Domingo de Ramos

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DOMINGO DE RAMOS Una de las celebraciones litúrgicas más ricas y trascendentales del año. En ella, dando por finalizada la cuaresma, ingresaremos de manera solemne a la Semana Santa. Los templos se verán abarrotados de asiduos parroquianos como así también de foráneos ocasionales. Y tanto para unos como para otros, en esta jornada tomará destacado protagonismo un elemento muy particular, el cual suele hacerse presente siempre en esta fecha: el ramo de olivo. Sucede que los ritos de la bendición de ramos y la procesión en honor a la entrada mesiánica triunfal de Jesús en Jerusalén, han cobrado y mantienen aún en estas épocas un carácter religioso, festivo y popular muy arraigado en nuestra gente. Por lo tanto, este verdadero signo que acontece el domingo de Ramos, es una razón más para reflexionar cómo, desde lo personal hasta lo grupal, deberíamos vivir y preparar este tipo de celebraciones, y a su vez, de qué manera podemos ayudar a nuestros hermanos a comprender de manera más profunda estos misterios que la Iglesia nos propone celebrar. *¿Porqué el olivo? El Olivo es un árbol característico y muy propio de la zona donde vivió Jesús. Recordemos que un pasaje bíblico testimonia que El oró y meditó en el huerto de los olivos (Lc. 22, 39-46) y que este árbol aparece también en el Antiguo Testamento, como por ejemplo, en el relato del Diluvio y el arca de Noé (Gn, 8, 11). Fue por ello entonces, que el pueblo de Jerusalén celebró la entrada de Jesús saliendo a su encuentro y homenajeándolo en aquél entonces como un rey con palmas, cantos y levantando ramos de olivo a su paso. Para reflexionar ¿Acostumbro a levantar mi corazón, mis pensamientos, deseos, etc. hacia Dios, de la misma manera que levanto hoy los ramos? ¿Reconozco en el Señor al verdadero Rey de mi vida, o tengo otros reyes materiales y/o humanos que ocupan su lugar? ¿Con qué dones y elementos característicos de mi vida, puedo alabar al Señor? ¿De qué modo? *¿Para que lo guardamos una vez bendecido?

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DOMINGO DE RAMOSUna de las celebraciones litúrgicas más ricas y trascendentales del año. En ella, dando por finalizada la cuaresma, ingresaremos de manera solemne a la Semana Santa. Los templos se verán abarrotados de asiduos parroquianos como así también de foráneos ocasionales. Y tanto para unos como para otros, en esta jornada tomará destacado protagonismo un elemento muy particular, el cual suele hacerse presente siempre en esta fecha: el ramo de olivo.Sucede que los ritos de la bendición de ramos y la procesión en honor a la entrada mesiánica triunfal de Jesús en Jerusalén, han cobrado y mantienen aún en estas épocas un carácter religioso, festivo y popular muy arraigado en nuestra gente. Por lo tanto, este verdadero signo que acontece el domingo de Ramos, es una razón más para reflexionar cómo, desde lo personal hasta lo grupal, deberíamos vivir y preparar este tipo de celebraciones, y a su vez, de qué manera podemos ayudar a nuestros hermanos a comprender de manera más profunda estos misterios que la Iglesia nos propone celebrar.

*¿Porqué el olivo?

El Olivo es un árbol característico y muy propio de la zona donde vivió Jesús. Recordemos

que un pasaje bíblico testimonia que El oró y meditó en el huerto de los olivos (Lc. 22, 39-46)

y que este árbol aparece también en el Antiguo Testamento, como por ejemplo, en el relato

del Diluvio y el arca de Noé (Gn, 8, 11). Fue por ello entonces, que el pueblo de Jerusalén

celebró la entrada de Jesús saliendo a su encuentro y homenajeándolo en aquél entonces

como un rey con palmas, cantos y levantando ramos de olivo a su paso.

Para reflexionar

¿Acostumbro a levantar mi corazón, mis pensamientos, deseos, etc. hacia Dios, de la misma

manera que levanto hoy los ramos? ¿Reconozco en el Señor al verdadero Rey de mi vida, o

tengo otros reyes materiales y/o humanos que ocupan su lugar? ¿Con qué dones y elementos

característicos de mi vida, puedo alabar al Señor? ¿De qué modo?

*¿Para que lo guardamos una vez bendecido?

Si nos preguntasen, posiblemente responderíamos que acostumbramos a llevar el olivo

bendecido a nuestros hogares por tradición, rutina, costumbre, o incluso por el valor simbólico

que se le suele atribuir a este elemento una vez bendito. Y hay hasta quienes pueden llegar a

esperar un efecto mágico de él. Sin embargo, la Iglesia nos enseña que éste es un

sacramental, es decir, un signo sagrado instituido, cuyo fin es preparar a los hombres para

recibir el fruto de los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida”.(CIC

1677). Por lo tanto, deberíamos llevarlo a nuestras casas y compartirlo con los demás

precisamente como signo visible de Dios, de su bendición, protección y presencia en nuestra

vida cotidiana.

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Para reflexionar

¿Guardamos el olivo bendito como un simple recuerdo? ¿O como amuleto, y porque creemos

que nos va a traer suerte? ¿Qué significado tiene hoy para nosotros este signo? ¿Sabemos

que son los sacramentales? ¿Qué otros sacramentales recordamos o conocemos?

*Domingo de Ramos: ¿Principio o fin?

Decíamos que para algunos, el domingo de ramos y la bendición de estos, son un fin en si

mismo, ya que lo consideran el elemento convocante y el momento mas importante del año

como para concurrir a la Iglesia y no volver hasta el año siguiente. Sin embargo, no podemos

quedarnos en el inicio del camino: la Iglesia nos enseña que esta celebración es “la puerta” de

la Semana Santa, la cual culminará en la celebración del Triduo Pascual con la gloriosa

Resurrección del Señor, y por lo tanto, deberemos vivirla intensa y adecuadamente, y ayudar

a nuestros hermanos a tomar conciencia de ello también.

Para reflexionar:

¿Cómo nos estamos preparando para esta Semana Santa? ¿De que manera nos gustaría

vivirla? ¿Qué expectativas tenemos en torno a ella? ¿Cuáles los compromisos personales,

grupales, institucionales, etc. que deberemos asumir para ayudarnos y ayudar a otros a que la

vivan intensamente?

*Para rezar juntos:

“Señor,

Aumenta nuestra fe y la de cuantos esperamos en ti

y escucha nuestras suplicas,

para quienes hoy llevamos estos ramos

en honor de Cristo victorioso,

unidos a El,

te presentemos el fruto de la buenas obras.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén