparasuccionarmispezonesensubocay

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mientrasseentretieneeneseacto,haciéndomegritardeplacer,nopuedeevitarqueagarresumiembroporlabaseylomasturbeconansia.

— ¡Oh,joder,Gina!— grita,aspirandomiaroma.

Élmeimitaymuevesumanohastamihumedadparaentrarysalirdeellaconferocidad. Ya no hay delicadeza nimovimientos contenidos, simplemente nosmovemosporinstinto.

«Tenecesito,Kenny,siempretehenecesitado…»

Observosurostromorbosobajoesaluzblanquecinadelalunaypiensoqueencualquiermomentomedesmayaré.Nosésiescosadelaoscuridad,delplacerquemeprovocansusactosodelalcoholqueheingerido;quizáselsimplecócteldelostreselementosseamortal.CuandoKenny se clava enmi interior, inundándome por completo, arqueo laespaldayalzolaspiernaspararodearsumusculosoytensocuerpo.Quieroqueme penetre conmás fuerza, perome resisto a suplicarle.No, jamás volveré asuplicaraKennyRussel.Respondo a sus embestidas recibiéndole, alzandomi cuerpo hacia él para queconsigallenarmeporcompleto.LamuecaqueKennycontieneenelsemblanteestanintensaquecontansolomirarletodomicuerporeacciona,excitándose.

No sé cuánto tiempo pasamos de esa manera, besándonos, disfrutándonos,saboreándonos… hasta que nuestros cuerpos sudorosos y resbaladizos no soncapacesdecontenermáselorgasmoyestallandeplacerbajolaluzylamiradadelascuriosasestrellas.Lasmismasqueañosatrásnosvieronamarnosenestemismolugar.

Kennymeabrazacon fuerza, estrechándomecontra susbrazos.Un instintodesupervivencia me grita que me aleje de él y recoja mi ropa pero por algunarazón, no hago caso ami yo interior.No quiero alejarme de él, aunque tengomuypresentequealfinalterminaréherida.

«¿Qué poder tiene Kenny sobre mí?», me pregunto, mientras él recorre miespaldaconunreguerodebesos.«Elmismoqueteníacuandomemarché».

Aunquemecuesteadmitirlo,siemprehasidoél.Siempre.Pero también sé lo cruelydespiadadoquepuede seryque si nohuyocuantoantes de Kansas City estas caricias terminarán convirtiéndose en un amor, encariño,enalgo tandolorosoqueni siquieracreoquepuedasercapazdedejaratrás.Pensar queKennyRussel ha cambiadoyyano es elmismode siempre

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seríaunerrorquenopuedopermitirmeniperdonarme.No,nopuedo.Hepasadodemasiadosañosconstruyendounavidacomoparavolveradesmoronarmeporél.

— ¿Tienesfrío?Estástemblando.

Sigocallada,sinresponderle.Mecuestaseragradableconélcuandosecomportadeestamaneratancariñosay…falsa.Sí,quieroquehayaunapequeña treguaentrenosotros— almenosporestanoche — ,perotampocosécómosobrellevarlasinlanzarleloscuchillosquetengopreparadosyapuñarleporlaespalda.

— ¿Gina?

— Estoybien,gracias— respondoantesuinsistencia.

Aunqueestoydelantedeélymetieneabrazadaporlaespalda,puedosentir lasonrisaquesehailuminadoirónicamenteensurostro.

— Conlosañostehasvueltoaúnmástestarudadeloqueyaeras.

«Asíqueeseso,¿eh,Kenny?Queyanosoylaniñatontaquepodíasmanipular,ésaqueteabriósucorazónsindudarlo.»

— Unavirtudquenoquierodesaprovechar.

Élsueltaunarisitasuaveenmiespalda,despuésplantaunbesoenminucadeformacariñosa.

— Terecuerdoquehassidotúlaquemehapedidoesto…

— ¿Cómo?— murmuro,girándomehaciaél — .Paraunpoco,vaquero.Yonotehepedidonada.

EstoyapuntodesaltarenchispascuandoKennyvuelveareírdeesamaneratandulce,derritiendomicorazón.Mecontengoporquesusonrisasinceraydesnudameimpidecontinuarconelataque.

— Tienes razón… esto ha sido cosa mía, Gina — ronronea en mi oreja,besándomeelcuello — .Todohasidocosamía…perdónamepornohabersidocapazderesistirmeatubelleza.

— ¿Creesqueconesoshalagosconseguirásseducirme,Kenny?

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Élvuelveareír,ahoraestrechándomeconfuerzaentresusbrazos.

— Creíqueyahabíalogradoseducirte,Gina…

Odio que tenga la última palabra, así que empiezo a pensar una grosería paraescupirle en la cara cuandoKennyatrapami rostro entre susdosmanosymeobliga a alzar la vista al cielo. Justo en ese instante una estrella fugazresplandecientecruzaelcieloconrapidez,relampagueando.

— Ahora recuerdo por qué decíamos que en este lugar nacían las estrellas…— murmuroenvozbajita,sintiendounainevitablesensaciónde«dejavu».

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10

CuandoamaneceenKansasCity,aúnestamosenelclaro,abrazados.Noshemosdebidodequedardormidosmirandolasestrellas,asíquecuandonosdespertamosestamoscongeladosy,cómono,todavíadesnudos.

Nosvestimosconrapidezparadirigirnosalacamioneta,ymientrasrecorremosel camino de vuelta, no puedo evitar sentir que estoy cometiendo losmismoserroresquemarcaronelsufrimientodemipasado.

Kenny detiene su pickup delante del rancho demi padre y se queda callado,observándomefijamente.Supongoqueestáesperandoalgodemí,peroyonoséquéesloquedebodecirle.

— Necesitosaberqueestonovaasercosadeunanoche,Gina…

— Kenny…— suspiro,agotada,interrumpiéndole.

Ahoramismo,dada la confusiónque sufro, ésano es precisamenteunade lasconversacionesquepuedopermitirmemantener.

— Deverdadquenecesito saberlo— asegura, estrechandomimano entre lassuyas — .No quiero volver a perderte y no quieromarcharme de este ranchopensandoquepuedesvolveradesaparecer.

Lomirofijamentemientrasmicorazónvuelvearesquebrajarse.

«Noseasegoísta,meperdisteporquetúquisiste.Meabandonaste».

Pero el nudo que me aprieta la garganta es tan fuerte que ni siquiera puedoresponderleeso.Presientoquesinomemarchoconceleridad,meecharéallorarencualquierinstantey…

— Gina, por favor, sólo dime que no huirás de esto— suplica, con los ojosacuosos.

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«¡Oh, Dios! ¿El importante vaquero deKansas, Kenny Russel, está llorando?Esosíquenomeloesperaba».

— Yo…

— Séquelascosasnosalieronbienenelpasadoyséqueaúnmeodiaspor…porloquehice— continúa,conuna lágrimarecorriéndole lamejilla — ,peronomequedómáselección,Gina.

Toda la ternura y la delicadeza del momento se esfuma cuando escucho esasúltimaspalabrasdeKenny,asíqueretiromimanoalmomento,tensándomeenelasientoydisponiéndomeaabandonarlapickup.

— Novuelvasahacerlo,Kenny— leadviertoconuntonodevozfirmequenisiquierasécómosoycapazdemantener — .Noteatrevasavolveramentirmeasí.

Cuandomebajode lacamionetayaceleroelpasohaciaelporche, laspiernasme fallan yme derrumbo en el suelo. Puedo escuchar la puerta de la pickupabriéndoseypresientoqueKennyacudeenmiayuda,peronolenecesito.Jamásvolveréanecesitarleporqueheaprendidoavalermepormímisma.

— ¡Estoybien!— grito,levantándomedelagravilla.

Mequedo inmóvil sincaminarunpasomás, temerosadequemis temblorosasextremidadesvuelvanadecidirdejarmeenridículo.Cuandoescuchoelmotordelacamionetaalejarseamiespalda,vuelvoaprobarsuerteycaminoal interiordelrancho.Cojouna chaquetadel percherode la entrada,me abrigo superficialmente conellaymedirijoalosgranerosparadarleeldesayunoamipequeñoTwist.

— No te preocupes, chico — murmuro, observándole en la distancia cómodevorasupienso — .Nodejaréqueesecavernícolaseencarguedeti…FiarétucustodiaaPaige.Enellasípodemosconfiar.

«Tengoquesalirdeestemalditolugarantesdequeseatarde».

Twist deja de comer y alza la cabeza, observándome con esos preciosos eintensosojosdecolormiel.Sabequemeestoydirigiendoaél,losé.

— Eresmuylisto,¿verdad?Yyomuyestúpida.Realmenteestúpida.

Sinquererlo,vuelvoaderrumbarmeemocionalmente,yelgolpees tanintenso

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quenotocómoeldoloratraviesamipecho.Apoyolaespaldacontralapareddelestabloymedejocaerhastaterminarsentadaenlapaja,frenteaTwist.Yaestardeparaestarasalvoporque,unavezmás,hesidotanidiotadedejarleentrarenmividaydeentregarlemicorazón.¿Deverdadmecreíaquetodasesascariciasyesosbesosnoibanasignificarnada?¿Quépodríaborrarelcontactodesupielcontralamíaconunaducha?

«Eresunamujeridiota,estúpidayabsurda.Sobretodo,muyabsurda».

Cuando recobro la compostura,me levanto yme dirijo al interior del rancho.Estoy demasiado cansada, física y psíquicamente, como para continuarmeditandoy repasando lanoche, asíquedecido irmeadormir, convencidadequecuandodespiertepodrépensarconmayorclaridad.

Vuelvoaabrirlosojosalmediodía,empapadaensudor.El calor enKansas es pegajoso e insoportable, y a esodebo sumarle el tufo awhisky que desprende mi cuerpo y mi aliento. Pero antes de meterme en laducha, un pitido que proviene de mi teléfono móvil capta mi atención y meacercoalaparatopararevisarlo.Enalgúnmomentodebodehaberrecuperadolacobertura porque todas las llamadas que he recibido estos últimos días hanllegadoalterminalenformademensajesdeaviso.LamayoríadelasllamadassondeEva,dealgúnsociofinancierodelaempresao…deFrancis.

«Francis…»

Mientraselchorrodeaguafríacaepormiespaldapiensoenél.Cierto es que nunca le entregué mi corazón, pero también sé que Francis semerecemirespetoymifidelidad.Confíoenél,yesoesmuchísimomásdeloquepodríadecirdelmalditoKennyRussel.

Meenvuelvoconlatoallaymequedomirandofijamentelamaletademanoquetengoamediodeshaceren lahabitaciónquemepertenecióenmi infancia.Séquetodoeldolorqueahoramealbergaesculpamía,porhabermeempeñadoaregresar a este odioso lugar en vez de haber enviado a alguien en mi lugar.Siempretuvelaopcióndefirmarunpoderaunabogadoynohabermovidounpie de Manhattan; pero muy en el fondo deseaba volver y comprobar cómoestabatodo.Verificarquenadahabíacambiadoyquelascosasseguíanigualquecuandomemarché.Y…,nosóloeso.PuedequetambiénhubieradeseadovolveraveraKenny.Pormuchoqueintentenegarlo,siemprefuiunamasoquistaenlosasuntosqueleconcerníanaél.

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Ha llegado lahoradedespedirmedeeste ranchopara siempre.Devolvera larealidadydejaratrástodoloquetengaqueverconmipasado.

Me visto con rapidez, recojomis pertenencias en el interior de la bolsa ymecepillo superficialmentemicabello rubioantesde salirpor lapuertaprincipal.Cuandopisoelporche,mimiradaseclavaenlosestablosynopuedoreprimirotroataquedeangustiasacudiendomimente.Twist.TambiénvoyadejaratrásaTwist.

Caminohastasucuadraconlaintencióndedespedirme,peroantesdealcanzarlayaestoyhechaunmardelágrimasycasinopuedonirespirar.

— Te echaré de menos— gimoteo, dándole unas pequeñas palmaditas en ellomo.

Twist apoya su cabeza sobre mi hombro y se queda en esa posición variosminutos;hastaqueyoconsigocalmarmeydejardellorar.

Leecharédemenos,sí.Quizás,despuésde todo,síqueconsiga llevarmealgobonitodetodoesteviaje.

— Paigecuidarábiendeti,teloprometo…

Y en ese momento, el sonido de una camioneta llegando al rancho llamamiatención.

«Mierda,mierda…»,murmuro.Había tenidolaesperanzadepodermarcharmeevitandocualquiertipodedespedida.

Caminohastalaentrada,escondolabolsadeviajeentrelapajay,fingiendounasonrisa, salgo al exterior. Esperaba encontrarme al idiota de Kenny Russelaparcandosupickupfrenteamiporche,peromeequivocaba.Se tratadel juezDixon.

Dibujolamejordemissonrisasenelrostro,caminandohaciasuencuentro.

— ¡Querida! — exclama el hombre, aproximándose a mí con movimientosdificultosos.

Alparecer,losañosnopasantanenvanocuandoenagilidadserefiere.

— JuezDixon— saludo,besándolefugazmenteenlamejilla — .Ahoramismoibaavisitarle…

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— ¡Puesfíjate!¡Nohahechofalta!— bromea.

Yosueltounarisitatonta.

Estoytandestrozada,queloúnicoquepiensoesenterminarconestareuniónloantesposibleparapodermarcharmedeaquí.

— ¿YlacamionetadeLarry,querida?

«¡Ohno,lamalditacamioneta!»

Debídedejarlaayerenelpueblo,porqueestamañanahasidoKennyquienmehatraídoacasa.

— Ladejéaparcadaenelpueblo…¡Yasabe,elponche!

— Sí,sí…yameimaginaba— sonríeél — .Perovayamosaloimportante,¿teparece?

Asiento,caminandoasuladohastaelporche.Ambos tomamos asiento en las escaleras, bajo el sol abrasador delmediodía.UnalevecapadesudorcaeporlafrentedeljuezDixonysuaspectoparecetancansadoqueestoyapuntodeproponerlequepasealinterioryseecheunrato.Peronolohago.

— Tengomalasnoticiasparati,querida— susurraenvozbaja,comosideesemodo fuera a pesar menos aquello que tiene por decir — . Tu madre haregresadoaKansasCity.

— Mi…¿madre?

— AhoramismolaacabodedejarenelbardeLarry,tomándoseunalimonada.

Intentoprocesarlanoticia,perosoyincapaz.¿Quémimadreharegresado?¿Cómoesesoposible?

Hace tantos años que se marchó, abandonándonos a nuestra suerte, que enrealidadescomosijamáshubieraexistido.

Elsonidodeunsegundomotoracercándosealranchodistraenuestraatención,obligándonosamiraralfrente.

— ¿Esperabasvisita?

— No…

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«¡Loquemefaltaba!»

LapickupdestartaladadeKennyapareceal fondodelcamino, levantandounanube polvorienta a su paso. El juez Dixon sonríe con picardía cuando le vedoblarlacurvayaproximarsealrancho.

— ¡Vayasorpresa!— exclama, clavando su longevamirada enmí — . ¡Es eljovenRussel!

— Sí,vayasorpresa…— replicoconironía.

Kennysebajadelafurgonetaconsusombrerodevaqueroladeadoyunasonrisagrabada en el semblante.Vavestido conuna fina camisetade linoque, por elsudor, sehapegadoa supiel,haciéndome recordar lavisiónde suspectoralesbajolaluzdelaluna.Meestremezcocontansoloimaginarlaescenaquetuvolugarenelclaro.

— ¡Buenosdías,juezDixon!— saludaconalegría — .¿Quétal,Gina?

Meencojodehombrossinmoverunsolodedodellugarenelqueestoysentada.

— Creoquenoesbuenmomento,Kenny…

— Oh, sí, será mejor que se quede aquí, señor Russel — señala Dixon,contradiciéndome — . Hay noticias que son más fáciles de escuchar encompañíadelosseresqueridos.

— Exacto. En compañía de los «seres queridos» — enfatizo, frunciéndole elceñoaKenny.

Pero a pesar de mis esfuerzos, parece que no tiene intención de marcharse aningunaparte.

— ¡Dios,quéhorriblebochorno!— exclamaKenny,sentándosejuntoaljuez.

EljuezDixoncompartesuopiniónconunmovimientoafirmativodecabeza.

— ¿Notendráslimonadadentro,no,Gina?— pregunta,secándoseelsudorquesehaformadoensufrente,bajoelsombrero — .Estoesinsoportable.

— Siquieresli…

— Unpocodelimonadaseríaestupendo— mecortaeljuezDixon.

Refunfuñandoparamisadentros,meintroduzcoenelinteriordelaviviendapara

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rescatarunpardevasosylalimonadaquemetrajoPaigeeldíaanterior.Mediajarrasequedóenlanevera;loqueesunaverdaderasuerte.

Cuando salgo, el juez Dixon y Kenny charlan animadamente como viejosamigos,yyonopuedoevitarsentirmeunpocofueradelugar.Además,loúltimoquemeapeteceahoramismoestratarlosasuntosdemiherenciaydeldivorciodemispadresenpresenciadeRussel.

Lesllenoambosvasosymevuelvoasentardondeestabaantes.

— Comoteibadiciendo,Gina…tumadreharegresado.

Kennyabre losojos comoplatos, en silencio,y centra toda su atenciónenmirostro.

— Y el asunto se ha terminado enredando aún más — continúa — . Segúncuenta ella, jamás se llegó a firmar el divorcio y… bueno, por lo queme hadicho,tampocotieneningunaintenciónderenunciaralrancho.

— ¿Perdone?— escupo, sintiendo una oleada de odio creciente ascender pormisentrañas — .¿Quéhadicho?

EljuezDixonseencogedehombros.

— Peroesamujersemarchóhaceveinticincoaños,juez.NopuedequedarseelranchodeConnorcuandonohamovidounsolode…

— Lo sé, lo sé…— canturrea Dixon — . No he dicho que vaya a ser fácilconseguir el rancho, pero tampoco he dicho que sea imposible. Habrá quepelearlo.

«Pelearlo»,repitomentalmente.

Peroyaestoycansada.Esteviaje alpasadomehacostadomuchomásde loquepodía imaginary, sicontinúoaquí,terminarépagándoloconmicorduraeinclusopuedequeconmiactualpuestodetrabajo.

— Connorsiempredecíaqueibaahaceruntestamento,asíquenodescartoquepudiera haber algo escrito por él en el rancho. Si fuera así, y si además sepudiera demostrar la separación y el abandono de su mujer, entonces Ginavolveríaaserlaherederatotaldelrancho.Comopoco,laherederaparcial.

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— Esamujervenderáelrancho,sequedaráeldineroyseolvidarádeestelugartanprontohayafirmadolospapeles,juez.Connorjamáslohabríapermitido.

«Exactamenteloqueesperabahaceryo.Vender,firmar,marchar».

Quizás,muyenelfondo,mimadreyyonoseamospersonastandiferentes.

Melevantodelasescalerasymesacudoelpolvodelostejanosconlapalmadelasmanos,justoantesdemirarfijamentealosdoshombresquehaysentadosenelantiguoporchedemipadre.Hallegadolahoradedeciradiósydecontinuar.

— Puedequedarseconelrancho.Renuncioaél.

Ambos me escrutan de hito a hito, como si de pronto se me hubiera ido lachaveta.

— Nosabes loqueestásdiciendo,Gina…— escupeKenny, conunanotadeodioensuvoz.

Eljuezselevantaconesfuerzoycaminaunpasoalfrenteparaapoyarsumanosobremihombroenungestopaternal.

— Notomesningunadecisiónprecipitadadelaqueluegotepuedasarrepentir,querida— murmura — .Venavermedenuevocuandoaclareslasideas.

Sinesperarmirespuesta,sealejacojeandolevementehastasucamioneta.

Kennyyyovolvemosaquedarnosasolas,mirándonosfijamente.Puedovereldesafíoy ladecepción impresos en su rostro, aunqueno consigo identificar larazónqueloscausa.¿Acasoesperabaquemequedaraaquíavivir,enelrancho,paraelrestodemisdías?¡GinaSteven,rancherayganadera!Desdeluego,ésedebedeserelsueñodecualquiermujercosmopolitahechorealidad,¿eh?

— Norenunciesa laherencia,Gina— murmura enun tonoprácticamentedesúplica — .Hazloporél.

Todoestoesdemasiado.

— Me da igual que después vendas elmaldito rancho, pero no dejes que esamujersequedetodoloquetupadreconstruyó,porfavor…

— Kenny…

Eldolorensumiradaes tanpatentequecasi lopuedosentircomomíoy,por

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primeravezdesdequevolvíapisarKansasCity,medoycuentadelomuchoquelosRusselqueríanyvalorabanamipadre.

— Recuerdaloquesufristeiscuandoosabandonó,loquelecostóatupadresaliradelante…

«Lorecuerdoperfectamente,Kenny».

FuelaépocamásduradetodamiinfanciaytansóloconseguimosdejarlaatrásgraciasalaayudadeSydneyRussel.

Dubitativo,selevantadelasescalerasydaunpasoalfrentehastaquedarjuntoamí.Puedosentirelmiedoensutonodevoz,ensusmovimientosyensusojos.Aprisionamismanosentrelassuyasytirademicuerpohastapegarloalsuyo.

— Teayudaréalucharporél,Gina…Simelopermites,estaréatuladohastaquetodoestotermine.Perolucha,porfavor,luchaporConnor.Selodebes.

«Sí,selodebo».

¿Cómonoselovoyadeber?¡Ledebomivida!

Sé, justo en ese instante, que mi estúpido plan de salir corriendo y coger elprimeraviónendirecciónaManhattansehaidoaltraste.Nopuedomarcharme.Y quizás, después de todo, jamás consiga huir de estosmalditos campos quenublanmirazón.

Kennycolocaundedodebajodemibarbilla,obligándomeaalzar la cabezaymirarle.

— Confía enmí por una vez en la vida, Gina… Prometo que esta vez no tefallaré.

Soyincapazdepasarporaltolapartede“estavez”,peroantesdepoderreplicar,sus labiosvuelvenaposarsesobre losmíos robándomeelalientoyunsuspiroahogado.El olor varonil de su sudor inundamis fosas nasales y, sin quererlo,vuelvoaperdermeenesasdosnochesqueKennyyyohemospasadojuntos;unatandiferentedelaotra.

«Noprometas nadaquenovayas a ser capaz de cumplir,Kenny…»,medigoparamisadentros.

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Estamos desnudos en el sofá del rancho, acariciándonos mutuamente. Con éltodo es tan intenso que estoy segura de que podría pasarme los días de estamanera,bajolasmantas,sinsaliralacalle.Sipormífuera,asuladotodoseríasexo,pasión,cariciasybesos.Laculpame invade fugazmentecuandoFrancisapareceenmicabeza,peronisiquieraenestemomentopiensoenélcomominovioocomolapersonaalaquedeberíaserfiel.Loquemedigo,encambio,esquenadieenestemundohasidocapazdebesarmeyprovocarmecomoKenny.Ningúnotrohombrehasidocapazdedespertarunmillardemariposasenmiestómagoyhacermesentircomounaadolescenteenamoradiza.

— Siempre me ha gustado cómo frunces el ceño cuando estás pensativa— ronroneaenmioreja,mordisqueándomeellóbulo.

Le miro cansadamente, intentando averiguar qué es lo que imagina él quesucederáahora.Séqueesperaencontraralgoquemedélapotestadparadecidirsobreelfuturodelrancho,peronoterminodecomprenderquéesloqueKennyesperademí.¿A qué vienen ahora todas esas promesas si los dos sabemos que cuandomemarcheaManhattanquedaránsuspendidasenelaire?YamelodijoPaige;élesunchicodecampo.Nosirveparalaciudad.Entonces, ¿qué? Venderé el rancho y nuestros caminos volverán a separarse.Todo esto volverá a quedarse en el recuerdo y, como me temía desde elprincipio,seráunaevocacióndelpasadotanvenenosaquemeconsumirá.

— ¿Quieresvolveraverla?— mepregunta.

Puedosentirsudedotraviesorecorriendomispechos,provocándomedenuevo.Si continúa así, volveremos a empezar donde lo hemos dejado y jamás

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lograremosreunirlasfuerzasnecesariasparadetenernuestrosjuegospasionales.

— No,noquieroverla.Notengonadaquedecirleaesamujer— aseguro.

Tuvolaoportunidaddehacerlascosascorrectamenteyladesaprovechó,asíqueahoramees indiferente loqueespereoquierademipersona.Por loqueamírespecta, jamástuvemadre, tansólopadre.Ylaverdadesquefueelmejordelospadres.

— Gina…— murmuraKennyconvozdulce,besándomeelvientre — ,quierohacerteunapropuesta,peronoquieroquerespondasahora.

Instintivamente,micuerposetensa.KennyRusselnuncafueconocidoporsusbuenasideas.

— Cuéntame…

— Este año tengo pensado participar en el rodeo del condado. Llevopreparándomeparaestomuchotiempoycreoquetengooportunidadesrealesdeganar.

«¿Nuncacambiarás,vaquero?»

— Yasabesloquepensabadelosrodeos…ymiopiniónaúnsemantiene.

— Elpremio esdemasiado tentador comopara resistirme a él,Gina.Además,tengopensandoinvertirloenunabuenacausa— añade,riendosobremíboca.

Mebesa levementeyantesde retirarse,mordisqueami labio tirandodeélconsensualidad.Sientocómo la excitaciónvuelvea ir encrecimientoy tengoquecontenerme y concentrarme para poder continuar con la conversación queestamosmanteniendo.

— ¿En qué vas a invertir el premio?— inquiero, a pesar de saber que estoycayendoensusredes.

— Encomprarteelrancho— confiesa — ,serámásquesuficienteytedaréporélunacuantíamayordelaquecualquierapuedapagarte.

Lasangresemecongelanadamásescucharaquello.¿Asíqueporesoquierequeyosealapropietaria?¿Parapoderpagármelo?

— Será tuyo siempre que lo desees, podrás venir cuandoquieras y no tendrásquedeshacertedelaúnicaherenciaqueConnortedejó.

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Lomeditounosinstantesymesorprendopensandoquesuenabien.Realmentebien.Sobretodoporelhechodequeelranchoseconvertiráenunvínculoquenosate,apesardeladistancia.

— ¿Ysinoganaselrodeo?— sugiero.

Noesunacompeticiónsencillayellistónestárealmentealto.

Kennyseencogedehombrosyporsuactitud,supongoquenotieneunplanBdelquetirarenelquecasodequeelprimerofalle.

— Ya me preocuparé por eso más adelante, ahora sólo quiero preocuparmepor…esto— dice,besándomeelombligo.

Yosonríocomounaquinceañera tontayKennycontinúadescendiendocon sureguerodebesoshasta alcanzarmi entrepierna.Posa suboca sobremis labiosvaginales,humedeciéndome,ydespuésatrapamiclítorishaciéndometemblardeplacer.

«Oh,Dios,síquepodríapasarmeasíelrestodemivida…»

— ¿Jugamos a vaqueros, princesa?— me pregunta, guiñándome un ojo conpicardía.

Antesdequepuedaresponder,Kennyhacevibrarcadacélulademicuerpoynologroahogarungemidoroncodeplacer.Las próximas horas las pasamos de esa manera; tocándonos, besándonos,lamiéndonos.Nollegamosalfinalporqueningunodelosdosquierequeeljuegotermine y que la excitación se extinga, así que simplemente disfrutamos denuestros cuerpos desnudos hasta que el orgasmo nos atraviesa sin remedio.Yaún con esas, tampoco nos movemos del sofá. Hay demasiado que ver ydisfrutar, demasiado tiempoperdidoquenoshabíamosprometidoyque jamásllegamosatenerparanosotros.

— ¿Sabes dónde guardaba mi padre los papeles?— le pregunto, dispuesta abuscar ese maldito testamento del que ni siquiera tenemos constancia de suexistencia.

Kennyselevantadelsofáysecolocaloscalzoncillosantesdeplantarseenmitaddelsalón.Desvíalamiradaporcadaesquinaydespués,laclavafijamenteenmí.Sonríe.Ylopeoresquesusonrisaestácargadadeternuraydeamor.

«No,deamorno.Dejadeengañarte,tontita».

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—Creoquesubíatodoelpapeleoaldesván,aunquetambiéndejabalascarpetasmásrecientesenelarmariodelpasillo.Yasabes,lasfacturaspendientesytodoeso…

Suspiropensativa,diciéndomeamímismaquebuscaresetestamentoimaginarioseráexactamenteigualqueencontrarunaagujaenunpajar.

— ¿Nosponemosmanosalaobra?— pregunta,tendiéndomelamano.

Asiento,meenvuelvoelcuerpoenlasábanayabandonoelcalordelsofáparacomenzarlabúsquedadeltesoro.

Unas cuantas horas más tarde, hemos revuelto la casa de arriba abajo sinresultado.Estamossentadosentrelasmontañasdepapeles,revisandocadaunocondeterminación,cuandoPaigeaparececonunabolsadecomidaenunamanoyelpequeñoNathansujetodelaotra.

Elniño,nadamásverasutíoKenny,saledisparadoyseenganchadesucuello.Kennysetiraalsuelofingiendoserderribadoyambosempiezanadarvueltasyvueltas por el suelo de madera, entre carcajadas contagiosas. Paige y yo notardamosdemasiadoenunirnuestrasrisasa lasdeellosyenpocosminutoselranchosetransformaenunescenariodejuegosydiversión.

— He pensado que te gustaría guardar esto de recuerdo — me dice,entregándomeunafotografía — .NoslasacóTaylorhacealgúntiempo.

Me quedo observándola fijamente. De izquierda a derecha son Paige, su hijoNathancogidodelamanodemipadrey,juntoaellos,Kenny.Instantemente,laternurainvademicorazónymealegrodecomprobarloqueridoybienrodeadoqueviviómipadresusúltimosaños,aunquealavezmesientoculpablepornoestartambiénpresenteenesainstantánea.

— Tequeríamucho,Gina— susurraparaque losdos revoltososdel suelonopuedanescucharla — .Siempresesintiómuyorgullosodeti.

— Gracias…,muchasgracias.

Ellameabrazaymebesalamejilla.Bebemos un poco de limonada en la cocina y le cuento a Paige el asunto deltestamento,demimadre,y todo loquesehaenredadoel temade laherencia.Promete ayudarnos enotraocasión,porquedepronto, recuerdaqueSydney la

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estabaesperandoparahacervariosrecados.

— ¿Tellevamos?

— No hace falta. Nathan necesita hacer un poco de ejercicio — asegura,sonriente.

Llamaa suhijoconvoz firmeyautoritariayambosnosdespedimosdeellos,agradecidosporlafugazvisita.

Despuésdedecidirabandonarlabúsquedamomentáneamente,salimosdepaseoconTwistyTormenta.TormentaeslayeguarebeldedeKenny,ésaqueadoraporencimadecualquiercosa— al igual que asegura que mi padre adoraba a Twist — . Es curiosoporque Tormenta es negra como la noche y tiene unos ojos oscuros ypenetrantes,quecontrastanterriblementeconlablancurademichico.Mientrascruzamosaltroteloscampos,riendocomosivolviéramosaseresosdosniñosque se prometían la luna, no puedo evitar pensar que podría llegar a ser felizaquí,enKansasCity.Séqueestonoesrealyqueeneldíaadíanoseríaasí;unranchorequieredemucho trabajo y esfuerzo físico para salir adelante. Un trabajo demasiadosacrificado para la recompensa que se obtiene, claro. Pero es inevitable quesientaalgoparecidoalaesperanzamientrasKennyentrelazamisdedosconlossuyos y ambos, unidos, montamos caminando hacia el atardecer como sifuéramoscapacesdeacariciarelcieloconlayemadelosdedos.

Regresoal ranchoyKennypasade largopara regresaracasa.Prometevolvermañana para continuar con la búsqueda, y yo sigo siendo incapaz de creerningunadelaspalabrasquesalendesuboca.

Cuandome acuesto en la cama y cierro los ojos, siento que este día ha sidomágico.Unsueñohechorealidadque,pormuchodolorquepuedasercapazdeinfundirmecuandodesaparezcatodo,jamásolvidaré.

«JamásolvidaréaKenny»,pienso.Puedequeéseseaelpensamientomásdesgarrador.

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Hoycomienzaelrodeoestatal.Haydemasiadosparticipantesinscritosyellistónestámuyalto,asíqueesperoqueKennynosueñedemasiadoconresultarganador.Alfinyalcabo,resultaríademasiadodecepcionanteparaélperderyqueademáselranchofueravendidoauncualquiera.

Tengoquepensarmuybiencómoactuarenelfuturosiesperoqueningunodelosdostermineheridodespuésdetodoesto.

Preparounatazabiencalientedecaféymeacomodoenlasescalerasdelporche,con la cabezaapoyada sobre labarandilla.Hemadrugadobastante, asíqueunimpresionanteamanecerrojizoseextiendepordoquierfrenteamí.

VeoaparecerlafurgonetadeKennyalfondodelacarreteraysonríotontamente.Quizás sí que haya cambiado y ya no sea ese chico egoísta y mentiroso queconocí en el pasado. Puede que esta vez se esté intentando ganar unaoportunidaddeverdad;unaquenodesperdiciará.

— ¿Sydney? — pregunto perpleja, saltando del escalón en el que estabasentada.

Lamujer ensancha una sonrisa de oreja a oreja en su rostro y, con una cestaaferradabajoelbrazo,seaproximahaciamí.

Los años la han tratadomal; a pesar de que sigue estando igual de regordeta— niunkiloarribaniunoabajo,almenosaprimeravista — ,laexpresióndesurostromuestraun sentimientoperpetuode sufrimientoy tristeza.Tampocomesorprende,porqueyalohabíavistoantesenotroshombresymujeresdelcampodespuésdequealcanzasenciertaedad.

— Gina,Gina…— canturreaconsuvozaguda.

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Unmillarde recuerdosmeaplastan inmediatamentey sientoenmi interiorunagradecimientotanprofundoquenosénicómoreaccionar.Esamujerquetengodelantefuelaresponsabledequemipadreconsiguierasuperarelabandonodemimadreylaúnicaquecuidódenosotrosdos.

Caminacojeandolevementedelapiernaizquierdahastallegaralporche.

— ¿Novasa saludarme?— bromea, dejando la cesta sobre un escalón y consusbrazosabiertos,sevaacercandopararecibirmiabrazo.

Desciendo los escalones que me separan de ella y respondo de esa mismamanera.Elapretónescálido,reconfortanteyreal.Unabrazoreal.

— ¡Oh,miniña!¡Cuántoteheechadodemenos!

— Yotambiénati,Sydney…

Pasamosalinteriorypongolacafeteraalfuego.

Sydneysedesenvuelveconcomodidadenelranchoydoyporhechoqueduranteestetiempo,apesardemiausencia,ellatambiénsiguiócuidandodemipadre.Enrealidad,todoslohicieron,menosyo.

— Cuéntamequé tal te ha ido todo— me pide, apoyando los codos sobre lamesaconairesoñador — .¿Eslaciudadtanbonitacomoheescuchado?

— Másaún— aseguro,sonriendodelmismomodoqueella — .Tieneedificiosque parecen ascender hasta el cielo, luces por todas partes, comercios, callesabarrotadasdegentequeprovienedeculturasdiferentes…

— ¿Yesverdadloquehevistoentelevisión?¿Lagentesetiñeelpelodeazul?

Yosueltounatremendacarcajada.

— Deazul,deverde,derosa…¡Delcolorquemáslesguste!

— ¡Santocielo!— exclama,tapándoselabocaconunamano.

Ambas saltamos en risotadas hasta que la cafetera comienza a silbar. Meapresuroaservirdostazasdecafécalentitas, ladeSydney,comosiempre,conmucho azúcar. Nos mantenemos en silencio unos instantes hasta que decidoaventurarmeapreguntar.

