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    DOCUMENTOS CARLISTAS

    DISCURSOS DE MONTEJURRA 2009

    DISCURSOS DE MONTEJURRA 2008

    COMUNICADO OFICIAL DEL XII CONGRESO

    QU ES EL CARLISMO?

    DOCUMENTO DE LA COMISIN IDEOLGICA DEL XII CONGRESO

    INFORME DE LA SGF SOBRE LA ENTREGA DE LOS ARCHIVOS DEL PARTIDO CARLISTA

    MANIFIESTO POR LA PAZ DE EUSKAL HERRIA

    LOS CRMENES DE MONTEJURRA 1976

    MANIFIESTO DE LA GARRIGA 1849

    EL PRECIO DE LA TRAICIN DE ALGUNOS

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    QUE ES EL CARLISMO?

    (Algunas opiniones externas, bien documentadas, sobre el verdadero carlismo,

    el carlismo popular, el Partido Carlista )

    El Carlismo.

    Marta Ouvia-Historiadora

    La cuestin monrquica slo es una excusa legitimista del primer carlismo, quepretenda el mantenimiento de los esquemas formales del Antiguo Rgimen.No puede hablarse de unas motivaciones concretas y estrictas generales alcarlismo en cualquier parte de Espaa. Un entrecruzamiento de motivacionessociales, econmicas, regionales y hasta religiosas constitua la trama deidentidad del carlismo.

    La primera guerra carlista, iniciada el 3 de octubre de 1833 en Talavera de laReina , se extendi casi de inmediato por el Pas Vasco-navarro, Aragn,Catalua, Pas Valenciano y Castilla, zonas en la que el carlismo tuvo mayorarraigo y continuidad. La cuestin foral fue eludida en los primeros manifiestos

    reales, pese a que a tal reivindicacin se remitan desde un principio losdocumentos que emanaban de los jefes populares. La primera etapa en laliberacin interna del Partido Carlista se produjo un ao despus de iniciarse laguerra. El 7 de septiembre de 1834, don Carlos se refiri explcitamente a laconservacin de los fueros y se someti a partir de entonces, y en todos susactos de gobierno, a las leyes propias de de los vascos en cada uno de susterritorios. Para Guipzcoa y Vizcaya la primera guerra concluy en 1839 con elconvenio de Vergara; en l se prometa a los vascos el mantenimiento total desus libertades (lo que no se cumpli) . Para los pueblos de la antiguaConfederacin Catalano-Aragonesa el conflicto no concluy hasta 1840; estepueblo resisti por INQUIETUDES ESTRICTAMENTE SOCIALES, hasta tal

    punto que la guerra, en el Pas Valenciano y en Aragn, poda calificarse como"guerra de hambre", pues la casi totalidad de la base que sustent el partido enese tiempo estuvo constituida por voluntarios de las zonas ms deprimidas deambos pases.

    Finalizado el primer conflicto, el partido mantuvo una vida bastante lnguida,aunque pronto reinici sus actividades polticas, dirigidas nuevamente aprovocar un alzamiento armado contra lo establecido. En 1845 el primer Carlosabdic en su hijo Carlos Lus, tambin conocido como conde de Montemoln.Su actividad como nuevo lder se encamin a dar una imagen ms "aceptable"para las potencias democrticas de la poca. Para ello realiz diversos viajescon xito personal, pero sin conseguir apoyo para su causa. En 1846 se inicila "guerra dels Matiners", que se desarroll exclusivamente en Catalua, pues

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    el control militar que sufran Euskadi, Aragn y el Pas Valenciano impidi quese extendiese la guerra. El pueblo se alz al grito de "Viva Carlos VI y laConstitucin !".Los voluntarios actuaban conjuntamente con progresistas yrepublicanos federales, y se grit por primera vez en Catalua "Vivan losFueros!". LOS CARLISTAS BUSCABAN POR MEDIO DE ESTA GUERRA EL

    DERROCAMIENTO DEL RGIMEN MODERADO EN EL PODER Y LAINSTAURACIN DE UN SISTEMA PROGRESISTA Y FEDERAL. La guerraconcluy en 1849 por puro aplastamiento de las fuerzas gubernamentales derepresin. En 1860 se intent un golpe de estado en San Carlos de la Rpita. Ala muerte de Montemoln, la jefatura del partido recay en su hermano Juan III.Don Juan, muy proclive hacia el liberalismo, lleg incluso a ciertasinsinuaciones de acatamiento de la dinasta reinante. Como consecuencia deesa actitud, el ao de 1868 se public un documento, firmado por la princesade Beira, madrastra de don Juan, en el que se desautorizaba a ste, en base aque haba roto el pacto con el pueblo, que le exiga su condicin de titulardinstico.

    A consecuencia de la revolucin burguesa de 1868 se produjo la tercera guerracarlista. En las filas del carlismo de infiltraron los catlicos moderados oneocatlicos, hombres que se llamaban carlistas, pero que en su gran mayoraeran de adscripcin alfonsina. En 1870 se produjeron las primeras intentonaspara el nuevo conflicto, que no lleg a fructificar claramente hasta el ao1872.El indiscutible obstculo que represent para el desarrollo de esa guerrala desasistencia econmica con que se contaba en un principio, no fueinconveniente para que el carlismo desarrollase UNA DE LAS EXPERIENCIASMS IMPORTANTES Y ATRACTIVAS DE LA HISTORIA CONTEMPORNEA :LA PUESTA EN PRCTICA DEL FEDERALISMO EN TODOS LOSTERRITORIOS GOBERNADOS POR EL RGIMEN PRESIDIDO PORCARLOS VII. Durante los cuatro aos escasos que el sistema carlista controlun tercio de la pennsula se logr poner en plena vigencia los sistemasautonmicos vascos y restaurar el gobierno propio de la Generalidad enCatalua. Tras el golpe militar del 29 de diciembre de 1874 por el que laoligarqua liberal instaur a Alfonso XII, la guerra estaba prcticamente perdidapara el carlismo, que se vio aplastado por una masa muy superior de fuerzas. Apartir de entonces se inici una nueva etapa para el partido. Carlos VII sigui alfrente del carlismo, pero su talante democrtico le hizo ser mal visto por lareaccin que an perviva en sus filas. Las acusaciones de que fue objeto

    Carlos VII llegaron a fructificar en una escisin en 1888, naciendo como partidopoltico el integrismo, del que fue mentor y jefe mximo Nocedal.

    Al morir en 1909 Carlos VII, le sucedi su hijo Jaime, con el que se inici otraetapa de la historia del partido. La declarada beligerancia de don Jaime contrala dictadura de Primo de Rivera provoc una dura reaccin del nuevo rgimen,que quedara plasmada en una represin extrema. Al proclamarse la repblicaen 1931 don Jaime hizo pblico un manifiesto en el que aceptaba la voluntadpopular e inst a su partido a que colaborara en la repblica.

    La cada de la dictadura y el subsiguiente peligro de derrocamiento de la

    monarqua fue detectado inmediatamente por la derecha, que intent volver acontrolar la masa popular del carlismo. Los que en 1888 se haban separado de

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    Carlos VII por considerarle "modernista"; los que en 1918 se haban separadode don Jaime por su espritu democrtico; los que en fin, en 1923 habanaceptado entusisticamente a Primo de Rivera desobedeciendo con ello lalnea del partido, iniciaron una maniobra de acercamiento. Los objetivos de laderecha se consiguieron en parte cuando en octubre de 1931 falleci don

    Jaime y fue elegido nuevo rey un to del extinto llamado Alfonso Carlos. Elnuevo lder -hermano de Carlos VII- era un anciano de ms de 80 aos, deideologa muy cercana al integrismo. EL CAMBIO SUFRIDO POR ELCARLISMO FUE RADICAL. De aceptarse la repblica se pas a conspirarcontra ella. En 1934, un hombre hasta entonces casi desconocido, el andaluzManuel Fal Conde, de formacin catlica integrista, fue nombrado secretariodel partido. Su designacin signific el fortalecimiento de las unidadesparamilitares carlistas y la preparacin acelerada de un alzamiento.

    En 1936 los trabajos conspirativos estaban ya muy adelantados. Iniciada laguerra, los carlistas lograron que su aportacin fuera decisiva para el triunfo de

    la conspiracin. EL CARCTER TOTALITARIO DEL NUEVO RGIMENESTABA EN CONTRADICCIN ABSOLUTA CON LOS PLANTEAMIENTOS YLA TRAYECTORIA CONTINUADA DEL PARTIDO CARLISTA. En 1937 elenfrentamiento entre estas tesis qued plenamente de manifiesto ante el hechoconsumado del Decreto de Unificacin, al que Fal Conde se opondra.Terminada la guerra, el carlismo sigui oponindose al sistema totalitario en elpoder. El partido segua estando dirigido por Fal Conde, que aunque integrista,era profundamente antifascista. El carlismo no tena rey en aquel tiempo. DonAlfonso Carlos haba muerto sin sucesin y para evitar que el partido cayese enmanos de la dinasta alfonsina, nombr regente a su sobrino don Javier deBorbn Parma.

    En 1952, y con ocasin de celebrarse el Congreso Eucarstico Internacional deBarcelona, don Javier logr entrar en Espaa, y en Barcelona una asamblea dejefes carlistas le inst a que aceptara ser el nuevo rey. Tras una etapa depreparacin y puesta en marcha del carlismo, en 1957 don Carlos Hugo sepresent oficialmente a los carlistas en el acto de Montejurra. En 1975 donJavier deleg los poderes y direccin del partido en su hijo Carlos Hugo, quesucedi en todos sus derechos a don Javier, a la muerte de ste en mayo de1977. El Partido Carlista no particip en las elecciones generales legislativasdel 15 de Junio de 1977 toda vez que su legalizacin fue posterior a esa fecha

    (9 de Julio). El regreso oficial a Espaa de don Carlos Hugo se produjo el 28 deoctubre de ese mismo ao.

    ACTUAL PROYECTO POLTICO CARLISTA.

    A partir de 1957, don Carlos Hugo, tras un reconocimiento de la realidadpoltica espaola, trat de inspirar una nueva energa a los carlistas y despertarun nuevo inters poltico, comenzando una larga y difcil tarea dereconstruccin del carlismo con vistas a su evolucin ideolgica.

    Cursillos, asambleas y congresos realizados durante estos ltimos aos han

    permitido al carlismo hacer una autocrtica histrica, formular el proyectoadecuado a los valores populares y plantear un socialismo autogestionario y

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    federalista. Pese a los procedimientos de represin franquista (toda la familiaBorbn Parma fue expulsada en distintas ocasiones del territorio nacional) y ala resistencia de integristas que an perduraban en el seno del carlismo, elpartido ha logrado participar activamente, junto con las fuerzas de oposicin, enla LUCHA POR LA DEMOCRACIA.

    El objetivo del Partido Carlista es la bsqueda de la libertad y de la igualdad,con la participacin ntegra y democrtica del hombre en las responsabilidadesy decisiones de su comunidad. Esto se traduce, en un orden poltico, en labusca de la reapropiacin por la sociedad de los elementos de poder que le del autogobierno, con la facultad de auto realizarse el hombre socialmente. Losprincipios socialistas impregnan as la ideologa del carlismo.

    El carlismo cree que deben existir unas bases fundamentales para estademocracia, unos mecanismos imprescindibles para la integracin delciudadano en las responsabilidades de la vida pblica: la empresa o su

    prolongacin social, el sindicato ; la comunidad regional o nacional y suprolongacin el estado socialista federal y autogestionario; y los partidospolticos populares, con su prolongacin en la participacin integral de todos losciudadanos en las decisiones polticas.

