Veíamos el domingo pasado cómo Jesús enviaba a los apóstoles a predicar de dos en dos por aquellos pueblos y aldeas. Era como un ensayo para el futuro y era como un preparar el terreno para la predicación de Jesús.

Hoy vemos la vuelta. Vienen contentos a contar a Jesús las maravillas que habían contemplado por el poder que Jesús les había dado.

Pero están cansados. Y Jesús, que es compasivo, les dice que se merecen unas vacaciones.

Van a ir solos con él en una barca a la otra orilla del lago para conversar con tranquilidad

Pero al llegar a la otra orilla ven que la gente les estaba esperando, porque estaban “como ovejas sin pastor”.

Y Jesús comienza a predicar. Se les habían terminado las vacaciones. Todo era para la gloria de Dios. De esto nos habla el evangelio de hoy, que es de san Marcos, como en gran parte del ciclo B.

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Marcos 6,30-34

Podemos anotar que es la primera vez que se llama apóstoles a los 12 discípulos escogidos. Apóstol significa “enviado”. Jesús a los escogidos les ha enviado a una misión provisional.

Un día les enviará de una manera definitiva bajo la guía del Espíritu Santo.

Al decir que están contando todo lo que han hecho se nota un ambiente de alegría. Aunque el apostolado cansa, cuando se hace por la gloria de Dios y se ven frutos positivos, da una gran alegría.

A veces no se ven, pero es un detalle de la bondad de Dios mostrar algunos frutos del esfuerzo apostólico.

Y el detalle humanitario de Jesús hacia los apóstoles es proponerles tener unas vacaciones. Jesús no propone a sus seguidores una vida inhumana, sino que tiene presente las necesidades que tenemos las personas de romper, de vez en cuando, el ritmo de nuestra vida para descansar un poco.

También Jesús tenía momentos de distensión y descanso con familias amigas. A veces le vemos en casa de Lázaro, Marta y María.

Las vacaciones, como todas las cosas de la tierra, pueden ser buenas, como también pueden desvirtuarse. Desgraciadamente hay cristianos que en tiempo de vacaciones se apartan de las cosas de Dios, o se entregan al desenfreno y quizá a los vicios.

Hay otros que sí saben aprove-char bien el tiempo.

Decía el papa Juan Pablo II:

Desgraciadamente hay quienes nunca pueden tener vacaciones. El descanso es un cambiar de actitud, sobre todo buscando la paz del espíritu, que nos es necesaria para luego trabajar con mayores ganas y mayor facilidad.

El espíritu no puede tener vacaciones, en el sentido de no tener que ir hacia delante o hacia arriba. Debe seguir buscando a Dios, aun en medio del cambio o del descanso material. Esto lo hace aquel que sabe cuál es el verdadero sentido de la vida.

Y debe seguir haciendo el bien a otros, porque seguimos siendo cristianos.

Nos solemos encontrar con muchos, que aun teniéndose como cristianos, en vacaciones ni van a misa, quizá porque no encuentran su sentido verdadero. En realidad muchos no encuentran el sentido de la vida, porque, aunque estén en medio de ruidos y risas, su alma está vacía.

gente que pasa vacía,

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un mundo sin esperanza,

un mundo que no tiene amor.

Y Dios me grita desde el fondo de mi ser:

tu puedes ser consolación.Hacer CLICK

Para poder ser más conscientes del sentido de la vida y poder tener más espíritu para ayudar a los demás, debemos tener tiempos de tranquilidad y trato con Dios. Si pueden ser algunos días, serán las mejores vacaciones.

Esas serán cuando al mismo tiempo que descansa el cuerpo, se fortalece el alma.

Algunos piensan en Jesús como si fuese triste y uraño. Cuando se examina el evangelio con detención, vemos que la gente está muy a gusto con Él y desea permanecer a su lado.

Como los apóstoles que deseaban contarle todo.

Para estar con Jesús la Iglesia nos propone la asistencia a la misa, al menos los domingos. No se trata de cumplir meramente una obligación. Se trata de darnos cuenta que vamos al encuentro de Jesús, que es nuestro buen pastor.