— ¿Quétetraeporaquí,Sydney?

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Intuyoquenosedebeaunasimplevisitadecortesía.

Ellatuerceunamuecadedisgusto.

— ¿Nopuedovenirasaludarte?— inquiere,guiñándomeunojo — ¿Despuésdetantosañossinverte?

— Claroquesí,yalosabes.

Sydneyvuelveaguardarsilencio,removiendoelcafépensativamente.

— Te he traído empanada y rosquillas, supongo que no estarás alimentándotecorrectamenteenlaciudad.Estásdemasiadodelgada.

— Oh, gracias— murmuro, revisando el contenido de la cesta — . Huele demaravilla,laverdad.

— Oye, Gina… ¿Es verdad lo que me ha contando Paige? ¿Tu madre… haregresado?

— Sí.

— ¿Lahasvisto?

Yo niego con un movimiento de cabeza y ella vuelve a concentrarse en elcontenidodesutaza.

— ¿Quierequedarseconelranchodetupadre?— escupefinalmente.

— Esoparece,Sydney.

— Verás, tenías razón… — murmura distraída — . No he venido sólo parasaberquétalestás…

— ¿Yaquéhasvenido,entonces?

Ellasuspiraprofundamente,conpesar.Sealoquesealoquemetengaquedecir,noleestáresultandoenabsolutosencillo.

— Hevenido a traerte esto— dice, sacando del bolsillo un papel doblado encuatropartes — .Esperoquemeperdonesyqueteseadeayuda.

Lodeslizaporencimadelamesahastahacerlollegaramí.Dubitativa,desdobloelpapelyleosuperficialmenteelcontenido.

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— ¡Oh,Diosmío!¡Eseltestamentodepapá!

Enélseespecificatodo…Absolutamentetodo.

— Losientomucho,deverdad— asegura,disgustada.

Releoconmásdetenimientolasletrasquemipadreescribióenél.

«¿Kenny?¿Enserio?»

— ¿Porqué,Sydney?¿Porquélohasestadoguardandotodoestetiempo?

— Creíquelascosasseresolveríanmejordeesemodo— susurraenvozbaja,avergonzada — .Lasherenciassuelenenfrentara laspersonasyKennyy tú…bueno, ya teníais las cosas complicadas. Además, no quería perderle. Kennyadoraesteranchoyacudíaaélcadadíaparaayudaratupadre,asíquesitútemarchabasél…bueno,medejaría.

— ¿Yporquémelodasahora?

— Connorjamáshabríapermitidoqueesamalamujersequedaseconsurancho— medicecon rabia — .Solicitó el divorciopor abandonomalicioso, así queesatipejanotienederechoaponerunsolopieaquí.

Vuelvoarepasarlahoja.Kennydebiódeportarsemuybienconmipadreparaquetambiénlonombraseheredero de su patrimonio. Pero… ¿ahora qué?Aunque este papel facilita lascosas,enciertomodotambiénlascomplica,¿no?Siconsigueganareseabsurdorodeoysalirvivodeélentoncesmecomprarálamitaddelranchoynosolvidaremosdeltema,pero,¿ysinoesasí?¿Quéseríalocorrecto? ¿Regalarle el ranchoyolvidarmedel asunto? ¿Comprarle suparte ydespués venderlo? El testarudo de Kenny Russel jamás vendería el rancho ymenosdespuésdesaberquemipadrequeríaqueéltambiénlotuviera.

— Confío en que sepas utilizar esta última voluntad de tu padre de la mejormaneraposible— murmuraSydney,levantándosedelamesa.

Yoasientoylaimito.

— Graciasporentregármelo.

— Graciasatiporperdonarme— responde,revisandosurelojdemuñeca — .Ahora,querida, tendrásquedisculparme…Mihijo tiene laprimerapruebadel

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rodeoyvoyunpocoapresuradadetiempo.

— ¿Kenny?¿Ahora?— pregunto,anonadada — .Ayermedijoquecomenzaríaporlatarde.

— Lohanadelantadohaceunashoras— explica,dirigiéndosea lapuerta — .Porlatardeseesperalallegadadeuntifónytendránquesuspenderlo.

— ¿Untifón?— vuelvoarepetir,intentandorecordaralguno.

No,norecuerdoningúntifónenmiinfancia.

— Dicenquevieneconbastantefuerza,asíqueserámejorquenosalgasdecasadespuésdecomer.

Lamujercomienzaadescenderlasescaleras,cojeandolevemente.

— ¿Sydney?

— Dime,querida— responde,desviandolamiradahaciadetrás.

— ¿Puedoacompañarte?

— ¡Claroquesí,niña!

Elpuebloestáabarrotadodegente.Alparecer, el rodeo estatal debede atraer a la suficiente audiencia comoparaqueelbardeLarryrecibalosclientesnecesariosparasobrevivirelañocompletohastaelsiguienterodeo.Sydneyaparcalacamionetajuntoalamíay,nadamásbajarme,medigoamímismaquehoymelallevaréalrancho.Estoycansadadesentirmedependientedelagente.

— ¡Estástemblandocomounflan!

Estamossentadasenlasgradas,juntoaPaigeyelpequeñoNathan.Pordesgracia,JhonyTaylornosehanpodidoescaqueardesu jornada laboral— menosaúnsabiendoqueestatardellegaráuntifónparaarrasarKansasCity— .

— Mi madre cada vez lo pasa peor con los rodeos — me explica Paige,sujetando a lamujer por ambasmanos para intentar relajarla — .No entiendoporquésigueviniendo…

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— Es el lugar en el que debo estar — asegura — . Aquí mismo, por si menecesita.

Séquelosrodeosnosonmocodepavo;¿perotantopeligrocorreKennyenestacompetición?

— Nolepasaránada,mamá…— canturreaPaige,comosihubierarepetidoesafrase veinte mil veces más — . Kenny lleva haciendo esto toda la vida,recuérdalo.

Unescalofrío recorremicuerpoalescuchar laconversaciónynopuedoevitarponermenerviosa.

— ¡Ydacomienzaelrodeoestatal!

La voz del comentarista resuena a través de los altavoces que hay colocadosalrededor de la pista y la muchedumbre salta en aplausos, agitando sussombrerosferozmente.

— ¡Venga,vamos!— gritaPaige,emocionada,levantándosedesuasiento.

— ¡Comenzaremos por la disciplina de rodeo de caballo con montura!— continúa el presentador — . Nuestro primer participante, Fernando Gan, sepreparaparaentrarenlapista.¿Estáspreparado,Fernando?¡Cuandoquieras!

Los altavoces ahoganunpitido ensordecedorydos segundosdespués el potrobronco aparece en la pista con el vaquero a volandas. El vaquero sujetasuperficialmentelasriendasyprocuramantenerelequilibriomientraselcaballose agita y salta con una agresividad extrema hasta que consigue lanzarlodisparado hacia delante. Para pasar a la siguiente ronda, debe de lograrmantenersesobreelcaballoalmenosochosegundos.

— ¡Sietecontreinta,Fernando!¡Lasiguientetendrásmássuerte!

Un“oooh”lastimososeextiendeporlasgradas.

— ¡Diosmío!— exclamo,impresionada.

Esto es mucho peor de lo que recordaba. No tengo que usar demasiado laimaginaciónparasuponerquéesloqueleasustatantoaSydney…

Losconcursantesvanpasandoalapistadeunoenunoyelespectáculocontinúasindescanso.Apesarde la tempranahoraa laquehacomenzado— tansólo

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sonlasdiezdelamañana — ,todoelmundosededicaacomer,cantarybeberenabundancia— sobretodoabeber,sí — .

CuandoresuenaelnombredeKennyRusselenlosaltavocesmedoycuentadequeestoytannerviosaomásqueSydney.Paigesaltaenaplausos,sujetandoensushombrosalpequeñoNathanparaquepuedadisfrutardelespectáculodesdeunasvistasprivilegiadas.

— ¡Vamos,Kenny!— gritaPaige,emocionada — .¡Enséñalesloquesabes!

LasúnicasquenosmantenemossentadascuandoelcaballosalealapistasomosSydney y yo. No tardo demasiado en comprender que el espectáculo esdemasiado agresivo paramí, así que aparto lamirada aterrorizada por lo quepueda suceder y escondomi rostro entre ambosmanos.El tiempo se paraliza.Todosucededemasiadodespacio.

— ¡EnhorabuenaKenny!¡Hasbatidoelrécord!— gritaelpresentador.

Todoelmundoaplaudeyríeasombrado,asíquedestapomirostropocoapocoybusco la figuradeKennyen lapista.Está levantándosedel sueloysonríeconsinceridadyorgullo,felizporhaberlogradopasarlaprimeraprueba.

Pocodespuésdacomienzoelrodeodebarriles,elconcursoquevadirigidohacialas mujeres. Una hilera de cowgirls se prepara para competir y ser las másrápidasdesumodalidadmientrasPaige,Nathan,SydneyyyoabandonamoslasgradasparabuscaraKenny.

Cuando nuestros ojos se encuentran su sonrisa se ilumina en su rostro y micorazóndejadelatir.Seacercahacianosotroscaminandoconparsimonia,peronosaludaaningunodelosmiembrosdesufamilia.Tansóloamí.

— ¿Mehasvisto?— pregunta,apresandomirostroentresusmanos.

Puedo sentir lasmiradas de Sydney y de Paige clavadas en nosotros, así que,inevitablemente,elruborasciendehastamisardientesmejillas.

— Enrealidad,no— confieso — ,medabamiedomirar.

Élsueltaunasonrisatraviesamientrasniegarotundamenteconlacabeza, justoantesdeplantarmeunbesodelantedetodaslaspersonasquenosestánmirando.Mi corazón vuelve a activarse, pero ahora parece demasiado acelerado. Mepregunto cuándo demonios lograré mantenerme en calma en presencia deKenny…

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«Imposible»,merespondo,mirandofijamentesusonrisasinceraysuexpresión,«élsiemprelograrárobarmeelaliento».

Saludaasumadre,aPaige,ydespuésseechaenbrazosalniñoycomienzaagirarfingiendoelsonidodeunavión.Nathannopuedeparardereírseconsutíoyunossegundosdespuésnosotrastambiénlescoreamos.

Cuando nos dirigimos hacia el bar de Larry, Kenny rodea mi cintura y meestrechaconfuerzacontraél.

— Voyaganarelrodeo— susurraenmioreja,segurodesímismo — ,yvoyacomprareseranchoparanosotros.

Tragosaliva,incapazderesponder.

¿Quéquieredecirconeso?¿AcasonoesconscientedequesilevendomipartedelranchoseráparapoderabandonarKansasCitydeunavezportodas?Yo… no puedo quedarme aquí. Tengo demasiado por lo que luchar enManhattan.

Meplantaunbesofugazenlamejillacuandoalcanzamoslascamionetas.El viento comienza a levantar polvo y arenilla; señal de que el tifón cada vezestá más cerca de nosotros. Kenny tiene que marcharse al rancho paraorganizarlotodoantesdequeelvientoseainsoportable.

— Cierrabienlaspuertasylasventanasysilacosaseponefea,bajaalsótanoyesperaaquetodopase.

Yoasiento,obedienteymesuboalasientodelconductor.Kennyseapoyaenmiventanillaymeobservafijamente.

— Hoyestásrealmentepreciosa,GinaSteven…— susurraconlavozcargadadeternura,antesdegolpearlachapadelvehículo — .Tencuidado,princesa.

«Princesa…»

Todoslosrecuerdosdenuestrajuventudestallancomounhuracánenmicabeza,haciéndomerecordarlobonitoquefueylosufridoqueresultó.Yomecreíaeso,suprincesa…yresulténosernadie.El repentino odio que he acumulado todos estos años hacia Kenny vuelve aresurgirdemisentrañasy tengoqueapresurarmeaarrancar lacamionetaparaabandonarcuantoantesellugarenelquenosencontramos.SospechoquedesdequehepisadoKansas,debodesufriralgunaespeciedebipolaridad.

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Aparco la camioneta frente al rancho de mi padre, sintiéndome realmenteagradecidaporlapazqueserespiraenestelugar.Lanecesito.

Unas gotas de lluvia salpican la luna delantera del vehículo mientras yo aúnestoydentro,intentandoregularmiagitadarespiración.Noparece que el tiempo esté demasiado revuelto, así que supongo que lo deltifónseráalgunaexageracióndeloscampesinosquesereduciráaunatormentaypocomás.

Antes de entrar en el interior de la casa, me acerco hasta los establos paracomprobarqueTwistestébienycolocarleunamantaporencima.Nocreoquepasefrío,perolahumedadenunlugarcomoéste— demaderaypaja — puederesultarbastantedesagradable.

«Es sólo un caballo, Gina…», me digo a mí misma, sintiéndome estúpidarepentinamente.Perolaverdadesquelequieroymepreocupoporél.

Tengopensadobajaralpuebloyentregarleel testamentoaDixonencuantolaalarmaporeltemporalquedeenunsegundoplano.AunqueaúnnohedecididocómoactuarérespectoalaventayalapartequelecorrespondedepropiedadaKenny,deboformalizarelasuntoconlamayorceleridadposible.

Estoypensandoenellocuandosuboelprimerescalóndelporcheymequedoparalizada en él, sintiendo las frías gotas de lluvia cayendo sobre mi cabezamientraslosrecuerdosmeaplastanconfuerza.

— Nopuedoacompañarte,princesa— susurraKennyconlavozcontrariada.

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«¿Qué?¿Porqué?»

— ¿NovasaveniraManhattanconmigo?

Élsacudelacabezaconpesar,negando.

— Nopuedoirme…Misitioestáaquí,Gina.

Alzo mis ojos acuosos hacia el frente. Puedo ver a papá desde la ventanacontemplandolaescena…¿Tendráalgoqueverentodoesto?¿LehabrápedidoaKennyquenovayaparaqueyotambiéndecidaquedarme?

— Pero…¿Yquéhacemos,Kenny?Mehandadolabecay…

Intentoordenarmispensamientosysercoherente,peronopuedo.¿Porquémeestádiciendoesto?¡Lohemoshablado! ¡Vamosa iraManhattanjuntosyacomenzarunanuevavida!¡Esloquelosdosdeseamos,estarjuntos!Me han pagado los billetes de avión, la universidad y un apartamento… ¡Nopuedoabandonarlotodo!

— Túdebesir,peroyono…Entiéndelo,porfavor.

Nopuedeser.Notienesentido.

Notomis ojos encharcándoseynopuedo evitar que las lágrimas comiencen adeslizarsesincontrolpormirostro.

— Kennynodigaseso,por favor…— suplicoangustiada — , yome quedarédondetútequedes.

Élsacudelacabezadeunaformafríayespeluznante.¿Quélepasa?¿Porquésecomportaasí?

— Gina,noloentiendes,¿verdad?Noquieroestarcontigo,asídesimple.

«¡Embustero!»

— ¿Estoesunabroma?Porquesiesunabromanotieneningunagra…

— Noloes— mecorta.

Estoyllorandotandesconsoladamentequecasinopuedonirespirar,menosaún,hablar.¡Peroquédemonioslepasa!¡Kennynoesasí!

— Sientomuchoquelascosasterminendeestamanera,perocreoquelamentira

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sehaalargadodemasiado…

«Lamentira…¿Asíquetodoestohasidounamentira?»

— Nohesabidopararloatiempo,princesa.

Alzolamanoenalto,rabiosa,ylaestampocontrasurostrocontodaslasfuerzasque albergo. Kenny no responde ni se mueve un solo milímetro y papa aúncontinúaobservandolaescena.No,estonopuedesercosadepapá…Jamássecomportaríadeunmodotancruelconmigo.

— No vuelvas a llamarme princesa jamás— escupo, antes de salir corriendoescalerasarriba.

«Yanoeresesaniñatonta,Gina.Hascambiado.Ahoranopuedehacertedaño»,medigo,terminandodesubir.

Cuandocruzoelumbraldelapuerta,empapada,escuchounbrevegolpeteoenelsalón.Nonecesitosumardosmásdosparacomprenderquehayalguienmásenelrancho,asíquesigilosamentemeapresuroaporlaescopetadeConnor.No tengo ni la menor idea de cómo utilizarla, pero supongo que será losuficiente persuasiva como para que el intruso abandone mi propiedad sinrechistar.

— ¿Quiénandaahí?— pregunto,sujetandoelarmadeformatemblorosaentremismanos.

— ¿Gina?

«Nopuedeser…¿Peroquédemonioshaceélaquí?

Francisaparecefrenteamí,sonriendodeorejaaorejahastaqueveelarma.

— ¡Peroquéhacesconesetrasto,Gina!¡Sueltaeso!

Obedezco inmediatamente al comprobar que no hay ningún peligro y la dejoapoyadacontralapared.Cuandomedeshagodeella,Franciscaminahastamíymeestrechaentresusbrazosdemaneraprotectora.

«Oh,no…¡Loquemefaltaba!»

Estoydemasiadoconfusacomoparadevolverleelabrazo,asíquememantengo

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inmóvildepie,entresusbrazos.

— Noimaginascuántoteheechadodemenos…— medice,apretándomeconmásfuerzaaún.

Ynoséporqué,lecreo.Francis es así de… bueno. No importa cuánto tiempo pase sin hablarle; élsiempredevuelvemisllamadas.Tampocoleimportaqueledécalabazasoquedesaparezcasindarexplicacionesporqueél,simplemente,mequiere.Esasídesencillo.Aquíestá,enKansasCity,vestidoconunelegante trajedeArmaniyunoscaroszapatosrepletosdebarro,enunrancho.Hadejadotodoatrásparavenirabuscarmeyacompañarmehastaesteespantosolugarquenadatienequeverconsulujosoapartamento…

— Eh, eh, Gina… no llores, cariño — murmura con suavidad — . ¿Qué teocurre?

«QueestoesloqueesperabadeKenny,nodeti»,pienso.Peronodigonada.Dejo queme arrulle entre sus brazos,meciéndome con suavidad hasta que alfinaleldisgustosevadisipando.

Cuandome tranquilizo, le cuento aFrancis todo loque respecta al temade laherencia, sin obviar ningún detalle exceptuando que Kenny Russel es mitadpropietario del lugar. Él, en cambio, me pone al día sobre los últimosacontecimientosdelaciudad:cotilleos,trabajo,compañeros…Ymeexplicalomuchoqueha tardadoel taxistaenalcanzarel rancho.Nadaqueahoramismomeimportelomásmínimo.

Para cuando terminamosde relatar las novedades, el tifón ya ha comenzado asacudir el lugar con fuerza. El viento sopla y se cuela por las rendijas de lasventanasylaspuertasprovocandounsilbidoescalofriantecapazdeerizarmeelvello.Me preguntó qué tal estará Twist en su cuadra yme alegro de haberlepuestolamantadelanaporencima;leprotegerádelfríoestanoche.

— ¿Por qué te estás quedando en un lugar como esté, Gina? — preguntaFrancis, observando su alrededor — .He visto variosmoteles a la entrada delpueblo.

Puedoresponderlequehasidoporcomodidadycercanía,peroesasexcusastansólohan servidoparamentirmeamímisma.Laverdadesque todo loquehehechodesdequepiséKansashasidobuscaraKennydesesperadamente,aunquequizásnisiquierayolosabía.

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—Nolosé.

— Podemoshacerlamaletaymarcharnos— dice,pensativo.

Séloqueestápensando.Leaterralaideadetenerquepasarlanocheenunlugarcomoéste,enmitaddelcampo.

— Aúnnopuedomarcharme.TengoqueentregarleeltestamentoylospapelesaDixonydejarelasuntocerrado.

— Lodejaremosensudespachodecaminoalaeropuerto.

«¿Porquénotemarchastú,Francis?»

Enrealidad,séqueestoyfrustradaynoquieropagarloconél,asíquepiensocontranquilidadlarespuesta,guardandolacalma.

— Nocreoqueseabuenaideadejarlascosassinatardespuésdetodoloqueheconseguido — replico — . Además, con ese temporal, dudo que no hayancanceladolosvuelos.

Élasienteymerodeaconambosbrazosjustoenelmomentoenelqueunodeloscristalesdelsalónestallaenmilpedazos.Unaramadelarbustoquehayenelexteriorhadebidodegolpearlaconfuerzaacausadelasráfagasdeviento.

— ¡Gina!¿Estásbien?— pregunta,temerosodequehayaresultadoherida.

— Estoybien.

Sehaformadounafuertecorrientedeaireynosémuybiencómosolucionarlasituación.Porunavez,losganaderosdeKansasnohanexageradoavisandodeltifón.

— Espérameaquí— lepido,dirigiéndomealasalida.

ElpobreFrancisparecetanimpactadoquenisiquierasemuevecuandomeveabandonarlacasa.Corrocontraelvientohastaelestablomientraslalluviameazotaconfuerza,empujándomehaciadetrás.

Cuandoabro lapuerta,nome lopiensodosvecesymedirijohaciaTwist.Unsentimiento de alivio recorre mi cuerpo cuando verifico que se encuentratranquilo,sanoysalvo.

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—Aguanta,chico— murmuro,propinándoleunaspalmaditasenelhocico — .Yaveráscomolatormentapasarápido.

Despuésrecojounascuantasmaderasdelsueloymeapresuroalaviviendaconellas bajo el brazo. No son demasiado gruesas, pero espero que sirvan parataponarelagujeroquehaquedadoenlaventana.

Cuandosalgadelestablo,metopodebrucesconFrancisquehacaminadohastaaquícontraelviento.

— ¿Quéhaces?— pregunto, sujetándomea lapuertadelestabloparano salirvolando.

Éltambiénpareceestarsufriendoestragosparamantenerseenpie.

— ¡Tengoquedecirteunacosa,Gina!

— ¿Ahora?— gritoporencimadelsilbidodelviento.

Élasiente,perono tiene tiempoadecirnadamásporqueuna ráfagadevientonosazotayestáapuntodederribarnos.

ConsigomantenerelequilibrioysujetoaFrancisdelamanoparaguiarlohastalaviviendadevuelta, incapazdeimaginarcómodemoniossepuedecomportarde una manera tan imprudente. Cuando cerramos la puerta tras nosotros, lacorriente que se extiende desde la ventana rota del salón aún nos golpea, sindejarnosniunsolosegundodetregua.

— ¿Peroquéteocurre?— pregunto,dudosa.

— Nosabíaadóndeteibas…— seexcusa.

Yomequedoensilenciosinsabermuybienquéresponder.

— Gina, estoy cansado de que huyas, de tener que enterarme de los últimosdetallesdetuvidapormediacióndetusecretaria…— meexplica,tembloroso— . No podemos tener una relación si tú no terminas de dar el paso haciadelante.

— Yalosé…

— ¿Y teda igual?Nopuedeshuir aKansasCity sindecirmeque tupadrehamuerto— mediceconuntonodereproche — .Yahora…Cuandohassalidosindecirnada…Creíquevolvíasahuir.Estonotienesentido,Gina.

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El viento continúa silbando con más fuerza, congelando el interior de lavivienda.

— Déjametaponaresaventanaydespuéshablaremosde…

— ¡No!— mecorta,sujetándomedelbrazo — .Estoycansadodequesiempreseadespués…¡Tienesqueparar!

Medetengoenelacto,incapazdereunirelvalorparamirarlealacara.

«NomemerezcoaFrancis»,pienso,dolida.Lopeordetodoesquenisiquierasoycapazdecorresponderle,apesardesaberfehacientementequeélestodoloquehesoñadoyloquemeconvieneparaelfuturo.

— Gina…— continúa,arrodillándosefrenteamí.

«¡Oh,no,porfavor!»

Francis saca de su bolsillo la cajetilla de un anillo y la abre, dejando undeslumbrantediamantealdescubierto.

— Di que sí — suplica con una sonrisa en el rostro — . Di que te casarásconmigoyregresaaManhattandeunavezportodas.