    CARLISMO, UNA MSTICA

    Pablo Antoana Chasco

    Estoy diciendo que el movimiento carlista fue un movimiento insurreccionalmovido por la pasin de los ideales confusos, viscerales, que se encuentrandisfrazados o no, pero que en su substrato ms profundo anida una fe y lealtada principios que no parece encontrar justificacin al ser defendidos con lasarmas en la mano. El caso es que ocurri. Una mstica, un profetismo, anim aello. Se llam al pueblo a la insurreccin y acudi. Unnime, enardecido. Lostestigos presenciales como cesreo Montoya escribe: Hubo pueblos en los

    que no qued hombre capaz de sustentar el peso de las armas que no corrieraa empuarlas. Las mujeres animaban a los tmidos, encendan a los tibios,insultaban a los indiferentes o contrarios. Debi de leer este texto Valle Inclncuando en las Cruzadas de la Causa escribe: En las provincias donde hayguerra podra decirse que todos son soldados, lo mismo los hombres que lasmujeres, hasta las piedras. Hay discrepancias entre los historiadores a la horade interpretar este hecho inexplicable: Un pueblo en armas, festeja la cogida alenemigo de un can que despus de la batalla de Eraul, lo pasean adornadocon ramajes de lugar en lugar. Mujeres, viejos y nios recogen despus de unarefriega los cartuchos vacos para volver a cargarlos. Un fervor que concierteen fantasma al combatiente carlista; "En cada aldea, en cada posada, en cadacamino, hay atentos ojos, odos que nos vigilan, dice en el comunicado el jefede un batalln liberal.

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    Se dividen las opiniones sobre los motivos reales de la insurreccin que tuvoen jaque a todo un ejrcito organizado y con el respaldo internacional. Dios, lareligin, una dinasta, las viejas leyes, temor ante lo nuevo, todo junto, auncuando la graduacin de los ingrediente se altera segn los casos. Sir Vicent

    Kennet Barringhton, mdico ingls en el hospital de Irache, dice or de voca delos heridos que: they are fighting for a noble cause, the cause of de God andtheir King but they do not hesitate to admit that they are also fighting for theirliberties and fueros wich the rest of the Spain do not feel disposed to allowthem. Don Miguel de Unamuno se queja (En torno al casticismo) cundo seestudiar con amor aquel desbordamiento popular... lo encasillaron, formularony cristalizaron, y hoy no se ve aquel empuje laico, democrtico, popular, aquellaprotesta contra todo mandarinato, todo intelectualismo y todocharlamentarismo, contra la aristocracia y la centralizacin unificadora... seempantan y, al adquirir programa y forma, perdi su virtud; el carlismo nacicontra la desamortizacin, no slo de los bienes del clero, sino de los bienesdel comn; hay dos carlismos, el popular de fondo socialista y federal y hastaanrquico... otro, el escolstico, esa miseria de bachilleres, cannigos, curas,barberos ergotistas y raciocinadores...; podra hacer un trabajo acerca de loque puede llamarse socialismo carlista.

    Quiz hubiera ledo el Plan que Indalecio Caso, militante carlista, envi aCarlos VII. Una exposicin que consta de 62 puntos de los que entresaco:

    Instalar fuera de la ciudad toda dependencia del Estado.Diseminar el ejrcito componindolo de fuerzas o milicias mandadas pormilicianos veteranos, de modo que los soldados queden en su domicilioentregados a sus faenas habituales con obligacin de asistir a ejercicios yrevistas.Suprimir la polica asalariada y que los hombres honrados ejerzan por smismos la vigilancia pblica.Imponer a la aristocracia la fundacin de colonias agrcolas para cultivar lastierras que no lo estnNo permitir que la Diputaciones sigan malgastando en festejos, teatros, plazasde toros, alumbrados superfluos.No consentir la construccin de grandes monasterios, sino de muchos ymodestos que enseen agricultura, las ciencias y las artes, procurando que

    estos monasterios se multipliquen.Imponer en la construccin de casas y fbricas condiciones de altura,desahogo que permita esparcirlas y no aglomerarlas.Quiz tambin le lleg este Plan a Karl Marx cuando escribi: Eltradicionalismo carlista tena unas bases autnticamente populares nacionalesde campesinos, pequeo hidalgos y clero, en tanto que el liberalismo estabaencarnado en el militarismo, el capitalismo, la aristocracia latifundista y losintereses secularizados. Ms tarde en nuestros das, Antonio Elorza nos dice: como todos los jornaleros de la tierra baja, donde el carlismo es opininradicalmente democrtica, con puntos y ribetes socialistas era partidarioacrrimo de don Carlos otra opinin que se le empareja es la de M. Puy Huici:

    El carlismo hoy; (11-X-89), est totalmente asimilado al socialismo, inclusopuede ser una conciencia crtica del mismo; y cita a Vzquez de Mella

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    apoyando su tesis: cuando los carlistas pierdan sus smbolos o se marcharna casa o engrosarn las muchedumbres socialistas.

    No es descabellado pensar que el nuevo carlismo no se desangr enMontejurra 76, el de Carlos Hugo, buscase las originales races cuando habl

    de carlismo autogestionario. Y que el Partido Carlista del 2002 se llame deEuskalherria y que publique en junio d este mismo ao El Federal, que llegahasta el Cantn federalista de Cartagena, 1872, con el que mantuvo relaciones.Es un regreso al carlismo socialista y popular. Los que salieron como las ratasdel barco pertenecen a esa otra rama descrita por don Miguel, de cannigos,sacristanes y barberos raciocinadores

    Pablo Antoana Chasco

    Las fosas de Franco.

    Relata Pablo Antoana en su libro De esta tierra y otras guerras perdidas,pag. 36: Cuentan los requets combatientes quejndose, que ellos, losrequets, se batan el cobre en la trinchera, ganaban posiciones y entraban enel pueblo, paraban el tiempo justo que les permita la estrategia militar, perocasi sin irse aparecan los falangistas, de nuevo cuo, advenedizos allevantamiento, con su camioneta, sus cubos de engrudo, sus pasquines, susescaleras de pintor de brocha gorda e inundaban de carteles las paredes del

    pueblo con las consignas propias Por el Imperio hacia Dios...Y cuento yo de los relatos de mis compaeros carlistas de la poca, que hacanms que llevarse el mrito de los requets, tras ellos, con sus cubos deengrudo y sus pinturas.Si la guerra era, y lo es, el acto ms miserable del ser humano, los falangistas,con sus fusilamientos sistemticos, lograban hacerla ms inhumana si cabe.

    Emilio Silva y Santiago Macas han escrito un conmovedor libro, Las fosas deFranco, con multitud de datos sobre los fusilamientos de los que defendan lalegalidad republicana, frase repetida hasta la saciedad.

    En todo el libro no he encontrado una sola reflexin sobre lo que lleg asignificar la legalidad republicana para la otra media Espaa fusilada.Pero no es mi cometido cuestionar el, innegable, trasfondo poltico subyacentedel libro, que nos relata de manera familiar, unos pocos ejemplo de los ms detreinta mil asesinatos imputables a las tropas de Franco.Nacionales y Republicanos se entregaron con inusitado frenes de sangre. Estoes historia y no hay ms que aadir.Como carlista, mi partidismo no debe ser razn para no ver la realidad, esta noes otra que la existencia de un perpetuado agravio comparativo. Mientras lapractica totalidad de los asesinados por las gentes de la Repblica , susfamiliares recuperaron sus cuerpos y los honraron debidamente. Ms de treinta

    mil fusilados republicanos estn esparcidos por simas y cunetas de nuestropas sin que las autoridades hagan nada por recuperar sus cuerpos.

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    La memoria de nuestros enemigos?. No se trata tambin de nuestramemoria?. Ellos nuestros enemigos de antao, son parte de nuestra memoria,en muchos casos sealndonos con los nombres y apellidos de quienes losmasacraron.

    Hace tiempo me relataron esta historia. Acabada la guerra, un grupo defalangistas se acercaron a un pequeo pueblo extremeo, juntaron a la genteen la plaza y decidieron a quien iban a fusilar. El cura del pueblo, sentado enuna mesa a la puerta de una cantina, no perda ojo de las idas y venidas de loscamisas azules, digamos que vea tranquilamente la escena, con la clsicapachorra de quien no se pone nervioso fcilmente. Me contaron comolentamente dej su baso de vino sobre la mesa, se levant y se encaminhacia el capitn falangista, pausadamente, sin aspavientos, como quien sabe elpao que toca.Al cura la sotana le ladeaba ligeramente, de forma que le colgaba ms por laparte de la izquierda que por la derecha. Este detalle, de sobra conocido en el

    pueblo, no pas desapercibido al falangista.El cura, parco en palabras, ni estim presentarse, tan solo dijo:T sers capitn de la Falange , pero yo he sido comandante de requets.As que me dejas a esta gente aqu, y te vas ahora mismo de este pueblo... ote pego un tiro!.Esa vez la Falange se fue de vaco.Espaol de puro bruto!. Se deca en las Amricas. Pero en los aos de laposguerra, no todos los pueblos tenan un ngel de la guarda con los atributosbien puestos, o el amparo de Dios.

    El Monte Jurra

    Pablo Antoana

    Leo en los peridicos que a los muertos, tiroteados aquel da, el 9 de mayo de1976, en la montaa sagrada de los carlistas no se les concede la condicinde acogidos al decreto de vctimas del terrorismo. No entro ni salgo, pero yoestuve all ese da. Fui, vi, o, y volv conmovido por lo all recogido.

    El relato de esos das es ms para darlo en pormenor y minucia de memoriasque para dejarlo hilvanado en una hoja como esta. No obstante har unbosquejo breve y sucinto.

    El Monte Jurra siempre fue una ladera boscosa, charas, monte bajo, la cimacon restos de fortificacin donde se suponen troneras para caoncitos, comode juguete, fundidos, a lo primitivo, en Azcona o Zudaire, que no impidieron, noobstante, perder la guerra. Testigo de esa ltima derrota fue el protagonista de"Pour Don Carlos", de Pierre Benoit, que vio las faldas del Monte Jurracubiertas de muertos y heridos agonizando y soldados a la desbandada. Y el 9de mayo de 1976, en el mismo escenario, puede fecharse como la certificacinde defuncin de un movimiento, el carlista, que pervivi siglo y medio.

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    Esa romera o concentracin, comenzada por los voluntarios requets, con losatavos de la guerra recin ganada y tambin perdida, a la tercera no va lavencida: capote de oficial con solapas de piel de conejo, boina y borla,cartucheras, polainas y cruces condecoradoras en las delanteras de los

    ponchos. Una cruz de madera sin adornos con la leyenda Ave Crux, spesnica, los presida.

    Y despus, con el tiempo, llegaron gentes de toda la geografa ibrica, no s sillamados a conmemorar las batallas crueles, a bayoneta calada y a la carrera,que alrededor del monte Jurra se ganaron y perdieron o a protestar por el tratorecibido despus de haber ganado. Se repartan los ingredientes mitad pormitad. Procedan del Maestrazgo, de la Andaluca , de las Provincias, (nosotrossiempre las llamamos as a las Vascongadas), de la Rioja y Aragn, de Vich, ytampoco faltaban los gallegos de esa Galicia olvidada. Primero eran pocos,luego se corri la voz, y llegaban como tropa ruidosa, con vestidos de viejos

    carlistas, con banderines, cornetines, y hasta hacan la instruccin en desfilecaricatura ante nuestros ojos atnitos, como si volviese, por el tnel del tiempo,el 18 de julio. Boinas, gritos de viva el rey legtimo, sin oficial aposentadorocupaban casas, pajares, desvanes, hasta sacristas, y el monte Jurra sellenaba de extrao fervor.