Podemos tomarlo como una pequeña vacación dentro de ese día.

He dicho que son buenas las vacaciones tranquilas “para estar más con el Señor”. Pero un buen pastor, en el sentido religioso, casi no encuentra tiempo, como le pasaba a Jesús y los apóstoles, que no tenían “ni tiempo para comer”.

Felices ellos que de esa manera imitan a Jesús.

Nos pasa, como en el tiempo de Jeremías, cuando muchos que se llaman pastores, sólo buscan su propio bien, no el de las “ovejas” que deben guiar.

Lo malo es que muchas personas, que no encuentran el sentido de la vida y quieren tenerlo, no encuentran buenos pastores que les enseñen de verdad.

Por eso Jeremías se quejaba y prometía, de parte de Dios, que vendría uno que será el verdadero buen pastor. Esto nos lo dice la 1ª lectura, que suele estar unida, en cuanto a materia, con el evangelio. Dice así:

Jeremías 23,1-6

Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por eso, así

dice el Señor, Dios de Israel: "A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré

cuentas, por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor-. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de

todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá -oráculo del Señor-.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey

prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con

este nombre: El-Señor-nuestra-justicia."

Ese es el Mesías, es el Señor Jesús. Si nos dejamos guiar por Él, el camino de nuestra vida será recto y seguro. Así lo dice el salmo responsorial, que es siempre como una meditación de la lectura:

El profeta inspirado por Dios nos habla de un pastor especial que será rey, que será Señor de justicia.

El Señor es mi

pastor:

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Él me guía por

el sendero

justo,

Nada me

falta.

Hacer CLICK

No es fácil ser un buen pastor al estilo de Jesús. Debe sobre todo mantener la unidad del rebaño: de las ovejas que fácilmente están allí y de las que buscan dispersarse. Ser buen pastor es buscar el buen pasto para todas.

Cuando en la Biblia se habla de los pastores del pueblo, principalmente se trata de los que tienen ese oficio por vocación o destino, como obispos, sacerdotes… Pero pastores, con obligación de dedicación, son muchos:

padres y madres de familia, educadores, etc. Deben mirarse en Jesús.

El profeta Jeremías, cuando termina su profecía que hemos leído en la 1ª lectura se refiere a Jesús, el Mesías. Él es quien verdaderamente ha reconciliado los dos pueblos, porque Él es nuestra paz. De esta paz y unión nos habla la 2ª lectura que dice así:

Ef 2,13-18

Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.

El sistema religioso judío se basaba en la separación: judíos y forasteros (había hasta un muro de separación en el templo), entre laicos y sacerdotes, entre lo puro y lo impuro, entre el pueblo y Dios.

Jesús quiere quitar muros y busca la unidad.

Unir es lo que hace el buen pastor. Jesús busca unir la humanidad entera. Dice Jeremías que el mal pastor separa y destruye; el buen pastor busca la reconciliación, la paz, la unión.

Por eso la santa Misa, que es la mejor expresión de la real presencia de Cristo, busca la reconciliación de cada uno con Jesucristo y de la comunidad entre sí.

Y tiene el punto más elevado en

la comunión, que debe

ser la común unión.

Así que asistir a misa es buscar la paz y la reconciliación. Es un contrasentido comulgar, o participar en la misa, y estar peleado con su hermano.

Así que vayamos a encontrarnos con Jesús con la sencillez de aquellas gentes que no miraban si Jesús estaba cansado. Sólo sabían que siempre estaba disponible. Aprendamos nosotros también a estar disponibles.

Abramos a Jesús nuestro corazón, como le contaban los apóstoles los logros y dificultades. Y encontraremos la paz: la que necesitamos para nosotros y la que queremos para los demás.

Automático

Y todo ello porque

Jesús es nuestra paz y

es nuestro Dios.

tu eres mi paz.

Señor, Jesús, tu eres mi Dios.

Señor Jesús, tu eres mi paz.

Señor Jesús, tu eres mi Dios.

Que por medio de María encontremos en Jesús la paz y la alegría ahora y por siempre.

AMÉN