Una presión indescriptible oprime mi pecho y mi garganta en ese instante,asfixiándome. No puedo respirar. Estoy convencida de que de unmomento aotro me desmayaré cuando, de pronto, la corriente golpea con más fuerza lavivienda.Otrocristalserompeenmilañicosmientrasnosotrosaúncontinuamosinmóvilesy,dossegundosdespués,lapuertaseabredeunportazo.

Cuandomiroalexterior,sólosoycapazdeverelrostrodescompuestodeKenny;está sentado en el asiento piloto de su pickup. Supongo que ha acudido paracomprobarquemeencontrababien.Francissetambaleahastacaeralsuelomientrasmisangresecongela.

«Oh,Kenny…Siempresupistequeéstenoeramilugar.Yonosoycomotú».

Contemplocómorodea lacarreteraygiraensentidocontrarioparaalejarsedevueltaalmismolugardelquehavenido.Las lágrimasvuelvenaresurgirymicabezadavueltasagranvelocidad.

«Nopierdastodoporloquehasluchadohastaahora,Gina…»

— Sí,Francis,mecasarécontigo.

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Aquelquedijoquedespuésdelatormentasiemprellegabalacalmateníarazón.

ApoyolamaletademanoenelporcheyalzolamiradaalcieloparacontemplarelazuldespejadoconelqueKansasCityhaamanecido.

— ¿Preparada?— preguntaFrancis,cerrandolapuertadelranchodemipadredetrásdemí.

DespuésmeentregalallaveynosdirigimosalacamionetaquehealquiladoaLarry.Decido no despedirme deTwist porque sospecho que no seré capaz desobrellevarunadiósde talmagnitud.Aúnsopesandosimisdecisiones son lascorrectasysufriendointernamenteporhaberdecididocerrarestecapítulodemivida,conduzcodistraídahastaalcanzareledificiodelayuntamiento.

Estapartedelpuebloestátotalmentedesiertaporlacelebracióndelrodeoestatal,ynopuedoevitarpensar enKennyy en su afánporganar.En realidad,no lonecesita. Me gustaría poder decírselo en persona, pero también he dado porhechoqueesadespedidanometraeríanadabueno.

— Teesperaréaquí— mediceFrancis,buscandoconlamiradaeltaxiquedebederecogernos.

Asiento.

— Notardaré.

EljuezDixonmeesperaensudesordenadodespacho,sentadofrenteaunatorredepapelesquedeberevisar— comosiempre — .

— Buenos días, querida— saluda con alegría — . ¿Pasó sin causar daños eltifón?

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Noséquéresponderle.Enrealidad,losdañosquecausófueronmásemocionalesquefísicos.

— Bueno,yasabe,algunoscristalesrotos…

— ¡Oh,vaya!

MesientofrenteaélsinalargarmáseldiálogodecortesíaysacoeltestamentoqueSydneymeentregó.

— Aquí está el testamento de mi padre — susurro en voz baja, intentandoocultar el dolor que me causa todo esto — . Y la solicitud de divorcio quepresentóporelabandonodemimadre.

Eljuezasienteyrecogelospapeles.

— Veamos…estáfirmado,selladoydatado.Nodeberíahaberningúnproblema,desdeluego.

— Bueno,creoqueconesoquedasolucionadoelasuntodemimadre.

— ¡Ah,casisemeolvida!— exclamaDixon — .Hablandodeeso…,tumadresemarchóestamañana.Dejóunsobreparaqueteloentregase.

Melopiensodosvecesantesdeaceptarlo.¿Deverdadquierovolverasaberalgodeella?¿Merecelapenaleerunacartadelapersonaquemeabandonó?

— Creo que es una dirección — explica Dixon, observando mi rostro dedesconcierto — .Medijoqueasísabríasdóndeencontrarlasialgúndíadecidesperdonarla.

Alfinal,terminoaceptandoelsobre.Yapensarédespuésloquehacerconél.

— Señor Dixon, me marcho — anuncio, sacudiéndome el polvo de lospantalones antes de levantarme — . He decidido ceder mi parte del rancho aKennyRussel,asíquemiestanciaenKansasyanotieneningúnsentido.

— Perodebesformalizarelasuntoantesde…

—Mis abogados se encargarán de todo desde Manhattan — le explico,sonriéndole.

— ¡Vaya,querida,noesperabaquetemarcharastanpronto!

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«Yotampoco».

— Cuídese, juezDixon— me despido, acercándome a la puerta — . ¡Ah! Yentréguele a Larry la llave de la camioneta demi parte, por favor — añado,dejandolasusodichasobrelaestanteríadeldespacho.

— Sí,claro…Hasidounplacervolveraverte,queridaGina— murmuracontristeza.

Cuando me subo junto a Francis en el taxi, un sentimiento de culpabilidadrecorremisextremidadeshaciéndomesentirfrancamentefatal.Poralgunarazón,sientoque las tornasentreKennyyyosehancambiadoyqueestavezsoy laúnica queha roto sus promesas y que abandona todo sin importarle los dañoscolaterales que pueda causar. Seguramente, así sea. Y seguramente los dañosseanatroces.Mientrasel taxistahaceavanzarelvehículopor lacarreterasecundaria,yomepreguntosiKennyRusselinterpretaráestocomounaespeciedevendettahaciaél.Esperoqueno.Ytambiénesperoquerecuerdeestosúltimosdíasconcariño.

— No sé cómo has podido sobrevivir todos estos días sin teléfono, Gina…— mediceFrancis,alzandosumóvilenaltopara intentarcaptaralgunaseñal— .Debedehabersidohorrible.

— Enrealidad,no.Teterminasacostumbrando.

Él me observa con el ceño fruncido, como si fuera una nueva modalidad deinsectoainspeccionar.

— Ya…

«¿Cuánto tardaré en dejar de pensar en Kenny esta vez? ¿Cuánto tiemponecesitaréparaolvidarle?¿Cómodehondohabrávueltoamarcarmicorazón?»

Aunquenolodigaenvozaltayaunquenoloquieraadmitir,mientraseltaxisealeja de este lugar yo intento encontrar la señal que me indique que estoycometiendounerror.Algoquemeobligueaquedarme.¿Perocómosaberquédecisiónes lacorrecta?Allí lo tengo todo.Absolutamente todo.Unprometidoguapoquemeadoraporencimadecualquierotracosa,unimportantepuestodetrabajo en una multinacional y un apartamento con vistas a… el cielo. A lasestrellas…

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— ¿Sabesporquélasestrellasmerecuerdanati,Gina?— mepreguntaKenny,colocándomesusombrerosobremicabeza.

Mequedaenorme,peromeencantallevarencimaalgoqueleperteneceaél.

— Porquebrillanenlosmomentosmásoscuros,comotú.

Elsonidodelassirenasdeunaambulanciameobligaadejarmisrecuerdosatrásy volver a la realidad. Observo desdemi ventanilla cómo se aproxima por elcarrilcontrarioagranvelocidadhastaquealfinallacruzamos.Unaambulancia.

«NopuedeserparaKenny…élno…»

— ¡Délavuelta!— grito,histérica,sujetandoporloshombrosalconductor — .¡Délavueltaahoramismo!

Francismesujetaporlacintura,obligándomeavolveramiasiento.

— ¿Peroquéteocurre,Gina?

«¡Oh,no,no!¡Kennyno,porfavor!»

— ¡Necesitovolverahoramismo!

El taxista detiene el vehículo en el arcén y lanza una mirada interrogante aFrancis.

— ¡Délavueltaahoramismo!

— Estábien,délavuelta— dicemiprometido,escrutándomeconcuriosidad— .¿Tehasdejadoalgoenelrancho?

Yonorespondo.Nopuedodecirnadaporque,comoabralabocaparahablar,séqueelsonidoqueabandonarámigargantaseráungritodepánico.

El taxista seacercaagranvelocidadhastael ayuntamientoyyo le indicoconseñasquecontinúeelcaminohaciaelrodeoestatal.Éstaesmiseñal;laseñaldequequizáshayatiradoporlabordatodoloquequeríaporescaparhaciaunavidadeensueñoenlaquerealmenteseréunatriunfadorafracasada.Alguienquemuyenelfondo,nodeseoser.

«Mequedocontigo,Kenny…Prefieroserunacatetadecampodichosayfeliz».

Lagenteseaglomeraalrededordelasgradas,enlaparteexterior.

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Mientraseltaxiseaproximaalescenario,puedoverlaslucesdelaambulanciaencendidas. Salto del vehículo sin siquiera dirigirle la palabra a Francis ymehagopasoentrelagenteaempujones,rezandoenpequeñossusurrosaunDiosenquehastaentoncesjamáshabíacreído.

— QuenoseaKenny,porfavor…,quenoseaKenny…

Llego justo cuando están alzando la camilla al interior de la ambulancia, yaunque no consigo ver quién es la persona que han metido dentro, el rostrodescompuesto,desconsoladoydesgarradodeSydneyRusselmelocuentatodo.

— Oh,Dios…— gimo,derrumbándomeentrelagente —…Kenny…

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Sydneynopuededejardellorar.Enlasaladeesperadelhospitaleltiempopareceparalizadoylashorassehaceneternas.Nopodemoshacerotracosaquerezarporquesobrevivayquetodoestoquedeenunaanécdotaquerelatarenelfuturo.Losmédicosnohanqueridoensuciarselasmanosconunpronósticoprecipitado,asíquellevamosmásdecuatrohorasesperandoaquealguiensalgaadecirnosalgo.

Sydney gimotea y entierra su rostro bajo sus manos, destrozada, despedaza.Habíatemidoporqueestemomentollegase…yhallegado.

— Todosaldrábien,Sydney…yaloverás— suspiro,esperanzada.

— Gina— susurraella,secándoselaslágrimascondosmanotazos — .¿Sabespor quéKenny no semarchó contigo aManhattan?Su padre tenía cáncer. Seestabamuriendoy…Jhonsoloeraunniñoynopodíacuidardelrancho.Sisehubiera marchado habríamos tenido que vender todo. No hubiéramos logradosaliradelante.

«Oh,Kenny…»,suspiro,mientras todoelodioquesentíahaciaélsedisipaenunsegundo.Enelfondosabíaquemeamaba…Queleconocíadeverdad.

— Hepensadoquedeberíassaberlo…Porsiacaso.

Yoasiento,agradecida.

Un médico irrumpe en la sala y nos mira fijamente, escrutándonos condetenimiento.

— ¿SydneyRussel?

Lamujer,incapazdepronunciarpalabraytemblandodepiesacabeza,asiente.Yome aferro con fuerza a su brazo y ambas nos levantamos para recibir las

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noticias.

Elrostrodelhombresetuerceenunamuecadedisgustoynonecesitoquediganada para saber que, en realidad, está buscando las palabras adecuadas paradarnoselpésame.Sydneytambiénsedacuentaalinstante.

— ¡NO!— grita desgarradoramente, enganchándose a la bata del doctor — .¡Nohamuerto!¡Nohapodidomorir!— exclama,sacudiendoalhombre.

El doctor no se mueve ni un solo centímetro, permitiéndole a la mujerdesahogarse.

— ¡Oh,Dios!— exclamo, incapaz de procesar la noticia — . ¿Es eso cierto?¿Hamuerto?

— Losiento…— susurraelhombre,sinencontrarunarespuestamejorqueésa— .Hemoshechotodoloquehaestadoennuestrasmanos,perolospisotonesdel caballo han dejado una hemorragia interna que no hemos podido frenar.Estabademasiadodébilparalaoperacióny…losiento.Deverdad.

Todoamialrededorempiezaanublarse.Nopuedeserverdad,nopuedehabermuerto.

Pero el grito roto y rasgado de Sydney Russel, de una madre que llora unapérdidadetalmagnitudcomoésa,meindicaquesí.Esverdad.Hamuerto.

Mederrumboenelsuelodelpasillollorandodesconsoladamente.

— Nopuedemorir…— repito entre gimoteos — . ¡Tiene un hijo! ¡Nopuedemorir!

Eneseinstante,TayloryKennyirrumpenenlasaladeestar.Nohabíanestadopresentes enel rodeodebarriles femeninoporque sehabíantenido que encargar de reparar los destrozos que el tifón había dejado en elranchoyenlosestablosdelganado.

Nada más observar nuestro estado, Taylor comprende que Paige no hasobrevividoalacaída.Sequedainmóvilenlapuertaypuedoverensumiradaeldolor internoque está sufriendo.Hagoalardede todas las fuerzasque albergoparalevantarmeydirigirmehaciaKenny.Cuandomeestrechaentresusbrazos,soy consciente por primera vez de que acabo de perder amimejor amiga; laúnicaquehetenidodeverdad.

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— Losiento,losientomucho,deverdad…

Élasiente,sinsoltarme.

La estampa de los Russel es tan desgarradora queme pregunto si alguna vezlograránrecuperarsedeello.

— Losientotanto…— repito,destrozada.

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Algunasveceslavidateofreceleccionessinquetúlaspidas,ytúdeberessaberaprovecharcadaunadeesasocasionesparaaprenderlomáximoposible.Si no lo haces, tarde o temprano la lección se repetirá, pero con mucha másdurezayconsecuenciasquelaprimeravez.

Mesientoenelantiguoescritoriodemipadreeinevitablementeveosuimagenaquí, presente, repasando esas interminables facturas queno sabe cómopagar.Me pregunto cuántas veces habrá levantado el bolígrafo con intenciones deescribirmeantesdequetodaslasfrasessequedasenenelaire,sinserescritas;sinserleídaspormí.

El sobre que el Juez Dixon me dio está frente a mí, esperándome. Lo abrocuidadosamente yme encuentro con la pulcra y desconocida caligrafía demimadre: “Por si algún día decides perdonarme”. Debajo también ha escrito sudirección.Dobloelpapelporlamitady,enelreverso,escribo:“Sóloseperdonamientrasseama.Nomeesperesmás”.

Talveznosealarespuestaqueellaseimagine,peroeslarespuestaconlaqueyopodréestarenpaz.

Alzolamiradaymeencuentroconeldesastrequetengoarmadoenelsalón.Mehe pasado los dos siguientes días al funeral revisando las fotografías de miinfancia enbuscadeaquellosmejores recuerdos juntoaPaigequealguien, enalgún momento, capturó. No hay demasiados, pero serán suficientes paramantenerlaconelpasodeltiempoenmimemoria.

— Estábien…— murmuro,repasandoconlamiradacadadesastrosorincón.

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Si pienso conservar el rancho, tendré queponermemanos a la obra y ordenarestaleonera.

Las siguientes horas las paso recogiendo, limpiando, y ordenando laspertenenciasdemipadreencajas.Novoyatirarlosrecuerdosqueélconstruyó,peroahoraesteespaciotienequeconvertirseenmío.Almenos,mientrasvivaenél.

Dosgolpessecoscontralapuertaprincipaldistraenmiatención.Apartolascajasquetengoenfrenteymeacercoparaabrirlapuertaconlamanotemblorosa. Supongo quién es.Y no sé si estoy preparada para enfrentarme aello.

«Oh,Kenny…¡Cuántolosiento!»

Nosmiramosensilenciosindecirnosnadahastaquelatensiónvenceyterminoapartandolamiradayhaciéndomeaunladoparaqueentre.

Pasea susojospor todas lascajasquehayesparcidasenel lugarhastaque, alfinal,regresaamí.

— ¿Hasvendidoelrancho?

Suvozsuenatanrotacomohabíaimaginado.Contengolaslágrimasqueamenazanconestallar.

— Enrealidad,nopodríavenderloaunquequisiera.Tienedospropietarios.

MeacercohastaelescritorioyrebuscohastaencontrarlacopiadelasescriturasqueeljuezDixonmehaproporcionado.

—¿ Tumadre…?

— Toma.Míralotúmismo.

Kennydesdoblaelpapelcondelicadeza.Tiene losojos enrojecidos, lamiradaperdida. Inclusoparecehaber envejecidounosañosmásdeunsologolpe.

— Vaya…— murmuraenvozbaja,repasandoeldocumento — .Asíqueestomepertenece…

Se quita el sombrero con pesar y lo ladea para sacudirle el polvo. Despuésvuelveacolocárseloy,sinpedirmepermiso,sesientaenelsofá.Ahoratambién

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essurancho.

— Sí,tambiéntepertenece.

Sequedapensativounosinstantes.

— Nopodrécomprartuparte,Gina…Meheretiradodelrodeo.

«¡Gracias,Kenny!¡GraciasaDios!»

— Hashecholocorrecto…Nonecesitoqueme…

— ¿Sabes que Paige había quedado segunda en la competición dos añosconsecutivos?Erabuena;siempre lo fue.Rodeaba losbarrilesaunavelocidadextremaynuncadudaba.

— Nolosabía— admito,sentándomeasulado.

LaverdadesquenosésiserécapazdemantenerunaconversaciónsobrePaigesinderrumbarme.

— Sí,siempreseledabientodo.

«Seledaba».Peroaunque lecorrijomentalmente,no tengovalorparahacerloenvozalta.

— Esverdad— admitoconunhilillodevoz.

— Gina…,yo…,quieroquesepasunacosa— tartamudea — ,quieroquesepasporquémequedéenKansas…,porquérompímipromesa…

Meestiroenelsofáparaposarmidedosobresuslabios.Sualientocalientegolpeamipiel,erizándomeporcompleto.

— Nohacefaltaquedigasnada,losé.

— ¿Losabes?— murmurapordebajodemidedo.

Retirolamanoyasiento.

— Sydneymelocontóenelhospital,antesdeque…

Soyincapazdeterminarlafrase,asíqueagacholamiradaylaclavoenmispiesdescalzos.

Kennysemuerdeellabioconfuerza,comosiestuvieraconteniéndoseparadecir

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algo que no quiere. Todo es tan confuso que ni siquierame atrevo a alzar lacabezaycontemplarsusojosrotos.

— Gina…— diceenvozbaja — ,novuelvasconél.Séqueahorano loves,peroyopodrédartemuchomásdeloqueeseseñoritingodeciudadtedará…lojuro.

Séquees tardeparaaguantar lacomposturacuandouna lágrimacae sobremizapato.«Genial,yaestoyllorandocomounamagdalenadenuevo».

— No…nomeiré…

Kennytardaunossegundosdemásenprocesarloqueacabodeconfesar.Se acerca hasta mí y levanta mi rostro, tirando de mi barbilla. Su mirada,tambiénacuosa,medevuelvelaimagendelaesperanza.

— ¿Notevas?— repiteconincredulidad.

Yosacudolacabezaenseñalnegativa.

Enelfondo,muyenelfondo,henecesitadoesteviajeparadescubrirqueyonoeraigualquemimadre,sinoigualqueConnor.Quevaloromáselatardecerylasestrellasquelasvistasdeunrascacielosyqueelamorincondicional…nosepuedesustituirpornada.

— ¿Yeltipoquevi…?

— Sehaido.

Kennypestañea,confuso,antesdeposarsuslabiossobrelosmíosyfundirseconmipiel.Sientosualientoylacalidezdesesperadadeunbesoque,enrealidad,esun rescate. Es una bocanada de aire fresco para no ahogarse. Para podercontinuarrespirando.

— ¿Porqué,Gina?¿Porquéhascambiadodeplanes?

Quizásnoseaelmejormomentoparadecirlo,perosiunacosaheaprendidoesqueocultar verdades tan sólo conlleva sufrimiento.Una lecciónquehe tenidoqueaprenderafuegolentoantesdeabrasarme.

— Me gustaría que nuestro hijo se criase cerca del lugar en el que nacen lasestrellas…ydeti.

El rostro de Kenny se descompone instantáneamente y sus ojos vuelven a

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encharcarseconrapidez.Laslágrimascomienzanadeslizarseporsumejillasinpausa y la estampa que observo es… ¡Oh, Dios! ¡Una estampa que jamáshubieraimaginadoenél!¡EnmiKennyRussel!Nosonlágrimasdedolornideangustia…Es,simplemente,felicidad.

Unafelicidadextrema.

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FIN

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EPÍLOGO

— ¡Estate quieta, Paige! ¡Si no dejas de moverte no podré atarte el lazo delvestido!— exclamaSydney,reteniendoalaniñaentresusbrazos.

Observo la escena divertido mientras termino de ajustarme la pajarita con laayuda del reflejo que me devuelve el espejo. Llevar corbata me parecíademasiadoformal.

— ¿Papá?

— Dime.

— ¿Crees que mamá parecerá una princesa de verdad? — me pregunta mipequeñahijita.

Yolerevuelvoelpeloyasiento.

— Estoy seguro de que tu madre será la princesa más bonita del mundo…Despuésdeti,claro— puntualizo,recolocándolelaflordetrásdelaoreja.

Paige,satisfecha,asienteyechaacorrerhaciaelporche.Tormenta nos espera fuera, aunque Sydney llegará hasta el claro junto con elrestodelosinvitados.Subo ami pequeña encima de la yegua y despuésme coloco delante de ella.Cuandoempezamosacabalgarhaciaellugarenelquenacenlasestrellas,notocómounmillardesensacionesdiferentesseapoderandemicuerpo.

Misueñoporfinsevaahacerrealidad.

Sientolosbrazosdemihijitaestrechandoconfuerzamicintura,aprisionándolapara no caerse del caballo. Después del accidente de su tía, todos habíamosestado de acuerdo en lo importante que era que no cogiese jamás miedo amontar. Y habíamos hecho bien nuestro trabajo porque ahora, con los años,Paigeadorabaloscaballos.SobretodoaTwist.

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Alcanzamos el claro los primeros y esperamos pacientemente mientras losinvitadosvanllegando,intentandomantenerlosnerviosaraya.SéquePaigeestátannerviosacomoyo,porquedesdequenoshemosbajadodeTormentanohapronunciadoniunasolapalabra.Mepreguntosicomprenderárealmentequesupadreysumadresevanacasaryelsignificadodelacto.Seguramente,tansólopiensequehoyesundíaespecialporquetodosnoshemosvestidodepríncipesyprincesas.

Mesientoincómodosinmisombrero,asíqueestoycontinuamentepeinándomeelcabello.FuelaúnicacondiciónquedictaminóGinaenelmomentoqueaceptómimano;queel díade la ceremoniano llevaríapuesto el sombrero.Supongoqueesunpreciomuypequeñoapagarporlaeternidaddesuamor.

Ya han llegado todos los invitados, incluido el juez Dixon, que será elresponsable de oficiar la ceremonia. Taylor y Nathan pasan junto a mí y sesientanenlaprimerafila,juntoaSydneyyamihija.

— Enhorabuena— susurraTaylor,cuyorostro jamás llegóa recuperarsede laperdidaquesufrió.

Yoagradezcosuspalabrasconungestosilenciosodecabezajustoenelinstanteenelquetodoelmundoselevantayempiezaacuchichear.

Ginaaparecedefondoalomosdesucaballoynosésireírollorarcuandolaveoconmisombrerode«cowboy»enlacabeza,acercándosehacialagente.Sebajade Twist y tira de la cola de su precioso vestido blanco, que se camuflabaperfectamentecuandoestabamontadasobreelcaballo.

Estápreciosa…Miprincesa.

Cuandonosmiramosalosojos,todoelmundodenuestroalrededordesaparecey solos quedamos ella y yo, nadamás. Sujeto susmanos con firmeza cuandollegahastaamí,sinromperelcontactovisual.

EljuezDixoncomienzaahablarpausadamente,peronoleescucho.Sololaveoaella,consusonrisaperfecta,susojosazuleschispeantesdeemoción,sucabellorubiocayéndoleporloshombrosdebajodelsombrero.

«MivaqueradeKansas…»

Tragosalivaantesdehablar.

—Yo,KennyRussel,tequieroati,GinaSteven,comoesposaymeentregoati,

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yprometosertefielenlasalegríasyenlaspenas,enlasaludyenlaenfermedad,todoslosdíasdemivida.

Ginasonríe.

—Yo,GinaSteven,tequieroati,KennyRussel,comoesposoymeentregoati,yprometosertefielenlasalegríasyenlaspenas,enlasaludyenlaenfermedad,todoslosdíasdemivida…hastaquelasestrellasdejendebrillar.