    El dictador lo permita, ellos sabran por qu, quiz por ser estimado comodesfogue a campo abierto, discursos decimonnicos, con igual empaque ynfasis. Aquello se encenda. Ya la noche la ocupaba el paso incesante decoches, autocares, como brigadas motorizadas previas a una batalla. Toda lanoche igual que ro salido de madre. Y ya no venan slo carlistas, llegabangentes de todas las ideas, unidos bajo la nica bandera de oposicin yresistencia al franquismo. Acudan, en el anonimato, cabecillas de movimientosclandestinos, observadores de peridicos extranjeros, curiosos, y cuando yaagotado el fervor catico, los discursos, arengas militares casi, y las botas devino, nuestros odos se llenaban del detalle de lo ocurrido, pues cualquiera delos asistentes regresaba, corresponsal sin acreditacin, con el relato fidedignode lo ocurrido. Venan fatigados, con el disfraz de soldado voluntario de lasegunda guerra.

    Aquel 9 de mayo fue distinto. Se convocaba en nombre de la libertad, el

    socialismo y la autogestin y por la libertad de los pueblos. Pareca como unregreso al plan casi anarquista de Indalecio Caso, un carlista lcido, delcarlismo popular del que habla Unamuno y al que elogia Karl Marx. Y eso erams de lo que se poda tolerar. As, los das que precedieron a esa fechafueron das de trajn y ajetreo. Viajes de conspiracin por otro supuestopretendiente, Don Sixto de Borbn Parma, (yo lo vi tieso a la puerta de unCadillac) concilibulos, presagios de tormenta. Tensin. La vspera se les oy,a los llammosle sixtinos, decir provocadores que estaban confesados ycomulgados y portaban una pistola mostrada en su funda. El tiempo de siemprevolva a nuestra tierra.

    Y as fue. Yo vi, esa maana trgica, el desfile militar de los sixtinospertrechados como para entrar en combate, mandados por alguien que luca

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    estrellas de oficial. Llegu a tiempo de ver cmo retiraban un cuerpo herido debala, cmo el desasosiego, el pavor y la huidas por las faldas del monte, lanoticia transmitida de boca a odo de ms muertos, de la posicin de unaametralladora en la cima, y el monasterio de Hirache fue refugio. Se dijo, sevio, se confirm despus que estaba bien urdido y tramado, desde el Gobierno.

    Y supimos que Carlos Hugo, el del carlismo autogestionario entr y sali conprecipitacin al bosque trasladado en parihuelas de camillero, simulandoherido, por alguien que luego iba a militar, y con relevancia, en otras filas.Despus, la desbandada. No olvidar aquel da en que asist, como testigo, a ladefuncin de la causa cantada con fervor de adicto por el nclito Don RamnMara del Valle Incln. *

    NOTAS DE ARTICULO

    Pablo Antoana

    los ataques de Godoy y los Borbones (jacobinos) a la estructura jurdica delreino de Navarra provocaron el carlismo y sus sucesivas derrotas. Desde elabrazo o convenio de Vergara (art. 1.-Don Baldomero Esparterorecomendar (...) proponer a las Cortes la concesin o modificacin de losfueros) el carlismo se convirti en foco de insurreccin, pstula infecciosa quecontamin todo el siglo XIX y la mitad del XX. En dos sangrientas ocasiones elEjrcito del Norte combati y fue combatido, guerrilleros montaraces lopusieron en aprieto, los evoc lricamente Valle Incln, anarquista sui generisque nunca renunci al carlismo. Y del carlismo llano, el de los soldados rasos,dijo Unamuno: aquel empuje laico, democrtico y popular (...) de fondosocialista y federal y hasta anrquico, coincidiendo con el Plan de IndalecioCaso, presentado a Carlos VII en Metauten y no atendido, que deca entreotras cosas: suprimir la polica asalariada y que los hombres honrados ejerzanpor s mismos la vigilancia pblica. Karl Marx, de todos conocido, escribi:...el tradicionalismo carlista tena unas bases autnticamente populares,

    nacionales, de campesinos, peque- os hidalgos y clero, en tanto que elcapitalismo estaba encarnado en el militarismo, la aristocracia latifundista y losintereses secularizados. En nuestros das Antonio Elorza nos dice: ...losjornaleros de la tierra baja, donde el carlismo es opinin radicalmentedemocrtica con puntos y ribetes socialistas. Vazquez de Mella pronostic:cuando los carlistas marchen a casa engrosarn las multitudes socialistas.Aado otra cita, la de Kenett Barringhton, mdico ingls y protestante en elhospital de la Caridad de Hirache, que escribe a su madre sobre losvoluntarios: ...they are also fighting for their liberties and fueros. (estntambin luchando por sus libertades y fueros). Item ms, la Segunda carlistasirvi para saber que el mapa dibujado por el licenciado D. Francisco Jorge

    Torres en su Cartografa hispano cientfica (1853) en que divida a Castilla-Espaa en provincias exentas (las vascongadas y Navarra), asimiladas y

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    constitucionales, ya no tena sentido ni vigencia. Se vuelven a podar losfueros vascos. Viene en 1893 la protesta multitudinaria de la Gamazada , yen el caf Irua de Pamplona los hermanos Arana disean la banderabizcaitarra, luego convertida en ikurria. Y el republicanismo federal vasco deSerafn Olave, y la Confederacin Vasco-navarra para el Congreso. Y el

    problema sigue. Omito hablar del Estatuto vasco-navarro y otros intentos dereintegracin foral.

    Los cuarenta de ArtajonaJose Mari Esparza Zabalegi

    Dicen de ellos que cuando entraron en Donostia en 1936, el mayor nmero debajas que tuvieron fue en las puertas giratorias de la Diputacin , por quererentrar todos a la vez. Que se llevaron las mquinas de escribir pensando queeran acordeones. Que quisieron rebautizar la Concha llamndola Playa deArtajona. "Navarro ni de barro", se deca en Vascongadas, recordando aquellaavalancha requets aldeanos, diablos de boina roja. En cuntas cenas nohemos cantado, hartos de vino y de guasa, aquello de Cantad valientes hijosde Artajona, cantad a la Virgen de Jerusaln...

    Lo que no se dice es que, en los pueblos ms carlistas de Navarra,comenzando por Artajona y Mendigorria, no hubo fusilamientos. Que lo primeroque hicieron al entrar en Gernika fue acudir bajo el Arbol a jurar los Fueros.Que atacaron Bilbao, corazn del liberalismo, empujados por la misma inerciaatvica de sus padres y abuelos. Que cuando saldaron el comunal navarropara que lo compraran los ricos, Artajona fue de los pocos pueblos que supomantener sus tierras, comprndolas de nuevo, de forma colectiva, con unasingular Sociedad de Corralizas, poder popular, equitativo y democrticovigente todava, del que deberamos aprender muchos revolucionarios deboquilla.

    Requets navarros y gudaris nacionalistas se llevaban el canto un duro: susgenes polticos eran los mismos. Entre ellos slo mediaba la industrializacin.Los gudaris perdieron, y entraron en la Historia. Los de Artajona en cambio,ganaron la nica guerra en siglo y medio, y la victoria supuso su desaparicin.

    La Falange y Franco les quitaron el pan del morral. Cuando quisieronreaccionar era tarde. Algunos de sus jefes medraron, como siempre, pero ellosvolvieron al surco igual de pobres, rumiando amarguras. Crean haber hecho loque deban hacer, y de nuevo les haban engaado. Para cuando Montejurrafloreci como foco antifranquista y sus grupos de accin llegaron incluso aplantear la lucha armada, el desengao les haba rado todas las ilusiones.

    El carlismo navarro tiene races ms profundas que las que hemos

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    representado en nuestros chanzas. El PNV los machac porque eran cua dela misma madera. La izquierda abertzale slo supo hacerles chistes. Ahoravotan a siglas extraas, aunque ninguna les reconoce su pasado, pero el pascarlista sigue ah. Se expresa de vez en cuando, en el no a la OTAN ; en losdatos de escolarizacin en euskera; en los nombres vascos de sus nietos; en el

    apego a la tierra; en mil datos que no se explican con los resultadoselectorales...

    Algn da habr que repasar la historia. Saltar por encima del franquismo yreencontrarnos con esa parte del pas que dejamos atrs. Y tal vez volvamos acantar el Gernikako Arbola con los valientes hijos de Artajona.

    Los crmenes de Montejurra 1976o el ltimo intento para acabar con el

    Partido Carlista

    A RICARDO GARCIA PELLEJERO Y ANIANO JIMENEZ SANTOS LOS MATARON, PEROSUS FAMILIAS AUN NO HAN RECIBIDO UNA EXCUSA Y MENOS AUN UNAINDEMNIZACIONTAMPOCO SUS COMPAEROS, QUE NOS CANSAMOS DE GRITAR ALOS CUATRO VIENTOS QUIENES FUERON, CONSEGUIMOS QUE SE HAGA JUSTICIA,AUNQUE PARECE QUE TODO EL MUNDO YA LO SABE COMO SE DESPRENDE DETANTAS DECLARACIONES QUE POR OTROS INTERESES AHORA AFLORAN.

    DONDE ESTAN LOS FISCALES ? DONDE ESTAN LOS JUECES? DONDE ESTA LAOBLIGACION DE PONER EN CONOCIMIENTO DE LA JUSTICIA LOS HECHOSDELICTIVOS ? DONDE ESTA LA IGUALDAD de todos ANTE LA LEY.. .. donde?????

    Y PARA MAS INRI DUCADOS DE LA "CONCORDIA" Y PRESIDENCIAS CON "RIONES".ASI NO ES DE EXTRAAR QUE CADA VEZ HAYA MAS, QUE QUIERAN SERCIUDADANOS DE LAS ANTIPODAS DEL SUR.

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    Los sucesos de Montejurra 76 . OperacinReconquista

    Versin corregida del texto facilitado por el General Senz de Santamara :

    ANTECEDENTES

    El Partido Carlista haba experimentado una significativa evolucin hacia la Democracia en losltimos aos del franquismo. Cada ao, la concentracin carlista de Montejurra fue adquiriendoun carcter ms reivindicativo hasta llegar a convertirse en punto de encuentro de las fuerzasprogresistas estatales. El acto se autorizaba como celebracin religiosa legalizada.Posteriormente a la muerte de Franco, la presin de elementos ultraderechistas apoyados pormedios como El Alczar, y dirigentes del Partido Carlista(FALSO) de la faccin de don Sixto deBorbn (SIXTO NUNCA TUVO MS PARTIDARIOS QUE AQUELLOS POCOS FASCISTAS O JUANISTAS QUEQUISIERON SERVIRSE DE EL PARA ATACAR AL PARTIDO CARLISTA Y DESDE LUEGO NINGUNO MILITANTE YMENOS DIRIGENTE DEL PARTIDO CARLISTA, SEGURAMENTE EL GRAL. SANTAMARIA QUIERE REFERIRSE A LOS

    QUE SE HACIAN LLAMAR COMUNION TRADICIONALISTA O FET Y DE LAS JONS ), conocido por susposiciones de carcter fascista y opuesto al pretendiente Carlos Hugo consiguieron lacolaboracin de servicios de la Seguridad del Estado. Entre los hombres clave de esa decisinestaban Jos Arturo Mrquez de Prado, Antonio Mara de Oriol y Urquijo, a la sazn presidentedel Consejo de Estado, y el general Campano, entonces director general de la Guardia Civil(NINGUNO DE ELLOS MILITANTE DEL PARTIDO CARLISTA). Bajo la intencin genrica de reconquistarMontejurra y arrebatarla a los que calificaban como rojos-marxistas, consiguieron que elGobierno Arias-Fraga tomase en consideracin la propuesta de organizar la operacintendente a dicha reconquista. La operacin recibi el nombre clave de operacinReconquista. Para ello se establecieron contactos entre organismos como el SECED (ServicioCentral de Documentacin de la Presidencia del Gobierno y antecedente del actual CESID), laGuardia Civil y los dirigentes del Partido Carlista(falso) ya citados. El CESED, que fue fundadopor Carrero Blanco, estaba dirigido en aquel momento por el general Juan Valverde. Las

    reuniones fueron coordinadas por el propio Ministerio de la Gobernacin , cuyo titular eraManuel Fraga.

    ORGANIZACIONSe adoptaron medidas tendentes a dar la impresin de que se trataba de una reconquista civilde los verdaderos Requets, fieles a la tradicin, que con su fortaleza moral y poltica comodira despus el diario ultra El Alczar -haban rechazado a los traidores a la verdaderaideologa carlista-.Para lograrlo, el Gobierno encarg al SECED la propaganda del acto, concentrando asimpatizantes en la zona de Montejurramonasterio de Irache a base de ofrecimientoseconmicos y de facilitar medios dc transporte. Asimismo se repartieron por el servicio citadoel SECEDgran cantidad de bastones y cachabos con el objeto, decan, de facilitarles lasubida al cerro. Estaba claro que eran para ser empleados en la agresin prevista. La

    financiacin de la operacin corra a cargo del seor Oriol y Urquijo, quien deposit en diversasentidades bancarias de Santander, Vitoria, Logroo, Pamplona y Burgos, cantidadesdestinadas a sufragar los desplazamientos de los simpatizantes. Por otra parte, organizaciones

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    de ultraderecha como los Guerrilleros de Cristo Rey J. Snchez Covisa,Fuerza Nueva yotras, contactaron con miembros de la Internacional Fascista italiana, con la Triple A argentinay con otras organizaciones similares. Esto posibilit que acudiesen a Montejurra conocidosmiembros del fascismo internacional como Stfano della Chiave, Augusto Canchi y el argentinoRodolfo Almirn, que ms tarde sera escolta de Manuel Fraga. En Montejurra apareci porprimera vez el mercenario Jean Pierre Cherid.

    La Guardia Civil se hallaba en esas fechas bajo la direccin del teniente general ngel

    Campano y tena como subdirector al general de divisin Salvador Bujanda. Ambos eranmiembros del Partido Carlista (falso) y mantenan una estrecha relacin de amistad con ArturoMrquez de Prado (Pepe Arturo), principal dirigente de dicho partido (falso). Eso hizo que elseor Mrquez de Prado estuviese los das precedentes, al acto de Montejurra en la DireccinGeneral con una frecuencia exagerada y participando incluso en reuniones del Director generalcon su Estado Mayor y mandos implicados en la organizacin de los actos. El seor Marquezde Prado solicit para sus militantes, que iban a concentrarse en la cima del monte conanterioridad, que la Guardia Civil les dotase de radiotelfonos y les facilitase armamentopesado: ametralladoras.

    ametralladora media MG 42/56,utilizada en Montejurra con trpode.Su cadencia de disparo esde1.200 D/M.Es arma reglamentaria del Ejercito Espaol

    El jefe del Estado Mayor de la Direccin , a la sazn el entonces general de brigada JosAntonio Senz de Santamara, se opuso rotundamente a esas peticiones y logr que el directorgeneral Campano no accediera a las mismas,(???N.R.) limitndose la ayuda al envo de undestacamento uniformado de la Comandancia Mvil de Madrid que se instal, con anterioridadal domingo 9 de mayo, en la cumbre de Montejurra y en la falda del monte, en las proximidadesdel monasterio de Irache. fueron las que, en definitiva, consiguieron restablecer la situacin traslos enfrentamientos que tuvieron lugar el citado domingo 9 de mayo y a los que haremosreferencia en los siguientes apartados.

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    DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOSDurante la noche del 8 al 9 de mayo los elementos reclutados por la ultraderecha sedesplazaron a la cima del monte, donde se apostaron, Cuando los carlistas partidarios deCarlos Hugo estaban ya en la maana del da 9, a punto de alcanzar la cima, se encontraroncon el grupo de ultraderechistas partidarios de Sixto, el hermano de Carlos Hugo. Estos

    componentes del bando de Sixto abrieron fuego sobre los que llegaban, producindose untiroteo con armas cortas, pistolas. En el tiroteo resultaron dos muertos y varios heridos. Uno delos muertos fue Ricardo Garca Pellejero, que fue alcanzado por un disparo efectuado por elque fue llamado el hombre de la gabardina, vestido con una larga gabardina, boina coloraday una pistola en la mano. Fue posteriormente identificado como Martn Garcia Verde,(JoseLuis Marin Garcia-Verde) comandante retirado del Ejrcito.

    Hubo,adems, en el tiroteo tres heridos graves y varios leves. Uno de los heridos graves,Adriano Gimnez Santos(Aniano Gimenez Santos), falleci cuatro das despus.

    REPERCUSIONES DE LOS HECHOS

    Hubo tres detenidos y procesados:

    Martn Garcia Verde(Jose Luis Marin Garcia-Verde) fue detenido en Huelva por la GuardiaCivil. Era comandante retirado.

    Arturo Mrquez de Prado fue detenido e ingresado en la crcel de Pamplona.

    Francisco Carreras Mourio fue detenido asimismo e ingresado en la crcel de Pamplona.

    El primero fue acusado de la muerte de Ricardo Garca Pellejero. Los otros dos fueronacusados como dirigentes de la accin violenta del da 9. El dirigente Sixto de Borbn Parmafue expulsado por el Gobierno, sin permitirse que el juez le tomara declaracin. A los sietemeses de su procesamiento, los tres procesados se acogieron a la amnista por considerarselos hechos un delito poltico. La Justicia , con carcter general, mostr muy poco inters enel esclarecimiento de los hechos.

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    CONCLUSIONES

    a) Actitud de Fraga

    El da en que sucedieron los hechos, Fraga no estaba en Espaa, pues estaba de viaje oficialen el extranjero. Como se encarg repetidamente de expresar ante los periodistas, estabaencargado de los asuntos de su departamento el entonces ministro secretario general delMovimiento, don Adolfo Surez. El seor Fraga, no obstante, y de manera ms bien tibia,asumi la responsabilidad, pero minimizando los hechos que calific como una triste peleaentre hermanos. Ahora bien, en la preparacin de la denominada operacin Reconquista y ensu disposicin a apoyar a la ultraderecha en las movilizaciones previas, se mostr muyinteresado.

    b) Inicio de acciones antiterroristas

    La conjuncin de los distintos elementos que formaron la trama de esta operacin es el primerpaso de lo que durante la Transicin constituy el ncleo de las operaciones de la llamadaguerra sucia contraterrorista. As, vemos que formaron parte de la operacin: Militares descontentos de la reforma democrtica del Rgimen. Partidos ultraderechistas residuales: Fuerza Nueva, Partido Carlista oficial.(FALSO, CONESA DENOMINACION SE REFIERE A LOS INTEGRADOS EN FET Y DE LAS JONS,EXPULSADOS TODOS ELLOS DEL CARLISMO POR DECRETO LEY DE DON JAVIER EN1938)- Activistas violentos de estos partidos: AAA, Batalln Vasco Espaol, Guerrilleros de CristoRey. Mercenarios reclutados de los partidos ultras extranjeros: PIDE portugus, Triple A argentina,etc. Miembros aislados de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que, por su ideologa,

    no encajaron la reforma del Rgimen.

    Todo este entramado oper de alguna forma apoyado, directa o indirectamente, por losaparatos del Estado en todas las acciones de lucha antiterrorista durante los aos setenta yochenta, en lo que fue el precedente de las acciones que constituyeron lo que vino a llamarse

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    Grupos Antiterroristas de Liberacin y sin que hubiese solucin de continuidad entre losmismos. Hasta aqu el texto facilitado por el general Senz de Santamara. El general particip,como jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil , en las reuniones preparatorias de la operacin.Es un testigo presencial, un protagonista directo. Su testimonio cierra el crculo lgico que sedesprenda del anlisis de los hechos conocidos.

    FUNDAMENTOS DE DERECHOMontejurra 1976. Un intento de interpretacin. JOAQUN CUBERO SNCHEZ

    Comunicacin presentada en el Congreso HISTORIA DE LA TRANSICIN YCONSOLIDACION DEMOCRTICA, Madrid, 30 noviembre, 1 y 2 de diciembre de 1995

    "La verdad histrica es una hiptesis descriptiva; la verdad legal es una declaracin

    escenificada que crea consecuencias materiales".

    Alessandro Portelli

    JUSTIFICACINAl leer el Volumen IV de las Memorias de Laureano Lpez Rod que titula Claves de laTransicin , y llegar a la pgina 244, "entrevista con Areilza: las elecciones; la terna para nuevopresidente, el calendario poltico", me llam la atencin el hecho de que en la narracin de la

    entrevista del da 10 de mayo que celebr con Jos Mara Areilza, ministro de AsuntosExteriores a la sazn, no se dice nada sobre los sucesos de Montejurra que ocurrieron el daanterior; sucesos que entre otras consecuencias, provocaron la cada de las bolsas espaolas,que llevaban un mes de euforia alcistica y con un impulso fuerte al cierre de la semanaanterior(1). Continu leyendo el volumen, pero, salvo error por mi parte, no encontrabsolutamente, ninguna mencin a esta agresin sangrienta contra el Partido Carlista, quecont con el apoyo y colaboracin, cuando no con la preparacin e instigacin, de al menostres ministerios del primer gobierno de la Monarqua , Gobernacin, del Movimiento, Secretarade Presidencia del Gobierno, y de varios gobernadores civiles del norte de Espaa. Estaausencia de referencias a este crimen de Estado, me sugiri hacer un trabajo, an en curso,que titulara Montejurra 76. Una clave por descifrar? para presentar en este Congreso. Lacantidad de informacin reunida super mi planteamiento de un trabajo corto dentro de loslmites de extensin fijados para las comunicaciones en este Congreso.

    QUE OCURRI EN MONTEJURRA?

    Montejurra, 9 de mayo de 1976, momentos antes de la salida del Va Crucis, en la explanadafrente al monasterio, de Irache, un grupo de cerca de un centenar de personas quepreviamente se ha repartido entre los carlistas que esperan, a una seal convenida de silbatoatacan con porras y garfios a los carlistas all concentrados que reaccionan utilizando los puosy, los que tenan, bastones de montaa como armas defensivas. La defensa es tan fuerte queobliga al grupo agresor a huir. Los resultados de esta primera parte de la agresin son unherido de bala, que posteriormente fallecera, y varios heridos, algunos graves, por contusionesde golpes y pedradas. Comienza el Va Crucis en un clima de gran tensin. Desde la laderaque bordea el estrecho camino que conduce desde el monasterio a la campa, grupos depersonas insultan a los participantes en el Va Crucis con la intencin de provocar una reaccinviolenta de stos. En la campa est concentrada una fuerza considerable de Guardia Civil y

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    Polica Armada, junto a ellos los integrantes del pasaje de dos autobuses que se atribuyen aFuerza Nueva de Madrid, en la campa continan los insultos provocadores. Comienza laascensin, varios carlistas descubren que arbustos situados a ambos lados del sendero queconduce a la cumbre han sido cortados, lo que supone una dificultad para mantener elequilibrio a las personas que ascienden. Don Carlos Hugo, que ha entrado clandestinamenteen Espaa, se incorpora al Va Crucis. Cuando la cabeza del Va Crucis est acercndose a la

    cima, desde sta se dispara con una ametralladora MG 42, subfusiles y pistolas automticascontra los carlistas. Los jvenes que van a ayudar a la celebracin de la misa que se iba aoficiar, como todos los aos, en la ermita de la cumbre, se adelantaron al Va Crucis pararealizar los preparativos, y son amenazados y obligados a retirarse, la cesta que contiene losobjetos litrgicos es arrojada por los agresores por la ladera del monte. Resultado de estasegunda parte de la agresin, un muerto en el acto y cerca de veinte heridos de bala. Losagresores bajan apresuradamente por el sendero llamado Camino de los Caones, en su huidadejan abandonadas varias cajas de municin con la inscripcin "pirotecnia militar". Los carlistascelebran la tradicional misa con pan ordinario y vino de una bota. El acto poltico, posterior a lamisa, no puede celebrarse. Al acabar el descenso hablan a los carlistas S.A.R. Irene de Borbny Jos Mara de Zavala, secretario general del Partido Carlista. La consigna general impartida:no responder a las provocaciones. A pesar del considerable contingente de fuerzas de ordenpblico estas no practican ninguna detencin entre los miembros de los grupos agresores, pero

    al atardecer sern detenidos, por tiempo variable, grupos familiares de carlistas incluidos losnios.