—Hastaquedejendebrillar—coreo,repitiendosusúltimaspalabras.

—Elseñor,quehizonacerentrevosotroselamor,confirmeesteconsentimientomutuo,quehabéismanifestadoantelaIglesia.LoqueDioshaunido,quenolosepareelhombre— concluyeeljuezDixon.

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NotadelautorPorúltimo…

Espero que hayas disfrutado de esta historia tanto como lo hice yoescribiéndola.

Antesdedespedirmedeti,lector,agradeceríapoderleertuopiniónenAmazon,¿te tomas un momento en escribirla? Ese minuto de tu tiempo es realmenteimportanteparamí.

Si deseas contactar conmigo, también puedes hacerlo a través de las redessocialesodelcorreoelectró[email protected]

¡Gracias!

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SOBREELAUTOR

ChristianMartinsesunautorquenacióhacemásdetreintaañosyquellevaescribiendootrostantos,apesardequehastafebrerodel2017noselanzóapublicar.Desdeentonces,todaslasobrasdeesteprolíferoescritorhanestadoenalgúnmomentoenelTOPdelosmásvendidosensucategoría.

¡ÚnetealfenómenoMartinsydescubreelrestodesusnovelas!

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OTROSTITULOSDELAUTOR

TodaslasnovelasdeChristianMartinsestándisponiblesenlosmercadosdeAmazon,tantoenpapelcomoen

eBook.

Miprotector-Suprotegida(Bilogía)HarryHunter siempre ha sido elmejor en lo que hace por varias razones: notiene familia,niamigos,nipareja.Vive,exclusivamente,paracumplirconsusmisiones y sobrevivir al día a día. Pero su rutina se irá al traste cuando leofrezcanunanuevamisión;unaquenopodrá rechazary en ladescubrirá a lajovenBaileyKim.La teoríase lasabemuybien:nodebeestablecer lazossentimentalessiquierecontinuarconvida.Peroen laprácticaesotracosa.Bailey tienealgoespecialqueleatrae,algoqueleimpidedesentendersedetodoyrenunciar,algoquenolepermitetraicionarla.Protegerla,liberarlaycuidardeellanoserásencillo,peroyanotienenadaqueperder.

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UNACOSADELOCOS

LasuertesonríeaEmmaOwenscuandounabogadoingléslecomunicaquesurico y poderoso tío Larry ha fallecido y que ella será la heredera de toda lafortunaypropiedadesqueelhombreposeía.Decididaadisfrutardesunuevavidacuantoantes,abandonalagranciudadparavolveraInglaterraypoderrealizarlospapeleosdelaherenciacuantoantes.PeropordesgraciaparaEmma,lascosasnosontansencillascomoparecían…En su pueblo natal, tendrá que solucionar la lista de “requisitos” que haconfeccionado su tío para que ella pueda cobrar la herencia y, además, tendráque reencontrarse con Michael Gardner, un exnovio al que abandonó tiempoatrásquesehaconvertidoenunodeloshombresmáspoderososdelazona.Menosmalquesucompañeradepiso,Abigail,estájuntoaellaparaapoyarlayayudarlaentodo.

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NUESTROSDÍAS

Apesarde todo loque tiene,WillBrownnoestápasandoporelmejordesusmomentos. Mientras unos malos pronósticos se ciernen sobre su futuro, losrecuerdosdelamordesujuventudcomienzanaatormentarleynolograsacarsedelacabezaaaquellachicaqueveranoaveranolefuerobandoelcorazón.Sisemarchayregresaparabuscarlaquinceañosdespuésdequesedijeranadiósporúltimavez,perderátodoloquehaconstruidoensuperfectavida…Pero,¿ysisequeda?¿SerácapazdeenfrentarseaaquelpasajedesujuventudsincerrarqueabandonóenellagodeWithley?

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LACHICAQUESELLAMABACOMOUNCOMETA

¿QuétienelaheladoravozdelseñorX?

Avecesserfelizesmásdifícildeloqueparece,yHollylosabemuybien.Nadiepuedenegarquelamuchachaseesfuerzamucho,peroahoramismosuvidaesunauténticodesastre:todoslaodianensutrabajo,sunoviolahadejado

porunaversiónmásjovenyestilizadadeella,haengordadounoskilosy,encima,hapasadotantosañosesforzándoseporserlanoviaperfectaypor

agradaralosdemás,quenisiquierasegustaasímisma.LoqueHollynosabeesqueelmisteriosohombrequeconocióentrelassombraspareceestardispuestoahacercualquiercosapordescubrirquéescondelachica

que(no)sellamacomoelcometa,esaquebrillainclusoenlaoscuridad.

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Bilogía“Yonosoytuvampiresa”

Amandahaperdidoasumarido,estácentradaensuhijoyloúnicoqueesperadelavidaesquesupequeñoseafeliz.Derekesalgobruscoytorpe,perounrománticodecorazón.Despuésdequesumujerleabandoneporotro,decidiráquetodassonunasarpíasdespiadadas.¿Porquéyanoquedanmujeresrealesenelmundo?,pensará.¿Y Pipper? ¿O mejor dicho, Fantasma? Un cachorrito de cocker que parecedispuestoacompletarestahistoriayunirtodosloscabossueltos.¿Quiénnocreeeneldestino?¿Enelamor?¿Enlassegundasoportunidades?¿Puedeunavampiresayunpequeñodiablilloconquistarteelcorazón?

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SAGA “UNA NOCHE” (UNA NOCHE DORADA, UNA NOCHECONTIGO,UNANOCHENUESTRA,UNANOCHEPERFECTA)

AriannaTownsendnotienepensado,porelmomento,enamorarse.Estáacostumbradaateneralhombrequequieraencualquierinstanteyquetodoslatratencomosifueraunareina.Disfrutajugandoconellosparadespuésdecirlesadiós,sinqueningunoleexijaningúncompromiso.PerosuperfectavidaseiráaltrastecuandoaparezcanJason,unatractivochoferquesupadreacabadecontratar,SteveLowell,uninglésdelaaltasociedadquedeseaconquistaralahijadesujefeporencimadetodoyMarkus,unpobrechicoalqueAriannalerobóelcorazón.ElbailedeLaNocheDoradaseacercaytodaslasmiradasestaráncentradasenlaricayatractivajoven,perolanochenoterminarátalycomoesperabaella.AriannatienedemasiadossecretosyhaymuchagentedispuestaadestrozarlavidadelamedianadelosTownsend…

Laindecisiónylapasiónseránlosingredientesprincipalesdeestaeróticahistoriaparaatraparallector.

¿PorquénovienesadescubrirlamansióndeManorHouse?

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TRILOGÍA“SECRETOS,SECRETOS2YSECRETOS3”

Afaltadeunosdíasparadarel“sí,quiero”,Juliadecidemandartodoapaseoycomenzar una vida de cero. Para hacerlo, toma la decisión de disfrutar ensolitariodel viajeque teníaprogramadopara la lunademiel, sin saber loqueencontraráenéste.

EnplenoCaribe,conoceráaElíasCastro,unpoderosoempresarioquetienetodolo que quiere en el momento en el que lo pide. Ambos comenzarán unapasionanteromancerodeadosdelosmásexquisitoslujos.Julia no tardará demasiado en enamorarse del irresistible Elías, pero tambiéndescubriráquenotodoesloqueparece.Lasmentiras y los secretos comenzarán a estar presentes en el día a día de lapareja hasta que Julia, hastiada de mantenerse al margen y de desconocer laverdadera vida de su pareja, decidirámarcharse y abandonarle para regresar aMadrid,suciudad.

Pero Elías ha encontrado al amor de su vida y no piensa dejarlo escapar tanfácilmente. Regresará en busca de Julia y encontrará enMadrid un sinfín depeligros de los que no podrá protegerse. Fuera deMéxico, no tiene poder nicontactos para mantener a Julia bajo protección, así que no les quedará másremedioqueregresar.

Julia, guiada por el amor ciego que siente por Elías, decide obviar todos losriesgosqueha sufridoy regresar aMéxicobajo la promesadeque, nadamásllegar,laharápartícipedelossecretosquehanrodeadosurelación.

¿Podrásoportar laverdad?¿LecontaráElías todo loque tantoha luchadopor

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manteneroculto?¿Seacabaránlasmentirasentreellos?Y…,lomásimportante,¿estaránporfinasalvodelossicariosquelespersiguen?

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NOSOTRAS(JUNIO2017)

AuroraconocióaHugocuandosoloeraunacríaquenobuscabaelamor.Asusveinteañosdeedad,nosabíaloquequeríaniselepasabaporlacabezaconsolidarunarelación.Peroeltiempofuepasando,añotrasaño,yelamorentrelosdoscontinuabaestandopresente…Loqueningunodelosdosesperabaeraqueelpasadointercedieraensufuturo.¿Cómosobreviveunamordeveranoalpasodelosañosyalainmadurezdelajuventud?¿Quéocurresi,cuandohasconseguidoquetodoseestabilice,tumundosederrumbasincontrol?¿Si,repentinamente,desaparecetodoaquelloporloquetantosañoshasluchado?

«Aunquenadaparecíafácil,unacosateníaclara:jamástendríaquesuperarlasdificultadesensolitariograciasasusdosamigas.»

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ESCRIBIÉNDOLEUNVERANOASOFÍA(MAYO2017)

AlexySofíasolotienenunacosaencomún:ningunodelosdoscreeenelamor.Sofíaesunajovenalocadaquebuscavivirlavida,saliradelanteconpequeñostrabajosqueleproporcionenlojustoynecesarioy,sobretodo,disfrutar.Piensaquelavidaesdemasiadocortacomoparaserdesperdiciada…Alexhaceunañoquesehadivorciadoysientequehaperdidotodoloquetenía.Sinsabercómocontinuar,centratodossusesfuerzosenrescatarsucarreracomoescritor,sinéxito…Descubre en estas páginas lo que el destino les deparará mientras Sofía teenamorayAlexteescribeunveranoque,teaseguro,jamáspodrásolvidar.

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MIÚLTIMORECUERDO(MAYO2017)

«Después de tantos años de matrimonio, la relación entre Robert y Sarah hacomenzadoaenfriarse.Ningunodelosdospareceserfelizniestardispuestoasacrificarse por el otro. Una noche de tormenta la pareja sufre un terribleaccidentedecocheenelqueSarahpierdetodossusrecuerdosexceptouno.Elúltimorecuerdoantesdelchoque.Traselsuceso,Robertcomprenderáquéesloquerealmenteimportaenlavidaydecidirálucharporlamujerqueama,aquellaalaquehabíajuradoun“parasiempre”catorceañosatrás.

¿Estará Sarah dispuesta a perdonar todo, a volver atrás? ¿Conseguirá Robertvolverlaaenamorar?»

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BESOSDECARMÍN(ABRIL2017)

Paulasolobuscabauntrabajoparamantenerseocupadaelveranoydesconectarde los problemas familiares que la rodeaban, pero no esperaba encontrar aDaniel. Sin quererlo, terminará perdidamente enamorada de él; un hombrecasado que le dobla la edad y que lleva una vida tranquila y familiar con sumujer. ¿Luchará Paula por sus sentimientos? ¿AbandonaráDaniel todo lo quetiene por ella? «Un amor prohibido, excitante y pasional que no dejaráindiferenteaningúnlector»

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SERÉSOLOPARATI(BILOGÍA)(FEBRERO2017)

La vida deVictoria es perfecta hasta que, a pocas semanas de casarse con sunovio,descubrequeésteleestásiendoinfiel.Mientrasintentasuperarlatraiciónque ha sufrido, conoce a su nuevo jefe, Lorenzo Moretti, que acababa demudarse aMadrid para dirigir la empresa y del que no tardará en enamorarseperdidamente. Los dos comenzarán un excitante romance… Pero tarde otemprano los secretos del joven Lorenzo salen a la luz y Victoria tendrá quedecidir si se mantiene a su lado. «Excitante, romántica, apasionada…, no tedejaráindiferente...»

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