    Desde el gobierno y sectores de la derecha se lanza el mensaje de que ha sido unenfrentamiento entre carlistas "una pelea entre hermanos". La prensa desmiente talesafirmaciones(2), entre ella El Pensamiento Navarro, diario neointegrista de Pamplona que haparticipado en la campaa de prensa de la "Operacin Montejurra": " No fue una lucha, fue unvil asesinato cometido por pistoleros que rompen el nimo de convivencia y crean vctimasinocentes"(3)

    La opinin prcticamente unnime de los medios de comunicacin y de los crculos polticos esque ha sido una operacin realizada por el bnker franquista con la autorizacin del gobiernoArias, concretamente de su Vicepresidente para asuntos de interior y Ministro de laGobernacin , Manuel Fraga Iribarne. Los epgonos de una escisin carlista de finales de losaos cuarenta, denuncian que los integrantes de los comandos agresores son miembros de la"internacional fascista", y que entre los espaoles se encuentra uno de los asesinos delatentado falangista contra el carlismo ocurrido en Begoa en 1942 en directa alusin alanticarlista notorio Mariano Snchez Covisa. El fascismo de raz franquista tiene un nuevomotivo para ir contra el carlismo: la evolucin ideolgica realizada en el Partido Carlista a partirde mediados de los sesenta, en el que el papel de los abanderados dinsticos del carlismo,Don Javier y Don Carlos Hugo, ha sido fundamental. Los mismos que, hasta los aos setenta,

    desde el rgimen negaban la condicin de espaol de Don Javier y que ste fuera el legitimosucesor de Don Alfonso Carlos, ahora acusan a los Borbn Parma de haber renunciado a susdeberes como abanderados del carlismo. Nuevos argumentos para viejos serviles del dictador.Pero desde parte de la llamada "oposicin democrtica" tampoco ha sentado bien la evolucinideolgica del Partido Carlista y su programa de "Socialismo de Autogestin"; si desde elfranquismo se lanza la insidia de "carlismo, leninismo", el cabeza de una minoritaria formacinsocialdemcrata, ligado a don Juan de Borbn, se refiere a Don Carlos Hugo como unanarquista(4)Desde las instancias del Estado no se hizo nada efectivo para aclarar lo sucedido. El juicio oralde la causa nunca lleg a celebrare. El sumario 1847/76 relativo a la agresin de Montejurrahoy ha desaparecido de los archivos judiciales.

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    El 26 de mayo de 1976, el procurador en Cortes Gabriel de Zubiaga present una interpelacinal Gobierno para que este explicara los sucesos de Montejurra. El Gobierno nunca respondi ,lo cual era una respuesta implcita y, a los ocho meses, el procurador cansado de esperar, diopublicidad a su interpelacin. Los hechos que l aduca para avalar su interpelacin eran lossiguientes:

    1.- Si desde la fundacin de la Hermandad Penitencial del Va Crucis de Montejurra, el ao1940, ha habido siempre fuertes contingentes de la Guardia Civil en todo el recorrido del vacrucis y en la cima de la montaa, qu razones especiales de gobierno ha habido este aopara que, por primera vez, no se haya cubierto por la Guardia Civil ms que la explanada deIrache, cuando haba ms nmeros que otros aos y estaban reforzados por gran cantidad dePolica Armada.

    2.- Habindose producido disparos de arma de fuego, con heridos e incluso un muerto, en la

    explanada de Irache en presencia de agentes de la autoridad, que rdenes y procedentes dequin tenan dichos agentes para no proceder a ninguna detencin.

    3.- Quin y por qu motivo se dio orden a la Guardia Civil all presente para que,desatendiendo las numerosas y concretas denuncias a personas que, en actitud desafiante,palabras insultantes, protegiendo a gentes extraas al carlismo y portadoras de armas, unasveces en el cinturn y otras en la mano, ni las detuvieran ni las identificaran.

    4.- Si lo ocurrido en Montejurra ha sido un enfrentamiento entre carlistas, como lo ha dicho unmiembro del Gobierno, dgasenos:

    a) Qu papel jugaban all don Juan Mara Araluce, presidente de la Diputacin de Guipzcoa yconsejero del Reino, y don Antonio Mara Oriol, consejero del Reino y presidente del Consejode Estado.

    b) Cmo justificar la presencia de gentes reclutadas por la Jefatura del Movimiento a base de

    viaje pagado, bolsa de comida y elevadas dietas de desplazamiento.

    c) Qu explicacin puede darse a la presencia de Polica Gubernativa, en gran nmero,disfrazados con boina roja, que algunos de ellos das antes haban detenido y maltratado ajvenes carlistas por hacer propaganda del acto de Montejurra y ese da protegen a losextraos al carlismo

    5.- El juez de Estella, para tomarle declaracin, requiere la presencia de Don Sixto de Borbn y

    en lugar de cumplimentar la orden del juez especial, Don Sixto es acompaado por la Polica alaeropuerto de Barajas para que abandone Espaa.

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    6.- Das antes de los sucesos, la Guardia Civil conoce y protege la presencia de Don Sixto enIrache, que est rodeado de gente armada.

    7.- La noche del 8 al 9 de mayo unos jvenes carlistas suben a la cima de Montejurra y sonmaltratados por personas que les apuntan con metralletas. Cuando intentan escapar y ponerlos hechos en conocimiento de la Guardia Civil , sta los detiene sin cargo alguno y no los poneen libertad hasta el da 9 por la noche.

    8.- El Pas Vasco, y por ende Navarra, est vigilado palmo a palmo: controles de carretera,registros, etctera. En Irache aparecen pistolas, metralletas y una ametralladora con trpode;hay disparos, heridos y muertos, y no hay un solo detenido, ni cae en manos de los agentes dela autoridad ni una sola arma.

    9.- A Don Carlos Hugo de Borbn Parma se le prohbe la entrada en Espaa. A Don Sixto -antes de ser requerido por el juez- se le consiente y proteje.

    10.- El gobernador civil de Navarra es informado en varias ocasiones, das antes de loshechos, por destacados miembros del Partido Carlista, de la presencia de gente armada enIrache y cima de Montejurra, limitndose a contestar que no tiene rdenes de actuacin delMinistro de la Gobernacin.

    11.- El Gobierno tena completa Informacin de lo que se preparaba. El Ministro espaol deAsuntos Exteriores, una semana antes de los sucesos, entrega una nota verbal al Embajadorde los Pases Bajos, de parte del Jefe del Estado, dndole cuenta de que el Gobiemo espaolno garantiza la vida de Don Carlos Hugo, ni de su esposa, doa Irene, si acuden a Montejurra

    POR QU?

    Estos sucesos de Montejurra 76, no han merecido en la historiografa de nuestra historia

    reciente la debida atencin para ser analizados y formular una o varias hiptesisexplicativas(5). Por parte de medios cercanos al Partido Carlista se formularon, entre otrasacertadas, hiptesis del tipo que la Operacin Reconquista tena entre sus objetivos:

    a) conseguir una victoria del bnker que respaldara polticamente al Gobierno Arias en su lneacontinuista de la Monarqua del 18 de Julio(6),

    b) recuperar el carlismo por parte de los sectores ms inmovilistas - en cuanto movimiento

    popular- para respaldar la consolidacin de tal monarqua.

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    Hiptesis que hemos considerado incorrectas tanto poltica como histricamente. Estashiptesis y otras que se hicieron en su momento no resultan vlidas a partir de queposteriormente los medios de comunicacin social y estudios realizados han desveladocuestiones como las siguientes:

    - De los implicados en los comandos agresores, el nmero de extranjeros es superior alestimado en su momento, la mayor parte de ellos trabajaban de una forma u otra para losservicios secretos del rgimen, antes, despus, y en el momento de los hechos de Montejurra.A partir de diciembre de 1975 han tomado parte en las acciones BVE y ATE, posteriormentealgunos de ellos trabajarn en las acciones GAL. Otros estaban implicados en las acciones delterrorismo negro en Italia.- Descubrimiento de la Red Gladio (su nombre oficial es "Comit de Coordinacin de la OTAN") en el otoo de 1991 en Italia. Sus implicaciones con el terrorismo negro en Italia.

    - Las relaciones de la masonera a travs de la Logia Propaganda Due (P-2) con la Red Gladioy los principales partidos italianos, principalmente el democratacristiano, el socialista y elsocialdemcrata, y la denominada "internacional fascista".- Licio Gelli, fundador de la P-2 , era de procedencia fascista pero en los aos cuarenta yahaba empezado a trabajar para los servicios de informacin de los ejrcitos ingls ynorteamericano, lo que le vali para no ser fusilado por los partisanos antifascistas.

    - Miterrand, masn desde 1933, fue durante algn tiempo Gran Maestre del Gran Oriente deFrancia, era de procedencia fascista y durante la ocupacin alemana fue colaboracionista. Lalogia P-2 perteneca a la misma obediencia masnica, el Gran Oriente de Italia.

    - Fraga, en la primavera de 1976, se entrevist con una comisin masnica, de la cual Ricardode la Cierva sospecha que posiblemente fuera de la P-2 .

    - Don Carlos Hugo se haba manifestado reiteradamente en contra de la adhesin de Espaa ala OTAN y de la permanencia de las bases militares USA en Espaa(7).

    - El vencedor de la crisis de junio de 1976 fue Surez y no Fraga.Las primeras reflexiones que plante sobre el tema fueron las siguientes:

    a) Independientemente de que el comando agresor y la comitiva que le segua hubierancumplido su objetivo tctico de hacerse con el Va Crucis, facilitando as el control del acto,hubieran proclamado en la cumbre su adhesin a la monarqua de Juan Carlos en la lneacontinuista de UNE, cercana a los planes indecisos de Arias, es posible que esta maniobraformara parte de otra de ms envergadura que a estos le les escapara(8). No consiguieronhacerse con el Va Crucis por un error de clculo, pensaron que la resistencia frente al

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    monasterio sera muy dbil, de ah que la mayor parte de la fuerza de polica y guardia civilestuviera en la campa error premeditado?B) Ante la cada del Gobierno Arias caben dos opciones:

    sta se produce como consecuencia del fracaso de la "operacin Reconquista" de Montejurra;la "operacin Reconquista" se plantea tambin con la finalidad de derribar al gobierno Arias, laimpopularidad del mismo como consecuencia del asunto subira. Desde esta ltima perspectivase consiguen los siguientes objetivos: invalidacin y descrdito de la lnea continuista de la"Monarqua del movimiento"; fracaso tctico del bnker, quemar la lnea reformista de Fraga,Vicepresidente del Gobierno; dar un nuevo golpe al Partido Carlista en el proceso deeliminacin poltica del mismo: acentuar imagen de divisin, dar una imagen de violencia,desactivar asistencia a Montejurra en siguientes aos principalmente de grupos familiares, etc.;invalidar polticamente a los disidentes de la lnea oficial del carlismo que por otra parte noforman un grupo homogneo, participaran o no, e independientemente de sus propsitos,intenciones y grado de conocimiento del alcance de la maniobra, en la "OperacinReconquista".

    C) Polisemia del trmino "democracia". La democracia es tambin la forma de dominacinpoltica propia de la burguesa que se corresponde a la hegemona del capital financiero en elinterior de esta, y el perodo histrico que corresponde a tal forma de dominio, burgus.

    D) El proceso de cambio poltico consistente en sustituir las estructuras de la dictadura por lasde una democracia formal tiene lugar sin que se produzca un "perodo revolucionario"; quenecesariamente no tiene por qu ser violento.

    METODOLOGIA1. Estado de la cuestin: informacin sobre la agresin e hiptesis interpretativas. La evolucindel carlismo en los aos 70.

    2. Factores nuevos que introducimos en el anlisis:

    La crisis del franquismo. Situacin internacional: crisis del imperialismo, geopoltica del mediterrneo. Interrelacin burguesa espaola e imperialismo.3. Formulacin de hiptesis alternativas:

    Hubo complicidad de los sectores de la oposicin democrtica relacionados con la masonera. Forma parte de una estrategia ms amplia con la finalidad de eliminar al Partido Carlista, aotras fuerzas de la nueva izquierda (OCEBR, PTE, LCR, OICE, ORT, principalmente) y alanarcosindicalismo del mapa poltico de la nueva Espaa democrtica, o al menos reducirlas ala mnima expresin.

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    El empleo de la violencia fascista en Espaa, que en estos momentos no es un estado dedemocracia formal, es una aplicacin de la "estrategia de la tensin" dentro de la estrategiageneral del "cambio democrtico". La Operacin Montejurra estuvo inspirada por los servicios secretos americanos.4.- Cuestiones a analizar:

    . Origen y finalidad de la violencia fascista ilegal en Espaa. Los servicios secretos del rgimen.

    . El desarrollo de la estrategia de la tensin en Italia. Resultados.

    . Relacin de E.E.U.U. con la violencia fascista. La Red Gladio y la logia masnica P-2, sus implicaciones en Espaa. La relacin entre los servicios secretos del rgimen y la oposicin.. La crisis poltica -del franqusmo. Contradiccin principal. Las nuevas contradicciones de ladictadura generadas por la poltica de crecimiento econmico e industrial,

    Estrategia de la burguesa espaola ante la crisis poltica del franquismo. Contradiccionesinternas, problemas a resolver El trato recibido desde el poder, durante los aos setenta, por el Partido Carlista y los dosprincipales grupos (P.S.P. y P.S.O.E.(r)) que conformarn la plataforma socialdemcrata.RESULTADOS Y CONCLUSIONES.

    La contradiccin principal de la crisis poltica espaola es la falta de adecuacin del aparato delEstado al propio desarrollo monopolista a que ha dado lugar, y a las dificultades que origina sunecesario proceso de integracin imperialista. La poltica de crecimiento econmico e industrial,aport nuevas contradicciones a la dictadura, que sta sera incapaz de resolver:

    a) inadecuacin entre una burguesa que se gua por los modelos avanzados de desarrollocapitalista y un estado de corte fascista incapaz de responder a las nuevas exigencias decrecimiento capitalista;

    b) la necesidad de abrir un rpido proceso de integracin econmico poltico en el ordenimperialista (Trilateral) y, en especial, en la regin europea (C.E.E., 0.T.A.N.);

    c) la incapacidad de la dictadura para impedir el auge ascendente de una movilizacin popularcomo consecuencia de la crisis social abierta en 1970.

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    A pesar que tanto la derecha franquista, como la no franquista, tienen un mismo objetivo, lacontinuacin del sistema capitalista, la burguesa pasa por una etapa de fraccionamientopoltico como consecuencia de la incapacidad del franquismo para adaptarse a los nuevoscondicionantes y a las opciones polticas distintas que respecto a ellos adoptan los diversossectores de la misma condicionados por factores como:

    a) la organizacin del Estado no sirve plenamente a los mecanismos de acumulacin capitalistaplena en el orden imperialista;

    b) la dictadura no sirve para destruir el movimiento obrero y popular ni para integrarlo ysubordinarlo polticamente;

    c) el mantenimiento de la dictadura no permite ya ordenar bien, sin crear nuevascontradicciones, los intereses diversos de los-diferentes-sectores de la burguesa, y en cambiola debilita por no poder contar sta con el apoyo de la pequea burguesa en proceso deradicalizacin poltica.

    En definitiva, el problema poltico tanto para los sectores dominantes del Estado como para elimperialismo, estriba en como desplazar, al movimiento de masas en el derrocamiento de ladictadura y, en definitiva como estabilizar un estado burgus democrtico. As pues, muertoFranco, la burguesa necesita crear una nueva legitimacin del poder mediante la implantacinde una democracia formal burguesa. Pero a pesar de su gran margen de maniobra no se halla

    frente al cambio democrtico en ptimas condiciones: no hay partidos ni programas claros,ausencia de instituciones configuradas, socialdemocracia insignificante(9), la organizacinpoltica est en la izquierda clandestina(10). De aqu la necesidad de un cambio gradualtemporalizado para controlar estrechamente su ruptura definitiva con el rgimen franquista. Talestrategia fue sugerida desde el imperialismo de un lado, y otro del Atlntico(11).

    No existe una "internacional fascista", entendida en el sentido de una organizacin centralizadaMultinacional. Existen varias organizaciones legales AGINTER PRESS, W.A.C.L. (World Anti-Communist League); utilizadas (como la agencia de Viajes Transalpino de Madrid, donde serealizaron las reuniones para la Operacin Reconquista y la agencia Oltremare italiana,relacionada con la embajada espaola; encubiertas como la Red Gladio ; ilegales como el

    Grupo Paladn, G.C.R., P.E.N.S., G.A.S., N.A.R., etc., dependientes en su mayor parte, o enestrecha relacin, con los servicios secretos y, especialmente, con la C.I .A. que aparece comoel denominador comn de la mayor parte de ellas. Hay que recordar que la C.I .A. a fines de laII Guerra Mundial rescat, para su servicio, junto con otros servicios de las potencias aliadas,las redes del espionaje nazi, y personas comprometidas con el nazismo y el fascismo italiano.Klaus Barbie, "el carnicero de Lyon", que fue uno de estos, est considerado como el principalreclutador de la Red Gladio.

    Existen los suficientes indicios cmo para sospechar que a partir de la revolucin del mayofrancs de 1968, la C.I .A. elabor un plan de estabilizacin del Mediterrneo para no verse

    obligada, en ltima instancia, a promover golpes militares en el sur de Europa como el de loscoroneles griegos de 1967. Lo que se considera documento fundacional de la "estrategia de latensin" LA NOSTRA AZIONE POLITICA, encontrado en los archivos de la seccin italiana de

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    la AGINTER PRESS est fechado en diciembre de 1968. La estrategia de la tensin sufrida porItalia a partir de sta fecha forma parte de este plan. La dictadura griega facilit en 1968 yposteriormente la imparticin de cursillos a los neofascistas italianos implicados en atentadosen Italia y en Espaa -incluida la agresin de Montejurra-; los cursillos realizados en Grecia en1974 los dirige nada menos que el hombre que sera el director de la estacin Madrid de laC.IA. cuando la intentona golpista del 23 F .

    La estrategia aplicada en Espaa, durante la transicin, consiste en la combinacin de lainstrumentalizacin de la violencia fascista y la violencia izquierdista (G.R.A.P.O., F.R.A.P.), yla tctica del "eurosocialismo", es decir favorecer el desarrollo y la implantacin de un partidosocialdemcrata(12)

    Los extranjeros que actuaron en Montejurra, no slo estn relacionados con los serviciossecretos espaoles, sino tambin con los italianos, la junta militar griega, Pinochet - para quien

    hacen algunos servicos -, P.I.D.E., e igualmente con la C.I .A., tanto va Italia (Gladio, P 2)como tambin en Espaa a travs de la empresa ASEPROSA (Asociacin de Seguridad yProteccin, SA.)(13) vinculada al sumario del 23-F, y posiblemente tambin de la misteriosaempresa AINSE (Ingeniera de Seguridad, Sociedad Annima).

    La relacin Logia P-2 con el Pentgono no ofrece ninguna duda. A inicios de los setenta Gellse entrevist en Roma con Alexander Haig, entonces comandante en jefe de las fuerzas de laO.T .A.N., y, posteriormente, Secretario de Estado de la administracin Reagan. De estareunin sali el dinero para financiar el grupo terrorista neonazi N.A.R. (Nuclei ArmatiRivolutionari)(14). Uno de los miembros del equipo de asesores de Haig, Michael Ledeen vivialgunos aos en Italia y fue acusado, en la comisin parlamentaria que investigaba la P-2 , de

    ser agente de la C.I .A.; Ledeen es miembro del denominado Centro de Estudios EstratgicosInternacionales de la Universidad d Georgetown. Vernon Walters (15), subdirector de la C.I .A.(1972-1976), visit en 1981 Guatemala como "embajador de buena voluntad", sin embargo almismo tiempo representaba a una empresa relacionada con el Banco Ambrosiano denominadaBasic Resources International S.A. (BRISA), que tena la concesin de la extraccin depetrleo en este pas, Walters solicit y obtuvo de la junta militar autorizacin para exportarms petrleo.

    La violencia fascista ilegal en Espaa, salvo raras excepciones, est organizada desde el poderdel Estado. Sus inicios fueron la creacin de Defensa Universitaria en 1963 organizada por el

    coronel Quintero Moreno. Posteriormente, en el otoo de 1968, se organiz la "OperacinCanad", para neutralizar el mal ejemplo del mayo francs en las universidades espaolas. Deest experiencia, que ampliara sus campos de accin, surgira el Servicio Central dePresidencia del Gobierno, considerado por diversos medios como una simple filial de la C.I .A..Los asistentes a los primeros cursos de formacin de colaboradores, impartidos por el Servicio,fueron seleccionados por Blas Piar. Ya en 1973 algunos medios de informacin secuestionaban a qu fines serva la violencia neofascista, "la escalada ultra", en Espaa (16). ElServicio, entre otras tareas, se dedicaba a la desinformacin e intoxicacin mediante laconfeccin de lo que llamaban "propaganda negra"(17). Como colaboradores lleg a tener unpequeo ejrcito privado de cerca de un centenar de neofascistas italianos y exmiembros de laO.A .S. refugiados en Espaa, encabezados por Stefano Delle Chiaie y Jean Pierre Cherid(18). Ms tarde, tras la Revolucin de los Claveles en Portugal y la llegada de Lpez Rega aEspaa, increment el nmero de profesionales con miembros de la P.I .D.E. portuguesa y de

    la Triple A argentina. Pero, al parecer, no deban ser bastantes para la Operacin Montejurra ,ya que el sbado da 8 de mayo lleg un microbs de matricula italiana al Hostal Irache.Durante los primeros aos de la transicin la violencia neofascista y los ataques escritos de los

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    rganos periodsticos del bnker, Fuerza Nueva, El Alczar, Brjula, hacan ms creble lavoluntad democratizadora del Gobierno. Por otra parte esta violencia y los "ruidos de sables" nosolo daban una coartada democrtica al Gobierno, sino que tambin creaban una cortina dehumo en la opinin pblica que ocultaba los verdaderos problemas polticos del cambiodemocrtico.

    La "Operacin Montejurra" es una conspiracin compleja. En su desarrollo cada sector queinterviene lo hace con sus propios fines. Cada sector instrumentaliza , o intenta hacerlo, alsector con que entra en relacin y as sucesivamente. Fraga, en su aspiracin a sustituir aArias, intent ganarse para sus fines al bnker. Otros que permanecieron en segundo plano,aprovecharon este error de Fraga. En sucesivas campaas electorales Fraga y Surez hanesgrimido acusaciones, el uno contra el otro, pasndose la responsabilidad de estos hechos.

    En Montejurra no se utiliz la violencia porque fallara la parte poltica de la Operacin que se

    deca se proyectaba (hablar Don Sixto y dar la imagen de que el sector mayortario del carlismoestaba con l (19), y la operacin se le fuera de las manos al Gobierno. Todo lo contraro, elinicio de la operacin ya fue violento (el ataque frustrado frente al Monasterio), pero por unaparte se prometi a comprometidos con Don Sixto que la Guardia Civil pondra controles - quelos puso - para impedir el paso de miembros del partido hasta el Monasterio y a la campa yque, en caso de enfrentamiento, tendran apoyo de la fuerza uniformada, y por otra se decidique la fuerza pblica uniformada no intervendra para apoyarlos (20). Esto ocasion quepublicaciones como Brjula y Fuerza Nueva hablaran de traicin, e Iglesia Mundo deincumplimiento de promesas. El grupo que acompaaba a Don Sixto no poda ser msheterogneo y diverso, agentes del Servicio de Documentacin de Presidencia del Gobierno,sus "colaboradores" italianos, argentinos de la Triple A , PIDES portugueses, fascistas croatas,miembros de los escuadrones de la muerte brasileos, y toda la variedad del fascismo espaol,directivos de Unin Nacional Espaola, como los hermanos Oriol y Ramn Merino, y, entre

    unos pocos centenares, apenas dos o tres docenas de escindidos del Partido Cadista, la mayorparte durante los aos 1972 a 1974 (21), ni siquiera estaban representadas a titulo personaltodas las escisiones del carlismo

    Por una parte, forma parte de una estrategia a largo plazo, ya existente, para eliminar al PartidoCarlista (22); estrategia que, durante la transicin, se manifiesta no slo en el Montejurra 76,sino tambin en el Montejurra 77, en la expulsin de Doa Mara Teresa de Borbn y lanegativa en Barajas a Don Carlos Hugo de entrar en Espaa, durante la primavera de 1976,apaleamientos de miembros del Partido por parte de polica uniformada e "incontrolados",prohibiciones de actos, se revientan actos que han sido autorizados mediante la provocacinde "incontrolados" que justifiquen la intervencin violenta de la polica, detenciones de carlistasannimos, amenazantes a responsables del Partido y a los abogados que representan a laacusacin en el sumario de Montejurra, ilegalizacin del Partido hasta ya celebradas lasprimeras elecciones generales, y una campaa de silencio en los medios de comunicacin entodo lo referente al mismo(23).

    Por otra parte, forma parte de la maniobra destinada a eliminar a las vanguardias de Izquierdaque operan en el movimiento de masas, de cara a dejar el campo libre para la implantacin dela plataforma socialdemcrata que se est construyendo con la colaboracin del Servicio deDocumentacin de Presidencia del Gobierno y la ayuda financiera del extranjero, en esteproceso democratizador por plazos. Casos como el resultado de las huelgas de Roca, Motor

    Ibrica, y las operaciones de la falsa reconstruccin de la F.A .I. y el asunto del Scala son bienilustrativos. Por otra parte las acciones violentas de los misteriosos e instrumentalizadosGrapos, a la vez que eliminaban a significados demcratas, proporcionaban la coartada para

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    detener a cientos de militantes de izquierda que no tenan ninguna relacin con los hechos. Asse estabiliza un pas que, si no es el eslabn ms dbil de la cadena imperialista, al menos, esel ms valioso entre los eslabones dbiles: la dcima potencia industrial del mundo.

    No hay razones para descartar la implicacin de la C.I .A., la accin de esta se manifiesta tantoen la participacin de la Triple A argentina (Lpez Rega) y del neofascismo italiano vinculado ala Gladio (24) y la P-2 , como con su relacin con la empresa ASEPROSA ya que, al menos, unmiembro del comando agresor perteneci a la plantilla de esta empresa. Posteriormente estapersona fue guardaespaldas de Fraga.

    ALGUNAS CUESTI0NES PENDIENTES POR ACLARAR

    Gelli, el jefe de la P 2, viaj a Espaa dos veces para entrevistarse con Lpez Rega sobre lapreparacin de la "Operacin Montejurra". Se entrevist con ms personas? Cules?El 30 de abril, apenas una semana antes de Montejurra, Fraga se entrevist con FelipeGonzlez, encuentro del que no fue informado en su totalidad Arias Navarro, y "expuso a losmiembros del Partido Socialista cules eran sus intenciones polticas y su programa" (25). Leexpuso sus intenciones sobre la "Operacin Reconquista"?

    ANEXO1. Relacin de extranjeros identificados en Montejurra 1976

    ALMIRN SENA, Rodolfo Eduardo (a) "El Pibe"; BENVENUTO DI FU GIUSEPPE, Pietro;BERRA, Emilio, (a) ''El Chacal; CALZONA, Giuseppe (Mario LETI); CAUCHI, Augusto;CHERID, Jean Pierre; CHIAIE, Stefano Delle; CONCUTELLI, Pier Luigi; COURAU, Henri;FRANCIA, Salvatore; GATELLI, Loris; LABIA, Jos Vicente; LAURO, Adolfo; MASSAGRANDE,Elio; MOLINOS, Alberto; MORALES, Juan Ramn; PELLEGRINI, Mario; POZZAN, Marco;TEDESCHI, Mauro; ZAFFONI, Francesco.2. Relacin de extranjeros que posiblemente estuvieron en Montejurra, pero qu no han sidoidentificados:

    BOCCARDO ROMAN, Jos Mara; BUGETTI, Eduardo; CAMPO, Flavio; CICUTTINI, Garlo;ESPOSTI, Giancarlo; FARQUASONHN, Edwar, (a) "El Ingls"; FREDA, Franco; GIANNETINNI,Guido; GRAZIANI, Clemente; GROCCO, Sandra; MASSIMO, Fabio; MELLI, Mauro; MONTES,Hctor; PALLADINE, Carmine; PETRONE, Luciano; PINGA, Giorgio; POMAR, Eliodoro; RICI,Mario; ROGNONI, Giancarlo; ROVIRA, Miguel ngel; SICCONE, Guido; STEFANO, BrunoLuciano; TISEI, Aldo; VALLANZAS, Renato; VENTURA, Giovanni

    BIBLIOGRAFIAAGOSTA SANCHEZ, Jos, Crisis del franquismo y crisis del imperialismo. Aproximacin a lacoyuntura poltica espaola, Barcelona, 1976.BERNLDEZ, Jos Mara, El patrn de la derecha (Biografa de Fraga), Barcelona, 1985

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    CIERVA, Ricardo de la, Misterios de la Historia , Barcelona, 1991.

    DAZ HERRERA, Jos y DURAN , Isabel, Los secretos del poder: Del legado franquista alocaso del felipismo. Episodios inconfesables, Madrid,1994

    FLORENTN, Manuel, Gua de la Europa negra. Setenta aos de extrema derecha, Barcelona,1994

    GURWIN, Larry, El caso Calvi La muerte de un banquero, Barcelona, 1984.

    INFORME MONTEJURRA76, Bayonne, Irnprimerie Gayaumet, 1977

    LPEZ ROD, Laureano, Claves de la transicin. Memorias IV, Barcelona, 1993.

    LPEZ AGUDN, Femado, "La recomposicin poltica de la derecha", ZONA ABIERTA, 17,noviembre-diciembre 1978, pgs. 23-30.

    LOVELACE, Ricardo, "La economa espaola hacia el capitalismo desarrollado", ZONAABIERTA, 19, marzo-abril 1979, pgs. 21-36.

    LUTIS, Giuseppe De, Storia dei servizi segreti in Italia, Roma, 1991.

    MARTN DE POZUELO, Eduardo; BORDAS, Jordi; TARN Santiago, Gua de la corrupcin,

    Barcelona, 1994. Prlogo de Baltasar Garzn.

    MARTN VILLA, Rodolfo, Al servicio del Estado, Barcelona, 1984.

    MEDINA, Francisco, Las sombras del poder. Los Servicios secretos de Carrero a Roldn,Madrid, 1991:

    MELI, Josep,"As se desmont el franquismo" Historia 16, 115, noviembre 1985, pgs. 19-26.

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    MIRALLES, Melchor y ARQUES Ricardo, Amedo. El Estado contra ETA, Barcelona, 1995.MORAN, Gregorio, El precio de la transicin, Barcelona, 1991

    MUNIESA, Bemat, "Las legitimaciones del franquismo y la quiebra de la conciencia

    democrtica",REVISTA MENSUAL /MONTHLY REVIEW, abril-mayo-junio 1980, vol. 3, pgs. 6-18.

    OSORIO, Alfonso, Trayectoria poltica de un ministro de la Corona , Barcelona, 1980.

    PREZ GALDS, Federico, Los papeles secretos del golpe. La trama civil, Madrid, 1982.

    PRESTON, Paul, "La crisis del franquismo", Historia 16, extra XXV, febrero 1983, pgs. 89-129.

    RAMIREZ, Luis, "Morir en el bnker", HORIZONTE ESPAOL 1972, Pars, 1972, vol. 1, pgs.12-13.

    REVERTE, Jorge M., "La polmica sobre el imperialismo en Espaa", Transicin, 4, enero1979, pgs. 55-56.

    REVERTE, Jorge M., "La crisis econmica en Espaa", ZONA ABIERTA, 6. 1976, pgs. 3-14.

    SAN MARTN, Jos Ignacio, Servicio Especial, Barcelona, 1913.

    SARRET, Josep, "Entrevista con Philip Agee", El viejo topo, 28, enero 1979, pgs. 26-28.

    SCHMIDT, Michael y VIDAL Csar, La Alemania neonazi y sus ramificaciones en Espaa yEuropa, Madrid, 1995.

    VZQUEZ MONTALBAN, Manuel, "Entre la pulga y el len: La Transicin sangrienta", Tiempode Histeria, 72, noviembre 19.19, pgs. 1 20-121.

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    VILAR, Sergio, Historia del antifranquismo 1939-1975, Barcelona, 1084.

    VILAR, Sergio, "La oposicin a la dictadura franquista", Histora 16, extra XXV, febrero 1983,Pgs. 61-88.

    YNFANTE, Jess, El ejrcito de Franco y de Juan Carlos; Pars, 1976.

    HEMEROTECA:

    Alternativas, Cambio 16, Cuadernos para el dilogo, El Viejo Topo, Historia 16, Guadiana,Intervi, Opinin, Posible, Revista Mensual/Monthly Review, Ruedo Ibrico, Teora y Prctica,Tiempo de Historia, Transicin, Tribuna, Triunfo, Zona Abierta, Diario 16, El Mundo, MundoDiario, La Vanguardia , El Pas.

    ==============================================================================NOTAS DEL TEXTO

    1.-YOLDI, L.;La bolsa por el cambio controlado, Cuadernos para el dilogo, 158, 8 de mayode 1976; M. P., "BOLSA: EL POR QUE DE LA CADA ", Mundo Diario, 13 de mayo de 1976.2.-Entre los artculos y notas de prensa publicadas hay que destacar el de, por entoncesmilitante comunista, Jordi Sol Tura , "Montejurra", Mundo Diario, Barcelona, 13 de mayo de1976.

    3.-El Pensamiento Navarro, 13 de mayo de 1976.

    4.-Carta de Francisco Elas de Tejada a Ignacio Romero Raizbal, Sevilla, 6 de agosto de1972. Copia de la misma en el archivo de Elas de Tejada de la Fundacin ELIAS DE TEJADA

    Y PERCOPO, de Madrid. Reproducimos literalmente el prrafo referente a la cuestin: "DonJavier y Len Blum no resultan, como aseveras en la pgina 79, "dos campeones mximos endos campos opuestos" sino dos amiguetes ideolgicos sentados en el mismo banco, porsupuesto que Don Javier a la izquierda lindando con el anarquismo". Es Enrique Tierno nadamenos, quien me deca hace tres meses que l podra dialogar con todos los grupos, sinexcepcin de Blas Piar o de los comunistas pero con la excepcin de los 'hugonotes'; porquedon Hugo es un anarquista que slo sirve para destruir.

    5.- Al menos, nosotros no conocemos nada sobre el particular.

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    6.- Creemos que mejor llamarla la Monarqua del 1 de Octubre.

    7.- las ltimas declaraciones de Don Carlos Hugo sobre el tema, antes de Montejurra 76 estnpublicadas en la revista Guadiana, nm. 53, 4/10 de mayo de 1976.

    8.- Esta instrumentalizacin no los exculpa de sus responsabilidades, entre ellas la de las dosmuertes y las decenas de heridos.

    9.- Cuando se constituye el P.S.I., despus P.S.P., en 1968, apenas supera la dos decenas demiembros, DIAZ, E., Socialismo en Espaa: el Partido y el Estado, Madrid, 1982, pg. 94, cit.por VILAR, S., Historia del antifranquismo 1939-1975, Barcelona, 1984, pgs. 384 y 385. ElPSOE a fines de 1975 anda por los 200 miembros, LPEZ ROD, L., Claves...Memorias IV,

    pg. 173.

    10.- Segn unas declaraciones de Jos Mara de Areilza, los dos nicos partidos, compactos,articulados y disciplinados eran los dos P.C., el Partido Carlista y el Partido Comunista,Actualidad Econmica, 735, 15 de abril de 1972. pg. 68.

    11.- El Gobierno Ford aconsej a Don Juan Carlos sobre la conveniencia de "ir despacio" en laimplantacin de los cambios polticos y hasta ha fijado una moratoria de "dos aos",

    Washington Post, 25 de noviembre de 1975, cit. en Teora y Prctica, 7, mayo 1977, pg. 53. Acomienzos de enero de 1976 Lpez Rod comentaba al general Armada la coincidencia deopinin entre el Ministro de Asuntos Exteriores austriaco, Giscard d'Estaing y Walter Scheel:"cuando los gobiernos europeos nos piden apertura, lo que pretenden es que abramos unarendija pero no la puerta de par en par", LPEZ ROD, L., Claves ...Memorias IV, pg. 215

    12.- Sobre esto reconozco la valiosa ayuda de los artculos de Femando Gonzlez publicadosen Triunfo, especialmente "Los extremismos tiles", en el n 773, 12 de febrero de 1977.

    13.- Una de las principales tareas de ASEPROSA era la vigilancia y seguridad de los dirigentesy sedes del partido de Manuel Fraga iribarne. Pero en realidad este fin encubra susverdaderas actividades, es decir, la investigacin y vigilancia de persones que militaban enotros partidos. Para estas labores contaban con policas y oficiales del Ejrcito, as como conmiembros de organizaciones ultraderechistas.

    14.- El atentado de la estacin de ferrocarril de Bolonia el da 2 de agosto de 1982 fue obra deeste grupo.

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    15.- En 1982 era consultor de una compaa norteamericana presuntamente implicada en laventa de armas a Marruecos.

    16.- La organizacin de la violencia fascista en Espaa est descrita muy significativamente por

    Luis Ramrez:

    El almirante busca al notario. Le explica que tiene una muy mala opinin l y de su gestin.

    Usted ha abierto las puertas del poder al Opus.

    -Y a quin se las iba a abrir, dgame usted, don Blas ?

    A partir de esta clarificacin hay un contacto permanente entre Blas Piar y Carrero Blanco conmaquiavlica utilizacin por parte de Lpez Rod. El cardenal Richelieu del rgimen opina queuna ultraderecha es una excelente jugada poltica porque as el gobierno quedaautomticamente en el centro. Nuevamente el periodista oficioso Emilio Romero proclama ysanciona la situacin : tenemos, derecha (Blas Pifiar), tenemos centro (el gobierno), nos faltaizquierda". RAMIREZ, Luis, "Morir en el bnker", HORIZONTE ESPAOL 1972, Pars, RuedoIbrico, 1972, vol. 1, pg. 12.

    17.- En el caso concreto de la lucha contra el Partido Carlista, editaba dos boletines que sepresentaban como resultado de escisiones -falsas- carlistas, Nou Requet, que seconfeccionaba en Barcelona, y Txapelgorri, editado en Bilbao; tambin en Madrid otrodenominado ILE INFORMACION LIBRE ESPAOLA, destinado a atacar al Partido Carlista y alPartido Comunista; a este boletn se debe la acuacin del trmino "carlismo-leninismo".

    18.- Este fue el responsable del G.A.L. hasta su muerte en 1984.

    19.- No slo no pronunci ningn discurso, sino que este supuesto discurso que iba apronunciar nunca ha sido impreso.

    20.- El da 5 de mayo de 1976, el gobernador civil de Navarra cen con Gonzalo Fernndez dela Mora , dirigente de U.N.E, y perfilan detalles sobre la operacin, segn testigos presencialesall se coment "No habr problemas, la Guardia Civil tiene rdenes de no intervenir",ZULOAGA, Paloma y otros, "MONTEJURRA 76 Hay ms culpables?, Opinin 16, 22 de enerode 1977.

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    21.- Que precisamente fueron los reconocidos por los miembros del Partido Carlista.

    22.- Al menos desde 1964, para facilitar la sucesin de Franco en la figura de Don Juan Carlosde Borbn, aunque esto supusiera que los sentimientos vasquistas y foralistas se canalizaran

    por una opcin poltica, diferente del Partido Carlista, de contenido antiespaol. GOMEZESCORIAL, A., "El informe que pidi Carrero Blanco", La Vanguardia , 8 de febrero de 1980.

    23.- Esta prohibicin de informar sobre el Partido Carlista la reconoce explcitamenteelperiodista Lalo Azcona en Reporter, 29, 7 de diciembre de 1977.

    24.- Para el diputado de Izquierda Unida, Antonio Romero, la agresin de Montejurra es la"evidencia emprica" de que la Red Gladio y, por tanto, la C.I .A., operaba en Espaa. La

    Alternativa. Boletn informativo de las reas, Izquierda Unida, 5, diciembre de 1990.25.- BERNALDEZ, J.Ma., El patrn de la derecha. Biografa de Fraga, Barcelona, 1985, pg.187.

    ULTIMA DENEGACION HASTA AHORA17.07.2001

    Ministerio del Interior NUM_ DE REC. 4667/2001

    Secretara General Tcnica SECCION 10CB/MCA

    Subdireccin General de Recursos S/REF.1741

    S U B . G R A L . A T E N . C IU D A D A N O YASIST.VICTIM..TERRORISMO

    VISTO el recurso de reposicin interpuesto porDOA MAGDALENA PELLEJERO MARTINEZ, contra resolucin de 1/03/2001 y analizadoslos siguientes:

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    ANTECEDENTES DE HECHO

    PRIMERO.- DOA MAGDALENA PELLEJERO MARTINEZ solicit indemnizacin al amparode la Ley 32/1999, de 8 de octubre, por el fallecimiento de su hijo el 9/05/1976, a consecuenciade los incidentes ocurridos con ocasin de la subida anual a la cumbre de Montejurra desde elMonasterio de Irache (Navarra), al enfrentarse dos grupos de ideologascontrapuestas

    existentes en el Partido Carlista.

    SEGUNDO.- Mediante resolucin dictada por esta Subsecretara, de fecha 1/03/2001, sedesestim la pretensin interesada al no estar contemplados los hechos invocados en elmbito de la Ley 32/1999, de 8 de octubre.

    TERCERO.- Contra la expresada resolucin, la interesada interpone recurso de reposicin,alegando que el autor o autores de los hechos estaban organizados como banda o grupoarmado, que los hechos renen los caracteres de acto de terrorismoy que fu perpetrado porpersonas que actuaron con la finalidad de alterar gravemente la paz y seguridad ciudadana.

    As mismo expone que, cuando su hijo fue asesinado no poda atacarse ningn orden

    constitucional, ya que vivamos bajo una dictadura y que la Audiencia Provincial que conocilos hechos, decret el archivo de las actuaciones al aplicarla Ley de Amnista en 1977.

    FUNDAMENTOS DE DERECHO

    PRIMERO.- El artculo 2 de la Ley 32/1999, de 8de octubre, de Solidaridad con las Vctimasdel Terrorismo, establece en su n 1 el mbito de aplicacin de la misma, en los siguientestrminos; Las vctimas de actos de terrorismo de hechos perpetrados por persona o personasintegradas en. bandas o grupos armados o que actuaran con la finalidad de alterar gravementela paz y seguridad ciudadana tendrn derecho a ser resarcidas por el Estado....

    Los supuestos en los que se reconoce a las vctimas el derecho a las indemnizacionesprevistas por la Ley , son pues tres: a) actos de terrorismo; b) hechos perpetrados por personao personas integradas en bandas o grupos armados y c) hechos perpetrados por personas queactuaran con la finalidad de alterar gravemente la paz y seguridad ciudadana.

    El primero de dichos supuestos no ofrece dificultad interpretativa alguna, por su mismaevidencia. Est perfectamente claro, no ya para el operador jurdico, sino para el comn de losciudadanos, lo que es un acto terrorista. .

    El segundo y tercer supuestos si plantean una inicial dificultad, nacida de la aparenteambigedad de los trminos que el precepto utiliza: hechos perpetrados por personasintegradas en "bandas o grupos armados", o que pretendan "alterar gravemente la paz yseguridad ciudadana", porque un determinado criterio interpretativo podra llevar a laconsideracin de que las caractersticas y motivacin del acto terrorista, no seran precisaspara reconocer el derecho a las indemnizaciones previstas en la Ley 32/1999, cuando setratase de hechos cometidos por bandas armadas o que alterasen la paz y seguridadciudadana

  • 8/14/2019 DOCUMENTOS CARLISTAS

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    Tal interpretacin debe ser rechazada. porque conducira a una inadmisible ampliacin delmbito de aplicacin de la Ley , no prevista ni deseada por el legislador, y que ira en contra delespritu y el tenor literal de la norma.

    El articulo citado se ha redactado as con un propsito muy claro; que comprenda todas lasmodalidades o tipos de la actividad delictiva terrorista, incluso desde una perspectiva histrica yno estrictamente referida al ordenamiento penal vigente.

    Desde esa perspectiva histrica, y teniendo en cuenta el mbito temporal de aplicacin de laLey , tiene sentido la utilizacin del trmino "hechos perpetrados por persona o personasintegradas en bandas a grupos armados", luego de emplear el de `'actos de terrorismo",seguido de la conjuncin disyuntiva "o".

    As, en el Real Decreto-Ley 3/1979, de 26 de enero, sobre Proteccin de la SeguridadCiudadana , se mencionan articulo 3, los delitos "cometidos por persona o personasintegradas en grupos o bandas organizados y armados y sus conexos", junto con delitos deterrorismo, a efectos de someterlos, en su enjuiciamiento, a determinadas normas procesales,y en la Ley Orgnica 9/1984, de 26 de diciembre, contra la actuacin de bandas armadas y deelementos terroristas y de desarrollo del artculo 55.2 de la Constitucin , se dispone -articulo1- que la Ley "es de aplicacin a las personas integradas en bandas armadas o relacionadascon actividades